Esplendor y religiosidad

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RELIGIOSIDAD POPULAR EN EL CARIBE COLOMBIANO • Nº2

ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD,

FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO



ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD, FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO

MINISTERIO DE CULTURA DE COLOMBIA OBSERVATORIO DEL CARIBE COLOMBIANO 2014



Ministerio de Cultura República de Colombia Mariana Garcés Córdoba Ministra de Cultura María Claudia López Sorzano Viceministra de Cultura Enzo Rafael Ariza Ayala Secretario General Juan Luis Isaza Londoño Director de Patrimonio Eugenia Serpa Isaza Coordinadora Grupo de Bienes Culturales Muebles Adriana Molano Arenas Coordinadora Grupo de Patrimonio Cultural Inmaterial Adriana Vera Estrada Asesora Grupo de Bienes Culturales Muebles Luis Fernando Arenas Guerra Asesor Grupo de Patrimonio Cultural Inmaterial Equipo Técnico Responsable del Proyecto Bexielena Hernández Berena Vergara Serpa Carolina Leiva Fierro Luz Guillermina Sinning Silvio Bernardo Burgos Fotografía: Zoad Humar Diseño y diagramación www.zeta-zeta.com

Impresión: Cartagena de Indias, Diciembre de 2014. ISBN: 978-958-58950-1-0 Edición de Textos Emiro Santos Alexander Casalins Pérez Observatorio del Caribe colombiano Beatriz Bechara de Borge Directora Ejecutiva Phillip Wrigth Director Científico Berena Vergara Coordinadora Proyectos Esta pieza de divulgación es un ejercicio de salvaguardia de la manifestación “Celebración de la Semana Santa en Ciénaga de Oro, Córdoba”. Se permite divulgación parcial de esta obra citando la fuente y con previa autorización del Ministerio de Cultura – Observatorio del Caribe Colombiano. Ministerio de Cultura Carrera 8 Nº 8-09 Línea gratuita 01 8000 913079 (571) 3424100 Bogotá D.C., Colombia www.mincultura.gov.co Observatorio del Caribe Colombiano Getsemaní, Calle del Guerrero No. 29-02 Cartagena de Indias, Sur América www.ocaribe.org



Contenido

INTRODUCCIÓN

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SEMANA SANTA EN COLOMBIA Y CIÉNAGA DE ORO: PERSPECTIVA HISTÓRICA

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ETNOGRAFÍA DEL RITUAL: TRADICIÓN E IDENTIDAD

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DEL UNIVERSO LITÚRGICO AL UNIVERSO PROCESIONAL

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4. LA SEMANA SANTA ACTUAL 4.1. Crónica de los preparativos de la Semana Santa Mayor 4.1.1. Miércoles de ceniza y viernes de cuaresmas 4.1.2. Semana santica 4.1.3. Penúltimo viernes de cuaresma: el viacrucis de los jóvenes, el bazar de comida, y la misa y procesión de los siete dolores de la Virgen Dolorosa 4.2. Semana santa mayor 4.2.1. Domingo de Ramos 4.2.2. Jueves Santo: paso principal los judíos y el Nazareno 4.2.3. Viernes Santo: el viacrucis; el cuto, la música y el sonido y la procesión del santo sepulcro 4.2.4. Sábado Santo y domingo de Resurrección

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INTRODUCCIÓN

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a celebración de la Semana Santa en Ciénaga de Oro (Córdoba), por sus características, su historia y su amplio arraigo en la comunidad orenses y en el Caribe colombiano, ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la nación. Esta tradición religiosa es heredada de la época de la colonia e inicialmente liderada por las autoridades eclesiásticas del catolicismo, pero con el pasar del tiempo se ha evidenciado una apropiación por parte de la población civil del municipio: hoy en día organizaciones y grupos no eclesiásticos están agenciando medidas para la promoción y protección de esta práctica cultural. Como resultado de los mencionados esfuerzos, el Ministerio de Cultura y el Observatorio del Caribe Colombiano firmaron el convenio 588/14, cuyo objetivo fue propiciar espacios investigativos que permitieran determinar una lista preliminar de la colección de bienes culturales mueble asociados a esta manifestación. Además de esto, la investigación abrió la oportunidad para un acercamiento a la historia, al estado actual de la práctica y a la comparación del universo litúrgico con el procesional. Aquí también se registraron innovaciones tales como la participación activa de infancia en la Semana Santa, medida que contribuye a la salvaguarda del legado cultural en las nuevas generaciones. La investigación realizada tuvo tres etapas: en la primera, a principios de marzo de 2014, se procedió a contactar a la Junta Pro Semana Santa para dar inicio a las actividades técnicas del convenio. Con los miembros de esta junta se concretó una agenda de trabajo para los días del 5 al 9 de marzo y en esas fechas se realizó una primera salida de reconocimiento para identificar a los actores relevantes en el desarrollo de las actividades culturales y religiosas asociadas a la Semana Santa. La segunda etapa del trabajo se desarrolló durante tres semanas de campo y se centró en la elaboración de la Lista Preliminar, en la consulta documental, en un extenso proceso de entrevistas con personas involucradas directa o indirectamente a la celebración de la Semana Santa. Como tercer momento investigativo se desarrolló el taller de conservación preventiva con los voluntarios y el registro fotográfico de los bienes seleccionados y de las manifestaciones culturales asociadas a la celebración de la Semana Santa.

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l territorio que actualmente se conoce como Ciénaga de Oro fue fundado en 1746, pero su devenir histórico previo a ese momento está estrechamente vinculado a los procesos coloniales que se dieron en la antigua Provincia de Cartagena a la que pertenecía todo el Valle del Sinú. En este sentido, las referencias a esas etapas más tempranas tienen sus fuentes en dos hechos específicos: en la difusión del catolicismo y los rituales de Semana Santa desde las costas del Mar Caribe hacia el interior del país por parte de las incursiones españolas en el siglo XVII. Por su parte, las anotaciones más específicas a procesos religiosos de la época están vinculadas a la Semana Santa de Cartagena pues, en la medida en que Ciénaga de Oro fue parte de esta Provincia hasta mediados del siglo XIX, los procesos sociopolíticos tendían a replicarse en la “periferia” que hacia parte de su jurisprudencia. En su texto “El espíritu barroco en el arte colonial, la conquista del territorio, (Figuras de éxtasis: arte Barroco en Colombia), Marta Fajardo de Rueda (1997) expone la presencia de imágenes religiosas asociadas a la Semana Santa desde la fundación de ciudades como Santa Marta (1526), Cartagena (1532) y Santa Fe de Bogotá (1538), y, en la misma línea de la tesis que expone Langebaek en su libro Los Héroes del pasado (2009), la autora explica cómo la presencia de imágenes religiosas y las dramatizaciones teatrales contribuyeron a los procesos de evangelización: “las celebraciones de la semana santa así como las fiestas del corpus Christi, las de la virgen María y de los numerosos santos de devoción, que se hacía ya no solo en los atrios sino convirtiendo a la ciudad por completo en un escenario para la representación y las procesiones”. La diversidad de lenguas indígenas impedía la fácil traducción de los textos sagrados por lo que las representaciones a través de la pintura, escultura y el teatro fueron determinantes para el desarrollo de la empresa católica (Fajardo 1997). En el territorio de lo que hoy es Colombia, ya en 1539 Juan Freide (1736) hace referencia a la Semana Santa en Tópaga en los siguientes términos: Cuando el Padre Ellauri entró en el pueblo de Tópaga, halló una iglesia de paja, con poco o ningún aseo, y con su actividad y desvelo, que era grande, y con mucho trabajo, sacó desde sus cimientos, y perfeccionó una iglesia de calicanto, y la cubrió de teja; hizo en ella tres tabernáculos hermosamente dorados, adornola de ricos ornamentos, de imágenes preciosas de bulto que llevó desde Santa Fe; hermoseó la iglesia con colgaduras ricas, con ciriales é incensario de plata, lámparas y candeleros de lo mismo; y lo que admira más es que á costa de su estipendio y cuidados solícitos, llevó maestros de música que enseñasen a cantar, y habiendo comprado órgano y chirimías y otros muchos instrumentos músicos de todo género, parecía aquélla en sus 10

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SEMANA SANTA EN COLOMBIA Y CIÉNAGA DE ORO: PERSPECTIVA HISTÓRICA


festividades una catedral, y era nuestro gran Dios servido en aquellos montes con tanta reverencia y devoción, que los vecinos de aquel valle, para tener una buena semana santa, fiestas del Corpus Christi y de la Inmaculada Concepción y otros solemnidades, se recogían á nuestro pueblo de Tópaga, y las procesiones de semana santa se hacían con tanta grandeza, devoción, ternura y penitencia, que parecía el pueblo una ciudad populosa de españoles” (Freide, 1736).

