JONATHAN GUILLÉN COFRÉ
Urbana Siniestra
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© Johathan Guillén Cofré, 2008 © Editorial Yerba Mala Cartonera de Bolivia, 2008. Proyecto social cultural y comunitario sin fines de lucro. yerbamalacartonera@gmail.com http://yerbamalacartonera.blogspot.com Proyectos análogos: Eloísa Cartonera (Argentina), Sarita Cartonera (Perú), Animita Cartonera (Chile), Ediciones la Cartonera (México), Animita Cartonera (Chile), Dulcinéia Catadora (Brasil) ______________________________________________________ Impreso en: Imprenta “Río Seco”, patio 2, mzno. P, No. 214, El Alto. Derechos exclusivos en Bolivia Hecho el depósito legal: 3-2-1106-08 Impreso en Bolivia ______________________________________________________ Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo desinteresado de los residentes bolivianos en Boston-EEUU .
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NOCTURNA CONVULSIVA Hay un deseo inimaginable allá afuera. Un desesperado menosprecio por el orden anidando en la conciencia de los niños del fastidio. Una proyección con el brazo en el aire, basta para borrar todo signo de buena esperanza. Dios es un inconveniente. El antiguo hábito de saludar y estrechar la mano; prefiero mirar el suelo, balbucear palabras incomprensibles, alejarme por las calles memorizando el ruido que hacen las mujeres con taco a esa hora de la madrugada.
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EN SENTIDO CONTRARIO El recorrido, que es siempre el mismo, permite ver como envejecen las casas y hace brotar la pobreza de los subterrĂĄneos. El dĂa termina cuando los perros vagos se esconden debajo de los autos estacionados. Los grafittis en el asiento de la micro, me recuerdan que ya casi no pertenezco a las ciudades. Subo el volumen del MP3 y descubro que una mujer se descubre en el vidrio, creyendo por un instante verse mĂĄs joven con un asomo de orgullo. Las multitiendas cierran sus pesados portones. La mujer llora; su imagen la han borrado las luces de los autos que circulan en sentido contrario.
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LA RUBIA MODELO La rubia modelo no se acuerda cuando me habló con un lenguaje de saliva trunca, no sabe dónde ni qué me dijo; me confesó un gusto por la moda la literatura new age y aún así fingí que me satisfacía. Ella tiene sueños espantosos sonríe, enciende la lámpara de madrugada. Ella abusa de las pastillas y el sexo en un encabalgamiento furioso de su monotonía. Ella tiene retratos en sepia de sus amantes y elige uno para imaginar al acostarse. Ella se para en la ventana para escupir a quien pasa cuando tiene rabia. La rubia modelo, la sueca, es la queridísima de los casi artistas inspiradora de los cuentos con prólogo de vodka y la esnobista N°1 en la ciudad de los aceros. Ella se contagia de un miedo absurdo y me culpa de eso. Ella se masturba a diario porque dice que le hago falta. Ella llora cuando yo anudo el condón repleto con toda la paciencia de un acto onanista. Ella compra ropa usada en la feria para sorprenderme el fin de semana. Así es, esta es la favorita jugando al descontento y me contó que la circunstancia iba a colgar un fruto de la viga que cruza el techo de su habitación. 7
¿QUIERES QUE SEA TU DILDO? Me dices que tengo la peor forma de mirarte, la más horrible; prefieres desearme con terror antes que te suceda algo malo. Según tú, yo podría irme encima igual a un túnel devorando un tren a medianoche. Pero te aclaro, sólo me dan ganas cuando te encuentro dormida o te estás pintando los labios. Soy el peor de todo y aún ignoro la convocatoria de tu selva perturbadora. Según tú, yo podría irme encima e invadir tu Europa mojada con la suave estructura de mi juguete. Y yo sé que es la sutil forma tuya de pedírmelo.
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URBANA SINIESTRA En esta ciudad de desvelos, de incesto y muerte; se caen a pedazos los sĂmbolos de la moral. Hay una iglesia que al mediodĂa tiene mendigos, donde al anochecer venden marihuana y tarde de madrugada hay putas. En esta ciudad, los olvidados deambulan con el perdĂłn hecho pedazos colgando de sus bocas. Una prostituta amanece llena de grafittis.
