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Elevados rendimientos potenciales de trigo bajo riego en Norpatagonia Experiencias campaña 2018
Autores Magalí Gutierrez Sistema Chacras – Aapresid Alejo Ruiz Sistema Chacras – Aapresid Jorge Fraschina Inta Marcos Juárez
Introducción
Norpatagonia presenta excelentes condiciones ambientales para la producción de cultivos extensivos debido a sus condiciones de temperatura y radiación, sumado a la disponibilidad de agua de calidad para riego. En esta zona, el elevado cociente fototermal (Q) que relaciona radiación y temperatura, favorece especialmente la generación del rendimiento de los cereales de invierno como el trigo. Existe una elevada correlación entre el número de granos y el cociente Q en el período comprendido entre 20 días pre-floración a 10 días post-floración, impactando en el rendimiento (Fischer, 1985). El cociente Q es más elevado en Norpatagonia que en otras zonas productivas del país (Peralta et al., 2012) y permite explicar los mayores rendimientos potenciales de trigo en estos ambientes.
Con respecto a la evaluación de cultivares de trigo en Argentina, en la Red Nacional de Evaluación de Trigo (RET, INASE) en la EEA INTA Balcarce (2017) se reportaron rendimientos en parcelas de 11.000 kg ha- 1. Sin embargo, en evaluaciones realizadas en los años 2012, 2015 y 2016, en micro parcelas instaladas cerca de la localidad de General Conesa, Rio Negro, se reportaron rendimientos de trigo superiores a los 12.500 kg ha-1, tanto con variedades de ciclo largo como de ciclo corto (Peralta et al. 2012; Gutierrez et al. 2015 y 2016). Ante esta expresión de rendimiento surge como desafío tratar de ajustar prácticas de manejo del cultivo que permitan acercar esos rindes a nivel de lote, algo que no se ha logrado hasta el momento.
El objetivo de esta experiencia fue continuar con la evaluación de los potenciales alcanzables en la región Norpatagónica trabajando con macro franjas a campo, evaluando componentes de rendimiento y la calidad del grano obtenido en planteos productivos con tecnologías de manejo que nos permitan maximizar los rendimientos.
Materiales y Métodos
Los ensayos se realizaron en el establecimiento Kaitaco (39°57’ S; 64°55’ O), a 45 km de General Conesa, Río Negro y en el establecimiento El Carbón (40°41’ S; 63°08’O) a 15 km de Carmen de Patagones, Buenos Aires, ambos pertenecientes a la a Chacra Valles irrigados Norpatagónicos. En lotes de producción regados por aspersión con pívot se sembraron distintas variedades de trigo de ciclo largo, intera medio y corto en macro franjas. Previo a la siembra se realizó análisis químico de suelo para determinar los niveles de fósforo y nitrógeno inicial. Las variedades evaluadas y los detalles del planteo de los ensayos a campo pueden observarse en la Figura 1.
Figura 2a Riegos y lluvias durante el ciclo del cultivo de trigo establecimiento El Carbón.
Figura 2b Riegos y lluvias durante el ciclo del cultivo de trigo establecimiento Kaitaco.
Las semillas fueron tratadas con fungicida e insecticida (VIBRANCE INTEGRAL). En el momento de la siembra se fertilizó con 24 kg/ha de P y 21 kg/ha de N en El Carbón, y con 12 Kg/ha de P y 10 kg/ha de de N en Kaitaco; en ambos casos la fuente utilizada fue fosfato diamónico (DAP). La fertilización nitrogenada posterior se realizó durante el ciclo del cultivo en forma fraccionada, aplicándose urea en dos momentos: en El Carbón se volearon 69 kg/ha de N el 10/8 y 92 kg/ha el 4/10 mientras que en Kaita- co se volearon 88 kg/ha el 15/9 y 88 kg/ha el 25/9. Se realizó un control de malezas de hoja ancha a fines de macollaje usando herbicidas hormonales (DICAMBA y 2-4 D) y se realizó una aplicación de fungicida (AMISTAR Xtra) debido a la presencia del hongo Puccinia striiformis en algunas de las variedades bajo estudio. Las precipitaciones y láminas de riego aplicadas durante el ciclo de cultivo pueden apreciarse en la Figura 2.