El periodo que comprende los doscientos años desde esta descripción de Freide y el principio del siglo XVIII estuvo marcado por el ejercicio de la Corona que concentró buena parte de sus esfuerzos de dominio del territorio en la gestión evangelizadora de la población del Nuevo Reino y que se evidencia en tensiones como la que describe Julián B. Ruiz Rivera al señalar los hechos que dieron lugar en Cartagena en 1683: Viva la iglesia y el Rey y muera el mal gobierno, gritaba la multitud de clérigos, pardos, negros y muchachos manifestándose duramente la madrugada del jueves y viernes santo. El entreducho –cessatio a divinis– impuesto por el obispo Don Antonio Miguel Benavidez y Piedrola impidió la tradicional visita a los monumentos, […]. Se puede colegir que nunca la ciudad había vivido una situación parecida en que los oficios religiosos fueron sustituidos por manifestaciones callejeras y ejercicios militares […] (Ruiz Rivera, 2002: 219).

Más adelante, a principios del siglo XVIII aparecen las primeras referencias de lo que estaría pasando en el territorio que actualmente se conoce como Ciénaga de Oro, siendo especialmente relevante la adjudicación de grandes extensiones de tierra en la región que, en 1734, hace el Cabildo de Santiago de Tolú al ciudadano español Tomás Gómez Barragán, con el fin de volver más productiva la zona y fortalecer el comercio de la Provincia de Cartagena. Es especialmente interesante este hecho, no sólo porque esta geografía, incluyendo el corregimiento de Berasteguí, cobija entre otros territorios lo que se conoce hoy como Ciénaga de Oro, sino por la asociación de la familia de Tomás Gómez Barragán con la construcción de la ya desaparecida capilla la Ermita, pues, aun cuando no hay información explícita sobre qué oficios religiosos se impartían allí, sí hay evidencia para demostrar que Torres Gómez Barragán distribuía su tiempo entre el templo y la administración de la hacienda (Burgos Puche, 1965). En 1776 con la llegada de Antonio De la Torre y Miranda, se fortaleció el proyecto de reordenamiento territorial de la monarquía borbónica, que tenía como fin obtener mayor control social, jurídico y económico sobre las colonias. En dicho proceso se reorganizó a la población de la Gobernación de Cartagena y se fundaron y refundaron 43 pueblos, entre ellos Ciénaga de Oro. Esta empresa dirigida por De la Torre y Miranda reorganizó los ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD, FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO

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asentamientos en nuevas formas urbanas que centralizaron las poblaciones alrededor de la plaza y de la iglesia, con el fin de regularizar las relaciones de la población con la religión católica: Para el establecimiento de dichas poblaciones, saque la mayor parte, a costa de inmensos trabajos, de los habitadores de la misma provincia, descendientes de los desertores de tropa y marinería, de los muchos polizones, que sin licencia ni acomodo pasaron a aquellos dominios, de los negros esclavos y esclavas cimarrones o prófugos, de sus amos y otros que habiendo algunas muertes o cometidos delitos, buscaron el abrigo de sus excesos en las dispersiones para libertarse, unos del castigo y otros de la servidumbre, habiendo entre ellos muchos indios e indias que mezclados con mestizas, negras y mulatas, propagaron una infinidad de castas, difíciles de averiguar, las que habiendo esparcido en lo más fogoso y oculto de los montes y ciegas, en reducidas rancherías, no atendieron a cuidar de sus adelantamientos ni a cubrir los cuerpos contribuyendo a esto lo ardiente de aquel temperamento, y así vivían con el mayor abandono, desidia y poltronería, entregados a la embriaguez y otros vicios, propios de una vida libre, careciendo los más del Pasto Espiritual […]”(Sánchez Juliao: 81 – 82).

La función catequizadora que se retomó con gran fuerza en esta segunda mitad del siglo XVIII tenía como fin no sólo incluir a la población indígena que continuaba resistiéndose a la autoridad española, sino lograr el control sobre los negros libertos y palanqueros, sobre una población mestiza muy numerosa y heterogénea considerada sin dios ni ley e incluso a algunos españoles. Como lo evidencia Pilar Moreno de Ángel, hubo un malestar manifiesto en De la Torre y Miranda que desencadenó en una serie de desencuentros con grandes hacendados, entre ellos Tomás Gómez y Barragán, dado que sus modos de vida y trabajo no generaban mayores aportes a la corona (Moreno de Ángel, 1993). Este conflicto con los españoles que se radicaban en América marcó el tránsito de De la Torre y Miranda por la región de Sinú. Lo que pasó en los últimos decenios del siglo XVIII hasta los inicios de la primera república puede suponerse por lo que se conoce de ciudades y villas de la Provincia de Santa Marta y Cartagena, en lo que respecta a la importancia que se le otorga a la celebraciones de Semana Santa; ya que se hace muy difusa la información detallada sobre poblaciones fundadas y re-fundadas tan tardíamente como es el caso de Ciénaga de Oro. En el proceso de federación que se llevo a cabo en el periodo de la Confederación Granadina (1858-1863), Ciénaga de Oro fue cantón y cabecera entre 1851 y 1852; y distrito parroquial de la provincia de Lorica y de la nueva provincia de Nieto, en 1862. Esta última provincia, de muy corta duración, tuvo la intención de neutralizar “los intereses de los conservadores que tenían 12

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en Ciénaga de Oro un fortín gracias a familias como los Burgos” (Solano D., Sergio y Flórez B. Roicer, 2009: 15). Es por esta época, y son estas las condiciones en las que se hace muy visible el surgimiento de la procesión de Semana Santa, con la adquisición y elaboración de las esculturas religiosas que hacen parte de la procesión actual, como las imágenes del Señor Caído (1860) y El Señor de la Columna (de esta última no se ha establecido una fecha precisa de fabricación pero se sabe que corresponde a la segunda mitad del siglo XIX). Es de anotar, que además de las de la Semana Santa hay una amplia tradición de procesiones durante todo el año en Ciénaga de Oro, incluyendo la celebración de San Roque, que aún hoy están vigentes, y que, según la memoria oral del pueblo, datan también del siglo XIX. La primera referencia formal que se tiene de las procesiones de Semana Santa se da en 1907 cuando el señor Burgos Puche recuerda que: Cuando era niño, allá por el año 1907 y siendo sacerdote del Ciénaga de Oro el padre Justo Sierra (…) se festejaban con gran esplendor y muestras de religiosidad de la gente las festividades de Semana Santa. Los días jueves y viernes santo la iglesia se colmaba con personas que entraban para ver antes de la procesión los pasos de las imágenes que cargarían al hombro personas del pueblo para recorrer las calles, entre las filas de creyentes, cada uno con su vela encendidas en la mano. Cuando los pasos aprecian en el atrio de la iglesia ya las filas, muy ordenadas se encontraban como a 500 metros de distancia. Entre las filas iban los pasos de la Magdalena, de San Juan, de la Verónica, de Cristo azotado por los centuriones romanos y como cuatro más que no recuerdo: tras este último paso iban varias personas arrastrando cadenas en el suelo que se llamaban los penitentes. Hacían esto para pagar promesas que habían hecho para salvarse en caso de emergencia o para curarse de las enfermedades. Todo en su conjunto era maravilloso. No se oía ningún desorden, únicamente la marcha fúnebre de la música de viento del pueblo que contribuía al auge de la procesión (Burgos Puche, 2008: 25).

