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El lado “B” del Mundial 78
from El Clásico
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La obtención de la Copa del Mundo en 1978 se encuentra arraigada en la sangre de todos los argentinos, al igual que esta está manchada por sangre de los mismos.
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En el año 1978 la Argentina se disponía a ser la sede de lo que iba a ser la undécima Copa del Mundo. En aquel tiempo, el país se encontraba en una de las páginas más oscuras de su historia y muchos, hasta ese momento, no comprendían o no veían lo que eso implicaba. Estamos hablando de la Dictadura cívico militar que se apropió del gobierno del país entre los años 1976 y 1983. En 1966 Argentina fue elegida para organizar el Mundial 78. En ese momento, nadie sabía lo que le deparaba al pueblo argentino 12 años después. La máxima competencia en demasía del fútbol internacional le vendría como anillo al dedo al gobierno de facto para encubrir el genocidio más grande en la historia de nuestro país. La tarde el 1 de junio de 1978, luego de casi una hora de desfiles con banderas de los 16 países que participaron en el torneo, el dictador Jorge Rafael Videla dio por inaugurado con un discurso desde el palco principal del estadio Monumental, el “evento deportivo” como él mismo lo calificó. Hoy es un día de júbilo para nuestro país, la Nación Argentina. Dos circunstancias concurren a ese efecto: la iniciación de un evento deportivo en escala internacional como lo es este Campeonato Mundial de Fútbol 78. Por otro lado, la amistosa visita de miles de mujeres y hombres procedentes de las más diversas regiones de la Tierra (que) nos honran hoy con su visita con la sola condición de su buena voluntad en un clima de afecto y de respeto recíproco.
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Y es justamente la confrontación en el campo deportivo y la amistad en el campo de relaciones humanas que nos permiten afirmar que es posible, aún hoy en nuestros días, la convivencia en unidad y en la diversidad. Única forma para construir la paz. Por ello... (aplausos). Por ello pido a Dios, Nuestro Señor, que este evento sea realmente una contribución para afirmar la paz, esa paz que todos deseamos para todo el mundo y para todos los hombres del mundo. Esa paz dentro de cuyo marco el hombre pueda realizarse plenamente como persona con dignidad y en libertad.
En el marco de esta confrontación deportiva caracterizada por su caballerosidad, en el marco de la amistad entre los hombres y los pueblos, y bajo el signo de la paz declaro oficialmente inaugurado este onceavo Campeonato Mundial de Fútbol 78. Muchas gracias” . Luego de su discurso, daría comienzo el partido inaugural en el que Alemania Federal (campeón vigente) empataría 0-0 contra Polonia. Argentina haría su debut el 2 de junio enfrentando a Hungría en el estadio Monumental. El equipo de César Luis Menotti arrancaría con el pie derecho la copa, y se impondría por 2 a 1 ante los húngaros con goles de Leopoldo Jacinto Luque y Daniel Bertoni. Cuatro días más tarde repetiría el resultado venciendo a la Francia de Michel Platini (autor del único gol de la selección francesa) con goles del capitán Daniel Passarella y Luque. El viernes 9 de junio, la celeste y blanca caería por primera y única vez en la Copa contra Italia al perder el partido por 1-0 con un gol de Roberto Bettega en el minuto 67, ante un estadio que aquella tarde albergó 71 mil personas alentando por Argentina. Este hecho fue un quiebre. Si bien habían logrado consumar la clasificación a la segunda fase, tanto el entrenador como los jugadores sabían que no debían confiarse. La derrota contra los italianos representaba un cambio de planes para el conjunto de Menotti, ya que pasarían a jugar en el grupo B y cambiarían de locación. El próximo destino sería Rosario, donde los esperaba Polonia en el Gigante de Arroyito. En Santa Fe, derrotaron al seleccionado polaco imponiéndose por 2-0 con dos goles de Mario Alberto Kempes, que ese día estuvo intratable. n el Clásico de Sudamérica contra Brasil fue un cara a cara con el cuchillo entre los dientes y muy poco fútbol.
El conjunto brasileño transitaba sus primeros años sin Pele entre sus filas. Cuatro días antes derrotaba al Perú de Cubillas 3-0 con un doblete de Dirceu y otro tanto de Zico. Hoy, a más de 44 años de aquella recordada Copa del Mundo y a vísperas de otra que se aproxima en Qatar en un contexto ajeno a aquellos tiempos, no debemos olvidar nunca que alguna vez, Argentina fue campeona en su propia tierra, pero tampoco debemos olvidar que esa misma tierra estaba empapada de lágrimas de sangre.
