Revista Aapresid Nº 221

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EDITORIAL

La soja, una aliada fundamental para la agricultura sostenible

NOTAS DESTACADAS

CALENDARIO AAPRESID

Eventos del mes

AGRONEGOCIOS Y MERCADOS

Un cambio de tendencia hacia el crecimiento

AGRONEGOCIOS Y MERCADOS

Soja: el bonus track del agro argentino

MANEJO DE CULTIVOS

La siembra de soja aumentaría 1 millón de hectáreas en Argentina

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SUMARIO 221 04 138
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Soja: ¿la gran protagonista?

AGRONEGOCIOS Y MERCADOS

Un cambio de tendencia hacia el crecimiento.

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CIENCIA Y AGRO

Superpoderes naturales para la protección de cultivos

Harina de soja argentina ¿amenaza u oportunidad a la vista?

Soja: el bonus track del agro argentino

AGTECH

Soluciones digitales: un campo de oportunidades

MANEJO DE CULTIVOS

La siembra de soja aumentaría 1 millón de hectáreas en Argentina

La transformación digital de la cosecha

¿Está estancado el rendimiento de soja?

AGROECOLOGÍA

La necesidad de una nueva agricultura

EMPRESARIO DEL MES

“El agro argentino tiene un futuro enorme”

Soja en la región centro: estabilidad y adaptabilidad en el rendimiento según grupos de madurez

Se lanzó la temporada 23/24 en soja: conocé lo último en variedades

PRODUCCIONES ALTERNATIVAS

Duraznos: desde Mendoza hasta el secreto rincón de Santa Fe

GANADERÍA

Estrategias de alto voltaje para tus verdeos de invierno

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EDITORIAL

La soja, una aliada fundamental para la agricultura sostenible

En las últimas décadas, la agricultura ha experimentado una revolución con la adopción masiva de la siembra directa y un aumento significativo en la superficie cultivada con soja. A pesar de estos avances, aún no hemos alcanzado el máximo potencial de un sistema sostenible. Esto podría deberse a que hemos considerado la siembra directa más como una "práctica de siembra" que como un sistema de producción, lo que ha impedido abordar los problemas originales y ha dado lugar a nuevos desafíos.

A pesar de los avances tecnológicos y la mejora genética de los cultivos que ha traído consigo la siembra directa, seguimos utilizando fórmulas preestablecidas y paquetes de insumos para maximizar la producción de cualquier cultivo, sin adaptarlos a las condiciones específicas de cada ambiente. Para alcanzar una agricultura

verdaderamente sostenible, debemos adaptar tanto la planta como la tecnología a las características de cada entorno, permitiendo que éste exprese su potencial de producción con el menor impacto posible. En este contexto, el suelo emerge como un actor crucial, ya que sostiene la biodiversidad y actúa como almacén y regulador del suministro de agua y nutrientes.

La calidad funcional y la capacidad productiva del suelo están estrechamente vinculadas al contenido orgánico de carbono y nitrógeno, los cuales se derivan de la intensificación fotosintética y la actividad biológica. Para abordar los desafíos de la sustentabilidad, es esencial mantener la actividad del suelo al máximo de su capacidad, siempre que los recursos, especialmente el agua y los nutrientes, lo permitan, con el objetivo de construir estructuras de carbono.

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En resumen, la "intensificación fotosintética inteligente" implica la creación de una agricultura basada en la captura de carbono y nitrógeno para mantener el equilibrio de la materia orgánica en el suelo. Esto, a su vez, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero al disminuir la aplicación de fertilizantes sintéticos y minimiza el impacto ambiental a través de tecnologías verdes. Necesitamos una agricultura que constantemente proteja la superficie del suelo mediante la presencia de vegetación tanto viva como en descomposición, permitiendo que la mayor parte del recurso hídrico se destine a la transpiración, minimizando las pérdidas no rentables por evaporación, percolación y escorrentía. Esto implica una agricultura que nutra el sistema de producción en su conjunto, con la reposición y el reciclaje de nutrientes, y una efectiva fijación biológica del nitrógeno con especies compatibles.

En esta dirección, el cultivo de soja se convierte en un aliado fundamental. Su composición nutricional, caracterizada por su alto contenido de proteínas y aceite, y su adaptabilidad a diversas condiciones de suelo y climáticas, lo

hacen ideal para promover prácticas agronómicas sostenibles. Además, la soja puede facilitar la integración de otros cultivos y contribuir al control de plagas y malezas, convirtiéndose en una pieza clave en la siembra directa y la intensificación agrícola.

Para alcanzar nuestros objetivos de sostenibilidad económica y ambiental, debemos tomar decisiones informadas y responsables que equilibren las necesidades de la empresa con la preservación de un ambiente saludable y productivo. El cultivo de soja desempeña un papel fundamental en este proceso y se sitúa estratégicamente en el diseño de nuestro modelo productivo. Sin embargo, el éxito y el impacto final dependerán de las decisiones que surjan de un análisis responsable que tenga en cuenta tanto las necesidades empresariales como los imperativos de conservación ambiental integral.

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Empresas Socias

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Soja: ¿la gran protagonista?

Se estima una implantación de 17 millones 100 mil hectáreas de soja en Argentina este año, lo que representa un incremento del 6% respecto del año pasado. La producción se calcula en torno a los 50 millones de toneladas y a los productores se les hace agua la boca. En contraste, quienes gobiernan hoy el país desearían haber tenido estos resultados el año pasado, o se hubieran conformado con no perder tanto.

Sin embargo, ¿quién será la persona afortunada? Quien tome el timón de Argentina tendrá unos 20 mil millones de dólares adicionales (como mínimo) en comparación con lo que recolectó el gobierno de Alberto Fernández. La Bolsa de

ACTUALIDAD
#ACTUALIDAD
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Jorgelina Traut Periodista y Locutora

Cereales de Buenos Aires ratificó que, en esta campaña en curso, se obtendrán 50% más de derechos de exportación con respecto a la campaña anterior (22/23). En concreto, se obtuvieron 9 mil millones de dólares por este concepto y ahora serán 14 mil millones, lo que supone un incremento de 5 mil millones de dólares.

Por otro lado, el 5 de septiembre entró en vigencia el nuevo Programa de Incremento Exportador, más conocido como “dólar soja”, con algunos cambios con respecto a lo que estábamos acostumbrados. En vez de establecer un tipo de cambio especial, se oficializó la posibilidad (porque no es obligación) para los exporta-

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires ratificó que, en esta campaña en curso, se obtendrán 50% más de derechos de exportación con respecto a la campaña anterior (22/23).

dores de liquidar el 75% de las divisas por ventas al extranjero al tipo de cambio oficial y el 25% restante al dólar financiero (de libre disponibilidad). Esto permite acercarse a una mejor cotización que si fuera el tipo de cambio oficial en este tipo de transacciones, menos los derechos de exportación.

Cuando la incertidumbre pasó y se comprendió mejor este mecanismo, en tan solo cinco jornadas hábiles se comercializaron más de un millón de toneladas de soja, un producto que venía con operaciones muy enlentecidas debido al tipo de cambio que no dejaba de moverse y a un gobierno que rumoreaba nuevo dólar para la oleaginosa. Es real que, a la hora de hacer negocios, se busca la mejor y más rentable alternativa, ¡y está bien! Por lo tanto, es lógico que aquellos productores que tenían soja en su poder, hayan guardado esperando una herramienta como esta.

Ya tendremos que volver a hablar de los que “quedan afuera” o demasiado adentro, por no decir super enganchados por la medida. Hablo de los que compran la soja para el consumo de los animales, o también aquellos que integran la mesa de proteínas vegetales. Estos actores enviaron un comunicado pidiendo por favor ser

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recibidos porque los afecta directamente en su competitividad respecto a Brasil, cuando lo único que hacen y en lo que han invertido en los últimos 20 años es en proteína de soja para consumo humano que se vende al extranjero como tal para que hagan sus alimentos. Esta mesa, se está quedando sin patas, está perdiendo equilibrio frente a las reglas de juego NO claras que impone el gobierno cada vez que se le ocurre cambiar cotizaciones, operatoria, plazos, montos e impuestos.

La soja es un cultivo con un gran potencial, ya que ofrece respuestas en materia de alimentos y energía, además de desempeñar un papel fundamental en la economía del país al aportar divisas. Al mismo tiempo, y por lo último mencionado, le han otorgado el papel de la mejor hacedora de dolores de cabezas por su nulo impacto en precios internos y gran protagonista de la recaudación, sin que importe su gran influencia en quienes tienen animales, alquileres pactados en rindes de soja y todo aquello que requiere la compra del producto internamente.

Desde una perspectiva productiva, Argentina se está perdiendo más de 10 millones de toneladas adicionales de soja como mínimo por no fertilizar. Para colocar un ejemplo que vimos en

el Simposio de Fertilizar, en Pehuajó, la soja de primera obtuvo un rendimiento de 3,2 toneladas por hectárea, cuando el potencial era de 4,9 toneladas, lo que resultó en una brecha del 66%.

Sin lugar a dudas, la idea de un cultivo resistente y que brinde frutos sin necesidad de mayor inversión tecnológica seduce, especialmente a los productores de bolsillo flacos o un tanto despreocupados por la salud de su suelo y el propio producto a recolectar. Sin embargo, la mayoría está aprendiendo. Sí, primero porque de aprender nunca se para, menos en este rubro. Segundo, porque la conciencia sobre los suelos avanza y la certidumbre de cómo se pueden achicar brechas productivas también. Sin embargo, no es suficiente. En promedio, solo por la falta de una adecuada fertilización, la brecha productiva

Argentina se está perdiendo más de 10 millones de toneladas adicionales de soja como mínimo por no fertilizar.
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representa el 30%. Si sumamos factores como patógenos, insectos y malezas, la brecha en Argentina llega al 50%. Miren si tenemos margen para aprender. Miren si hay muestreos de suelos por hacer. Invertir a ciegas en tecnología es derrochar dinero y no dar con el clavo del mejor y mayor rendimiento productivo.

Pero me puse muy técnica cuando en realidad tenemos que analizar la actualidad. Y la actualidad nos presenta, como siempre en este bendito país, potencialidades inquebrantables, una coyuntura más que necesitada de certidumbre política-económica y un futuro tan lleno de oportunidades como de temores.

En este contexto, quedémonos con las oportunidades, que los temores estarán siempre, porque en una sociedad siempre hay miedos. Lo importante es atreverse a lidiar con ellos.

Quedémonos con las oportunidades, que los temores estarán siempre, porque en una sociedad siempre hay miedos. Lo importante es atreverse a lidiar con ellos.

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Superpoderes naturales para la protección de cultivos

Los productos naturales para la protección de cultivos prometen una agricultura más sostenible, pero aún enfrentan desafíos en materia de formulaciones y adaptación a condiciones.

Por: Dr. Hugo

Permingeat

Comité de Prospectiva

Tecnológica de Aapresid

Los compuestos de base natural destinados a la protección de cultivos se encuentran entre las herramientas desafiantes en la lucha contra malezas, patógenos de las plantas e insectos plaga, incluidos aquellos que han desarrollado resistencia a los ingredientes activos (IA) presentes en los pesticidas actuales. Además de ser altamente efectivos y asequibles, los nuevos IA para la protección de cultivos deben satisfacer las expectativas de los consumidores y cumplir con requisitos reglamentarios cada vez más estrictos. Estos factores han impactado en el tiempo y los costos relacionados con su descubrimiento, dando forma a la industria de la protección de cultivos.

CIENCIA Y AGRO CIENCIA Y AGRO
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Aunque se siguen descubriendo y desarrollando nuevos IA para la protección de cultivos, el proceso de descubrimiento sigue siendo un desafío. Los productos naturales (PN) han sido durante mucho tiempo un área clave de interés en el descubrimiento de nuevos IA para la protección de cultivos. De hecho representan uno de los enfoques más comunes empleados por las empresas dedicadas a la investigación y desarrollo (I+D) en la búsqueda de nuevos IA para pesticidas. Una variedad de entidades, incluyendo empresas, universidades y otras instituciones, continúan explorando los PN conocidos y buscando nuevos compuestos que puedan servir como productos o modelos para futuros compuestos de protección de cultivos.

Un ejemplo destacado en el caso de los insecticidas, revela que el 75% de todos los insecticidas comerciales deben su descubrimiento a una molécula preexistente o un compuesto modelo de un competidor (inspirado en el competidor) o una versión anterior dentro de la misma empresa (próxima generación). Por lo tanto, los primeros miembros de una nueva clase de productos químicos para la protección de cultivos son puntos de partida fundamentales para expandir las opciones de IA en este ámbito. Muchos IA para la protección de cultivos tienen sus raíces en un PN.

Dado el valor de los PN en el descubrimiento, resulta fundamental comprender la(s) fuente(s)

biológica(s) de estos compuestos de protección de cultivos basados en PN y cómo estas fuentes biológicas han cambiado con el tiempo. Además, a la luz de la importancia y el interés continuo en los PN para la protección de cultivos, es instructivo determinar el enfoque histórico y actual que las empresas de diferentes países basadas en I+D han tenido respecto a los PN en el descubrimiento de nuevos IA para la protección de cultivos.

Este aspecto cobra relevancia especialmente considerando la evolución en la estructura y la consolidación de la industria global de productos fitosanitarios basada en I+D. El objetivo de estas investigaciones es proporcionar una comprensión más profunda del posible impacto y futuro del descubrimiento de productos fitosanitarios basados en PN (Spark and Briant, 2022; Spark y col., 2023).

El uso de PN para el control de plagas y enfermedades de las plantas emerge como una estrategia innovadora en pos del desarrollo agrícola sostenible. Esto se debe a que, en general, estos productos son más seguros que los pesticidas químicos tradicionales, gracias a su rápida biodegradación ambiental y su baja toxicidad para los enemigos naturales, seres humanos y otros mamíferos. En consecuencia, los PN pueden emplearse directamente para el control de plagas o servir como modelos para el desarrollo de nuevos análogos sintéticos, con propiedades biológicas y fisicoquímicas prometedoras (Li y col., 2022). Las moléculas derivadas de organismos vivos, dotadas de propiedades para combatir adversidades bióticas en los cultivos, son conocidas como biopesticidas o bioplaguicidas. Estos compuestos

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El uso de Productos Naturales para el control de plagas y enfermedades de las plantas emerge como una estrategia innovadora en pos del desarrollo agrícola sostenible.

desempeñan un papel crucial tanto en aplicaciones individuales como en el contexto del manejo integrado de plagas (MIP). Los biopesticidas se pueden definir estrictamente como “preparados específicos que contienen microorganismos vivos”, o de manera más amplia, como compuestos botánicos y semioquímicos, como las feromonas (Liu y col., 2021).

La contribución de los PN a las diferentes áreas de productos, como fungicidas, herbicidas e insecticidas, ha sido variable, siendo los insecticidas los más favorecidos y los herbicidas los menos beneficiados. La razón detrás de la relativamente pequeña contribución de los PN en la creación de nuevos herbicidas comerciales en comparación con los fungicidas e insectici-

das, podría atribuirse a las complejidades de la ecología química. Es menos probable que las fuentes vegetales sean ricas en fitotoxinas potentes en comparación con las bacterias u hongos. A pesar de que las plantas han sido históricamente una fuente importante de compuestos de protección de cultivos basados en PN, los aleloquímicos de interacción planta-planta tienden a ser fitotoxinas relativamente débiles, lo que ha disminuído su relevancia en el descubrimiento y desarrollo de herbicidas en comparación con las fitotoxinas de origen microbiano, que ha menudo poseen una fitotoxicidad considerablemente mayor que cualquier fitoquímico.

En los últimos 20 años, se observó un aumento sustancial en la actividad de patentes relacionadas con nuevos compuestos herbicidas. El nú-

mero de patentes para insecticidas y fungicidas basados en PN ha aumentado de manera drástica desde 2010, y recientemente, las patentes para insecticidas basados en PN han superado a las de fungicidas. Aunque son menos frecuentes que las de fungicidas o insecticidas, las patentes centradas en herbicidas basados en PN también han experimentado un ligero incremento reciente, incluyendo los dos compuestos bacterianos como herbicidas, como la 7-desoxisedoheptulosa y compuestos afines a una cianobacteria.

