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Un pueblo unido por la fe: espacios de devoción

Leland Roth señala en Understanding Architecture: Its elements, history and meanings que poco se ha agregado a las tipologías arquitectónicas desde el neolítico superior cuando surgieron, de manera distintiva las casas, los almacenes, los edificios cívicos y de gobierno y los templos. Desde entonces estos últimos han dominado el espacio construido de la humanidad como una de las principales piezas de arquitectura. El sentido de lo sagrado, como principal motivo para construir ha producido obras paradigmáticas del ingenio humano. La aparición del cristianismo y la identificación del occidente europeo como ámbito geográfico de la cristiandad católica ha legado a las generaciones las magníficas iglesias de Europa y, no menos importante en términos históricos, la organización burocrática de la Iglesia Romana. Esta iglesia sería parte vital de la maquinaria de conquista y colonización de América iniciada por España en 1492.

El libro Un pueblo unido por la fe: espacios de devoción es la entrega más reciente de Esteban Prieto y Virginia Flores. Se trata de una edición del Banco Popular que con este título suma un volumen más a una serie de libros dedicados a la conformación de nuestro espacio nacional. Trae la estampa de sus autores, pues es conocida la trayectoria de Esteban Prieto, arquitecto egresado de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) en 1972. El Dr. Prieto cursó estudios especializados en Conservación Arquitectónica en el ICCROM, en Roma, Italia; maestría en Conservación de Monumentos y Bienes Culturales en el 2003 y obtuvo su Doctorado en Arquitectura con mención Honorífica para el año 2008 en la Universidad Michoacana en México. Fue Director Fundador del Centro de Inventario de Bienes Culturales; Director Nacional de Patrimonio Cultural de 1986 a 1996; Miembro Fundador y de Honor del Comité Dominicano del ICOMOS; Vicepresidente Mundial del ICOMOS de 1993 a 1999. En su haber tiene la membresía de múltiples asociaciones profesionales y es autor de numerosas publicaciones en revistas indexadas. De Virginia Flores Sasso, coautora con Prieto además de su compañera de vida, tenemos que es arquitecta egresada cum laude de la Universidad Iberoamericana (1989) con Maestría en Conservación y Restauración de Monumentos y Bienes Culturales, Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) en 2001 y Doctora en Arquitectura por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Morelia, México en 2006. Flores es autora de numerosos artículos y estudios y labora como profesora investigadora en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).

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Estamos ante el producto del trabajo de dos intelectuales dedicados al análisis de nuestra historia arquitectónica. Sin embargo, no se trata de un libro de arquitectura religiosa, o para decirlo con mayor propiedad, no se trata sólo de un libro de arquitectura religiosa; se trata de un libro que usa los espacios de devoción, las iglesias, como hilo conductor para adentrarnos en una historia fascinante que toca la historia eclesiástica, la historia urbana y la historia política de la república. La arquitectura aparece como elemento que agrega continuidad a la narrativa. La obra cuenta con las magníficas fotografías de Víctor Siladi, quien tuvo además bajo su responsabilidad la edición, la diagramación y el diseño del libro. Cuenta con traducción al inglés de Amanda Livotti y al francés de Isabella Martínez Ascanio. Su contenido puede ser enriquecido con la realidad aumentada de la app MIRA Popular.

La presentación de la obra a cargo del Banco Popular Dominicano da paso a un prólogo de Mons. Benito de La Rosa y Carpio quien discurre acerca de las ideas que marcan el libro. La primera de ellas es la idea del cristianismo como base de la unidad del pueblo dominicano para luego elaborar un discurso que toca lo histórico, lo arquitectónico, lo monumental, lo popular y lo patriótico. Cierra el prólogo valorando la dedicatoria de los autores a la Virgen de la Altagracia como ¨símbolo de la unidad nacional¨ (las comillas son de Mons. de La Rosa y Carpio) cuyo santuario en Higüey, parece contener en un solo lugar, la historia, la devoción, la dignidad del obispado por ser catedral y la arquitectura. Se trata de un texto marcado por el pensamiento de un sacerdote emérito que, como he dicho antes de él, verdaderamente cree en Dios.

Dar a conocer los alcances de la materialización de lo sagrado mediante la arquitectura y otros elementos del culto es la idea que rige la obra desde la introducción hacia los demás capítulos que la componen. Valora además el papel jugado por la iglesia en la apropiación del vasto territorio americano. Toda la belleza del culto católico se convierte en una categoría a partir de la cual los autores construyen un discurso bien estructurado y dotado de la base documental que caracteriza a dos investigadores de fuste como son Prieto y Flores.

El capítulo Los inicios de la Evangelización del Nuevo Mundo recurre a un salto hacia atrás, hacia la Europa Medieval con referencias a Gregorio VII y su reforma de la Iglesia basada en el monacato, la implementación de la escolástica, las reformas de la liturgia y el uso del arte como elemento comunicador de verdades teológicas y trascendentes. El texto pasa luego a la historia de España, los Reyes Católicos y la empresa de Colón que abre a Europa el gran ámbito americano. Las operaciones de apropiación del territorio mediante hechos como la fundación de la Casa de Contratación de Indias es un paso fundamental en la sistemática colonización de América que contó además con el concurso de las órdenes religiosas y el clero secular. Todos los manejos políticos para, por medio de la fe y no excluyendo la espada y el tormento, obtener el dominio continental de América, se detallan en las páginas del capítulo 1.

