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Recomendaciones para el manejo de tizón foliar o común en maíz

Medidas que van desde la planificación del lote hasta la aplicación de fungicidas foliares

El Tizón foliar o común es una enfermedad que se encuentra en toda la zona de producción maicera de Argentina. Sin embargo, toma importancia en siembras de maíces tardíos (noviembre a enero) y en las zonas más templadas o al norte del país, ya que estas fechas presentan las condiciones climáticas predisponentes para el desarrollo del patógeno. En las últimas campañas, el tizón foliar común ganó mayor relevancia debido a un aumento en la superficie sembrada con maíces tardíos.

Cuando se combinan híbridos susceptibles con las condiciones ambientales propicias para este hongo, pueden ocurrir significativas pérdidas de rendimiento, generando la infección en estadios iniciales del cultivo. Las lesiones causan una reducción del área foliar de la planta, lo que limita la fotosíntesis y con ello, el llenado de granos. Cuantas más lesiones haya en una planta y cuanto más temprano se desarrollen, mayor será la pérdida en el rendimiento.

AGENTE CAUSAL

El agente causal es el hongo saprófago denominado en su forma asexual Exserohilum turcicum (ex: Helminthosporium turcicum), que sobrevive al invierno como micelios y conidios en el rastrojo de maíz. El sorgo (Sorghum bicolor) y sorgo de Alepo (Sorghum halepense) pueden ser también hospedantes de este patógeno.

En la actualidad se lograron identificar varias razas del patógeno que se nombran en base a su comportamiento particular, según los distintos genes de resistencia presentes en el cultivo denominados Ht (hasta la actualidad fueron identificados 9 genes de resistencia). La raza 0 afecta solo a los híbridos que no presentan ningún gen de resistencia o Ht0, la raza 2 a los híbridos con Ht2, la raza 23 a los que tienen los genes Ht2 y Ht3 y así sucesivamente (ver Tabla 1).

Tabla 1 Interacción gen a gen entre patógeno y cultivo hospedante. X: reacción incompatible entre la raza del patógeno y el gen de resistencia Ht del cultivo, no hay infección. ✓: reacción compatible entre la raza del patógeno y el gen de resistencia Ht del cultivo. Hay infección.

A nivel mundial, la raza 0 de E. turcicum es la que se presenta con mayor frecuencia (55 %). Sin embargo, la prevalencia de una raza por sobre la otra se va modificando según la zona y también con el paso de los años. Por ejemplo, en el este de Estados Unidos, en el año 1974, la raza 0 se presentaba en un 88 %, mientras que en 1990 pasó a ser un 50 %, y en el 2005 la principal es la raza 1 en la misma zona.

CONDICIONES PREDISPONENTES

El desarrollo de la enfermedad se ve favorecida por temperaturas moderadas de entre 18 y 26 °C y períodos prolongados (más de 6 horas) de mojado foliar por lluvias o rocío. Mientras que el clima cálido y seco restringe el desarrollo y la propagación de la enfermedad.

PÉRDIDAS DE RENDIMIENTO

Se sabe que el establecimiento de E. turcicum puede ocasionar pérdidas del rendimiento de entre el 30 y 50 % si las lesiones alcanzan antes (2 semanas) o durante la floración, las hojas de la espiga o las superiores a esta. Y son mínimas si la enfermedad ocurre después de este estadio (6 semanas).

Otro aspecto a tener en cuenta que puede incrementar las pérdidas de rendimiento, es que las lesiones foliares a causa del tizón también pueden contribuir al desarrollo de las enfermedades de pudrición del tallo y raíces. Esto se debe a que generan una removilización de reservas.

IDENTIFICACIÓN DE LA ENFERMEDAD: SÍNTOMAS

Las primeras lesiones pueden comenzar 1 a 2 semanas después de la infección. El inóculo es dispersado por el viento o la lluvia desde el suelo hacia las partes inferiores del canopeo, principalmente. Por ello es común que las lesiones iniciales se detecten en las hojas inferiores como manchas pequeñas ovaladas y acuosas, de color pajizo con halo húmedo, aisladas, desde etapas muy tempranas en el cultivo (Foto 1).

