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Stand Up History con Jesús Arriega - Mario Fernando García
H A ver, ya se la saben. Carteras y celulares de los nuevos.
Uy, perdón. Es la costumbre. Y es que no se crean que uno es así por malora. Me presento, soy Jesús Arriaga, pero en el barrio me conocen como Don Chucho, o como me dice la banda, Chucho el Roto.
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Y la verdad es que yo nunca pensé en ser famoso, ni mucho menos ser el Robin Ood mexa, pero pos’ ya saben, los caminos de la vida no son como yo pensaba, no son como imaginaba, no son lo que yo creía.
La neta, yo era bien feliz como ebanista. Pero uno de esos días, un don llamado Frizac, me contrató para hacerle unos trabajos, y ahí conocí a su hija, Matilde, y pues ya de imaginarán. Yo, el humilde provinciano de buen corazón,
y ella, la niña rica y hermosa. Si algo nos han enseñado las telenovelas, es que eso solo podía terminar de una manera; ella embarazada y yo en la cárcel. Ya saben, ¡maldita pobreza! Su familia no toleró que yo fuera pobre, me acusaron de robo y de maldito lisiado y me mandaron al tambo. Fue entonces que me gané el apodo de “Roto”, porque se me ocurrió ir bien vestido al juicio, por aquello de que como te ven te tratan. Pero el juez me hizo bulling y se burló de mi, por creerme un “roto” o fifí, como les dicen ahora. Al final me mandaron a la cárcel, a pesar de ser inocente, y ahí se podría decir que nació mi leyenda. Poco tiempo después de mi encierro, hubo una visita de unos ñores muy importantes. En un descuido, me les colé en su grupo, y hasta conseguí que liberarán a unos de mis compañeros, con quiénes formé mi banda.
No puedo decir que me siento orgulloso, pero tampoco es que en aquellos años tuviera muchas opciones. Yo era un criminal buscado, y todavía no existía el PRI para poder dedicarme a la política. Eso sí, yo jamás lastimé a nadie. Todos mis robos los realizaba con ingenio y astucia, nunca con violencia. Yo si era amigo de los pobres y necesita-
dos, no como ésos matones sombrerudos de hoy en día. Yo no necesitaba vender venenos, extorsionar gente ni que me dedicarán canciones corrientes de artistas sin talento para sentirme importante.
Mi única ambición en la vida, era juntar lo suficientemente para que mi amada Matilde, mi hijita Dolores y yo, pudiéramos irnos a Europa y vivir cómodos. Pero, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios.
A uno de mis compas lo agarraron y le hicieron una oferta que no pudo rechazar; le dieron dinero, y el muy Judas me vendió por 30 monedas y me entregó a los chotas.
Me mandaron a San Juan de Ulua. Yo ya era cliente y antes me había escapado de ahí, pero el alcaide no era tonto y puso a alguien que me espiara y de nuevo
me delataron. Me dieron un balazo y 300 azotes, y pues además, los cuartos en San Juan de Ulua tienen calificación de 1 estrella, así que ya imaginarán la infección que agarré. Gracias a Matilde, me llevaron a un hospital en Veracruz, pero como era del IMSS, no pudieron hacer nada y morí.
O eso dijeron. Cuando llevaron mi ataúd a enterrar, sólo encontraron piedras, y poco después Matilde, Lolita, y mi hermana Lupe, abandonaron México en compañía de un marqués austriaco, que nadie supo cómo se llamaba.
Así que ya saben glauben Sie niemals alles was Sie lesen...
Este, ejem, quiero decir, no crean todo lo que leen.Es