Brasicáceas o Crucíferas: Bases para su manejo y control en Sistemas de Siembra Directa
Autores
Patricia Diez de Ulzurrun (Facultad de Ciencias Agrarias, UNMdP)
Ramón Gigón (Asesor privado)
Marcos Yanniccari (CONICET, Facultad de Agronomía, UNLPam)
Junio de 2024
Editora responsable: REM, Aapresid
Dorrego 1639, S2000 Rosario, Santa Fe
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La información contenida en esta publicación está realizada con el mayor rigor científico posible, sobre la base de experimentos publicados y/o información brindada por los referentes consultados. Sin embargo, ni los autores ni la Institución asumen responsabilidad alguna acerca de riesgos o efectos, actuales o futuros que pudieran derivarse del uso o aplicación de su contenido.
Prólogo
Las malezas son uno de los mayores desafíos que siempre enfrentó la producción agropecuaria, y en particular los sistemas de agricultura continua. A lo largo de la historia productiva en Argentina, diferentes malezas pusieron en jaque el sistema de producción, de acuerdo al sistema vigente en cada momento y las herramientas de manejo de malezas más utilizadas.
Las Brasicáceas o Crucíferas son un grupo de especies de malezas que vienen creciendo en presencia y en dificultad para su control, tanto en sistemas de producción en siembra directa como con labranza. Dentro de esta familia, las especies principales y más problemáticas son el nabón, mostacilla, nabillo y el nabo resistente a glifosato o “nabolza”, las cuales tienen distintas características, como sus flujos de emergencia y susceptibilidad a herbicidas.
La pérdida de susceptibilidad de estas malezas se ha ido dando de diferentes maneras, comenzando con los nabones y su pérdida de susceptibilidad a los herbicidas ALS, luego las mostacillas, y el nabo con su cruza con la colza RR y su gen de resistencia a glifosato. Desde ese comienzo hasta la actualidad, ha ido creciendo la presencia de estas malezas en diferentes zonas y, poco a poco, la pérdida de susceptibilidad a otros modos de acción, basando el manejo principalmente en el control químico. Como ejemplo, en el sudeste de Buenos Aires, la nabolza (resistente a glifosato y a ALS) se encontraba presente en el 8% de los lotes en agricultura continua, pasando a observarse en el 86% de los lotes en 2024, sumando poblaciones con pérdida de susceptibilidad a 2,4-D en la zona de Tandil y Azul.
En relación a todo esto, es de suma importancia poder reconocer y diferenciar las distintas especies de Crucíferas y sus características en cada zona y lote, y contemplar el uso de diferentes métodos de control en el ámbito de un manejo integrado. Si bien, es habitual utilizar los métodos de control de mayor eficacia, simplicidad y más baratos, como suele suceder con el control químico, es indispensable adoptar nuevos enfoques. En Argentina, disponemos de nueve (¡9!) modos de acción diferentes para controlar las Crucíferas, además de otros métodos de control, ya sean culturales, mecánicos o tecnológicos. Es fundamental basar estas decisiones en diagnósticos de calidad.
El camino a seguir es saber más, e implementar un plan de manejo
integrando diferentes métodos de control como base, con resultados más sostenibles en el mediano y largo plazo, aunque sean de menor eficacia instantánea, como rotaciones, densidad de cultivos, distancia entre surcos, orientación, genotipos más competitivos, nutrición de cultivos, control mecánico y químico sitio específicos, para así no permitir que una especie de maleza se adapte fácilmente. La estrategia es “marear” a las malezas, volvernos más impredecibles.
Esteban Bilbao Asesor en Agroestudio Viento Sur y socio Aapresid
01. Introducción
La familia Brasicáceas o Crucíferas presenta aproximadamente 338 géneros y unas 3709 especies distribuidas a nivel mundial (Al-Shehbaz et al., 2006). Incluye muchas especies de interés económico, agronómico y científico, ya sea por ser cultivadas como alimenticias, oleaginosas, forrajeras, ornamentales, o por comportarse como malezas de cultivos (Warwick, 2011; Hasanuzzaman, 2020; Raza et al., 2020). También incluye una especie considerada “modelo” para la ciencia, en estudios de genética vegetal y biología experimental, como es el caso de Arabidopsis thaliana (L.) Heynh (Warwick et al., 2010).
Se conocen más de 130 especies Crucíferas que son consideradas malezas con un elevado poder invasor, varias de estás cosmopolitas, ocasionando interferencia con especies cultivadas. Entre ellas, podemos mencionar a los géneros Brassica L., Hirschfeldia Moench, Raphanus L., Rapistrum Crantz, Sinapis L., Sisymbrium L., entre otros (Jonsell, 1984; Al-Shehbaz, 1988; Warwick y Al-Shehbaz et al., 2006; Warwick et al., 2010; Warwick, 2011). Además, algunas de estas malezas forman complejos maleza-cultivo, por ejemplo Raphanus sativus L., R. raphanistrum L., Brassica napus L. y B. rapa L., siendo capaces de intercambiar genes en condiciones naturales con las especies cultivadas (Warwick y Al Shehbaz, 2006; Warwick et al., 2010).
02. Morfología
Las especies de Brasicáceas o Crucíferas se pueden distinguir morfológicamente de especies de cualquier otra familia de plantas vasculares, incluso si están estrechamente relacionadas, debido a su arquitectura floral altamente conservada y bastante uniforme (Lysak y Koch, 2011).
Están representadas por plantas generalmente herbáceas de ciclo anual, bienal o perenne, con raíces axonomorfas (con frecuencia engrosadas, napiformes). Presentan tallos erectos, herbáceos o rara vez leñosos, con hojas simples, enteras o sectadas, las basales a veces con disposición arrosetada, y las hojas caulinares usualmente alternas, pecioladas o sésiles. Las inflorescencias son de tipo racimos, corimbos o panículas, con flores generalmente hermafroditas; presen-
tan 4 sépalos y 4 pétalos, dispuestos en forma de cruz (cruciformes; de aquí proviene el nombre alternativo y primitivo de la familia: Cruciferae). El androceo está formado por 6 estambres tetradínamos (los 2 externos más cortos que los 2 pares medianos e internos). El gineceo es súpero y bilocular, con glándulas nectaríferas, y dividido en dos lóculos por un falso septo o tabique, denominado replum.
Los frutos suelen ser cápsulas que se abren en dos valvas a lo largo de la línea de unión de los carpelos con la placenta (dehiscencia placentífraga); aunque en muchos géneros los frutos son indehiscentes. Las semillas son numerosas dispuestas en el fruto en 1 o 2 filas (uni o biseriadas). Sobre la base de la relación largo/ancho, los frutos son clasificados en silicuas (más largas que anchas) o silículas (tan anchas como largas), aunque esta división no tiene ninguna implicancia filogenética (Lysak y Koch, 2011; Flora Argentina, 2024). Sin embargo, la enorme diversidad en tamaño, forma y estructura de los frutos es de utilidad taxonómica para la diferenciación, delimitación e identificación de taxones.
