Revista Técnica Red de Innovadores Cultivos de Invierno 2019

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ISSN 1850-0633 REVISTA TÉCNICA DE LA ASOCIACIÓN ARGENTINA DE PRODUCTORES EN SIEMBRA DIRECTA

Cultivos Invernales SD Editor responsable Ing. Alejandro Petek Redacción y edición Lic. Victoria Cappiello Colaboración Ing. Florencia Accame, Rocio Belda, Ing. Carlos Buffarini, Ing. Tomás Coyos, Ing. Fabricio Del Cantare, Ing. Agustina Donovan, Guillermina Durando, Ing. Ignacio Heit, Ing. Franco Lillini, Ing. Andrés Madias, Ing. Martin Marzetti, Ing. Tomás Mata, Lic. Cecilia Moral, Ing. Eugenia Niccia, Ing. Sabrina Nocera, Ing. Martín Rainaudo, Ing. Alejo Ruíz. Desarrollo de Recursos (Nexo) Ing. Alejandro Clot Marcio Morán Ing. Agustin Eier Lic. Ruiz Rocío

Abril 2019

de

Asociación Argentina Productores en Siembra Directa.

Dorrego 1639 - Piso 2, Of. A, (S2000DIG) Rosario. Tel/Fax: +54 (341) 4260745/46. e-mail: aapresid@aapresid.org.ar www.aapresid.org.ar


CULTIVOS INVERNALES Análisis de campaña de cultivos de invierno 2018 en el Nodo Centro Regionales Nodo Centro de Aapresid

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¿Cómo mejorar la competitividad de los cultivos de trigo? Alzueta, I.

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Factores reguladores de la productividad de los suelos pampeanos Álvarez, R.; De Paepe J.L.

12

Los cultivares de trigo para doble función que funcionaron mejor en la última campaña Donaire, G.; Bainotti, C.; Reartes, F.; Salines, J.; Fraschina, J.; Alberione, E.; Gómez, D.; Salines, N.; Conde, M.B.; Mir, L.

16

QTL asociados a la densidad en colza primaveral Menéndez, Y.; Incognito, S.; López, C.; Rondanini, D.; Botto, J.

26

Alternativa al barbecho largo para un uso eficiente del agua en sistemas mixtos agrícola-ganaderos Sá Pereira E. de; Kleine, C.; Rodríguez, C.; Frola, F.; Fernández, B.

32

Análisis de balance hídrico al incluir vicia como cultivo de servicio Venanzi, S.; Lageyre, E.; Tranier, E.; Dean, S.

40

Cultivos de servicio: Efectos de la fertilización nitrogenada sobre la producción de biomasa y eficiencia de uso de agua Álvarez, C.; Bagnato, R.; Baigorria, T.; Cazorla, C.; Fernández, R.; Lienhard, C.P.; Quiroga, A.

44

Alternativas para mejorar rendimientos en ambientes sojeros Capurro, J.E.; Montico, S.

49

Cultivos de cobertura, maíz tardío y siembra al voleo Fernando Ross cc

54


Utilización forrajera de los cultivos de servicios Eclesia, R.P.; Wingeyer, A.B.; Ré, A.E.; Rampoldi, A.; Marnetto, M.J.; Pautasso, J.M.; Valentinuz, E.; Wouterlood, N.; Roman, L.; Engler, P.; Caviglia, O.; Novelli, L.; Dupleich, J.; Piñeiro, G.; Corte, F. cc

59

Respuesta a agronómica a la fertilización nitrogenada en cuatro cultivares de trigo candeal y dos cultivares de trigo para pan cc Maich, R. H.

67

Nutrición de trigo y cebada: ¿que vemos a campo? Divito, G.A.; Sainz Rozas H.R.; Torres, A.; Berg, G.; Piloni, L.; Therisod, G. cc

76

Evaluación de herbicidas para la supresión del cultivo de vicia Néstor Hernán Panaggio, Guillermo Divito, Ana Venturino, Matías Carlon, Agustín Torres, Valeria Gianelli, Francisco, Bedmar cc

86

Roya amarilla del trigo: nuevas razas, monitoreo y uso de fungicidas Carmona, M.; Sautua, F. cc

92

Fusariosis de la Espiga en trigo y cebada: panorama actual en la región centro-sur de la provincia de Buenos Aires Martínez Mauro, Castañares Eliana, Dinolfo Inés; Stenglein Sebastián cc

106

Calidad del trigo pan: la búsqueda de genotipos con altos valores de proteína y gluten y su variación frente a las enfermedades foliares Ma. Rosa Simon cc

114

Control de malezas en cereales de invierno Víctor F. Juan, Federico Núñez Fré; Horacio Saint-André cc

122

Daño de helada sobre el número de granos de trigo y su modelado Pablo Abbate cc

128

Empresas Socias

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Autor: Regionales Nodo Centro de Aapresid

Informe Técnico

Análisis de campaña de cultivos de invierno 2018 en el Nodo Centro

Cultivos Invernales 2019

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Más de 50.530 hectáreas analizadas por las nueve Regionales que conforman el nodo para contar cómo se produce hoy en esta región.

Palabras Claves: Campaña 2018; Cultivos de Invierno; Siembra; Fertilización.


En el marco de la reunión de Nodo Centro, el día 12 de marzo en la ciudad de Pergamino, se presentó el análisis de campaña de cultivos de invierno 2018 con los datos entregados por los socios productores de las 9 Regionales que conforman el nodo. El análisis realizado fue de tipo descriptivo, apuntando a conocer y mostrar cómo se está produciendo hoy en día en el Nodo.

El 49% de la superficie tuvo influencia de napa, el 22% no tuvo influencia y el 29% restante no presentó el dato.

En total, se analizaron 50535 ha. La Regional que más superficie informó fue 9 de Julio con 19059 ha, seguida por Pergamino-Colón con 10631 ha. Luego, Bragado-Chivilcoy con 4767 ha, Lincoln 4119 ha, Bolívar 3339 ha, Chacabuco 3249 ha, 25 de Mayo 2434 ha, Venado Tuerto 2310 ha y por último Junín con 627 ha.

Respecto a las adversidades, el 62% de la superficie no sufrió ninguna. La más frecuente fue anegamiento, en un 21%; luego helada en un 11%, granizo en un 4% y sequía en un 1%.

El 85,8% de la superficie fue sembrada con trigo (43359 ha), el 13.7% con cebada (6937 ha) y el 0.5% con otros cultivos, que representan unas 239 ha.

En trigo se realizó una fertilización en el 100% de la superficie: dos fertilizaciones en el 96% y tres en el 37%. Se aplicaron en promedio 107 kg/ha de N, 53 kg/ha de P2O5 y 8 kg/ha de S. En el caso de cebada, también se hizo una fertilización en el 100% de la superficie, dos fertilizaciones en el 98% y tres en el 45% y se aplicaron en promedio 115 kg/ha de N, 50 kg/ha de P2O5, y 5 kg/ha de S.

En relación a la clase de suelo, el 25.6% se sembró sobre suelos clase I, el 32.5% sobre clase II, el 21.1% sobre suelos clase III, el 3.6% sobre clase IV y el 0.4% sobre clase V; mientras que el 16.9% de la superficie, no informó el dato. En el caso de trigo, el antecesor estival más sembrado fue soja en un 92.2%, seguido de maíz en un 6.6% de la superficie, y si consideramos el invierno anterior al de la campaña analizada, lo que más se hizo fue barbecho, en un 96.4%. En el caso de la cebada, como cultivo antecesor estival lo que más se sembró fue soja 79%, maíz 14% y girasol 5%. En el invierno previo a la campaña en cuestión, predomina el barbecho con 95%. Esto deja de manifiesto que el antecesor más frecuente tanto para trigo como para cebada es soja de primera. De trigo se utilizaron 54 variedades distintas pero el 77% de la superficie se sembró solo con dos genotipos: 48% Algarrobo y 29% Ceibo. En el caso de cebada, se usaron 7 variedades diferentes, pero predominó fuertemente Andreia (83%). En ambos casos, se está incurriendo en una muy baja diversidad genética que expone una gran área a riesgos sanitarios. El grueso de la siembra de trigo, alrededor del 80% de la superficie, se hizo entre el 5 y el 25 de junio. Los primeros lotes se sembraron a fines de mayo y los últimos a principios de agosto.

En lo que tiene que ver con las aplicaciones de fungicidas, en el caso de trigo se hizo una aplicación en el 99.6% de la superficie, mientras que se realizaron dos aplicaciones en el 66% de la superficie. La enfermedad más frecuente fue Roya, seguida de Mancha Amarilla y se utilizó casi exclusivamente la combinación de un Triazol y una Estrobirulina como principios activos. En el caso de cebada, se hizo una aplicación en el 98% de la superficie, y dos se realizaron solo en el 29% de la superficie. Los principios activos más usados fueron la mezcla de Triazol y Estrobirulina, pero también hubo un alto porcentaje aplicado de Carboxamidas en mezclas con activos (33% en la primera aplicación y 47% en la segunda). La enfermedad más frecuente fue Mancha en Red, seguida de Mancha Amarilla. Solo en el 22% de la superficie hubo dificultades con malezas, en donde la Rama Negra fue la más problemática, seguida por Raigrás. Fue la primera oportunidad que se hizo un análisis de campaña en forma conjunta en el Nodo Centro, y si bien surgieron numerosas oportunidades de mejora, pudo notarse el valor de compartir información para la mejora de los sistemas productivos.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES

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En el 70% de la superficie se realizó análisis de suelo, un porcentaje más que interesante.

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La tenencia es muy repartida: el 51.1% de la superficie es propia y el 48.9% arrendada.

En trigo, el 73.1% de la superficie comenzó la campaña con perfil lleno, el 26.7% con perfil medio y el 0.2% con perfil vacío. En el caso de cebada, el 64% comenzó con perfil lleno y el 36% con perfil vacío.


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Autor: Alzueta, I. Gerente Técnico de Desarrollo de la Chacra Bragado-Chivilcoy, Aapresid. Contacto: ialzueta@agro.uba.ar

Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy

¿Cómo mejorar la competitividad de los cultivos de trigo?

Cultivos Invernales 2019

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Aprendizajes de la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy en materia de elección de genotipos, fechas de siembra y manejo de nitrogenados.

Palabras Claves: Trigo; Fecha de Siembra; Manejo Nutricional.


Dentro de la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy, anualmente, entre el 30-40% de los lotes son destinados a cultivos de trigo, ocupando este más del 80% de la superficie destinada a cultivos invernales. Debido a la importancia de este cultivo dentro de nuestros sistemas agrícolas, resulta necesario ajustar al máximo el manejo del mismo. En los últimos años, trabajamos fuertemente en cuantificar e identificar las razones de la brecha productiva del cultivo de trigo en nuestra región. Luego de analizar más de 600 lotes de productores, se observó que existía un margen de mejora en el rendimiento medio del grupo de ca. 15%. Para lograr esto, se identificó que era importante trabajar sobre la correcta elección del lote y considerar fuertemente cuál era el cultivo antecesor. En este sentido, el cultivo de soja 1ra resultó la mejor opción por sobre los lotes que vienen de maíz, utilizando fechas de siembra tempranas (fin de mayo, ppio. de junio) y cultivares modernos de alto potencial de rendimiento. Se suma la realización de un planteo nutricional de reposición de fósforo y, sobretodo, asegurar niveles de nitrógeno alcanzado que superen los 150 kgN/ha (suelo + fertilizante), que era el modelo más frecuente de la zona.

Si bien maximizar el rendimiento es el objetivo agrícola primordial, asesores y productores de cereales de invierno consideran cada vez más la calidad de grano a la hora de diseñar estrategias de producción. Esta tendencia se registra comúnmente en el cultivo de cebada, particularmente en la cebada de tipo cervecera, ya que su comercialización se basa en cumplir con estrictos estándares de calidad (en su defecto el grano es considerado forrajero). En trigo, en cambio, el concepto de calidad de grano se fue incorporando en las últimas campañas, surgiendo como un nuevo factor de negociación que puede aumentar la rentabilidad del productor (pueden obtenerse mejoras de entre 5 y 20% en el precio del grano).

En este artículo, describiremos los aprendizajes realizados por la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy en el transcurso de los últimos años en cuanto a la elección de genotipos, fechas de siembra y manejo nitrogenados para maximizar el rendimiento y la calidad.

En promedio, durante las últimas campañas, los ciclos intermedios largos (ca. 5900 kg/ha) mostraron rendimientos mayores a los de ciclos intermedios a cortos (ca. 5600 kg/ha).

La elección del cultivar a sembrar es una de las decisiones de manejo de mayor impacto sobre la

En las últimas campañas, la proporción de cultivares de ciclo intermedio rondaron en un 40% de los lotes, mientras que los cultivares de ciclo intermedio cortos a cortos fueron sembrados en el restante 60% de los lotes. Al considerar la calidad, prevaleció la utilización de variedades del grupo 2 de calidad (80%) vs. las de grupo de calidad 1 (15%).

Similar a lo que se observa en buena parte de la región pampeana, dentro de los cultivares de ciclo intermedio largo, predominó ampliamente la utilización de la

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determinación del rendimiento y la calidad en trigo. Junto a la determinación de la fecha y densidad de siembra, la elección del cultivar define la estructura del cultivo, que debe ajustarse en función del ambiente a explorar. En este sentido, se destacan dos características de estas medidas de manejo: i) son decisiones con una alta relación beneficio/costo debido a que sembrar una variedad u otra tiene un costo similar, mientras que la diferencia en rinde o calidad puede ser muy importante; y ii) son decisiones que se toman tempranamente en el planteo productivo, no pudiendo ser corregidas o modificadas a posteriori dentro de la misma campaña. Por lo tanto, resulta común preguntarse cuál es el mejor cultivar para lograr el objetivo de producción (García et al. 2015).

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Los cultivos invernales, tanto de granos como de servicios, son clave a la hora de pensar un sistema agrícola competitivo y sustentable. Mantener nuestros lotes intensificados, es decir, con cultivos vivos la mayor parte del tiempo y bien nutridos, incrementa la actividad biológica en los suelos, e incrementa la productividad total del sistema. Asimismo, reduce la degradación de los suelos, tanto física, como química, suprime la aparición de malezas problemas y la aplicación de fitosanitarios, y redunda en una mejora para la competitividad del sistema, con un menor impacto ambiental. Esto fue cuantificado desde el Sistema Chacras de Aapresid, en sus chacras de Pergamino, Justiniano Posse y BragadoChivilcoy, de manera coincidente con otros trabajos locales (Andrade et al. 2015 y Salvagiotti et al. 2017).


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variedad DM Algarrobo, y DM Ceibo fue el de mayor difusión dentro de los cultivares de ciclo intermedio a cortos. En lo que respecta al comportamiento sanitario, en las últimas campañas, ambas variedades mostraron una gran sensibilidad a roya amarilla o estriada. Esta situación llevó a realizar entre 2 y hasta 3 aplicaciones de fungicidas durante el ciclo y, tal como se detalló antes, ocupan una gran proporción del área sembrada.

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Dentro del grupo, se comenzaron a evaluar alternativas varietales para considerar su incorporación en las próximas campañas. Para ello, durante 2018/19 realizamos 2 ensayos en los que evaluamos materiales de ciclo intermedio largo y corto. De los resultados obtenidos, se observó que existen alternativas viables dentro de las variedades propuestas por los semilleros, ya que lograron superar marcadamente el rendimiento alcanzado por las variedades más difundidas dentro del grupo de la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy (Figura 1). Como se detalló anteriormente, la elección de la fecha de siembra es una de las decisiones de manejo de mayor impacto sobre la determinación del rendimiento en trigo. La fecha de siembra impacta tanto sobre el rendimiento potencial como sobre el rendimiento finalmente logrado

por el cultivo, ya que expone al cultivo a determinadas temperaturas (respuesta universal y vernalización) y fotoperiodos. Ambos son factores ambientales que regulan la duración del ciclo y afectan la disponibilidad y captura de recursos, fundamentalmente durante el denominado período crítico para la definición del rendimiento (i.e. desde 2 o 3 semanas previas hasta una semana posterior a floración, donde las espigas crecen activamente). A su vez, la fecha de siembra permite evitar o reducir el riesgo de exposición del cultivo a factores bióticos (malezas, enfermedades y/o plagas) y fundamentalmente abióticos, como heladas tardías, golpes de calor, déficit hídrico severo, anegamiento (Alzueta et al. 2015). En este sentido, un claro objetivo a la hora de definir la fecha de siembra en trigo es ubicar la fecha de floración del cultivo dentro de una ventana temporal que combine una buena disponibilidad de recursos (alto cociente fototermal) con una baja probabilidad de heladas y golpes de calor. En nuestra región analizamos cómo varió la frecuencia de ocurrencia de ambos eventos. Para ello analizamos la base climática de 9 de Julio, desde 1951 a la actualidad, y lo ocurrido durante la última década. De dicho análisis, destacamos que si tomamos un riesgo de probabilidad de heladas de un 10% (valor de referencia frecuentemente

Figura 1

Rendimiento (kg/ha) de variedades de trigo evaluadas durante la campaña 2018/19 por la Regional Bragado-Chivilcoy.


Como se detalló anteriormente, una de las principales medidas de manejo para maximizar el rendimiento y calidad del cultivo de trigo es un adecuado manejo nutricional, principalmente el manejo del nitrógeno. Hasta el momento en que se realizó el análisis de brecha de rendimiento de trigo dentro de la Chacra BragadoChivilcoy, el planteo nitrogenado más frecuente dentro del grupo era lograr niveles de N (suelo + fertilizante) de 150 kgN/ha, observándose los mejores resultados cuando los niveles alcanzados eran de 170-180 kgN/ha. Para corroborar que la nutrición era una de las causas de la brecha en trigo, se realizaron durante 2 años, 11 ensayos donde se evaluó el manejo tecnológico medio del productor (TP) contra una manejo ajustado a “altos” rendimientos (TA), donde se incrementó el N disponible a la siembra entre 20-30 kg/ha. Si bien se encontraron diferencias en la respuesta observada entre ambientes, Figura 2

Probabilidad de ocurrencia de última helada (UH, azul) y primer golpe de calor (GC, rojo) diaria, para la serie climática de 9 de Julio (1951-2018; línea entera) y los mismos parámetros para la última década (línea cortada).

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Por lo tanto, podría inferirse que es posible adelantar considerablemente la fecha de siembra sin incrementar el riesgo de ocurrencia de heladas y reduciendo la de golpes de calor, en comparación a lo que se venía realizando tradicionalmente en la zona. Esto nos permitiría ubicar el periodo crítico en condiciones más frescas, con un mayor cociente fototermal y mejores condiciones de llenado. Esto ayudaría a incrementar el rendimiento potencial del cultivo de trigo y también adelantar algunos días la cosecha del mismo, liberando el lote para un cultivo de segunda. Un ejemplo de esto fue lo observado en los últimos análisis de campaña de la Regional Bragado-Chivilcoy, donde los lotes con fecha de la 1ra decena de junio rindieron 2-3% más que los sembrados en la 2da decena; y un 4-5% más que los de la 3ra decena de junio (Figura 2). Los trigos de la 1era y

2da decena de junio permitieron adelantar la cosecha y posterior siembra del cultivo de soja 2da, maximizando la productividad de estos, dado que en nuestra zona durante diciembre se pierden unos 25 kg/ha por día de atraso en la fecha de siembra de soja de 2da.

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utilizado por técnicos de la zona), la fecha a partir de la cual podría ocurrir la espigazón del cultivo se adelantó ca. 10-15 días. Se observó similar comportamiento a adelantarse, respecto a la serie histórica de la zona, en la ocurrencia de golpes de calor (> 32°C), que podrían provocar problemas durante el llenado de los granos.


Figura 3

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Diferencia de rendimiento de trigos bajo tecnología ajustada y tecnología de productor (kg∙ha-1; 13,5 % H) en ensayos de la Chacra Bragado-Chivilcoy entre las campañas 2014/15 y 2016/17.

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los rendimientos de trigo bajo TA fueron mayores a los de TP en todas las situaciones evaluadas, siendo la diferencia de 507 ± 292 kg/ha, con mínimos y máximos de 120 y 948 kg∙ha-1, respectivamente (Figura 3). Con la introducción de nueva genética, ajustes de la fecha de siembra y la suba de los niveles de nutrición nitrogenada, se incrementaron los rendimientos considerablemente durante las últimas dos campañas (ca. 3-4%). Sin embargo, existe un déficit notorio en los niveles de calidad comercial alcanzados (ie. % proteína) que acompañan a los buenos rendimientos obtenidos. En este sentido, se viene trabajando en la necesidad de conocer las posibles causas de este resultado y así poder diseñar estrategias para mejorar la calidad comercial. En esta línea de trabajo se plantearon dos objetivos: (i) evaluar el comportamiento de un indicador rápido y sencillo (Greenseeker) para la toma de decisiones en cuanto al porcentaje de proteínas en granos; y (ii) evaluar el impacto que tiene la aplicación de fertilizantes nitrogenados alrededor de floración sobre el rendimiento y la calidad, para ser utilizados como herramienta de corrección en tiempo real y así poder mejorar la calidad

en lotes de alto rendimiento. De dicho trabajo surgió que el Greenseeker parece ser una herramienta confiable a la hora de predecir el porcentaje de proteína que puede alcanzar un lote de producción, sobre todo cuando lo discriminamos por el nivel de rendimiento esperado (ie. > y < 4500 kg/ha). Así, se puede evaluar realizar una fertilización tardía con el objetivo de mejorar la calidad de los lotes de granos. A medida que el lote muestre valores relativos de NDVI sensiblemente menores que la franja saturada (0.85-0.90), mayor será la posibilidad de encontrar una respuesta positiva a este tipo de técnica. En los ensayos donde se evaluó la fertilización con N cerca de floración, se observó que esta puede ser una herramienta interesante para mejorar el rendimiento y la calidad de lotes de trigo con expectativas de rendimientos elevadas. Esto responde a que podemos lograr incrementos en el rendimiento final así como mejoras significativas del porcentaje de proteína y, consecuentemente, de los niveles de gluten. A la hora de la comercialización de los granos, podríamos reducir la penalización que habitualmente sufrimos en el precio y, en algunos casos, llegar a obtener bonificaciones por su mejora en la calidad.


• Las consideraciones finales que podemos tener a partir de la experiencia reciente de la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy son que el cultivo de trigo es clave a la hora de pensar en un sistema agrícola sustentable, dado que aporta diversos servicios ecosistémicos como el aporte de carbono, supresión de malezas y una atractiva renta. Para garantizarnos un cultivo de trigo que potencie su rendimiento y el de los cultivos de segunda que lo preceden, es importante la correcta elección del lote (Antecesor Soja 1ra), utilizar variedades de alto potencial de rendimiento disponibles en el mercado, y preferentemente sembradas en fechas tempranas (fin mayo, ppio. junio). Asimismo, es importante asegurar un manejo nutricional acorde a las altas demandas que tienen estos cultivos (>170-180 kg N/ha), incorporando técnicas como fertilizaciones tardías en el ciclo, para poder asegurarse no solo altos rendimientos sino también una buena calidad para su comercialización.

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Consideraciones finales

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Autores: Álvarez, R.; De Paepe J.L. Facultad de Agronomía-UBA – CONICET.

Factores reguladores de la productividad de los suelos pampeanos

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Análisis de las principales propiedades que explican la variabilidad de rendimiento en los suelos de la región pampeana, y la posibilidad de influenciar mediante prácticas agronómicas.

Palabras Claves: Trigo; Manejo; Productividad del Suelo; Región pampena.


El modelo permitió establecer cómo el contenido de carbono y la capacidad de almacenamiento de agua útil impactan sobre el trigo (Figura 3). Si bien la magnitud

Las brechas de rendimiento menores se lograron en los suelos con mayor productividad (Figura 4). Vale decir, estos suelos no solo son más productivos, sino que a la vez el rendimiento logrado está más cerca del rendimiento que se puede alcanzar en años favorables en combinación con adecuadas prácticas de manejo en relación a suelos de menor productividad. En años desfavorables desde el punto de vista hídrico, la capacidad de retención de agua del suelo resulta un factor de producción más importante que en años húmedos. El agua almacenada en el suelo puede compensar parcialmente la falta de precipitaciones, disminuyendo así la brecha de rendimiento. El efecto del carbono orgánico parece asociado a la capacidad de la materia orgánica de actuar como fuente de nitrógeno para los cultivos a través del proceso de mineralización. Al aumentar el nivel de materia orgánica de los suelos pampeanos, aumenta su capacidad de mineralización y esto impacta sobre el Figura 1

Relación entre el rendimiento de trigo observado y el estimado, usando métodos de inteligencia artificial en la región pampeana. Elaborado con datos de De Paepe y Álvarez (2013).

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A partir del modelo de rendimiento ajustado, se propuso un índice de productividad para los suelos de la región, cuya distribución geográfica está asociada a las precipitaciones, aumentando la productividad de los suelos de oeste a este (Figura 2). El índice indica que suelos de la porción húmeda de la región pampeana, tienen una productividad que duplica a los de la porción semiárida para trigo. Sin embargo, no es solo el patrón espacial de la precipitación lo que regula esta variación, sino, a la vez, las propiedades de los suelos.

del efecto es variable y depende de la interacción entre los factores edáficos y climáticos, en general, a mayor nivel de carbono o capacidad de almacenamiento es mayor el rendimiento. Al comparar situaciones con bajos y altos valores de estos factores, la productividad del suelo puede variar un 20-30%.

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En la región pampeana, se ha esclarecido cuáles son los factores edáficos estables que más peso tienen en la determinación del rendimiento de trigo a fin de poder rankear los suelos. Mediante metodologías que implican el uso de inteligencia artificial, se procesó gran cantidad de información generada a escala regional y se estableció que la capacidad de almacenamiento de agua útil y el nivel de carbono en la materia orgánica regulan el rendimiento del cultivo. Estas propiedades de suelo, sumadas a factores climáticos y de manejo, explican un 62% de la variabilidad del rendimiento (Figura 1).


Figura 2

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Distribución geográfica de un índice de productividad para trigo en la región pampeana. Elaborado con datos de De Paepe y Álvarez (2013).

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Figura 3

Índice de productividad de suelos pampeanos para trigo en función del nivel de carbono orgánico (0-50 cm) y la capacidad de almacenamiento de agua útil (CAAU) (0-100 cm) para condiciones promedio de precipitación y coeficiente fototérmico. El efecto del carbono se simuló para un nivel de CAAU de 160 mm y el efecto de la CAAU se simuló para un suelo con un contenido de carbono de 40 t ha-1. Elaborado con datos de De Paepe y Álvarez (2016).


exponencialmente al incrementarse ambas variables. Muy altos niveles de precipitación pueden tener efectos depresores del rendimiento.

Existe una fuerte interacción entre los efectos de la precipitación y la capacidad de mineralizar nitrógeno de los suelos en la determinación del rendimiento de trigo. Con baja capacidad de mineralizar nitrógeno, los suelos generan menores rendimientos, especialmente en años secos, pero aumenta el rendimiento

En síntesis, puede decirse que la productividad de los suelos pampeanos está regulada por una propiedad sobre la que las prácticas de manejo tienen muy poco efecto, como es la capacidad de almacenamiento de agua; y por otra influenciable por las prácticas agronómicas, como es el nivel de materia orgánica. Sistemas de manejo que tiendan a incrementar el nivel de materia orgánica llevarán a incrementos de la productividad, especialmente en suelos de bajo nivel de la misma.

Figura 4

Figura 5

Impacto de la capacidad de mineralización de nitrógeno en el suelo y la precipitación sobre el rendimiento de trigo a nivel de la región pampeana. Elaborado con datos de Álvarez et al. (2018).

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Relación entre la brecha de rendimiento de trigo y la productividad del suelo en la región pampeana. Elaborado con datos de De Paepe y Álvarez (2016).

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rendimiento de trigo (Figura 5). Esto se ha determinado sobre la base de un extenso muestreo de suelos a nivel regional y la elaboración de mapas de mineralización para su posterior correlación con datos de rendimiento de trigo, usando para ello metodologías que implican el uso de inteligencia artificial.

Bibliografía Álvarez R, J. De Paepe, A. Gimenez, V. Recondo, F. Pagnanini, M.R. Mendoza, C. Caride, D. Ramil, F. Facio y G. Berhongaray. 2018. La mineralización de nitrógeno controla la productividad de los suelos pampeanos. XXVI Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo, Actas 4 pág. De Paepe, J y R. Alvarez. 2013. Developments of a soil productivity index using an artificial neural network approach. Agron. J. 105: 1803-1813. De Paepe, J y R. Alvarez. 2016. Wheat yield gap in the pampas: modeling the impact of environmental factors. Agron. J. 108: 1367-1378.

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Autores: Donaire, G.; Bainotti, C.; Reartes, F.; Salines, J.; Fraschina, J.; Alberione, E.; Gómez, D.; Salines, N.; Conde, M.B.; Mir, L. INTA EEA Marcos Juárez Contacto: donaire.guillermo@inta. gob.ar

Los cultivares de trigo para doble función que funcionaron mejor en la última campaña

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Evaluación de cultivares para forraje y grano en la EEA INTA Marcos Juárez durante la campaña agrícola 2018.

Palabras Claves: Forraje; Granos; Trigo; Ensayo de variedades.


Materiales y métodos En el campo experimental de trigo de la EEA INTA Marcos Juárez se realizaron durante el año 2018 ensayos de trigo para doble propósito. Los mismos fueron conducidos en siembra directa, en un lote con rotación agrícola trigo/soja-soja de primera, que se picó a mediados de febrero, en el estadío reproductivo de R3R3.5. Se aplicaron herbicidas para el control de malezas en preemergencia de las mismas y en presiembra (metsulfuron, dicamba y glifosato, en dosis comercial). Se fertilizó con 90 kg/ha de fosfato monoamonico (grado: N/P205/K‎: ‎11-52-0) incorporado a la siembra. A principios de junio, se fertilizó con 300 litros de UAN (32% de Nitrógeno) chorreado con máquina autopropulsada, totalizando 124.8 kg de N/ha. Durante el ciclo de cultivo,

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Debido a su elevada producción estacional de forraje, el cultivo de trigo como verdeo de invierno es un recurso a tener en cuenta para complementar con las pasturas semipermanentes y garantizar así la oferta forrajera durante todo el año. Su uso para doble propósito (forraje y grano), se presenta como una alternativa interesante.

Con la finalidad de disponer de información sobre ésta técnica de cultivo, en el INTA EEA Marcos Juárez se conducen anualmente ensayos para evaluar y caracterizar a los cultivares de trigo como doble propósito.

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Introducción Después de varias décadas de desplazamiento de la ganadería hacia áreas consideradas marginales, actualmente en el país se presentan escenarios favorables que reposicionan la actividad e impulsan el desarrollo de nuevos modelos ganaderos, en muchos casos integrados con cultivos agrícolas en sistemas mixtos. Estos nuevos planteos surgen como alternativas que apuntan a lograr mayor productividad, sustentabilidad y rentabilidad que los tradicionales, y además son más eficientes en el uso de recursos, menos riesgosos y más flexibles ante la variabilidad climática, de precios y de mercados (Marino, 2017).


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se realizaron tratamientos químicos para el control de pulgones y chinches (Lambdacialotrina al 5%).

Cultivos Invernales 2019

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Se evaluaron 28 cultivares de trigo de ciclo largo e intermedio/largo en una época de siembra, el día 11 de abril, divididos según su hábito de crecimiento y requerimiento de vernalización en invernal (15 cultivares) y primaveral (13 cultivares). Se utilizó un diseño experimental en bloques completos aleatorios con 3 repeticiones, con una unidad experimental (parcela) de 6 surcos a 0,20 m y 5 m de largo (6 m2). En el Cuadro 1, se presentan las fechas de siembra, cortes de forraje y de cosecha de grano. La siembra y la cosecha de forraje y de grano fueron realizadas con maquinaria experimental para parcela chica. El criterio de corte para la evaluación del forraje fue cuando el 50% de las variedades estaban en EC 3.1 de la escala de Zadoks (Zadoks et al., 1974; Tottman and Makepeace, 1979), o cuando el forraje alcanzó 20 cm de altura, lo que haya ocurrido primero. Se realizaron dos cortes de forraje en cada ensayo (invernal y primaveral). En cada corte se determinó rendimiento de materia seca (MS) y se estableció como variable la suma de cortes para totalizar la MS producida en el ciclo. No se realizó control químico de enfermedades foliares con motivo de caracterizar el comportamiento sanitario de las variedades evaluadas. Hacia el final del ciclo del cultivo, se evaluaron roya amarilla (Puccinia striiformis) y roya de la hoja (Puccinia triticina) con el criterio de la escala propuesta por Cobb modificada por Peterson (Stubbs et al., 1986) y la propuesta en Rust Scoring Guide (CIMMYT, 1986). En madurez de cosecha de grano, se realizó la cosecha para evaluar la producción de grano. Los análisis de calidad comercial (proteína y peso hectolítrico) se hicieron con el equipo NIR en el Laboratorio de Calidad

Industrial de Cereales y Oleaginosas de la EEA Marcos Juárez, según Norma AACC Nº 39-21 (AACC, 2001) y el peso de mil granos (IRAM 15853) se determinó mediante un contador electrónico de granos. Se realizaron análisis estadísticos ANAVA (análisis de variancia) y test de comparación de medias LSD de Fisher, dentro de cada ensayo, de las variables antes mencionadas. Se trabajó con un nivel de significancia de p < 0.05 utilizando el software estadístico Infostat (Di Rienzo et al., 2015). Resultados Durante el primer trimestre del año 2018, se desarrolló una intensa sequía ocasionada por una diferencia negativa en la acumulación de precipitaciones en este período con respecto al promedio histórico (Cuadro 2). Esto, sumado al consumo de agua de los cultivos estivales en pie más la demanda atmosférica por las altas temperaturas del verano, provocaron que el contenido de humedad del perfil del suelo fuera disminuyendo hasta valores críticos. Las precipitaciones durante el mes de marzo estuvieron muy por debajo de su promedio mensual (3 mm en un solo evento). Este valor fue el más bajo desde que se llevan registros en la estación meteorológica de la EEA (año 1960) (Andreucci, 2018; Andreucci y Cazorla, 2018). En este mes, generalmente se comienza con la siembra de los verdeos invernales con destino forrajero y el déficit hídrico estival no permitió que estas tareas comenzaran con normalidad. En abril retornaron las precipitaciones y esto posibilitó la siembra de los ensayos. Para el resto del mes de abril (193 mm) y mayo (130 mm) se observaron precipitaciones superiores a la media, con valores superiores a los 300 mm. El agua de lluvia pudo infiltrar con normalidad y se almacenó en un perfil de suelo bastante seco, quedando retenida y almacenada (Andreucci y Bollatti, 2018). Esta disponibilidad de agua en el perfil del suelo al momento de la siembra garantizó una muy buena implantación de los materiales a evaluar. Cuadro 1

Fechas de siembra (FS), de cortes de forraje y de cosecha de grano. Fecha de siembra

1º corte de forraje

2º corte de forraje

Cosecha de grano

Variedades invernales y primaverales: 11/04/2018

6/6/18 (56 días de la FS)

31/7/18 (55 días de la FS)

5/12/18


Cuadro 2

E

F

M

A

M

J

J

A

S

O

N

D

Nº de heladas a 5 cm nivel del suelo (Año 2018)

0

0

0

1

4

16

10

14

2

2

0

0

Nº de heladas a 5 cm nivel del suelo (Histórico: 1987-2018)

0

0

0

1

5

11

14

10

6

1

0

0

Temperatura media (ºC) (Año 2018)

24.3

24.4

21.4

22.3

16.1

10.6

10.5

12

17.7

17.7

21.2

23.2

Temperatura media (ºC) (Histórico: 1967-2018)

24.2

22.9

21.3

17.7

14.3

10.8

10.4

12.1

14.6

18

20.9

23.3

Precipitaciones (mm) (Año 2018)

31.5

19

3

193

130

0.5

3.4

11

16

111.5

268

131

Precipitaciones (mm) (Histórico: 1960-2018)

115

108

112

77

37

20

23

20

46

95

109

126

Nivel freático (Mtrs) (Año 2018)

2.00

2.6

3.04

3.37

2.66

2.19

2.30

2.39

2.41

2.75

1.84

1.23

Nivel freático (Mtrs) (Histórico: 1970-2018)

6.52

6.51

6.51

6.39

6.30

6.27

6.26

6.26

6.30

6.32

6.30

6.33

*Fuente: estación meteorológica EEA Marcos Juárez, Técnico Álvaro Andreucci. SIGA2.

Se registraron en total 49 heladas agronómicas observadas a la intemperie a 5 cm del nivel del suelo. Estos valores estuvieron cercanos al promedio histórico (48), siendo el mes de junio con mayor ocurrencia (16) (Cuadro 2). Durante los meses de junio, julio y agosto se registraron varias heladas (7) de intensidad y duración importantes, con valores entre – 8 Cº y – 10 Cº, que no afectaron a las variedades del ensayo porque se encontraban macollando del rebrote producido de los cortes de forraje y en buenas condiciones de crecimiento. Se registraron algunas heladas tardías en los meses de septiembre (2) y octubre (2). Particularmente las de septiembre, fueron de baja intensidad y duración, y no causaron daño en los materiales adelantados en su ciclo. En cambio, en octubre, se destaca el fenómeno del día 2 donde se registró una temperatura mínima absoluta en condiciones de intemperie de -3,0 ºC, con una duración del fenómeno mayor a 9 horas (con temperaturas iguales o menores a cero grados) (Andreucci et al., 2018; Gómez et al., 2018). Los materiales participantes de los ensayos en ese momento se encontraban en el período

de espigazón-floración (DC 55-DC65 respectivamente, Zadoks et al., 1974), período de alta sensibilidad a las bajas temperaturas por ser un período crítico en la definición del rendimiento de grano, afectando tallos principales y órganos reproductivos (flores, polen y granos en formación). Con respecto a las temperaturas, se observaron registros con valores por encima de los valores normales para los meses de abril, mayo y septiembre (en mayor medida para el mes de abril) en las temperaturas máximas, medias y mínimas. Las precipitaciones cesaron luego del mes de mayo, teniendo un invierno seco no habitual al igual que el inicio de la primavera, lo que generó una restricción hídrica importante. Las siembras tempranas permitieron mayor exploración radicular, accediendo a estratos más profundos y húmedos del suelo e inclusive hasta ser influenciados por el efecto de la napa freática, atenuando el déficit hídrico ambiental. A mediados de octubre, retornaron las precipitaciones y continuaron también durante noviembre, lo que permitió recargar

19 Cultivos Invernales 2019

Variable\Mes

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Variables climáticas registradas en la EEA Marcos Juárez durante el año 2018.


el perfil del suelo, pero de forma tardía ya que el período crítico en la formación, desarrollo y llenado de los granos se desarrolló con estrés hídrico. El día 11 de noviembre hubo un evento climático de elevada precipitación con caída de granizo, provocando un leve daño en los ensayos.

