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Cultivos de servicio y agricultura regenerativa en la agenda de La Carlota

Un modelo sustentable que produzca al menos 15 tn MS/ha, utilice al menos el 80% de esa MS producida y se traduzca en 1000 kg de carne o 12 mil litros de leche.

Con la presencia de 70 profesionales del agro, entre ellos productores y técnicos, la Regional La Carlota organizó una jornada especial el pasado 3 de mayo, en la Asociación de productores de La Carlota. El foco del encuentro estuvo puesto en los aportes que pueden realizar los cultivos de servicio a los sistemas de producción, haciendo especial énfasis en el suelo como base para la sustentabilidad del sistema.

Con el objetivo de poner en contexto el “porqué” de la temática de la jornada y su relación con Aapresid, el coordinador de las Regionales Nodo Oeste, Ing. Agr. Fabricio Del Cantare, dio un marco sobre el aporte que pueden realizar los cultivos de servicio a la SD, y compartió algunas estadísticas de su adopción.

La siembra directa en Argentina alcanza niveles de adopción superiores al 90% del área agrícola y los aportes que esta práctica realizó a la producción son innumerables. Sin embargo, es evidente que con la adopción de la SD como práctica única no alcanza para solucionar muchos de los inconvenientes que atentan contra la sustentabilidad de los sistemas. Según señaló el especialista, debemos migrar hacia una mirada holística de la SD y comenzar a hablar de Sistema de Siembra Directa, que podríamos definir como la SD acompañada de Prácticas Productivas Sustentables (PPS) a través del tiempo. Todo esto lo convierte en un sistema superador respecto de la SD como técnica única.

Estas PPS se relacionan con la no-remoción del suelo; cobertura de rastrojos; cobertura vivas la mayor parte del año posible; rotación de cultivos; nutrición estratégica; manejo integrado de plagas, malezas y enfermedades; uso responsable de fitosanitarios, entre otras. Al analizar cada uno de estos pilares, es evidente que los cultivos de servicios tienen un aporte importante para cumplir con estas PPS.

La existencia de vacíos de información y falta de conocimiento sobre el manejo de los cultivos de servicio, atentan contra la adopción de la herramienta. Por ello desde Aapresid se lanzó la Red de Cultivos de Servicios que apunta a llenar esos vacíos de información y potenciar la red.

Gestión del agua

Sobre la temática vinculada a la gestión del agua, habló el Ing. Agr. MSc. Cristian Alvarez, del INTA Gral Pico. Más allá del agua de lluvia que medimos, el manejo y las características propias del suelo definen ambientes, y el ingreso de agua de lluvia puede ser muy diferente. Esto condiciona el desarrollo homogéneo de los cultivos no solo por la existencia de ese diferencial en el ingreso de agua al perfil, sino también porque influye en otros procesos como la respuesta a la fertilización, el movimiento de herbicidas en el suelo, la competencia del cultivo con malezas, entre otros. Así, se observan lotes con alta heterogeneidad en el desarrollo y rinde de los cultivos. Esta situación, cada vez más frecuente en las distintas zonas productivas, podría ser remediada si se ajustan variables de manejo como la rotación, y en la que los cultivos de servicio tienen un aporte importante para realizar.

El especialista remarcó la necesidad de ser eficientes en el aprovechamiento del agua. “Cada milímetro de lluvia debe ser aprovechado para producir biomasa”, afirmó. De aquí que el conocimiento de los ambientes con los que se cuenta es fundamental para poder hacer una correcta gestión del agua de cada sistema. Esto es simplemente conocer el tipo de suelo, su textura, limitantes, condiciones de uso y manejo, y fundamentalmente medir la variable agua como base para planificar y tomar decisiones.

Uno de los nuevos conceptos que introdujo Álvarez es el de Índice Hídrico Óptimo cuya determinación da como resultado el agua útil real. La formación de agregados de alta resistencia a la penetración de raíces genera que el 100% del agua útil, calculada como la diferencia entre CC y PMP, puede no estar disponible para el cultivo por la resistencia a la penetración de dichos agregados. Llevado a situaciones reales de campo, esto se manifiesta con cultivos que muestran síntomas de estrés hídrico a pesar de tener agua disponible.

A favor de los cultivos de servicios, el ingeniero del INTA General Pico compartió algunos resultados de aprovechamiento de agua en comparación con la técnica de barbecho, cuyo fundamento radica en almacenar agua para el cultivo siguiente. Según expuso, el barbecho tiene una alta ineficiencia como herramienta para gestionar el agua debido a las pérdidas por evaporación, que en determinados ambientes pueden significar incluso balances negativos de agua en el perfil al momento de la siembra del cultivo posterior. “La idea de realizar cultivos de servicio en lugar de barbecho tiene su fundamento en aprovechar esa agua que se perdería por la ineficiencia de la técnica, para producir biomasa y generar servicios al sistema”, sentenció.

