Julio Zadik, Estate Julio Zadik
CONTENIDO pág. 11 EDITORIAL pág. 14 ¿INFANCIA SIN JUGUETES? UNA BREVE EXPLORACIÓN DEL JUGUETE EN LA ÉPOCA PREHISPÁNICA
Luisa González-Reiche pág. 26 LOS JUGUETES POPULARES Y TRADICIONALES DE GUATEMALA
Ofelia Columba Déleon Meléndez pág. 42 DIVERSIONES TRAS LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Anibal Chajón pág. 58 EL JUGUETE, TERRITORIO ESTÉTICO
Jaime Moreno pág. 72 ACTIVIDADES DE FUNDACIÓN G&T CONTINENTAL pág. 80 TRADUCCIÓN
Ronrones de papel y plumas
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EDITORIAL GALERÍA GUATEMALA Junta Directiva Estuardo Cuestas Morales Carlos Enrique Zea Flores Federico Linares Martínez Ernesto Townson Delcore Jorge Montes Córdova Mario Estuardo Montes Granai María Olga Granai de Zoller Mario Granai Fernández Carlos Díaz-Durán O. María Sara Aguirre Carlos Granados Moreno Dirección Ejecutiva Mariflor Solís Subdirección Ejecutiva Roberto Broll Edición Beatriz Quevedo Producción Anita García Ortiz Diseño Ximena Chapero Asistente Mónica Chávez de Palma Gestión Andrea Barrios de Correa Iracema Guzmán Distribución Casa del Libro, Olinka (Hotel Vista Real), Galería El Attico, Tienda El Chayal, Museo Popol Vuh, Museo Ixchel, Casa MIMA, Artemis Edinter, F&G Editores, Mr. Magazine, Fondo de Cultura Económica, Librería Marquense, Hotel Casa Santo Domingo, Viva Antigua, Joyería del Ángel, Librería Metáfora, Casa Kojom, Casa de Arte, Colibrí, Café Escalonia, Casa del Conde, Gascón, Ciudad de la Imaginación. Óscar García Elvin Martínez Traducción Alcira García-Vassaux Ana Herrerías Impresión Print Studio Fotografía de portada Mariflor Gálvez Colección Casa MIMA © Editorial Galería Guatemala Año 17, Número 51 Guatemala 2015 Fundación G&T Continental 5a. avenida 12-38 zona 1. Centro Histórico Ciudad de Guatemala 01001 Teléfonos: 2230-5072, 2230-5076 y 2230-5078 adireccion@fundaciongytcontinental.org www.fundaciongytcontinental.org
Mariflor Gálvez
Fundación G&T Continental y su Editorial Galería Guatemala no asumen responsabilidad alguna por el contenido de los artículos aquí publicados. La información contenida en cada uno de los artículos es responsabilidad expresa del autor. Los fondos que se recauden con las donaciones recibidas por esta publicación están destinados al apoyo brindado por Fundación G&T Continental a la conservación del patrimonio cultural de Guatemala y a las actividades que con 10esta finalidad promueve y copatrocina.
Cincos de Vidrio Colección Casa MIMA
EDITORIAL
E
sta edición número 51 está repleta de nostalgia. Recordamos en ella nuestra infancia y la manera en la que jugábamos cuando éramos niños. Y es que, si bien es cierto que las nuevas tecnologías han contribuido al progreso de nuestra civilización, también han suplantado aquellos modos de juego que nos obligaban a explorar profundamente nuestra creatividad infantil. Es esta añoranza la que nos lleva a dedicar la presente edición al juguete. De manera cronológica, abordamos el tema para realizar una especie de revisión sobre la evolución que estos objetos han tenido a lo largo del tiempo. Retornamos a nuestro origen ancestral al realizar un acercamiento breve al juguete prehispánico, reconociendo que, aunque no sabemos con certeza de qué manera jugaban los niños antes de la conquista española, y si el uso de ciertas evidencias era de carácter lúdico, resulta interesante e importante comprender las actividades de ocio en la cultura maya ya que es un tema con escasa investigación y análisis en el medio histórico. Los cambios que tuvieron estos objetos con la introducción de nuevos materiales y técnicas se ven reflejados en las artesanías tradicionales fabricadas de manera manual en talleres artesanales. Son estos juguetes de materiales nobles y sencillos los que nos recuerdan a las ferias y a la convivencia con nuestros amigos del barrio cuando éramos apenas unos niños. La era industrializada vino a renovar los procesos de producción de los juguetes, también amplió el campo en el que se producían, involucrando la influencia de los deportes. Con esta revolución también da inicio una mayor inclusión de los roles femeninos y masculinos en el juego. Si en una etapa la tradición normaba las convenciones sociales, es en esta nueva era mecanizada en la que los roles empiezan a mezclarse. Por la multiplicidad de significados y la particular evolución del juguete como un reflejo cultural, el campo del arte también ha tomado como elemento estético a estos objetos de juego. Así, a manera de cierre, y para observar al juguete desde otra perspectiva, lo abordamos desde ese territorio. Uno en el que se mira de manera más evidente el reflejo de la sociedad que representan desde sus orígenes. En un mundo más globalizado y con muchísima influencia de otros países, es que nos encontramos hoy en día con juguetes más diversos, movidos por técnicas de mercadeo y cuya función comercial parece ser más importante que la lúdica. Es importante que recordemos cómo era el ser niño en una Guatemala anterior a esta y quizás reflexionemos sobre el futuro que le depara a las nuevas generaciones en materia de juegos y entretenimientos.
Estuardo Cuestas Morales Presidente
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Mariflor Gรกlvez
JU GUE TE EL
EN GUATEMALA
Colecciรณn Casa MIMA
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Mariflor Gรกlvez
¿Infancia sin
JUGUETES? UNA BREVE EXPLORACIÓN DEL JUGUETE EN LA ÉPOCA
PREHISPÁNICA Luisa González-Reiche
L Página anterior: Figurilla articulada Colección del Museo Popol Vuh Universidad Francisco Marroquín Guatemala MPV 0478
os objetos producidos por una sociedad son reflejos de su historia, creencias, costumbres o dinámicas sociales, es decir, su cultura. Existe un “orden imaginado” que desde temprano en el tiempo -al momento de su fundación o conquista- ha sido establecido para organizar a una población y mantenerla en armonía. La cultura, nacida de ese “orden imaginado” justifica sus normas, jerarquías, tradiciones y religiones, y da lugar a la creación de artefactos u objetos que materializan el elemento “imaginario”.
El juguete en Guatemala
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A partir del 1,000 A. C., Mesoamérica se desarrolló en el aspecto urbano, dando lugar a un crecimiento considerable de sus principales ciudades y a un sistema administrativo centralizado, de la mano del desarrollo económico. Las leyes y códigos establecidos buscaron organizar a esa población, ahora primordialmente sedentaria. Esa “revolución urbana” trajo consigo consecuencias buenas y malas. Por un lado, dio lugar a guerras entre las nuevas ciudades “dominantes” pero también dio lugar a logros intelectuales, como la escritura, la literatura, el dominio de la matemática, la astronomía y la filosofía, así como el desarrollo artístico. Las herramientas que aseguraron la adaptación a los cambios y promovieron un mayor desarrollo implicaron el conocimiento y avance tecnológico, lo que se vería reflejado en las técnicas de construcción y la cerámica. A diferencia de las civilizaciones occidentales antiguas, aún sabemos relativamente poco de la historia de las civilizaciones prehispánicas. La información que poseemos de sus costumbres, religión, conocimientos y artefactos parte primordialmente de los descubrimientos arqueológicos. Esto permite identificar momentos históricos a través de los restos materiales en las distintas etapas de su desarrollo. Sin embargo, no existe una “historia prehispánica” que nos permita sumergirnos de lleno y comprender todos los aspectos culturales y procesos evolutivos de tan complejas civilizaciones. Su cronología se basa principalmente en la datación de los artefactos encontrados en diversos sitios, como la cerámica, de acuerdo a los estilos en que la misma está realizada y los estudios de carbono. Además de ser difícil trazar en detalle su cultura desde un punto de vista general, también es difícil definir con exactitud cómo era su vida cotidiana, la dinámica social, la educación o las relaciones, principalmente antes de la llegada de los cronistas españoles. Fray Bernardino de Sahagún en su Historia General de la Nueva España, a mediados del siglo XVI, logró hacer un detallado catálogo de tradiciones y creencias de la cultura Azteca en un momento determinado, pero, por otro lado, existen pocos registros que aborden tan ampliamente los aspectos de la vida de la época. Es por ello que muchas veces no podemos asegurar con certeza lo que no puede leerse en códices, estelas, pintura mural o en la cerámica, donde aparece principalmente información acerca de la nobleza, datos astronómicos y elementos religiosos o cosmogónicos. Tenemos teorías que hasta que no sean demostradas equívocas son la base del conocimiento que poseemos. En el caso de la vida cotidiana infantil, de sus juegos y sus juguetes, sucede lo mismo.
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Rodrigo Castillo
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Daniela Triadan
Conjunto de figurillas Encontrado in situ en estructura M8-8 CortesĂa de Proyecto ArqueolĂłgico Aguateca
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EL JUGUETE ES ASÍ, UNA MANIFESTACIÓN CULTURAL DEL JUEGO.
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Daniela Triadan
Sabemos por ejemplo, que en Europa, durante la Baja Edad Media, existió una etapa llamada “edad de los juguetes” en que se desarrollaba en el niño el gusto por el juego, visto como un elemento primordial en su formación moral, y a través del cual se transmitían los valores cristianos (García Herrera, 1998). Poseían objetos creados por artesanos que consistían en caballitos de madera, muñecos pintados y decorados y muñecas con vestidos diseñados por sastres, creadas para las infantas españolas, o muñecas realizadas en casa con materiales simples. Los moralistas ordenaban que se cuidara el contenido y la dinámica de lo lúdico para que por medio del juego se introdujera en los niños el papel que desempeñarían en el futuro. En este sentido, el juego tenía una función, aparte de moralista, representacional. Era un fenómeno imaginativo que hacía entrar al niño en una suerte de ensayo para su adultez –por lo mismo, eran comunes en la Edad Media también los juegos de guerra–. Así la belicosidad y la religiosidad eran centrales en la formación y el juego de los niños españoles.
Silbato de guerrero Encontrado in situ en estructura M8-8 Cortesía de Proyecto Arqueológico Aguateca
EL JUEGO TAMBIÉN INVOCA A LO DIVINO. EL MAYOR EJEMPLO QUE PODEMOS DAR EN LA CULTURA MAYA ES EL JUEGO DE PELOTA, DESCRITO EN EL POPOL VUH.
Si bien se ha encontrado numerosos objetos prehispánicos cuyas características indican ser juguetes, como animales con ruedas para ser halados o “muñecas” articuladas, es difícil afirmar que estos hayan jugado el mismo papel que los juguetes medievales, por ejemplo. Esto debido principalmente al hecho de que muchos de esos objetos han sido hallados en contextos que parecen darles una función ritual más que lúdica, muchas veces al lado de ofrendas funerarias. En el caso del juguete medieval, y en otras civilizaciones, las fuentes que han ayudado en la elaboración de una “historia del juguete” propiamente dicha van del objeto mismo a objetos complementarios o el contexto –una muñeca de marfil encontrada en un enterramiento infantil del siglo IV en Tarragona, por ejemplo–, el juguete retratado en el arte y la literatura o fuentes documentales y archivos, así como la tradición oral. Las fuentes del juguete prehispánico son, en ese sentido, escasas.
PREHISP 20
El autor holandés Johan Huizinga escribió en 1944 un extenso estudio sobre el papel del juego y el juguete en la sociedad. Según Huizinga, el juego es tan antiguo como la cultura. Su término “homo ludens” hace referencia al juego como un aspecto inherente al hombre y el juguete como un elemento propio de la socialización. El juguete es así, una manifestación cultural del juego. Es a través del juego que el individuo –en general niños y niñas- adquieren cualidades y actitudes propias de su cultura.
nuestra visión de la vida infantil. Más adelante, Carlos Espejel va a debatir las ideas de Hernández diciendo que “el hombre de todos los tiempos y todas las latitudes ha hecho siempre juguetes. Ninguna sociedad, por inmersa que pudiera estar en sus concepciones filosóficas o preocupada por los problemas cotidianos de su existencia, podría ignorar a sus niños hasta el grado de no fabricar juguetes para ellos”. Una afirmación, como el mismo Hernández habría sugerido, lógica desde la perspectiva moderna u occidental.