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DESPEDIDA
Vestirse de rojo; caminar indiferente el tránsito a la hora de los tacos en el centro. La espalda mojada por el sudor y el sol como quien abraza en una despedida. Ver pasar la tarde de reojo frente a una pileta que escupe en tus zapatos. Divisar a un conocido en la acera de enfrente cuando el semáforo está en rojo, ignorarlo. Sicosear a esa mujer que tanto has seguido después de tragar el último antidepresivo, ir tras ella hasta la playa, imaginarla; y contemplar el mar por entre medio de sus piernas.
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Los ladridos del callej贸n
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I Nunca hubo padre ni cervezas vacías en la mesa sólo el griterío profundamente espantoso de los sucios niños de la Autoconstrucción. Ni siquiera se extrañó un té aguachento un pan verdoso con margarina en esta copia inmunda de un Miami grotescamente tercermundista. Los recuerdos de la noche anterior lo fermentan, Los cartones le horadan el párpado Y le pronostican un día más de búsqueda en los basureros. Arriba de la 3-A se sonríe con el espantoso gesto de la conformidad, no terminó sexto básico y le importa una mierda porque de seguro podrá vender su cartoncito y pasear por el parque Balmaceda imaginando que su madre lo toma de la mano pero arriba de la micro no hay tiempo para los sueños mientras los parapentes sobre el Cerro Dragón le dibujan el rostro de su hermano muerto a puñaladas.
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II
Pregúntales a los niños de aquella plaza nocturna dónde olvidaron los juegos dónde ocultaron las lágrimas negras de población que rodaban por sus mejillas que mojaban sus manitos de barro que ponían las rodillas oscuras que tiraban peñascazos a la mamadera pateaban al perro y gritaban en medio del sol. Pregúntales para que te contesten con su voz grave/ herida de cigarro y semen/ de cigarro y semen/ de cigarro y semen/ de tiniebla de frío de violencia de miedo de coñac Gaitero de $500 de auto de turno de cliente habitual de la blanca y tierna disciplina de sus dientes infantiles inundada por todas las leches. Pregúntales… yo les pregunté y guardé sus corazoncitos en todos mis bolsillos.
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III
Tengo un perro gimiendo en mi cabeza. Se rasca el espinazo y me pone al tanto de su cruel pobreza al dormir entre la noche y su bĂşsqueda de dios en la basura de los feriantes. La calle se derrama en nocturna leche y transcurren entre sus garras los innombrables pastores de la carne y los antenazos. Un luminoso letrero se refleja en sus colmillos mientras una mujer le sobajea el vientre y le susurra que conoce un motel barato en las afueras de la ciudad.
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IV Nunca imaginó todas las callejuelas infectadas Ni cada paso ni cada acierto ni cada centímetro Ni cuando tenía madre había escuchado las palabras más duras Ni colgando boca arriba con la boquita cerrada Para no despertar los malos recuerdos Le hicieran lo que le estuvieran haciendo sobre la noche de ojos abiertos. Siempre fue niño y niño se fue haciendo lluvia sobre el cemento Abrigo de cartón y perros Alimento de las bestias corroído el ángel de pantalones rotos Se fue conformando el rostro y las cicatrices De cuando en vez la cabecita asomaba para ser visto desde lejos Para no representar el olvido ni la angustia Ni cuando se fue naufragando entre sus propias manitos Ni cuando le rompieron el hocico por no bajar la bragueta Ni cuando quizo enrrollarse tantas veces hasta hacerse mínimo. Siempre fue niño y niño se fue derramando como tiniebla Y su olor pestilente alcanzó hasta las nubes Y sus dientes amarillos brillaron pareciendo monedas Que corren de mano en mano como sus genitales Porque no tuvo tiempo de sonreír ni de mirarse en un espejo Y aún cree que es humano y sincero y hermoso. Siempre fue niño y niño se fue inundando sobre los techos Los techos y las calles y los cementerios Pájaro nocturno de aleteo semidesnudo Ni cuando se descontinuó en el griterío de los amaneceres Ni cuando el tolueno le mordió los intestinos Ni cuando el cartón pasó a ser toda su enseñanza Ni cuando se durmió pensando en que mañana Se despertaría en medio de una familia tejida para sus párpados. 9-7888538
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I No es tan sencillo No quiere decir que todos los caminos lleguen a tu persona Cuando le sonreiste al tipo del auto El sol acababa de esconderse por entre los รกrboles Cansado y mutilado Silencioso para dar paso a la noche Obligando a quedarse en el anonimato Mientras los edificios se iban pintando De un gris amargo.
