Revista Técnica Red de Innovadores Soja 2019

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Empresas Socias

S.R.L.


ISSN 1850-0633 REVISTA TÉCNICA DE LA ASOCIACIÓN ARGENTINA DE PRODUCTORES EN SIEMBRA DIRECTA

Soja SD Editor responsable Ing. Alejandro Petek Redacción y edición Lic. Victoria Cappiello Colaboración Ing. Florencia Accame, Rocio Belda, Carlos Buffarini, Ing. Tomás Coyos, Ing. Fabricio Del Cantare, Ing. Segundo Fernandez Paez, Ing. Ignacio Heit, Ing. Franco Lillini, Ing. Andrés Madias, Ing. Martin Marzetti, Ing. Tomás Mata, Lic. Cecilia Moral, Ing. Eugenia Niccia, Ing. Martín Rainaudo, Ing. Alejo Ruíz. Desarrollo de Recursos (Nexo) Ing. Alejandro Clot Marcio Morán Ing. Agustin Eier Lic. Ruiz Rocío

Septiembre 2019

de

Asociación Argentina Productores en Siembra Directa.

Dorrego 1639 - Piso 2, Of. A, (S2000DIG) Rosario. Tel/Fax: +54 (341) 4260745/46. e-mail: aapresid@aapresid.org.ar www.aapresid.org.ar


SOJA Manejo para incrementar rinde y calidad en soja Borrás, L.; Vitantonio-Mazzini, L.; Gómez, D.; Bosaz, L.

4

20 años de evaluación en red del rendimiento de variedades de soja en el sur de Santa Fe Bacigaluppo, S.; Magnano, L.; Enrico, J.M.

9

Regionales Aapresid Ensayos de evaluación de productos biológicos en soja. Campaña 2018/2019 Picco, J.M.; Zenklusen M.C.

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Regionales Aapresid - Sistema Chacras Aapresid ¿Cómo mejorar la competitividad de nuestros cultivos de soja? Alzueta, I.; Veiga, J.M.; Suiffet, I.; Iglesias, J.M.; Gotta, J.; Zanlungo, E.; Morán, J.

26

Breve análisis de la caída de rendimientos de soja en la región central de Córdoba durante la campaña 2017-18 Murgio, M.; Ferreyra, M.L.

34

Inoculación en soja, una práctica estratégica para el manejo integrado de alta producción del cultivo Díaz-Zorita, M.; Perticari, A.; Piccinetti, C.; Ventimiglia, L.

42

Una defoliación tardía en soja: ¿siempre afecta el rendimiento y la calidad industrial-nutricional del grano? Carrera, C.S.; Rosas, M.B.; Mandarino, J.M.; Santos Leite, R.; Raspa, F.; Fava, F.; Dardanelli, J.

51

Soja de alto rendimiento: ¿Como la nutrimos? Salvagiotti, F.

59

Fertilización fósforo-azufrada en secuencias de soja continua, y su residualidad en trigo – soja- maíz Ferraris, G.N.; Traficante, P.; Tortorielo, A.

72


Respuesta del cultivo de soja (glycine max.) al agregado de zinc y boro Barbieri, P. A.; Sainz Rozas, H. R.; Echeverría, H. E.; Salvagiotti, F.; Ferraris, G.H.; Sánchez, H.A.; Caceres Diaz, R.O.; Bustos, A.N.

80

Control del yuyo colorado mediante mezclas de herbicidas variables en residualidad y modos de acción, en la provincia de San Luis. Garay, J.A.; Mayer, L.I.

89

Dinámica de emergencia de Chloris elata y Pappophorum papiferum en el departamento Moreno (Santiago del Estero) Luna, I.; Druetta, M.

93

Nanotecnología en el Agro – Su aplicación en el manejo de enfermedades en soja Spagnoletti, F.N.; Giacometti, R.

99

Enfermedades en soja. Actualización e interacción con manejo y características ambientales, impacto en el resultado. Fungicidas Lenzi, L.; Lago, M.E.

105

La sanidad de soja en el sudeste bonaerense: antecedentes del cancro del tallo en soja causado por diaporthe caulivora. Palacio, C.

109

Umbral de daño económico para el tizón foliar por Cercospora causado por Cercospora kikuchii en soja Lavilla, M.; Ivancovich, A.; Díaz Paleo, A.

112

Efecto del ambiente y prácticas de manejo sobre las poblaciones de las principales especies de chinches fitófagas en Argentina Flores, F.; Balbi, E.

117


Red de INNOVADORES

Autores: Borrás, L.*1; Vitantonio-Mazzini, L.1, Gómez, D.2; Bosaz, L.1 Fac. de Cs. Agrarias, Universidad Nacional de Rosario. 2 Don Mario Semillas. Contacto: lborras@unr.edu.ar 1

Manejo para incrementar rinde y calidad en soja

Soja 2019

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Un trabajo reciente realizado en zona núcleo demuestra que existen pérdidas de rendimiento producto de implantaciones con distribuciones espaciales y temporales que no son óptimas.

Palabras Claves: Soja; Implantación; Pérdida de rendimiento; Calidad; Distribución espacial; Distribución temporal; Fecha de siembra; Densidad de siembra.


A su vez, se pudo determinar que la desuniformidad temporal reduce el rinde tanto en fechas tardías como tempranas, que es también independiente del grupo de madurez, y que tiene una magnitud de pérdida de rendimiento que varía a través de todos los tratamientos (de genotipo, año, fecha y densidad de siembra) de 5 a 13%. Un último punto a resaltar es que los aumentos de densidad de siembra no permiten corregir problemas de distribuciones temporales. De esta manera, si bien en un inicio algunos trabajos mostraron que los efectos negativos de problemas de implantación son más severos en maíz que en soja (Andrade y Abbate, 2005), no es recomendable suponer que estos efectos no existen. Hay pérdidas de rendimiento importantes producto de implantaciones no adecuadas en soja (Masino et al., 2018). Figura 1

Detalle de los tratamientos de distribución espacial y temporal que fueron testeados en Massino et al. (2018).

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Un trabajo reciente realizado en zona núcleo demuestra que efectivamente sí existen pérdidas de rendimiento producto de implantaciones con distribuciones espaciales y temporales que no son óptimas (Masino et al., 2018). En la experiencia se pusieron a prueba diferentes grupos de madurez (III y IV), fechas de siembra (Noviembre y Diciembre), densidades de siembra (alta y baja, según fecha de siembra), y tratamientos que modificaron tanto la distribución espacial como la temporal de las plantas en el surco (mala y buena). La Figura 1 describe gráficamente los tratamientos evaluados.

Los resultados mostraron que el efecto negativo sobre el rendimiento del cultivo de la desuniformidad espacial fue menos frecuente que el efecto de la desuniformidad temporal, y sólo significativo en grupos cortos. La magnitud en los casos en que el tratamiento redujo el rinde fue de 200 kg ha-1 (7% de pérdida de rinde).

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En el cultivo de soja la importancia de la calidad de implantación ha quedado tradicionalmente relegada con respecto a otros cultivos, como puede ser el caso del cultivo de maíz. Esto se debe a diversas razones, entre las que se puede mencionar (i) el patrón de respuesta del rendimiento a la densidad de siembra (curvilíneo con saturación), donde el objetivo es superar un umbral crítico y donde no hay mermas significativas en el rinde si superamos este valor, (ii) el menor costo de inversión en semilla, y (iii) el concepto que diferencias en la distribución espacial y temporal de la emergencia de plantas no tienen impactos negativos en el rendimiento del cultivo.


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Optimización en el manejo del cultivo para rendimiento

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Durante los últimos años hemos aplicando una metodología de modelos mixtos para poder predecir el efecto sobre el rinde de determinados factores ambientales y de manejo (ejemplos en Gambín et al., 2016, o Cuyos et al., 2018). Esta metodología estadística nos permite determinar no solo cuáles son los factores que afectan el rendimiento del cultivo, sino además poder calcular un valor en términos del impacto en el rendimiento que tienen los predictores que surgen como relevantes para el rendimiento final del cultivo. Dentro de este marco analizamos un total 57 combinaciones de sitio por año distribuidos en la región núcleo durante tres años (cosechas 2016, 2017 y 2018). Fueron sitios sembrados en franjas con dos o tres repeticiones, y conducidos y cosechados con la tecnología del productor. En cada sitio se analizaron cuatro genotipos (Tabla 1). Además de rendimiento, se midió un número relevante de factores de manejo (fecha de siembra, fertilización, aplicación de fungicida, entre otros) y ambientales (tipo de suelo, temperaturas en diferentes estadios, lluvias en diferentes períodos, presencia de napa, entre otros) . De todos los factores analizados, los cinco que surgieron del análisis como los más relevantes para el rendimiento del cultivo fueron (i) fecha de siembra, (ii) lluvias durante Enero a Marzo, interaccionando con la presencia de napa, (iii) tipo de suelo, interaccionando con la presencia de napa, (iv) efecto de la napa per se, y (v) genotipo. Los efectos de estos resultados pueden observarse en (Figura 2) y (Tabla 1). En todos los casos, retrasos en la fecha de siembra significaron disminuciones en el rendimiento del cultivo de soja en la zona núcleo. Las lluvias durante el período Enero a Marzo tuvieron un efecto diferencial si el lote tenía (o no) presencia de una napa a menos de dos metros de profundidad al momento de la siembra. Si hay una napa cercana a superficie, las lluvias de este período no tienen efecto, mientras que si el lote no tiene una napa interaccionando con el cultivo a menor cantidad de lluvia percibida durante el período reproductivo, menor es el rendimiento.

Figura 2

Descripción de los efectos sobre el rendimiento final del cultivo de fecha de siembra, lluvias de Enero a Marzo (y su interacción con la presencia de una napa a menos de 2 m de profundidad al momento de la siembra) y tipo de suelo (y su interacción con presencia de napa a menos de 2 m de profundidad al momento de la siembra).


Optimizando la calidad de los granos cosechados En la cadena de valor, el cultivo de soja es valorado por su alto contenido de proteína y aceite. La República Argentina es exportadora de granos enteros y subproductos, especialmente harinas de alto valor proteico, aceite y biodiesel. Para todos estos destinos la concentración de proteína y aceite en los granos resultan esenciales, ya que existen valores de proteína y aceite que resultan óptimos desde el punto de vista industrial. Incluso en la exportación de grano entero también existen valores mínimos de concentración de proteína. Argentina ha mostrado disminuciones en el porcentaje de proteína en los granos a lo largo de los años, y desde hace un tiempo, desde la Fac. de Cs. Agrarias de la

La Tabla 2 extraída de Bosaz et al. (2019) muestra el efecto relativo que tienen diferentes factores de manejo y ambientales sobre el porcentaje de proteína en soja. Se estudiaron 1294 y 427 muestras de soja de 1era y de 2nda de campos de productores distribuidos en zona núcleo durante las cosechas de 2012 a 2016. Se pudo determinar que en ambos cultivos los factores de manejo tuvieron un efecto más relevante que los factores del ambiente estudiados (Tabla 2). Dentro de cada fecha de siembra, entre los factores de manejo, la elección del genotipo -y su grupo de madurez- resulta una variable crítica que el productor puede modificar para impactar en la calidad cosechada. Desde el punto de vista ambiental, en soja de 1era se pudo encontrar una asociación espacial del porcentaje de proteína en grano, donde los lotes más al norte tuvieron valores más altos. Esta asociación no se pudo encontrar en soja de segunda. Así, tres variables surgen como críticas en la determinación del porcentaje de proteína de los granos de soja: (i) fecha de siembra, donde la soja de 2da tiene valores más altos, (ii) genotipo (y grupo de madurez) para ambas fechas de siembra, y (iii) en soja de 1era la posición espacial del lote.