Desafortunadamente, los esfuerzos de herbicidas centrados en PN aún no han culminado en productos comerciales, a pesar de que muchos de estos compuestos, a menudo altamente fitotóxicos, tienen novedosos modos de acción (MoA) muy necesarios. De no ser por el dominio del glifosato, uno o más de estos compuestos

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El número de patentes para insecticidas y fungicidas basados en PN ha aumentado de manera drástica desde 2010.

bacterianos o sus derivados podrían haberse convertido en herbicidas comerciales. Por último, aunque los patógenos bacterianos y fúngicos a menudo generan fitotoxinas potentes y novedosas, los patógenos que infestan las malezas han recibido relativamente poco estudio en contraste con los patógenos que afectan a los cultivos. Por lo tanto, los patógenos de malezas y otras especies de plantas no cultivadas pueden representar una fuente prácticamente inexplorada de fitotoxinas altamente efectivas que podrían aportar nuevas químicas y MoA para el descubrimiento de herbicidas. Un ejemplo de esto es la aglicona de ascaulitoxina, una poliamina pequeña y altamente fitotóxica derivada de un patógeno estudiado para el control biológico de malezas, que parece presentar un nuevo MoA relacionado con el transporte y/o metabolismo de aminoácidos (Spark y col., 2023).

Hasta hace poco, los péptidos pequeños y los ácidos nucleicos no se habían utilizado como biopesticidas. Sin embargo, se están desarrollando nuevas tecnologías que pueden permitir aún más el uso de ambos en futuros pesticidas. Dichos productos se basan en compuestos naturales (aminoácidos y ácidos nucleicos), pero es posible que las secuencias de construcciones pesticidas particulares no se encuentren en la naturaleza.

La tecnología de ARNi para inactivar genes específicos de plagas se está desarrollando rápidamente para el manejo de patógenos de insectos y plantas. La tecnología RNAi también es de interés para el manejo de malezas, pero parece haber mucha menos actividad de desarrollo para este uso.

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En la actualidad, existen algunos productos farmacéuticos que son péptidos pequeños (PN) que impiden que las subunidades de las proteínas del sitio objetivo interactúen adecuadamente (p. ej., unión adecuada de las subunidades de proteínas). Al igual que el ARNi, determinados péptidos pequeños no se encuentran en la naturaleza, pero contienen compuestos naturales o se pueden modelar a partir de una pequeña neurohormona o toxina peptídica de origen natural.

Algunas empresas de pesticidas están estudiando el uso de pequeños péptidos que apuntan a las interacciones entre proteínas de plagas de la misma manera que con los productos farmacéuticos. Los grandes avances en la química de las proteínas y el modelado de las inte-

racciones proteína-proteína lo están haciendo factible. Este enfoque permite apuntar a objetivos moleculares que hasta ahora se han considerado no farmacológicos, ampliando potencialmente en gran medida el número de objetivos moleculares de pesticidas.

Los venenos a base de péptidos se están considerando como puntos de partida para la producción de nuevos pesticidas para artrópodos. El reciente desarrollo y comercialización de un péptido basado en veneno de araña para el control de plagas de insectos destaca la viabilidad de este enfoque. Este péptido-insecticida también saca a la luz un nuevo modo de acción insecticida.

De manera similar, estudios recientes sugieren que algunos neuropéptidos de insectos pueden tener potencial como modelos para insecticidas peptídicos sintéticos. Algunos de estos neuropéptidos muestran una eficacia en los bioensayos de laboratorio comparable a la de los insecticidas comerciales. También se podrían idear imitaciones sintéticas de moléculas pequeñas de algunos neuropéptidos de insectos, lo que proporciona otra vía para explotar este tipo de moléculas con sus nuevos MoA.

Además, el descubrimiento de fungicidas farmacéuticos derivados de venenos de insectos basados en péptidos demuestra aún más el valor de estos tipos de PN relativamente sin explotar para la protección de cultivos (Spark y col., 2023).

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Los productos fitosanitarios naturales producidos a partir de microorganismos modificados son una alternativa atractiva a los agroquímicos sintéticos.

Para el despliegue exitoso de los microorganismos modificados en el campo, la estrategia de selección debe incluir la evaluación de la capacidad de los microbios para sobrevivir en el entorno de interés, incluida la tolerancia a los factores estresantes asociados, bióticos o abióticos como la aridez, el calor y la poca luz.

Otro riesgo importante es la posibilidad de transferencia de genes a microorganismos nativos, que debe evaluarse cuidadosamente durante el proceso de selección. Se suman también otras consideraciones, como su biocompatibilidad, no patogenicidad, capacidad para colonizar la rizosfera de las plantas, eficacia para competir con los microbios existentes, mayor vida útil y respeto al medioambiente.

De esta manera, se prevé que se puede producir una gran cantidad de productos fitosanitarios naturales mediante el uso de microbios modificados, lo que podría desempeñar un papel importante en la agricultura sostenible en los próximos años.

Es importante reconocer que los productos naturales ofrecen muchas ventajas pero su efectividad puede verse afectada por factores como las condiciones climáticas, la dosificación y la formulación. En este sentido, la investigación y el desarrollo continuos son esenciales para optimizar la eficacia de estos productos y expandir su posibilidad de aplicación.

En resumen, el uso de productos naturales en el control de adversidades bióticas en la agricultura combina los principios de eficacia, seguridad y sostenibilidad. Al adoptar este enfoque, los agricultores pueden lograr un equilibrio entre la protección de sus cultivos y la preservación del medioambiente, contribuyendo así a la producción de alimentos saludables y a la conservación de los recursos naturales.

REFERENCIAS Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-221

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Un cambio de tendencia hacia el crecimiento

Reflexiones del presidente de Acsoja sobre la importancia de superar desafíos y fomentar un crecimiento sostenible en la agroindustria argentina, especialmente en la cadena de la soja.

El Congreso de Aapresid 2023 nos ha dejado, como cada año, valiosas enseñanzas en todos los ámbitos de las cadenas productivas. Nos ha trazado un camino lleno de oportunidades que, una vez respaldadas por políticas positivas y la resolución de persistentes incertidumbres que obstaculizan nuestro desarrollo, nos permitirán aumentar la producción, generar más trabajo y fomentar exportaciones con valor agregado. Estos elementos son imprescindibles para im-

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pulsar el crecimiento que tanto ansiamos y que se ha demorado tanto en nuestro país. Todo el conocimiento tecnológico y profesional que tenemos a nuestro alcance y que aún no hemos aprovechado, puede convertirse en una realidad que fortalezca nuestros esfuerzos, renovando la esperanza.

Dejando atrás la sequía que afectó la campaña anterior, según el informe del INDEC 2022, el

complejo agroindustrial argentino representó el 65% de las exportaciones totales del país. La soja, como líder, contribuyó con el 28.1% del total, alcanzando la cifra de 24.868 millones de dólares, lo que representa un incremento del 4,3% respecto al año anterior. Por su parte, la harina representó el 48%, el aceite el 28,1%, el grano el 13,2%, el biodiesel el 7,4% y otros derivados el 2,9%.

La soja cumple 22 años como principal complejo exportador del país, liderando las exportaciones mundiales de harina y aceite de soja en los últimos 26 años, y ocupando el tercer lugar en las exportaciones de grano, además de mantener una posición relevante en el mercado del biodiesel. Sin embargo, los efectos de la sequía han impactado en su posición privilegiada este año, a pesar del aporte de las importaciones temporarias, que alcanzaron un récord histórico.

China es el principal destino de las exportaciones de granos de soja argentinos, mientras que mercados como Vietnam, Indonesia, Malasia, Italia , España y Polonia se destacan como mercados clave para la harina de soja. En el caso del aceite de soja, la India se erige como el mercado más importante. Más del 85% de nuestra producción de soja se destina a la exportación. Las plantas de crushing y extrusados tienen la capacidad de procesar 70,4 millones de toneladas por año, aunque su utilización viene cayendo, alcanzando tan solo el 61% en 2022.

Estas cifras ponen de manifiesto el aporte del complejo sojero, el cual, ha visto mermado su potencial de crecimiento debido a políticas económicas erradas, implementadas por los gobiernos sucesivos.

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De manera directa e indirecta, este complejo emplea más de 350.000 personas en 15 de las 22 provincias del país. Cuenta con la participación de más de 60.000 productores, y engloba a 4.000 plantas de acopio y cooperativas. Además, genera un cluster que impulsa la actividad en sectores como el transporte y la metalmecánica, así como otras actividades relacionadas.

Desde 2016, los altos impuestos a la exportación, en definitiva, impuestos al precio, han tenido un impacto dramático, especialmente en comparación con otros cultivos,reduciendo significativamente la superficie de siembra y desalentando la adopción de tecnología en la producción de soja. Aunque el área total de

los principales cultivos no experimentó un crecimiento, es evidente y alentador que se ha promovido la sustentabilidad del sector. Resulta llamativo que casos aislados dentro del mismo sector planteen proyecciones en las cuales el crecimiento horizontal de la superficie total haya alcanzado su límite.

Los rendimientos unitarios de soja, se han visto afectados por varios años de sequía y por la mayor proporción de siembra de segunda, de menor potencial, que pasó del 16% al 38%. Esto es una tendencia única en comparación con otros países productores líderes.

EL SEGURO PARA TU SIEMBRA DE SOJA

· Favorece la absorción de agua y de nutrientes

· Mejora la implantación y el desarrollo de raíces

· Mejora la tolerancia a estrés inicial del cultivo

· Aumenta la formación de nódulos en la raíz y fijación biológica

· Mayor vigor inicial

MÁS RENDIMIENTO POR HECTÁREA

A pesar de no haberse resuelto un sistema razonable de captura de valor del germoplasma y la biotecnología en la semilla, lo que llevó a una disminución en las inversiones y en el número de los programas de mejoramiento de soja, en 2022 se alcanzó un récord en el registro de nuevos cultivares, impulsado por una nueva tecnología de tolerancia a herbicidas. Estudios recientes indican que, a pesar de todo, se ha mantenido la ganancia genética, aunque menor en comparación con los países líderes que continúan introduciendo nuevos eventos biotecnológicos.

Investigadores, asesores y productores entrenados, que son rápidos en adoptar nuevas tecnologías y capaces de superar dificultades, son factores clave que nos permiten ser optimistas de cara a un futuro más promisorio.

Los principales logros en la producción de soja incluyen la sinergia con la siembra directa, superior al 90%, la rotación de cultivos, la agricultura de precisión, la utilización de nuevas moléculas en productos fitosanitarios, el manejo integrado de plagas, la aplicación de imágenes satelitales, innovaciones logísticas, manejo de poscosecha, y la gestión precisa de malezas. Sin embargo, es indispensable retomar el camino de la fertilización para garantizar una correcta reposición de nutrientes y así incrementar el rendimiento.

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Es indispensable retomar el camino de la fertilización para garantizar una correcta reposición de nutrientes y así incrementar el rendimiento.

Actualmente contamos con el primer mapa que evalúa la calidad intrínseca de la harina y el grano de soja. Sus resultados nos permitirán desarrollar estrategias para el mantenimiento de los mercados de exportación.

En este sentido y en un contexto de nuevas exigencias regulatorias de la Unión Europea, sobre la soja libre de deforestación, el sistema productivo argentino y especialmente el complejo sojero, cuentan con fortalezas y compromisos notables, incluyendo la Ley de Bosques, sistemas de monitoreo de flujos de soja

como el ViSec, que destacan la importancia de la biodiversidad del planeta y promueven un programa de Carbono Neutro, además de un programa de buenas prácticas agrícolas. Estas realidades nos permiten demostrar que nuestro sistema productivo es sustentable, ejemplo para el resto del mundo, propiciando un alto nivel de negociación frente a decisiones unilaterales. Producimos acorde a las exigencias de los consumidores, y frente a un cliente escasamente autosuficiente. Creemos que Argentina viene dando evidencias suficientes de su compromiso y esfuerzo realizado en la producción sostenible de soja.

Argentina tiene la capacidad de aumentar de manera sostenible su superficie de siembra, aprovechando tanto las tecnologías disponibles como las que están por venir, con el objetivo de mejorar los rendimientos unitarios de todos los cultivos. En este sentido, la cadena de soja está enfocada en revertir la tendencia negativa de los últimos años.

Los programas conocidos como “dólar soja”, han hecho un daño profundo en la cadena, afectando la confianza y las herramientas del mercado.

Sin embargo, con la continuidad de las políticas actuales, será imposible lograr resultados positivos en esta ecuación. Por ello se han fijado prioridades para un nuevo momento, que se han expresado frente a las potenciales autoridades que asumirán en un nuevo gobierno.

Es crucial que se produzcan cambios en el actual sistema impositivo y en lograr un tipo de cambio único. Los programas conocidos como “dólar soja”, han hecho un daño profundo en la cadena, afectando la confianza y las herramientas del mercado.

Las mal llamadas “retenciones”, una verdadera exacción que ni en la paupérrima cosecha actual se dignaron a reducirlas, son el principal freno al crecimiento de la soja. A pesar de esto, no hemos encontrado un compromiso futuro claro y oportuno frente al tema, lo cual es esencial para alinear las expectativas con la senda exportadora del país.

Un cambio virtuoso en esta dirección, podría generar una mayor rentabilidad y un regreso a la aplicación amplia de tecnología, basada en el concepto de la intensificación sostenible, REVISTA AAPRESID 36

con mejores prácticas que permitan ampliar la agricultura regenerativa con menor huella de carbono. Las bajas inversiones en ciencia y tecnología, aplicada a la soja, verían un aumento de los recursos públicos y privados, de impacto decisivo para el logro de mayores rindes.

Asimismo, es fundamental concretar obras ya proyectadas, con nuevas inversiones y regulaciones sensatas, para mejorar la logística en el transporte terrestre y en la hidrovía, manteniendo costos razonables, que no afecten la competitividad de la agroindustria.

Las capacidades técnicas para retomar el crecimiento hacia las 65 millones de toneladas de soja o más, siguen intactas.

Es importante tener en cuenta el notable crecimiento productivo y las inversiones proyectadas en la agroindustria de nuestros competidores internacionales, que representan una amenaza real, con saldos exportables crecientes de harina y aceite de soja. Para seguir compitiendo en el podio del concierto internacional, es esencial llevar a cabo los cambios propuestos, respaldados por una estrategia exportadora y acuerdos internacionales beneficiosos. También es indispensable tender puentes con nuestros mercados consumidores, y en este sentido, la colaboración entre el sector público y privado desempeña un papel crucial para lograr el éxito deseado.

Quiero felicitar a Aapresid por la presente edición, que muestra ejemplos sobresalientes, de las capacidades que poseemos para lograr un cambio positivo en la tendencia actual.

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Soja: el bonus track del agro argentino

La soja, motor del agro argentino, despliega su versatilidad en un viaje desde el campo hasta productos inesperados. Te contamos cómo podemos aumentar su valor agregado aprovechando todas las oportunidades que hay más allá del grano.

En Argentina, la soja comenzó a sembrarse en la década de 1970 y desde entonces ha experimentado avances notables. Este proceso de “sojización” llevó a Argentina a consolidarse como uno de los tres principales productores mundiales de soja, ocupando un destacado lugar luego de Brasil y Estados Unidos (Figura 1).

Por:

CIENCIA Y AGRO
AGRONEGOCIOS Y MERCADOS
Ing. Agr. Antonella Fiore Prospectiva - Aapresid REVISTA AAPRESID 40
Figura 1. Ranking de los principales países productores de soja a nivel mundial en 2021(en millones de toneladas). Fuente: © Statista 2023

En 2021, de acuerdo con el Observatorio de Complejidad Económica (OEC: https://oec.world/ es), Argentina exportó U$S 2,53 MM en soja, consolidándose como el cuarto mayor exportador mundial de este cultivo. En ese mismo año, la soja ocupó el sexto lugar en la lista de los productos más exportados en Argentina. Los principales destinos de las exportaciones de soja argentina son: China (U$S 1,78 MM), Egipto (U$S 305 M), Rusia (U$S 83,9 M), Estados Unidos (U$S 65,9 M), y Malasia (U$S 64,2 M).

A pesar de que estos datos suelen ser ampliamente conocidos, rara vez nos detenemos a reflexionar sobre la razón detrás de tanta producción y cómo se utiliza. Por este motivo, en esta nota nos proponemos responder a dos preguntas fundamentales: ¿Para qué usamos la soja? ¿Cuáles son sus derivados y qué podemos obtener a partir de la misma?

