El mareo

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CHRISTIAN JIMÉNEZ

El mareo

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© Christian Jiménez, 2008 © Editorial Yerba Mala Cartonera de Bolivia, 2008. Proyecto social cultural y comunitario sin fines de lucro. yerbamalacartonera@gmail.com http://yerbamalacartonera.blogspot.com

Proyectos análogos: Eloísa Cartonera (Argentina), Sarita Cartonera (Perú), Animita Cartonera (Chile), Ediciones la Cartonera (México), Dulcinéia Catadora (Brasil) ______________________________________________________ Impreso en: Imprenta “Río Seco”, patio 2, mzno. P, No. 214, El Alto. Derechos exclusivos en Bolivia Hecho el depósito legal: 3-1-1106-08 Impreso en Bolivia ______________________________________________________

Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo desinteresado de los residentes bolivianos en Boston-EEUU y Oswaldo Calatayud y familia..

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VII En la sala de lecturas del Infierno En el club de aficionados a la ciencia-ficción En los patios escarchados En los dormitorios de tránsito En los caminos de hielo Cuando ya todo parece más claro Y cada instante es mejor y menos importante Con un cigarrillo en la boca y con miedo A veces los ojos verdes Y 26 años Un servidor poema VII, Roberto Bolaño

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Secuencias

Roberto Sánchez, 42 años. Urbanización La Floresta, al promediar las nueve de la mañana del 12 de febrero de 2008. Sale de la ducha y respira hondamente, ha hecho el amor con su esposa antes de dormir, pero luego ha soñado con las mujeres de las cuales se enamoró en su infancia y piensa si en algo su esposa se parecerá a ellas, si ellas lo hubieran reconocido un día cualquiera al pasar por la calle. Ahora tiene tres hijas, una de ellas, la mayor, tiene 10 años y sufre de pequeñas dolencias de asma. Saben que vivirá con esa enfermedad durante toda su vida, pero su hija aún siente que puede evitar agitarse si se imagina como una superheroína a la que no hacen nada el polvo de la ciudad ni el terror en las noches plagadas de ruidos extraños, ni las tormentas eléctricas que se desatan de un momento a otro. La esposa de Roberto se llama Andrea y la conoce desde que ambos tenían veintitrés años, estudiaron juntos arquitectura hasta octavo semestre, luego él tuvo que irse del país, su familia atravesaba una crisis económica imposible de salvar con su trabajo de cajero en un banco. Dos años después y con las deudas saldadas retornó al país, pero sólo se quedó unos meses, volvió a migrar con la intención esta vez de tener ahorros con los cuales poder iniciar un negocio o algo semejante, la arquitectura ya no le llamaba la atención. Andrea terminó la carrera con notas sobresalientes, al cabo de tres meses entró a trabajar a la constructora Zambrana & Asociados. Desde el primero momento demostró la capacidad brillante de su imaginación y la inventiva a la hora de resolver problemas de espacios y de perímetros. Los días libres los dedicaba a entrar a las salas de conversación virtual y buscar personas interesadas en su pasión: la arquitectura y su otra pasión secreta: el sexo virtual. No se podría decir que Andrea no había tenido novios, 5


ni que era fea o que no tenía modales, más al contrario era una mujer sensual, inteligente y de refinados ademanes; pero en el terreno del amor siempre había tenido dificultades para sostener una relación más allá de los diez meses. Sólo en una ocasión tuvo un noviazgo que duró dos años, pero desde que él dejo de tener entre sus prioridades al sexo, Andrea vio a esa relación sólo como una amistad íntima y nada más. Pocos meses después de su cumpleaños número 29 decidió entrar en terapia para saber que era realmente lo que pasaba con ella, por qué el trabajo era tan importante, por qué algunas personas pensaban de ella que tenía más lados masculinos que femeninos y por qué era incapaz de sostener una relación más allá de los consabidos diez meses. Una de las pocas cosas en limpio que sacó de aquellas sesiones fue que ella no estaba enamorada del amante o de su pareja sino que ella, simplemente estaba enamorada del amor, de la idea de estar enamorada. En las charlas con su terapeuta nunca mencionó su afición por el cibersexo, ni que prefería en cierto modo las conversaciones esporádicas en el chat a las conversaciones con las personas de verdad. Roberto tenía una cuenta de e mail sólo para mandar y recibir cartas a su familia, a algunos amigos, postularse a algún trabajo o recibir información, por medio de una suscripción a dos periódicos virtuales, de lo que pasaba en su país. En dos ocasiones intentó ingresar a las salas de conversación pero no lo logró. Fue al terminó de su tercer año en el extranjero que comenzó a conocer a detalle el chat y conoció personas de distintas latitudes y una noche de insomnio ingreso al virtual mundo del cibersexo. Ahí conoció a Mónica223. Al principio no ocurrió nada entre ellos, pero al transcurrir las conversaciones, empezaron también a desnudarse cibernéticamente y se gustaron. Días después de su tercer encuentro sexual se preguntaron detalles sobre sus vidas, aficiones, lugar de residencia, edad, nombre verdadero y profesión. Al mismo 6


