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Los suelos del oeste bonaerense, ¿se están acidificando?

Si bien no todos los suelos se están acidificando, existen algunos donde la acidificación es importante. Un análisis sencillo permite al productor corregir a tiempo los problemas de este efecto.

Autores Heredia, O.S. UBA-FAUBA- Heredia@agro.uba.ar Cueva Tacuri, M. UBA-FAUBA- Heredia@agro.uba.ar Oyarzabal, M. UBA-FAUBA- Heredia@agro.uba.ar IFEVA, UBA, CONICET, FAUBA

Los suelos sanos son la base de la producción de alimentos saludables y de la seguridad alimentaria. Almacenan y filtran el agua, albergan un cuarto de la biodiversidad del planeta y ayudan a adaptarnos y a combatir el cambio climático, entre otras cosas. Por todos estos motivos es que debemos cuidarlos.

Aproximadamente el 30% de los suelos agrícolas del mundo están afectados por problemas de acidez y muchos de ellos se encuentran en las regiones más productivas.

La acidificación progresiva que se presenta en los suelos donde se practica agricultura intensiva, tanto en áreas tropicales, húmedas y templadas, se debe entre otras causas, al reemplazo paulatino de las bases cambiables (Ca, Mg, K y Na) por iones H+ y Al+3. Las razones de esta acidificación pueden estar vinculadas a los materiales originales del suelo hasta la lluvia.

La acidez edáfica es considerada como una de las principales limitantes para la producción agropecuaria a nivel mundial. Afecta en forma directa al crecimiento de las plantas y en forma indirecta incide negativamente en la disponibilidad de nutrientes, que es una de las mayores limitaciones. Además de bajar la productividad, puede incrementar la biodisponibilidad de elementos fitotóxicos, afectar la actividad microbiana y las condiciones físicas de los suelos.

Cuando baja el pH del suelo se pierden bases, siendo la más importante es el calcio (Ca). En las plantas, este nutriente activa y regula la división y el alargamiento celular. Influye en la compartimentación de la célula relacionada con la especialización de los órganos celulares.

El Ca resulta imprescindible para el desarrollo de órganos de crecimiento como raíces, brotes, frutos, etc. Su carencia se manifiesta en deficiencias en la formación de la pared celular de los tejidos nuevos (puntas de las raíces, hojas jóvenes y brotes).

Este ion interviene en la traslocación de hidratos de carbono y en la utilización del nitrógeno por las plantas. También modula la acción de hormonas y señales fundamentales para el metabolismo vegetal.

Asimismo, es fundamental para el equilibrio iónico de la célula y para la permeabilidad de la membrana y la absorción de elementos nutritivos. Forma parte de la estructura de las paredes y membranas de las células.

En el suelo, es clave para mantener los coloides floculados así como una buena estructura y porosidad del suelo. El descenso del pH también trae aparejado un aumento de la acidez intercambiable en el suelo (Al+H) y, a la larga, el riesgo del aumento del aluminio intercambiable (Al) que es tóxico para las plantas.

Figura 1 Mapa con ubicación de los grupos de suelos analizados.

Cuando la acidez intercambiable es alta, afecta a muchos procesos en el suelo. En una condición ácida, el aluminio fija el fósforo y causa deficiencia en las plantas. Así, la biodisponibilidad del hierro, aluminio o manganeso puede ser muy alta y alcanzar niveles tóxicos con valores de pH menores a 5,6.

El pH es el indicador de la condición de acidez o alcalinidad del suelo y el parámetro que un productor debe solicitar al laboratorio para conocer inicialmente como está su suelo con respecto a la acidez. Es un indicador sencillo y económico.

La medición del pH es una medida fácil de interpretar y permite un diagnóstico rápido de los efectos potencialmente perjudiciales de la acidez al medio en la relación suelo-planta. Incluso aunque no describa las causas ni el origen de la reacción que condujo a la presencia de protones (H+) en solución.

En el oeste bonaerense, en zonas ocupadas por Hapludoles (suelos poco desarrollados), se detectaron lotes con bajo pH y surgió la necesidad de hacer un análisis más detallado de los mismos. Con la colaboración de las Chacras Bragado Chivilcoy y otros productores de la zona, se realizó un muestreo dirigido en lotes agrícolas con 20 a 25 años bajo siembra directa y rotación trigo/soja-maíz.

Las zonas evaluadas fueron seis grupos de suelos agrícolas y prístinos identificados por el nombre de la localidad a la que pertenecen: Bragado (G1), Los Toldos (G2), Tres lomas (G3), Gral. Villegas (G4), Carlos Casares (G5) y 25 de Mayo (G6) en la provincia de Buenos Aires (Figura 1). En total se sacaron 36 muestras.

Se les determinó pH en agua (relación suelos: agua 1:2,5). En la Figura 3, se puede ver la determinación y escala de pH en suelos.

La zona de pH ideal para la producción es la comprendida entre pH 6,5 a 7,5, donde se encuentran suelos con buena actividad biológica y estructura, con fertilidad natural o que, siendo fertilizados, presentan una buena disponibilidad de los nutrientes. Por debajo de los mismos, es donde se puede empezar a tener problemas y es el motivo de este artículo.

Figura 2 Muestreo de suelos sobre rastrojo de soja.

Los suelos sin actividad agrícola, sacados en cascos, montes o pasturas añosas de la zona tienen una variación de pH de 6,32 a 7,0. Mientras que los agrícolas variaron entre 4.96 a 6,5 (Figura 4).

Los suelos del oeste bonaerense son frágiles, con bajo contenido de materia orgánica y arcillas, lo que los hace sensibles a la pérdida de estabilidad química y física. La cobertura orgánica de la SD los protege fundamentalmente del impacto de la lluvia, pero la falta de reposición de nutrientes hace que se deterioren desde el punto de vista químico.

El valor medio del pH en agua de los suelos prístinos analizados fue de 6,58; mientras que de los suelos agrícolas en promedio fue de 5,75, con un valor mínimo de 4,96 en el grupo de Los Toldos y máximo de 6,59 en el grupo de Gral. Villegas.

El análisis de estos resultados demuestra un descenso promedio de 0,835 unidades de pH (Figura 4). Estos descensos variables dependen de las características del suelo y de la historia de manejo del mismo.

No todos los suelos disminuyeron su pH. Los suelos de General Villegas (G4) y Tres lomas (G3) fueron los menos afectados por la actividad agrícola, mientras que el resto manifiesta descensos más evidentes, como los suelos de Los Toldos.

Evitar el aumento o disponibilidad de elementos nocivos también debe ser un objetivo para lograr la salud del suelo y nuestros alimentos.

En este trabajo podemos afirmar que algunos Hapludoles del oeste bonaerense se han acidificado y requieren un seguimiento y control a fin de disminuir riesgos para los cultivos y el ambiente. En este sentido, hemos comenzado un ensayo de encalado en la zona de Los Toldos, con el objetivo de evaluar el efecto sobre el pH y otras variables como el fósforo disponible, bajo cultivo de soja.

Figura 3 Medición y Escala de pH de suelos.

Figura 4 Variabilidad de los valores de pH en agua en suelos agrícolas y suelos prístinos.

Prístino (n:6), Agrícola (n:30), los colores de los símbolos se corresponden con los grupos detallados en la Figura 1.

Agradecimientos:

Al proyecto UBACyT 20020170100396BA y a la Chacra Bragado-Chivilcoy de Aapresid.

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