Figura 1 Variedad, Sitio, Fecha de siembra, Superficie, Espaciamiento entre surcos, plantas logradas y niveles iniciales de fósforo y nitrógeno en el suelo. Campaña 2018.
Muestreos y determinaciones
Durante el ciclo del cultivo se registró el momento de espigazón (Z 5) según la escala de Zadoks (1974). A su vez periódicamente se realizaron observaciones para registrar la posible presencia de algún tipo de estrés (hídrico, malezas, plagas, enfermedades).
En madurez comercial (MC), se realizó la cosecha manual a través de un muestreo de 5 repeticiones de 2 metros lineales por macro franja y variedad. Las muestras se procesaron individualmente y en cada repetición se evaluó: espigas/m2, granos/ espiga, peso de 1000 granos, número de granos/m2, rendimiento en kg/ha ajustado al 14% de humedad y proteína en grano.
Los registros diarios de temperatura máxima (Tmax), media (Tmed), mínima (Tmin) y evapotranspiración de referencia (ETo) fueron obtenidos de estaciones meteorológicas ubicada en los establecimientos. En El Carbón se dispuso de los valores de radiación, mientras que en Kaitaco los valores fueron estimados a partir de las temperaturas diarias y de la utilización del software CROPWAT 8.0 (FAO). Para ambos sitios se calculó del coeficiente fototermal (Q) según Fisher (1985).
Con respecto a la disponibilidad de agua durante el ciclo del cultivo, en un punto georreferenciado en cada sitio se realizaron determinaciones de humedad al tacto cada 0,20 m y hasta 1 m de profundidad cada 15-20 días desde la siembra. Se estimó la lámina de agua útil (AU) en mm en cada medición por el método de humedad de suelo por tacto y apariencia (USDA, 2000). Se estimó el consumo diario y total en el ciclo del cultivo a través de un balance hídrico utilizando el kc del cultivo estimado por imágenes satelitales de NDVI (Sentinel-2) por el método que propone Calera et al. (2016) para cultivos herbáceos. Se realizo el balance hídrico del cultivo hasta el metro de profundidad en función de los registros de ETo, lluvias y riegos por el método propuesto por Allen et al. (2006), con la implementación de umbral de estrés variable.
Se compararon los rendimientos obtenidos con cada una de las variedades mediante un ANOVA. El análisis estadístico de los datos se realizó con el software estadístico INFOSTAT (Di Renzo et al. 2014). También se realizaron regresiones lineales entre los rendimientos obtenidos y los componentes de rendimiento evaluados
Resultados y discusión
Condiciones climáticas durante el ciclo de los cultivares
El momento de espigazón de las distintas variedades pueden observarse en la Figura 3.
En ambos sitios la última helada se produjo el 11 de octubre y se asume que la producción no se vio afectada por temperaturas inferiores a 0°C en el momento de espigazón-antesis. Durante la etapa de macollaje la Tmed fue adecuada, favoreciendo la producción de macollos, y durante el período crítico (20 días antes y 10 días después de floración) la Tmed se mantuvo entre 15.5 y 17.5 °C para todos los cultivares, temperaturas que se consideran adecuadas para una buena definición del número y peso de los granos. La evolución de la temperatura media, máxima y mínima en ambos sitios durante el periodo crítico de los cultivos puede observarse en la Figura 4a.
El coeficiente fototermal medio en el PC fue ligeramente menor en comparación con el Q histórico para el caso de El Carbón (1.9 vs 2.0) y más alto en el caso de Kaitaco (2.1 vs 1.7). La evolución de este parámetro en los distintos sitios durante el periodo crítico de cultivo y su comparación con los datos históricos puede observarse en Figura 4b.