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II Descolgué de tu risa tóxica La pesadez de tus pasos prisioneros De tus piernas adentro del minúsculo vestido Ese que usas en ocasiones especiales Cuando la clientela reúne las condiciones y el dinero Deduje únicamente que me habrás de querer Sin alegorías de segundo orden Con el humo de tu cigarro molestando mi ojo Y por dios que no hice caso de tu risa tóxica De tus pesados pasos Ni de tu minúsculo vestido -Yo no puedo enamorarme mongólico culiaome dijiste y no escuché tu furia Y estoy perdido en este país desconocido.
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III
Cuando la primera luz rompa la noche Cuando el maquillaje te humille después de haber llorado Cuando cuentes tu dinero y te duela el culo Cuando la cocaína no te deje respirar lo suficientemente bien para estar viva Cuando te quites los zapatos de taco alto Cuando el último viejo de mierda te haga mierda Cierra los ojos y piénsame.
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Los gatos
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I
La tripa enfermamente revuelta Atosigada en garganta bajando el tabaco de cuatro palos encaletados La rutina de los vuelos arriba de las goletas Y los gatos que cubren de gritos y olores la pescada maĂąanera Chanavayita jugando al hippismo renovador de hambres y pastabases Sabiendo de antemano que tu padre te mandaba a pilotear Para el vicio compartido con la familia que muere Las generaciones despedazĂĄndose por quien toma el control del negocio A la vuelta de la encendida campana anunciando el ardor de guata cavanchina pastabasera Padre e hijo jugando al pescador solitario vagabundeado Y la respuesta en una sarta de cĂłrrele mano a tu hermana Que vende el olor a pescado del interior de sus piernas estrepitosas.
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II
Caminar Amunátegui... hacia el puente. Soñar un colegio, imaginar la familia más feliz de la caleta; Y esperar el carro navideño de la pesquera... donde trabaja el hijo de perra. Caminar Amunátegui mirando el suelo cubierto de gargajos Mirar los zapatos, mirar la tristeza del primer día de clases sin tu madre. Mirar cómo en la esquina encerraban a tu amigo Por unos dulces que le costaron el hoyo Ese supuesto tío ochentero comunista. Caminar Amunátegui en la imposibilidad de decir no, yo no esta vez, Yo robé el pescado volando del bote al Pesquera Oficina Vigo Es mi plata viejo culiao y no de tus putas Mi madre llorando por la virgencita del Carmen y San Pedro. Caminar Amunátegui con el estómago y la garganta en llamas A los trece años cuando se comienza a ser gato Llorar la madre y todas las culpas de la playa Llorar la cámara, el súperman, el guatazo... Soñar un colegio, una novia flaca, un viaje a Pica. Caminar Amunátegui... intermitentemente hacia el puente A la edad de los países, a la edad de capitán carga la mata Sufriendo el desengaño de una familia, de un colegio, de un grupo de amigos, De la Copa Libertadores... así caminando en silencio Haciéndole el quite a las noticias que aún hablaban de la vuelta a la democracia.
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III
No se puede dejar de sentir esta angustia. El cuchillo baja sometiendo una cabeza, unas agallas, Una irresponsable vida de mierda entre pescado y olor a pobre Bajo el tragadero hambreado de una población innombrable. Un llorar la schopería sin querer volver a casa No hasta la última cerveza, No si todavía tengo algo de la venta del día Hasta el último topless triste de la muchacha más fea del bar.
