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PERIFERIAS HUANCAÍNAS. Analizando el rol de las zonas de expansión
PERIFERIAS HUANCAÍNAS. Analizando el rol de las zonas de expansión urbana.
Arq. Carlos Andres Restrepo Plata
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En tiempos de pandemia, la ciudad de Huancayo ha venido desnudando o sincerando, si se quiere, una serie de problemáticas que, en conjunto, evidencian el gran trabajo de planificación que se debe desarrollar de cara al futuro, para permitirse devenir en una ciudad intermedia importante y desarrollada.
Y no es que de por sí no lo sea, quizás el comentario requiere de una serie de precisiones para evitar malos entendidos.
Pues bien, a nivel geográfico Huancayo se encuentran ubicada en medio de uno de los corredores comerciales más importantes del país, en el que se relaciona toda la sierra y selva centrales, con Lima y el callao, principales mercados y puertos de exportación de materias primas.
Del mismo modo, como ciudad principal del Valle del Mantaro, recibe gran parte de la producción agrícola que estas fértiles tierras generan, sumado esto a la recepción e intercambio de alimentos provenientes de la selva central, la cual ocupa gran parte del territorio de la región Junín. Así mismo y por consiguiente, Huancayo es entendida como un polo de oportunidades para los habitantes de regiones aledañas y no tanto… recibiendo grandes poblaciones migrantes, principalmente de la sierra y selva centrales. Es pues una ciudad intermedia que, mal contados, bordea ya el medio millón de habitantes.
Finalmente, esta condición migratoria hace a Huancayo acreedora de una riqueza multicultural incalculable, expresada en las pocas, pero dinámicas plazas urbanas que hasta altas horas de la noche y pese a las bajas temperaturas en ciertas épocas del año, reciben a decenas de jóvenes entusiastas que hacen del folklore andino, un gran pretexto de
Pobre, cuando hablamos del nivel de desdén de las autoridades y la población frente al cuidado de la infraestructura y equipamientos tanto públicos como privados, de sus calles, parques, plazas y en muchos casos inexistentes veredas peatonales.
Pobre, cuando analizamos el precario sistema de transporte público cuyo mayor representante, la combi, exalta casi con irreverente jactancia, el maltrato hacia el resignado ciudadano.
Pobre, cuando cuesta trabajo, pese a la cantidad de eventos culturales promovidos en la ciudad, encontrar un teatro (ni se diga centro cultural) de capacidades intermedias que garantice y promueva eventos de gran calidad artística o profesional.
Pobre, cuando la ciudad crece descontroladamente en detrimento de las áreas agrícolas y productivas, propiedad de pequeños campesinos que paradójicamente aparecen como el eslabón más débil en una economía tan dinamizada por los aportes del sector agropecuario.
En ese sentido, los retos en materia de arquitectura, urbanismo y planificación son enormes, sobre todo si entendemos que, dada la escala de la ciudad, hay todavía muchos argumentos para pensar que Huancayo, por lo menos en el aspecto técnico, tiene una enorme viabilidad de reorganización y crecimiento. Dado este contexto, las zonas periféricas de Huancayo se convierten en polos de análisis preponderantes en el ejercicio de la predicción del crecimiento urbano en las próximas décadas. Tanto aquellas que ya hacen parte de la zona urbana, como la zona de Chorrillos, al noreste de Huancayo, las cuales se encuentran en procesos de consolidación y que juegan un rol importantísimo en cuanto a la densidad urbana se refiere, como aquellas más alejadas, el caso de la zona este del distrito del tambo hacia el cerro Ashkamarca, que en un análisis más macro, serán en los próximos años el foco del sector inmobiliario, el cual, en definitiva, tiene ese importante rol de identificación y proposición tanto de las futuras zonas de expansión, como de los futuros esquemas de vida huancaínos. En el primer contexto, las problemáticas son más evidentes, más tangibles; pues el objeto de estudio, ya en proceso de consolidación, evidencia los errores y/u omisiones de la planificación urbana. Densidades mayores a las propuestas por las habilitaciones urbanas acarrean déficit de infraestructura vial, de espacio público, equipamientos urbanos, invasión de laderas, colapso de redes de servicio, etc… Sin embargo, al no estar del todo consolidadas, estas zonas son todavía susceptibles de una serie de adaptaciones que faciliten el reordenamiento de ciertos parámetros, en función de la mejor adaptación a los problemas presentes y futuros. Sistemas de movilidad local, redes de abastecimiento, inserción de equipamientos como bancos, mercados, infraestructura cultural, comercial, oficinas, equipamientos educativos, etc… pueden afianzar la creación de nuevas centralidades en dichas periferias, que alivianen el centro urbano y redistribuyan los servicios de una manera más razonable para, en definitiva, evitar el colapso de dichos centros y al mismo tiempo promover una ciudad mejor adaptada para los habitantes huancaínos. Por el otro lado, las extensiones rurales, tierras fértiles y productivas, conexas a las zonas periurbanas, esperan irremediablemente el turno de su desaparición. Allí, nuevas habilitaciones urbanas promovidas por poderosos grupos inmobiliarios, empiezan a redibujar las colchas de retazos agrícolas. ¿Cuál debe ser el destino de dichas tierras? ¿son la densificación, el déficit de viviendas y el crecimiento urbano los problemas más urgentes a resolver en el devenir huancaíno? ¿Pueden los campos agrícolas convivir con el crecimiento de la ciudad? ¿Qué pasará con los sistemas de producción agropecuaria, frente al crecimiento urbano? ¿Cómo podemos abastecer una ciudad que crece de manera inversamente proporcional a la conservación de sus áreas productivas? Bajo este contexto, la cátedra del Taller IX, 2020 II, plantea dos casos distintos relacionados a las periferias urbanas, para promover dos procesos pedagógicos de análisis, uno más concreto y el otro más especulativo, frente al problema de la vivienda, el rol del arquitecto huancaíno y los retos a resolver en esta materia en los próximos 30 años.