En el Cuadro 3 se presenta la caracterización de cada cultivar con referencia a su porte vegetativo, requerimiento en horas de frío o vernalización, fecha de espigazón, madurez fisiológica y altura de planta en los ensayos conducidos en el año 2018. Los materiales invernales (alto requerimiento de vernalización) se Cuadro 3

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Porte vegetativo, requerimiento de vernalización, fecha de espigazón, madurez fisiológica y altura de planta de los cultivares evaluados.

Cultivos Invernales 2019

20

Cultivar B. APARCERO SY 120 BIOINTA 3005

Porte vegetativo

Vernalización

Fecha de espigazón

Fecha de Madurez Fisiológica

Altura (cm)

SE/SR

Alto

20/9

1/11

55

SE

s/i

26/9

8/11

50

R

Alto

25/9

3/11

90

SR/R

Alto

25/9

7/11

50

TIMBO

SR

Alto

24/9

6/11

70

BAG. 750

R

Alto

27/9

6/11

90

BAG. 802

BASILIO

SR/R

Alto

28/9

8/11

75

ALGARROBO

R

Alto

24/9

6/11

60

LENGA

R

Alto

25/9

8/11

70

LAPACHO NOGAL SN90 ACA 307 CIPRES

SR/R

Alto

24/9

7/11

65

SR

Alto

24/9

9/11

60

E

Alto

26/9

10/11

60

R/SR

Alto

25/9

4/11

80

R

Alto

23/9

5/11

80

MS INTA 217

SR/R

Alto

22/9

7/11

75

B. BELLACO

SE

Bajo

27/9

9/11

65

B. DESTELLO

SE

Bajo

5/10

11/11

75

ACA 315

SE/E

Bajo

28/9

9/11

70

ACA 360

SE/E

Bajo

28/9

8/11

65

SE

Bajo

26/9

10/11

70

MS INTA 215

E

Bajo

30/9

10/11

65

MS INTA 416

SE/E

Bajo

24/9

4/11

65

K. MERCURIO

SE

Bajo

4/10

10/11

80

K. MINERVA

SE

Bajo

1/10

10/11

75

K. TITANIO

SE/SR

Bajo

30/9

10/11

70

MS INTA 116

BAG. 680

SE

Bajo

24/9

6/11

55

BAG. 801

E

Bajo

28/9

7/11

60

SY 211

E

Bajo

24/9

3/11

65

*Referencias: B: Buck. K: Klein. BAG: Baguette (NIDERA). MS: Macro Seed. SY: Syngenta. R=porte rastrero, SR=semirastrero, SE=semierecto, E=erecto. Vernalización: requerimiento de vernalización: alto: invernal, bajo: primaveral. Fechas de espigazón (definida como el estado en el cual el cincuenta por ciento de la espiga emerge por sobre la lígula de la hoja bandera en el cincuenta por ciento de la parcela, escala de Zadoks: DC55, Zadoks et al., 1974). Madurez fisiológica: (escala de Zadoks: DC90) (Zadoks et al., 1974), definida como el día en el que el cincuenta por ciento de los pedúnculos se encuentran amarillos. La altura de planta se determinó en madurez fisiológica midiendo las plantas desde la corona hasta la espiga sin incluir las aristas, utilizando la escala métrica en centímetros (cm).


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En los Cuadros 4 y 5, se muestran los resultados de producción de forraje (materia seca) y grano, de los cultivares invernales y primaverales que participaron en los ensayos junto con las evaluaciones sanitarias.

Se realizaron dos cortes de forraje en ambos ensayos (invernales y primaverales) con similares producciones totales en kilogramos de materia seca por hectárea (kg MS/ha). Para el caso de los materiales invernales, se observaron producciones parejas en ambos cortes de forraje (Cuadro 4). BUCK APARCERO, NOGAL, SY 120, TIMBO, BASILIO Y ACA 307 se destacaron en su producción total de forraje. Esta mayor producción de biomasa para los cortes de forraje repercutió negativamente en el último rebrote destinado a la producción de granos, influenciado por el estrés hídrico de inicio de primavera. Y en contraposición, en las variedades con menor producción de forraje, como BAGUETTE 802, BAGUETTE 750 y BIOINTA 3005, se observó muy buen comportamiento en la producción de granos. No se detectó una variedad que se destacara como de mejor comportamiento como de doble propósito.

21 Cultivos Invernales 2019

caracterizan por presentar un hábito de crecimiento rastrero o semirastrero, y los primaverales (bajo requerimiento de vernalización) erecto o semierecto. En general, todas las variedades se adelantaron en espigar, espigando hacia el final del mes de septiembre, a excepción de BUCK DESTELLO y KLEIN MINERVA que lo hicieron durante los primeros diez días de octubre. La madurez ocurrió con normalidad durante la primera quincena de noviembre. Con respecto a la altura de planta, se observó una reducción a pesar de que de las variedades fueron sometidas a dos extracciones de forrajes. Si bien hay muchos materiales de menor porte, el estrés hídrico durante el último rebrote influyó sobre esta variable. BIOINTA 3005 y BAGUETTE 750 fueron los materiales de mayor porte en altura.


Cuadro 4

Producción de forraje (MS kg/ha) y grano (kg/ha) de los cultivares invernales y evaluación sanitaria (roya amarilla y roya de la hoja).

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Cultivar BUCK APARCERO

Cultivos Invernales 2019

22

Producción de forraje (Kg MS/ha) 1º corte 2º corte Suma de cortes 1355 1593 2948

Rendimiento de grano (Kg/ha)

RA

RH

213

20 MR

20 MS

NOGAL

1114

1792

2906

248

.

.

SY 120 TIMBO BASILIO ACA 307 ALGARROBO MS INTA 217 LAPACHO BAGUETTE 802 CIPRES BAGUETTE 750 LENGA BIOINTA 3005 SN90 CV (%) LSD (5 %) (Kg/ha) Promedio

856 1244 1246 1383 843 902 805 917 874 927 607 639 847 17 276 971

1804 1318 1312 1043 1289 1214 1300 1078 1089 884 844 796 434 25 498 1186

2660 2562 2558 2426 2132 2116 2105 1995 1963 1811 1451 1435 1281 20 724 2157

371 247 140 543 294 503 383 2185 657 2106 1524 1879 314 18 237 774

. . . . 10 MS 30 MR . . . . . . 30 MR

T MS 50 S 50 S . 40 S 10 MR 50 S 40 S . 30 S 20 MS 20 S .

Cuadro 5

Producción de forraje (MS kg/ha) y grano (kg/ha) de los cultivares primaverales y evaluación sanitaria (roya amarilla y roya de la hoja). Cultivar ACA 315

Producción de forraje (Kg MS/ha) 1º corte 2º corte Suma de cortes 1842 1246 3088

Rendimiento de grano (Kg/ha)

RA

RH

1448

.

5 MS

BAGUETTE 680

1352

1682

3034

958

.

40 S

KLEIN MINERVA MS INTA 116 BUCK BELLACO KLEIN TITANIO CL ACA 360 SY 211 KLEIN MERCURIO BAGUETTE 801 BUCK DESTELLO MS INTA 416 MS INTA 215 CV (%) LSD (5 %) (Kg/ha) Promedio

1239 1116 1767 1782 1876 1442 1007 1302 1028 976 1022 12 281 1365

1757 1847 1139 1065 965 1235 1587 1172 1086 1026 943 20 439 1288

2996 2963 2906 2847 2841 2677 2594 2474 2114 2002 1965 12 578 2654

874 1153 897 721 1291 492 1721 659 488 385 654 17 260 903

. 20 MS . . 10 MR . . . . . .

10 MS . . 10 MR TS . 30 S 20 S . . 20 S

*Referencias: RH: roya de la hoja (Puccinia triticina). RA: roya amarilla (Puccinia striiformis). RH y RA: valores de severidad en %. MS: moderadamente susceptible. S: Susceptible. MR: moderadamente resistente. R: resistente. . Enfermedad no detectada. CV: coeficiente de variación. %: porcentaje. LSD: diferencia mínima significativa (p<=0,05). En color gris, se destacan los materiales sobresalientes. MS: materia seca.


A esto se le suma el daño ocurrido en las estructuras reproductivas por el daño de helada tardía. Cuadro 6

Grupo de calidad, proteína, peso hectolítrico y peso de mil granos de los materiales evaluados en las dos fechas de siembra. Cultivar

Grupo de calidad

Proteína (%)

B. APARCERO SY 120 BIOINTA 3005 BASILIO TIMBO BAG 750 BAG. 802 ALGARROBO LENGA LAPACHO NOGAL SN90 ACA 307 CIPRES MS INTA 217 B. BELLACO B. DESTELLO ACA 315 ACA 360 MS INTA 116 MS INTA 215 MS INTA 416 K. MERCURIO K. MINERVA K. TITANIO BAG. 680 BAG. 801 SY 211

1 2 3 2 3 2 2 2 3 3 2 2 3 2 2 2 1 1 1 2 2 2 1 1 2 2 2 2

13,6 15,3 12,2 15,2 13,5 12,3 12,3 16,2 12,3 14,2 14,4 14,9 12,5 11,8 14,7 14,3 14,5 13,8 15,8 13,7 14,8 14,9 13,5 13,6 14,8 13,4 14,2 13,2

Peso Hectolítrico (Kg/ hl) 69 64 72 65 61 75 68 67 68 66 66 65 70 72 70 71 64 74 72 70 66 66 72 72 73 71 58 69

Peso de mil granos (grs) 27 24 38 27 29 32 30 29 31 26 27 22 28 34 26 31 26 29 36 24 24 28 29 29 31 29 23 31

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En el ciclo del cultivo, no ocurrieron precipitaciones importantes. Las producciones de forraje se desarrollaron con el agua acumulada en el perfil del suelo y algún efecto de la napa cercana. Si bien las últimas extracciones de forraje se realizaron en el mes de julio, este tercer rebrote destinado a la producción de biomasa para el desarrollo de los granos se vio muy afectado por la restricción hídrica y repercutió en forma negativa.

23 Cultivos Invernales 2019

En el Cuadro 5 se observan las producciones de forraje y de grano para los materiales primaverales en dos cortes de forraje. ACA 315, BAGUETTE 680, KLEIN MINERVA, MS INTA 116, BUCK BELLACO, KLEIN TITANIO, ACA 360, SY 211 y KLEIN MERCURIO se destacaron en su producción de forraje. Al igual que en los materiales invernales, se observó una correlación negativa entre la producción de forraje y el rendimiento de grano. En las variedades que presentaron una mayor producción de forraje, el rendimiento de grano fue menor. La excepción fue la variedad KLEIN MERCURIO, que presentó buen comportamiento como doble propósito.


Red de INNOVADORES Cultivos Invernales 2019

24

En cuanto a enfermedades, la menor humedad relativa observada durante los meses de agosto, septiembre y octubre con respecto a datos históricos y la ausencia de precipitaciones en primavera, hicieron retrasar la aparición de las mismas hacia el mes de noviembre, donde retornaron las precipitaciones. La eliminación de la biomasa en cada corte de forraje, también hace que se reduzca la cantidad de inóculo (esporas) y que se demore la nueva infestación, y las condiciones climáticas no fueron favorables para el progreso de la enfermedad. Se observó la presencia de roya amarilla y roya de la hoja hacia el final del ciclo del cultivo, pero sin afectar a la producción de grano y a la calidad.

En el Cuadro 6 se pueden observar los valores de los análisis de calidad comercial (proteína, peso hectolítrico y peso de mil granos). En cuanto a proteína, los materiales evaluados presentaron valores muy buenos debido a los bajos rendimientos de grano obtenidos. Para peso hectolítrico y peso de mil granos, se observaron valores muy bajos, con granos chicos y chuzos debido a las condiciones desfavorables durante el llenado de los granos.

Comentarios finales • Dentro de los cultivares de trigo evaluados, se observa una gran variabilidad en el comportamiento para doble propósito (forraje y grano), lo que permitiría disponer de información del cultivar adecuado para cada situación. • Los resultados aquí logrados, la disponibilidad de nuevas variedades y el creciente potencial de esta tecnología de cultivo de trigo como doble propósito así como la mayor demanda por parte de los productores de carne y/o leche, justifican la continuidad de esta actividad para seguir generando información.

Bibliografía AACC Method. 2001. Approved Methods of the American Association of Cereal Chemists. 11nd edition, St. Paul, MN, USA. Andreucci, A; Bollatti, P. 2018. ¿Las lluvias de abril-mayo llegaron a la napa? Área Suelos. Manejo y conservación de recursos naturales Nº 2. Boletín informativo semestral. INTA EEA Marcos Juárez - Año 1 - 01/07/2018. Andreucci, A. 2018. Caracterización de la campaña agrícola de verano 2017-2018. Área Suelos. Manejo y conservación de recursos naturales Nº 2. Boletín informativo semestral. INTA EEA Marcos Juárez - Año 1 - 01/07/2018. Andreucci, A.; Cazorla, C. 2018. Boletín Agrometeorológico. INTA Marcos Juárez. Marzo 2018. Andreucci, A.; Aimetta, M.; Cazorla, C. 2018. Boletín agrometeorológico. INTA Marcos Juárez. Octubre 2018. https://bit.ly/2XbnncG Di Rienzo J.A., Casanoves F., Balzarini M.G., Gonzalez L., Tablada M., Robledo C.W. InfoStat Versión 2015. Grupo InfoStat, FCA, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. URL http://www.infostat.com.ar. Gómez, D.; Bainotti, C.; Salines. J.; Formica, M.; Donaire, G.; Alberione, E.; Fraschina, J. 2018. Efecto de heladas tardías en trigo. INTA Marcos Juárez. https://bit.ly/2RtFqIs Marino, María Alejandra. 2017. Vuelven las pasturas: manejo y fertilización para nuevos modelos ganaderos. Simposio Fertilidad 2017. Más allá de la próxima cosecha. Libro de resúmenes de conferencias y pósters. Rust Scoring Guide. International Maize and Wheat Improvement Center (CIMMYT). Londres 40 Apdo. Postal 6-641, México 06600, DF México. SIGA2. SIGA2 – Sistema de Información y Gestión Agrometeorológico. Estación Meteorológica Convencional - EEA INTA Marcos Juárez. http://siga2.inta.gov.ar/en/datoshistoricos/ Stubbs R.W, Prescott J.M., Saari E.E, Dubin H.J. 1986. Manual de metodología sobre las enfermedades de los cereales. CIMMYT. pp: 1-46. Tottman, D.; Makepeace, R. 1979. An explanation of the decimal code for the growth stages of cereals, with illustrations, Ann, Appl, Biol.; 93:211-234. Zadoks J., Chang T. y Konzak C. 1974. A decimal code for the growth stage of cereals. Weed Res. 14: 415-421.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES



Red de INNOVADORES

Autores: Menéndez, Y.1; Incognito, S.2; López, C.2; Rondanini, D.1,2; Botto, J.1. 1 Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires. 2 Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

QTL asociados a la densidad en colza primaveral

Cultivos Invernales 2019

26

Un estudio para analizar la arquitectura genética de caracteres agronómicos que son afectados por la densidad poblacional.

Palabras Claves: Genética; Mapeo de Caracteres; Densidad; Mejoramiento.


El objetivo de este estudio es analizar la arquitectura genética de caracteres agronómicos que son afectados por la densidad poblacional. Para ello, nos propusimos (i) identificar los atributos agronómicos de plasticidad afectados por la densidad, (ii) cuantificar la influencia genética y del ambiente sobre la variación fenotípica, e (iii) identificar y caracterizar QTL asociados con la densidad de siembra entre dos líneas parentales de colza primaveral. Este análisis fue realizado en ensayos a campo respetando la estructura del cultivo de colza en Argentina, siendo un avance importante para la generación de conocimiento de este cultivo en el país. Materiales y métodos Durante la campaña 2016/2017 se realizó un ensayo en la FAUBA (34º 35´ S 58º 29´ O) con una población doble haploide de 99 líneas, originadas a partir del cruzamiento de dos parentales genéticamente distintos ‘Lynx-037DH’ y ‘Monty-028DH’, ambos de tipo primaveral de origen europeo y australiano, respectivamente (Nelson et al., 2014). Se utilizó un diseño experimental en bloques completos aleatorizados con 2 repeticiones sembrados en 2 densidades contrastantes de 15 y 60 pl.m-2 (D15 y

De cada genotipo se sembraron 3 hileras de 2 m de largo distanciadas a 0.2 m. Sobre 7 plantas de cada genotipo, se midieron atributos vegetativos [diámetro de roseta (DR), altura de planta (H), largo de pecíolo (LP), área foliar (AF), biomasa aérea por planta (BAT) y largo de tallo principal (LTP)], atributos reproductivos [número de ramas (NR) y de granos (NG) por planta, rendimiento (R), peso de mil granos (M), número de silicuas en TP (NS), porcentaje de aceite en grano (O)], y de desarrollo [tiempo en días a floración (EF)]. Mediante la utilización combinada del mapa genético generado para la población de mapeo (Raman et al. 2011) y los valores fenotípicos promedios de cada carácter en cada línea (BLUPs) obtenidos mediante el uso de modelos mixtos a través del método MCMA propuesto por Malosetti et al. (2008), se realizó el análisis de QTL, utilizando el método de mapeo de intervalos compuestos (CIM) (Zeng 1994). Resultados La variabilidad fenotípica exploró un amplio rango de valores en la población doble haploide estudiada (Figura 1). La plasticidad vegetativa se manifestó en cambios para DR, BAT y AF, que aumentaron fuertemente al disminuir la densidad poblacional, con respecto a la media de respuesta de todas las líneas. En cambio, otros atributos como H resultaron menos plásticos, (Figura 2). Los valores de BAT fueron mayores en D15, presentando Lynx mayor BAT que Monty. El análisis de varianza mostró efectos significativos para la densidad y genotipo e interacción. La diferencia entre medias mostró que Lynx en D15 fue la combinación que mayor BAT obtuvo. De la misma manera, AF varió entre 498 y 1112 cm2.pl1 , presentando efectos significativos para la densidad (Figura 1). Por su parte, DR varió entre 16 a 20 cm y presentó efectos significativos para el genotipo (Figura 2). Las 99 líneas doble haploide mostraron en promedio BAT de 11.7 y 5.9 g.pl-1, DR de 20.7 y 12.2 cm, AF de 1075.7 y 515.3 cm2 pl-1 para D15 y D60, respectivamente, con un rango de transgresión importante que permitió detectar QTL significativos (Figura 1 y 2). Por su parte, la plasticidad reproductiva se manifestó en cambios en R, NS y NR, que se modificaron

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La arquitectura genética de caracteres cuantitativos asociados a la densidad se refiere a las regiones del genoma que determinan la variación en los rasgos bajo estudio. Así, las bases genéticas de un carácter pueden ser identificadas mediante mapeos de loci de caracteres cuantitativos (QTL, de sus siglas en inglés) que permiten asociar el fenotipo al genotipo.

D60, respectivamente), conducido sin restricciones de agua, nutrientes ni adversidades bióticas.

27 Cultivos Invernales 2019

Introducción La colza cultivada (Brassica napus) es una especie alotetraploide (genoma AACC, n=19) originada por el cruzamiento interespecífico entre Brassica rapa (AA, n=10) y Brassica oleracea (CC, n=9). Este cultivo presenta limitada difusión en Argentina, pero posee un gran potencial como alternativa a los cultivos de invierno. El rendimiento por superficie responde siguiendo un modelo plateau a la densidad en un amplio rango (15 250 pl m-2) (Angadi et al., 2003; Coll, 2010; Rondanini et al., 2017). La estabilidad del rendimiento por superficie se encuentra asociada a la gran plasticidad vegetativa y reproductiva (Rondanini et al., 2017) que no ha sido estudiado en poblaciones de mapeo creciendo a campo en distintos niveles de densidad poblacional.


Figura 1

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Panel superior: Box-plot de la distribución de frecuencias para BAT (g.pl-1) y AF (g pl-1) evaluados en las 99 líneas de doble haploides (LxM) y en los parentales (L) y (M) en D60 y D15, los valores sobre las barras de L x M indican la heredabilidad (h2) del carácter. Letras diferentes indican diferencias significativas según el test de Tukey (α=0,05). Panel inferior: Histogramas de frecuencias de BAT (g.pl-1) y AF (g.pl-1) en D15 (barras blancas) y D60 (barras grises).

Cultivos Invernales 2019

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Figura 2

Panel superior: Box-plot de la distribución de frecuencias para DR (cm) y H (cm) evaluados en las 99 líneas dobles haploides (L x M) y en los parentales (L) y (M) en D60 y D15, los valores sobre las barras de LxM indican la h2 del carácter. Letras diferentes indican diferencias significativas según el test de Tukey (α=0,05). Panel inferior: Histogramas de frecuencias de DR (cm) y AF (cm2) en D15 (barras blancas) y D60 (barras grises).



Figura 3

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Panel superior: Box-plot de la distribución de frecuencias para R (g.pl-1), NS y NR evaluados en las 99 líneas dobles haploides (LxM) y en los parentales (L) y (M) en D60 y D15, los valores sobre las barras de LxM indican la h2 del carácter. Letras diferentes indican diferencias significativas según el test de Tukey (α=0,05). Panel inferior: Histogramas de frecuencias de R (g.pl-1), NS y NR en D15 (barras blancas) y D60 (barras grises).

Cultivos Invernales 2019

30

Figura 4

Mapeo de QTL para las variables BAT, AF H, NS, O y EF evaluados para la población doble haploide bajo dos densidades contrastantes, D15 (líneas punteadas) y D60 (líneas llenas). Se muestran sólo variables con QTL mayores (es decir, que explican más del 10% de la variabilidad fenotípica observada). La línea horizontal punteada corresponde con el valor de LOD crítico. Las flechas hacia arriba indican efectos aditivos positivos y hacia abajo negativos.


Comentarios finales • La población doble haploide ente Lynx y Monty mostró una amplia variabilidad para los caracteres estudiados. Se identificaron 31 QTL asociados a la densidad para atributos vegetativos y reproductivos. Entre ellos, 14 QTL explicaron individualmente más de un 10% de la variabilidad fenotípica observada, lo que sugiere que son regiones de interés para el desarrollo de genotipos tolerantes a la alta densidad. Se encontraron co-localizaciones en los intervalos genómicos entre 0 y 38 cM del cromosoma A02 para los caracteres BAT, AF, EF, NS y O y entre 70-88 cM del cromosoma A07 para los caracteres H y EF. Estos resultados sugieren que existen loci mayores que pueden controlar la variación a la densidad de estos rasgos agronómicos. Estos QTL podrían contener genes importantes en la expresión de la plasticidad y podrían utilizarse como marcadores para el mejoramiento asistido por marcadores moleculares con el objetivo de acelerar los programas de mejoramiento en este cultivo.

Bibliografía

Angadi, SV, Cutforth HW, McConkey BG, Gan, Y. (2003). Yield Adjustment by Canola Grown at Different Plant Populations under Semiarid Conditions. Crop Sci. 43: 1358 – 1366. Coll L. (2010) Efecto de la densidad de plantas en el rendimiento de colza. Actualización Técnica Nº1 Cultivos de Invierno 2010: 39-43. Malosetti M, Ribaut J, Vargas M, Crossa J, Eeuwijk F. (2008). A multi-trait multi-environment QTL mixed model with an application to drought and nitrogen stress trials in maize (Zea mays L.) Euphytica 161:241–257. doi: 10.1007/s10681-007-9594-0. Nelson M., Rajasekaran R., Smith A., Chen S., Beeck C., Siddique K., Cowling W. (2014) Quantitative trait loci for thermal time to flowering and photoperiod responsiveness discovered in summer annual type Brassica napus L. Plos One 9, issue 7. Raman H., Raman R., Matthew N., Aslam NM., Ravikesavan R., Neil W., Cowling WA., Killian A., Sharpe A., and Schondelmaier J. (2011) Diversity Array Technology Markers: Genetic Diversity Analyses and Linkage Map Construction in Rapeseed (Brassica napus L.) DNA Research pp. 1–15. Rondanini, D.P., Menendez, Y.C., Gomez, N., Miralles, D.J., Botto, J.F., (2017). Vegetative plasticity and floral branching compensate low plant density in modern spring rapeseed. Field Crops Res. 210, 104–113. Zeng ZB. (1994) Precision mapping of quantitative trait loci. Genetics 136, 1457–1468.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES

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La heredabilidad (h2) cuantifica el porcentaje de la variación fenotípica explicado por la variación genética.

En D15 fue de 29.4% a 90.6%, siendo los valores más altos para H y los valores más bajos para R y DR. En D60, h2 varió entre 26.3% y 92.3%, los valores más altos correspondieron a los caracteres de BAT, H y NS, mientras que los más bajos a AF y DR (Figuras 1, 2 y 3). Se mapearon un total de 31 QTL para los caracteres estudiados, dentro de los cuales los 14 QTL mayores (es decir, que explican más del 10% de la variabilidad fenotípica) co-localizan en dos regiones del cromosoma A02 en el intervalo 0-13 cM para AF, BAT, EF, NS y O, y en el intervalo 13-37.7 cM para AF, BAT, EF, NS y O. Mientras que en la región 70-88 cM del cromosoma A07 co-localizan H y EF (Figura 4). Además, para BAT, NS y EF, aunque explicaron un menor porcentaje de variación, identificamos QTL en los cromosomas C01 y C08. Aquellos QTL con efectos aditivos de signo negativo indican que los alelos del parental Lynx incrementan el valor del carácter evaluado (Figura 4, flechas hacia abajo).

31 Cultivos Invernales 2019

significativamente al disminuir la densidad poblacional (Figura 3). En Lynx y Monty, R varió entre 2,1 y 19,6 g.pl-1 y presentó efectos significativos para la densidad y el genotipo (Figura 3). NS varió entre 35.8 y 70.1 silicuas. pl-1 y mostró efectos significativos para la densidad y genotipo e interacción. La separación de medias mostró que Lynx en D15 obtuvo el mayor NS respecto al resto de las combinaciones de genotipo y densidad. Por su parte, NR se ubicó entre 3 y 20 ramas.pl-1 con efectos significativos de la densidad, sin efectos significativos del genotipo y de la interacción. Así, en ambos genotipos, NR disminuyó al aumentar la densidad (Figura 3). En las 99 líneas doble haploides, el rendimiento pasó de una media de 3,7 a 10,8 g.pl-1, NR de 4,3 a 12,8 y NS de 54.9 a 38.8 para D15 y D60, respectivamente, con un rango de transgresión importante (Figura 3).


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INTA AER Coronel Suárez (EEA Bordenave) 2 Hogar Funke, Tornquist (BA), Regional AAPRESID Bahía Blanca. 3 EEA Bordenave – Área de manejo de suelos y cultivos. 4 Estudiante de grado. Dto. Agronomía. Universidad Nacional del Sur. Contacto: desapereira.eduardo@ inta.gob.ar 1

Cultivos Invernales 2019

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Autores: Sá Pereira E. de1; Kleine, C.2; Rodríguez, C.2; Frola, F.3; Fernández, B.4

Alternativa al barbecho largo para un uso eficiente del agua en sistemas mixtos agrícola-ganaderos En esta experiencia se evaluaron la eficiencia en el uso del agua, los aportes de N de la vicia, la dinámica de este nutriente y parámetros de rendimiento en maíz en el sudoeste bonaerense.

Palabras Claves: Eficiencia de barbecho; Agua; Maíz; Cultivos de servicio.


El objetivo de este trabajo fue: a) caracterizar la variación del agua en el suelo con antecesor vicia como el cultivo de servicio, en relación a un barbecho químico durante el

Materiales y métodos Durante 2016, se utilizó parte de una experiencia en marcha en cercanías de la localidad de Tornquist (partido de Tornquist, provincia de Buenos Aires, (latitud 38°14,4’ sur y longitud 62°06,5’ oeste). Los análisis de suelo se muestran en la Tabla 1. Los tratamientos, aplicados sobre residuos de vicia (6432 kg MS ha-1) y de trigo de la campaña anterior (4020 kg MS ha-1), fueron: 1) Vicia + Maíz Fertilizado (VF): Cultivo de vicia secado en la primera quincena de septiembre, con un barbecho de 60 días antes de la siembra del maíz fertilizado con 70 kg de Mezcla (23,1 kg de N + 32,2 kg de P); 2) Vicia + Maíz sin Fertilizar (V S/F): Ídem anterior + maíz sin fertilizar; 3) Rastrojo de Trigo + Maíz sin fertilizar (RTR S/F): Barbecho largo desde la cosecha del trigo en 2015, hasta la siembra de maíz sin fertilizar; 4) Rastrojo de Trigo (RTR) + Maíz Fertilizado (RTRF): idem anterior + maíz fertilizado. Al momento del secado, a la siembra del maíz y a cosecha, se determinó el agua útil (AU) en el suelo por gravimetría de 0-200 cm en capas de (0-20 cm) en el barbecho largo y antecesor vicia. La cobertura de residuos de trigo y la biomasa de vicia se obtuvo por recolección en 0,25 m2. Se determinó la eficiencia de barbecho (EB%) para antecesor vicia y RTR (Rastrojo de trigo). Se tomaron muestras de suelo a una profundidad de 0-5 y 5-20 cm en cada tratamiento con tres repeticiones para hacer análisis de Nitrógeno potencialmente mineralizable

Tabla 1

Análisis de suelo Hogar Funke (2016). Siembra de Maíz/antecesor vicia

Siembra de Maíz/antecesor rastrojo de trigo

Prof. cm

N Kg ha-1

SO4 (mg kg-1)

St

P (mg kg-1)

MO %

Prof. cm

N Kg ha-1

SO4 (mg kg-1)

St

P ppm

MO %

0-5

9,84

12,8

319,3

49,9

5,5

0-5

6,39

10,7

331

47,1

3,1

5-20

23,36

10,5

320,6

38,4

4,8

5-20

20,42

9,5

212

26,6

2,9

20-40

27,45

20-40

19,02

40-60

18,37

40-60

11,85

0-60

79,02

57,68

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En línea con una agricultura cada vez más intensiva y con rotaciones que siguen esa premisa, se destaca la incorporación de cultivos de servicio, como leguminosas, con el fin no solo de crear biomasa para favorecer el aporte de carbono y la cobertura del suelo, sino principalmente para fijar nitrógeno atmosférico e incorporarlo al suelo vía descomposición de residuos aéreos y subterráneos (Lorenzatti, 2008). En la actualidad, hay diversas experiencias de productores de Aapresid que, por sus resultados, abren un camino alentador para “consolidar” la posibilidad de tener un cultivo antecesor a un maíz, y bajar la demanda de nitrógeno por fertilizantes. Es también una manera de bajar costos y reducir riesgos ambientales. Resultados de investigaciones obtenidos por Sá Pereira et al., (2014) en las que se trabajó con vicia como cultivo de servicio antecesor de maíz, en el sudoeste bonaerense, se mostró aportes de N total de hasta 140 kg de ha-1 contenidos en los residuos de vicia y producciones de materia seca de 3500 kg ha-1 promedio, secadas en el mes octubre.

mismo período, y b) establecer el efecto de los diferentes antecesores en la dinámica del N total y parámetros de rendimiento del siguiente cultivo de maíz.

33 Cultivos Invernales 2019

Introducción Para que la agricultura sea sustentable, es esencial no sólo conservar el agua, sino también, hay que usarla de la manera más eficiente posible. Esta premisa se potencia en Argentina, que tiene más del 75% de su territorio bajo condiciones áridas o semiáridas y un 95% de la superficie destinada a agricultura sin riego (CIRN/INTA).


Figura 1

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Precipitaciones decádicas (barras verticales) para el ciclo agrícola 2016 (abril) a 2017 (mayo) en Hogar Funke. La curva continua de evolución representa la evapotranspiración potencial decádica (ETP), datos SMN (Aerostación Coronel Suárez).

Cultivos Invernales 2019

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(NAN). Se tomaron muestras de planta entera de maíz en: (V6-V7); Floración (R1) y Grano dentado/madurez fisiológica (R5), respectivamente, para la determinación de: materia seca total (MS kg ha-1); N total (%) y proteína (%), en 3 plantas tomadas al azar de sectores con población uniforme de cada tratamiento. En el mismo sector y en las mismas fechas se midió índice de clorofila (medidor SPAD) en 15 plantas tomadas al azar. A cosecha se determinó: N total en grano, proteína (%), rendimiento, peso de 1000 granos y peso hectolítrico. Por tratarse de un lote de producción comercial, la experiencia no tuvo diseño estadístico. Los tratamientos constituyen franjas apareadas sin repeticiones y las determinaciones se realizaron considerando tres submuestras en puntos fijos de tales franjas. En forma orientativa se realizó análisis de varianza sobre los resultados, considerando un diseño completamente aleatorizado, aunque aceptando que no se cumplen las condiciones de aleatorización de tratamientos. Los valores medios se compararon utilizando el test de Fisher (α=0,05). Resultados y discusión Agua útil (AU) en el suelo y eficiencia de barbecho (EB). Resultados de experiencias de los últimos años, muestran que las diferencias en los contenidos finales de agua

entre los testigos y los cultivos de cobertura variaron entre 30 y 100 mm (Fernández et al. 2009). En la Figura 2, se presenta la cantidad de AU en el suelo al momento de la siembra del cultivo de maíz (15 de noviembre) para el CS (vicia) y el Testigo (RTR). La variación del contenido de AU en el suelo siguió características diferentes según la profundidad considerada. Al respecto, se observa que las principales diferencias se encontraron en 0-20, 2040, 40-60, 60-80 y 80-100 con 8, 10, 12, 13 y 14 mm más de agua a favor del Testigo al momento del secado (22/09/2016); con 6, 3 y 2 en las capas superficiales y subsuperficiales de 0-20, 20-40, 40-60 más de AU a favor del CS; con 1 y 5 mm en las capas profundas de 60-80 y 80-100 más agua a favor del RTR, 15 día antes de la siembra del maíz (27/10/2016) y con 10, 7, 3 mm más de AU a favor del CS en las capas superficiales respectivamente y similar contenido en las capas subsuperficiales hasta 160 cm de profundidad a la cosecha de maíz (10/06/2016). Este comportamiento contrapuesto de los tratamientos de las capas superficiales y profundas resulta difícil de explicar. Puede especularse que la cobertura de rastrojo de trigo, junto con un sistema poroso más organizado y libre de raíces vivas en RTR favorecieron


En un análisis preliminar podría decirse que los cultivos de servicios consumieron agua que luego fue repuesta en parte por la precipitación de primavera en los

primeros 80 cm de profundidad y al momento de la siembra del maíz. En la Figura 3a, se puede observar que las precipitaciones durante el ciclo del CS fueron de 263,5 mm, que sumadas al contenido inicial de agua (140 mm), dieron una lámina total de 403,5 mm. A la siembra del cultivo de maíz, el suelo con el tratamiento testigo (RTR) contenía 128 mm de los 403,5 mm que potencialmente podría haber almacenado (es decir que 275,5 mm no fueron almacenados en el perfil). Mientras que el suelo con el tratamiento CS a la siembra del cultivo de maíz contenía 104 mm, habiendo utilizado 299,5 mm para generar 6400 kg MS ha-1. La eficiencia de conversión obtenida: 21 kg MS (ha mm)-1 también resultó cercana a la media de 22 kg MS (ha mm)-1 observada por Sá Pereira et al., (2014) en Coronel Suárez. En base a lo expuesto, el costo hídrico de incorporar un CS para el cultivo de maíz siguiente resultó de 24 mm.

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la percolación del agua hacia capas más profundas. Una segunda posibilidad, no necesariamente excluyente, indica que el consumo de AU por el cultivo de vicia habría afectado en mayor medida las capas profundas del suelo. En cualquier caso, el incremento observado en el contenido de agua del suelo a la siembra del maíz sugiere que el AU consumida por el CS fue repuesta por las precipitaciones. Resultados similares fueron obtenidos por Álvarez et al., (2006); Carfagno et al., & Scianca et al., (2008) que trabajaron con CS en el oeste arenoso como antecesores de maíz y soja. Sá Pereira et al., (2008, 2012) obtuvieron similares respuestas en el sudoeste, en la zona de Dufaur y Coronel Suárez con diferente longitud de barbecho en verdeo de avena, CS (vicia, avena y avena+vicia) y testigo barbecho largo como antecesores de girasol y maíz.

Para interpretar la eficiencia que tiene cada antecesor de maíz (vicia y RTR) en la captación y en la conservación

35

Perfil de humedad volumétrica de agua útil para 2016 (septiembre y noviembre) y 2017 (junio) hasta 2 m de profundidad del sito “Hogar Funke” de ensayo para vicia y testigo (RTR)

Cultivos Invernales 2019

Figura 2


del agua pluvial, se analizó la EB. En la Figura 3b se muestran las EB para cada antecesor y tiempo de barbecho. La producción de MS de vicia (6400 kg MS ha) junto con el desarrollo de raíces vivas pueden haber favorecido una mayor captación del agua pluvial en las capas superficiales del suelo, posteriormente al secado y antes de la siembra del maíz.

Propiedades edáficas: nitrógeno del suelo potencialmente mineralizable (Nan). Las concentraciones de Nan variaron entre valores máximos de 193 a 167 mg kg-1 y mínimos de 101 a 113 mg kg-1 para vicia y testigo (RTR), respectivamente, observándose los valores máximos en los primeros 5 cm del perfil y valores mínimos en el espesor 5-20 cm (Figura 4a y 4b).

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Figura 3

a) Precipitaciones durante el ciclo del CS; b) Eficiencia del barbecho para cada antecesor y tiempo de barbecho.

a)

b)

Cultivos Invernales 2019

36

Figura 4

a) Valores medio del contenido de nitrógeno potencialmente mineralizable (Nan) en (mg kg-1) para los espesores de suelo de 0-5 cm; y b) para los espesores de suelo de 5-20 cm evaluado sobre vicia y testigo al momento de la siembra del cultivo de maíz (2016/17). Tratamientos, vicia y testigo (RTR) + maíz fertilizado y sin fertilizar. Letras diferentes indican diferencias significativas para el test de LSD Fisher (p<0,05).