Desde su utilización en la industria alimentaria hasta su uso en los lugares más insólitos, como el tapizado de autos, en esta nota vamos a explorar todas las facetas de la soja y sus innumerables aplicaciones.

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Desde el campo en camión hasta la mesa: el viaje de la soja

La semilla de soja, o grano, está constituida por tegumentos que envuelven un embrión compuesto por elementos como la radícula, una porción del talluelo denominado hipocótilo, dos cotiledones y otra porción del talluelo llamada plúmula, que incluye el epicótilo y el primer par de hojas verdaderas simples, junto con una yema apical que contiene los rudimentos de la primera hoja.

Dentro de la semilla, el 90% del volumen está ocupado por los cotiledones, que albergan valiosas reservas de materia grasa y proteínas, las razones por las que la soja es cultivada. La grasa se localiza en los esferosomas, mientras que

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las proteínas se localizan en los cuerpos proteicos del citoplasma de las células del tejido reservante. La composición química del grano está influenciada por la variedad y el ambiente.

La soja es considerada como la planta más eficiente en la producción de proteínas de alta calidad. Además, contiene una serie de sustancias biológicamente activas, como las isoflavonas, metabolitos secundarios de las plantas, conocidas por su acción estrogénica débil. Los comprimidos de isoflavonas de soja, se venden como suplementos dietarios y suelen recomendarse para atenuar los síntomas de la menopausia.

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Los fitoesteroles, esteroles de origen vegetal con una estructura similar a la del colesterol, también se hallan en la soja y tienen efectos beneficiosos para la salud cardiovascular, por lo que se los suele agregar a muchos alimentos. Pero además, la soja, al igual que otras legumbres, contiene sustancias indeseables, como los inhibidores de la tripsina y las lectinas, las cuales pueden ser destruídas mediante tratamientos térmicos.

El aceite, los productos de proteína de soja y la lecitina son algunos de los derivados sojeros más difundidos en la industria alimentaria. También el grano, los fitoesteroles y la proteína hidrolizada son derivados de la soja que figuran

entre los ingredientes de numerosos productos alimenticios. El grano de soja se presenta seco o en conserva, y con el grano entero se elaboran productos como milanesas. Asimismo, se utiliza harina de soja en bebidas a base de soja, salsa de soja y algunos otros productos propios de la cocina oriental, menos conocidos, como el tofu, el miso y el tempeh, que a menudo se producen de manera artesanal.

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El aceite de soja refinado posee múltiples usos comestibles. En nuestro país, se utiliza en la fabricación de aceites mezcla, aceites hidrogenados y margarinas, entre otros productos alimenticios.

Los productos de proteína de soja tienen una amplia gama de aplicaciones. En los sistemas cárnicos, las proteínas de soja se emplean para aumentar el contenido de proteínas, ligar agua y grasa, estabilizar las emulsiones y mantener la integridad estructural.

En la industria de la panificación, los productos de proteína de soja aportan propiedades funcionales, como la retención de humedad y la mejora del color de la costra, mientras que las harinas sin tratamientos térmicos actúan como oxidantes en la elaboración del pan. La

harina de soja más difundida es desgrasada, que se obtiene tras la extracción del aceite. Las harinas y sémolas de soja se producen mediante la molienda y cernido de las hojuelas de soja, antes o después de la extracción del aceite.

La lecitina se usa en todo el mundo como emulsionante en la industria del chocolate, la repostería, la pastelería, la producción de galletitas, margarinas, caramelos, etc. También se utiliza como agente instantaneizador en productos como la leche en polvo y el cacao en polvo.

Los fitoesteroles y sus formas reducidas son esteroles de origen vegetal que se encuentran de manera abundante en la naturaleza y cuya estructura es muy similar a la del colesterol.

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Los fitoesteroles son conocidos por su capacidad de reducir los niveles de colesterol LDL en la sangre, sin afectar los niveles del colesterol HDL o los triglicéridos. Según el Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición, el consumo diario de alimentos enriquecidos con fitoesteroles está ampliamente aceptado como una opción terapéutica para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y el colesterol plasmático, así como el riesgo de aterosclerosis.

En Argentina los fitoesteroles se obtienen a partir de los destilados de desodorización provenientes de la refinación del aceite de soja. Se producen fitoesteroles 90%, en polvo, que

pueden incorporarse en cereales, jugos, quesos y otros productos. También se producen fitoesteroles Ester que derivan de la esterificación de fitoesteroles con ácidos grasos de girasol. Este producto es una pasta soluble en grasas que se utiliza comúnmente en margarinas, aceites y leches.

¿Y qué hay de la soja texturizada?, también conocida como la “carne vegetal” por su parecido con la carne vacuna. Este derivado de la soja crece firmemente y viene ganando protagonismo en las dietéticas como opción para enriquecer nuestras recetas.

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La soja texturizada está ganando lugar en el mercado, especialmente entre quienes optan por no consumir carne pero desean sentir la misma textura y sabor. Entre las comidas más populares que se preparan con soja texturizada se encuentran hamburguesas, milanesas, estofados, pasteles y muchas otras opciones.

La soja texturizada se obtiene a partir de la humidificación de la harina, que luego se introduce en la máquina extrusora, en el cual la temperatura supera los 120 grados centígrados. En la boca de salida de la extrusora se coloca una matriz con el tamaño del texturado. Luego, se realiza un proceso de secado y está listo para su comercialización.

Oportunidades más allá de la industria agroalimentaria: los nuevos usos industriales

Además de su uso en la industria agroalimentaria, la soja se usa en algunos sectores industriales. El aceite de soja se utiliza en la fabricación de jabones y productos cosméticos. Los derivados de la soja se emplean en la producción de pinturas y barnices, como aditivos en combustibles (como el diesel), como lubricante en aceites hidráulicos y como disolventes para eliminar pinturas y manchas de herbicidas.

Un ejemplo destacado y que fue mencionado por la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), es el caso de Ford USA que aumentó el uso de materiales alternativos para disminuir el impacto en el medioambiente. La empresa, en colaboración con LEAR CORPORATION, desarrolló un nuevo apoyacabeza compuesto en un 25% de espuma de soja. Este material es hasta un 24% más renovable que la espuma a base de petróleo y re-

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La soja y sus derivados se utiliza para la producción de pinturas y barnices, aditivos en combustibles y disolventes, entre otros.
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duce las emisiones de compuestos orgánicos volátiles en un 67%, contribuyendo así a la reducción de más de 15 millones de libras de dióxido de carbono.

A través de diversas investigaciones, esta multinacional de origen norteamericana, especializada en la producción de automóviles, demostró que la espuma de soja permite reducir las emisiones de CO2 al momento de su fabricación y que no es el único avance ecológico en el que ha incursionado.

El agro argentino ofrece un “BONUS TRACK” de oportunidades para la elaboración de productos derivados de soja, y las investigaciones continúan avanzando.

El agro argentino ofrece un “BONUS TRACK” de oportunidades para la elaboración de productos derivados, y las investigaciones continúan avanzando. Cada vez descubrimos más aplicaciones sorprendentes de los derivados de este cultivo. En este sentido, debemos estar atentos a estas oportunidades más allá del grano y aprovechar su potencial.

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Harina de soja argentina, ¿amenaza u oportunidad a la vista?

El crecimiento del crush en Estados Unidos se muestra como una amenaza para el comercio exterior argentino. Sin embargo, con medidas adecuadas, las exportaciones ganaderas y de harina de soja de nuestro país pueden crecer más de un 70% en la próxima década.

El artículo a continuación sintetiza una presentación realizada en la 11va Conferencia Mundial de Investigación en Soja (WSRC11), celebrada en Viena, Austria, en junio de 2023.

Por Guido D’Angelo, Emilce Terré y Julio Calzada P Dirección de Informaciones y Estudios Económicos BCR

En el contexto de cambio climático, las políticas destinadas a la transición energética a nivel mundial comienzan a hacerse realidad. En esta línea, se destaca la política de energía de Estados Unidos. La descarbonización de la matriz energética estadounidense avanza en diversas áreas: se recorta el consumo de carbón, crece la demanda de litio para baterías y aumenta el consumo de etanol, entre otros factores.

AGRONEGOCIOS Y MERCADOS
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Sin embargo, dentro de esta transición energética, hay un factor de peso que podría afectar las exportaciones argentinas: el aumento en la producción de Aceite Vegetal Hidrotratado (conocido como Hydrotreated Vegetable Oil en inglés, cuyas siglas son HVO). Este tipo de diesel renovable utiliza principalmente aceite de soja

en Estados Unidos, aunque también se puede producir con otros aceites vegetales. El mantenimiento del consumo de HVO se justifica por los elevados subsidios otorgados a esta actividad y los amplios márgenes de molienda, lo que contribuye a promover la descarbonización.

Entre otras consideraciones, la ventaja del diésel renovable o HVO sobre el biodiésel radica en que el primero puede ser utilizado en motores con concentraciones cercanas al 100%. Mientras que los combustibles fósiles pueden mezclarse hasta un 20% con biodiésel en el grueso de los motores. A pesar de ello, muchos muchos motores tienen la capacidad de utilizar biodiesel en proporciones superiores a este corte.

La demanda estadounidense de HVO viene creciendo considerablemente, al punto de superar la disponibilidad de aceite de soja nacional para su producción. Además, las importaciones de aceite de soja están excluidas de los subsidios de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), factor clave que

contribuye a la lucrativa rentabilidad del crush estadounidense. Consecuentemente, Estados Unidos está ampliando su capacidad de procesamiento de soja para atender sus crecientes necesidades de aceite destinado a la producción de HVO.

En este contexto, se espera que la capacidad instalada aumente un 28% durante el período 2022-2026, en función de los proyectos anunciados. De esta manera, Estados Unidos podría llegar a la campaña 2026/27 con una capacidad productiva que podría superar las 84 Mt, con una producción de harina que posiblemente exceda las 59 Mt, incluso considerando cierta capacidad ociosa en la industria (Figura 1)

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Figura 1. Capacidad de procesamiento y producción de harina de soja en Estados Unidos. Capacidad anual y proyecciones.

Si consideramos las tendencias de consumo proyectadas, que aspiran a un crecimiento, aunque moderado, Estados Unidos podría incrementar su oferta exportable de harina de soja en cerca de un 50% en los próximos cinco años, debido a la producción conjunta de harina y aceite de soja. El alza del crush estadounidense se explica en la demanda de aceite de soja, pero no así en una demanda igual de robusta para la harina de soja. Esto se debe a que la ganadería estadounidense no prevé expandirse al mismo ritmo que la producción de HVO y su consecuente necesidad de aceite de soja.

A priori, un incremento de producción no redunda per se en una baja de precios. Sin embargo, las proyecciones del consumo mundial de harina de soja también muestran un crecimiento a un ritmo inferior a los planes de aumen-

to de la producción estadounidense. En este sentido, desde un abastecimiento más holgado hasta una potencial sobreoferta mundial de harina de soja emergen como factores que llevarían a caídas en los precios internacionales de este producto. Las revistas especializadas y los mercados de futuros, como el de Chicago, ya están anticipando caídas en los precios.

Esta situación tendrá un efecto directo en el comercio exterior argentino. La harina de soja constituye el principal producto de exportación de Argentina, representando más del 14% de las exportaciones nacionales el año pasado. Mientras que el Complejo Soja superó el 28% en esa categoría. Es importante destacar que Argentina ha sido el primer exportador mundial de harina de soja durante más de 20 años, exceptuando la actual campaña 2022/23 (Figura 2).

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Figura 2. Importancia de la harina de soja y del Complejo Soja en las exportaciones nacionales.

En este contexto, basándonos en proyecciones de diversos entes privados y nuestras propias estimaciones, consideramos que es posible evitar y revertir esta coyuntura. Con mejores incentivos, el comercio exterior argentino puede amortiguar el impacto de la potencial coyuntura bajista de los precios de la harina de soja.

En los últimos quince años, los precios de exportación de las carnes han demostrado una tendencia alcista a nivel mundial, según datos de la FAO en 2022. Además de esta mejora en valores, los mercados también han estado creciendo año tras año. En este escenario, Argentina está en posición de capitalizar esta suba en la demanda para ampliar la inserción externa de sus carnes. Esto contribuirá a agregar más valor a los cultivos argentinos y a aumentar el valor exportado a nivel mundial. Argentina aún tiene un amplio margen para aprovechar sus ventajas comparativas y competitivas para el desarrollo de la carne, especialmente la carne vacuna (Picardi, Blanco, y Perrier, 2010).

En este marco, un incremento en la producción de carne puede ampliar el consumo interno de harina de soja en Argentina (Figura 3). Esto de ninguna manera resta importancia al rol clave de Argentina como primer exportador mundial de harina de soja. Por el contrario, podemos tomar el caso de Brasil como un ejemplo de cómo se puede posicionar la exportación de soja y maíz en simultáneo con la de carne vacuna. Nuestro principal socio comercial puede ser el exportador número uno a nivel mundial de estos tres productos sin problemas, ya que ambos cultivos son insumos esenciales para la industria cárnica. Y todo esto se ha logrado mientras se fomenta el consumo interno de carne en Brasil. Del caso brasileño y su estrategia exportadora se pueden extraer múltiples análisis y estrategias (da Silva Medina, 2021).

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Figura 3. Proyecciones de exportaciones argentinas en cadenas agroindustriales seleccionadas.

Potenciar aún más el desarrollo del sector ganadero demandará esfuerzos considerables que trascienden lo sectorial. El ciclo productivo de un grano se suele medir en meses, mientras que el ciclo productivo ganadero se mide en años. La estabilidad de reglas de juego y el orden macroeconómico serán fundamentales para lograr un significativo aumento del valor agregado y un incremento en las exportaciones ganaderas. El ganado funciona como un bien de consumo para su comercialización, pero también como un bien de capital, ya que puede servir para su reproducción y ampliación del stock ganadero (Jarvis, 1974) (Fernández, 2011). Por lo tanto, las distorsiones de mercado en Argentina atentan contra la estabilidad de los ciclos ganaderos y limitan el crecimiento de las cadenas ganaderas nacionales.

Se ha demostrado el rol fundamental que pueden tener las decisiones de política económica sobre las cadenas de granos y de carnes en Argentina (Vinícius Brisola, 2021). La eliminación de restricciones y derechos de exportación se torna fundamental. Estas dos medidas, en conjunto con un tipo de cambio unificado y competitivo, sin lugar a duda emergerán como decisiones clave para poder encarar este camino de mejora en las cuentas externas argentinas (Consejo Agroindustrial Argentino, 2023).

De esta manera, el escenario propuesto plantea una mejora en el comercio exterior de carnes bovina, aviar e incluso porcina, con el potencial de revertir el déficit comercial porcino argentino. Considerando en conjunto la harina de soja y las cadenas ganaderas argentinas, este grupo de exportaciones puede crecer más de un 70% en la próxima década. Las exportaciones de carne vacuna pueden crecer más de un 80% y las de lácteos más de un 140%. Por su parte, a pesar de la disminución en los precios, la harina de soja puede incrementar su valor exportado en más de un 40% en la próxima década, con la perspectiva de un comercio exterior que supere nuevamente las 30 Mt de harina para la campaña 2028/29.

A pesar de las reducciones en los precios, con mayor producción por mejores incentivos para la cadena, la harina de soja podría fortalecer su penetración en los mercados internacionales. Esto podrá contribuir a recuperar parte de los 30 puntos porcentuales de participación en el mercado mundial de aceite de soja que Ar-

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La harina de soja puede incrementar su valor exportado en más de un 40% en la próxima década.

gentina ha perdido en los últimos 15 años. Sin derechos de exportación y con una nueva ley de semillas, Argentina podría ampliar sus cosechas al tiempo que se consolidaría como el gran industrializador de soja sudamericana.

Con esta orientación de política y una consecuentemente mejor dinámica de incentivos, los efectos negativos de la situación en Estados Unidos podrían ser mitigados. De hecho, esta situación representa una gran oportunidad para diversificar la canasta exportadora argentina. De esta manera, y a pesar de los desafíos actuales, las exportaciones nacionales podrán expandirse y aprovechar este escenario favorable.

