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Nutrir el rendimiento
Diagnóstico de nutrientes, fuente, dosis, momento y lugar de aplicación de fertilizantes, son algunos de los temas que los especialistas abordaron para recuperar la fertilidad del suelo y aumentar la rentabilidad.

El primer paso en el manejo del suelo, es saber qué hay en él. Conocer la humedad del suelo y la eficiencia del uso de agua de los cultivos es una parte integral de los programas de manejo de nutrientes, aseveró Rigas Karamanos.
Manejo de nutrientes en ambientes subhúmedos y semi-áridos
En ambientes sub-húmedos y semiáridos, conocer la humedad del suelo y la eficiencia del uso de agua (EUA) de los cultivos es una parte integral de los programas de manejo de nutrientes, aseveró el profesor del Departamento de Suelos de la Universidad de Manitoba (Canadá) Rigas Karamanos. En sintonía con lo manifestado por otros disertantes del Congreso, el canadiense remarcó que la nula remoción del suelo, o siembra directa, es condición sine qua non para preservar el contenido hídrico del perfil, lo que se traducirá en una mejor absorción de nutrientes. Recordemos que el agua es el vehículo por el cual los nutrientes ingresan a la planta. Para realizar una fertilización adecuada, concluyó Karamanos, hay que tener presente los 4 pilares de la administración de nutrientes: fuente correcta y dosis correcta, momento correcto y lugar correcto, y relacionar las prácticas con la ciencia para un desempeño sustentable.
Conceptos para la nutrición de cultivos con énfasis en fósforo.
El manejo de la fertilidad tiene que estar basado en un diagnóstico apropiado y criterios racionales, declaró Antonio Mallarino del departamento de Agronomía de la Universidad de Iowa State, Estados Unidos. El análisis de suelo permite determinar y cuantificar, a través de una muestra representativa de todo el lote, la cantidad de nutrientes presentes previo a la siembra; además de identificar las propiedades físico-químicas que podrían afectar la efectiva nutrición de los cultivos. Explicó que la profundidad ideal de relevamiento es la que predice mejor la necesidad de fertilización, no donde hay más o menos nutriente. En cuanto a la unidad a muestrear, hay que separar zonas dentro del lote que presenten suelos o topografía diferentes, Mallarino comentó “largas historias de fertilización borran efectos de suelo y topografía y crean alta variabilidad dentro de unidades de mapeo”. En Estados Unidos utilizan el muestreo de grilla, tomar puntos no alineados o al azar, si bien arroja resultados confiables (celdas menores a 1 ha), resulta caro y laborioso. En nuestro país, al tradicional muestreo de suelo, le podemos sumar información de los mapas de rendimiento, topografía, napas y sensores directos. A partir de allí podemos implementar tecnología de aplicación variable de nutrientes. El siguiente paso al análisis de suelo, es la interpretación de los resultados para prescribir una recomendación. Para Mallarino, el nivel o rango crítico (rendimiento o retorno económico) separa valores con o sin respuesta a la fertilización, y las clases interpretativas indican dosis de fertilización para diferentes rangos de valores de análisis. Tradicionalmente se maneja el concepto de “nivel de suficiencia” y de “subir y mantener”. El primero establece que hay un nivel de nutriente por debajo del cual hay respuesta a la fertilización, y el segundo se basa en el poder residual de los fertilizantes, como es el caso de los fosfatados y potásicos. Alineado a ello, el especialista enfatizó “Un exceso de Nitrógeno (N) es dinero perdido en zonas húmedas, pero un exceso de fósforo (P) o azufre (K) no lo es necesariamente” Haciendo foco en P, Mallarino se detuvo en los métodos de aplicación. Recordó que la fertilización al voleo es práctica, barata, la fecha de aplicación es flexible y eficiente en planteos de largo plazo. El bandeado puede ser más eficiente con dosis bajas (arrancador) o en suelos muy arcillosos, alto % de óxidos de hierro, calcáreos, o secos en superficie. Para finalizar, el especialista comentó que la tenencia de tierra es poco relevante para el manejo del N, pero importante para P y K. Con alquileres de 1 año, el criterio de fertilización con P y K es conservador, las dosis sub-optimas limitan el rendimiento y el retorno económico a costos fijos. En sistemas estables se puede apuntar a lograr el máximo retorno a la producción a largo plazo, se puede fertilizar la rotación y ahorrar complicaciones y costos de aplicación.
