Evangelios aburrimiento

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Evangelio El Aburrimiento

Ruth Toronell Alfonso Bacquelaine Miquel Llobet Ă lvaro Alcalde


PARÁBOLA

San Juan

6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. En esta parábola que les dice Jesús de: yo soy la puerta de las ovejas se muestra un aburrimiento a la hora de que los que lo escuchab66-an no lo

entendían a lo que se refería.


PARÁBOLA 2 Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betseda, que tiene cinco pórticos. 3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. 4 Porque el Angel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera. En este milagro que ocurre después de que alguien se meta en el agua agitada y que se ya no tengan esa enfermedad, ya no sean cojos, ciegos ni paralítico… provoca una multitud de gente que quiera ir a curarse, y uno por uno provoca este aburrimiento.


San Marcos PARÀBOLA DEL SEMBRADOR

“Un agricultor salió para sembrar su semilla. Cuando él dispersaba las semillas, algunas cayeron a lo largo del camino, y las aves vinieron y las comieron por completo. Algunas cayeron en sitios rocosos, donde éstas no tenían mucho suelo. Estas brotaron rápidamente, porque el suelo era poco profundo. Pero cuando el sol subió, las plantas fueron chamuscadas, y ellas se marchitaron porque no tenían ninguna raíz. Otra semilla cayó entre espinas, que crecieron y ahogaron las plantas. De todos modos otras semillas cayeron en suelo bueno, donde estas produjeron una cosecha de cien, sesenta o treinta veces lo que fue sembrado”


REFLEXIÓN El que recibió la semilla que cayó en sitios rocosos es el hombre que oye la palabra e inmediatamente lo recibe con alegría. Pero ya que él no tiene ninguna raíz, él y su gozo duran sólo un tiempo corto. Algunas personas toman el evangelio como una novedad. Pero entonces ellos se aburren de ella, y cuando éste no soluciona sus problemas, ellos se marchan. El que recibió la semilla que cayó entre las espinas es el hombre que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y la falsedad de las riquezas lo ahogan, haciéndolo infructuoso. La gente no tiene que ser rica para ser engañada por las riquezas. Toda clase de personas pueden ser distraídas por las preocupaciones de este mundo, y un buen número abandonan por esta razón. Ellas están más preocupados sobre este mundo que lo que están sobre su eternidad. Pero el que recibió la semilla que cayó en buen suelo es el hombre que oye la palabra y lo entiende. Él produce una cosecha, obteniendo cien, sesenta o treinta veces lo que fue sembrado. Jesús quiere que nosotros seamos esta clase de persona que retiene para siempre el mensaje del Reino.


Cuando la vida se hace aburrida, inquietante o simplemente ya no tenemos ganas para cumplir nuestros objetivos, podemos elegir si hay que dar fruto para el reino o no. Esta es la clase de mensaje que JesĂşs nos da en la ParĂĄbola del Sembrador.


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