Método de estimación de crecimiento de la capacidad de crush en Estados Unidos

De acuerdo con los datos de Gordon Denny, consultor del Consejo de Exportadores de Soja de Estados Unidos (U.S. Soybean Export Council), corroborados con datos previos relevados por esta Dirección de Información y Estudios Económicos, en 2021 Estados Unidos disponía de 60 plantas de crushing con una capacidad teórica de producción 2,3 millones de bushels por año, equivalentes a cerca de 62,5 Mt. De acuerdo con datos de la Asociación Americana de la Soja (American Soybean Association), actualmente se han anunciado 13 plantas nuevas de procesamiento de soja y 10 expansiones de plantas ya existentes en los Estados Unidos. De cumplirse las fechas de inauguración y fin de expansión anunciadas, llegaríamos a 2026 con una capacidad instalada de 84,3 Mt en Estados Unidos, una suba del 35% en cinco años.

Con una capacidad ociosa del 10%, el crush de soja se ubicaría en 75,9 Mt en 2026. Tomando las proyecciones de largo plazo del USDA, con los datos de producción hacia este año, se procesaría el 60% de la producción de soja esta-

dounidense, una proporción que ya se vio en la campaña 2019/20 y que actualmente se ubica en el 52,1%. Asimismo, tomamos un ratio de pérdida de procesamiento del 3%, mayor que el promedio del 2,1% de los últimos 5 años. Así obtenemos un crecimiento del 23% en cinco campañas en la producción de harina de soja, que pasaría de 47,9 Mt estimados en 2022/23 a 59,1 Mt en 2026/27, una suba de 11,2 Mt.

Tomando la tasa de crecimiento promedio de los últimos diez años para el consumo doméstico de la harina de soja en los Estados Unidos, tenemos para este mismo intervalo de campañas un crecimiento de 6,1 Mt, pasando de 36 Mt en 2022/23 a 40,8 en la campaña 2026/27, un crecimiento de 4,8 Mt. De esta manera, obtenemos una diferencia de 6,4 Mt entre crecimiento de la producción y del consumo interno de harina de soja en Estados Unidos, que serían destinados a los mercados externos ante la imposibilidad de colocarlos internamente en la potencia norteamericana.

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6,4 Mt de harina de soja en Estados Unidos, serían destinados a los mercados externos ante la imposibilidad de colocarlos internamente en la potencia norteamericana.

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Soluciones digitales: un campo de oportunidades

Desde cosechadoras inteligentes hasta plataformas colaborativas, impulsando la eficiencia y la productividad, expertos comparten cómo las soluciones digitales están revolucionando la agricultura.

En una era marcada por la creciente digitalización y la búsqueda constante de la eficiencia en todos los ámbitos, la agricultura no es una excepción. La tecnología está transformando profundamente la forma en que los productores gestionan sus cultivos y cosechas, permitiéndoles tomar decisiones más informadas y maximizar su productividad.

Para Prospectiva Aapresid

En su paso por Agenda Aapresid, tres expertos en el tema compartieron sus conocimientos y experiencias sobre cómo las soluciones digitales están transformando la realidad de la agricultura en Argentina.

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Innovación en Cosechadoras

Juan Toyos, comercial AFS para Case IH, abrió la conversación destacando la importancia de aprovechar la tecnología como una herramienta para maximizar la eficiencia en el campo y que resulte en un valor agregado para los usuarios. “Desde CASE IH nos centramos en proporcionar a los productores cosechadoras equipadas con sistemas de trilla que se pueden monitorear desde el monitor, apostando por tecnologías que sean intuitivas y fáciles de usar”, destacó.

En este sentido, a través de los sistemas de guiado, los pilotos automáticos que ya están embarcados en la maquinaria, sumado a la conectividad, es posible recopilar datos cruciales, como parámetros agronómicos. Esta información se convierte en un valor agregado para la toma de decisiones diarias de los clientes y les permite anticiparse a los desafíos que puedan surgir en el día a día.

Toyos destacó un ejemplo concreto: la línea de cosechadoras 7250 de CASE IH, que incluye un sistema de inteligencia artificial (AI) capaz de autorregular la trilla de la máquina. Este sistema permite seleccionar entre cuatro modos de cosecha y, a través de algoritmos preconfigurados, asegura una óptima condición de cosecha para maximizar el rendimiento.

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“Lo que busca es controlar los distintos parámetros a través de la información que recibe de los sensores. Todos estos parámetros los procesa y asume el control implementando pequeños cambios para mantener la calidad del grano y maximizar el rendimiento, mientras simplifica la operación para los operadores, incluso aquellos menos experimentados.

Toyos también se refirió a AFS Connect, el sistema de gestión integrada diseñado para simplificar la toma de decisiones de los clientes. Esta plataforma ofrece un entorno sencillo que integra todas las máquinas de los productores y proporciona información agronómica y datos claves en tiempo real, reduciendo tiempos de inactividad y aumentando la productividad.

La capacitación de los usuarios es un aspecto clave en esta transformación digital. CASE IH se enfoca en mantener a su red de concesionarios actualizada mediante programas de capacitación tanto virtual como presencial. También cuentan con una plataforma, AF Academy, que proporciona recursos educativos gratuitos para los clientes.

La línea de cosechadoras 7250 de CASE IH, incluye un sistema de inteligencia artificial capaz de autorregular la trilla de la máquina.

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Plataforma intuitiva y de colaboración con los usuarios

Auravant, la plataforma de agricultura digital que facilita el seguimiento y la toma de decisiones con el objetivo de eficientizar la producción de cultivos, hoy cuenta con 78.000 usuarios registrados en 120 países, y más de 9 millones de hectáreas gestionadas en Argentina.

Según explicó Guadalupe Covernton, directora de Alianzas en Auravant, la empresa se enfoca en la digitalización de procesos agronómicos, permitiendo la interacción y colaboración entre todos los actores de la cadena de producción agrícola. Desde comunicaciones hasta datos financieros, imágenes y resultados de muestreos, la plataforma reúne una amplia gama de datos que ayudan a tomar decisiones informadas.

La firma también trabaja en la integración con otras soluciones y se adapta a las necesidades de los usuarios a través de su extenso marketplace de extensiones. “Esto es importante porque trabajamos en 120 países, con usuarios que hacen otros cultivos y que tienen diversas necesidades, por lo que es clave que las funcionalidades de la plataforma se puedan ajustar”, remarcó.

Auravant ofrece un SDK abierto que permite la integración con otras plataformas o soluciones digitales, como la de CASE IH. “Esto facilita la exportación de prescripciones personalizadas de Auravant a esta plataforma. Incluso aho-

ra que estamos por arrancar con la cosecha, se pueden importar mapas que genera la cosechadora y sumarlo como una capa de información y como input para tomar decisiones”, explicó.

La plataforma de Auravant es altamente intuitiva y se enfoca en la colaboración con los usuarios para definir nuevas funcionalidades. “Para nosotros es muy importante que sean los usuarios de la plataforma quienes nos digan cuáles son sus necesidades para definir nuevas funcionalidades. No es que hacemos una funcionalidad nueva y vamos a capacitar, sino que respondemos a las necesidades de los usuarios”, remarcó Covernton.

Experiencias en el campo

Martín Petroni, socio de Aapresid, compartió su experiencia personal con la plataforma de Auravant y destacó sobre todo la simplicidad que estas soluciones digitales aportan a su trabajo diario. La capacidad de registrar datos en el campo y acceder a ellos instantáneamente desde la computadora o el celular, me simplificó muchísimo el trabajo”, reconoció.

En lo que respecta a ambientación, la plataforma le permitió acelerar procesos. “Antes hacía mucho trabajo a mano, yendo al lote y armando los ambientes. Hoy, con todas las imágenes disponibles que se pueden solapar, se obtiene una visión más completa del ambiente antes de ir al campo”, resaltó.

Petroni señaló que la adopción de estas tecnologías varía entre los usuarios. “Algunos productores contratistas pueden tener acceso a tecnología avanzada pero no saben cómo usarla plenamente, mientras que otros pueden tener reticencias a la adopción debido al temor o la falta de conocimiento”, reconoció el productor. En este sentido, destacó la colaboración entre empresas, como el caso de CASE IH y Auravant, que ayudan a una mayor integración y simplificación de estas tecnologías para los productores.

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Transformación digital: un viaje en el que todos somos protagonistas

La charla cerró con un mensaje claro: la tecnología continuará avanzando, y la adopción de soluciones digitales será esencial para aumentar la eficiencia en el campo. La colaboración entre empresas, la capacitación y la adaptación a las necesidades de cada usuario serán clave en esta transformación.

La revolución de la agricultura digital está en marcha, y los protagonistas son todos los que forman parte del ecosistema. Todos tienen un papel importante en la construcción de un futuro más eficiente y sostenible para la agricultura en Argentina y en el mundo. La tecnología está allanando el camino hacia una agricultura más inteligente, conectada y productiva, y los resultados son prometedores.

La transformación digital de la cosecha

Las últimas innovaciones tecnológicas en cosechadoras están transformando la industria agrícola. Sin embargo, el desafío sigue siendo aprovechar la conectividad y la inteligencia artificial para impulsar una agricultura digital más eficiente y sostenible.

La agricultura se ha embarcado en un emocionante viaje hacia la digitalización en las últimas décadas. En su paso por Agenda Aapresid, Maximiliano Bonadeo (John Deere) y Julián Baldunciel (Acronex), hablaron sobre las últimas innovaciones tecnológicas en cosechadoras y cómo están cambiando la cara de la agricultura moderna.

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La revolución de la cosecha

Incorporar tecnología de vanguardia en el proceso de cosecha es un trabajo que se remonta hace décadas, cuando la industria agrícola comenzó a comprender la variabilidad de los campos a través de datos sencillos de productividad, como la masa del grano y la humedad en cada punto del lote. Pasando por la introducción del guiado automático y los mapas de cosecha, estas tecnologías buscaban comprender y gestionar la variabilidad para trabajar de manera más eficiente y precisa.

Más recientemente, la cosecha inteligente permitió a los agricultores ajustar la velocidad de las máquinas en función de la productividad, minimizando las pérdidas. Pero la verdadera revolución llegó con la integración de la inteligencia artificial en las cosechadoras, que permitió la autocalibración en la trilla y la limpieza.

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Maximiliano Bonadeo, gerente de Marketing táctico de agricultura de precisión de John Deere, explicó que esta tecnología permite tener aproximadamente más de 180 calibraciones a campo en una jornada de trabajo, cuando con la mejor intención de un operador altamente experimentado se conseguían tres como máximo. Para esto, sensores como cámaras y balanzas realizan mediciones precisas y, mediante modelos matemáticos, ajustan automáticamente la configuración de la máquina en tiempo real.

La conectividad también desempeñó un papel crucial en esta transformación. En este sentido, John Deere ha impulsado un ecosistema conectado que permite conocer al momento la “salud” de la máquina, consumo de combustible y datos de productividad. Toda esta información se almacena de forma segura en la

nube y se puede gestionar de manera colaborativa con los distintos participantes de la cadena. De esta manera, se fomenta un entorno colaborativo en el que productores, técnicos y operadores de las concesionarias, pueden brindar apoyo a los operadores en el campo.

Reforzando la importancia de la conectividad, Bonadeo habló sobre el Operation Center, una plataforma abierta y gratuita, que le permite al usuario vincularse con otras plataformas digitales a las que tenga acceso, en completa seguridad. De esta manera, la información para la toma de decisiones deja de ser unilateral, y al interactuar con varias fuentes de información, se encuentra la mejor solución para cada caso.

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Cosecha de soja

El proceso de cosecha y poscosecha no solo desempeña un papel fundamental en la obtención del producto, sino que también resulta crítico en la recolección de datos. Sin embargo, es imprescindible pasar de datos a conocimiento. Estos datos han sido sometidos a un proceso de análisis altamente sofisticado, en muchos casos utilizando incluso inteligencia artificial. Por lo tanto, hay que hacer un uso más profundo y efectivo de él.

Julián Baldunciel, de Acronex, comentó cómo estas nuevas tecnologías agregan valor al me

de colores y valores de índices en tiempo real, se muestra el resultado del trabajo, porcentajes de pérdidas y se asiste a la tarea que se está realizando, desde las pulverizaciones hasta la cosecha, independientemente de la marca o modelo de la maquinaria.

Específicamente en el proceso de cosecha, mediante el geoposicionamiento digital de los datos, se agrega valor y se evita el riesgo de perderlos en tarjetas o pendrives sin utilizar. Esto no sólo proporciona a los agricultores una visión detallada de la cosecha, la humedad y otros datos relevantes, sino que también mejora la trazabilidad y la gestión al sumar información de datos provenientes de las tolvas.

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de datos a información

Otro punto clave en esta etapa productiva es el manejo de la circulación de la maquinaria

El tránsito controlado es fundamental para evitar problemas de compactación en planteos de siembra directa. Monitorear la cosechadora y las tolvas en tiempo real también permite ver cuáles fueron los momentos de mayor transporte y los kilos soportados en cada área del lote, evitando las áreas más frágiles que pierden porosidad con mayor facilidad.

Los desafíos continúan

Ambos especialistas concordaron en que la capacitación en el uso de estas herramientas es clave. Para poder sacarle todo el jugo a la tecnología, todos los actores necesitan capacitarse y actualizarse.

Por este motivo, John Deere cuenta con un Centro de Entrenamiento en Granadero Baigorria, Santa Fe, donde pasan más de 2.000 personas por año, desde operadores, productores, técnicos e instructores que van directamente al campo. “Si no se utilizan al máximo estos beneficios, en vez de ser un valor agregado, se convierten en un costo elevado en la producción”, comentó Bonadeo.

En cuanto a la adopción de estas herramientas, Julián Baldunciel señaló: “Los productores argentinos tienen un gran interés en la tecnología, pero la estabilidad en el negocio es crucial para aumentar su adopción”. La capacidad de financiamiento y la rentabilidad son factores determinantes para que los agricultores inviertan en tecnología. Asimismo, a nivel de prestadores de servicios, hay muchos participantes

“pioneros” que están cobrando una tarifa diferencial por la implementación de prácticas conservacionistas devenidas en estas tecnologías.

En conclusión, la agricultura digital está revolucionando la forma en que se cosecha y se gestionan los datos en los campos. La combinación de tecnologías avanzadas, conectividad y colaboración está creando un futuro más eficiente y sostenible para la agricultura. Con un entorno de negocios más estable y haciendo foco en la capacitación, la agricultura digital seguirá prosperando.

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Los productores argentinos tienen un gran interés en la tecnología, pero la estabilidad en el negocio es crucial para aumentar su adopción.

La siembra de soja aumentaría 1 millón de hectáreas en Argentina

Las últimas estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario vaticinan un aumento en la superficie de soja, apuntando a alcanzar 17 millones de hectáreas para la próxima campaña. En esta nota, exploramos las perspectivas a través de las voces de socios de Aapresid.

Por: Ing. Agr. María

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Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, el productor argentino tiene ganas de sembrar más maíz, pero los altos costos y la incertidumbre sobre los fertilizantes limitan el crecimiento este año. Por otro lado, la falta de agua en el norte y oeste de la región pampeana, y de no llover 50 mm en la primera quincena de octubre en las zonas que quedaron fuera de las últimas precipitaciones, también podrían reducir la siembra de maíz. En cambio, la superficie sembrada con soja, pasaría de 16 a 17 millones de has en el ciclo actual.

Al analizar las últimas 10 campañas, la superficie de soja disminuyó 21%, pasando de 20,25 M ha en el 2014/15 a 15,97 M ha en el ciclo pasado (Figura 1). Más allá del área, a la leguminosa le está pesando el estancamiento genético, quedando rezagada en comparación con el continuo desarrollo del potencial productivo del maíz. Asimismo, se ve afectada por problemas relacionados con malezas resistentes y los elevados costos asociados a su control.

La foto de hoy: el contexto para maíz, ¿beneficia a la soja?

Estas razones se repiten año a año en las encuestas, lo que ha llevado a un cambio significativo en la matriz productiva nacional, con menos soja y más maíz. La soja se convierte en la opción de último recurso, cuando por razones de peso, no se puede sembrar todo el maíz que se quisiera. Esto es lo que está sucediendo a pocos días de que comience la siembra maicera, agravado por la gran cantidad de hectáreas que no se pudieron sembrar durante la campaña 2022/23 debido a la feroz sequía del año pasado y que ahora vuelven a estar disponibles. La falta de recursos financieros luego del histórico déficit hídrico también contribuye a que se aumente la superficie destinada a la oleaginosa.

