6 minute read
“La neutralidad climática y la agricultura regenerativa es la prosperidad que se viene”
by Aapresid
Por: Leonardo Stringaro - Periodista investigador de String agro
La directora Regional para la Región Sur de Latinoamérica de la empresa Yara, Margarita González, representa el liderazgo femenino en el sector agropecuario con el objetivo de potenciar un futuro alimentario positivo para la naturaleza.
Margarita González
Directora
Regional
Sur LatamYara Argentina.
Margarita González es directora regional para la Región Sur de Latinoamérica de la firma Yara. Es ingeniera agrónoma de profesión y cuenta con una maestría en dirección general de negocios (MBA) de la universidad Austral, además de otras formaciones en liderazgo, gestión y administración. Desde el rol que ocupa hoy en la empresa, lleva adelante el desafío de mejorar la nutrición de cultivos por medio de tres grandes áreas de trabajo que pasan por la neutralidad climática, la agricultura regenerativa y la prosperidad.
¿Es posible alcanzar un futuro alimentario positivo para la naturaleza?
Considero que sí. De hecho, es parte central de la agenda estratégica de la compañía, y lo implementamos desde nuestro principal negocio que proviene de la producción y comercialización de fertilizantes minerales.
Está claro, ¿ahora todos estos procesos de desarrollo e investigación lo llevan adelante mediante una amplia presencia en el mundo?
Nosotros estamos presentes en 160 países y contamos con un plantel de más de 17 mil empleados. En Argentina la firma ya tiene 25 años de trayectoria con una fuerte participación en el mercado.
Esta visión hacia la búsqueda de una agricultura sostenible y sustentable, ¿considera que es un concepto moderno o forma parte de una necesidad creciente y constante? ¿?
Desde Yara hemos profundizado la sustentabilidad y protección del medioambiente a lo largo del tiempo y en las últimas décadas. Esta es una empresa noruega, donde la agenda de sostenibilidad (en los países nórdicos) es muy priorizada y no es algo nuevo, así como tampoco la búsqueda por combatir los efectos del cambio climático.
Sabemos que la agricultura -en el mundo- es responsable del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero y esto nos pone en un rol activo para poder trabajar en el corredor de la producción de alimentos sustentables. Es todo un desafío combatir el hambre y mantener los niveles de impacto ambiental al mínimo.
¿Es decir que hace años que están trabajando sobre el tema?
Sí. En 2005, Yara desarrolló una tecnología de catalizadores que permitieron reducir la huella de carbono de nuestros fertilizantes en un 60%. El proceso de descarbonización es un activo y una ventaja enorme que estamos trasladando al campo de forma contundente.
Es decir, nuestros desarrollos y soluciones están mostrando resultados de impacto en cada tonelada de alimento producida. En trigo, maíz y papa logramos reducir la huella de carbono entre un 20 y 30%. Es una contribución al desarrollo de prácticas regenerativas y disminución del impacto climático.
Entonces, ¿el objetivo pasa por llegar a un porcentaje determinado en la disminución de la huella de carbono?
El primer paso es maximizar la productividad por hectárea, de esa forma evitamos continuar con el cambio de uso de la tierra. En esta dirección, por naturaleza, operan los fertilizantes: está probado científicamente que los fertilizantes minerales contribuyen al 50% de la producción mundial de cereales.
Luego, todo lo que trasladamos a nuestros clientes, está basado en una contribución para que –en primer término- el negocio sea sustentable. Nosotros pensamos que, al mismo tiempo, debe haber sostenibilidad social y financiera. Los productores hacen un trabajo crucial y deben tener un negocio próspero.
El tercer punto de nuestro compromiso está en la reducción de las emisiones, que empiezan en nuestras fábricas y luego, en el campo, podemos aún reducir más con conocimiento, tecnología y presencia en el campo.
La agricultura regenerativa además incluye la dimensión del cuidado del suelo y cuidado de recursos. Estamos poniendo mucha atención en la protección del suelo, promoviendo prácticas de restauración del mismo por medio de los cultivos de servicios, labranzas mínimas y el mantenimiento de la salud. Se trata de lograr sostener la productividad y minimizar el avance de la frontera agrícola.
La neutralidad climática empieza desde nuestras fábricas. Nosotros ya hemos reducido de forma significativa la huella de carbono de nuestros productos basados en nitratos y el próximo hito van a ser los fertilizantes verdes, cuya huella va a ser reducida aún más, hasta en un 90% respecto de la actual.
Ustedes hablan mucho de la prosperidad, ¿considera que es un punto muy complicado a partir de los cambios que se sucedieron en el mundo?
Sin dudas, pero estamos convencidos de que se puede aportar en este desafío. Yo considero que prosperidad y agricultura regenerativa están íntimamente vinculadas.
Entonces, en la medida en que podamos trabajar para devolverle a la naturaleza lo que le hemos quitado, estamos pensando en la prosperidad. El observar la resiliencia de los cultivos, los ecosistemas productivos y su capacidad de producir alimentos ante determinadas variaciones ambientales es fundamental. Estamos convencidos de que este es el camino. Yara tiene la ambición para el año 2030, de impactar 80 millones de hectáreas en agricultura regenerativa y solo es posible trabajando en el eje de la prosperidad y compartiendo conocimiento con otras compañías.
