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El viernes 13 de marzo, la periodista pidió la reinstalación de los reporteros cesados por este espacio informativo. Durante el fin de semana corrieron múltiples versiones hasta el domingo por la noche cuando, en un comunicado, esta cadena anunció el despido de Aristegui, titular de la primera emisión de Noticias MVS. Ya el lunes 16, otro conductor, Carlos Reyes, ocupó el lugar de Aristegui en el noticiario. Reyes, quien llevaba un programa sabatino de noticias, adquirió de súbito el estrellato de las noticias en el horario principal de MVS.
De este hecho sobrevienen al vuelo dos posibles interpretaciones: desde el punto de vista empresarial, MVS está en su derecho de proceder al despido (de la periodista y de cualquier trabajador), lo que da al conflicto un matiz de tipo laboral y no de atentado contra la libertad de expresión. Toda vez que los primeros periodistas despedidos son los responsables de la investigación de la “Casa Blanca”, pudo tratarse de una estrategia para presionar a Aristegui, lo que nos lleva a una segunda línea de interpretación: el gobierno de Enrique Peña Nieto habría presionado o negociado con MVS el despido de la periodista en venganza por esa investigación y su tendencia tradicionalmente crítica hacia el gobierno en turno. Tal caso constituiría un flagrante atentado a la libertad de expresión, con carácter eminentemente político. Así, el eje de la confrontación puede resumirse en libertad de empresa versus libertad de expresión. Abonando a esta segunda hipótesis se suma lo señalado por la prensa internacional, en el sentido de que los colaboradores de Aristegui mencionaron que este conflicto se generó apenas unas semanas después de que se registraran cambios en la oficina de Comunicación Social de Los Pinos. Esto también fue destacado, en el portal SinEmbargo.MX, por el director de la organización Artículo 19, Darío Ramírez. La mañana del lunes 17 de marzo, en entrevista con Leonardo Curzio, de Enfoque Noticias, el director de Noticias MVS, José Antonio Vega, reiteró que el asunto era interno y no político; y agregó que si bien reconocía la trayectoria de Aristegui, MVS no podía aceptar que asumiera decisiones de la propia compañía. Aseguró que hubo mala fe de la periodista y que la empresa siempre estuvo abierta al diálogo. Antes, la noche del 11 de marzo, el grupo MVS emitió un comunicado y publicó nuevamente inserciones pagadas en medios impresos para aclarar que “la plataforma Méxicoleaks no es el problema”, sino el “disponer, sin autorización, de nuestros recursos y marca” y “comprometer a una empresa sin tener facultades para ello”. MVS acusó a Aristegui de abuso de confianza y aunque ambas partes se han declarado abiertas al diálogo,
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l diferendo entre la periodista Carmen Aristegui y el corporativo MVS levanta nuevamente la necesidad de discutir varios temas vinculados con el derecho a la información, la libertad de expresión y los derechos de las audiencias. A raíz de la publicación de la marca MVS en el recién creado portal #Méxicoleaks, un día después de su presentación pública, la dirección de MVS Radio difundió una serie de spots donde, si bien reconocía la importancia del nuevo sitio informativo, desautorizaba el uso de su marca comercial. Posteriormente, despidió a los reporteros Daniel Lizárraga e Irving Huerta, integrantes del equipo de investigación de Carmen Aristegui y autores de la indagación y seguimiento del escándalo en torno a la llamada “Casa Blanca”, en Las Lomas, propiedad de la esposa del presidente Enrique Peña Nieto.
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Aristegui: Crónica de un despido anunciado
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al cierre de esta edición se encontraba rota la relación laboral; y de acuerdo con el propio presidente de MVS, Joaquín Vargas, pese al reconocimiento de diferencias en el pasado con la periodista, consideró que en esta ocasión la situación no podría resolverse. De su parte, Carmen Aristegui consideró su despido y el de sus colaboradores como una violación a la libertad de expresión y anunció que su equipo dará la batalla legal.