En consecuencia, se prevé que el área de soja aumente en el ciclo 2023/24, después de 9 campañas de caída ininterrumpida, con una primera estimación nacional de 17 millones de hectáreas, lo que representaría un aumento de un millón de hectáreas, es decir, un 6,2% más que la campaña anterior. Si el clima acompaña, Argentina podría producir alrededor de 48 millones de toneladas de soja, frente a los 20 millones del ciclo anterior.

Para entender mejor la intención de siembra de soja, conversamos con socios de Aapresid, quienes tienen situaciones contrastantes, especialmente en lo que respecta al agua disponible.

Figura 1. Evolución del área sembrada de soja a nivel país (campañas 2014/2015 a 2022/23) y estimación para el ciclo 2023/04. Fuente: GEA- BCR.
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Sudeste de la provincia de Buenos Aires arranca con muy buena humedad

Desde Tandil, Alberto “Balbito” Balbarrey señala que la disponibilidad hídrica en la región es muy buena, aunque anticipa un escenario un poco vidrioso para la próxima campaña. La superficie de soja no variará significativamente en comparación con ciclos anteriores, aunque podrían sumarse algunas hectáreas que dejaría el girasol. “El año pasado se hizo mucho girasol en la zona, pero los rendimientos estuvieron por debajo de lo esperado. Por otro lado, el desplome de los precios desalienta la siembra de esta oleaginosa”, afirma.

Instituciones que nos acompañan

En cuanto a su situación, con campo propio y mixto, Balbito tiene una rotación establecida de muy largo plazo, por lo que no planea realizar cambios significativos en su esquema. Su secuencia comienza con la fina (60% cebada y 40% trigo), seguidos de avena con vicia. Posteriormente, esos lotes se destinan a soja y a maíz, con el porcentaje de cada uno variando según las necesidades del planteo ganadero para el engorde de terneros de recría.

Una parte importante de la soja se siembra en noviembre, con variedades del Grupo 4, especialmente cuando el cultivo antecesor es avena con vicia. En los lotes de avena que se terminan secando más tarde o se retiran los animales con posterioridad, la siembra de soja comienza en la primera o segunda semana de diciembre con variedades de los Grupos 2 o 3. Dado que todos los años cosecha vicia, esas parcelas van a soja de segunda, lo que representa alrededor de un 10% de la superficie. “Mientras haya buena humedad, la estrategia consiste en escalonar la siembra de soja entre noviembre y diciembre con variedades de ciclo corto”, explica el productor.

Balbito señala que, debido a la oferta ambiental en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, los techos de rendimiento en soja son más bajos respecto a otras latitudes más al norte. Sin embargo, destaca dos factores que limitan aún más la productividad: la falta de avances genéticos en las variedades de soja y el agua.

En línea con el informe de GEA, reconoce que la mejora genética en soja está un poco estancada en Argentina. “No estamos a la par del resto del mundo, perdimos el tren en el mejoramiento de variedades”, afirma. Al mismo tiempo, aclara que, aunque está en discusión, el impulso de la ley de semillas podría contribuir a nuevos desarrollos y programas de mejoramiento en la oleaginosa.

En cuanto al segundo punto, para tomar real dimensión de lo que representa la disponibilidad hídrica y el potencial de la región, Balbarrey menciona: “En la zona de Lobería, la soja no logra más de 2800 kg/ha. Pero hacia Balcarce, este año con 200 mm de lluvia en febrero, algo inusual, se lograron rendimientos de 4000 kg/ha, incluso con tosca cerca”. A diferencia de otras partes del país, la sequía no fue tan dramática en Tandil, aunque sí se cortó un poco el agua del 15 febrero al 10 marzo. En su caso particular, obtuvo rendimientos en soja de 3000 kg/ha a 3200 kg/ha, coincidentes con los valores habituales, excepto en dos lotes donde la floración coincidió con la escasez de agua, y alcanzó los 2500 kg/ha.

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El socio de Aapresid rescató el importante valor que tiene la siembra directa para capturar y conservar la humedad. “En el campo llevamos 30 años en directa y más de 20 años de estar casi todo el año siempre verde. Con toda la cobertura que tenemos, se mantiene mucho la humedad, más de lo que la gente cree. Donde hay un poquito de agua en noviembre, sembramos muy cómodos, y lo que más nos interesa es tener buena humedad en el momento crítico, que es en febrero”, afirmó.

También mencionó otras estrategias para achicar brechas de rendimiento. Una de ellas es la implantación de más cultivos de servicios. “En Brasil usan cinco especies distintas como cobertura en lugar de dos, como hacemos nosotros, y logran un aumento de hasta 2000 kg/ha más”, remarcó. Otro aspecto a mejorar en soja es la nutrición. En su caso, en los lotes que siembra soja sobre vicia y avena, saca la cuenta de lo que necesita de fósforo (P) para avena y soja, contemplando el valor que arroja el análisis de suelo y lo requerido para el rendimiento

esperado. Por razones logísticas, aplica todo el P en la avena, a excepción del año pasado que el fertilizante estuvo muy caro y por eso aplicó menos. En función de los precios, fertiliza con PMA o mezclas con azufre. “Hace 30 años comenzamos con 10 ppm de P en el campo y hoy estamos en 17.8 ppm de P”, contó orgulloso.

Reflexionando sobre el contexto actual en Argentina, Balbarrey expresó: “En años de gran incertidumbre, los cultivos más demandantes de insumos son los que más se resienten, por eso la soja va a ser una buena opción dadas las circunstancias de esta campaña”.

Centro de la provincia de Córdoba. Muy golpeados y esperando que llueva

En la zona Río Segundo, una región duramente golpeada por la sequía, Guillermo Aguirre, socio de Aapresid y miembro de la Regional Río Segundo, asegura que la reserva hídrica es muy compleja. “El promedio anual de precipitaciones de la zona oscila entre 650 y 700 mm, y aunque tenemos la ventaja de que nuestros perfiles tienen buena capacidad para almacenar agua hasta los 2 m, el año pasado la falta de lluvias afectó gravemente la producción de soja y maíz, reduciéndose en un 75%. Además, se sumaron altas temperaturas y heladas de febrero, y un gran incendio en septiembre que causó pérdidas muy importantes”, explica.

Aguirre también menciona la importancia de medir la cantidad de agua útil a la siembra: “Contar con al menos 180 mm de agua en el perfil se considera una situación favorable”.

De cara al próximo ciclo y con la esperanza de que los pronósticos climáticos se cumplan, Aguirre enfatiza: “En el grupo Regional hace cinco años que mantenemos un esquema de rotación 50% de soja y 50% de maíz, y a priori no planeamos modificarlo”.

En cuanto a soja, el 98% de los lotes se siembran entre el 10 de noviembre y el 5 de diciembre con variedades de Grupo 4 largos en un 70%-85%, y algo de Grupo 5 cortos. Fuera de esa fecha, aunque no es representativo, un porcentaje pequeño se destina a soja de segunda, sembrando alrededor del 20 de diciembre y dependiendo del riego.

Aguirre menciona que, aunque las variedades nuevas permitieron dar un salto tecnológico y mejoraron la productividad, aún no han al-

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canzado su máximo potencial. “El rendimiento promedio en la zona es de 2900 kg/ha a 3000 kg/ha, con algunos lotes puntuales que alcanzan los 5000 kg/ha y 6000 kg/ha en los casos que tienen riego”, comenta.

En cuanto a la fertilización, el socio de Aapresid alertó que los niveles de fósforo (P) en la zona son bajos, por lo que la estrategia de fertilización con P apunta principalmente a maíz, con un 30% aplicado en soja junto con azufre.

En términos de manejo, todos los miembros de la Regional inoculan y aplican fungicidas en estado reproductivo temprano para prevenir enfermedades de fin de ciclo, en particular, Mancha ojo de rana y Cercospora. Con excepción de aquellos que tienen convenio para producir semillas, realizan dos aplicaciones con estrobi-

REFERENCIAS

rulinas y triazoles, y también le suman carboxamida. En lo que respecta a las malezas, los mayores problemas provienen de especies como Senecio plateado, Rama Negra, Yuyo colorado, Sorgo de Alepo resistente a glifosato, Cloris, Tricloris y Borreria. “Si bien con los herbicidas pre emergentes y la tecnología Enlist logramos buenos resultados y bajamos el IQ, muchas malezas se nos escapan, son resistentes y tolerantes a herbicidas, lo que complica aún más el manejo”, lamenta.

De cara a la próxima campaña, Aguirre espera que las condiciones climáticas mejoren después de tres años de eventos de La Niña. “Dadas las circunstancias, la estrategia apuntará a minimizar costos para que los resultados al menos cubran la inversión”.

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-221

Agradecimientos:

Agradecemos a Cristian Russo (GEA), Alberto “Balbito” Balbarrey y Guillermo Aguirre por sus valiosos aportes en esta nota.

Metalfor, la Fertilizadora oficial de Aapresid

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¿Está estancado el rendimiento de soja?

En esta nota, te contamos cuáles son las palabras clave que develan el interrogante, nos interpelan y nos invitan a cuestionarnos sobre su desarrollo y los desafíos que enfrentamos en su producción.

Por: Ing. Agr. María

Para Prospectiva Aapresid

El desarrollo y producción de una especie cultivada depende en gran medida de la interacción entre el genotipo y el ambiente en el que se establece. El genotipo se refiere al conjunto de genes que determinan la expresión de un carácter de interés, mientras que el ambiente comprende todas las variables no genéticas, como el agua, la nutrición, la temperatura, la radiación, las enfermedades, entre otras, que afectan dicha expresión. En medio de estas dos variables, se encuentra la capacidad de los profesionales para tomar decisiones de manejo más certeras, que permitan expresar el máximo potencial del cultivo usando los recursos de manera eficiente y sustentable.

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En diálogo con Germán Fogante, socio y referente de Aapresid, exploramos a fondo cada una de estas variables para reflexionar sobre el estado actual de la producción de soja, los desafíos y nuestro rol en la mejora de los rendimientos de la oleaginosa, así como en la reducción de la brecha entre el rendimiento real y el potencial.

Mejoramiento genético en soja, un tema clave

Las empresas semilleras están apostando fuerte al mejoramiento genético de materiales, buscando que tengan una mayor performance del cultivo para diferentes ambientes, mayor tolerancia a sequía, menor susceptibilidad a insectos y enfermedades, control más eficiente de malezas, mejor índice de cosecha, entre otros aspectos. A través de la biotecnología también se está explorando una mejora en la captación nutricional o eficiencia en su utilización. Sin embargo, en el caso de las variedades autógamas, los avances han sido más lentos en Argentina.

Hoy en día, llevar adelante un programa de fitomejoramiento en soja ya no resulta rentable en nuestro país. “La baja recuperación de la

inversión por parte de la industria de semillas, acota los presupuestos destinados al mejoramiento genético de autógamas, que a menudo son financiados por las filiales que las compañías tienen en el exterior”, advirtió Fogante. Profundizando en este tema, aseguró que “el uso propio de semillas de trigo, soja y otras autógamas por parte de los productores, es una cuestión cultural y de costeo en apariencia menor, aunque no es necesariamente cierto si se respeta la propiedad intelectual tanto del germoplasma como de la tecnología asociada”.

Ante esta problemática, resaltó: “Ya está super discutido la necesidad de ordenar el tema de propiedad intelectual, probablemente con diferencias en comparación con otros países. Falla mayoritariamente la fiscalización, la cual debe respaldarse con una ley de semillas apropiada que permita un retorno económico adecuado para quienes invierten. Esto seguramente reforzará el ingreso de divisas en las compañías que ya están

trabajando en el país, y abriría las puertas a nuevas inversiones de las cuales no podemos integrar hoy al plan productivo del cultivo de soja”.

Según explicó, Argentina ha sido vanguardista en la adopción de la oferta genética y biotecnológica, así como a la adaptación a diferentes ambientes a lo largo del tiempo. No obstante, la evolución de la ganancia genética en soja no ha sido equiparable a la de nuestros competidores en producción y exportación, como es el caso de Estados Unidos y Brasil, tal como se evidencia en las Tablas 1 y 2.

Variable Argentina Brasil USA Superficie (millones has) 18 HA 35 HA 36 HA Rinde Promedio (TN/HA) 2,9 TN 3,3 TN 3,5 TN Reconocimiento PI (%) 35% 71% 100% Mercado venta semillas (millones de bolsas x 40 kg) 12*M 32M 60M Inversión en investigación (dólares x HA) 1 USD 2,5 USD 5 USD
Tabla 1. Soja. Resumen comparativo entre Argentina, Brasil y Estados Unidos.
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PI: Propiedad Intelectual *Incluye pago regalías por UP
DE MALEZAS PROBLEMA aapresid.org.ar/rem
Una década de mapas REM MAPEO

Aterrizando en nuestro país, es común escuchar que “los rendimientos de soja se encuentran estancados”, a pesar de que también estamos demandando más innovación y tecnología. Sin embargo, nos hacemos los distraídos a la hora de pagar el costo asociado a estas mejoras. Es clave que esta dinámica cambie y, en mayor o menor medida, depende de nosotros.

El rendimiento es un proceso de construcción. Ambiente y manejo

Si bien cada zona presenta sus propias condiciones edafoclimáticas, es mucho lo que podemos hacer tranqueras adentro para ajustar la planta y la tecnología a las características de cada entorno, y de esta manera potenciar los resultados en la cosecha. Es por esto que afirmamos que el rendimiento es un proceso de construcción.

País 19801990 % Salto 19902000 % Salto 20002010 % Salto 20102020 Argentina (Tn/Ha) 1,91 22% 2,33 13% 2,63 7% 2,82 Has (MM) 3,3 89% 6,3 134% 14,6 23% 18,0 Brasil (Tn/Ha) 1,73 21% 2,1 22% 2,57 18% 3,04 Has (MM) 9,6 17% 11,3 71% 19,2 58% 30,4 USA (Tn/Ha) 2,04 21% 2,47 10% 2,71 16% 3,14 Has (MM) 25,3 0% 25,4 15% 29,3 11% 32,5
Tabla 2. Evolución del área sembrada y rendimiento de soja en Argentina, Brasil y Estados Unidos.
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Gentileza GDM. Fuente: Elaboración propia en base a datos de MINAGRI, IGBE, USDA.

“El cultivo de soja logrará una mejora de su productividad si se logra combinar la oferta genética y/o biotecnológica de los materiales -que aportan tolerancia a factores de estrés bióticos y abióticos-, junto con la mejora del ambiente de producción y las buenas prácticas de manejo”, subrayó el referente de Aapresid. Y agregó: “No hay ganancia genética real si la mejora genética y las tecnologías no se aplican sobre un ambiente productivo mejorado que permita convalidar esa ganancia. Asimismo, un ambiente productivo en mejora continua no debería ser sub-aprovechado por una deficiencia en la oferta genética. Estamos transitando paulatinamente en esta dirección y ya se comienza a observar”.

Actualmente, las empresas semilleras ofrecen un amplio portfolio de variedades en el mercado, adaptadas a distintas latitudes, potencial del lote, y con tecnologías de protección frente a diferentes malezas, enfermedades y plagas, entre otros aspectos. La elección adecuada del material, considerando factores como ciclo, grupo de madurez, arquitectura de planta y características biotecnológicas, es clave para capitalizar mejor la oferta ambiental y expresar el potencial del cultivo. Un factor importantísimo para lograr un mayor número y peso de granos es la elección precisa de la fecha de siembra, con el objetivo de ubicar el período crítico del cultivo en el momento de mejor oferta hídrica o para evitar el riesgo de heladas.

Siguiendo en la línea de mejorar rendimiento, Germán remarcó algo fundamental: “Los caminos adoptados para el incremento productivo han sido exitosos en cuanto a la mejora ambiental a través de la siembra directa contínua, la rotación de cultivos, la intensificación mediante cultivos de servicios, entre otros. Las buenas prácticas de manejo han sido también un factor clave, incluyendo ajustes de fertilización, la elección de grupos de madurez, el espaciamiento y la profilaxis del cultivo, entre otros aspectos”. Al repasar cada uno de estos puntos, es evidente que esto nos interpela y nos lleva a preguntarnos: ¿Estamos siguiendo el camino señalado por Fogante para potenciar el rendimiento de la soja? Creo que aún hay materias pendientes.