Evolución del contenido de nitrógeno en planta de maíz e índice de clorofila El contenido de N disponible en el suelo a la siembra del maíz fue de 79 y 57 kg ha-1 a 60 cm de profundidad para antecesor vicia y RTR, respectivamente (Tabla 1). La vicia tuvo una producción de MS de 6432 kg ha-1 con un secado temprano 60 días antes de la siembra. Esta acumulación de biomasa permitió retener mayor cantidad de N, adicionándolo al N disponible en el suelo proveniente de la fijación biológica de esta

leguminosa. Luego, en el proceso de descomposición de la MS durante el desarrollo de maíz, se produjo la mineralización del N retenido en la biomasa de vicia, que resultó en mayores contenidos de este nutriente a Madurez fisiológica (R5) del cultivo de maíz fertilizado con antecesor vicia, comparado con el testigo (RTR) sin fertilizar (Figura 5a). Este incremento en el contenido de N no se tradujo en un mayor rendimiento para el cultivo de maíz. Algunas prácticas de manejo aumentan los niveles de NH3+ en el suelo y provocan incrementos en el potencial de nitrificación, como la fertilización y los residuos de baja relación C:N (Fortuna et al., 2003). Figura 5

a) Nitrógeno (N) acumulado total en los diferentes estadios de crecimiento del cultivo de maíz con los distintos antecesores: Vicia + maíz Fertilizada; Vicia + maíz sin fertilizar; rastrojo de trigo (RTR) + maíz sin fertilizar y RTR + maíz fertilizado. Barras verticales indican el nivel de error de la media. b) Índice de clorofila para los diferentes estados fenológicos y antecesores de maíz.

37 Cultivos Invernales 2019

a)

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Cultivo de Maíz

b)


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En la Figura 5b se muestran los resultados de las mediciones de índice de clorofila (SPAD) para los diferentes antecesores. Se observa una tendencia de separación entre los tratamientos con antecesor vicia y testigo (RTR) entre floración y madurez fisiológica del maíz. La producción de maíz varió entre 8470 y 8504 kg ha-1 y entre 8050 y 8850 para los tratamientos testigo (RTR) y vicia como cultivo de cobertura antecesor de maíz fertilizado y sin fertilizar, respectivamente (Figura 6). En promedio, no se determinaron diferencias (p≤0,05) en el rendimiento del cultivo de maíz entre los tratamientos testigo (RTR) fertilizado y sin fertilizar, y el que tuvo vicia como CS sin fertilizar. Se encontró una diferencia significativa (p≤0,05) de granos de maíz cuando no fue fertilizado con antecesor vicia de 800 kg ha-1 cuando comparado con vicia como antecesor

de maíz fertilizado. Estas diferencias equivalen a 3,9 y 9% más de producción de maíz cuando tuvieron a vicia como CS antecesor de maíz sin fertilizar, comparado con antecesor rastrojo de trigo y vicia como antecesor de maíz fertilizado respectivamente. La baja respuesta del maíz a la fertilización con antecesor vicia probablemente se debió al bajo contenido de N del fertilizante utilizado a la siembra. Trabajos desarrollados por Rillo et al., (2012) en 25 de Mayo sobre un Hapludol entico, lograron un incremento del 3,6 y 6,13% en el rendimiento del cultivo de maíz con CS, comparado con el testigo. De esta manera Boccolini et al., (2016) concluyeron que incrementos temporales en la actividad nitrificante potencial por la utilización de vicia podrían permitir una disminución en el uso de fertilizantes nitrogenados o aumentar los pools de N disponible del sistema.

38 Cultivos Invernales 2019

Figura 6

Producción de maíz (kg ha-1) con antecesor vicia y testigo (RTR) + maíz fertilizado y sin fertilizar. Letras distintas indican diferencias significativas (p<= 0,05) según test de Fisher.


• Los resultados de estos trabajos permitieron mostrar que el uso de CS invernales en suelos francos y franco arcillosos de la región sudoeste bonaerense, podrían ser utilizados por los productores como alternativa al barbecho de larga duración. Esto evitaría pérdidas por evaporación y aumentaría la cobertura del suelo, permitiendo una mejor captación del agua de lluvia. A la siembra del cultivo de verano, el contenido de agua a la profundidad evaluada fue mayor en el testigo rastrojo de trigo (RTR) que en CS, pero la cantidad de agua en los primeros 80 cm de profundidad fue mayor con CS que con RTR. Además, el costo hídrico para el cultivo de verano de haber hecho un CS fue de 24 mm, teniendo presente que se generaron 6400 Kg MS ha-1 de residuos. En consecuencia, este aumento en la productividad del suelo condujo a mayor eficiencia de utilización del agua que en el manejo bajo barbecho tradicional, comúnmente utilizado por los productores. El mayor rendimiento de maíz se obtuvo con antecesor Vicia sin fertilizar

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Comentarios finales

39

Se hace un especial agradecimiento a la Regional Aapresid de Bahía Blanca por el apoyo prestado para la realización de estos estudios.

Bibliografía Álvarez C; M. Barraco; M. Díaz-Zorita & C. Scianca. 2006. Uso de cultivos de cobertura en rotaciones con base soja: efecto sobre algunas propiedades edáficas y rendimiento de los cultivos en un Hapludol típico del noroeste bonaerense. En: XX Congreso AACS, Salta. Boccolini, M. F. 2016. Impacto de la aplicación prolongada de urea sobre la comunidad de bacterias oxidantes del amoníaco en un suelo argiudol típico de argentina. Tesis de Magister. UNC. Córdoba. Carfagno P.; M. Eiza; A. Quiroga & F. Babinec. 2012. Inclusión de cultivos de cobertura en la dinámica hídrica de hapludoles y haplustoles el oeste de la provincia de Buenos Aires y noreste de La Pampa. Pp 36-48. En: Contribución de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Álvarez C. (ed). INTA. 195 pág. Fernández, R. & A. Quiroga. 2009. Cultivo de cobertura. costo hídrico de su inclusión en sistemas mixtos. Jornadas e Cultivos de cobertura. AACS. Bahía Blanca. Fortuna, A., Harwood, R.R., Robertson, G.P., Fisk, J.W. and Paul, E.A. 2003. Seasonal changes in nitrification potential associated with application of N fertilizer and compost in maize systems of southwest Michigan. Agriculture, Ecosystems and Environment 97: 285-293. Rillo S.; C. Álvarez; R. Bagnat & E. Noellemeyer. 2012, Cultivos de cobertura: gramíneas y leguminosas en el centro oeste de la provincia de Buenos Aires. Pp. 58-68. En: Contribución de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Álvarez C. (ed). INTA. 195 pág. Scianca C.; C. Álvarez; M. Barraco; A. Quiroga & P. Zalba. 2006. Cultivos de cobertura. Aporte de carbono e influencia sobre propiedades edáficas. En: XX Congreso AACS, Salta. Sá Pereira E.; A. Quiroga & J. Galantini. 2008. Posibilidades de utilización de gramíneas y leguminosas invernales como cultivos de cobertura. En: VII Congreso Nacional Trigo y V Simposio Cereales Otoño Invernales, Santa Rosa. Sá Pereira E. de; Quiroga & J. Galantini. 2012. Sistemas de cultivos de cobertura de suelo de otoño-invierno: sus efectos sobre la disponibilidad de agua. Pp 76-82. En: En: Contribución de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Álvarez C. (ed). INTA. 195 pág. Sá Pereira, E de; Galantini, J A; Quiroga, A & Landriscini M. R. 2014. Efecto de los cultivos de cobertura otoño invernales, sobre el rendimiento y acumulación de N en maíz en el sudoeste bonaerense. Ciencia del Suelo v 32(2): 219-231.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES

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Agradecimientos


Red de INNOVADORES

Autores: Venanzi, S.1; Lageyre, E.2; Tranier, E.3; Dean, S.4 INTA AER Pigüe. INTA AER Carhué. 3 EEA INTA Bordenave. 4 AER C. Suarez. 1

2

Contacto: venanzi.santiago@inta.gob.ar

Análisis de balance hídrico al incluir vicia como cultivo de servicio

Cultivos Invernales 2019

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El principal inconveniente que se presenta con la vicia como cultivo de servicio es la utilización de agua que puede afectar el cultivo posterior. Algunas recomendaciones de manejo.

Palabras Claves: Vicia villosa; Vicia sativa; INTA Naredo.


Las principales funciones que ambas especies cumplen como coberturas en sistemas agrícolas (Clark et al., 2007; Carfagno 2008; Vanzolini 2009) son: •• Fijación de nitrógeno atmosférico. •• Control de malezas invernales-estivales; las primeras por competencia y las segundas por el residuo dejado en superficie. •• Reducción de la erosión de suelo (protección del impacto de la gota de lluvia, mejor infiltración, menor remoción). •• Mejora de la eficiencia de uso de agua a través de la reducción de las pérdidas del sistema.

La unidad de experimentación agrícola se ubica en el oeste de la provincia de Buenos Aires, en el partido de Guaminí sobre la ruta nacional Nº 33. Las principales características del ambiente han sido descriptas por Gómez et al. (1985): El clima es subhúmedo seco, mesotermal. Las principales precipitaciones se producen en el semestre cálido, con picos en octubre, noviembre, diciembre, febrero y marzo. Los meses con menos lluvias son junio, julio y agosto. La media anual de precipitaciones es de 800 mm. El período de ocurrencia de heladas es de 220 días. Los vientos predominantes son del norte-noreste, siendo la primavera la estación en que soplan con mayor intensidad. Los suelos dominantes son Haplustoles énticos de textura franco gruesa; el relieve presenta ondulaciones con pendientes medias, médanos estabilizados, pequeñas áreas de médanos activos y depresiones cerradas. En general, se caracterizan por su baja retención hídrica y susceptibilidad a la erosión eólica.

En general, en los sistemas mixtos de la región, se incluye un verdeo de invierno para pastoreo como antecesor de un cultivo de gruesa. En los primeros casos, la inclusión de un cultivo de servicio (CS) que utilice el excedente de agua para la generación de biomasa, secuestrando carbono (C), nitrógeno (N) y otros nutrientes, sería una alternativa a considerar en rotaciones de cultivos dentro de sistemas agrícolas bajo secano de la región subhúmeda pampeana. En estos casos, el agua es el principal factor limitante de la producción (Quiroga et al., 2007).

Baigorria et al. (2011) sugiere que la siembra de vicia se realice en los meses de otoño para alcanzar los mejores rendimientos de materia seca. Esto se debe a una mayor tasa de crecimiento en otoño, con temperaturas más altas y fotoperiodos más largos respecto del invierno. Algunos trabajos clasifican la densidad de siembra en tres rangos: baja: 20-30 pl m2; media: 40-50 pl m2; y alta: 120-160 pl m2 (Clark et al., 1995; Renzi et al., 2007). Baigorria et al., (2011) sugieren una densidad de 30 a 40 pl m2 para lograr niveles importantes de cobertura a mediados de septiembre/octubre. En Naredo, con vicia pura se lograron buenos resultados con densidades medias de hasta 50 pl m2 y sembradas en otoño.

Entre 2009 y 2015, en la EEA INTA Naredo, funcionó una unidad de experimentación agrícola. Una de sus características fue el uso de vicia como cultivo de servicio previo a maíz para cosecha en la rotación agrícola. El objetivo de este trabajo fue analizar el balance hídrico (BH) de incluir vicia sp. como CS en secuencias agrícolas dentro de la unidad agrícola de INTA Naredo. Los tratamientos analizados fueron

Como se mencionó, hay dos funciones muy importantes de la vicia como cultivo de servicio: aporte de nitrógeno y control de malezas, ambos factores ligados a la producción de materia seca (MS). La producción de MS ha-1 en primavera varía en cada campaña y zona. Existen registros de 500 a 7200 kg MS ha-1 (Vanzolini, 2009) y en Naredo se han registrado hasta 8307 kg MS ha-1. Vicia villosa presenta un mejor comportamiento

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El cultivo de vicia (vicia sp.) puede tener múltiples usos: pastoreo directo, heno, ensilaje, cobertura de suelo, abono verde, entre otros. Las vicias que predominan en el uso como cultivos de servicios son Vicia villosa y Vicia sativa (Renzi, 2008).

T1: Trigo-vicia-Maíz y T2: Trigo-Maíz. Durante cinco campañas (2010/2011 a 2014/2015), se midió por método gravimétrico el agua disponible en un metro de suelo (mm/m) en cada tratamiento.

41 Cultivos Invernales 2019

Los cultivos de servicios suprimen el crecimiento de malezas por la reducción de los niveles de luz en la superficie del suelo, lo que disminuye el calentamiento de los suelos en la primavera. A cambio, estas condiciones reducen la germinación de semillas y actúan como una barrera física para la emergencia de las plántulas y su desarrollo (Teasdale et al., 2007).


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bajo diferentes condiciones de clima y de suelo. Renzi (2008), atribuye esta característica a que presenta una mayor tolerancia al frío, resistencia a la sequía y una mayor adaptación a un amplio rango de condiciones edáficas. Además, Baigorria et al. (2011) sostienen que el porte rastrero de vicia villosa hace que cubra el suelo con mayor rapidez que vicia sativa (porte erecto). Estos antecedentes fueron constatados a campo.

Cultivos Invernales 2019

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El principal inconveniente que se presenta con el CS es la utilización de agua que puede afectar el cultivo posterior (Fernández et al., 2009). Es muy importante situarnos en las características productivas de la zona. Cazorla et al. (2010) plantean que los suelos Haplustoles típicos, con una capacidad de retención de agua (CRA) de unos 100 mm, son más dependientes de las precipitaciones para el normal desarrollo del cultivo estival que los Argiudoles típicos (CRA 240 mm). Estos pueden afrontar mayores períodos de sequía temporal. Según Carfagno (2008), en Haplustoles y Hapludoles de regiones semiáridas/subhúmedas, la utilización de CS no reduce la disponibilidad de agua a la siembra de los cultivos estivales. Para Baigorria et al. (2010), en cambio, sí afectan la disponibilidad de agua a la siembra en Argiudoles típicos. Fernández et al. (2005) y Duarte (2002) comprobaron que en años con precipitaciones normales durante barbechos largos y en Haplustoles de baja CRA, los CS (gramíneas) aumentaron la eficiencia del uso del agua para capturar carbono con respecto

a un testigo sin CS. Esto ocurre porque normalmente las precipitaciones durante un barbecho largo exceden la CRA. Una parte sustancial de la misma, se infiltra en profundidad y no es aprovechada. Los CS, en cambio, utilizan esa agua para fijar carbono. La disminución de los contenidos de humedad por incluir un CS con respecto al barbecho, se puede denominar costo hídrico (CH). Este CH se encuentra entre 30 a 40 mm y 40 a 80 mm para leguminosas y gramíneas, respectivamente (Cazorla et al., 2010). En Cesáreo Naredo, el CH durante cinco campañas varió entre 11,1 y 28,2 mm (Figura 1). En algunas campañas, el contenido de agua a la siembra de maíz fue superior en los barbechos luego de cultivos de servicio con vicia (campaña 2012/13 y 2013/14). La cantidad de agua disponible a la siembra del cultivo de verano (maíz, soja o girasol), se relaciona con el momento de finalización del CS y con las precipitaciones durante el período de recarga (Carfagno et al., 2012). Es posible incluir CS en el sistema sin afectar la oferta hídrica del cultivo siguiente, siempre que se controle el contenido de agua del suelo y se maneje el barbecho de acuerdo con la ocurrencia probable de precipitaciones. Resultados obtenidos por Clark et al. (2007), Carfagno et al., (2013) y Baigorria et al. (2014), atribuyen la mayor disponibilidad de agua a una reducción en las pérdidas directas por evaporación. Figura 1

Agua total a la siembra de Maíz (mm agua m suelo-1) en barbechos cortos con CS vs barbechos largos. CH=costo hídrico del CS.


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Teasdale, JR; LO Brandsaeter; A Calegari & FS Neto. 2007. Cover crops and weed management. Pages 49–64 in Upadhyaya, MK & RE Blackshaw, eds. Non-chemical Weed Management Principles, Concepts and Technology C.A.B. International: Wallingford, UK.


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Autores: Álvarez, C.1*; Cazorla, C.2; Fernández, R.3,4; Bagnato, R.4; Lienhard, C.P.4; Baigorria, T.2; Quiroga, A.3,4 1 UE y DT Gral. Pico. EEA INTA Marcos Juárez. 3 EEA INTA Anguil. 4 Fac. Agronomía UNLPam. 5 Asesor privado. 2

Contacto: alvarez.cristian@inta.gob.ar

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Cultivos de servicio: Efectos de la fertilización nitrogenada sobre la producción de biomasa y eficiencia de uso de agua Efectos sobre la producción de biomasa y eficiencia de uso de agua en la región semiárida y subhúmeda pampeana.

Palabras Claves: Barbecho; Agua; Manejo; Nutrición.


Uno de los cambios más relevantes y que tiene efecto sobre la eficiencia de captación y conservación de agua es la pérdida de cobertura a través de la intensificación de los sistemas de producción agrícolas y ganaderos, debido a una mayor participación de cultivos de bajo aporte de volumen y/o a la extracción de materia seca, casi completa, mediante el “pastoreo mecánico”, como es el caso del silaje. Una manera de mitigar esta tendencia sería lograr una adecuada cobertura del suelo mediante el uso de especies gramíneas de crecimiento invernal, como cultivos de servicios (CS). Todo esto durante el prolongado tiempo que media entre la cosecha y

El principal problema de ésta práctica es el uso del agua ya que, si no existe recarga del perfil durante el período de barbecho posterior al CS, podría transformarse en una limitante para el cultivo principal (Stute y Posner, 1995). En este sentido Rufo (2003) sostiene que la decisión de finalizar el crecimiento de los CS, debe adaptarse a dos premisas fundamentales: i) lograr una acumulación de biomasa que garantice cobertura y aportes de C y; ii) ajustarse a las precipitaciones de la región con la finalidad de garantizar la recarga del perfil. En muchos casos, los CS son fertilizados para lograr una mayor producción de biomasa y, de esta manera, aumentar el secuestro de C (Follett, 2001) y mejorar la cobertura del suelo. En estas condiciones, el manejo eficiente de los nutrientes en la secuencia de cultivos comerciales y CS será crucial para compensar costos adicionales de CS. En este sentido, el N es especialmente importante debido a las múltiples pérdidas que pueden ocurrir durante los períodos de barbecho y de cultivo (Tonitto et al., 2006). Por este motivo, se evaluó el impacto de fertilización nitrogenada sobre la producción de biomasa, dinámica y eficiencia de uso de agua en diferentes sitios de la región semiárida y subhúmeda pampeana. Materiales y métodos El estudio se desarrolló en cinco sitios de la región semiárida pampeana (Tabla 1) entre 2009 y 2012, en las localidades de Anguil e Intendente Alvear (La Pampa) y Marcos Juárez (Córdoba), en lotes de producción con la finalidad de responder a los objetivos planteados anteriormente. Tabla 1

Caracterización de los sitios bajo estudio en base a tipo de suelo, textura, contenidos de arcilla + limo (A+L), materia orgánica (MO), fósforo extractable (P) y pH. La Pampa (LP), Córdoba (Cba). Sitio

Tipo de suelo

Textura

A+L (%)

MO (%)

P (ppm)

pH

Anguil (LP)

Haplustol Petrocálcico

Franco

45

1,5

21

7,1

Int. Alvear (LP)

Haplustol Entico

Franco arenoso

30

2,1

30

6,6

Marcos Juárez (Cba)

Argiudol Típico

Franco Limoso

94

2,4

36

6,2

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Si bien todos los factores mencionados pueden ejercer algún grado de influencia sobre la producción de granos, el peso relativo de los mismos normalmente varía entre sitios con distintas características edafoclimáticas. Identificar los factores más importantes (a nivel de sitio) y establecer cierto orden jerárquico en los mismos, resulta imprescindible para sentar las bases del manejo del agua y optimizar la producción (interacción genotipo-ambiente) (Quiroga et al., 2007).

la próxima siembra del cultivo de verano. Intercalar cultivos invernales, como CS, podría ser una alternativa para proveer de residuos ricos en carbono y promover al desarrollo y al mantenimiento de la cobertura de los suelos (Quiroga et al., 2007).

45 Cultivos Invernales 2019

Introducción En ambientes de producción semiáridos y subhúmedos, predominantes en la región pampeana, la capacidad de almacenar agua en los suelos durante períodos sin presencia de cultivos (barbechos), la eficiencia de barbecho no supera el 25% (Quiroga, A., com. Personal). El agua es uno de los factores de ambiente que más incide sobre la producción de los cultivos y es constante el desafío de conocer cómo el clima, los suelos y las interacciones entre su manejo y el manejo de los cultivos afectan su oferta y uso. Por lo tanto, conocer y cuantificar la disponibilidad de agua de los suelos es un factor de relevancia para la mejor planificación de estrategias de producción de cultivos.


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Resultados y discusión Se observaron diferencias en la producción de MS de los CS entre sitios, momento de secado y nivel de fertilización, variando la producción de biomasa entre 2900 y 11100 kg ha-1 (Tabla 3). La fertilización en todas fechas de secado incrementó la producción de MS entre un 41 y 70%. Se comprobó además que el momento de secado para la zona hizo variar la productividad de los CS, observándose en secados más tardíos mayor producción. En Hapludoles y Haplustoles de la región pampeana semiárida, la fertilización produce mejoras en producción y, por lo tanto, en la eficiencia en el uso del agua (EUA) en gramíneas. Esto se debe a que tiene un impacto mayor sobre la producción de MS que sobre el consumo de agua en el suelo, lo que lleva a aumentar la EUA (Quiroga et al., 2007). La eficiencia de uso de Nitrógeno (EUN) varió entre 7,5 y 56,5 kg MS*kg N aplicado-1 (Tabla 3). Estos niveles fueron observados

Los ensayos se sembraron con centeno (ciclo corto, diploide Quehue) entre el 10 de marzo y el 20 de mayo, según año y localidad (Tabla 2), sobre antecesor girasol, soja y maíz, con una densidad de plantas logradas entre 200 y 250 pl/m2. Además, en cada sitio se dejó un tratamiento testigo (sin CS), que fue mantenido sin malezas, aunque se le aplicó herbicida hasta el último momento de secado de las coberturas. Todos los tratamientos con tres repeticiones en el espacio. Se fertilizó el CS con Urea en una dosis de 40 hasta 100 kg N ha-1. La determinación de materia seca (MS) se realizó al momento de secado desde junio hasta octubre en función del sitio (Tabla 2). Los resultados se cotejaron a través del test de medias T, y análisis de varianza (ANOVA) bajo un diseño en bloques completamente aleatorizados, y la existencia de diferencias medias fue comparada por el test de LSD (p≤0.05).

Cultivos Invernales 2019

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Tabla 2

Sitios, antecesor, fecha de siembra y secado, y nivel de fertilización nitrogenada. Sitio

Antecesor

Plantas m2

Fecha de siembra

Fecha de secado

Fertilización (kg N ha-1)

Anguil (LP)

Girasol

200

10 de marzo

15 de junio, julio y agosto

40

Int. Alvear (LP)

Girasol

220

20 de marzo

10 de agosto, septiembre y octubre

46

Marcos Juárez (Cba)

Maíz

200

20 de mayo

30 de septiembre

100

Soja

200

25 de abril

20 de septiembre

100 Tabla 3

Producción de MS (kg ha-1); incremento respecto al testigo (%) y eficiencia de uso de nitrógeno por sitio, fecha de secado y fertilización. Letras minúsculas diferentes en sentido horizontal indican diferencias significativas entre tratamiento de fertilización dentro de la fecha de secado y sitio fertilizado (CF) y sin fertilización (SF). Sitio

Anguil (LP)

Int. Alvear (LP) Marcos Juárez (Cba)

SF

CF

Incremento respecto al testigo (%)

Junio

2900 a

3200 a

10.3

7.5

Julio

4000 a

4700 b

17.5

17.5

Agosto

5000 a

6000 b

20.0

25

Agosto

4496 a

7023 b

56.0

54.9

Septiembre

5332 a

7209 b

35.0

40.8

Octubre

5700 a

8900 b

36.0

69.6

Septiembre

6379 a

7750 b

21.5

13.7

Octubre

5251 a

9013 b

71.6

37.6

Secado CS

MS (kg ha-1)

EUN (kg MS kg N aplicado-1)


El efecto de la fertilización en la EUA fue superior en suelos arenosos, práctica que también permite adelantar la fecha de secado (Tabla 3). El uso de fertilizantes tiene una eficacia notable en la producción y la EUA de los cultivos (Zhang et al., 1998). Algo similar ocurrió en el trabajo de Bertolla et al. (2012), donde la aplicación de fertilizantes nitrogenados incrementó la MS, la EUA y la TCC, en el caso de las gramíneas. Respuestas similares del N sobre la biomasa en estos cultivos, fueron

Scianca et al., (2010), en cultivo de centeno utilizado como CS en un suelo Argiudol típico, registró valores de EUA entre 37 y 54 kg MS mm-1 ha-1, mientras que en un Hapludol thapto árgico, las EUA oscilaron entre 9 y 30 kg MS mm-1 ha-1. Frasier et al. (2009) evaluaron la producción de centeno Quehue como CS hasta encañazón sobre un Haplustol entico y obtuvieron valores de EUA de 35 kg MS mm-1 ha-1. El uso consuntivo varió entre 140 y 262 mm entre sitios evaluados, en tanto que el momento de secado y la fertilización no hicieron variar este parámetro (Tabla 4). En la región semiárida pampeana, Fernández et al. (2010) obtuvieron altas EUA de los CS y también se reflejó en que su UC promedio fue tan solo de 84 mm. Scianca (2010), trabajando en centeno como CS en la región semiárida pampeana, encontró un valor similar (88 mm), mientras que en la misma zona y el mismo cultivo, Fernández et al., (2007) cuantificaron 150 mm de UC. Tabla 4

Uso consuntivo (UC, mm) y eficiencia de uso de agua de las coberturas (EUA, kg MS mm-1 ha-1) para los sitios, fechas de secado y fertilización de los cultivos de servicios. La Pampa (LP), Córdoba (Cba). Letras diferentes en sentido horizontal, indican diferencias significativas entre tratamiento de fertilización nitrogenada dentro de cada sitios. CF=fertilizado y SF=sin fertilización. Sitio Anguil (LP)

Int. Alvear (LP) Marcos Juárez (Cba)

Secado CC

EUA (kg MS mm-1 ha-1)

UC (mm) SF

CF

SF

CF

Junio

140 a

140 a

20.7 a

22.9 a

Julio

140 a

140 a

28.6 a

33.6 a

Agosto

160 a

160 a

31.3 a

37.5 b

Agosto

112 a

153 a

40.0 a

46.0 a

Septiembre

178 a

176 a

30.0 a

41.0 b

Octubre

295 a

247 a

19.3 a

36.0 b

Octubre

295 a

296 a

21.6 a

26.2 a

Septiembre

217 a

217 a

24.2 a

41.5 b

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Según Passioura (1977), la producción de biomasa de un cultivo depende de cómo éste capta el recurso agua y de cuán eficiente es en transformarlo en MS (EUA). En relación a la EUA, a medida que se demoró el secado del cultivo, la eficiencia fue menor, pasando de eficiencias de 46 a 22 kg MS mm-1 (Tabla 4). También hubo diferencias entre sitios y los momentos de secados más tardíos en Int. Alvear y Marcos Juárez mostraron mayores EUA. Neal et al., (2011) propusieron que especies de rápido crecimiento y/o niveles de fertilización en gramíneas mejoran la EUA, ya que cubren el suelo rápidamente, y evitan pérdidas de agua por evaporación directa desde el suelo y optimizan la relación entre tasa de crecimiento del cultivo (TCC) y biomasa (Prasad y Power, 1991).

reportadas previamente por Scianca et al. (2008) y Díaz-Zorita y Gonella (1997). Esta respuesta puede deberse a que la aplicación de fertilizantes nitrogenados aumenta la concentración de N en las plantas, y aumenta la capacidad fotosintética del cultivo, provocando mayor TCC en períodos tempranos; lo que resulta en incrementos en la EUA (Dardanelli et al., 2008).

47 Cultivos Invernales 2019

por Sa Pereyra et al. (2012), Scianca et al. (2013), y Fernández et al. (2012).


Conclusiones • El uso de CS en suelos de textura arenosa a franco limosa es factible: evita pérdidas por evaporación en barbechos largos y aportan cobertura a sistemas donde ésta es escasa. • El momento de secado impacta significativamente sobre la productividad total de cada sitio. La fertilización permitió incrementar significativamente la producción de MS en los diferentes sitios, entre un 10 a 71%, mientras que la EUN fue entre 7.5 y 70 kg Ms kg N aplicado-1.

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• La EUA mejoró entre un 22 y 70% por efecto de la fertilización, mientras que a medida que se atrasa la fecha de secado, la misma disminuye solo dentro de los sitios Int. Alvear y Marcos Juárez .

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• Por lo tanto, se necesitaría continuar con los estudios de CS para entender mejor la contribución que hacen a la dinámica hídrica global del sistema suelo y a la sustentabilidad ambiental. Esto último, a través de la reducción de la fertilización de doble uso para, primero, generar biomasa dentro del CS y, después, entregar parte del N retenido en biomasa al cultivo siguiente, además de cuantificar el uso de otros nutrientes en diferentes ambientes agroecológicos. Referencias

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Agencia de Extensión Rural INTA Cañada de Gómez 2 Cátedra Manejo de Tierras FCA Zavalla, UNR Contacto: capurro.julia@inta.gob.ar 1

Alternativas para mejorar rendimientos en ambientes sojeros

Red de INNOVADORES

Autores: Capurro, J.E. 1; Montico, S.2

Los cultivos de servicios mejoran la performance productiva de la secuencia soja-soja en ambientes diferenciados por alturas relativas, escurrimientos y erosión hídrica.

Palabras Claves: Monocultivo; Agua; Suelos; Cobertura.

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Red de INNOVADORES Cultivos Invernales 2019

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Introducción El monocultivo de soja ocupa actualmente una gran porción del área cultivada en la región pampeana húmeda argentina, y afecta la productividad y sustentabilidad de dichos ambientes. El deterioro de las propiedades físico-químicas de los suelos y la falta de aprovechamiento de una parte sustancial de los recursos disponibles durante el invierno -como agua, nutrientes y radiación solar-, se suma al daño provocado por los procesos de erosión hídrica, de difícil reparación. En secuencias de soja continua, los lotes agrícolas permanecen con escasa cobertura durante buena parte del ciclo productivo. Esto responde a que los residuos de la oleaginosa se descomponen rápidamente, a medida que transcurre el período de barbecho. En los suelos ondulados, esta condición se acrecienta porque el agua de lluvia perdida en escurrimientos superficiales, arrastra los rastrojos hacia las zonas más bajas de los lotes. Frente a este escenario, se están evaluando diferentes técnicas de manejo que atenúen esta problemática en los ambientes sojeros. Una de las prácticas que contribuye al aumento de los residuos en la superficie de los suelos, consiste en la inclusión de cultivos de servicios (CS). Los CS se siembran luego de la cosecha de un cultivo de verano, crecen durante los meses de otoño, invierno y principios de la primavera, y se suprime su crecimiento en forma química o mecánica, antes de la siembra del cultivo estival siguiente. También pueden ser aprovechados parcialmente como forrajes en sistemas mixtos de producción. De esta forma se incorpora carbono al sistema, se utilizan insumos del ambiente que hubieran sido desaprovechados, se explora, a través de sus raíces, sectores compactados por la maquinaria agrícola y se aumenta la cobertura superficial. Esa mayor cobertura mejora la eficiencia de utilización del agua durante el verano siguiente y disminuye los escurrimientos superficiales causantes de la pérdida de suelo por erosión hídrica. La incorporación de un CS invernal en la secuencia sojasoja, podría reflejarse en variaciones de la productividad del cultivo de cosecha, según el ambiente considerado. En este trabajo se planteó evaluar la producción de materia seca (MS) aérea y el aporte de carbono (C) de un CS,

implantado sobre distintos ambientes de un suelo Argiudol típico serie Correa y su impacto en el agua del suelo y el rendimiento del cultivo de soja sembrado a continuación. Materiales y métodos El sitio experimental (32º 52’ 33’’ Sur y 61º 26’ 59’’ Oeste, altitud media de 114 m), se ubicó en el Distrito Cañada de Gómez, departamento Iriondo, provincia de Santa Fe, de Argentina. Se evaluó la mezcla de 30 kg.ha-1 de Avena sativa con 30 kg.ha-1 de Vicia sativa, en distintos ambientes, con sus respectivos testigos sin CS: Loma (0,15% de pendiente media), Media Loma (0,9% de pendiente media) y Bajo (<0,1%). De esta forma, quedaron definidas seis combinaciones de ambientes y tratamientos: Loma SCS (sin CS), Loma CCS (con CS), Media Loma SCS, Media Loma CCS, Bajo SCS y Bajo CCS. El ciclo de crecimiento del CS fue de 155 días, desde la emergencia hasta la supresión de su crecimiento. Respecto a las lluvias caídas durante el estudio, se registraron distintas etapas en el CS y en la soja posterior. Luego de la implantación del CS, se dio una etapa inicial seca –de mayo a julio- que se caracterizó por precipitaciones inferiores a la media de la región, con 48 mm registrados, 37% por debajo de los registros históricos. Posteriormente, tuvo lugar una etapa húmeda -de agosto a octubre- con lluvias muy superiores al promedio zonal, 592 mm, 120% por encima de los valores normales de la época. Por su parte, después de la siembra de soja y hasta floración de la oleaginosa, las lluvias de noviembre y diciembre fueron elevadas, aunque distribuídas en pocos eventos de alto milimetraje. Finalmente, las precipitaciones de enero a marzo -con la soja en fructificación hasta R7- fueron 58% inferiores a la media histórica, con sólo 167 mm. Antes de la supresión del crecimiento de los CS, se calculó la producción de MS (Mg.ha-1), se determinó la concentración de carbono (C%) con analizador automático (LECO) y se calculó el contenido total de C en Mg.ha-1. Se midió el AUD en mm hasta dos metros de profundidad, con una sonda de neutrones marca Troxler. Se obtuvieron el costo hídrico, uso consuntivo y eficiencia de uso del agua de los CS, mediante:


Donde: EUA es la eficiencia de uso del agua (kg MS. mm-1); MS es la producción de materia seca durante el período de crecimiento (kg.ha-1) y UC es el uso consuntivo (mm). En las parcelas experimentales, luego de 28 días de barbecho, se sembró un cultivo de soja de grupo IV corto indeterminado. Las parcelas de soja se cosecharon con cosechadora automotriz y el rendimiento (kg.ha-1) se convirtió a 13,5% de humedad del grano. Se evaluó el P1000 en g y se calculó el número de granos por m2 mediante la relación entre el rendimiento y el P1000. Los análisis estadísticos se realizaron mediante análisis de variancia según el diseño utilizado (parcelas divididas), testeando particularmente los efectos de ambientes, tratamientos y su interacción. Seguidamente, se realizaron los test de comparaciones de medias, de

Resultados Producción de MS y aporte de C En la Tabla 1 se muestran los resultados obtenidos en producción de MS y aporte de C en los tejidos de los CS. La producción de MS aérea de los CS, acumulada hasta el momento de su secado, varió sólo en forma significativa entre el Bajo y los otros ambientes, presentando 22% más de producción de biomasa aérea en ese sector. En cambio, los aportes de carbono de los CS, posiblemente por diferenciaciones en su concentración –dato no mostrado- no presentaron variaciones significativas entre ambientes, aunque siguieron la misma tendencia de incremento de la MS, desde la Loma hacia el Bajo. Costo hídrico, uso consuntivo y eficiencia de uso del agua Las diferencias entre ambientes de la producción de MS de los CS registradas en este trabajo, estuvieron asociadas probablemente a un mayor UC y a una más alta EUA (Tabla 2) en el sector cumúlico del Bajo. El CH de los CS varió según el ambiente considerado y disminuyó desde la Loma hacia el Bajo. En la Media Loma y el Bajo, el CH representó 70 y el 20%, respectivamente, del registrado en la Loma. Por su parte, el UC fue siempre superior, si bien no significativamente en las parcelas CCS, se vieron incrementos de 13, 7 y 10% sobre los tratamientos SCS en Loma, Media Loma y Bajo, respectivamente. También se evidenció una Tabla 1

Producción de materia seca aérea y aportes de carbono de CS en Mg ha-1. Ambiente Loma Media Loma Bajo

Tratamiento

MS (Mg.ha-1)

Carbono (Mg.ha-1)

SCS

-

-

CCS

5,517 b

2,156 a

SCS

-

-

CCS

5,602 b

2,226 a

SCS

-

-

CCS

6,734 a

2,634 a

Ref.: MS: Materia Seca; SCS: Sin Cultivos de Servicio; CCS: Con Cultivos de Servicios. Letras distintas en sentido vertical, indican diferencias significativas entre ambientes (p < 0,05).

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99 UC (mm) = AUDi + PP – AUDf Donde: UC es el uso consuntivo (mm); PP son las precipitaciones acumuladas (mm) durante el período de crecimiento de los CS, y AUDi y AUDf representan el agua útil disponible (mm) en el suelo, al inicio y al final del período de crecimiento, respectivamente. MS 99 EUA (kg MS. mm-1) = ──────── UC

acuerdo a la significación de los efectos en los análisis de varianza, utilizando el test LSD de Fisher, a un nivel de significación del 5%.

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99 CH (mm) = AUD SCS - AUD CCS Donde: CH es el costo hídrico (mm) y AUD SCS y AUD CCS representan el agua útil disponible en las parcelas sin CS y con CS, al momento del secado de los mismos.


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tendencia creciente del UC, desde la Loma hacia el Bajo. La EUA mostró los mayores valores en el ambiente Bajo y los menores registros en el ambiente Media Loma, con 9% de diferencia entre ambos, que no fueron estadísticamente significativas.

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Rendimiento de soja Los rendimientos de soja (Figura 1) fueron superiores en las parcelas CCS, en todos los ambientes, y presentaron incrementos significativos en Media Loma CCS y Bajo CCS, respecto de Media Loma SCS y Bajo SCS. En Media Loma CCS, se dieron los mayores incrementos, que alcanzaron 20% más de grano de soja por hectárea.

En las parcelas CCS, los incrementos de rendimiento de soja hallados en este estudio se explicaron por el aumento del P1000 y del NG del cultivo. Es probable que la mejora en el balance de AUD en ellas, haya incidido en la definición de estos componentes del rendimiento.

Tabla 2

Costo hídrico, uso consuntivo y eficiencia de uso del agua de los CS. Ambiente Loma Media Loma

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En cuanto al peso de mil semillas y número de granos en soja (Tabla 3), en todos los ambientes, las parcelas CCS superaron a las parcelas SCS, aunque no siempre en forma significativa.

Bajo

Tratamiento

CH (mm)

SCS CCS

- 40 a

337 ab

- 28 a

360 ab

PP (mm)

16,35 a

336 ab

SCS CCS

EUA (kg.MS.mm-1)

299 b

SCS CCS

UC

15,59 a

391

360 ab - 8b

397 a

17,00 a

Ref.: CH: Costo Hídrico; UC: Uso Consuntivo; EUA: Eficiencia de Uso de Agua; PP: Precipitaciones; SCS: Sin Cultivos de Servicios; CCS: Con Cultivos de Servicios. Letras distintas en sentido vertical indican diferencias significativas (p<0,05). Figura 1

Rendimiento de soja.

Ref.: SCS: Sin Cultivos de Servicios; CCS: Con Cultivos de Servicios. Diferentes letras minúsculas, indican diferencias significativas (test F p<0,05).