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IV
La locura está rondando las casas de la toma Y la soledad se acomoda entre la ropa amontonada sin lavar. Tengo atrapada en la garganta la sensación de fracaso irremediable, Borrosos los ojos derraman frío y el pisco acumulado Por las preocupaciones del hijo no deseado Que vino a ensuciar esta vida de gato sobre los barcos. El suicidio coronando las casas de la toma Un grito seco nervioso, el hallazgo macabro de la madre desconsolada, El cuerpo, los ojos fuera de las cavidades y la lengua hinchada Queriendo gritar el motivo irremediable. Allá afuera sé que alguien me espera para tabaquear el miedo. Pudo haber sido un día perfecto Pero ni la muerte quizo presentarse la muy puta, Temblando como un miedo infantil, igual al miedo de mi hijo Sobre el golpe contra la madre, Al ladito del padre hediondo a jurel Con aliento de gaviota en noches de griterío agonizante Atravesada cada hora con el humo insoportable del vicio.
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V
Amanece como de costumbre... Los primeros faluchos mar adentro con el frío calando hasta los huesos, Yo aquí mirando apagarse la última luz, con los ojos vidriosos, Sabiendo que fracasé con una de coñac hiriéndome en el estómago.
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Las 24 horas de Laura
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7:00 A.M. "Despertar" Abro los ojos en medio de un ambiente feo, mi pieza; implacable refugio que me desagrada en lo profundo de mis intestinos. No tengo nada divertido pegado en la pared, no hay ídolos que me miran desde la oscuridad con una mueca de asco, sólo soy yo la gran mueca del fastidio. Enorme fastidio. Tanto fastidio que ahora sí que dormí y soñé que hoy no sería un buen día -¿Alguien está cerca para encender la luz por mi?- Los automóviles aún circulan con sus grandes ojos de bestia, y así como se apaga la ciudad también se me apaga la ilusión de un nuevo despertar.
8:00 A.M. Laura vistiéndose de cara al primer sol de la mañana, Laura frente al espejo llorando el nuevo día, Laura sentada en la mesa con las manos inmóviles y una pena que le cruza los pómulos. Laura toma su mochila y cierra la puerta tras de sí encerrando su entusiasmo, Laura caminando calles interminables, Laura de pie frente al liceo, Laura con asco, Laura con ardor de tripas, Laura sin sentido y con miedos infantiles. Laura, Laura, Laura frente al mar acariciando sus pezones. Laura sigue en una tenebrosidad que ni ella se explica, Laura frente a las olas, Laura frente a su sombra, Laura frente al tiempo fúnebre, Laura y su patética forma de enfrentar sus anticristos.
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9:00 A.M. Un sol portentoso se escurre por entre la ciudad que ya sacude sus costillas. El olor de las fritangas y los meados oscuros de borrachos empecinados en un último vaso, acompañan a Laura en un frenético transitar por las calles, las peores calles, las calles de Laura, las calles que todos evitamos por miedo a la muerte y qué decir de Laura, la que no tiene miedo, la que extravió el rumbo, la que simplemente cierra los ojos y se pierde entre mundos fingidos y presuntuosos.
10:00 A.M. Existe una mueca incorregible en ella, ese gesto que lo dice todo y todo lo llena de artefactos invisibles que saturan el espacio. Siempre tan incandescente como los pánicos de los condenados, se advierte que ya nada comienza a importarle. A tragos lentos bebe su Kola Real, mientras se ríe y sigue observando como esa pareja que hace un mes debió jurarse amor, ahora se patean el culo delante de todos los que a esa hora, manos en los bolsillos, intentan buscar una nueva fórmula para sus arruinadas vidas.
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11:00 A.M. "Aún hay tiempo para los juegos" Todavía intento inventar las tardes en que nada importaba y todo era una risa que se escapaba por las ventanas de esta ciudad inhumana; y yo las guardaba en un frasquito para cuando me faltara reir. Hoy me ha faltado reir. Todo ha estado girando en mi cabeza y no puedo ordenar los escasos momentos en que he sido feliz, si es que lo he sido. Ni siquiera ahora, que estoy sentada en un columpio que con mi presencia es como si rompiera a llorar y no quiere moverse. No tengo realidades, no tengo escapatorias, todas las cosas me anticipan y me hacen daño, han pasado las horas, los días y los meses sin encontrar la forma de como quedarse y ser un buen recuerdo. Aún hay tiempo para los juegos, pero yo no sé jugar a jugar y todo se vuelve un bostezo.
