Una mirada desde el populismo al triunfo de Donald Trump

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Una mirada desde el populismo al triunfo de

Donald Trump DICIEMBRE 2016

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Luis Josué Lugo*

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l triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos puede explicarse por una ruptura del contrato social con diversos sectores, a consecuencia del neoliberalismo. Sus discursos populistas encontraron espacios vacíos, los cuales fueron ocupados por el candidato republicano mediante una propuesta programática que emocionó a los votantes. En este sentido conviene analizar el tema. En medio de la globalización política, económica y cultural existen espacios que el neoliberalismo no llena, lo cual supone que en varios países (como Estados Unidos) el populismo es una forma discursiva que gana escaños, ya sea para las izquierdas o las derechas. Para entender al populismo: un breve contexto Actualmente, para pensadores como Zigmunt Bauman y Juan Carlos Monedero, se vive una “época del desencanto”, pues existen pocos referentes políticos para que la sociedad construya un “mejor futuro”, que al mismo tiempo le garantice una mejor calidad de vida. Si se va al fondo de esta idea se entiende que el neoliberalismo, como modelo político, económico y cultural, liberaliza los mercados, con lo que la concentración de riqueza en unas cuantas manos se expande (en 2015, por ejemplo, 62 personas poseían la misma riqueza que 3 mil 600 millones de individuos, según la Asociación Civil Oxfam), mientras los sectores más desfavorecidos pierden derechos básicos como un empleo con buen salario, salud, educación y vivienda.

Bajo este panorama es que se desarrollan propuestas políticas que se alejan cada vez más de las necesidades básicas de la población. Entonces, la política les resulta un hecho ajeno a sí mismos, por lo que el abstencionismo resulta ser una de las consecuencias más visibles. Por este escenario brevemente explicado, discursos “populistas” cobran fuerza en diversas naciones. Donald Trump es el caso más cercano, pero no el único. Fenómenos similares se ven en Francia (con el partido del Frente Nacional), Inglaterra (con el tema del Brexit) e incluso en algunos estados de Alemania (con el partido Alternativa para Alemania). La teoría populista de Laclau como acción política El populismo plantea un antielitismo, es decir, lanza una crítica hacia quienes acumulan poder dentro de un régimen. Parte de faltas, contingencias y conflictos que dan lugar a un juego político en donde diversos actores se encuentran involucrados. Implica, según el filósofo Ernesto Laclau, su principal exponente, una posibilidad en la acción política. De tal manera que, si bien existe una identidad hegemónica, es decir, que mediante sus discursos y acciones ocupan el espacio político, al mismo tiempo deja significantes vacíos (demandas insatisfechas), que a su vez se relacionan directamente con la sociedad.


MEDIOS á l i s i s

Algunas consideraciones finales Conviene advertir que el contexto expuesto al principio de este artículo también es aplicable en México. Basta señalar las privatizaciones en el sector energético, así como los recortes en el presupuesto a Salud, Educación y Cultura (las dos primeras son de los cuatro sectores más afectados por la Secretaría de Hacienda en el presupuesto para 2017) Esto genera una ciudadanía que desconfía de las instituciones, los partidos políticos y los representantes públicos. Basta decir que, según el Gabinete de Comunicación Estratégica, seis de cada diez mexicanos desconfían de partidos y de políticos. Esto es provocado por las diversas demandas insatisfechas (significantes vacíos) en materia de seguridad, educación, salud y cultura. Por ello es importante estar pendientes de las propuestas políticas que emergen con miras al 2018, con el fin de preguntar: ¿qué fuerzas progresistas pueden ocupar tales significantes vacíos, emocionar con sus propuestas a la gente (para convertirlas en realidad) y devolver a la ciudadanía el contrato social que se rompió como consecuencia del neoliberalismo? Basta recordar que si fuerzas progresistas no lo hacen, los discursos de odio y racismo pueden ser quienes ocupen tales espacios.

