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II Seminario de biotecnología 10 años después
En conmemoración del 1er Seminario que Aapresid llevó adelante junto al Centro David Rockefeller de la Universidad de Harvard, se realizó una nueva edición para presentar los avances de la última década. Esta vez ASA e INDEAR, fueron los co-organizadores.
Industria biotecnológica mundial
Una de las presentaciones más aplaudidas fue sin duda la de Juan Enriquez, reconocida autoridad mundial en los impactos económicos y políticos de las ciencias de la vida. A través de una una video-conferencia desde Boston, Estados Unidos, Enriquez afirmó que hace apenas poco más de una década, la posibilidad de descifrar la información genética encerrada en lo que hoy conocemos como ADN resultaba cuento de ciencia ficción, en la actualidad “tenemos la posibilidad de leer el código de manera digital, copiarlo y escribirlo, es decir, como especie pasamos de leer el entrono, a leer y escribir nuestro futuro”. En esa línea el orador destacó que “cerebros más un claro propósito resulta en crecimiento y riqueza y este último deriva del poder” y el poder necesariamente está asociado al manejo de un código dominante, de un “lenguaje dominante” dado por la capacidad de producción, acumulación y análisis de información. Esa perspectiva es un cristal desde donde mirar los avances en materia genética: “el ADN, esa doble hélice encierra toda forma de vida, es el ADN el idioma con el cual se escribe el libro de la vida”, señaló Enriquez y siguió “hemos empezado a entender la vida como código imperfectamente trasmitido, la posibilidad de intervenir a ese nivel posibilita desde el mejoramiento genético de un grano hasta la regeneración de órganos humanos” (Imágenes 1, 2 y 3), que marcan la vanguardia de las investigaciones actuales en el campo de la medicina. El orador planteó que, “Lo que genera riqueza es el código, y la genética nos brinda el código más poderoso creado por el hombre”. En ese sentido alentó a los productores agropecuarios locales a “seguir haciendo lo que vienen haciendo”, a incorporar los conocimientos desarrollados en materia de biotecnología como un insumo más a la hora de delinear sus estrategias productivas.

Juan Enriquez en el 1° Seminario de Biotecnología, coorganizado por Aapresid y DRCLAS, 10 años atrás.
Así como a tener claridad del mapa económico actual: “la riqueza de hoy se construye en áreas de riesgo, sólo el 0.02 % de la economía norteamericana invierte en riesgo, pero el capital de riesgo genera el 11% de los empleos y el representa 21% del Producto Bruto Interno de ese país”, sintetizó.
Transgénesis vegetal en un entorno de cambio
Para contextualizar el escenario futuro, el Profesor Germán Spangenberg (Director del Instituto de Producción Sustentable de Cultivos de Victoria de Australia) describió los impulsores del cambio global entorno a los alimentos, los forrajes y la energía. En primer lugar destacó el aumento de la población mundial y el consecuente incremento de la demanda de alimentos, destacando el alto impacto que tendrá el consumo de India y China. Por otro lado, el representante australiano puso sobre la mesa el tema del agua y la tierra, recursos cada vez más limitantes para el uso agrícola, para luego advertir la preocupación respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero y la demanda de energía. Hablando del problema de suministro de energía, Spangenberg fue categórico diciendo “se termina la era de los combustibles fósiles, se apunta a la bioenergía como contribuyente importante al suministro energético global que desplazará parcialmente a los combustibles fósiles en las próximas décadas”. Otro impulsor del cambio global es el progreso en la sustentabilidad. Los conocimientos aportados por la biogénesis y la agricultura de transgénicos abren la oportunidad de reducir la huella ambiental, asociada al uso de pesticidas y disminuir los gases de efecto invernadero, dijo el orador. En esa misma línea agregó, esas tecno- logías permiten incrementar el rendimiento de carbono cosechable y mejorar de la eficiencia de bioconversión para la producción de alimentos, forraje, bioenergía y bioproductos. Desarrollos de agrobiociencias resultarán en plantas que ofrezcan soluciones sustentables, así serán los Agroalimentos en el siglo XXI, “los cambios críticos sólo serán posibles con la transgénesis”, conclutó Spangenberg.

Imagen 1: Tomates morados modificados genéticamente (anthocyanins) incrementa la expectativa de vida de un ratoncito propenso al cáncer de 142 a 182 días. Imagen 2: Oreja Humana Imagen 3: Tráquea Humana