Tabla 3

Loma Media Loma Bajo

Tratamiento SCS CCS SCS CCS SCS CCS

P1000 g. 173 b 178 a 162 c 164 c 164 c 173 b

NG granos.m2 2598 ab 2600 ab 2308 c 2723 a 2231 c 2341 bc

Ref: SCS: sin cultivos de servicios; CCS: con cultivos de servicios. PMS: peso de mil semillas; NG: número de granos por metro cuadrado. Letras distintas en sentido vertical indican diferencias significativas (p < 0,05).

Conclusiones • Los CS produjeron MS y fijaron C a expensas del AUD y nutrientes disponibles, que no fueron aprovechados en las situaciones sin CS. • El CH del CS varió según el ambiente considerado y disminuyó desde la Loma hacia el Bajo. Por su parte, el UC fue superior en las parcelas CCS y creció desde el ambiente más alto al más bajo. La mayor EUA del CS se dio en el Bajo y la menor en la Media Loma. • El CS produjo un incremento en el rendimiento del cultivo de soja, aunque no significativo en todos los ambientes, a través de un mayor NG y/o un P1000. • El CS mejora la performance productiva de la secuencia soja-soja en ambientes diferenciados por alturas relativas, escurrimientos y erosión hídrica. El uso de Cultivos de Servicio permite incorporar carbono al sistema, los mismos utilizan insumos del ambiente que hubieran sido desaprovechados, se explora, a través de sus raíces, sectores compactados por la maquinaria agrícola y se aumenta la cobertura superficial. Esa mayor cobertura mejora la eficiencia de utilización del agua durante el verano siguiente y disminuye los escurrimientos superficiales causantes de la pérdida de suelo por erosión hídrica. Referencias

Baigorria, T.; Álvarez, C.; Cazorla, C.; Belluccini, P.; Aimetta, B.; Pegoraro, V. Y M. Boccolini. 2016. Análisis temporal de métodos de secado en cultivos de cobertura: dinámica del agua y malezas. XXV Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. “Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”. Río Cuarto, Cba. Rep.Argentina. Baigorria, T.; Gómez, D.; Cazorla, C.; Lardone, A.; Bojanich, M.; Aimetta, B.; Bertolla, A.; Cagliero, M.; Vilches, D.; Rinaudo, D. Y A. Canale. 2013. Bases para el manejo de vicia como antecesor del cultivo de maíz. Contribuciones de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Cap.19: 158-164. Ediciones INTA. ISBN 978-987-679-177-9. Bertolla, A.; Baigorria, T.; Gómez, D.; Cazorla, C.; Cagliero, M.; Lardone, A.; Bojanich, M. Y Aimetta, B. 2013. Efecto de la fertilización sobre la eficiencia del uso del agua de especies invernales utilizadas como cultivos de cobertura. Contribuciones de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Cap.17: 137-147. Ediciones INTA. ISBN 978-987-679-177-9. Caviglia, O.P.; Novelli, L.; Gregorutti V.C.; Van Opstal N.V. Y R.J.Melchiori. 2013. Cultivos de cobertura invernales: una alternativa de intensificación sustentable en el centro-oeste de Entre Ríos. Contribuciones de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Cap.18: 148-157. Ediciones INTA. ISBN 978-987-679-177-9. Duval M.; Martínez J.M.; Iglesias, J.; Galantini, J.A. & L. Wall. 2015. Secuencia de cultivos y su efecto sobre las fracciones orgánicas del suelo. El Impacto de los Sistemas actuales de cultivo sobre las Propiedades Químicas del Suelo y sus efectos sobre los Balances de Carbono. Pg.51-55. INTA Ediciones. Colección Investigación, Desarrollo E Innovación. 1ª ed. Coronel Suárez, Buenos Aires. ISBN 978-987-521-624-2 Fernández, R.; Quiroga, A. Y E. Noellemeyer. 2013. Cultivo de cobertura como antecesor del cultivo de maíz en la Región Semiárida Pampeana. Contribuciones de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Cap.15: 117-127. Ediciones INTA. ISBN 978-987-679-177-9. Ridley, N. 2013. Cultivos de cobertura en el sur de Santa Fe: Efectos sobre la eficiencia de barbecho y la porosidad del suelo. Contribuciones de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Cap.02: 7-15. Ediciones INTA. ISBN 978-987-679-177-9. Sáenz, C. y J. Colazo. 2013. Costo hídrico de cultivos de cobertura invernales en San Luis. Primeras experiencias. Contribuciones de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. 1a ed. La Pampa: Ediciones INTA, ISBN 978-987-679-177-9. Cap.03: 16-20. Scianca, C.; Álvarez, C.; Barraco, M.; Quiroga, A. Y M.B. Pérez. 2008. Impacto de diferentes coberturas invernales sobre propiedades edáficas, población de malezas y productividad de soja. Memoria Técnica 2007-08. EEA INTA General Villegas.

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Ambiente

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Peso de mil semillas en g y número de granos por m2 del cultivo de soja.


Red de INNOVADORES

Autores: Ross, F.1 y Massigoge, J.1 CEI INTA Barrow Contacto: ross.fernando@inta.gob.ar 1

Cultivos de servicio, maíz tardío y siembra al voleo

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La siembra aérea de un CS durante la etapa de llenado de grano del cultivo de maíz, resultó apropiada para suprimir las malezas.

Palabras Claves: Siembra aérea; Malezas; Maíz tardío; Rastrojo.


El notable crecimiento del área sembrada con maíz en ambientes limitados del sur bonaerense, deja a la vista sus efectos secundarios. El cultivo de maíz se realiza mayormente en siembra tardía y con densidad de plantas en niveles inferiores a las 30.000 pl Ha-1. Esto limita operativamente los controles de malezas, principalmente por el atraso de la fecha de cosecha (agosto-septiembre). Por otro lado, el escaso aporte de rastrojo resulta una limitante para el próximo cultivo. Para subsanar estas limitaciones, el objetivo de este trabajo fue estudiar la incorporación de un cultivo de servicio mediante la siembra al voleo durante la etapa de llenado de grano del cultivo de maíz, evaluando la eficiencia de implantación y de competencia con malezas de distintas especies OIP. Materiales y métodos El experimento se realizó en la EEA INTA CEI Barrow y se replicó en el partido de Coronel Dorrego, paraje Las Oscuras. Los tratamientos evaluados consistieron en siembras al voleo de especies puras: Centeno (40 Kg Ha-1), Vicia Villosa (25 Kg Ha-1) y Raigrás anual (25 Kg Ha-1). Los experimentos se realizaron en microparcelas según un diseño experimental en bloques completos aleatorizados con tres repeticiones. La siembra al voleo se realizó durante la primera quincena del mes de

Resultados y discusión Las condiciones meteorológicas del otoño de 2018 resultaron anormales. Las precipitaciones de los meses de febrero y marzo fueron escasas. Entre los principales eventos, se destacó una lluvia de 15 mm durante mediados de marzo. Esta lluvia resultó suficiente para que se desencadene la germinación de algunas especies. Si bien no se tomaron registros, visualmente se observó que la germinación de centeno resultó alta (Foto 1), intermedia en vicia y menor la de raigrás. Posterior a esta lluvia sobrevino una etapa de sequía superficial del suelo, para luego normalizar la humedad con lluvias de mediados de abril. La reacción a la disponibilidad de agua mediante la germinación determinó una baja eficiencia de implantación de centeno y vicia respecto de raigrás (Figura 1). En cambio, en los ensayos recientemente implantados (2019) se observa una excelente implantación de todas las especies (Foto 2). Según estos resultados, los mecanismos de germinación de raigrás serían los más eficientes ante eventuales lapsos de sequía. Por otro lado, en condiciones adecuadas de humedad la implantación de centeno resultaría más agresiva y competitiva con las malezas. Los demás resultados que se obtuvieron al momento de supresión, están altamente condicionados por la eficiencia de implantación lograda por cada especie. No obstante, resultan muy oportunos para visualizar los efectos y diseñar estrategias de manejo del cultivo de servicio. Como era de esperar, al momento de supresión el raigrás logró la mayor acumulación de materia seca aérea (biomasa, Figura 2). Por otro lado, pese a la mala implantación de ambas especies, el centeno logró acumular más biomasa aérea que vicia. Esto es esperable por dos motivos: las fallas que determinaron una implantación tardía y un momento de supresión temprano, que determinaron una etapa de crecimiento de los CS en condiciones de invierno.

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Las malezas resistentes desafían el manejo del lote y son un problema complejo de abordar. El manejo integrado propone replantear las rotaciones de cultivos, de herbicidas y utilizar cultivos de servicio cuando fuese necesario. El desafío agronómico de hoy es diagnosticar las limitantes de cada lote y abordarlas en forma específica.

marzo y la supresión del cultivo de servicio se realizó a mediados del mes de septiembre. Al momento de supresión, se evaluaron: las plantas logradas, la biomasa o materia seca aérea acumulada por el CS, el porcentaje de suelo cubierto por el CS y el porcentaje de suelo cubierto por malezas. Los porcentajes de cobertura se calcularon con el programa CobCal.

55 Cultivos Invernales 2019

Las tecnologías utilizadas en la actualidad generan efectos secundarios adversos en los agroecosistemas. La pérdida de calidad física, química y biológica se refleja en alteraciones de la dinámica del agua, pérdidas de nutrientes del sistema, en la aparición de malezas resistentes, en la contaminación del ambiente, entre otros. En la mayoría de los casos, puede que estos efectos secundarios no fueran el resultado directo de las tecnologías sino del mal uso de las mismas. Sin duda los barbechos largos representan el lugar donde se gestaron muchos de los inconvenientes que plantean un desafío en la actualidad.


Foto 1

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Germinación de semilla de centeno, marzo de 2018.

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El centeno es una especie muy adaptada para crecer durante el frío invernal; por el contrario, el crecimiento de la vicia se detiene marcadamente en condiciones de baja temperatura. Por lo tanto, si quisiéramos diseñar un CS que arranque rápido y sea agresivo en invierno, raigrás y centeno serían los más indicados aunque se necesitarían condiciones benignas en la implantación. Además de la especie y de las condiciones de implantación, la agresividad inicial y/o la capacidad de competencia con malezas estaría condicionada por la densidad de siembra. Incrementar la densidad de siembra permitirá alcanzar rápidamente la cobertura del suelo, aumentando la eficiencia en el control de malezas y la producción inicial de biomasa. De acuerdo con la cantidad de plantas logradas y la biomasa acumulada por cada especie, el porcentaje de cobertura del suelo por malezas al momento de supresión resultó nula en las parcelas de raigrás, del 6% en las parcelas de centeno y del 12% en la parcela de vicia. Podemos concluir que el raigrás presentó la mayor capacidad de implantación, producción de biomasa y competencia con malezas en un otoño alternado entre sequía y lluvia.

Figura 1

Densidad de plantas logradas al momento de supresión (Septiembre). Letras diferentes indican diferencias significativas entre medias (p<0,05).


Foto 2

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Implantación de vicia en siembra aérea, año 2019.

Figura 2

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Biomasa acumulada al momento de supresión (septiembre). Letras diferentes indican diferencias significativas entre medias (p<0,05).

Figura 3

Porcentaje de suelo cubierto por cada CS y por las malezas al momento de supresión (septiembre). Letras diferentes indican diferencias significativas entre medias (p<0,05).


Conclusión

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• Para diseñar un cultivo de servicio, se deben estudiar los requerimientos y las capacidades de cada especie. Para los CS se utilizan las mismas especies que se utilizan para siembra de verdeos o intersiembra de pasturas. Por lo tanto disponemos de mucha bibliografía. Los resultados de este trabajo demuestran que la siembra aérea de un CS durante la etapa de llenado de grano del cultivo de maíz, resultó apropiada para suprimir las malezas (Foto 3). En términos generales, cuanto mayor sea el vigor inicial y mayor la producción de biomasa, más eficiente será un CS para competir e inhibir el crecimiento de las malezas.

Foto 3

Siembra aérea de raigrás sobre cultivo de maíz, septiembre de 2018.

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Cultivos de servicios para uso forrajero

*Equipo de trabajo participantes del Convenio INTA-IPCVA

Red de INNOVADORES

Autores: Eclesia, R.P.; Wingeyer, A.B.; Ré, A.E.; Rampoldi, A.; Marnetto, M.J.; Pautasso, J.M.; Valentinuz, E.; Wouterlood, N.; Roman, L.; Engler, P.; Caviglia, O.; Novelli, L.; Dupleich, J.; Piñeiro, G.; Corte, F.

El aprovechamiento de los CS para forraje podría ser una opción viable que permita al productor recuperar o incluso capitalizar el dinero invertido.

Palabras Claves: Forraje; Pasturas; Cobertura; Suelo.

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¿Qué son los cultivos de servicios? Los servicios ambientales son aquellos beneficios que proveen los ecosistemas a las personas, para que éstas, a su vez, hagan uso de ellos con el fin de mejorar su calidad de vida. Como ejemplo, se pueden mencionar: provisión de agua y alimentos, control de la erosión y degradación de suelo, producción de oxígeno, secuestro de carbono, regulación del ciclo de nutrientes, etc. En el caso de un sistema agrícola, el principal servicio es el de la provisión de alimentos, mientras que su funcionamiento se encuentra subsidiado por “energía externa”, como por ejemplo combustibles, uso de fertilizantes, productos fitosanitarios, riego, etc. Los cultivos de servicios son cultivos que se realizan entre dos cultivos de renta, los cuales comúnmente se realizan con el fin de “cubrir” el suelo de manera de controlar la erosión. Sin embargo, debido a diferentes externalidades que se generan, estos cultivos contribuyen a servicios ambientales como: el secuestro de carbono, la regulación del reciclaje de nutrientes, del ciclo hidrológico, la reducción del uso de herbicidas y además la provisión de forraje. Por tal razón, actualmente se los conoce como “cultivos de servicio” (CS). ¿Cuándo sembrar y suprimir los CS en Entre Ríos? Siembra En general se recomienda sembrar los CS lo antes posible, siendo la fecha más apropiada entre los meses de marzo y abril, según el cultivo antecesor. Al retrasar la fecha de siembra, el crecimiento de los cultivos será más lento, por lo que habrá menos posibilidades de competir con las malezas y/o realizar buenos controles de las mismas, y la producción de materia seca total será menor. Si el cultivo antecesor es soja, lo más probable es que se tienda a retrasar la fecha, debido a que se superpone con la cosecha y, en general, las lluvias otoñales son más frecuentes y reducen las condiciones para la siembra. Por ello, una estrategia que se viene adoptando es la siembra al voleo, previa a la cosecha de soja, en el estadio de R7, momento en que la planta de soja comienza a “amarillear”. Este es un método muy práctico y efectivo, ya que permite avanzar en superficie de siembra en poco tiempo. Sin embargo, no todas las especies logran una buena implantación, siendo más recomendable para especies gramíneas, como avena y raigrás, aunque

se ha logrado buena implantación además en nuestra zona con leguminosas como vicia y trébol persa. Supresión Para no resignar rendimiento del cultivo de soja, es importante respetar las fechas de supresión (muerte) del CS. Esta supresión puede realizarse mediante medios químicos, aplicando un herbicida, o mecánicos, utilizando un rolo-faca. Con supresiones entre fin de septiembre-principio de octubre para la zona de Entre Ríos, los rendimientos de soja sobre un CS no difieren del rendimiento de una soja de primera sobre barbecho. Sin embargo, si se retrasa la supresión, dependiendo del año, podría comprometerse el almacenamiento hídrico disponible para la siembra y/o retrasarse la misma a fechas que no son óptimas para la zona, resignando potencial, como ocurre con una soja de segunda. Para el caso de maíz tardío, la supresión del CS se puede retrasar alrededor de un mes más, considerando que quedará alrededor de un mes entre la supresión del CS y la siembra del maíz (diciembre). La utilización de los CS para forraje, ¿afecta a los demás servicios ambientales? El aprovechamiento de los CS para forraje podría ser una opción viable que permita al productor recuperar o incluso capitalizar el dinero invertido. La incertidumbre es en qué medida son afectados los demás servicios ambientales. Si se considera el servicio de incorporación de materia orgánica al suelo (MO), se sabe que entre el 60 y 80% de la MO del suelo proviene de las raíces, por lo que el aporte no sería afectado sustancialmente al remover la parte aérea para su utilización forrajera. Para poner a prueba ésta pregunta, se lleva adelante una experiencia en la EEA Paraná del INTA donde se deja el CS en pie vs. el CS cortado a diferentes alturas, dejando 6 y 12 cm de remanente en cada tratamiento simulando una remoción para uso forrajero. El hecho de dejar dos alturas de remanente, supone una intensidad de aprovechamiento diferencial que podría estar influyendo también tanto en la producción de raíces como en la incorporación de MO al suelo. La MO del suelo no fue afectada por el corte, considerando un período de tres años. Sin embargo, sí se afectó la producción de raíces (Figura 1). Asimismo,


Existe una fuerte asociación entre la cantidad de raíces y la materia orgánica particulada (POM). La POM es la fracción más activa de la MO, que se forma y descompone más rápido y que se asocia a la disponibilidad de algunos nutrientes. Producción potencial de CS en un esquema de soja continua sobre un suelo Molisol de la EEA Paraná En el ensayo de la EEA Paraná, la materia seca total de los CS varió entre 3700 a 7700 kg ha-1 acumulada hasta principios de octubre, considerando un promedio de cuatro años de evaluación (Figura 3). En general, la materia seca fue superior en las gramíneas respecto a las leguminosas y en la menor intensidad de corte (remanente de 12 cm) respecto a la mayor intensidad (remanente de 6 cm). A pesar de ello, éste comportamiento varió entre los cuatro años de evaluación (Figura 3). La materia seca

En general las gramíneas evaluadas presentaron un mayor crecimiento inicial que las leguminosas, y generaron mayor producción acumulada hasta la fecha de supresión (Figura 3), y por lo tanto, mayor oportunidad de aprovechamiento y mejor competencia con las malezas invernales. Sin embargo, hay que considerar que para obtener estas producciones las gramíneas se fertilizaron con urea (entre 50 y 100 kg N ha-1). En los cuatro años de evaluación y con siembras de fines de abril-principio de mayo, los primeros cortes en las gramíneas se realizaron hacia fines de julio-principio de agosto, con producciones acumuladas al primer corte entre 2500 y 3800 kg ha-1 de MS. Mientras que las leguminosas en general se retrasaron al menos un mes respecto a las gramíneas para acumular ~3000 kg ha-1 de MS en el primer corte. Figura 1

Materia seca radical de los CS según diferente intensidad de corte (Baja intensidad= 12 cm de remanente y Alta intensidad= 6 cm de remanente) y sin corte. Resultados del ensayo de la EEA Paraná del INTA sobre suelo vertisol.

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Se observa que el corte del CS reduce la producción de raíces, especialmente en los de mayor intensidad.

disponible, aprovechable para forraje representó entre el 73 y 80% de la materia seca total al dejar un remanente de 12 cm, y entre el 83 y 88% al dejar un remanente de 6 cm. Así, la materia seca aprovechable promedio de las gramíneas fue de 5500 kg ha-1 y 5200 kg ha-1 para los cortes de 12 y 6 cm respectivamente, mientras que en las leguminosas fue de 3800 kg ha-1 y 3700 kg ha-1 para los cortes de 12 y 6 cm respectivamente, como promedio del período 2014-2017.

61 Cultivos Invernales 2019

hubo una fuerte asociación entre la producción de raíces y la MO del suelo (Figura 2). En consecuencia, el manejo de corte diferencial podría afectar a la MO del suelo en un futuro, aunque hasta el momento, no ha ocurrido.


Figura 2

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Asociación entre materia seca de raíces y materia orgánica particulada (MOP). Resultados del ensayo de la EEA Paraná del INTA sobre suelo vertisol en secuencias Melilotus/Soja (Mel/Sj), Raigrás/Soja (Rg/Sj) y monocultivo de soja con barbecho invernal (Bcho/Sj).

Cultivos Invernales 2019

62 Así, dependiendo el año, a las gramíneas se les realizaron entre dos y tres cortes y a las leguminosas solo uno a dos cortes. Considerando entonces las fechas de siembra y supresión, abril y octubre respectivamente, el período máximo de aprovechamiento de los CS, alcanzado entre dos cultivos de soja, fue de 30-40 días para las leguminosas y de 70 días para las gramíneas. Rendimiento de soja Se muestran los resultados para el ensayo de la EEA Paraná del INTA, sobre suelo Molisol. Al comparar el rendimiento de soja promedio entre los tratamientos con y sin CS como antecesor, no se observaron diferencias, habiendo sólo diferencias por efecto del año, siendo menor en la campaña 2015/2016 (Tabla 1). Asimismo, en dicha campaña no sólo el rendimiento fue menor, sino que además se observó mayor variabilidad entre los datos (reflejado por el coeficiente de variación, CV). Los bajos rendimientos estuvieron asociados a los altos niveles de lluvias, ocurridas en las inmediaciones de la cosecha. Al incluir el efecto del corte en el análisis y sin considerar el barbecho, se observaron diferencias en el rendimiento de soja de acuerdo al antecesor (Tabla 2). En general, el rendimiento de soja luego de Trébol persa fue inferior al resto, mientras que cuando el antecesor fue Raigrás, los rendimientos de soja fueron altos en los tres períodos

de evaluación. Si bien no se puede afirmar con los datos disponibles, es probable que los menores rendimientos de la soja de la secuencia con Trébol persa se deban a la dificultad de supresión de dicha leguminosa, que pudo haber afectado la humedad disponible durante la siembra e implantación del cultivo. En general, el rendimiento de soja fue superior luego de un antecesor bajo corte, respecto a dejar el CS en pie (Tabla 2). Esta tendencia se observó con todos los antecesores, aunque hubo casos en que esto no se manifestó. Por ejemplo, en la campaña 2015/2016, posiblemente debido al problema de las abundantes lluvias ocurridas en las inmediaciones de la cosecha, y también en el caso de la secuencia Meli/Sj de 2016/2017, cuando el cultivo de melilotus no fue cortado debido a su mala condición de emergencia, y se dejó sólo como cobertura sin corte en toda la parcela. Al considerar todos los tratamientos en conjunto y en promedio de los tres años de evaluación, las diferencias en rendimiento de soja bajo un antecesor con corte y un antecesor sin corte estuvo en el orden de los 3,5 qq ha-1. Esto se podría adjudicar a dos posibles causas: por un lado, a la mayor extracción de agua post supresión del cultivo que realiza el CS al tardar más tiempo en secar que un cultivo cortado; o bien, que la mayor materia


Figura 3

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Asociación entre materia seca de raíces y materia orgánica particulada (MOP). Resultados del ensayo de la EEA Paraná del INTA sobre suelo vertisol en secuencias Melilotus/Soja (Mel/Sj), Raigrás/Soja (Rg/Sj) y monocultivo de soja con barbecho invernal (Bcho/Sj).

Cultivos Invernales 2019

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Tabla 1

Rendimiento de soja (kg ha-1) en secuencias con y sin uso de CS. Letras diferentes indican diferencias significativas entre campañas. Las secuencias de cultivo evaluadas fueron: Avena/Soja (Av/Sj), Raigrás/Soja (Rg/Sj), Melilotus/Soja (Meli/Sj), Trébol persa/Soja (Per/Sj) y Barbecho/Soja (Bcho/Sj). Secuencia

Campañas 2014/2015

2015/2016

2016/2017

Av/Sj

3756

2698

4143

Rg/Sj

4349

2780

4100

Meli/Sj

3990

2463

4454

Per/Sj

3734

2558

3950

Bcho/Sj

4045

2507

3891

Promedio

3974 a

2600 b

4107 a

CV (%)

14.62

16.26

10.75


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seca en superficie haya generado una emergencia más variable respecto al cultivo con corte. Se está evaluando humedad de suelo en los diferentes tratamientos para tratar de dilucidar esto. Lo claro es que esta tendencia refleja una ventaja más del aprovechamiento de los CS con destino a forraje.

Cultivos Invernales 2019

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Evaluaciones en campos de productores Se están realizando determinaciones de producción primaria y secundaria en campos de productores ubicados en la provincia de Entre Ríos, sobre CS con y sin pastoreo (Tabla 3). Como se muestra en la Tabla 1, dos sitios mostraron productividades mayores con

pastoreo y tres sin pastoreo. La condición de fertilidad de los suelos, la fertilización y la fecha de siembra son factores que condicionan la productividad de los CS. Para la campaña 2017, las lluvias otoñales retrasaron la siembra de los CS (Tabla 3). Ello generó a su vez un retraso en el comienzo del período de aprovechamiento (Tabla 4) y llevó a tener que retrasar la supresión para que el período de aprovechamiento no fuese tan acotado. De todos modos, desde el punto de vista de la acumulación hídrica para el posterior cultivo (considerando que la siembra es en noviembre), es recomendable realizar la supresión dentro de la primer semana de octubre.

Tabla 2

Rendimiento de soja por efecto de diferentes CS y nivel de exportación de residuos o intensidad de corte de los CS. Letras distintas indican diferencias entre cultivos para un mismo año de evaluación. Las secuencias de cultivo evaluadas fueron: Avena/Soja (Av/Sj), Raigrás/Soja (Rg/Sj), Melilotus/Soja (Meli/Sj) y Trébol persa/ Soja (Per/Sj). Secuencia

Av/Sj

Rg/Sj

Meli/Sj

Per/Sj

Corte

Campañas 2014/2015

2015/2016

2016/2017

Sin corte

3504

2751

3658

12 cm

4230

2749

4381

6 cm

3533

2594

4389

Promedio

3756 B

2698 A

4143 AB

Sin corte

3664

2619

3580

12 cm

4574

2705

4628

6 cm

4809

3015

4093

Promedio

4349 A

2780 A

4100 AB

Sin corte

3803

2166

4537

12 cm

4063

2617

4323

6 cm

4104

2606

4503

Promedio

3990 AB

2463 A

4454 A

Sin corte

3334

2695

3890

12 cm

3919

2550

3973

6 cm

3950

2430

3987

Promedio

3734 B

2558 A

3950 B

CV (%)

13.32

16.74

9.18


Si bien, hubo sitios en los que se realizó la siembra en forma temprana (La Capilla, Gutiérrez y Leineker), las complicaciones de logística en los establecimientos, o bien, la preferencia del productor de dejar un tiempo más los animales pastoreando, hizo que la fecha de supresión igualmente se retrase de la fecha considerada

óptima. Tanto la producción de pasto como los días de aprovechamiento, condicionaron la ganancia de peso de los animales. Así, se observaron producciones desde 80 kg/ha hasta casi 400 kg/ha de carne, siendo en promedio de 212 kg/ha (Tabla 4).

Tabla 3

Sitio

Producción (kg ha-1)

Zona

CS

Siembra

Supresión

CS sin pastoreo

CS pastoreado

La Capilla

Urdinarrain

Avena

05/05/2017

28/10/2017

3955

2090

Gutiérrez

Costa Grande

Avena

25/03/2017

24/10/2017

2592

2921

SRG

Gualeguay

Trigo

15/06/2017

13/11/2017

-

3630

Leineker

Cnia. Santa Luisa

Avena

15/04/2018

26/10/2017

3020

2505

Nogués

La Paz

Avena

10/06/2017

27/10/2017

2052

2927

65 Cultivos Invernales 2019

Fechas

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Producción primaria de los CS con y sin pastoreo.


Tabla 4

Producción secundaria en diferentes sitios. SITIO La Capilla

Gutiérrez

SRG

Leineker

Nogués

166-211

150-206

148-173

183-238

203-233

25/07/2017

17/07/2017

06/09/2017

24/06/2017

20/09/2017

0.566

0.78

0.74

0.62

0.54

Carga (Cab/ha)

4.8

4.3

15.8

2.3

4

Producción de carne (kg/ha)

226

240

389

126

52

Días aprovechamiento efectivos

83

68

27

66

27

Días fuera del verdeo

0

4

6

19

10

NO

Campo natural

1700 kg MS base rollo de alfalfa

Campo natural

Campo natural

Peso ingreso-egreso (kg)

Red de INNOVADORES

Fecha de ingreso

Cultivos Invernales 2019

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Ganancia peso (kg/día)

Otro recurso forrajero aportado

Consideraciones finales • Los resultados preliminares en esta línea de trabajo mostraron que es posible realizar un manejo del pastoreo de los CS, arrojando resultados productivos variables en función principalmente del manejo y también de las condiciones propias del suelo y ambiente. Se sigue investigando en la línea de trabajo de modo de obtener resultados más robustos que ayuden a la toma de decisión. Asimismo, se está trabajando en diferentes variables ambientales que respalden este tipo de prácticas. Fuente: http://cultivosdeservicios.agro.uba.ar

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES


Fertilización nitrogenada para trigo candeal y trigo para pan

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Autor: Maich, R.H.

Evaluación en secano de cultivares fertilizados a razón de 100 kg N ha-1 a la siembra, en la región central semiárida de la provincia de Córdoba.

Palabras Claves: Ensayo comparativo; Rendimientos; Cultivares; Trigo.

Cultivos Invernales 2019

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Red de INNOVADORES Cultivos Invernales 2019

68

Introducción En ambientes de bajos rendimientos (≤ 2 t ha−1), el trigo para pan es el que alcanza los mejores rendimientos en grano respecto al trigo para fideos. Lo inverso ocurre cuando los rendimientos fluctúan entre las 4 y 6 t ha−1 (Martí and Slafer, 2014). Singh et al. (2001) y LópezBellido et al. (2008), le ponen valores a la diferencia en rendimiento en grano entre el trigo para pan y el trigo candeal, casi un 20% a favor del primero. Resultados similares se obtuvieron en ocasión de evaluar cinco cultivares de trigo candeal y un cultivar de trigo para pan en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC) en el año 2017. El objetivo del presente trabajo fue evaluar en secano cuatro cultivares de trigo candeal y dos cultivares de trigo para pan fertilizados a razón de 100 kg N ha-1 a la siembra, en la región central semiárida de la provincia de Córdoba. Materiales y Métodos El ensayo comparativo de rendimiento en trigo se realizó durante 2018 en el Área Experimental del Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de Córdoba (UNC), ubicado en camino a Capilla de los Remedios km 15.5, geográficamente a 31° 28 49,42” S y

64°00 36,04” O. Esta zona se corresponde con la zona semiárida central de la provincia de Córdoba, con una precipitación media anual de 770 mm, bajo un régimen monzónico. El tipo de suelo es un Haplustol Entico, franco limoso en superficie y subsuelos (serie Oncativo) con capacidad de uso III e índice de productividad 68. Se evaluaron dos cultivares de trigo para pan (ACA 360 y Algarrobo) y cuatro cultivares de trigo candeal (Cariló, Obelix, Odiseo y Quillén). La siembra se llevó a cabo con una sembradora tipo planet. La densidad de siembra usada fue de 200 semillas viables por m2 (trigo para pan) y en 300 semillas viables por m2 (trigo para fideos). Los materiales se sembraron el 19 de mayo de 2018 sobre un lote que provenía de un barbecho estival. El diseño utilizado fue en bloques completamente aleatorizados con tres repeticiones. Las unidades experimentales fueron micro parcelas de cuatro surcos de 5 metros de longitud distanciados por 20 cm. Se fertilizó transversalmente la mitad de cada bloque a razón de 100 kg de N ha-1. Previo a la siembra y para determinar la disponibilidad hídrica del perfil, se tomaron muestras de agua con un barreno hasta los 2 metros de profundidad. La densidad aparente utilizada para los cálculos fue de 1,25 g/cm3 y un PMP del 10%. Asimismo, se realizaron análisis Tabla 1

Comportamiento agronómico y productivo de dos variedades de trigo para pan (ACA 360 y Algarrobo) y cuatro variedades de trigo candeal (Cariló, Obelix, Odiseo y Quillén) en el que se confunden los resultados de dos dosis de fertilizante nitrogenado (0 y 100 kg N ha-1). Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias. Otoño-invierno 2018.

Cultivar

Grano

Biomasa

IC

P1000G

Nº G

Nº E

Nº G/E

ACA 360

1282 a

6282 a

20,4 b

26,9 b

4741 a

295 a

16 b

Algarrobo

1465 a

5737 a

25,5 a

27,1 b

5444 a

242 b

23 a

Cariló

762 b

5208 b

14,4 c

29,1 b

2631 b

189 c

14 b

Obelix

683 b

6195 a

11,1 d

33,3 a

2046 b

172 c

12 b

Odiseo

898 b

5383 b

16,6 c

33,9 a

2654 b

168 c

16 b

Quillén

533 b

4862 b

10,9 d

24,8 c

2163 b

150 c

14 b

*Medias con una letra común no son significativamente diferentes (p<= 0,05). Referencias. Grano: rendimiento en grano (kg ha-1), Biomasa: rendimiento en biomasa aérea (kg ha-1), IC: Índice de cosecha (%), P1000G: peso de mil granos (g), Nº G: número de granos por metro cuadrado, Nº E: número de espigas por metro cuadrado y Nº G/E: número de granos por espiga.


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químicos del suelo en el Laboratorio de Suelo y Agua de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba (LabSA). Se registraron las precipitaciones acontecidas durante el ciclo de cultivo. A partir de la cosecha de los dos surcos centrales de cada parcela, se midieron o estimaron las siguientes variables: rendimiento en grano y en biomasa aérea (kg ha-1), índice de cosecha (%), peso de 1000 granos (g), número de granos y espigas por m2, número de granos por espiga y se estimó el porcentaje de espigas afectadas por el fenómeno denominado “Haying off”, es decir, cuando el cultivo se ve imposibilitado de completar el llenado de sus granos (granos chuzos) debido a un estrés hídrico o a un exceso de fertilización nitrogenada. Se analizaron los datos con el software para análisis estadísticos de aplicación general Infostat (Di Rienzo et al., 2016). Resultados y Discusión El agua útil almacenada en el suelo hasta los 2 m de profundidad al momento de la siembra fue de 195 mm. Las precipitaciones acumuladas durante el ciclo del cultivo, desde el 19 de mayo de 2018 hasta el 4 de noviembre de 2018 (momento de la cosecha) fueron de 70 mm. El contenido de materia orgánica del lote ascendía a 2,53%, 10,7 ppm de N-NO3 hasta los 60 cm de profundidad, y 56,9 ppm de P en los primeros 20 cm de profundidad. Comportamiento agronómico de trigo para fideos y trigo para pan Los resultados agronómicos presentados en la Tabla 1 condicen con lo observado por Josephides (1992), aunque la diferencia en cuanto al rendimiento en grano a favor del trigo para pan grupo 1 (ACA 360) respecto al mejor cultivar de trigo para fideos (Odiseo), alcanzó el 42,8%. Tal como lo señalan Zubaidi et al. (1999), el trigo para fideos equipara o supera el rendimiento del trigo para pan solo en aquellos ambientes sin limitantes hídricas. Por el contrario, cuando el agua disponible no alcanza los 450 mm durante el ciclo de cultivo o el cultivo de trigo para pan rinde por debajo de 2500 kg ha-1, los rendimientos en grano del trigo para fideos serán menores a los del trigo para pan. El bajo número de espigas y de granos por metro cuadrado conspira contra el trigo para fideos toda vez que pretenda equiparar su rendimiento al del rendimiento del trigo para pan.

Resultan interesantes los resultados del trabajo de Mohammadi et al. (2012), quienes evaluaron el rendimiento en grano de catorce cultivares de trigo para fideos y un cultivar de trigo para pan, a lo largo de tres años, en dos localidades en secano y bajo riego. Estos autores constataron que, de los quince materiales cultivados en secano, en solo una combinación año x localidad el rendimiento en grano del trigo para pan se ubicó por debajo de la media del ensayo. En cambio, de los catorce genotipos de trigos para fideos solo uno logró equiparar la performance del mencionado genotipo de trigo para pan. Los resultados obtenidos durante el año 2018 en el Campo Escuela muestran que ninguno de los cuatro cultivares de trigo candeal lograron superar la media del ensayo, que sí aconteció con los dos cultivares de trigo para pan evaluados. Focalizando nuestra atención en la asociación entre las variables agronómicas en trigo para fideos, Pedro et al. (2011) aseveran que si bien el rendimiento en grano de los distintos genotipos evaluados resultó semejante, este carácter estuvo asociado más con la producción de biomasa aérea que con el índice de cosecha. Salvando las distancias en cuanto a la calidad y profundidad con la que se condujo el trabajo de Pedro et al. (2011), los valores de los coeficientes de correlación entre el rendimiento en grano y la producción de biomasa aérea e índice de cosecha estimados en el presente trabajo resultaron positivos y altamente significativos. A resultados similares llego Saleem (2003), al cultivar genotipos de trigo para pan y para fideos bajo estrés hídrico. Los resultados obtenidos en este trabajo concuerdan parcialmente con lo observado por Kilic and Yagbasanlar (2010). En el ensayo donde se evaluaron cuatro cultivares de trigo candeal y dos cultivares de trigo para pan, los cultivares que florecieron antes fueron aquellos que obtuvieron más rendimientos en grano (Algarrobo, ACA 360 y Odiseo). Sin embargo, y no coincidiendo con lo observado por los autores antes mencionados, aquellos cultivares que presentaron el periodo de llenado de grano más corto (Algarrobo, ACA 360 y Odiseo), resultaron también los más rendidores. A continuación, se presenta el biplot correspondiente a la información del ensayo objeto de análisis (Figura 1).


Figura 1

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Representación biplot del análisis de los componentes principales en el que pueden visualizarse las relaciones entre las variables consideradas en el estudio (segmentos de recta que parte del origen) y los genotipos evaluados (puntos en el plano). Grano: rendimiento en grano (g m-2), Biomasa: biomasa aérea (g m-2), P1000G: peso de mil granos (g), Nro. granos: número de granos por metro cuadrado, Nro. espigas: número de espigas por metro cuadrado, IC: índice de cosecha (%), Nro. granos/espiga: número de granos por espiga.

Figura 2

Representación biplot del análisis de los componentes principales en el que pueden visualizarse las relaciones entre las variables consideradas en el estudio (segmentos de recta que parte del origen) y los genotipos evaluados (puntos en el plano). Grano: rendimiento en grano (g m-2), Biomasa: biomasa aérea (g m-2), P1000G: peso de mil granos (g), Nro. granos: número de granos por metro cuadrado, Nro. espigas: número de espigas por metro cuadrado, IC: índice de cosecha (%), Nro. granos/espiga: número de granos por espiga, Haying off (%): porcentaje de espigas con granos chuzos.

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Si bien los resultados del trabajo de Moayedi et al. (2010) se interpretan estadísticamente con un análisis de la varianza, los datos presentados posibilitaron su interpretación estadística mediante un análisis multivariado a través de componentes principales y representados gráficamente con un esquema biplot. Los resultados del biplot elaborado a partir de los datos publicados por Moayedi et al. (2010) y aquellos que se presentan en la Figura 1, resultan coincidentes. El único genotipo de trigo pan evaluado en el trabajo de Moayedi et al. (2010) se encuentra asociado a los vectores número de granos y número de espigas por metro cuadrado. También se destaca en cuanto a la producción de biomasa y en menor medida al rendimiento en grano.