12:00 Todos en algún momento de sus vidas se acercan al precipicio y miran hacia abajo, mientras el sol a pleno sol, borra toda la geografía de nuestros corazones.
13:00 P.M. Se quita la ropa sin importarle quien esté mirando, pero no hay nadie mirando. Se avergüenza porque sabe que siempre ha sido el delirio de los hombres de la población, pero nadie está cerca para delirar por ella. Se sumerge en el mar para simular una mal parida reina, pero nadie está cerca para coronarla. La ciudad emerge a lo lejos y de entre los cerros, como una costra inmensa en el pecho de Laura.
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14:00 P.M. La niña no sabe abrir un canto en el centro de la herida/ hay cientos de lugares por donde ha pasado sin abrir los ojos/ por miedo/ por cansancio/ kilómetros de palabras para que adviertiera algo y nada/ ahora todo parece cerrarse y ella tiene miedo de quedar afuera/ a la vista de los que dañan/ sintiendo un conejeo en el vientre/ asustada de las incontables miradas que le pesan/ y se vuelve a la ciudad/ en un asiento de micro que le reclama demasiada atención/ y se duerme.
15:00 P.M. "Mira a tu alrededor" Y eso que ustedes no saben porque siempre han escuchado que la familia es lo mejor, te protege y esas mierdas. Pero yo no lo siento, es que aquí no sucede así y ahora claro, estoy sentada frente a un plato de comida sin ganas de comer, queriendo estar y no estar, salir corriendo y desaparecerme por entre los perros y recorrer toda la noche saltando por entre las estrellas que me han de cuidar.
16:00 P.M. Todo se ve iluminado por el sol furioso de esta hora de la tarde, los borrachos duermen y Laura los mira dormir, todos ellos coronados de moscas y pulgas que irrumpen en las ropas como en un barrio de ambulantes. Una bocina de automóvil suena a lo lejos, se dejan oír unos gritos de mujer y nadie entiende por qué fue la pelea a tajos entre El negro y el rancio Pérez. Tiembla el asfalto, la población está inquieta, la noche con sus demonios parece andar rondando cerca, y Laura lo entiende así. 30
17:00 P.M. Laura oscurecida en su rostro de amante furtiva, todo le parece un sueño mal contado y ha pensado en volver atrás, tantas veces, tantas veces como sea posible, casi hasta volver al útero opaco de las apariencias. ¡No hay error más grande que esta vida! – pensó- y el sudor helado corrió por su frente. Ya comenzaría una vez más a descender en caída libre y a ciegas, a ciegas, a ciegas, a ciegas; con el velo negro de la desesperación.
18:00 P.M. Nadie en la casa, las paredes cargan con el estigma de tanto hambre, de haber abrazado a los que el insomnio volvió muñecos de pelo gris y mirada de perro abandonado; esos hermanos que Laura ignora. El silencio le duele como un exterminio, deliberado y trágico. Un ligero viento entra en la casa, acaricia los dedos de Laura, le refresca la sordina palabra atascada en los dientes. Le susurra al oído lo que ella no quiere oir. Demasiado tarde.
19:00 P.M. "Comienza a llover en Laura" Yo sé que tengo como un disparo atravesando mi estómago, también sé lo que significa y lo que vendrá de ahora en adelante. Aunque llore ríos y pida una nueva oportunidad y mil perdones, todo ya está perdido. Nunca tuve un papito que me dijera -¡Hija, eso no se hace, yo te quiero mi vida!- Se siente muy adentro, y está tan frío que necesito ir a buscar. Se está terminando este sol enfermo de la muerte, comenzará la noche que trae más muerte aún, por tanto estoy sellada, sentenciada; y aunque me mire 31
persistentemente en el espejo de mi baño, buscando un pequeño rastro de inocencia, que no me queda más que la que invento para mi, florecerán igual en mi cara los pétalos puercos de la máscara del vicio.
20:00 P.M. El Rata siempre aparece a esta hora, siempre con algo que decir, para hacer reír a Laura y prometerle que conseguirá. A esta hora donde la oscuridad se hace reina puta, el Rata y Laura se dirigen al centro de la ciudad. Ella le sirve de guardia, ella le alumbrará cuando vengan los pacos o alguien que se crea héroe. El Rata en lo suyo, junto al auto que han elegido. Es la justificación y la forma de tener dinero. Ambos caminan satisfechos de vuelta a la población.