Cabe aclarar que el día 27/11, los cultivares evaluados en el sitio El Carbón, se vieron sometidos a un evento de granizo leve, el cual generó pérdida de espiguillas terminales y la consecuente pérdida de granos, afectando el número de granos (Figura 5).
Figura 3 Momento de espigazón (Z 5) para las variedades de trigo evaluadas. Campaña 2018.
El rendimiento promedio de la cosecha manual de las distintas variedades (n=5), sus componentes numéricos y el contenido de proteína pueden observarse en la Figura 6. El rendimiento promedio obteb nido a nivel de lote de producción en los sitios de estudio fue de 8821 kg/ha en El Carbón (45 has) con la variedad SY 120, y de 7780 kg/ha en Kaitaco con las variedades CEIBO y BIO 1008 (31 has c/u).
El análisis estadístico de los resultados indica que las variedades más productivas (p-valor<0.05; Test Fisher) fueron SY 120 en el sitio El carbón (13118 kg/ha), y BIO 1008 y CEIBO en Kaitaco (11518 y 12194 kg/ ha respectivamente), sin diferencias significativas entre estas últimas.
Los resultados obtenidos a través de cosecha manual concuerdan con los rendimientos potenciales reportados para países situados en latitudes superiores a 40° (Senapati et al., 2019), y resultan superiores al potencial observado en la región triguera tradicional pampeana.
Como era de esperarse, la variación del rendimiento entre variedades fue explicada en mayor parte por el número de granos/m2 (r2= 0,497), dado por el peso de los mismos (r2= 0,0849). A su vez, el número de espigas/m2, estuvo positivamente correlacionado con el rendimiento evaluado (r2= 0,322), mientras que los granos/espiga presentaron muy baja correlación (r2= 0,000007). De lo anterior se desprende que el número de espigas/m2 sería un factor clave para incrementar a través del manejo agronómico (interacción variedad por espaciamiento, y plantas logradas por ambiente), y así tratar de maximizar los rendimientos de trigos sin deficiencias nutricionales y bajo riego en la región Norpatagónica. (Figura 7). En esta experiencia los mayores rendimientos se alcanzaron en planteos que superaron las 750 espigas/m2.
La importancia de lograr un alto número de granos por unidad de superficie para alcanzar altos rendimientos en trigos de la zona norpatagónica a través de un mayor número de espigas/m2 ya había sido observado en ensayos preliminares de la chacra VINPA trabajando con la variedad BIOINTA 1005 (Gutierrez et al. 2016). En esa evaluación los mayores rendimientos, superiores a los 12000 kg/ha, se obtuvieron con 30.000 a 35.000 granos/m2, en planteos con más de 700 espigas/m2 y con pesos de granos (P1000) superior a los 40 g.
Figura 4 Evolución de a) Temperatura media, mínima y máxima durante el ciclo del cultivo y b) del Coeficiente fototermal durante el PC en ambos sitios y los valores históricos (periodo 1980- 2014; T base = 4.5 °C)..
Figura 5 Impacto de granizo en trigo en el sitio El Carbón. Puntas de espiga rotas y perdida de granos en el suelo. Campaña 2018. Carmen de Patagones, Buenos Aires.
El contenido de proteína en grano fue muy variable entre las variedades, oscilando entre 9.9 % a 13 %. En general se observa, como era de esperar, que la proteína en el grano tiende a disminuir con el aumento de los rendimientos (r2=0.4188), excepto en la variedad BASILIO con la que se obtuvieron elevados rendimientos y niveles de proteína. No obstante, sería posible obtener alta productividad (>10.000 kg/ha) con adecuado contenido de proteína para su comercialización (>10.5% proteína), combinación ya observada en ensayos de Chacra VINPA en años anteriores (2015, 2016 y 2017; datos no publicados).