Muy posiblemente a las procesiones de Semana Santa les favoreció la época de la hegemonía conservadora (1898-1930), más no el período de la República Liberal (1930­1946), época que coincide con la suspensión de las procesiones por parte del padre Sanfeliu. De esta última situación hace mención la señora Lorenza Durango Argumendo (2014), quien hizo referencia al padre de origen español Sanfeliu, quien prohibió las procesiones a causa del consumo de licor y desorden de las mismas, desarrollándose sólo durante la Semana Santa las misas litúrgicas. Esta suspensión de las procesiones duró cerca de 20 años (durante los años de 1930 y 1940). ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD, FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO

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Pasada la República Liberal, después de muchas décadas de solicitud y gestión política de la región del sur del Sinú, fue constituido el departamento de Córdoba en 1952, y en esta época se reactiva también la Semana Santa a manos de la primera Junta Cívica Pro Semana Santa, que sin tener personería jurídica comienza a ejercer sus funciones alrededor del año 1954 o 1955. Es interesante apreciar que tanto la creación del departamento como las muy buenas condiciones para que se reactive la celebración de la Semana Santa con sus procesiones, están enmarcadas dentro de gobiernos conservadores, pues, en la medida en que familias locales, conservadoras por tradición en especial la familia Burgos gestionaron institucionalmente estos cambios, varios de sus integrantes ocuparían cargos en la administración pública del nuevo departamento y también lograrían, eventualmente, ser representantes políticos a nivel nacional. Con el regreso de los conservadores al poder (1946-1956), lo anterior cuenta entonces con un ambiente nacional muy propicio y se ve acompañado por la reactivación de un fuerte catolicismo y el énfasis en una educación nuevamente bajo la dirección de las comunidades religiosas. Durante las últimas cuatro décadas del siglo XX y lo transcurrido del siglo XXI, las procesiones han tenido algunos recesos e interrupciones, causadas por desavenencias internas de las instituciones involucradas, pero aun así en este último periodo se destaca más la continuidad de la tradición. Una continuidad que marca, sin lugar a dudas, interesantes procesos de transformación del ritual, que dan cuenta de los cambios de la relación de la iglesia con respecto a la Semana Santa y sobre todo de la fundamentación de la celebración en términos culturales en que se destaca una amplia participación social con sus diversos saberes tradicionales locales y no únicamente religiosos, aunque no puede ponerse en cuestión el componente de fe ni abstraerse en ningún momento del análisis sobre la Semana Santa.

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2.

ETNOGRAFÍA DEL RITUAL: TRADICIÓN E IDENTIDAD

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a Semana Santa de Ciénaga de Oro, con su ritual litúrgico y procesional, forma parte de una tradición que pueden describir y recordar hoy en día bisabuelos, abuelos, padres, hijos y nietos. Sin embargo es probable que algunas de las historias que rondan en la memoria de los habitantes del municipio tengan su origen en generaciones que ya han muerto. Si se juega un poco a las matemáticas, se encuentra que en Ciénaga de Oro hay una población de adultos mayores que tienen en promedio 80 años. Es decir que nacieron en los años 30 y sus padres y abuelos en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX. Estos cálculos, hechos después de escuchar las historias familiares y de los antepasados del municipio, llevan a pensar que la historia general y particular de la Semana Santa de Ciénaga de Oro está a la vuelta de la esquina, pero la única razón por la que ocurre esta percepción es porque el evento es aglutinante, tiene un fuerte referente histórico y contemporáneo y es fácil acceder a él a través de la memoria de las personas. Lo que realmente indica que es producto tanto de la transmisión oral del conocimiento como de la creación y recreación del acontecimiento como un suceso aglutinante a nivel del pueblo y vinculante a nivel familiar. Dicho razonamiento tuvo como origen en una serie de entrevistas que se hicieron para este trabajo1 y que permitieron comprobar que todas las personas de la cabecera municipal conocen de la existencia de la Semana Santa y de alguna forma son partícipes de la celebración. La festividad tiene una historia y es un referente que comparte la población. En otras palabras, alrededor de la Semana Santa de Ciénaga de Oro hay tradición e identidad. Esto último implica el reconocimiento de la existencia de la celebración como parte de las tradiciones particulares del municipio con las cuales se construye una heterogeneidad de puntos de vista y que es referente para la elaboración de distintos discursos relacionados con el acontecimiento. También es posible percibir la existencia de un fuerte componente emocional asociado a la celebración y que a pesar de sus continuas transformaciones sigue vigente. Esta tradición e identidad se convierte en un ritual cada año, aquí hay que decir que la ritualización anual y su organización es productos de dinámicas que posee su espacio en la cotidianidad del poblado. Detrás de 1 Las personas entrevistadas fueron escogidas con el apoyo del asistente de investigación en campo, Silvio Burgos, quien por su experiencia como miembro de la Junta Pro Semana Santa y como Director del Museo, entidad custodia de la mayoría de las imágenes, preparó un listado extenso de personas que participan directa e indirectamente en el desarrollo de las actividades asociadas a la Semana Santa. Además de dicho listado, se entrevistó también a las personas que habían sido identificadas en las reuniones preliminares durante la primera visita a Ciénaga de Oro. ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD, FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO

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cada celebración hay un arduo trabajo de meses en el que participan artesanos, creyentes, aristas, estudiantes y demás miembros de la comunidad y que corresponde a un proceso cultural más amplio que está representado en el hecho de expresar la religión a través de las procesiones.

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3.

DEL UNIVERSO LITÚRGICO AL UNIVERSO PROCESIONAL

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os textos de antropología que se citaron anteriormente analizan la Semana Santa como un ritual popular y en el caso de Ciénaga de Oro esto se devela de dos formas. La primera es la participación activa de la comunidad en la organización y el disfrute de la celebración; y la segunda es la marcada división entre las funciones de la Iglesia frente al ritual litúrgico y las acciones de la Junta de Acción Pro Semana Santa como organización encargada de llevar a cabo la procesión. Este proceso de “separación” entre la organización litúrgica y las procesiones comienza alrededor de la década de los 50, según testimonio de Orlando Pretelt y Silvio Burgos: Bertha Burgos, quien lideró la organización de la Semana Santa hasta los 80, viendo la procesión se dio cuenta que las imágenes estaban deterioradas. La curia no estaba tan interesada en la tradición entonces descuido el ritual. Ante esto Bertha comenzó a conformar una Junta Cívica en la que estaban Juan Usta, Jaime Arrollo, Diógenes Carlos Hermorsilla, Manuel “El Turco” González Sáenz, Pedro Soto Carballo, Luis Roberto Burgos, entre otros, y una serie de colaboradores como Leopoldo y Tomás Benavidez que eran carpinteros y a su vez realizaban la labor de incenciarieros; los hermanos Ubilio y Oberto Santana Vidal encargados de la hermandad de los Nazarenos; Domingo Padilla encargado de los Sayones y otros personajes que se habían dispersado hasta que la procesión se retomó con mayor fuerza cuando el sacerdote Arnulfo Padilla llegó a Ciénaga de Oro en la década del 50 y empezó a impulsar a la Junta. Inicialmente buscaban los recursos con las amistades para adquirir imágenes y decorarlas mejor (Pretelt y Burgos Durango, 2014).

Ante la suspensión de las procesiones por parte de la Iglesia, la población, que tradicionalmente la disfrutaba y tenía buenos recuerdos de infancia, retoma la práctica encargándose de su organización. Este fenómeno se repitió al menos en tres oportunidades durante el siglo XX (décadas de los 30, 70 y 80) cuando la Iglesia suspendía las procesiones por diversas razones como el desorden y el consumo de licor: A finales de los años 80 llegó un sacerdote a Ciénaga de Oro que tuvo divergencias con la Junta porque esta había conseguido auxilios económicos con la Asamblea de Córdoba y la Curia quería que el auxilio fuera para ellos y no para la procesión. Así que la Junta decidió dejar en manos de la curia la procesión. Algunas imágenes que custodiaban las familias pasaron a la Iglesia, la procesión la tomaron los grupos apostólicos y las imágenes se deterioraron completamente. La Junta en ese momento decidió retirarse así que tocó convencerlos de retomar el evento en los 90. Hubo un relevo de miembros, entramos Silvio Burgos ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD, FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO

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y yo y empezamos igual, le pedíamos recursos al municipio para la música y a los amigos para la procesión (Pretelt, 2014).