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A consideración Algunas consideraciones para concluir el encuadre del tema, en primer lugar, los medios: su libertad y uso responsable. Uno de los temas que es importante tener en la mirilla es justamente algo que les cuesta trabajo reconocer a los concesionarios y al cual el Estado mexicano ha renunciado: los medios son industrias insertas en la lógica de reproducción y ampliación del capital, pero también usan bienes como el espacio radioeléctrico que es de la nación. Por ello, a diferencia de otros negocios, dependen de un espacio cuya propiedad es de todos los mexicanos y, en ese sentido, la libertad empresarial tiene restricciones particulares únicas dentro de los sectores económico y productivo. Una segunda consideración. ¿Qué es Méxicoleaks? El diferendo MVS-Aristegui parte de la presunta inclusión de MVS en esta iniciativa. Se debe señalar que este es un proyecto, una plataforma de denuncia ciudadana y transparencia al servicio de la sociedad que recibirá información de interés público. También es una especie de buzón electrónico para acoger denuncias, avisos, notificaciones, de casos de corrupción. Es decir, se trata de una iniciativa para atender una de las demandas más sensibles de la población en México y que ciertamente exige acciones de organización para que, con una estrategia más articulada de seguimiento y observación, puedan documentarse y ventilarse casos de corrupción. El 17 de marzo, Méxicoleaks señaló en un comunicado: “Lamentamos que la decisión de MVS esté basada en la participación del equipo editorial en la alianza Méxicoleaks, como si los valores democráticos que animan a esta plataforma -entre ellos la libertad de expresión, el derecho a la información, la transparencia y la rendición de cuentas- incomodaran a esa empresa o afectaran sus intereses”. Tras ello, esta plataforma “se deslindó” de las prácticas de la empresa MVS. Last but not least. Aristegui, como capital simbólico. Los diferendos que Carmen Aristegui ha acumulado con algunos medios la colocan como una periodista con un capital simbólico y periodístico muy particular. Como líder de opinión, Aristegui y su equipo se han erigido como una corriente que aglutina a sectores, a voces, a grupos, y un ejemplo de ello fueron las más de 150 mil firmas recabadas vía la plataforma Change.Org y entregadas el lunes 16 de marzo en las instalaciones de MVS.
La “Casa Blanca” de Peña Nieto.
Hay que añadir que en los últimos años Aristegui representó a un particular sector de la opinión pública, sensible y proclive a asumir posiciones muy críticas y de observación del ejercicio público. Dicho sector encuentra en la radio privada una perspectiva igualmente acuciosa contra algunos poderes, y el programa de Aristegui se convirtió en un actor importante que le mereció reconocimientos y premios. Dentro de su labor informativa destaca la de promover un periodismo de investigación que no solamente fundamente anécdotas, sino que tenga la capacidad de generar efectos particulares en la clase política, como fue el caso de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y la red de lenocinio que hasta la fecha tiene dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Distrito Federal. Es decir, un tipo de periodismo que además de recuperar información contextual, genera nuevo contenido y le da seguimiento. En ocasiones, el medio mismo se enfrenta a esos poderes. Parece razonable pensar que la prueba de un periodismo comprometido es el nivel de tensión que se tiene con el Estado, más dentro de la tradición y el sistema político mexicano. No sería creíble un periodismo crítico e independiente que goza cabalmente del beneplácito, aplauso o simple aceptación del Estado y de algunas de sus instituciones. Reacciones El 11 de marzo proliferó el hashtag #EnDefensaDeAristegui el cual se convirtió en Trending Topic entre la tarde de ese día y la mañana siguiente. Más de 140 mil mensajes se emitieron con esta frase. En general, los comentarios fueron de condena a la “mordaza”, la censura y las violaciones del derecho a la información. De manera muy rápida, y sobre todo gracias a las redes sociales, se generaron distintos tipos de reacción, una de ellas, particularmente singular, provino del conductor de Televisa conocido como Brozo, quien, en su espacio del 16 de marzo, hizo un recuento y criticó a MVS por el despido de Aristegui. En particular, llamó la atención que dentro de Televisa se generara un comentario a favor de una conductora que desde su salida de Televisa Radio fue sumamente criticada por el consorcio, lo cual quizá también debe entenderse dentro del contexto de cierto enfrentamiento entre Enrique