tiempo ambos se reconocieron, al otro lado de la pantalla del ordenador ninguno se sonrojó, pero a Roberto le pareció increíble. Andrea pensó por una fracción de minutos que eso era un sueño, un juego, pero resulto ser verdad. Y casi al mismo tiempo descubrió que posiblemente estaba enamorada de Roberto. Después de todo no era un desconocido y por lo que habían conversado se dio cuenta que él ya no era la persona inmadura, algo irresponsable y juguetona que había conocido en la universidad, sino que ya era un hombre. Sin siquiera pensarlo cerró los ojos y se visualizó junto a él, abrazada por él. Eso fue suficiente. Roberto regresó ocho meses después y tras un noviazgo, esta vez real, pero no por eso menos o más verdadero que el anterior, decidieron casarse. Pocos o en realidad nadie sabía de qué manera se habrían vuelto a encontrar, de qué forma habían vuelto a comunicarse si eran pocas las personas que sabían que Roberto había viajado y eran aún menos las personas que sabían donde estaba él. Pero al final las preguntas terminaron desapareciendo bajo el peso que el amor nacido entre ellos se expandía entre todos aquellos que los conocían. Ahora que se presta a encender un cigarrillo viendo a su esposa aún dormida, Roberto piensa que esa vida en realidad la escogió ella. Que fue su esposa la que dio el primer paso y que él sólo tuvo que presentarse una tarde en una sala de chat virtual buscando algo de compañía. Que después de las primeras semanas de conversación él ya sabía que la otra persona quería algo más que cibersexo. Pero igual se dejó llevar, posiblemente porque pensó que esa otra persona nunca lo encontraría, que nunca sabría quién era él y jamás tendría un cuerpo determinado, que ahora envejecería con él y que ya le había dado tres hermosas hijas. Roberto aspiro el cigarrillo y exhalo fuertemente el humo, recorrió con su mirada todo el espacio de la habitación y dijo para sí que podría haber sido peor y salió del cuarto rumbo a la cocina. 7


Aracely Mercado. 27 años. Barrio Obrajes, al promediar las doce del medio día del 12 de febrero de 2008. Ella esta feliz, se siente una mujer realizada, tiene un esposo en casa que la espera siempre a cenar, que muchas veces a preparado la cena él sólo para ella y la ha sorprendido, se aman, al menos eso parece. Ha pasado por un divorcio y no ha tenido hijos hasta ahora. Ha trabajado en todo, ha intentado construir una fábrica de ropa para colegios en la zona norte de la ciudad, pero le ha resultado imposible, así que ha desistido, luego a emprendido un restaurante, pero quebró a los tres meses. Su madre ha fallecido hace poco y la relación con sus hermanos a pesar de que es buena no es constante, hay mucho silencio entre ellos pero sobre todo hay muchas cosas que se han recriminado unos a otros constantemente y quizás nunca se han perdonado algunas palabras dichas con rabia. Ellos, Marcelo y Antonio, sus hermanos, apreciaban y querían a su anterior esposo, y nunca le perdonaron a ella el hecho de haberle sido infiel. Han pasado los años y con su anterior esposo no se han vuelto a encontrar a pesar de que ambos saben que de nuevo viven en la misma ciudad. Ninguno de ellos quiere volver a verse. Él tuvo meses sórdidos y sobre lo que ella hizo tras el divorcio es mejor guardar silencio. Ella sin embargo, y a pesar de sus intenciones aún lo recuerda y hoy principalmente recuerda que cada doce de mes celebraban su aniversario. Ha encontrado en la casa de su padre unas cartas y unas tarjetas que Carlos su ex esposo le escribía. Su padre un día antes le había pedido a ella que le ayudase a guardar algunos sobres, libros y otras cosas más porque ya no le eran útiles, sin saber cómo esas cartas y tarjetas estaban ahí, no recordaba cómo ni cuando las llevó hasta la casa de su padre, lo cierto es que ahí se le aparecieron y ella se sintió de nuevo amada. Sintió de nuevo el amor, la pasión y el desborde de locura que se desprendía de cada una de las palabras de Carlos. Se sintió feliz y triste por haber hecho lo que hizo, pensó que la excusa perfecta era su edad pero luego recordó que no era eso, sino que todo lo había hecho por miedo, 8