Estas lesiones se transforman luego en zonas necróticas alargadas de 2,5 a 25 cm y ahusadas o en forma de cigarro, limitadas por un margen más o menos definido, oscuro marrón-rojizo, avanzando sobre las nervaduras (Foto 2).

Foto 1 Primeros síntomas de la enfermedad

Foto 2 Lesiones avanzadas.

Foto 3 Lesiones avanzadas.

Cuando el ataque es muy severo, la enfermedad avanza hacia arriba en el canopeo, las lesiones se agrandan y se unen cubriendo hojas enteras que se marchitan, se rajan longitudinalmente y la planta muere (Foto 3).

La cantidad o el tamaño de las lesiones puede variar según el grado de resistencia.

En híbridos susceptibles y condiciones húmedas, la esporulación fúngica comenzará en unos pocos días. Las esporas son de color gris oscuro, generalmente en la superficie inferior de la hoja, lo que les da un aspecto "sucio".

MANEJO

La herramienta clave para evitar pérdidas económicas por esta enfermedad son las prácticas preventivas de manejo. Entre las más importantes, se pueden nombrar:

1 USO DE HÍBRIDOS TOLERANTES A LA ENFERMEDAD

El uso de híbridos con mejor comportamiento frente a la enfermedad (mayor tolerancia), es la principal estrategia de manejo. En nuestro país, según la zona, se pueden encontrar una o varias razas del hongo. El nivel de tolerancia, que es informado por los semilleros, está definido por el comportamiento de los híbridos con distintos tipos de resistencias en varias zonas productivas siempre de alta incidencia del patógeno. Existen dos tipos de resistencia a la enfermedad que se detallan en la Tabla 2.

Tanto la resistencia monogénica como la poligénica, varían según el híbrido. En general, los híbridos subtropicales presentan mayor tolerancia que los templados. La combinación de ambos tipos de resistencia en un solo híbrido sería la mejor protección contra esta enfermedad. Sin embargo, existe poca disponibilidad de materiales que presenten adecuada tolerancia a la enfermedad con alto potencial de rendimiento, por lo que se ha ampliado el uso de fungicidas foliares.

Además de la elección del material a sembrar, es necesario evitar las densidades de siembra por encima de las recomendadas por cada semillero, ya que esto también generará condiciones predisponentes para el desarrollo del patógeno.

2 MANEJO DEL RASTROJO

Las prácticas que ayudan a disminuir la cantidad de rastrojo bajarán la concentración de inóculo presente en el lote y así la probabilidad de infección. Por ello se recomienda realizar una planificada rotación de cultivos y evitar el monocultivo de maíz (u otros hospederos). En sistemas de siembra directa y en zonas con condiciones ambientales predisponentes, es aconsejable la rotación de dos años sin maíces para prevenir la enfermedad.

3 USO EFICIENTE DE FUNGICIDAS

La aplicación de fungicidas foliares es una alternativa válida para el control de la enfermedad en híbridos susceptibles, con ataques frecuentes y severos, y en lotes de mayor potencial. Antes de tomar la decisión de aplicar fungicida, se deben considerar las prácticas de manejo preventivas del lote, las condiciones climáticas previstas y factores económicos. En base a ello, se podrá establecer o no la necesidad de la aplicación.

Para que una estrategia de uso de fungicidas sea eficiente, debe ser planificada mientras los niveles de la enfermedad estén bajos (poco % de área foliar lesionada). en este sentido, es importante el monitoreo temprano de la enfermedad y el conocimiento de sus signos iniciales, especialmente en lotes riesgosos: híbridos susceptibles, fechas de siembra tardía, lotes sobre rastrojo de maíz y zonas de altas precipitaciones.

El momento óptimo para realizar la aplicación dependerá de muchos factores, tales como: condiciones ambientales, intensidad de la enfermedad, tolerancia del híbrido y estadio del cultivo.