En definitiva, ¿están hablando de modelos más participativos?
Por supuesto. Hay que trabajar con otras asociaciones, buscando conocimiento en las comunidades a través del acercamiento. Hay que facilitar medios para una mejor educación. Nosotros venimos desarrollando un programa de escolarización en San Nicolás (Bs. As.) y eso nos hace sentir muy orgullosos ya que nuestros operarios han encontrado una herramienta para finalizar la escuela. Acá hay espacio, apoyo y una visión clara.
Por otro lado, nuestros programas de sustentabilidad Juntos Por Más y Juntos Por un Plus apuntan a apoyar al productor compartiendo tecnología, conocimiento y riesgo financiero para adoptar prácticas de nutrición y obtener más eficiencia, rentabilidad y menos emisiones de gases de efecto de invernadero, es decir menor huella de carbono en sus productos maíz y trigo o cebada. Esto es un modelo participativo escalable, hoy al alcance de todos los productores.
¿Todo en base a los tres pilares de la compañía o la prosperidad?
En todos. Insisto que cuando hablamos de prosperidad pasa por trabajar en espacios inclusivos y respetando los derechos humanos. Nosotros contamos con un certificado (norma IFA) de excelencia para la industria (San Nicolás), y esto nos posiciona como la única empresa en Argentina en obtener esta certificación.
En todas estas búsquedas y desarrollos, ¿qué rol tiene lo biológico?
Hemos introducido en nuestro portfolio los bioestimulantes y –por otra parte- las soluciones basadas en la naturaleza son lo nuevo y el elemento fundamental a la hora de desplegar cajas de herramientas para nutrir cultivos.
Pasando a otro tema, ¿cómo ve el nuevo mundo y la diversidad de protocolos que van surgiendo?
Son una gran oportunidad para el país. Nuestra masa crítica de producción está en condiciones de ajustarse a estas necesidades. Sabemos que cuando las exigencias vengan y sean más duras, no existirán inconvenientes para nuclear a parte del sector que aún no se subió a la sustentabilidad.
¿Cuál es su visión productiva del país? ¿?
Argentina es un productor de primer nivel. Tiene una capacidad instalada para procesar granos superior a la que hay en otros lugares del mundo, existe infraestructura y una posibilidad muy grande de crecer. El potencial enorme es la tierra, el capital humano y un país donde nuestra compañía está decidida a seguir apostando.
Queremos captar y acompañar la capacidad de crecimiento geopolítico de la región que es muy grande.
¿Qué están pensando hacia el futuro?
Partiendo de la pandemia y durante la misma, la compañía realizó una reestructuración muy grande. Nos dividimos en tres regiones: América, Europa y Asia junto con África. Esto generó una mayor autonomía y la conformación de un modelo operativo muy consolidado, donde la agenda en estas regiones tiene mucho sentido con la realidad local y una mayor agilidad para llevar adelante innovaciones.
A futuro, estamos trabajando sobre todo lo que es digitalización. Contamos con una oferta de agricultura digital para nuestros productores y estamos en un proceso de transformación constante.
Asimismo, creemos que nuestra oferta de fertilizantes verdes nos va a permitir escalar en este segmento y avanzar con un costo competitivo.
En definitiva, ¿ya han avanzado con este tipo de fertilizantes? e a los tres pilares de la compañía o la prosperidad?
Si, hemos firmado el primer contrato en el país con un productor de papa y este año contaremos con los primeros lotes del cultivo producidos bajo este sistema.
¿Cuál es su preocupación cómo empresaria?
La predictibilidad, sin dudas. Es muy complejo operar en el escenario de negocios de Argentina. Existen restricciones al flujo de capital y estamos en una situación macroeconómica donde la falta de divisas nos complica y hace impredecible toda planificación.
De esta manera, el manejo del riesgo de las empresas, deja cada vez menos espacios para las proyecciones de expansión e inversiones.
¿Comparte momentos de energía y alegría?
Lo que me brinda la energía suficiente para liderar esta compañía es el soporte familiar. Como madre sé lo difícil y constante que es la tensión y atención de las agendas laborales y personales.
Una necesita siempre estar muy alerta y cuidadosa con los tiempos para poder sentirse cerca de todos.
Lo importante en lo laboral, es mantener las energías siempre altas para sentarse a tomar decisiones, fortalecer el equipo y trabajar cerca de la gente.
Yo estoy convencida de que cuando las personas están motivadas y energizadas, ese motor tracciona con resultados en el mediano plazo. Le dedico mucho tiempo de mi agenda a mi equipo y eso vuelve con creces.
Me da mucha alegría ver a mi hija crecer sin impedimentos. Me alegra saber que pude atravesar todos los desafíos para llegar a un rol de liderazgo. Necesité mucho crecimiento personal para liberarme de mandatos y limitaciones que tenía como mujer dentro del agro.
Siento tristeza cuando encuentro un país rico con muchos desafíos en materia de pobreza y educación.