miedo a la estabilidad, miedo a no ver más. Sintió miedo y mirando a su padre se sintió igual de sola. Pasaron unos minutos y se despidió, mientras regresaba en taxi a su casa leyó una de las cartas de Carlos. Miró por la ventana y sonrió. Patricia Arévalo. 29 años. Av. Gabriel René Moreno. Al promediar las tres de la tarde del 12 de febrero de 2008. Patricia ha estudiado psicología. vive desde hace ocho años sola, pero lo justo sería decir que realmente sola ha vivido tres años, los otros los ha alternado con varias amigas en varios tipos de departamentos. Algunos meses ha vivido con Esther, otra temporada la vivió con Marcia y su novio José, luego al mudarse a un departamento céntrico vivió con Fabiola. Ahora vive con Tatiana. Ambas son de la misma ciudad, Tatiana sin embargo es mayor que Patricia por cuatro años y es lesbiana. Patricia ha tenido tres novios desde que llegó a la ciudad: Thamer, Bernardo y Mario. Según sé a los tres los ha querido mucho, pero ciertamente es de Mario de quien guarda los mejores recuerdos. Patricia viajó a México en la primavera pasada y se ha emocionado mucho por el nivel cultural de allá, por las posibilidades de investigación en el campo de psiquiatría. Ha conocido algunos centros clínicos donde intentan enlazar las prácticas psicoanalíticas con las provenientes de la escuela conductista-comportamental y eso la ha emocionado mucho, ha aplicado recientemente una beca para irse al Centro de Estudios Clínico Progresivos y ahora esta esperando los resultados de su aplicación. Sin embargo, y esto muy pocas personas lo saben, su vida ha dado un giro y ella misma no se reconoce como era hace unos años atrás cuando la vida era menos complicada y las decisiones sólo eran tomadas por ella casi sin afectar a nadie más ni involucrar afectivamente a otra persona, pero ahora ella tiene que resolver lo que le viene sucediendo desde hace por lo 9


menos un año y medo. Antes del viaje a México, salieron una noche Tatiana y Patricia acompañados por unos amigos más, pero a lo largo de la noche todos se fueron retirando poco a poco, dejándolas solas en medio de la discoteca en donde se encontraban, bebieron un poco más de lo normal, pero eso no impedía que tanto Tatiana como Patricia estuvieran concientes de todo lo que pasaba a su alrededor. Al retornar a su departamento, y luego de sacarse los zapatos, Tatiana se acercó a Patricia y la besó en los labios, no fue un beso rápido sino uno de esos que intenta prolongarse en el tiempo, Patricia reaccionó separándose de los labios de Tatiana y se apresuró a llegar a su cuarto y se cerró con llave, no tenía miedo, simplemente estaba sorprendida, estaba extasiada y algo confundida, pero nada más. A la mañana siguiente hablaron de lo que había sucedido, no sé exactamente las palabras que se cruzaron entre las dos, pero al término de la discusión ya eran pareja. Patricia reconoció o mejor dicho dio rienda suelta a sus sentimientos y descubrió que su sexualidad estaba mutando que de hecho ella no era lesbiana, ni bisexual, pero era capaz de amar a otra mujer. Aceptando que esta otra mujer sea ahora su nueva pareja. Los días pasaron y la relación empezó a tener nuevos matices, nuevas confrontaciones, esas confrontaciones cotidianas, de ¿Por qué no esta limpia la cocina? ¿Por qué no sacaste la basura si hoy te tocaba? ¿Por qué siempre reclamas de mis hábitos y antes no decías nada? ¿Dónde estabas? ¿Por qué no dices la verdad a tus amigos acaso me tratas de ocultar? Fueron momentos duros, responder a ciertas preguntas pero sobre todo, fue más duro hacerlas, esperar impaciente una respuesta, seguramente para Tatiana tampoco fue fácil, pero de alguna manera ella sabía como hacer, en cambio Patricia no. Los papeles pueden cambiar tan rápido con tan solo una nueva palabra o asignando nuevos roles a los actores de la trama y a ese ritmo de cambios supusieron que se habían acostumbrado, pero lo cierto fue que no, que en muchas cosas, en aquellas pequeñas cosas que conforman la vida cotidiana de cualquier pareja aún no se habían acostumbrado a sus nuevos papeles, sólo a su amor, eso 10