Desde otro punto de vista, el vendedor del mercado Fabio Durango recrea otra de las estrategias que uso la comunidad para retomar la procesión en uno de esos momentos donde la curia suspende el evento: “Cuando era joven cargaba en la carrera de San Juan y la Virgen. Hubo en una Semana Santa que no nos dejaron sacar al San Juan y yo subí a mí hijo encima de la mesa y salí a correr con él. Ese día salían miles de personas pero mi San Juan era mejor, eso fue más o menos en los 70”. Es común encontrar que la divergencia entre la celebración litúrgica de la Iglesia y la procesión se explique con las dicotomías de tradición fe y cultura-religión. Esto no deja de ser curioso en la medida en que estos cuatro conceptos son inseparables de un universo social y cultural. Por lo anterior, es interesante preguntarse ¿por qué, tanto los organizadores de la Semana Santa como la Curia, usan estos elementos conceptuales para separar el ámbito litúrgico del procesional? En Ciénaga de Oro habría que mirar la Semana Santa desde dos ópticas, la óptica litúrgica que es la que se celebra al interior del templo, con iniciativas muy solemnes. Y la otra, es la procesional, la que se realiza en las calles. Me parece que detrás de esa tradición procesional hay un gran valor, que es el sentido religioso de un pueblo que expresa con fervor su piedad, ya que todos estos pasos esta recordado lo esencial de la fe, los grandes misterios de la pasión muerte y resurrección. Sin embargo a la procesión le falta el carácter de interiorización o espiritualización, ya que se reduce a un espectáculo para ver y no comprometerse. Hay elementos que se necesitan purificar como la excesiva mezcla entre piedad y alcoholismo. Muchas de las personas que asisten y organizan la procesión no van a la iglesia durante todo el año. Los asistentes a la procesión están departiendo más en lo que yo llamo lo cultural, lo exterior, lo que se ve, que es un representación visible más no una vivencia interior (Párroco Pedro Orozco).

Una de las razones para esa separación, tiene que ver con la conformación de una institución diferente a la Curia para la organización de la procesión. Este hecho evidentemente transforma la relación que tanto la Iglesia como la Junta pro Semana Santa tienen a la hora de articular acciones conjuntas y negociar las condiciones de los eventos que realizan juntos. Otra, sin lugar a dudas, se debe a la forma en que las personas participan de los rituales de los dos estamentos. Aunque en la actualidad entran a la iglesia personas de diferentes credos, existen varios testimonios que hacen referencia a formas de exclusión religiosa, a lo largo del siglo XX y XXI, liderados por dicha institución. 20

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A diferencia de lo anterior, en el marco de la procesión no es relevante la afiliación religiosa de quienes participan en el ritual, ni como observadores ni como participantes activos. Lo anterior transforma la manera como se vive el catolicismo de la Iglesia y el catolicismo de “la calle”, pues en este último hay más religiones, participantes no religiosos y otras formas de practicar en el catolicismo. Es tan interesante este hecho, incluso entre los organizadores, que al asistir a una sesión de preparación Sayones y Romanos, fue sorpresivo encontrarse con que antes de empezar la marcha se estaban viendo películas católicas y dialogando sobre ellas, sin que esto esté mediado por la Iglesia y sin que los asistentes sean visitantes permanentes del templo. Con respecto a la separación entre cultura y religión, la procesión tiene componentes que se consideran diferentes a los de la fe, como el valor artístico de las imágenes. No obstante, es difícil entender este punto de vista porque los rituales de la Iglesia también son estéticos y no carecen de valores artísticos. La diferencia radicaría, entonces, en que hay un profundo interés por parte de quienes organizan la procesión de construir imágenes con un proyecto estético y artístico determinado que no necesariamente está mediado por la religión sino por conceptos del arte y otros derivados del intercambio con las personas que apropian de diferentes formas la religión católica: Las imágenes que hemos realizado en los últimos años nacen de la necesidad de incorporar mejoras a las escenas y suplir la ausencia de figuras faltantes que armonicen el conjunto artístico para que la teatralidad tenga impacto y reconocimiento por parte de los orenses y los visitantes. Las observaciones de ellos retroalimentan la ceremonia año tras año. La imaginería antigua y existente, antes de los cambios, tenía gran rigor y estatismo, eran imágenes planas y al compararlas con cuadros, estampas y bajos relieves quedaba faltando esa plasticidad. Lentamente, en un proceso detallado y de análisis, las figuras fueron dándoseles movimientos en sus dorsos, cinturas, piernas brazos y manos, incluidos cuellos y gestos. Línea y brazo fuertes, que se hacen en el taller y en donde muchos participan, para que cada figura armonice en el conjunto y guarde el equilibrio de la estética visual, correspondiendo a una realidad más cercana, siempre y cuando la perspectiva luzca como si fuere una postal (Burgos Durango, 2014).

Desde esta separación, la procesión también es cultural porque los protocolos son distintos a los religiosos, cierto es que no se reza sino que se muestra un espectáculo, y al estar en la calle, y no dentro del templo, la marcha debe convivir con otro contexto como el de los bares, las tiendas, y otros elementos del entorno. La ropa que se usa dentro de la Iglesia no es la misma que utilizan las personas que asisten a la procesión, el comportamiento es menos estandarizado y riguroso al que se debe asumir en el templo, la música es ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD, FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO

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una invención popular o de compositores que no necesariamente lo hacen dentro de los cánones católicos, etc. Pero además las imágenes están hoy en el Museo, donde la dinámica que las rige no está mediada por la religión católica, sino por la historia, el arte y la antropología. La tradición y la fe parecen diferenciarse en la medida que la fe reactiva constantemente su devoción a un dios y la tradición admira el pasado histórico de un evento construido por el hombre y transmitido de generación a generación. Para el párroco Pedro Ricardo Orozco y el párroco Nelson Efren Mendoza, la fe es un acto de interiorización que sucede con la ceremonia religiosa y no con la procesión. Sin embargo, esta afirmación es rebatible en la medida en que la procesión despierta mucha emoción y fervor en las personas. Es la infancia, el encuentro con la familia, el lugar de lo conocido, lo que revive la procesión, y por eso no es difícil ver las lágrimas o el exceso de alegría al recordar los momentos y la cotidianidad de la Semana Santa. Lo que cambia es aquello que se revive. En la interiorización propuesta por la iglesia lo que se pone a prueba es la fe en dios. La fe en dios es el acto que hace trascender a Cristo a un nivel simbólico. Para los creyentes, Jesús, pese al sufrimiento, pese a la aparente traición de dios que le hizo sufrir horrores a causa de la humanidad, nunca perdió la fe en su padre (Dios). Estas separaciones entre lo litúrgico y procesional, como ya se ha dicho, han tenido consecuencias concretas como la suspensión de la procesión en varias oportunidades y respuestas por parte de la población en busca de revivir y retomar el ritual. El fin último es conseguir fortalecer la idea de recogimiento que tiene en Ciénaga de Oro la Semana Santa, de no perder la tradición ni el vínculo generacional sólido, hacer más imponente la celebración con el fin de que sea un orgullo tanto para los loranos, como para el departamento de Córdoba y la Nación, y, en últimas, para que contribuya al mejoramiento económico en del municipio (Pretel y Burgos, 2014). Idea que además tenía Bertha Burgos desde los años 50, y que expresa en un video que le hicieron antes de morir, donde decía que ella había intervenido en la organización de la Procesión para que ésta no fuera la vergüenza de los otros pueblos de Córdoba. La procesión ha cambiado en sus formas de sostenimiento económico, en sus pasos, en sus arreglos y en sus objetivos. Lo que es absolutamente coherente hoy en día, donde la teoría no supone tradiciones estáticas sino procesos de transformación, que en nada afectan la necesidad de continuar con el ritual por el arraigo y valor sentimental que esta tiene en los sujetos.