Por su parte, los resultados correspondientes al ensayo llevado a cabo durante el año 2018 en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC) muestran que los dos cultivares de trigo pan, claramente se distinguen de los cuatro cultivares de trigo para fideos para todas las variables analizadas, hecha la excepción para el peso de mil granos. Volviendo al análisis de biplot hecho en base a los resultados del trabajo de Moayedi et al. (2010), de los cuatro genotipos de trigo para fideos, el identificado como G1 presenta un comportamiento agronómico destacado. Los cuatro cultivares de trigo para fideos evaluados en el Campo Escuela se analizaron de

Tabla 2

Comportamiento agronómico y productivo de dos variedades de trigo para pan (ACA 360 y Algarrobo) y cuatro variedades de trigo candeal (Cariló, Obelix, Odiseo y Quillén) en el que se confunden los resultados de dos dosis de fertilizante nitrogenado (0 y 100 kg N ha-1). Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias. Otoño-invierno 2018. Nitrógeno (Kg ha-1)

Grano

Biomasa

IC

P1000G*

Nº G

Nº E

Nº G/E

0

933

5612

16,5

28,3 b

3348

210

16

100

941

5609

16,4

30,1 a

3211

195

16

*Medias con una letra común no son significativamente diferentes (p<= 0,05). Referencias. FS: fecha de siembra, Grano: rendimiento en grano (kg ha-1), Biomasa: rendimiento en biomasa aérea (kg ha-1), IC: Índice de cosecha (%), P1000G: peso de mil granos (g), Nº G: número de granos por metro cuadrado, Nº E: número de espigas por metro cuadrado y Nº G/E: número de granos por espiga.

Tabla 3

Eficiencia en el uso del nitrógeno según la eficiencia agronómica y el factor de productividad parcial. Cultivar

Eficiencia agronómica

Factor de productividad parcial

Algarrobo

2,90

16,1

ACA 360

-0,43

12,6

Odiseo

-0,63

8,7

Cariló

-3,30

6,0

Obelix

1,07

7,4

Quillén

0,87

5,8


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manera independiente para distinguir entre ellos los agronómicamente superiores. El análisis multivariado mediante componentes principales y representado gráficamente con un biplot se presenta a continuación (Figura 2).

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Entre los cuatro cultivares de trigo para fideos, el cultivar Odiseo se distingue en cuanto al índice de cosecha, número de granos por metro cuadrado y rendimiento en grano. A las variables analizadas con anterioridad, se sumó el “Haying off”. Entendiéndose como tal una senescencia foliar anticipada durante el llenado del grano debido a restricciones hídricas o a un exceso en la fertilización nitrogenada. La variable agronómica más afectada fue el índice de cosecha (imposibilidad de translocar los hidratos de carbono solubles al grano) debido a que los granos no completaron su llenado (granos chuzos). Esto repercutió negativamente sobre el rendimiento en grano. Del análisis del biplot resulta que los cultivares de trigo para fideos Obelix y Quillén fueron los más afectados por “Haying off”. Respuesta a la fertilización nitrogenada en trigo para fideos y trigo para pan En la Tabla 2, se presentan los valores medios correspondientes a las variables agronómicas medidas o estimadas, resultantes de haber fertilizado al cultivo de trigo con 100 kg N ha-1. Solo se constataron diferencias estadísticamente significativas entre medias a favor de la fertilización con N para el peso del grano.

Los resultados aquí obtenidos difieren en varios aspectos respecto a los resultados obtenidos por Fois et al. (2009). En cuanto a la variable días a antesis, el material fertilizado adelantó su espigazón tres días en promedio respecto al material no fertilizado (datos no presentados). En cuanto al peso de mil granos, contrariamente a lo observado por los autores antes mencionados, se vio incrementado en promedio en un 6% cuando el material fue fertilizado a la siembra con 100 kg de N ha-1. En lo que respecta a la eficiencia en el uso del nitrógeno, Modhej et al. (2012) observaron que la eficiencia agronómica en promedio fue más alta en los trigos para fideos que en los trigos para pan. Los resultados que se presentan en la Tabla 3 no avalan lo afirmado por los mencionados autores, aunque condicen con los obtenidos por otros autores (Geleto et al., 1995; Ehdaie and Waines, 2001; López-Bellido et al., 2008). Finalmente y contrariamente a lo observado por De Vita et al. (2010), donde los cultivares modernos de trigo candeal respondieron a la fertilización y no así los cultivares más viejos, los resultados aquí presentados muestran que los cultivares de reciente liberación al mercado (Obelix y Odiseo), cuando son fertilizados con nitrógeno, manifiestan un comportamiento agronómico equivalente, en términos de factor de productividad parcial, al de los cultivares más antiguos.

Conclusiones • Bajo condiciones de secano, el cultivo del trigo para fideos en la región central semiárida de la provincia de Córdoba es casi inviable, aún cuando se bonifique respecto al precio del trigo para pan. Por otra parte, la fertilización nitrogenada a la siembra muestra una eficiencia en el uso del nitrógeno muy por debajo de lo que se menciona en bibliografía.


Agradecimientos

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A Pasejes S.A. por el apoyo financiero del presente trabajo.

Referencias

De Vita, P., Mastrangelo, A.M., Matteu, L., Mazzucotelli, E., Virzi, N., Palumbo, M., Lo Storto, M., Rizza, F., Cattivelli, L. (2010). Genetic improvement effects on yield stability in durum wheat genotypes grown in Italy. Field Crops Research, 119(1), 68-77. Di Rienzo J.A., Casanoves F., Balzarini M.G., Gonzalez L., Tablada M., Robledo C.W. InfoStat versi贸n 2016. Centro de Transferencia InfoStat, FCA, Universidad Nacional de C贸rdoba, Argentina. http:// www.infostat.com.ar Ehdaie, B., Waines, J. G. (2001). Sowing date and nitrogen rate effects on dry matter and nitrogen partitioning in bread and durum wheat. Field Crops Research, 73(1), 47-61. Fois, S., Motzo, R., Giunta, F. (2009). The effect of nitrogenous fertiliser application on leaf traits in durum wheat in relation to grain yield and development. Field Crops Research, 110(1), 69-75. Geleto, T., Tanner, D. G., Mamo, T., Gebeyehu, G. (1995). Response of rainfed bread and durum wheat to source, level, and timing of nitrogen fertilizer on two Ethiopian Vertisols. I. Yield and yield components. Communications in Soil Science and Plant Analysis, 26(11-12), 1773-1794. Josephides, C. M. (1992). Analysis of adaptation of barley, triticale, durum and bread wheat under Mediterranean conditions. Euphytica, 65(1), 1-8. Kilic, H., Yagbasanlar, T. (2010). The effect of drought stress on grain yield, yield components and some quality traits of durum wheat (Triticum turgidum ssp. durum) cultivars. Notulae Botanicae Horti Agrobotanici Cluj-Napoca, 38(1), 164-170. L贸pez-Bellido, R. J., Castillo, J. E., L贸pez-Bellido, L. (2008). Comparative response of bread and durum wheat cultivars to nitrogen fertilizer in a rainfed Mediterranean environment: soil nitrate and N uptake and efficiency. Nutrient Cycling in Agroecosystems, 80(2), 121-130. Marti, J., Slafer, G. A. (2014). Bread and durum wheat yields under a wide range of environmental conditions. Field Crops Research, 156, 258-271. Moayedi, A. A., Boyce, A. N., Barakbah, S. S. (2010). The performance of durum and bread wheat genotypes associated with yield and yield component under different water deficit conditions. Australian Journal of Basic and Applied Sciences, 4(1), 106-113. Modhej, A., Naderi, A., Emam, Y., Aynehband, A., Normohamadi, G. (2012). Effects of post-anthesis heat stress and nitrogen levels on grain yield in wheat (T. durum and T. aestivum) genotypes. International Journal of Plant Production, 2(3), 257-268. Mohammadi, R., Armion, M., Kahrizi, D., Amri, A. (2012). Efficiency of screening techniques for evaluating durum wheat genotypes under mild drought conditions. International Journal of Plant Production, 4(1), 11-24. Pedro, A., Savin, R., Habash, D. Z., Slafer, G. A. (2011). Physiological attributes associated with yield and stability in selected lines of a durum wheat population. Euphytica, 180(2), 195-208. Saleem, M. (2003). Response of durum and bread wheat genotypes to drought stress: biomass and yield components. Asian Journal of Plant Sciences, 2(3), 290-293. Singh, R. P., Huerta-Espino, J., Rajaram, S., Crossa, J. (2001). Grain yield and other traits of tall and dwarf isolines of modern bread and durum wheats. In Wheat in a Global Environment (pp. 579-584). Springer Netherlands. Zubaidi, A., McDonald, G. K., Hollamby, G. J. (1999). Shoot growth, root growth and grain yield of bread and durum wheat in South Australia. Australian Journal of Experimental Agriculture, 39(6), 709-720.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES

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Autores: Divito, G.A.1; Sainz Rozas H.R.2; Torres, A.1; Berg, G.3; Piloni, L.4; Therisod, G.5 Regional Necochea Aapresid. Unidad Integrada Balcarce INTAFacultad de Ciencias Agrarias UNMdP. 3 Regional Juan Manuel Fangio Aapresid. 4 Regional Tres Arroyos Aapresid. 5 Regional Azul-Tandil Aapresid. 1

2

Nutrición de trigo y cebada: ¿qué vemos a campo?

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Datos de las regionales del sudeste analizados junto a investigadores de la Unidad Integrada Balcarce (INTA-FCA). Además, se validan a campo nuevas metodologías de diagnóstico.

Palabras Claves: Proteína; Modelos de Diagnóstico; Fertilización Nitrogenada.


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La nutrición de trigo y cebada es fundamental para el logro de elevados rendimientos y la obtención de granos de buena calidad según el destino comercial. El presente trabajo tiene como objetivo describir las metodologías de diagnóstico y fertilización nitrogenada más empleadas y mostrar los resultados que se observan en lotes de producción de las regionales Aapresid del sudeste bonaerense.

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La información de campo surge de 311 lotes de cebada (199 de la Regional Necochea, 63 de J.M. Fangio, 20 de Tres Arroyos y 29 de Azul-Tandil) y 448 lotes de trigo (89 de Necochea, 277 de J.M. Fangio, 49 de Tres Arroyos y 33 de Azul-Tandil) de las campañas 2015/16, 2016/17 y 2017/18. Los mismos provienen de zonas representativas de las cuatro regionales: desde Gral. Madariaga (al este) hacia Azul (al oeste) y hasta Tres Arroyos (hacia el sur). Puede consultarse más información en Therisod et al. (2017) y Divito et al. (2018). Ambiente Las condiciones ambientales del sudeste bonaerense son muy favorables para el crecimiento y desarrollo de los cereales de invierno (Abbate, 2017). En general, existe baja probabilidad de ocurrencia de déficit hídrico previo al período crítico para la definición del rendimiento, que ocurre entre mediados de octubre y mitad de noviembre. Por el contrario, son frecuentes los excesos de agua entre la siembra y comienzos de encañazón, que reducen la eficiencia de uso del

nitrógeno (N) aplicado en estadios tempranos (Reussi Calvo y Echeverría, 2006). Por otra parte, los registros moderados de temperatura alrededor de floración definen valores de cociente fototermal (relación entre la radiación solar media y la temperatura media) muy favorables para el cultivo (Abbate, 2017). En este contexto, es fundamental definir estrategias de fertilización nitrogenada adecuadas, a fin de lograr altos rendimientos, obtener granos con elevado contenido de proteína y procurar la mayor eficiencia en el uso del nutriente.

Métodos de diagnostico Modelos empíricos “tradicionales” Los “modelos empíricos” son la metodología más usual para definir la fertilización de los cultivos en la zona y en la región pampeana en general. Los mismos se basan en el análisis de información experimental sobre la respuesta del rendimiento de los cultivos ante un gradiente de disponibilidad de N en el suelo en forma de nitrato (N-NO3-) sumado al N aportado por el fertilizante (Figura 1). Estos modelos son popularmente conocidos como “tanto – X” (Ej. 120-X). Así, la recomendación de la cantidad de N a aplicar como fertilizante (Nf) se realiza según la diferencia entre el umbral crítico (Uc) y la disponibilidad de N-NO3- (kg ha-1) en el suelo (“X”), generalmente medida en el estrato 0-60 cm de profundidad: Nf = Uc – X. Figura 1

Representación teórica del rendimiento del trigo o cebada en función de la disponibilidad de N (N-NO3- en 0-60 cm + N del fertilizante, kg ha-1) para distintas zonas del sudeste de Bueno Aires.


Para el sudeste bonaerense, estos modelos comúnmente oscilan entre 120-X para la zona de Tres Arroyos, 150-X para la zona “continental” de Necochea y serrana somera, y 200-X en ambientes de alto potencial de rendimiento (zona costera de Necochea hacia Gral. Madariaga). De manera general, los distintos Uc que se establecen entre regiones obedecen a diferencias en: rendimiento objetivo (a mayor rendimiento, aumentan los requerimientos de N); el ambiente general (las características del suelo y clima definen tanto la demanda de N del cultivo como la dinámica del nutriente en el suelo); cultivares (según potencial de rendimiento y eficiencia de uso de N) y el manejo agronómico del cultivo y fertilización (definen la eficiencia de uso del fertilizante). Como se indicó, estos modelos son los más empleados, aunque presentan como desventajas que: i) no contemplan la oferta de N por mineralización durante el ciclo del cultivo, ii) no consideran el contenido de proteína en grano, ni iii) el diagnóstico en estadios avanzados del cultivo. Inclusión de estimadores del potencial de mineralización La materia orgánica (MO) del suelo constituye una de las principales fuentes de N para los cultivos. Existe una amplia variación en el contenido de MO entre suelos de distintas zonas y también entre suelos de una misma región, lo

que genera diferencias en el potencial de mineralización del nutriente. En los últimos años se avanzó en el estudio de estimadores sencillos de dicho potencial, siendo el N anaeróbico (Nan) uno de los métodos que mejor performance ha mostrado (Reussi Calvo et al., 2013). Así, su incorporación a los modelos empíricos tradicionales, permite un mejor ajuste de la fertilización. A modo de ejemplo, la inclusión del Nan evitaría la subestimación de la dosis de N en situaciones de bajo potencial de mineralización (ej. lotes con prolongada historia agrícola) o la sobrestimación en ambientes de alto potencial (ej. lotes que han tenido pasturas recientemente). Trabajos recientes indican que por cada 1 mg kg-1 que varía el Nan, la mineralización se modifica 1,37 kg ha-1 (Reussi Calvo et al., 2018) (Figura 2). Al emplear este valor promedio, es posible realizar ajustes a los modelos empíricos tradicionales en la medida en que el Nan se aparta de los valores medios de la zona (50 a 60 mg kg-1, para el sudeste bonaerense según Reussi Calvo et al., (2014) (Figura 2). Es válido aclarar que este valor corresponde a una temperatura promedio del ciclo de 10° C y que un aumento de 1° C puede incrementar hasta un 25% el aporte por mineralización. Por lo tanto, estos modelos de recomendación solo deben considerarse como como una primera aproximación y, por ende, es necesario el monitoreo dinámico del cultivo. Figura 2

Umbral crítico (kg N ha-1) para el modelo empírico en función del N incubado en anaerobiosis (Nan, mg kg-1) para el sudeste bonaerense. Umbral calculado para rendimiento de trigo de 5500 kg ha-1. Elaborado en base al modelo propuesto por Reussi Calvo et al., (2018). La franja gris indica valores medios de Nan para el sudeste bonaerense (Reussi Calvo et al., 2014).


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Modelos que incorporan “proteína objetivo” Los modelos empíricos tradicionales, o aun los que consideran el Nan, definen el Uc en el punto donde se maximiza el rendimiento (o se obtiene un alto porcentaje del máximo), pero no consideran el contenido de proteína en grano. En este sentido, Prystupa et al. (2018) propusieron un modelo superador para cebada que permite definir la oferta de N (N-NO3- en 0-60 cm + fertilizante) por tonelada de rendimiento objetivo según el contenido de proteína que se pretenda alcanzar. Para el sudeste bonaerense, trabajos en curso muestran que son necesarios alrededor de 32 kg N tonelada de grano para lograr 10% de proteína (Queirolo I. com. pers.). Sin embargo, como se desprende de la sección anterior, este valor puede variar en función del potencial de mineralización del suelo, entre otros. Modelos dinámicos: uso de sensores ópticos en estadios avanzados La aplicación de N “de base” generalmente se hace fraccionando la dosis, entre los estadios Z12 y Z31, a fin de lograr una mayor eficiencia de uso del nutriente (Velasco et al., 2012; Orcellet et al., 2015). En este punto, existe diferencia respecto a lo usual para el oeste de Buenos Aires o sur de Córdoba o Santa Fe, donde las precipitaciones son menos abundantes. La proporción del fertilizante a aplicar en cada oportunidad se decide según la disponibilidad de N determinada con el análisis del suelo. Así, si la disponibilidad es baja (50 kg N ha-1, o menos), se aplica un 60-70% de la dosis en la primera fertilización y un 30-40% en la segunda. Si la disponibilidad es mayor se fracciona la dosis en mitades. Asegurar una buena provisión de N durante el macollaje es particularmente importante en cebada, donde el número de macollos o espigas condicionan fuertemente el rendimiento debido a la menor plasticidad reproductiva en comparación con el trigo. Una vez realizada la aplicación “de base” es necesario continuar con el monitoreo del status nitrogenado del cultivo. Para tal fin, existe una amplia gama de sensores de transmitancia y refractancia que permiten evaluaciones rápidas y no destructivas. Uno de los instrumentos más difundidos es el medidor de clorofila Minolta SPAD® 502, que determina la intensidad del color verde de la hoja (índice de verdor, IV). También existen sensores remotos capaces medir la reflectancia

espectral del cultivo. Entre ellos, los más utilizados son los que permiten calcular el índice normalizado de diferencias de vegetación (NDVI, según sus siglas en inglés), que depende de la capacidad del cultivo de interceptar (de acuerdo al área foliar) y absorber (según la concentración de clorofila) la radiación. Tanto el IV como el NDVI están afectados por varios factores como la variedad y estado de desarrollo del cultivo, la incidencia de plagas, enfermedades etc. Por ello, es necesario establecer en el lote a monitorear áreas o “franjas” de referencia con suficiencia de N a fin de relativizar las mediciones según: ISN = IVlote / IVref

ó

NDVIr = NDVIlote / NDVIref

donde: ISN es el índice de suficiencia de N, NDVIr es el NDVI relativo, IVlote y NDVIlote son el IV y NDVI del lote problema, respectivamente e IVref y NDVIref representan el IV y NDVI de las franjas con suficiencia de N, respectivamente. A partir de dichos indicadores, Queirolo et al. (2018) propusieron modelos que permiten estimar la dosis de N a aplicar en el sudeste bonaerense. La Figura 3 muestra que si el ISN o el NDVIr del lote es menor, mayor será la cantidad de N a aplicar para alcanzar la dosis óptima económica (dDOE) para rendimiento. Similares relaciones han sido determinadas en trigo por Reussi Calvo et al. (2015) para la misma región. Es importante destacar que la fertilización con N en estadios avanzados del cultivo (Z31 a Z39) debe plantearse como complemento a las aplicaciones “de base” y con el fin de realizar ajustes menores en las dosis del nutriente. Diagnóstico final: proteína en grano La concentración de un nutriente en grano es un indicador robusto de la disponibilidad del mismo que tuvo un cultivo (Salvagiotti et al., 2012, Divito et al., 2015). De este modo, el contenido de proteína en granos de trigo y cebada puede emplearse como indicador del grado de deficiencia de N. Del análisis de datos de ensayos realizados en trigo (Divito y Torres, inédito y Reussi Calvo et al., 2013) surge que cuando el contenido de proteína fue menor a 10,3%, los tratamientos manifestaron mermas en el rendimiento con respecto a aquellos que recibieron dosis de suficiencia del nutriente (Figura 4).


Figura 3

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Índice de suficiencia de N (ISN) e índice normalizado de diferencias de vegetación relativizado (NDVIr) en función de la diferencia de N disponible con respecto a la dosis óptima económica (dDOE). Modelo propuesto por Queirolo et al., (2018) para evaluaciones entre los estadios Z31 y Z39 de cebada.

Figura 4

Diferencia en rendimiento entre tratamientos con dosis crecientes de nitrógeno y aquellos fertilizados con dosis de suficiencia (kg ha-1) en función de la concentración de proteína en grano. Datos de Reussi Calvo et al. (2013) y Divito y Torres (inédito). K es el valor de proteína umbral e IC es el intervalo de confianza del umbral.

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Datos de campo: validación de modelos y desafíos Rendimiento Los rendimientos medios de trigo y cebada fueron altos en las últimas tres campañas. El promedio para trigo de las regionales J.M. Fangio, Necochea y Azul Tandil fue de 5070 kg ha-1, mientras que hacia Tres Arroyos los rendimientos medios fueron menores (3707 kg ha-1) (Figura 5). Para cebada, las tendencias fueron similares, aunque se destaca el mayor rendimiento medio para todas las regionales y campañas respecto al trigo (664 kg ha-1, en promedio). También se observó menor variabilidad en el rendimiento y menor diferencia entre regionales respecto a trigo (Figura 5). Esto estaría explicado principalmente por las características del cultivo de: (i) menor susceptibilidad al estrés debido a deficiencias hídricas y (ii) mayor tolerancia a heladas (Frederiks et al., 2015) (que provocó pérdidas de rendimiento en la zona en el ciclo 2016/17). Se destaca que en el 27% de los lotes de trigo y el 48% de los de cebada de las regionales J.M. Fangio, Necochea y Tandil-Azul se lograron rendimientos superiores a los 6000 kg ha-1. Estos rendimientos imponen un desafío para el manejo de la nutrición, en especial si se pretende obtener granos con altos valores de proteína. Proteína En trigo, y para la campaña 2017/18, el contenido de proteína promedio de Necochea y J.M. Fangio fue 9,7%,

mientras que en Tres Arroyos fue 10,6%. En 2016/17, el valor medio fue 11,1%, siendo este levemente menor en Necochea. Por su parte, en 2015/16 la concentración promedio de Necochea fue 10,1% (Figura 6). En cebada la tendencia general fue similar, observándose mayores contenidos de proteína en la campaña 2016/17 para todas las regionales (Figura 6). En las regionales J.M. Fangio y Necochea, la concentración de proteína en granos de trigo en las campañas 2017/18 y 2015/16 fue, en casi la totalidad de los lotes, menor al límite inferior que marca la Norma de Comercialización para la aplicación de descuentos (11%). Estos resultados concuerdan con el manejo nutricional de los cultivos más frecuente en estas regionales, donde el destino de la exportación no ofrece suficientes estímulos comerciales para el logro de elevados valores de proteína. Sin embargo, se destaca que para las tres campañas analizadas, el 65% de los lotes de dichas regionales presentaron valores de proteína menores a 10,3%, umbral por debajo del que se observaron diferencias en el rendimiento con respecto a cultivos sin deficiencia de N (Figura 5). Esto indica que, aunque el destino comercial no ofrezca ventajas que ameriten planteos intensivos en el uso de N, resulta importante realizar un correcto diagnóstico y fertilización porque la deficiencia puede restringir el rendimiento. Por otra parte, en Tres Arroyos y Azul-Tandil, los molinos

Figura 5

Rendimiento de trigo y cebada en lotes de las regionales J.M. Fangio (JMF), Necochea (Ne), Tres Arroyos (TsAs) y Tandil-Azul (Ta-Az) para las campañas 17/18, 16/17 y 15/16.


En cebada se observó que el 89% de los lotes presentó valores de proteína dentro del rango establecido en la Norma de Calidad para la Comercialización de Cebada Cervecera. En este caso, el sobreprecio percibido por el productor respecto a la comercialización como forrajera

(hasta U$S 30 por tonelada) incentivan al uso de métodos de diagnóstico y buenas prácticas de fertilización. Para ambos cultivos, se determinó asociación negativa entre rendimiento y proteína (P<0,01). Como se observa al contrastar las relaciones entre variables para los dos cultivos con las isolineas de rendimiento de N (Figura 7), la caída en los valores de proteína fue mucho más atenuada que la dilución de N, lo que indica que la oferta de N aumentó conforme lo hizo el rendimiento del Figura 6

Proteína en grano de trigo y cebada en lotes de las regionales J.M. Fangio (JMF), Necochea (Ne), Tres Arroyos (TsAs) y Tandil-Azul (Ta-Az) para las campañas 17/18, 16/17 y 15/16. Líneas punteadas marcan el límite establecido para bonificaciones o rebajas en la Norma de Calidad para la Comercialización de Trigo Pan o el límite máximo y mínimo establecido en la Norma de Calidad para la Comercialización de Cebada.

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harineros representan un destino importante de la producción, por lo que la elección de cultivares y estrategias de fertilización permiten obtener valores elevados de proteína (Figura 6).

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Figura 7

Relación entre proteína en grano y rendimiento para trigo y cebada. Las líneas punteadas conectan puntos con igual rendimiento de nitrógeno en grano (kg N ha-1).


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ambiente. Sin embargo, la asociación negativa confirma lo mencionado anteriormente: mantener altos valores de proteína constituye un desafío en ambientes de alto potencial de rendimiento.

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Modelos para “proteína objetivo” Para lotes de cebada provenientes de las cuatro regionales y tres ciclos de cultivo, existió asociación entre el contenido de proteína en grano y el cociente entre la oferta de N (N-NO3- en 0-60 cm + N del fertilizante) por tonelada de grano (Figura 8). El umbral establecido para obtener 10% de proteína fue 30,2 kg N tonelada-1, similar al obtenido por Queirolo (com. pers.) en ensayos realizados en la zona. No obstante, se observa una importante variación alrededor de la recta de ajuste. Entre otras causas, esto puede obedecer a variaciones en el potencial de mineralización de los lotes. En trigo, también puede haber diferencias entre variedades que pertenecen a distinto grupo de calidad. Fraschina (2017) determinó que variedades del Grupo

1 alcanzan un mayor contenido de proteína en grano ante igual disponibilidad de N por tonelada de grano. Se destaca que la validación con datos de campo de los modelos y umbrales surgidos en ámbitos académicos reafirma su utilidad. Es importante destacar que para lograr que el cultivo tenga una determinada disponibilidad de N por tonelada de rendimiento, a fin de lograr el contenido de proteína propuesto, es necesario tener una proyección acertada de dicho rendimiento. Para ello, productores y asesores deben poner énfasis en definir la distribución de probabilidades de rendimiento de cada lote y/o ambiente dentro de un lote. En estos casos, el análisis de información de campañas previas y el uso de modelos de simulación resulta de utilidad. Como se indicó, es fundamental el empleo de modelos dinámicos de diagnóstico (con sensores ópticos, etc.) que permitan realizar correcciones según variaciones en el rendimiento proyectado.

Figura 8

Relación entre proteína en grano y el cociente entre la disponibilidad de N (N-NO3- en 0-60 cm + N del fertilizante) y el rendimiento en grano para cebada. Datos de lotes de producción.


Consideraciones finales • Las condiciones ambientales del sudeste bonaerense permiten obtener rendimientos elevados en trigo y cebada. Por ello, la obtención de granos con alta proteína constituye un desafío.

• Los datos surgidos de lotes de producción validan los modelos surgidos en ámbitos académicos, lo que representa un estímulo para su empleo.

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• Los modelos de diagnóstico que contemplan el potencial de mineralización de N del suelo, el contenido de proteína de los granos y que permiten el monitoreo en estadios avanzados del cultivo, constituyen alternativas superadoras a los modelos empíricos tradicionales.

Referencias Abbate, P.E.A. 2017. Ecofisiología y manejo del cultivo de trigo. En: Garcia F.O.; Divito G.A. Manual del cultivo de trigo. International Plant Nutrition Institute. Pp 33-52. Divito, G.A., Echeverría, H.E., Andrade, F.H., Sadras, V.O., 2015. Diagnosis of S deficiency in soybean crops: performance of s and n:s determinations in leaf, shoot and seed. Field Crops Res. Field Crops Res. 180, 167–175. Divito, G.A.; Torres, A.; Bergh, G; Piloni, L. Martínez Dr. 2017. Lo que la fina nos dejó. Red de Innovadores. Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). 162: 22-27. Fraschina. 2017. ¿Por qué es importante la calidad del trigo? En: Garcia F.O.; Divito G.A. Manual del cultivo de trigo. International Plant Nutrition Institute. Pp 57-66. Frederiks, T. M., Christopher, J. T., Sutherland, M. W., & Borrell, A. K. 2015. Post-head-emergence frost in wheat and barley: defining the problem, assessing the damage, and identifying resistance. Journal of experimental botany, 66(12), 3487-3498. Orcellet, Jm.; Ni Reussi Calvo; He Echeverría; Hr Sainz Rozas; N Diovisalvi & A Berardo. 2015. Eficiencia de uso de nitrógeno en cebada en el sudeste bonaerense : efecto de aplicaciones divididas. Ciencia Suelo 33 (1): 97-105. Prystupa, P. Ferraris, G. Ventimiglia, L. Loewy, T. Couretot, L. Bergh, R. Gómez, F. Gutierrez Boem, FH. 2018. Environmental control of malting barley response to nitrogen in the Pampas, Argentina. Int. J. Plant Prod. 12: 127. Queirolo, I.M., Reussi Calvo, Ni. Sainz Rosas, H.R., Prystupa, P, Divito, Ga. 2018. Uso de sensores de canopeo para calcular la dosis óptima económica de nitrógeno en cebada. En: XXI Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. Tucumán. (on-line). Reussi Calvo, Ni & He Echeverría. 2006. Estrategias de fertilización nitrogenada en trigo: balance hídrico para el sur bonaerense. Cien. Suelo. 24 (2):115-122. Reussi Calvo, N.I., H.R. Sainz Rozas, H.E. Echeverría, A. Berardo. 2013. Contribution of anaerobically incubated nitrogen to the diagnosis of nitrogen status in spring wheat. Agron. J. 105:321–328 Reussi Calvo, Ni; Hr Sainz Rozas; He Echeverria; N Diovisalvi. 2015. Using canopy indices to quantify the economic optimum nitrogen rate in spring wheat. Agronomy Journal, 107 (2): 459–465. Reussi Calvo, N.I., Wyngaard, N., Orcellet, J., Sainz Rozas, H.R., Echeverría, H.E. 2018. Predicting Field-Apparent Nitrogen Mineralization from Anaerobically Incubated Nitrogen. Soil Science Society of America Journal, 82(2), 502-508. Salvagiotti, F., Ferraris, G., Quiroga, A., Barraco, M., Vivas, H., Prystupa, P., Echeverría, H., Gutiérrez Boem, F.H., 2012. Identifying sulfur deficient fields by using sulfur content; N:S ratio and nutrient stoichiometric relationships in soybean seeds. Field Crops Res. 135, 107–115. Therisod G.; Bergh, G.; Divito, G.A.; Torres, A.; Piloni, L. 2017. ¿Qué nos dejó la fina 2016/17 en el sudeste bonaerense?. Revista Tecnica. Cultivos Invernales 2017. Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). 4-12. Velasco, Jl; H Sainz Rozas; H Echeverría & P Barbieri. 2012. Optimizing fertilizer nitrogen use efficiency by intensively managed spring wheat in humid regions: Effect of split application. Can. J. Plant Sci. 92:1-10

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Autores: Panaggio, NH.1; Divito, G.2; Venturino, A.3; Carlon, M.4; Torres, A.2; Gianelli, V.1; Bedmar, F.5 Estación Experimental Agropecuaria Balcarce – INTA. 2 Aapresid, Regional Necochea. 3 CORTEVA. 4 Asesor privado. 5 Facultad de Ciencias AgrariasUNMDP. 1

Evaluación de herbicidas para la supresión del cultivo de vicia

Contacto: panaggio.nestor@inta.gob.ar

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Se evaluaron 10 tratamientos herbicidas para lograr el secado o interrupción del cultivo de vicia en la zona de Quequén, Buenos Aires.

Palabras Claves: Vicia; Cultivos de Servicios; Tratamientos Herbicidas.


Materiales y métodos El experimento se realizó durante el ciclo agrícola 2018/2019, en el establecimiento perteneciente a un productor de la Regional Necochea de Aapresid, ubicado a 5 km al noreste de la localidad de Quequén (Prov. Bs As.). El manejo agronómico del cultivo se detalla en la Tabla 1. Se definió la interrupción o secado del cultivo de vicia el 26 de septiembre, un mes previo a la siembra del cultivo de verano. Se evaluaron 10 tratamientos herbicidas y se contó un testigo sin aplicación (Tabla 2). Las unidades experimentales (UE) fueron de 3 m x 6 m (18 m2) y se utilizó un diseño en bloques completos y aleatorizados con tres repeticiones.

Aplicación de herbicidas La pulverización se realizó con una mochila manual de presión constante (40 lb pulg-2) a base de CO2, provista de pastillas Turbo T-Jeet 11002, que arrojó un volumen de 120 L ha-1. Al momento de la aplicación (10:00-11:00 am), se registró una velocidad del viento de 10-15 km h-1, 15,7° C de temperatura, 55,1% de humedad relativa y una baja disponibilidad de agua en el suelo para el cultivo. Evaluaciones de control de vicia Se realizaron evaluaciones de control del cultivo empleando una escala visual, donde 0% correspondió a plantas sin síntomas fitotóxicos y 100% a plantas totalmente muertas. Las evaluaciones fueron realizadas el 5, 11 y 19 de octubre, a los 9, 15 y 23 días después de la aplicación (DDA) de los herbicidas, respectivamente. Análisis estadístico Los datos obtenidos del control visual, se analizaron a través del programa estadístico R (R core team), utilizando un nivel de significancia del 5%. En caso de detectar efectos de los tratamientos, las medias fueron comparadas utilizando el test de Mínima Diferencia Significativa (MDS).

Tabla 1

Manejo agronómico del cultivo de vicia. Ensayo Sistema de siembra

Siembra directa

Fecha de siembra

15/04/2018

Cultivar

Vicia villosa ASCASUBI INTA

Fertilización DAP

60 kg ha-1

Densidad de siembra

30 kg semilla ha-1

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El objetivo del ensayo fue evaluar la eficacia de control de distintos herbicidas sobre el cultivo de vicia, previo a la siembra de cultivos de verano.

Al momento de la aplicación de los herbicidas, se determinó el peso seco de vicia en el tratamiento testigo, mediante la cosecha al ras del suelo en una superficie de 0,25 m2.

87 Cultivos Invernales 2019

Introducción Los cultivos de servicios se siembran comúnmente con el objetivo de proteger al suelo de la erosión, incorporar carbono y nutrientes al sistema y reducir la presión de malezas, entre otros. En el sudeste bonaerense se dispone de escasa información respecto al manejo agronómico de los mismos, por lo que la Regional Necochea de Aapresid está realizando experiencias a campo, junto a investigadores de la Unidad Integrada Balcarce (INTA-FCA), asesores y empresas.


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Resultados Condiciones climáticas y desarrollo del cultivo Las precipitaciones durante el ciclo del cultivo de vicia fueron levemente inferiores a la media histórica para la zona, aunque adecuadas para el normal crecimiento (Figura 1). Al momento de la aplicación de los tratamientos herbicidas, el cultivo se encontraba en inicios de floración y había acumulado 3213 kg de materia seca ha-1 (+/-247 kg MS ha-1), con una cobertura del suelo cercana al 100% (Figura 2).

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Control de vicia A los 9 DDA, los valores de control de los tratamientos químicos oscilaron entre 57% y 87% (Tabla 3). El tratamiento más destacado fue el de Paraquat (T11) con un 87% de control, seguido por el tratamiento de Panzer Gold (T2), con un control de 75%. Sin embargo, este tratamiento no se diferenció estadísticamente de Panzer Gold+Lontrel+Starane, Panzer Gold+Lontrel+Enlist, Panzer Gold+GF-2688, Panzer Gold+Starane, Panzer

Gold+Lontrel, con controles de 73%, 72%, 72%, 70% y 67%, respectivamente. El tratamiento de menor efectividad de control en esta evaluación fue el Panzer Gold+Enlist Colex-D (T3) con un control del 57%, aunque no se diferenció estadísticamente de Panzer Gold+Dicamba y Panzer Gold+Tordon (Tabla 3). A los 15 DDA, los valores de control oscilaron entre 88% y 97% (Tabla 3). En esta instancia se destacaron los tratamientos de Panzer Gold+Lontrel+Enlist, Panzer Gold+GF-2688, Panzer Gold, Panzer Gold+Lontrel, Panzer Gold+Starane, Panzer Gold+Tordon y Panzer Gold+Dicamba, que no se diferenciaron estadísticamente entre sí. Un segundo grupo de tratamientos (Panzer Gold+Lontrel+Starane, Panzer Gold+Enlist Colex-D y Paraquat) alcanzó valores de control entre 88% y 93% respecto del testigo, disminuyendo levemente su efectividad de control respecto de los tratamientos antes citados.

Tabla 2

Tratamientos herbicidas evaluados para el secado del cultivo de vicia. Tratamientos

Dosis de formulado cc ha-1

1

Testigo

-

2

Panzer Golda

2500

3

Panzer Gold+Enlist Colex-Db

2500 + 1500

4

Panzer Gold+Lontrelc

2500 + 200

5

Panzer Gold+Staraned

2500 + 500

6

Panzer Gold+Tordone

2500 + 150

7

Panzer Gold+Lontrel+Starane

2500 + 200 + 500

8

Panzer Gold+Lontrel+Enlist

2500 + 200 + 1000

9

Panzer Gold+GF-2688f

2500 + 400

10

Panzer Gold+Dicambag

2500 + 150

11

Paraquath

2000

a ea Glifosato (48%); bea 2,4-D (45,6%); cea Clopiralid (36%); dea Fluroxipir (33,3); eea Picloram (24%); fea Halauxifen metil+Fluroxipir; gea Dicamba (48%); hParaquat (27,6%). En todos los tratamientos se utilizó Up Take al 5%.


Figura 1

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Precipitaciones durante el ciclo del cultivo y el período de evaluación. Las flechas indican el momento de la supresión química del cultivo y las evaluaciones a los 9, 15 y 23 días luego de la aplicación (9, 15 y 23, DDA respectivamente).

Figura 2

Cultivo de vicia al momento de la interrupción del crecimiento.

Cultivos Invernales 2019

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A los 23 DDA se alcanzaron los mejores valores de control del cultivo de vicia, llegando entre 99 y 100% con los tratamientos de Panzer Gold, Panzer Gold+Lontrel, Panzer Gold+Starane, Panzer Gold+Tordon, Panzer Gold+Lontrel+Starane, Panzer Gold+Lontrel+Enlist,

Panzer Gold+GF-2688 y Panzer Gold+Dicamba. Los tratamientos que presentaron menores controles fueron Paraquat (T11) y Panzer Gold+Enlist Colex-D (T3) con 82 y 95% respectivamente (Tabla 3 y Figura 3).