las unía y pensaron que eso las salvaría y que por tanto, eso sería suficiente. Lástima se dijo una vez Patricia al caminar por una calle, que el amor no es suficiente. Ese día decidió que sea cual fuere el resultado de Centro de Estudios Clínico Progresivos ella se iría del país. La decisión ya estaba tomada así que en cierto modo tampoco había que luchar tanto por algo que ya se creía perdido. Lo único que esperaba Patricia era el momento adecuado para decirle todo a Tatiana sin que ella hiciera un escándalo. Pero hoy, después de ver a los ojos a Tatiana que traía un gato plomo con motas blancas entre los brazos, olvidó todo, o al menos intentó olvidar sus planes, olvidar el futuro, y sólo concentrarse en el presente. En ese presente que no era reciente sino que venía desde antes, desde el momento mismo en que ambas habían decidido vivir juntas. Fernando Arrieta. 33 años. Condominio Las Magnolias. Al promediar las ocho de la noche del 12 de febrero de 2008. Fernando es escritor. Pero también es periodista y en su juventud fue miembro del grupo Juventud Comunista en Acción. Pero al paso de los año renunció al grupo porque se dio cuenta que el único interés del grupo no era ideológico, sino que intentaban crear una Comuna, pero sólo para usar a las mujeres en su beneficio convirtiéndolas en mercancías sexuales y hogareñas. No se ha casado, tampoco tiene hijos y sus padres han muerto hace poco más de cinco años. Desde entonces ha perdido contacto con todos sus demás familiares. Ha cambiado tres veces de número telefónico y es muy reservado con sus asuntos personales, nadie sabe si lo que escribe lo ha vivido realmente o se lo ha inventado, lo que si saben es que posiblemente sea uno de los mejores escritores de su generación. Él por supuesto no sabe si tomarse eso en serio o no. No quiere presumir de ello ante nadie y por eso pasa largas horas encerrado en su casa, 11


desea fervientemente ser reconocido, admirado y querido por legiones de lectores, pero a momentos cree que eso no es necesario y por ello a veces se rehúsa a asistir a congresos y seminarios a los que es invitado. Durante unos años, después de publicar su primer libro a los 26 años, fue docente en varias universidades, pero nada de eso le hizo sentirse realizado ni como profesional ni como persona, así que de un día para el otro dejó las materias que dictaba y se dedico a escribir y a viajar, viajó de mochilero por varios países, casi muere en una redada en Arequipa, pero todo fue un mal entendido y lo dejaron libre. Cuando volvió el segundo libro que había mandado a su editor desde Calí ya se había publicado y era un éxito de ventas, sin pensarlo su nombre era no sólo conocido por miles de personas sino que se había creado una expectación general sobre su retorno, sobre sus viajes. Sobre la vida de mochilero que tuvo se especulo en muchas páginas dedicadas a él, en artículos y reseñas de su libro siempre era incluida alguna anécdota de sus viajes, muchas de ellas al parecer resultaron ser fabricadas o al menos sólo ciertas en un sentido abstracto. Lo que a todo el mundo le pareciera raro es que él mismo se encargará de desmentir todas esas columnas y comentarios sobre él. Luego la rareza se convirtió en un dejo de excentricidad y eso por supuesto trajo mayores elogios hacia su obra en franco crecimiento con la publicación de su primer libro de cuentos, los dos primeros libros que había publicado fueron novelas. La primera se llamaba La orilla estrellada de tu nombre, la segunda novela, aquella que mando de Calí directamente para ser publicada por que según el criterio de su editor Cesar Hernández, estaba realmente acabada y muy bien cuidada en el lenguaje y en el tema se llamó Espectros de grandeza. El libro esta dividido en tres partes, la primera se llama Secuencias que retrata la vida de cuatro persona desde los veinte años hasta los cuarenta y dos, y va poniéndolos como mosaicos, como armando un rompecabezas, uno piensa que ellas se encontrarán en algún momento, pero nunca lo hacen, nunca se tocan ni se conocen y sólo ante nosotros habitan un día, de hecho eso es lo 12


