pere & ona juan
HabĂa una vez dos gotas de agua que vivĂan en una nube. Felices en la inmensidad, pasaban el tiempo divirtiĂŠndose y compartiendo juegos con otras gotas.
Una de ellas cayó sobre la hoja de un árbol y luego sobre otra y otra, hasta llegar al suelo. Allí se hundió en las profundidades de la tierra y fue encontrándose con otras gotas hasta confluir en un río subterráneo oscuro, frío y silencioso.
Pasรณ mucho tiempo en la oscuridad sin ver la luz, rodeada de mรกs gotas. Pero su amiga no estaba entre ellas y se sintiรณ terriblemente sola.
Durante una larga temporada estuvo viajando por curiosos lugares de aquel cuerpo. RecorriĂł parajes muy diferentes. En algunos de ellos, la luz llegaba velada a travĂŠs de cortinas de tejidos.
Mientras tanto, la otra gota, había caído en un gran lago de aguas tranquilas. Estuvo mucho tiempo ahí, fluyendo en apacibles corrientes, hasta que un día, fue absorvida por una inmensa fuerza hasta una imponente catarata.
Pero esta vez, a diferencia de la anterior, la angustia no se apoderó de ellas. Comprendieron que algún día se volverían a encontrar, tal vez en un copo de nieve, en un arroyo, en un pipí o en una lágrima, y que, de alguna manera, siempre estarían juntas.
Guía pará padres y educadore Origen del Cuento “Dos gotas” | Pere Juan El origen de este cuento es una propuesta de expresión corporal y danza en La Caseta con el grupo de grandes (4-6). Creé una narración simple con la intención de sugerir imágenes para ser vividas y expresadas corporalmente, individualmente y en grupo. En estas edades, en las que el mundo simbólico es de gran riqueza, ofrecer imágenes tiene un potencial inmenso para facilitar la expresión artística, sea en el ámbito corporal, plástico, sonoro o del lenguaje.
Hay que aclarar que no se trata de la aplicación de un guión predeterminado que ellos y ellas reproducen a su manera, si no de una estructura abierta en la que pasamos por diversos estados, contextos simbólicos compartidos, pudiéndonos entretener un uno, saltarnos otro y surgir otros nuevos, siempre desde el diálogo vivo entre ellos y el adulto que lleva la sesión. Se trata de vivir una experiencia, sentir qué resuena de una imagen en nuestro
interior y movilizarla. Quiero señalar el valor de ofrecer una vivencia profunda a partir de imágenes que producen sensaciones y emociones y a partir de las cuales el cuerpo se mueve sin una intención de transmitir un mensaje concreto para ser comprendido desde afuera. Situar al niño en este contexto puede parecer complejo e incluso irreal. Alguien se preguntará cual es la vivencia de los niños. Mi respuesta es que todo depende del contexto que seamos capaces de crear, dónde pone el adulto su intención. Si los niños viven en un ambiente donde son respetados y no son exigidos a ser de una determinada manera, si se respeta su esencia, entonces pueden vivir y expresar esas imágenes sin condicionamiento externo. Un texto como Dos Gotas, es una Guía para padres y educadores
matriz de caminos, sugerencias que nos van a permitir que emerjan mundos imaginarios personales y compartidos. No es un camino unívoco y de trazado predeterminado, es un viaje-aventura, en el que juntos decidimos los lugares que visitaremos y los caminos por los que transitaremos. Cómo podemos servirnos de este cuento (y de muchísimos otros). El valor de los cuentos reside en su inmensa potencialidad para evocar el mundo inconsciente, la posibilidad de explorarlo, expresarlo y recrearlo. El mundo imaginario se articula como un lenguaje simbólico, es decir, polisémico e interconectado. A diferencia de un lenguaje de signos que requiere eficacia en la transmisión de mensajes concretos, el lenguaje simbólico tiene una función de
| Origen del Cuento “Dos gotas”
Esta es la historia de un viaje; un viaje simple y apasionante a la vez, acorde con las leyes de la naturaleza y la vida que anima todas sus partículas, por pequeñas que sean. Dos gotas de agua viajeras se emocionan, se dejan llevar por la fuerza de la vida, descubren nuevas realidades, se maravillan, se despiden y se reencuentran, aprenden... Texto e ilustraciones juegan y asombran, dialogan para dar impulso de vuelo a lo pequeño y cercano, a lo que vemos fuera y también podemos encontrar dentro de nosotros mismos. Begoña González