El partido que seguía, hasta el día de hoy es recordado como uno de los más polémicos de la historia de los mundiales y de nuestro país. Argentina enfrentaría a Perú. El encuentro se disputó el 21 de junio. Se trataba del último turno del grupo B de la segunda fase. Argentina tenía una desventaja contra Brasil. Si bien tenían la misma cantidad de puntos, la celeste y blanca tenía un gol menos. La FIFA dispuso que Brasil se enfrentaría a Polonia, antes del partido de Argentina contra Perú, dándole una clara ventaja al equipo argentino, que conocería de antemano el resultado y que cantidad de goles debía convertir para llegar a la final. En enero de ese año FIFA había resuelto en reuniones previas al sorteo de las sedes, que Argentina jugaría sus partidos de primera y, en caso de clasificar, segunda fase siempre a las 19:15, mientras que los demás, salvo el partido inaugural y la final, a las 13 y 16:15. Ante las pocas ventas de entradas en el exterior, la máxima entidad que rige al fútbol temió que en aquellos partidos donde no estuviera involucrado el conjunto local, hubiera escaso público. De igual manera, el conjunto brasileño presionó para que su partido se jugase al mismo tiempo que el de Argentina contra Perú, a lo que la FIFA se negó rotundamente. Alegaron que por cuestiones de televisación era imposible el cambio de horarios. De esta forma, Brasil jugó su partido y ganó 3-1, obligando a la Argentina a ganar por al menos cuatro goles de diferencia. Sabiendo esto, Argentina jugó en el segundo turno contra Perú, quienes ya estaban fuera del mundial al no cosechar ningún punto dentro del grupo. Minutos antes del encuentro, el presidente de facto Jorge Rafael Videla visitó el vestuario peruano acompañado por el ex secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger (uno de los organizadores del Plan Cóndor), y supuestamente les habría leído a los jugadores un mensaje del dictador del Perú Francisco Morales Bermúdez, sobre la hermandad argentino-peruana.Las versiones más fuertes sostienen que la amenaza fue mucho más directa, en donde Videla les dio un soborno y de no aceptarlo la vida tanto de los jugadores como la de sus familias corrían un gran peligro. Argentina finalmente obtuvo un histórico resultado de 6-0, con dos goles de Kempes, dos de Luque, uno de Tarantini y otro de Houseman, desplazando así a Brasil por diferencia de gol y accediendo a jugar la final contra Holanda. El post partido estuvo envuelto de controversias y sospechas. Claramente llamaba la atención no sólo el amplio resultado, sino el desastroso partido que jugó Perú. Distintas personas y protagonistas declararon que parte del equipo peruano fue presionado o sobornado para perder el partido por una diferencia abultada. Otros, por investigaciones recientes, apuntan a que habría existido un acuerdo entre ambos gobiernos en el marco del Plan Cóndor. Años más tarde, Videla negaría cualquier tipo de arreglo: “Yo no saqué un peso del bolsillo. No se habló de un posible arreglo antes del partido, ni en el Gobierno, ni en la Junta” . Otro punto para tener en cuenta es que diez días después de finalizada la Copa Mundial, el 6 de julio de 1978, la dictadura argentina sancionó el Decreto N. º 1463/78 "otorgando un crédito extraordinario no reembolsable a la República del Perú” .
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El historiador británico David Yallop sostiene en su libro “Cómo se robaron el juego” , que el dictador Videla le ordenó al contraalmirante Carlos Alberto Lacoste, a cargo del EAM'78, encargarse de arreglar el resultado con la dictadura gobernante en Perú, liderada por el general Morales Bermúdez, quien décadas después sería condenado a cadena perpetua por la Corte Penal III de Roma, por su participación en el Plan Cóndor. Según Yallop, Lacoste tomó contacto con tres oficiales que acompañaban a la Selección del Perú y les ofreció un millonario soborno de 50 millones de dólares y una donación de 35000 toneladas de granos. Luego del Mundial, el secretario de Hacienda de la dictadura, Juan Alemann, confirmó las “donaciones” argentinas realizadas al Perú y explicó que se trataba de un tipo de donaciones que sólo se realizaban en casos de catástrofes humanitarias. Con el pasar de los años, los jugadores peruanos siempre desmintieron el haber recibido un soborno o amenaza para perder el partido. Incluso muchos protagonistas como Teófilo Cubillas y Héctor Chumpitaz alegaron que fueron los brasileños quienes les ofrecieron 5000 dólares de incentivo a cada uno para ganar el partido y hacer clasificar a Brasil. Esto fue rectificado por el mismo Mario Kempes años más tarde. Finalmente, AFOTO :HUMMEL rgentina disputó la final de la Copa del Mundo contra Holanda en lo que fue un partido mágico e inolvidable para la historia del fútbol argentino y mundial. Con un Mario Alberto Kempes desencadenado penetrando la defensa holandesa, un Ubaldo Fillol que volaba por los aires rechazando todos los misiles que venían direccionados al arco argentino y un entrenador de la categoría de César Luis Menotti, la Selección Argentina se coronó por primera vez en su historia campeona del mundo, con dos goles del mismísimo Kempes y el último de Daniel Bertoni para liquidar el encuentro. El país se encontraba inmerso en una algarabía absoluta. La Argentina era campeona del mundo en su propio país. Desde los áridos y secos valles de Jujuy hasta el recóndito Faro del Fin del Mundo en Tierra del Fuego, el territorio argentino se tiñó de celeste y blanco alzándose en una sola voz gritando “Argentina, Argentina, Argentina” . Lógicamente, todo suena proveniente de una película de fantasía en la que los héroes se alzan victoriosos sobre los villanos. Pero lamentablemente la situación del país estaba lejos de ser color de rosa, y detrás de la alegría, el festejo, las banderas argentinas izándose en el viento, se estaba gestando uno de los encubrimientos más grandes y nefastos en la historia de nuestra República. El país estaba siendo masacrado por las noches, mientras en el día la conmoción por el mundial nublaba la vista de la población sobre los crímenes que estaba cometiendo la dictadura. El velo encubridor de la realidad fue cayendo poco a poco, y paulatinamente los horrores cometidos por la dictadura entre 1976 y 1983 fueron cada vez más visibles a la vista pública. Con el retorno de la democracia en 1983 y el pasar de los años, los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura fueron condenados por la justicia, luego de haber dejado a nuestro país con más de 30 mil desaparecidos e incontables cantidades de muertos. Hoy, a más de 44 años de aquella recordada Copa del Mundo y a vísperas de otra que se aproxima en Qatar en un contexto ajeno a aquellos tiempos, no debemos olvidar nunca que alguna vez, Argentina fue campeona en su propia tierra, pero tampoco debemos olvidar que esa misma tierra estaba empapada de lágrimas de sangre.