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Tabla 3

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Control (%) del cultivo de vicia a los 9, 15 y 23 días después de la aplicación (DDA) de los herbicidas. Dosis formulado cc ha-1

Tratamientos

Control (%)c 9 DDA

15 DDA

23 DDA

1

Testigo

-

0e

0c

0d

2

Panzer Gold

2500

75 b

96 a

100 a

3

Panzer Gold+Enlist Colex-D

2500+1500

57 d

88 b

95 b

4

Panzer Gold+Lontrel

2500+200

67 bc

96 a

100 a

5

Panzer Gold+Starane

2500+500

70 bc

95 a

100 a

6

Panzer Gold+Tordon

2500+150

65 cd

95 a

100 a

7

Panzer Gold +Lontrel+Starane

2500+200+500

73 bc

93 ab

100 a

8

Panzer Gold+Lontrel+Enlist

2500+200+1000

72 bc

98 a

100 a

9

Panzer Gold+GF-2688

2500+400

72 bc

97 a

100 a

10

Panzer Gold+Dicamba

2500+150

65 cd

94 a

99 a

11

Paraquat

2000

87 a

88 b

82 c

MDS (α = 0,05)a

8,6

5,1

1,6

CV (%)b

7,8

3,5

8,6

a Mínima diferencia significativa; b Coeficiente de variación; c Dentro de cada columna, letras distintas indican diferencias significativas entre tratamientos.


Figura 3

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Tratamientos Testigo (izq.), Panzer Gold+Lontrel (centro) y Paraquat (der.) a los 23 días después de la aplicación de los tratamientos.

Conclusiones • El tratamiento de Paraquat logró el mejor control de vicia a los 9 DDA, lo que evidenció su rápida acción de supresión. El resto de los tratamientos herbicidas requirieron más tiempo para alcanzar un control superior al 85%. • A los 23 DDA, todos los tratamientos herbicidas, a excepción de Paraquat, fueron altamente efectivos para lograr el secado o interrupción del cultivo, alcanzando valores de control de 95% a 100%.

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Autores: Carmona, M.; Sautua, F. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Agronomía, Cátedra de Fitopatología

Roya amarilla del trigo: nuevas razas, monitoreo y uso de fungicidas

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El objetivo de esta revisión es analizar los aspectos genéticos y epidemiológicos más importantes de la roya amarilla del trigo, con especial énfasis en el monitoreo y en las decisiones de manejo químico.

Palabras Claves: Roya amarilla de trigo; epidemias; resistencia genética; umbral de daño económico.


La magnitud de las pérdidas de rendimiento generadas por las royas depende del grado de resistencia a la enfermedad de las variedades de trigo sembradas, y de cuán temprano en el ciclo de cultivo se desarrollen las epidemias. En general, las pérdidas de rendimiento son mayores en las variedades susceptibles y con infección temprana. Históricamente, la roya negra o del tallo fue considerada la roya que mayores daños causaba al cultivo de trigo (Beddow et al., 2015). Sin embargo, actualmente la roya amarilla es la más importante debido a las recientes epidemias registradas en todo el mundo. A nivel mundial, se estima que aproximadamente el 88% de las variedades de trigo son susceptibles a la roya amarilla o estriada (Schwessinger, 2016). Pst es un patógeno que posee gran capacidad migratoria a grandes distancias (entre continentes) y consecuente expansión geográfica, alta variabilidad y diversidad genética, gran plasticidad para generar razas virulentas, especial adaptación a diferentes ambientes agroecológicos y una alta tasa de reproducción asexual y potencialmente sexual. Los daños causados por Pst pueden llegar hasta el 100% de disminución de rendimiento en variedades de trigo

En Argentina, la primera epidemia de roya amarilla o estriada que generó importantes daños y pérdidas, y obligó a sustituir a los cultivares de trigo de la época, se registró en los años 1928-1930, causando daños de alrededor de 2.000.000 toneladas (Lindquist, 1982). Durante los últimos años, la ocurrencia epidemiológica de la roya amarilla fue siempre esporádica y recluida a regiones con temperaturas medias más bajas, como el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, debido a la difusión de variedades de trigo susceptibles, al surgimiento espontáneo de nuevas razas virulentas de Pst, y al cambio climático (Lyon y Broders, 2017), en la campaña 2017/2018 se registraron y cuantificaron epifitias en zonas agroecológicas con temperaturas medias más altas, como Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires. En la mayoría de los casos, como la mayoría de los cultivares de trigo son susceptibles, requirieron intervención química. Nuevas razas de Pst en el mundo En las últimas campañas agrícolas de trigo en Europa, muchos de los genes de resistencia (R) efectivos hasta aproximadamente el 2010/2011, fueron ineficaces durante la incursión devastadora más reciente de nuevas razas de Pst. Se estima que estas nuevas razas de Pst son originarias de la región del Himalaya y probablemente se diseminaron a largas distancias a través del viento (Schwessinger, 2016). Hacia 2010/2011, se detectó por primera vez en Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Francia y los países escandinavos la aparición de nuevas razas de roya amarilla. Luego, la enfermedad se distribuyó por el resto de Europa, quebrando la resistencia de gran parte de las variedades de trigo europeas. Este nuevo grupo racial de Pst fue denominado “Warrior”/“Ambition”. De un total de 2605 aislados muestreados en 12 países europeos entre 2000 y 2014, y sobre la base de pruebas de virulencia

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Las royas causan daños debido a la reducción del área fotosintética y del desarrollo de las raíces, lo que finalmente afecta la calidad del grano. Las plantas infectadas, normalmente, producen menor número de espiguillas y forman menor cantidad de granos por espiga. Los granos son de menor tamaño, generalmente chuzos de baja calidad industrial y de menor valor alimentario.

susceptibles. En Europa, la nueva raza Warrior/Ambition de Pst afectó gravemente a la mayoría de los genotipos, con pérdidas superiores al 50% del rendimiento potencial (Vergara-Díaz et al., 2015). Incluso existen estudios que indican que la roya amarilla puede generar el doble de daños que los que provoca la roya anaranjada (Beard et al., 2005).

93 Cultivos Invernales 2019

Introducción Las royas son las enfermedades más importantes del cultivo de trigo, ya que causan pérdidas significativas en ausencia de medidas de control apropiadas (genético o químico) (Lan et al., 2017). El cultivo de trigo es atacado por tres royas: la roya anaranjada o de la hoja, causada por Puccinia triticina Eriks. (Pt); la roya negra del tallo, causada por Puccinia graminis Pers.:Pers. f. sp. tritici Eriks. & E. Henn. (Pgt); y la roya amarilla o estriada, causada por Puccinia striiformis Westend. f. sp. tritici Eriks. (Pst).


(datos fenotípicos de virulencia), Hovmøller et al. (2016) identificaron tres razas de origen no europeo: “Warrior”, “Kranich” y “Triticale agresivo”.

Las nuevas razas exóticas mostraron una diversidad significativamente mayor que las razas de la población clonal preexistente. Estos resultados enfatizan el hecho de que, a pesar del continuo desarrollo y despliegue de genotipos de trigo con resistencia a la población prevalente de Pst, las invasiones pueden iniciar nuevas epidemias a escala continental.

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Para poder avanzar en la búsqueda de resistencia genética a las nuevas razas de Pst que continuamente emergen, es importante unificar y conocer la nomenclatura de las diferentes razas de Pst a nivel mundial. El fenotipado de virulencia se realiza a través de la inoculación de líneas diferenciales de trigo, es decir, los aislados Pst se inocularon en genotipos de trigo diferenciales para la prueba de virulencia y avirulencia a los genes de resistencia conocidos.

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La raza Warrior ya existía en altas frecuencias en el primer año de detección en la mayoría de los países europeos. Por el contrario, las otras dos razas exóticas se localizaron en ciertas regiones y/o tipo de cultivo (Hovmøller et al., 2016).

Hay diferentes sistemas de conjuntos de genotipos diferenciales de trigo para el análisis de raza de Pst. Entre ellos, se encuentran los sistemas Europeo, Americano, Chino, Indio, Mundial y el sistema diferencial de un solo gen Yr (Wan et al., 2017). Un conjunto de hasta 37 líneas diferenciales muy utilizado por el Global Rust Reference Center consiste en subconjuntos de los set de líneas diferenciales europeas y mundiales, líneas casi isogénicas Avocet (cultivar australiano) y variedades de trigo europeas adicionales suplementarias (Wan et al., 2017). Este grupo de líneas diferenciales permite para la mayoría de los aislamientos de Pst la detección de virulencia (v) correspondiente a 19 genes de resistencia: Yr1, Yr2, Yr3, Yr4, Yr5, Yr6, Yr7, Yr8, Yr9, Yr10, Yr15, Yr17, Yr24, Yr25, Yr27, Yr32, Spaldings Prolific (YrSp), Avocet S (YrAvS) y Ambition (YrAmb) (Ali et al., 2014; Hovmøller et al., 2017a).

El tipo de infección resultante se evalúa de acuerdo con la escala de McNeal et al. (1971), que va de 0 a 9, donde la infección de tipo 0 a 4 se considera resistente, la infección de tipo 5 y 6 intermedia, y la infección de tipo 7 a 9 virulenta. A escala internacional, un solo estudio relativamente reciente caracterizó la virulencia de la roya amarilla, sus frecuencias y distribución global (Sharma-Poudyal et al., 2013). Estos autores encontraron una gran cantidad de patrones de virulencia. Ali et al. (2017a) asignaron a las razas prevalentes asociadas con brotes epidémicos, un nombre según su linaje genético identificado a través de su genotipificación molecular, comparándolo con los grupos genéticos definidos para todo el mundo. Utilizaron por un lado un subconjunto de 373 aislados que representan razas que causan epidemias en diferentes regiones geográficas, genotipadas por marcadores SSR (microsatélite) (Walter et al., 2016); y por otro lado, un subconjunto de 273 aislamientos genotipados con marcadores SCAR (Sequence Characterized Amplified Region). Cada linaje, que consiste en uno o más genotipos multilocus estrechamente relacionados (“cepas”) de una raza particular (fenotipo de virulencia), fue denominado Pst seguido por un número. Las variantes de virulencia fueron designadas por la virulencia adicional observada o (-) en caso de que una nueva variante tuviera menos virulencias que la primera raza definida dentro del linaje considerado. Muchas razas previamente detectadas en la población del noroeste de Europa desde finales de 1950 formaban parte de un solo linaje clonal denominado PstS0. PstS1 y PstS2 representan dos linajes estrechamente relacionados previamente definidos por marcadores AFLP, microsatélites SSR y marcadores SCAR (Hovmøller et al., 2008; Ali et al., 2014; Walter et al., 2016). PstS1 y PstS2 y sus variantes prevalecieron en sitios con epidemias en América del Norte (solo PstS1), África del Norte y Asia Occidental (solo PstS2) y África Oriental (predominantemente PstS2 con detección de PstS1). PstS1 estuvo presente en el este de África desde principios de la década de 1980 y luego se detectó en América del Norte en el 2000


Recientemente, dos importantes nuevas razas con genotipos moleculares únicos se detectaron en amplias zonas de Europa/Norte de África y África Oriental/Asia Central, respectivamente (Hovmøller, 2017). Una de las razas, denominada temporalmente como “Pst(nueva)” fue detectada en Marruecos, Italia y el norte de Europa, donde el muestreo se realizó sistemáticamente durante el 2016. Los aislados de esta nueva raza tuvieron un 100% de coincidencia de genotipo en Sicilia y Marruecos. Otra raza fue detectada por primera vez en África oriental en el otoño de 2016, tras ser detectada por primera vez en Afganistán en 2012 y 2013 (temporalmente designada AF2012).

Recientemente se pudo comprobar que Berberis spp., previamente confirmado como hospedante intermediario para Pgt, también lo es para Pst, confirmando la reproducción sexual para Pst (Jin et al., 2010, 2011; Jiao et al., 2017). Esta confirmación permite comprender y analizar la potencialidad de recombinaciones y variantes que este patógeno puede presentar en la naturaleza. La región del Himalaya extendida (Nepal, Pakistán y China) se ha confirmado como un punto importante de recombinación sexual y diversidad genética, y como el supuesto centro de origen para Pst. El Medio Oriente y el Mediterráneo también muestran ligeros indicios de reproducción sexual, pero es probable que estén dominados por el ciclo asexual (Ali et al., 2014). En todas las demás regiones, Pst se reproduce en forma completamente asexual, es decir solo infecta el trigo, lo que conduce a estructuras poblacionales clonales. Estas regiones incluyen el continente Americano, Europa del Noroeste, África Oriental y Australia, donde Pst se adapta a través de la evolución gradual, evitando el reconocimiento por los genes clásicos de resistencia R del hospedante. La dispersión intercontinental de Pst se demostró en los últimos años y se cree que parte de la propagación es a través del viento y otra parte a través de las actividades

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PstS3 representa un linaje clonal predominante en el sur de Europa, el norte de África y el oeste de Asia (Ali et al., 2014). Otro linaje consistente en razas predominantes en triticale en el norte de Europa, denominadas PstS4 (Hovmøller et al., 2008, 2016). PstS5 consiste en dos razas dentro de un linaje separado con un perfil microsatélite específico en comparación con los linajes descritos anteriormente (Ali et al., 2014; Hovmøller et al., 2016; Thach et al., 2016). PstS6 representa un linaje predominante en el este de África con un perfil microsatélite específico en comparación con otras poblaciones mundiales (Ali et al., 2014; Hovmøller et al., 2016; Thach et al., 2016). Los linajes europeos que surgieron recientemente, conocidos por la comunidad agrícola de Europa como Warrior y Kranich, fueron denominados PstS7 y PstS8 (Hovmøller et al., 2016). Otro linaje de Asia Central relacionado con PstS5, que se asoció con epidemias en Asia Central desde 2013, fue denominado PstS9. Finalmente, PstS10 representa un linaje previamente conocido como Warrior(-), detectado por primera vez en Europa en 2012 y prevalente en la mayor parte de Europa desde 2014 (Hovmøller et al., 2017b).

De acuerdo con relevamientos del 2016 en Europa, Warrior(-) fue la raza más prevalente, siendo ahora detectada en varios países de Europa del Este y Asia Occidental junto con la raza Warrior original (Hovmøller et al., 2016, 2017b). Una nueva variante de Warrior(-) con virulencia adicional a la variedad de trigo “Ambition” fue detectada en varios países. Esta nueva variante de la raza Warrior(-) comparte el fenotipo de virulencia con los aislamientos de la raza Warrior original y sólo puede distinguirse por genotipificación con marcadores SSR. Las razas Triticale2006 y Triticale2015, que en general no infectan variedades europeas de trigo de invierno, se detectaron en triticale y trigo de primavera en varios países. Ambas razas causaron hasta un 100% de pérdida de rendimiento en variedades de triticale susceptibles, que no fueron tratadas con fungicidas (Hovmøller, 2017b).

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y en Australia en el 2002. PstS2, que evolucionó a partir de PstS1, se generalizó en Oriente Medio y Asia Central. En el 2000 se detectó PstS2 en Europa, donde nunca se hizo frecuente. Estas razas más virulentas, adaptadas a temperaturas más elevadas, originarias de África oriental, se diseminaron a tres continentes desde el año 2000 (Walter et al., 2016).


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humanas. Los análisis confirmaron que: el Medio Oriente y África Oriental son la fuente de origen más probable de las cepas recientemente propagadas, adaptadas a las altas temperaturas; Europa como fuente de poblaciones sudamericanas, norteamericanas y australianas; y las poblaciones del Mediterráneo-Asia Central como origen de las poblaciones sudafricanas.

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De acuerdo con estudios de genotipificación con marcadores microsatélites multilocus, se hipotetiza que la migración de Pst hacia América del Sur, estimada en principios del 1900, corresponde a una fuente del noroeste europeo, probablemente a través de la intervención humana y no por el viento (Ali et al., 2014). En Argentina, recientemente se confirmó la presencia de nuevas razas. Sin embargo, en una prospección de la enfermedad coordinada por la Cátedra de Fitopatología de la FAUBA, el Centro de Referencia Global de la Roya (GRRC, por sus siglas en inglés), identificó tres genotipos distintos de Pst entre más de 45 muestras recolectadas en sitios epidémicos en Argentina, en septiembre de 2017 (Hovmøller et al., 2018). Dos genotipos altamente agresivos fueron idénticos a los detectados por primera vez en Europa y el Norte de África en 2015-16. Muestras de hojas infectadas con roya amarilla, recolectadas a partir de campos infectados en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, fueron enviadas al GRRC para el diagnóstico molecular y el análisis paralelo de razas. Los resultados genotípicos basados en el genotipado SSR mostraron que un único genotipo, del linaje genético PstS13, fue dominante en la mayoría de las áreas muestreadas. Otros linajes detectados entre las muestras argentinas fueron el linaje PstS14, PstS7 y otros aún no determinados (Hovmøller et al., 2018). Estos resultados demuestran la elevada capacidad de dispersión a nivel global que poseen las royas. En el mismo año, se comprobaron epidemias severas del mismo genotipo de roya amarilla en Europa y en Argentina. Esta investigación comprueba la capacidad de migración de las royas, permitiendo a las distintas razas pasar de un continente a otro volando por el viento.

Ensayos de campo en sitios epidémicos en Argentina en 2017, donde prevaleció PstS13, demostraron pérdidas de rendimiento de hasta 4 t/ha en caso de control de la enfermedad nulo o insuficiente. Históricamente en Argentina, se realiza una sola aplicación de fungicida para el manejo de enfermedades del trigo. En la temporada 2017, la roya amarilla apareció en forma temprana y agresiva por primera vez, lo que obligó a los productores a realizar dos aplicaciones de fungicidas en variedades susceptibles. Un factor decisivo en el desarrollo de estas epidemias fue la gran proporción de variedades de trigo susceptibles sembradas en las últimas campañas. Los genomas de Pst son altamente heterocigóticos y codifican más de 1000 efectores candidatos (Cantu et al., 2013; Zheng et al., 2013). Por lo tanto, estudios adicionales son necesarios para vincular la virulencia y la estructura racial con los recientes brotes regionales de epidemia de la roya amarilla en diferentes partes del mundo. Esfuerzos en la identificación de resistencia estable y durable a Pst En trigo se suelen definir dos tipos de genes de resistencia a las royas (Lan et al., 2017; Wang y Chen, 2017). Por un lado, se encuentran los genes de resistencia raza-específicos, o genes mayores, que generalmente confieren protección a lo largo del ciclo de crecimiento, por lo que también se los denomina “genes de resistencia en todas los estadios fenológicos” (ASR, acrónimo del inglés all-stage resistance). Por otro lado, los genes de resistencia raza-inespecíficos, o genes menores, confieren resistencia en plantas adultas (APR, acrónimo del inglés adult plant resistance) y normalmente están presentes junto con otros genes de efectos similares y, por lo tanto, están asociados con herencia cuantitativa. Estos genes también se denominan genes de resistencia de plantas adultas a altas temperaturas (HTAP, acrónimo del inglés hightemperature adult-plant), ya que en general se expresan cuando las temperaturas son más elevadas en las etapas más avanzadas del ciclo de cultivo.


Actualmente, aún no hay variedades resistentes a las nuevas razas de Pst comercialmente disponibles (Chen y Kang, 2017b). Síntomas a nivel lote para tener en cuenta en el monitoreo: manchones A diferencia de otras royas, es común y frecuente visualizar síntomas de la roya amarilla en los lotes en disposición de manchones o rodales. Frecuentemente, la epidemia crece desde primer nudo a aparición de hoja bandera. Desde lejos se observan áreas cuyo verde perdió intensidad, tornándose amarillentas. El monitoreo debe realizarse especialmente en estas áreas o manchones para recolectar plantas y observar la enfermedad. Una particularidad de esta roya es “aparecer” más ligada a manchones, o en bajos, o en lugares densamente implantados, porque es allí donde

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Hasta la fecha se detectaron hasta 178 genes Yr de resistencia a Pst, 78 confirmados y designados de forma permanente y 100 temporalmente designados. Los genes de resistencia raza-específicos contra la roya amarilla se volvieron ineficaces debido al aumento de las razas virulentas. En Estados Unidos se estimó que el tiempo promedio de un cultivar con genes Yr raza-específicos que conservan una resistencia efectiva a la roya amarilla es de 3,5 años (Chen, 2005). Los cultivares de trigo con genes de resistencia de planta adulta, como el gen Yr18 raza-no específica de resistencia parcial, o los genes HTAP tuvieron una resistencia duradera a Pst (Chen y Zhao, 2007; Chen, 2013). Los cultivares de trigo con resistencia duradera a la roya amarilla pueden desarrollarse mediante el uso de combinaciones de estos genes de resistencia (Kolmer et al., 2009, Wu et al., 2016).

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se dan mejor las condiciones predisponentes para el desarrollo de la enfermedad (temperaturas frescas y rocío). La proximidad entre las plantas de trigo en las densidades normales de siembra (200-300 plantas/ m2) facilita la infección natural y, consecuentemente, el aumento en la velocidad de desarrollo de la epidemia.

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El patrón en manchones parecería obedecer a una combinación entre la biología y morfología de las esporas, y la humedad en la atmósfera. Si hay alta humedad relativa, como es frecuente en nuestro país en esta época invernal, las uredosporas se agrupan. Durante la alta humedad en invierno, la mayoría de las esporas permanecen en el aire en pequeños grupos: estos son relativamente pesados y caen fuera del aire rápidamente, por lo que su propagación es mayormente sobre distancias muy cortas, generando los denominados “hot-spots” o manchones. Con menor humedad, las esporas se dispersan en el aire en forma no agrupada o no agregada, y pueden viajar por distancias mucho más largas. Esto puede dar un

patrón uniforme de desarrollo de la enfermedad y no en manchones. Síntomas en planta de la roya amarilla o estriada del trigo La enfermedad puede aparecer en cualquier estadio fenológico. Las pústulas uredosóricas son amarillentas/ anaranjadas. Durante estadios vegetativos iniciales, en las plántulas las pústulas no se distribuyen en forma de estrías o líneas, sino en forma de parches, o aglomeradas, o incluso en forma individual, semejando a la roya anaranjada (patrón disperso). Sin embargo, en los estadios subsiguientes de planta adulta, las pústulas amarillas frecuentemente se encuentran en las hojas dispuestas con un patrón característico de estrías alargadas (Foto 1), especialmente a partir de encañazón (Chen, 2010). Aún sin lupa de mano, es fácil observar las líneas paralelas con pústulas amarillentas (Foto 1). Esta disposición es la que le da el nombre común a esta roya. Se la puede observar también en la cara interna de las

Foto 1

Disposición lineal de las pústulas de Pst (Fuente: http://herbariofitopatologia.agro.uba.ar/)


Durante la campaña 2016 en Argentina, el registro de temperaturas máximas más bajas y de temperaturas mínimas más altas del mes de julio, ambas respecto a la media histórica, caracterizó al invierno pasado con un muy bajo valor de la amplitud térmica (Moschini, 2017, Com Pers). El invierno 2017 tuvo registros más cálidos, lo que genera confusión acerca de las condiciones predisponentes de esta roya amarilla que históricamente estuvo adaptada a regiones y/o temperaturas frescas. En relación a las condiciones de humedad, las uredosporas de Pst necesitan al menos 3 horas con

Foto 2

Presencia de pústulas negras correspondiente a los telios de Pst (Fuente: http://herbariofitopatologia.agro.uba.ar/)

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Ambiente predisponente para epidemias de la roya amarilla o estriada del trigo De las tres royas que atacan al trigo, la amarilla es la que requiere las temperaturas medias más bajas. Se reportó que la temperatura óptima para la germinación de urediniosporas de Pst se ubica entre 8 y 12° C (de Vallavieille-Pope et al., 1995), mientras que la temperatura óptima para la infección fue confirmada en 8º C (Dennis, 1987; de Vallavieille-Pope et al., 1995), siendo el rango de entre 7 y 15° C (Kolmer et al., 2009). Las uredosporas de Pst pueden perder su viabilidad con temperaturas medias superiores a los 18°C (Kolmer et al., 2009). Sin embargo, Milus et al.

(2006, 2009) detectaron en Estados Unidos nuevas razas de Pst más agresivas y comprobaron que la mayor agresividad y virulencia se debió a un menor período de latencia, que a su vez era menor debido a que las nuevas razas tenían una temperatura óptima para la germinación de uredosporas de 18º C. De esta manera, actualmente se confirmó que existen cepas de Pst adaptadas a temperaturas más elevadas, cuyo origen de diseminación es África (Ali et al., 2014).

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glumas, donde produce gran cantidad de uredosporas. Las pústulas teleutosóricas de Pst, constituidas por teleutosporas oscuras (Foto 2), tienden a ocupar la cara superior de las hojas también en forma de estrías y permanecen recubiertas por los tejidos epidérmicos durante mucho tiempo. El principal daño que genera esta roya es la senescencia rápida y generalizada de las hojas de trigo, generando pérdidas significativas.


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valores cercanos a la saturación. Las lluvias pueden ser predisponentes no por su impacto gravitacional sino porque podrían asegurar las horas de mojado. Sin embargo, lluvias en exceso o intensas podría remover el stock de esporas en el aire (Geagea et al., 1999). Comportamiento sanitario de cultivares y estimación de pérdidas Durante la campaña agrícola 2017/2018, en la Red de Ensayos de trigo del Centro-Sur de Santa Fe 2017/18, coordinado por INTA Oliveros, se llevó a cabo la evaluación de la intensidad de la roya amarilla en 30 cultivares de trigo y el efecto del control químico. La ejecución del ensayo fue coordinada por la agencia de extensión de INTA Carlos Pellegrini. El monitoreo y cuantificación de la intensidad de roya amarilla lo realizó VMV Siembras bajo la coordinación de la cátedra de Fitopatología de la FAUBA.

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100 Las variedades de trigo más afectadas por la roya amarilla se muestran en la Tabla 1 en negrita. Durante la segunda evaluación se observó reinfección (aumento de incidencia) de roya amarilla en parcelas tratadas con fungicida, lo que evidencia la virulencia de las cepas implicadas en las epidemias desarrolladas durante la campaña 2017/2018. Asimismo, se observa que la mezcla de estrobilurina y triazol utilizada fue muy eficiente en el control de esta enfermedad.

Fungicidas foliares. El momento de aplicación del fungicida dependerá del estado fenológico del cultivo en el que se produce la infección de la roya amarilla, del momento en el que comienza la esporulación del patógeno, de las condiciones climáticas, de la aparición de otras enfermedades foliares, del costo del fungicida y el costo de la aplicación, del potencial de rendimiento de la variedad de trigo sembrada y del precio del grano (Chen y Kang, 2017b). En Argentina aún no existen investigaciones relacionadas con el control químico de la roya amarilla o estriada del trigo, basadas en umbrales de daño económico (UDE). En otros países se recomienda aplicar umbrales de alrededor del 1% de severidad foliar promedio, que sería equivalente a la presencia de roya en 35 de cada 100 hojas muestreadas (incidencia), aproximadamente (McLean et al., 2010); o cuando 30-40 hojas por cada 100 presentan Pst (Brown y Holmes, 1983; Murray, 2004; Murray et al., 2005). Sin embargo, estos valores de incidencia parecerían ser elevados, especialmente por la intensidad de ataque que se registra en variedades susceptibles, por lo que se consideran desactualizados.

Uso de fungicidas Se debe recordar que la resistencia genética es la principal estrategia para manejar esta enfermedad. Sin embargo, para variedades susceptibles, el control químico constituye la única herramienta disponible para frenar las epidemias de la roya amarilla o estriada (Chen y Kang, 2017b).

A modo de ejemplo, y en comparación para nuestro país con la roya anaranjada, la relación entre 1% de severidad y la incidencia es de aproximadamente 20%, o sea, 20 hojas por cada 100 muestreadas presentan pústulas de roya anaranjada (Carmona et al., 2000, 2004, 2012; Sugia, 2009). Por ello se propone como guía orientativa y preliminar, el umbral de 10-20% de incidencia foliar como UDE para la toma de decisión de control químico para la roya amarilla o estriada. Similares porcentajes de umbrales de decisión son recomendados al evaluar el momento de aplicación estudiados por Bal (2014).

Tratamientos de semilla con fungicidas sistémicos. Algunos principios activos fungicida, como los Inhibidores de la desmetilación (IDM, ejemplo químico: triazoles), tales como triticonazole, fluquinconazole, flutriafol (Boshoff et al., 2003) podrían ofrecer un periodo de protección de hasta 30/40 días aproximadamente (según dosis), especialmente en ataques muy tempranos de roya amarilla.

Al estimar la incidencia foliar, se recuerda que es importante evaluar todas las hojas de la planta de trigo, y no solamente las superiores, cercanas a la hoja bandera, ya que las primeras que se infectan son siempre las hojas más jóvenes (inferiores), que son inicialmente más susceptibles, y construyen la epidemia con un patrón de dispersión vertical intraplanta (Farber, 2017).


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Tabla 1

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Valores de incidencia (Inc), expresada como porcentaje de hojas infectadas con al menos una pústula respecto del total, y de severidad (sev), expresada como porcentaje promedio de área foliar infectada, de roya amarilla (Puccinia striiformis f. sp. tritici), para diferentes variedades de trigo, relevadas en Landeta, Santa Fe, durante la campaña agrícola 2017/2018. Las evaluaciones se realizaron a los 21 días (4/10/2017, en inicio de espigazón) y a los 30 días (13/10/2017) después de la aplicación de fungicida (13/09/2017).

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1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30

Variedad Aca 303 plus Aca 360 Aca 602 Aca 908 Aca 909 Aca 910 Aca Cedro Ag Seed Floripan 300 Baguette 680 Bioceres 1006 Bioceres Basilio Buck Alumine Buck Claraz Buck Saeta Buck sy 120 Buck Sy 211 Buck sy 300 Buck Sy 330 Experimental DM Algarrobo Don Mario Ceibo Don Mario Fuste Floripan 100 K. Huracan K. Minerva k.Serpiente Macro Seed Inta 815 Macroseed Inta 415 Sursem Lapacho Sursem Nogal 90

21 dda (04/10/17) Picoxistrobina + Sin fungicida cyproconazole (400 cc/ha) Inc (%) Sev (%) Inc (%) Sev (%) 67 35 0 0 33 1 0 0 0 0 0 0 89 20 0 0 0 0 0 0 93 30 0 0 0 0 0 0

30 dda (13/10/17) Picoxistrobina + Sin fungicida cyproconazole (400 cc/ha) Inc (%) Sev (%) Inc (%) Sev (%) 75 45 20 1 60 5 12 1 0 0 0 0 82 45 11 10 7 0 0 0 100 45 26 25 0 0 0 0

100

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0

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73 0 0 52 100 16 0 0 8 10 100 83 100 100 65 100 0 100

30 0 0 15 20 1 0 0 1 2 45 30 25 50 10 40 0 40

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

100 0 0 65 100 0 0 0 35 18 100 100 100 100 73 100 0 100

45 0 0 30 45 0 0 0 5 5 50 40 45 50 35 50 0 50

0 0 0 5 25 0 0 0 0 0 31 28 17 67 6 24 0 19

0 0 0 1 5 0 0 0 0 0 5 5 10 30 5 15 0 5

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Fuente: Datos proporcionados por: Kelymar S.A. (Ing Agr. Eduardo Corvi); Agencia INTA C. Pellegrini: (Ing. Agr. Gustavo Almada) y VMV Siembras (Ing. Agr. Carlos Grosso, Ings. Agrs. Lucas Vettorello y Barbarina Milanesio).


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Las siguientes sugerencias técnicas podrán ser útiles a la hora de definir una aplicación de fungicidas 1) Verificar cuál es el grado de susceptibilidad del cultivar sembrado. Así, por ejemplo, un gran número de los lotes sembrados con la variedad DM Algarrobo mostraron la presencia de la enfermedad en niveles epidémicos. 2) Proceder al monitoreo de los lotes de trigo, especialmente los sembrados más tempranos con variedades susceptibles. Como mínimo, se debe realizar un monitoreo cada 7 días por lote, pero idealmente cada 3-4 días. 3) Si los lotes se encuentran en una región donde la amplitud térmica, la ocurrencia de rocío (mínimo de tres horas) y las temperaturas relativamente frescas son frecuentes, considerar que se está en un ambiente predisponente, y por lo tanto si se sembró una variedad susceptible, muy probablemente se deberá aplicar un fungicida. 4) Informarse si en localidades o regiones cercanas existe la presencia de roya amarilla, ya que es un patógeno que se disemina fácilmente por el viento a largas distancias. 5) La detección temprana de focos de roya amarilla dispuestos en “manchones amarillentos” podrían ser indicativos del inicio de epidemias. Esta detección temprana debe ser tenida en cuenta para planificar el uso de fungicidas en lotes sembrados con genotipos susceptibles, ante la ocurrencia de rocío o lluvias que aseguren el mojado foliar y la consecuente infección del patógeno.

6) Planificar el control químico, porque es probable que también se deba manejar químicamente a la roya anaranjada y/o roya negra, además de manchas foliares del trigo. 7) Se recomienda aplicar mezclas de al menos dos principios activos con diferente mecanismo bioquímico de acción. Por ejemplo, aplicar mezclas de inhibidores de la quinona externa (estrobilurinas) más inhibidores de la desmetilación (triazoles) para el manejo de roya amarilla. Esta mezcla también será eficiente para el resto de las royas y manchas. Sin embargo, no se recomienda aplicar triazoles solos, ya que además de tener menor periodo de protección y menor actividad preventiva, se deben tener en cuenta que: a) si hubieran epidemias de roya anaranjada en el mismo lote, se observará menor eficiencia de control por parte de los triazoles (Reis y Carmona, 2011); y b) observaciones a campo muestran que los triazoles frenan las infecciones recientes pero no pueden controlar eficientemente infecciones más viejas, que llevan una semana o más, y que seguirán su desarrollo como estrías necróticas, apareciendo visualmente como “una mayor área necrosada (Foto 3). 8) Respetar las dosis de marbete de aquellos fungicidas registrados para roya amarilla y anaranjada, especialmente porque aún no hay casos de resistencia a fungicidas de cepas de Pst, y la ocurrencia a nivel mundial es intensa y prevalente. 9) Se recomienda el uso de adyuvantes que favorezcan la penetración (por ejemplo aceite metilado de soja), especialmente en días frescos y/o lluviosos, o en aplicaciones con umbral en exceso o alta intensidad de ataque, ya que se requiere que el fungicida penetre y actúe rápidamente. Si bien la influencia de los adyuvantes en las aplicaciones de fungicida han sido menos estudiados en relación a otros productos fitosanitarios, varias investigaciones muestran cómo éstos incrementan y aceleran la penetración de los fungicidas y aumentan la actividad biológica. Sin embargo, desde la aparición de la roya asiática de la soja (Phakopsora pachyrhizi), los estudios sobre adyuvantes con fungicidas se incrementaron considerablemente. Para enfermedades foliares del trigo, recientemente se realizaron varios trabajos que

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Asimismo, es importante destacar que Pst presenta un mayor periodo de latencia (días desde la penetración/ infección hasta la aparición de pústulas), y que puede generar un retraso en las aplicaciones de fungicidas por no actuar a tiempo. Esta característica se suma a que este hongo puede igualmente generar estrías necróticas sin pústulas activas si las infecciones internas llevan días en la planta, generando una rápida senescencia de las hojas a pesar del uso fungicidas. Por todo ello es imprescindible actuar a tiempo y frenar con una segunda aplicación posibles re infecciones especialmente en variedades muy susceptibles.


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evalúan el uso de adyuvantes en las aplicaciones con fungicidas (Souza et al., 2014; Coradini et al., 2016; García et al., 2016). Para roya amarilla específicamente, el uso de adyuvantes a base de ésteres metílicos de ácidos grasos de aceites vegetales (ej. aceite metilado de soja) mejora y acelera la penetración de los fungicidas, disminuye el lavado del fungicida por las lluvias, y aumenta la actividad biológica de aquel, logrando una disminución de la intensidad de la enfermedad y el consecuente aumento del porcentaje de control (deBoer et al., 2013; Chen y Kang, 2017b). Sin embargo, se deberán tener en cuenta las indicaciones del marbete o consultar con el fabricante o vendedor de los fungicidas a utilizar para conocer la compatibilidad entre el producto fungicida y el tipo de adyuvante a utilizar. Aunque aún no hay evidencias de resistencia a los fungicidas por parte de Pst (Kang et al., 2015), se necesitan más estudios para monitorear las poblaciones del patógeno. Para prevenir o retrasar la aparición de cepas resistentes a los fungicidas, se deben considerar las siguientes estrategias anti-resistencia: (1) Gestionar un programa de manejo integrado de enfermedades

(incluyendo las tres royas y las manchas foliares del trigo) para reducir el uso de fungicidas; (2) Aplicar fungicida solo cuando sea necesario; (3) Usar un fungicida solo por su efecto de control de royas u otras enfermedades causadas por patógenos fúngicos y evitar usarlo debido a otras actividades no probadas, como por ejemplo efectos fisiológicos; (4) Alternar fungicidas que tienen diferentes modos de acción y aplicar mezclas de fungicidas con diferentes modos de acción; (5) Aplicar fungicidas a tiempo y evitar aplicaciones tardías, que son menos efectivas y pueden proporcionar condiciones químicas para que el hongo desarrolle gradualmente pérdida de sensibilidad (y eventualmente resistencia); (6) Usar la dosis completa indicada en el marbete y evita usar dosis reducidas o divididas, debido a las mismas razones que para (5); (7) Usar un tensioactivo junto con el fungicida, y realizar la aplicación en condiciones climáticas adecuadas para mejorar la cobertura y la eficacia de los fungicidas; y (8) Después de cada aplicación de fungicida, monitoree los lotes y supervise cada cultivo para detectar signos de esporulación, lo que puede indicar fallas de control y eventualmente pérdida de sensibilidad/desarrollo de resistencia por parte de poblaciones de Pst. Foto 3

Estrías necróticas sin pústulas luego de una aplicación de fungicidas (Fuente: http://herbariofitopatologia. agro.uba.ar/?page_id=250).


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El presente artículo es un resumen del trabajo original “Epidemias de roya amarilla del trigo. Nuevas razas en el mundo, monitoreo y decisión de uso de fungicidas”, de los mismos autores previamente citados. El artículo completo junto con la correspondiente bibliografía, se puede encontrar en www. aapresid.org.ar/bliblioteca.

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Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES


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Autores: Martínez, M.1; Castañares, E.1; Dinolfo, I.1; Stenglein, S.1 Laboratorio de Biología Funcional y Biotecnología (BIOLAB) - INBIOTEC - CONICET - UNCPBA - CICBA, Facultad de Agronomía, Azul, Buenos Aires, Argentina.