Tabla 1

Descripción de los genotipos en grupo de madurez, y diferencias en días de ciclo total y rendimiento. Las diferencias de rendimiento están expresadas con respecto al promedio general. Genotipo

Grupo de madurez

Diferencias en duración de ciclo

Diferencias en rendimiento

días

kg ha-1

DM 40R16 STS

IIIL

0

+ 75

DM 4612

IVM

+4

- 183

DM 46R18 STS

IVM

+4

+ 231

DM 50I17 STS

IVL

+8

- 123

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Por último, de los diferentes genotipos evaluados en el presente análisis, sembrar el genotipo DM4612 resulta en un efecto negativo de aprox. 400 kg ha-1 cuando se lo compara con el genotipo DM46R18STS (Tabla 1).

UNR nos hemos propuesto determinar qué variables de manejo serían recomendables de seguir por los productores agropecuarios si el objetivo fuera no sólo rendimiento sino rendimiento y porcentaje de proteína.

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En cuanto a tipo de suelo, se notó un efecto significativo y negativo en el rendimiento del cultivo cuando el lote posee un hapludol en comparación a un argiudol, pero también interacciona con la presencia de una napa al momento de la siembra. La napa aumenta el rendimiento en ambos tipos de suelo, pero lo hace más en un hapludol (Figura 2).


Tabla 2

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Proporción de la variabilidad en concentración de proteína en grano explicada por variables de manejo y ambientales que se estudiaron para diferenciar lotes de productores.

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Variable Cultivar Grupo de madurez Fecha de siembra Espaciamiento Cultivo antecesor Fertilización P Fungicida foliar Inoculante ∑ Manejo

Soja de 1ra 71.5 1.8 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 73.3

Soja de 2da 68.9 0.0 2.5 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 71.4

Latitud Longitud Precipitaciones acumuladas octubre Precipitaciones acumuladas noviembre Precipitaciones acumuladas diciembre Precipitaciones acumuladas enero Precipitaciones acumuladas febrero Precipitaciones acumuladas marzo Precipitaciones totales Radiación acumulada octubre Radiación acumulada noviembre Radiación acumulada diciembre Radiación acumulada enero Radiación acumulada febrero Radiación acumulada marzo Radiación total Temperatura promedio octubre Temperatura promedio noviembre Temperatura promedio diciembre Temperatura promedio enero Temperatura promedio febrero Temperatura promedio marzo ∑ Ambiente

1.1 11.3 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 4.1 0.0 0.0 0.0 0.0 10.3 0.0 0.0 0.0 26.7

0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 15.5 0.0 3.2 5.9 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 4.0 0.0 0.0 28.6

Referencias Andrade, F.H., Abbate, P.E., 2005. Response of maize and soybean to variability in stand uniformity. Agronomy Journal 97, 1263-1269. Bosaz, L., J.A. Gerde, L. Borrás, P.A. Cipriotti, L. Ascheri, M. Campos, S. Gallo, J.L. Rotundo. 2019. Management and environmental factors explaining soybean seed protein variability in central Argentina. Field Crops Research 240, 34-43. Coyos, T., Borrás, L., Gambín, B.L. 2018. Site-specific covariates affecting yield response to nitrogen of late-sown maize in central Argentina. Agronomy Journal 110, 1544-1553 Gambin, B.L., Coyos, T., Di Mauro, G., Borrás, L., Garibaldi, L.A. 2016. Exploring genotype, management, and environmental variables influencing grain yield of late-sown maize in central Argentina. Agricultural Systems 146, 11-19. Masino, A., Rugeroni, P., Borrás,L., Rotundo, J.L. 2018. Spatial and temporal plant-to-plant variability effects on soybean yield. European Journal of Agronomy 98, 14-24.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES


EEA INTA Oliveros, Ruta 11 km 353, Oliveros (Santa Fe) - 03476-498010. Contacto: bacigaluppo.silvina@inta.gob.ar

20 años de evaluación en red del rendimiento de variedades de soja en el sur de Santa Fe

Red de INNOVADORES

Autores: Bacigaluppo, S.*; Magnano, L.; Enrico, J.M.

Trabajo presentado en Congreso Mercosoja 2019 Evaluación de rendimiento de soja en el sur de la provincia de Santa Fe. Más de veinte años de presencia ininterrumpida, y los cambios de un sistema productivo en permanente evolución.

Palabras Claves: Soja; Grupo de madurez; Rendimiento; Estabilidad.

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Red de INNOVADORES

Introducción La EEA INTA Oliveros y sus Agencias de Extensión se encuentran trabajando en forma continua desde la campaña 1996/97 en la evaluación del rendimiento de variedades de soja en campo de productores (RED), ubicados en diferentes ambientes del sur de la provincia de Santa Fe. Esta RED, con más de veinte años de presencia ininterrumpida, ha transitado los cambios de un sistema productivo en permanente evolución.

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En la región sojera núcleo, y en particular en el sur de Santa Fe, se produjo en poco tiempo, entre otros, el recambio de variedades semitardías (grupos de madurez V, VI y VII) por semiprecoces (III y IV). Para alcanzar con este cambio tecnológico mayores rendimientos por ambiente, fue esencial el ajuste regional realizado en la elección de fechas de siembra, grupo de madurez (GM) y hábito de crecimiento (Baigorri, 2002; Enrico et al., 2013). Los GM de las variedades seleccionadas por las empresas semilleras para evaluar en esta RED, también fueron cambiando a lo largo de los años, privilegiando la participación de los GM semiprecoces sobre los semitardíos, buscando aumentar así el rendimiento del cultivo en la región. Los objetivos del trabajo fueron: 1) Evaluar la evolución del rendimiento de los grupos de madurez III, IV corto, IV largo y V, del cultivo de soja, a través de las variedades participantes en esta RED en el sur de Santa Fe, a lo largo de 20 años. 2) Evaluar la estabilidad del rendimiento de los diferentes GM del cultivo de soja, en ambientes de máximo, medio y mínimo rendimiento que conformaron esta RED en el sur de Santa Fe, a lo largo de 20 años.

productores en distintas localidades del sur de Santa Fe, en siembra directa y en secano, con un diseño de macro parcelas con dos repeticiones. De esta manera se exploraron ambientes productivos diversos, abarcando sitios con suelos Argiudoles y Hapludoles con diferentes historias de manejo de los lotes: desde 1 a más de 60 años de agricultura continua, de 1 a más de 20 años de siembra directa, diferentes cultivos antecesores y diferente calidad química y física de los mismos. También se registró una muy amplia variabilidad en la disponibilidad hídrica del cultivo, intra e inter anual. De la base completa se seleccionaron, en cada campaña, sólo los sitios experimentales que mostraron los rendimientos máximo, medio y mínimo de la RED. Se ordenaron las variedades evaluadas en cuatro grupos, según el GM al que pertenecían, en: 1) GM III, 2) GM IV C (corto), 3) GM IV L (largo) y 4) GM V, obteniendo por año, el rendimiento promedio en grano, expresado al 13,5% de humedad, para cada GM, en cada sitio experimental (máximo, medio y mínimo). Se conformó así una nueva base de datos con n= 240 (rendimiento promedio de cada GM en estudio, en 3 ambientes por año, en las 20 campañas agrícolas). Para caracterizar los ambientes, a través del rendimiento, se realizó un análisis Box Plot utilizando R Core Team (2018). Se analizó la evolución del rendimiento de los GM en estudio, a lo largo de 20 años, mediante Lowess (Local Weighted Regression; Cleveland, 1979). La evaluación de la estabilidad del rendimiento de los diferentes GM del cultivo de soja, que conformaron la RED, se realizó mediante Shukla (Masiero y Castellano, 1991), utilizando SAS Institute Inc. (2018).

Materiales y Métodos Se trabajó con la base de datos de la RED de evaluación de cultivares de soja de primera de INTA Oliveros, desde la campaña 1999/00 a 2018/19. La misma se conformó, en promedio por año, con el rendimiento de 24 variedades comerciales de distintos GM: III, IV y V, evaluadas en 12 sitios experimentales (ambientes), variando entre 15 a 30 variedades y desde 8 hasta 16 ambientes según los años.

Resultados y Conclusiones La determinación del comportamiento de los GM según su estabilidad y rendimiento se realizó para aquellos sitios experimentales que presentaron los máximos (Alto), medios y mínimos (Bajo) rendimientos en cada campaña agrícola.

Las siembras de los experimentos se realizaron entre fines de octubre y fines de noviembre, en campos de

La caracterización de estos ambientes a través de variables descriptivas del rendimiento, se observa en la


En la Figura 2 se muestra la evolución del rendimiento del cultivo de soja por grupo de madurez, donde se observa que en todos los GM en estudio se ha incrementado el rendimiento a lo largo de los 20 años analizados. Esta tendencia de aumento de rendimiento sólo tuvo un período de estancamiento, entre el 2006 y 2011 (Figura 2 B), posiblemente relacionado con la asiduidad de Figura 2

A. Evolución del rendimiento promedio de cultivares de soja de los GM III, IV Corto, IV Largo y V en ambientes de rendimiento máximo (símbolo vacío, contorno entero), medio (símbolo lleno) y mínimo (símbolo vacío, contorno punteado), evaluados en la Red INTA Oliveros en 20 campañas agrícolas, 1999/00 a 2018/19. B. detalle del rectángulo de la Figura A.

Red de INNOVADORES

Boxplot del rendimiento por ambientes, de cultivares de soja de los GM III, IV Corto, IV Largo y V, evaluados en la Red INTA Oliveros en 20 campañas agrícolas, 1999/00 a 2018/19.

Figura 1. El rango intercuartil (25-75%) del rendimiento en los ambientes Alto, Medio y Bajo no se solapa, presentando en promedio 4970, 3830 y 2740 kg/ha, respectivamente. Esta brecha de 2230 kg/ha (entre Alto y Bajo), muestra la diversidad de ambientes productivos evaluados en la RED a lo largo de los 20 años, a pesar de tratarse de una región relativamente homogénea en cuanto a tipo y aptitud de suelo. Esto es porque el ambiente productivo lo define la interacción de un conjunto de variables de suelo, clima y manejo que brindan situaciones diferentes, aunque se trate de lotes cercanos (Bacigaluppo et al., 2011).