interesante de esta narración, que todas las historias de estos cuatro personajes están narradas a partir de un día el 12 de febrero. Hasta ahora no sabemos que quiere decir ese día, ni que significado tiene para el autor. La segunda parte de nombre Fragmentaciones es una narración en segunda persona sobre las derivas del amor que se ancla en el incesto por un lado y luego pasa a convertirse ante la mirada estupefacta del lector en una relación triangular entre dos hermanas y un padre. La tercera parte del libro se llama Voces y esta compuesta como si fuera una opera en un salón de alguna realeza europea del siglo XVI. Cada una de las voces tiene un tipo de carga emocional, un desquiciado, un moralista, un líder espiritual, un estoico, un padre de familia cubierto por la lepra y una hija ciega conforman el relato, su cualidad es que a pesar de que el autor nos dice que todos "ellos están reunidos al calor de un tapiz rojo en plena tarde de primera" el ambiente que se destila es de plena oscuridad como si el tapiz rojo fueran sólo los reflejos de alguna fogata o las llamas que los espera tras el patíbulo, la noche nunca es nombrada pero se nota que habita cada una de las mentes de los personajes antes mencionados. Al finalizar el libro llegamos a la parte llamada: Otros cuentos conformado por dos cuentos, uno narrado en primera persona que retrata las peripecias de un cineasta para encontrar a la musa de sus sueños que encarnará a la protagonista de su ópera prima. El segundo cuento llamado Ellos al borde cuenta el ascenso de dos hombres, presumiblemente amigos, por una montaña en pleno verano mientras van ascendiendo van conversando sobre el clima, sobre el amor y la vida, sobre la futura llegada del hombre a la luna, reflexionan sobre las posibilidades de viajar sin conocer ningún idioma, y sobre los rumores que les ha llegado sobre que en su país se puede desarrollar una guerrilla, al final, cuando llegan a la cumbre de la montaña se detienen y el último tema que tocan es el de la desesperanza de su generación que ya creen perdida.

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Poco a poco Fernando se ha refugiado en su habitación, es el lugar que el prefiere de todo el departamento, a veces lo visita alguien, en ocasiones hace el amor con alguna amiga. Pero hoy no ha ido nadie, sorprendentemente, al prender la televisión se ve a sí mismo en una entrevista con Mariana Larrazabal –ella tiene un programa de entrevistas llamado La Inquisición-. Recuerda que esa entrevista fue hace dos semanas, y que al termino de aquella ambos tomaron un café en el restaurante del estudio de televisión, pero luego se marcharon a cenar a un restaurante próximo, descubrieron que tenía muchas cosas en común y que otras los separaba abismalmente. Se notaba que ella era una mujer dominante (de hecho como nombre de pila al programa le habían puesto La Inquisidora debido justamente a ese rasgo en el carácter de Mariana) se intentaron despedir, pero sus cuerpos reclamaban contacto, fueron a la casa de ella he hicieron el amor, él se quedó con ella dos días hasta que ella tuvo que viajar a realizar otra entrevista, quedaron en que se llamarían. Ahora se da cuenta que han pasado más días de los previstos, mientras se ve en la pantalla de televisión se da cuenta que ha envejecido prematuramente, que sus ojos no demuestran la pasión de antes y que su piel si bien esta tersa se nota cansada, que el movimiento de sus manos es constante y recuerda que durante toda la entrevista estuvo algo nervioso pero no recuerda el por qué. Apaga la televisión y se da cuenta que su cuerpo no reacciona, que esta sumamente cansado y más que todo hastiado. Antes de dormir pone en su agenda donde suele escribir una especie de diario, pero que a veces poner frases o episodios para nuevos cuentos, lleva escritos por cierto, más de tres cuentos, ha planeado que antes de fin de año puede entregar a su editor un nuevo libro de cuentos y ya tiene pensado el titulo: Nombres Circunstanciales. Revisa sus apuntes, las líneas que ha escrito hace unos días y pone a continuación de ellas lo siguiente: "Era el tiempo suficiente, habían pasado cuatro años desde la muerte de Esmeralda y él aún no se había recuperado del todo, un día tomó una hoja de papel y escribió al principio tímidamente pero luego con mayor 14


fuerza: La tristeza tendrá que desaparecer. Me asaltan los recuerdos, creo que es cuestión de honestidad sufrir por todo lo que tuve y construí y que ahora no tengo; pero también tiene que ser una muestra de fuerza el poder superarlo". Una vez terminó de escribir esto cerró los ojos y suspiro lánguidamente. Fernando cerró la agenda y la puso encima del velador de mimbre, miró por ultima vez su rostro en la televisión para luego dedicarse a mirar por la ventana de la izquierda como el cielo azul se convertía en plomo lentamente mientras ya unas pequeñas gotas se estrellaban contra la ventana, como si intentarán atravesar la barrera de cristal para estrellarse contra su cara y enfriarla al menos, un poco.