Manejo de nitrógeno y azufre
La pérdida de materia orgánica (MO) sigue originando áreas más deficitarias en nitrógeno (N) y en azufre (S), dijo el especialista en fertilidad Hugo Fontanetto (INTA Rafaela). El N sigue siendo el nutriente más limitante en gramíneas y es factible de mejorar su eficiencia en un 50 % más en el corto plazo. Distintas fuentes de N aplicadas a Trigo y Maíz demuestran que las mayores pérdidas por volatilización se producen con urea, advirtió Fontanetto, para prevenir las mermas y aumentar su eficacia el especialista recomendó tratarlos con inhibidores de ureasa. Por otro lado destacó que la incorporación de fertilizantes, y los líquidos permiten un plus de rendimiento en grano. A continuación, el técnico del INTA dio recomendaciones para decidir la dosis óptima de N en Maíz. Sugirió realizar un análisis de suelo (0-60 cm) a la siembra para determinar N de nitratos (N-NO3), y con el rendimiento objetivo se decide la dosis sobre la base del N disponible (suelo + fertilizante); resuelta la dosis de N, se aplica un “X” % de la misma a la siembra. En V6 se evalúa N-NO3 (0-30 cm) y se redefine el rendimiento objetivo. Sobre lo anterior, se completa la dosis de N de acuerdo a los niveles críticos de los N-NO3 del suelo (0-30 cm) en V6. Los que dispongan y usen sensores remotos pueden seguir ajustando dosis hasta V14-V15 y los que utilizan riego hasta cerca de R1. Para Soja, Fontanetto dijo que se encuentran incipientes respuestas a aplicaciones tardías de N en áreas dónde el nivel de MO es inferior a 2,4 %. Respecto a S, las experiencias arrojan eficiencias de 18 a 60 kg grano/kg de S y también optimiza la inoculación. En Colza, para rendimientos de 2.500 kg/ha se necesitan: 150 kg N, 40 kg Fósforo y 30 kg Azufre. En cuanto a la fertilización con efluentes del tam- bo y estiércol, el especialista manifestó que los resultados son “sorprendentes”. En un campo que se “regó” con 71.428 litros de efluentes/ha (en dos aplicaciones) creció la cantidad de Nt (de 0,11 a 0,15 %): 900 kg/ha de Urea, se triplicó la cantidad de P (de 11 ppm llegó a 34 ppm): 250 kg/ha de SFT, aumentó el carbono (de 1,32 a 1,71 %) y se incrementó la MO (de 2,27 % a 2,94 %). Esta estrategia atendería el problema de qué hacer con los efluentes, reduciría la contaminación y además permite recuperar la fertilidad química de los suelos a bajo costo. Para cerrar su presentación, Fontanetto concluyó “adecuados manejos de N y de S recuperan la fertilidad del suelo y aumentan considerablemente la rentabilidad, el “Estrella del Norte” viene marchando y sería conveniente que no nos encuentre sobre las vías “juntando margaritas” o “mirando para otro lado”.
Conceptos para Manejo de P
• Uso del análisis de suelo, niveles deseables para producción sostenible
• Dosis de fertilización si hay deficiencia
• Conocer la remoción con la cosechas para mantener niveles deseados
• Métodos de aplicación eficaces
• Reconocer la variación dentro de chacras de P disponible y remoción para planificar manejo a largo plazo
Criterios actuales para el manejo de la fertilización fosforada
Las características del P hacen que su manejo pueda realizarse con los criterios de suficiencia, o reconstrucción y mantenimiento, expresó el Ingeniero Gustavo Ferraris de INTA Pergamino. El primero sugiere dosis menores y un mayor retorno a la inversión en fertilizante, y por lo tanto es el más comúnmente utilizado. Sin embargo, cuando el nivel inicial de P es muy bajo, la dosis óptima económica se asemeja a la de reposición. En cuanto al manejo del nutriente en Trigo, Ferraris presentó un grupo de ensayos realizados en el norte de Buenos Aires, dónde el cultivo respondió incrementando significativamente sus rendimientos por el agregado de P, en cinco de nueve ensayos. La respuesta a la fertilización estuvo fuertemente asociada a la disponibilidad inicial de P y poco asociada al rendimiento del cultivo o la magnitud de las precipitaciones, lo cual lo distingue de otros nutrientes de alta movilidad (Gutierrez Boem y Thomas, 1998). Se estableció un umbral crítico de 16 ppm, debajo del cual es esperable una reducción de al menos el 5 % en ausencia de fertilización.

