tucandera Fanzine yerba mala
Ganadores concurso Crispín Portugal
Entrevistas, reseñas, fragmentos
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A R O D NA DEL A G SO R U C N O C
Gabriela Carrasco
O I B
(Sucre, 21 de junio de 1990) comunicadora y contadora de historias. Se formó en Comunicación Social (2015) e Ingeniería Comercial (2013) e n la Universidad San Francisco X a v i e r de Chuquisaca, donde publicó artículos para el periódico de la Carrera de Comunicación Social. Cuenta con estudios de posgrado en storytelling, literatura, poesía y narrativa, así como también en comunicación corporativa y digital. Actualmente trabaja en el área de comunicación corporativa e institucional y es docente de pre grado en las carreras de Comunicación y Relaciones Públicas. En 2021 ganó el Concurso Nacional de Cuento «Crispín Portugal».
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Cuéntanos Gabriela ¿Por qué las anécdotas familiares fueron una fuente de inspiración para tus cuentos?
EN TRE VIS TA
-En esta ocasión me inspiré en la casa de mis abuelos —donde ahora viven mis padres— yo pasé mi niñez y adolescencia. Volví a vivir en esa casa durante la pandemia, ahí donde las paredes, los adornos, las recetas y todo por donde veía, guardaban un recuerdo. Las voces de mis abuelos estaban vivas. Para mí, escribir esta vez fue reencontrarme con todo eso que viví y soñé al mismo tiempo en compañía de ellos.
¿Cómo funciona tu proceso creativo? Comienzo imaginando la historia a partir de alguna anécdota o situación que me impactó. En mi mente pienso en los personajes, las posibles situaciones que pueden rodearles; cuando ya no puedo más con las historias en la cabeza o cómo me las imagino; paso a apuntar todo en papel, empiezo con la estructura de la historia (me gusta escribir a mano las ideas que van surgiendo). A partir de que ya tengo las ideas más claras, comienzo a transcribirlas e investigar más sobre lugares, momentos o detalles específicos que pueden enriquecer el relato. A veces me bloqueo y necesito dejar reposar todo, entonces salgo a caminar cuando no estoy lista para seguir escribiendo; busco hacer cosas manuales: cocinar, preparar un postre o regar las plantas. Después vuelvo a escribir, es como que todo se resuelve y fluye.
¿Qué se puede leer entre líneas en tus dos cuentos? La vida misma en el campo, la inocencia y crueldad en el día a día para las niñas y los niños; por otro lado, la vida de las mujeres que no están dispuestas a aceptar lo
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políticamente correcto, la revelación y decisión de no vivir con temor, pero con el costo de vivir escapando. La lucha y valor de las mujeres, la empatía.
En tus cuentos hay una velada referencia a la muerte ¿Estás consciente de eso? ¿A qué lo atribuyes? Soy consciente de que la muerte está ahí, como destino o como punto de partida para las historias que escribí. Yo no he tenido experiencias reales o he visto de cerca la muerte, pero ella ha estado presente en mi vida y asumo esa idea como lo más real de mis historias. Me imagino la muerte, trato de escribirla o contarla como algo real que sucede en la vida; creo que esto pasa porque la imaginación que tengo de ella, tiene que ver con la curiosidad que siento por llevarla presente, aún sin haber estado cerca.
¿Cómo ves el escenario literario del país? Las escritoras, los escritores y las editoriales están haciendo un trabajo titánico, les ha tocado adaptarse más rápido a lo digital por la pandemia. Si bien antes existían más espacios de lectura y escritura, con la cuarentena y las restricciones —admitiendo que en Bolivia no se lee mucho porque no hay ese hábito, además que las prioridades ahora no son los libros— todo es más difícil y retador. Creo que los fondos culturales, las becas y concursos, son un apoyo para afrontar este reto que ahora es más grande por todo lo que está dejando la pandemia. Ha permitido encarar con mucho más coraje. Gracias a eso nos están dejando un camino menos rocoso a los que estamos empezando a escribir y publicar.
¿Cómo te animaste a participar en el concurso de novela organizado por Yerba Mala Cartonera? Quería contar mis historias, participar para saber qué pasa cuando te animas a hacer algo que quisiste siempre. Debo reconocer que fue un paso gigante para mí, porque rompí
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con ese miedo a que me lean. Seguía a la editorial por sus redes sociales, ya había decidido participar en el siguiente concurso literario, entonces llega el concurso de una editorial que tiene la característica de promocionar nuevas propuestas literarias; dije este es el momento de que lean esas historias que tuve tanto tiempo en la mente.