03. Centro de origen y áreas de distribución geográfica
Las especies de las Brasicáceas son cosmopolitas, presentando actualmente una distribución mundial, incluyendo todos los continentes excepto la Antártida. Sin embargo, la mayoría de los taxones se encuentran en regiones templadas del hemisferio norte, con importantes centros de diversificación en la región Irano-turaniana (150 géneros - 900 especies) y en la región Mediterránea (113 géneros – 630 especies). En tanto, América del Norte muestra una reducción significativa en la diversidad de especies (99 géneros - 778 especies) al igual que América del Sur (40 géneros - 340 especies). Este patrón podría proporcionar evidencia del origen de la familia en la región Irano-Turaniana, donde se encuentra la mayor diversidad de especies de Brasicáceas (Stevens 2009; Franzke et al., 2011; Lysak y Koch, 2011).
Por su parte, en Argentina están representados 58 géneros con 222 especies, de las cuales 103 son nativas, 57 son endémicas y 62 introducidas (Flora Argentina, 2024).
04. Descripción de las especies malezas
A continuación describiremos algunas especies de Crucíferas que, ya sea por su distribución, abundancia y/o similitud, resultan problemáticas en diversos sistemas cultivados de la República Argentina. Adicionalmente, al final de esta sección, se incluye una tabla con caracteres útiles para la diferenciación de las especies (Tabla 1).
> Brassica rapa L. “Nabo”, “nabo silvestre”, “nabo salvaje”, “nabolza” 1 (Figura 1).
Estatus: Exótica.
Hábito de crecimiento y ciclo: Hierbas anuales o bienales, con tallos simples o ramificados de hasta 120 cm de altura, con raíces carnosas.
Descripción morfológica: Plántulas con cotiledones de contorno orbicular y ápice escotado (acorazonados), con únicamente la nervadura central visible, peciolados y glabros. Las primeras hojasde la plántula alternas, de contorno oval y margen dentado-lobulado, pecioladas, con pelos de base mamelonada (con pequeñas protuberancias redondeadas en la base), de color verde a levemente glauco. Las siguientes hojas escasamente pilosas; las basales en roseta, pinnatífidas a pinnatisectas, con lóbulo terminal oblongo-obovado; hojas caulinares medias y superiores sin pecíolo (sésiles) y abrazadoras al tallo (amplexicaules). Inflorescencia en racimos con flores abiertas sobrepasando o al mismo nivel que los botones florales; pétalos amarillos a amarillo oscuros. Fruto silicua de 4 a 8 cm de longitud y 3 mm de ancho, con 8 a 15 semillas por lóculo; segmento terminal de 8 a 22 mm de largo. Semillas numerosas, negras, castañas o rojizas, de superficie reticulado-alveolada.
Distribución: Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santiago del Estero, Santa Fe, San Juan, San Luis, Tierra del Fuego, Tucumán.
1 Se denominan comúnmente como nabolzas a los individuos de Brassica rapa con resistencia a glifosato (resistencia adquirida a través del transgén GT73, proveniente de la colza transgénica con resistencia a glifosato).
Figura 1. Brassica rapa L. “nabo”, “nabo silvestre”, “nabo salvaje”. a. plántula, b. detalle de hoja con pelos mamelonados, c. roseta, d. planta en estado reproductivo, e. inflorescencia y hojas caulinares abrazadoras (amplexicaules), f. inflorescencia y detalle de flores.
> Diplotaxis muralis (L.) DC.
“Flor amarilla”.
Estatus: Exótica.
Hábito de crecimiento y ciclo: Hierba anual a bienal, de 20-50 cm de alto, con escasos tallos ascendentes a suberectos.
Descripción morfológica: Plántulas con cotiledones peciolados, glabros, de contorno oval y ápice truncado (emarginado). Hojas alternas, aromáticas, la primera de contorno ovado-oblonga, largamente peciolada, tallos hojosos y pubescentes en la base. Hojas de contorno oblanceolado, atenuadas en largo pecíolo, pinnatipartidas con segmentos oblongo-triangulares, pubescentes en márgenes y nervaduras. Inflorescencia en racimos terminales laxos, flores amarillas. Fruto silicua, pedunculado. Semillas ovoides con tegumento estriado, de color castaño rojizo.
Distribución: Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Córdoba, La Pampa, Mendoza, Neuquén, Río Negro, San Juan.
> Diplotaxis tenuifolia (L.) DC.
“Flor amarilla”, “nabillo” (Figura 2).
Estatus: Exótica.
Hábito de crecimiento y ciclo: Hierba perenne o sufrútice, de 20-70 cm de alto, erecta, con varios tallos desde la base, con rebrotes vegetativos a través de raíces gemíferas.
Descripción morfológica: Plántulas con cotiledones peciolados, glabros, algo carnosos, de contorno oval y ápice truncado (emarginado). Primeras hojas alternas, aromáticas, glabras y algo carnosas, polimorfas, la primera de margen entero y las siguientes de margen dentado-ondulado, glaucas. Tallos erectos, glabros, a veces con pubescencia rala en la base. Inflorescencia en racimos terminales, flores con pétalos de color amarillo. Fruto silicua, pedunculado, dehiscente. Semillas ovoides o elipsoides, de superficie ligeramente rugosa-reticulada y color castaño-rojizo.
Distribución: Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Córdoba, Distrito Federal, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Santa Fe, San Juan, San Luis.
2. Diplotaxis sp. “flor amarilla”. a. plántula, b. roseta, c. detalle de hoja, d. flor, e. planta en estado reproductivo.
> Hirschfeldia incana (L.) Lagr.-Foss.
“Nabillo”, “mostacilla” (Figura 3).
Estatus: Exótica.
Hábito de crecimiento y ciclo: Hierba anual o bienal de 30-120 cm de altura, con tallos ramificados desde la base.
Descripción morfológica: Plántula con cotiledones de contorno oval, con el ápice emarginado, peciolados y glabros. Primeras hojas alternas, de contorno anchamente elíptico, con pubescencia densa. Hojas basales arrosetadas, lirado-pinatisectas con el lóbulo terminal mayor (más de 4 pares de segmentos laterales). Hojas superiores lineares, paulatinamente más pequeñas tendiendo a sésiles, densamente pubescentes. Inflorescencia en racimos terminales alargados, flores de color amarillo pálido. Fruto silicua lineal, adpresa al raquis, con la porción terminal ensanchada (conteniendo 1 a 2 semillas). Semillas oblongo-cuadrangulares, de color castaño-amarillento a castaño-rojizo y superficie reticulada.
