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Las crucíferas resistentes llegaron para quedarse
Si bien su mayor abundancia se ubica en el sur de la provincia de Buenos Aires, hay varias zonas donde empiezan a ser un componente clave que define el manejo.
Estado de la resistencia
Hasta hace poco, se hablaba de gramíneas y de Yuyo colorado al referirnos a los grandes problemas de resistencia en Argentina, pero ahora las crucíferas o brasicáceas alcanzaron un nivel de importancia que no pasa desapercibido. La zona con mayores problemas de crucíferas es el sur de la provincia de Buenos Aires (Figura 1), aunque también hay crucíferas resistentes en el sur de Santa Fe, en Entre Ríos, Tucumán y centro de Córdoba (no marcado aún en el mapa por su reciente aparición).
Figura 1 Zonas con presencia de crucíferas resistentes.
Actualmente, hay cinco especies de crucíferas con resistencia en Argentina: Raphanus sativus (Nabón), Brassica napus (Colza o Canola), Brassica rapa (Nabo), Hirschfeldia incana (Nabillo) y Rapistrum rugosum (mostacilla). Entre estas, se presentan biotipos con resistencia a glifosato, a inhibidores de ALS y a 2,4D; y pueden ser resistentes tanto a uno, a dos, e incluso a los tres sitios de acción (Cuadro 1).
En una misma zona, conviven biotipos de diferentes especies y con diferentes resistencias, de manera que no se puede generalizar un único manejo “recomendado”. Herbicidas que no funcionan en algún caso pueden ser excelentes herramientas en otro, para la misma especie o para otra crucífera.
Dinámica de emergencias
Las crucíferas nacen principalmente en otoño e invierno, sin embargo se han observado nacimientos todo el año, lo que complica su manejo. No hay disponibles curvas de dinámica de emergencia de es- tas especies, lo que ayudaría mucho a planificar un mejor manejo.
Principales daños
Por su período de emergencia, mayormente invernal, se comportan como malezas en cultivos invernales (trigo, cebada) y barbechos. Sin embargo, debido a su prolongado período de emergencia y ciclo de crecimiento, lleva a que también se comporten como malezas de los cultivos estivales. En una reciente encuesta a casi 100 productores y técnicos del sur bonaerense, se manifestó la mayor dificultad de control en el cultivo de girasol, seguido de cebada y trigo, soja y finalmente maíz (Figura 2).
En el centro y sudeste bonaerense, está presente en casi todos los cultivos extensivos que se desarrollan, ya sea en invierno o verano, y se comporta como una especie altamente invasora y de difícil manejo.
Monitoreo y manejo cultural
Es importante un monitoreo permanente de los lotes para identificar estas especies y detectar posibles escapes. Son especies muy adaptadas a los sistemas agrícolas, por lo que colonizan rápido los lotes.
Cuadro 1 Biotipos de brasicáceas con resistencia en Argentina.
Figura 2 Dificultad para el control de crucíferas según el cultivo. Fuente: Encuesta Jornada Ideas Regional Aapresid Necochea 2019.
Respecto al uso de cultivos de servicios, la utilización de gramíneas no sería la mejor alternativa porque las crucíferas resultan más competitivas; la inclusión de vicias, en cambio, sería más adecuada ya que terminan “ahogando” las malezas. No obstante es escasa la información disponible respecto a la supresión de estas malezas, en especial con cultivos de servicios.
La utilización de cultivos de servicios de crucíferas merece una mención especial. Es prácticamente imposible asegurar que las semillas de crucíferas utilizadas para cobertura estén libre de individuos resistentes. Por un lado, porque existe hibridación entre especies, pero además puede suceder que un cultivo de crucíferas tenga otras crucíferas resistentes como malezas y, al cosecharlo, es imposible segregar ambos tipos de semillas. En el caso de querer incorporar crucíferas como cobertura, se recomienda asegurar la finalización del ciclo de la misma antes que produzca semillas. Si esto no fuera posible y se detectan escapes, hay que erradicarlos con los medios que estén al alcance.