El juego y el juguete tienen también un papel cognitivo. El juego es un proceso mental que implica reflexión, representación, socialización y movimiento. Además, todo ello se asemeja a una especie de rito. El juego es una forma de afrontar las problemáticas del ambiente y forjar actitudes hacia otros. De ese modo podemos decir, como el autor suizo Gabriel Weisz, que el evento lúdico es inherente a nuestra biología; es una actividad hacia el cuerpo y hacia la mente que determina una conducta pensante. Los juegos son símbolos, son íconos ligados a las creencias y necesidades de una sociedad por lo que tienen también una función sacra. En ese sentido podríamos afirmar que el juguete existe, principalmente desde esa perspectiva, en Mesoamérica.
El juego sacro, por otro lado, parte de una serie de rituales que se espera se asuman para establecer o restaurar el equilibrio cósmico. El juego también invoca a lo divino. El mayor ejemplo que podemos dar en la cultura Maya es el Juego de Pelota, descrito en el Popol Vuh y cuyos vestigios han sido encontrados en numerosos sitios arqueológicos, tanto los campos de juego como representaciones en el arte y la cerámica. Las deidades que juegan a la pelota en el Popol Vuh tienen significados astrológicos y fuerzas sobrenaturales. El combate simboliza la dualidad entre el día y la noche, entendido como un desplazamiento mágico. El jugador de pelota se encuentra en otra realidad mientras juega, el asunto es un proceso de transformación astral. La pelota, hecha de hule, representa el símbolo solar, el cual debe mantenerse afuera del inframundo. Los demás instrumentos del juego también cumplen un papel importante: cueros, anillos, guantes, tocado, máscara. Los hermanos gemelos ascienden, al final del juego, a la bóveda celeste y se convierten en el sol y la luna, con lo que se complementa el plan cosmogónico. Sabemos que el Juego de Pelota fue central a lo largo de Mesoamérica pero también sabemos que tenía un carácter puramente ritual – religioso y que era jugado únicamente por adultos. Otro juego con la misma naturaleza era el del Palo Volador.
En 1950, el investigador Francisco Javier Hernández afirma, en su artículo ¿Hubo juguetes en la época prehispánica?, que si bien existen numerosas figurillas –perros o coyotes, efigies de monos, armadillos, muñecas articuladas, pelotas, sonajas, pájaros y otros objetos silbadores–, estos no fueron hechos con el deliberado y exclusivo propósito de servir como juguetes. Hernández enfatiza el hecho de que fácilmente podamos darle ese carácter a los objetos antes mencionados debido a
PÁNICO El juguete en Guatemala
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Mariflor Gálvez
LOS JUEGOS SON SÍMBOLOS, SON ÍCONOS LIGADOS A LAS CREENCIAS Y NECESIDADES DE UNA SOCIEDAD.
Silbato con forma animal Colección Museo Popol Vuh Universidad Francisco Marroquín Guatemala MPV 0717
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Investigaciones más recientes han buscado demostrar la existencia de juguetes como tales en la región, si bien se sigue discutiendo el papel de otros muchos objetos. Según la arqueóloga americana Daniela Triadan, del proyecto de excavación en Aguateca, Petén, los silbatos de barro encontrados en el área eran utilizados para entretener a los niños en un contexto cotidiano. A partir del estudio de pinturas, donde aparecen otros instrumentos musicales pero nunca los silbatos, se podría afirmar que estos no tenían una función ritual. La arqueóloga sugiere que estos eran utilizados por mujeres, ya que fueron encontrados en habitaciones asociadas a malacates y otros artefactos usados específicamente por estas. Los silbatos, además, fueron hallados en grupos, según los distintos personajes que representan, conformando escenas completas. Debido a que el centro de Aguateca fue abandonado repentinamente (Ponciano, Inomata y Triadan, 2013), en este sitio se conserva de manera casi intacta, elementos cotidianos en sus contextos originales que datan del período Clásico Tardío. Si bien no contamos con fuentes que nos indiquen más claramente el juego al que los niños de la región habrían jugado con dichos silbatos, estos y la manera en que estaban colocados sugieren la idea de la representación de historietas en la que participaban seres humanos y animales, las cuales debieron desarrollarse en el ámbito doméstico de muchos niveles sociales dentro de la organización urbana.
Otra de las investigaciones que sugiere la presencia de juguetes en el prehispánico es la de las efigies animales con ruedas de Tula, en México. Los arqueólogos Richard A. Diehl y Margaret D. Mandeville afirman que si bien se les ha llamado “juguetes” en descubrimientos anteriores, estos no parecen haber tenido una función lúdica. A diferencia de muchas de las civilizaciones antiguas, en Mesoamérica no existió la rueda, más que en estas pequeñas figuras de animales hechas en arcilla. Este dato resulta de gran interés si se toma en cuenta que la rueda es vista como un grado de desarrollo considerable en muchas otras civilizaciones. Sin embargo, se concluye que la rueda nunca tuvo un carácter funcional pues, por un lado, no se contaba con animales suficientemente fuertes para halar los “carros” y, por otro, el terreno en la región no habría permitido la movilización sobre ruedas (Diehl y Mandeville, 1987). Si bien se había reportado cien años antes el descubrimiento de estas figuras, no fue sino hasta los años cuarenta cuando llamaron la atención de los estudiosos a partir de los descubrimientos hechos en Tres Zapotes, Veracruz. En esa época, el muralista mexicano Diego Rivera, enterado de dicho descubrimiento, incluyó en uno de los murales del Palacio Nacional de México a una niña azteca halando un pequeño perro azul, con ruedas, de un cordel atado al collarín, imagen que parece afirmar una infancia prehispánica como cualquier otra infancia, rodeada de juguetes.
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Investigaciones sobre la vida cotidiana y la niñez en Mesoamérica mencionan que la vida de los niños se centraba, en algunas zonas, en una dinámica de trabajo duro y disciplina y que, mientras crecían, se iban integrando a las tareas domésticas. Desde los tres años, las niñas aprendían a hilar y tejer, así como a moler maíz y hacer tortillas, mientras que los niños ayudaban en la casa, por ejemplo, acarreando agua, hasta los seis o siete años cuando comenzaban a pasar el día con su padre aprendiendo a pescar (Phillips, Charles. 2012). Los niños debían adaptarse al trabajo al que se dedicaba la familia, fuera la elaboración de cestas o de cerámica, en cuyas técnicas iniciaban a formarse a la edad de diez años. Los niños aztecas, a partir de los diez o catorce años, iban a la “escuela” o telpochcalli, que se encontraba al lado del templo local y donde niños y niñas eran educados separadamente. Allí aprendían historia, a hablar en público, a cantar y bailar, y recibían instrucción religiosa. Los niños también recibían formación militar rigurosa, mientras las niñas aprendían a servir en los templos de la ciudad. Todo se centraba en el cumplimiento de responsabilidades que giraban alrededor del servicio a los dioses, el estado, su comunidad y su familia. Los hijos de la nobleza, por supuesto, eran educados aparte y recibían una formación más amplia. Fray Bernardino de Sahagún describe la crianza de los niños mexicas, evidenciando que en la época prehispánica se concebía al niño como sujetoobjeto que daba continuidad al grupo y a las tradiciones, pero no menciona objetos adaptados para su edad que sirvieran como “ensayo” de lo que les correspondería hacer de adultos. Las efigies, encontradas también en El Salvador, donde figuras en forma animal o humana están montadas sobre plataformas con ruedas, datan del período Clásico y del Posclásico Temprano, por lo que no aparecen en las crónicas de la época de la conquista pues ya no se hacían para entonces. Si bien en algún momento se definieron como “juguetes”, lo más probable es que fueran objetos empleados por adultos en actividades ceremoniales. Esta teoría es apoyada por el contexto en que se encontraron muchas de estas figuras. Además, sabemos que los animales
EN LA ÉPOCA PREHISPÁNICA SE CONCEBÍA AL NIÑO COMO SUJETO-OBJETO QUE DABA CONTINUIDAD AL GRUPO Y A LAS TRADICIONES. representados eran centrales en la cultura por ser asociados a un mundo sobrenatural. De la misma manera, Sahagún hace mención de figurillas de papel que un brujo “hacía bailar (…) en la palma de sus manos” sugiriendo que este muñeco pudo haber sido un títere, idea que se apoya en la gran cantidad de marionetas chamánicas encontradas en distintas partes del mundo (Weisz, 1986). Por otro lado, se ha encontrado figurillas femeninas de anchas caderas enterradas como en un ritual para la fertilidad. Estos objetos son, entonces, encarnación de mitos, que los hace tangibles; papel que a la larga, también tiene el juguete como lo conocemos hoy. Con la conquista, los juguetes tradicionales del medioevo español y nuevas figurillas sacras sustituyeron o transformaron las anteriores y con ello una nueva visión de la formación infantil y las herramientas que habrían de sembrar en los niños la nueva cosmogonía. Hoy, entendemos el juego y el juguete como una herramienta educativa o aspiracional, por un lado, o un reflejo del desarrollo tecnológico, por otro, haciéndolo parte de un sistema económico que a su vez hace al niño parte del mismo. Si bien no podemos saber con certeza a qué jugaban los niños en el prehispánico y cómo vivían su infancia –generalmente corta, ya que si lograban vivir lo suficiente podían ser dados en matrimonio a partir de los doce años–, sabemos que las herramientas que los habrían acompañado y las dinámicas propias de su imaginario servían lo mismo que los juguetes en otras culturas y otros tiempos: el de acentuar, por medio de su materialización, un orden imaginado en los futuros adultos, de modo que estos asumieran los papeles que de acuerdo a la norma y las creencias establecidas, debieran jugar.
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Daniel Hernรกndez
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LOS
JUGUETES
POPULARES Y TRADICIONALES
D E G U AT E M A L A
Rudy Girón
Ofelia Columba Déleon Meléndez
Pelotas de hule
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L
os juguetes populares de Guatemala juegan un papel importante en la cultura popular tradicional (folklore), específicamente en sus aspectos sociales como en aquellos que atañen a su patrimonio material, por ser manifestaciones de las artes y de las artesanías tradicionales. Tanto estos juguetes, como los juegos tradicionales – su patrimonio inmaterial-, se encuentran en peligro de desaparecer debido a cambios en las dinámicas sociales, influenciados por la globalización y los medios de comunicación. Se consideran juguetes tradicionales todos aquellos confeccionados por los adultos de los sectores populares para el entretenimiento de los niños. Estos, a diferencia de los juguetes comerciales, no son fabricados con fines de lucro, pues son creados con el propósito de divertir. De tal manera, las personas que los elaboran obtienen muy poca ganancia por su trabajo. Además, los materiales que emplean son baratos y de fácil adquisición, como madera, papel, retazos de tela, barro y otros. Las investigadoras españolas Pía Timón, Esperanza Sánchez y Natividad Salmador reconocen la importancia de llevar a cabo investigaciones sobre los juguetes populares por dos motivos fundamentales: primero porque responden a una plasmación de los utensilios de la vida diaria, adaptados a la mentalidad infantil, miniaturizados; y por otra porque crean elementos nuevos a sus finalidades prácticas. (Timón, et. al, 1977.5). Los juguetes que los adultos de los sectores populares ofrecen a sus niños imitan su mundo, son copia de este, reflejan una realidad particular. Características muy Muñecas de trapo
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Fototeca Fundación G&T Continental / Juan Carlos Lemus Dahinten
LOS JUGUETES POPULARES Y TRADICIONALES SE CARACTERIZAN POR SER MORALES, MÁGICOS, IMAGINATIVOS Y SUBJETIVOS.
distintas tienen los juguetes comerciales que se popularizan en una sociedad de consumo. A estos juguetes propios de las sociedades industriales no se les niega la capacidad de estimular la imaginación infantil, sin embargo resultan inaccesibles para un sector de la sociedad, a diferencia de los juguetes tradicionales que están al alcance de todos y satisfacen sus necesidades lúdicas. Los populares y tradicionales se caracterizan por ser morales, mágicos, imaginativos y subjetivos. Los juguetes comerciales pueden ser, o no, morales en su meta, ya que el mal puede triunfar. En ellos predomina la tecnología y son concretos o tangibles. Actualmente, los juguetes son considerados por los psicólogos desde dos puntos de vista fundamentales: en su contenido de conocimiento, como instrumentos de aprendizaje; y en el aspecto de la afectividad, o como suele decirse, de la expresión de la personalidad, por sus modalidades proyectivas.