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Contar de cero En las furiosas olas descansa una balsa, que fatigosamente llegará a la orilla antes que el sol despunte tras el mar, su tripulante aún no sabe que nuevos suelos son esos. Escapó hace tres días de su tierra costera, del pueblo que lo juzgó por matar al cocinero de la pensión donde el vivía desde aquel otoño invernal en que se licenció como ingeniero, ahora él no era nadie. Un hombre sin nombre ni nada por delante, solo portaba consigo malos recuerdos y fantasmagóricas acusaciones por detrás. Su vida como Nicolás Santamaría había terminado, ahora sin los papeles de su nombre o profesión sería un vagabundo sin futuro por delante, como tantos diablos hay por el mundo. Su memoria repetía una y otra vez la cocina, la imagen del cuchillo, el gordo cocinero de apellido Bushiano, Robinson Bushiano, sí, ese era el nombre de su víctima que vio retorcerse entre la carne que acababa de cortar para la cena. Nunca supo de dónde era, ni porque había llegado a su pueblo, y a su vida, de esa manera tan repentina y asfixiante, la culpa es de todos, la culpabilidad no me hará conseguir un trabajo- se dijo para sí- mientras extirpaba su bolsón de la balsa. Aún el sol no despertaba cuando un fuerte olor se desprendía de una de las fábricas cercanas a la costa, estaban eliminando residuos, el líquido verdusco se desplazaba velozmente hasta fundirse con el azul del mar que moría lentamente en esa espantosa metamorfosis de colores. Él sólo observó la imponente maquinaria, se adentró en ella, se fundió a su amparo, mientras las olas han destrozaban la balsa que dejó sin atar.

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¿Dónde estás en este instante que es todo un mundo? Ayer contemplando tu mirada te dije adiós en la distancia, ya no se donde estarás el día que se aproxima y aunque venga con hambre atrasada ese día será un retorno, por lo tanto un encuentro. Ahora que alcanzo escasamente a entender que todo es uno y que ayer es hoy también y que mañana se convertirá en señal de lo que fue hoy, no me explico cómo es que no estas aquí si ya es de mañana. De alguna manera he perdido tu rastro entre la nieve, pero tus huellas están ahí, por lo tanto se que estás de regreso, la niebla no me deja verte, pero siento tu calor, estas completamente cerca de mí, intentaré tocarte. Ya dijiste lo que no deseabas que pronunciara, hay miedo en mi interior, por que en algún momento intenté olvidar esa sentencia que marcaste. Y no diré la palabra original, mientras tu respuesta se haga esperar, no sé lo que ocurrirá, no quiero nada implícito. Lo explícito es parte de la comprensión total, lo implícito puede ser mal interpretado por lo tanto no es un verdadero conocimiento, y mucho menos una aproximación a la verdad real. Yo sólo quiero la verdad de tu realidad, una realidad que me circunda. Y que me pertenece. Coincidencias tan extrañas me dan vida. Ir y venir y todo en frente de ti, palpas las cordilleras, ya son tuyas, nada es tan sencillo como respirar en libertad, una serena y vertiginosa libertad, ser y no ser esa es la paradoja mundial, personal, espiritual, cósmica y divina. Ahora es el momento de crear no sueños de verano, sino una constelación de estrellas de ilusión, con cada latido, con cada signo y señal, es el 17


eterno momento: del retorno, que nació hace millones de años en la cima de una montaña. Mientras al blandir tu espada me encontraste entre los cadáveres, por fortuna yo aún respiraba, me salvaste, curaste mis heridas, formamos con otros más una nueva comunidad, yo a tu lado, tu al mío, hasta aquel día en que no sé como pero nos separamos, era el designio de la muerte, desde aquella vez yo vivía con tiempo prestado. Nacía más allá, pero como siempre me olvidé de todo. Tonto de mí, por olvidar tan preciosas cosas, después un vestido rojo y plumas, nada particular. Vuelo herido, no hay refugio en la isla para mi, de hecho no hay refugio en ningún lugar para un emigrante, para un ser de otro mundo, de otra galaxia, que sabe que no sabe nada y debe de aprender, sin embargo, no hay nadie que se brinde a enseñar, mejor dicho no había nadie que se acerque a sentir mi calor y reconocer que a pesar de que las estrellas se han apagado aún mi sangre no se ha coagulado. Llegaste tu. Me encontraste o te encontré, nos encontramos, una vez más, en una situación por demás extraña e inesperada, pero por lo mismo perfecta y luminosa. Ahora un viaje, mañana el retorno, sé la verdad, me niego a buscar mas allá. Me niego a ver qué es lo que esperé por tanto tiempo, y que ahora antes de ver sigo pretendiendo ponerme la venda en los ojos y tapándome los oídos, no quiero enfrentarme a tu encuentro, no sé lo que vaya a pasar, no quiero arriesgarme, no ahora, no podría soportar otra desilusión, mi mente arma mil historias, mis entrañas tejen dolores infinitos y mis manos sudan, pero no puedo despegar mis manos de mis oídos. No es negación secuencial, ni personal, ni intencional. ¿Si no es negación, qué es? Es sencillamente un esperar. La negación a actuar prematuramente, tiempo al tiempo, tan sólo 18


