7 minute read
Haciendo foco en enfermedades de girasol
Conocer las patologías y realizar diagnósticos correctos, es la primera herramienta para manejarlas. Algunas pautas a tener en cuenta y evitar complicaciones.
Por: Sillon, M.; Magliano, F. Facultad de Ciencias Agrarias de Esperanza, Universidad Nacional del Litoral. Centro de Sanidad Sillon & Asoc.
Una de las limitantes bióticas del cultivo de girasol son las enfermedades, entre las que se encuentran hongos que afectan las hojas, tallos, flores y capítulos. Las condiciones climáticas, el potencial y nivel de intensificación del cultivo y la siembra directa son factores que pueden aumentar progresivamente el inóculo presente y generar una redistribución del mismo, que se traduce en un progreso sostenido de las enfermedades. Frente a una nueva campaña agrícola donde se renuevan esfuerzos, es un buen momento para hacer foco en determinadas patologías que pueden traer complicaciones. La primera herramienta para manejarlas es conocerlas y realizar diagnósticos correctos, por eso esta nota técnica apunta a recordar algunas pautas a tener en cuenta.
Foto 1 Planta afectada con Verticilosis, véase la necrosis internerval en la mitad de la planta. Foto créditos: Margarita Sillon.
MARCHITEZ POR VERTICILLIUM DAHLIAE
Esta enfermedad puede producir enormes daños, siendo la quebradura del tallo y el secado anticipado de plantas los más importantes. El hongo permanece en el suelo con una estructura que se denomina microesclerocios. A través de sus exudados, las raíces promueven la germinación de estos microesclerocios, que generan hifas que penetran por las mismas hasta llegar al sistema de conducción de la planta. El síntoma más característico es el abigarrado de la hoja y la necrosis internerval (Foto 1). Como técnicos, es importante contar con información relativa a antecedentes de problemas similares en el lote, susceptibilidad del híbrido a sembrar y respetar las densidades adecuadas. Es una enfermedad que depende del inóculo primario del lote, por eso la rotación es fundamental.
MILDIU DEL GIRASOL
Enfermedad potencialmente destructiva. Su agente causal es un falso hongo denominado Plasmopara halstedii, y durante los últimos 4 años se han reportado problemas recurrentes y prevalencias crecientes en el norte santafesino en siembras de invierno. El patógeno requiere un suelo húmedo y frío para prosperar, y puede tener dos ciclos de infección (por semilla o plántula y por hoja, cuando la planta está más desarrollada), lo que le da mayores posibilidades de frecuencia a lo largo de los años.
Ya se ha comprobado la presencia de razas de Plasmopara halstedii con resistencia al metalaxyl,generando situaciones complejas para el manejo. Las pérdidas de rendimiento se deben a la infección primaria, a través de raíces, que causa plantas improductivas, con clorosis verde blanquecina alrededor de las nervaduras de las hojas. Las plantas muy afectadas quedan enanas y con el capítulo erecto (Foto 2). La infección secundaria (aérea) lleva la dispersión de la enfermedad hacia otras plantas, y los síntomas son menos evidentes si la infección se retrasa.
Los trabajos de INTA Reconquista recalcan que anticipar la fecha de siembra hacia fines del mes de julio incrementa el riesgo de infección (debido a que la emergencia se produce con bajas temperaturas). Si el lote tiene antecedentes de presencia de la enfermedad conviene considerar sembrar otro cultivo distinto de girasol. En el tratamiento de semillas es fundamental la elección de principios activos específicos para Oomycetes.
Foto 2 (arriba izq.) Planta enana con Mildiu, obsérvese las bandas blancas en nervaduras de hojas y el capítulo erecto. Créditos: César Berardo.
Foto 3 (arriba der.) Lesiones de MNT. Créditos: Florencia Magliano.
ENFERMEDADES DE FIN DE CICLO: MAN- CHA NEGRA DEL TALLO (MNT) Y MAN- CHA DE LA HOJA (MHA)
La enfermedad conocida como MNT es ocasionada por el hongo Phoma macdonaldii, y se reconoce a campo por lesiones ovaladas oscuras en la inserción del pecíolo en el tallo y puede llegar a rodearlo (Foto 3). Los síntomas iniciales también pueden ser puntos necróticos en hojas que crecen y coalescen hasta formar áreas necróticas. El inóculo primario se encuentra en rastrojos, semillas y plantas voluntarias. Es importante la rotación de cultivos. En el norte de Santa Fe se reportaron resultados satisfactorios con el uso de fungicidas foliares, que redujeron el número y tamaño de lesiones en tallos en un 80 % (Fotos 4 y 5).
En cuanto a la MHA, es ocasionada por el hongo necrotrofo Alternaria helianthi y provoca manchas en hojas, con desarrollo de lesiones concéntricas que reducen el área fotosintéticamente activa. Las infecciones iniciales se observan en hojas inferiores, pero pueden “ascender” hasta el 50 % de altura de la planta si realizan varios ciclos secundarios a partir de las primeras lesiones (Foto 6). Trabajos en el norte de Santa Fe con aplicación de mezclas de triazoles y estrobilurinas, han reducido de 50 % a 75 % la severidad en hojas, logrando incrementos de hasta 1000 kg/ha, cuando se presentaron MNT y MHA conjuntamente.
Foto 2 (arriba izq.) Planta enana con Mildiu, obsérvese las bandas blancas en nervaduras de hojas y el capítulo erecto. Créditos: César Berardo.
Foto 3 (arriba der.) Lesiones de MNT. Créditos: Florencia Magliano.
¿LAS DOS ROYAS EN GIRASOL?
La roya negra o verdadera es una de las royas que afecta el girasol y es ocasionada por Puccinia helianthi. Se caracteriza por la presencia de pústulas color herrumbre en las hojas, que pueden afectar toda la planta (Foto 7). Las condiciones ambientales son temperaturas superiores a 24 ºC, y de 6 a 8 horas de mojado foliar. El uso de cultivares resistentes es la mejor medida de manejo y las mezclas de fungicidas presentan buen control de pústulas, logrando incrementos significativos de productividad.
Pero existe una segunda roya que afecta el cultivo y que puede presentar confusión: la roya blanca o “falsa roya”. En este caso no se trata de un hongo sino de un pseudohongo denominado Albugo tragopogonis, que está presente en toda el área girasolera y se lo considera un patógeno de menor importancia, pero en siembras tardías puede provocar muerte de plántulas. Los días calurosos y las noches frescas favorecen la infección. Los síntomas comienzan en la cara superior de las hojas con ampollas elevadas y amarillentas, que corresponden, en la cara inferior, con las mal llamadas “pústulas” blancas (Foto 8). La fuente de inóculo primario son las oosporas que quedan de restos de cultivos anteriores. Sus síntomas pueden confundirse con mildiu, pero éste no forma ampollas sino decoloración y enanismo. Como medidas de manejo se recomienda el uso de híbridos resistentes. Si se usan fungicidas, deben ser específicos para Oomycetes.
En el año 2007, Aapresid alentaba el manejo integral del girasol, teniendo en cuenta todos los aspectos: ambiente, genética, fechas de siembra, control de malezas, fertilización y uso de fungicidas. Hoy esos consejos están vigentes más que nunca para sostener un cultivo que es fundamental dentro del esquema de producción sustentable, y las enfermedades así lo requieren.
Foto 7 (debajo izq.) Pústulas uredosóricas de roya negra del girasol, en cara abaxial. Créditos: Margarita Sillon.
Foto 8 (debajo der.) Ampollas de roya blanca, norte de Santa Fe. Créditos: Margarita Sillon.