Conversaciones

Page 1

17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

|

|

|

|

|

|

|

|

DOMINGO

23/07/2019, 16:56 Compartir esta noticia

Fernando Villar

LA POETA TRAS EL PREMIO CERVANTES

https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

1/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

|

|

|

|

|

|

|

|

Nocturna, infatigable. Fueron nueve horas de entrevistas y conversaciones. Para ella quizá una charla más de las que tiene en librerías, ferias del libro, colegios o paraninfos. Se hicieron dos visitas a su casa nueva; la primera agendada, aunque ella no tenía registro, la segunda para encontrar respuestas a una pregunta: ¿se termina de armar algún día una biblioteca? Invierno en el hemisferio sur. 2017. 19:16. Una tarde fría en Montevideo. Durante cuarenta minutos de viaje hasta su casa, repasamos ideas, dudas y modos de presentarnos. Ensayamos un comienzo que más tarde, cuando toquemos el timbre, se mostrará inútil. —Hola, ¿Ida?, somos las periodistas. Tenemos agendada una entrevista. — ¿Periodistas? ¿Qué entrevista? La casa nueva de Ida Vitale está en Malvín a una cuadra del río que en Montevideo parece mar. El viento interfiere con el intercomunicador. — ¡Ah, qué raro! Bueno, suban entonces, estoy en el tercer piso. Ida Vitale abrió la puerta vestida de andar por casa y nos invitó a pasar. Estaba rodeada de cajas, libros apilados en varios rincones, una televisión antigua de fondo ancho, una radio, portarretratos de familia sobre una cómoda, dos agujas de punto enlazadas a un chal de lana azul a medio tejer en el sofá, el cuadro del antepasado que llegó de Italia en el siglo XIX. En las estanterías que forran las paredes de lado a lado y de arriba a abajo hay libros en riguroso orden alfabético. Se extienden como raíces a través de la casa. Del salón van al escritorio y del dormitorio al balcón que además funciona como invernadero. Nos pide que nos acomodemos mientras remueve los papeles sueltos que tiene encima de la mesa. Busca su cuadro de actividades, un folio con un calendario que organiza junto a su hija Amparo. Lo encuentra. Es una agenda completísima de lunes a viernes. Y no, no aparecemos en el cuadro de citas de ese día. —Mi hija hace este heroico trabajo y también hizo el de mudarme del otro apartamento que teníamos desde siempre, el de toda la vida. Hace 15 días que estoy acá. Dejó su domicilio anterior en Pocitos por cuestiones prácticas, no encontrando sentido vivir sola en un apartamento tan grande. —Traicioné a Pocitos. ¡Qué barrio! Ahí hay de todo, pero por lo menos acá, por ahora, no me voy a preocupar mucho por los libros. — ¿Fue una decepción? —No. A esta altura tengo que volver a reacomodar la vida. Eso es lo complicado. Todavía me queda desarmar la casa en Austin donde vivía con Enrique (Fierro). Voy a traer todos esos libros. En unas semanas me voy a levantar aquello. — ¿Pensás volver definitivo a Uruguay? —Y sí querida, tengo 93 años, mi marido murió y mis hijos y mis nietos están por acá. https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

2/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

— ¿Pensás en la brevedad del futuro?

| | | Que voy a tener | que hacer | todo este|trabajo sola |en Austin. —No, en este momento pienso en| lo largo del futuro inmediato. Tengo cantidad de amigos, pero todos están muy ocupados… A lo sumo podré conseguir algún fin de semana o día a la semana que me ayuden. Tengo que revisar toda la biblioteca, qué es lo que puedo traer, qué debo traer. —Tenés tarea. —Enrique me decía “tú te quedás acá hasta que se te dé la real gana”. ¿La real gana de qué? ¿Cuando esté sin capacidad? No, mejor ahora. Montevideo es un buen lugar para trabajar tranquila, aunque sé que me van a faltar las librerías. — ¿Las de Austin? —Las del mundo. Entonces estornuda, se pregunta si apagaron la calefacción del edificio y se da cuenta del tiempo y de que no sabe qué horas son. —Es medianoche. — ¿Qué? No, no puede ser.

Siguiendo el hilo de Ariadna que usa en sus poemas regresa a la infancia. La de una niña de ciudad que nació el 2 de noviembre de 1923 en el Prado y a la que llamaron Ida Ofelia Vitale Povigna. Evocó a su “heroica” abuela paterna que tuvo catorce hijos con Félix, el abuelo masón, abogado, que llegó al Cono Sur desde Sicilia “con Garibaldi o en esa época”. En su poema «Abuelo» escribió: “No le conocí./ Pero su viento oscuro/ aún recorría los cuartos/ como para aventar una brasa de amor/ que alguien guardara./ Enardeció la casa con sus catorce hijos,/ eligió para algunos/ agrios nombres fantásticos:/ Pericles, Rosolino, Publio Decio,/ Débora, Clelia, Ida, Marc’Antonio,/ Tito Manlio, Fabrizio, Miguel Ángel./ Cuando un hijo moría a poco de nacido,/ el siguiente ocupaba su nombre/ y así borraba el luto./ No lo conocí./ Pero quizás, ya viejo/ hubiese sido blando conmigo./ No me hubiese servido.” Publio Decio y Hortensia, los padres de Ida Vitale, nacieron uruguayos. Él fue fotógrafo, ella una mujer bella según dice su única hija. El matrimonio no duró demasiado. Él se fue a Estados Unidos y ella se quedó en casa. —Fue un caso bastante raro, ella era, mmm, era, era muy bonita por cierto y su padre tenía una quinta. Todavía me acuerdo de esa quinta. Fue la primera vez que vi un vivero, él tenía uno privado. Me parecía tan increíble, el olor de las plantas, el olor de la humedad de las plantas que estaban dentro del vivero. Pero bueno, eso es todo. — ¿Tu familia es longeva? —Bueno, mi abuela creo que murió de 95, pero en general no eran longevos. Mi madre murió joven, mi padre también. Mis tíos también. El más joven murió joven, Pericles, cargando semejante nombre. Creo que son esos nombres que ya te complican la vida para siempre. Es mucho. Por ahí hay tantos que se llaman Dante y no les ha pasado nada, pero Pericles… en Grecia supongo que será normal.

https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

3/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

Pericles le leía en italiano textos de la comedia del arte. De repente se atascaba, faltaban palabras en el relato o se perdía la continuidad porque quería quitarle un poco de carga a alguna escena subida de tono. “Me lo simplificaba y yo me ponía

|

|

|

|

|

|

|

|

furiosa”. Los primeros años de escolarización fueron en casa con el apoyo de la tía maestra: Débora Vitale D'Amico, que tiene una calle y una escuela con su nombre en Montevideo. A los niños se les imponen tareas. Es una manera de enseñar de a poco a cumplir con las obligaciones cotidianas. A Ida Vitale en casa le pedían que hiciera la cama, pero además tenía la tarea de limpiar la biblioteca. No era una imposición, más bien un pedido en el que la curiosidad comenzó a ganar al polvo. En aquella “bibliotequita” había textos en español, en italiano, en francés. La pequeña los ojeaba, preguntándose cuándo los podría leer. —Después me empezaron a regalar libros. Me decían: “tenés que forrarlos para que no se estropeen. Si este es el primero, pegale una etiquetita y le pones 1 y después seguís”. Entonces así vino la idea de formar mi propia biblioteca. — ¿Tus padres te fomentaron la lectura? —No. Mi padre no. Bueno, había una amiga de mi tía, que era maestra también, y me traía (eso fue la tortura de mi infancia). Me traía libros de su sobrina que ya estaba casada, pero que le había dejado la biblioteca y entonces se sentía responsable de los libros. Me traía uno y yo tenía que leerlo en un día o dos para que me diera otro, pero ese se lo llevaba. De más grande me llevó a una librería y me compró un montón de libros. Leí todas las aventuras de Julio Verne con gran alegría de mi abuela que con mucha cortesía me preguntaba: “¿cuál estás leyendo?, ¿cuál puedo leer ahora?” Yo estaba fascinada.

Después una maestra en la escuela le pidió que leyera en clase “Cima”, un poema de Gabriela Mistral. Pasó un año intentando entenderlo. Con el tiempo llegó la respuesta y con ella las palabras y la poesía de pluma propia. La poeta.

Invierno en el hemisferio norte. 2018, Ciudad de México. En la sección Novedades de varias librerías destaca Shakespeare Palace, Mosaicos de mi vida en México (1974-1984), un retrato del tiempo compartido allí junto al poeta y su segundo esposo Enrique Fierro. Un recorrido por los afectos en los que hay geografías, colores, olores y personajes claves de la cultura iberoamericana.

https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

4/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

En la portada Ida Vitale se cubre el rostro con la mano y por debajo esboza una sonrisa pícara, juvenil. Tiene los ojos cerrados. Es una foto de matiz canoso en la que solo el fular que tiene al cuello conserva un color intenso. Es el rostro

|

|

|

|

|

|

|

|

vívido de una mujer y podría ser el de muchas mujeres de su edad. Esa edad en la que todos los rostros acaban por parecerse de una manera u otra. Una abuela como las nuestras. Un rostro familiar. Una foto de esas que querrías pegar en la heladera. Ida Vitale conoció a Enrique alrededor de 1970. Los datos precisos se le escapan y no importan. Dice que una cosa es contar y otra es recordar los nombres y las fechas. Enrique Fierro —quien fue alumno de Ángel Rama, primer marido de Ida Vitale y padre de sus hijos Amparo y Claudio— obtuvo una beca de estudios en México. Empujados por ello y por la dictadura en Uruguay se fueron. Él tenía 33, ella 50. Dejaron atrás a algunos amigos, a parte de la familia y a Macedonio. “Tenía una carita muy linda. Era un perro color perro”. El nombre de la mascota era un homenaje. —Un día vino Onetti a casa y me dijo, ¿cómo se llama tu perro? Y bueno, ¿ahora qué le digo?, pensé. Y le dije: Macedonio Fernández. Me respondió Onetti: “Ah, ¿y por qué no se llama Juan Carlos Onetti?”. Yo admiraba profundamente al Macedonio escritor, al que Borges quería mucho también. ¿Nunca leyeron Papeles de recienvenido? Era un libro precioso y ya no lo tengo. Tuve la primera edición. La partida no fue repentina. México ya existía en el imaginario de ambos, incluso desde antes de conocerse. Pero fue la intervención de Julio Zamora Bátiz, por entonces embajador de México en Uruguay, lo que hizo girar la rueda. El diplomático conoció a Enrique cuando este dio una charla sobre el monarca Nezahualcóyotl en un ciclo de homenaje a México en Montevideo. “Espontáneamente averiguó cosas, ató cabos y resolvió ofrecerle una escapatoria en forma de beca”, narra en Shakespeare Palace. Fue una modesta seguridad económica para empezar de nuevo. Ida Vitale llegó primero a una ciudad descomunal en la que los códigos de la petit Montevideo quedaron obsoletos. Desconocidos y amigos de amigos le facilitaron contactos, ella misma tocó puertas y en pocas semanas encontró trabajo —como traductora, editora, crítica literaria, ensayista, profesora— y el anhelado hogar en el que instalarse. Fue en un edificio de cuatro pisos en la calle Shakespeare a pocas cuadras del bosque de Chapultepec, sin dato preciso del número de puerta, que había sobrevivido al terremoto del 57. Paredes blancas, techo bajo y una escalera de peldaños irregulares. El Shakespeare Palace de Colonia Anzures, un barrio en el que perderse es dar un paseo, aunque sea nominal, por la literatura: Herodoto, Leibnitz, Goethe, Victor Hugo. —México resultó el país más abierto y más solidario del mundo. Yo no concibo que en ningún lugar puedan recibir mejor que ahí. Yo había traducido bastante en Uruguay y fui al Fondo de Cultura Económica y empecé a traducir. En fin, esos diez años de México fueron como el trabajo de toda mi vida concentrado. — ¿Tenías tiempo para escribir? —Bueno, me lo hice, porque salió un libro de ahí. Es que México se impone como una experiencia nueva y muy removedora. México es muchas cosas, hay muchos niveles, muchas maneras de encararlo. Para alguna gente puede ser una ciudad ruidosa o inhóspita o extraña porque es muy distinta. Lo primero que necesitás es aceptación y acomodo a la comida. El mexicano muere si no come cosas terriblemente picantes. — ¿Te adaptaste? —No, nunca, porque es una cosa con la que ellos se crían desde chiquitos. — ¿Te cuidas con las comidas?

https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

5/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

—Simplemente hay algunas cosas que no me gustan tanto y no las como. No, no me cuido. Por ahora no me cuido.

| no te restrinjan | —Mientras los médicos nada.

|

|

|

|

|

|

—Buuueeeno —y estira la u y la e como cada vez que dice bueno con una dosis de picardía —Él quiso, pero no… parece que tengo algo de colesterol. — ¿Parece? —La manera de bajarlo rápido es eliminar el chocolate y creo que el chocolate es muy energético. — ¿Sos de comer mucho chocolate? —Buuueeeno, no considero que sea mucho, pero es una cosa básica. — ¿Esa es la receta de la longevidad? —No sé. Mi abuela, una de ellas, murió a los 95 así que todavía tengo unos años. — ¡Ay, por favor! —Bueno coman, para eso traje los sandwichitos.

En México conoció a intelectuales, literatos y académicos como Jaime Sabines, Juan Rulfo, Octavio Paz. Compartió vida y amistad con Ulalume y Teodoro González de León, Carmen y Álvaro Mutis. Santiago Mutis, hijo del primer matrimonio de Álvaro, los evocó una noche de 2018 en Bogotá de esta manera: “Los recuerdo siempre juntos. La historia de una gran amistad en tiempos canallas”. Designios, destinos o hechos fortuitos. Al cumplir una década Ida Vitale y Enrique se plantearon la posibilidad de dejar todo otra vez y regresar a Uruguay. —¿Cómo fue dejar México? —Y bueno, volvía la democracia y sentíamos que teníamos que volver. Uno siempre cuando está en su país rezonga mucho y cuando está afuera también rezonga. Hay cosas que hacen que uno se sienta obligado a volver. Mis hijos también https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

6/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

querían. Volvimos y saqué una conclusión: en un país en donde ha habido un cambio tan grande no se sale de esa situación enseguida.

|

|

|

|

|

|

|

|

Por entonces Ida Vitale dirigió la página cultural del semanario Jaque. Enrique fue designado director de la Biblioteca Nacional. Pero antes de que terminara la década del 80 decidieron que debían irse de nuevo. Se casaron y en 1989 se radicaron en Austin, Texas, donde él se incorporó al equipo de enseñanza del Departamento de Español y Portugués de la universidad. Una ciudad que para muchos es más mexicana que estadounidense. —¿Por qué decidieron casarse? —Hacía años que estábamos juntos y antes no habíamos sentido la necesidad. Además, a mí me parecía que era como absurdo pensar que aquello iba a tener… yo pensaba que a él se le iba a acabar la paciencia antes, pero duramos. Éramos muy distintos, pero coincidimos también en muchas cosas. Era más maduro que yo en algunos planos a pesar de la diferencia de edad. Cuando el 21 de mayo de 2016 Enrique falleció, aquello que había sido un hogar en Austin se volvió un sinsentido. —¿Cómo fuiste viviendo la pérdida de los integrantes de tu generación? —Y bueno, de algunos me vengo a enterar mucho después. Eso es más normal, lo anormal es que yo esté viva. Lo curioso es cuando se muere uno de 40 años. —Lo inexplicable. —La muerte. Me da un poco de no sé qué. A veces el tiempo pasa y pienso en aquellos compañeros o en gente más joven. Algunos bastante más jóvenes. A mí se me muere gente en Uruguay, en México, en Estados Unidos. Es complicado. La muerte es una cosa a la que uno se va acostumbrando de a poco. De niña me parecía imposible que la gente se muriera y en mi familia hubo muchos muertos. Hay familias más marcadas que otras, no sé. No sé cómo esas cosas se reparten en la vida. Y un silencio con abrojos.

Con el siglo XXI llegaron multitud de reconocimientos. El Honoris Causa de la Universidad de la República en Uruguay, el Bartolomé Hidalgo a la trayectoria, el Octavio Paz de Poesía y Ensayo, el Alfonso Reyes, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Internacional de Poesía Federico García Lorca, el de Literatura en Lenguas Romances de la Feria del Libro de Guadalajara y el Premio Cervantes 2018. Antes hubo, pero no tan famosos. Ida Vitale se enteró de que se le otorgó el Cervantes, el premio más importante de las letras en español, unas semanas después de cumplir 95 años. “Pensaba que el período de los premios se había cerrado”, comentó, palabras más, palabras menos, en varias entrevistas. El tributo a la tarea de toda una vida. Ochenta años contando cosas. “Pero no pienses/ no procures/ teje”, escribió en “Obligaciones diarias”. Ida Vitale tuvo entre sus maestros a José Bergamín, uno de los intelectuales españoles de la Generación del 27, exiliado después de la Guerra Civil y que vivió en Uruguay entre 1947 y 1954, y a Juan Ramón Jiménez, quien visitó el Río de la Plata siete años antes de recibir el Nobel de Literatura. Ambos intelectuales coincidieron en el espacio más no en el tiempo en https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

7/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

aquel Montevideo que era la Suiza de América. El Uruguay de la Generación del 45 en el que la poeta era todavía una universitaria.

|

|

|

|

|

|

|

|

Hay una fotografía icónica en la que están reunidos los numerosos exponentes del grupo. En el centro de la imagen está Juan Ramón Jiménez, que durante su estadía dio dos clases y conferencias, y a su alrededor Zenobia Camprubí (esposa del poeta español), Manuel Claps, María Inés y Zulema Silva Vila, Carlos Maggi, Idea Vilariño, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama, José Pedro Díaz, Amanda Berenguer, Elda Lago, Manuel Flores Mora y por supuesto Ida Vitale. Unos están de pie, otros sentados, alguno aparece agachado. —Eso fue una reunión en la casa de los Díaz que era en Punta Gorda, cuando Punta Gorda todavía era un poco selvática. Creo que nos sacamos la foto en el frente. Hay otra que estamos en un campo que había por allí. En esa no sé si está Juan Ramón o Bergamín. En ninguna están los dos. Abril de 2019. Primavera en el hemisferio norte. La poeta llegó a Madrid acompañada de su hija y de sus nietas para recibir el Premio Cervantes y para cumplir en una semana con su agenda maratónica, esa que su hija lleva con esmero y cuidado. Un calendario completo con actividades organizadas y coordinadas con varios meses de antelación de la que participaron la Casa Real, el Ministerio de Cultura y la Dirección General del Libro de España, el Instituto de México en España, la Universidad Alcalá de Henares, la Complutense de Madrid, la Residencia de Estudiantes, el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el ayuntamiento de Madrid y el de Juzbado, un pueblo de 300 habitantes en la provincia de Salamanca en el que existe un museo literario al aire libre. El martes 23 de abril una lluvia fina cayó sobre Alcalá de Henares. En las calles la gente se agolpó para curiosear y aplaudir a los reyes Felipe VI y Letizia. En el Paraninfo de la Universidad les esperaba la homenajeada. El acto es protocolar. Primero se introduce al premiado, luego se explican los argumentos del jurado que lo seleccionó y finalmente se leen los discursos de cierre. Ida Vitale, con una notoria combinación de alegría y nerviosismo, recibió la medalla que materializa el premio y una escultura personalizada de Julio López, saludó a sus majestades y subió a la Cátedra. No todos pueden sortear la veintena de escalones que conducen hasta el lugar en el que los doctorandos leían sus tesis cinco siglos atrás. La primera mujer en recibir un Cervantes fue la filósofa malagueña María Zambrano en 1988 quien debido a su delicado estado de salud no pudo asistir a la ceremonia. En 2011 el chileno Nicanor Parra tenía 97 y tampoco fue. El agradecimiento lo leyó su nieto Cristóbal Ugarte, de 19 años. La cubana Dulce María Loynaz estuvo presente pero su discurso lo realizó en su nombre el periodista Lisandro Otero. La escritora Ana María Matute tenía 85 en 2010 y se trasladaba en silla de ruedas por lo que cumplió con el protocolo desde el sitio que se le había asignado en el Paraninfo. En 2015 el mexicano Fernando del Paso hizo lo mismo. Ida Vitale no solo subió, también fue espontánea y dijo que prefería abrazar y hablar desde el alma antes que leer. Mencionó las bibliotecas de su vida y al tío Pericles, y habló sobre la poesía y el Quijote, y pidió que se le perdonara la audacia de hablar de Cervantes desde allí. Ida Vitale, vitalísima.