Distribución: Buenos Aires, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santiago del Estero, Santa Fe, San Juan, San Luis, Tucumán.
> Raphanus sativus L.
“Nabón”, “rabanito salvaje” (Figura 4).
Estatus: Exótica.
Hábito de crecimiento y ciclo: Hierba anual o bienal con tallos ramificados de hasta 130 cm de altura, raíz carnosa.
Descripción morfológica: Plántula con cotiledones de contorno orbicular, pecíolo largo, con una escotadura en el ápice (acorazonados), nervadura central y laterales visibles, glabros. Primeras hojas obovadas, con pubescencia rala, pecioladas. Hojas alternas, las basales en roseta, con pecíolos de 1 a 30 cm de largo; láminas de contorno oblongo-obovado con 1 a 6 pares de segmentos laterales, hojas caulinares a menudo no divididas, pecioladas. Flores en racimo terminal, sépalos estrechamente oblongos, pétalos púrpuras, rosados, a veces blancos, con nervios de color violáceo. Fruto silicua indehiscente, corchosa. Semillas globosas u ovoides de color castaño rojizo, y superficie reticulada.
Distribución: Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santiago del Estero, Santa Fe, San Juan, San Luis, Tierra del Fuego, Tucumán.
> Rapistrum rugosum (L.) All.
“Mostacilla” (Figura 5).
Estatus: Exótica.
Hábito de crecimiento y ciclo: Hierba anual o bienal con tallos ramificados desde la base, de hasta 120 cm de altura.
Descripción morfológica: Plántulas con cotiledones de contorno obcordado, con escotadura en el ápice, peciolados, glabros. Primeras hojas alternas de contorno obovado u oblanceolado, pecioladas y pubescentes. Hojas basales en roseta, con pubescencia densa en ambas caras, pecíolos de 1 a 5 cm de largo; láminas pinnadas a lirado-pinnatífidas y con 1 a 5 lóbulos a cada lado, con margen irregularmente dentado. Lóbulo terminal suborbicular u ovado, más grande que los laterales, lóbulos laterales oblongos u ovados; hojas caulinares subsésiles o con pecíolos cortos. Flores en racimo axilar denso, pétalos amarillo pálidos, obovados. Fruto silícula glabra o poco pubescente, globosa. Semillas ovoides, castaño-amarillentas de superficie ligeramente rugosa.
Distribución: Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santiago del Estero, Santa Fe, San Juan, San Luis, Tierra del Fuego, Tucumán.
Figura 5. Rapistrum rugosum (L.) All. “mostacilla”, a. plántula, b. detalle de lóbulo terminal de la hoja, c. roseta, d. planta en estado reproductivo, e. flores, f. fruto silícula.
> Sisymbrium officinale (L.) Scop
“Mostacilla” (Figura 6).
Estatus: Exótica.
Hábito de crecimiento y ciclo: Hierba anual, con tallos ramificados de 25-75 cm de altura.
Descripción morfológica: Plántulas con cotiledones de contorno oval, peciolados, glabros. Primeras hojas alternas de contorno orbicular, pecíolos más largos que la lámina, margen foliar pubescente. Hojas basales en roseta, largamente pecioladas, con láminas pinnatipartidas a pinnatisectas, con 3-4 lóbulos laterales más pequeños que el lóbulo terminal (suborbicular o deltoide, dentado). Hojas caulinares superiores generalmente hastadas, con lóbulo terminal oblongo-lanceolado, dentadas o sub-enteras. Flores pequeñas de color amarillo pálido, reunidas en racimos terminales y axilares. Fruto silicua lineal, adpreso al raquis, glabro o pubescente. Semillas oblongas, de superficie rugosa.
Distribución: Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santa Fe, San Juan, San Luis, Tierra del Fuego, Tucumán.
Tabla 1. Descripción de caracteres morfológicos útiles para la diferenciación e identificación de especies malezas de la familia Brasicáceas o Crucíferas.
Especies/ Carácter Cotiledones (Forma/ápice/ nerviación/ desarrollo pecíolo)
Brassica rapa L. “nabo”
Diplotaxis spp. (L.) DC.
Hirschfeldia incana (L.)
Lagr.-Foss. “nabillo”
Raphanus
sativus L. “nabón”
Acorazonados, nervadura central visible
Hojas (Incisiones lámina/ forma lóbulo terminal/pubescencia/ inserción hoja)
Pinnatisectas, lóbulo terminal oblongo, pelos mamelonados.
Hojas caulinares amplexicaules
Ovales, ápice truncado, peciolados, algo carnosos
Ovales, ápice emarginado, peciolados
Acorazonados, nervadura central y laterales visibles
Rapistrum rugosum (L.) All. “mostacilla”
Sisymbrium officinale (L.) Scop “mostacilla”
Acorazonados, poco escotados, nervadura central poco visible
Ovales, pecíolos largos
Pinnatipartidas, aromáticas, lóbulo terminal y laterales agudos
Pinnatisectas, lóbulo terminal más largo que ancho, densamente pubescentes
Pinnatisectas, lóbulo terminal oblongo-obovado, pubescencia escasa, hojas caulinares pecioladas
Pinnatisectas, 1 a 5 lóbulos, pubescentes
Pinnatisectas, lóbulo terminal deltoide, borde dentado. Largamente pecioladas
Flor (Color pétalos)
Fruto (Tipo de fruto y dehiscencia)
Amarillo Silicua dehiscente
Amarillo Silicua dehiscente
Amarillo pálido Silicua dehiscente
Violáceo, rosado o blanco
Silicua indehiscente, corchosa
Amarillo pálido
Silícula indehiscente
Amarillo pálido Silicua dehiscente.
05. Biología y Ecología Poblacional
> Dispersión
En entornos agrícolas, la dispersión de semillas es particularmente importante para la dinámica de las poblaciones de malezas, debido a la frecuente perturbación del agroecosistema (Ball, 1992), que induce una recolonización continua del nicho ecológico y colonización de nuevas áreas (Howe y Smallwood, 1982). El modo de dispersión de las semillas (a corta o larga distancia), está influenciado por ciertos rasgos o atributos de las semillas y de los frutos. Los agentes de dispersión pueden ser abióticos (por ejemplo, viento, agua) o bióticos (por ejemplo, animales, seres humanos).
