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Los tréboles no son solo cuestión de suerte en el noreste argentino

En la búsqueda de cultivares que aporten servicios ecosistémicos, los tréboles son una de las especies más utilizadas en el noreste argentino por su excelente respuesta a las condiciones agroclimáticas de la región.

Por: Romano, S. 1 ; Sciarresi, C. 2 1 Gerente Técnica de Desarrollo de la Chacra Suroeste de Chaco, Aapresid 2 Coordinador Técnico Zonal Chacras, Aapresid

Las leguminosas como cultivos de servicios o como forraje, adquieren cada vez mayor relevancia en los sistemas agropecuarios por el aporte de nitrógeno que realizan al sistema y su valor forrajero, al aumentar la calidad de la dieta animal (Clem & Hall, 1994; Gutteridge & Shelton, 1998; Nichols et al., 2007; Muir et al., 2011). Especialmente en los ambientes del suroeste chaqueño, los tréboles son la especie más utilizada porque poseen un excelente desarrollo en las condiciones agroclimáticas de la región, además de las características anteriormente mencionadas.

LA LEGUMINOSA MÁS DIFUNDIDA EN EL NORESTE ARGENTINO

El “trébol de olor blanco” (Melilotus albus) es una de las especies leguminosas más difundidas en el noreste argentino como cultivo de servicio. Se trata de una especie anual (Turkington et al., 1978) naturalizada en nuestro país (Zuloaga & Morrone, 1999) que posee una gran adaptación a suelos con limitantes químicas y físicas (baja fertilidad, salinidad, alcalinidad, suelos sueltos). Aporta nitrógeno al sistema a través de la fijación biológica con nódulos que pueden llegar hasta 1,20 m de profundidad (Toll Vera, 2018). Tanto su floración como su fructificación se producen de manera escalonada. Es una especie que tiene capacidad de resiembra natural, comenzando su crecimiento en el de mes marzo (con condiciones óptimas de humedad en el suelo), por lo tanto, tiene gran potencial de ser utilizada en planteos de maíz en los que la leguminosa crece en estadíos avanzados del cultivo aportando nitrógeno de una manera más sustentable (Figura 1).

El buen comportamiento de Melilotus albus en condiciones de suelos salinos hace que, en los planteos del suroeste chaqueño, en los que hay presencia de suelos salinos o con tendencia a salinizarse, este trébol pueda destacarse no solo como forraje sino también como cultivo de servicio por su rusticidad generando cobertura y aportando nitrógeno al sistema. Al mismo tiempo, posibilita la recuperación de los suelos (su raíz puede llegar hasta 1,5 m de profundidad) y mejora la estructura y porosidad del suelo (Figura 2).

Figura 1 Melilotus albus de resiembra natural en dos lotes de maíz en Charata, Chaco, en el establecimiento Los Tres Quebrachos.

Figura 2 Raíz pivotante de Melilotus albus en estadíos avanzados en un lote con problemas de compactación (Pampa del Cielo, Chaco).

Para un buen establecimiento de Melilotus albus en lotes de producción, uno de los factores más importantes es la fecha de siembra (Toll Vera, 2018). Adelantar la fecha de siembra a principios de marzo (puede realizarse hasta el mes de abril) asegura una buena producción de biomasa (que puede rondar entre los 4000-7000 kg MS ha-1) antes de la aparición de bajas temperaturas, que ralentizan el crecimiento de la planta, para luego aumentar de manera “explosiva” con las altas temperaturas de la primavera. Cabe destacar que en el suroeste de Chaco casi el 80 % de las precipitaciones se encuentra entre los meses de noviembre a abril, por lo tanto, las siembras tempranas permiten el aprovechamiento de la disponibilidad hídrica en el perfil del suelo y el éxito de la implantación. La densidad de siembra recomendada oscila entre 6 a 12 kg ha-1, dependiendo el objetivo, pues además de cultivo de servicio se puede consociar con pasturas para aumentar la productividad de estas últimas por el gran aporte de nitrógeno a las mismas.