eso, tiempo hay mucho, siglos, años, décadas, para volvernos a encontrar, para hacer lo que debimos hacer después de la separación allá por 1578.después allá en 1687, o ¿te has olvidado de 1756? Mientras que en 1856 también ocurrió aquello que no quiero acordarme pero sé que fue real, de ahí hasta hace algunos meses los espacios, perdidos, 1589, 1747, 1256, 1456, 1896, 1256, 1778, 1452, 1369, 1452, 1756, 1369, 1596, 1425, 1863, 1885, 1888, y más aún, pero el fin llegó, en la primavera del año 1896. Lo que pasó en 1856 fue registrado por algunos cronistas, pero para ellos tuvo un sentido, para nosotros ese momento fue una reconciliación, pero el lenguaje era otro, debemos reconocerlo, así que sólo marcó el inicio de lo que pasaría en 1896, solo eso un suspiro de 40 años, de 80, de 200, de décadas y décadas amontonándose, sin que nosotros supiéramos con exactitud en qué momentos nos íbamos a volver a encontrar, ni siquiera las circunstancias, ni nuestro ropaje, ni siquiera las señas de nuestros nuevos nombres nos fueron avisados. Nos lanzaron por el camino del tiempo y ahí decidimos encontrarnos. Después el encuentro, 106 años desde 1896 y 146 años desde 1856, mucho tiempo, pero ese tiempo fue un sueño, o al menos esa imagen queda. Esos 106 años y los cuarenta que vinieron después donde si no vi más luz que una sombra amarillenta cubriendo mi vista, estaba en otro mundo, un mundo donde tu sombra perlada, era todo lo que podía percibir de ti, eso y algunas de tus lágrimas, ahora te pido perdón por tanto dolor que te cause, ojalá yo pueda cuidarte de la misma forma en que tu lo hiciste, cuidarte y salvarte como me salvaste, ahora que he visto lo que pasó, no puedo estar y esperar sin decir nada sin demostrar mi gratitud. Aún hay tiempo decías en las cartas que me enviabas, aún hay tiempo mi amor, no desesperes que ya pronto estaré junto a ti. Tenemos la oportunidad, el tiempo es ahora. 19


Recorremos un sendero que nos lleva a una colinas teñidas de ocre y en algunos tramos es marrón e único color que vemos en nuestro andar. Acaso este lugar lo hemos visto en algún momento, ¿es la sombra que dibujaste en la pared de tu cuarto cuando tenías apenas tres años? No lo puedes creer y te sientas y piensas que este lugar nunca debió haber existido porque tu ya no eres esa niña. Han pasado las horas y nada permanece. Cada color empieza a desvanecerse y en algunos sectores el paisaje no sólo se esta desvaneciendo, sino que empieza a derretirse, se ha convertido en un algo espumoso, pero también en algo líquido, los colores se escapan de nuestras manos y nos sentimos presos de tanta destrucción. El blanco empieza a tomar parte del escenario y crece con cada minuto que pasa. Respiro agitadamente. Tu ni siquiera respiras. Ambos nos miramos y comprendemos que así se debe sentir cuando uno esta en completa soledad. Rodeado del blanco, del vacío, de algo que debe ser llenado. Me pregunto si tu llenarás con tu presencia mis rincones en blanco. ¿Yo podré cubrir de nuevos matices el blanco de tu amanecer? Este lugar no quiero verlo más, me entristece como se va perdiendo el color, como si se perdiese con él la memoria de lo que fue. De la pintura que otros dejaron para nosotros. Quizás de eso se trata, que con cada visitante el mundo, el paisaje, el escenario, todo se vuelve a vestir de blanco. Debe ser llenado de colores tangibles pero sólo conocidos por el calor de dos cuerpos. Nosotros. Es ahora espumoso y burbujeante el lugar en el que nos movemos, de hecho esta helado. Me miras y creo que no me reconoces. Hemos perdido la memoria. Lo sé, pero no comprendo cómo yo puedo recordarte, aún puedo pensarte en el tiempo a pesar de que tú ya no me pienses. A pesar de eso, existo. Y tú también. Porque anidas en mi mente como mujer. 20