La dispersión a larga distancia, asistida por diferentes mecanismos de dispersión puede influir significativamente en la dinámica de la población, ya que la habilidad de dispersión de las semillas determina la probabilidad de que estas alcancen un ambiente apropiado donde la planta pueda desarrollarse (Ziffer-Berger et al., 2020). Los agentes de dispersión de origen natural, como el viento, el agua y los animales pequeños, rara vez conducen a una rápida dispersión en distancias de gran magnitud, a diferencia de la dispersión antrópica (Guglielmini y Ferraro, 2016).
Las especies citadas en este trabajo se propagan por semillas (excepto aquellas con propagación vegetativa como las raíces gemíferas en Diplotaxis tenuifolia). Aunque, diferentes mecanismos de dispersión caracterizan a los frutos dehiscentes (ej. Brassica rapa), de los cuales las semillas se liberan al medio ambiente, y a los indehiscentes (ej. Raphanus sativus), donde la diáspora será la unidad de dispersión.
Las semillas de las Brasicáceas no tienen adaptaciones especiales a la dispersión, por lo cual la principal vía es la autocoria (autodispersión) y en menor medida anemocoria (dispersión por el viento); también pueden ser dispersadas por el agua, por aves y mamíferos (zoocoria) (Ziffer-Berger et al., 2020). Sin embargo, las semillas de estás especies pueden dispersarse a mayores distancias cuando el factor de dispersión es antrópico. Por ejemplo, la dispersión dentro del lote o hacia lotes vecinos es facilitada a través de la maquinaria agrícola, principalmente por la acción de máquinas cosechadoras luego de la cosecha de cultivos de invierno, o de verano (Tourn et al., 2019; Exilart, 2022). En el sudeste de la Provincia de Buenos Aires se realizó
un relevamiento de la presencia de semillas de malezas en residuos de máquinas cosechadoras (Exilart, 2022). Para ello se analizaron 33 máquinas cosechadoras provenientes de distintas provincias del país que ingresaron a los Partidos de Balcarce, Necochea y Tres Arroyos a efectuar la cosecha de cultivos de grano fino. Se registró la presencia de semillas de Brassica rapa en el 26% de las máquinas cosechadoras de grano fino evaluadas, mientras que Raphanus sativus estuvo presente en el 4% de las mismas (Exilart, 2022). Dichas especies también fueron encontradas en máquinas cosechadoras de grano grueso, principalmente luego de la cosecha del cultivo de soja (Exilart, 2022).
> Germinación y desarrollo
Las semillas maduras tienen un alto poder germinativo, normalmente superior al 85%, y pueden germinar y emerger desde 5-6 cm de profundidad y permanecer viables en el suelo hasta 6 o más años (Gulden et al., 2008). Las especies descriptas en este trabajo germinan principalmente en otoño e invierno. Sin embargo, algunas como Brassica rapa se caracterizan por tener germinación durante todo el año, aunque usualmente tiene flujos más marcados durante el otoño (de mayor magnitud) y la primavera (Figura 7). Por ello, es usual ver plántulas a lo largo de todo el año, pudiendo competir estas con cultivos de invierno o de verano (Marzocca, 1976). De igual manera, Raphanus sativus posee también su emergencia concentrada en otoño y primavera, por lo cual es usual encontrarla como maleza en ambos tipos de cultivos, a pesar de no tener un flujo de emergencia tan amplio como Brassica rapa. Por otra parte, hay especies como Rapistrum rugosum que germinan principalmente en otoño, lo cual la hace especialmente problemática como maleza en cultivos de ciclo invernal.
Luego de la emergencia, estás especies se desarroIlan en forma de roseta, en la cual producen hojas hasta recibir estímulos externos que inducen la floración (fotoperiodo y vernalización) (Gulden et al., 2008). Brassica rapa y Raphanus sativus permanecerán en estados vegetativo durante el período invernal, floreciendo desde fines de invierno o principio de primavera hasta fines de verano.
> Fecundidad
La fecundidad de las especies de la familia es muy variable, entre los factores que pueden regular dicho parámetro hay factores intrínsecos de la especie y factores ambientales como la época de germinación, las condiciones climáticas, la competencia y la densidad de plantas/ m2, entre otras. En la especie Brassica rapa, una planta individual puede llegar a producir potencialmente hasta 8000 semillas/planta, en tanto, en Rapistrum rugosum el número de semillas por planta puede variar de 2700 (Hanf, 1970) a 9500 semillas, siendo el promedio en situaciones ruderales de 4623 (Pawlowski et al., 1967). En el sudeste de Buenos Aires se registró una fecundidad de 2143 semillas/planta en Raphanus sativus creciendo en competencia con otras especies en ambientes ruderales (Juanenea, 2023). Otros estudios registraron la producción de semillas en el género Diplotaxis, siendo la misma variable de 2200 a 3600 semillas/planta respectivamente y en la especie Hirschfeldia incana registrando alrededor de 14000 semillas/ planta (Hani et al., 2017).
> Competencia con especies cultivadas
De acuerdo a su período de emergencia principalmente otoño-invernal, las Crucíferas se comportan como malezas principalmente en cultivos invernales (trigo, cebada, colza, verdeos de invierno) así como también en los barbechos previos a dichos cultivos (Marzocca, 1994; Istilart y Yanniccari, 2011). Sin embargo, debido a que algunas de ellas poseen un período de emergencia y ciclo de crecimiento prolongado,
también pueden aparecer como malezas en el período de barbecho previo a la siembra de cultivos estivales, o durante el desarrollo de los mismos (Istilart y Yanniccari, 2012; Pandolfo, 2016).
Las especies mencionadas en este trabajo poseen una amplia distribución en Argentina, sin embargo, las mayores problemáticas se centran en la provincia de Buenos Aires, además incluyen el sur de Córdoba y Santa Fe, oeste de La Pampa y la provincia de Entre Ríos. En relevamientos realizados por Catullo y colaboradores en distintos partidos del sudeste (SE) y sudoeste (SO) de la provincia de Buenos Aires, Rapistrum rugosum fue una de las especies de malezas más frecuentes en lotes de trigo (presencia en el 64% de los lotes) (Catullo et al., 1983). Posteriormente, en relevamientos realizados en la misma zona durante 2004, la presencia de dicha especie disminuyó, presentando una constancia de 38% (Scursoni et al., 2007). En tanto, otras malezas Crucíferas incrementaron la presencia desde 1983 a 2004, por ejemplo, Raphanus sativus aumento de 21 a 44%, mientras que Brassica rapa incrementó su frecuencia de aparición de 16 a 20% (Scursoni et al., 2007). Diplotaxis tenuifolia incrementó su frecuencia de 1 a 6% de los lotes desde 1983 a 2004, mientras que aparecieron otras Crucíferas en 2004 no presentes en el primer censo. Posteriormente, se realizaron nuevos relevamientos durante 2004 a 2008 en 373 lotes de trigo del sudoeste y sudeste de la Provincia de Buenos Aires. Raphanus sativus tuvo una constancia de 32 y de 4%, para Brassica rapa fue de 16 y 8,5%, para Rapistrum rugosum de 9 y 16%, mientras que para Diplotaxis tenuifolia fue 4 y 26% en el SE y SO de Buenos Aires, respectivamente (Scursoni et al., 2014).
