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Maíz 2017/18: Evaluación de tecnologías para una mejor elección

Un ensayo que evalúa la respuesta genética a las variables de nutrición y densidad de siembra en maíz, clave para elegir la mejor tecnología.

Por: Bianchini, A.; Tanducci, W.; Rodríguez Randa, E.; Lorenzatti, S.; Sánchez, M. Okandú SA

Mejorar la eficiencia en el uso de los insumos tendiente a la preservación y calidad de los ambientes productivos es una preocupación actual. Desde la empresa Okandú, evalúan tecnologías en manejo de maíz desde 2014. Los factores de manejo que tienen un impacto directo en el rendimiento del cultivo son la elección del híbrido, la densidad de siembra y la fertilización. El mejoramiento del cultivo en los últimos años contribuyó a que los materiales incrementen la respuesta a la aplicación de tecnología. La elección de la genética adaptada a la zona resulta clave, ya que se observan significativas diferencias de producción en los ensayos comparativos de rendimiento. La elección de la densidad de siembra constituye uno de los aspectos de manejo que incide en el rendimiento final del cultivo de maíz. El ajuste de la densidad de siembra debe estar asociado a la oferta de recursos que ofrece el ambiente (agua y nutrientes). La fertilidad de suelos y nutrición de los cultivos fueron un tema de gran incidencia en la producción de cultivos agrícolas. La adecuada nutrición en el cultivo de maíz permite optimizar la eficiencia de uso de los recursos e insumos utilizados. Una baja densidad y nutrición pueden limitar la expansión foliar y la radiación interceptada. Consecuentemente, la menor intercepción de radiación impacta sobre la producción de materia seca y sobre el rendimiento del cultivo. Si bien se han realizado estudios sobre el impacto de la densidad y nutrición en el cultivo, pocas veces se estudió la respuesta genética a estas variables, al igual que la interacción entre las mismas. Esta información es clave a la hora de la toma de decisiones sobre adopción de diferentes tecnologías. Para dar respuesta a estos interrogantes, en la campaña 2017/18 se realizó un ensayo en el Campo Experimental de Okandú, ubicado próximo a la localidad cordobesa de Inriville. El maíz se sembró el 5 de octubre de 2017 con una máquina neumática y a 52.5 cm entre hileras. El cultivo antecesor fue soja.

Para la elección del híbrido se buscaron los mejores materiales de dos de las principales empresas proveedoras de genética de maíz. La densidad de siembra recomendada para la zona es de alrededor de 80.000 semillas/ha, y para evaluar la respuesta a esta tecnología, se evaluaron también planteos con una densidad 20% menor y 20% mayor (65.000 semillas/ha y 95.000 semillas/ha, respectivamente). El suelo en el que se realizaron los ensayos tenía un pH medianamente ácido, nivel medio de materia orgánica, y disponibilidad media de P, S y Zn. La disponibilidad de N-NO 3 en los primeros 60 cm de profundidad fue de 60 kg/ha. Para evaluar la respuesta al uso de nutrientes, se usó un tratamiento sin aplicación de fertilizante (Testigo). Además, se evaluó una estrategia de fertilización basada en el manejo del productor promedio de la región, que consistió en 80 kg/ha de MAP (11-52-0) a la siembra y una re-fertilización de 150 kg/ha de urea en V4-V6. La cantidad total de nutrientes aplicada con este tratamiento fue de N78 y P18. Debido a que en la zona se observan deficiencias de N, P, S y Zn, se agregó una estrategia nutricional de alta tecnología, en la que se aplicó 160 kg/ha de MESZ (MicroEssentials

Zn: 12-40-0-10S-1Zn), y una re-fertilización de 400 kg/ha de urea en V4-V6. La cantidad total de nutrientes aplicada con esta estrategia fue de N203, P27, S16, y Zn1.6. Los tratamientos evaluados se detallan en la Tabla 1. Todos los tratamientos recibieron el mismo manejo agronómico y protección contra plagas, malezas y enfermedades, de manera que no compitan con el cultivo por los recursos.

La cosecha se realizó a principios de abril de 2018, con cosechadora de microparcelas.

Resultados

Durante la campaña 2017/18, las precipitaciones desde agosto a noviembre fueron normales pero en diciembre superaron los 150 mm. A partir de enero, la disponibilidad de agua se redujo, y en los 2 meses siguientes no hubo precipitaciones. La campaña se desarrolló con una oferta hídrica muy escasa, principalmente en los meses posteriores al período crítico del cultivo.