¿Qué autores han influido en tu escritura? Isabel Allende: Hay dos libros de ella que leí en la adolescencia: La ciudad de las Bestias y El Cuaderno de Maya. Me gustaba la simbología y profundidad que se puede interpretar, en el desarrollo de sus personajes. Por otra parte, siento que la amplitud de la interpretación de sus relatos tiene que ver con la etapa de mi vida en la que leí sus libros. Gabriel García Márquez: El libro más triste que he leído hasta ahora, es El Coronel no tiene quien le escriba. La frescura y dinamismo que percibo al leer los libros de Gabo me ha impactado mucho. La forma en que describe el espacio en que se lleva a cabo todo; por ejemplo, sin decir que estás en el Caribe te lleva al Caribe, es lo que más me atrae al leer. Mariana Enríquez: Descubrí sus libros y escritura hace muy poco, siento fascinación por cómo combina misterio y naturalidad para darle aún más enigma a las situaciones.
¿Cuáles son tus futuros proyectos literarios? Voy a escribir un libro con Yerba Mala, todavía no estoy segura si será un libro de cuentos o una novela, pero ya estoy trabajando en las ideas, organizando todo para investigar más; porque las anécdotas familiares son interminables, pero también hay mucho que contar sobre la realidad de los pueblos de Chuquisaca. Hay mucha riqueza de historias y acontecimientos que merecen ser relatados. ֏
MEN C IONES DE HO N O R
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Rodrigo Villegas Rodríguez
(La Paz, 7 de marzo de 1995) Egresó de Comunicación Social de la UMSA. Publicó algunos textos (reseñas de libros y de películas, además de crónicas) en varios suplementos culturales de Bolivia. Tiene un blog denominado El Pozo, al que tiene un poco olvidado, pero que promete dará más atención desde las siguientes semanas. Es uno de los miembros de Tata Danzanti, editorial paceña creada hace dos años. En 2020 fue el ganador del Primer (1er) concurso de cuento «SUB25» convocado por la editorial Electrodependiente. Este año (2021) obtuvo el segundo lugar en el Concurso Nacional de Cuento «Crispín Portugal».
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Lucía Rothe
Estudió música en el Conservatorio Plurinacional de Música y Filosofía en la Universidad Mayor de San Andrés. Ha participado en los festivales de poesía: ANTIFIL Perú (2017); Tea Party Encuentro de poesía latinoamericana Chile (2016); III Festival de Poesía Transfronteriza «Panza de Oro» Bolivia (2016) . Ha publicado: Tedium. obra ganadora de la 5ta versión de Letras del Nuevo Tiempo de la FCBC (2020), Ensayo de transición con Maki_naria Editores (2016) y los fanzines Aquí tenemos dioses cortados a machete (2021) y CONTROL (2017). Aparece en las antologías físicas: Ulupica. Trece poetas bolivianos actuales de Libros del Cardo (2017); Enero en la Palabra (2018) y en varias antologías digitales y revistas como: Cráneo de Pangea (Ecuador), Revista Poesía (Venezuela) y Escrituras Indie (Argentina). También ha realizado Canal 86 un cortometraje seleccionado para el festival MUTA de Lima, Perú. Fue coorganizadora de la FLIA La Paz 2018, fue parte del consejo editorial de la revista Esparpajo y de la editorial independiente Nuevos Clásicos. Actualmente es parte de la editorial Pequeño Elefante y de la revista La Bestia Impura.
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Brandon Gutiérrez
(La Paz, 04 de octubre de 1994). A los 5 años terminó — por decisión de varios de sus familiares—en Argentina, Buenos Aires, más exactamente en el barrio de Mataderos. Ingresó en la Escuela Primaria Roma Nº 19 en donde se interesó, por primera vez, en la literatura gracias a su profesora Andrea Ferrero, quien le hacía componer cuentos de las reminiscencias que le quedaban de los leídos en clase. Volvió a los 16 a La Paz y, luego de despachar la secundaria, ingreso en la carrera de lingüística. Actualmente trabaja como editor freelancer. Obtuvo el cuarto lugar en el Concurso Nacional de Cuento «Crispín Portugal» (2021). ꟿ
Mauricio Muñoz
Mauricio Javier Muñoz Tapia nació el año del conejo de fuego: 1987 en La Paz, y aunque de esa ciudad proviene su fascinación por el vientito en las mejillas, creció y vivió la mayor parte de su vida en Cochabamba. De niño decía que quería ser «médico de muertos», pero afortunadamente se desvió del sueño de la infancia y tras conseguir el sello como abogado, confirmó que el derecho no era lo suyo y empezó la incursión en las artes gráficas, los audiovisuales y su gran pasión: la fotografía. Las historias siempre estuvieron en su cabeza revoloteando, intentó aturdirlas, pero buscaron una rendija este año y tuvo que empezar a escribirlas.