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Figura 1


Red de INNOVADORES Soja 2019

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años con registro de precipitaciones durante el ciclo del cultivo inferior a la media histórica y/o escasa durante el período crítico del cultivo.

En tanto, el GM V sólo logró igualar el rendimiento promedio en los ambientes de bajo rendimiento, pero con baja estabilidad.

Luego de este período se observó nuevamente una tendencia de aumento de rendimiento por unidad de superficie, en todos los GM, donde las curvas de ajuste suavizado (Lowess) para los rendimientos de los GM IV C y IV L fueron similares y levemente superiores a los GM III y V, siendo estos últimos similares entre sí.

Es importante resaltar que en lo que respecta al GM V, se ha producido un acortamiento en la duración del ciclo desde emergencia a madurez fisiológica (R7) en los cultivares evaluados a lo largo de la historia de la RED.

Dado que el rendimiento final del cultivo es el producto del genotipo, el ambiente y su interacción, se exploró esta última mediante análisis Shukla, para caracterizar los diferentes comportamientos de los GM en los anteriormente citados sitios experimentales de máximo, medio y mínimo rendimiento a lo largo de las 20 campañas agrícolas de la RED. Como se observa en la Figura 3, los GM IV Largo y IV Corto se destacaron en los 3 grupos de ambientes evaluados, mostrando siempre un rendimiento superior o igual a la media general y comportamiento muy estable. El GM III, logró rendimientos similares a la media general sólo en los mejores ambientes: alto y medio, aunque con un comportamiento de mayor interacción con el ambiente que los GM IV.

En los últimos diez años se redujo un 46% la diferencia en la duración del ciclo entre los GM IV largo y V, en siembras tempranas de noviembre. Teniendo en cuenta este cambio y la aparición de cultivares del GM V con alto potencial de rendimiento, se realizó un análisis Shukla de las últimas 10 campañas (2008/09 a 2018/19). En la Figura 4 se observa que el GM V mejoró su comportamiento en los ambientes de productividad media, alcanzando un rendimiento estable y cercano a la media general, similar a los GM IV (Figura 4 B). El rendimiento por unidad de superficie de los GM III, IV y V, del cultivo de soja evaluado en esta RED, mostró una tendencia de aumento a lo largo de 20 años, por lo que sería posible esperar que esta tendencia positiva continúe en el tiempo. Figura 3

Estabilidad y rendimiento promedio de cultivares de soja de los GM III, IV Corto, IV Largo y V en los ambientes de máximo (a), medio (b) y mínimo (c) rendimiento, evaluados en la Red INTA Oliveros en 20 campañas agrícolas, 1999/00 a 2018/19.


Si bien los GM IV corto y largo, mostraron siempre mayor estabilidad y rendimiento que los GM III y V, las diferencias observadas entre los mismos nunca fueron tan marcadas como sí lo fue la brecha de rendimiento entre los ambientes de máximo y mínimo rendimiento.

Trabajar en disminuir esta brecha significaría un salto importante en la producción de este cultivo en el sur de Santa Fe.

Figura 4

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Estabilidad y rendimiento de cultivares de soja de los GM III, IV Corto, IV Largo y V en los ambientes de máximo (a), medio (b) y mínimo (c) rendimiento, evaluados en la Red INTA Oliveros en 10 campañas agrícolas, 2008/09 a 2018/19.

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Agradecimientos A las empresas que nos proveyeron anualmente la semilla de las distintas variedades evaluadas. A los productores y/o asesores de los establecimientos donde se implantaron los experimentos. Y especialmente a los técnicos de las AER de INTA que forman parte de esta RED.

Bibliografía Bacigaluppo, S.; Bodrero, M.L.; Balzarini, M.; Gerster, G.R.; Andriani, J.M.; Enrico, J.M.; Dardanelli, J.L..; 2011. Main edaphic and climatic variables explaining soybean yield in Argiudolls under no-tilled systems. Europ. J. Agronomy 35 (2011) 247– 254 Baigorri, H., 2002. Conclusiones sobre el efecto de la Fecha Siembra en el desarrollo y crecimiento de los cultivares. En: Manejo del cultivo de soja en la Argentina. Actualizaciones INTA Centro Regional Córdoba. EEA Marcos Juárez. Cleveland, W.S.,1979. Robust Locally Weighted Regression and Smoothing Scatterplots. Journal of the American Statistical Association, 74:368, 829-836. Enrico, J.M.; Conde, M.B.; Martignone, R.A; Bodrero, M.L; 2013. Soja: evaluación de la estabilidad del rendimiento según fechas de siembra. Para Mejorar la Producción Nº 50 - INTA EEA Oliveros, pp 71-78. Masiero, B. y Castellano, S.,1991. Programa para el análisis de la interacción genotipo-ambiente usando el procedimiento IML de SAS. Actas I Congreso Latinoamericano de Soc. de Estadística. Valparaíso, Chile 1:47-54. R Core Team, 2018. R: A Language and Environment for Statistical Computing. R Foundation for Statistical Computing, Vienna. https://www.R-project.org SAS Institute Inc., 2018. SAS University edition virtual application. Cary, NC, USA. Retrieved from http://www.sas.com/en_us/software/university-edition.html

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Red de INNOVADORES

Autores: Ing. Agr. Picco, J.M.1; Ing. Agr. Zenklusen, M.C.2 INTA Rafaela. Regional Rafaela Aapresid. Contacto: picco.juan@inta.gob.ar, celezenklusen@gmail.com 1

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Ensayos de evaluación de productos biológicos en soja. Campaña 2018/2019

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Experiencias a campo sobre su efectividad e impacto en el cultivo y su rendimiento

Palabras Claves: Soja; Ensayo; Productos biológicos; Rendimiento; Campaña 2018/2019.


Figura 1

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Ubicación del Departamento Castellanos en la Provincia de Santa Fe

1) Ubicación del espacio experimental Para cumplir con el objetivo propuesto, el ensayo se realizó en el predio de la EEA INTA Rafaela, Santa Fe, Ubicado sobre la Ruta 34. 2) Características del lugar y ensayo El ensayo fue instalado mediante siembra directa sobre un suelo Argiudol Típico (Serie Rafaela) con una capacidad productiva alta (Figura 3) con el cultivo de trigo como antecesor.

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Figura 2

Ubicación del lote dentro de la Experimental Inta Rafaela

Soja 2019

Introducción y objetivo del ensayo La soja (Glycine max) ha tenido aumentos importantes de producción tanto en la Argentina como en el mundo y resulta de gran relevancia para la alimentación humana y animal por la provisión de aceite y harinas proteicas. Dentro de la Regional Rafaela de Aapresid, junto con las empresas participantes, se decidió evaluar a campo la efectividad de los productos biológicos y su impacto sobre el cultivo de soja y en el rendimiento del mismo (Kg ha-1).


Figura 3

Capacidad productiva suelos del Departamento Castellanos

El diseño del ensayo corresponde a bloques completos aleatorizados con 2 repeticiones. El tamaño de las macroparcelas fue de 16 surcos por 40 metros de largo.

3) Datos y características del ensayo:

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Fecha de siembra Variedad Densidad de siembra Espaciamiento entre surco Cultivo antecesor Fecha de cosecha

05/01/2019 NA 5009 25 plantas/metro lineal 0.52 m Trigo 14/05/2019

3.1) Variables climáticas Según datos registrados de la Estación meteorológica EEA Inta Rafaela, a través del SIGA (Sistema de información y gestión Agrometeorológica), se presentarán a continuación distintos parámetros a tener en cuenta al momento del análisis:

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● Precipitación acumulada (enero a mayo de 2019): 243 mm ● Las temperaturas medias registradas fueron normales durante los meses del cultivo.

4) Productos utilizados en el ensayo (Tabla 1):

Tabla 1. Productos utilizados en el ensayo Producto

Marca comercial

Composición

Dosis empleada

Inoculante

Fertigran L

Bradyrhizobium japonicum

200 cc

Potenciador

Biomax

Insecticida

Insectibio SP

Bacillus thuringensis + Beauveria bassiana y Metarhizhium anisopliae

800 cc/ha

Insecticida

Baprom L

Bacillus thuringensis

1 litro/ha

Fungicida

Trichoderma

Trichoderma viride

500 cc/100 kg semilla


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Tabla 2. Tratamientos planteados en el ensayo

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T

Descripción

Características

T1

Tratamiento químico

Curasemillas emfag pack G3 plus (tiram + carbendazim)

T2

Testigo

Sin aplicaciones

T3

Full o completo

Inoculante a la siembra +insecticida foliar + fungicida a la siembra y foliar

T4

Insecticida sólo

Inoculante a la siembra + promotor + insecticida foliar

T5

Fungicida sólo

Inoculante a la siembra + promotor + funguicida a la siembra y foliar

4.1) Tratamientos planteados en el ensayo (Tabla 2)

Resumen de Tratamientos planteados:

Aclaraciones: La inoculación de las semillas se realizó el día de la siembra, siguiendo las indicaciones del respectivo marbete de cada producto empleado.

Tratamiento

Descripción

T1

Químico

T2

Testigo

T3

Full con Baprom-L

Las parcelas correspondientes a los tratamientos full e insecticida sólo (T3 y T4), fueron divididas en 2 subparcelas (norte y sur) donde se probaron dos insecticidas distintos para ver su efecto:

T4

Full con InsectiBio SP

T5

Insecticida: Baprom L

T6

Insecticida: InsectiBio SP

T7

Fungicida

● T3 norte: Insectibio SP

T3 sur: Baprom-L

T4 sur: Baprom-L

5) Evaluaciones agronómicas Durante los 15 días posteriores a la siembra se realizaron los monitoreos correspondientes al stand de plantas que se muestran a continuación, evaluando con más atención los efectos de los inoculantes (Gráfico 1 y 2).

● T4 norte: Insectibio SP

Recorrida

16/01/2019

22/01/2019

Tratamiento

Estado Fenológico

Promedio stand de plantas

T1

13

T2

19

T3

VC

16

T4

16

T5

20

T1

21

T2

16

T3

VE

25

T4

19

T5

13


Gráfico 1

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A los 10 días de la siembra

19

A los 15 días de la siembra

Soja 2019

Gráfico 2


Semanalmente se realizaron monitoreos donde las evaluaciones constaban de observar el estado fenológico del cultivo en general, plagas presentes utilizando muestreos y umbrales del manejo integrado de plagas (MIP), observación de enfermedades (Anexo).