“Leer y releer una frase,/ una palabra, un rostro,/ sobre todo los rostros,/ y repasar, pesar bien/ lo que callan”. — ¿Tenés algún inventario de tus libros? —Ojalá. Eso me ahorraría muchos problemas. Tendría que hacerlo. Obviamente, perate… ¡Ah! —se incorporó de un brinco y se movió ágil hasta la biblioteca—. Está acá, Papeles de recienvenido, el que les dije de Macedonio Fernández. ¡Qué suerte!, https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

8/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

mmm, qué curioso. No, este lo compré después. No, este era de Enrique. La edición mía debía ser esta misma.

| | libros y no|encontrarlos, Ida | Vitale hizo | huecos en| las habitaciones | Inquieta con la idea| de perderse entre sus propios para organizar de a poco su casa nueva en Malvín. Aunque siempre falta algo, no más sea el tiempo para concluir, o quizás sea eso mismo el motor para seguir. Igual que cuando era niña y su tía Débora le pedía limpiar aquella bibliotequita que parecía siempre muy bien desempolvada. —Tengo un libro que me fascinó desde chica y que leí muchas veces. El maravilloso viaje de Nils Holgersson de Selma Lagerlöf. Empieza con un niño majadero cuyos padres se van a la iglesia y él se quiere quedar y un gnomo viene y a él se le ocurre pedirle oro y el gnomo aguanta un ratito y al cabo lo castiga y lo convierte en pequeño, lo achica. La familia es tan pobre que solo tienen una pata que da señales de querer volar, él trata de sujetarla y la pata lo arrastra y ahí empieza el viaje. Aparecen personajes y leyendas y de cuando en cuando hay un capítulo muy aburrido con estadísticas y datos de las ciudades y la geográfica sueca. Era un libro para niños de las escuelas suecas. La última vez que acomodé la biblioteca le saqué el forro de aquella época. Sí que tenía mucho polvo. Ya está deshecho el pobre. Los objetos, el recuerdo. Sobre la cómoda de madera antigua las fotografías. —No estás en ninguna. —No, yo me conozco. Esta es Amparo en París, este es uno de mis nietos de chico, el que escucha música clásica, este es el padre de Enrique, se lo tengo que dar a las sobrinas. Aquel es Álvaro Mutis y Carmen y alguno de sus tantos animalitos. A veces me encuentro con cosas que hace tanto... y las veo y digo ¡ah tengo esto acá! Siempre derivamos, siempre derivo. Hay noches en las que se acuesta a medianoche, otras a las tres de la madrugada. Hay momentos en los que abre los ojos en mitad de un sueño y se le viene a la mente una palabra o algún nombre que quiso recordar durante el día y no pudo. No es noctámbula porque el silencio sea un motor para escribir, a veces permanece despierta ocupadísima con alguna tarea. Corrige textos, reedita, picotea libros en casa. “Estos los estoy leyendo de nuevo, es inevitable, si estás mirando un libro te dan ganas de leerlo”. Da entrevistas: presenciales, telefónicas, vía internet. Al escribir su nombre en el buscador de Google aparecen en la pantalla millones de resultados en segundos, una cifra que aumentó desde que fue galardonada con el Nobel de las letras hispanas. — ¿Conservas fotos de tu padre? —Sí, mi padre era muy aventurero. En la crisis del 29 se fue a Estados Unidos a lo loco porque si en Uruguay había crisis era un reflejo de allí, así que no le fue muy bien. A mí me encantaba sacar fotos también, pero no sé si algún día van a aparecer. Me gustaba sacar fotos en París, en la luz tamizada, como estos días nublados de Montevideo. Me gustaba ser una fotógrafa de inviernos. La fotógrafa de inviernos. La poeta. Esa que tan bien captó el fotógrafo mexicano León Muñoz Santini cuando la retrató con la mano en el rostro para la portada de Shakespeare Palace. Su mano nudosa y firme. Su herramienta de trabajo.

LA LUZ DE ESTA MEMORIA (1949). PALABRA DADA (1953). PAZ POR DOS (1994). DONDE VUELA EL CAMALEÓN (1996). PROCURA DE LO IMPOSIBLE (1998). https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

9/13


17/3/23, 9:52

Ida Vitale, su biblioteca y sus largos exilios - Noticias de Uruguay y el mundo actualizadas - EL PAÍS Uruguay

DE PLANTAS Y ANIMALES: ACERCAMIENTOS LITERARIOS (2003). EL ABC DE BYOBU (2004).

|

|

REDUCCIÓN DEL INFINITO (2002).

|

|

|

|

|

|

MELLA Y CRIBA (2010). SOBREVIDA (2016). SHAKESPEARE PALACE (2018).

Like 0

Temas relacionados

Ida Vitale

+

https://www.elpais.com.uy/domingo/ida-vitale-su-biblioteca-y-sus-largos-exilios

10/13


LIGIA AMADIO

La directora de orquesta Detrás de bambalinas espera a que el concertino ejecute el tono que afinará a la Filarmónica de Montevideo. El auditorio enmudece y entonces avanza, hace una reverencia, la aplauden, abre la partitura, alza los brazos y comienza su tarea. ¿Qué cambia cuando quien tiene la batuta calza tacones?

L

lueve y ella cruza la calle con porte elegante, con paso firme, como quien creció en una metrópolis y ahora vive en una capital de provincia. Cruza la calle y es un día más en su vida como directora de orquesta. Ligia Amadio, quien creció en San Pablo y cruzó avenidas con más carriles que las tres arterias principales de Montevideo juntas, se abre paso entre los automóviles en diagonal al Teatro Solís. Lleva con ella dos carteras. En una tiene objetos personales y en la otra, partituras y una cámara de fotos digital. Desde el 31 de enero de 2017 es directora artística en la Filarmónica de Montevideo. Es la primera mujer en asumir el cargo en Uruguay y fue también la primera en buena parte de las orquestas que ha dirigido en sus veinte años de carrera.

Desde el 19 al 21 de octubre liderará el Segundo Simposio Internacional de Mujeres Directoras de Orquesta. El evento traerá a Uruguay a maestras de gran talento (procedentes de Argentina, España, Cuba, Brasil, entre otros países) para debatir acerca de los desafíos cotidianos de esta tarea. Aquí la historia de una directora que contempla, en más de una ocasión, la circunstancia de muchas. El 16 de mayo de 2017, después de cinco meses de inmersión en los entretelones de su nueva vida, Ligia Amadio se presentó por primera vez en público como directora titular de la Orquesta Filarmónica de Montevideo. Aquella noche la maestra salió del camerino, escuchó la afinación del concertino detrás del telón y esperó a que el ambiente se aquietara. Al salir a escena el público aplaudió y ella retribuyó con un saludo. Después inició la inter-

pretación del preludio de Idilio, obra del compositor uruguayo César Cortinas. –Fue hermoso– comentó entre bastidores al finalizar la primera parte del programa. Transcurridos unos minutos alguien le avisa del comienzo de la segunda parte. La directora se tomó un momento para recuperar la concentración: inspiró, giró su cuello de lado a lado y puso las manos unidas por las palmas ante su rostro. Expiró. Reiteró el rito. Colocó la espalda recta y caminó de regreso al escenario. Otra vez los aplausos, la reverencia, la dirección. Ahora la partitura le exige más brío y la maestra se agita y transpira. Las gotas de sudor resbalan en cámara lenta desde su sien, una cuelga de la nariz, otra cae sobre la partitura. La tensión de la Sinfonía nº2, op.27 en mi menor de Sergei Rachmaninoff se mantiene. El cuerpo nota el esfuerzo,

00 SETIEMBRE i 2018 i paula

00 SETIEMBRE i 2018 i paula

Por Yelly Barrios. Fotografías: Pablo Rivara.


hace hora y media que está de pie. Ella gesticula con vehemencia y demanda a los músicos el tempo giusto. Ella es un instrumento más. Es un relámpago de presencia absoluta. En el brevísimo espacio entre el final de la música y los aplausos, agacha la cabeza y se besa el puño izquierdo con los ojos cerrados, halaga a los intérpretes y se va. –Un pañuelo por favor– pide con prisa detrás del escenario. El cargo que ocupa la brasilera la hace transpirar también en el día a día, donde además de la música, la ocupan tareas propias de un gerente de recursos humanos: contempla deseos, frustraciones, tedios, disgustos y ansiedades multiplicadas por cien, que son las personas que componen la orquesta. –El trabajo en la sala de ensayo requiere un régimen estricto y autodisciplina. Nunca me preparé intelectualmente para esto, la vida me fue enseñando. Así como no tenemos formación para enfrentar las decepciones, ni para el amor, ni para tener hijos, ni para tener sexo. Ya ves, nadie nos prepara para las cosas más importantes. Aprendemos a tropezones. Como la mayoría de sus colegas, Ligia Amadio aprendió lidiando con las orquestas. Así y todo, sabe que pasó por alguna prueba extra en comparación con sus pares masculinos. Es que en este puesto no solo el sexo del aspirante hace la diferencia, también cuenta la edad, la nacionalidad y el conservatorio en el que se recibió. Un caso paradigmático es el de la Orquesta Filarmónica de Viena que esperó 174 años para admitir que una directora llevara la batuta. Le tocó en suerte a la australiana Simone Young cinco años después del cambio de milenio. En una lista de las diecinueve directoras más influyentes del siglo XXI –divulgada por Classical Music, The official website of BBC Music Magazine– solo tres son hispanoamericanas: la uruguaya Gisele Ben-Dor, la cubana Odaline de la Martínez y la mexicana Alondra de la Parra. El mismo portal seleccionó en otro artículo a los vein-

te mejores directores de orquesta de todos los tiempos. En esa lista no figura ninguna mujer. Era año bisiesto. Los Beatles fueron recibidos por miles de fanáticos en Estados Unidos, Jean-Paul Sartre rechazó el Nobel de Literatura y Brasil sufría las primeras consecuencias del golpe de estado del 31 de marzo de 1964. Cinco meses después, el lunes 21 de agosto, en una casa chiquita en un barrio de inmigrantes en San Pablo, se celebró la llegada de la primogénita de los Amadio: Fernando, el padre, era “un genio” de la mecánica que forjó de cero su propia empresa. María Ligia De Freitas, la madre, era “una mujer extraordinaria”, profesora de yoga y terapeuta holística. Ambos herederos de sangre italiana y portuguesa, ecuménicos que bautizaron a la pequeña como Ligia. Creció siendo una niña muy tímida hasta que escuchó el coro de la iglesia a la que asistía su madre. Esas voces, y un órgano de tubos impetuosos, le despertaron la curiosidad por la música. Tenía cinco años y deseó aprender a tocar el instrumento. Los padres compraron un piano y le buscaron un profesor. Creció como la mayor de cuatro hermanos: Fernando Junior, Marcos y Ricardo: una luz para ella, en el seno de una familia unida. Así es que habla de su infancia con ternura y añoranza, sobre todo cuando recuerda las vacaciones sin mapa en las que los seis se subían al auto y se adentraban en carreteras de tierra hasta toparse con la selva o con el océano. A veces el auto se les quedaba y empujaban entre todos para salir adelante a fuerza de voluntad. Una voluntad que le enseñó a resistir las épocas más difíciles. Más tarde, a la vez que avanzaba en su profesión, descubrió en la fotografía un tesoro para encapsular buenos momentos. Así es que su cámara va con ella a todos lados, incluso a las entrevistas. Algún día, dice, hará una retrospectiva con sus recuerdos. En su primer día de trabajo en el Teatro Solís Ligia Amadio llegó puntual.

Enunció unas palabras de bienvenida y se acercó al concertino Daniel Lasca a quien saludó con un apretón de manos y siguió así fila por fila preguntándole a cada uno de los músicos ¿cómo te llamas? –La labor del director es poco comprendida. El director tiene que dominar un instrumento compuesto de cien partes. Debe ser profesional en lo musical y tener algo de psicólogo y algo de mago– comparte Lasca. Desde su primera presentación en Uruguay, el 2 de julio de 2011, Ligia Amadio sembró admiración en personajes clave del engranaje cultural y político, y en el público. Tras aquella intervención regresó al país en 2012, en 2015 y en 2016. Álvaro Méndez, coordinador de la Filarmónica de Montevideo, resume así el proceso de contratación de la maestra brasilera: –Históricamente las orquestas han discriminado a la mujer, sobre todo en algunos roles como el de director. Es una carrera difícil, no hay tantas que utilicen esa opción como un camino. Buscamos mujeres y buscamos que tengan buen nivel. Ligia tiene un ángel, es difícil escucharla un rato y no quererla un poco más. Fueron los músicos quienes tras una deliberación interna la propusieron integrando una terna junto a los maestros Stefan Lano y Dante Anzolini. Luego, el gobierno departamental tuvo la última palabra. –Convertirla en directora artística era una cuestión de inflexión histórica. Ligia es reconocida, es respetada, deja huella en los lugares en los que está. Se ha hecho sola, con fortaleza, con vocación y constancia. Ella es armadora de orquestas– explica Augusto Techera, actual director de programación del Teatro Colón de Buenos Aires y asesor cultural de la Intendencia de Montevideo durante el período de elección de la maestra. En tanto Alejandra Moreira, violinista y solista en la Filarmónica, habla de la directora con confianza. Ve en ella a una persona activa, quizás demasiado para los ritmos de la administración pública.

–Su fortaleza es el entusiasmo, las ganas, la creatividad, las ideas que tiene y cómo quiere que los músicos seamos valorados. Entre las debilidades que le noto, quizás, es que a veces es un poco explosiva. Tiene motivos, nosotros no siempre somos un foco de disciplina. Ligia Amadio tenía diecisiete años cuando pasó las pruebas de admisión en la Universidad Estatal de San Pablo y se inscribió en la Escuela Politécnica de Ingeniería y en el coro estudiantil. De 8:00 a 12:00 asistía a clases, durante el almuerzo se iba a la sala de ensayos corales, y de 14:00 a 18:00 regresaba al aula. Así durante varios semestres. –Enloquecí realmente. Entré en una crisis existencial tremenda. Me despertaba y lloraba, lloraba y lloraba. Fue importante el proceso porque ahí tomé mi decisión de ser directora. Pero se obligó a terminar lo que había empezado. Tiempo después, ya con el título de ingeniera guardado, se recibió en dirección orquestal en la Facultad de Música de la Universidad

Estatal de Campinas. Tenía veintisiete años y se sentía demasiado vieja. El gran momento en el que despegó su carrera ocurrió en Cuba el 6 de febrero de 1991. Una colega que conoció en Brasil la invitó a dirigir la Orquesta Sinfónica de Matanzas. –Ahí empecé a tomar coraje. Fue de película, me encontré con un país maravilloso. Me alojé en un hotel para cubanos y eso fue lo mejor porque viví una experiencia auténtica. No quería irme. Un concierto la guió al siguiente y cuanto más experiencia adquiría más conocía la realidad de su tarea. La alegría del desempeño de la profesión se antepuso a los reveses del ejercicio cotidiano en el que sintió en carne propia las diferencias de trato en comparación con sus colegas masculinos. Durante años siguió adelante sin prestar atención a esos detalles hasta que cambió de opinión. Tal descontento originó, en octubre de 2016, el primer Simposio de mulheres regentes. El movimiento reunió en Brasil a ochenta y ocho maestras, entre

ellas Marin Alsop, una de las máximas figuras actuales, titular de la Baltimore Symphony Orchestra y la São Paulo Symphony Orchestra. Allí formalizaron un espacio de reflexión con el que aspiran a generar un cambio en las oportunidades profesionales que tienen las mujeres con respecto a los hombres desde dentro del sector. Este octubre de 2018 la experiencia se repetirá en Uruguay. –Aquel encuentro fue catártico. Yo estaba muy molesta con algunas cosas que vivía y le consulté a unas colegas si les pasaba lo mismo. Todas me dijeron que sí. Yeny Delgado, directora cubana, una de las convocadas para aquella primera ocasión y que estará presente en la segunda, celebra que se realicen encuentros así para compartir experiencias. –Esta es una profesión como cualquier otra, como ingeniera, como arquitecta, como abogada, no hay sexualidad sobre un puesto de trabajo. No somos pocas las que estamos en esto, lo que pasa es que no somos tan conocidas como los hombres, justamente porque

00 SETIEMBRE i 2018 i paula

00 SETIEMBRE i 2018 i paula

“Cuando pido algo a la orquesta quiero realmente eso. Es necesario tener convicciones musicales. Sin esto tú no te paras en un pedazo de madera en el que tendrás delante de ti a cien profesionales de prestigio”.


un violinista que reducía un compás de cuatro tiempos a uno y la orquesta entera debía acomodarse para seguirlo. La maestra intentó corregirlo sin éxito una vez, una segunda y una tercera. “Querido tienes que esperar”, le dijo. Él, porfiado, repetía el error. En el ir y venir aumentó la tensión, hasta que desde la última fila del auditorio se escuchó un grito. “Maestra, maestra”, rezongó una mujer acercándose con la mano en ristre hacia el escenario. –Ella vino caminando hacia mí con violencia, diciendo que yo no podía decir aquello porque él era su alumno, enseñándome lo que tenía que hacer. Ahí me vino la sangre italiana y la expulsé. Desde entonces Ligia Amadio cree que aquella intrusa sintió el derecho de gritar de ese modo porque era una mujer la que estaba en el podio. –Esa fue una de las experiencias más chocantes de prejuicio que sufrí en mi vida como directora. La mujer forma parte del problema y no debería. Roberto Herrscher, crítico de música clásica, encuentra magnetismo en la manera de dirigir que tiene Ligia Amadio.