Son secuencias, ciertamente he despertado, estoy empapado en sudor y tú no estás aquí. Sigo soñando, sé que esto es un sueño donde otro sujeto es ahora el que te mece en sus brazos y te penetra al anochecer, mientras la cigarra canta canciones de cuna de un tiempo ya oscuro y perdido de nuestras manos. Me duele la cabeza y me siento caer, mi brazo izquierdo siento que se ha congelado de sólo pensar en ti en los brazos de otro. Intento reaccionar. No puedo. Estoy viendo una película por la cual no pagué. No quiero ver la proyección de tu vida presente tan festiva mientras la mía va en picada. Esto es una locura, segundos atrás estábamos juntos en un remolino en alguna playa remota cubiertos de colores, a punto de pintar el lugar donde íbamos a vivir sino eternamente, al menos para siempre. Ahora estoy tumbado en un piso de madera angustiado y frío, he descubierto que no estaba conciente. Ha sido todo un fluir, un vendaval de días sin horas. Me veo en una discoteca, las luces parpadean y me lastiman los ojos, las luces son violetas, otras son rojas y las mujeres desnudas danzan a mi alrededor, alguien les pone dinero en los portaligas. Nadie esta triste, nadie recuerda sus penas. Ellas sonríen y pueden llamarse Carmen, Marcela, Adriana, Pamela o el nombre que tu quieras. Pueden ser doctoras, lingüistas, azafatas, ellas son cada una todas las mujeres, se pueden metamorfosear a tu antojo. Todo mientras coloques en su vientre la cifra adecuada. Ese es el secreto de la puerta dorada de su cándido sexo. La música sólo es un complemento en este escenario donde todos revolotean siguiendo el aroma de la juventud que escapó de casa y ahora se entrega a ti. Tú no la conoces, me digo mirando mis manos teñidas de azul y aunque te interesa, ella también cuenta historias. Ella puede incluso, ser más convincente que tú. Ella no tiene nada que perder. Las luces se detienen, sientes su mano, sientes el sabor de su boca, la cerveza, el cigarrillo barato, las risas forzadas, las risas irónicas y las sonrisas fingidas, todo se 21


agolpa en tu mente, cada imagen es un rostro, pero también un número. Tu buscas simplemente otro tipo de calor, digo en un susurro al despegarme de Samanta, ella no es mi momento. Tal vez después. Tal vez nunca. La mañana a empezado y yo aún sigo tendido en la cama, boca abajo veo el despertador, son las siete y mi cuerpo esta fragmentado. Hay un olor pesado en la habitación, abro la ventana y una brisa me golpea. Despierto del todo y veo a mi alrededor, la cama, los libros, los discos, la computadora, la radio y mi ropa botada y desplegada en todo el suelo. Siento miedo, nauseas. Me duele el pecho, salgo y entro al baño, me veo a los ojos, y descubro que tengo ojeras, no sé que pasó anoche, si he soñado o si he caminado. Mejor no pienso y sigo.

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Ediciones Yerba Mala Cartonera Para no desesperar en las trancaderas, para dejar pasar las propagandas de la TV, para aguantar las marchas, para caminar subidas sin darse cuenta, para bailar al ritmo de la cumbia del minibús o para cuando tengas simplemente ganas de leer. Un libro cartonero, casero, tu mejor cómplice.

Otros títulos:

Crispín Portugal, Almha, la vengadora Gabriel Pantoja, Plenilunio Vadik Barrón, iPoem Bruno Morales, Bolivia Construcciones Carolina León, Las mujeres invisibles Yancarla Quiroz, Imágenes Rodrigo Hasbún, Familia y otros cuentos Claudia Michel, Juego de ensarte Juan Pablo Piñeiro, El bolero triunfal de Sara Jessica Freudenthal, Poemas ocultos Beto Cáceres, Línea 257 Darío Manuel Luna, Khari-khari Gabriel Llanos, Sobre muertos y muy vivos Santiago Roncagliolo, El arte nazi Fernando Iwasaki, Mi poncho es un kimono flamenco Nicolás Recoaro, 27.182.414 Marco Montellano, Narciso tiene tos Vicky Aillón, Liberalia Banesa Morales, Memorias de una samaritana Washington Cucurto, Mi ticki cumbiantera Crispín Portugal, !Cago pues! Nelson Van Jaliri, Los poemas de mi hermanito 24


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