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4.

LA SEMANA SANTA ACTUAL

4.1. Crónica de los preparativos de la Semana Santa Mayor 4.1.1. Miércoles de ceniza y viernes de cuaresmas Como ocurre cada año en distintas partes del mundo, el inicio de la Semana Santa está marcado por el miércoles de ceniza y las celebraciones del viernes de cuaresma. No obstante, a diferencia de otros lugares y desde hace aproximadamente 20 años, el viernes de cuaresma comienza en Ciénaga de Oro a las 5:00 a.m. cuando un humilde carpintero con el nombre de José María Fortunato y apodado El Cuto, vestido de soldado romano a caballo, y acompañador por Federmín Sotomayor, recorren las calles del pueblo tocando con la trompeta un sonido similar al que sonara el viernes santo para anunciar la muerte de Cristo y el redoblante –instrumento que acompaña las marchas y da el paso de las procesiones de la Semana Santa. De ese día en adelante, cada viernes la trompeta y el redoblante del Cuto y su acompañante son formas de anunciación del viacrucis, el cual se celebra en las horas de la tarde. Éste es guiado por el sacerdote del pueblo, quien acompañado por un número importante de personas realiza una procesión con estaciones en diferentes casas y edificaciones de Ciénaga de Oro, en las que lee la Biblia. El primer viacrucis de los viernes de cuaresma termina en el Museo, entidad custodia de la mayoría de imágenes de la procesión, donde se realiza una misa y se prepara un altar en el que se coloca al Cristo del Sepulcro. Todos los viacrucis de la Semana Santa van acompañados de un Cristo crucificado, que al igual que el Cristo del Sepulcro fue heredado al Museo por las familias que, anteriormente, custodiaban las imágenes. Los otros viacrucis de los viernes de cuaresma recorren distintos barrios con un ritual similar y en ocasiones lo que cambia es la imagen del Cristo crucificado por la imagen del Caído. 4.1.2. Semana santica Sin tener una fecha fija, cada año se lleva a cabo la semana santica, una 4 reproducción que hacen los niños de las procesiones que se realizan en la Semana Mayor. Aunque hace 4 años el evento lo realiza la Institución Educativa Madre Bernarda, hay historias fascinantes asociadas al impacto que las procesiones de Semana Santa de Ciénaga de Oro han tenido en la infancia de las personas que hoy ya son adultas. Dicho impacto tiene mucho que ver con la razón por la cual se inició la propuesta escolar: Cuando terminaba la Semana Santa, los niños en el colegio cogían en forma de juego los pupitres y las sillas para marchar algún paso como el de los Judíos o el Santo Sepulcro y cantar. Los docentes estábamos siempre peleando contra esto pues implicaba desorden. Así que un día

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dije “vamos a tomar este juego simbólico para hacer un proyecto que a la larga va a sembrar una semilla de identidad, tradición y cultura, porque ¿qué nos identifica a nosotros los orenses? la Semana Santa”. Con esta globalización los niños absorben tanto los procesos culturales de otros países que pueden desestimar los nuestros, si no se siembra esta semilla de identidad Ciénaga de Oro puede ser cualquier otro lugar (Lafont, 2014).

La descripción que realiza la docente Griselda Lafont de los niños es muy similar a la que cuentan varios adultos sobre su propia infancia. La Semana Santica comenzó como un juego de niños en la casa y en los barrios, por lo cual aunque la que realiza la entidad educativa tiene una corta vida se podría decir sin lugar a dudas que obedece a una historia menos joven, que da cuenta de la profundidad del sentimiento asociado a la celebración desde el siglo pasado y antepasado: Yo nací en 1951 y viví en Ciénaga de Oro hasta los 15 años. En esa época no había energía eléctrica. En un tiempo lo que hubo fue una planta en la alcaldía. Sin embargo estuvo allí por un año sin tocarse aunque el pueblo estaba sin luz. No sé cómo hacíamos con el calor pero te acostumbrabas porque para colmo había que poner toldillo en la cama. Los periódicos El Tiempo o El Espectador a veces no llegaban. Como no había energía eléctrica ni radio de pila no se oía la radio; por supuesto tampoco había ni televisión ni computadores. Entonces uno como niño estaba a la espera de capturar cualquier motivo para divertirse y lo más propicio era la Semana Santa. Esa ceremonia, sin exagerar, era como ir al polo norte a ver la aurora boreal. Uno esperaba la Semana Santa todo el año. Yo me acuerdo que con mi hermano reproducíamos las imágenes en barro. Las calles no estaban pavimentadas, hacíamos nuestras propias procesiones cuando se acababa la celebración. Para el domingo de resurrección ya estábamos desesperados porque tenías que esperar otro año. Era tan bonito ver el rimo acompasado, ver la marcha de dos pasos para adelante y dos pasos para atrás. De hecho uno no lo asociaba la procesión con el sentido religioso sino con el espectáculo de los nazarenos y los penitentes. Cuando uno veía a los penitentes duraba soñando 4 o 5 días con ellos. Yo fui marcado por la Semana Santa. Y demore muchos años en volver a Ciénaga de Oro. Añoraba volver a ver la procesión. Algunas veces sentían mucha nostalgia pensando que nunca más la volvería a ver” (Mendoza Diago, Jorge, 2014).

Según entrevista realizada a Silvio Burgos, director del Museo, la Semana Santica repite los pasos de la semana santa antigua e imita los vestidos y los pasos de las hermandades de actual Semana Santa Mayor. Así pues, los chicos son los que la reproducen los pasos de la Semana Santa antigua (aunque algunos aspectos de la marcha son los que se realizan hoy 26

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en día). Para esto los docentes de la institución buscan a las personas que hacen parte de la procesión de la Semana Santa Mayor para que instruyan a los niños sobre los pasos, la marcha, los gestos de afecto y las relaciones que se establecen durante el ritual. Al ver esta imitación, es lógico preguntarse si los nazarenos, cofrades y la legión romana se sienten orgullosos del legado que van dejando. Sin embargo, aunque muchos están felices hay otros que no entienden el por qué los niños juegan a imitarlos (Burgos Durango, 2014): A los niños les encanta la marcha sobre todos los tres pasos principales, el del sepulcro, el de los soldados romanos y los que cargan a la virgencita, por la marcha y el vestuario. Los niños no van a dejar morir esta tradición porque desde primero hasta quinto están cultivándose. Dentro de las familias de ellos hay personas que están en la semana santa mayor que no van a dejar morir la tradición y van a cederle como padres de familia sus pasos a los hijos, o le dan la apertura para que el continúe. El objetivo es unir diferentes generaciones, tender ese puente para que no se pierda el vínculo ni la historia. Los padres disfrutan la semana santa más que cualquiera, son cómplices y están felices de ver a sus hijos participar en la procesión (Lafont, 2014).

Este año la Semana Santica inició en el Museo a las 5:00 p.m. del jueves, el Museo preparó los pasos para que los niños comenzaran la procesión, y el recorrido por el pueblo fue más extenso que en años anteriores, logrando involucrar más personas en el recorrido. Fue posible ver personas en los balcones, en la calle, y en los andenes que son más altos que el nivel de la calle, por lo que da la impresión de ser una especie de mirador que congrega a los amigos de la casa. 4.1.3. Penúltimo viernes de cuaresma: el viacrucis de los jóvenes, el bazar de comida, y la misa y procesión de los siete dolores de la Virgen Dolorosa · Viacrucis La Semana Santa orense es un ritual significativo porque no se encuentra aislado de los procesos sociales del Municipio. Hace parte tanto de la política local, como de la educación formal y no formal. Por consiguiente, el viacrucis realizado por los jóvenes del colegio, es uno de los componentes que configuran el tejido simbólico que se construye alrededor de la Semana Santa Mayor. En la mañana del viernes, los jóvenes de bachillerato del Colegio Madre Bernarda salen para personificar el viacrucis de Cristo. Se dividen en diferentes cursos, tomando distintas rutas del pueblo donde se estacionan para hacer una representación de los pasos de Cristo. Al terminar todos los participantes se reúnen en el parque. · El Bazar de Comidas La preparación de platos especiales para la celebración de la Semana Santa ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD, FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO

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es tradicional en Ciénaga de Oro y se constituye como elemento aglutinador de las familias que vuelven a casa a compartir diferentes comidas típicas. Son platos que, aunque en algunas ocasiones se preparan durante el año, hacen parte especial de la dieta de la Semana Santa. Desde hace diez años, también el penúltimo viernes de cuaresma, la Institución Educativa Marco Fidel Suarez organiza en el parque una muestra gastronómica con los platos típicos de la Semana Santa. El colegio, según cuenta un docente, se involucra en la celebración ofreciendo este: [Bazar] de platos típicos como el Mote de Queso y de Palmito, que sólo se comen durante la Semana Santa. Otro Plato típico es la Hicotea y el dulce de Mongo Mongo, que se cocina durante una semana completa hasta que adquiere un color negro. Se hace con toda clase de frutas: mango, papaya, entre otras, y se condimenta con panela. También el bollo, la chica de maíz, el bagre, la ensalada de aguacate porque ésta es la época del aguacate. La Semana Santa de Ciénaga de Oro tiene un valor artístico y cultural. Nuestros padres y nuestros abuelos nos heredaron esta tradición. Yo realmente desde que nací he visto los pasos. Cuando era niño toda la familia venia a ver la semana santa. Antes no se escuchaba sino música sacra. Recuerdo que mi papá me traía a ver las procesiones y a los penitentes. Había uno que cargaba una escalera y él me decía – si te portas mal te voy a poner a cargar la escalera. A mí me daba miedo, pero es una forma de infundir valores. La Semana Santa genera valores. Este bazar es una forma de revivir los compromisos con la sociedad y con la familia, ya que es un momento de recogimiento familiar donde los que están fuera vienen a compartir con sus vínculos de sangre (Víctor Rivereno, 2014).

· La misa y la procesión de los Siete Dolores de la virgen: la “Dolorosa” Como los viernes de cuaresma las celebraciones de este día empiezan a las 5:00 de la mañana con el recorrido del Cuto por el pueblo. Después del viacrusis de los jóvenes y el bazar en apariencia hay una especie de cese de actividades, pero el Museo y la Iglesia están organizando la misa nómada y la procesión de los Siete Dolores de la Virgen, en la que salen imágenes de los siglos XVIII y XIX, el San Juan; La Dolorosa y del XX el paso de los Judíos con el Jesús de Nazareno; El Capitán Marcelo; el Judío de la escoba; y, el Judío de la Soga y la Cruz. La misa nómada es encabezada por el párroco y la comunidad de San José, que hace parte de la iglesia. El recorrido tiene 6 estaciones en diferentes casas, donde en cada una de ellas hay un altar con velas y cuadros de la virgen. Dependiendo del número de la estación que tenga el altar se revive el dolor que corresponde, empezando por el nacimiento, luego la vida en Egipto y después la Pérdida de Jesús, entre otros. El ritual comienza a las 30

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5:00 p.m. con las palabras del párroco. Cada casa con los miembros de la familia espera la llegada del párroco como una forma de bendecir el hogar. En el 2014 uno de los altares se hizo en la casa de la señora Hilda Arroyo, quien fue cargadora de la virgen por muchos años, y aunque hoy en día está bastante disminuida su memoria, sigue recordando con nostalgia su época de cargadora. Ella es realmente un icono dentro de la tradición de la Semana Santa de Ciénaga de Oro. Alrededor de cada casa hay varios feligreses que van aumentando en cantidad, en la medida que avanza el recorrido. Sin embargo el grueso de las personas está en otro lado. Cuando termina el sexto dolor de la Virgen, el párroco acompañado de varios feligreses va a la “Calle de la Amargura” donde están las imágenes de San Juan, La Dolorosa y el paso de los Judíos. En esa calle y en esa esquina hay una multitud de personas esperando a que suceda la representación, que inicia con las palabras del Párroco, y entre ellas, las canciones de la “Tijera que Canta”, apodo dado a la señora Nasly Franco, que además de cantante, es peluquera. Cuando termina el sermón y la última canción que dice: “Amó y no pregunto por qué, Sufrió y no pregunto por qué, ella era una gran mujer”. Cambia el tono del la misa, todo es más dramático y fuerte: Suena la trompeta del Cuto, se recita un último fragmento del dolor de la Virgen y comienzan a moverse las imágenes en medio de los aplausos de los espectadores, que sin lugar a dudas están esperando ese comienzo y el encuentro entre la Virgen y el Nazareno. Cuando la Virgen, el Cristo y el San Juan están de frente, en la esquina de la calle de la amargura, se saludan tres veces y el Nazareno, con los judíos, comienza a caminar adelante, mientras la Virgen y el San Juan le siguen. La procesión va acompañada de la marcha “Un Adiós” y de muchas personas, mientras otras tantas la están esperando en todo el recorrido que hacen los Nazarenos con el paso a cuesta de los judíos; los Cofrades con el paso acuesta del San Juan; y los cargueros y cargueras con la Dolorosa. Es impactante ver el ritual del encuentro, sumado a la emoción de las personas, avivada por la marcha de “Un adiós”. No es fácil describir el sonido de la marcha que, de alguna forma, está naturalizado el sufrimiento al escenificar la despedida que la Dolorosa le hace a su hijo. Esta celebración transmite un sentimiento de profundo dolor que se hace más impactante con la narración continua que hay de fondo sobre la tragedia cristiana de la Pasión y Muerte de Cristo.

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4.2. Semana santa mayor 4.2.1. Domingo de Ramos El paso del Domingo de Ramos, que recibe el nombre de Jesús el Buen Pastor o la Entrada de Jesús a Jerusalén o en el léxico de los loranos el Paso de la Burrita, y va cargado por hermandad de los Cofrades, quienes llevan unas horquillas para sostener la anda mientras el padre realiza la misa y bendice los ramos. Considerada como una ceremonia para los niños, el Domingo de Ramos comienza a las 7:00 de la mañana en la Plazoleta del Martillo cerca de la Cruz de San José. Anteriormente la procesión iniciaba en la Capilla de Fátima y el burro donde iba la imagen era de verdad. Actualmente el paso va cargado y la talla en madera fue hecha por Guillermo Vega y restaurada y modificada por Luis Ernesto Marzola, que es un tallador de la localidad. Paso I -Jesús el buen pastor. Está conformado por 2 imágenes: Jesús el buen pastor y el burrito. Las horquillas del este paso, al igual que las de la Cruz de Caravaca y San Juan, fueron elaboradas en los talleres locales por encargo de la Junta Cívica Pro Semana Santa. Otras horquillas como las del paso de Los Judíos son propiedad de la familia Santana que las ha heredados de sus ancestros, primero Pedro, luego Oberto y por último, Ubilio. Las de la Virgen de la Dolorosa fueron donación de la familia de orfebres Uran2. Desde el día anterior, el paso del Domingo de Ramos se viste y arregla con flores en el Museo y ese mismo día se entregan los vestidos a los Cofrades, que es una hermandad promovida por la Junta Pro Semana Santa y constituida por jóvenes con el objetivo de involucrarlos en la tradición, ya que la procesión se estaba convirtiendo en una celebración en la participaban solo personas adultas (Burgos Durango, Silvio, 2014): El grupo de los Cofrades se viene organizando aproximadamente desde el año 96 para portar el paso de Domingo de Ramos y los pasos que están antes de el paso de los judíos (Jueves Santo) y del Sepulcro (Viernes Santo) que cargan los Nazarenos. Son 74 jóvenes, de los cuales 14 son niños para que ellos sean los herederos. Los jóvenes son convocados por medio de las instituciones educativas, la Defensa Civil y la Cruz Roja. Muchos de ellos ya no tienen que ser convocados, vienen porque les gusta la Semana Santa, porque son muy religiosos o porque están 2 Este tipo de donaciones no son excepcionales ni extrañas pues es común que la Junta reciba donaciones económicas de la comunidad, que contribuyen a la celebración, e incluso otro tipo de regalos como la trompeta del Cuto que fue un regalo Soad Louis

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pagando una manda, como empecé yo, como una ofrenda o sacrificio para recibir un favor. Estos jóvenes comienzan a trabajar a mediados de enero (Aguas, 2014).