Habitué del circuito europeo y del latinoamericano, conoce el escaso espacio que se le adjudica a la mujer en el sector. –Es curioso porque el arte, que es tan sensible, ha sido mucho más renuente a la paridad y más machista, no solo en la música clásica. Digamos que no son mayoría los casos de una mujer liderando una banda de rock. Herrscher conoció a la brasilera en el teatro de la Universidad de Chile. El programa era Carmina Burana. –Fue una noche coreográfica. Los gestos del director están creados por y para hombres, uno está acostumbrado a esa circunstancia y cuando la ves a ella de ninguna manera piensas que le es extraño ese lenguaje. Incluso creo que encontró su forma de transmitir autoridad y poder de una manera completamente femenina. Por eso los directores de orquesta son como tamices por los que pasa la melodía y por el que se filtran sus experiencias vitales. Por eso para Ligia Amadio subir al podio significa coraje. –No es que uno piense que su interpretación musical es la mejor o la

única, pero tiene que amar la suya, ¿me entiendes? Estoy convencida de lo que hago. Cuando pido algo a la orquesta quiero realmente eso. Es necesario tener convicciones musicales. Sin esto tú no te paras en un pedazo de madera en el que tendrás delante de tí a cien profesionales de prestigio. Sostenerse en carrera es un ejercicio de preparación continua, un encuentro con la soledad y el silencio en el que se templa el carácter. –No me creo importante. Todos tenemos un súper ego que nos hace sobrevivir y yo busco controlarlo. Todo me parece un circo. Nosotros somos medios para que la música escrita por un compositor permanezca viva. Somos sencillos medios para que alguien escuche algo que otro escribió hace doscientos años. El mediodía del 16 de mayo de 2017, con el rigor de un ejército, la Filarmónica se preparaba para el ensayo general del concierto que abriría la temporada sinfónica esa misma noche. En el escenario maestra, músicos y asistentes van y vienen de manera desordenada hasta que un golpecito de la batuta en el atril convierte un barullo de gallinero en armonía. Son las 12:32, el concertino se pone de pie y afina la orquesta. Un gesto de la maestra en su puesto silencia los murmullos sobrantes. Entonces, ella da unas indicaciones y comienza. La mano izquierda toma un puñado de espacio, como si atrapara una nota perdida del Concierto para la mano izquierda de Maurice Ravel. Sus piernas y pies van al compás y ella parece una bailarina que dirige hasta que un desajuste la frena. Con el ceño fruncido pasa de a una las páginas de las partituras, masculla algo indescifrable a la distancia y acelera el ritmo. Disfruta el proceso y cuando es necesario reclama disciplina, criterio o más intensidad. –Violines, hay que escuchar ¿sí? ¡Bravo ustedes allá! ¡Así! Ligia Amadio transpira al ejecutar su tarea ante la orquesta. –Muy bien, fue un lindo trabajo, pero me falta algo que espero que esté en la

“Aquel encuentro fue catártico. Yo estaba muy molesta con algunas cosas que vivía y le consulté a unas colegas si les pasaba lo mismo”. Todas me dijeron que sí. noche: pasión. Enamórense, de alguien, de algo, del universo, de lo que sea. Acá falta entrega. Yo espero que ustedes que normalmente son tan apasionados para todo, lo sean para la música. Y a ustedes que tocan el violín, por favor, hagan el arco, así, con todo su cuerpo. Vamos, tocan un instrumento hermoso. Les juro, yo no toco el violín, todavía. Diego Fischerman, crítico de música clásica galardonado con la Orden de Caballero de las Artes y las Letras de la República Francesa, define lo que sucede en el sector como parte de un proceso. Así pasó con ciertos instrumentistas. Por ejemplo recién ahora se consolidan mujeres saxofonistas y a la inversa, hombres que tocan el arpa. No hay nada en la naturaleza de los instrumentos, explica, que los haga ser así.

Tiene que ver con la aceptación social que muchas veces repercute en las decisiones personales. –Les ocurrió a los hombres en la danza clásica durante mucho tiempo. Al revés pasaba que una mujer que decidía emprender acciones que la hacían parecer masculina, como manejar, debía enfrentar al comienzo de ese proceso que la miraran de reojo. Era un destino difícil de elegir. Me parece que aquí pasa lo mismo, en la medida que hay más directoras mujeres eso abre la puerta a que otras se imaginen en el podio. No hay nada que nazca sin una imaginación primero y para que eso suceda debe haber rebeldía o aceptación social. Hay vocaciones que nacen en oposición y otras que nacen siguiendo una cierta corriente.

00 SETIEMBRE i 2018 i paula

00 SETIEMBRE i 2018 i paula

ellos tienen mayor ventaja de contacto. No es que sean mejores, hay una tolerancia mayor sobre el director masculino. La mujer debe pasarse toda la vida demostrando que es capaz. Alejandra Urrutia, otra de las participantes del encuentro, titular de la Orquesta de Cámara del Teatro Municipal de Chile y asistente del director Iván Fischer en Europa, pone la atención en las dificultades cotidianas, sobre todo en la sala de ensayo donde verdaderamente se pone a prueba un director. –Esta tarea tiene que ver con la música, por eso el desafío es recibir una orquesta y al retirarse dejarla mejor. Los maestros en el podio no están para ser ovacionados, ni para ser queridos, están para lograr la mejor interpretación. Esto es lo que buscaba Ligia Amadio cuando se enfrentó a una de las circunstancias más incómodas de su trayectoria. Ocurrió en México. La orquesta estaba en la sala de ensayos lista para empezar el trabajo, la maestra pidió silencio y comenzó a dirigir. Minutos más tarde se concentró en el solista designado para el concierto:


CON ENRIQUE ROJAS

E

36 ABRIL I 2023 I PAULA

Vivir, arte y oficio Hijo y padre de psiquiatras, este catedrático formado en España, Estados Unidos y Reino Unido, es uno de los grandes divulgadores de nuestra época. Su capacidad de comunicación combina en equilibrio lo académico y lo científico con la experiencia profesional, las anécdotas personales y la poesía. En mayo, visitará Uruguay. POR YELLY BARRIOS. FOTOGRAFÍAS: Y.B., G. PLANETA.

n el tercer piso de un edificio céntrico en Madrid se encuentra la Fundación Rojas Estapé. La luz de la tarde entra tamizada a la sala de espera gracias a una serigrafía que cubre un gran ventanal con un paisaje campestre. Las paredes del lugar son blancas y sobre ellas, hay pintadas franjas negras y grises y una gran línea amarilla que atraviesa el techo de lado a lado. También hay un sillón amarillo, una orquídea en flor, dos cuadros, uno que evoca un campo de cerezos y otro, más abstracto, que parece una playa; más una pequeña biblioteca con varias enciclopedias, un cancionero completo mexicano y muchos libros de arte, desde catálogos de Sotheby's al Museo del Prado. Sobre todos ellos, con una cubierta naranja preciosa, está La biblioteca de Borges, un libro sobre el escritor argentino. Este es el entorno en el que a diario, un equipo de profesionales de salud mental de alto nivel atiende en consulta. Es el cierre de una semana de trabajo intensa, en el comienzo de la primavera boreal, cuando el doctor Enrique Rojas recibe a PAULA en su despacho rodeado de libros, cuadros, esculturas, un par de sillones, fotos de familia y un vasto escritorio sobre el que hay distintos elementos, entre otros, un reloj, cuyo paso del tiempo solo puede observar él. Habituado a las entrevistas, este gran comunicador de nuestro tiempo, dicta de memoria la síntesis de su trayectoria: “Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría y director de la Fundación Rojas Estapé, ha publicado dos tipos de libros, unos de carácter clínico, sobre la depresión, la ansiedad, el estrés, las obsesiones, y otros de carácter psicológico, la felicidad, la personalidad, la educación de los hijos. Ha vendido más de un millón de libros que se han traducidos desde el ruso al alemán, pasando por el polaco y el inglés”. A la vez que cuenta su biografía resumida se levanta de su asiento y va en busca de algunos ejemplares traducidos, como

Remedios para el desamor en inglés, en ruso y en alemán. Hurga un poco más, cuenta que en italiano son seis, y regresa a la silla para continuar con su currículum: “es especialista, sobre todo, en tres áreas: las depresiones, la ansiedad y los trastornos de la personalidad”. Entre sus títulos más vendidos se encuentran: Cómo superar la ansiedad, Vive tu vida, Cómo superar la depresión, No te rindas, La conquista de la voluntad. Su trabajo más reciente, que va por la séptima edición en España, es Todo lo que tienes que saber sobre la vida (Espasa, Planeta). El próximo 2 de mayo, Enrique Rojas visitará Uruguay y Argentina para dictar distintas conferencias. Una de ellas, organizada por la productora uruguaya Cacique Group, y apoyada por diario El País, se titula Siete consejos para ser feliz. Esta no es la primera vez que Enrique Rojas visita nuestro país, aunque hace casi una década que no regresaba. Las conferencias son su gran altavoz, gracias a las cuales sus palabras alcanzan los rincones más insospechados del mundo. Lo mismos pasos siguen Marian Rojas Estapé, doctora en psiquiatría, e Isabel Rojas Estapé, psicoterapeuta y periodista, ambas hijas del “doctor”, como suele llamarle respetuosamente mucha gente. Estar ante tal eminencia impone, y sin embargo, conforme pasan los minutos en su compañía, se alcanza a comprender la razón de ser de la grandeza de este catedrático y divulgador. Un ejemplo de esto se encuentra en su último libro. En él, el lector se encuentra con trece lecciones basadas en conferencias impartidas en espacios académicos o en auditorios de Inglaterra, Holanda, Argentina, Chile, Colombia o México. Precisamente a aquel país viajó en noviembre de 2022, donde en compañía de su hija Marian, dio el discurso de apertura de la 36ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que titularon No te rindas. En aquella ocasión casi dos mil personas los escucharon y aguardaron a que terminaran para pedirles un minuto de su tiempo. Que les dedicaran un libro, que les dieran un consejo,

Nueva edición del libro superventas Tus zonas erróneas (primera edición de 1976) del psicólogo y escritor estadounidense, Wayne W. Dyer (1940-2015) con un prólogo de veinte páginas de Enrique Rojas.

El amor: La gran oportunidad, en una reciente edición estadounidense de Scepter Publishers.

37 ABRIL I 2023 I PAULA

En este libro, Enrique Rojas pone el foco en uno de los principales problemas del presente: cómo lograr el equilibrio emocional. Por eso, a lo largo de trece lecciones, profundiza en las claves para alcanzar una armonía psicológica y paz interior, que nos lleve a relacionarnos de forma adecuada con las personas que nos rodean y con nosotros mismos.


–¿Cómo se recupera de algo así? –Fuimos a tomar algo, tuvimos una cena y luego a dormir. Mucha gente aprovecha esos minutos de encuentro para comentarte un problema: ‘tengo ansiedad’, ‘tengo depresión’, o ‘tengo un familiar al que le pasa esto’ y esos dos minutos sumados a la dedicatoria y la foto, multiplicados por cuatrocientos… –¿Cómo se gestiona todo eso? –Bueno, es complicado; porque uno ya tiene un hábito de intentar estar cerca de la gente, sabiendo la limitación del tiempo. Por ejemplo, en Madrid, el próximo 3 de junio en el Teatro Príncipe Pio, mis hijas Marian e Isabel, y yo, daremos una conferencia que se titula: Comprender es aliviar. Se pusieron las entradas a la venta y las 1.300 localidades disponibles se agotaron en un día. Un día. He dado ese curso en México, en Ámsterdam y en Londres. ¿Qué ocurre? Que a la gente le interesa la inteligencia emocional. –¿Por qué hablará de 7 claves para la felicidad en la charla que dará en Uruguay? –Porque creo que Uruguay es un país especial por su historia y que estos siete consejos pueden venirle muy bien. –¿Qué le llama la atención? –Es un país que tiene una producción literaria importante. Hay unos cuantos personajes claves. Luego, ha sabido gestionar estar al lado de Argentina, que no es cualquier cosa. Y luego, tienen su propia identidad. –Tengo en la libreta mi pequeño cuestionario, pero le confieso que se me hace difícil seguirlo porque hay muchas cosas en su despacho que

“La gente que se acerca a nosotros, se acerca por nuestros libros. Y nuestros libros no son libros de consejitos, sino que tienen mucha elaboración. Mis libros tienen 60 o 70 citas bibliográficas recogidas al final. O sea que no es como un libro medio de autoayuda. Hay libros de autoayuda que se te caen de las manos y libros de autoayuda de calidad”. llaman la atención. Las obras de arte, sobre todo. ¿Le gusta el arte? –Soy pintor. Todos esos cuadros son míos y estos de ahí son de Picasso. En toda la consulta hay cuadros… Tengo un San Juan del siglo XV de la escuela holandesa, y otros del siglo XIX o del XVIII. Yo pinto abstractos. Enrique Rojas se levanta del escritorio y se acerca nuevamente a la biblioteca. Allí, apiladas sobre unos libros se encuentran algunas de sus obras más pequeñas, pero las tiene de varias

dimensiones. Sin ir más lejos, la que evoca una playa, dispuesta en la sala de espera de la fundación, lleva su firma. En estas pinturas que sostiene entre sus manos y que acerca al escritorio para poder apreciarlas mejor, hay tanta luz, que inspiran alegría. “He encontrado un lenguaje propio entre la simetría y el color”, comparte mientras se sienta. –En un tiempo de sobreinformación como este, ¿cómo discrimina lo bueno de lo superficial? –En lo bueno hay argumentos. Si yo le explico a la gente que la felicidad consiste en dos cosas: tener una personalidad madura y tener un proyecto de vida; esa es la felicidad para mí. Tú, entonces, me preguntas: 'Doctor Rojas ¿en qué consiste la personalidad madura?' En haber sido capaz de diseñar una forma de ser sana, coherente. Siguiente pregunta: '¿en qué consiste el proyecto de vida?’ Es un programa que tiene cuatro notas dentro, que son: amor, trabajo, cultura y amistad. 'Esto, ¿qué significa?', dirías. Significa que la felicidad consiste en ser capaz de desarrollar con arte y oficio la vida afectiva, la vida profesional, la cultura y la amistad. –En muchos de sus libros, incluso en este último que nos convoca, el amor es un tema central. ¿Cómo es su relación con el amor en esta etapa de su vida? –Soy un señor casado. Llevo cuarenta años con una mujer extraordinaria. Y luego tengo cuatro hijas que, cada una en su estilo, son chicas muy completas. Marian que es psiquiatra, la segunda, Cristina, que es abogada, la tercera es Isabel que es psicoterapeuta y trabaja aquí con nosotros también, y Almudena, la más pequeña, que es Carmelita Descalza en el monasterio de Ávila, donde está Santa Teresa. Es una chica extraordinaria, que está allí, encerrada. No sé si usted conoce el mundo del Carmelo. –Muy superficialmente. – Pues es un convento de clausura que arranca con Santa Teresa de Ávila, que nace en 1515. Santa Teresa era nieta de judíos; se llamaba Teresa Sánchez de

Cepeda Dávila y Ahumada, y se refunda el Carmelo que venía del antiguo Israel, del monte Carmelo, y está inspirado en el lema de San Benito, Ora et labora, es decir, reza y trabaja. –Ten voluntad… Eso es algo en lo que usted pone mucho énfasis también. –Vengo hablando de voluntad hace cuarenta años. Entonces, me preguntas: '¿qué es la voluntad?' La voluntad es la capacidad para ponerse objetivos concretos, medibles y luchar por alcanzarlos. '¿En qué libro habla usted de la voluntad, doctor Rojas?' Tengo esa respuesta: Cinco consejos para potenciar la inteligencia. En ese libro hablo de lo que hoy se llama la inteligencia auxiliar que son: el orden, la constancia, la voluntad, la motivación y la capacidad de observación. –¿Por qué es importante la voluntad? –Porque si tienes voluntad, tus sueños se hacen realidad. –¿Voluntad y perseverancia son sinónimos? –No. Son parecidos, forman parte de lo mismo. La voluntad tiene dos patas, que son el orden y la constancia. El orden empieza en la cabeza, saber lo que quiero, en mi ropa, en mi habitación, en mis libros, en mi horario. Y la constancia es la perseverancia en lo pequeño. '¿Un ejemplo de constancia?'. Yo tengo una gran pasión por la pintura moderna. Decía Miró, que es uno de los grandes pintores modernos españoles, cuando un periodista japonés le preguntó: 'Maestro, ¿cuál es la clave del éxito de su pintura?' Y Miró le contestó: 'Un poco de talento' -él tenía mucho-, 'orden y constancia'. Y yo pinto todos los días. –Después de tantas entrevistas dadas a lo largo de su carrera, tiene como memorizado el esquema de lo que se le preguntará. ¿Se hace difícil salir de ese lugar? –El otro día vinieron de Antena 3 Televisión a hacerme una entrevista a propósito del último libro. Venían dos periodistas jóvenes y me dice una de ellas: 'Doctor, traemos dos cámaras y

vamos a hacer una entrevista muy larga'. Le pregunto: '¿Cuánto rato?' 'Casi tres minutos'. Tres minutos en un telediario es bastante y voy a pensar muy bien lo que voy a decir. Nosotros, en nuestro equipo, somos traperos del tiempo. Los traperos eran gitanos que después de la guerra, con trapos de tela, con retales, hacían vestidos. Yo, por ejemplo, empiezo un nuevo libro y entonces saco una hora de aquí, dos horas del fin de semana, una esquina de allí. Así escribí mis libros; y mi hija Marian, que sigue mis pasos y que tiene cuatro hijos, de 8, 6, 4 y 2 años, y que está aquí conmigo y tiene una actividad enorme: vendió un millón de libros en tres años. Yo vendí un millón y medio en treinta. –Es muy buena. –Sí. Tiene cierta garra hablando. Es fluida. Luego mi otra hija, Isabel, va por la misma línea, tiene gran capacidad de comunicación. –Son nuevas generaciones, los jóvenes, como las personas a las que dedica su libro más reciente. –Son mis nietos. Tienen de ocho años para abajo. –Al leerla imaginé que podrían ser sus alumnos porque dice: 'Para Jesús, Enrique, Javier, Isabel, Maravillas y Antonio: sois el futuro, ojalá forméis a muchos.' –También, podría, pero son mis nietos. –¿Las siete ediciones de este libro son para ellos? –De este sí. Pero tengo como tres libros dedicados a mi mujer. Lo más importante que hice en mi vida, es haberme casado con mi mujer. Tuve mucha suerte. Fui siempre un hombre más bien tímido, retraído, muy de estudiar y yo le llevo a mi mujer once años. Cuando empecé a salir con ella, me acababan de suspender unas oposiciones para una cátedra muy importante, y había quedado muy afectado. La conocí y me impresionó mucho, porque ella acababa de pasar por lo mismo, pero al revés. Ella fue la primera mujer agente de bolsa de España, y a mí me acababan de suspender. En cuestión de dos meses fue mi mujer. Me dijo: 'como tú

no eres rápido, tomo la iniciativa'. –¿Cómo se conocieron? –Me la presentó una amiga suya que preparaba oposiciones. Me dijo un día: 'hay una chica donde voy a dar clases que lleva un libro tuyo'. Yo dije, 'no puede ser'. Por ese entonces solo había publicado un libro. '¡Quiero conocerla!', le dije. Y las invité a las dos a comer y me quedé luego con la que iba a ser mi mujer. Desde que la vi me gustó, pero como no soy una persona brillante, rápida, ni decidida, entonces la cosa fue lenta. –Finalmente lenta, pero firme. –Cuarenta años de casados. Lo celebramos dentro de nada y daré una cena con 200 personas. –Le cambia la cara al decirlo. Se le ilumina al contar ese proyecto. –Sí. —En Todo lo que tienes que saber sobre la vida, además de lecciones, casos clínicos y alguna anécdota personal, hay muchas citas bibliográficas como Cuentos de primavera de Tolstoi y referencias a vidas en las que inspirarse. ¿Qué biografías lo marcaron? –Tengo ocho mil libros en casa. El otro día comentaba esto con Luis María Anson (exdirector del diario ABC y catedrático de la RAE) y él me dijo: 'yo tengo 54 mil. Mi biblioteca, cuando yo muera, no sé qué haré con ella'. Tiene 89 años, pero está alive and kicking, vivo y coleando. Soy un gran lector. En la mía, aparte de la psiquiatría y la psicología, tengo mucha poesía. De hecho, tengo dos libros publicados hace años, de poesía; y tengo una gran pasión por la Generación del 27' que tiene dos padres que son Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel, y luego, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Rafael Alberti. Por ejemplo, los mejores sonetos no son los de Lope de Vega sino los de Miguel Hernández en El rayo que no cesa. ¿No sé si le suenan? —Sí, claro. –Muchas veces termino mis conferencias con Miguel Hernández, con Rafael Alberti, con García Lorca y el Romancero gitano, que es un texto

39 ABRIL I 2023 I PAULA

38 ABRIL I 2023 I PAULA

que les permitieran hacerse un retrato junto a ellos. “Fue espectacular. Fueron como cuatro horas y media sentados allí firmando libros, con una cola que era enorme, con el equipo de la editorial intentando ayudarnos, controlando que todo saliera bien. Nunca en mi vida me pasó, porque además se puso de moda hacerse la foto con el escritor y todo se demora un poco más. Al final estábamos rotos, destrozados”.


Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría y director de la Fundación Rojas Estapé, impartirá en Montevideo la conferencia 7 consejos para ser feliz. La actividad está organizada por la productora Cacique Group, que dirige Jerónimo Pino, y cuenta con el apoyo del Centro de Psicología de la Universidad de Montevideo, Itaú, Oca y diario El País. Se realizará el próximo 2 de mayo en la sala teatro de Movie Center Montevideo. Entradas a la venta www.movie.com.uy

40 ABRIL I 2023 I PAULA

Enrique Rojas, junto a uno de sus cuadros en su despacho de Madrid.

antológico. Él lo hace todo, empieza a escribir sonetos, cuartetos, quintetos, endecasílabos, alejandrinos y utiliza mucho el romance. Y tiene ahí textos excepcionales: 'Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros. Moreno de verde luna, anda despacio y garboso'. Me los sé a muchos de memoria. Soy un gran lector también de Antonio Machado, ¿le suena? –Sí, claro. –'Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero'. La poesía está en las catacumbas. No la lee casi nadie. –Es verdad. ¿Conoce usted a la poeta uruguaya Ida Vitale? –Por supuesto. –Este año, en noviembre, cumplirá cien años. En marzo estuvo en

España presentando un documental y leyendo poemas en la Residencia de Estudiantes de Madrid, la misma donde se alojó hace un siglo Federico García Lorca y donde escribió algunos de esos versos. Citó solo referencias españolas. –Tengo muchas influencias de aquí y de allá. Hace un momento salieron de la consulta unos pacientes que son de México que me decían: 'Doctor, ¿querría usted dedicarle un libro a mi hijo que está en Jalisco?'. Y cuando le escribo la dedicatoria, me viene a la cabeza una cita de Virgilio de La Eneida: Fortes Fortuna Adiuvat, ‘la fortuna ayuda a los audaces’. Ayer le di un libro a otra persona, yo estudié en Oxford, y el escudo de la universidad es el Salmo 26 de la Biblia, aparece un trocito, Dominus illuminatio mea, y puse esa primera estro-

fa: 'el Señor es mi luz'. Y dediqué otro libro en el que puse una sentencia que leí en la Embajada de España en Roma que es: Nihil difficile e volenti, ‘nada es difícil si hay voluntad’. Y después tiene uno la influencia de la cultura. La cultura es la estética de la inteligencia. La cultura es libertad, es solidez, la cultura es criterio. La cultura es saber a qué atenerse. En un momento determinado, me digo: '¿cómo se me ocurrió en un momento dado, citar Coplas a la muerte del maestre don Rodrigo?' 'Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte'. ¿Cómo viene eso a mi cabeza? –¿Trabaja mucho con la intuición? –No, soy muy realista. Yo soy un profesional de los conflictos. Me paso el día viendo gente que quiere suicidarse, que está hundida, que está depresiva. Soy muy realista, no soy imaginativo. Cuéntame qué te pasa, qué es lo que te ocurre, cuál es tu preocupación. No me imagino nada. Tengo afición a la pintura como desahogo, por la cantidad de dureza informativa que tengo de gente que se va a caer y yo tengo que conse-

guir que no se caiga; de gente que se quiere quitar del medio y quiero que no se quiten; de gente que está destrozada. Yo, y todos los que estamos aquí en la Fundación Rojas Estapé, somos un equipo de diez personas. –¿La intuición es imaginación? –No. Hay dos cosas. La intuición viene del latín, intueri, que significa ver por dentro, que significa una capacidad para adelantarse, que es buena. Yo no la suelo tener, porque la tengo disciplinada. Me atengo a la realidad. La imaginación es distinta, es adelantarse en negativo con cosas que pueden pasar, pero que no hay mucha seguridad de que ocurran. En cambio, la intuición significa una capacidad de penetración en la realidad que con frecuencia acierta. –¿Es un poco la sincronicidad de la que habla Jung o no hay relación ninguna? –Sí. Nosotros los psiquiatras nos hemos convertido en los médicos de cabecera. Nosotros no podremos ver a nadie nuevo en la consulta hasta dentro de ocho meses, ¿por qué? Porque no hay días, todo el mundo va al psiquiatra. Al menos en Occidente. –Sin embargo convivimos con una pandemia silenciosa de depresión y con mucha gente que no tiene posibilidad de acceder a una consulta y que la necesita. –Están saturados los servicios públicos de media Europa. Yo doy clases en Inglaterra hace veinte y tantos años y sé que la asistencia psiquiátrica de Londres está colapsada. Lo mismo en España. El problema no es solo eso, sino que la atención a un paciente en la red social oscila entre 10 y 15 minutos por visita.

Nosotros estamos con muchos pacientes, la primera vez tres horas y en una revisión, 40 a 45 minutos. Sabemos lo que es el tiempo. –Es el gran asunto hoy en día, la gestión del tiempo. –No puedo dejar de estar pendiente de saber la hora sin obsesionarme, porque me voy de hora en una sesión. Freud describió una cosa que llamó catarsis, que es la necesidad de nivelarse de contenidos negativos, nocivos en la mente. Eso en inglés se llama vent session, sesión de desahogo. –¿Tiene sus propias sesiones de desahogo? –La pintura, el deporte, mi familia. Soy muy tranquilo. Mi mujer dice que estoy hecho de pasta, que tengo esa suerte de ser tranquilo y me dice que es parte de la terapia, que muchas veces tranquilizo a la gente escuchando su problema e intentando enfocarlo para salir adelante. –¿Cómo era Enrique Rojas de niño? –Más bien tímido y retraído. Un chico un tanto despistado. En el colegio mi padre me puso un profesor de matemáticas; esto luego me pasó con mi hija pequeña y seguí el ejemplo de mis padres. Yo tengo dos modelos de identidad: mis padres, y mi hermano mayor. Soy el sexto de siete hermanos y siempre fui muy estudioso. Me recuerdo en la universidad de medicina, era lo que se llama empollón. No sé cómo se dice en Uruguay... –Sería, traga, alguien que siempre está estudiando. –Siempre estudiando. Y luego hacía deporte, que me salvaba. Siempre fui

un chico más bien retraído en el contacto con la gente. Por ejemplo, no tuve novia hasta muy tarde. Estaba siempre con una gran preocupación por estudiar. Me casé con 33 años y empecé a salir con mi novia a los 31. Siempre estuve metido en foros universitarios, en cosas de cultura. Lo había copiado de mi hermano que un día me dijo: 'aprovecha el tiempo, subraya las cosas, utiliza varios bolígrafos, con colores distintos'. Cosas como de niño de colegio. –Todo esto para llegar a resumir la vida en una frase que es como un mantra: 'la felicidad es tener buena salud y mala memoria'. –Se lo digo a mis pacientes que pasaron por mucho, violaciones, intento de suicidio, situaciones calamitosas. Les digo: 'pasa la página'. Pasar la página es la capacidad de perdonarse a uno mismo y reinventarse. La madurez desde el punto de vista temporal consiste en vivir instalado en el presente, intentando sacar el máximo partido, carpe diem, decían los clásicos. Vivir habiendo superado las heridas del pasado y vivir abierto hacia el futuro. Esa es la ecuación ideal. Veo mucha gente atrapada en el pasado. Con experiencias duras y negativas, pero hay que pensar que en una sociedad donde todo va muy deprisa, la gente no piensa. La gente solo tiene tiempo de ir corriendo de aquí para allá y nosotros le invitamos a que piense, a que madure, a que disfrute. Hoy en día, un gran defecto, y con esto nos vamos, es la cultura del instante. Quiero todo y lo quiero ya. Entonces yo le digo a la gente: 'quiere pocas cosas y aprende a esperar'.

41 ABRIL I 2023 I PAULA

CONFERENCIA EN MONTEVIDEO

“En una crisis de pareja, por ejemplo, lo rápido es la ruptura, pero lo grande, lo hermoso es volver a recomenzar, perdonar, reactivar el amor. Y eso es lento, es gradual, pero es extraordinario. En la cultura del instante, esto no pasa”.


CON NELSON DI MAGGIO

ver es interpretar Licenciado en letras, investigador de historia del arte nacional, defensor de su independencia, intelectual lúcido, curioso, y por sobre todas las cosas, crítico. Por Yelly Barrios. Fotografías: Natalia Ayala .

cimiento es a alguien que está en un estado terminal o paralítico o sobre todo, cuando ya no está. Los reconocimientos, se hacen aquí y en todos los lugares del mundo, tardíamente. Por eso, cuando circuló la información de que me darían una medalla, varios medios, que leyeron superficialmente la noticia, me dieron por muerto. Claro, es lógico”, completó Di Maggio entre las risas de los presentes en el auditorio. Pasa que 70 años de actividad ininterrumpida dan para mucho juego. El 12 de julio conversó con PAULA sobre los aspectos más importantes de su profesión, repasó lo que le conmueve y lo que le disgusta, comentó los trabajos que tiene pendientes, como la entrega de un libro biográfico de Juan Manuel Besnes e Irigoyen, maestro de Juan Manuel Blanes, y en un acto casi íntimo contó que muchas veces su rostro enjuto no significa que él esté enojado, simplemente es consecuencia de una afección que arrastra desde la juventud y que afecta los movimientos de los músculos de la cara. Igual, sabe que su presencia impone respeto, y eso le gusta. “Al contrario de lo que dijo alguna vez Gabriel García Márquez, ‘escribo para que me quieran’; yo pertenezco a esa generación de críticos que no aspira a ser querido por lo que debe decir sino a ser respetado por lo que dice”. −En un circuito en el que nos conocemos todos, ¿cree que muchos no dicen lo que opinan para no herir susceptibilidades? −Soy crítico, no puedo reservarme la opinión. Hay mucha gente que me dice que no podría hablar mal de un amigo. ¿Qué tiene que ver? Si es tu amigo y le decís que está haciendo algo bien, cuando no es así, en realidad sos un mal amigo. −¿Por qué es necesaria la crítica de arte? −Ser crítico no es solo el nombre de una profesión. Es un modo de pensar, de actuar, de vivir, de ser, donde nada me es

00 casa i 2016 i paula

C

on su silueta sutil podría perfectamente pasar desapercibido, pero en realidad ocurre todo lo contrario. “Muchas veces cuando entro a una galería escucho un silencio abrupto”, bromea Nelson Di Maggio, dueño de una estampa sobria, mirada desafiante y un estilo mordaz en sus críticas de arte que le dieron esta fama de personaje temible. Por eso polémico es el adjetivo con el que más le califican. “Hace poco una amiga me confesó que mucha gente me tiene miedo, ‘¿pero por qué?’, me pregunto”, agrega en el mismo tono jocoso. Di Maggio sabe lo que provoca. Son décadas dedicadas a lo mismo. Conoce al dedillo la escena cultural local y la mayoría de sus agentes; los emergentes y los consagrados. Para muchos no es santo de su devoción, para otros es un pope, y en el territorio intermedio están los que cuestionan sus perspectivas sin obviar reconocerle los méritos que correspondan. Este año la comunidad artística uruguaya puso en marcha una serie de reconocimientos a la trayectoria de coleccionistas, docentes, mecenas y críticos de arte. La movida la propiciaron la periodista Adela Dubra y el artista Martín Sastre, quienes rápidamente reunieron adeptos a la causa. Así fue que el 21 de abril el Museo Nacional de Artes Visuales fue el escenario en el que se reconoció la vasta tarea de este maragato de 88 años, único varón en una familia de seis hijos, fanático desde la infancia del cine, la literatura, la música y por supuesto del arte. “Cuando me hablaron por teléfono para comunicarme la iniciativa quedé sorprendido. Lo pensé bastante y acepté por dos razones. En primer lugar consideré que más que algo personal es un reconocimiento a la crítica de arte; una actividad más golpeada que aceptada. En segundo lugar no es habitual que exista un reconocimiento a una persona viva, que anda todos los días, que recorre las galerías y los museos. Generalmente un recono-


00 casa i 2016 i paula

Desde 1953 Nelson Di Maggio es crítico de artes visuales. Sus escritos, publicados en varios medios desde entonces, están siendo recopilados y digitalizados actualmente por un grupo de alumnos de la Facultad de Información y Comunicación (FIC). Asimismo, en la fértil carrera de este autor se encuentran varios libros de referencia para estudiosos de la historia del arte nacional entre otros, Literatura y artes plásticas en Uruguay (1969), Washington Barcala (1995), Costigliolo, Homo geometricus (2010), Artes Visuales en Uruguay: diccionario crítico (2013).

ajeno. Es una actitud permanente. La crítica es natural a todas las personas, aunque en general se da por sentado que el mundo es tal como lo vemos, ver ya es interpretar. Ver el mundo, construirlo, es un atributo, una actividad artística que todos poseen. Pero hay personas que la ejercitan de manera sistemática, intensa y regular. Con pasión. Porque la auténtica crítica, la verdaderamente creadora, la única que puede llamarse así, es la crítica independiente, libre de cualquier poder económico, ideológico o afectivo, ajena a instituciones, museos o galerías. Crítica independiente y opositora, incluso con los gobiernos que simpatiza. Nunca puede ser oficialista. De otra manera, no es auténtica. Es una condición ética fundamental. Es una tarea compleja y difícil de enseñar. −¿Que opina sobre la formación de los críticos en Uruguay? −No hay cátedra de historia de arte nacional, no hay formación visual. Mi generación, formada en la Facultad de Humanidades, como María Luisa Torrens y Celina Rolleri, tuvo una educación de excepción con el profesor Jorge Romero Brest. Luego vinieron otras más jóvenes, Alicia Haber, Olga Larnaudie, Alfredo Torres. Ahora desembocamos en el periodismo líquido, menos sólido y metódico en sus objetivos, sin consistencia conceptual. Esta época es duchampiana pues muy a menudo es la mirada del espectador o la voluntad social la que crea la obra de arte, mucho más que el discurso teórico que la acompaña. −¿Desde dónde parte para realizar sus críticas? −Para empezar me interesa saber qué pasa. Tengo curiosidad,

voy a todas las exposiciones que hay en Montevideo. Las que tienen escaso interés y las que están consagradas; porque las que parecen menores son propicias para descubrir a alguien, para sorprenderme. Ninguno de mis colegas lo hace; irán a dos o tres, no mucho más. Las ignoran o no les importa, yo no podría dejar de ver algo, aunque sepa que no tiene relevancia. Necesito experimentarlo. −¿La crítica de arte como usted la ejerce está en peligro de extinción? −He tenido colegas muy buenos. Solíamos reunirnos y discutir, eran encuentros que cada vez suceden con menos frecuencia. Creo que aquí no hay críticos de arte. El único que tiene una formación especial es Riccardo Boglione, un italiano que estudió en Estados Unidos, que posee un bagaje cultural muy importante. Pero él recién llegó a Uruguay hace unos años, y hablar del arte local le debe costar muchísimo, porque no tiene todas las referencias históricas que demanda la profesión. Me he desprendido de materiales de mi archivo personal y se los regalé para que pueda conocer nuestra historia. Más allá de él no hay investigación. El arte nacional está a la intemperie, lo están los artistas, lo están más aún los críticos. La prensa ya no tiene espacio para esto; ni de cine, ni de teatro, ni de ballet, ni de arte. No hay nada. Hacen un periodismo cultural triste, en el que escriben de cualquier cosa, sin especialidad. Cuando uno lee se da cuenta de las limitaciones terribles que existen. −¿Por qué cree que pasa eso? −En los años 50’ teníamos una docena de periódicos para leer, matutinos y vespertinos, había revistas especializadas; todos los críticos tenían su área de desempeño, nos conocíamos, íbamos a los estrenos, a las inauguraciones. Ahora no, y el cambio llegó con la tecnología, con una pérdida de valores de la sociedad en general. Aunque se asumen algunos avances, estamos rezagados, aislados. Este año llegó la exposición de David Lachapelle, pero poco más. A Buenos Aires van artistas permanentemente de esa misma talla, ¿por qué nadie los quiere traer acá? Si no es toda una muestra, pues que sea una pequeña parte. ¿Por qué no

llega a Montevideo nada de la Bienal de San Pablo? Lo peor es que cuando salimos al exterior nadie nos conoce. Ubican muy bien a José Mujica, pero el arte nacional no lo conoce nadie. Como no vienen, no vamos y es una mutua mutilación la que sufrimos. −La Bienal de Arte de Montevideo es un esfuerzo por cambiar esa realidad? −Sí, puede ser. Igual creo que una bienal para que sea efectiva no puede tener siempre al mismo curador. Este año por tercera vez es el mismo nombre: Alfons Hug. No se puede decir que no conoce del tema; porque viaja muchísimo, pero ha hecho de las curadurías internacionales un sistema de subsistencia. Ha traído artistas que importan en las ediciones anteriores, pero creo que sigue eligiendo lugares absolutamente inapropiados. El Banco República no fue propicio, tampoco lo va a ser el Palacio Legislativo. No es un espacio para las artes visuales. Para mí es una frustración de antemano. −También puede verse como un desafío para que los artistas trabajen en relación a un edificio específico y no solo en base a la temática que se propone desde la curaduría de la bienal. −También. De ahí podría surgir una linda respuesta, pero generalmente no se dispone de un presupuesto tan generoso como para hacerlo así. Cuando las bienales hacen las cosas bien tienen a disposición del artista un elenco muy diferente al que existe en Montevideo. Es complicado este momento. −¿Cuál sería una buena manera de ayudar a los artistas? −Desde el gobierno, lo mejor claramente no es haciendo concursos una vez por año. El artista debe hacer trámites engorrosos para los que a veces hasta debe recurrir a terceros. Y cuando le dan el dinero lo tiene que usar para la casa o para pagar deudas. Me pregunto por qué no los mandan al exterior con becas que amplíen su formación, su mirada. Eso es lo importante para un creador.

−¿Cree que en general predomina el criterio me gusta o no me gusta por sobre el de la argumentación? −Absolutamente. A mí me puede gustar una mediocridad absoluta. Me puede apasionar Lo que el viento se llevó, la he visto miles de veces, pero sé que no es una obra maestra. El Moisés de Miguel Ángel lo detesto, me parece de un barroco terrible, mediocre, y es Miguel Ángel. No es un problema de gusto, sino que es una observación objetiva. El arte es una actitud relacional; es un encuentro con el aura de la obra. Es un momento inefable en el que está la pieza de arte y el observador; es un instante que no depende de si me gusta o no. Y si no hay conmoción ante ese cuadro, esa instalación, ese video, entonces no hay nada. La maravilla del arte es que agrega algo a un mundo conocido. Esa es la función del arte, dar nuevas posibilidades de relación social, emocional, espiritual. Está claro que estos deslumbramientos no ocurren siempre, ni con muchos artistas. −¿En qué artistas contemporáneos encuentra estas circunstancias? −Aquí tenemos muy buenos; pienso en Luis Camnitzer, Marco Maggi, Rimer Cardillo, Ricardo Lanzarini, José Gamarra, Águeda Dicancro, Wifredo Díaz Valdez, entre otros. −Todos consagrados. −Sí, porque cada uno de ellos ha mantenido una actividad constante, perseverante. No es cuestión de hacer una obra y desaparecer como ocurre con varios casos. Un artista es para toda la vida, como un crítico, no renuncia, no se jubila. −¿Es autocrítico? −Mucho. Ahora mismo estoy corrigiendo Artes Visuales en Uruguay: diccionario crítico que publiqué en 2013. Leo algunas cosas allí y me pregunto '¿cómo pude haber escrito esto así?'. En un momento en el que se habla de cualquier cosa, que se publica cualquier cosa, tenemos que ser más exigentes con nosotros mismos. Hoy mantengo la vigilancia crítica: salvar el tiempo, salvar el pasado del frenético presente.