Figura 6 Componentes de rendimiento promedio y proteína en grano para las variedades de trigo evaluadas. Campaña 2018.
La demanda de agua estimada (ET0) para el cultivo desde siembra a madurez fue de 537 mm en El Carbón y de 504 mm en Kaitaco, ambas inferiores a las calculadas en el año 2015 para ciclos largos y cortos (Peralta et., al 2012), en las cuales se reportaron demandas de 670 mm y 580 mm respectivamente. Esta situación puede ser atribuible a la menor demanda ambiental de esta campaña en comparación con los valores históricos, y que puede observarse en la Figura 8 a través de los valores de evapotranspiración de referencia (ETo).
Durante el período crítico los niveles hídricos del suelo en El Carbón se mantuvieron por encima del umbral de estrés, lo cual es adecuado para una correcta generación de granos/m2 (Satorre, et., al 2007), mientras que en Kaitaco los niveles de humedad estuvieron 20 días por debajo, situación que podría haber perjudicado el rendimiento de las variedades en ese sitio (Figura 9). Por otro lado, durante el periodo de definición del peso de los granos, los sitios contaron con niveles de humedad en el suelo supec rior a los umbrales de estrés, por lo tanto, se asume que el peso de los granos no se vio afectado. Según Rawson & Macpherson (FAO, 2001) el peso potencial de los granos se obtiene evitando el estrés hídrico antes del estado de pasta temprana (Z8) y dejando de ser necesario continuar regando una vez superado este estadío.
Figura 7 Relación entre el rendimiento y a) número de granos/m2, b) peso de mil granos, c) número de espigas/m2 y d) número de granos/espiga. Trigo campaña 2018.
Figura 8 Evapotranspiración de referencia (ETo) mensual en los distintos sitios de estudio y su comparación con los valores históricos (1980- 2014). Campaña 2018.
Observando los máximos umbrales de estrés diarios que se presentaron en esta campaña, se puede inferir que, para maximizar rendimientos en trigo, deberá pres- tarse especial atención a los riegos durante el PC para que los niveles de humedad del suelo sean superiores al 65% de capacidad de campo (CC).
Figura 9 Balance hídrico diario del cultivo a) sitio Kaitaco y b) sitio El Carbón. Barras verdes indican lluvias y barras violeta riegos durante el ciclo. La línea azul indica la evolución del contenido de agua en la zona radicular estimado por balance hídrico diario, y los puntos rojos las mediciones reales de humedad de suelo. La línea punteada indica el valor del umbral de estrés diario. El recuadro rosado indica el período crítico del cultivo. Campaña 2018.
Comentarios finales
• La expresión de rendimiento de trigo evaluada en la región Norpatagónica durante 2018, con variedades de ciclo largo y corto, nuevamente estuvo por encima de la registrada en la región triguera típica de Argentina.
• Los resultados obtenidos sugieren poner énfasis en la tecnología agronómica que nos permita asegurar más de 700 espigas/ m2 y así obtener un número de granos superior a 30000, y que con buen llenado de los granos se podría pensar en alcanzar rendimientos superiores a los 12000 kg/ha.
• La demanda hídrica para estos planteos por ahora se ubica alrededor de los 550 mm, y resulta clave mantener niveles superiores al 65% de CC durante el PC del cultivo para evitar momentos de estrés que puedan afectar la expresión del rendimiento.
• Con estos rendimientos el cultivo de trigo surge como alternativa productiva sustentable en la rotación agrícola de Norpatagonia (hasta el momento conformada principalmente por cultivos estivales), por su aporte de carbono al sistema con la posibilidad de alcanzar rendimientos rentables, y además permite el ingreso de vicia villosa como puente verde y el consecuente servicio de aporte de carbono y nitrógeno biológico al suelo, fundamental en los suelos de Norpatagonia.
BIBLIOGRAFÍA
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