SHEN Y L A TIENDA DE BESOS
M貌nica Gallifa 路 Ju Castelo
Shen y la tienda de besos Primera edición 2014 ©Texto Mònica Gallifa ©Ilustraciones Ju Castelo ©Yekibud Yekinabud Diseño y maquetación: Victoria Pazmiño www.yekibud.es ISBN: 978-84-616-9441-9 Depósito legal: B 6533-2014 Impresión: El Tinter, SAL (empresa certificada EMAS) Impreso con tintas de aceites vegetales y planchas estocásticas. El papel de este libro está certificado FSC. Este es un sistema de control de la producción papelera que garantiza la gestión ambiental, económica y social responsable en el lugar originario de los bosques.
SHEN Y LA TIENDA DE BESOS
Texto de Mònica Gallifa ~ Ilustraciones de Ju Castelo
Cu
hace mucho tiempo a e d n o tr谩s em o, d b m pez贸 u l Ha Ne o b铆a u d a na vez un lugar llam el贸 los corazone g n o s de ue c tod q o os s d a l e us ha a sop h bitantes. lar un aire tan s e s f a u n e r o o s n r e las p o n r e invi e s ee d s e arando hasta conv ed p u e q s ertirse en islas. ent s an los viejito
Encontró una casita que reparó con mucho cuidado. Fabricó unas estanterías con centenares de preciosos cajoncitos donde guardó los besos que había creado y que cambiaba por sonrisas, como decía el cartel que colgaba en la puerta. Así fue cómo abrió su tienda de besos.
Ofrecía besos minúsculos de hormiga que casi ni se
notaban, besos de grillos cantores que llenaban los oídos
de melodías, besos fresquitos de horchata que sabían
a verano. Tenía también besos de reloj para encuentros puntuales, besos de peonza que giraban hasta marearte, besos gandules para tardes de domingo, besos de
bolsillo que viajaban ligeros.
an solo alguno r e s s. o s, pu á s E es había uchos m m
La niña volvió corriendo a su casa, abrazó a su madre y le dio un gran beso de piruleta. Al padre le regaló un beso de vals. La abuela escogió un beso de té de jazmín y el gato pilló un beso peludo.
salieron a la calle preguntĂĄndo s a n o s r se de las pe dĂłnd e h c o n e pr la e ove d o i nĂa ed tan m n e ta l Y uz .
– ¿Besos? ¿Qué son? –preguntó un niño. – ¡Lo mejor es probar! Cierra los ojos y verás –le animó la niña. – ¿No me dolerá? ¿o sí? ¿o no? – ¡Qué va! – ¿Y si no me gusta? – Si no te gusta, ¡no tomas más y ya está! –y le dejó en la mejilla un beso visto y no visto. – ¡Oohh! ¡He sentido muchas cosquillas!
A partir de entonces, cada mañana, al abrir las puertas de la tienda, Shen encontraba más gente que venía a cambiar una sonrisa por un beso. Amaneció un día que los niños volvieron a subirse a los árboles, las madres amamantaron otra vez a sus hijos y los abuelos bailaron juntos al sol.
Todos los corazones volvían a latir con fuerza. Así que Shen decidió cerrar la tienda y seguir su camino. Mientras dejaba Nelumbo atrás, a lo lejos resonaban besos: ¡smack! en las vías del tren, ¡chuic! en las escuelas, ¡muak! en los parques donde jugaban a la pelota. Y Shen no podía dejar de sonreír.
so dado, cuen e to acabado! ¡B
Esta es la historia de cómo el frío no consiguió vivir eternamente en Nelumbo. La dulce, silenciosa y misteriosa Shen, en su ir y venir desconocido, trae con ella un secreto, algo que para muchos de los habitantes de aquellas gélidas tierras no era ni siquiera un recuerdo. Palabras, imágenes y personajes se tejen para descubrir cómo se puede rescatar a la ternura del olvido. ¿Podría ser con un beso?
Tere Puig