00 casa i 2016 i paula

"La auténtica crítica, la verdaderamente creadora, es la crítica independiente, libre de cualquier poder económico, ideológico o afectivo, ajena a instituciones, museos o galerías. Crítica independiente y opositora, incluso con los gobiernos que simpatiza. Nunca puede ser oficialista".


CON SAMUEL FLORES FLORES

Filósofo del

s

00 casa i 2016 i paula

Residencia en Lomas de San Isidro, (Buenos Aires, 1995).

Hace décadas que se lo reconoce como el padre de la Arquitectura Blanca inspirada en la ruptura con los formalismos europeos y el respeto por la naturaleza. Aquí, un encuentro con este uruguayo de acento porteño cuya obra aplaude la escena internacional. Por Yelly Barrios. Fotografías: Natalia Ayala & Estudio Flores Flores.

i hay algo que caracteriza a Punta del Este es su geografía: la Mansa, la Brava, la isla Gorriti, la Laguna del Sauce, la Laguna Blanca, la del Diario. Acoplada al paisaje, nace la arquitectura con residencias de veraneo y hoteles. La primera ordenanza municipal de fraccionamientos se aprobó en la década de 1940. La norma determinaba las dimensiones mínimas de los solares, según la zona. A partir de entonces la urbanización comenzó a expandirse. El edificio Pinar, ubicado en las calles 20 y 29, a una cuadra de Gorlero, fue el primero de tres plantas que se construyó en la península. Se trataba de una obra del arquitecto Walter Pintos Risso que se adaptaba perfectamente al criterio de construcción imperante en aquella época en la que abundaban las casas con tejas rojas. Diez años después –según se repasa en www. puntadelesteinternacional.com– “irrumpen los edificios de gran altura. Y en ese momento, cambiará para siempre la fisonomía del balneario”. Entonces, las construcciones de altura fueron colonizando aquel paisaje con vistas que se perdían en el horizonte. Pese a

esta irrupción, hubo varios profesionales que se aferraron a la idea de preservar el espíritu de la zona, no como un mandato, sino más bien como una necesidad. Así es que brillan por su solidez, calidad y color, las obras de Samuel Flores Flores, el padre de la arquitectura blanca. Este uruguayo de acento porteño –un valor rioplatense para contentar a ambas partes–, fue seleccionado para exponer en 2014 por la Bienal de Arquitectura de Venecia y en 2015 por el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, sin mencionar otras múltiples distinciones. Este profesional perteneciente a la generación 63’ de la Facultad de Arquitectura de Montevideo, lleva construidas más de 260 casas a lo largo de su trayectoria y aún sueña como cuando tenía treinta años. Pese a los 83 que marca su cédula sigue activo y vibra como siempre cuando habla del futuro. Tal el caso del proyecto Casapartamento Los Pétalos. “Las rosas, las flores, de Flores Flores”, como a él le gusta presentarlo. Su trabajo es un signo de identidad de aquella Punta del Este de comienzos y mediados del siglo XX, con el encanto de la naturaleza invadiendo los espacios habitables. No en vano se le asigna la corriente de la arquitectura orgánica, al definir sus obras. “Siempre nos deben poner en cajoncitos para clasificar-

00 casa i 2016 i paula

espacio


nos y bueno, sí, allí estoy yo”. Es más, él está a medio camino entre el genio y el maestro que trabaja sin descanso. Es un hombre que habla tanto como escucha y que ha sabido capitalizar todos los momentos de su vida: los trágicos y los sublimes. Le angustia que el paso del tiempo aniquile la belleza de sus obras y mucho más cuando están en la nómina de alguna empresa de demolición. Así y todo, reconoce que nada es tan devastador como sobrevivir a la muerte de un hijo. “Me acompaña a todas partes; siempre estamos juntos. Me salvó de tantas”, dice mientras mira al horizonte. Y con la mirada perdida, agrega: “a mí, cuando me hablan del dolor me alertan. Escucho lo que están diciendo y cuando me salen con cuestiones inconcebibles les digo, ustedes no entienden nada, no saben lo que es el dolor”. Son tan honestas sus palabras que cualquier interlocutor comprende la dimensión de lo dice. Su espacio de trabajo, tan íntimo como el pensamiento que comparte, es un sótano visiblemente poblado de recuerdos: fotos de los equipos profesionales con los que ha compartido despacho, cuadros, maquetas, obras plásticas, libros, mesas de dibujo, blocks de hojas, portalápices con estampas a lo Piet Mondrian abarrotados de portaminas, iluminadores y bolígrafos

de todos los colores. También hay postales de viajes, invitaciones a exposiciones y museos, retratos de familia, un equipo de música, dos pilas de discos compactos y café recién preparado, fundamental para mantenerse en vigilia. Destaca una obra de arte de Venancio Flores, uno de sus antepasados. Lleva la firma de Juan Manuel Blanes y la adquirió en un remate, a un precio irrisorio: “los detalles en los dedos de la mano izquierda están sin terminar porque al general lo asesinaron en 1868”.

Música maestro

Samuel Flores Flores cuenta que desde hace más de medio siglo, su rutina de trabajo tiene a la música como soporte. Beethoven, Vivaldi y Pink Floyd son su Santa Trinidad. “Si quiero potencia cierro la puerta con llave y no entra ni mi mujer, porque si quiero estar en estado alfa, cualquier sonido imprevisto es negativo. Subo el volumen y estoy con el subconsciente trabajando a tope, con el organismo generando adrenalina y de la mano del inconsciente, aflora toda la inspiración. Por eso tengo que estar en esta cueva, medio encerrado”. Cada maestro tiene su librito, y por tanto, su técnica. El método Flores Flores es humanista, naturalista, holístico. De ahí que

00 casa i 2016 i paula

00 casa i 2016 i paula

La Rinconada en Punta Ballena. Emblema de la arquitectura orgánica que proyecta este creador. En el libro Segundas Casas, de Diego Flores, se la describe como un gran desafío. Ubicada en Solana del Mar, la topografía del terreno es caprichosa y ofrece dificultades que el arquitecto resolvió con maestría. La armonía espacial se logra con el equilibrio entre las partes que conforman el todo y no con la repetición simétrica de las mismas.


MINI BIO

1933 Nace el 3 de mayo en Montevideo, Uruguay. 1963 Graduado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de la República. 1968 Beca en Urbanismo y Arquitectura en la región Languedoc-Roussilion. Invitado por el Gobierno de Francia. 1987 Fundador, Presidente y Miembro Honorario de la Asociación Ambiental "Amigos del Faro" Punta del Este, Uruguay. 1989 Posgrado en Pensamiento Lateral Aplicado a la Arquitectura. Buenos Aires, Argentina. 2014 Seleccionado para exhibir en la Bienal de Venecia, Italia, sus obras: Complejo Turístico Las Grutas, Casa Torres Blancas y Casa Poseidón. 2015 Su Obra Casa Torres Blancas es seleccionada para participar en el Catálogo de la Exhibición de Arquitectura Latinoamericana en el MoMA, Museum of Modern Art en Nueva York. A FUTURO Pétalos, un proyecto de casapartamentos.

considere tan importante la conexión con el universo al momento de crear. Y eso lo pone en el plano casi místico. −¿Cuál es el método Flores Flores? −El arquitecto es un escultor, por eso siempre he dicho que el dibujo no es la herramienta adecuada para crear arquitectura. El dibujo es un medio para expresarla. No hay arquitectura si no hay construcción y entonces habrá que hacer planos, y a estos hay que dibujarlos. Como dije, es un medio. El arquitecto, como el escultor, trabaja en el espacio. Cuando tenía veintipocos años tuve la suerte, por circunstancias de la vida, de hospedar en mi casa a uno de los escultores más grandes de la península ibérica, Jorge Oteiza. De este hombre, que le decíamos gallego como a todo español y él casi nos mataba porque era vasco, aprendí muchísimo de esto que digo. −¿Cómo surge la Arquitectura Blanca? −Cuando terminé la secundaria fui y vine trabajando en estudios de arquitectos, pero no logré seguir la facultad. Pasó que era joven y navegaba, y dejé porque no podía con todo. A los 25 me lo tomé en serio y a los 30 ya me había recibido. En esos cinco años me encerré e hice la carrera de un tirón. Pasa que soy monofásico, como buen taurino. Mientras estudiaba me dedicaba a pensar qué hago con mi título cuando termine. Y comencé a estudiar la mente, una faceta que la universidad no contempla y progresivamente me fui dando cuenta que la arquitectura es un hecho local,

Las Magdalenas, antigua residencia de Flores y familia, uno de los ejemplos de la arquitectura en color. (Punta Ballena, 1994).

“Yo no tengo empresa, por tanto no tengo clientes, tengo habitantes. Siempre se trata de una colaboración y no de una competencia. De Una integración y no de un agrupamiento”. Buena parte de la trayectoria de Samuel Flores Flores transcurrió en Buenos Aires. “Soy un gitano. A los pocos años de recibido me invitaron a Buenos Aires, y acá me dieron una palmadita en la espalda, invitándome a irme también. Entonces eso fue lo que hice”. Tenía 40 años cuando le pasó. Hacía once meses que vivía en una casa diseñada por él mismo, frente al puertito del Buceo. La dejó y sin mirar atrás arrancó una nueva etapa junto a su familia. “Siempre me sentí un nómade, desde pequeño. Nací en un pueblo de morondanga en Lavalleja, pero nos mudamos a Montevideo cuando era niño. Recuerdo que todas las Semanas Santas desde que tenía diez años íbamos a Buenos Aires. Siempre tuve relación con esa megalópolis. Quería estar en ese pulmón. Ahora creo que en todo espacio con más de 200 mil personas vivís mal. Somos adictos al estrés, a la violencia, a la ira, a todo lo que nos está pasando, que nos conduce al anonimato y nos mata”. En 1995 regresó a Uruguay y se instaló en Punta del Este. “Siempre insisto en que hay que mudarse cada seis o siete años. En 2009 le dije a mi mujer, Malón, hace catorce años ya que estamos acá, nos estamos negando a lo que prediqué durante toda la vida. Pensé que iba a morirme, pero me olvidé de morirme, y entonces nos fuimos”. −¿Por qué tomaron esa decisión?

−No es un invento mío. Es un ciclo. Aquel que se queda en el mismo espacio toda la vida empieza a cargar en sus espaldas una inmensa mochila que viene con los recuerdos del pasado, con lo lindo y con lo feo, y entonces te hacés cada vez más huraño y menos propicio al cambio. Mudarse es empezar otra vez, sentís que vivís y que todo se renueva. Estábamos en Punta Ballena, en Las Magdalenas, y me encantaba aquella casa, pero ya no podía habitarla más, las rodillas no me respondían, había muchos desniveles y escaleras. Entonces mis nietos ya no estaban tan cerca y los cuartos se veían siempre vacíos. Quedarnos era estar solos con todos esos recuerdos. −¿Diseñó usted la casa en la que vive actualmente? −Buscamos meses y nada me venía bien, hasta que apareció el lugar ideal: bajo y con vista al mar. Ahora vivo en un apartamento que compramos y prácticamente tiramos abajo para diseñarlo de acuerdo a lo que necesitamos mi mujer y yo en el presente. La pareja no tiene por qué estar uno encima del otro todo el tiempo, cada uno requiere su espacio. Con habitaciones propias para ser uno mismo y también para compartir.

Poseidón, un dios polémico

En Ruta 10, poco antes de llegar a Pinares, con la Laguna del Diario al este y el océano al sur, está Poseidón, un símbolo de la península construido en 1978, emblema de la arquitectura que proyecta Flores Flores. Se trata de una obra condenada a ser

00 casa i 2016 i paula

00 casa i 2016 i paula

El complejo turístico Las Grutas es un proyecto de la década de 1960 y fue una de las obras de Flores Flores que participó en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2014. El gobierno departamental actual manifestó su interés en reflotar la iniciativa.

que se integra dentro de una región y luego es universal. Acá, en el país, teníamos condiciones para tener una arquitectura propia, pero no existía porque pesa mucho la herencia europea. Pensé entonces que tendríamos que tener una que fuese rioplatense. −¿Qué características posee? −A mí me designaron como el Padre de la Arquitectura Blanca, pero hemos sido varios los que arrancamos con esto, sin conocernos, paralelamente en Uruguay, en Argentina y en Brasil. Los principios fundacionales fueron: romper con los formalismos europeos y respetar a la naturaleza. Y el blanco –la cal antes, ahora los sintéticos– era el color elegido. Es fantástico porque refleja el calor y con eso ya no necesitás aire acondicionado. De hecho, el blanco es el no color. Es la sumatoria de todos, y como la arquitectura es teatro, es una escenografía donde el actor y la actriz son los habitantes; somos todos actores. El color es una alegría de vivir. Por todo esto la Arquitectura Blanca contiene en sí la filosofía de gozar la vida. −¿Usted se define como un orgánico? −La vida es un misterio, hay que dar vueltas para llegar a las conclusiones antes de dar respuestas. ¿Por qué me dicen que soy orgánico? Porque es una manera de diferenciarme de los racionales. ¡Y claro! Nosotros estamos más propensos a estudiar la naturaleza, a quererla, a sufrirla. A mí me metieron en este casillero y entonces pertenezco sí a un cierto criterio arquitectónico, y así estamos todos más tranquilos, porque parecería que somos iguales. Eso es una ilusión, somos similares, que es distinto. La arquitectura que hago no está agrupada, ¿y eso qué significa? No sé si leyeron El Lobo estepario, se trata de eso, de ser una persona diferente. Cuando pertenecés a un grupo que está validado o es reconocido, es más fácil abrirle las puertas. Cuando andás suelto sos más peligroso. −Usted parece un filósofo. −El arquitecto es un filósofo del espacio. La arquitectura es un arte útil, es una ciencia holística que abarca todo el conocimiento humano. Para hacer eso tenés que tener una filosofía de vida, si no, ¿qué es lo que diseñás?


demolida y que curiosamente fue la elegida en 2014 para que representara a Uruguay en la Bienal de Venecia. La maqueta de esta residencia y varias fotografías tomadas en sus años de gloria se aprecian en el perfil de Facebook que tiene el arquitecto. Al pie de estas imágenes se leen comentarios que la enaltecen: “reúne un diseño perfecto en sus formas. Sin detalles innecesarios. La hermosura acompañada por una amalgama de sobriedad, estética, confort y buen gusto. Gran tecnología en los materiales empleados. Todos soñaríamos con vivir en un lugar así”. −“¿Por qué la demuelen entonces?”, postea Samuel Flores Flores. Habituado a las controversias, el arquitecto abre el debate y comienza la discusión; la desilusión. “Me emociona que un trabajo que siempre fue trascendente para mi quehacer arquitectónico, lo fuera también para tantas personas y que hoy, ante su destrucción se expresen a través de este fantástico medio”. En abril de 2011 El País tituló: “Derribarán el chalet Poseidón para construir un edificio en Laguna del Diario”. Pagaron nueve millones de dólares por la mansión y el terreno adyacente. Todavía el hecho no se consumó. “La última noticia que tengo es que están esperando a que llegue el momento, a que regrese un nuevo boom de la construcción. Hay un inversor que desconozco quién es, y ya hay un proyecto edilicio, pero aún no han vendido nada. Hubo una intensa movida de la comunidad. Pero también creo que existe otra razón, que es mucho más personal, que es una maldición del dios Poseidón; los dioses son muy vengativos. De todos modos, la casa está deteriorada, la esencia de la obra, el corazón, el pulmón, está muerto. Sacaron y cambiaron muchos elementos, pequeños detalles que los veo yo porque la hice, pero está muy mal. El jardín es horrible, todo está minimizado, escondido”. Para Flores Flores este hecho es una pequeña muestra de los tiempos que corren. Momentos en los que la construcción le ganó a la arquitectura. En los que Punta del Este está bajo el dominio de las grandes torres.

“Yo no soy el mismo, uno va cambiando a lo largo de los años. Aunque sí tengo las mismas raíces. A los veinte Punta del Este no me importaba. No era parte de mi vida. Yo tenía playa en Montevideo, iba a Malvín y a Carrasco, Punta para mí era porteña. Pero cuando llegué navegando por sus costas me enamoré. Comprendí lo que habían sentido los grandes precursores del balneario; entendí por qué Lussich hizo lo que hizo; por qué tantos inmigrantes curiosos llegaban a visitarla y se quedaban”. Ahora discute con muchos, con políticos, con constructores, con colegas para intentar preservar los pocos rasgos de identidad que todavía quedan. “Acá hay mucho quilombo. Todo se traslada a que no tienen conocimiento, y en el mundo actual sin conocimiento no se puede gobernar. Obviamente que a Punta del Este me la había imaginado distinta, antes pensaba que tomaría lo mejor de los grandes modelos del mundo. Saint Tropez y Portofino son una joyita. Son lugares con gobernantes lúcidos que mantuvieron la identidad del lugar. Por eso siempre defenderé el respeto a la naturaleza y a todas sus manifestaciones. Acá el ejemplo más claro es el arboreto: pasó de tener 160 hectáreas a 33, que es muchísimo y por eso aún sigue siendo un pulmón para la zona, pero querían tirarlo abajo. Aquí padecemos el síndrome de la torre, y estoy muy en desacuerdo con ellas. Lo he dicho muchas veces, la solución al problema es eliminar el problema. Para ser arquitectos hay que lidiar con el mundo, si no serán meros constructores. Si no hay cultura, demolemos. Así es esta sociedad de consumo, muy materialista, y ojo, esto no quiere decir que sea marxista, soy cristiano. Pero así pasa, aquí se demuele lo que premian en la Bienal de Venecia y en el MoMa. No tengo reparos en decir lo que pienso. Hay que comprometerse y dar la cara. Es la manera de madurar y la manera que tendremos para crecer y evolucionar”.