Según Spangenberg, la biogénesis y la agricultura de transgénicos tendrá impacto en distintos escenarios a saber: mejor salud humana, biomasa con mejor calidad fermentable, mayor rendimiento de biomasa y semillas, tolerancia a estrés biótico (virus y hongos) y abiótico (sequía y heladas)
Estado global de los cultivos GM
• Beneficios económicos netos acumulativos US$51.900 millones a nivel del establecimiento (1996 – 2008). US$26.100 millones para los países en vías de desarrollo y US$25.800 millones para los países industrializados. 50% debido a las ganancias de rendimiento sustancial, 50% debido a la reducción en los costos de producción. La ganancia en la producción de 167.1 millones de ton, hubiera requerido 62.6 millones de has. más.
Cerca del 90% de los productores beneficiados corresponde a países en vías de desarrollo.
• Reducción en la aplicación de pesticidas de 356 millones kg de ingredientes activos
• Reducción del 16.1% de la huella ambiental asociada con el uso de pesticidas.
• Reducción importante de las emisiones de gases de efecto invernadero (equivalente a la eliminación de 7 millones de automóviles en 2008).
Fuente: Brookes and Barfoot (2010)
Africa y la biotecnología
¿Por qué las regulaciones africanas se resisten a la biotecnología agrícola? cuestionó el investigador y consultor internacional de alimentos y agricultura Robert Paarlberg. Para dilucidar esa pregunta, Paarlberg explicó que la Unión Europea ha decidido frenar el uso de OMG (organismos modificados genéticamente), no por la presencia de riesgos, sino por la ausencia de beneficios directos a la mayoría de los europeos. Los agricultores de Europa son pocos en número, y son altamente productivos, incluso sin OMG. En África el escenario es totalmente distinto, manifestó el investigador, ya que el 60% de los ciudadanos siguen siendo agricultores y que dependen de esa actividad para obtener ingresos de subsistencia. Los cultivos GM con resistencia al daño del insectos (maíz y algodón Bt) o tolerancia al estrés abiótico (sequía), podrían proporcionar grandes beneficios y cambiar la realidad de los productores africanos. Sin embargo, los gobiernos de África siguen el enfoque reglamentario de Europa. Paarlberg advirtió que hay cinco canales de influencia externa en África que han producido este resultado: la ayuda exterior de Europa, la asistencia técnica de las Naciones Unidas, las campañas anti-OMG de las Organizaciones no Gubernamentales, los riesgos comerciales de exportación, y la influencia cultural post-colonial.

Los gobiernos africanos son muy dependientes de la ayuda exterior y Europa es el principal “donante”. Por esta razón, mucho de lo que lleva a cabo en África es regulado al “estilo europeo” como ocurre con los OMG. Robert Paarlberg
Como comentario final Paarlberg disparó “Otros países en desarrollo han logrado decidir sin influencia externa, como es el caso de China que ha visto un fuerte valor en los OMG y ha invertido importantes recursos para su desarrollo. África tiene una opción para tomar determinaciones independientes, respecto a los alimentos transgénicos y los cultivos también”.
¿Dónde estamos en Argentina y dónde quisiéramos estar?
El trabajo de la industria semillera ha sido crucial para posicionar a Argentina entre los mayores productores de cultivos genéticamente modificados (GM), no sólo desarrollando la tecnología, sino también brindando la base genética adecuada para la incorporación de los nuevos genes y llevar con rapidez y eficacia las nuevas variedades a los productores, aseveró Juan Kiekebusch, miembro de Asociación Semilleros Argentinos (ASA). La importancia de la biotecnología agrícola en Argentina se debe medir por la extensión del área sembrada con cultivos GM (Figura 1) y porque la adopción se inició casi al mismo tiempo en que la tecnología estuvo disponible en el mundo, con un marco regulatorio para la evaluación de riesgo mencionó Kiekebusch; y además agregó, a partir de 1996 se han autorizado 14 eventos: 1 de soja, 10 de maíz y 3 de algodón, en los cuales se ha introducido tolerancia a herbicidas, y resistencia a insectos (o Bt) o ambas características al mismo tiempo (Bt y tolerancia a herbicidas) para maíz y algodón. Respecto a lo que se viene, el representante de ASA aseguró que los cultivos GM antes mencionados representan apenas la “punta del iceberg” de una enorme cantidad de desarrollos que hoy se encuentran en etapas de experimentación y evaluación. Sin embargo, Kiekebusch advirtió que hay tecnologías implementadas por otros países que hoy no están disponibles para el productor argentino, por motivos que deben ser analizados y solucionados con urgencia. Para finalizar, el disertante reflexionó “Es necesario complementar el marco regulatorio técnico con una política agropecuaria, una mayor transparencia en la protección de la propiedad intelectual y contar con Políticas Nacionales que permitan planificar a largo plazo”.

Hay tecnologías ya implementadas por otros países y Argentina se está quedando atrás por falta de decisiones políticas, disparó Juan Kiekebusch
La inversión del Agro Para continuar con el Seminario de Biotecnología, el director de Bioceres Gustavo Grobocopatel (Los Grobo), señaló que históricamente la participación de nuestro país en la investigación y desarrollo de biotecnología agropecuaria siempre ha sido escasa, pero a fines del año 2001 se planteó el desafío de trabajar en el tema y se creó Bioceres. Por medio de esta iniciativa, se amalgamaron acciones público-privadas con modernas herramientas de gestión, se identificaron las necesidades en el sector productivo y se los vinculaba a proyectos biotecnológicos o científicos. Paralelamente Bioceres decide crear INDEAR, un emprendimiento único a nivel nacional. En la actualidad cuenta con la única plataforma de piro-secuenciación disponible en nuestro país, integrada a soluciones de microarreglos y PCR en tiempo real de alto rendimiento. Estas capacidades están íntimamente vinculadas a la plataforma de bioinformática del Instituto, asociada a un fuerte compromiso en la formación de recursos humanos y la inversión permanente en capacidad de procesamiento. A las plataformas de genómica y bioinformática se suman los laboratorios de biología molecular y proteínas, al igual que la plataforma de cultivo de tejidos y transformación genética, que se completan con un equipo multidisciplinario de desarrollo y evaluación a campo. Para el Ingeniero de Los Grobo, el mayor desafío será poder participar de las etapas de mayor retribución en el marco de la “sociedad del conocimiento” y ser competitivos en el desarrollo de soluciones tecnológicas modernas.