Una característica típica de la zona de influencia de la regional La Carlota, es la presencia de napa en algunos ambientes. En línea con esto, Álvarez mencionó la importancia de caracterizar la napa no solo en profundidad sino también en calidad a través de parámetros como CE, sodio, sales, etc. Al darle identidad a la napa, se puede determinar qué tipo de rotación realizar en esos ambientes y evitar problemas de salinización y pérdida de superficie por aumento de “bajos salinos”. “Una forma de manejar esta situación podría ser mediante cinturones con pasturas que rodeen las zonas salinas para impedir su crecimiento”, comentó. No obstante, aclaró que es necesario un enfoque de manejo del agua a nivel de cuenca para encontrar soluciones sustentables a la problemática.

Experiencias locales en cultivos de servicio

Con el objetivo de mostrar resultados locales sobre experiencias en cultivos de servicio (CS), el Ing. Agr. Henri Anselmi del INTA La Carlota, mostró resultados de ensayos donde se evaluaron variables relacionadas al consumo de agua, aporte de N de Vicia, y rendimiento del cultivo estival posterior.

Al analizar la utilización de centeno y triticale como cultivos de servicio previo a la siembra de soja, observaron que el rendimiento de soja fue mayor para los tratamientos con CS. Esto es atribuible a una mejora en la economía del agua ante la reducción de las pérdidas por evaporación durante el barbecho, y una mejora en la precipitación efectiva.

En experiencias posteriores, evaluaron la utilización de Vicia villosa pura y en mezcla con avena. El foco nuevamente estuvo puesto en evaluar si el consumo de agua de los diferentes tratamientos con CS tuvo impacto en el rendimiento del maíz siguiente en la rotación. Asimismo, evaluaron el aporte de N de la Vicia y se comparó con tratamientos con/sin fertilizante. Finalmente, realizaron un cálculo de margen bruto del cultivo de maíz para determinar si el ahorro de fertilizante era económicamente viable. Algunas de las conclusiones a las que arribaron, fueron las siguientes:

Fotografía Parte del equipo de la regional La Carlota a minutos de comenzar la jornada.

• No hubo grandes diferencias de producción de MS de Vicia pura en comparación con la incorporación de Avena.

• El gasto de agua para el crecimiento de CS no afectó al rendimiento del maíz subsiguiente.

• El tratamiento maíz sin CS fue el de menor rendimiento, con diferencias estadísticamente significativas.

• El tratamiento maíz sembrado sobre vicia como CS y sin fertilizar, no difiere estadísticamente respecto a los tratamientos fertilizados, debido al aporte de N que realiza la cantidad de MS de vicia producida.

El margen bruto del tratamiento de maíz después de Vicia sin Urea es superior al MB del tratamiento maíz sin Vicia más la aplicación de Urea. El desarrollo alcanzado por la Vicia en las condiciones del ensayo aseguraron un buen aporte de N y se lograron rindes superiores a un maíz sin CS y fertilizado con Urea.

Agricultura regenerativa

El encargado de hablar sobre agricultura regenerativa también fue Cristian Álvarez, del INTA Gral. Pico. Al hablar de cultivos de servicio es primordial definir un objetivo por el que queremos adoptar la técnica ya que, entre otras cosas, esto nos define el volumen de materia seca a lograr y el momento del año en el que necesitamos ubicarnos. A su vez, cada especie produce materia seca con perfiles nutricionales muy diferentes, de tal manera que una gramínea puede ser utilizada para capturar nitrógeno disponible en el suelo e incorporarlo al sistema, y evitar así su lixiviación a las napas.

Otra de las grandes preguntas en manejo de CS es en qué momento cortar el ciclo y con qué relación C/N. Nuevamente el objetivo es lo que debemos poner por delante para tomar la decisión correcta. A modo de ejemplo, si el objetivo fuera mejorar la condición física del suelo y la porosidad, hay que apuntar a relaciones C/N altas para aumentar el tiempo de descomposición de las raíces.

Otro punto importante es la sincronización de la oferta de Nitrógeno con las necesidades del cultivo y la relación C/N del cultivo de servicio. “Una Vicia de baja relación C/N, secada en octubre me podría estar entregando la mitad del N a los 30 días. Esto no estaría sincronizado con las necesidades de N de un maíz sembrado en diciembre”, sentenció el especialista del INTA.

La arquitectura de raíces también es otro factor a tener en cuenta. “Debemos comenzar a considerar la materia seca producida en las raíces para caracterizar cada una de las especies que estamos utilizando”, recomendó.

Pasturas perennes pueden llegar a tener una relación de hasta 5 kg de MS radicular por cada 1 kg de MS aérea producida, mientras que especies anuales rondan relaciones de 1:1. Además, la arquitectura de las raíces está íntimamente relacionada con la actividad biológica del suelo. Al respecto, Álvarez brindó algunos ejemplos de cómo las raíces pueden favorecer la proliferación de lombrices y actividad biológica, y su incidencia en el ciclado de nutrientes, la formación de agregados y la porosidad, entre otros.

Para cerrar, invitó a “probar la adopción de los cultivos de servicio de a poco, no solo para mejorar la productividad de los sistemas, sino también para ser más amigables con el ambiente y reducir el impacto ambiental”.

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