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NUEVAS MIRADAS: Los resultados del concurso de Yerba Mala Cartonera Por Claudia Peña*
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Yerba Mala Cartonera convoca a un concurso de cuentos y cuántas manos se pondrán a teclear historias, a corregir las que ya están escritas, cuántas ilusiones se pondrán en marcha para enviar propuestas. Siempre se envía lo mejor que se tiene.
Así, podemos decir que los cuentos que están contenidos en esta publicación no solamente son los textos que recibieron mayor puntaje por parte del jurado (Magela Baudoin, Gabriel Mamani Magne, Claudia Peña), sino que también son el resultado de un trabajo que se hace no por obligación, sino porque es necesario hacerlo. Detrás de cada uno de estos cuentos está la necesidad de expresar el mundo tal como lo percibimos y el deseo de cuestionar, de cambiar, de modificar ese mundo percibido. En estas historias podemos encontrar el reflejo de los lazos familiares, el discurrir cotidiano entre lo tradicional y lo nuevo, las experiencias que nos hacen abrir los ojos y mirar más y mejor. En estas historias vamos a percibir la inquietud ante lo real y la inquietud por realizar de cada vez mejor manera el oficio de la escritura. Los miembros del jurado no llegamos a conocer la identidad de las autoras y autores, pero sí podemos decir que detrás de cada una de estas historias persiste un pálpito, un impulso, una palabra que se lanza al aire esperando la reverberación que nos vuelva como una respuesta, como un eco, como un gesto. El primer lugar, obtenido por Gabriela Carrasco, nos presenta dos cuentos ambientados en pequeños poblados y el área que los circunda. La primera historia, “Cómo lloran los cocodrilos” refleja el choque entre diferentes formas de organizar y §
entender el mundo: la de los adultos y la de los niños; la de los funcionarios públicos y la de las personas que no lo son. En medio de todo, resaltan las frases que ponen punto final a las discusiones, frases racionales dichas desde la autoridad, que sin embargo no paralizan el discurrir de la emoción infantil y sus maneras de expresarse, aunque sea en silencio. La segunda historia narra la ausencia de la madre, la preocupación de los mayores por preservar los modos propios y la forma de una niña de entender todo eso. El segundo lugar, ocupado por los relatos de Rodrigo Villegas, también giran alrededor de la atmósfera familiar. Una atmósfera enrarecida, en el primer caso, por la desaparición de un niño y años después, la desaparición de otro. Junto a esos niños desaparece también la vida misma, su ciclo y sus avatares: vivir se transforma en un solamente estar quieto. El segundo cuento nos muestra un tiempo corto: el despertarse, salir junto a la madre y hacer algo con ella. Pero en esa mirada casi solo descriptiva se esconde algo más, que nunca llega a decirse. También están los cuentos de Lucía Rothe, Brandon Gutiérrez y Mauricio Muñoz. En total son diez historias, escritas por cinco autoras y autores diferentes. Desde su compromiso con una mayor circulación de la literatura, Yerba Mala nos presenta estas nuevas escrituras, ojalá podamos ver en ellas un reflejo que nos permita, a nosotros también, ensanchar nuestras miradas.
*Claudia Peña, nacida en Santa Cruz de la Sierra, es poeta, cuentista y ensayista. Publicó los libros de cuentos El evangelio según Paulina (2003) y Que mamá no nos vea (2005); los poemarios Inútil ardor (2006) y Con el cielo a mis espaldas (2007); además de la novela La furia del río (2010). El año 2016 ganó el Concurso Nacional de Cuento Franz Tamayo. Su obra ha sido incluida en varias antologías, entre ellas la Antología del Cuento Boliviano, de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia. Su última publicación es la colección de cuentos Los Árboles (El Cuervo, 2019).
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Tucandera es el nombre con el que se conocen a las hormigas que habitan las selvas tropicales de sudamérica. Se caracterizan por su gran tamaño y poderozo aguijón cargado de veneno. Nada bueno puede resultar de encontrarte con ellas.
tu can de ra
Tucandera también es el nombre del nuevo fanzine (de periodicidad irregular) de Yerba Mala Cartonera,
que viene acompañado de entrevistas, reseñas, y una muestra de los poemas más representativos de nuestros libros cartoneros. Un suplemento de lectura rapida para conocer a nuestros autores y sus obras. En sí, una aguijón mas en la piel de nuestros seguidores. Portada: Paola Ríos Cardozo. Eres libre de compartir este fanzine con cualquiera, incluso de imprimirlo y regalarlo a tus amigos. Lo que no puedes hacer es atribuirte su autoría total o parcial ni comercialirzarlo.
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