Luego de completar las planillas a campo, en el gabinete se analizó la información y se tomaron las decisiones de aplicaciones. 6) Resultados (Tabla 3 y Gráfico 3)

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Tabla 3

Descripción

Rendimiento (Kg/Ha)

T1

Químico

3830

T2

Testigo

3048

T3

Full: (inoculante a la siembra + insecticida Baprom L + fungicida biológico)

3639

T4

Full: (inoculante a la siembra + insecticida Insectibio SP foliar + fungicida biológico)

3341

T5

Insecticida foliar: Baprom L

3435

T6

Insecticida foliar: Insectibio SP

3609

T7

Fungicida foliar y a la siembra

4147

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20

Tratamiento

Gráfico 3

Resultados de rendimientos de los diferentes tratamientos ajustados a la humedad comercial del cultivo de soja (13,5 %)


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7) Conclusiones No se registraron diferencias entre tratamientos en cuanto a inefectividad, número de nódulos, estados fenológicos del cultivo. Sí se registraron en cuanto al ataques de plagas especialmente de Lepidópteros, complejo de orugas defoliadoras: Oruga medidora (Rachiplusia nu), Oruga de las leguminosas (Anticarsia gemmatalis), Spodoptera Cosmiodes y complejo de chinches: chinche de la alfalfa (Piezodorus gildini), chinche verde común (Nezara viridula); evidenciándose mayores umbrales en los tratamientos (T3, T4, T5, T6), donde las aplicaciones fueron mayores. En cuanto al número del stand de plantas medidas en 2 momentos diferentes y comparados con el tratamiento testigo se observa una respuesta positiva al uso de los productos biológicos.

Donde se registró el mayor número de plantas por metro lineal fue en el Tratamiento 3 (Full) y el menor en el Tratamiento 5 (Fungicida sólo). En cuanto a la evaluación del rendimiento del cultivo, el mayor promedio se registró en el Tratamiento 7, seguido en orden decreciente por T1, T3, T6 T5, T4 y T2. Las diferencias observadas están dentro del rango de incrementos esperables para la historia del lote utilizado, y justifican económicamente la práctica.

8) Anexo 1

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Anexo 1

Muestra de tablas realizadas a la hora del muestreo de insectos Muestreos insectos plaga

19/02/2019 T1

T

01/03/2019

T2 T3 T4 T1

T2

T N

Orugas medidora Anticarsia

Bolillera

Cosmiodes

pequeñas

1

1

1

1

T3 S

T4 T1 S

grandes

T2 N

T3 S

1

1

1 1 1

12

2

3

2

4

3

T4

N

S

1

1

3

3

4

3

8

4

1

2

9

11

5

4

1

2

grandes pequeñas

T

1

grandes pequeñas

N

1

grandes pequeñas

06/03/2019

1


9) Anexo 2 Fotos tomadas en diferentes momentos del ensayo. Foto 1

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Momento de la siembra (05/01/2019)

Foto 2

Conteo del nĂşmero de plantas por metro lineal

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Foto 3

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Recorrida junto a tĂŠcnicos del laboratorio en los diferentes tratamientos.

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Autores: Alzueta, I.1; Veiga, J.M.2; Suiffet, I.2; Iglesias, J.M.2; Gotta, J.2; Zanlungo, E.2; Morán, J.2. 1 Gerente técnico de desarrollo de la Chacra Bragado-Chivilcoy Aapresid. 2 Miembro Chacra Bragado-Chivilcoy Aapresid. Contacto: ialzueta@agro.uba.ar

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Aprendizajes de la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy de Aapresid.

¿Cómo mejorar la competitividad de nuestros cultivos de soja?

Análisis realizado con el fin de equilibrar correctamente la relación entre gramíneas y leguminosas (C/N), rotando y diversificando cultivos.

Palabras Claves: Soja; Manejo nutricional; Rendimiento, Competitividad; Fósforo.

Auspician: Patrocina:


Dentro de la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy Aapresid, anualmente alrededor del 30-40% de los lotes son destinados al cultivo de soja de primera, ocupando éste más del 60% de la superficie destinada a cultivos estivales anualmente.

Los ambientes de “alto potencial” están compuestos principalmente por lotes que presentan predominantemente suelos de la familia de los Argiudoles con capacidades de uso de Ie y IIw y por otro lado, Hapludoles típicos con capacidades de uso IIs, mientras que los ambientes de “medio potencial”, representan a lotes con suelos Hapludoles con algún problema moderado a severo de retención hídrica como los Hapludoles énticos o con alguna limitante en profundidad como los hapludoles thapto-argicos con capacidades de uso de IIw, IIIs y IIIws, mostrando un comportamiento medio similar los lotes con suelos del tipo nátrico con capacidades de uso IVws y VIIws. Los ambientes de alta producción mostraron un comportamiento medio de ca. 650 kg/ha, superior a los de media producción (3845 vs. 3194 kg/ha, respectivamente), siendo la brecha productiva un 15%, mientras que en los ambiente de media productividad la brecha fue de un 20%.

Dada la clara importancia de este cultivo dentro de nuestros sistemas agrícolas, es que es necesario ajustar al máximo el manejo del mismo. En los últimos años, trabajamos fuertemente en cuantificar e identificar las razones de la brecha productiva del cultivo de soja en nuestra región. Luego de analizar más de 1200 lotes de productores de 8 campañas agrícolas, observamos que existía un margen de mejora en el rendimiento medio del grupo de ca. 15-20%. Para lograr esto se identificó, que 66% de la variabilidad de rendimientos de soja son explicados por cuestiones climáticas de la campaña (Pp, temperatura, radiación), seguido por el ambiente edáfico. A su vez, de las cuestiones vinculadas al manejo agronómico, se destaca que es muy importante trabajar sobre la correcta elección del lote, considerando fuertemente cuál es el cultivo antecesor, siendo el cultivo de maíz o sorgo las mejores opciones por sobre los lotes que vienen de doble cultivo (Trigo/soja de 2da) o soja de 1ra , utilizando fechas de siembra tempranas (fin de octubre - principio de noviembre) y variedades modernas de alto potencial y estabilidad de rendimiento. Además se suma la realización de un planteo nutricional de reposición de fósforo, debido a que los niveles aplicados parecen insuficientes, ya que se

El ambiente edáfico fue unos de los factores de mayor importancia para explicar la variación de los rendimientos (ca. 27%), pudiendo diferenciar en nuestra zona dos tipos de ambiente predominantes, uno al cual denominamos de “alto potencial” y otro de “medio potencial”.

Cuando analizamos el efecto que tuvo el cultivo antecesor, observamos que el rinde medio de nuestros cultivos de soja fue ca. 290 kg∙ha-1 mayor cuando el cultivo antecesor fue maíz, comparado con soja de 1ra y el doble cultivo trigo/soja de 2da, siendo el efecto antecesor mayor en los ambientes de media productividad donde la diferencia a favor de los antecesores gramíneos fue ca. 470 kg∙ha-1. Al analizar el efecto que tuvo la fecha de siembra sobre el rinde de los lotes de soja estudiados, se observó que este factor explicaba ca. 21% de la varianza de este conjunto de datos. En ambientes de alto potencial productivo se observó que los rindes medios fueron similares desde

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está fertilizando por debajo de la reposición de P que se extrae. Por lo tanto, a continuación describiremos los aprendizajes realizados por la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy Aapresid en el transcurso de los últimos años en cuanto a los “ajustes agronómicos” para maximizar el rendimiento del cultivo de soja.

27 Soja 2019

El cultivo de soja es muy importante a la hora de pensar un sistema agrícola competitivo y sustentable, dado que si se equilibra correctamente la relación entre gramíneas y leguminosas (C/N), rotando y diversificando cultivos, se mejora el resultado económico así como la “salud” del sistema; dado que esto incrementa la actividad biológica en los suelos, reduciendo la degradación de los mismos, tanto física como químicamente. Esto ha sido cuantificado desde el Sistema Chacras de Aapresid, en sus chacras de Pergamino, Justiniano Posse y BragadoChivilcoy, y coincidiendo con otros trabajos locales (Andrade et al. 2015 y Salvagiotti et al. 2017).


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la 2da quincena de octubre hasta la 2da de noviembre (Figura 1), sin embargo los máximos rindes (potencial) se obtuvieron en fechas entre 2da quincena de octubre y la 1ra quincena de noviembre.

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Luego del 15 de noviembre, se observó que comenzó a disminuir marcadamente el rendimiento, perdiendo ca. 23 kg∙ha-1∙día-1 que se demoró la fecha de siembra. En los ambientes de medio potencial, tanto los máximos rendimientos (potencial) como los mejores rindes medios, se alcanzan solamente en las fechas de 2da quincena de octubre y la 1ra quincena de noviembre, a partir de donde se observó una pérdida de rinde de ca. 26 kg∙ha-1∙día-1 que se atrasa la fecha de siembra. Cabe destacar que en los ambientes de “alta productividad” se logra sembrar ca. 95% de los lotes en fechas consideradas óptimas o tempranas, mientras que en los lotes de “medio potencial” productivo solamente ca. 55% se realiza en fechas donde se maximiza el rinde, encontrándonos aquí con una posibilidad de mejora para intentar acortar la brecha productiva. Respecto al manejo nutricional del cultivo de soja, se evaluó el efecto del fósforo (P) a partir de datos de cantidad de kg de P aplicados por hectárea, sin disponer

de información sobre la disponibilidad inicial en el suelo. El 95% de los lotes fue fertilizado con 15 kgP∙ha-1 o menos, dejando en claro que el balance del nutriente, en el manejo que se está realizando, es negativo ya que para reponer el P extraído por un cultivo de soja de ca. 3700 kg∙ha-1 son necesarios aplicar entre 18 y 22 kgP∙ha-1 dependiendo del tipo de suelo (IPNI 2015). Finalmente, si bien, el grupo de madurez (GM) de las variedades de soja explicó sólo el 3% de la varianza de nuestro análisis, observamos que de acuerdo al ambiente en estudio se pueden mejorar los rindes medios realizando una criteriosa selección de la variedad a utilizar. En los ambientes de “alta productividad”, se observó una leve tendencia a disminuir el rinde a medida que se seleccionaron GM mayores, pero es destacable que el grueso de los lotes (ca. 85%) con esas características era cultivado con variedades correspondientes GM III largo a IV medios, los cuales muestran una alta productividad media y variabilidad aceptable (Figura 2). Sin embargo, en los ambientes de “media productividad”, se observó que solamente en el 45% de los lotes se utilizan los GM que muestran los mayores rindes máximos, medios y menor variabilidad, que son los del GM IV largo y V Corto (Figura 2).

Figura 1

Rendimiento y variabilidad (kg∙ha-1) de soja de 1ra de acuerdo a la quincena de siembra a partir del 15 de octubre y discriminada por ambientes de alto y medio potencial productivo, para los lotes de los miembros de la Chacra Bragado-Chivilcoy Aapresid para el periodo 2007-2015. Las cajas representan los percentiles 75, 50 y 25, mientras que los bigotes de las cajas indican el percentil 10 y 90 de cada serie de datos analizada.


Indumentaria Oficial de


Figura 2

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Rendimiento y variabilidad (kg∙ha-1) de soja de acuerdo al grupo de madurez utilizado, discriminado por ambientes de alto y medio potencial productivo, para los lotes de los miembros de la Chacra BragadoChivilcoy Aapresid para el periodo 2007-2015. Las cajas representan los percentiles 75, 50 y 25, mientras que los bigotes de las cajas indican el percentil 10 y 90 de cada serie de datos analizada.