Por otro lado, una buena producción de biomasa adentrado el invierno, asegura una buena cobertura invernal durante una época de baja incidencia de precipitaciones (mayo a octubre) y un mejor comportamiento frente a las heladas. Según datos de la EEA INTA Las Breñas, en el año 2020 se registraron entre el 1 de mayo y el 31 de agosto un total de 23 heladas, siendo la penúltima una de las más severas, alcanzando -8 °C. Por lo tanto, según sean las condiciones ambientales de cada año, un mes de diferencia en la fecha de siembra puede ser la línea que separe el éxito de la pérdida del cultivo (Figura 3).

EXPERIENCIAS EN LA CHACRA SUROESTE DE CHACO CON MELILOTUS ALBUS

Nicolás Listello, miembro de la Chacra Suroeste de Chaco, incorpora esta especie en su sistema ubicado en la localidad de Charata, con el objetivo de generar cobertura mientras aumenta la intensificación en las rotaciones (más cultivos por año). En un principio, esta práctica surgió como una forma de extraer excedentes hídricos en lotes en los que la cosecha de maíz se vio imposibilitada tras las inundaciones del año 2019, aunque luego se empezaron a observar múltiples beneficios, entre ellos un aumento en la actividad biológica del sistema (del suelo y de insectos benéficos), se evitan voladuras de rastrojos y se ve favorecido el ciclaje de nutrientes en el suelo. Además, aprovecha que esta especie posee la capacidad de resembrarse naturalmente, aprovechando su crecimiento al inicio del otoño como “fertilizante” biológico durante la última etapa del cultivo de maíz.

Martin Goujon, asesor y productor en la zona de Colonia Benítez, afirma que el trébol forma parte, hace varios años, de la cadena forrajera de su sistema. Además, recientemente comenzó a utilizar el trébol como cultivo de servicio. Esto le permite integrar su sistema productivo, entre lotes agrícolas y ganaderos, destacando la gran adaptación del trébol a suelos de textura fina y con limitaciones químicas.

Ariel Conrradi, ingeniero y productor de Hermoso Campo, usa esta leguminosa en una consociación con Grama rhodes como una forma de aportar el N sin necesidad de fertilizaciones, aumentando a su vez la biodiversidad de su sistema productivo. En aquellos años en que se retrasan las lluvias primavero-estivales, y siempre y cuando la implantación haya sido exitosa, la incorporación de Melilotus le permite una alta acumulación de materia seca en el mes de septiembre.

Figura 3 Izquierda: Melilotus albus afectado casi en su totalidad por las heladas en El Palmar, Chaco (siembra aérea de fines de abril sobre soja en pie, antes de su cosecha). Derecha: Melilotus albus en floración sembrado el 22 de marzo (Mesón de Fierro, Chaco).

AVANCES DEL MEJORAMIENTO GENÉTI- CO PARA UNA MAYOR PRODUCCIÓN Y MEJOR CALIDAD DE FORRAJE

El auge de los cultivos de servicio y la transformación de los sistemas productivos hacia un camino más sustentable, ha llevado a que en los últimos años aumenten los esfuerzos para introducir especies/ cultivares que incrementen el aporte de los servicios ecosistémicos. El trébol Melilotus albus cultivar “Munay” aparece como nueva alternativa.

El cultivar “Munay” ha sido mejorado para alcanzar un mayor crecimiento invernal, con un mayor número y tamaño de hojas en comparación con otros cultivares de Melilotus albus (Zabala et al., 2016). Posee una excelente calidad forrajera, objetivo para el cual fue mejorado, ya que su alta relación hoja/tallo se traduce en una mayor digestibilidad, un alto potencial productivo y un buen contenido de proteína (https://bit.ly/31iUSxq). Su floración se produce de forma más tardía que el “trébol de olor blanco” (que en Chaco florece desde finales de agosto hasta entrada la primavera, aproximadamente). La producción de biomasa de este cultivar supera los 5000 kg MS ha -1 e incluso puede llegar hasta los 10000 kg MS ha -1 en condiciones óptimas (https://bit.ly/31iUSxq) (Figuras 5 y 6).

Figura 5 Melilotus albus cultivar “Munay” en estado vegetativo.

