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Producir con los ODS como bandera

De los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU, hay cuatro que se relacionan directamente con el sector agrícola. Una invitación a renovar el compromiso de llevar adelante una agricultura más sostenible, resiliente y responsable.

Por: Dr. Hugo

Permingeat

Comité de Prospectiva

Tecnológica de Aapresid insumos exógenos como fertilizantes inorgánicos y pesticidas, y utilizando prácticas de riego consuntivas para regar sistemas de monocultivo cada vez más grandes. Este enfoque mejoró la producción, la disponibilidad y el precio de los alimentos y, hasta cierto punto, redujo el hambre y la pobreza. Sin embargo, aumentar el ecosistema de producción global incrementando la masa de tierra utilizada para producir alimentos, dependiendo de insumos de materiales exógenos y aumentando el control por parte de las corporaciones multinacionales, resulta insostenible. A escala global, la agricultura industrial, con su modelo energético de

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son metas globales establecidas por las Naciones Unidas (ONU) en 2015 con el fin de abordar los desafíos económicos, sociales y ambientales que enfrenta el mundo. Estos objetivos buscan promover la prosperidad, proteger el planeta y garantizar el bienestar de las personas para las generaciones presentes y futuras. Los ODS abarcan una amplia gama de áreas temáticas, entre las que se incluyen la erradicación de la pobreza, la igualdad de género, la educación de calidad, la acción climática y la protección del medioambiente.

En este camino, la agricultura es un sector fundamental para el desarrollo sostenible, ya que proporciona alimentos, sustento y empleo a una gran parte de la población mundial. Además, desempeña un papel crucial en la mitigación del cambio climático, la conservación de la biodiversidad y la gestión sostenible de los recursos naturales. De los 17 ODS establecidos por la ONU, hay cuatro (2, 12, 13 y 15) que están directamente relacionados con la agricultura y buscan abordar los desafíos específicos que enfrenta este sector.

El objetivo 2 hace mención al ‘Hambre cero’. Este objetivo se centra en garantizar el acceso a una alimentación segura, nutritiva y suficiente para todas las personas. Para lograrlo, es necesario promover prácticas agrícolas sostenibles, mejorar la productividad y eficiencia agrícola, fomentar la diversificación de cultivos y fortalecer los sistemas de producción de alimentos a nivel local.

El objetivo 12 se enfoca en la ‘Producción y consumo responsables’. Este objetivo se relaciona directamente con la agricultura, ya que busca fomentar la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, reducir el desperdicio de alimentos, promover la agricultura orgánica y minimizar el uso de productos fitosanitarios y fertilizantes sintéticos. Al respecto, la agricultura argentina experimentó un aumento en el uso de productos fitosanitarios y fertilizantes sintéticos, lo que puede generar impactos negativos en el medioambiente y la salud humana. Para abordar este problema, resulta clave fomentar la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, como la rotación de cultivos y el uso eficiente de recursos, con el objetivo de minimizar el impacto ambiental de la producción agrícola.

Por su parte, el objetivo 13 apunta a la ‘Acción por el clima’. La agricultura está estrechamente ligada al cambio climático, tanto como fuente de emisiones de gases de efecto invernadero como receptor de sus impactos. Este objetivo busca promover la resiliencia climática en el agro, implementar prácticas agrícolas adaptadas al clima y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector. La agricultura argentina se enfrenta a desafíos relacionados con el cambio climático, como sequías, inundaciones y cambios en los patrones de lluvia. Estos eventos climáticos extremos pueden afectar la producción agrícola y la seguridad alimentaria. Es fundamental promover prácticas agrícolas resistentes al clima, como el manejo sostenible del agua, la conservación del suelo y la diversificación de cultivos, para mitigar los impactos del cambio climático.

También el objetivo 15 hace referencia a la ‘Vida de ecosistemas terrestres’. La deforestación y la pérdida de biodiversidad son desafíos importantes para la agricultura argentina. Es esencial promover prácticas agrícolas sostenibles que conserven los ecosistemas naturales, protejan la biodiversidad y eviten la deforestación indiscriminada.

Shahmohamadloo y col. (2022) plantean que el desafío que se presenta a futuro es abrumador. Si se considera que la población mundial llegará a casi 10.000 millones de personas para 2050, la producción de alimentos tendrá que aumentar entre un 25% y un 75% con respecto a los niveles de 2014 para satisfacer la demanda de alimentos. Una vez más, la pregunta que surge es: ¿cómo garantizar una producción de alimentos sostenible para satisfacer las crecientes demandas nutricionales mundiales y, al mismo tiempo, lograr reducir la degradación de los paisajes agrícolas y aumentar la resiliencia para resistir los efectos del cambio climático?

Hasta ahora, el aumento de la producción de alimentos se logró a través de la industrialización, caracterizada por la intensificación del cultivo a través del desarrollo genético de variedades de alto rendimiento, basándose en alto insumo y alto rendimiento, contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero, la pérdida de hábitat y biodiversidad global y el deterioro de la salud del suelo. Todo esto lleva a que los paisajes agrícolas sean más vulnerables a los efectos del cambio climático.

La necesidad de un cambio es clara y el sector agrícola mundial debe asumir un papel de liderazgo en la implementación de ese cambio mediante la adopción de prácticas agrícolas que faciliten el crecimiento de sistemas sostenibles de producción de alimentos para cumplir con los ODS de la ONU.

El camino hacia la producción sostenible de alimentos para 2030 fue objeto de debate continuo antes y después de la publicación de los ODS de la ONU. Entre los enfoques defendidos se incluyen la intensificación sostenible, la intensificación ecológica y la agricultura regenerativa. Estos enfoques comparten muchas similitudes, incluida una visión común de crear un sistema mundial de producción de alimentos más sostenible. Sin embargo, no resulta claro cómo estos enfoques integran la viabilidad socioeconómica, la preservación de la cultura y el patrimonio y el sentido de comunidad. Si la humanidad se quiere dar cuenta del verdadero espíritu y la intención de los ODS de la ONU, los enfoques ecológicos deben trabajar en conjunto con los aspectos económicos, sociológicos y culturales de la producción de alimentos. Este enfoque socioecológico integrado como un agrosistema, que se define como un sistema socioecológico integrado de producción de ali- mentos basado en la intensificación sostenible y los principios de agricultura regenerativa responde a elementos sociales, culturales, comunitarios, indígenas y económicos, y conduce al cambio ambiental.

En resumen, alinear la agricultura global y la argentina en particular con los ODS exige promover prácticas agrícolas sostenibles, mejorar la eficiencia y la equidad en la producción y distribución de alimentos, adaptarse y mitigar los impactos del cambio climático, y conservar los ecosistemas naturales y la biodiversidad. Estos esfuerzos contribuirían a lograr una agricultura más sostenible, resiliente y responsable, temas muy presentes cuando se plantea una producción sustentable de alimentos. Este artículo pretende renovar el compromiso de utilizar las tecnologías disponibles en todas las aristas de la agronomía para satisfacer los ODS, preservando el planeta para las generaciones futuras.

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-218

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