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ES CLÁSICO QUE TODA NIÑA TENGA “TRASTECITOS” PARA JUGAR A “LA COMIDITA”.
En cuanto a las posibilidades didácticas y pedagógicas de los juguetes populares y tradicionales, los maestros deben considerar la innata actividad lúdica de los niños y aprovecharlas al máximo en el desarrollo de sus actividades docentes. Además, incluir como aspectos muy importantes, la imaginación y la capacidad creadora que estos poseen durante todas sus etapas evolutivas. Tomando en cuenta lo anterior, se considera que los juguetes populares y tradicionales constituyen objetos de carácter estético porque son creados por artesanos; son también objetos imaginativos porque contribuyen en gran medida a estimular la imaginación. Además, son objetos motivadores, pues ocasionan interés a aspectos de diversas asignaturas escolares. Asimismo, son objetos socializadores, porque encausan la actividad social y confraternizan a los compañeros de juego. También, contribuyen a desarrollar la coordinación sensomotora y las destrezas manuales, a través de la manipulación de los objetos. Son, entonces, objetos motrices. Se presenta a continuación una clasificación general de los juguetes populares de Guatemala. Es posible hacer diversas clasificaciones considerando distintos aspectos, tales como los materiales con que se confeccionan, los sitios donde se elaboran y otros. Sin embargo, en esta se tomó como punto de partida la función que desempeñan dentro de la vida de los niños y las niñas ya que los roles se establecen desde la infancia y sus características se encuentran claramente definidas.
JUGUETES PARA NIÑAS Es clásico que toda niña tenga “trastecitos” para jugar a “la comidita”. Estos se encuentran hechos de cerámica y pueden ser vajillas completas o trastes sueltos como ollitas, jarritos, tinajitas y tacitas hechas de cerámica sin pintar (color del barro), o pintada y vidriada. Estos juguetes se producen en Chinautla, Rabinal, La Antigua Guatemala y Totonicapán.
Para ir “de compras” o simplemente complementar el juego, las niñas cuentan también con canastas de diversos tamaños y varios materiales como mimbre, palma y demás. La cestería se produce en Sololá, Totonicapán, Chimaltenango, Chiquimula y Guatemala.
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Mariflor Gálvez
Para seguir en el tema doméstico, las niñas juegan de “casita” con pequeños muebles en madera como sillas, mesas, camas, roperos y utensilios de cocina como paletas y molinillos. El principal centro en donde se elaboran estos juguetes es Totonicapán.
Trastecitos de barro
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Muebles y accesorios artesanales
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Mariflor Gรกlvez
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Camioncitos de madera
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Para complementar la “cocinita” hay utensilios de hojalata como coladores, embudos y regaderas. Los centros productores son La Antigua Guatemala, Villa Canales y Guatemala. Las muñecas son fundamentales en esta dinámica en que las niñas juegan a ser mujeres, con todas sus funciones, en cuenta la más importante: ser madre. Se producen muñecas de trapo en La Antigua Guatemala.
JUGUETES PARA NIÑOS Los niños juegan con todo tipo de medio de transporte como carretas, camioncitos y carros. Estos generalmente son de madera. Otros juguetes en este material son los instrumentos musicales que van desde guitarras y matracas hasta pequeñas marimbas. Se entretienen los pequeños con payasos (volatines), caballos, trompos, guazapas (trompos pequeños) y capiruchos, también de madera. Los centros de producción son Totonicapán y La Antigua Guatemala.
Julio Zadik, Estate Julio Zadik
Juguetes para niños de otros materiales incluyen rehiletes (que pueden ser de papel), forlones, tambores y aviones de papel o de cartón. Estos se producen en varios sitios de la república.
LOS NIÑOS JUEGAN CON TODO TIPO DE MEDIO DE TRANSPORTE COMO CARRETAS, CAMIONCITOS Y CARROS.
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Fototeca Fundación G&T Continental / Juan Carlos Lemus Dahinten
Pastores de alambre
Hay juguetes para niñas y niños en cerámica como pitos y alcancías de diversos tamaños, así como pastores y figuras para nacimientos. Los hay de diversos materiales como piñatas hechas de papel y armazón de alambre y “sorpresas de papel” hechas en la ciudad de Guatemala. Los rosarios de tusa rellenos de dulce de azúcar se confeccionan en San Martín Jilotepeque. También hay palomitas de algodón y micos de alambre y cerdas hechos en la ciudad de Guatemala, así como figuras de diversos animales hechos de lana. Además, juegan también con chicharras, chinchines o sonajas de tecomates, confeccionados en diversas regiones y las famosas pelotas de hule del occidente del país.
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TRAD
Mariflor Gรกlvez
Instrumentos musicales de diversos materiales
DICIONALES El juguete en Guatemala
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AlcancĂas de barro
Rudy Girรณn
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Colecciรณn Casa MIMA
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Mariflor Gálvez
SE CONSIDERA QUE LOS JUGUETES POPULARES Y TRADICIONALES CONSTITUYEN OBJETOS DE CARÁCTER ESTÉTICO PORQUE SON CREADOS POR ARTESANOS.
Dentro de este vasto campo de las artes y artesanías populares y tradicionales es posible encontrar numerosos artistas y artesanos que se dedican a la elaboración de juguetes como actividad complementaria a su labor artística y artesanal; y otros que se dedican exclusivamente a la tarea de suplir a la población infantil con los objetos con que juegan y adquieren destrezas para la vida.
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Diversiones tras la
Revoluciรณn Industrial
Mariflor Gรกlvez
Anibal Chajรณn
Soldaditos de plomo Colecciรณn privada
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C
on el desarrollo de la industria, el mundo del juguete inició un camino hasta entonces desconocido. Gracias a la producción en serie, los precios de los artículos acabados bajaron notablemente. La elaboración industrial se inició en 1733 con la hiladora mecánica, que se perfeccionó en 1779 gracias a la aplicación de la energía que producía la máquina de vapor, desarrollada en 1774. A partir de entonces, la mecanización trató de aplicarse a todos los bienes de consumo, del que no se sustrajo el juguete. Así, a partir del siglo XIX, los juguetes dejaron de confeccionarse por artesanos o en los hogares, para elaborarse en fábricas, distribuirse en establecimientos y ponerse a la venta en almacenes y tiendas. Como en todos los aspectos económicos, hubo juguetes para las élites, los más costosos, y para el resto de estratos sociales, más baratos, sin que por esto desaparecieran los juguetes artesanales ni los objetos que la imaginación de los niños convirtiera en juguetes.
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Como en todas las épocas, cada cultura propició el desarrollo de los roles sociales de niños y niñas con juguetes que se consideraban propios para cada género. En Europa, se esperaba que los varones fueran exitosos militares, trabajadores, profesionales o empresarios. En contraparte, la expectativa femenina era la de ama de casa, con una exquisita educación en las élites, y con un sentido práctico en el resto de la sociedad. De esa cuenta, los juguetes masculinos incluyeron soldados, espadas, pistolas, rifles, además de aros, cincos y figuras de animales. Por su parte, el repertorio femenino incluyó muñecas, trastecitos de comedor y cocina, casas en miniatura, menaje de casa y otros.
ALGUNOS JUGUETES Entre los juguetes más difundidos en todos los estratos sociales se encontraban los cincos o canicas, bolitas de diversos tamaños que solían servir de entretenimiento grupal, juego que se consideraba masculino. México es uno de los principales productores mundiales. Se han encontrado cincos en casas del siglo XVIII en la capital de ese país, lo que indica que para el siglo XIX, ya se fabricaban en el vecino del norte que abastecía al mercado guatemalteco. Su producción requiere hornos que lleguen a 1,500 grados Celsius.
EN EL SIGLO XVIII, LAS MUÑECAS PARA NIÑAS DE ÉLITE CONTABAN CON CABEZAS Y EXTREMIDADES DE PORCELANA.
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En el siglo XIX, las muñecas fueron hechas con mayor naturalidad que las precedentes, gracias a la tecnología. En el siglo XVIII, las muñecas para niñas de élite contaban con cabezas y extremidades de porcelana, pues los alemanes descubrieron el procedimiento para elaborarla, técnica que pasó a Italia, Francia y España. En 1810, se empezó a utilizar el papel maché para las cabezas, lo que abarató los costos. En 1830, se logró desarrollar tornillos para las articulaciones. El resto del juguete contaba con tela, para el cuerpo y el vestuario. Poco después, en Alemania, se crearon muñecas que, con un mecanismo elástico, emitían un sonido similar al de mamá y papá. En Francia, se diseñó otra que simulaba comer. Tomás Edison, por su parte, inventó después de 1880, una adaptación del fonógrafo para que las muñecas pudieran repetir palabras.
Muñecas de porcelana Colección Casa MIMA
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Casa de muñecas Colección 46Casa MIMA
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Casa de muñecas (interior) Colección Casa MIMA
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Juego de té de porcelana Colección Casa MIMA
LOS TRASTECITOS PARA COCINA Y MESA ALCANZARON SU DIFUSIÓN EN EL SIGLO XIX.
Los trastecitos para cocina y mesa alcanzaron su difusión en el siglo XIX. Los de mesa eran de porcelana y los de cocina, de peltre. Francia y Alemania fueron los principales distribuidores hasta la invasión del mercado por los estadounidenses, a partir de 1899. También se diseñaron casas en miniatura con todo su menaje, incluidas cocinas y estufas. Los osos de peluche tuvieron su origen en 1902, cuando surgieron muñecos cubiertos con lana de cabra de Angora. Fueron los osos Teddy, diseñados por Morris y Rose Michton, a partir de un dibujo de Clifford Berryman. Gracias a las relaciones comerciales con Estados Unidos, llegaron pronto a Guatemala.
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Mariflor Gálvez
Otro objeto de entretenimiento fue el libro. Sumamente costosos a pesar del desarrollo de la imprenta, los libros sufrieron un descenso en su precio hacia 1830, lo que permitió que fueran más accesibles. Entre los primeros autores para niños, destacó el danés Hans Christian Andersen y su cuento El soldadito de plomo, publicado en 1838 y traducido a otros idiomas. El cuento narra la existencia de soldaditos de plomo para jugar a la guerra, así como las cajas de sorpresa con muñecos accionados por resorte y las bailarinas, relacionadas con las cajas de música, todos ya tradicionales en 1838. Otra obra artística relacionada a objetos lúdicos es el ballet El Cascanueces, escenificado en 1892, que relata los sueños de una niña durante la noche de Navidad y en el que el personaje principal es un cascanueces con figura de soldado. Relacionado con la impresión, estuvo el surgimiento del rompecabezas, las muñecas de cartulina con vestidos recortables, máscaras y otros objetos de cartón y papel que se difundieron masivamente a partir de 1919, tras la Primera Guerra Mundial.
Libros de cuentos y callejas Colección Casa MIMA
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Mariflor Gálvez
Vehículos de guerra de madera Colección Casa MIMA
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NDUSTRIAL
Otro objeto de diversión infantil fue el caballito de madera. Fue desarrollado en Europa y se dispersó en otros ámbitos por inmigrantes. Por ejemplo, en Argentina, se estableció una fábrica de caballitos de madera en 1877, por empresarios italianos. En los anuncios de periódicos guatemaltecos de principios del siglo XX, aparecen publicitados los caballitos en almacenes para las élites. De la misma forma, llegaron los títeres y marionetas, aunque estos requerían manipulación experimentada. El surgimiento y generalización de medios de transporte permitió ampliar el repertorio de los objetos lúdicos. Así, el ferrocarril fue desarrollado entre 1825 y 1830 en Inglaterra, y se instaló con mejoras en el resto del continente y el mundo durante el resto del siglo. En Guatemala, se inauguró en 1884 y se completó en 1908. Entre los primeros proveedores de trenes de juguete, diseñados para que los adultos jugaran con los niños, estuvo Alemania, donde surgieron en 1891. Este país mantenía importantes lazos comerciales con Guatemala, especialmente desde 1896. Sin embargo, por la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos proveyó al mercado.
EL SURGIMIENTO Y GENERALIZACIÓN DE MEDIOS DE TRANSPORTE PERMITIÓ AMPLIAR EL REPERTORIO DE LOS OBJETOS LÚDICOS.
