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Introducción
La profecía es un anticipo de la historia. La historia es una revisión retrospectiva de la profecía. Y en ningún otro libro de la Biblia estos aspectos están más entrelazados que en los libros de Daniel y el Apocalipsis. Recibimos profecías que se relacionan con el período en que se escribieron los libros, y otras que se dieron para el denominado “tiempo del fin” o “los últimos días”.
Según la revelación profética, ya estamos viviendo en el llamado “tiempo del fin”. Esto significa que los mensajes de Daniel y el Apocalipsis están dirigidos especialmente a nosotros. Vemaos algunas de las razones por las que debemos estudiar cuidadosamente el libro de Daniel: a. Porque es inspirado por Dios: Ningún mortal puede conocer el futuro, a menos que Dios se lo revele. Y a Daniel le fue revelado parte de ese futuro. Se le revelaron, al menos, 2.500 años de historia. Estudiar el libro de Daniel es desentrañar los acontecimientos que aún nos esperan; no como los “videntes” de la modernidad que, por medio de “vaticinios” y predicciones descabelladas, tratan de adivinar lo que sucederá, sino al conocer el futuro revelado por el Señor de la historia, que conoce el fin desde el principio (Isaías 46:10).
b. Porque está dirigido especialmente a quienes viven en los úl-
timos días de la historia: El libro aborda la historia y la profecía. La parte profética, según el ángel Gabriel, le fue velada a Daniel, y el conocimiento de estas profecías solo sería posible en el tiempo del fin, es decir, en nuestros días, como veremos con más detalle.
c. Porque brinda esperanza y optimismo en un momento de crisis sucesivas, violencia y confusión de valores y creencias:
Nunca en la historia de la humanidad habíamos visto a tanta gente deambular sin rumbo fijo. Vidas vacías, solitarias, sin sentido. Estudiar el libro de Daniel es recibir una sobredosis de
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esperanza y fe. Es encontrar significado no solo en la historia secular, sino en nuestra propia historia. Es descubrir que hay un Dios que ama y cuida paternalmente a sus hijos, incluso cuando hay hornos ardientes y leones. d. Y, además de todo lo dicho, porque Dios mismo lo indicó: En el Antiguo Testamento, hablando de la justicia de sus castigos contra los pecadores, Dios declaró: “Aunque Noé, Daniel y Job estuvieran allí [la tierra en pecado], su justicia los salvaría solo a ellos y no a ningún otro, dice el Señor Soberano” (Ezequiel 14:14, NTV). Jesús, en su discurso profético sobre el fin del mundo, pone especial énfasis en el libro del profeta. Mateo 24 es un capítulo de pura profecía y, al mismo tiempo, parece una crónica actualizada de nuestros tiempos. Luego, Jesús llama la atención sobre el libro de Daniel y los hechos que allí se anuncian (Mateo 24:15).
Quienes consideran que Daniel y el Apocalipsis son auténticos y verdaderos, defienden la literatura apocalíptica de la Biblia como una forma de profecía predictiva. Esto se distingue principalmente por algunas razones: a. Narración de las visiones tal como fueron vistas. b. Uso de símbolos predominantemente como vehículos de revelación que son interpretados (como en el caso del carnero y el macho cabrío de Daniel 8), o no (como con la mujer vestida de sol de Apocalipsis 12). c. Predicción del futuro del pueblo de Dios (Israel en el Antiguo Testamento y la Iglesia en el Nuevo Testamento) en relación con las naciones de la tierra en el momento de la venida del Mesías. d. Estilo en prosa (no poético) que caracteriza las otras porciones proféticas del Antiguo Testamento.
Por excelencia, el libro de Daniel es un libro profético, como lo es el Apocalipsis. Pero ¿cuáles son los propósitos de la profecía? Podemos destacar dos: (a) Permitir que el pueblo de Dios se prepare para el futuro y (b) que al ver el cumplimiento de las profecías en la historia secular, acrecentemos nuestra confianza en la Biblia como la Palabra inspirada de Dios.