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Peña Nieto y una empresa que participó en el encumbramiento y desarrollo mediático del actual presidente. Una corriente de reacciones apuntó a las violaciones de los derechos humanos. En total 172 organizaciones integradas en la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México (RNDDHM) expresaron, en un comunicado, su reconocimiento al equipo de Aristegui por investigaciones periodísticas como la de la llamada “Casa Blanca”, los casos de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y de Ayotzinapa, que -dijeron- ayudaron a evidenciar violaciones a los derechos humanos. Con este trabajo -sostuvieron- Aristegui y su equipo han fortalecido el mayor valor que un periodista puede tener: credibilidad y confianza. La RNDDHM evocó el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de la Organización de los Estados Americanos (OEA), referente a la libertad de pensamiento y de expresión, y recordó que no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos “tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”. Muy importantes en las líneas de opinión han sido los medios internacionales. Por ejemplo, un despacho de la agencia Reuters vinculó el despido de los periodistas con sus trabajos más recientes de investigación como la adquisición “de una lujosa casa de un contratista del gobierno que ganó millones de dólares en negocios con el Estado” (Cf. http://www.sinembargo.mx/16-03-2015/1283106). The Financial Times, también citado por el portal SinEmbargo.com, señaló: “Carmen Aristegui ha tallado una carrera como la más provocativa periodista de televisión, irrumpiendo con historias acerca de conflictos de intereses que involucran casas lujosas y redes de prostitución entre los jefes de partidos. Sus crónicas sobre corrupción en México volvieron su programa matutino en MVS Radio el más popular en México. Pero eso terminó”. Por su parte, el ombudsman de MVS, Gabriel Sosa Plata, difundió un comunicado el 15 de marzo donde expresó su postura acerca de los Lineamientos aplicables a la relación entre Noticias MVS y los conductores de sus
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Angélica Rivera, esposa de Peña Nieto.
emisiones informativas, publicados dos días antes por esta empresa. Al respecto, Sosa Plata dijo que si bien la empresa tiene todo el derecho de publicar esos lineamientos, él en ningún momento fue consultado para su elaboración y reconoció el tipo de contrato que tenía Aristegui, en materia de política editorial, según el cual “los titulares de cada una de las emisiones serán responsables finales del contenido y dinámica de sus espacios” y “desarrollarán su tarea en un pleno ejercicio de libertad de expresión”. Es decir, de acuerdo con su contrato, Aristegui tenía la decisión última en relación con el contenido de su espacio informativo, aun cuando dicho contrato también señalaba que “el contenido y la política editorial de las distintas emisiones de Noticias MVS es responsabilidad de conductores y empresa”. Sosa Plata mencionó que este modelo de contrato no lo tienen los periodistas Luis Cárdenas, Ezra Shabot, ni Alejandro Cacho, titulares de los demás espacios informativos de MVS. Por otra parte, los lineamientos que entraron en vigor el 16 de marzo modificaron el tipo de contrato y acuerdo firmado entre MVS y Carmen Aristegui en 2009, sin haberse generado de manera consensuada. En suma -concluyó Sosa-, con esos lineamientos la empresa llevará, vía el director de Noticias MVS, la agenda informativa y la coordinación de la Unidad de Investigaciones Especiales (que estaba bajo la dirección de Carmen Aristegui). También podrá nombrar (en conjunto con los conductores) a sus colaboradores, así como modificar segmentos. Los espacios noticiosos de Cárdenas, Shabot y Cacho seguían ya este esquema, a diferencia del de Aristegui, quien, ciertamente, gozaba de más libertad y, por lo tanto, de un margen mayor de acción. Si bien al momento de escribir esta nota no tenemos elementos para saber si el despido de Aristegui y de su equipo de MVS obedeció al ofrecimiento de recompensas económicas, presión política o petición de Los Pinos, el hecho es que la clausura de un espacio con las características del de Aristegui es una mala noticia para la libertad de expresión, pues lo que el país necesita, justamente, son espacios libres y es responsabilidad del Estado garantizarlos. Por otra parte, es deseable el desarrollo de un empresariado más sensible a las demandas y expresiones de la sociedad que reconoce en un medio cualidades que no abundan en el espectro radioeléctrico y que abonan a ese gran deporte nacional que es la desconfianza. El problema de fondo es cómo garantizar a esos espacios el pleno desarrollo sin que estén a expensas de los vaivenes político-empresariales y que favorezca una demanda fundamental de la sociedad: la pluralidad.