Las Crucíferas son malezas agresivas con los cultivos; la alta habilidad competitiva de las mismas pueden causar pérdidas tanto directas como indirectas en los mismos (ej. disminución de rendimiento, mayores costos de control, menor eficiencia de cosecha, entre otras). Leaden (1995), estudió la interacción entre la fecha de siembra del cultivo de trigo, la disponibilidad de nitrógeno (N), y su efecto sobre la habilidad competitiva de dicho cultivo con nabón. Para ello se sembró el cultivo de trigo en dos fechas (16 de julio y 29 de agosto), y se evaluaron dos niveles de fertilidad (sin fertilizar, y fertilizado con 150 kg/ha de úrea). La maleza mostró mayor habilidad competitiva que el trigo cuando el ambiente fue rico en N, en todas las fechas de siembra evaluadas, en tanto, cuando hubo limitaciones de N la maleza mostró mayor habilidad competitiva en fechas de siembra
tardías. El cultivo de trigo registró una pérdida de 48% de rendimiento con la interferencia de 150 plantas/m2 de R. sativus. Por otra parte, Guglielmini y colaboradores (1991) también evaluaron el efecto de la fertilización nitrogenada sobre la interferencia de Brassica sp. en el cultivo de trigo. En este ensayo se pudo determinar que la fertilización aumentó la producción de materia seca de la maleza en un 34%, mientras que el cultivo redujo en un 61% dicho parámetro. En otros estudios, se investigó el efecto de la fertilización nitrogenada sobre la competencia entre el cultivo de trigo y plantas de colza que se comportaron como malezas (Guglielmini et al., 2000). Para ello se sembraron trigo y colza en monoculturas y en mezclas (330 pl/m2) con tres niveles de fertilización nitrogenada (0, 40 y 100 kg/ha N). La aplicación de nitrógeno aumentó la producción de biomasa de trigo y la maleza, al mismo tiempo que modificó el balance competitivo entre ambas. El rendimiento de trigo no disminuyó significativamente por la competencia de la malezas a 0 y 40 kg/ha de nitrógeno, pero se redujo en un 44% debido a la competencia de la misma cuando se aplicaron 100 kg/ha de N (Guglielmini et al., 2000).
En relación a la interferencia de Crucíferas con cultivos de verano, se estudió la interferencia del nabón con el cultivo de girasol, dicha competencia generó reducciones en la altura de planta, el área foliar y diámetro de los capítulos de girasol (Ribes, 2019). Se determinaron pérdidas de rendimiento del girasol entre 5,4 y 12,2% con 1,6 y 16 plantas/m2, respectivamente (Ribes, 2019). Aunque, otros trabajos registraron pérdidas superiores, que fluctuaron entre 9 y 79% a bajas y altas (>30 plantas/m2) densidades de nabón (Pandolfo, 2016). En tanto, en cultivos de soja se registraron pérdidas de rendimiento de 12 y 15% con la interferencia de más de 40 plantas/m2 de R. sativus (Bianchi et al., 2011).
06. Resistencia a herbicidas
La presión de selección generada por el uso repetido de un mismo herbicida, o de herbicidas con el mismo sitio de acción, puede generar una rápida evolución hacia poblaciones de malezas resistentes (Heap, 2014). Se asume que cualquier población de malezas puede contener biotipos resistentes en baja frecuencia y que el uso repetido de un mismo herbicida conduce a un aumento en el número de individuos resistentes en la población (Gressel y Segel, 1978). Factores intrínsecos del herbicida como la especificidad, la eficacia de control y la residualidad, así como factores de manejo donde se destacan la dosis y frecuencia de uso, entre otros, influyen en la evolución de la resistencia afectando fundamentalmente la presión de selección ejercida sobre la maleza (Duke, 1996; Powles y Yu, 2010). Características de las especies de malezas tratadas, como fecundidad, sistema de reproducción, ciclo de vida, efecto del mecanismo de resistencia en la aptitud o fitness, viabilidad de las semillas en el banco de semillas del suelo, flujo de genes mediado por polen o semillas y la latencia de semillas, influyen también en la tasa de evolución de resistencia (Powles y Yu, 2010).
Esa multiplicidad de factores que interaccionan en la tasa de evolución, explican la respuesta de las poblaciones malezas a los herbicidas y los más de 500 casos de resistencia reportados globalmente hasta el momento (Heap, 2024). Las Crucíferas conforman la tercera familia botánica de malezas con más casos de resistencia a herbicidas hallados a nivel mundial (Heap, 2024). Entre estas especies se destaca Raphanus raphanistrum que en poblaciones de Australia ha evolucionado resistencia a herbicidas de hasta cinco diferentes modos de acción (Owen et al., 2015).
En Argentina, luego de las gramíneas, las Crucíferas constituyen la familia con más casos de resistencia documentados, resultando la más propensa a evolucionar resistencia respecto al resto de las familias de Dicotiledóneas (Oreja et al., 2024; REM, 2024). Se han comunicado casos de resistencia en Crucíferas que incluyen cinco especies de malezas en los grupos de herbicidas Inhibidores de la enzima ALS, glifosato y 2,4-D, incluyendo también resistencias múltiples (Figura 8, REM, 2024). A continuación, se detallan los casos de resistencia en la Tabla 2.
Figura 8. Gráfico de biotipos de malezas resistentes acumulados en Argentina. Fuente: REM-Aapresid.
Tabla 2. Listado de especies de Brasicáceas o Crucíferas con resistencia a herbicidas en Argentina.
Especie
Nombre común Sitio de acción
Hirschfeldia incana Nabo, Nabillo
B/2 (Inhibidores de ALS)
B/2 (Inhibidores de ALS) + O/4 (2,4-D)
G/9 (Glifosato) + O/4 (2,4-D)
Brassica napus Colza-canola G/9 (Glifosato)
Brassica rapa Nabo
B/2 (Inhibidores de ALS) + G/9 (Glifosato)
B/2 (Inhibidores de ALS) + G/9 (Glifosato) + O/4 (2,4-D)
Rapistrum rugosum Mostacilla B/2 (Inhibidores de ALS)
Raphanus sativus Nabón
B/2 (Inhibidores de ALS)
Con respecto a la distribución geográfica de los biotipos resistentes, los mapas elaborados por la REM en base a encuestas a productores, a lo largo de 11 provincias y 29.700.000 hectáreas, muestran que el área afectada se concentra en el sureste y centro de la zona núcleo (Figura 9). En cuanto a la superficie con biotipos resistentes a glifosato, en el mapeo 2023 esta ascendió a 2.610.058 ha, consolidándose como una problemática en el centro y sudeste bonaerense (Figura 10). Los mapas indican la presencia de “nabos” en general debido a la dificultad de identificar las especies en el campo. Esto resalta la
necesidad de contar con herramientas para facilitar su diferenciación, como las que se brindan en la presente publicación.