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Fusariosis de la Espiga en trigo y cebada en el centro-sur bonaerense

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La región centro-sur de la provincia de Buenos Aires presenta condiciones agroclimáticas favorables para el desarrollo de la enfermedad. Qué aspectos considerar para un manejo y monitoreo correcto de la misma.

Palabras Claves: Fusariosis de la Espiga; Monitoreo; Siembra Directa; Micotoxinas; Trigo; Cebada.


Uno de los principales agentes causales de esta enfermedad, es un hongo de hábito hemibiotrófico (Fusarium graminearum), capaz de sobrevivir entre campañas en el rastrojo, sobre hospedantes alternativos (malezas) o incluso en el suelo (Reis & Carmona, 2002). Debido a que es una enfermedad que infecta al hospedante durante la floración del cultivo, su comportamiento entre campañas es muy variable, siendo compleja su prevención con tratamientos químicos. Por ende, la magnitud y el progreso de la enfermedad dependerá principalmente de las condiciones ambientales predisponentes durante floración (temperatura y humedad), del comportamiento del genotipo elegido (interacción planta-patógeno) y del manejo agronómico que influya directamente sobre la carga de inóculo en el ambiente (rotación, uso de semilla certificada, siembra directa, fecha de siembra, etc.). Los síntomas característicos de la FE son: decoloración de las espiguillas (Figura 1) y granos sintomáticos

Cabe resaltar que el género Fusarium es productor de una amplia gama de micotoxinas (deoxinivalenol, fumonisinas, nivalenol, zearalenona, etc.) que pueden acumularse en concentraciones alarmantes durante la cosecha, transporte y almacenamiento del grano, comprometiendo así la inocuidad alimentaria e implicando un gran riesgo para la salud humana y animal. Numerosos estudios científicos han demostrado que estas micotoxinas poseen efectos carcinogénicos, causando alteraciones digestivas y gastrointestinales (vómitos y rechazo del alimento), irritaciones en la piel y depresión del sistema inmunológico, entre otros potenciales efectos perjudiciales para la salud (Placinta et al., 1999). Situación actual La producción estimada de trigo pan para la campaña 2018/2019 fue de 19 millones de toneladas (Mt), mientras que para cebada y maíz se proyectó una producción aproximada de 3.70 Mt y 41.00 Mt, respectivamente (USDA, 2018). Dichas estimaciones nos posicionan como potenciales productores y exportadores de estos commodities para los próximos años, siendo la región centro y sur de la provincia de Buenos Aires la que concentra la mayor producción nacional de trigo y cebada (subregión triguera IV). En base a esto, en las últimas campañas se ha realizado un seguimiento constante de dichos cultivos, con muestreos aleatorios a lo largo y ancho

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La FE es una de las enfermedades de origen fúngico más importantes, de amplia difusión a nivel mundial, siendo reportada principalmente en grandes regiones cerealeras como el este de Europa (Bielorrusia, Rusia y Ucrania), Asia (China, India, Pakistán) América del Norte (Canadá y Estados Unidos) y en Latinoamérica en países como Argentina, Brasil y Uruguay (Dubin et al., 1997). Actualmente, en nuestro país, se la ha reportado en cultivos como avena, cebada, centeno, maíz, trigo y triticale, así como también en granos almacenados y alimentos balanceados.

de coloración blanquecina-rosada, de aspecto rugoso. Los daños causados por la FE pueden ser de dos tipos: cuantitativos y cualitativos. Los daños cuantitativos se expresan a través de la reducción del rendimiento, del poder germinativo, del vigor de las semilla y disminución del peso hectolítrico del grano (Reis and Carmona, 2002). Actualmente, se han reportado pérdidas de rendimiento del 10-20% en epifitias moderadas, llegando a valores de 50% en epifitias severas, registrándose incluso valores de 70% de pérdida en trigo candeal (Villar de Galich, 2002, Pereira and Lori, 2013 ). En lo que respecta al grano, esta enfermedad afecta la calidad panadera, ya que las enzimas proteolíticas producidas por el hongo durante la infección afectan directamente la extensibilidad y tenacidad de la masa, provocando masas muy débiles y con disminución en el volumen del pan.

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Introducción Desde la llegada de la siembra directa a Argentina, a mediados de los 90´, la superficie bajo este sistema se ha incrementado hasta ocupar actualmente más del 90% de la superficie agrícola en uso en nuestro país (Aapresid, 2016). Si bien dicha herramienta de manejo cultural permite mantener cobertura permanente y posee numerosas ventajas (mitigación del cambio climático, mejora en la estructura del suelo, mayor eficiencia en el almacenamiento de agua, disminución de la erosión hídrica, etc.), posee algunos problemas respecto a ciertas enfermedades que sobreviven en el suelo y en el rastrojo. Tal es el caso de la Fusariosis de la Espiga (FE), enfermedad también conocida como Golpe blanco de la espiga (GBE) o Fusarium Head Blight (FHB).


Figura 1

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Síntomas característicos de la FE: decoloración de las espiguillas y granos sintomáticos de coloración blanquecina-rosada, de aspecto rugoso.

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de la Subregión IV (Figuras 2 y 3), relevando síntomas de FE en los estadíos posteriores a floración y luego, ya en el laboratorio, determinando qué especies del género Fusarium son las responsables de la infección (mediante caracterización morfológica y molecular) y qué potencial implicancia pueden llegar a tener en lo que respecta a la producción de micotoxinas. Los resultados obtenidos han sido variables, dependiendo principalmente de la campaña en cuestión, de las condiciones climáticas en cada una de ellas, del genotipo evaluado y de los requerimientos de cada patógeno. En trigo y cebada durante la corriente campaña, se observó mayor cantidad de síntomas (incidencia y severidad) que durante la campaña 2017/2018, relacionado a la primavera húmeda, alta humedad relativa (>80% durante >48 hs) y temperaturas templadas (>20°C), que favorecieron el desarrollo de la enfermedad en ciertas localidades (Azul, C. Pringles, C. Suarez, Pigüe y Rauch)

(Figura 2). Cabe destacar que también se muestrearon aleatoriamente cereales de menor importancia, como centeno y triticale, observándose espigas con síntomas típicos de F. graminearum. Con respecto a otras gramíneas incluidas en la rotación agrícola, el maíz ocupa un rol de gran importancia en el ciclo de la enfermedad, ya que puede actuar como reservorio de inóculo entre campañas, ya sea en planta en pie como en rastrojo. Por ende, durante las campañas 2015/2016 y 2016/2017 se muestrearon diversos lotes de cultivos de maíz, totalizando un total de 60 muestras (30 por campaña) (Figura 3). Además, se observaron otras especies causantes de pudrición de mazorcas en maíz, siendo la especie predominante F. verticillioides (y en menor proporción F. subglutinans y F. proliferatum), lo que demuestra que no sólo F. graminearum puede causar daños sobre este cultivo.


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Figura 2

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Producción de trigo y cebada en el centro-sur de Buenos Aires.

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Comportamiento diferencial entre genotipos Se realizaron diversos experimentos durante tres campañas agrícolas (2014, 2015 y 2016), en las instalaciones de la Chacra Experimental de la Facultad de Agronomía de Azul (UNCPBA) ubicada en la ruta 3, km 304 (36°49′41.4′′ S, 59°53′11.6′′ O). El suelo es un Argiudol típico con textura franco arcillosa, pH de 6.06, 7.10 kg N / ha, 26.5 ppm de fósforo disponible y 3.23% de materia orgánica. El diseño experimental de los ensayos correspondió a un ensayo en parcelas divididas con 4 bloques. Se seleccionaron 5 genotipos de trigo y 5 genotipos de cebada, de acuerdo a su similitud en lo que respecta a ciclo del cultivo (intermedio-corto) y fechas de floración (fines de Octubre para la región). La fecha de siembra fue el 15 de julio durante las 3 campañas, con una densidad de 350 pl/m2. Los cultivos fueron llevados a cabo bajo condiciones de secano, en ausencia de déficit nutricional, siendo el control

de malezas químico. Durante el estadío de antesis (Z. 60) en trigo y en 50% aparición de aristas en cebada (Buerstmayr et al. 2008) se realizaron los tratamientos de inoculación dentro de cada parcela (1.5 m x 8 m), utilizando aislamientos previamente caracterizados de F. graminearum y F. poae pertenecientes a la colección de hongos del BIOLAB-AZUL (Castañares et al., 2014; Dinolfo et al., 2012). Los resultados observados mostraron claras diferencias entre genotipos, tanto en trigo como en cebada (Figuras 4), principalmente con respecto a parámetros de patogenicidad y contaminación con micotoxinas, en el cual la interacción genotipo x ambiente mostró un rol clave. En algunos cultivares más precoces, se observó que florecieron antes, exponiendo así sus anteras a un ambiente menos propicio para la infección (condiciones de temperatura más frescas), y por lo


Figura 3

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Producción de maíz en el centro-sur de Buenos Aires.

Figura 4

Incidencia según genotipo para trigo y cebada.

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tanto, traduciéndose esto en menores síntomas y menor contaminación con micotoxinas. Además, en cebada, se observaron menores síntomas que en trigo, debido a su característico patrón de floración, durante la aparición de aristas coincidiendo estos resultados con trabajos previos (Stenglein et al., 2014).

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Escenarios futuros: cambio climático Debido a la amplia difusión de la siembra directa en las últimas décadas, sumado al potencial impacto del cambio climático en los próximos años, es de suponer que las condiciones predisponentes para algunos agentes etiológicos causantes de enfermedades, como lo es Fusarium, serán más cercanas al óptimo. Si bien el impacto del cambio climático sobre los cultivos aún es incierto, numerosas investigaciones pronostican que la temperatura media para la región pampeana se incrementará entre 1,5 a 4,5° C hacia fin de siglo, sumado al aumento de las temperaturas nocturnas y los eventos extremos, entre las variables que serán más afectadas (Alexander et al., 2006; Barros et al.,

2015). Estudios recientes, mediante el uso de modelos predictivos, sugieren que tanto la temperatura como las lluvias se incrementarán en la etapa de floración del trigo y la cebada (período de infección). Como consecuencia, esto traería aparejado problemas de variación en los rendimientos pero también un posible aumento en el riesgo de presencia de micotoxinas. Diversos modelos estiman que, hacia fines de siglo, la incidencia de la FE se incrementaría hasta un 10% en el sur de la región pampeana y disminuiría en el norte de la misma hasta un 20% (CEPAL, 2014). Sin embargo, aún se desconoce cómo afectarán realmente estos cambios en la diversidad de especies del género Fusarium, su potencial producción de micotoxinas, y por ende, su implicancia en lo que respecta a la inocuidad y seguridad alimentaria. Por lo tanto, es de vital importancia un monitoreo y seguimiento constante de la enfermedad durante la floración, cosecha, transporte y almacenamiento del grano, al menos en las campañas en las que las condiciones predisponentes para el desarrollo del hongo sean propicias.

Consideraciones finales • Debido a que la FE es una enfermedad muy dependiente de las condiciones térmicas e hídricas alrededor de la floración, es de vital importancia un constante monitoreo de las condiciones climáticas (temperatura, humedad relativa y precipitaciones) en dicho estadío. • Si bien la FE ha sido considerada una enfermedad secundaria durante mucho tiempo, en la actualidad, debido al incremento de la superficie agrícola bajo siembra directa en nuestro país, se incrementó su incidencia en las últimas décadas debido a indebidas prácticas de manejo (rotaciones gramínea-gramínea, uso de semilla infectada, etc) sumado al cambio climático. • Por ende, se deberán tomar mayores precauciones en un futuro cercano, teniendo en cuenta las potenciales pérdidas económicas que puede causar, debido a las disminuciones en los rendimientos y contaminación de los granos con micotoxinas a lo largo de la cadena agroalimentaria (durante la cosecha, transporte y almacenamiento).


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Autores: Castro, A.C.1,2; Cardelli, M.1,2; Schierenbeck, M.1,2; Uranga, J.P.1,2; del Río, J. 1; Berrueta, W.A.1; Simón, M.R.1,3 1 Cerealicultura, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad Nacional de La Plata. 2 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), La Plata, Buenos Aires. 3 Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), La Plata, Buenos Aires.

Calidad del trigo pan: la búsqueda de genotipos con altos valores de proteína y gluten y su variación frente a las enfermedades foliares La búsqueda de genotipos con altos valores de proteína y gluten, y su variación frente a las enfermedades foliares fúngicas.

Palabras Claves: Trigo pan; Enfermedades; Ensayos; Genotipos primaverales.


El porcentaje de proteína y el contenido de gluten de un genotipo son determinaciones cruciales que están fuertemente influenciadas por las condiciones ambientales (suelo, clima, adversidades bióticas), las características genéticas del mismo y el manejo agronómico. El clima es decisivo durante el ciclo del cultivo, pero especialmente en el período crítico (20 días antes de floración y 5 a 10 días después) y el llenado de grano cumple un rol muy importante en la expresión de la calidad de trigo. Las temperaturas superiores a los 2530° C y baja humedad relativa durante el llenado de grano producen acortamiento del período, lo que se traduce en granos con menor rendimiento molinero y modificación en la composición de las proteínas, con la consiguiente reducción en la calidad. Por otro lado, cuando el grano de trigo recibe agua de lluvia previo a la cosecha, la absorbe, se hincha y al secarse nuevamente, no recobra su tamaño original. Esto provoca fracturas internas que disminuyen la densidad del grano, peso hectolítrico, y afectan el rendimiento molinero (Brach, 2011). Asimismo, las precipitaciones, pueden producir lavado y brotado al aumentar la cantidad de enzima alfa amilasa, lo que licua el almidón y resulta en trigos que darán masas pegajosas.

Por otra parte, la presencia de enfermedades va a depender en gran medida de las condiciones meteorológicas predominantes durante el ciclo del cultivo. Si bien existe una amplia variedad de patógenos, las enfermedades de origen fúngico son las más importantes y dentro de éstas, prevalecen las foliares. El efecto que pueden generar en la calidad, dependerá considerablemente del hábito nutricional que el patógeno posea. Aquí podemos encontrar los biótrofos como Puccinia triticina Eriks, agente causal de la roya de la hoja, organismos que necesitan del hospedante vivo para poder alimentarse, y que provocan mayor daño sobre la acumulación y partición del N en el grano, que el que provocan sobre la acumulación y partición de la materia seca (Dimmock y Gooding, 2002; Schierenbeck et al., 2019). De este modo, generalmente ocasionan una disminución en el contenido de proteína en el grano. Por otro lado, los necrótrofos como Pyrenophora triticirepentis (Died) Shoem, agente causal de la mancha amarilla, son microorganismos que provocan la muerte del hospedante para poder alimentarse. Éstos provocan una disminución del área foliar fotosintéticamente activa, reducen la fotosíntesis y la acumulación de carbohidratos, principalmente, y afectan más el rendimiento que la acumulación de N, provocando generalmente un incremento en el porcentaje de proteína (Dimmock y Gooding, 2002; Schierenbeck et al., 2019).

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En esta línea, los programas de mejoramiento genético incluyeron “la calidad del grano de trigo” como un objetivo primordial en las investigaciones (Bushuk, 1988; Donaire et al, 2010; Lombardo et al., 2011; Cuniberti et al., 2011; Cuniberti, 2014). En la actualidad, la selección asistida por marcadores moleculares es la vía más económica para capitalizar el creciente caudal de información genómica del trigo y especies emparentadas e incorporar rápidamente caracteres valiosos en un germoplasma cualquiera. Por lo tanto, la búsqueda de genotipos con buena calidad panadera es esencial.

Con relación al manejo agronómico, las consideraciones más importantes a tener en cuenta para mejorar el rendimiento y la calidad serán la preparación del lote previo a la siembra, los antecesores utilizados, la elección de la fecha de siembra, la fertilización nitrogenada y el manejo integrado de adversidades. El momento de aplicación del fertilizante es muy importante en la definición de la calidad. El nitrógeno (N) aplicado en la siembra, generalmente no es suficiente para incrementar rendimiento y proteínas a la vez. Esto se observa particularmente en años de altos rendimientos, si la oferta del N fue escasa. En situaciones como éstas, los porcentajes de proteína en grano suelen ser bajos, debido a la relación inversa que existe entre rendimiento y proteína, comúnmente llamado “efecto de dilución” (Brach, 2011).

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Introducción El conocimiento de la calidad del grano de trigo pan resulta fundamental para definir el destino industrial que tendrá su harina. La creciente exigencia de la industria de la panificación y las amplias preferencias de los consumidores demandan diferentes calidades para la obtención de productos tales como panes, galletitas, tartas, cereales para el desayuno, crackers, pastas, etc. (Kerfal et al., 2010).


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Finalmente, se encuentran los patógenos hemibiotrofos, como Zymoseptoria tritici, agente causal de la mancha de la hoja, que tienen un efecto variable sobre la calidad. Algunas pruebas sugieren que regularmente disminuyen el rendimiento de proteína en grano por unidad de superficie, y reducen tanto la captación como partición de N al grano (Mc cabe et al., 2001). Sin embargo, otros investigadores han encontrado una disminución del rendimiento e incrementos en el contenido de proteína debido a un proceso de concentración (Dimmock y Gooding 2002; Castro y Simón, 2017).

La determinación de la severidad de cada enfermedad se realizó mediante estimación visual, expresada como porcentaje de lesión cubierta por necrosis y clorosis de las enfermedades presentes en la hoja, discriminando si la sintomatología observada era ocasionada por un agente biótrofo o necrotrofo. Se evaluaron diez plantas tomadas al azar por cada parcela. Las evaluaciones se realizaron en los estadios EC39, EC60 y grano pastoso (EC82). Con las medias de severidad de las tres evaluaciones, se calculó el área bajo la curva de progreso de enfermedad (ABCPE) (Shanner y Finney, 1977).

Por último, un buen cuidado postcosecha también será necesario para mantener la calidad. Con relación a esto, lo más importante es el almacenaje con una humedad inferior al 14% en silos (previa desinfección y limpieza del grano) y el secado artificial que se debe realizar con flujos de aire caliente, sin que la temperatura exceda los 60 °C, de lo contrario dañará a las proteínas formadoras de gluten.

Se tomaron muestras de hojas afectadas por patógenos y posteriormente, en el laboratorio, se determinó la frecuencia de patógenos mediante el método de cámara húmeda. El mismo consistió en trozar el material vegetal muestreado con síntomas visibles, y en cámara de flujo laminar, desinfectarlo en forma superficial mediante inmersión en una solución de NaClO al 1%, durante 2 minutos. Se repitió el procedimiento y luego se realizó una esterilización superficial sumergiendo el material en una solución de etanol al 70% durante 30 segundos. Se enjuagó el material esterilizado con agua destilada estéril y se dejó secar sobre papel absorbente. Una vez secos, los trozos se colocaron en cajas de Petri con papel absorbente humedecido. Posteriormente, las placas se incubaron durante 5 a 7 días a temperatura ambiente. Luego se observaron los trozos de material en microscopio óptico (20x) y se realizaron identificaciones morfológicas de los patógenos en base a diversas claves dicotómicas.

Objetivo El objetivo del estudio fue evaluar la influencia de las enfermedades foliares fúngicas en el porcentaje de proteína (%) y contenido de gluten (%) en una colección de genotipos de trigo primaverales de origen internacional. Materiales y metodología El ensayo fue llevado a cabo en la Estación Experimental Julio Hirschhorn de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata. Se utilizó un diseño de parcela dividida en el cual la parcela principal fue el tratamiento de fungicida: con fungicida (CF) y sin fungicida (SF), y la subparcela fueron 110 genotipos de trigo de origen internacional. En las subparcelas con control de enfermedades, se aplicó una triple mezcla (BASF Orquesta Ultra) de fluxapyroxad 50 g/l (carboxamida), epoxiconazole 50 g/l (triazol) y pyraclostrobin 81 g/l (1,2 l/ha) (estrobilurina), en cuatro estadios de crecimiento (EC): 2-3 hojas (EC12), encañazón (EC31), hoja bandera desplegada (EC 39) y floración, (EC60) (Zadoks et al., 1974) para asegurar un testigo con baja infección y observar diferencias entre genotipos en ambas condiciones. En todas las sub-parcelas, se aplicó 100 kg N/ha (46-0-0), particionados en dos momentos: a la siembra y a fines de macollaje.

Luego de la cosecha, las muestras de grano fueron acondicionadas y molidas con el molino Bühler MLU 202 en el laboratorio de Cerealicultura de la misma Facultad. El % de proteína se determinó mediante el método microKjeldahl (IRAM 15852-1) y el contenido de gluten fue determinado con equipo Glutomatic 2200 (IRAM 158641). Las variables de estudio se analizaron estadísticamente con el programa Genstat 12 Ed (VSN, 2011). Resultados y discusión Enfermedades predominantes en los genotipos de trigo La frecuencia de patógenos hallada mostró diferencias significativas entre los genotipos. El 57% de los genotipos fueron afectados por Puccinia triticina, el agente causal de la roya de la hoja, el 33% fue afectado


Los genotipos de trigo presentaron variabilidad en el contenido de gluten determinado. Hubo diferencias significativas entre genotipos, como así también en

La aplicación de fungicida y la interacción fungicida × genotipo influyó estadísticamente sobre el contenido de gluten de los cultivares. Los genotipos afectados por Roya de la hoja, causada por un patógeno biotrófico, mostraron disminuciones significativas del gluten (verificado en las parcelas SF) mientras que la aplicación de fungicida provocó aumentos del gluten (Figura 2). Los genotipos en los que predominaron mancha de la hoja (hemibiotrófico) y mancha amarilla (necrotrófico) tuvieron mayor valor de gluten en las parcelas SF, mientras que la aplicación de fungicida disminuyó este parámetro (Figura 3). Figura 1

Proteína en grano (%) en genotipos de trigo de origen internacional afectados por roya de la hoja sin fungicida (SF) y con fungicida (CF). Las letras diferentes dentro de cada genotipo indican diferencias significativas según test LSD p < 0,05.

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Influencia de las enfermedades sobre el porcentaje de proteína y gluten de los genotipos de trigo El porcentaje de proteína en grano fluctuó entre 9% y 14,5% entre los genotipos evaluados. El valor medio de porcentaje de proteína de los genotipos SF fue 11,4% y CF 12,4%. La interacción fungicida × genotipo mostró que en aquellos genotipos en los que predominó la roya de la hoja, la proteína presentó incrementos significativos en el tratamiento CF con respecto al SF (Figura 1).

la interacción fungicida × genotipo (Tabla 1). Los tratamientos CF obtuvieron valores superiores de gluten húmedo, siendo el promedio 28,9% y 24,9% para los tratamientos SF. Se contabilizaron los tratamientos según rangos de porcentaje de gluten húmedo (Tabla 2). De esto surge que de los 110 cultivares analizados, en los tratamientos CF, 84 de ellos superan el 25% en contenido de gluten húmedo, representando el 76,4%. En el otro grupo SF, 70 cultivares superan el 25%, representando el 63,6%. La diferencia entre genotipos de ambos grupos es del 12,8%, demostrando lo antes mencionado.

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por Alternaria spp. incluyendo especies patogénicas y saprofíticas, mientras que en el 6% de los genotipos se observó Zymoseptoria tritici, el agente causal de la mancha de la hoja y el 4% registró Dreschlera triticirepentis, el agente causal de la mancha amarilla. La severidad de los genotipos se fue incrementando a través del ciclo del cultivo en forma significativa. El ABCPE fue estadísticamente superior en los genotipos SF con respecto a los genotipos CF, lo que evidenció el efecto del fungicida.


Tabla 1

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Gluten húmedo (%) en una colección de genotipos de trigos de origen internacional con fungicida (CF) y sin fungicida (SF) en 2017. Las letras diferentes en cada genotipo indican diferencias significativas según test LSD p <0,05.

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Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF Genotipo CF SF

1 24,3 a 29,7 b 7 25,6 a 27,7 a 13 32,3 a 28,3 a 19 36,0 b 28,9 a 25 28,5 a 24,2 a 31 31,9 b 25,5 a 37 25,1 a 34,2 b 43 31,2 b 24,4 a 49 26,7 a 30,1 a 55 21,9 b 0a 61 31,3 a 38,2 b 67 33,2 a 34,6 a 73 23,5 b 0a 79 24,2 a 35,1 b 85 29,7 a 35,7 b 91 32,2 a 38,1 b 97 30,9 a 27,8 a 103 23,6 a 19,8 a 109 27,4 a 25,2 a

2 19,9 b 0a 8 30,6 a 29,9 a 14 33,9 a 32,6 a 20 33,6 a 30,9 a 26 42,3 b 34,4 a 32 33,6 a 34,7 a 38 33,1 a 29,8 a 44 20,3 b 0a 50 37,9 b 17,7 a 56 0a 0a 62 25,1 a 25,3 a 68 31,9 a 38,5 b 74 35,5 b 26,8 a 80 28,1 b 13,4 a 86 16,9 a 24,8 b 92 39,9 b 32,1 a 98 37,1 a 29,6 a 104 18,2 b 7,7 a 110 20,9 a 31,1 b

3 27,6 a 29,2 a 9 24,3 b 0a 15 32,7 b 22,4 a 21 21,4 b 0a 27 27,5 a 27,6 a 33 27,7 b 0a 39 32,9 a 33,5 a 45 31,8 a 34,4 a 51 19,8 a 22,8 a 57 16,1 b 0a 63 19,9 a 15,8 a 69 23,2 a 27,0 a 75 28,7 a 33,4 a 81 32,4 a 28,4 a 87 30,1 b 24,9 a 93 37,4 b 28,7 a 99 31,5 a 27,7 a 105 27,1 a 33,5 b

4 18,6 a 23,6 a 10 32,7 b 0a 16 27,1 a 22,9 a 22 30,2 b 24,3 b 28 33,3 a 28,0 a 34 22,9 a 20,4 a 40 28,6 a 30,1 a 46 33,4 a 28,1 a 52 29,8 a 26,6 a 58 29,7 a 27,6 a 64 38,6 a 35,4 a 70 30,4 a 29,1 a 76 28,5 a 37,4 b 82 28,1 a 32,9 a 88 28,2 a 31,2 a 94 38,2 a 34,1 a 100 26,3 a 29,6 a 106 26,9 a 25,7 a

5 25,8 a 23,5 a 11 40,0 b 25,9 a 17 18,6 a 26,5 b 23 36,8 b 28,1 a 29 29,6 a 25,0 a 35 33,4 b 24,1 a 41 25,1 b 19,7 a 47 23,1 a 31,0 b 53 26,6 b 20,6 a 59 29,4 a 24,5 a 65 32,5 b 21,7 a 71 24,6 a 23,8 a 77 29,1 a 25,6 a 83 29,1 a 34,5 b 89 30,9 a 32,1 a 95 31,8 b 25,7 a 101 49,5 b 31,2 a 107 30,5 b 16,4 a

6 33,3 a 32,2 a 12 36,9 a 35,3 a 18 28,5 b 22,9 a 24 24,3 a 23,9 a 30 28,9 a 27,2 a 36 27,6 b 22,3 a 42 33,1 b 23,9 a 48 33,1 a 28,0 a 54 22,4 a 18,9 a 60 32,6 b 21,8 a 66 24,7 a 30,7 b 72 40,7 b 28,2 a 78 28,0 a 27,4 a 84 29,7 a 29,0 a 90 31,4 a 33,3 a 96 39,5 b 28,8 a 102 35,5 b 26,9 a 108 28,8 a 27,5 a


Tabla 2

Número de cultivares con diferentes rangos de porcentaje de gluten húmedo GH (%) en una colección de genotipos trigos de origen internacional con fungicida (CF) y sin fungicida (SF) en 2017. GH (%)

<20%

20-25 %

25-30 %

30-35 %

> 35 %

CF

10

16

34

34

16

SF

18

22

38

24

8

Gluten húmedo en genotipos de trigo de origen internacional afectados por roya de la hoja sin fungicida (SF) y con fungicida (CF). Las letras diferentes en cada genotipo indican diferencias significativas según test LSD p < 0,05.

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Figura 2

Figura 3

Gluten húmedo en genotipos de trigo de origen internacional afectados por mancha de la hoja y mancha amarilla sin fungicida (SF) y con fungicida (CF). Las letras diferentes en cada genotipo indican diferencias significativas según test LSD p < 0,05.

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Por último, los genotipos afectados por Alternaria spp. (patógeno necrotrófico) mostraron incrementos o disminuciones del contenido de gluten (Figura 4), probablemente debido a la presencia de especies patogénicas y no patogénicas de Alternaria, causando que los otros patógenos no prevalentes determinen la fluctuación en el contenido de gluten.

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Estos resultados pueden ser explicados a partir del comportamiento nutricional diferente de los patógenos involucrados. Ya se mencionó que cuando los clásicos patógenos biotróficos son controlados por fungicidas, la concentración de proteína del grano a menudo se incrementa, porque el patógeno tiene un efecto de

daño mayor en la acumulación y partición de N al grano que en la acumulación y partición de la materia seca. Contrariamente, la mayoría de los reportes encuentran que los efectos de controlar necrotrofos con fungicidas se asocia con una reducción de proteína, porque el patógeno interrumpe el suplemento de asimilados a través de reducir la capacidad fotosintética de la planta vía destrucción de los tejidos foliares y, por lo tanto, tiene un mayor efecto en la acumulación de C que en la de N (Dimmock y Gooding, 2002). Los resultados indican la importancia de conocer la susceptibilidad de los genotipos a la mayoría de los patógenos prevalentes para inferir su impacto en el contenido de gluten cuando se aplican fungicidas.

Figura 4

Gluten húmedo en genotipos de trigo de origen internacional afectados por especies de Alternaria sp. sin fungicida (SF) y con fungicida (CF). Letras diferentes en cada genotipo indican diferencias significativas según test LSD p < 0,05.


Conclusiones • La alta variabilidad en el contenido de proteína y gluten de los genotipos de trigo de origen internacional utilizados, resulta prometedora para encaminar objetivos de mejoramiento genético que permitan incrementar las especificaciones industriales del trigo y posicionarse mejor ante las demandas de la industria local e internacional. En el mercado internacional hay una marcada diferenciación en los distintos tipos de trigo usados por las diferentes industrias. En Argentina se produce, básicamente, trigo pan y por el momento, no se diferencia por calidades industriales. Esto hace casi imposible obtener las diferentes harinas que el mercado actual demanda. • Asimismo, este amplio set de genotipos con variabilidad en resistencia a diversas enfermedades foliares permite discriminar el efecto de patógenos de diferente hábito nutricional sobre variables de calidad como la proteína y el gluten • Es necesario profundizar los estudios y la búsqueda de cualidades en relación a las propiedades reológicas de la harina, y analizar las correlaciones entre los parámetros de calidad panadera porque harían posible una selección en forma indirecta de genotipos con alta calidad de granos. Si bien se mapearon características asociadas a calidad, es relevante evaluar regiones del genoma de trigo en genotipos con y sin enfermedades foliares, para determinar la estabilidad de estas características frente a los agentes bióticos. Por esto mismo, es necesario conocer el efecto de las enfermedades foliares sobre las gliadinas y gluteninas, proteínas constituyentes del trigo, ya que no es suficiente el estudio de parámetros reológicos.

Referencias Brach, A. M. 2012. Factores que determinan la variación de la calidad panadera en trigo. Reconquista. INTA Reconquista. Revista Voces y Ecos N 28º. pp. 26-29 Bushuk, W., Leisle, D. 1988. Nature and inheritance of protein quality in Canadian durum wheat cultivars. In: G. Wittmer (Ed.), The Future of Cereals for Human Feeding and Development of Biotechnological Research, pp. 119–134. Chamber of Commerce, Industry, Handicraft and Agriculture, Foggia, Italy. Castro, A.C., Simón, M.R. 2017. The impact of Septoria tritici blotch in bread making quality among argentinean wheat cultivars. Journal of Cereal Science 77, 259-265. Cuniberti, M., 2014. Productos que demanda el mercado y que el mejoramiento genético de trigo debe atender. Seminario Internacional de trigo. INIA La Estanzuela, Uruguay. Resúmenes p.67. Cuniberti, M., Mir, L., Molfese, E., Seghezzo, M., 2011. Evaluación de calidad en programas de mejoramiento de trigo. www.iberolab.org/comunicaciones/requisitostécnicos. Dimmock, J. P. R. E., Gooding, M. J. 2002. The influence of foliar diseases, and their control by fungicides, on the protein concentration in wheat grain: a review. Journal of Agricultural Science 138, 349-366. Donaire, G., Nisi, J., Helguera, M., Bainotti, C., Fraschina, J., Masiero, B., Cuniberti, M., López, J., Salines, J., Alberione, E., Formica, B., 2010. Caracterización de la variabilidad genética del programa Nacional de mejoramiento de trigo del INTA. 8 th IWC. St. Petersburg, Russia. IRAM 15852-1. Determinación de proteínas totales. Método Kjeldahl modificado. IRAM 15864-1. Trigo y harina de trigo. Determinación de gluten húmedo, gluten seco y de índice de gluten. Método de lavado automático. Parte 1- Lavado con agua para análisis. seco y de índice de gluten. Método de lavado automático. Kerfal, S., Giraldo, P., Rodriguez Quijano, M., Vázquez, F. J., Adams, K., Lukow, O. M., Röder, M. S., Somers, D. J., Carrillo, J. M., 2010. Mapping quantitative trait loci (QTLs) associated with dough quality in a soft × hard bread wheat progeny. Journal of Cereal Science 52, 46–52. Lombardo, L; Vanzetti, L; Nisi, M; Helguera, M. 2011. Uso de la selección asistida por marcadores moleculares en el mejoramiento del trigo. Revista técnica en S.D. Trigo. p. 11-15. McCabe, T; Mulhare, J.J; Byrne, J.J; McIvor, A y Gallagher, E.J. 2001. Yield and quality improvement with strobilurin fungicides in winter wheat. Aspects of Applied Biology and Wheat Quality 64, 219–226. Schierenbeck, M., Fleitas, M.C., Cortese, F., Golik, S.I., Simón, M.R. 2019. Nitrogen accumulation in grains, remobilization and post-anthesis uptake under tan spot and leaf rust infections on wheat. Field Crop Research 235, 27-37. Shaner, G., Finney, R.E. 1977. The effect of nitrogen fertilization on the expression of slow-mildewing resistance in Knox wheat. Phytopathology 67, 1051-1056. VSN International, 2011. GenStat for Windows, fourteenth ed. VSN International, Hemel Hempstead, UK GenStat.co.uk. Zadoks, J.C., Chang, T.T., Konzak, C.F., 1974. A decimal code for the growth stages of cereals. Weed Research 14, 415-421.

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Autores: Juan, V.F.; Núñez Fré, F.; Saint-André, H. Cátedra de Terapéutica Vegetal. Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires.

Control de malezas en cereales de invierno

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La nueva vieja problemática: control de biotipos de nabo silvestre (Brassica rapa L.) con resistencia.

Palabras Claves: Control de Malezas; Resistencia; Brassica rapa L; Trigo; Cebada.


La alta eficacia del uso de herbicidas condujo a la idea de la erradicación de malezas, continuamente renovada por el desarrollo de nuevos principios activos y repetidamente frustrada como consecuencia de la compleja realidad del problema2. Actualmente, el uso de esta tecnología como única herramienta de trabajo está ampliamente cuestionado, tanto por favorecer la difusión de biotipos resistentes a herbicidas, como por la contaminación ambiental asociada al uso de productos fitosanitarios. En el ámbito del manejo de malezas, el ejemplo más significativo seguramente han sido las consecuencias derivadas del uso intensivo de glifosato como herbicida base para los tratamientos en barbechos químicos, y la adopción masiva de cultivos resistentes a este herbicida hacia fines de la década de los ´90. A partir de allí, el control químico de las plantas arvenses se fue “simplificando” a un nivel tal, que el mercado de herbicidas sufrió paulatinamente una reducción de las opciones disponibles en relación a las alternativas que eran utilizadas previo a la comercialización de soja genéticamente modificada, resistente a glifosato (RG). De hecho, en nuestro país una gran cantidad de activos dejaron de ser comercializados por falta de demanda.

En los cereales de invierno, luego de la introducción de los primeros productos de la familia química de las sulfonilureas (SU’s) hacia mediados de los ‘80, el control de las principales malezas latifoliadas se basó casi exclusivamente en estos herbicidas. Los mismos, tienen un mecanismo de acción muy específico como inhibidores de la enzima Acetolactato Sintetasa (ALS), que es una de las responsables de la síntesis de aminoácidos de cadena abierta como valina, leucina e isoleucina. En el centro y sudeste bonaerense, el uso frecuente de SU´s sumado a las aplicaciones repetidas de glifosato en cultivos RG y barbechos químicos, condujo al desarrollo de biotipos de malezas con resistencia, y entre estas el resurgimiento de especies de la familia de las Brasicáceas (ex crucíferas: nabo, nabón y nabillo) que desde la década de los ‘90 parecían problemas superados. En Argentina, el nabo silvestre (Brassica rapa) es una especie que se encuentra distribuida en las provincias de Salta, Jujuy, San Juan, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa, Buenos Aires, Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego. Es comúnmente encontrada en lotes agrícolas, rastrojos, a orillas de caminos, zanjas y terraplenes de ferrocarril3. Es una planta que se caracterizó principalmente por sus emergencias de otoño e invierno, invasora de lotes de trigo y otros cultivos de crecimiento invernal, y que fue controlada primero a través de tratamientos químicos basados en las mezclas de 2,4-D o MCPA (década del ‘70 y ‘80) y posteriormente con los tratamientos de metsulfuron a partir de la introducción de este herbicida. Hoy en día, la distribución de los biotipos con resistencia restringe las alternativas de manejo y se han observado emergencias de nabo prácticamente durante todo el año. Por lo que en el centro y sudeste bonaerense se encuentra presente en casi todos los cultivos extensivos que se desarrollan, ya sea en invierno o verano,

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La comunidad de malezas que se encuentra en los cultivos de invierno, es el resultado de un proceso que se inicia en las operaciones de barbecho y desencadena una sucesión ecológica posterior al disturbio, en la que intervienen numerosos factores. Las especies y su abundancia dependen de las frecuencias y coberturas de malezas de los años precedentes, de la historia del lote y del manejo del cultivo actual. Las condiciones climáticas también suelen afectar la intensidad de enmalezamiento.

Esta forma de producción basada en el uso de unos pocos activos condujo rápidamente a un cambio en las poblaciones de malezas y, a partir del uso reiterado de esta limitada variedad de herbicidas, comenzaron a seleccionarse involuntariamente biotipos insensibles que se multiplicaron hasta predominar y desarrollar resistencia.

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Introducción Las malezas son especies vegetales que compiten con los cultivos por recursos escasos, como los nutrientes minerales del suelo, el agua y la luz. Estas especies dificultan las labores de cosecha del cultivo e incrementan los costos de tales operaciones. Por lo tanto, la presencia de malezas en las áreas de cultivo reduce la eficiencia de los insumos como los fertilizantes y el agua de riego, fortalecen la densidad de otros organismos y plagas, y reducen severamente el rendimiento y calidad del cultivo1.


