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Alejandro Navarrete

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La primera salida de Multivisión, Imagen y la alternancia Meses después, López-Dóriga regresaría a Televisa por la puerta grande, mientras que Aristegui, Ferriz y Javier Solórzano, saldrían de Multivisión para formar la estación radiofónica Imagen y emprender el sueño de ser accionistas del propio medio en aras de una mayor libertad y control editorial. El proyecto se había formado gracias a una asociación entre los comunicadores -quienes tendrían una tercera parte de las acciones-, el empresario regiomontano, Alfonso Romo y la familia Fernández Prieto; esta

última, dueña de la concesión, accionista mayoritaria y quien acabó una alianza comercial con los mismos Vargas de MVS, para cambiar esa y otra estación. Aristegui dejaba así Multivisión, a donde había llegado en los 90 junto con Solórzano, tras haber sido despedidos de la recién privatizada Tv Azteca debido a que -según supieron por los Vargas, propietarios de MVS- no eran deseables en televisión para la presidencia de Carlos Salinas de Gortari. “La familia Vargas nos propuso que era mejor mantenernos en la radio y después hacer televisión. Me gustaría conocer el punto de vista de Alejandro Montaño, José Carreño Carlón y Ulises Beltrán; nos han contado que en ese círculo se tomó la decisión de sacarnos de la televisión. (…) Un año después, ya que se había ido el sexenio salinista, entramos de nueva cuenta a la televisión con el programa En Blanco y Negro, en Multivisión”, relató la propia Aristegui a José Antonio Fernández, de la revista Telemundo. En la misma entrevista, efectuada en abril de 2000, Aristegui explicó su primera salida de MVS y la razón por la cual intentaron ser copropietarios de su propio medio de comunicación: “En Multivisión nos iba bien, en el programa En Blanco y Negro logramos un espacio con un buen poder de convocatoria. Es un programa que quisiéramos volver a hacer en algún otro lugar. Pero vino un momento de revisión de nosotros mismos, y el tipo de relación que habíamos establecido con MVS se había convertido en una especie de techo de cristal para nuestro crecimiento. (…) “Planteamos resolver algunos asuntos, como el invertir para comprar fierros (equipo) y desarrollar la redacción. La pregunta era a quién le toca poner ese dinero, al proveedor o al dueño de la estación (…) Lue-

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regunté a Carmen Aristegui acerca de su postura por la salida de Lorenzo Meyer como comentarista de MVS. Sin rehuir, aseguró que era un tema preocupante y que merecía la pena darle seguimiento. La entrevista fue en las propias instalaciones de Multivisión, empresa en la que Aristegui conducía un noticiario y donde Meyer colaborada, hasta días antes, en el espacio del conductor estelar de la estación, Pedro Ferriz de Con. Era el sexenio de Ernesto Zedillo. Aristegui hablaba de la importancia de no retroceder en los espacios de libertad de expresión que se iban abriendo en México, cuando Ferriz irrumpió en la sala de juntas, riéndose, junto con Joaquín López-Dóriga, su compadre, y a quien Multivisión había dado la oportunidad de regresar a la televisión con el programa Entrevistas. Me preguntaron algo así como que si no prefería mejor entrevistar a la cantante Thalía. Aristegui fue cortés y paciente con sus colegas, pero en cuanto salieron volvió a hablar con mucho énfasis de la libertad en los medios.

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Las otras salidas de medios de Carmen Aristegui