Siempre hay futuro

Los pasados 24 meses transcurrieron en su cueva-estudiooficina, rodeado de un equipo de colaboradores y asesores de

Pétalos es la creación más reciente del arquitecto. Se trata de un complejo de casapartamentos hechos a la medida de sus residentes, con énfasis en la seguridad y especial atención a su singularidad e independencia.

a hombros de un gigante

En la década de 1950 Samuel Flores Flores convivió en su casa con un maestro de la escultura española, Jorge Oteiza. Fueron tres meses de aprendizaje. -Nunca dejes de maquetizar, le dijo el vasco al uruguayo. -¿Por qué maestro? -Un maquetista es un enano que se sube arriba de los hombros de un gigante y ve más allá que él. -Maestro, ¿me está tratando de enano? -Sí. Somos todos enanos. Desde aquella conversación el arquitecto supo que trasladar al espacio su idea sería prioritario para su carrera. “Las maquetas las hacemos con las manos. Es allí donde tenemos todas las terminaciones nerviosas. Es la parte más sensible de nuestro cuerpo. Cuando uso las manos, trabajo directamente con la creación”.

primera línea. Allí Samuel Flores Flores trazó su futuro. Una mente inquieta como la suya no podía más que seguir dando frutos. Así nació el proyecto Pétalos. Como siempre, tiene en su retina la imagen de los planos, la maqueta, los diseños en 3D. Se los sabe de memoria y describe con ilusión la idea, la filosofía que atesora en su interior. “Este proyecto es una solución plural para las familias, que a la vez respeta las singularidades de cada persona”. Es lo que bautizó como casapartamento, una conjunción de ambas viviendas, con lo mejor de cada una de ellas. Es un espacio con identidad para sus habitantes que se construye en una propiedad horizontal. “Cada una es diferente a otra, no por el ego del arquitecto, sino porque los humanos somos diferentes. Muchos dicen que no se puede hacer, yo lo tengo hecho”. Están previstas todas las secuencias para que las casapartamentos se materialicen de la mano de una metodología bien específica, el famoso método Flores Flores, que incluye entrevistas a los habitantes de cada residencia tomando en cuenta desde sus características psicofísicas hasta las espirituales. “Queremos saber quién es esa persona que las habitará. Eso

es lo más sustancial. Pero también lo es entrevistar el terreno, porque ellos también nos hablan. Dicen cosas a través del origen del subsuelo, si es rocoso, si es arenoso; y de su valor energético”. Esta es una solución colectiva y por tanto responde también a una demanda creciente que trasciende al balneario: la inseguridad, el temor. La gente ya no se siente cómoda en sus casas y las vende para irse a vivir a apartamentos, que son jaulas a los ojos de este arquitecto. Por eso, este proyecto que late por hacerse realidad, está concebido para agrupar sin perder la identidad y sin desconectarse de la tierra. “Trabajé por esto como siempre, sin mirar las horas que pasan. Si no tengo que dormir no duermo, pero no puedo estar pendiente de cuánto tiempo transcurre, me ocupo del presente reconociendo el pasado, venerando a los que me pusieron en este lugar. Siempre hay que recordar a los maestros y poner amor, porque todo esto se trata de amor”. Aquí regresa el filósofo, el escultor del espacio, el arquitecto. Un ser holístico que enseña que "en la vida, uno no aspira a trascender, uno es".

00 casa i 2016 i paula

00 casa i 2016 i paula

Al teléfono la voz de Flores suena entusiasta. “El esfuerzo y el tesón los mantengo como al comienzo de mi carrera, solo que ahora gané mucho más conocimiento y sabiduría".


CAMNITZER EN MADRID

El artista pedagogo y viceversa Nació en Alemania y creció en Uruguay, donde se radicó con su familia huyendo de la guerra en Europa. Consolidó su carrera en Estados Unidos, país de residencia desde los años 60’. Hoy, el Museo Reina Sofía homenajea a este creador que declara que la educación le interesa por encima del arte.

26 FEBRERO i 2019 i paula

P

ara que existan las cosas, primero hay que nombrarlas. En una sala de la planta 3 del Edificio Sabatini en Madrid, sede original del Museo Reina Sofía, hay una habitación abarrotada de sustantivos. Tiene un empapelado de flores en la pared, un cuadro, una mesita, una mesa servida, cuatro sillas, una alfombra, una biblioteca de cinco estantes. Es Living Room, una obra de 1969 de Luis Camnitzer, y todo el espacio está construido con conceptos. El artista (1937), concibió una situación visual con la representación mental de significantes lingüísticos. Son las palabras las que componen la sala, y

es tal el efecto, que durante el recorrido el espectador evita los lugares tal y como lo haría si estuviese allí el objeto que él define. Se pisa la alfombra, se esquivan las sillas y las mesas. Por eso, las palabras son aquí un elemento más al servicio de las artes visuales, no son territorio exclusivo de la poesía, de la literatura o del ensayo. Es la imaginación la que construye el espacio. La pieza es parte de Hospicio de utopías fallidas, una retrospectiva que el museo de arte contemporáneo español dedica a Camnitzer, figura clave del arte conceptual latinoamericano desde la segunda mitad del siglo XX. El artista pedagogo, o el pedagogo artista, que desarrolló una obra prolífica como ensayista, crítico de arte, comisario de

exposiciones, conferencista y creador de acciones y objetos. Su trayectoria se centra en la capacidad transformadora del arte, al que considera en esencia un producto de la reflexión. “Mi utopía –dice Camnitzer en el texto difusión de la muestra– es una sociedad igualitaria, justa, sin clases, creativa y con el poder equitativamente distribuido. Para entrar en el proceso de esa utopía necesito que la educación sea creativa y ayude a crear, y que lo que llamamos arte sea educativo y genere aprendizaje. El acento en la educación entonces ya no está en transferir información, sino en aprender a accederla. Y, en lo referente al arte, tampoco está en el objeto llamado 'obra de arte' sino en los procesos que su presencia genera en el espectador, y

00 FEBRERO i 2019 i paula

Por Yelly Barrios. Fotografías: Roberto García Tores & Archivo Museo Reina Sofía


28 FEBRERO i 2019 i paula

Utopías fallidas

La exposición comienza con una obra en construcción. Un lápiz suspendido en el aire, apenas sujeto por un hilo, se mueve con la ayuda de un ventilador. Con ese suave vaivén se trazan líneas curvas y parejas, unas sobre otras. A veces alguna corriente de aire provoca sutiles variaciones en el dibujo que va haciéndose a sí mismo, conforme pasa el tiempo, como un surco gris en la pared blanca. En la primera sala del recorrido se exponen cinco autorretratos del artista (aguafuerte sobre papel) correspondientes a los años comprendidos entre 1968 y 1972. En ellos, la presencia es la palabra otra vez: su nombre, su apellido, su firma con lápiz. Así es también la obra Fragment of a map de 1968: un marco constituido por cuatro frases en inglés en letra mayúscula (fragment of a map, linear wound, arbitrary line, two pieces) en el que se atraviesa una delgada línea roja que va desde un vértice superior a su opuesto inferior. La exposición se despliega sobre tres ejes temáticos abiertos en el transcurso de las prácticas artísticas del creador. El primero se concentra en “el conceptualismo de Camnitzer” que,

tomando como punto de partida la desmaterialización del objeto artístico y la relación con el arte, plantea procesos de pensamiento que abordan la realidad política y social, según se explica en el texto difusion que se entrega en el museo. Las primeras obras que anuncian estas ideas se inscriben dentro del Mail-Art y pertenecen a la década de los 60': Adhesive Labels (1966) y Envelope (1967), y más tarde otras como la serie Autorretratos (1968-1972) o la instalación Living Room (1969). El segundo eje supone el desenlace natural del anterior, con obras más declarativas en las que los elementos visuales adquieren mayor prominencia. Son las que el curador denominó como “arte político”. Allí encaja Leftovers, una obra de 1970 concebida a partir de 80 cajas de cartón, grasa teñida y acetato polivinilo. Las manchas rojas de la tela que recubre las cajas gotean y se encharcan en el suelo. Son como sangre derramada en una obra más declarativa y evocadora en la que los elementos visuales adquieren mayor prominencia. “Leftovers, es un homenaje a las vícti-

mas de las intervenciones estadounidenses en América Latina, tanto directamente como con intervención militar como por manipulación de los servicios secretos y de la tortura. Las cajas son restos mortuorios de esas víctimas. La obra se hizo en Estados Unidos en un ambiente ignorante de geografía, cultura política, por lo tanto es una obra más directa, más narrativa. Creé un choque ahí, ¿porqué esto?, ¿qué pasa? No es una obra que haría hoy. Pero en su momento también era una crisis para mí. Tenía una suerte de desconfianza del arte entre comillas y estaba empezando a considerar que, a lo mejor, lo que tenía que hacer era buscar el nivel exacto de lectura del espectador y comunicarme directamente con ese nivel. Dejar de lado esas ínfulas intelectuales y de educación con las que yo venía al campo. No es fácil porque no se trata de hacer una obra paternalista y trivial tenía realmente que aprender un nuevo idioma y en ese momento pensaba: 'después de esto se acabó el arte para mí, lo que tengo que buscar es esa comunicación directa'. Al mismo tiempo tenía que

Camnitzer defiende un arte que debe funcionar en total comunión con la educación entendida como aprendizaje, especulación, cuestionamiento.

29 FEBRERO i 2019 i paula

cómo transforma al individuo para independizarlo en su propia creatividad, sin tener que continuar consumiendo lo que yo haga como artista. Arte y educación son casi la misma cosa“. La exposición, que se inauguró el 17 de octubre de 2018 y finaliza el próximo 4 de marzo, presenta unas 90 obras entre vídeos, fotografías, collages, grabados e instalaciones. El recorrido que planteó el curador de la retrospectiva, Octavio Zaya, propone una revisión de toda la carrera de Camnitzer a través de sus trabajos más emblemáticos, con atención en los conceptos clave sobre los que ha trabajado: la desmitificación del papel del artista en la sociedad de consumo, la capacidad artística del lenguaje, la desmaterialización del objeto artístico, el poder evocador de las imágenes y la implicación activa del espectador.


encontrar alguna forma de satisfacer mi neurosis como artista y eso es muy difícil. Yo pensé que era fácil”, comenta el artista en una entrevista concedida al departamento de comunicación del Reina Sofía. El siguiente espacio en el recorrido museístico se adelanta con un sonido repetitivo y desordenado. Se trata de diez proyectores de diapositivas sostenidos sobre diez plataformas diversas: hay sillas de madera y metálicas, cajones plásticos de fruta, taburetes de madera, tarros de pintura. La luz de cada uno de ellos proyecta un blanco luminoso en la pared, y nada más. Por eso el sonido es presencia en Lección de historia del arte, leccion n°1 (2000). En El Mirador, una instalación de 1996 que sucede a la anteriormente citada, gobierna un silencio tenso. Las paredes de la sala están pintadas de negro y dirigen la atención a una habitación algo más estrecha e iluminadísima que se encuentra allí. A su paso, el espectador la rodea y puede observar, como quien husmea por una mirilla, lo que transcurre dentro, que sin ser aséptico lo evoca. En un ángulo hay un catre de cristal sostenido sobre tuberías oxidadas y una almohada usada. En otro ángulo una percha de la que cuelga un pañuelo viejo con

puntillas, siete revistas abiertas y rígidas cubiertas por un betún marrón que impide identificar textos o imágenes. Hay además una lámpara color amarillo furioso sobre un soporte de hierro negro, esponjas de aluminio en el suelo, media botella de vino encastrada al piso, una ventana con vistas a un trozo de césped artificial y un castillo de naipes inmune a las caídas (o sí, eso quién sabe). En la tercera y última fase, la exposición se detiene en la producción más reciente del artista quien pone el énfasis en la defensa de un arte en comunión con la educación. Educación entendida no como enseñanza, sino como aprendizaje, especulación, cuestionamiento, desafío, descubrimiento. Este ideario se encuentra en la serie Cuaderno de ejercicios (2011/2017), en las instalaciones El aula (2005) y El museo es una escuela (2009/2018).

Escuela perturbable

A partir de esta retrospectiva, que subraya el enfoque pedagógico indivisible del artístico en el pensamiento crítico de Camnitzer, se negoció con las autoridades del museo que una de las salas expositivas se dispusiera con un doble fin. Por un lado como espacio para

la muestra en sí misma y por otro, como área de trabajo para el departamento de actividades educativas del Reina Sofía. Es así que desde la inauguración en octubre de 2018 en esta área, que componen dos pizarras escritas con letra manuscrita de una maestra de primaria acompañadas de dos mesas grandes de trabajo y sillas, funciona en El aula la Escuela Perturbable. Una escuela para perturbar el mundo del arte, para revisar conceptos y establecer nuevos parámetros de trabajo. La materialización de esta idea fue compleja desde términos técnicos, como la colocación de un enchufe en un espacio expositivo, hasta acuerdos entre las partes involucradas. Así quedó registrado en los archivos audiovisuales del museo. El 17 de octubre de 2018 se realizó en el auditorio del Edificio Nouvel el encuentro Hacia un socialismo de la creatividad del que participaron María Acaso, Selina Blasco (ambas profesionales de la educación en entornos artísticos) y Luis Camnitzer. La instancia ponía atención a los objetivos y propósitos de la escuela instalada en el corazón de la retrospectiva inaugurada ese mismo día. Allí se repasaron los antecedentes, se expresaron puntos de vista críticos, se compartió el proceso.

El artista comentó entonces que en su concepción original de El aula en lugar de mesas había pupitres de los años 50 y que ante la dificultad de conseguirlos decidió ampliar la conceptualización de la obra. Asimismo recordó y comentó experiencias a partir de la lectura en voz alta de algunos de sus ensayos más reconocidos, como La enseñanza del arte como fraude o textos publicados en el Catálogo de la Bienal del Mercosur de 2007 en el que se presentaron experiencias de trabajo dedicadas a la educación del arte tal como la que defiende el artista. Y en ese entorno debatió, replicó y dejó claros sus puntos de vista. La situación de réplica se generó a partir de la presentación de la obra El museo es una escuela. Dicha pieza surgió en 2005 a partir de un entredicho entre Camnitzer y el director de un museo en el que desarrollaba un trabajo de curaduría pedagógica. Mientras recordaba el episodio no se detuvo en detalles aunque sí mencionó que aquel jerarca le dijo: “esto es un museo, no una escuela“. Entonces renunció. Las ponentes que lo acompañaban en el auditorio el 17 de octubre compartieron luego con el público y con él que decidieron tomar esa obra y perturbarla. La idea fue colocar una lona en la

entrada del edificio del museo con las frases: “La escuela es una fábrica“, “El museo es una escuela“. “¿Solo eso?“, preguntó Camnitzer. “Sí, solo eso“, le respondió una de las expositoras que le acompañaban en el escenario. “Eso es un cambio y no me lo habían dicho –sostuvo él con una voz cuyo tono no cambió–. Falta el subtítulo. Ahí no dice que el artista aprende a comunicarse y el público a hacer conexiones. Esa es la importante. ¿Quién hizo la censura?“. La respuesta fue que no se puede decir y que la lona quedaría así. Entonces él acotó: “bueno, lo firman ustedes. La polémica que se da me parece interesante, pero eso no es mío“. Justificó que la obra, que es como un “chantaje subversivo“ en el que se obliga al museo a asumir un contrato con el público para cambiar el actual rumbo de las circunstancias en el arte, pierde su propósito. Dijo que siente que la misión de su obra fue traicionada. Con eso la Escuela Perturbable, que tiene como misión perturbarlo todo, cumplió su propósito, en apariencia sin proponérselo. En la entrevista con el departamento de comunicación del Reina Sofía (para presentar Hospicio de utopías fallidas) el artista reflexiona otra vez sobre estas

cuestiones al decir que la palabra arte nos confunde. Por un lado refiere a un agente cultural para cambiar la sociedad. Por otro es una forma de generar productos para la venta. “Es extraño que en las escuelas de arte no haya un curso de ética. Como los hay en medicina, por ejemplo. En arte se intervienen las emociones y la mente de la gente y eso a nadie le importa. El proceso ético es tan importante en medicina como en el arte y es un tema que tampoco se toca“. Este 27 de febrero, a días del cierre de la exposición el 4 de marzo, se realizará un acto simbólico, educativo y artístico: Defensa de la tesis doctoral de Luis Camnitzer en el marco de Liberis Artium Univeritas de Isidro López Aparicio, artista andaluz. La propuesta, tal como se justifica en la web de Instituto de Arte Contemporáneo de Madrid, “surge como un compromiso común con la formación en el mundo del arte, ante una universidad altamente institucionalizada y jerárquicamente estructurada”. La tesis, que se titula Falsificación original, versa sobre ese mismo tema, el de toda la obra de Luis Camnitzer, el de su vida: el vínculo indivisible entre lo artístico y lo pedagógico o mejor, entre lo pedagógico y lo artístico.

31 FEBRERO i 2019 i paula

30 FEBRERO i 2019 i paula

“¿Por qué separar la palabra de la imagen? Empecé a describir situaciones visuales usando palabras”.


PERSPECTIVAS

Por Yelly Barrios. Fotografías: Peter Suschitzky, Shutterstock.

C

omo todo país, Uruguay tiene muchas peculiaridades, una de ellas ocurre cada 24 de agosto desde finales de los 70' cuando se celebra La noche de la nostalgia. Para algunos la fiesta musical por excelencia está desdibujándose. Para otros, se ha ido actualizando con las nuevas generaciones para que ellos también puedan evocar sus propios hits. Más allá de las consideraciones de unos y otros, este es un festejo cien por ciento oriental, que homenajea la música de antaño, una fiesta para bailar oldies, bautizada con el nombre de una emoción que no conoce banderas y a la que, prácticamente, nadie escapa. Una emoción que es objeto de estudio contemporáneo. En el diccionario de la Real Academia Española se define a la nostalgia con dos acepciones: “pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos”, y “tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida”. En algunas descripciones más técnicas se amplía al decir que es un “sentimiento de pena, tristeza y melancolía provocado por la lejanía de la patria, la ausencia de los seres queridos o la pérdida de un bien o posesión, o simplemente del pasado”. La nostalgia es un viaje hacia los recuerdos en los que se experimenta y evoca una emoción relacionada con algún momento de la vida. Es también el anhelo de algo que deseamos y que no pasó. A su vez, es agridulce y pre-

dominantemente positiva, sobre todo porque ayuda a contrarrestar el impacto negativo de los momentos difíciles. La nostalgia es un propósito, un no olvidarse de. Varias publicaciones coinciden en mencionar que el concepto lo acuñó por primera vez a finales del siglo XVII el médico suizo, Johannes Hoffer. Su intención fue describir el estado de ánimo de los soldados suizos que luchaban fuera de su país, que sentían una “tristeza originada por el deseo de volver a su casa”. A nivel etimológico, el término proviene del griego nóstos que significa regreso a casa, y algos, que es dolor. Fue por este enfoque vinculado al sufrimiento del desarraigo que durante mucho tiempo se calificó y atendió a la nostalgia como una enfermedad. Pero la ciencia evoluciona y pese a que en el imaginario colectivo persisten estas perspectivas que vinculan a la nostalgia con la tristeza y con la melancolía, hay investigadores contemporáneos que descubrieron aspectos regenerativos y curativos en este sentimiento, confirmando que la nostalgia no es una manera de vivir en el pasado, sino más bien un mecanismo para mantener vivos momentos y situaciones que permitan fortalecerse y proyectarse al futuro. Es más, no fue sino hasta los años 70' del siglo pasado que el sociólogo Fred Davis cuestionó que fuera una enfermedad. Fue en el libro Yearning for yesterday: A sociology of nostalgia (Anhelo del ayer: Una sociología de la nostalgia) donde Davis presentó su nuevo enfoque. "Se percató de que, a menudo, los recuer-

dos de la infancia provocan sentimientos de seguridad. Por ese motivo, consideró que la retrospección sentimental constituía una herramienta importante para lograr y consolidar la propia identidad”, según se resume en la web de divulgación científica, Investigación y Ciencia. En aquel tiempo, cuando Fred Davis defendía sus ideas, muchos lo criticaron, pero ahora, en el siglo XXI son numerosas las pruebas que lo respaldan y le dan la razón. Dos de ellas las aportaron Constantine Sedikides y Tim Wildshut, autores del artículo antes citado y profesores de psicología social y de la personalidad en la Universidad de Southampton, Inglaterra. Estos investigadores identificaron en 2015 tres funciones de la nostalgia: “la auto-orientación, que fortalece la seguridad en uno mismo y el punto de vista positivo; la función existencial, que agudiza la mirada del significado de la propia vida, y, finalmente, la función social, que fortalece el vínculo con los seres queridos. El hecho de que los humanos decoremos nuestro hogar con fotos del casamiento o de la infancia, o que busquemos otros estímulos que fomentan la nostalgia, podría constituir, más que una mera casualidad, una decisión inconsciente para escudarse de determinadas situaciones”. David Dorenbaum, doctor en medicina, pediatra, psiquiatra y psicoanalista mexicano radicado en Toronto, es otro de los investigadores que se ha dedicado a profundizar en ese enfoque positivo de la nostalgia. Columnista asiduo

33 agosto i 2022 i paula

La fuerza de la nostalgia

Tanto en las definiciones del diccionario como en el imaginario colectivo se la asocia con sensaciones agridulces procedentes del propio pasado y el de la sociedad. Ahora bien, investigaciones actuales demuestran que es tremendamente positiva. En Uruguay, ¿qué tiempo mejor que este mes para revisar viejas creencias?