El Capítulo 2 es el corazón del libro, su título, Espacios de devoción, así lo atestigua; se divide en cuatro partes dedicadas a: catedrales católicas, iglesias católicas, monasterios y conventos y, por último, otros templos cristianos. Se trata de una

Esteban Prieto y Virginia Flores Sasso

Un pueblo unido por la fe: espacios de devoción

Ediciones del Banco Popular Dominicano 2021 439 pp.

sección documentada de manera precisa. Es además didáctica pues los autores, catedráticos de importantes escuelas de arquitectura del país, explican en el texto las particularidades de las estructuras jerárquicas de la Iglesia Católica y no escatiman las referencias a bulas, documentos eclesiásticos, memoriales, cartas e informes. Las citas abarcan desde los tiempos coloniales hasta el siglo XX. El mandato de Ovando, la dictadura de Heureaux o la tiranía de Trujillo tuvieron su momento en la construcción de la fe católica dominicana llegando también, en el caso de Trujillo a instrumentalizarla políticamente.

En el capitulo señalado anteriormente se destaca el apartado dedicado a la Catedral de Santo Domingo. Se trata de un recuento sumamente detallado de los aspectos históricos y constructivos de una iglesia de importancia universal. El apartado lo completan detalladas fotos de elementos destacados de la iglesia. Los autores prestan atención a la participación popular en la construcción del catolicismo nacional con la mención, en esta parte del libro y en otras, de las cofradías que eran agrupaciones de gente del pueblo en muchos casos negros y mulatos que organizaban fiestas religiosas y eventos sacros. Los autores destacan la condición de referente de la vida cotidiana que era y es, la Basílica Catedral Metropolitana Nuestra Señora de la Encarnación.

El apartado dedicado a la Catedral Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de la Diócesis de La Vega es abordado en todas sus particularidades y curiosidades históricas desde la Bula Romanus Pontifex del Papa Julio II -el mismo que comisionó a Miguel Ángel el techo de la Capilla Sixtina- emitida el 11 de agosto de 1511 hasta la nueva catedral construida a finales del siglo XX y dedicada el 4 de marzo de 1992.

La ecléctica Catedral de Santiago Apóstol es abordada en todo su contexto urbano relacionando su desarrollo con el de la ciudad. Se destaca de manera especial las menciones a las importantes obras de adecuación realizadas durante el siglo XX y la referencia a que esta catedral sea considerada como la primera obra de envergadura de estilo neogótico realizada en el país.

La sección dedicada a la Basílica Catedral y Santuario Nuestra Señora de la Altagracia es rica en referencias. En el texto se lee como un hecho que la construcción de la ciudad de Higüey, corre a la par con la construcción de sus iglesias pues aborda de manera integral la historia de la ciudad, fundada en 1505 por Nicolás de Ovando a medida extendía su dominio sobre la isla. Desde la primitiva iglesia de madera y techo de cana de 1505 la narración, precisa y documentada discurre por las diferentes construcciones religiosas y la devoción a la Virgen de la Altagracia. La veneración de esta advocación mariana transforma a la ciudad en un santuario de peregrinación del país y de la isla. El apartado dedica un espacio especial a la Basílica de Higüey, imponente obra de arquitectura moderna y la sitúa dentro del conjunto urbano mediante citas del autor de la obra. Una interesante descripción de la iglesia cierra el texto.

El libro aborda todas las catedrales del país y a cada una dedica un texto documentado que explica desde el más elemental documento eclesiástico hasta la construcción, el cómo vinieron a existir estas iglesias. En la parte final del capítulo trata de iglesias parroquiales, conventuales y santuarios nacionales. Todas son abordadas con la misma meticulosidad que caracteriza a todo el libro. Las múltiples referencias a las que se alude son la prueba de su importancia, no solo bibliográfica sino académica de la obra. Las iglesias no son simples piezas de arquitectura de las cuales se citan sus cualidades estilísticas, son además el producto de una serie de circunstancias históricas y espaciales. A través de estas iglesias, podemos analizar el proceso de urbanización del país porque ellas surgieron muchas veces para dar auxilio espiritual a una población en crecimiento.

Las referencias a la tolerancia religiosa abundan en el libro y es, como un señalamiento a esa tolerancia, que se introduce el último capítulo dedicado a las iglesias de otras denominaciones cristianas. De nuevo, las entradas relativas a las iglesias son sustentadas por documentos que hacen de este libro una referencia obligada para estudiosos de la historia, el derecho canónico, la arquitectura, o el simple interesado en saber cómo ha evolucionado en el país la creencia en el Dios uno y trino a través de sus edificaciones.

Una realidad se les escapa a los autores o quizás la dejaron fuera libremente, y es el hecho de que el catolicismo pierde terreno frente a otras denominaciones. Hoy crecen las iglesias que, sin hacer uso de la imagen del valle de lágrimas, pero sí de las llamas del infierno, proclaman el evangelio de la prosperidad, el pentecostalismo de los barrios populares o el cristianismo feliz de las iglesias que acogen un público de clase media alta, atraídos por el magnetismo de las celebridades que se pliegan a las túnicas perfumadas de sus pastores.

La Iglesia Católica Romana, con toda su historia, su arte, su música, su riqueza litúrgica y sus manifestaciones populares ha sido una fuerza cohesiva de muchos países. En la República Dominicana es una parte importante de la historia nuestra. Este libro pone en un sólo volumen esa historia y ahí radica su bondad. Es un documento académico bien intencionado, debidamente referenciado, escrito de manera precisa y clara y dotado de un soporte gráfico excepcional.

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