¿Quiénes ganan las mejores becas del gobierno?
Determinación, sacrificio y recompensa
de un estudiante
del GAR
No es fácil, aunque te guste estudiar y tengas las mejores calificaciones. Desde el examen del ENES hasta el momento en que despega el avión hacia un mundo desconocido, la vida de un bachiller del Grupo de Alto Rendimiento cambia radicalmente en cuestión de meses. Aquí la aventura de un joven que no se dejó desanimar por nada ni por nadie
G
abriel Almeida obtuvo 950 sobre 1000 puntos en la prueba de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología e Innovación (Senescyt), por ende, forma parte de los 137 estudiantes que estudiarán becados en universidades del extranjero. Él viajó hacia Estados Unidos y cursará ahí los cuatro años que dura su carrera de cine. El becado y sus padres conversaron de qué hicieron y cómo decidieron seguir con el programa del Grupo de Alto Rendimiento (GAR). Eduardo Almeida y Mónica Baroja miran al vacío cuando piensan en la partida de su hijo Gabriel, de 19 años. Viajará desde Quito hacia Chicago (Estados Unidos) para estudiar cine con una beca que le otorgó el gobierno, a través del programa Grupo de Alto Rendimiento (GAR). “Él siempre decía que iba a salir, que no iba a estudiar en el Ecuador”, explica su madre. Mónica recuerda que cuando nació Gabriel, el tercero de sus hijos, ella trabajaba y sus otros dos hijos tenían siete y nueve años. Una cuñada le ayudaba a cuidar al bebé. “Desde que nació me tocó trabajar. En la mañana me dedicaba a él, en la tarde a los hermanos”, cuenta mientras se sienta en un sillón, entre Gabriel y su esposo Eduardo. Viven desde hace un año en Pomasqui, en una casa con un ventanal desde donde se ve el
cerro Casitahua. Antes residieron por 26 años en el barrio Obrero Independiente (centro occidente de Quito). Gabriel siempre fue destacado en los estudios, según su mamá. “Tenía una medalla después de cada trimestre y demostró que no solo iba a ser el mejor en la escuela”. Los tres hijos estudiaron en el colegio Don Bosco, ubicado en La Tola, en el centro de la capital. Con voz alta, el padre, interviene para reiterar que Gabriel “casi permanentemente tenía la medalla por mejor alumno de toda la institución; en todo momento se destacaba”. Gabriel era tutor de los estudiantes en la escuela. Nunca dejaba la lectura y le gustaba la guitarra. “Empecé a leer a los 10 años y luego se me volvió adicción. En el colegio estuve en cursos de oratoria. A los 14 años asistí a ensayos literarios en la Casa de la Cultura”, dice el becado.
PRUEBA Y NIVELACIÓN “En sexto curso, todos estaban asustados para la prueba del Senescyt que fue en febrero. Algunos compañeros tomaron cursos desde octubre. Me asusté, porque todos en el colegio estaban estudiando, también dos semanas antes tuvimos repasos generales. Yo di pruebas en la Universidad Católica para Sicología, y como me fue bien fui a dar tranquilo la prueba”, recuerda Gabriel.