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comportándose como una especie altamente invasora y de difícil manejo.

originó biotipos resistentes a los tres herbicidas más frecuentemente utilizados (glifosato, metsulfuron y 2,4-D)8.

Durante 2014, en los partidos de Necochea y Balcarce (sudeste de la provincia de Buenos Aires), fueron halladas las primeras poblaciones de nabo silvestre, que no eran controladas con aplicaciones de glifosato a dosis normal de uso4. Los ensayos de dosis-respuesta y el test inmunológico demostraron que el origen de esta resistencia era por modificación genética y, además, se comprobó que el mismo biotipo presentaba resistencia múltiple a varios herbicidas inhibidores de la ALS.

Evaluación de la resistencia en condiciones controladas En la Figura 1 se puede apreciar el resultado de los ensayos de dosis-respuesta para los tres mecanismos de acción: glifosato (G/9), metsulfuron (B/2) y 2,4-D (O/4).

En 2016, integrantes de la Cátedra de Terapéutica Vegetal de la Facultad de Agronomía (UNCPBA), detectaron en el partido de Azul un biotipo de nabo que también presentó resistencia múltiple a inhibidores de la ALS y glifosato5,6 y posteriormente, se pudo corroborar el primer caso de resistencia a 2,4-D en Argentina, en otro biotipo de nabo también presente en Azul, provincia de Buenos Aires7. Teniendo en cuenta la presencia previamente reportada de resistencia a inhibidores de la ALS y glifosato, como así también que se trata de una especie que cuenta con un alto porcentaje de alogamia, este último hallazgo

Se observa que el aumento de las dosis de glifosato y de metsulfuron, no se traducen en una mejora sustancial en la eficacia de control, que siempre resultó menor a un 30% aún con ocho veces la dosis recomendada por marbete. Estos resultados, sumados a los antecedentes registrados en el país4,9, hacen suponer que la resistencia a glifosato y metsulfuron en este biotipo de nabo corresponden a resistencia de sitio activo. En el caso de 2,4-D, se observa que incrementos de dosis generan una mejora sustancial en la eficacia de control obtenida. Al duplicar la dosis se logra una eficacia del 45%, al cuadruplicarla se supera el 70% y sólo se obtienen controles comerciales (mayores al 85%) con 8X. Esta diferencia de comportamiento comparado con los otros herbicidas antes mencionados, hace suponer que en el caso de 2,4-D, podría ser catalogado como resistencia fuera del sitio activo o metabólica. Figura 1

Eficacia de control de nabo silvestre a los 28 días después de la aplicación de dosis crecientes de glifosato, metsulfuron y 2,4-D. Para las aplicaciones individuales de cada herbicida, 1X corresponde a 1080 g e.a./ha de glifosato, 4 g i.a./ha de metsulfuron y 300 g e.a./ha de 2,4-D.


Se observa que ambos biotipos de nabo, presentan mayor susceptibilidad a 2,4-D en estadios iniciales respecto de estadios avanzados. En los estados de roseta se logra una eficacia de control de aproximadamente un 10-20% en los biotipos R, y mayor al 80% en los biotipos S. En estadios avanzados, cuando finaliza el estado de roseta, a partir de elongación y con la dosis recomendada para trigo (alrededor de 300 g e.a./ha), resulta difícil alcanzar un 70% de eficacia de control, aún sobre el biotipo S. Figura 2

Representación teórica de la eficacia de control de biotipos de nabo silvestre resistentes (R) y susceptibles (S) a dosis 1 X (300 g e.a./ha) de 2,4-D a los largo de su ciclo de vida.

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La capacidad de metabolización de un herbicida dentro de un vegetal, es variable y depende de diversos factores que pueden ser externos al individuo, como niveles de nutrientes disponibles, niveles de humedad del suelo, temperatura, etc.; y también factores propios del individuo, siendo uno de los más importantes el estado fenológico. En la Figura 2, se representa teóricamente la disminución de la sensibilidad a medida que la planta avanza en su estado fenológico.

Figura 3

Eficacia de control de nabo silvestre a los 28 días después de la aplicación de las diferentes formulaciones de 2,4-D y MCPA aplicadas en estado de roseta a dosis de 300, 600, 1200 y 2400 g e.a./ha (1X, 2X, 4X y 8 X, respectivamente).

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Por otra parte, en los ensayos realizados también se observaron diferencias en las formulaciones de 2,4-D que manifestaron respuestas biológicas variables para una misma dosis de equivalente ácido. Esto puede deberse a características propias de la molécula herbicida, que facilitan o aceleran la penetración en la cutícula cerosa de los vegetales, y que permitan una mayor capacidad de transporte por los sistemas de conducción de la planta, o una menor degradación por enzimas detoxificantes o mayor afinidad por el sitio activo.

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En el caso de este herbicida auxínico u hormonal, actualmente se encuentran disponibles las presentaciones de: 2,4-D ácido (micro emulsión), 2,4D éster butílico (concentrado emulsionable), 2,4-D sal dimetilamina (líquido soluble), 2,4-D sal colina (líquido soluble). Cada una de ellas tiene características propias que pueden influir en el resultado final del control. Como se observa en la Figura 3, todas las formulaciones de 2,4-D mostraron un incremento en la eficacia de control al aumentar la dosis. A dosis comercial (1X), solamente dos formulaciones alcanzaron el 70% de eficacia de control (ácido y sal colina). Para obtener controles superiores al 80%, se necesitaron 2X de las formulaciones sal colina y ácido, 4X de la formulación éster y 8X de la formulación sal dimetilamina.

En estos ensayos también se incluyó otro herbicida auxínico (O/4) como MCPA. En las evaluaciones realizadas acerca de este herbicida, se manifestó una mayor fitotoxicidad visible en nabo a los 7 días desde la aplicación; pero en las determinaciones de eficacia de control a los 28 días, se observó que a 1X el control no supera el 30%, y para obtener una eficacia mayor al 80% se necesitó 8X (Figura 3). Alternativas de control para nabo silvestre en trigo y cebada En las Tablas 1 y 2 se exponen algunas de las opciones que están siendo utilizadas para el manejo de nabo en presiembra y postemergencia en cultivos de trigo y cebada. Varias de estas alternativas también son aplicables a las problemática de otras crucíferas resistentes, como nabón (Raphanus sativus) resistente a inhibidores de la ALS y nabillo (Hirschfeldia incana) resistente a inhibidores de la ALS y 2,4-D. Se recomienda expresamente seguir las indicaciones de dosis y uso sugeridas en los marbetes y/o las indicadas en la Guía de productos Fitosanitarios10; prestar especial atención con las mezclas de productos; respetar los momentos de aplicación y los períodos mínimos de seguridad entre las aplicaciones y siembra de los lotes, a fin de evitar problemas de fitotoxicidad sobre los cultivos. Tabla 1

Opciones de herbicidas para el control químico de nabo silvestre resistente en trigo y/o cebada durante el barbecho en mezcla con glifosato y 2,4-D. Ingredientes activos

Mecanismo de acción

Momento de utilización

Objetivo

Carfentrazone

E/14

Barbecho

“Quemado”

Saflufenacil

E/14

Barbecho

“Quemado”

Piraflufen etil

E/14

Barbecho

“Quemado”

Flurocloridona

F1/12

Barbecho

Emergencias/residual

Diflufenican

F1/12

Barbecho

Emergencias/residual

Flumioxazin

E/14

Barbecho

Emergencias/residual

Terbutrina

C1/5

Barbecho

Emergencias/residual

Pyroxasulfone

K3/15

Barbecho

Emergencias/residual


Tabla 2

Opciones de herbicidas para el control químico de nabo silvestre resistente en trigo y/o cebada en postemergencia. Mecanismo de acción

Objetivo

Bromoxinil + MCPA/2,4-D

C1/5 + O/4

Post-emergente**

Bromoxinil + Flurocloridona

C3/6 + F1/12

Post-emergente*

Bromoxinil + Diflufenican

C3/6 + F1/12

Post-emergenteSR

Diflufenican + 2,4-D

F1/12 + O/4

Post-emergenteSR

Bentazon + MCPA/ 2,4-D

F1/12 + O/4

Post-emergente**

Carfentrazone + MCPA

E/14 + O/4

Post-emergente**

Metribuzin + 2,4-D

C1/5 + O/4

Post-emergente*

Piraflufen + MCPA

E/14 + O/4

Post-emergente*

Terbutrina + MCPA

C1/5 + O/4

Post-emergente**

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** Registro en trigo y cebada, *Registro en trigo y SR sin registro en Argentina.

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Ingredientes activos

Referencias Labrada R, Parker C (1994). Weed Control in the context of Integrated Pest Management. Weed Labrada R. y Parker C Management for Developing Countries. Edited R. Labrada, J. C. Caseley y C. Parker, Plant Production and Protection Paper No. 120, FAO, Rome, pp. 3-8.

1

2 Papa Jc, Tuesca D, Nisensohn L (2010). Control tardío de rama negra (Conyza bonariensis) y peludilla (Gamochaeta spicata) con herbicidas inhibidores de la protoporfirin IX oxidasa previo a un cultivo de soja. Para mejorar la producción. Nº 45. INTA Oliveros, 8590. 3

Marzocca A, Marisco O, Del Puerto O (1976). Manual de malezas. 3º Ed. Hemisferio Sur, Buenos Aires. 564 pp.

Pandolfo Jc, Presotto A, Cantamutto M (2015). Detección de resistencia transgénica a glifosato en poblaciones naturales de B. napus y B. rapa L. XXII Congreso de la ALAM. I Congreso de la ASACIM. Buenos Aires, Argentina: 625-628.

4

5 Ciolli S, David E, Nuñez Fre F, Saint-andré Hm, Fernández Rr, Juan V (2016b). Resistencia a glifosato en una población de Nabo silvestre en el Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Anais do XXX Congresso Brasileiro da Ciência das Plantas Daninhas, v.1, p.743, Curitiba, 2016.

Ciolli Sa, Nuñez Fre F, Saint-andré Hm, Fernández Rr, Juan V (2016ª). Resistencia de una población de nabo silvestre a herbicidas inhibidores de la Acetolactato Sintetasa en el Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Anais do XXX Congresso Brasileiro de Plantas Daninhas, v.1, p. 749, Curitiba, 2016.

6

Juan V, Núñez Fré Fr, Saint-andré Hm, Ciolli Sa, Fernández Rr (2017). Resistencia a 2,4-D en un tipo de Nabo (Brassica rapa) detectado en el centro de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Memorias del XIV Congreso Internacional sobre Azúcar y Derivados de la Caña y XXIII, Congreso de la Asociación Latinoamericana de Malezas (ALAM) y III Congreso Iberoamericano de Malezas, pág. 321 – 324.

7

8 Juan V, Nuñez Fre Fr, Saint-andré Hm, Fernández, Rr. (2018) Resistencia múltiple a herbicidas de un biotipo de Brassica rapa L. naturalizado en el centro de la provincia de Buenos Aires. Actas del II Congreso Argentino de Malezas – ASACIM. p. 166-168. Rosario, Argentina. 9 Ureta Ms, Torres Carbonell F, Pandolfo C. (2017) IMI resistance associated to crop-weed hybridization in a natural Brassica rapa population: characterization and fate. Environmental Monitoring and Assessment, v.189, n.3, p. 101. https://doi.org/10.1007/s10661-016-5760-y 10

Cámara de Sanidad Vegetal y Fertilizantes de la República Argentina, CASAFE. Guía de Productos Fitosanitarios Edición 2017-2019.

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Autores: Abbate, P.E.1; Martino D.L.2 Unidad integrada Balcarce (INTA Balcarce y Facultad Ciencias Agrarias, UNMDP) 2 Unidad Integrada Balcarce y CONICET; actualmente Buck Semillas S.A. 1

Diseñan un modelo para estimar el daño por helada en trigo*

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Investigadores del INTA presentaron una herramienta para cuantificar el daño que provoca este fenómeno natural en la espiga. Su aplicación, ayudaría a evaluar lotes afectados, realizar pronósticos de daños y ajustar la fecha de floración para alcanzar un mayor rendimiento.

Palabras Claves: Heladas; Trigo; Modelo matemático.

* Basado en el artículo de Martino y Abbate (2019). Frost damage on grain number in wheat at different spike developmental stages and its modelling. European Journal of Agronomy. 103, 13-23.


La magnitud del daño producido por las heladas al cultivo de trigo depende de su duración, de la temperatura mínima alcanzada (intensidad) y del estado de desarrollo de la planta (Livingston y Swinbank, 1950; Single, 1964; Shroyer et al., 1995; Al-Issawi et al., 2013; Frederiks et al., 2015). Sin embargo, las relaciones cuantitativas entre estas variables no son bien conocidas. La mayor parte de la información disponible fue recopilada aprovechando la ocurrencia

Materiales y métodos Los datos fueron obtenidos en tres experimentos conducidos a campo en INTA Balcarce (37° 45’ latitud sur y 58° 18’ longitud oeste, 130 m s.n.m.) durante los ciclos agrícolas 2014/15 y 2015/16. Los experimentos estuvieron libres de limitaciones de agua, de nutrientes y sanitarias. Cada experimento incluyó dos cultivares de trigo pan de ciclo corto: Klein Roble y Floripan 100. En ellos se evaluó el daño que provocó una misma secuencia de heladas en espigas de trigo con distintos estados de desarrollo. Para lograr esto, en cada bloque (repetición) se sembraron surcos de 1,4 m de largo, en siete fechas desde mediados de abril hasta fines de mayo. Para proteger al cultivo de las heladas anteriores y posteriores a las estudiadas, se construyeron carpas desmontables (Figura 1) confeccionadas con una tela térmicamente aislante (polietileno aluminizado), y se Figura 1

Carpas colocadas sobre las parcelas.

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circunstancial de heladas, sin disponer de un diseño experimental convincente, o mediante heladas artificiales, que no suelen imitar adecuadamente el fenómeno natural. De hecho, al momento de realizar el presente estudio, no se contaba con resultados provenientes de experimentos formales conducidos a campo, en un cultivo creciendo en condiciones mínimamente alteradas y ante heladas naturales. En este artículo se exponen, en idioma español y evitando la formulación matemática, los resultados obtenidos y el modelo desarrollado para estimar el daño causado por heladas sobre el número de granos en trigo, presentado por Martino y Abbate (2019).

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Introducción En gran parte de las localidades trigueras de latitud media a alta, mayores a 30°, adelantar la fecha de floración del cultivo de trigo permitiría: incrementar el rendimiento potencial debido a un mayor cociente fototermal (Fischer, 1985; Abbate et al., 1997); reducir la probabilidad de deficiencias hídricas debido a una menor demanda atmosférica (Woodruff y Tonks, 1983); incrementar la eficiencia de uso de agua debido a un menor déficit de presión de vapor (Abbate et al., 2004); y mejorar la productividad anual del sistema, ya que contribuiría a anticipar la cosecha del trigo y la siembra de cultivos de segunda (Monzón et al., 2007). Sin embargo, esta estrategia también aumenta el riesgo de que las heladas dañan la espiga de trigo. Esta situación de compromiso, con alto riesgo de ocurrencia de heladas y la pérdida de productividad del sistema, suele definir la fecha óptima de floración (Stapper y Fischer, 1990; Abbate et al., 1994). Tradicionalmente, esta fecha se establece a partir de la probabilidad de ocurrencia de heladas, sin contar con una idea clara de nivel de daño asociado a las heladas.


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colocaron botellas plásticas llenas de agua dentro de cada carpa para lograr un efecto aclimatador. A fin de alterar el ambiente del cultivo lo menos posible, las carpas se utilizaron solo para proteger a los surcos durante las noches con pronóstico de heladas, retirándolas durante el día.

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Cuando los surcos presentaron la gama de estados de desarrollo deseada, esto es, entre el inicio de la expansión de la hoja bandera y comienzo del llenado del grano, se dejaron todos los surcos expuestos a una misma serie de heladas consecutivas y luego se les siguió brindando protección hasta mediados de primavera cuando finalizó la ocurrencia de heladas. El día posterior, se identificaron espigas que recibieron las heladas en distintos estados de desarrollo. En madurez, las espigas fueron cosechadas y se contaron los granos presentes y faltantes en las dos posiciones proximales (las más próximas al raquis) de las espiguillas que ocuparon el 50% central de la espiga. Se consideró que el porcentaje de granos proximales ausentes es estimador adecuado del daño por heladas ya que estos granos suelen estar presentes, incluso en espigas con diferente número de granos, excepto en el caso de un fuerte estrés, como el producido por una helada. Para caracterizar la duración e intensidad de las heladas, se instalaron sensores de temperatura de registro automático cada 15 min a la altura final de las espigas (aprox. 1 m) adentro y afuera de las carpas. Se realizó un análisis de varianza combinando los datos de los tres experimentos, según un diseño en bloques completos aleatorizados con arreglo en parcelas divididas para cada experimento. La parcela principal estuvo representada por el cultivar, la subparcela por el estado de desarrollo y los bloques por las parcelas cubiertas por la misma carpa en cada experimento. Tal como suele ocurrir al analizar porcentajes, en todos los análisis la varianza del error resultó heterogénea entre estados de desarrollo. Por ello, se modeló la heterogeneidad mediante la función identidad de varianza (Pinheiro y Bates, 2000). Los análisis de regresión se realizaron con los datos individuales de cada repetición. Los parámetros de los modelos fueron ajustados iterativamente, minimizando el error estándar de estimación (EEE) entre los valores observados y estimados. En todos los análisis estadísticos realizados en este trabajo el nivel de significancia utilizado fue P ≤ 0,05.

A partir de los datos obtenidos con el cultivar Klein Roble, se establecieron asociaciones cuantitativas que permitieron generar un modelo de estimación de daño por heladas sobre el número de granos. El modelo fue validado usando los datos de Floripan 100. Además, se realizó la validación del modelo a nivel de cultivo usando la información proveniente de los reportes de la Red Nacional de Ensayos Comparativos de Rendimiento de trigo (RET-INASE) conducida en INTA Balcarce durante el ciclo de cultivo 2007/08 (Abbate y Toledo, 2008). En ese año, en floración, se produjo la helada tardía (15 de noviembre) más importante de los últimos 30 años que generó daños relevantes en los cultivos de trigo. El daño fue medido en los cultivares de ciclo largo y corto como el producto entre la proporción de espigas dañadas y el porcentaje de granos proximales dañados en cada espiga. Resultados y discusión Al comparar los datos obtenidos con ambos cultivares, no se detectaron diferencias de daño entre ellos. Tampoco resultó significativa la interacción entre cultivar y estado de desarrollo o experimento, ni la interacción triple. En todos experimentos, hasta la expansión de la hoja bandera (-15 días desde antesis), el daño registrado fue menor al 10% y se acrecentó a medida que avanzaron los estados de desarrollo (Figura 2a). Se encontró que cuanto mayor fue el daño máximo que produjo la helada, más temprano se alcanzó el correspondiente daño máximo (Figura 2a). Si bien en los Expt. 1 y 2 no se logró evaluar el daño al comienzo del llenado de grano (10 días desde antesis, Figura 2a), los datos disponibles muestran que durante el comienzo del llenado no se afectó el número de granos y que el período de máxima susceptibilidad, siempre incluyó la antesis de la espiga (Figura 2a). Con los datos obtenidos (Figura 2a), se desarrolló un modelo matemático para estimar el porcentaje de granos dañados (perdidos) a nivel espiga a partir de la duración y temperatura mínima de cada helada y el correspondiente estado de desarrollo de la espiga. Adicionalmente, se propuso un modelo para estimar el daño sobre el número de granos a nivel cultivo, que considera la dispersión de estados de desarrollo entre espigas de un cultivo. El modelo desarrollado se basó en los datos propios y en supuestos que describen el efecto de las heladas más allá de los datos obtenidos. Estos supuestos son necesarios para definir las ecuaciones del modelo:


Figura 2

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a) Daño observado, evaluado como porcentaje de granos proximales abortados en las espiguillas del centro de la espiga, para distintos estados de desarrollo de la espiga (expresados como días desde antesis), en tres experimentos conducidos con el cultivar el cultivar Klein Roble en INTA Balcarce; b) Daño estimado a nivel espiga causado por una helada, para distintos estados de desarrollo de la espiga (expresados como días desde antesis). Cada curva corresponde a heladas con distintos niveles de daño máximo (90, 80, 70, 50, 30 y 20%). Las líneas punteadas indican el inicio y el fin del período de máxima susceptibilidad a la helada.

Al tomar como referencia el daño máximo alcanzado en cada experimento (Figura 2a), se ajustó una relación lineal entre el daño máximo, la duración de la helada y el término In 1- -1.5 , donde Tmin es la temperatura mínima T de la helada. El valor -1.5 es la Tc, medida a la intemperie a la altura de las espigas (aprox. 1 m), por debajo de la que encontramos que la helada causó daños (Figura 3). La Tc encontrada, además de estar por debajo de 0° C, algo esperable debido al descenso crioscópico causado por los solutos disueltos en el tejido vegetal, es una temperatura intermedia entre las indicadas como dañinas durante la floración medidas a la altura del canopeo del cultivo en condiciones de campo: -2° C (Rebbeck y Knell, 2007) y -1 a -3° C (Frederiks et al., 2015). Según los datos tomados durante 4 años, esta Tc equivale a 1.5° C medida en el abrigo meteorológico estándar de la estación de INTA Balcarce, en los meses de septiembre, octubre y noviembre (Figura 4). En la Figura 3 se presenta la asociación entre el daño y la duración de la helada, para dos niveles de Tmin, resultando evidente que el efecto de la duración de la helada fue más importante que el de su Tmin, al menos para el rango de datos explorado. Se pudo estimar que con Tmin igual o menor a -5.0° C (a la intemperie a la altura de las espigas), la DURc (i.e. la mínima duración para que ocurran daños) fue de 36 minutos, y que la DURc aumentó a 43 minutos cuando la Tmin fue de -1.5° C (Figura 3). Por otra parte, el máximo daño se alcanzaría min

131 Cultivos Invernales 2019

1) El proceso de transferencia de calor entre la cara externa de las glumas y la flor está dominado por la conducción. 2) Las flores en igual estado de desarrollo, expuestas a una misma helada, tienen igual nivel de daño, siendo los niveles posibles muerte o supervivencia, sin niveles de daño intermedios. 3) Para que la flor muera, la temperatura del lado externo de la gluma (Te) debe ser menor que una temperatura crítica (Tc) medida del lado externo de la gluma, y el tiempo con menor a debe ser mayor que una duración crítica (Tc). 4) A nivel de espiga, los niveles de daño entre 0 y 100% pueden considerarse como una consecuencia del tiempo que tardan las flores en alcanzar la Tc y del tiempo durante el que permanecen por debajo de ese nivel de temperatura. 5) Las heladas sucesivas solamente dañan a las flores no dañadas en una helada previa. 6) La proporción de espigas que alcanzan un determinado estado de desarrollo siguen una distribución normal en función del tiempo. 7) Pasados los 10 días luego de antesis, las heladas no producen pérdida de granos (podrían reducir el peso por grano, pero estas situaciones no fueron contempladas en este estudio).


Figura 3

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Asociación entre el daño máximo estimado a nivel espiga causado por una helada y la duración de la helada, para heladas con temperaturas mínimas de -1.5 y -5.0° C (medida a la intemperie a la altura de la espiga).

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Figura 4

Asociación entre el daño máximo estimado a nivel espiga causado por una helada y la duración de la helada, para heladas con temperaturas mínimas de -1.5 y -5.0° C (medida a la intemperie a la altura de la espiga).


Por medio de la Figura 2b, se puede estimar el daño a nivel espiga, es decir, sin considerar la dispersión de estados de desarrollo entre espigas de un cultivo. Estimar el daño a nivel cultivo requiere considerar las diferencias de estado de las distintas cohortes de espigas. Suponiendo que el número de espigas que alcanzan cada estado de desarrollo sigue una distribución normal (Rickman et al., 1983; Abbate et al., 1997), se puede estimar el daño a

Usando los datos del cultivar Floripan 100, se realizó la validación del modelo propuesto (Figura 2b, Figura 3 y Tabla 1). La estimación de los datos observados presentó un EEE = 9% y R2 = 0,87 (P < 0,001; gl = 40), y el intercepto y la pendiente de la regresión lineal entre los valores observados y estimados no difirieron de 0 y 1, respectivamente (Figura 6b). Estos resultados indican que la validación del modelo con los datos de Floripan 100 fue satisfactoria. Con los datos de RETINASE conducida en INTA Balcarce durante el ciclo de cultivo 2007/08, se realizó una validación del modelo a nivel cultivo. En esos ensayos, el daño alcanzado por los cultivares de ciclo largo y corto fue de 44 y 45%, respectivamente (Abbate y Toledo, 2008). Las estimaciones realizadas por medio del modelo fueron 42% y 38% para los cultivares de ciclo largo y corto respectivamente, con EEE = 7%, por lo cual la validación se consideró satisfactoria. Tabla 1

Daño estimado luego de dos heladas sucesivas. Daño causado por la helada anterior (%)

Daño causado por la helada siguiente (%)

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

0

0

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20

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19

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30

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40

40

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65

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60

60

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Por medio de la Figura 3, puede estimarse el daño máximo causado por una helada, a partir de la información meteorológica. Con los datos de la Figura 2a se construyó la Figura 2b, que permite estimar el daño para distintos estados de desarrollo de la espiga a partir del daño máximo. El caso de heladas sucesivas se resolvió calculando el porcentaje de daño de las heladas adicionales como si fueran la primera, pero aplicando el daño al complemento de 100% del daño de la helada anterior, o sea a los granos no dañados. El cuerpo de la Tabla 1 suministra el daño estimado luego de dos heladas sucesivas, a partir del daño estimado de las dos heladas como si fueran heladas aisladas. El EEE del modelo definido por la Figura 2b, Figura 3 y Tabla 1 estimó satisfactoriamente los datos observados (Figura 6a) con EEE = 9% y R2 = 0.90 (P < 0.01; GL = 40).

nivel cultivo como la suma del daño a nivel de espiga, ponderado por la frecuencia de espigas en cada estado de desarrollo. De esta manera, se estimó que si el 95% de las espigas tarda 7 días para completar la antesis (valor normal para Balcarce), no habría diferencias relevantes entre el daño a nivel espiga y a nivel cultivo (Figura 5). Si la dispersión de la antesis fuese el triple (21 días), la discrepancia aumentaría con el nivel de daño estimado, alcanzando 10% para 70% de daño.

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con heladas de 11 horas de duración, para Tmin entre -1.5 y -5.0° C.


Figura 5

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Asociación entre el daño máximo estimado a nivel espiga causado por una helada y la duración de la helada, para heladas con temperaturas mínimas de -1.5 y -5.0° C (medida a la intemperie a la altura de la espiga).

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Figura 6

Asociación entre el daño observado (evaluado como porcentaje de granos proximales abortados, en las espiguillas del centro de la espiga, correspondiente a la Figura 2a) y el daño estimado por medio del modelo correspondiente a la Figura 2b, Figura 3 y Tabla 1), para (a) el ajuste del modelo y (b) su validación. La línea punteada indica igualdad entre el daño observado y el estimado. En ambas asociaciones, el término independiente y la pendiente de la regresión lineal no difirieron de cero ni de uno (P<0.05), respectivamente. EEE: error estándar de estimación. (a)

(b)


1) Está basado en las leyes de conducción de calor. 2) Fue construido a partir de heladas naturales en un cultivo creciendo en condiciones de campo mínimamente alterado. 3) Considera los cambios de susceptibilidad de los distintos estados de desarrollo de la espiga. 4) Considera el efecto de heladas sucesivas. 5) Considera la asincronía de estados de desarrollo que presentan normalmente las espigas de un cultivo de trigo. • La aplicación del modelo ayudaría a: 1) evaluar lotes afectados para estimar el nivel daño; 2) realizar pronósticos de daño por helada a partir de los pronósticos meteorológico; y 3) ajustar la fecha de espigazón de trigo teniendo en cuenta la probabilidad de daño por helada en función de las variaciones del relieve.

Referencias Abbate P.E., Andrade F., Culot J.P. 1994. Determinación del rendimiento en trigo. Boletín técnico, 133, 17 pp. INTA Balcarce. Abbate P.E., Andrade F.H., Culot J.P., Bindraban, P.S. 1997. Grain yield in wheat: Effects of radiation during spike growth period. Field Crops Researches, 54, 245-257 [Erratum, 1998, 56, 317-318]. Abbate P.E., Dardanelli J.L., Cantarero M.G., Maturano M., Melchiori R.J.M., Suero E.E. 2004. Climatic and water availability effects on water-use efficiency in Wheat. Crop Science, 44, 474-483. Abbate P.E., Toledo J.I. 2008. Resultados de los ensayos comparativos de variedades de trigo pan con alta tecnología de la RET, conducidos en Balcarce, durante la campaña 2007/08. INASE. https:// www.inase.gov.ar/. Al-Issawi M., Rihan H.Z., El-Sarkassy N., Fuller M.P. 2013. Frost Hardiness Expression and Characterisation in Wheat at Ear Emergence. Journal of Agronomy and Crop Science, 199, 66-74. Fischer R.A. 1985. Number of kernels in wheat crops and the influence of solar radiation and temperature. Journal Agricultural Science, Cambridge, 105, 447-461. Frederiks T., Christopher J., Sutherland M., Borrell, A. 2015. Post-head-emergence frost in wheat and barley: defining the problem, assessing the damage, and identifying resistance. Journal of Experimental Botany, 66, 3487–3498. Livingston J., Swinbank J. 1950. Some factors influencing the injury to winter wheat heads by low temperatures. Agronomy Journal, 42, 153-57. Martino D.L., Abbate P.E. 2019. Frost damage on grain number in wheat at different spike developmental stages and its modelling. European Journal of Agronomy, 103, 13-23. Monzón J.P., Sadras V.O., Abbate P.A., Caviglia O.P. 2007. Modelling management strategies for wheat–soybean double crops in the south-eastern Pampas. Field Crops Research, 101, 44-52. Pinheiro J., Bates D. 2000. Mixed-Effects Models in S and S-Plus. Springer Verlag, New York. 528 pp. Rebbeck M., Knell G.R. 2007. Managing frost risk: A guide for Southern Australian grains. South Australian Research and Development Institute, Canberra, 64 pp. Rickman R., Klepper B., Peterson C.M. 1983. Time distributions for describing appearance of specific culms of winter wheat. Agronomy Journal, 75, 551-556. Shroyer J.P., Mikesell M.E., Paulsen G.M. 1995. Spring freeze injury to Kansas wheat. Kansas State University Publications, Manhattan, 12 pp. Single W. 1964. Studies on frost injury to wheat. II. Ice formation within the plant. Australian Journal of Agricultural Research, 15, 869-875. Stapper M., Fischer R. 1990. Genotype, sowing date and plant spacing influence on high-yielding irrigated wheat in southern New South Wales. III. Potential yields and optimum flowering dates. Australian Journal of Agricultural Research, 41, 1043-1056. Woodruff D., Tonks J. 1983. Relationship between time of anthesis and grain yield of wheat genotypes with differing developmental pattern. Australian Journal of Agricultural Research, 34, 1-11.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES

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• El modelo presentado mostró un error estándar de ajuste adecuado (9%) y un error de validación satisfactorio (9% y 7%). Si bien el ajuste y la validación resultaron satisfactorios, hay varias razones por las que la estimación del modelo podría resultar poco apropiada. Entre las causas más evidentes, se pueden mencionar: 1) las posibles diferencias entre cultivares en la susceptibilidad a heladas; 2) el efecto de factores abióticos (nivel de radiación, disponibilidad de nutrientes, situación hídrica del cultivo, etc.); y 3) la discrepancia entre la temperatura registrada y la temperatura a la intemperie a la altura de la espiga utilizada por el modelo. Si bien el modelo presentado podría tener sus limitaciones, es el único a nivel mundial que reúne las siguientes características:

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Conclusiones



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Autor: Departamento de Investigaciรณn y Desarrollo. PROFERTIL S.A.

Nutriciรณn del cultivo de cebada con seguimiento satelital


Según el Ing. G. Ferraris (INTA Pergamino) el plan de nutrición de la cebada cervecera es muy similar al de trigo, aplicando nitrógeno y fósforo, a través de una nutrición bien balanceada, y siempre en un lote de buena calidad y con buen manejo. En los últimos años se han desarrollado distintas tecnologías de información basada en el posicionamiento satelital con datos georeferenciados de los lotes, que permiten la obtención de imágenes satelitales para elaborar mapas de productividad, realizar seguimiento de NDVI; desarrollar alertas y otras opciones más avanzadas. Lo que lleva a definir dentro de un lote sitios con potencialidad de rendimiento muy diferentes que nos determinará diferente requerimientos de insumos. ¿Cómo podemos utilizar la tecnología satelital en el seguimiento de cultivos y evaluar nuestras decisiones de fertilización? Las imágenes satelitales son una fuente de datos confiable y permanente, fácilmente accesibles para productores, asesores y técnicos. Con un primer nivel de procesamiento de las imágenes, se obtienen los mapas de índice verde (NDVI), que representan la actividad fotosintética de los cultivos y permite realizar

Para evaluar esta potencialidad, durante la Campaña 2018-19 llevamos a cabo un ensayo de cebada junto a la empresa GeoAgro. El mismo se desarrolló con un productor de la zona de Carhué (Bs. As). El objetivo de este ensayo fue evaluar la respuesta del cultivo de cebada a la aplicación de distintas dosis de N (Urea) en el momento de re-fertilización (macollaje) a nivel lote productor, realizando un seguimiento con índices verdes (NDVI) de imágenes Sentinel (GeoAgro). El ensayo fue realizado bajo la disposición de macroparcelas de 30 metros de ancho, donde se plantearon 6 tratamientos. La disposición de los tratamientos se observa en la Figura 1.

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Dentro de las exigencias de calidad de grano, el porcentaje de proteína es el más sensible, por este motivo el uso de herramientas de diagnóstico y seguimiento del estado nutricional del cultivo es muy importante. Se requiere un contenido mínimo de 10% y un máximo de 13%, por debajo y por encima del cual, hay descuentos en el precio, mientras que dentro de ese rango hay bonificaciones. Con valores proteicos menores a 9,5% el grano se lo considera cebada forrajera. Otros requerimientos de calidad son el poder germinativo (mínimo 98%), calibre (80%) y pureza varietal (95%).

un seguimiento del desarrollo de los mismos en forma remota, poniendo el foco en fechas claves, apoyando el trabajo a campo y dirigiéndolo a áreas que requieren atención inmediata.

En la Figura 2 se observa el mapa de productividad que se elaboró en base al análisis de imágenes satelitales de años anteriores, que son seleccionadas especialmente de acuerdo a fechas claves.

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Durante el ciclo del cultivo de realizó el seguimiento con imágenes satelitales (para monitorear el NDVI- índice verde) con imágenes Sentinel de 10 mts de resolución. A su vez se realizaron recorridas a campo y se sacaron muestras para contabilizar el número de cañas (futuras espigas) de cada tratamiento.

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La cebada cervecera ha alcanzado un área de siembra destacable en la provincia de Buenos Aires. El Observatorio de Datos del Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires informó que la superficie sembrada de cebada en el territorio bonaerense para la campaña 2018/19 alcanzó un total de 967.000 hectáreas sembradas, lo que implica un incremento del 8 % en relación a la campaña anterior.

En las siguientes imágenes se puede observar el monitoreo a partir del NDVI para los distintos meses (Figura 3). Al momento de la cosecha se procesó el mapa de rendimiento a fin de evaluar el rinde de cada tratamiento (Figura 4). Se calculó el NDVI medio por tratamiento para principios de noviembre, fecha cercana a periodo crítico. Como se observa en el Figura 5 el número de varas/ m2 (futuras espigas) es directamente proporcional a la dosis de N, como Urea granulada aplicada en macollaje.


Figura 1

Tratamientos y ubicación del ensayo de Carhué (Pcia. Buenos Aires)

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Croquis del ensayo

Croquis geo-referenciado Figura 2

Mapa de Productividad

● Las tonalidad azules más oscuras identifican áreas de mayor productividad, ● los verdosos delimitan zonas de rendimiento medios y ● los colores más cercanos al amarillo representan sitios de menor producción.

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Figura 3

Monitoreo de NDVI con Imágenes Satelitales Sentinel.


Cuando evaluamos el rendimiento del cultivo de cebada vemos que el aumento de la dosis de N con Urea tuvo una correlación positiva con el rendimiento del cultivo de cebada. Encontrándose una diferencia de más de 1000 kg/ha de grano con la aplicación de 250 kg/ha vs el testigo. A su vez, se observa claramente como la Proteína Bruta

(%PB) aumenta con el aumento del N, observándose que a partir de la dosis de 200 kg/ha de Urea, comenzamos a cubrir los dos parámetros rendimiento y calidad. Como se observa en el Figura 7 hay una correlación directa entre el NDVI en este momento del cultivo (fecha cercana al periodo crítico) y el rendimiento final obtenido. Figura 4

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Esquema del lote con los tratamientos y Mapa de Rendimiento

Figura 5

Esquema del lote con los tratamientos y Mapa de Rendimiento

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Figura 6

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Rendimiento del cultivo de cebada bajo distintos tratamientos de Fertilización. Localidad: Carhué. Campaña 2018-19.

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Figura 7

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Correlación entre NDVI medio tomado en el momento critico del cultivo y Rendimiento (kg/ha).


Comentarios Finales • El rendimiento del cultivo de cebada aumenta con el aumento de la dosis de N (como Urea) aplicada en re-fertilización (macollaje). • El N° de macollos/m2 (espigas) es una medida directa del rendimiento potencial. • El mayor rinde y la proteína bruta se obtuvo con la dosis de 250 kg de Urea/ha. con un 30% más de rinde con respecto al testigo y 11,6 % PB.

• El uso de herramientas de diagnóstico y tecnología satelital ayudan a la toma de decisión y a la evaluación de las mismas, para elegir la estrategia de Fertilización más apropiada que permite obtener una adecuada rentabilidad, aprovechando la potencialidad del ambiente y conservando las propiedades químicas, físicas y biológicas del Sistema Productivo.

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• Aunque no hay una validación con algoritmos que relacion en las imágenes satelitales del NDVI con la dosis de N y el rendimiento del cultivo, como ocurre con el SPAD, en este caso se pudo observar, que las imágenes del NDVI tomado en el momento crítico se correlaciona positivamente con el aumento de la fertilización nitrogenada y el rinde final.

Profertil recomienda consultar a su asesor de confianza y evaluar el uso de mezclas a medida que faciliten la incorporación del P, el N y el S necesario (Proterra S) y complementar en macollaje con N (Urea y eNeTOTAL Plus). www.profertilnutrientes.com.ar/red-distribucion

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