Conocemos los beneficios de la siembra directa concebida como sistema, su impacto positivo en la mejora de los suelos, el secuestro de carbono, el ciclado de nutrientes, la mayor infiltración del agua de lluvia, la reducción de la erosión, el aumento de la biodiversidad, entre otros beneficios. Todo esto redunda en una mayor capacidad productiva y sustentable. No obstante, se advierte un incremento de suelos labrados, una práctica que, lejos de sumar, resta y mucho.

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Los nutrientes son una limitante actual para maximizar la productividad de soja. Son innumerables los trabajos nacionales que demuestran las respuestas de rendimiento ante la aplicación de fósforo, potasio, azufre y boro, por nombrar algunos. “Cuando se recompuso los niveles de azufre en lotes antiguos de agricultura y/o en suelos con bajos niveles de materia orgánica, la soja produjo un salto productivo importante”, aseveró el referente de Aapresid. A pesar de esta evidencia, no estamos fertilizando el cultivo y, mucho menos, reponiendo

Los nutrientes son una limitante actual para maximizar la productividad de soja. Fertilizar es fundamental para achicar las brechas de rendimiento, tanto en soja de 1° como de 2°.

los nutrientes que se lleva el grano. Sólo el 14% de los lotes del país se somete a análisis de suelo. Además, no se ha mencionado el tema inoculación y la calidad de la misma, otro aspecto que también debe ser revisado. “Se está explorando mucho en biológicos asociados al cultivo”, agregó Fogente.

Otro salto en el manejo es salir de los promedios y enfocarse a trabajar por ambientes o sitios específicos. Hoy disponemos de muchas herramientas para hacer ambientación, entre las que se destacan drones, imágenes satelitales, mapas de rendimiento, modelos de simulación y numerosas plataformas digitales, que

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convierten los datos en información valiosa. Esta información es fundamental para diseñar el mejor esquema productivo, tomar decisiones más precisas y hacer prescripciones que sean eficientes y rentables.

A pesar de que se ha avanzado mucho en tecnología de insumos y procesos, todavía queda mucho margen para ajustar tranqueras adentro con el objetivo de maximizar la productividad del cultivo de soja. Es por esta razón que concluyo reformulando la pregunta con la que titulé esta nota: ¿Están realmente estancados los rendimientos de soja, o somos nosotros quienes nos hemos estancado?

Agradecimientos:

Agradecemos a Germán Fogante por sus valiosos aportes en esta nota.

Soja en la región centro: estabilidad y adaptabilidad en el rendimiento según grupos de madurez

Un informe que profundiza en la estabilidad y adaptabilidad de la soja en la región central de Argentina, examinando grupos de madurez III, IV, V y VI para comprender su rendimiento en diferentes condiciones ambientales.

Autores: Mauricio N. Antonelli¹,², Matías De Felipe³ y Santiago Alvarez Prado¹,². ¹Cátedra de Sistemas de Cultivos Extensivos-GIMUCE. Facultad de Ciencias Agrarias, UNR. ²IICAR – CONICET, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Facultad de Ciencias Agrarias, UNR. ³Syngenta Agro.

Correo: antonellimn@gmail.com

El cultivo de soja en Argentina se extiende entre las latitudes 23º y 39º sur aproximadamente, explorando un amplio rango de climas y suelos. En un sentido amplio, la adaptabilidad del cultivo y la ocurrencia de sus etapas fenológicas está asociado principalmente al grupo de madurez (GM) en interacción con las condiciones ambientales a las que se encuentra expuesto (Gastaldi et. al., 2020). Por su parte, la temperatura y el fotoperiodo son los factores ambientales que controlan la duración de las distintas etapas del cultivo (Cober et. al., 2001; Jiang et. al., 2014).

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Los genotipos de soja se agrupan en grupos de madurez de acuerdo a la duración de su ciclo y, consecuentemente, a su respuesta al fotoperiodo. Usualmente, cada GM tiene un rango latitudinal óptimo que maximiza el uso de la estación de crecimiento. Para una determinada localidad y fecha de siembra, ciclos demasiado cortos pueden desaprovechar la radiación solar disponible. Mientras que ciclos demasiado largos podrían producir una gran cantidad de biomasa con muy baja partición a destinos reproductivos (semillas) (Egli 2011).

Esta premisa junto con la respuesta de la soja al fotoperiodo permite la combinación de diferentes GMs para un rango determinado de fechas de siembra y localidades (Poehlman 1987, Salmeron et. al., 2014, Di Mauro et. al., 2022). Este manejo finalmente impone el momento de ocurrencia del período crítico para la determinación del rendimiento y la duración de los distintos estadios fenológicos (Setiyono et. al., 2007), ubicando el período crítico para la determinación de rendimiento en condiciones determinadas de disponibilidad de recursos (Major et. al.1975, Schou et. al. 1978, Egli y Bruening, 2005; Monzón et. al., 2021).

La expresión de atributos fenotípicos de interés, como el rendimiento y los caracteres asociados a la calidad, está determinada por el ambiente (A), genotipo (G) y la interacción entre ambos (G×A). Las interacciones G×A se detectan como diferencias en el comportamiento relativo de los genotipos cuando se evalúan en ambientes diferentes (Basford and Cooper, 1998).

Una forma simple de abordarlas suele ser a través de la relación lineal entre el rendimiento individual de cada genotipo y el rendimiento promedio de todos los genotipos evaluados en un ambiente particular, conocido como índice ambiental. La pendiente de esta regresión (coeficiente b) obtenida en cada caso, es una medida de la estabilidad de los genotipos a lo largo de los ambientes analizados (Finlay y Wilkinson, 1963). Variaciones en la estabilidad de los rendimientos es común entre genotipos comerciales (de Felipe y Alvarez Prado, 2021). Al variar el valor del coeficiente b, se modificará la estabilidad en el rendimiento que presente el genotipo eva-

luado. Los genotipos con un coeficiente b mayor a 1 serán adaptables a ambientes de buena calidad y podrán expresar en ellos su alto potencial de rendimiento, mientras que pueden presentar rendimientos menores a la media en ambientes de baja calidad. Aquellos genotipos que presenten un coeficiente b menor a 1, tenderán a alcanzar rendimientos mayores a la media en ambientes de baja calidad, pero menores a la media en ambientes de alta calidad.

El objetivo de este trabajo es caracterizar el comportamiento de genotipos de soja de distinto GM a través de distintas regiones productivas.

Materiales y métodos

Se utilizaron datos de la base RECSO. En esta red se llevan a cabo ensayos experimentales con genotipos de soja pertenecientes a distintos grupos de madurez en 13 subregiones en las cuales este cultivo es normalmente sembrado dentro de nuestro país. En esta base, contamos con datos de rendimiento para distintos genotipos sembrados dentro de las 13 subregiones que engloba la red de ensayos en distintas fechas de siembra durante 5 campañas productivas (2015/2016 a 2019/2020).

Se procedió a filtrar los datos disponibles a aquellos provenientes de localidades pertenecientes a una región de Argentina a la que nos referiremos como “zona núcleo expandida” (Santa fe, Córdoba, Entre Ríos, norte de Buenos Aires, norte de La Pampa y 1 localidad en San Luis) (Figura 1).

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Dentro de la región analizada, se seleccionaron los GMs III, IV, V y VI, que son los más utilizados (INASE, 2021) y usualmente son subdivididos en cortos y largos, obteniendo: IIICORTO (IIIc), IIILARGO (IIIL), IVCORTO (IVc), IVLARGO (IVL), VCORTO (Vc), VLARGO (VL), VICORTO (VIc) y VILARGO (VIL).

Para evaluar la respuesta de los genotipos en términos de estabilidad, se procedió a determinar el índice ambiental de cada ambiente, calculándose este valor como el promedio del rendimiento de todos los genotipos en cada localidad y en cada año. Este valor puede ser utilizado como una estimación de la calidad del ambiente para cada interacción localidad × año, teniendo en cuenta que probablemente estemos hablando de ambientes de baja calidad en aquellos casos en los cuales el pro-

medio de rendimiento de todos los genotipos sembrados en una campaña es bajo. Mientras que, en el caso contrario, estaríamos hablando de ambientes de alta calidad.

Por último, se realizó un análisis de regresión entre el rendimiento promedio de cada genotipo en cada ambiente, con el rendimiento promedio de ese ambiente (Finlay y Wilkinson, 1963). La pendiente resultante nos permitió estudiar la estabilidad de los diferentes genotipos y GMs dentro y entre regiones.

Figura 1. Mapa región y localidades analizadas.

Resultados

En términos generales, en la zona analizada se observaron diferencias significativas (p<0.0001) respecto a la adaptabilidad (pendiente) de los distintos GM (Figura 2), presentando los mayores valores los GM IV cortos y largos (1.09 y 1.03 respectivamente). Esto indica que dichos genotipos se adaptan de mejor manera a ambientes de alta calidad. Mientras que los valores inferiores se observaron en los GM VI largo y VI corto (0.91 y 0.92 respectivamente), comportándose de mejor manera estos genotipos en ambientes de más baja calidad.

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Figura 2. Relación entre rendimiento (desvió estándar) y pendiente (error) de los distintos GM dentro de la totalidad de la región analizada.

Al particionar la región analizada en distintas subregiones (SR) y al analizar el comportamiento de los distintos GM dentro de estas (Figura 3 y 4), observamos que en el sur de Entre Ríos los GM V largo, VI corto y VI largo presentaron las mayores pendientes (1.05, 1.16 y 1.04, respectivamente) y, por lo tanto, mayor adaptabilidad a ambientes de mayor calidad en esta SR (Figura 3 a). A su vez, en este tipo de ambientes, los GM mencionados presentaron rendimientos superiores con respecto al resto de los GM (rendimientos promedio de 2997, 3177 y 3170 kg ha-1 respectivamente) (Figura 4 a). En ambientes de menor calidad, las diferencias entre los GM tendieron a diluirse mostrando rendimientos similares independientemente de su respuesta al ambiente.

En la SR Sur de Santa Fe y Córdoba, Norte de Buenos Aires y La Pampa (SR 2), se observó que el GM IV presentó las mayores pendientes (1.06 IVc y 1.02 IVL) (Figura 3 b) y los mayores rendimientos (4411 kg ha-1 IVc y 4320 kg ha-1 IVL). A medida que se utilizaron GM más largos, se observaron disminuciones del rendimiento (Figura 4 b). Si bien en esta SR se observa que los GM más largos (VL y VIc y VIL) presentan los valores más bajos de pendiente, hay que destacar que estos exploran un menor rango de ambientes. Esto se debe al menor uso que se les da en esta SR (INASE, 2021), por lo que se contó con un menor número de datos para analizar estos GM.

Figura 4. Rendimiento de los distintos GM en las subregiones Sur de Entre Ríos (a) y Sur de Santa Fe y Córdoba, Norte de Buenos Aires y La Pampa (b).
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Figura 3. Adaptabilidad de los distintos GM en dos sub regiones con calidades ambientales diferentes, Sur de Entre Ríos (a) y Sur de Santa Fe y Córdoba, Norte de Buenos Aires y La Pampa (b).

Conclusiones

En la totalidad de la zona núcleo expandida, los genotipos pertenecientes al GM IV mostraron los mayores niveles de rendimientos y pendiente, sugiriendo mayor potencial de rendimiento en ambientes de alta calidad. Mientras que los GM más largos (V y VI) presentaron valores inferiores tanto de rendimiento como de pendiente. Esto sugiere un buen comportamiento en ambientes de baja calidad, aunque con menor potencial de rendimiento.

Esto se observa más claramente al analizar el comportamiento de los distintos GM en diferentes SR. En el sur de Entre Ríos, donde los rendimientos promedio son relativamente bajos, por lo que se trataría de una zona con ambientes de menor calidad, los GM más largos (V y VI) presentaron los mayores rendimientos y adaptabilidad. Mientras que en la SR 2, donde los rendimientos promedio son más elevados, los GM IV fueron los que alcanzaron los mayores valores de rendimiento y adaptabilidad.

REFERENCIAS Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-221

En zona núcleo expandida, los genotipos pertenecientes al GM IV mostraron los mayores niveles de rendimientos y pendiente.

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Se lanzó la temporada 23/24 en soja: conocé lo último en variedades

De la mano de dos marcas líderes, te acercamos las últimas novedades y lanzamientos en genética de semillas de soja, que prometen mayor potencial de rendimiento, óptimo manejo de malezas, adaptabilidad a diversas zonas productivas y mucho más.

Por: Ing. Agr. María

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MANEJO
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El camino hacia una cosecha exitosa y la construcción del rendimiento comienza con la elección de la semilla adecuada. Uno de los aspectos claves reside en el mejoramiento genético del cultivo y la aplicación de nuevas tecnologías, que aseguran un mayor potencial y estabilidad en los resultados, así como una mejor defensa frente a plagas, óptima aptitud ante diferentes condiciones productivas y oferta ambiental. Otro punto fundamental es la viabilidad, el poder germinativo, vigor y pureza varietal del material a sembrar, por lo que contar con simientes de calidad certificada es esencial.

Atendiendo todos estos ítems, las empresas semilleras ponen al alcance del productor toda la investigación, desarrollo, profesionalismo y cuidado en semillas de soja, brindando un gran portfolio de variedades que se ajustan a cada necesidad.

A continuación, te presentamos las últimas novedades y lanzamientos en semillas de soja para que puedas agregarla a tu carrito de compras y asegurar que tu próxima campaña pique en punta.

Neogen busca expandirse con lo último en genética y tecnología en soja

Con nuevas variedades de excelente potencial, la marca lanzó el porfolio para esta campaña, que opciones en todas las tecnologías disponibles y grupos de madurez. Estas variedades se comercializan a través de Sembrá Evolución.

En un año en el que se anticipa una escasez de semillas, Neogen aspira a expandir su participación en el mercado al ofrecer una oferta de multiplicadores que duplica la de la campaña anterior. Como parte de esta estrategia, se presentaron tres nuevas variedades de soja de excelente potencial de rendimiento en el Congreso Aapresid, ampliando así su porfolio de sus primeras seis variedades del 2022.

Uno de los lanzamientos es la NEO35S23 SE, para ambientes de alta productividad en la zona núcleo y oeste de Buenos Aires, para soja de primera, apta para el centro y sur de la provincia, donde además muestra muy buen comportamiento en planteos de segunda.

Esta variedad es eficaz para el control de malezas problemáticas, como yuyo colorado y rama negra, gracias a la tecnología Enlist + STS incorporada en su desarrollo.

En segundo lugar, NEO50S23 RR STS es una alternativa de muy buen porte agronómico para soja de primera en ambientes de media y alta

productividad del centro norte de la provincia de Córdoba, centro de Santa Fe y sur de Entre Ríos, La Pampa, sudeste de San Luis, así como en ambientes de media y baja productividad en la zona núcleo sojera y la costa de Buenos Aires. Esta variedad ofrece muy buen comportamiento en planteos de segunda en el oeste arenoso y en la región sojera central, y cuenta con tolerancia a glifosato y a sulfonilureas gracias a su tecnología RR + STS.

“La multiplicación inicial en soja, llevada adelante a lo largo del 2021, culminó en más de 25.000 hectáreas sembradas con nuestra genética”, expresó. En cuanto a las expectativas acerca de las casi 3.000 hectáreas de semilla original sembradas en el 2022, comentó: “Aspiramos a que la oferta de nuestros multiplicadores duplique la de la campaña previa, en un año donde se proyecta un faltante de semilla que nos daría la oportunidad de penetrar en el mercado”.

También con muy buen porte agronómico, la NEO69S23 CE es ideal para ambientes del centro norte de Córdoba y de Santa Fe, norte de Entre Ríos, NEA y NOA, y se recomienda también en planteos de segunda al norte del país debido a su muy buen comportamiento. Tiene resistencia al complejo de orugas lepidópteros, gracias a la tecnología Conkesta Enlist.