Manejo químico
Debido a su largo período de emergencias, la estrategia debe basarse en controlar las plantas nacidas e incorporar herbicidas residuales para disminuir futuros nacimientos.
Control de las plantas nacidas en el barbecho
Las alternativas variarán según la resistencia del biotipo en cuestión, ya que tanto el glifosato, como el 2,4D y los ALS son excelentes herramientas que en muchos casos siguen funcionando, como se mostraba en el Cuadro 1.
Respecto a la resistencia a 2,4-D, se siguen observando controles satisfactorios a altas dosis, por lo que se estima podría ser una resistencia del tipo metabólica. En estos casos, la recomendación es sumar un herbicida quemante a la mezcla, como glufosinato de amonio o un PPO (Carfen- trazone, Piraflufen, Saflufenacil, etc.). La atrazina puede considerarse también si la roseta es chica (<10cm). Si la maleza es muy grande, puede recurrirse al doble golpe, con una primera aplicación de Glifosato+2,4D y la segunda con un quemante como los citados, o paraquat.
El tamaño de la maleza es determinante de la eficacia de control. En el estado de roseta pequeña, hay tratamientos muy efectivos que dejan de serlo cuando la maleza aumenta su tamaño (Figura 3).
Control en postemergencia de cereales de invierno
En postemergencia de trigo y cebada, Juan y col. (2019) mencionan algunas alternativas (Cuadro 2).
Tal como se mencionó en el punto 1, en los casos donde no hay resistencia a ALS, los herbicidas siguen siendo una alternativa muy efectiva, solos o en mezcla con hormonales, tanto para el control de las plantas nacidas como de los futuros nacimientos por su efecto residual.
Controles residuales
Los mismos autores, Juan y col. (2019), exponen algunas de las opciones con efecto residual que se utilizan para el manejo de nabo en pre siembra en cultivos de trigo y cebada: Flurocloridona, Diflufenican, Flumioxazin, Terbutrina y Pyrox Sulfone. Varias de estas alternativas también son aplicables a las problemática de otras crucíferas resistentes, como nabón (Raphanus sativus) resistente a inhibidores de la ALS y nabillo (Hirschfeldia incana) resistente a inhibidores de la ALS y 2,4-D. También pueden ser utilizadas en el barbecho previo a la siembra de otros cultivos (maíz, girasol, soja), cuidando los períodos de seguridad correspondientes.
En un ensayo reciente de la Regional Aapresid Tandilia, se vio que la población inicial de crucíferas fue un aspecto decisivo en los resultados observados sobre el uso de herbicidas residuales: partiendo de situación de lote limpio (buen control inicial), todos los herbicidas residuales mostraron altos niveles de control de crucíferas (mayores a 85%). Mientras que bajo condiciones de lote sucio (inadecuado control inicial), se observaron mayores diferencias entre herbicidas residuales.
Figura 3 Representación teórica de la eficacia de control de biotipos de nabo silvestre resistentes (R) y susceptibles (S) a dosis 1 X (300 g e.a./ha) de 2,4-D a los largo de su ciclo de vida. Fuente:
Cuadro 2 Opciones de herbicidas para el control químico de nabo silvestre resistente en trigo y/o cebada en postemergencia.
REFERENCIAS
Gigón R. e Istilart C., 2013. Control de nabón (Raphanus sativus L.) resistente a sulfonilureas en el cultivo de cebada cervecera. Revista Aapresid Cultivos Invernales.
http://www.aapresid.org.ar/rem/alertas/http://www.aapresid.org.ar/rem-malezas/
Juan, V.F.; Núñez Fré, F.; Saint-André, H., 2019. La nueva vieja problemática: control de biotipos de nabo silvestre (Brassica rapa L.) con resistencia. Revista Aapresid Cultivos Invernales.
Kitroser J. y López de Sabando M., 2019. Control químico de crucíferas resistentes en el sudeste bonaerense. Regional Aapresid Tandilia.
Ustarroz, D. 2019. Alternativas de control de hirschfeldia incana “mostaza” resistente a glifosato y 2,4D. Artículos digitales de divulgación Protección vegetal INTA Manfredi.