21:00 P.M. Laura es un revés incorregible, un quebranto lanzado al cielo en algún punto de la ciudad, entre las luces que son lágrimas interminables rumbo al fusilamiento planeado por algún dios, o un policía, o un padre intransigente en contra de su hija. Ella se lleva las manos al rostro y no le alcanza para esconder la vergüenza, se le escapa por entre los dedos o en algún otro espacio abierto. Laura se pregunta el por qué de su suerte, nadie le responde. Mira a cada persona que pasa a su lado y todos la desatienden porque ella es sólo una mancha de pobreza en el cemento. Ha comenzado a llover en Laura.
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22:00 P.M. Estabas tan blanca Laura, tus ojos nunca terminé de entenderlos, tu sonrisa contaminada me hizo bajar la cabeza. Entre tus dedos tenías un cigarro que movías de un lado a otro, para rellenarlo con eso que no entendía qué era, pero ahora lo sé. Tus dedos, Laura, parecían gusanos deformes, y pensar que yo soñé más de una vez que jugaban en mi pelo. La ciudad nos contagia Laura, nos hace perder hasta el olvido en un murmullo linfático sin que nos demos cuenta de la caída, nos parecemos tanto a las cucarachas de espalda cuando caemos, moviendo las extremidades en caos, girando en nuestro mismo centro. No te fumes eso Laura, mírame, estoy parado en la otra esquina pensando en ti, en tus dedos, en tu capacidad de hacer que te piense a cada rato, que invente lugares donde tú y yo estamos en paz, recostados en la arena dejando pasar el exterminio de los que como tú ya están postergados.
23:00 P.M. "El llanto insomnio" Me callo, silencio absoluto desde la raíz hasta las estrellas, entro calmadamente en este mundo de mierda, en estas oscuras entrañas de bestia polvo blanco. Contengo la respiración por un eterno minuto y millones de fantasmas me visitan; una electricidad viola mi cuerpo y mis brazos, no siento los brazos, tengo la boca amarga. Me quedo sentada en el mismo lugar en el que estaba, nada me perturba pero todo me persigue, el paranoico estallido de los faroles, el ruido ensordecedor de las conversaciones de conventillo, todos me miran y se enteran de lo que pienso. Caigo de espaldas al piso, me quedo allí mismo, no puedo respirar del miedo de estar aún viva.
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24:00 La luna está hecha de polvo blanco y yo quiero dormir en ella en el medio del cielo.
1:00 A.M. Lentamente avanzan las horas y la angustia, no hay dinero, no está el Rata, las cosas no se ven del nada bien. Laura tiembla al ritmo desesperado de sus propios latidos y entra a su hogar para conseguir algo con su madre. La mujer la mira con unos ojos vidriosos, el rimel corrido, la boca mal pintada como si hubiese estado jugando a ser bella en medio de toda la repulsividad de sus vidas; un vaso de pisco sin hielo. Trata de avanzar hacia su hija, lloriqueando y tambaleándose, pero Laura la rehuye y le exige el dinero con un grito. La mujer da un alarido alcohólico y cae de rodillas, Laura apenas la atiende y corre a la habitación de su madre donde sólo encuentra dos mil pesos. La vida no vale nada al doblar las esquinas de las poblaciones e internarse en la vorágine.
2:00 A.M. El humo traza su camino velozmente hacia arriba/ lóbrego el dilatar de las pupilas/ tremendamente obsceno/ las manos preparan otra bocanada/ los perros se acercan debajo del camión donde ella acostumbra a fumar/ hierve la sangre que se le agolpa en los labios/ la luz de los fósforos alumbra la cara por un segundo/ luego la sombra/ se la escucha toser y un gemido/ la culpa invade como las cucarachas a la pobreza/ un momento y el mutismo/ sólo queda la risa pestífera de algunos niños que a esa hora no tienen hogar. 34
3:00 A.M. "Cuerpo culpa" -¿Qué hora es?- Tengo los brazos dormidos y muero por otro más, sólo uno más. No soporto este abandono, nadie está ahora a mi lado para uno más, por favorcito. Recuerdo todos los columpios de mi infancia y me dan ganas de correr a esconderme, ganas del encierro. -¿Alguien está cerca para encender la luz por mi?-, a lo mejor todo se termina si alguien lo hace. Tengo miedo, tengo frío y hambre, tengo ese maldito olor pegado a la ropa y a los dedos. Si alguien pudiera ayudarme, si un angelito bajara del cielo a quererme esto no sería así. Ya sé, esto es lo que hay, hace falta moverme a algún lugar, cualquier otro estaría bien para mi.