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30 Cuando analizamos las diferentes combinaciones de Fecha de Siembra y GM, se observó que tanto en ambientes de alta como de media productividad, al demorarse la fecha de siembra a situaciones fuera de lo óptimo, los productores tienden a mantener el GM utilizado en fechas tempranas. Un ejemplo de esto se ve en fechas de tardías en ambientes de alto potencial, donde los GM IIIL mantienen ca. 30% de la superficie sembrada a pesar de que muestran una marcada reducción en el rinde medio y un incremento notable de la variabilidad respecto a los GM más largos como los IV m. Lo mismo se observó con los GM IIIL en los ambientes de medio potencial, en los cuales también se destaca la situación de los GM IVL a VC, que son utilizados en muy baja proporción (ca. 5%) en fechas tardías, a pesar de ser el GM que en esas fechas muestra los máximos rindes y menor variabilidad productiva.

Ajuste del grupo de madurez por potencial productivo ambiental A partir de lo observado en el análisis de brecha a nivel de lote, se propuso crear una red de ensayos regional la cual

nos permita identificar las mejores alternativas dentro del mercado de variedades de soja, para las situaciones productivas características de nuestra zona. Para ello, junto a las principales empresas proveedoras de genética en soja, se apuntó a evaluar variedades para lotes con alto y medio potencial de rendimiento por separado. Siendo que en las situaciones con alto potencial de rendimiento, el planteo técnico más difundido consiste en utilizar GM IIIL y IVc en fechas de siembra de fines de octubre a principios de noviembre, y que en los ambientes de media productividad, el planteo técnico tradicional consiste en utilizar GM IVc y IVm en fechas de siembra de mediados a fines de noviembre, se evaluaron nuevos materiales recientemente liberados al mercado, contrastado contra los materiales de mayor difusión que actualmente se tienen dentro del grupo de trabajo. Esta red de ensayos lleva en funcionamiento tres campañas (2016/17, 2017/18 y 2018/19), sembrandose 2 sitios en ambientes de alto potencial y 2 sitios de medio potencial descritos anteriormente. De los mismos no se pudo cosechar 2 ensayos por inclemencias climáticas previas a la cosecha (granizo). En éstas 3 campañas se han evaluado hasta el momento 31 variedades desde el GM IIIm (3.5), III L, IV c, IV m, IV L y V c (5.1), siendo los principales testigo DM 4214 (2016/17 y 2017/18) y DM


En general, se observó que las nuevas variedades superaron a los testigos utilizados. Esto puede observarse en la Figura 3, donde en los 2 primeros años, tanto en ambientes de alta como baja productividad, las 5 mejores variedades superaron marcadamente a los testigos, no así en la última campaña donde se comenzó a utilizar a DM 40R16 como testigo, dado que esta variedad se había destacado en las campañas anteriores y tuvo gran adopción entre los productores.

Las consideraciones finales que podemos tener a partir de la experiencia reciente de la Regional y Chacra Bragado-Chivilcoy Aapresid son, que el cultivo de soja es clave a la hora de pensar en un sistema agrícola sustentable, dado que aporta nitrógeno al sistema y una atractiva renta, y que para garantizarnos un cultivo de soja exitoso es importante la correcta elección del lote (Antecesor maíz), utilizar variedades de alto potencial de rendimiento disponibles actualmente en el mercado y que superan a las más difundidas actualmente, preferentemente sembrados en fechas tempranas (fin octubre, principio de noviembre) y empezar a reponer el fósforo que se extrae además de incorporar otros nutrientes como S.

31 Soja 2019

Al analizar por grupo de madurez se pudo destacar que las opciones propuestas por los semilleros para los diferentes tipo de ambientes fueron muy competitivas, observándose una leve tendencia a encontrar mejores rendimientos con GM cortos en ambientes de alta

productividad y con GM largos en ambientes de media productividad. Esta es una estrategia muy poco explorada por los productores de la zona y que vale la pena empezar a considerar a futuro (Figura 4).

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40R16 (2018/19) entre los grupos VI c y DM 4612 entre los IV m, ya que eran y son actualmente las variedades más difundidas desde el comienzo de la red de ensayos.

Figura 3

Rendimiento promedio (kg∙ha-1) de soja de las 5 mejores nuevas variedades evaluadas y el los testigos correspondientes, discriminado por campaña y ambientes de alto y medio potencial productivo en la red de ensayos de la Chacra Bragado-Chivilcoy Aapresid.


Figura 4

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Rendimiento promedio (kg∙ha-1) de soja de las nuevas variedades evaluadas, discriminado por grupo de madurez y ambientes de alto y medio potencial productivo en la red de ensayos de la Chacra BragadoChivilcoy Aapresid.

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Autores: Murgio, M.; Ferreyra, M.L. INTA Manfredi.

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Breve análisis de la caída de rendimientos de soja en la región central de Córdoba durante la Campaña 2017-18

Estudio comparativo de distintos grupos de madurez en condiciones hídricas contrastantes entre sí.

Palabras Claves: Soja; Rendimiento; Córdoba; Diferencias Hídricas; Déficit Hídrico.


A la siembra se midió el contenido de agua en el suelo hasta 2 m por método gravimétrico. Se determinó fenología del cultivo según la escala morfológica de Fehr y Cavines (1977). A cosecha se midió rendimiento de granos (kg.ha-1) ajustado a humedad base de comercialización (13%), peso medio de grano (PG) y se estimó el número de granos por unidad de superficie como cociente entre ambas variables. Resultados y discusión En ambientes de secano y sin influencia de napa freática, la oferta hídrica para los cultivos está dada por las reservas de agua en el perfil de suelo explorado por las raíces a la siembra más las precipitaciones ocurridas durante el ciclo y los aportes o pérdidas por escurrimiento (Dardanelli et al., 2003). Figura 1

Contenido de humedad del perfil de suelo a la siembra del cultivo para las campañas 2016-17 (gris oscuro) y 2017-18 (negro).

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Materiales y métodos Se realizaron cuatro ensayos pertenecientes a la Red de Evaluación de Cultivares de Soja (RECSO) durante las campañas 2016-17 y 2017-18 en la estación experimental INTA Manfredi (31º 49’ latitud Sur; 63º 46’ longitud Oeste). Se evaluaron 75 y 74 cultivares comerciales en la primera y segunda campaña respectivamente, agrupados en ensayos por grupo de madurez (GM) según protocolo RECSO (Fuentes et al., 2017). La fecha de siembra fue 17 de noviembre y 14 de noviembre para el primer y segundo año respectivamente. Los ensayos se desarrollaron sobre un suelo de la serie Oncativo, Haplustol entico, de textura franco limosa (Capacidad de Uso: IIc).

Las unidades experimentales se distribuyeron en bloques completos al azar con tres repeticiones. Cada parcela consistió en cuatro hileras de plantas de 6 m de largo distanciadas a 0,52 m entre sí. Se sembraron 25 semillas por metro lineal de surco sobre rastrojo de maíz. El cultivo se mantuvo libre de malezas, insectos y enfermedades mediante la aplicación de productos fitosanitarios.

35 Soja 2019

En Argentina, durante la última campaña (2017-18) se estimaron pérdidas de rendimiento de 18 millones de toneladas de soja debido fundamentalmente a deficiencias hídricas (B.C.B.A., 2018). Del mismo modo, en la región central de Córdoba se produjeron importantes caídas de rendimiento respecto a la campaña anterior (B.C.C.B.A. 2018). El objetivo de este trabajo fue analizar y comparar el rendimiento de cultivos de soja de distintos grupos de madurez en la región central de Córdoba (Manfredi) en dos campañas, 2016-17 y 2017-18 con condiciones hídricas contrastantes entre sí.


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En la campaña 2016-17, a la siembra el suelo contenía 275 mm (84% de agua útil) de agua disponible hasta los dos metros de profundidad (Figura 1), y las precipitaciones desde diciembre a marzo totalizaron 503 mm, con una progresión similar a la evapotranspiración de referencia (ET0) a lo largo de dicho período (Figura 2).

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Por lo tanto, y dados los altos rendimientos obtenidos (Figura 3), no se habrían producido deficiencias hídricas significativas, más allá de no haberse contabilizado en el análisis las pérdidas de agua por escurrimiento, que pueden ser importantes a partir de lluvias superiores a 20 mm.día-1 (Dardanelli et al., 1992).

Por el contrario, en la campaña 2017-18, a la siembra el suelo contenía 127 mm (38% de agua útil). En este período las precipitaciones fueron menores a las históricas (Severina et al., 2018), totalizando desde diciembre a marzo 294 mm (437 bmm de media histórica), con un marcado aumento del déficit respecto

a la evapotranspiración de referencia (ET0) durante los meses de febrero y marzo (Figura 2). No hubo diferencias importantes de radiación incidente diaria entre campañas (2.8% desde diciembre a marzo, y 1.8% durante febrero y marzo) (Figura 3, izquierda). La temperatura media fue mayor durante la campaña 2016-17 (23.1ºC vs 22.1ºC) (Figura 3, derecha) y en los meses de febrero y marzo (21.5ºC vs 20.8ºC), explicado por temperaturas mínimas mayores (14.9 ºC vs 12.8ºC). La menor oferta hídrica de la campaña 2017-18 habría sido la principal causa de la caída de rendimientos respecto de la campaña anterior (Figura 4), dado que no hubo diferencias importantes de fecha de siembra, de radiación y temperatura entre campañas. Los menores rendimientos de la campaña 2017-18 (Figura 4) estuvieron asociados a reducciones en el número de granos por unidad de superficie y al peso medio de grano (PG) (Figura 5, izquierda). No obstante,

Figura 2

Precipitaciones y evapotranspiración de referencia Penman-Monteith (Allen et al., 1998) acumulada durante el período Diciembre-Abril para las campañas 2016-17 (líneas continuas) y 2017-18 (líneas discontinuas) (Basado en datos de Severina et al., 2018).


Figura 3

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Media móvil (5 días) de Radiación incidente diaria (Izquierda) y temperatura media (derecha). Gris: campaña 2016-17; Negro: campaña 2017-18.

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el número de granos.metro-2 (NGm-2) tuvo una reducción mayor, explicando en mayor medida las pérdidas de rendimiento (Figura 5, centro). Asimismo, el porcentaje de pérdida del NGm-2 cambió entre los distintos grupos de madurez, siendo mayor a medida que aumentó grupo de madurez y se retrasó el inicio de llenado de grano (R5) (Figura 5, derecha). A medida que avanzó la campaña las deficiencias hídricas se intensificaron, fundamentalmente desde mediados de febrero hasta fines de marzo (Figura 6). Los GM mayores iniciaron más tardíamente R5, y por lo tanto, tuvieron un mayor grado de superposición de las etapas de más sensibles al estrés hídrico (R4R6) (Andriani et al., 1991) con el periodo de mayor déficit hídrico.