El automóvil se inició en 1888 en Alemania, pero se generalizó hasta 1900, llegando a Guatemala hacia 1906. La bicicleta fue desarrollada en 1817 en Alemania; mejorada en Inglaterra, alcanzó popularidad en 1867. Llegó a Guatemala hacia 1880. Para 1877, ya existían fábricas de bicicletas para juego en Sudamérica.
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Juegos de mesa Colecciรณn Casa MIMA
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Otro medio de transporte fue el avión, creado en Estados Unidos en 1903 y llegando a Guatemala en 1912. Por aparte, el teléfono fue patentado en Estados Unidos en 1876, instalándose en Guatemala en 1884. Lo que ocurrió con estos aparatos fue lo mismo que con las pelotas de fútbol. Existen referencias que el primer partido de fútbol se realizó en un campo instalado en la parte central del Hipódromo del Norte en 1902 y, al día siguiente, los niños jugaban con pelotas improvisadas de tela. Así, llegaron juguetes que reproducían aviones y teléfonos, aunque el más generalizado de estos objetos fue el avión de papel, confeccionado por los mismos niños. Los aviones de juguete estadounidenses se popularizaron después de que en 1927, Charles Lindbergh realizara vuelos de larga distancia. Lo mismo ocurrió en Guatemala, con Jacinto Rodríguez Díaz, en 1929. Otros deportes introducidos al territorio, como el béisbol y el baloncesto permitieron a los niños otras diversiones, con equipo profesional, importado de Estados Unidos, o improvisado por los jugadores. Entre los juegos de mesa, destacan las damas, el ajedrez y otros muy antiguos, beneficiados por la industria. De la época es El juego del propietario, de 1903, creado por Elizabeth Maggie, que dio origen a Monopolio.
ENTRE LOS JUEGOS DE MESA, DESTACAN LAS DAMAS, EL AJEDREZ Y OTROS MUY ANTIGUOS.
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LA NAVIDAD Y LOS JUGUETES
Mariflor Gálvez
Aunque tradicionalmente los juguetes no estaban relacionados con una fecha específica, las técnicas de mercadeo propiciaron su conexión con la Navidad. En Guatemala, en 1900 ya se atribuía la relación con Santa Claus, como puede verse en el periódico La República, directamente conectado con la publicidad estadounidense, iniciada en 1899. Por ejemplo, en 1901, en la Casa Central se hizo una distribución de juguetes en la fecha a niños de escasos recursos. En 1902, ya se consideraba conveniente la instalación del árbol de Navidad. Para 1935, el árbol considerado idóneo para la fiesta era el pinabete.
Colección Casa MIMA
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Oso Teddy Colección Casa MIMA
COMERCIOS GUATEMALTECOS No se ha localizado la existencia de fábricas de juguetes en Guatemala, durante el siglo XIX. Pero en 1939, funcionaba la Joux-Joux en la 12 calle y 6ª avenida de la zona 1. En 1941, estaba la fábrica de Antonio Dávila en la 11 avenida, cerca de la 18 calle. Se especializaba, por la época de la Segunda Guerra Mundial, en lanchas torpederas, aviones, hidroaviones, tanques, ferrocarriles, camiones, equipos de cocina y estufas. En 1943, existía la fábrica Francis en la 1ª calle, cerca de la 5ª avenida. Confeccionaba 120 juguetes diarios y exportaba a Centro América y Panamá. Entre los almacenes que vendían productos extranjeros destacaban Biener, en la 6ª avenida entre 8ª y 9ª calles, y La Juguetería, en la misma avenida y 10ª calle de la zona 1.
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EL JUGUETE, TERRITORIO
ESTÉTICO
Jaime Moreno
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L
Andrés Asturias
os juguetes son objetos de múltiples caras dentro de la sociedad. Representan, por ejemplo, tiempo de calidad y aprendizaje para que un niño se desarrolle como ser humano en el marco de su proceso de crecimiento por medio de la interacción con otros objetos del entorno, en un ambiente lúdico. Son, también, ejemplos claros de identidad de distintos grupos sociales, al asociarse directamente con los materiales, la estética y la tradición local para encontrar así una forma determinada en cada territorio. Pero el juguete también tiene otras significaciones, más abstractas y emotivas, válidas para entender su importancia social. Un juguete puede ser portador de memoria, especie de signo que asocia, a niveles subconscientes, recuerdos felices (o tristes) que vienen a la mente adulta y la conectan con sus raíces. Además, está su función como generador de emociones. Basta ver la sonrisa de un niño (en cualquier condición contextual) al encontrarse de frente ante un juguete para entender la capacidad que este tipo de objetos tiene para convertirse en ventanas a mundos paralelos e intimistas en los que una persona puede entrar para explorarse a sí misma.
Cajita Feliz Walterio Iraheta Cortesía Centro Cultural La ERRE
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Mr. Peabody Walterio Iraheta
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Walterio Iraheta
En su significado más formal, un juguete es un objeto. Uno destinado al juego y, en muchos casos, al aprendizaje. Es por ello que desde siempre se les ha asociado con los niños, aunque son también utilizados en la vida diaria por personas adultas y desde diversos planos, como el recreativo, el educativo e, incluso, el sexual. En ese contexto, el juguete puede entenderse como un elemento cotidiano en la sociedad humana; la historia, definitoria como es, parece confirmarlo. Aunque no se tiene conocimiento del momento exacto en el que los juguetes aparecieron por primera vez en la historia de la humanidad, es claro que tanto el juego como la función lúdica de algunos objetos han estado presentes desde los inicios mismos del pensamiento complejo en el hombre. Así, se conservan ejemplos puntuales de juguetes en las culturas clásicas de la antigüedad. En este sentido, los vestigios arqueológicos provenientes de Roma indican el uso lúdico de diferentes estatuillas elaboradas con materiales como el marfil, propios de lo cosmopolita del imperio. También han llegado hasta nuestros días muñecas de oro y otros materiales preciosos, destinadas al juego en el Egipto faraónico. En el caso americano, las distintas culturas que poblaron el continente antes de la llegada de los españoles también desarrollaron varios juguetes para sus infantes. Existen ejemplos de muñecas de materiales perecederos en las civilizaciones andinas preincaicas (con lo que puede suponerse que durante el periodo inca también fueron comunes). Además, y más cercano al contexto local, en la región mesoamericana también se conservan algunos modelos de juguetes de la época prehispánica. En este plano entran algunas figuras zoomorfas dotadas de ruedas en las extremidades, así como toda clase de figurillas y silbatos. También existen evidencias de juegos más complejos, como el patolli (una especie de juego de mesa) y las pelotas de caucho (usadas también con significaciones rituales). A esto deben sumarse los juguetes coloniales que se fueron afianzando en la sociedad con el transcurrir de los siglos. Los ejemplos más comunes son las matracas y las sonajas, además de juegos de utensilios de cocina en miniatura y muñecas de materiales más resistentes. No obstante, el juguete tiene otra historia, otra cara. Su forma y función también están ligadas con una de las creaciones humanas más honestas e íntimas: el arte.
SU FORMA Y FUNCIÓN TAMBIÉN ESTÁN LIGADAS CON UNA DE LAS CREACIONES HUMANAS MÁS HONESTAS E ÍNTIMAS: EL ARTE.
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El paso del siglo XIX al XX trajo consigo grandes cambios estructurales en la sociedad, los que se vieron reflejados ampliamente en las corrientes estéticas de su momento. En Europa, una creciente tendencia hacia el afianzamiento de los procesos de industrialización y una escena cultural cada vez más afectada por los incipientes procesos de globalización dieron origen a los diferentes movimientos de vanguardias en el arte, rupturas que cambiaron radicalmente la forma en la que el mundo se expresaba por medio de los lenguajes estéticos y que formaron una nueva visión del mundo. Este proceso, que en esencia buscaba encontrar lenguajes novedosos y alejados del peso de la tradición académica, comenzó a fraguarse en el siglo XIX con la aparición de artistas como William Turner y de movimientos como el impresionista. Sin embargo, fue hasta las primeras dos décadas del siglo XX que el movimiento vanguardista se consolidó como tal, dando pie a nuevas formas de entender el arte y sus materiales. Es en este marco en el que aparece el juguete como objeto resignificado, ya que parte de la exploración estética de este período aborda la idea de que el arte debe ser, ante todo, un campo lúdico de investigación. El niño, pensaban los artistas de principios del siglo XX, era una parte muy importante del “yo” adulto. Uno de los artistas que más aportó a esta idea fue Marcel Duchamp. Su trabajo significó una puerta no solo para la utilización de juguetes en el arte, sino también para redefinir las bases mismas de qué es arte y cómo se construye. Por medio de sus ready mades, Duchamp incorporó objetos lúdicos, juguetes en esencia, a sus creaciones. De esa cuenta aparecieron piezas como Rueda de bicicleta, de 1913, en la que el artista intentó violentar las condiciones canónicas del arte en un ambiente de ilogicidad aparente. Al trabajo del dadaísta le seguirían otros importantes artistas de los movimientos de vanguardia, quienes también utilizaron juguetes como elementos clave para sus propuestas estéticas.
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Luis Fernando Ponce
LA VANGUARDIA Y LA IRRUPCIÓN DE LO LÚDICO
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Otro de los grandes artistas del siglo XX que estudió la idea del juguete como una oportunidad de exploración estética fue Alexander Calder. Además de sus móviles y esculturas, el artista se introdujo con cierta fascinación en la producción de pequeñas figuras antropomorfas, a las cuales dotó de personalidad y contexto. Las fabricaba para su “circo” personal e, incluso, llegó a dar funciones del mismo. Para la década de 1920, Jean Cocteau, Mondrian y Miró disfrutaban ya del espectáculo lúdico de Calder y sus marionetas. A Calder se sumó Paul Klée, quien también experimentó hacia la mitad del siglo XX con la idea del juguete como campo estético. Klée concibió para su hijo Félix una serie de títeres, los cuales repasan en la gama cromática personal del artista y también en sus líneas y composiciones básicas. Además de ellos, varios son los artistas que decidieron incursionar en la investigación del juguete como elemento lúdico del arte, entre ellos Malevich o el propio Picasso. Esta tendencia, poderosa pero a veces no tan visible, ha continuado hasta nuestros días y cada vez con más fuerza.
Luis Fernando Ponce
Pelota Luis Fernando Ponce
EL USO DEL JUGUETE ES UNA TENDENCIA QUE CADA VEZ TOMA MÁS PROTAGONISMO EN EL MUNDO DEL ARTE.
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Walterio Iraheta
EL JUGUETE, UN ELEMENTO MÁS DEL ARTE CONTEMPORÁNEO En la actualidad, el mundo del arte se ve cada vez más receptivo a formas de lenguaje innovadoras, no tradicionales y experimentales. Es común encontrar piezas que se comportan de formas extrañas a los ojos del arte tradicional, que saltan entre un lenguaje y otro (pintura y escultura, por ejemplo) y que constantemente redefinen los códigos en los cuales se comunican los mensajes que el artista intenta transmitir. De esa cuenta, el arte contemporáneo es hoy mucho más cercano a tecnologías novedosas y a elementos propios de la cultura actual. Sin embargo, el juguete ha encontrado también un espacio en este nuevo escenario y ha sabido aprovecharlo bien, por lo que varios son los artistas que trabajan en la actualidad con estos elementos lúdicos. Uno de los artistas contemporáneos más reconocidos en la actualidad es Jeff Koons. Del estadounidense vale decir que es uno de los artistas más cotizados aunque a nivel de criterios su obra deambule entre lo pop, lo minimalista y lo kitsch. No obstante, su trabajo se caracteriza por la inclusión de referencias claras al juguete, especialmente el de clase media. Una de sus piezas más reconocidas es Balloon dog, escultura que representa en gran tamaño un juguete infantil hecho con globos. Entre otras cosas, llegó a ser en su momento la escultura más cara jamás vendida de un artista vivo. Al lado de Koons, otros artistas actuales trabajan en torno a los juguetes. Está, por ejemplo, el trabajo del artista Hans Hemmert, quien en 2007 planteó la volumetría específica de un tanque utilizando únicamente globos. También entra en esta tendencia la propuesta de Maurizio Cattelan, quien en 2008 presentó la pieza Daddy, Daddy, en la que un pequeño muñeco de Pinocho flotaba en una fuente decorativa simulando la escena de una muerte por ahogamiento. Si bien es cierto que el juguete es un elemento que ha fascinado a los grandes artistas desde el proceso de ruptura académica del arte, la tendencia se ha generalizado en los últimos años. El poder de la globalización ha permitido que los artistas puedan explorar, más democráticamente, los distintos lenguajes del arte y el juguete no ha sido la excepción. Hay, incluso, artistas a nivel internacional que se dedican exclusivamente a producir con juguetes, como el caso del británico Robert Bradford, quien únicamente produce sus piezas a partir de pequeños juguetes desechados. Así, el uso del juguete es una tendencia que cada vez toma más protagonismo en el mundo del arte, lo que hace que las grandes figuras del círculo artístico mundial se fijen en él para generar sus propias propuestas (incluso el propio Ai Wei Wei ha experimentado con estos objetos). En un mundo globalizado, el arte no deja de interconectarse entre los diferentes territorios alrededor del mundo. La tendencia del juguete en el arte contemporáneo, entonces, no es ajena al contexto particular guatemalteco.