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El triunfo de Trump desde la teoría populista Con el anterior marco socio-histórico del populismo, como teoría de la acción política, se entiende de mejor manera el triunfo de Donald Trump bajo los siguientes supuestos: a) el neoliberalismo no alcanzó a cubrir las necesidades de sectores sociales que encontraron en el discurso del magnate mejores garantías de vida; b) la articulación de demandas insatisfechas (significantes vacíos) que permitieron articulaciones afectivas traducidas en votos hacia el candidato republicado; y c) se volvió a “emocionar” a diversos sectores de la sociedad estadunidense, ante una respuesta política insuficiente del Partido Demócrata. Sobre el primer punto, se entiende la insatisfacción de una parte significativa de la sociedad estadunidense, desde una vertiente donde el movimiento juvenil del Ocuppy Wall Street ya había denunciado la concentración de riqueza en muy pocas manos (“el 1 por ciento más rico del planeta tiene lo mismo que el 99 por ciento, decían”), y que en otros estados significó la pérdida de empleos o derechos sociales. Esto deviene como consecuencia del neoliberalismo que, al ponderar por encima de la parte económica la ganancia empresarial, dejó de lado los derechos políticos. En el segundo argumento, Donald Trump supo leer demandas sociales insatisfechas en forma de significantes vacíos, que apelaron a propuestas en materia de trabajo, protección del comercio interno y garantías sociales básicas. Algo que Bernie Sanders, otrora contendiente a la presidencia por el Partido Demócrata, supo leer, pero Hilary Clinton, no, pues ésta confió demasiado en las encuestas y en las técnicas

del marketing político, que pueden ser un medio, pero no el fin en sí mismo. Para muestra de los dos argumentos anteriores, las palabras de Nicole Martin, votante de Donald Trump, para El Economista: “Supe cuando voté por él que venía de Hollywood. Queremos algo diferente. No queremos al mismo tipo de miras estrechas. Esas personas no están alcanzando a la clase trabajadora. Es realmente irónico que alguien tan rico como él alcance a la clase trabajadora, pero lo hace. Puedes observar a muchas personas que nacieron con dinero perderse en las drogas y la fiesta. Pero él lo convirtió en un imperio. La clase trabajadora lo relaciona con eso.” Como tercer argumento, Juan Carlos Monedero enfatiza mucho en la importancia de la política como movilizadora de emociones. En esta lógica, si las propuestas del candidato no generan afectos positivos hacia éste, difícilmente existirá un respaldo hacia las mismas. Algo que Donald Trump supo hacer con un discurso que, si bien fue racista y simplista, logró movilizar la cantidad suficiente de votos para ganar. Es importante enfatizar que con estos argumentos no se pretende justificar el triunfo de Trump, sino entender este proceso desde la perspectiva de la teoría populista. Por ello, conviene esbozar algunas ideas sobre las posibilidades de tal proceso en México.

MEDIOS

En estos términos, la posibilidad del populismo, como lógica política, se encuentra en que un líder ocupe esos significantes vacíos dentro del sistema político. En esta tónica, según Laclau, una demanda social aislada puede confluir con otras similares que luego pueden ser reclamos frente a un enemigo externo, con lo que se conforman identidades de grupos particulares. Hasta que las demandas se convierten en “populares”, lo cual implica que ya forman parte de un “pueblo”. Esto, posee un sustento en vínculos emocionales. En suma, entender la teoría populista de Laclau implica saber leer demandas insatisfechas de determinados grupos sociales, de tal manera que un líder político las articule en medio del contexto democrático. Como se observa, esto no supone una ideología, pues tanto izquierdas como derechas pueden ocupar dichos espacios. Como señala Joaquín Valdivieso, politólogo de la Universitat de les Iles Balears: “no hay que olvidar que el populismo recorre desde los motines por el trigo hasta los movimientos fascistas”.

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