Figura 9. Mapas de distribución de biotipos de Crucíferas (en general) resistentes, con sospecha de resistencia a glifosato (RG), ALS (RALS) y 2,4-D (R2,4-D). Fuente: REM-Aapresid.
Figura 10. Porcentaje de lotes afectados con biotipos de Crucíferas resistentes, con sospecha de resistencia a glifosato (RG) en 2019, 2021 y 2023. Fuente: REM-Aapresid.
Brassica napus fue detectada en el centro-sur de la provincia de Buenos Aires como una especie feral originaria del escape de una variedad de colza-canola portadora de un evento de resistencia a glifosato (GT73) (Pandolfo et al., 2016). Ese mismo mecanismo de resistencia se halló en plantas de Brassica rapa sobrevivientes a glifosato en la misma región, poniendo en evidencia el cruzamiento espontáneo ocurrido entre ambas especies (Pandolfo et al., 2018). El complejo de Brassica spp. que escapa al control con glifosato en barbechos, se ha asociado a resistencia a sulfonilureas como se ha demostrado en un gran número de accesiones de la región centro y sudeste de Buenos Aires (De Esteban y Diez de Ulzurrun, 2020). Esto pone en evidencia la resistencia múltiple que ha llevado a complejizar la problemática de control en cereales de invierno. Concomitantemente, la resistencia a herbicidas auxínicos como 2,4-D fue detectada y estudiada en una población de Brassica rapa de la misma región (Juan et al., 2021). Esto terminó impactando en poblaciones con triple resistencia a glifosato, herbicidas inhibidores de la ALS y herbicidas auxínicos (De Esteban y Diez de Ulzurrun, 2020; Dominguez-Valenzuela et al., 2023). Junto al evento GT73 responsable de la resistencia a glifosato, una mutación en el gen codificante de la enzima ALS que confiere resistencia a imidazolinonas ha sido hallado en Brassica rapa (Ureta et al., 2017). Sin embargo, el mecanismo (o los mecanismos) mediante los cuales las poblaciones de Brassica rapa sobreviven a 2,4-D aún no ha sido dilucidado.
En regiones del sur y centro-oeste de la región pampeana, Hirschfeldia incana es una especie que frecuentemente se encuentra interfiriendo en barbechos y cultivos de invierno. La resistencia a herbicidas inhibidores de la ALS y a 2,4-D fue comunicada en el año 2017 (Vigna et al., 2017). En las últimas campañas agrícolas, la presencia de poblaciones de esta maleza con baja sensibilidad a inhibidores de la ALS ha sido detectada como focos en diferentes regiones distantes (sur de las provincias de Córdoba y Santa Fe así como oeste y sur de la Provincia de Buenos Aires) (García et al., 2021; Yanniccari et al., 2023).
Una mutación de punto (W574L) ha sido hallada como la responsable de conferir resistencia a sulfonilureas e imidazolinonas (Yanniccari et al., 2023). Para varios de estos casos, las sospechas de resistencia a 2,4-D o glifosato se fundamentan en controles erráticos bajo condiciones de campo, asociadas a vigorosos rebrotes.
En este complejo de Crucíferas, Raphanus sativus ha sido otra espcie
que evolucionó resistencia a herbicidas inhibidores de la ALS en poblaciones del sudeste de la provincia de Buenos Aires. Del resultado de encuestas realizadas por la REM, se desprende que la problemática podría incluir otras poblaciones de regiones distantes como Entre Ríos y NOA. Una mutación de punto en el gen codificante de la ALS (W574L) es la responsable de la resistencia cruzada a herbicidas que afectan ese blanco (Pandolfo et al., 2016). Interesantemente, se ha encontrado que ese mecanismo de resistencia conlleva un costo biológico y bajo interacción con trigo, las plantas resistentes han llegado a producir hasta casi un 50% menos de biomasa aérea y semillas respecto a las plantas susceptibles Raphanus sativus en la misma condición de interferencia con el cereal (Vercellino et al., 2021). Las sospechas de resistencia de algunas poblaciones del sudeste bonaerense a glifosato o 2,4-D, se sustenta en evidencias de bajos niveles de control en barbechos, donde las plantas inicialmente se muestran sensibles, pero responden rebrotando para retomar así su ciclo.
La resistencia de poblaciones de Rapistrum rugosum a herbicidas inhibidores de la ALS ha sido detectada en el año 2018 en Entre Ríos y desde entonces el número de poblaciones problema ha ido incrementando en esa provincia (Ahumada et al., 2023; Ayala et al., 2023a). Como se ha mencionado en poblaciones de otras especies Crucíferas resistentes a sulfonilureas e imidazolinonas, al menos una variante de la enzima ALS de baja sensibilidad a esos herbicidas, posiblemente asociado a una mutación de punto, es la responsable del elevado nivel de resistencia (Ayala et al., 2023b). La presencia de semillas de esta especie como contaminante de la producción de trigo, expone la vía de dispersión de esta maleza intra- e inter-lotes (Ayala et al., 2023a).
Los casos de resistencia a herbicidas en malezas Crucíferas parecen mostrar un patrón claro en la evolución de la problemática. Las primeras poblaciones detectadas anticipan una problemática que va alcanzando escala regional en pocos años. Las especies tratadas en esta sección no son malezas extrañas en los sistemas de producción de la región pampeana, y como se expuso antes, han interferido con cultivos de invierno desde hace décadas. Esto implica que la resistencia es una respuesta más a la adaptación de estas especies. Entonces, el flujo de semillas entre poblaciones contribuye a enriquecer la capacidad de adaptación, en un medio donde el manejo de las malezas se basa en el uso de herbicidas y métodos de control poco diversifica-
dos. Al momento de la cosecha del cultivo, las Crucíferas generan la simiente que como contaminante de la maquinaria pueden alcanzar regiones distantes e ir contribuyendo al aumento de la escala del problema. Sin dudas, estos aspectos deben atenderse especialmente en una estrategia de manejo integrado.