Una de las estrategias más exitosas de plantas y cultivos anuales en ambientes con déficit hídrico es el escape a través del ajuste del ciclo o sus etapas más sensibles a una ventana de tiempo con balances hídricos más favorables (Berger et al., 2016). De este modo, en la campaña 2017-18, en la región central y norte de Córdoba, en general, los planteos de fecha de siembra más temprana y GM menores tuvieron mayores rendimientos (Grupo Río Seco, comunicación personal), por un mayor grado de escape a la sequía del final de la campaña.

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Figura 4

Rendimientos medios de variedades participantes de la RECSO, ordenadas por GM (desde III largo a la izquierda al V largo a la derecha) y rendimientos decrecientes hacia la derecha. Rojo: campaña 2016-17; Azul: campaña 2017-18.


Figura 5

Puntos llenos, campaña 2016-17; y puntos vacíos, campaña 2017-18. Líneas discontinuas representan curvas de isorendimiento.

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Relación entre los componentes principales del rendimiento para los cultivares de distintos grupos de madurez: Gris oscuro (marcador cuadrado), IV corto; Gris claro (marcador triángulo), IV largo; Gris oscuro (marcador rombo), V corto; y Negro (marcador círculo), V largo.

1:1 Porcentaje de caída de los componentes principales de rendimiento en relación a los ensayos de la campaña 201617 para distintos GM. Línea discontinua, indica relación 1:1.

Porcentaje de caída en el número de granos en la campaña 2017-18 respecto a la campaña 2016-17 en función de la fecha media de R5 para los distintos ensayos.

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Figura 6

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Porcentaje de Agua Útil del suelo (AU) en primer metro de profundidad para la provincia de Córdoba en distintos periodos de la campaña 2017-18: Gris oscuro, AU <40%; Gris claro, 40-60% AU; Gris medio, 60-80% AU; y Negro, 80-100% AU. Gráficos pertenecientes al sito SEPA del Área de Observatorio Permanente de los Agroecosistemas del Instituto de Clima y Agua (CIRN-INTA) (Di Bella et al. 2018). Círculo discontinuo indica el área en torno al ensayo.

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Comentarios finales • Las pérdidas de rendimiento fueron causadas por disminuciones en PG y NGm-2, sin embargo la magnitud de la caída en el NGm-2 fue mayor. • Los GM menores tuvieron menores caídas de rendimiento por un mayor grado de escape a la sequía de fin de ciclo. Bibliografía

Allen R.G., Pereira L.S., Raes D., Smith M. 1998. Evapotranspiración del cultivo. Guías para la determinación de los requerimientos de agua de los cultivos. Estudio FAO: Riego y drenaje Nº 56. Andriani J., Andrade F., Suero E.E., Dardanelli J.L. 1991. Water deficit during reproductive growth of soybeans I. Their effects on dry matter accumulation, seed yield and its components. Agronomie 11. Berger, J., Palta, J., Vadez, V., 2016. Review: an integrated framework for crop adaptation to dry environments: responses to transient and terminal drought. Plant Sci. 253, 58–67. Bolsa de Cereales. 2018. Informe Cierre de Campaña Nº 1 - Soja 2017/18. http://www.bolsadecereales.com/descargar-documento1-53/informes-descargar (Verificado noviembre de 2018). Bolsa de Cereales de Córdoba. 2018. La producción de soja, maíz y sorgo en la provincia de Córdoba sufriría un recorte de 10 millones de toneladas. Departamento de Información Agroeconómica -Informe de Cultivos Nº129. http://www.bccba.com.ar (Verificado agosto de 2019). Dardanelli, J.L., A.C. de la Casa, M.R. Ateca, R. Zanvettor, F. Núñez Vázquez, y H.P. Salas. 1992. Validación del balance hidrológico versátil para la rotación sorgo-soja bajo dos sistemas de labranza. Revista Agropecuaria de INTA Manfredi e INTA Marcos Juárez, 7(2):20-29. Dardanelli, J., Collino, D.,Otegui M E., Sadras V. 2003°. Bases funcionales para el manejo del agua en los sistemas de producción de los cultivos de grano. En: E.H. Satorre, R.L. Benech A., G.A. Slafer, E. B. de la Fuente, D.J. Miralles, M.E. Otegui, R. Savin (eds.), Producción de Cultivos de Granos: Bases Funcionales para su Manejo. Editorial Facultad de Agronomía ISBN 950-29-0713-2, pp. 165-201 Di Bella et al. 2018. SEPA, Área de Observatorio Permanente de los Agroecosistemas del Instituto de Clima y Agua CIRN-INTA. Disponible en: http://sepa.inta.gob.ar/productos/agrometeorologia/bh_10d/ Fehr, WR, y CE. Cavines, 1977, Etapas del desarrollo de la soja. Informe especial 80. lowa Agrie. Inicio Economía, Universidad Exp.Stn.Jowa Estado. Ames, IO. Fuentes, F. et al. (2017). Resultados de la Red Nacional de Evaluación de Cultivares de Soja (RECSO). Campaña 2016-17 en las regiones Norte (I), Pampeana Norte (II) y Pampeana Sur (III). Actualización Soja 2017. Ed. INTA. Severina Ignacio. 2018 Resumen climático INTA EEA Manfredi – Noviembre de 2016 a abril 2018. Manfredi, Córdoba (AR): INTA. Estación Experimental Agropecuaria. Disponible en: https://inta.gob.ar/documentos/ informacion-meteorologica-mensual-de-la-eea-manfredi. Consultado: 18/09/2018.

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Autores: Díaz-Zorita, M.1, Perticari, A.2, Piccinetti, C.3 y Ventimiglia, L.4 Bayer Crop Science y Fertilizar AC. 2 INTA San Luis. 3 IMyZA INTA Castelar. 4 INTA 9 de Julio. 1

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Inoculación en soja, una práctica estratégica para el manejo integrado de alta producción del cultivo

Aportes de la inoculación del cultivo de soja al sistema de producción

Palabras Claves: Soja; Inoculantes; Nitrógeno; Rizobios; Nutrición biológica.


Los inoculantes, son productos biológicos conteniendo a los rizobios seleccionados por su capacidad de fijar N2 en soja, vivos y en condición fisiológica activa hasta su aplicación sobre las semillas o en el surco de siembra. En el listado del SENASA, organismo nacional de fiscalización de este insumo, se encuentran más de 100 presentaciones de inoculantes registrados para su utilización en cultivos de soja, mostrando diversos tipos de presentaciones (ej. líquidos o sólidos, incorporación de compuestos para el mejoramiento de la nodulación y de la FBN, etc.).

Aportes de la inoculación de soja en sistemas productivos argentinos •• Efectos sobre la formación del sistema nodular La inoculación de soja es la única práctica agrícola difundida actualmente disponible que proporciona mayor certidumbre de poder generar simbiosis temprana en el cultivo y así disponer del N de la atmósfera para su normal y eficiente nutrición desde estadios tempranos de crecimiento. Con esta tecnología se logra la incorporación efectiva, sobre la superficie de las semillas de soja previo a la siembra de estas o al suelo acompañando la operación de siembra, de un alto número de bacterias del suelo fijadoras del N2 atmosférico. En el procedimiento se debe lograr que cada semilla contenga una cantidad ("carga") de rizobios óptima para una adecuada nodulación.

También encontramos registros de sistemas de protección o de acondicionado de los inoculantes que mejoran su compatibilidad con otros tratamientos de semillas y permiten la inoculación anticipada (pre-inoculación) ya sea para tratamientos en el campo o profesionales en centros específicos para el tratamiento de las semillas. Los inoculantes modernos, además de aportar cepas para una eficiente fijación del nitrógeno, han incluido compuestos para mejorar la capacidad de nodulación y eficiencia del proceso tales como factores Nod o moléculas señal e inductores. También se presentan diversos aditivos de protección osmótica y antioxidantes que mejoran la supervivencia de las bacterias del inoculante ante situaciones de estrés (desecación) tanto en aplicaciones en el momento de la siembra como anticipadas y en presencia de otros tratamientos de semillas. La aplicación en el surco de siembra es una alternativa también recomendada de inoculación, tanto por decisiones de logística del proceso como necesaria ante la utilización de formulaciones con terápicos u otros

Tal diversidad de presentaciones responde a la complejidad en las condiciones de producción de soja, derivando en soluciones también diversas tal de aportar soluciones efectivas para la normal nutrición nitrogenada del cultivo. En este artículo compartiremos algunos de los resultados que cuantifican la contribución del manejo de la nutrición biológica nitrogenada para la producción de soja en ambientes argentinos y discutiremos algunas consideraciones para su implementación eficiente.

En suelos sin rotación con soja previa, donde no se encuentran rizobios naturalizados, cuando hay fallas en la inoculación y la oferta de N desde el suelo es insuficiente para sostener el crecimiento del cultivo, es frecuente observar muchas plantas de soja con coloración verde amarillentas sin nódulos, por lo tanto sin fijar N2 con importante reducción en los rendimientos. En suelos con antecedentes de cultivos de soja inoculados encontramos poblaciones de rizobios introducidos o naturalizados. Sin embargo, como los rizobios son poco móviles en el suelo, su distribución en los suelos no es homogénea y no todas las semillas estarán en contacto adecuado con poblaciones de rizobios del suelo tal de lograr un aporte eficiente de N a las plantas. En estos sitios, al inocular adecuadamente logramos que cada semilla cuente con el número de rizobios necesarios para una

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productos no compatibles para el contacto directo con los rizobios.

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En Argentina, dada la inexistencia en los suelos de bacterias específicas capaces de establecer simbiosis funcional con soja para incorporar (fijar) nitrógeno desde el aire (por ejemplo, Bradyrhizobium japonicum, B. elkanii o B. diazoefficiens) el cultivo desde sus inicios fue acompañada por la inoculación, proceso para incorporar los rizobios específicos a las semillas o directamente al suelo al sembrar. Esta asociación mutualista en la que se forman nuevas estructuras en las raíces (nódulos), donde ocurre la Fijación Biológica de Nitrógeno (FBN), es de vital importancia para que el crecimiento de soja no sea limitado en su nutrición nitrogenada.


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rápida y adecuada nodulación y con cepas seleccionadas para una temprana y eficiente fijación del N2. Al no inocular, dependemos de los aportes provenientes de poblaciones naturalizadas de rizobios que con frecuencia no son homogéneas en su composición dado las diferentes situaciones de selección ante condiciones de estrés a las que han sido expuestos (ej. sequías intensas, inundaciones, aplicación de diferentes agroquímicos, altas temperaturas, desecación, etc.).

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En general, si bien las cepas naturalizadas muestran alta infectividad, observándose gran capacidad para nodular y sus aportes para fijar N2 (eficiencia) es variable detectándose abundantes casos de cepas ineficientes o parásitas. La ubicación de los nódulos en el sistema de raíces de soja es un factor de relevancia para alcanzar una eficiente fijación del N2. A igualdad de peso seco de los nódulos, la capacidad de reducción del N (medida de la fijación del N2) fue casi 10 veces superior en los nódulos de raíces primarias que en las laterales (Racca, 1986). Como la formación de los nódulos ocurre en sectores de las raíces en activo crecimiento, la inoculación (incorporación de altas concentraciones de cepas seleccionadas de rizobios) resulta en una práctica clave para lograr una eficiente FBN.