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go de dos años hubo una decisión unilateral por parte de los Vargas de no seguir con la negociación y nosotros entonces buscamos por otro lado. (…) Teníamos que reconocer que habíamos llegado al máximo de nuestro desarrollo dentro de MVS”. “¿Por qué querer ser conductores y dueños o copropietarios de la empresa de comunicación y de la concesión de la estación?” le preguntó el periodista a Aristegui. “Julio Scherer es Presidente del Consejo de Administración de la revista Proceso, ¿alguien lo cuestiona hoy?” contestó. En los anuncios de la nueva estación, Imagen, publicados en revistas y panorámicos, la palabra “libertad” se repetía una y otra vez. Sin embargo, el despido de un productor cercano a Aristegui y Solórzano mostró que, aunque en teoría los tres periodistas tenían las mismas facultades, en la práctica, Ferriz, quien había sido el enlace inicial por su amistad con Alfonso Romo, tenía más poder. La relación se fracturó y los rumores de una salida de ambos periodistas comenzaron. Tv Azteca, con José Ramón Fernández como jefe de noticias, los peleó, pero fue Televisa, a través de una figura de asociación y coproducción con Imagen, quien los convenció de regresar a la televisión. Círculo Rojo fue el título del programa que Aristegui y Solórzano estrenaron en la televisora de Emilio Azcárraga Jean, donde pudieron transmitir reportajes como la historia ampliada de la pederastia del padre Marcial Maciel, fundador y patriarca de Los legionarios de Cristo, tema que no había sido tocado en la televisión nacional.

Aristegui dejaba así Multivisión, a donde había llegado en los 90 junto con Solórzano, tras haber sido despedidos de la recién privatizada Tv Azteca. Después vino la ruptura definitiva. Los accionistas de Imagen decidieron poner a Ferriz como vicepresidente de noticias por encima de Aristegui y Solórzano, rompiendo los pactos iniciales de independencia editorial en cada espacio.

El 30 de octubre de 2002, Aristegui y Ferriz se hicieron de palabras en los pasillos de Imagen, cuando él le impidió entrar a la cabina para realizar su noticiario de mediodía: “Tú ya no vas a conducir el noticiario (…) Usaste los micrófonos de Imagen para denostar a la empresa”. Un día antes, Aristegui había dicho: "Hace algunas semanas, por razones que desconozco y que me resultan inexplicables, se tomaron una serie de determinaciones que chocan con el proyecto original, con nuestro código de ética (…) La situación interna que vivimos es distinta a la que teníamos cuando participamos en un proyecto editorial que se caracterizó por la pluralidad (…) Creemos que la libertad de expresión existe, que es mucho más que un eslogan”. Horas después, ella y Solórzano firmarían su salida, y con tal de no comprometer su libertad -según dijeron- cederían gratuitamente su parte accionaria en la empresa. “Durante varios meses sostuvimos juntas con la familia Fernández Prieto para buscar una nueva estructura de Grupo Imagen. (…) Algo pasó ahí, extraordinario, porque cerca de dictarse la sentencia del juicio entre los Fernández y los Vargas, se cambió el juicio por un arbitraje. Coincide todo esto con la junta en la que se nos informó que de manera unilateral cambiaban el criterio editorial”, dijo Aristegui en otra entrevista con la revista Telemundo, realizada en esas fechas. A su vez, en el número más reciente de la revista Gatopardo, que le dedicó su portada de marzo, en entrevista con Wilbert Torre, Aristegui aseveró: “El socio capitalista, Alfonso Romo, se volvió loco, enardeció y maquinó las cosas para echarnos de Imagen. Terminó en ruptura porque no estábamos dispuestos a aceptar que Romo impusiera una línea editorial dirigida por Pedro Ferriz”. La elección de 2006 y el divorcio de Televisa Rápidamente, no obstante, en enero de 2003, Aristegui y Solórzano estaban ya al aire en W Radio, uniéndose a Carlos Loret de Mola, quien en las mañanas comenzaba a llamar la atención con secciones irreverentes y críticas como la de Brozo y el Palomazo Informativo,


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MVS de nuevo, Calderón, Slim y Peña Nieto Aristegui estuvo un año fuera del aire tras su salida de Televisa Radio, mas en enero de 2009 regresó contrata-