En cuanto a su comercialización, Nicolás Del Sel, gerente de producto de la marca, explicó que se realiza a través de Sembrá Evolución, “un nuevo sistema que busca promover el reconocimiento de la propiedad intelectual”, aseguró.

Para más información acerca de Neogen ingresa en www.neogensemillas.com o en redes sociales @neogensemillas

NK suma variedades de alto rendimiento y nueva tecnología para el manejo de malezas

De cara a la nueva campaña sojera, la marca ofrece un porfolio de semillas de alto potencial de rendimiento para la región centro-sur de Buenos Aires y tecnología Enlist® para la zona núcleo.

Las nuevas variedades de Neogen se comercializan a través de "Sembrá Evolución", sistema que promueve el reconocimiento de la propiedad intelectual.

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Bajo el lema “Todo lo que hacemos RINDE”, NK Semillas amplía su portfolio de soja con materiales de alto rendimiento y una nueva variedad Enlist®, brindando así más opciones a los productores para planificar sus campañas. Se trata de las variedades NK 39x22 STS y NK 52x21 STS, ambas con tecnología STS que proporciona flexibilidad en el manejo de malezas. y la primera variedad de soja Enlist del portfolio: la 46x23 E.

Para la Campaña 2023/24, el equipo técnico recomienda la NK 39X22 STS: una variedad que pertenece al Grupo 3 Largo y se destaca por su tecnología STS para el manejo de malezas difíciles. Es un material que posee un excelente perfil sanitario y es ideal para la búsqueda de

altos rendimientos en el centro y sur bonaerense. En la Campaña 2022/23, NK 39x22 STS formó parte de la Red de ensayos dirigida por Aapresid Cuenca del Salado, donde logró el 1° puesto en Lezama, provincia de Buenos Aires.

La oferta sojera incluye variedades como la NK 52X21 STS, que presenta el mayor rinde del segmento con tecnología STS y es ideal para la búsqueda de altos rendimientos en la zona central. Tiene comportamiento destacado en todo el rango de índices ambientales y da estabilidad ante atrasos en la fecha de siembra en la zona núcleo norte. En la campaña 2022/23, los resultados de los ensayos realizados por la Red CREA Oeste Arenoso y por la

Asociación de Ingenieros Agrónomos del Sur de Córdoba (AIASC) indican que NK 52x21 STS obtuvo el 2° puesto en Tres Lomas y Agustoni y en Río Cuarto, respectivamente.

un resultado satisfactorio para el norte de Córdoba. La tecnología STS nos permite utilizar pre-emergentes que ayudan a controlar malezas difíciles”, asegura

Appendino Julio, productor agropecuario compartió su experiencia con esta variedad: “Sembramos la variedad NK 52x21 STS un 8 de diciembre en la zona de Sagrada Familia, departamento de Río Primero, por su adaptación y gran potencial de rendimiento. Incluso, si tenemos que atrasar la siembra por falta de agua, podemos llevar los planteos a mediados de diciembre manteniendo su potencial de rendimiento. Se cosechó el 25 de abril y logramos un rendimiento de 35 quintales de promedio,

Además, NK recomienda una nueva opción tecnológica que le brinda al productor más adaptabilidad y herramientas para el control de malezas resistentes en el lote: la variedad de soja 46x23 E con tecnología Enlist®. Esta variedad está recomendada para la zona núcleo y pertenece al Grupo 4 Medio. La 46x23 E es ideal para lotes con malezas difíciles, con alto potencial de rinde y un buen perfil agronómico y sanitario.

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Al adquirir soja con tecnología Enlist®, NK puede formar parte del sistema Sembrá Evolución y afianzar la relación con cada productor, no sólo a nivel productos sino a través del acceso a nuevos servicios. Los productores que adquieran la variedad de soja Enlist pueden acceder a este modelo de comercialización de semillas que les brinda el acceso permanente a los últimos avances en genética y biotecnología.

Por último, todos los productores pueden acceder a la mejor recomendación de producto y a más respuestas de posicionamiento ajustadas a cada variedad a través del Sistema NK: la herramienta de recomendación basada en el en-

Agradecimientos:

trecruzamiento de los datos del productor con la sólida red de datos de la marca. Para conocer más sobre el impulso genético y biotecnológico de NK, ingresar a www.nksemillas.com. ar y a @nksemillas en redes sociales.

Al adquirir soja con tecnología Enlist®, NK puede formar parte del sistema Sembrá Evolución y afianzar la relación con cada productor.

Agradecemos a Neogen y NK Semillas por sus valiosos aportes en esta nota.

Bajo el lema “Todo lo que hacemos RINDE”, NK Semillas suma al portfolio de soja materiales de alto rendimiento y una nueva variedad Enlist®.

La necesidad de una nueva agricultura

Mediante su programa Paisajes Multifuncionales, Syngenta impulsa la agricultura sostenible y la biodiversidad en América Latina, beneficiando tanto a los productores como a los ecosistemas rurales.

Gerente de Negocios Responsables y Sustentables de Syngenta para Latinoamérica Sur

AGROECOLOGÍA
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Los agricultores enfrentan el gran desafío de producir más y mejores alimentos para una población en constante crecimiento, de manera eficiente y, a la vez, mejorar el medioambiente, cuidando el agua, el suelo, la biodiversidad y la energía. Desde Syngenta, acompañamos estos cambios en las formas de producir, buscando ser aliados de los productores a través de la innovación y ofreciendo soluciones y tecnologías que promuevan una agricultura regenerativa, con el objetivo de dejar el sistema en mejores condiciones de las que lo encontramos. Esto implica cuidar la salud del suelo, fomentar la biodiversidad y contribuir a la la mitigación del cambio climático a través de la captura de carbono, entre otras herramientas.

Paisajes Multifuncionales, un impulso a la biodiversidad

El término “biodiversidad” hace referencia a la presencia e interacción de flora, fauna, hongos y microorganismos en un ecosistema. La interrelación entre estos seres vivos brinda sostenibilidad al funcionamiento de las diferentes especies. Los ecosistemas agrícolas son una fuente importante para la biodiversidad, ya que sirven como hábitats para el desarrollo de diversas especies animales y vegetales.

En Syngenta contribuimos a la conservación y restauración de los ecosistemas rurales, reconociendo los servicios ecosistémicos que nos proporcionan, para garantizar el buen desa-

rrollo de la producción agrícola al servicio de la comunidad. Desde el año 2015, venimos trabajando en incrementar la biodiversidad en los paisajes agrícolas a través del programa de Paisajes Multifuncionales. Este programa impulsa las poblaciones de insectos polinizadores en el sector agrícola mediante la incorporación de márgenes multifuncionales de vegetación.

A través de Paisajes Multifuncionales, proporcionamos a los agricultores las herramientas necesarias para proteger la biodiversidad en sus lotes, fomentando la presencia de agentes polinizadores y, en consecuencia, potenciando el rendimiento de sus cultivos. Brindamos soluciones en dos líneas de trabajo, junto con innovadoras prácticas de manejo, y asesoramiento agronómico diseñado para beneficiar a los polinizadores.

Beneficios de los Paisajes

Multifuncionales

Brindan mayor biodiversidad en el entorno agrícola

Mejoran el manejo integrado de los cultivos

Protegen el agua y el suelo

Concientizan sobre la importancia del medioambiente y los servicios ecosistémicos en el entorno agrícola

Favorecen al cumplimiento de certificaciones agrícolas

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Además, hemos hecho alianzas con universidades y otros centros de estudio que llevan adelante investigaciones en el marco del programa para evaluar sus resultados. Entre nuestros socios estratégicos se encuentran el Conicet, la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y la Universidad Nacional de Córdoba. En Argentina, el programa Paisajes Multifuncionales se implementa en siete provincias, con más de 40 refugios de biodiversidad instalados y más de 20 empresas y/o productores asociados, en un total de 46.268

hectáreas beneficiadas. Un ejemplo destacado es el caso de Aceitera General Deheza (AGD), que instaló refugios en sus lotes productivos de 7.900 hectáreas en La Carlota, Córdoba, logrando aumentos de hasta un 25% en la productividad del cultivo de maní.

Adicionalmente, esta iniciativa se lleva adelante en otros tres países de la región (Chile, Uruguay y Paraguay), con más de 300 refugios instalados por parte de Syngenta en Latinoamérica Sur.

Duraznos: desde Mendoza hasta el secreto rincón de Santa Fe

Argentina es el mayor productor de duraznos en el Mercosur. Desde la región de Cuyo hasta el Litoral, te contamos todo sobre este manjar de origen chino que es protagonista en varias provincias de nuestro país.

Por:

Ing. Agr. Antonella Fiore

Prospectiva - Aapresid

PRODUCCIONES ALTERNATIVAS
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¿Sabías que Argentina ostenta el título de ser el mayor productor de duraznos en el MERCOSUR y se encuentra entre los tres principales proveedores del Hemisferio Sur? ¿Sabías también que esto le permite introducir sus productos en los mercados del Hemisferio Norte durante la temporada opuesta?

Además, en términos de posicionamiento internacional, Argentina ocupa el sexto lugar como exportador de durazno en conserva. Según los datos analizados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, nuestro país se encuentra entre los principales productores a nivel mundial, con una producción anual que supera las 100 mil toneladas, destinadas tanto a la industria como al consumo fresco.

La producción argentina de duraznos se distribuye principalmente en tres segmentos: la industria (+60%), el consumo en fresco (+30%) y la exportación de duraznos frescos (+1%). Los principales productos derivados de la industrialización son el durazno en conserva, ya sea en mitades, cubeteados, ensaladas de frutas o cócteles de frutas, así como las pulpas que se destinan en su mayoría al mercado externo y se utilizan en la elaboración de bebidas saborizadas, gaseosas y dulces.

Durante el año 2020, Argentina exportó 2.3 mil toneladas de durazno fresco, siendo los principales destinos Brasil (1583 toneladas), Paraguay (543 toneladas) y Bolivia (201 toneladas).

Otro dato relevante es que la provincia de Mendoza concentra casi la totalidad de la producción de durazno para industria en Argentina. Esta provincia ocupa el primer puesto a nivel nacional y concentra el 83% de la producción total de duraznos del país, gracias a sus condiciones climáticas propicias para el cultivo. Con aproximadamente 6000 hectáreas implantadas, se trabaja con árboles de tamaño mediano y longevos.

Pero antes de profundizar, ¿qué sabemos acerca de nuestro protagonista del mes? El duraz-

nero, científicamente conocido como Prunus persica (L. Batsch), es originario de China, donde actualmente se encuentra la mayor diversidad genética de duraznos en el mundo. Dentro de esta especie, se pueden identificar tres formas botánicas: vulgaris (duraznero), leavis (nectarina) y platycarpa (paraguayo). Las nectarinas y los paraguayos son mutaciones del duraznero común. La variedad leavis se caracteriza por la ausencia de pilosidad y una piel lisa, mientras que la variedad platycarpa se distingue por tener frutos con forma achatada.

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Durazno paraguayo Nectarina

El durazno, pertenece a la familia de las Rosáceas y se caracteriza por tener un carozo en su fruto. Para su implantación, se requiere de un pie o patrón. En Argentina, los patrones más utilizados son el Cuaresmillo, el Nemaguard y el Nemared.

El Cuaresmillo es el portainjerto más usado en las zonas productoras de durazneros de Argentina. Esto se debe a que las plantas logran una alta «uniformidad genética», que se traduce en plantines homogéneos en los viveros. Por su parte, el Nemaguard, es un pie o patrón vigoroso, que no emite rebrotes y es resistente a nemátodos. Mientras que el Nemared, aunque es menos utilizado, es un patrón vigoroso con buena productividad.

En cuánto a las características edáficas propicias para implantar durazneros, son ideales los suelos sueltos, preferiblemente franco arenosos a arenosos, ricos en materia orgánica, profundos (1 m) y con buena permeabilidad ya que no toleran el anegamiento y son especialmente sensibles a la asfixia radicular), además de no tolerar suelos calcáreos. El pH adecuado del suelo para duraznero oscila entre 6 y 7,5, ya que valores superiores a 7,5 -7,6 pueden causar clorosis férrica debido al bloqueo que ejerce sobre la disponibilidad del hierro.

Los durazneros (frutales de hojas caducas) requieren un período invernal de frío para romper la dormición de sus yemas vegetativas y reproductivas. En variedades tradicionales, se necesitan más de 500 horas de frío (HF), pudiendo llegar a 1500.

En la actualidad, existe un gran número de cultivares que necesitan acumular entre 50 y 400 450 horas de frío a 7° C o menos. Por ejemplo, la variedad Tropic Snow necesita 250 horas frío para que broten sus yemas vegetativas, mientras que sus yemas de flor florecen al 100% en tratamientos sin frío y al 80% con 100 horas de frío.

Al existir variedades de bajos requerimientos en HF, es posible ampliar el área geográfica del cultivo de durazneros. Si bien Mendoza es la provincia más importante y se destaca a nivel mundial en esta “producción alternativa”, siguiéndole también la provincia de Río Negro y Neuquén, podemos contarles que también hay producción de duraznos mucho más cerca de lo que se imaginan. ¿En dónde? Nada más y nada menos que en la provincia de Santa Fe.

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Santa Fe: la provincia que resiste en cuánto a la producción de durazneros

Pavón Arriba, una localidad santafesina ubicada a 40 kilómetros de la ciudad de Rosario, en el Departamento Constitución, es conocida por llevar a cabo plantaciones de durazneros y fue declarada como la “capital provincial del durazno”.

En esta región, dependiendo de la especie y el manejo, es posible plantar alrededor de 380 árboles de durazno en una hectárea. Cada planta, en promedio, puede vivir alrededor de 18 años, dependiendo de la variedad implantada, el manejo y las condiciones climáticas y ambientales a lo largo de los años.

La implementación de sistemas de riego, como el riego por goteo, y prácticas como el raleo, han contribuido significativamente al aumento de los rendimientos en kilogramos de fruta por hectárea y a una mayor regularidad en las cosechas. El raleo, que consiste en eliminar algunos frutos de la planta para permitir un mayor crecimiento de los que quedan en la rama o producción, se efectúa casi exclusivamente de forma manual en nuestro país.

En cuánto al rendimiento, cada planta en promedio puede producir entre 8 y 9 kilos de fruta. El árbol empieza a dar frutos a partir del cuarto año y alcanza su máxima producción entre el séptimo y octavo año, manteniéndose hasta el décimo quinto año, momento en el que comienza a estabilizarse su actividad productiva.

La implementación de sistemas de riego, como el riego por goteo, y prácticas como el raleo, han contribuido significativamente al aumento de los rendimientos en kilogramos de fruta por hectárea y a una mayor regularidad en las cosechas.

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¿Cómo definir el momento óptimo de cosecha de duraznos para consumo fresco en el sur de Santa Fe?

En general, los frutos se pueden clasificar según su patrón respiratorio durante la maduración: climatéricos y no climatéricos. Los climatéricos, como el durazno, se caracterizan por experimentar un incremento súbito en la tasa de respiración coincidiendo con el inicio de los cambios relacionados con la maduración organoléptica. Por otro lado, los frutos no climatéricos carecen de este pico respiratorio y la disminución de la tasa respiratoria es constante desde el cuaje en adelante.

El durazno, al ser un fruto climatérico, una vez que alcanza su desarrollo total en cuanto a peso y calibre en el árbol, su comportamiento respiratorio presenta un mínimo seguido de un máximo respiratorio (climaterio), y posteriormente un descenso. En el climaterio, los duraznos se encuentran en su estado de madurez comercial, caracterizado por una modificación

progresiva de los frutos que incluyen la adquisición de coloraciones amarillas (carotenoides), rojas (antocianinas), pérdida de textura (degradación de protopectinas), aumento de sabor (azúcares) y desarrollo de aroma (compuestos orgánicos volátiles), que definen las características específicas de cada variedad.

Los duraznos se cosechan cuando aún están firmes, con un color de fondo amarillo y sobrecolor rojo, dependiendo de cada variedad. En la región santafesina, la cosecha de duraznos suele llevarse a cabo entre los meses de noviembre y enero. Durante estos meses, con el aumento de temperaturas, se despiertan las ganas de comer algo rico y fresco como una fruta. Afortunadamente, podemos disfrutar de duraznos santafesinos frescos en nuestras mesas, cosechados apenas un día antes.