07. Principios de manejo
> Control cultural y mecánico
La implementación y el éxito de un programa de manejo de malezas es potenciada por la identificación y adopción de prácticas agronómicas que favorezcan el control de malezas. Estas prácticas agronómicas pueden incluir una adecuada rotación de cultivos, que podría reducir el banco de semillas de malezas ya sea por la elección de cultivos competitivos, la posibilidad de utilizar diferentes sitios de acción de herbicidas, diversificar las tácticas y los momentos de control. Por ejemplo, la inclusión de cultivos de servicios o de pastoreo con alta cobertura, mejora la competencia con las malezas reduciendo su biomasa y fecundidad, con posibilidad de realizar cortes o pastoreos como estrategias útiles para disminuir la producción de semillas de la maleza (Cheam et al., 2008).
Ademas, la optimización de la capacidad competitiva del cultivo mediante el ajuste de la fecha de siembra, la densidad, el espacio entre hileras, la fertilización, selección de variedades o cultivos con mayor habilidad competitiva, correcto manejo de enfermedades y plagas, entre otras (Cheam et al., 2008). Por ejemplo, los cereales, como el trigo y la cebada, pudieron reducir la biomasa de malezas en un promedio del 65% cuando la densidad del cultivo se incrementó de 64 a 188 plantas/m2. Además, también se registraron diferencias entre las especies de cultivos, por ejemplo, la biomasa de nabo se redujo significativamente en el cultivo de cebada (400 o 200 g/m2) en comparación con el trigo (950 o 500 g/m2) cuando la densidad del cultivo era de 64 o 125 plantas/m2, respectivamente.
Otro factor a tener en cuenta son las condiciones que estimulan la germinación y emergencia de las semillas del banco. Chauhan y colaboradores (2006) estudiaron la emergencia de Rapistrum rugosum a distintas profundidades de enterramiento mediadas por labranza, la emergencia de las plántulas fue óptima en enterramientos poco
profundos, mientras que disminuyó a mayores profundidades estimulando la dormición de las mismas. La emergencia de plántulas fue mayor a 60% para semillas enterrada a 1 cm, disminuyó a 41% en semillas enterradas a 2 cm, sólo el 4% de la semilla germinó y emergió a partir de 4 cm, y no emergieron plántulas a 5 cm de profundidad (Chauhan et al., 2006).
> Cultivos de servicios
Es escasa la información disponible respecto a la supresión de cultivos de servicios sobre estas malezas. Las Crucíferas, como se mencionó anteriormente, son especies muy competitivas y adaptadas a competir interespecificamente en cultivos densos (como los cereales). Por ello, la utilización de dichos cultivos deberían incluir especies puras o mezclas con base de gramíneas con alta densidad, y que cubran el suelo rápidamente, ejerciendo competencia desde principios del otoño, para lo cuál es fundamental su siembra temprana. Las mezclas de raigrás y avena generaron disminuciones del stand de plantas y de la fecundidad de las malezas Raphanus sativus y Brassica rapa (Figura 11), al igual que las mezclas que incluyen avena y vicia (Diez de Ulzurrun, com. pers.). Sin embargo, debe tenerse en cuenta que aquellas mezclas donde predomine una leguminosa suelen tener menor crecimiento inicial, pudiendo favorecer el mayor desarrollo de las especies Crucíferas que germinan temprano durante el otoño.
Figura 11. Supresión de crucíferas por cultivos de servicios. a. Brassica rapa y Raphanus sativus creciendo en un cultivo de avena. b. Mismas especies creciendo con la mezcla de avena-raigrás.
Una mención especial debe hacerse respecto a la utilización de cultivos de servicios de Crucíferas. Es casi imposible asegurar que la semilla de Crucíferas utilizadas para cobertura estén libres de individuos resistentes. La recomendación es entonces, asegurar la finalización del ciclo del cultivo de servicio antes de que produzca semillas. En el caso de que se detecten escapes, erradicarlos por los medios que estén al alcance.
> Control químico
Debido al largo período de emergencias de las Crucíferas malezas, la estrategia debe basarse en controlar a las plantas nacidas e incorporar herbicidas residuales para disminuir futuros nacimientos. Además, en muchos casos las Crucíferas comparten zona y período de crecimiento con otras especies de importancia como el Lolium spp Este factor complica aún más su control, ya que los herbicidas eficaces para cada caso a menudo tienen efectos antagonicos entre sí. Esta situación obliga a considerar cuidadosamente los tratamientos, diferenciándolos o dividiéndolos, lo cual resulta en un aumento significativo de los costos operativos.
A continuación se mencionan recomendaciones de activos basadas en las experiencias de los autores. Sin embargo, en todos los casos, es imprescindible consultar las etiquetas y contar con el asesoramiento de un ingeniero agrónomo que conozca las condiciones específicas de cada situación.
>> Control en barbecho en postemergencia de malezas
Las Crucíferas malezas son originalmente susceptibles a los herbicidas hormonales (2,4-D y MCPA), al glifosato y a las ALS (imidazolinonas y sulfonilureas), aunque en muchos casos ya casi no se observa control de ninguna crucífera con estos últimos activos (Esteban Bilbao, com. pers.). No obstante, estas alternativas son excelentes herramientas que en determinados casos siguen funcionando. Por otro lado, estas malezas son relativamente tolerantes al dicamba, picloram y clopyralid. Entonces, las alternativas químicas a utilizar variarán según el tamaño de la maleza y el biotipo en cuestión, y si este presenta resistencia a algunos de los herbicidas mencionados.
La recomendación en estos casos con rosetas chicas (<10 cm), es realizar mezclas de glifosato, un hormonal (2,4-D o MCPA) y sumar un activo post-emergente que aporte a la mezcla como: inhibidores de la PPO (carfentrazone, piraflufen, saflufenacil, etc.), Fotosistema II (atrazina, metribuzin, amizarbazone, etc.), HPPD/PDS (biciclopirona, mesotrione, diflufenican, etc) o glufosinato de amonio (pudiendo prescindir del glifosato en caso que las malezas acompañantes lo permitan). La composición de la mezcla estará determinada por la maleza presente y el cultivo que seguirá en la rotación.
Si en cambio, la roseta es grande (>10 cm), podría utilizarse la técnica de “doble golpe”. Esta técnica consiste en una primera aplicación de un activo sistémico (glifosato + 2,4-D o MCPA + PPO/Triazina/HPPD) y una segunda aplicación con un quemante como paraquat, diuron o glufosinato de amonio.
>> Control residual en preemergencia de malezas y del cultivo
Este tipo de herbicidas se destacan como la opción más económica, efectiva y de menor impacto ambiental para el control de malezas.