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donde no se rehuía, por ejemplo, cuestionar duramente a la primera dama, Marta Sahagún. La tripleta Aristegui-Solórzano-Loret de Mola comenzó a destacar y a posicionar en el rating a la estación de noticias de Televisa Radio, operada por una alianza comercial de la televisora con el grupo español Prisa, dueño del periódico El País. Aunque aquí Aristegui, Solórzano y Loret de Mola no eran socios, la apuesta editorial era parecida a la de Imagen. Por contrato, cada periodista era libre para las decisiones editoriales de sus espacios y las decisiones comunes eran colegiadas. En la histórica W, Carmen difundió casos relevantes como los audios de Kamel Nacif y Mario Marín, el Góber precioso de Puebla, hablando de darle un escarmiento a la periodista Lydia Cacho; los videos de Jorge González Torres, el Niño verde pidiendo dinero, o la información de la presunta protección del cardenal Norberto Rivera al sacerdote pederasta Nicolás Aguilar. Aristegui, sin embargo, comenzó a ser incómoda para la propia Televisa, ya que el suyo era de los pocos noticiarios, no sólo en la estación, sino en la radio, que daba espacio a voces a favor, pero también en contra de la llamada Ley Televisa, que la empresa impulsó previo a las elecciones. Grabaciones de conversaciones privadas de Javier Tejado Dondé, ejecutivo de Televisa, publicadas en marzo de 2006 por El Universal, mostraban cómo se operaba para cabildear la legislación con personeros, mientras que otras de esas pláticas publicadas en Proceso, en 2008, dieron cuenta de la gran molestia que provocaba Aristegui: “Ya lleva un mes de incendiaria; desde hace un mes va a todos los foros; nos mienta madres, pide que nos quiten canales. Ella es la vocera de todos estos grupos que han vivido durante 10 años de golpear a los medios electrónicos”. Durante el proceso electoral, Aristegui difundió que una página web con una IP registrada por Redes por México, la base de simpatizantes del candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, tenía ilegalmente todo el padrón electoral y, después, en el polarizante proceso postelectoral, donde el candidato de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, denunció fraude, la línea editorial de Aristegui contrastó con la

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El pasado 9 de noviembre, Aristegui difundió en su propio portal la investigación de la llamada “Casa Blanca” en Las Lomas, del presidente Peña Nieto y de su esposa, inmueble a nombre de la empresa Higa.

de Televisa, que con spots y hasta en sus programas de comedia presionaba para que se aceptara anticipadamente la victoria del panista. Tras la ratificación y llegada de Calderón al poder hubo cambios en Prisa y Televisa Radio. A inicios de 2007, Juan Ignacio Zavala, cuñado del presidente, se incorporó en un puesto directivo en la representación del consorcio español en México, en tanto que a W Radio llegó un nuevo director, Daniel Moreno, subdirector de Excélsior y quien por varios años cubrió la fuente del PAN. Tras los primeros cambios, que incluyeron la selección por parte de Moreno de un jefe de información en la estación, y ya no los conductores de los noticiarios de manera colegiada, Carlos Loret renunció. Aristegui se mantuvo unos meses más, hasta enero de 2008, cuando su contrato debía ser renovado. Llegado el momento se le dijo que el contrato no se le renovaría automáticamente, sino que se le propondría otro. En un documento con los conceptos del nuevo contrato, que el propio Moreno difundió en 2011, se advierte que sí se le señaló a Aristegui que tenía una línea editorial de izquierda y que el nuevo contrato implicaría varios ajustes: “En el terreno editorial, queremos reiterarte nuestra propuesta de cambiar la forma de operar, bajo el criterio de que apostamos por el trabajo en equipo (…) en el reciente estudio de mercado que hicimos saltan dos temas: que el noticiero tiene una imagen muy cercana al PRD y que es “demasiado político”. Creemos que vale la pena discutir estos temas y apostar por mayor equilibrio informativo (…)”. Aristegui se despidió de la audiencia el 4 de enero de 2008: “El modelo editorial que hemos practicado a lo largo de estos años en W Radio es incompatible con el modelo del noticiero, el modelo de dirección editorial que la propia empresa ha determinado”. En general, entre las versiones de la empresa y de Aristegui acerca de su salida de W Radio, no parece haber controversia en lo sucedido: a Aristegui se le puso una nueva dirección editorial a la que se resistió y se le propuso un nuevo contrato que ella no aceptó. La diferencia está más bien en el porqué, en las razones para los cambios. Mientras Televisa ha dicho que simplemente se quería un modelo de mayor “trabajo en equipo” e “información plural” como ya sucedía en otros países, Aristegui ha insistido que Televisa presionó a Prisa por incomodidad con posturas editoriales como el tratamiento de la Ley Televisa.