REFERENCIAS Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-221

“El agro argentino tiene un futuro enorme”

Alexis Buffoni, director Comercial de Altec S.A., vislumbra un futuro prometedor para Argentina. El país tiene una proyección increíble, asegura, pero está mal administrado. Y menciona a Brasil, como un referente en crecimiento constante y modelo a seguir.

Alexis Buffoni, director Comercial de Alltec S.A, se entusiasma al imaginar lo que viene. Resalta las características del país y estima que lo malo se corrige con políticas que acompañen al sector por encima de las adversidades climáticas. Brasil es el gigante más cercano y un ejemplo a seguir por su crecimiento constante.

#ENTREVISTAS
EMPRESARIO DEL MES
Por: Leonardo Stringaro - Periodista investigador String agro
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¿Cómo nace la compañía de la cual es parte?

La empresa nace en el año 1988 y está próxima a cumplir 36 años en el mercado. Se inicia en la provincia de Córdoba y con el tiempo se fue extendiendo a los largo del país. En 1999, su fundador Santiago Wirsch se muda a Brasil para seguir desarrollando otros proyectos relacionados, como parte de todo el grupo. Todo siempre en el mercado de coadyuvantes.

Luego de la crisis del 2001, la empresa fue refundada, con un despegue y reconocimiento que se empieza a observar a partir del año 2009.

¿Es decir que volvieron a tomar protagonismo a partir de la segunda década de este nuevo ciclo?

Sí, totalmente. A partir del 2014, comenzamos a reestructurar toda el área comercial y técnica y fuimos acompañados por un apalancamiento comercial de Brasil, que permitió este desarrollo. Después vino el mercado de Bolivia que nos permitió crecer y sumar más de 30 responsables técnicos de ventas que trabajan diariamente en el campo.

Entiendo que sería muy amplio querer explicar todo, pero sabemos que en la actualidad han diversificado la paleta de productos, ¿de qué manera?

Apostamos a tener una paleta lo más completa posible. Hoy proveemos de semillas al campo, por medio de una cooperativa de la que somos socios y que es el criadero Santa Rosa. También contamos con coadyuvantes, nutrición vegetal y la reciente incorporación de una línea de productos biológicos con una mirada hacia el futuro del agro.

¿? ¿? ¿?

¿Todo esto con un amplio desarrollo? ¿?

Sí, porque pasamos de una pequeña planta de producción en Córdoba (2017), a un predio muy amplio en Resistencia, Chaco, con una infraestructura modulable y perspectivas de ampliación.

Desde la campaña 2019 en adelante, no hemos parado de crecer. Un 50% de este crecimiento se dio durante el ciclo 2020/21, mientras que en la campaña siguiente, la 2021/22, crecimos otro 50% más. Ya en esta última etapa, logramos crecer un 33%. Todo este crecimiento es sostenido y acompañado por el desarrollo industrial.

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¿Cuáles son los pilares?

¿Por qué los eligen a ustedes?

Tenemos un grupo humano que ha puesto todo para llegar a esto y salir a un mercado que necesita una clara diferenciación de la competencia. Calidad y acompañamiento a campo, son los ejes que nos diferencian.

¿Cómo se conjuga lo químico y lo biológico?

De la mejor forma posible. De todos modos, creo firmemente que los biológicos son el futuro. Hay países que ya son pioneros. En Brasil, por ejemplo, el 54% de los productores utilizan –al menos- un producto biológico en su esquema de manejo. Si bien en Argentina aún estamos lejos de esta cifra (solo el 6% los utiliza), creemos que la cuestión ambiental y la sustentabilidad, sumado a la investigación, están anunciando algo que se está viniendo.

¿Y en el contexto internacional?

Ahí, las multinacionales se asocian al desarrollo biológico. También está la Comunidad Económica Europea que asume el mando en todo esto y en todo lo relacionado con una agricultura amigable con el medioambiente.

¿? ¿? ¿?

Hablabas de investigación, ¿en el caso de los químicos, se han dado fallas o se ha perdido el control eficaz con algunos productos?

Yo creo que en síntesis química ya no hay nuevas moléculas. Ese es un problema, porque si las hubiera, la obtención de un nuevo producto podría demandar más de 10 años. De la mano de los biológicos, se puede llegar a algo más barato y también se pueden obtener hongos y bacterias escalables disponibles en el suelo. Las cuestiones de tiempo y sustentabilidad han modificado todo y trajeron nuevos productos y tecnologías que llegaron para quedarse.

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¿Cómo ve la empresa todo esto?

Siempre buscamos resultados. El largo plazo de una empresa siempre tiene como máximo 10 años y como mediano tiempo de espera los 5. Como industria, debemos adaptarnos, y apostar a constituir biofábricas y buscar caminos de crecimiento con grandes inversiones, plantas nuevas y una mejora en la logística.El mercado está incursionando en todo esto y promete futuro para todos.

Por último, ¿cómo ven el mundo asociado al sector y viceversa?

En principio, con dos gigantes que demandan todo, China y la India. Para Argentina, es un beneficio por ser un país productor de alimentos, con una industria y agricultura muy fuerte. Este es un país hermoso que, de la mano de políticas que acompañen al sector y una situación climática estable, tiene un futuro enorme.

En la región tenemos a Brasil, que solucionando sus problemas de infraestructura podría sorprender y agrandarse. Así lo estamos viendo.

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Estrategias de alto voltaje para tus verdeos de invierno

Claves para garantizar un forraje confiable y de alta calidad. La importancia de la fecha de siembra, el control de plagas y la fertilización en ganadería.

Los verdeos de invierno desempeñan un papel fundamental en el sostenimiento de la productividad de nuestros sistemas pastoriles. Esto se debe a que dichos cultivos ayudan a llenar el vacío productivo que se produce durante los meses en los que las pasturas perennes tienden a reducir su producción, como se observa en la Figura 1

Por: Dr. Ing. Agr. José

Profesor Adjunto- Cátedra Forrajes (FCA - UNL).

Durante esta temporada, las bajas temperaturas y la menor radiación provocan una disminución en la producción de pasturas perennes. En estas condiciones, los verdeos de invierno se convierten en una fuente confiable de forraje. Su capacidad para prosperar en climas fríos y proporcionar alimento de alta calidad los con-

GANADERÍA
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vierte en una herramienta valiosa para los productores ganaderos, contribuyendo así a garantizar la sostenibilidad y la rentabilidad de la producción agropecuaria. En muchos casos, la tasa de crecimiento de estos cultivos puede más que duplicar a la de las pasturas perennes.

Figura 1. Tasas de crecimiento promedio de Alfalfas sin latencia, Ryegrass anual y Avena en Rafaela (SF).

En términos generales, existen varios factores clave que definen la productividad de los verdeos de invierno. Esta nota se enfocará en tres aspectos centrales:

1 La fecha de siembra.

2 El control de plagas y malezas.

3 La fertilización.

Fecha de siembra

La elección de la fecha de siembra para los verdeos de invierno representa un factor crítico que puede determinar en gran medida el potencial de rendimiento de la cosecha. Esto se debe a que, a medida que se atrasa la siembra, los días se vuelven más fríos, lo que suele tener un impacto negativo en el desarrollo del cultivo. Los verdeos de invierno tienen requisitos específicos en términos de acumulación de grados-día para alcanzar el momento óptimo para el primer pastoreo. A medida que las temperaturas medias disminuyen, la acumulación de calor necesaria para que el cultivo alcance el momento de pastoreo se retrasa, lo que afecta directamente su rendimiento.

Además, muchas regiones de Argentina experimentan inviernos secos, lo que agrava aún más la situación, ya que dificulta la germinación de las semillas y el establecimiento inicial de las plántulas debido a la falta de humedad en el suelo. Este déficit de agua en el suelo también puede limitar el crecimiento posterior del

cultivo, reduciendo la disponibilidad de nutrientes móviles como el nitrógeno y el azufre. Por lo tanto, es esencial que los productores realicen una planificación cuidadosa de la fecha de siembra de sus verdeos de invierno y establezcan una rotación que permita sembrar en el momento óptimo.

La Figura 2 ilustra de manera ejemplar el momento óptimo para el primer pastoreo de un cultivo de Ryegrass anual en la localidad de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires. Este análisis se basa en la variación de la fecha de siembra y su influencia en la acumulación de grados día (°Cd) necesarios para el desarrollo del cultivo. Para este caso en particular, se ha considerado aconsejable el primer pastoreo cuando el cultivo alcanza una acumulación de 1000 grados día desde la siembra, utilizando una temperatura base de 0 °C como referencia. Este enfoque proporciona una medida cuantitativa y precisa de la acumulación térmica que el cultivo ha experimentado.

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Es cierto que el desarrollo del cultivo estará condicionado también por la disponibilidad de agua y nutrientes, pero el uso de grados día proporciona una medida más precisa. A medida que varía la fecha de siembra, se observa un impacto directo en la acumulación de grados día, lo que, a su vez, influye en el momento adecuado para el primer pastoreo. Esta información es de vital importancia para los productores, ya que les permite tomar mejores decisiones sobre el manejo de los verdeos y maximizar su potencial productivo.

El cálculo de acumulación térmica es un proceso relativamente sencillo. Para ilustrarlo, consideremos que sembramos el verdeo el 28 de febrero. El 1 de marzo, la temperatura media fue de 15 °C. La acumulación para el primer día del cultivo sería de 15 °Cd. Si al día siguiente la temperatura alcanza los 19 °C, en los dos primeros días, el cultivo habrá acumulado 34 °Cd. De esta manera, cada día, la acumulación térmica se calcula sumando la temperatura promedio del día al acumulado total hasta el momento. En la Tabla 1 se observan valores promedio de acumulación térmica para marzo en 9 de Julio, provincia de Buenos Aires.

Día Temperatura media (°C) Grados día acumulados (°Cd) 1 15 15 2 19 34 3 20 54 4 22 76 5 17 93 6 16 109 7 18 127 8 20 147 9 18 165 10 16 181 11 20 201 12 18 219 13 19 238 14 20 258 15 16 274
Tabla 1. Acumulación térmica (en °Cd, grados día) para los primeros 15 días del mes de marzo, en 9 de Julio, Buenos Aires.

El primer mensaje importante que debemos resaltar luego de analizar la información presentada en la Figura 2 es que, a medida que la fecha de siembra se retrasa, el momento del primer pastoreo se posterga considerablemente, llegando casi a duplicar el tiempo necesario para alcanzar este evento. Es importante tener en cuenta que el modelo no tiene en cuenta el efecto nocivo de las heladas en el crecimiento, lo que podría agravar aún más el retraso hasta el primer pastoreo en siembras tardías (15/5 y 1/6).

Figura 2. Tiempo térmico acumulado desde siembra a primer pastoreo para un verdeo de Ryegrass anual en la localidad de 9 de Julio, en función de diferentes fechas de siembra.
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Control de plagas y malezas

Los verdeos de invierno enfrentan diversas plagas específicas a lo largo de su ciclo de producción, pero es durante el proceso de implantación donde se debe centrar la atención para un manejo efectivo. En muchos casos, los ataques iniciales de pulgones, trips y cortadoras suelen comprometer severamente el stand de plantas, reduciendo su capacidad para competir con las malezas y afectando la producción. Una de las estrategias más eficaces para garantizar una implantación exitosa suele ser el tratamiento de semillas con productos curasemillas, que proporcionan un control adecuado de insectos y hongos en las etapas iniciales (más delicadas) del cultivo.

Entre los fungicidas disponibles en el mercado, se encuentran el Fluxapyroxad, Triticonazole y Difenoconazole. Para el control de insectos, se pueden utilizar insecticidas como el Tiametoxam e Imidacloprid, que son efectivos contra insectos de suelo y previenen ataques de pulgones, especialmente en cultivos sensibles como la avena. Sin embargo, es fundamental destacar que si existen poblaciones significativas de hormigas y/o grillos, el uso de curasemillas no garantiza la protección de las plantas, por lo que en esos casos se requiere el control mediante cebos o granulados.

En lo que respecta a las malezas, es crucial asegurarse de que el lote esté libre de estas antes de sembrar el verdeo. Esto suele requerir la aplicación de herbicidas, ya que las labranzas, aunque pueden controlar mecánicamente algunas malezas, suelen activar la germinación de semillas presentes en el banco de malezas, lo que se convierte en una técnica poco eficaz para prevenir la aparición de estas especies no deseadas (Tabla 2).

El principal herbicida utilizado en barbecho es el Glifosato, que ofrece un control efectivo sobre un amplio espectro de malezas. En la etapa de postemergencia, se pueden emplear otros productos, especialmente diseñados para el control de malezas de hoja ancha que hayan escapado al control durante el barbecho. Uno de los más utilizados es el 2,4 D solo (0,8-1,2 l/ ha), o en combinación con Dicamba (0,15 l/ha) o Picloram (0,12 l/ha). La decisión de controlar o no malezas durante el ciclo del cultivo dependerá de su destino final. En casos de pastoreo directo, y siempre que el nivel de malezas no amenace la vida del cultivo, se puede considerar la opción de prescindir del control.

Sin embargo, si el nivel de malezas es elevado, si existen especies tóxicas, o si se busca controlar malezas problemáticas para el cultivo siguiente, se puede optar por alternativas químicas para el control.

Fertilización

La fertilización en los verdeos de verano es un elemento central que determina la productividad de los recursos. El nitrógeno se destaca como el nutriente principal que merece nuestra atención, aunque no debemos descuidar otros elementos que pueden condicionar fuertemente la producción.

En términos generales, las gramíneas de invierno suelen generar entre 10 y 25 kg de materia seca por kg de nitrógeno aplicado. La eficiencia de uso de este nutriente está sujeta a varios factores, como la época del año, la disponibilidad de agua en el perfil y otras limitantes edáficas que pueden afectar el desarrollo del cultivo. La Figura 3 ilustra datos de un ensayo de fertilización nitrogenada y azufrada en Ryegrass anual. En este caso, es evidente que el cultivo también carecía de azufre, ya que su

adición junto al N tuvo un efecto positivo en el rendimiento. Además, se destaca otro beneficio importante del agregado de N, que es el aumento en la producción total de proteína bruta por hectárea.

Entre los fungicidas disponibles en el mercado, se encuentran el Fluxapyroxad, Triticonazole y Difenoconazole. Para el control de insectos, se pueden utilizar insecticidas como el Tiametoxam e Imidacloprid, que son efectivos contra insectos de suelo y previenen ataques de pulgones, especialmente en cultivos sensibles como la avena. Sin embargo, es fundamental destacar que si existen poblaciones significativas de hormigas y/o grillos, el uso de curasemillas no garantiza la protección de las plantas, por lo que en esos casos se requiere el control mediante cebos o granulados.

Siembra directa Siembra convencional Diferencia Avena 1,7 5 194% Trigo 3,3 11 233% Ryegrass 1,3 4,7 262%
Tabla 2. Porcentaje de área cubierta por malezas de hoja ancha a los 120 días de la siembra en siembra directa y convencional. Adaptado de Formoso (2010).
REVISTA AAPRESID 138

Conclusiones

Para optimizar la producción de verdeos de invierno, es esencial aplicar una serie de medidas clave. La correcta elección de la fecha de siembra desempeña un papel fundamental, ya que incide directamente en el desarrollo del cultivo. Además, el control efectivo de plagas y malezas durante la etapa de implantación es una medida preventiva imprescindible. La utilización de curasemillas y la aplicación estratégica de herbicidas son prácticas esenciales para garantizar el establecimiento adecuado de las plantas y su capacidad para que compitan eficientemente con malezas.

Por último, la fertilización desempeña un papel central en la productividad y calidad de los verdeos de invierno. La correcta administración de nutrientes, con especial atención al nitrógeno, considerando diversos factores como la temporada y posibles limitantes del suelo, permite maximizar los rendimientos y mejorar tanto el contenido proteico del forraje consumido así como la producción total de proteína por hectárea.

En conjunto, la implementación de estas estrategias proporciona un enfoque integral para maximizar la producción de verdeos de invierno, asegurando un suministro confiable de forraje de alta calidad y contribuyendo a la sostenibilidad y rentabilidad de la producción ganadera.

Figura 3 Producción de materia seca y proteína bruta por hectárea en función del nivel de fertilización nitrogenada y azufrada de un cultivo de Ryegrass anual.
REVISTA AAPRESID 140

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