La oferta ambiental durante el ciclo del cultivo permitió alcanzar un rendimiento máximo de 12.860 kg/ha (Figura 1). Los tratamientos de mayor rendimiento fueron con el híbrido AX 7761, 80.000 semillas/ha y N203 P27 S16 Zn1.6, y con DK 7210, 65.000 semillas/ha, y N203 P27 S16 Zn1.6. Los tratamientos de menor rendimiento produjeron 5.896, y 6245 kg/ha y fueron los testigos sin fertilizar, con el híbrido DK 7210, y 80.000 semillas/ha y con el híbrido AX 7761, y 65.000 semillas/ha. Cuando se evaluó el rendimiento promedio de cada tecnología, se observaron los siguientes resultados: Genética: El rendimiento promedio fue de 10.132, y 9.328 kg/ha con el híbrido AX 7761, y DK 7210, respectivamente. El híbrido AX 7761 rindió 804 kg/ha más que DK 7210. Densidad: El rendimiento promedio fue de 9.881, 9.720, y 9.573 kg/ha con 95.000, 80.000 y 65.000 semillas/ha, respectivamente. Estos resultados muestran que no hubo diferencias significativas entre densidades. Nutrición: El rendimiento promedio fue de 11.906, 10.002, 7.159 kg/ha para los tratamientos N203 P27 S16 Zn1.6, N78 P18, y testigo, respectivamente. La nutrición con NPSZn rindió 1.905 kg/ha más que NP, y 4.748 kg/ha más que el testigo. La nutrición NP tuvo un rendimiento de 2.843 kg/ ha más sobre el testigo. Interacción entre genética y nutrición Dado que la densidad no mostró una respuesta significativa, se evaluó la interacción entre genética y nutrición, que fue significativa (p<0.05) y los rendimientos se muestran en la Tabla 2. Cuando se fertilizó con NPSZn, AX 7761 rindió 1.291 kg/ha más que DK 7210. Cuando se aplicó NP, AX 7761 rindió 1.068 kg/ ha más que DK 7210. En el testigo sin fertilizar, DK 7210 tuvo un rendimiento de 204 kg/ha más que AX 7761.

Nutrición y rendimiento por densidad

La relación entre N a la siembra (N acumulado en el suelo hasta 60 cm + N del fertiúltimo lizante) y rendimiento para cada densidad se muestra en la Figura 2. Con la alta densidad, el N a la siembra explicó el 71% de las variaciones de rendimiento, y la máxima productividad se logró con la mayor disponibilidad de N, que fue de 263 kg/ha. Con la media densidad, el N a la siembra explicó el 80% de las variaciones de rendimiento, y la mayor productividad se alcanzó con la mayor oferta de N. Con la baja densidad, el N a la siembra explicó en menor medida (55%) las variaciones de rendimiento. Con alta oferta de N, la alta densidad permitió alcanzar el mayor rendimiento, pero con baja oferta nutricional, la producción se maximizó con la menor densidad. Esto puede deberse a que, con baja densidad, la oferta de N por planta fue mayor.

La pendiente de la curva fue mayor con la alta densidad, lo que indica que la respuesta a la aplicación de N fue más alta.

Figura 1. Rendimiento promedio de maíz de cada uno de los tratamientos.

Tabla 2. Rendimiento de maíz por tratamientos de genética y nutrición.*Letras distintas indican diferencias significativas (p<0.05).

Comentarios finales

La oferta de recursos durante el ciclo del cultivo permitió alcanzar un rendimiento máximo de 12.860 kg/ha.

Respuesta por tecnología

Genética: El híbrido AX 7761 rindió 804 kg/ ha más que DK 7210. Densidad: No se observó respuesta a densidad de siembra. Nutrición: La nutrición con NPSZn rindió 1.905 kg/ha más que NP, y 4.748 kg/ha más que el testigo. La nutrición NP tuvo un rendimiento de 2.843 kg/ha más sobre el testigo. Cuando se fertilizó con NPSZn, AX 7761 rindió 1.291 kg/ha más que DK 7210. Cuando se aplicó NP, AX 7761 rindió 1.068 kg/ ha más DK 7210. En el testigo sin fertilizar, DK 7210 tuvo un rendimiento de 204 kg/ha más que AX 7761. La disponibilidad de N a la siembra explicó entre el 71% y 80% de las variaciones de rendimiento con la densidad alta y media. La pendiente de la curva fue mayor con la alta densidad, lo que indica que la respuesta a la aplicación de N fue más alta. Las estrategias de manejo de maíz (genética, densidad, nutrición) deben seguir siendo evaluadas y cuantificadas para determinar el impacto productivo que tienen en el cultivo y para que productores y asesores puedan contar con información confiable que les permita tomar mejores decisiones.

Figura 2. Relación N a la siembra y rendimiento de maíz para las tres densidades.

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