4:00 A.M. Una silueta rompe la armonía de la noche, sentada en la cuneta es Laura que inquieta se mueve de un lado a otro, mecánica y delirante. Nadie vio venir ese auto porque nadie estaba con Laura. Se detuvo frente a ella y bajó el vidrio. -¿Qué mirai viejo conchasumadre?- pero el hombre sacó un billete grande y a Laura le brillaron los ojos, y al tipo le brillaron los ojos, y a los gatos que dejaron de hurgar la basura le brillaron los ojos; porque todos entendieron lo que allí estaba por suceder y Laura se subió al auto para desaparecerse mientras a lo lejos se escucha una sirena de ambulancia.
5:00 A.M. Laura tendida sobre la cama, las sábanas le recorren los poros uno a uno. Laura mordiéndose los labios y poniendo la boca en perfecta o, Laura retorciéndose con la cabeza del hombre entre 35
sus piernas, Laura llena de saliva, Laura abandonándose en vapores, Laura recordando sus pezones erguidos por la mañana. Laura con la mente en blanco, Laura sacando la lengua, Laura a punto de llorar, Laura siendo embestida como cordera, Laura clavando las uñas en la espalda como puñaladas. Laura descansando y fumándose unos cuántos, Laura de rodillas haciendo una mamada, Laura cabalgada del pelo, Laura hundiendo la cabeza en la almohada, Laura gritando después de poner la boca en perfecta o, Laura mostrando los dientes y mirando al hombre a los ojos, Laura diciendo que por ahí le duele mucho. Un momento de calma y Laura que se vuelve a fumar otro para no sentir dolor o miedo, para no llorar, para no gritar, para no correr; Laura bebe un sorbo hondo de ron y piensa que pronto todo habrá terminado.
6:00 A.M. La última hora/ la hora del impacto en la mirada de la niña/ no queda sino recorrer una a una las calles que no conducirán a nada/ a nadie/ ella sigue adentrándose/ ella se extiende de los oscuro a lo oscuro/ ella no puede dejar de llorar/ esta angustia la está clavando al subsuelo/ justo encima de los cadáveres que tanto la atormentan/ la última hora/ el retroceso de su cuerpo/ el violento griterío de la sangre/ ella se sienta en la playa/ aún bebe de esa asquerosa botella de ron que le sirvió de pretexto/ está cansada de padecer/ sigue llorando/ se recuesta a mirar para ver si queda alguna de las estrellas que la protejen/ que ella cree que la protejen/ ya no queda ninguna/ cierra los ojos y se duerme en el momento justo en que ya comienza a amanecer.
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Ediciones Yerba Mala Cartonera Para no desesperar en las trancaderas, para dejar pasar las propagandas de la TV, para aguantar las marchas, para caminar subidas sin darse cuenta, para bailar al ritmo de la cumbia del minibús o para cuando tengas simplemente ganas de leer. Un libro cartonero, casero, tu mejor cómplice.
Otros títulos Crispín Portugal, Almha, la vengadora Gabriel Pantoja, Plenilunio Juan Pablo Piñeiro, El bolero triunfal de Sara Jessica Freudenthal, Poemas ocultos Beto Cáceres, Línea 257 Darío Manuel Luna, Khari-khari Gabriel Llanos, De muertos y muy vivos Santiago Roncagliolo, El arte nazi Vicky Aillón, Liberalia Adolfo Cárdenas, Sueño de Reyes Juan José Podestá, Novela Negra Saavedra, Lourdes: Memorias De Un Walkman Cuentos De Alasitas (Ganadores Concurso Cuento Breve Oscar Cerruto 38