Raúl Trejo Delarbre
Foto: Cuartoscuro
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Déficit de hechos La develación de abusos cometidos por sacerdotes pederastas, los excesos atribuidos al impresentable personaje que dirigía al PRI en la Ciudad de México, las trampas denunciadas para influir en las elecciones
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a notoriedad de Carmen Aristegui se debe al periodismo incómodo que practica, a que se ocupa de temas y con enfoques embarazosos para otros informadores, a que ha consolidado una voz peculiar. Se debe también a la tenacidad que despliega de un medio a otro (radio, prensa, televisión, internet) todo el día, todos los días. Además esa visibilidad se la dan sus audiencias. Las que esa periodista ha obtenido y ha sabido mantener son audiencias que se identifican con lo que expresa. Se trata de mujeres y hombres para quienes el periodismo de Aristegui es indispensable porque les dice lo que no encuentran en otros medios pero, además, porque por lo general les dice lo que quieren que les digan. De allí la fortaleza, pero también la fragilidad que experimenta como figura pública. Quizá Carmen Aristegui no ha querido encasillarse como una periodista contestataria. Posiblemente las circunstancias la han conducido a ese emplazamiento. Pero sin lugar a dudas se le identifica con temas a los que suele referirse con tanto interés que llega a adoptarlos como causas.
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presidenciales de 2012, los negocios y la avidez de Televisa... Esos y otros temas constituyen un amplio catálogo de obsesiones y develaciones de Aristegui y del equipo de periodistas que ha trabajado con ella. De la cobertura de temas como esos han resultado notas memorables, que a los radioescuchas del noticiero matutino les permitieron conocer atropellos y fraudes que quizá de otra manera no hubieran sabido. Pero en algunas ocasiones en las notas que difunde Carmen Aristegui hay un déficit de hechos que se pretende reemplazar con suposiciones. No es infrecuente que, en las informaciones de esa periodista, se antepongan las especulaciones a los acontecimientos verificables. “Se dice que...”, “como todos sabemos...”, “es claro que...”, son muletillas de un periodismo de opinión poco riguroso que se utili-
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Periodismo de contraluces, audiencias críticas