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En Guatemala, el uso de juguetes como parte de las composiciones que los artistas contemporáneos proponen es relativamente común. Diferentes artistas del medio nacional han incursionado una o más veces con obras que tienen estos objetos lúdicos como protagonistas, ya sea aquellos tradicionales en la sociedad guatemalteca o aquellos industriales producto de la influencia exterior. Sin embargo, la tendencia global a utilizarlos es clara y la intención local de seguir por esa línea también. En un digno ejercicio de globalización, el arte contemporáneo guatemalteco propone desde su propio territorio (físico y conceptual) piezas que combinan lo lúdico del juguete con un mensaje abstracto, profundo y coherente con su realidad.
Colectivo La Torana
EL JUGUETE Y LA CONCEPCIÓN LOCAL
En el plano de la utilización de juguetes en el arte contemporáneo guatemalteco, uno de los principales referentes es el desaparecido colectivo La Torana. Conformado por los artistas visuales Erick Menchú, Marlov Barrios, Josué Romero, Norman Morales y Plinio Villagrán, se mantuvo activo por un periodo amplio en la primera década del siglo XXI. En relación con el juguete, la muestra Latin Toys, presentada en 2008 para la XVI Bienal de Arte Paiz en Guatemala (de la cual resultó ganadora) es uno de los mejores ejemplos. Para los integrantes del colectivo, el juguete es visto como un objeto digno de resignificación, en el que el juego implícito puede adquirir connotaciones sociales profundas y con denuncias tanto cotidianas como históricas. Aunque no es guatemalteco, otro de los artistas locales que ha trabajado ampliamente con el juguete como punto de referencia es Walterio Iraheta. El artista visual de origen salvadoreño utiliza juguetes (o sus formas) para construir ideas que adquieren sentido en la repetición y en la confrontación. En su trabajo destacan dos series Happy Meal y Play Land, en las cuales agrupa, por medio de instalaciones, a pequeños objetos (referencias claras a la cultura pop y a la cultura globalizada/occidentalizada) que ubica en composiciones concretas para formar ciclos y poner en el lenguaje conceptual las contradicciones y las repeticiones de la sociedad en que vivimos. Iraheta logra su objetivo por medio de armas de juguete, figuras en serie y gamas cromáticas que van de lo gris mate a lo brillante metalizado (en lo que podría ser una clara referencia al trabajo de Koons).
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Latin Toys Colectivo La Torana
Mario Santizo Mario Santizo
Bosque Erick Menchú
La Danza Erick Menchú
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Cortesía Estudio Darío Escobar
Además, si se entiende como juguetes algunos balones deportivos y otros objetos lúdicos más relacionados con la actividad física, otro de los artistas contemporáneos que ha explorado en esta tendencia es Darío Escobar. Las piezas del artista, que van desde el recubrimiento con plata repujada de una patineta dividida en secciones irregulares hasta la confección de balones de fútbol en instalaciones aéreas, son un intento lúdico por dialogar con las tendencias contemporáneas internacionales. Escobar, que se mueve entre el minimalismo y el arte abstracto, no oculta en sus construcciones la clara intención de juego e irreverencia al realizar sus propuestas estéticas, suertes de ready mades que intentan desconectar al espectador de la visión tradicional de la obra de arte y contraponerlo a la complejidad de las posibilidades que brinda un objeto industrial que irrumpe en un contexto que no le pertenece. Otro de los artistas visuales guatemaltecos que han explorado en el juguete como objeto estético es Luis Fernando Ponce. Por medio de la fotografía, el artista plantea un diálogo entre su propia experiencia con el consumismo y todos aquellos fenómenos que derivan de dicho fenómeno. Es así como, por medio de fotografías que él mismo modifica durante el proceso de revelado y luego interviene ya sobre la impresión, Ponce propone series de imágenes que le revelan al espectador un
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Anverso y reverso XIV Darío Escobar
mundo dibujado desde la visión de la violencia y el colonialismo contemporáneo. Pero los trabajos de Ponce también abordan al juguete como territorio susceptible a la resignificación del arte. En sus obras destacan fotografías de balones intervenidos, de patos de goma y otros objetos lúdicos. También aparecen representaciones escultóricas de objetos que han sido reconstruidos en su forma para asemejarse a objetos que resultan en una suerte de aproximación caricaturesca de lo real, tal el caso de un avión. En esta línea, también el artista explora en el acercamiento visual a pequeños juguetes que intentan imitar la realidad, en donde destacan series de carros en miniatura. Así, Ponce se ha interesado por la construcción de realidades a partir de juguetes, como peluches, muñecas y otros objetos.
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José R. García
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Mario Santizo
EL JUGUETE ES ENTONCES UN ELEMENTO MÁS DEL BASTO LENGUAJE DEL ARTE CONTEMPORÁNEO.
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Troya Erick Menchú
Sin título Fernando Poyón
TODOS MUEREN En Guatemala, hablar de arte es necesariamente hablar de la realidad social en la que se vive, una realidad violenta y muchas veces atroz. Es por ello que en el caso del juguete como elemento estético, las figuras de soldados han sido elementos recurrentes para los artistas. Esto porque en países como el nuestro, las pequeñas figuras plásticas con forma de miembros de las fuerzas armadas han sido un juguete clásico por varias generaciones, además de ser una referencia clara a un mundo en constante estado de violencia.
Alegría a partir de más de 1,300 soldados plásticos pintados de blanco. Poyón también se ha acercado a otro tipo de juguetes para sus construcciones, como pelotas de béisbol intervenidas y sillas de madera en miniatura. Sin embargo, uno de los ejemplos más determinantes del uso del juguete en el arte contemporáneo guatemalteco proviene de Fernando Poyón, por medio de una pieza sin título de 2002. En ella, el artista interviene una perinola con diversos mensajes distintos a los usuales e invita al espectador a “jugarse su suerte” en medio de una sociedad hostil. Entre otras, una de las posibilidades del juego es enfrentarse al lapidario “todos mueren”.
Dentro del grupo de artistas que han utilizado estos elementos como objetos para la construcción artística está el propio Erick Menchú, quien ha incursionado en la elaboración de objetos a partir de la aglomeración de pequeños soldados plásticos. Es el caso de sus piezas Troya, Bosque y La danza, todas de 2011. En ellas, el artista realiza composiciones a partir de la colocación escenográfica de soldados multicolor para obtener un resultado distinto a la fisonomía y al entorno propio de dichos componentes. También está el artista visual Ángel Poyón (radicado en San Juan Comalapa, Chimaltenango), quien en su obra Kikoten B’ix (2005) construyó el partitura del Himno de la
En el arte, el juguete es un territorio estético y desde hace más de un siglo los artistas así lo entienden. A lo largo de las últimas décadas, estos objetos destinados principalmente a los planos lúdico y pedagógico se han visto envueltos en un proceso de cambio de uso, uno que solo los artistas pueden darle. Se han estetizado, resignificado y han adquirido dimensiones conceptuales como campos vacíos que el artista se encarga de llenar con los conceptos más profundos de su propuesta estética. Hoy, el juguete es entonces un elemento más del basto lenguaje del arte contemporáneo, uno que ve posibilidades de abstracción hasta en el más simple objeto cotidiano.
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FUNDACIÓN G&T CONTINENTAL ACT I V I DA D E S R E A L I Z A DAS D E M AYO A AG O STO 2 0 1 5
MAYO Retratos, el enigma detrás del rostro El 6 de mayo se inauguró la exposición de los artistas Camilo Almaráz y David Ramírez en la Galería Guatemala.
Noche de Los Museos del Centro Histórico El viernes, 22 de mayo en el marco de la celebración del Día Internacional de los Museos, la Fundación G&T Continental participó en el evento, recibiendo la visita de 875 personas.
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JUNIO Náufrago-La Danse El 3 de este mes se inauguró la muestra fotográfica del artista Rogelio Clará en la Galería Guatemala.
Vásquez, obra gráfica El día 4 se inauguró la exposición del gran maestro de la plástica guatemalteca, el recordado Dagoberto Vásquez en la planta alta de la Galería del Centro de Fundación G&T Continental.
Orden del Arrayán El 10 de junio se entregó la Orden del Arrayán al Maestro Manolo Gallardo y al Banco de Guatemala. La Fundación G&T Continental otorga anualmente este reconocimiento
a aquellas personas e instituciones que contribuyen al engrandecimiento de la cultura.
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Del romanticismo a las vanguardias en la ciudad de Guatemala El 24 de este mes se inauguró la exposición que reunió la producción de 57 artistas visuales ya fallecidos, en la Galería del Centro.
JULIO Street Photography: eternizando lo efímero El 8 de este mes se inauguró la muestra fotográfica de la obra más reciente de la artista Karla Acuña Vela en la Galería Guatemala.
FILGUA Del 16 al 26 de julio, la Fundación G&T Continental estuvo presente en la Feria Internacional de Libro en Guatemala que se llevó a cabo en el Parque de la Industria.
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Paréntesis: en lo que el dinosaurio dormía El 25 de junio se llevó a cabo este conversatorio sobre el curso de la literatura contemporánea, sus tendencias, temáticas y características esenciales, con la participación de Eduardo Villalobos, Vania Vargas, César Yumán, Iván Méndez, Arnoldo Gálvez Suárez y Angélica Quiñonez.
AGOSTO Huellas Imperecederas
Catarsis
El 5 de agosto se hizo la entrega de este libro a su autor, Raúl Alvarado Pinelo en la Galería del Centro.
El 13 de este mes se inauguró la muestra del maestro Sergio Valenzuela -Valenz- en la Galería del Centro.
Sahilal El día 19, la Fundación contra el Hambre presentó este libro con fotografías de Freddy Murphy en la Galería del Centro.
Exposición - venta El 26 de agosto se inauguró esta muestra pictórica a beneficio de las obras sociales de la Asociación Diplomática, en la Galería Guatemala.
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ENGLISH TRANSLATION EDITORIAL From page 11
Edition number 51 is full of nostalgia. In it, we remember our childhood and the way we played as children. Although it is true that new technologies have contributed to the progress of our civilization, they have also substituted those ways of playing that forced us to profoundly explore our child-like creativity. It is this nostalgic longing that has driven us to dedicate the present edition to toys. In chronological order, we approach the topic to carry out a sort of revision on the evolution that these objects have undergone throughout time. We return to our ancestral origin by presenting a brief study of Prehispanic toys, recognizing that, although we do not know with certainty how children played before the Spanish Conquest, or if the use of certain uncovered evidence was that of a playful nature, it is interesting and important to understand activities of leisure in Maya culture, being that this is a topic of scarce research and analysis in historic studies. The changes these objects underwent with the introduction of new materials and techniques are reflected in traditional handicrafts manufactured manually in artisan workshops. It is these toys made from noble and simple materials that remind us of the local fairs and good times spent with our friends in the neighborhood when we were just children. Industrialization renewed production processes of toys and opened up the field in which they were manufactured, involving the influence of sports. With this revolution also came greater inclusion of feminine as well as masculine roles in games. If at one stage tradition established social convention, it is in this new mechanized era that these roles begin to mix and redefine themselves. Due to the multiplicity of meanings and the particular evolution of toys as cultural reflection, the field of artistic expression has also absorbed these playful objects as aesthetic elements. Thus, as a form of conclusion, and in order to observe toys from another perspective, we approach them from this point of view; one in which they are seen more evidently as a reflection of the society they represent from their origins.