Los Cofrades recogen en el Museo, antes de las 7:00 a.m., al Cristo del domingo de Ramos y lo llevan a la Plazoleta del Martillo, “desde ahí sale la procesión por toda la calle 5ta para terminar en el Parque Principal en frente de la iglesia para hacer la misa” (Burgos, 2014), cantar el Alabaré y tocar las campanas. Posteriormente, la procesión entra al templo. 4.2.2. Jueves Santo: paso principal los judíos y el Nazareno El párroco Nestor, en una entrevista realizada los primeros días del trabajo de campo de esta investigación, había anunciado las innovaciones que iba a realizar a las 4:00 p.m en la misa de “La Eucaristía de la Cena del Señor” y el “Lavatorio de los Pies” del jueves santo. Lo primero que se transformó fue la disposición del templo; una mesa central grande, llena de panes, uvas y frutos estaba rodeada por devotos que llenaban completamente el espacio, acompañado la ceremonia. Al comienzo del ritual, arrodillado el padre renueva los compromisos sacerdotales de su equipo y de él frente a toda la comunidad, que escucha de pie. Posteriormente escogió al azar varias personas para lavarle los pies, lo que conmovió a los participantes ya que en años anteriores, se seleccionaba el grupo por su rango y estatus, mientras que en esta ocasión había niños, jóvenes, adultos y ancianos de distintos estratos socioeconómicos. Los seleccionados fueron pasando a la mesa después de que sus pies fueron limpiados. En medio del rezo, las campanas sonaron con potencia, porque no lo volverán hacer hasta el sábado en la noche cuando anuncian que Cristo ha resucitado. Dos días en que la ausencia de sonido de las campanas anuncia el duelo de los católicos. Al final se repartió la comida que había en abundancia, como un acto simbólico y participativo distinto al de los otros años que funcionaban más como un acto decorativo. Terminada la misa los creyentes se fueron a su casa a cambiarse de ropa para salir con la población creyente y no creyente a escuchar la marcha del jueves santo y ver los pasos de: La Cruz de Caravaca; La muerte y El ángel, La pasión Divina y la Misericordia, La Cena, El Paraíso, El Cautivo, La Columna, La Coronación, La Sentencia, El Caído y Santa Verónica, La Consolación, Los Judíos y Jesús Nazareno, El San Juan y la Dolorosa. Los pasos, que en ese orden salen al desfile, van acompañados de los Cofrades, después van los niños de pasión; los Nazarenos cargando el paso principal, el de Los Judíos y el Nazareno; luego los Sayones y finalmente la Virgen y San Juan, seguida por los penitentes y la banda tocando el tema “La Ceguedad”. En todo el recorrido los incenciarieros, el campanitero y el cuto ESPLENDOR Y RELIGIOSIDAD, FESTIVIDADES DE SEMANA SANTA EN CIÉNAGA DE ORO

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no tienen lugar fijo en la ceremonia. La Hermandad de los Nazarenos la dirige Ubilio Santana, que ha heredado el oficio de la familia, primero fue el abuelo, luego el padre Pedro Santana, luego el hermano Oberto Santana en el año 56 y después Ubilio. Esta hermandad la componen 80 hombres. Por su parte la Legión Romana, compuesta por 36 hombres, la dirige hace 36 años Gustavo Ramón Cobello. La Legión de los Sayones de 32 personas está conformada por un grupo que lidera Pedro Manuel Pinacho. Por otra parte están los Incensarieros Gustavo Merlano y Orlando Santanam, el Campanitero Osama Ramos y los Penitentes que pagan mandas y que son personajes que no están organizados previamente ya que obedece a otra forma de vivir en la procesión. Las mandas son diferentes y tienen un tiempo de duración que varía dependiendo de la decisión del penitente (Mariano, 2014). Las tres hermandades empiezan el proceso de preparación a principios de año, y a medida que se acerca la Semana Santa, apenas entra la cuaresma, comienzan a organizarse por distintos tamaños para la marcha y para cargar los pasos. Cada hermandad tiene una forma de establecer sus normatividad que determina como se entra a las mismas, aunque se suele respetarse la herencia familiar, que es transversal a las distintas prácticas y sujetos asociados a la Semana Santa. La salida de la procesión se da en la noche, y es evidente la participación de un número importante de la población, en la cual hay personas de todas las edades, esperando en distintos puntos del pueblo a que pasen las andas. Los padres narran a los hijos las historias de la procesión y se toman fotos al lado de los pasos. La procesión va por las distintas calles del pueblo, se estaciona cada cierto tiempo lo que genera la impresión de estar frente a cuadros, de tres dimensiones que cuentan una historia de la humanidad y otra de Ciénega de Oro. Paso I -Cruz de Caravaca Este paso recuerda la tradición española del rey Moro convertido a la religión católica. Está conformado por 3 imágenes: la Cruz de Caravaca y dos ángeles. Paso II -La muerte y el ángel Es un paso alegórico que simboliza el triunfo de la vida sobre la muerte. Está conformado por 3 imágenes, La muerte, San Miguel y los siete dragones. La muerte sujeta con cadenas la imagen de los siete dragones que, a su vez, representan los siete pecados capitales. Paso III -Jesús de la Misericordia Este paso está conformado únicamente por la imagen de El Jesús de la Misericordia.

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Paso IV -La Cena El paso describe a Jesús ofreciendo su última cena a los discípulos en señal de despedida. Está conformado por 12 imágenes: La de Jesús y la de los apóstoles Mateo, Juan, Andrés, Santiago Mayor, Santiago Menor, Judas Tadeo, Pedro, Bartolomé, Tomás, Felipe y Simón y Jesús (once de los doce apóstoles pues de esta imagen se excluye Judas Iscariote). Paso V -El paraíso Evoca la oración de Cristo: “Padre si quieres aparta de mí este cáliz, pero que se haga tu voluntad”. Se le denomina Jesús en el Paraíso porque el paso tuvo como elemento escenográfico no un olivo sino un arbusto denominado “El paraíso” planta regional. Salen 5 imágenes: Jesús del Huerto, Juan, Pedro, Santiago y Ángel del Suplicio. Está Un Jesús orante aparece consolado por el ángel del suplicio, que le da de beber el cáliz del sufrimiento en el puerto de los olivos. Paso VI -El Cautivo Momento que refleja la aprensión de un soldado, acompañado por Judas, quien lo entrega. Tradicionalmente del paso se le denomina “El beso de Judas”. Está conformado por 5 imágenes: Jesús Cautivo, Judas, Pedro, Juan y un soldado. Paso VII -La columna Representa a Cristo azotado que poza sus manos sobre una columna delgada, la talla data del siglo XIX y el autor es Manuel Rozo Germán. Está conformado por 4 imágenes: El Señor de la Columna y tres soldados. Paso VIII -La coronación Este paso muestra la imagen de Jesús vestido a manera de rey con una corona de espinas. Está conformado por 4 imágenes: Jesús, dos soldados y un hebreo. Paso IX -La sentencia En este paso Jesús es condenado a muerte por el procurador Poncio Pilatos. Está conformado por 6 imágenes: Cristo de la Sentencia, Claudia Prócula, Pilatos, Sirviente o Eunuco, Soldado y Barrabas. Paso X -El caído y Santa Verónica. Expresa el desfallecimiento de Cristo después de cargar la cruz. Está conformado por 6 imágenes: El Caído, el caballo, el soldado de caballo, otros dos soldados y la Verónica. Paso XIII -Paso de San Juan Esta es una de las imágenes más antiguas. Está conformado por la imagen de El San Juan. Paso XIV -La Dolorosa Recuerda la amargura de la virgen por la muerte de su hijo y cierra el cortejo acompañada de los penitentes encadenados. Está conformado únicamente por la imagen de La Dolorosa.

