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Manejo de plagas: nuevos desafíos que nos presentan los cultivos de servicios

La mayor o menor diversidad de componentes del paisaje tiene su impacto sobre las poblaciones de diversas plagas. Conocer esto puede contribuir al manejo sostenible de los procesos fitosanitarios en los agroecosistemas.

Por: Flores, F.

La ‘ecología del paisaje’ es una subdisciplina relativamente nueva de la ecología que estudia el impacto que tienen los diferentes componentes del paisaje en los procesos ecológicos que afectan la distribución y abundancia de los organismos, en este caso los insectos plaga. El conocimiento de cómo el arreglo espacial de los elementos del paisaje, es decir la estructura, afecta la dinámica de los organismos vivos se plantea como un área de estudio que puede contribuir al manejo sostenible de los procesos fitosanitarios en los agroecosistemas y los sistemas de producción.

Desde el punto de vista agronómico, los cultivos de servicios ofrecen una desconocida cantidad de servicios ecosistémicos y van ganando cada vez más terreno debido a la cuantificación de beneficios que otorgan. Una de las ramas de estudio que está comenzando de manera incipiente podría describirse como el efecto de la ecología del paisaje en la entomología aplicada. En otras palabras, es el estudio del efecto de la mayor o menor diversidad del ambiente y su impacto sobre las poblaciones plagas y enemigos naturales en la sucesión de cultivos o en aquellos linderos que se lo conoce como efecto borde.

En el abordaje de esta temática es importante la descripción de la escala espacio-temporal sobre el estudio de artrópodos para entender las dinámicas de especies y comunidades insertas en los agroecosistemas. Esto podría describirse como el efecto de los cultivos de servicio en las poblaciones de artrópodos en la medida que aumenta la superficie, la heterogeneidad o no de los mismos, los diferentes cultivos agrícolas que se implanten y el ambiente en el que se desarrollan.

Un hito en la agricultura argentina fue la siembra directa que con una rápida adopción modificó la forma en que se producía, con cambios sustanciales en lo que respecta a la no perturbación de suelo y el mayor uso de herbicidas para mantener barbechos limpios. La presencia de residuos vegetales y la estabilidad del suelo cambiaron las características físico-químicas como así también numerosos parámetros biológicos, favoreciendo la presencia de insectos y otros organismos asociados al suelo, muchos de los cuales son dañinos a los cultivos que allí se implanten. En función de los diferentes ambientes en los que se desarrolla la agricultura en Argentina, esto produjo que algunas plagas fueran favorecida en sus ciclos biológicos por la no disrupción del suelo como ser gusanos blancos, chinche de suelo, tucuras, trips, chinche de los cuernos, y algunas especies de lepidópteros plagas que empupan en el suelo, como el complejo Spodoptera o Helicoverpa sp., entre otros.

Este sistema de producción adoptado de manera masiva también produjo efectos adversos para ciertas plagas, ya sea por un ambiente más favorable para el control biológico por predatores, parasitoides, etc. como así también patógenos asociados a una mayor humedad de suelo.

La Agricultura Siempre Verde aporta beneficios de mejora en la actividad biológica, fertilidad y estructura del suelo, uso de recursos, secuestro de C, etc. pero a la vez plantea nuevos desafíos en lo que respecta al nuevo hábitat creado y, en algunos casos, puede favorecer el aumento significativo de plagas que no solo sean perjudiciales a los cultivos de invierno implantados sino también a la sucesión en la rotación. El interrogante que se plantea es qué plagas pueden verse favorecidas y cuál puede ser su implicancia en función de la escala de los cultivos que se implanten y que favorezcan parte de su ciclo biológico. En relación a la magnitud en la que viejas o nuevas plagas se manifiesten, otro aspecto a tener en cuenta es la capacidad de dispersión en sus estados adultos que puede generar problemas más focales y otros en zonas más amplias.