Los sistemas de producción actuales no son sustentables y las “fertilizaciones homeopáticas” son en gran parte las mayores responsables. Existe numerosa información para el corto plazo sobre fertilización “que no se aplica”. Hugo Fontanetto.
En cuanto a Maíz, presentó una red de 18 ensayos que abarcó la región sur de Santa Fe y centro norte de Buenos Aires, en dónde no consiguió describir una función de respuesta, pero se pueden separar dos poblaciones con un 78 % de casos en el cuadrante esperado utilizando un umbral crítico de 12 ppm. De los cultivos sembrados en Región Pampeana, la soja es quizás el que presenta menor respuesta a la fertilización fosforada, a la vez de un umbral crítico más bajo. Sin embargo, luego del N, el P es el nutriente más determinante de la producción en esta especie, a través de efectos directos sobre la tasa de crecimiento del cultivo, e indirectos sobre procesos asociados, como la fijación biológica de nitrógeno. Las plantas recuperan el P con baja eficiencia y eso es resultado de las características propias del nutriente, el cual tiende a reaccionar con los coloides del suelo dando lugar a procesos de adsorción y fijación. Con el objetivo de mejorar su recuperación por parte de los cultivos, se están ensayando fuentes que proveen P en forma de polifosfatos, fertilizantes líquidos y aditivos acomplejantes del ión fosfato. De manera general, su comportamiento es satisfactorio siempre que el cambio de fuente no implique una reducción en la dosis de elemento aportado, haciendo más deficitario su balance.
Las heces que un tambo de 100 vacas genera durante un año, equivalen a:
• 576 bolsas de Urea U$s: 13.500
• 86 bolsas de PDA U$s: 3.400
• 126 bolsas de Cl K U$s: 5.700
• 380 bolsas de Yeso agrícola U$s 2.520 TOTAL: u$s 25.120 o 71.770 litros de leche (a $ 1,40/litro)

Mejores Prácticas de Manejo para una Mayor Eficiencia en la Nutrición de Cultivos
La intensificación de la producción agrícola, en un marco global de sustentabilidad económica, ecológica y social, requiere del empleo de las mejores prácticas de manejo para el uso de los fertilizantes (MPM), disparó el Ingeniero Fernando García de IPNI Cono Sur. Según el especialista en fertilidad, las MPM implican la aplicación de la fuente correcta a la dosis, momento y ubicación correctos y se deben integrar con las MPM agronómicas. Para determinar las MPM de fertilizantes, García nombró los indicadores más utilizados, destacó la eficiencia de uso de los nutrientes (EUN) definida como la relación entre la producción y la cantidad de nutriente introducida al sistema. A su vez se han definido numerosos índices de EUN que amplían la evaluación de eficiencia, los cuales requieren de una cuidadosa interpretación para hacer una evaluación correcta de la contribución efectiva de los nutrientes a la mayor eficiencia agronómica, económica y ambiental de los agrosistemas. Los índices agronómicos comúnmente utilizados para describir la eficiencia de uso de los nutrientes son: a) eficiencia agronómica, b) eficiencia aparente de recuperación del fertilizante, c) eficiencia fisiológica, d) productividad parcial de factor, y e) balance parcial del nutriente (Tabla 2). Probablemente, la optimización de las MPM requiera de la evaluación simultánea de varios de estos índices y no solamente de uno de ellos, si el objetivo es el manejo efectivo de los nutrientes a nivel global del agrosistema, afirmó el Ingeniero.

Mejores Prácticas de Manejo implican: la aplicación de la fuente correcta a la dosis, momento y ubicación correctos. Fernando García
Respecto al consumo de fertilizantes, García analizó la situación de nuestro país. Dijo que las relaciones de Aplicación/Extracción de N, P, K y S en cultivos extensivos ha mejorado en los últimos años, concretamente para la campaña 2009/10 se repuso el 22% de los nutrientes extraídos en soja, maíz, trigo y girasol (Figura 1). Antes de cerrar, el representante de IPNI consideró los fertilizantes de liberación lenta o estabilizados. Esta “nueva” generación de productos están cubiertos con polímeros, son inhibidores de la ureasa o de la nitrificación, su adopción reduce las pérdidas y apuntan a la eficiencia.