Peter Suschitzky

David Dorenbaum nació en Ciudad de México en 1956. Es doctor en medicina (egresado de la U.N.A.M), pediatra, psiquiatra y psicoanalista. A partir de 1982 se radicó en Canadá, donde es profesor asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Toronto. Es colaborador regular en la Revista Semanal del diario El País de Madrid y autor de numerosos ensayos sobre psicoanálisis y arte, en especial de fotografía. Forma parte de diferentes asociaciones dedicadas al campo del psicoanálisis, como la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA), y el Foro Clínico Lacaniano (Stockbridge, Massachusetts).

34 agosto i 2022 i paula

Hay muchos días de… Día del niño, el día de la maestra, el de la madre, el del padre, el abuelo. El día de la nostalgia es interesante porque enmarca algo que de otra manera es evanescente. en la Revista Semanal de El País de Madrid publicó hace un par años un artículo que tituló Los superpoderes de la nostalgia que empezó así: “cual escudo contra los desafíos existenciales, evocar vivencias y sentimientos positivos del pasado puede ayudar a afrontar mejor el presente y el futuro. ¿Nostalgia? Todos la sentimos, mas ¿a qué? La nostalgia es como un espejo retrovisor que refleja un sentimiento particular de un tiempo o de un lugar, un estado emocional del pasado y, de momento, la añoranza de un futuro que se nos aleja. Ya sea el recuerdo de un primer beso, una fotografía amarillada por los años o un objeto lo que resta de aquel tiempo. Internet es un dispositivo generador de nostalgia: basta con hacer clic en un menú para echar a andar la banda sonora de nuestra juventud. ´Vivir

con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez', dice el tango Volver, con una distancia irónica. Hoy sabemos que la nostalgia es una emoción compleja, predominantemente —pero no exclusivamente— positiva, que abarca mucho más que una sensiblería y que podría darnos una mejor comprensión del presente, en lugar de nublarlo con los fantasmas de lo pretérito”. Semanas atrás, PAULA conversó con David Dorenbaum para conocer un poco más sobre esta emoción tan arraigada en nuestro país. –¿Qué es la nostalgia? –Me gustaría empezar con un reconocimiento a la maravillosa idea de la Noche de la Nostalgia. Es como enmarcar algo tan cotidiano, tan de todos los momentos. Todas las noches son noche

de nostalgia, ¿no? Cuando a algo tan ubicuo, tan universal, tan humano, se le da un marco especial, podemos apreciarlo de otra manera, porque mucho de lo que ocurre con la nostalgia es muy evanescente, o sea, ni lo estamos esperando, y de repente damos la vuelta la esquina y buuum nos encontramos con algo que nos inunda de nostalgia. Y con el mismo torrente espontáneo con el que llega, también la ola nos atraviesa y continúa su trayecto. Con esta idea estoy ahondando en el concepto de la Noche de la Nostalgia como algo muy interesante, no tanto de sentimentalismo, de “ay David eres un viejo, vives en el pasado”. No, eso no. Pero sí como un momento que marca y subraya una experiencia muy común que realmente da continuidad a nuestra vida. Me preguntas ¿qué es la nostalgia? Y son

tantas cosas. Es memoria; son sensaciones; son olores; viene a veces con la música que, por cierto, es un vehículo tremendamente poderoso de activación. Hace unos años falleció mi padre y he aprendido muchísimo del proceso de duelo. Como psicoanalista lo he trabajado con mis pacientes, lo he estudiado, pero hasta que lo vives en carne propia es cuando empiezas realmente a entender que el duelo no ocurre como algo constante. Cuando la gente dice: “tienes que trabajar tu duelo”, “you have to move on”, como dicen en inglés, “tienes que seguir adelante, dejar atrás esas cosas”. El duelo no funciona así, no es un proceso lineal. Es un proceso que de repente nos acosa. Yo voy caminando y veo algo que me recuerda a mi padre, una canción, por ejemplo, sobre todo las canciones, y lo veo a él con su gusto que tenía por la música, su manera de bailar. Ahí recreo una sensación muy profunda, y eso es la nostalgia, esa continuidad de experiencias que de otra manera experimentaríamos como una vida muy fragmentada, una vida muy desconectada del pasado. La idea de que la nostalgia edita nuestra película y le da continuidad es muy interesante.

Los superpoderes

Desde el punto de vista de la neurociencia esto es precisamente lo que se ha descubierto en los últimos quince años. Los científicos constataron que en esos momentos nostálgicos, cuando los recuerdos son recreados en un laboratorio bajo parámetros de experimentación, queda demostrado que el sentimiento nostálgico activa en el cerebro una multiplicidad de centros relacionados con la motivación, la creatividad, la apetencia por construir y conservar nexos sociales. Esto explica por qué, generalmente, la nostalgia nos activa socialmente: es el recuerdo de estar con alguien, de ver a alguien, de haber compartido un plato con alguien, es el deseo de volver a revivir un momento agradable. David Dorenbaum cita como ejemplo a las parejas que recuerdan cuando se conocieron. Volver a ese lugar, desde la perspectiva de cada uno,

activa el afecto entre ellos y lo renueva. Por eso la nostalgia, también, tiene el poder de conectarnos con otros de una manera muy significativa. Desde esta perspectiva parecería que la nostalgia trae de visita a los recuerdos más bonitos, más memorables, aquellos procedentes de experiencias positivas. Pero todos sabemos que recordar no siempre es un camino de flores. –¿Los recuerdos negativos también forman parte de la nostalgia? –Como toda experiencia humana compleja, somos seres que estamos hechos de contradicción. El concepto del Yo, por ejemplo, el concepto del self en inglés, es una construcción muy artificial. A mí me gusta mucho esa cita de Jorge Luis Borges que dice: “yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca, aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach”. Se ha buscado quién es esta Matilde Urbach y no figura claramente en la obra de Borges, pero es un ejemplo muy bonito, el hecho de las contradicciones, de que la distancia tiene a veces un componente emocional positivo, y a veces, nos lleva también a momentos muy oscuros de un tremendo quiebre. Y lo bonito de la frase de Borges es que dice: yo que tantos hombres he sido, nunca fui aquel que en cuyo abrazo desfalleció esta mujer. Esa es una nostalgia por lo que no pasó, ese es un concepto interesante, como la nostalgia por el presente, la nostalgia por el futuro. La COVID nos ha puesto en contacto con esa nostalgia de un futuro que se nos está escapando. Ese ”ya no podré cenar esta noche con mis amigos sin mascarilla”, por ejemplo. El recuerdo de experiencias pasadas se proyecta en una nostalgia por el futuro y eso ha sido un viraje muy interesante en la manera de entender a la nostalgia, no tanto como cosa del pasado, sino cosa del presente y del futuro. –¿Qué le llevó a interesarse por la nostalgia? ¿Ser mexicano radicado en Toronto influyó en algo? –Soy médico, psiquiatra, pediatra, psicoanalista. Nací en Ciudad de México, soy egresado de la UNAM,

¡Qué nostálgicos estamos de lo que era el mundo! De la manera en la que vivíamos, esa libertad, esa falta de cuidado, de preocupación por cuestiones tan críticas como las que nos ocupan en este momento”, cuenta David Dorenbaum. pero mi trayectoria profesional me llevó a hacer estudios en diferentes países. Estudié en Londres, en California y, eventualmente, acabo aquí en Canadá donde llevo viviendo ya más años que en México. ¡Imagínate el efecto nostálgico de haber cruzado esa barrera, esa línea, de vivir en un país extranjero más tiempo que en mi país natal! Sin embargo, tengo a la Ciudad de México en el corazón. Cada vez que voy, antes de que aterrice el avión ya estoy tremendamente activado. Es mi historia personal, esa cuestión de emigrante, de desplazamientos culturales, lingüísticos, profesionales, como al Ulises de Homero. A mí, la nostalgia me ha ayudado, me ha acompañado en mis soledades, en esos desplazamientos. Pero lo que de veras me hizo pensar mucho en el tema de la nostalgia fue la COVID. ¡Qué nostálgicos estamos de lo que era el mundo! De la manera en la que vivíamos, esa libertad, esa falta de cuidado, de preocupación por cuestiones tan críticas como las que nos ocupan en este momento.

35 agosto i 2022 i paula

Mini bio


Es en su libro Divaneos, Reflexiones de un psicoanalista para la vida cotidiana, (Ediciones Península, Grupo Planeta), que David Dorenbaum ensaya su enfoque acerca de los superpoderes de la nostalgia. El trabajo del psiquiatra invita a ver el mundo como en verdad es, siempre cambiante, y a reflexionar sobre las emociones, incluso en medio del torbellino de la vida. Algunas de las acciones más que cotidianas, como montar en bicicleta, ir al cine, leer o visitar un museo, adquieren en este libro un sentido y una dimensión especial. En la tapa se aprecia un diván victoriano que no se parece en nada al moderno que él utiliza en su consulta, pero que vale para entender y acompañar el término divaneos con el que lo tituló. “Es un neologismo que inventé, es la mezcla de diván y devaneos, pues devaneos son esas asociaciones de la mente”. El texto se presenta casi como la vida, por un lado, la sección llamada Vivir la sencillez donde están incluidos textos como Respirar, Soñar, Escuchar, Leer, Visitar un museo, Montar en bici. La otra sección se titula Convivir con la complejidad y allí aparecen temas como Decir no, La dificultad, Las dualidades, Las contradicciones, Las fobias, Las adicciones. El libro puede adquirirse en Uruguay a través de distintas plataformas online en formato eBook.

–¿Ser optimista o pesimista influye en cómo impacta la nostalgia en cada uno, en cada sociedad? –Cuando me invitó Amelia Alcolado a participar en la Revista Semanal, ella era la jefa en ese momento. Fue después de haber escrito un texto con un fotógrafo español muy amigo mío y al que le debo mucho, incluso estar teniendo esta conversación, José Manuel Ballester. Él me invitó a participar en un proyecto en el monasterio de Segovia. El primer artículo que publicamos juntos fue mi estancia con José Manuel en ese monasterio y como yo observé que ese lugar era un mundo tremendamente mágico que se estaba disolviendo frente a nuestros ojos. Esa construcción del siglo XVII, que fue sitio de paso de tantos peregrinos, ahora estaba habitado por un número muy limitado de monjes que se estaban muriendo, todos ellos nonagenarios, octogenarios, y la carencia de nueva devoción estaba generando una ausencia de suplentes. José Manuel y yo sabíamos que ese mundo se iba a disolver y es lo que está pasando. Doy toda esta vuelta para responder la pregunta, para decir que

siempre mi enfoque ha tratado de ser no tanto de la autoayuda en mis textos, ni de infundir un falso o un forzado optimismo en los lectores, porque la vida es muy difícil. La vida tiene callejones sin salida muy duros y entonces hay que comunicarnos desde una perspectiva que reconoce ese aspecto fragmentario, atemporal, de tener que confrontar nuestra mortalidad o la mortalidad de seres queridos. Tanta tragedia que existe, ahora la guerra en Ucrania. Hay una frase de Carlos Fuentes, “que canija”. Usa una palabra mexicana muy dura, “que cabrona es la muerte que mata, no a nosotros, sino a los que nosotros queremos”. Hay tanta gente, tanta tragedia, que hablar de la nostalgia optimistamente, de esos recuerdos de mi padre bailando una cumbia, bueno, eso es muy bello y reconforta, pero en el espejo retrovisor al movernos hacia adelante también vemos un pasado presente, muy tormentoso. Entonces hay que tratar de dar una perspectiva global que cubre también ese aspecto y no irse con el falso optimismo, o como cuando se dice: “todo va a estar bien”, “no te preocupes”, “piensa positivamente”. Bueno, si fuera tan simple. –A veces se puede tener el propósito de ser positivo y después de tropezar muchas veces se decide abandonar. Se deja de ser optimista. –Claro. Ahora estoy pensando un texto para proponer en el futuro pensando en qué es lo que nos da la oportunidad de pasar de sentirnos tan atorados a que, de repente, se nos prenda el foco y encontremos la vuelta al asunto. Como tú y yo ahora que estábamos tratando de conectar (por Internet) y había ahí un problema. A veces las máquinas tienen hipo y pum, de repente, como que se prendió el foco y acá estamos y te vi sonreír como en un momento muy mágico de estar ante una imposibilidad y de repente se abre una perspectiva. Eso podríamos conectarlo con el efecto nostálgico. –¿Los niños sienten nostalgia o es una emoción más propia de la mediana edad en adelante? –De los niños tenemos mucho que

Tres funciones de la nostalgia: la autoorientación, que fortalece la seguridad en uno mismo y el punto de vista positivo; la función existencial, que agudiza la mirada del significado de la propia vida, y, la función social, que fortalece el vínculo con los seres queridos.

Fuentes de evocación • Fotografías: hoy tenemos incontables fotos que captan momentos especiales de nuestra vida y que compartimos con seres queridos y en nuestras redes sociales. Un buen hábito es elegir las más significativas, imprimirlas y conservar la costumbre de armar un álbum para reunirnos en un tiempo futuro y volver a verlas. Y algo más: que decorar los espacios con ellas no sea cosa del pasado. • Juegos: unos preferían patear la pelota, otros saltar la cuerda, jugar a la rayuela, al Martín Pescador o a la bolita. Otros recordarán los primeros autitos de colección, las muñecas de porcelana, el manchado, la escondida, las primeras pistas de autos de carrera, el ludo, el ta-teti. ¿Cuál era aquel entretenimiento favorito? • Experiencias: volver a pasar por el recuerdo de aquel primer viaje en familia, las visitas de verano a la casa de los abuelos, los paseos con amigos, el viaje en barco, el primer vuelo en avión, aquel campamento organizado en la escuela o el primer fin de semana solos en pareja. Desear

regresar a un lugar con la sola intención de revivir todo lo hermoso que conserva la memoria. • Aromas y sabores: cocinar y degustar las recetas que preparaban en casa nuestros mayores es una de las maneras más rápidas de conectar con el pasado y mantener vivos recuerdos y tradiciones que si no se resguardan pueden ser tan efímeras como la propia comida que compartimos. ¿Hay a mano un recetario? • Series y películas: desde series míticas, programas de televisión hasta publicidades y películas, volver a disfrutar aquello que una vez nos impactó, nos emocionó o nos dejó una huella. Hoy más que nunca tenemos esta posibilidad al alcance de la mano. • Dale play: escuchar las canciones de antaño, los oldies, la música de los primeros bailes, las melodías infantiles que se cantaban a viva voz sin preocuparse de estar afinando o no. Volver a mover el cuerpo al ritmo de aquella música favorita. Por cierto, para este 24 de agosto, ¿ya hay plan armado?

aprender sobre la nostalgia. Ellos son tremendamente nostálgicos. Piensa en las canciones de los niños, las historias, ¿cuántas veces las contamos? Yo tengo dos hijos, que ahora son adultos, pero antes, luego de un día largo de trabajo, después de cenar llegaba el momento mágico de los rituales de acostar a los niños y contarles una historia. Ya medio quedándome yo o mi esposa dormidos de tan cansados que estábamos, pero tanto Frances, nuestra hija, como Simón, nuestro hijo, nos decían: “¡cuéntamelo otra vez!”, “¿podemos escuchar otra historia?” y “¿por qué no nos cantas otra canción?”. O sea, esa tendencia a recurrir al archivo nostálgico de las historias contadas, de las experiencias. Una cosa que ayuda mucho, y a veces lo comparto con mis pacientes que tienen hijos, después de un día muy lleno, muy ocupado, que los niños están sobreestimulados y están tratando de dormir, pero el cerebro no se les puede desconectar, como cuando te pasa a ti después de un día muy agitado que es difícil realmente hacer esa transición, ayuda inmensamente regresar la cinta con los niños y decirles: '¿qué hicimos el día de hoy?' 'Nos levantamos, tomamos esto de desayuno, te hice unos huevos revueltos, después hablamos con la abuela'. Volvemos a recorrer el mismo trayecto, es como un reenlace nostálgico con los eventos que les ayuda a acomodarlos en su lugar y entonces nos teletransportamos al presente. 'Bueno, ahora estamos en la cama, tenemos que dormirnos'. Ese tiempo, esa rutina de acostar a los niños, es una demostración experimental de cómo la nostalgia da coherencia, da continuidad y ayuda a organizarnos. Los rituales, las rutinas, los propósitos. El evocar y procesar. El volver a vivir. El volver a bailar. El revivir momentos positivos pone en marcha un circuito de recompensa en nuestro cerebro, promoviendo emociones llenas de contrastes que dejan un buen sabor de boca, que aligeran el peso, que liberan y activan memorias felices. La nostalgia, ese propósito de construir a partir de ella nuevos círculos virtuosos.

37 agosto i 2022 i paula

36 agosto i 2022 i paula

Divaneos

La nostalgia es como un espejo retrovisor que refleja un sentimiento particular de un tiempo o de un lugar, un estado emocional del pasado y, de momento, la añoranza de un futuro que se nos aleja.


CON PATRICIA POMIES

Sin miedo al éxito Es la directora de operaciones de Globant, la multinacional argentina que ayuda a las organizaciones a reinventarse en la era digital. Y aunque sabe que la curiosidad y el aprendizaje continuo son sus alas para volar aún más alto, trae en su ADN el don de liderar equipos. De educación, tecnología y de redes habló en entrevista con PAULA.

16 marzo i 2023 i paula

P

atricia Pomies nació en Argentina y actualmente está radicada en España. Estudió ciencias de la comunicación, fue docente universitaria, trabajó en el desarrollo de políticas públicas en su país natal y un día, su curiosidad natural le pidió ir un poco más allá. Tenía treinta años y ya ocupaba cargos ejecutivos de relevancia. Así y todo, tomó impulso y dio un salto al vacío. Dejó tras de sí todo lo conocido, el mundo académico y el sector público, la familia y los amigos, y se metió de lleno en el universo tecnológico. Al principio aquello le parecía inabarcable y pasó por períodos en los que se cuestionó si había hecho lo correcto. Sin embargo, cuando se apuesta por desafiar los propios límites y pensamientos, se consigue avanzar. A veces, es cuestión de perspectiva y de saber encontrar lo positivo también en la adversidad. Otras, de abrazarse a las oportunidades que se presentan y tomar impulso cuando el viento está a favor. La carrera de Patricia Pomies en el sector tecnológico comenzó en 2013

como vicepresidenta de operaciones en Globant, un unicornio tecnológico, tal como se conoce a las startups que superan el valor de mil millones de dólares en el mercado. Se trata, muy resumidamente, de una empresa que fundaron cuatro amigos en un bar de Buenos Aires allá por el 2003: Martín Migoya, Guibert Englebienne, Martín Umarán y Néstor Nocetti. El objetivo que se marcaron aquel año fue impulsar la transformación digital en otras organizaciones y empresas. Al día de hoy, están presentes en veinte países y cuentan con más de 26.500 empleados, conocidos como Globers. Entre sus clientes se encuentran empresas como Google, Electronic Arts, Santander. En Uruguay cuentan con dos oficinas, una en Montevideo y otra en Punta del Este, desde las que atienden proyectos internacionales de Inteligencia Artificial (IA) y Gaming para empresas como EA, Disney y NatGeo. Desde 2021 es directora de operaciones de Globant. Un año más tarde fue reconocida como una de las 50 mejores Chief Operating Officers (así el nombre de su cargo en inglés), por los premios OnCon Icon

Awards. Este 2023, a diez años de haberse zambullido en la empresa; tras un tiempo de expansión empresarial; y bastante exposición pública, comienza una nueva etapa. Por eso, aunque su residencia oficial se encuentra actualmente en Madrid, este primer trimestre del año, Patricia Pomies está instalada en Estados Unidos para perfeccionar sus conocimientos financieros en una escuela de negocios. “Es algo que hace mucho no hacía y me lo debía. Tengo ganas de frenar un minutito y estructurar un poco mi cabeza para seguir teniendo preguntas para cuando vuelva. Esta formación tiene un enfoque financiero y siento que eso es un pedacito de mi cabeza que necesita un poco más de formación, para hacer preguntas más hacia ese lado. Siempre me hago preguntas más enfocadas en cómo formar equipos, cómo generar líderes, cómo conectar emocionalmente a las personas. Bueno, ahora voy a abrir un poco más”. De su actual lugar en la compañía, del valor que les da a sus equipos, de la captación y retención de talentos, de la formación de los jóvenes, del lugar de la vocación en el camino profesional y de

17 marzo i 2023 i paula

Por Yelly barrios. Fotografía: Pablo Rivara.