> Presiembra de cultivos de trigo y cebada: Se pueden utilizar los herbicidas flurocloridona, diflufenican, flumioxazin, terbutilazina, terbutrina y pyroxasulfone. Algunas nuevas alternativas como aclonifen y mesotrione pueden ser herramientas químicas para este posicionamiento.
> Presiembra de cultivos de gruesa: Segun el cultivo a sembrar hay varias alternativas químicas para el control, por ejemplo, dentro de los inhibidores de la síntesis carotenoides (flurocloridona o diflufenicán), HPPD (biciclopirona), inhibidores de la PPO (fumioxazin), inhibidores de Ac. Grasos (pyroxasulfone) y Fotosistema II (metribuzin, atrazina, amicarbazone, terbutilazina).
En todos los casos se recomienda expresamente seguir las indicaciones de dosis y uso sugeridas en los marbetes y/o las indicadas en la guía de productos fitosanitarios; prestar especial atención con las mezclas de productos; respetar los momentos de aplicación y los períodos mínimos de seguridad entre las aplicaciones y siembra de los lotes, a fin de evitar problemas de fitotoxicidad sobre los cultivos (Tabla 3).
Tabla 3. Alternativas de herbicidas para el control de malezas en barbechos previos a soja, maíz, girasol y trigo.
Sitio de acción Activo Soja Maíz Girasol Trigo
Atrazina X X
Amicarbazone X X
Metribuzin X
Fotosistema II
PPO
PDS
HPPD
Bromoxinil X X X
Bentazon X X
Terbutilazina X X X
Flumioxazin X X X X
Saflufenacil X X X
Carfentrazone X X X X
Piraflufen X X X
Diflufenican X X X
Flurocloridona X X X
Biciclopirona X X
Topramezone X
Mesotrione X
Hormonal 2,4D X X s/registro MCPA X X
Fotosistema I Paraquat X X X
Glutamino sintetasa
Glufosinato X X
*Ver restricciones de días necesarios a la siembra para cada cultivo, activo y zona.
>> Control en postemergencia de cereales de invierno
En cereales de invierno, el 2,4-D o MCPA son los hormonales utilizados para el control temprano desde la emergencia, pudiendo también utilizarse en encañazón. En estados más avanzados del trigo , el fluroxipir puede emplearse para controlar dichas malezas pero con control mucho más deficitario. También lo que se ha observado en los últimos años es que las mezclas de los hormonales con otros herbicidas como bromoxinil, metribuzin, diflufenican, flurocloridona, carfentrazone o saflufenacil mejoran el control de estas Crucíferas y retrasan la aparición de biotipos resistentes a hormonales. La aparición del trigo HB4 con tolerancia a glufosinato de amonio, también podría ser una nueva alternativa para el control de Brasicáceas en postemergencia del cultivo (Tabla 4).
Tabla 4. Opciones de herbicidas para el control químico de Brasicáceas resistentes en trigo y/o cebada en postemergencia.
Ingredientes activos
Bromoxinil + 2,4-D/MCPA
Bromoxynil + Flurocloridona
Bromoxynil + Diflufenican
Diflufenican +2,4-D/MCPA
Bentazon + 2,4-D/MCPA
Carfentrazone + 2,4-D/MCPA
Metribuzin + 2,4-D/MCPA
Metribuzin + Diflufenican
Piraflufen + 2,4-D/MCPA
Terbutrina + 2,4D/MCPA
Saflufenacil + 2,4D/MCPA
Flurocloridona + 2,4D/MCPA
Glufosinato (o + MCPA/2,4D/Metribuzin/Fluro)
Observación
Registro en trigo y cebada
Registro en trigo
Sin registro en Argentina
Sin registro en Argentina
Registro en trigo y cebada
Registro en trigo y cebada
Registro en trigo
Sin registro en Argentina
Registro en trigo
Registro en trigo y cebada
Registro en trigo
Registro en trigo
Registro en trigo HB4
>> Control en postemergencia de cultivos de verano
En soja RR suelen ser efectivos el glifosato y los herbicidas ALS (imazetapir, clorimurón), siempre sobre biotipos sensibles a estos modos de acción. La aplicación en postemergencia temprana de herbicidas inhibidores de PPO como fomesafen, lactofen o acifluorfen son alternativas de control eficaz cuando la maleza es pequeña (roseta 5-8 cm). Además, un inhibidor del Fotosistema II como bentazon es una alternativa en estos estadios. La utilización de soja Enlist es una herramienta interesante para el control de Crucíferas en postemergencia, ya que el sinergismo entre glufosinato y 2,4-D favorece el control de malezas emergidas y permitiría incluso la técnica del doble golpe, dentro del cultivo.
En postemergencia de maíz, además del glifosato en cultivo RR, existen más alternativas químicas disponibles, con la posibilidad de uso de hormonales como MCPA y 2,4-D (en los posible sobre maíces Enlist) y de inhibidores de HPPD como mesotrione, topramezone, tembotrione, tolpiralate, siempre estos en mezcla con atrazina o terbutilazina para sinergizar el quemado sobre la maleza.
En girasol la aplicación de imazapir sobre girasoles Clearfield es una alternativa de control sobre Crucíferas sensibles a ALS, de lo contrario la mezcla con aclonifen (Inhibidor de PPO) mejora notablemente la eficacia.
06. Comentarios finales
Para diseñar estrategias de manejo integrado de malezas en sistemas de siembra directa es fundamental adoptar un enfoque holístico sobre la base de métodos culturales y monitoreo constante. La detección temprana y la correcta identificación de las especies de Brasicáceas predominantes en el lote permitirá una mejor comprensión de los flujos de emergencia y de las resistencias específicas presentes, lo cual es crucial para la planificación de medidas de control adecuadas. La implementación de rotaciones de cultivos estratégicas, incluyendo el uso de cultivos de servicios, diversificación de cultivos y otras prácticas culturales como la modificación de las fechas de siembra, crean un ambiente menos favorable para el desarrollo de malezas. Estas prácticas en conjunto pueden reducir la presión de malezas y con ello la dependencia de herbicidas como única herramienta de control.
En cuanto al control químico, su uso debe ser optimizado dentro del enfoque integrado, considerando el contexto del sistema de siembra directa en su totalidad al momento de planificar la rotación de herbicidas. Esto implica evaluar cuidadosamente el posicionamiento óptimo de cada principio activo, así como las posibles sinergias en las mezclas herbicidas. Por ejemplo, al decidir una mezcla de activos en postemergencia, incorporar herbicidas con potencialidad preemergente puede maximizar la eficacia y prolongar el período de control de malezas. El manejo integrado optimiza la aplicación de herbicidas, retrasa el desarrollo de resistencias y preserva la eficacia de las tecnologías químicas en el largo plazo, contribuyendo a la gestión sostenible de las poblaciones de estas malezas.
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