Mariflor Gálvez
In a more globalized world, with much influence from European and northern countries, we find ourselves today with much more diverse toys, promoted by marketing techniques, the commercial function of which seems more important than the playful purpose. It is important for us to remember what it was like to be a child in Guatemala before this era, and perhaps to reflect on the future that new generations face regarding games and entertainment.
Colección Casa MIMA
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CHILDHOOD WITHOUT TOYS? A BRIEF EXPLORATION OF TOYS IN THE PREHISPANIC ERA Luisa González-Reiche / From page 14
Objects produced by a society are reflections of its history, beliefs, customs, or social dynamics; that is, its culture. An “imaginary order” exists which, early on in time –at the moment of its foundation or conquesthas been established to organize a population and maintain it in harmony. Culture, born from that “imaginary order” justifies its norms, hierarchies, traditions, and religions, and gives way to the creation of artifacts or objects which turn the “imaginary” element into a material object. As of 1000 B.C., Mesoamerica developed in urban aspects, giving way to considerable growth of its principal cities and to a centralized administrative system, hand in hand with economic development. Established laws and codes sought to organize that population, by then primarily sedentary. That “urban revolution” brought with it consequences both good and bad. On the one hand, it introduced wars among the new “dominant” cities. On the other, it rendered intellectual accomplishments such as writing, literature, knowledge of mathematics, astronomy, and philosophy, as well as artistic development. The tools that insured adaptation to change and promoted greater development implied knowledge and technological advancement, all of which would be reflected in construction techniques and ceramics. As opposed to ancient western civilizations, relatively little is known about the history of Prehispanic civilizations. The knowledge we possess of their customs, religion, knowledge, and artifacts stems primarily from archaeological discoveries. These allow identification of historical moments by means of material remains from distinct phases of their development. However, there is no “Prehispanic history” into which we can delve fully to comprehend all cultural aspects and evolutionary processes of such complex societies. Their chronology is based mainly on dating of artifacts such as ceramics found in various sites, identified according to the styles of each particular item and of carbon studies. Besides being difficult to trace in detail Prehispanic culture, from a general perspective, it is also difficult to determine exactly how daily life evolved then; what were the social dynamics, education, and relations, principally before the Spanish chroniclers arrived. Friar Bernardino de Sahagún, in his Historia General de la Nueva España, in the mid-XVIth century, managed to produce a detailed catalogue of traditions and beliefs of Aztec culture at a certain moment in time. However, few records exist which amply analyze aspects of life in that epoch. Therefore, more often than not we are unable to assure with certainty what can be read in codexes, stelae, murals, or ceramics, where information appears mostly regarding the nobility, astronomical data, and religious or cosmogonic elements. We have theories which, until disproven, are the basis of the knowledge we do possess. In reference to the daily life of children, their toys and games, the same phenomenon occurs. We know, for example, that in Europe, during the Lower Middle Ages, there was a period of time known as the “age of toys” in which a taste for games was developed in children, considered a primordial element in their moral formation and through which Christian values were transmitted (García Herrera, 1998). Children possessed objects created by artisans consisting in small wooden horses, dolls painted and decorated, and other dolls with dresses designed by tailors, created for the Spanish infantas or girls, or dolls made at home with simple materials. Moralists ordered that the content and dynamics of artistic expression be supervised so that, by means of games, children
could be introduced to the roles they would carry out in the future. In this respect, aside from their moralist objective, games were representational. They were an imaginative phenomenon which allowed children to enter into a sort of audition for adulthood. For the same reason, war games were common during the Middle Ages. Thus, aggression and religion were central to the formation and entertainment of Spanish children. Although numerous Prehispanic objects such as animals with wheels to be pulled or articulated “dolls” have been found, with characteristics indicating they were toys, it is difficult to affirm that these played the same role as medieval toys, for example. This is due mainly to the fact that many of these objects have been found in contexts which seem to present them more in a ritualistic function than artistic or expressive, often alongside funerary offerings. In the case of medieval toys, and in other civilizations, the sources that have aided in the elaboration of a “history of toys” per se, span the object itself to complementary objects or the context – an ivory doll found in a child’s burial from the IVth century in Tarragona, for example -, the toy spotted in a portrait in a painting or in literature, or documentary sources and archives, as well as in oral tradition. Sources for Prehispanic toys, in this respect, are scarce. Dutch author Johan Huzinga wrote in 1944 an extensive study on the role of games and toys in society. According to Huizinga, games are as old as culture itself. His term homo ludens makes reference to games as an inherent aspect to man, and toys as an element proper of socialization. Thus, toys are a cultural manifestation of games. It is through games that individuals – in general boys and girls – acquire qualities and attitudes proper of their culture. Games and toys also play cognitive roles. Games are a mental process that implies reflection, representation, socialization, and movement. Furthermore, all this resembles a sort of rite. Games are a means with which to confront surrounding problems and to forge attitudes toward others. Therefore, we can state, as Swiss author Gabriel Weisz declared, that playful events are inherent in our biology; they are activities of the mind and body which determine thoughtful conduct. Games are symbols, icons linked to the beliefs and needs of a society; so they also have a sacred function. In that sense, we could affirm that toys existed, principally from this perspective, in Mesoamerica. In 1950, researcher Francisco Javier Hernández stated in his article Were there toys in the Prehispanic era? that, although numerous figurines exist – dogs or coyotes, effigies of monkeys, armadillos, articulated dolls, balls, rattles, birds, and other objects for whistling -, these were not made with the deliberate and exclusive purpose of serving as toys. Hernández emphasizes the fact that we can easily imbue that character on the aforementioned objects, due to our modern vision of childhood life. Later, Carlos Espejel would debate Hernández’s ideas stating that “man in all times and all latitudes has always made toys. No society, however deeply immersed in its philosophical conceptualizations or preoccupied with the daily problems of its existence, could ignore its children to the point of neglecting to make toys for them.” This is an affirmation, as Hernández himself would have suggested, logical from a modern or western perspective. Sacred games, on the other hand, stem from a series of rituals expected to be assumed in order to establish or restore cosmic equilibrium. The game also invokes the divine. The best example we can provide in Mayan culture is the Ball Game, described in the Popol Vuh, the vestiges of which have been located in numerous archaeological sites, on playing fields as well as in representations of art and ceramics. The deities who play ball in the Popol Vuh possess astrological
significance and supernatural strength. The combat symbolizes duality between day and night, understood as a magical displacement. The ball player exists in another reality while he plays within a process of heavenly transformation. The ball, made of rubber, represents the Sun which must be kept outside the underworld. The other tools of the game also play an important role: leather strips, rings, gloves, head dress, mask. The twin brothers ascend, at game’s end, toward the celestial dome and turn into the Sun and Moon, thus complementing the cosmic plan. We know that the Ball Game was central throughout Mesoamerica, but we also know that it was purely ritualistic – religious – and was played strictly by adults. Another game of the same nature was the Palo Volador or Flying Acrobatic Pole.
considered a degree of great development in many civilizations. However, one concludes that the wheel never had a functional character because, on the one hand, sufficiently strong animals were not available to haul “carts,” and, on the other, the region’s terrain would not have allowed movement on wheels (Diehl and Mandeville, 1987). Although discovery of these figurines had been reported one hundred years before, it was not until the 1940’s that they attracted attention of researchers, beginning with the discoveries made at Tres Zapotes in Veracruz. At that time, Mexican muralist Diego Rivera, aware of this discovery, included in one of his murals of Mexico’s National Palace an Aztec girl pulling a small blue dog, with wheels, attached with a leash to its collar. This image seems to affirm a Prehispanic childhood just like any, surrounded by toys.
More recent investigations have sought to determine the existence of toys as such in the region, although the discussion of the role of many other objects continues. According to archaeologist Daniela Triaden, from the Aguateca excavation project in Petén, clay whistles found in the area were used to entertain children in the context of daily life. Based on the study of paintings where other instruments appear, but never whistles, it could be stated that these did not play a ritualistic function. The archaeologist suggests that whistles were used by women, since they were found in rooms associated with rattles and other artifacts used specifically by them. Furthermore, the whistles were found in groups, according to the distinct characters they represented, forming complete scenes. Because the center of Aguateca was abandoned abruptly (Ponciano, Inomata, and Triaden, 2013), this site conserves, in almost intact manner, elements of daily life in their original contexts, dating from the Late Classic period. Although we do not have sources indicating more clearly the game that children of the region would have played with these whistles, these and the manner in which they were placed suggest the idea of a representation of stories in which animals and humans participated. Such stories must have developed in the domestic environment at many social levels within urban organization.
Research into daily life and childhood in Mesoamerica mentions that the lives of children in some areas centered around hard work and discipline and, as they grew up, they would take on domestic chores. From three years on, girls would learn to thread and weave, as well as grind corn and make tortillas, while boys helped at home, for instance, hauling water, until they were six or seven, the age at which they began spending the day with their fathers, learning how to fish (Phillips, Charles, 2012). Boys had to adapt to work to which the family was dedicated, aside from basket weaving or ceramics, techniques which they began at age ten. Aztec children, at age ten or fourteen, went to school or telpochcalli, to one side of the local temple where boys and girls were educated separately. There, they learned history, public speaking, singing and dancing, and religious instruction. Boys also received rigorous military education, while girls learned to serve in the temples of the city. Everything centered around fulfillment of responsibilities aimed at serving the gods, the state, their community, and their family. Children of nobility, of course, were educated separately and received a more ample formation. Friar Barnardino de Sahagún describes the raising of Mexica children, evidencing that, in the Prehispanic era, the child was seen as a subject-object who provided continuity for the group and tradition, but he does not mention objects adapted for their age that might have served as a “rehearsal” for what they would have to do as adults. Effigies, also found in El Salvador, where animal or human-form figures are mounted on platforms with wheels, date from the Classic and Early Postclassic periods, so they do not appear in the chronicles of the Conquest era, since they were no longer made at that time. Although at some point in time they were defined as “toys,” it is most likely that they were objects used by adults in ceremonial activities. This
Mariflor Gálvez
Another investigation suggesting the presence of toys in the Prehispanic era refers to effigies of animals with wheels in Tula, Mexico. Archaeologists Richard A. Diehl and Margaret D. Mandeville state that, although they have been called “toys” in previous discoveries, these objects do not seem to have a playful function. As opposed to many ancient civilizations, in Mesoamerica the wheel did not exist, except for these small figurines made from clay. This information is of great interest, if one takes into account the fact that the wheel is
theory is supported by the context in which many of these figures were found. Additionally, we know that the animals represented were central to the culture because they were associated with a supernatural world. In the same manner, Sahagún mentions paper figurines that a witchdoctor “would dance (…) in the palm of his hands,” suggesting puppetry, an idea supported by the amount of chamanic marionettes found in different parts of the world (Weisz, 1986). On the other hand, wide-hipped female figurines have been found buried, implying a fertility ritual. These objects, thus, are incarnations of tangible myths, a role which, in the long run, toys we know today also play. With the Conquest, traditional Spanish medieval toys and new sacred figurines substituted or transformed previous toys and, with them, a new visión of child education and the tools that would instill in children the new cosmic vision. Presently, we understand games and toys as an educational or aspirational tool, on the one hand, or a reflection of technological development, on the other, making them part of an economic system which, at the same time, makes the child part of this whole. Although we cannot know with certainty what games Prehispanic children played and how they lived out their childhood – usually brief, being that, if they managed to live long enough, they were given in marriage when they were twelve years old -, we know that the tools which would have accompanied them and the dynamics proper of their imaginary life served the same purpose as toys in other cultures and other times: to accentuate, by means of material form, an order imagined as future adults. Therefore, children assumed the roles which, according to norms and established beliefs, they should play.
POPULAR AND TRADITIONAL GUATEMALAN TOYS
Ofelia Columba Déleon Meléndez / From page 26 Popular Guatemalan toys play an important role in traditional popular culture (folklore), particularly in its social aspects as in those related to its material heritage, being expressions of traditional art and crafts. Toys and traditional games –their intangible heritageare at risk of disappearing due to changes in social dynamics influenced by globalization and the media. All those toys made by adults from popular sectors for the amusement of children are considered traditional toys. These, contrary to commercial toys, are not manufactured for profit but created for the purpose of amusement. Thus, the manufacturers derive very little profit for their work. Additionally, the materials used are inexpensive and obtained easily, like wood, paper, fabric scraps, clay, and others. Spaniard investigators, Pía Timón, Esperanza Sánchez and Natividad Salmador, recognize the importance of conducting research about popular toys due to certain fundamental motives: first, because they respond to a visualization of everyday life utensils adapted to childlike mentality, miniaturized; and on the other hand, because they add new elements to their functional purposes. (Timón, et. al., 1977.5). Toys that adults from popular sectors give their children imitate their world; they are a copy, reflecting a particular reality. Commercial toys have quite distinct characteristics popularized in a consumer society. Toys proper of industrial societies are not denied capacity of stimulating children’s imagination, although they result inaccessible to a sector of society, unlike traditional toys available for everybody and satisfying playful needs. Popular and traditional toys are characterized by being moral, magical, imaginative and subjective. Commercial toys can have a moral goal, or may not, since evil can prevail. Technology dominates them, being concrete and tangible.