Women That Build Awards es un espacio creado por Globant para dar voz a mujeres que se han esforzado por abrir puertas y que han trabajado en pro de la diversidad y la inclusión dentro de la industria tecnológica. Además, es un espacio de networking y apoyo donde pueden conocer a otras mujeres y entender diferentes perspectivas frente a la realidad que vive cada una. Algunas de las uruguayas que han sido reconocidas por este programa son: Paula Martínez de Marvik, empresa de consultoría y desarrollo de aprendizaje automático que se especializa en visión artificial; Abby Tejera, fundadora de Física Mente Posible, un proyecto de divulgación científica que busca despertar vocaciones; Belén Silvotti, quien trabaja en Ceibal como tutora y referente nacional del proyecto Micro:bit de la BBC para estudiantes y docentes de Primaria, Secundaria y UTU de todo el país; y Mikaela Pisani, jefa de Ciencia de Datos en Rootstrap e integrante del equipo de investigación de inteligencia artificial en Universidad ORT.

18 marzo i 2023 i paula

liderazgo femenino, conversó en esta entrevista con PAULA. –Comenzó su carrera entre el ámbito educativo y el sector público en Argentina, y lo dejó atrás para pasar al universo tecnológico. ¿Tiene identificado el momento en el que decidió dejar atrás todo lo conocido para dar ese salto al vacío? –Me hacés esta pregunta en un momento muy particular de mi vida. El otro día estaba pensando en algunos de los momentos más fuertes e

me gusta de mi personalidad, es que soy sumamente empática y tengo una mezcla entre ser curiosa y poder hacer, y ejecutar. Entonces, este fue un perfil que me permitió crecer rápidamente dentro de la compañía, y a los pocos meses ya lideraba una unidad de negocios en la costa este de Estados Unidos y después en Europa. En ese momento me mudé a Nueva York para entender mejor la compañía porque el 80 por ciento de nuestros clientes estaban allí. –¿Qué experiencias encontró? –Eso me permitió empaparme. Fue mucho trabajo diseñar mi carrera. Tenía ganas de irme a vivir afuera (de Argentina), tenía ganas de tener una experiencia de aprendizaje nueva, tenía ganas de liderar desde otro lugar, tenía ganas de cambiar la realidad de las personas desde otro lugar que no fueran las políticas públicas. Ese fue el desarrollo que fui haciendo. Si me hubieses preguntado esto a los 15 años, tal vez no lo tenía tan claro. Como tampoco tengo tan claro cómo serán mis próximos 15 años. Sí te podría decir que tengo claro los desafíos que me gustaría cumplir en un corto y mediano plazo, desde el punto de vista profesional y personal. Eso siempre fue así. Fui tratando de entender que mi cabeza pedía cosas diferentes, que mis emociones pedían cosas diferentes, y respetarme en esas decisiones. Tuve la posibilidad de poder hacerlo en base a mucho trabajo. Nada fue un regalo. –Mucha gente se enfrenta a esta circunstancia de dar un giro y cambiar de rumbo, ¿es lo mismo hacerlo a los 30 como fue su caso, que a los 40 o más años? –La experiencia que cuento es personal. A mí en ningún momento me gusta ser elegida como ejemplo o persona a mirar. Sí puede ser que pueda tirar ideas, que pueda inspirar a otros líderes, a otras mujeres, a cambiar la forma en la que están liderando o la forma en la que se están desarrollando. Para mí una base muy fuerte es el continuo aprendizaje y eso es algo que no importa la edad que tengas y no importa en el momento de tu carrera en

el que estés, creo que afianzarse a una silla y estar en esa misma silla y querer permanecer en ese statu quo permanente es imposible en los tiempos de hoy. Entonces, los desafíos de carreras se dan básicamente porque también uno necesita otras cosas y el mundo está exigiendo líderes diferentes todo el tiempo. No solo líderes, en cualquier práctica, desde la medicina hasta la ingeniería nuclear, en las matemáticas, en las ciencias de la comunicación. Entonces, estos cambios de carrera tienen mucho que ver con lo que a uno le late. Creo que, sea lo que sea que decidas, que sea algo que a vos en algún momento de tu vida te está latiendo: que es el lugar donde tenés que estar. Entiendo que hay ciertas personas que no tienen la suerte de poder trabajar de lo que quieren o de lo que les gusta, sino directamente tienen una necesidad de trabajo. Aun así, soy una especie de alquimista en tratar de transformar siempre las situaciones que no me gustan. –¿Tratar de cambiar? –Si en un escenario en el que uno está, no se siente demasiado a gusto, se puede decir ‘voy a tratar de encontrar algo’; decir ‘de aquí ¿qué aprendo en este momento?’. Y así, poder pasar a otra fase y a otro momento. Y eso es un trabajo personal, no es un trabajo profesional. Es un trabajo en el que uno se busca las herramientas. Y a la vez, que uno va madurando en la vida, lo va acompañando con distintas herramientas, ya sea con un mentor, con algún líder que te inspira, ya sea con bibliografía y estudiando, o directamente saliendo a la calle, viajando, conociendo qué pasa en los momentos cuando no estoy en la oficina, cuando no estoy trabajando. Para mí esos momentos son fundamentales. –¿Y qué es lo que pasa? –La gente generalmente se ríe porque una de mis pasiones es la coctelería, y conocer bares del mundo. Me dicen: ‘qué bueno que te gusta divertirte’. No solamente me divierto en esos lugares. Generalmente conozco a personas de distintas partes del mundo

“Si en un escenario en el que uno está, no se siente demasiado a gusto, se puede decir ‘voy a tratar de encontrar algo’; o decir, ‘de aquí, ¿qué aprendo en este momento?’. Y así poder pasar a otra fase, y a otro momento. Y eso es un trabajo personal, no es un trabajo profesional. Es un trabajo en el que uno se busca las herramientas”. que se dedican a otras cosas, que están allí en un momento de relax gracias al cual me pueden contar cosas que quizás, en otros contextos, no podrían. Esos momentos son sumamente valorados en mi vida emocional y personal, y luego puedo volcarlos a mi vida profesional. Se trata de transformarlo en algo que realmente me otorgue valor. Hay un libro de (Alessandro) Baricco que se llama Seda donde se cuenta la historia de una persona que veía su vida lloviendo detrás de un vidrio. Si nunca vas a tocar la lluvia, esa no soy yo. Esa no es Pato. Yo voy a estar siempre abajo de la lluvia. La lluvia me va a estar mojando y voy a tratar de hacer algo con eso. Necesito ser protagonista de la vida que decido tener. Esa fue una decisión personal. Hay otras personas que tienen

otras vinculaciones con lo que es ser un líder y transformar su carrera. La mía es esta: diseñar tu propia carrera, aprender, obviamente tratar de generar tus propios desafíos, tener un mapa de hacia dónde querés llegar, buscar ayuda y armarte un buen equipo para lograrlo. –¿Es posible ejercer liderazgo sin ser un modelo a seguir? –En parte, ser líder, es estar seguro de algunas decisiones que uno tiene que tomar. Estar seguro de que llegó al lugar donde está con la responsabilidad que eso tiene. Siendo un líder me siento responsable, y siempre lo digo. Ser líder en cualquier parte, tanto en una empresa, como en un equipo, como en cualquier lugar, viene con una responsabilidad, y la responsabilidad es que estás trabajando con un equipo que te está mirando. Lo bueno es que los liderazgos pueden ser de distinta manera. Y el mío siempre es un liderazgo compartido. Nunca jamás en la vida es un liderazgo único. Entonces, en ese compartir es que me gusta integrar voces. Es una necesidad que mis equipos realmente sientan que están siendo valorados en sus posiciones, que sientan que son escuchados, que puedan diseñar sus propios caminos también, que pueden venir y decirme, "no me gusta eso", "no estás haciendo bien esto". En este momento en mi carrera estoy liderando una parte muy grande de una compañía que tiene muchas áreas, que básicamente en muchas de ellas no soy experta. De hecho, mis equipos son los expertos. Entonces, la confianza es para ellos. Yo lo que puedo hacer es integrar esas voces que cantan con distinto expertise, que puedan unirse en un único canto y podamos llevar a la compañía a un lugar diferente. Mi lugar es potenciar cada una de esas voces y que puedan sentirse con libertad de expresarse. Eso lo digo desde un lugar muy romántico, pero te doy un ejemplo práctico: tengo una persona de recursos humanos que sabe mucho más que yo de recursos humanos; una persona de operaciones que sabe mucho más que yo de operaciones; una persona de comunicaciones que sabe

19 marzo i 2023 i paula

Liderazgo femenino

impactantes en mi vida. Uno de ellos fue ese cambio en mi carrera. Yo llevaba casi diez años en el mundo de la educación y la tecnología, y ya estaba en un puesto de gerencia general, de alto management. Tenía 30 años y la verdad es que me sentía bastante feliz con lo que estaba haciendo. Tenía muchísimo impacto en las políticas públicas. Estaba trabajando puntualmente en un programa que tenía que ver con distribuir tecnología a estudiantes y a profesores. Era algo que me llenaba de orgullo. Pero algo me faltaba y tenía que ver con el desafío profesional. Tenía una necesidad de estar continuamente aprendiendo y estar continuamente desafiándome a mí misma. Así sea los límites, así sea las carreras, así sea mis líneas de pensamiento, mis equipos. Creo que en ese momento llegué a pensar que era un momento ideal, donde poder hacer un stop y repensarme. Me había formado en ciencias de la comunicación y ciencias políticas, me especialicé en educación y tecnología, tenía cursos de liderazgo. Fue así que un día decidí dar un paso al costado de la vida de educación y empecé a buscar otros desafíos. Así surgieron varios lugares y uno de ellos fue Globant. –Esas decisiones se cuentan más rápido de lo que en realidad se tarda en tomarlas? –Yo conocía muy poco del funcionamiento interno de Globant, pero conocía muy bien a los founders de la compañía. Nos habíamos cruzado en distintos momentos de la vida. Se conjugaron varios escenarios y me lancé a la pileta. Los primeros meses fueron, obviamente, bastante angustiantes. De estar en la cima de una empresa en la que podía tomar todas las decisiones, o no, pero tenía un impacto directo en el día a día, pasé a Globant para manejar una vertical de educación y tecnología en una unidad de negocios muy chiquita. Eso, al principio, fue como decir, me parece que le erré; que esto no era. Y la verdad, por algo es que cada uno se va moviendo en determinados momentos. Creo que tengo algunos golpes de suerte, y una de las cuestiones que más


mucho más que yo de comunicaciones y de marketing y de ventas. Para mí la base de este liderazgo es la confianza que tengo en ellos. Si yo no puedo confiar en que esas personas son las idóneas para estar en este equipo, ahí sí empiezo a trabajar desde otros lugares. Pero antes de llegar a esa no confianza, tengo que haber terminado todo el ciclo: haber dado un buen mentoreo, haber dado herramientas de aprendiza-

je, haber dado plataformas donde puedan sentirse soportados y que sientan que pueden crear. A partir de todo eso es que se transforma un buen líder. Ese es el concepto de liderazgo que tengo: siempre es en equipo. Si me preguntás ¿cómo es la clave de ser Pato Pomies? Respondo, es el equipo que tengo. Y el equipo también está en mi casa. Tengo un excelente equipo con mi pareja, con mi familia; y mis amigas son parte de

Algunos datos en Uruguay

• La de Uruguay fue la primera oficina que abrió Globant fuera de Argentina. Ocurrió hace once años. Hoy cuentan con una en Montevideo y otra en Punta del Este en la que trabajan 1.200 personas. • A principios de 2022, Globant adquirió GeneXus, empresa uruguaya con treinta años en el mercado, que busca simplificar el desarrollo y evolución del software. • Trabajan en alianza con organizaciones locales tanto en el plano educativo como tecnológico. Entre otras, las universidades Ucudal, UTEC y UM.

casas, de poder dedicarse a la plomería o de estudiar medicina sin estar convencido, porque también la salida laborar en ese campo es real. Entonces esto tiene que ver con una condición particular de cada uno. No puedo hablar sobre las condiciones por las cuales deciden sus carreras. Lo que sí puedo decir es que, si vos elegís una carrera de tecnología porque te va a dar plata, en algún momento, si no es tu vocación y tenés la plata suficiente, vas a decidir hacer otra cosa. Eso es lo que también te va a permitir tener una libertad de elección y si de repente elegís eso y lo podés vincular con cualquier otra cosa que te gusta, ya sea el arte, la música, la creatividad, la arquitectura, la matemática, la física, cualquier otra carrera que realmente te guste, la tecnología te habrá servido para dar esos primeros pasos. Soy una convencida de que estudiar tecnología siempre, siempre, está bien. Incluso para aquellas personas que necesitan una salida laboral a corto plazo. Aún mejor para ellos si podemos brindarles carreras cortas en las cuales se les pueda dar empleabilidad. Hoy no está sucediendo. En la mayoría de los países, las carreras de tecnología son largas. Son carreras de muchísima profundidad que requieren no solamente que te guste a lo que te dedicás, sino que también seas bueno. Tenés que saber mucho de matemáticas, de sistemas, no es tan fácil ni tan naif como para decir: ‘voy a aprender a hacer páginas web y mañana me voy a dedicar y me voy a llenar de plata’. No es tan romántico. Lamentablemente no es así.

–Globant tiene distintos programas de formación algunos solo para empleados y otros abiertos, ¿por qué la compañía pone este énfasis en la educación? –Es el motor puntual de desarrollo, estar en continua formación. Por un lado, creamos una academia para poder acompañar el crecimiento de las personas que trabajan dentro de la compañía. Por otro, el Certified Tech Developer, que es una carrera de dos años o tres, que hacemos en conjunto con Mercado Libre y Digital House. En los años de pandemia, estábamos con muy poco talento disponible en Latinoamérica, y para complementar la oferta de la universidad, diseñamos esta carrera en la cual podés tener conocimientos básicos para lograr una salida laboral rápida. Seguramente los perfiles de esta carrera tendrán trabajo en empresas de tecnología, o pueden desarrollar sus propios emprendimientos, o pueden sumarse luego a una carrera universitaria para complementar esos estudios. Hay empresas que están cortas de talento y lo demandan directamente a la comunidad. Nosotros decidimos trabajar en conjunto, porque además creemos que es la única manera de hacer de esto un círculo virtuoso entre la academia, las empresas y la sociedad. –¿Qué otras iniciativas de formación impulsan desde la compañía? –Hay distintas, hace dos días se me ocurrió una nueva que la verán aplicándose pronto. El año pasado nos propusimos formar a más de tres mil

líderes dentro de la organización, y lo terminamos con resultados hermosos. Para una empresa como Globant las personas y su talento son el centro. Y esto no es solamente una frase que nos guste decir, sino que, básicamente, es la verdad. Somos una empresa que vive gracias a las mentes creativas y al talento que se genera en el día a día, en entornos de confianza en los que se da esa posibilidad de crecer y desafiar el statu quo constantemente, que son cosas que nos gusta hacer. Poner a las personas en el centro significa que tenés que trabajar esa parte de formación y que ellas sientan que todo el tiempo tienen una carrera para desarrollar, que también es importante para nosotros. –El sector tecnológico es de alta movilidad laboral, ¿estas estrategias tienen relación también con retener el talento, además de captarlo? –Vos podés acompañar los desafíos de las carreras de las personas, puntualmente acompañándolos y diciéndoles: ‘bueno, no solamente te voy a exigir más en lo laboral, sino que también te voy a proponer que te sigas formando para que tu nueva etapa sea de líder’. ‘Que quiero estudiar una tecnología para pasar a otra’; te acompañamos en esa transformación. ‘Que soy un project manager y quiero ser technical director’; te acompañamos. ‘Que soy un developer, pero ahora quiero ser un arquitecto’; bueno, vamos con eso. También si tenés ganas de pasar experiencias en otros países en los cuales trabaja Globant, lo podés hacer. Las estrategias para poder acompañar el desarrollo de talentos son infinitas, y mucho más en una empresa que tiene tanto talento. Arriba del 95 por ciento de las personas que trabajan en Globant son ingenieros, diseñadores, gente de tecnología. Es un mercado supercaliente y para nosotros, cuanto mejor estén ellos dentro de la compañía, mejor es, porque lo que harán en cada uno de los proyectos será mejor, lo que van a brindarle al cliente será mejor, el día a día va a ser mejor. Entonces, siempre trabajamos desde ese lado, es lo que nos caracteriza.

21 marzo i 2023 i paula

20 marzo i 2023 i paula

Desde 2021 Patricia Pomies es directora de operaciones de Globant. Un año más tarde fue reconocida como una de las 50 mejores Chief Operating Officers (así el nombre de su cargo en inglés), por los premios OnCon Icon Awards.

eso. Son como tías y siempre están. Pato se va de viaje y viene una a mi casa, se queda con mi hija, o llega otra y entra, y donde sea, en cualquier lugar del mundo si me siento débil y necesito tomar un café, viajan, me vienen a ver o yo viajo a verlas a ellas. Trato de armar una red de contención que tenga también que ver con esto. Esa imagen del líder como solitario, no va más. –Ahora mismo el sector de la tecnología promete un desarrollo personal y profesional que parece constante y ascendente. Muchos, incluso, eligen estudiar carreras tecnológicas porque ahí se espera más crecimiento y proyección económica, ¿habrá mercado para todos? –Soy una convencida que no importa qué hagas en tu vida, de tecnología igual tenés que saber. Es como si hace unos años atrás nos hubiéramos debatido si leer y escribir era o no era una necesidad. No digo que tengas que saber codear, ni tengas que entender lo que es el desarrollo, mucho mejor si lo podés hacer porque la arquitectura del mundo de hoy está basada en la digitalización de nuestras experiencias y lo digital es una arquitectura que se programa. Entonces, si vos podés entender esa programación y esa arquitectura, la podés transformar y la podés cambiar. Si vos no lo podés entender es más difícil querer cambiarlo y es más difícil poder diseñar otros tipos. Soy una convencida de que la base de la educación tiene que ser siempre con algo que tenga que ver con tecnología, no digo especializarte, pero sí con algo. Ahora hay empresas de tecnología que están dejando salir a mucha gente porque hay un mercado que se está moviendo más lento. Pero es verdad que los perfiles de tecnología están en un cien por ciento de employment en casi todos los países del mundo. –¿Cómo será un mundo en el que se pierda la vocación profesional? ¿Se lo imagina? –Básicamente, si vos elegís una carrera de tecnología porque necesitás salir a trabajar; y bueno, no veo qué es lo negativo de eso. Mucha gente que necesita trabajar, trabaja de poder pintar


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.