Respecto a la cuantificación de la enfermedad para prevenir las pérdidas de rendimiento, se debe tener como referencia a las hojas de la espiga (He) y las que están inmediatamente por encima y por debajo de la misma (He+1 y He-1). Debido a que el tizón tiene como característica aumentar el largo de las lesiones cuando las condiciones son favorables para su desarrollo, el largo de la lesión (cm) es considerado más preponderante que la cantidad de lesiones como variable para su cuantificación. Como equivalente a una lesión, se propone el largo de 1 cm, por ello una lesión de 5 cm equivaldría a 5 lesiones. Por lo tanto, se aconseja como Umbral de Daño Económico (UDE) realizar aplicaciones de fungicidas foliares en híbridos susceptibles entre Vt y R1 cuando el promedio de las lesiones/ hoja sea de uno (1), teniendo en cuenta solo las hojas de referencias He, He+1 y He-1 (Carmona, M. y Sautua, F., 2014)

En cuanto a moléculas utilizadas, hay trabajos que recomiendan la mezcla de triazol + estrobilurina para reducir la severidad de la enfermedad, aplicados en estadios vegetativos (V12) o en dobles aplicacio- nes (V12+R1) con resultados satisfactorios (Couretot, L.; Parisi, L. y Magnone, G, Pergamino, 2014).

En las evaluaciones realizadas por la Red de Maíz Tardío (RMT) 2018/2019 de Aapresid, hubo una respuesta positiva en el rendimiento frente a la aplicación del fungicida (Azoxistrobina + Cyproconazole). Para todos los sitios y los genotipos evaluados, el rinde aumentó 550 kg/ha en promedio. Esto se dio en concordancia con los resultados de las evaluaciones de años anteriores de la Red, cuando los aumentos en el rendimiento del maíz oscilaron entre 500 kg/ha y 700 kg/ha con el uso de fungicida foliar.

En todas las pulverizaciones realizadas, pero especialmente cuando se aplican fungicidas, es sumamente valioso lograr homogeneidad en la cobertura de las gotas y una buena penetración en la parte inferior del canopeo del cultivo, donde comienza mayormente el desarrollo de los patógenos. Para ello se debe prestar atención a las condiciones generales del equipo pulverizador y más puntualmente al tamaño de las gotas generadas y al volumen de aplicación que se utilizará, siendo este último factor el más importante para permitir una correcta cantidad de gotas/cm2. Específicamente en el maíz y debido a la altura que puede alcanzar este cultivo al momento del control de E. turcicum, generalmente sea hace necesario la aplicación con avión para evitar así posibles pérdidas por daño de plantas.

Siempre son aconsejables las medidas de manejo adoptadas en forma conjunta y con una visión a largo plazo, ya que constituyen la mejor y más eficiente práctica de control de la enfermedad.

Tabla 2 Tipos de resistencia a la enfermedad.

BIBLIOGRAFÍA

• Presencia temprana del tizón común en maíz en lotes de la Región pampeana. Carmona, M.; Scandiani, M.; Formento, N. y Luque, A.

• Enfermedades foliares reemergentes del cultivo de maíz: Royas (Puccinia sorghi y Puccinia polysora), Tizón foliar (Exserohilum turcicum) y Mancha ocular (Kabatiella zeae). Formento, N.

• Enfermedades del maíz y Umbrales para su control 2015-2016. Carmona M. y Sautua F.

• Comportamiento sanitario y respuesta a la aplicación de fungicidas en genotipos de maíz en fechas de siembra tardía en la Región Pampeana. Accame, F.; Madias; Borrás, L. y Gambín, B.

• Taller de Enfermedades en maíz 2011. Regional Aapresid Vicuña Mackenna. Sillon, M.

• Tizón Foliar del Maíz. Departamento de Servicios Técnicos de DuPont Pioneer, 2014

• Aerial and ground applications of fungicide for the control of leaf diseases in maize crop (Zea mays L.). Da Costa, D.I. y Boller, W.

• Evaluation of race population distribution, fungicide sensitivity and fungicide control of Exserohilum turcicum, the causal agent of Northern Leaf Blight of corn. Weems, J.D.

• Northern Corn Leaf Blight. Purdue University. Wise, K.

• Northern Corn Leaf Blight Fact Sheet. Cornell University. Bergstrom. G.

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