Sobre 28 estudios realizados en lotes con distinta historia agrícola, tipos de suelos y utilizando las variedades de soja recomendadas para cada ambiente, y con las variaciones interanuales normales de temperatura, precipitaciones, radiación, etc; la respuesta promedio a la inoculación mostró mayor número de nódulos por planta con diferencias principalmente sobre la raíz principal (Figura 1). Estas diferencias son consistentes, con una frecuencia de mejoras en más del 80 % de los casos. En cambio, el número de nódulos sobre las raíces laterales mostró menos diferencias por la inoculación y con menor frecuencia de casos con respuesta (70 %). Similares respuestas se describen al analizar los cambios en la biomasa de los nódulos (Figura 1) sugiriendo la utilidad de estos indicadores simples a considerar en evaluaciones de campo para validar la contribución de la inoculación en la formación del sistema nodular de soja. Además de describir la ubicación relativa de los nódulos, es recomendable registrar la proporción de plantas con el patrón objetivo de nódulos tal que cada planta logre un eficiente abastecimiento nitrogenado durante su crecimiento. ••

Contribución a la incorporación de nitrógeno en cultivos de soja Estudios recientes del INTA, junto con investigadores de universidad y de la actividad privada, cuantificaron los Figura 1

Cambios en la nodulación de soja según tratamientos de inoculación. Promedio de 28 sitios de producción en Argentina. Letras diferentes sobre las columnas muestran diferencias significativas entre tratamientos (Piccinetti y col. 2011).


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aportes de N desde la FBN en las condiciones actuales de producción de soja en Argentina (Collino y col., 2015). Se determinó que la proporción de N derivado de la FBN representó el 58 % de la absorción total de N.

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En términos absolutos, según estos resultados que representan los sistemas actuales de producción de soja argentinos, la FBN explica gran parte de la nutrición nitrogenada del cultivo (58 %) que demanda en promedio unos 78 kg por cada tonelada producida, 52 kg aportados a la biomasa aérea desde la FBN, 14 kg aportados desde el suelo y aproximadamente 12 kg estimados de la incorporación por FBN en el sistema de raíces. En ensayos bajo condiciones controladas de manejo donde se comparó el aporte de la inoculación como N derivado de la FBN (Piccinetti y col. 2011) se observó que los tratamientos inoculados podrían incorporar en promedio unos 20 kg adicionales de N fijado por hectárea por sobre el N en tratamientos sin inocular pero nodulado con rizobios naturalizados (Tabla 1). Los aportes de la FBN son crecientes durante el crecimiento de soja, alcanzando sus mayores aportes hacia estadios finales de las etapas reproductivas (R5 y R6). Abundantes estudios muestran que la ocurrencia de factores de estrés abiótico, tal como el hídrico (exceso o déficit) inciden sobre la nodulación y sobre la actividad simbiótica, disminuyendo significativamente los aportes de N provenientes de la FBN. Por otra parte, se reconoce que la defoliación (plagas o enfermedades foliares) que impliquen disminución del área foliar en estados previos afecta negativamente sobre la FBN.

•• Mejoras en los rendimientos En Argentina, la producción de soja muestra un crecimiento tanto en el área de cultivo como en los rendimientos medios individuales en relación con la incorporación de tecnologías tales como genotipos modernos mejorados y recomendaciones para su manejo entre las que se encuentra el uso de inoculantes con rizobios (Piccinetti y col. 2013). A partir de la compilación de 1143 ensayos de inoculación realizados entre las campañas 2001/2 y 2018/19 con diferentes formulaciones comerciales conteniendo B. japonicum aplicados en tratamientos de semillas considerando las recomendaciones específicas de uso de cada uno de los productos. Todos los ensayos se instalaron en lotes con suelos aptos para prácticas agrícolas en las diferentes regiones argentinas de producción de soja, en rotación agrícola con antecedentes del cultivo y se condujeron bajo prácticas de producción representativas de cada región (i.e. sistema de labranza, fecha y densidad de siembra, control de plagas, de enfermedades y de malezas, etc.). Los rendimientos de soja variaron entre 150 y 7067 kg ha-1 (promedio 3531 kg ha-1) con coeficientes de variación similares entre regiones (29,6%) y entre campañas (27,7%) mostrando diferencias entre tratamientos de inoculación. En promedio, para los 1143 casos estudiados la inoculación mostró incrementos de 228 kg ha-1, equivalentes a 8,1% de aumento sobre el control sin inocular que al considerar el 80.7 % de los casos correspondientes a los sitios con respuestas positivas, Tabla 1

Contribución de la inoculación de soja sobre aporte de N en sitios con nodulación naturalizada. Promedio de 9 ensayos en Alberdi (Buenos Aires), Runciman, Cañada de Gómez, Casilda y Oliveros (Santa Fe), Huinca Renancó y Jesús María (Córdoba). Tratamiento

Materia seca aérea

N total

NdFBN

N suelo

FBN %

kg ha-1

Control

6950 b

175 b

111 b

63 a

58 a

Inoculado

7830 a

197 a

132 a

66 a

62 a

CV%

17,8

18,0

24,5

40,0

22,0

p

0.008

0,009

0,006

0,850

0,203

NdFBN; nitrógeno derivado de la fijación de N2, Nsuelo: nitrógeno aportado desde el suelo, CV%: coeficiente de variación en porcentaje,

p: nivel de significancia de la diferencia entre tratamientos. Letras diferentes en sentido vertical indican diferencias entre tratamientos. Adaptado de Piccinetti y col. 2011.


Los rendimientos medios entre regiones variaron entre 2654 y 3924 kg ha-1 mostrando en todos casos, contribuciones de la inoculación entre 168 y 268 kg ha-1 equivalentes a entre 6,0 y 11,8 % de los rendimientos alcanzables. La proporción de casos con respuestas positivas varió entre 73 y 87 %, siendo creciente en la medida que las respuestas a la inoculación, tanto en términos absolutos como relativos, se incrementaron. Las diferencias en producción media entre las regiones consideradas no mostraron efectos significativos sobre la contribución a

Al aumentar la disponibilidad de nutrientes tales como fósforo, azufre y otros elementos sin incluir nitrógeno mejora el crecimiento de las leguminosas y la consecuente formación de nódulos, permitiendo así una mayor eficiencia en el aporte directo de nitrógeno a las plantas. Algunos estudios muestran que bajo limitaciones en la disponibilidad de fósforo, tanto la nodulación como la contribución a la producción de cultivos inoculados con rizobios se reducen (Díaz-Zorita y col. 2010). Resultados similares sobre la nodulación en interacción con la fertilización fosfatada descriptos en la región sojera argentina han sido reportados en condiciones de producción de soja de secano en ambientes subhúmedos (Abbasi y col. 2008) validando la importancia del sostenimiento en la oferta inicial de este nutriente para el adecuado establecimiento del sistema nodular y posterior proceso de nutrición nitrogenada del cultivo. Figura 2

Evolución de la producción media anual de soja según tratamientos de inoculación con Bradyrhizobium japonicum evaluada en 1143 sitios de cultivos en Argentina (Adaptado de Perticaro y col. 2019).

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En todas las campañas estudiadas (2001/02 a 2018/19) los cultivos inoculados con B. japonicum mostraron en promedio mayores rendimientos que los controles con respuestas medias anuales de entre 115 y 332 kg ha-1 equivalentes a entre 4,1 y 15,1 % de los rendimientos alcanzados. Durante el período estudiado los rendimientos se incrementaron aproximadamente a razón de 53 kg ha1 año1, sin diferencias entre tratamientos de inoculación (p<0,93) sugiriendo una contribución independiente de esta práctica ante mejoras en la producción de soja (Figura 2).

los rendimientos según los tratamientos de inoculación estudiados (p<0,98). Este comportamiento sugiere que las diferencias en magnitud y frecuencia de las respuestas se asociaría mayormente a diferencias entre condiciones de manejo de la práctica en interacción con el ambiente productivo sin estrecha vinculación con la productividad del cultivo.

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la contribución de la práctica de inoculación fue de 322 kg ha-1 equivalentes al 11,2 % de mejora sobre el control.


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Recientes evaluaciones del estado de fertilidad de suelos en la región pampeana muestran crecientes áreas con potenciales niveles limitantes en la oferta de nutrientes,

entre los que se encuentra el fósforo, que podrían afectar la normal producción de soja (Sainz Rozas y col. 2019). De la revisión de 78 estudios de manejo integrado de la nutrición de soja en Argentina se describen diferencias entre tratamientos de inoculación con rizobios, tanto como de fertilización con fósforo, con azufre o su combinación (Figura 3). También se observó que la contribución relativa de la inoculación sobre los rendimientos no mostró diferencias significativas entre cultivos sin fertilizar (9,4 %) y fertilizados con fósforo, azufre o su combinación (8,2 %). Sin embargo, la respuesta media a la fertilización fue menor (370 kg ha-1) en cultivos sin inocular que en los inoculados (740 kg ha-1) sugiriendo la importancia del manejo integrado de la nutrición de soja para acompañar un mayor crecimiento y productividad. Figura 3

Rendimiento de soja según tratamientos de fertilización con fósforo, azufre o su combinación e inoculación en 78 sitios experimentales de Argentina. Las barras en las columnas muestran el error estándar de la medida. Adaptado de Díaz-Zorita y Fernández-Canigia, 2016.

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Según Divito y Sadras (2014), el fósforo regula la fijación biológica de nitrógeno directamente al restringir el desarrollo de los nódulos o indirectamente al limitar el crecimiento de las plantas. El agregado de fósforo mejora tanto la formación de nódulos en biomasa individual como en número. En esta revisión, la contribución de la aplicación de azufre sobre la formación de nódulos mostró resultados de mayor magnitud relativa y consistencia que al fertilizar con fósforo. Sin embargo, su aporte sobre la fijación del nitrógeno, también a partir de limitados estudios, sería menor que al fertilizar con fósforo (Santachiara y col. 2019).

Comentarios finales •

La inoculación de soja es una práctica agronómica de alto valor para el cultivo que muestra una alta adopción y contribuciones en las condiciones frecuentes de producción argentinas. Abundantes estudios validan su contribución tanto en la formación del sistema de nódulos como de los aportes en la nutrición nitrogenada de soja. Los aportes de la inoculación acompañan a las mejoras resultantes de la incorporación de otras prácticas de manejo que explican el crecimiento en la producción del cultivo.

En promedio, de más de mil estudios se observa que al aplicar prácticas recomendadas de inoculación la contribución en producción es consistente (más del 80 % de los casos) con contribuciones a los rendimientos de soja que representan aproximadamente el 11 % de la producción alcanzada por los cultivos. Las diferencias en estos aportes se asocian mayormente a diferencias en productividad entre sitios y resultan independientes de las campañas y regiones de cultivo.