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4.2.3. Viernes Santo: el viacrucis; el cuto, la música y el sonido y la procesión del santo sepulcro · El Viacrucis El Viernes Santo muere Cristo en la Cruz y en Ciénaga de Oro cambian durante el día el ritmo y los sentimientos. El Cuto no ha salido en las primeras horas de la mañana porque está esperando su intervención al medio día. Así que empieza la jornada con el viacrucis organizado entre la iglesia y las familias, que se reúnen por cuadras para armar unos pequeños altares con comida, que se repartirá a las personas con menos recursos. El recorrido es una misa, liderada por la iglesia, con estaciones que recuerdan el camino de Cristo hacia el monte Calvario. Son las primeras horas de un largo día, que empieza con una preparación espiritual para recordar la muerte que antecede el milagro y que tendrá lugar en la noche. · El Cuto, la música y el sonido en Ciénaga de Oro El Jueves Santo sonaron las campanas con fuerza porque anunciaban que Cristo iba a morir y que sólo volverían a sonar en símbolo de alegría el día de la resurrección. Así que mientras la iglesia mantiene su silencio, el Jueves Santo en la procesión se tocaba el tema La Ceguedad para invocar el recuerdo. El viernes, sin embargo, ad portas de la muerte de Cristo, ocurre uno de los eventos más interesantes de la Semana Santa, la salida al medio día del Cuto a caballo, un personaje vestido de soldado romano, acompañado de la muerte y otros soldados, tocando su trompeta. La manifestación comenzó hace aproximadamente 50 años con el señor Libardo Franco y 36 años atrás con el Cuto. Inicialmente ocurría el toque de la trompeta en el parque, pero con el tiempo empezó a hacerse un recorrido por todas las calles del pueblo y se extendió posteriormente a la madrugada de los viernes de cuaresma. Hoy en día el Cuto es acompañado por una caravana de motos sin silenciador que emanan un fuerte sonido para imitar la trompeta. El recorrido parece un festejo, lo que afecta las preparaciones de la Iglesia en un momento de recogimiento por el recuerdo de la muerte de Cristo. Es un evento que asombra por la cantidad de personas que esperan al Cuto para saludarlo y tomarse fotos con él. Es un momento como toda la parte procesional que se espera anualmente. La caravana de motos que rodean al Cuto recorre todo el pueblo, que lo ha posicionado como una gran celebridad en Ciénaga de Oro durante la Semana Santa, por encima de las demás personas que participan en la procesión. La caravana refuerza con el Cuto el anuncio de la muerte del nazareno de una forma festiva pero contundente. Este personaje, aunque se toma muy en serio su papel, permite la chanza 38

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y la broma alrededor de él lo que ha generado cierta familiaridad y confianza, y hace que las personas transgredan el acto formal de su recorrido para apropiárselo completamente. En general la caravana del Cuto es una forma de transgresión del recogimiento del ritual y del duelo; más nunca se pierde el significado de la trompeta como anuncio de la muerte, por eso el sonido es estruendoso. Detrás de esto queda la idea y la sensación que la Semana Santa de Ciénaga de Oro realmente tiene un sonido particular con distintos protagonistas: las campanas son muestras de alegría, la matraca de dolor (Louis, 2014); la trompeta del Cuto es un anuncio y las motos comparten ese significado; la música de la iglesia da cuenta que la ceremonia es universal y la banda muestra, a través de las piezas, que la semana Santa de Ciénaga de Oro es también un proyecto local. · La procesión del Santo Sepulcro, el paso principal Al menos dos adultos mayores mostraron sus ojos aguados cuando recordaron el tema de la banda “El Santo Sepulcro”. Si la tarde fue un carnaval la noche cambia su ritmo y se transforman las sensaciones. Frente a la iglesia el Cristo en la Cruz está listo para ser bajado por Carmelo Miranda, un hombre mayor, que lleva años tocando la matraca y haciendo este oficio. Hay cientos de personas rodeando la ceremonia. El paso del Santo Sepulcro ha salido del Museo y está frente a la iglesia en la calle, esperando el cuerpo del Dios de los Judíos. Arriba, en las escaleras de la iglesia, afuera de la puerta, como despidiendo a Cristo se representa como en un escenario al Monte Calvario. Las personas que rodean la escena están completamente arregladas para la representación. Es un momento muy formal y conmovedor que empieza con el Sermón de las Siete Palabras y después de un tiempo nuevamente, casi que de sorpresa, suena la trompeta del Cuto y un tiro, que transforma todo la calma en escenario trágico, donde inicia el movimiento del descenso de Cristo para ser llevado a su sepultura. Una vez está allí, comienza la procesión con los pasos: El Calvario, Los Ladrones, el Descendimiento, La Piedad, Las Insignias, El Traslado, El San Juan y La Dolorosa. A diferencia de la procesión del Jueves Santo, no salen los romanos sino son los Sayones. Paso I -El Calvario Este paso está representando a Jesús en el monte Calvario donde se crucifico. Está conformado por 6 imágenes: Cristo, la dolorosa, San Juan, mujer de rodillas y mujer de pie.

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Paso II -Los Ladrones En este paso Cristo está rodeado de los ladrones Dimas y Gestas, que fueron crucificados con él, en el monte del Calvario. Está conformado por 6 imágenes: Jesús, el ángel, los dos ladrones, paloma negra, soldado. Paso III -El descendimiento Representa el momento en que Cristo es bajado de la cruz por santos varones. Está conformado por 6 imágenes: Cristo, José de Arimatea, Nicodemo, San Juan, Virgen Dolorosa y María Magdalena. Paso IV -La Piedad En este paso la virgen sostiene a Cristo sin vida. Está conformado por 4 imágenes: Jesús, La Piedad, y dos ángeles. Paso V -Las insignias Representa los elementos de la pasión de Cristo. Está conformado por 4 imágenes: La muerte, la Cruz del Sudario y los elementos de la pasión. Paso VI -El Traslado Está conformado por 5 imágenes: Jesús, Santa Marta, María Cleofas, Nicodemo y José de Arimatéa. Paso VII -El Santo Sepulcro El viernes santo lleva dentro al Cristo Yacente, el cual va hacia el cementerio Está conformado por 2 imágenes. El santo sepulcro y el Cristo Yacente. Paso VIII -San Juan Es la misma imagen que sale el Jueves Santo. Está conformado por 1 imagen: El San Juan. Paso IX -La Dolororsa. Es la misma imagen que sale el Jueves Santo. Está conformado por 1 imagen: La Dolorosa. 4.2.4. Sábado Santo y domingo de Resurrección Está cerrando la Semana Santa, las familias comienzan a despedirse, se preparan las últimas ceremonias: la del Fuego, el Sábado Santo celebrando la resurrección, y la procesión del domingo con el paso de la Resurrección. En está ocasión el Padre Nestor quiso hacer de la Resurrección un acto simbólico más importante porque generalmente, según sus propias palabras, la resurrección se celebra con menor bombo y emotividad que el viacrucis hacia la muerte (Mendoza, 2014). La procesión confirma la sospecha del Padre Nestor, pues sólo sale el paso del Resucitado el Domingo Santo, como si semejante Viacrucis no fuera lo suficientemente importante para celebrar una vez ha terminado el Calvario. Pareciera que la resurrección no pudiera curar el dolor sino más bien lo deja guardado durante un año para volverlo a reavivar.

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“Entonces uno como niño estaba a la espera de capturar cualquier motivo para divertirse y lo más propicio era la Semana Santa. Esa ceremonia, sin exagerar, era como ir al polo norte a ver la aurora boreal. Uno esperaba la Semana Santa todo el año. Yo me acuerdo que con mi hermano reproducíamos las imágenes en barro. Las calles no estaban pavimentadas, hacíamos nuestras propias procesiones cuando se acababa la celebración. Para el domingo de resurrección ya estábamos desesperados porque tenías que esperar otro año. Era tan bonito ver el ritmo acompasado, ver la marcha de dos pasos para adelante y dos pasos para atrás. De hecho uno no lo asociaba la procesión con el sentido religioso sino con el espectáculo de los nazarenos y los penitentes. Cuando uno veía a los penitentes duraba soñando 4 o 5 días con ellos” Jorge Mendoza Diago


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