Figurilla articulada. Colección del Museo Popol Vuh, Universidad Francisco Marroquín, Guatemala MPV 0478
El juguete en Guatemala
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Currently, psychologists view toys from two fundamental standpoints: in their knowledge content, as learning instruments; and in their emotional aspect, or as has been said, their personality expression, according to projective modalities. Regarding popular and traditional toys’ didactic and pedagogical possibilities, teachers must consider children’s innate playful activity and make the most of it in the development of their teaching exercises. Additionally they must include, as main aspects, the imagination and creative capacity they have during their evolutionary stages. Taking into account the above, popular and traditional toys are objects of aesthetic character as they are handcrafted; they also are imaginative objects since they contribute greatly to stimulate imagination. Additionally, they are motivational objects, as they awake interest in diverse school subjects. Furthermore, they are socializing objects because they aim at joining social activity and mingling playmates. Also, they contribute to development of sensorimotor coordination and manual dexterity through the manipulation of objects. Therefore, they are driving forces. A general classification of Guatemalan popular toys follows. It is possible to make diverse categories considering various aspects, such as materials used, manufacturing sites, and others. However, here we take as a starting point the function toys carry out within children’s lives, since roles are established from childhood and their characteristics are clearly defined.
TOYS FOR GIRLS It is well known that every girl should have small utensils to play house. These we find made of ceramic and can be complete kits or single pieces such as small pots, little jugs, tiny jars, and cups without paint (clay colored), or painted and glazed. These toys are produced in Chinautla, Rabinal, La Antigua Guatemala, and Totonicapán. To continue with the domestic issue, girls play house with small wooden furnishings like chairs, tables, beds, dressers, and kitchen utensils such as spatulas and beaters. The main manufacturing center of these toys is Totonicapán. For shopping, or simply to complement the game, girls also have baskets of diverse sizes and materials such as wicker, palm and others. Basketry is produced in Sololá, Totonicapán, Chimaltenango, Chiquimula and Guatemala. To complement the little kitchen, there are tin utensils such as strainers, funnels, and watering cans. Production centers are located in La Antigua Guatemala, Villa Canales and Guatemala. Dolls are fundamental in this dynamic situation in which girls play at being ladies, with all their functions, including the most important: being a mother. Cloth dolls are produced in La Antigua Guatemala.
TOYS FOR BOYS Boys play with all types of means of transportation such as carts, small trucks, and cars. These generally are made of wood, as well as musical instruments from guitars and rattles, to small marimbas. Little ones entertain themselves with clowns (acrobats), horses, spinning tops, guazapas (small spinning tops), and capiruchos [T.N.: a cup attached to a ball with a string], made of wood. Production centers are Totonicapán and La Antigua Guatemala. Toys for boys made of other materials include pinwheels (which can be made of paper), carriages, drums, and paper or cardboard planes produced in various sites of the Republic. There are ceramic toys for girls and boys such as whistles and money boxes/piggy banks of diverse sizes, as well
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as shepherds and figures for nativity scenes. They can be found in a range of materials such as piñatas made of paper and a wire frame and “paper surprises” made in Guatemala City. Rosaries made of tuza [T.N. the husk surrounding the corncob] filled with sugar candy and manufactured in San Martín Jilotepeque. There are also cotton doves and monkeys made of wire and bristles produced in Guatemala City, as well as diverse animal figures made of wool. Additionally, children also play with chicharras [kazoos], chinchines [rattles], tecomates [T.N.: rattling gourds], manufactured in various regions as well as the famous rubber balls from the western region of the country. Within this wide range of popular and traditional arts and crafts, it is possible to find numerous artists and craftsmen dedicated to manufacture toys as their complementary artistic and handicraft work; and others who exclusively dedicate their time to the task of supplying the population of children with objects to play and acquire dexterities for life.
AMUSEMENT FOLLOWING THE INDUSTRIAL REVOLUTION Anibal Chajón / From page 42
With industrial development the world of toys took a path until then unknown. Due to mass production, price reduction was significant. Industrial processing started in 1733 with the mechanical spinning machine which was improved in 1779 with the application of the steam engine´s energy developed in 1774. Thereafter, mechanization was applied to all consumer goods, of which toys were not excluded. So, from the beginning of the 20th century toys were no longer produced by craftsmen or at home, to be factory made, distributed and placed in bazars and stores. As in all economic aspects there were toys for the elite class, the most expensive, and for the other social stratum at a lower price. Handcrafted toys did not disappear nor did those objects that children’s imagination turned into toys. As in all times, each culture aroused development of boys’ and girls’ social roles with toys adequate to each gender. In Europe it was expected that boys would be successful in the military service, workers professionals or businessmen. Conversely, girls’ expectations would be of being a housewife, with an exquisite elite education, and with a practical sense in society. Therefore, boys´ toys included soldiers, swords, guns, rifles, bows and arrows, marbles, and animal figures. Girls’ repertoire included dolls, dining and cooking utensils, miniature houses, household goods, and others
SOME TOYS Among the most popular toys in all social stratums were marbles, balls of diverse sizes to entertain in a group, which were considered boys’ games. Mexico is one of the main toy producers in the world. Marbles have been found in houses from the 18th century, which indicates that in the 19th century they were manufactured and supplying the Guatemalan market. Their production requires ovens reaching up to 1500° Celcius. During the 19th century, due to technology, dolls were more natural looking than the ones before. In the 18th century dolls for the elite had porcelain heads, hands and feet, a process developed by the Germans, and passed over to Italy, France and Spain. In 1810, papier maché started to be used for heads, lowering their costs. In 1830, screws for the arm joints were developed. The rest of the body and clothes were made of fabric. Shortly thereafter, in Germany dolls were created with an elastic mechanism, producing a sound similar to mama and papa. Another doll was developed in France which appeared to be able to eat. After 1880, Thomas Edison invented an adaptation of the phonograph so that dolls could repeat words.
Little kitchen and dining utensils became popular during the 19th century. Dining utensils were made of porcelain and kitchen ones of pewter. France and Germany were the main distributors until the invasion of the North American market, beginning in 1899. Miniature houses were also produced with entire household goods, including kitchen and stoves. Stuffed teddy bears originated in 1902, with dolls covered with Angora goats’ wool. Teddy Bears were designed by Morris and Rose Michton from a drawing of Clifford Berryman. They arrived quite soon to Guatemala because of the commercial relations with the United States. Books were another object of entertainment, although extremely expensive in spite of the development of the printing press. Towards 1830, books suffered a decline in price becoming more accessible. Among the first authors of children’s books, Dane Hans Christian Andersen is outstanding for his story “Tin Soldier” published in 1838 and translated into other languages; it narrates the existence of a tin soldier playing war. Jack-in-the-box, the ballerinas in a music box, all of them were traditional toys in 1838. An artistic work related to playful objects is The Nutcracker Ballet staged in 1892, describing a girl’s dreams during Christmas night; the main character is a nutcracker looking like a soldier. Puzzles, paper dolls made of thin cards with clothes made of paper, masks and other cardboard and paper objects were print related settings distributed massively beginning in 1919, after World War I. Other objects of childhood amusement were Wooden Horses. They were developed in Europe and immigrants disseminated them everywhere. For example, in 1877, a factory of wooden horses was established in Argentina by Italian entrepreneurs. Guatemalan newspapers of the beginning of the 20th century show wooden horses advertisements of elite department stores. Likewise, puppets and marionettes arrived, although they required experienced manipulation. The rise and growth of transportation allowed expantion of the repertoire of playful objects. Train transport was developed in 1825 and 1830 in England; it was installed with improvements in the continent and in the world during the remainder of that century. The railway came to Guatemala in 1884 and was completed in 1908. The first providers of toy trains, designed for adults to play with children, were in Germany, starting in 1891. That country maintained important commercial relations with Guatemala especially since 1896. Nevertheless, beginning with World War I the United States provided that market. The automobile started in Germany in 1888, but was generalized in 1900, arriving in Guatemala towards 1906. The bicycle was developed in 1817 in Germany; improved in England, reached popularity in 1867, and arrived in Guatemala towards 1880. By 1877 toy bicycle factories existed in South America. Another means of transportation was the airplane, created in the United States in 1903 and reaching Guatemala in 1912. Separately, the telephone was patented in the United States in 1876, being installed in Guatemala in 1884. What happened with those devises is the same phenomenon that occurred with soccer balls. There are references that the first soccer game was celebrated in a field installed in the central part of the Northern Racecourse in 1902, and the next day, children played with improvised balls made of fabric. This way toy planes and phones arrived, yet the most popular were paper planes made by the children themselves. North American toy planes became popular after 1927 when Charles Lindbergh made long-distance flights. The same happened in Guatemala with Jacinto Rodriguez Diaz in 1929. Other sports introduced to the territory like baseball and basketball allowed children other forms of amusement with professional equipment imported from the United States or improvised by the players.
Among board games, there were checkers, chess, and other old games benefitted by industry. From those times is The Landlord’s Game, created by Elizabeth Maggie around 1903 which originated the game of Monopoly.
CHRISTMAS AND TOYS Although traditionally toys were not related to any specific date, marketing techniques facilitated a connection with Christmas. In Guatemala, in 1900, there was already a relation to Santa Claus, as can be found in La República journal, directly connected with North American publicity which started in 1899. For example, in 1901 at Casa Central a distribution of toys was made for children in need. In 1902 it was convenient to install Christmas Trees. By 1935 the Fir was considered the ideal tree for the holiday.
GUATEMALAN BUSINESSES The existence of a Guatemalan toys Factory during the 19th century has not been determined. But in 1939 Joux-Joux located on 12 Street and 6th Avenue of zone 1 was in operations. In 1941 Antonio Davila’s factory on 11 Avenue near 18 Street was specializing, due to World War II, in longboats, torpedo boats, planes, hydroplanes, tanks, railways, trucks, and kitchen and range equipment. In 1943 the Francis Factory on 1st Street near 5th Avenue was producing 120 toys per day and exported to Central America and Panama. Among the stores selling foreign products the most prominent were Biener on 6th avenue between 8th and 9th streets, and La Juguetería on the same avenue and 10th street, both in zone 1.
TOYS, AESTHETIC TERRITORY Jaime Moreno / From page 58 Toys are objects of multiple facets within society. They represent, for example, learning and quality time for a child to develop as a human being in his growing process, by means of interaction with other objects of his surroundings in a ludic or playful environment. They also are clear examples of identity of diverse social groups, when being associated directly to local materials, aesthetics, and tradition, in order to find thus a determined shape in each territory. But toys also have other significance, more abstract and emotional, valid to understand their social importance. A toy can be the bearer of memories, a kind of sign that associates, subconsciously, happy (or sad) remembrances that come to the adult mind, connecting the adult with his roots. Additionally, a toy has the function of generating emotions. Suffice it to see a child’s smile (in any contextual condition) when facing a toy to understand the capacity this type of object has, to become a window to parallel and intimate worlds where we can enter to explore ourselves. In its most formal meaning, a toy is an object, one destined for playing, and in many cases, for learning. That is the reason they have always been associated with children, although they are also used in daily life by many adults and from diverse perspectives, such as the recreation, education, and even sex. In this context, toys can be understood as an everyday element in human society; history, as definite as it is, appears to confirm so. Although we have no knowledge of the exact moment toys appeared for the first time in the history of humanity, it is clear that both, the game as well as the playful function of some objects, have been present since the beginning itself of man’s complex thought. Therefore, we find precise examples of well-preserved toys from ancient classic cultures. In this regard, archaeological remains from Rome indicate playful use of diverse figurines made of materials like ivory, proper of a cosmopolitan empire. Also, dolls made of gold and other precious materials destined for playing in Pharaonic Egypt have made it to our times.
