diatos» que los del cine de atracciones. Esto lo explica diciendo que el cine de atracciones dependía de mostrar algo que «realmente había sucedido», por lo cual la verdadera maravilla era la cámara que había podido capturar ese momento, mientras que en el cine narrativo se presentan ficciones de las que no se espera realidad y, por lo tanto, el asombro será menor a menos que existan instantes visuales que logren ese asombro (Bolter y Grussin 156). Como se observa, existe una tensión entre los dvfx y lo que se considera la narrativa clásica o tradicional que una cinta, que llega a la salas, debe tener si se siguieran al pie de la letra los preceptos, la teoría clásica o, por lo menos, la teorizada hasta antes del paradigma digital. Lo que intentamos sostener aquí es que este debate se lleve a otro lugar, uno que logre desprenderse de la idea de una narrativa tradicional, y se interrogue a sí mismo sobre qué otras posibilidades narrativas, no narrativas, espectaculares, transmediáticas, experienciales o visuales puede explotar el cine que emplea efectos y dispositivos digitales para su realización: por ello consideramos muy importante interrogar al cine como episteme, como mediación y como práctica.
Nuevas narrativas: nuevos espectadores En vista de que las prácticas espectatoriales son también mediadas por la digitalización, resulta relevante analizar la manera en la que el cine ha construido a su propio espectador. El cine, como institución y medio, concibió y ha modificado con el paso del tiempo, sus modos de proyección, los cuales hoy más que nunca han sufrido, de la mano de las mediaciones de la digitalización, profundos cambios, dejando de lado una concepción respecto a entender el cine como un simple objeto artístico que interpela de ciertas maneras al espectador visual —cada vez más «entrenado» o «educado» en la recepción del medio. Es relevante analizar —también— cómo se construyó históricamente esa «audiencia modelo», la cual, debido a las modificaciones en el lugar y modo de recepción, pide ser replanteada bajo otros términos. Sin duda el espectador contemporáneo le debe mucho a las primeras prácticas cinematográficas, tanto formales como socioculturales, pero
Universidad de las Américas Puebla
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