Figura 6 Melilotus albus cultivar “Munay” en inicios de floración en el establecimiento Los Tres Quebrachos del productor Nicolás Listello

Además de su importancia forrajera, esta especie es sumamente interesante como cultivo de servicio, ya que provee de abundante cobertura al suelo y posee un sistema radicular que no solo es capaz de fijar biológicamente N, sino que también es capaz de crecer incluso en suelos compactados gracias a su estructura radicular (https://bit.ly/31iUSxq) (Figura 7).

CONSIDERACIONES FINALES

Sin dudas existen numerosas prácticas por conocer y llevar a cabo en la búsqueda de sistemas de producción sustentables. Todavía quedan muchos interrogantes por resolver con la introducción de los cultivos de servicio en las rotaciones, especialmente en el sudoeste de Chaco, donde la alta variabilidad climática y la presencia de suelos deteriorados implican desafíos mayores a la hora de la toma de decisiones.

A pesar de ello, las leguminosas (pasturas/ cultivos de servicio) llegaron para quedarse ya que además de brindar los servicios ecosistémicos ya conocidos (mejorar la infiltración, brindar cobertura al suelo, mejorar el control de malezas, entre otros), fijan nitrógeno biológico e incrementan los valores de este nutriente en los suelos. Es por ello que todos los esfuerzos en la mejora genética de estas especies pueden generar grandes avances para mejorar la eficiencia de los sistemas agropecuarios.

Figura 7 Raíz pivotante de Melilotus albus cultivar

BIBLIOGRAFÍA

• Clem, R.L. & Hall, T.J. 1994. Persistence and productivity of tropical pasture legumes on three cracking clay soils (Vertisols) in north-eastern Queensland. Australian Journal of Experimental Agriculture 34:161-171.

• Gutteridge, R.C. & Shelton, H.M. 1998. The Role of Forage Tree Legumes in Cropping and Grazing Systems. En: Ross C.; Gutteridge y Shelton H (Eds), Forage Tree Legumes in Tropical Agriculture. Trop. Grass. Soc. of Australia Inc. St Lucia. Queensland. P 3-11.

• Nichols, P.; Loi, A.; Nutt, B.J.; Evans, P.M., Craig, A.D.; Pengelly, B.C.; Dear, D.S.; Lloyd, D.L.; Revell, C.K.; Nair, N.R.; Ewing, M.A.; Howieson, J.G.; Auricht, G.A.; Howie, J.H.; Sandral, G.A.; Carr, S.J.; De Koning, C.T.; Hackney, B.F.; Crocker, G.J.; Snowball, R.; Hughes, S.J.; Hall, E.J.; Foster, K.J.; Skinner, P.W.; Barbetti, M.J & You, M.P. 2007. New annual and short-lived perennial pasture legumes for Australian agriculture-15 years of revolution. Field Crops Research 104:10-23.

• Muir, J.P.; Pitman, W.D. & Foster, J.L. 2011. Sustainable, low-input, warm-season, grass–legume grassland mixtures: mission (nearly) impossible? Grass and Forage Science 66: 301–315.

• Toll Vera, J. R. (2018). Los tréboles de olor como recurso forrajero. Facultad de Agronomía y Zootecnia, Universidad Nacional de Tucumán. http://www.produccion-animal.com.ar/produccion_y_manejo_pasturas/pasturas%20artificiales/239-Melilotus.pdf

• Turkington, R.A.; Cavers,P.B. & Rempel, E. 1978. The biology of Canadian weeds. 29. Melilotus alba Desr and M. officinalis (L.) Lam. Canadian Journal of Plant Science 49: 1-20.

• Zabala, J., Marinoni, L., Riberto, G., Sánchez, R., & Del Valle, E. (2016). Evaluación agronómica de materiales genéticos de Melilotus albus desr. con diferente contenido de cumarina y su efecto sobre la alimentación de Colias lesbia (Lepidoptera: Pieridae). FAVE- Ciencias Agrarias, 15(1), 1–14.

• Zuloaga, F.O. & Morrone, O. 1999. Catálogo de las plantas vasculares de la República Argentina. II. Dicotyledoneae. Monographs in Systematic Botany from the Missouri Botanical Garden, 74: 1-269.

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