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da por los Vargas, otra vez, a MVS, afirmando que le habían ofrecido “garantías... en términos de pluralidad, diversidad y ejercicio crítico". De nuevo, por contrato, Aristegui había logrado lo que siempre busca: un espacio inédito en libertad editorial para medios mexicanos. Sí, Aristegui había estado en MVS cuando ésta poseía DirecTV, y regresaba ahora, cuando la empresa volvía a incursionar en televisión satelital con Dish, pero esta vez en una alianza con Telmex, de Carlos Slim. En teoría, dicha alianza era sólo para el cobro del servicio de Dish en los recibos telefónicos, pero, según adversarios empresariales, implicaba mucho más; tal como el Instituto Federal de las Telecomunicaciones (IFT) declaró el pasado mes de enero, cuando aplicó una multa por “concentración de negocio” que las empresas apelaron. Telmex está impedido, por su título de concesión, para brindar servicios de televisión, y era criticado y presionado por el gobierno por ser una empresa monopólica. En mayo de 2009, la revista New Yorker publicó una entrevista con Slim, así como la historia de que una reunión en Los Pinos, entre él y el presidente, no había terminado nada bien. Y nada bien terminó tampoco el episodio cuando, en 2011, Aristegui -quien desde W Radio había sido muy crítica de la actuación de Calderón- cuestionó al aire: “¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo?” haciéndose eco de la versión extendida en parte de la sociedad y expresada en una manta colocada en el Palacio Legislativo de San Lázaro por el entonces diputado de izquierda, Gerardo Fernández Noroña. MVS despidió dos días después a Aristegui, afirmando que había vulnerado el “Código de ética”, aunque en realidad éste ni siquiera estaba claramente estipulado. Inéditamente, y en medio de presión social, Aristegui logró regresar 15 días después, haciendo que los Vargas se echaran para atrás. Aristegui ofreció una conferencia de prensa donde le propuso a los Vargas ser reinstalada y acusó presiones políticas y “berrinche presidencial” para su despido:

“Joaquín sabe como pocos de lo que estoy hablando. Le digo a MVS que no les demos gusto a los que saborean este fracaso, lo sucedido entre el viernes y el fin de semana (…) es algo que no se merece nadie y que sólo servirá para el desahogo absurdo de un berrinche presidencial y para el beneplácito de quienes no permiten que se cuestione en este país (…) La familia Vargas fue colocada en una disyuntiva perversa en donde tiene que calibrar como grupo empresarial qué le cuesta más: la cabeza de Aristegui o la banda de 2.5 Giga Hertz”. Dichas presiones de la Presidencia se hicieron públicas cuando en 2012 el propio Joaquín Vargas decidió presentar los mensajes electrónicos que mostraban los diálogos de Javier Lozano (entonces secretario del Trabajo) con Alejandra Sota, encargada de Comunicación Social de la Presidencia. Aristegui regresó en 2011 al aire y se mantuvo en su programa por cuatro años más, apostando ahora, además, por reinventar y enriquecer su oferta periodística con más rigor e información original, a través de un equipo de investigación coordinado por el destacado periodista, Daniel Lizárraga. El pasado 9 de noviembre, Aristegui difundió en su propio portal: Aristegui Noticias, inaugurado en 2012 -simultáneamente lo hizo la revista Proceso-, la investigación de la llamada “Casa Blanca” en Las Lomas, del presidente Peña Nieto y de su esposa, inmueble a nombre de la empresa Higa. El reportaje no salió originalmente en MVS, a pesar de ser realizado por el equipo de investigación de Aristegui, pagado por la estación, ante el temor de los Vargas y las presiones de la Presidencia, según reveló el periodista Álvaro Delgado, de Proceso. Cuatro meses después, el pasado 15 de marzo, Aristegui fue despedida de MVS, luego de que la empresa aplicara la misma medida a dos periodistas miembros del equipo de investigación e intentara modificar el contrato y las condiciones editoriales de la conductora -al igual que antes lo pretendieran Imagen y W Radio-, a sabiendas de que ella, quien siempre lucha por la libertad de prensa y expresión, no aceptaría.


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