In America, the different cultures populating the continent before the Spaniards’ arrival also developed toys for infants. There are examples of dolls made of perishable materials in pre-Incan Andean civilizations (it can be assumed that during the Incan Period they were common as well). Additionally, and closer to local context, in the Mesoamerican region there are remains of some models of toys from the pre-Hispanic age. At this level some zoomorphic figures with wheels on their limbs are found, as well as all kind of figurines and whistles. There is evidence of more complex games, such as the patolli (a type of board game), and rubber balls (used also with ritual significance). This is in addition to colonial toys which established themselves in society through the course of the following centuries. The most common examples are rattles and shakers, along with miniature kitchen utensils, kits and dolls made of more resistant materials. However, toys have another story, another side. Their shape and function are also linked to one of the most upstanding and intimate human creations: art.
AVANT-GARDE AND THE INCURSION OF ALL THINGS PLAYFUL The passage of the 19th to the 20th century brought about great structural changes in society, which were amply reflected in the aesthetic currents of the moment. In Europe, a growing tendency toward the strengthening of processes of industrialization and a cultural scene increasingly affected by incipient processes of globalization gave birth to different avantgarde movements in art, breakthroughs that radically changed the world’s way of expression by aesthetic means, composing a new vision of the world. This process, which in essence sought to find innovative forms of expression removed from the weight of academic tradition, began during the 19th century with the emergence of artists such as William Turner and the impressionist movement. However, it was during the first two decades of the 20th century that the avantgarde movement was established as such, forging new ways of understanding art and its materials. Here is where toys as a re-signified object appear, since part of the aesthetic exploration of this period addressed the idea that art must be, above all, a playful field of investigation. The child, so the beginning of the 20th century artists thought, was a very important part of the adult “self”. One of the artists who contributed to this idea was Marcel Duchamp. His work was a path not only to utilizing toys in art, but also to re-defining the basis of what art is and how it is conceived. Through his ready mades, Duchamp incorporated playful objects, toys in essence, to his creations. As a result, pieces such as Bicycle Wheel (1913) appeared, in which the artist attempted to exceed the canonic conditions of art in an environment of apparent lack of logic. To the work of the Dadaists other important artists of the avant-garde would follow who also used toys as key elements for their aesthetic proposals Another of the great 20th century artists who studied the idea of toys as an opportunity of exploring aesthetics was Alexander Calder. Besides his mobiles and sculptures, the artist introduced himself with certain fascination to the production of small anthropomorphous figures, giving them personality and context. He manufactured them for his personal “circus” and even held performances. By the 1920’s, Jean Cocteau, Mondrian, and Miró enjoyed Calder’s ludic shows and his marionettes. Towards mid-20th century, Paul Klée also experimented with the idea of toys as an aesthetic field. Klée designed for his son, Felix, a series of puppets, which pick up the personal chromatic array of the artist and also his lines and basic compositions. Additionally, several artists decided to engage in researching toys as art’s playful elements, among them, Malevich or even Picasso himself. This powerful tendency, sometimes not visible, has continued increasingly strong until our days.
TOYS, ONE MORE ELEMENT OF CONTEMPORARY ART Currently, the art world is more receptive to innovative forms of expression, not traditional and experimental. It is normal to find pieces that behave in strange ways to the traditional art-goer’s eyes, which spring between one form of expression to another (paintings and sculptures, for example), constantly re-defining codes among which the artist’s message communicate what the artist hopes to transmit. Therefore, contemporary art is, today, considerably closer to new technologies and elements proper to the current culture. However, toys have found a space in this new scene and have taken advantage; therefore, several artists work with those playful elements. One of the most recognized contemporary artists today is Jeff Koons. This North American artist if one of the most popular, although his work wanders between pop, minimalistic, and kitsch. However, his work is characterized by inclusion of clear references to toys, especially of the middle class. One of his most recognized pieces is Balloon dog, a sculpture representing a childish toy made of gloves. Among other things, this sculpture came to be the highest priced sculpture sold by a live artist. With Koons, other current artists are working around toys. For example, Hans Hemmert’s work in 2007 presented a tank’s specific volumetrics using only gloves. Also in this tendency comes Maurizio Cattelan’s proposal, in 2008, Daddy, Daddy, in which a small Pinocchio doll floated in a decorative fountain simulating the scene of death by drowning. It is true that a toy is an element that has fascinated great artists since the process of art’s academic rupture; the tendency has been generalized in past years. The power of globalization has allowed artists to explore, more democratically, diverse artistic expressions and toys have not been the exception. There are artists at an international level that dedicate themselves exclusively to producing with toys, as is the case of Robert Bradford from Great Britain, who produces his pieces only from small discarded toys. Thus, the use of toys is a tendency with increasing profile in the art world, making the great celebrities of the world’s artistic circles notice them to generate their own proposals (including Ai Wei Wi who has experimented with those objects). In a globalized world, art continues to interconnect with different territories around the world. Tendency of toys in contemporary art, then, is not unknown to Guatemala’s particular context.
TOYS AND THE LOCAL CONCEPT In Guatemala, use of toys as part of the proposal of contemporary artists’ compositions is relatively common practice. Different national artists have engaged in works with these playful objects as main characters, either those traditional in Guatemalan society, or those industrial products with foreign influence. However, the global tendency to use them is clear, as is the local intention to follow that line. In a dignified exercise of globalization, Guatemalan contemporary art proposes from its own perspective (both physical and conceptual) pieces that combine toys’ playful essence with an abstract, profound, and coherent message of their reality. Regarding the use of toys in Guatemalan contemporary art, one of the main points of reference is the collective group La Torana, now defunct. It is made up of visual artists Erick Menchú, Marlov Barrios, Josué Romero, Norman Morales, and Plinio Villagrán and was active for an extensive period during the first decades of the 20th century. In relation to toys, one of the best examples is the Latin Toys exhibit, presented in 2008 for the 16th Bienal de Arte Paiz in Guatemala (which won the main prize). To the collective participants, toys are viewed as an object worthy of re-signification, in which implicit playing can acquire profound social
El juguete en Guatemala
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Although he is not Guatemalan born, another local artist who has extensively worked with toys as points of reference is Walterio Iraheta. This visual Salvadoran artist uses toys (or their shapes) to conceive ideas that acquire meaning in repetition and in confrontation. Two series stand out in his work, Happy Meal and Play Land, where he brings together, through installations, small objects (clear references to pop culture and to globalized western culture), which he places in concrete compositions forming cycles and in conceptual expression, stating contradictions and repetitions of the society in which we live. Iraheta achieves his objective through toy weapons, figures in series and in chromatic array, ranging from mate gray to brilliant metallic (which could be a clear reference to Koons’ work). Furthermore, if we understand certain balls used in sports and other playful objects related to physical activity as toys, another of the contemporary artists exploring this tendency is Darío Escobar. The artist’s pieces ranging from the embossed silver coating of a scooter divided in irregular sections, to the montage of footballs in aerial installations, all are a playful attempt at dialogue with contemporary international tendencies. Escobar, moving between minimalism and abstract art, does not hide in his construction a clear intention of playfulness and irreverence in his aesthetic proposals; ready mades intends to disconnect the observer from the traditional vision of art work, and place him face-to-face with the complexity of possibilities an industrial object possesses, bursting into a context not its own. Another Guatemalan visual artist who has explored toys as aesthetic objects is Luis Fernando Ponce. Through photography, this artist proposes a dialogue between his own experience with consumerism and all those phenomena derived from this particular one. Thus, by means of photographs that he himself modifies throughout the darkroom process and in which he intervenes on the printed product, Ponce proposes series of images which reveal to the viewer a world drawn from the vision of contemporary violence and colonialism. However, Ponce’s pieces also examine toys as objects susceptible to new meaning in art. His work illustrates photographs of modified balls, of rubber ducks, and other playful objects. There are also sculptures of objects reconstructed in their form in order to resemble objects which turn out to be a type of cartoon approximation to reality, such as an airplane. From this perspective, the artist also explores a visual approach to small toys, meant to imitate reality, such as his miniature cars. Thus, Ponce has become interested in constructing realities with toys, such as stuffed toys, dolls, and other objects.
ALL DIE In Guatemala, talking about art necessarily means talking about the social reality we live; a violent and quite often dreadful reality. That is the case of toys as aesthetic elements. Soldier figurines have been recurrent items for artists, because in a country such as ours, the small plastic figures simulating members of the armed forces have been classic toys for several generations, besides being a clear reference to a world in a constant state of violence. Within the group of artists using these elements as objects for artistic composition is Erick Menchú, who has been involved in the elaboration of objects agglomerating small plastic soldiers, as is the case of his pieces Troya, Bosque and La danza, 2011. Here the artist applies scenic compositions of multicolored soldiers obtaining a different result to the physiognomy and the surroundings of the components. Also, visual artist Ángel Poyón (based in San Juan Comalapa, Chimaltenango), in his piece Kikoten B’ix (2005) built
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a pentagram of the Hymn to joy with more than 1300 plastic soldiers painted in white. Poyón also has approached another type of toys for his compositions, such as modified baseballs and miniature wooden chairs. However, one of the most definitive examples of toys used in Guatemalan contemporary art comes from Fernando Poyón through his piece with no title created in 2002. Here, the artist intervened a perinola [T.N: a wooden or plastic toy with various sides] showing various messages different to the usual ones, inviting the observer to “play out his luck” amidst a hostile society. Among others, one of the game’s possibilities is to face the lapidary “all die”.
Colectivo La Torana
connotations, with every-day application as well as historical claims.
In art, a toy is aesthetic territory, and for more than a century artists have understood this to be so. Over the course of the last decades, these objects destined mainly for the playful and pedagogic level, have been involved in a process of change of usage that only artists can give them. They have been aestheticized, re-signified, and have acquired conceptual dimensions like empty fields that artists are in charge of filling with deeper concepts of their own aesthetics. Today, a toy is one more element in the vast language of contemporary art, which views possibilities of abstraction even in the simplest everyday object.
Latin Toys Colectivo La Torana
FUNDACIÓN G&T CONTINENTAL ACTIVITIES From page 72
MAY PORTRAIT, THE ENIGMA BEHIND THE FACE The exhibition of artists Camilo Almaráz and David Ramírez was inaugurated on May 6th in Galería Guatemala.
tendencies, themes, and essential characteristics, with the participation of Eduardo Villalobos, Vania Vargas, César Yumán, Iván Méndez, Arnoldo Gálvez Suárez, and Angélica Quiñónez.
MUSEUM NIGHT IN THE HISTORIC CENTER On Friday, May 22nd, Fundación G&T Continental participated in the festivities of International Museum Day by welcoming 875 guests.
JULY
JUNE SHIPWRECKED – THE DANCE The photographic exhibition of artist Rogelio Clará was opened at Galería Guatemala on June 3rd. VÁSQUEZ, GRAPHIC WORK On June 4th, Fundación G&T Continental’s Galería del Centro opened its upper floor to exhibit works by the great master of Guatemalan art, the renowned Dagoberto Vásquez. ORDER OF THE ARRAYÁN The Order of the Arrayán was awarded on June 10th to maestro Manolo Gallardo and to the Guatemalan Central Bank. Fundación G&T Continental grants this honor once a year to those persons or institutions who contribute to enhancing culture. FROM ROMANTICISM TO THE VANGUARD MOVEMENTS IN GUATEMALA CITY On June 24th, Galería del Centro inaugurated an exhibition that brought together the production of 57 visual artists no longer living. PARENTHESIS: WHILE THE DINOSAUR SLEPT On June 25th, this conversational roundtable took place touching upon contemporary literature, its
STREET PHOTOGRAPHY: ETERNALIZING THE EPHEMERAL The photographic exhibition of the most recent work of artist Karla Acuña Vela was inaugurated at Galería Guatemala on July 8th. FILGUA From July 16 to 26, Fundación G&T Continental was present at Guatemala’s International Book Fair which took place at the Industrial Park.
AUGUST UNPERISHABLE TRACES This book was presented to its author, Raúl Alvarado Pinelo, at Galería del Centro on August 5th. CATHARSIS Maestro Sergio Valenzuela-Valenz’s work was inaugurated on August 13th at Galería del Centro. SAHILAL On August 19th, the Foundation against Hunger presented this book with photographs by Freddy Murphy, at Galería del Centro. EXHIBITION - SALE Galería Guatemala opened its doors to inaugurate this pictorial sample to benefit the social activities of the Diplomatic Association.