Una de las plagas más dañinas en la agricultura que reduce el stand de plantas y que disminuyó de manera significativa sus poblaciones desde la adopción masiva de la siembra directa fueron las orugas cortadoras en sus diferentes especies (Agrotis sp, Feltia gypaetina, Peridroma saucia, etc.). Estas mantuvieron sus poblaciones en aquellas zonas en las cuales las pasturas de base leguminosa ocupan un territorio considerable para la producción ganadera.

El avance de la agricultura con barbechos limpios perjudicó la biología de estas especies ya que los adultos no encontraron sitios de ovipostura y sus estados larvales alimento para su ciclo de vida invernal. Para la zona de Marcos Juárez, puntualmente, para el año 2000 se registraban capturas en trampa de luz de más de 150 adultos por noche desde mediados de abril hasta junio. Para esa época este complejo era uno de los mayores desafíos en la implantación de cultivos, pero con el paso de los años y el cambio en la estructura de las comunidades alimenticias que sustentaban sus poblaciones, estas fueron disminuyendo de manera significativa a valores que no implican peligro en la actualidad. En las últimas campañas se produjeron daños significativos de alguna de estas especies en lotes de maíz con antecesores de vicia pura o consociada con gramíneas en el sur de la provincia de Córdoba y cuyas capturas en trampa de luz mostraron aumentos significativos.

El aumento del área de gramíneas en la rotación buscando diferentes objetivos más allá de los productivos (disminución de la erosión, secuestro de carbono, aumento de niveles cobertura, etc.), puede favorecer el incremento de poblaciones de ciertas plagas que las afectan directamente (a las gramíneas), como la oruga militar verdadera “Pseudaletia adultera”, o ser puente para plagas dañinas, como chicharritas “Delphacodes kuscheli”, que en la sucesión de cultivos (maíz) a nivel regional, pueden verse seriamente afectados ya que es vector del mal de Río Cuarto.

Las chinches son consideradas una de las plagas más importantes de diversos cultivos, ya sea en la implantación de maíz o en los estados reproductivos de la soja. El aumento de la superficie sembrada con leguminosas como vicia favorece el establecimiento de estas plagas ya que les ofrece refugio invernal a especies como Dichelops furcatus, dañina en la implantación de maíces tempranos, o la chinche marrón Euschistus heros. Por otro lado, actúa como receptor de aquellas especies como Nezara o Piezodorus que a la salida del invierno y debido a los altos valores de proteína desarrollan su primera generación post-invernal y son dañinas particularmente en la producción de semillas. Si bien una alta población de chinches en vicia no implica una relación directa con altas poblaciones en soja, el hecho de que actúe como cultivo trampa brinda la posibilidad de que reduzcan drásticamente sus poblaciones mediante controles selectivos y posiblemente se traduzca en menores niveles poblacionales a nivel local.

Si bien estas son algunas de las plagas que pueden verse favorecidas por el cambio del paisaje, los desarrollos de sus poblaciones dependerán de la suma de factores interrelacionados que pueden afectar en ambas direcciones sus niveles. La amplitud o tamaño de los lotes visto como parche en relación a una estructura homogénea del paisaje donde se desarrollan los cultivos, la fase del ciclo biológico que puede verse favorecido, la capacidad reproductiva de las plagas agrícolas y su capacidad de dispersión, la diversidad del ambiente que se genere y favorezca a los factores de mortalidad natural, y las características climáticas en donde se desarrollen los cultivos van a interaccionar de manera conjunta en la mayor o menor expresión de las dinámicas poblacionales de artrópodos perjudiciales y benéficos.

El conocimiento a futuro de las interrelaciones mencionadas podrá orientar la investigación para generar mapas con patrones de incidencia a escala espacial y temporal de las plagas teniendo en cuenta los aspectos biológicos y ecológicos de las mismas y con ello generar modelos predictivos de zonas de riesgo. Estas áreas de trabajo permitirán la disponibilidad oportuna de información para facilitar la toma de decisiones preventivas y de manejo de plagas.

La ecología del paisaje plantea esta oportunidad y los estudios de entomología aplicada deben contribuir a la consolidación conceptual, teórica y metodológica de esta disciplina como una alternativa para entender la dinámica de los insectos de interés desde una perspectiva integral.

BIBLIOGRAFÍA

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