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Algunas recomendaciones para alcanzar una alta nutrición biológica con nitrógeno: 1. Utilizar inoculantes de calidad comprobada y con composición acorde a las condiciones de aplicación, almacenamiento y siembra del cultivo. 2. Aplicar un proceso de inoculación preciso y uniforme tal que permita que todas las semillas tratadas contengan una cantidad suficiente de rizobios para una nodulación adecuada. 3. Al aplicar aditivos de acondicionado (“protectores”) u otros tratamientos en combinación con los inoculantes (ej. fungicidas, insecticidas, etc.) y respetar las recomendaciones de uso (ej. dosis, secuencia de aplicación, etc.) provistas por el proveedor del inoculante.

4. Evitar la incorporación de otros tratamientos en contacto con el inoculante no validados por el proveedor de este. 5. Tratar semillas con alto poder germinativo y vigor. 6. Sembrar en condiciones que permitan una rápida germinación, emergencia e implantación. 7. Seleccionar prácticas de manejo agronómico (genotipos, fecha de siembra, protección, nutrición, etc.) adaptadas para condiciones de alta producción en el ambiente de cultivo seleccionado. 8. Lograr adecuada nutrición del cultivo con fósforo, azufre y otros elementos potencialmente limitantes al normal crecimiento de soja evitando condiciones de altos aportes de nitrógeno. 9. Proveer adecuadas condiciones de protección del área foliar fotosintéticamente activo.

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Bibliografía Abbasi, M. K.; A. Majeed; A. Sadiq y S. R. Khan. 2008. Application of Bradyrhizobium japonicum and Phosphorus fertilization improved growth, yield and nodulation of soybean in the sub-humid hilly region of Azad Jammu and Kashmir, Pakistan. Plant Prod. Sci. 11: 368-376. Collino, D. J.; F. Salvagiotti: A. Perticari; C. Piccinetti; G. Ovando; S. Urquiaga y R. W. Racca. 2015. Biological nitrogen fixation in soybean in Argentina: relationship with crop, soil, and meterorological factors. Plant Soil 392: 239-252. Díaz-Zorita, M. y M.V. Fernández Canigia. 2016. El aporte de la microbiología para mejorar el uso de fertilizantes y reducir sus efectos ambientales. En Lavado, R.S. (ed.), Sustentabilidad de los Agrosistemas y Uso de Fertilizantes. 1ra ed. Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina. 272 pp. Cap. 11., p. 4ta Parte. 223-241. Díaz-Zorita, M., J. M. D. Aranguren, R. Aguilar y E. H. Satorre. 2010. Fertilización fosfatada e inoculación de soja en Vertisoles. Ci. Suelo (Argentina) 28: 215-222. Divito, G. y V. Sadras. 2014. How do phosphorus, potassium and Sulphur affect plant growth and biological nitrogen fixation in crop and pasture legumes?.legumes? Field Crop Res. 156: 161-171. Perticari,M.; L. Ventimiglia, C. Piccinetti, M. Díaz-Zorita. 2019. Variabilidad regional y estacional de la inoculación de soja. Actas del Congreso Mercosoja 2019, Rosario (SF, Argentina). Piccinetti, C F; Enrico, JM; Capurro, JE; Murúa, LA, Martínez, F; Resch, GF y Perticari, A. 2011. La inoculación con la cepa E10 de Bradyrhizobium japonicum mejora la fijación biológica del N2 y la producción del cultivo de soja en la región pampeana argentina. XXV Reunión Latinoamericana de Rizobiología (XXV RELAR) y I Congreso Nacional de Microorganismos Promotores del Crecimiento Vegetal (I MIPCV), Piriápolis, Maldonado, Uruguay, del 4 al 9 de Setiembre de 2011. pp. 39. Piccinetti, Carlos F., Norma Arias, Luis Ventimiglia, Martín Díaz Zorita, León Murua, Héctor Sanchez, Gustavo Ferraris, Fernando Mousegne, Hugo Fontanetto, Eduardo Sá Pereira, Julia Capurro, JM Enrico; Carlos Lopez, Adolfo Sebastian Carrizo, Fernando Salvagiotti, Daniel Collino y Alejandro Perticari. 2013. Efectos positivos de la inoculación de soja sobre la nodulación, la FBN y en los parámetros de producción del cultivo. Libro Microbiología Agrícola. Un aporte de la investigación en Argentina, 2da edición. ISBN: 978-987-1726-17-2. Racca, W.R. 1986. Efectos de diferentes períodos de penuria hídrica sobre crecimiento, desarrollo y producción en soja. Revista de la Asociación Argentina de la Soja VII(I):6-11 Sainz Rozas, H., M. Eyherabide, G. Larrea, N. Martinez Cuesta, H. Angelini, N. Reussi Calvo y N. Wyngaard. 2019. Relevamiento y determinación de propiedades químicas en suelos de aptitud agrícola de la región pampeana. En: Fertilizar AC, Actas del Simposio Fertilidad 2019, 141-157 pp. Santachiara, G.; F. Salvagiotti y J.L. Rotundo. 2019. Nutritional and environmental effects on biological nitrogen fixation in soybean: A meta-analysis. Field Crops Research 240: 106-115.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES


Investigación realizada para cuantificar el impacto que tienen distintos niveles y momentos de defoliación tardíos durante el período reproductivo del cultivo de soja sobre el rendimiento, sus componentes, la calidad química del grano y la intercepción de radiación solar.

Palabras Claves: Glycine max L.; Composición química del grano; Defoliación; Llenado de grano; Relación calidad-radiación fotosintéticamente activa interceptada; Soja; Calidad del grano.

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1 IFRGV-CIAP-INTA, Camino 60 cuadras km 5.5, Córdoba, Argentina 2 UDEA-CONICET, Camino 60 cuadras km 5.5, Córdoba, Argentina 3 EEA Manfredi INTA, Ruta Nacional Nº 9 Km 636, Córdoba, Argentina 4 EMBRAPA Soja, Rodovia Carlos João Strass s/nº Acesso Orlando Amaral, Londrina, Brasil. Contacto: carrera.constanza@inta.gob.ar

Defoliación tardía en soja, ¿afecta siempre el rendimiento y la calidad industrial-nutricional del grano?

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Autores: Carrera, C.S.1,2,*; Rosas, M.B.3; Mandarino, J.M.4; Santos Leite, R.4; Raspa, F.3; Fava, F.3; Dardanelli, J.3


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Introducción La soja (Glycine max (L.) Merr.) es la principal fuente mundial de suplementos alimenticios de aceites vegetales y proteínas para el ganado, y posee numerosos usos en alimentación y aplicaciones industriales (Lee et al., 2007). Argentina ha liderado el mercado mundial de exportación de aceite y harina durante los últimos veinte años, contribuyendo en la actualidad al 49% del mercado global de estas especialidades (USDA, 2018). El aceite de soja contiene compuestos como los ácidos grasos esenciales insaturados (linoleico y linolénico), altamente valorados por sus propiedades específicas y beneficios para la salud, utilizadas por la industria de alimentos funcionales y nutracéuticos. El ambiente tiene una influencia significativa en la expresión de rasgos que contribuyen al rendimiento como así también, al valor industrial y/o nutricional del grano de soja. Entre los factores ambientales, la radiación solar interceptada es uno de los más influyentes (Andrade and Ferreiro, 1996; Proulx and Naeve, 2009). Numerosos estudios han investigado los efectos de un amplio rango de reducción de la radiación solar interceptada durante el llenado de grano en el rendimiento y los componentes numéricos; la mayoría de ellos informaron disminuciones ante reducciones de la intensidad de la luz superiores al 50% (Board et al., 1994; Andrade and Ferreiro, 1996; Egli, 1999; Egli and Bruening, 2001; Proulx and Naeve, 2009). La información acerca de la respuesta de los componentes químicos como la proteína, el aceite y los ácidos grasos oleico, linoleico y linolénico a la disminución de la radiación solar interceptada es escasa y contradictoria (Turnipseed, 1972; Thomas et al., 1976; Proulx and Naeve, 2009; Bianculli et al., 2016) y, en general, ha sido generada por medio de experimentos de sombreado. Aunque numerosos trabajos identificaron relaciones robustas entre radiación solar interceptada y rendimiento, número y peso de grano, dichas relaciones son menos conocidas respecto a los componentes químicos del grano y más aún por medio de experimentos de defoliación. Tampoco se conoce integralmente el efecto del nivel y momento de defoliación durante el

llenado de grano sobre la disminución de radiación solar interceptada y su impacto en la calidad del grano. Su estudio podría proporcionar información útil para implementar prácticas de manejo tendientes, no sólo a mejorar el rendimiento, sino también obtener productos de una calidad específica. El objetivo del presente trabajo de investigación fue cuantificar el impacto que tienen distintos niveles y momentos de defoliación tardíos durante el período reproductivo del cultivo de soja sobre el rendimiento, sus componentes, la calidad química del grano y la intercepción de radiación solar.

Materiales y métodos Los experimentos se realizaron durante las campañas 2016-2017 y 2017-2018 en la estación experimental de Manfredi (31º49´S, 63º46W) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Se utilizó el cultivar Nidera A5009 aplicando un diseño de bloques completos al azar con tres repeticiones. Los tratamientos consistieron en cuatro niveles de intensidad de defoliación: i) control (D0%), ii) leve (D33%), iii) severa (D66%) y muy severa (D100%). La defoliación se aplicó en un único estadío fenológico del cultivo: R5 (inicio del llenado de grano) o R6 (máximo tamaño de grano) según la escala de Fehr y Caviness (1977). Todos los tratamientos fueron periódicamente fumigados con productos fitosanitarios aplicados a insectos y fungicidas foliares para evitar pérdidas de área foliar no deseadas. La radiación solar total se registró con un piranómetro ubicado a 500 m del experimento y la radiación fotosintéticamente activa (RFA) se obtuvo multiplicando la radiación total por 0,48 (Uhart and Andrade, 1995). La fracción de RFA interceptada (RFAI) por el cultivo fue calculada como: RFAI = 1-(Is/Io), donde Is es la RFA a nivel del suelo o de las últimas hojas verdes e Io es la RFA incidente sobre el cultivo. Los valores de Is e Io se obtuvieron con un ceptómetro (Cava-Devices, Buenos Aires, Argentina), siguiendo la técnica descripta por Gallo and Daughtry (1986). Semanalmente, se realizaron cuatro mediciones por parcela, una sobre el canopeo del cultivo y tres a nivel del suelo o últimas hojas verdes. Las mediciones se tomaron entre las 11:00 y las 14:00 h en días sin nubosidad. La RFAI se obtuvo sumando


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el producto diario de la RFA incidente y la fracción interceptada obtenida por interpolación lineal entre mediciones. Se calculó la RFAI acumulada durante el llenado de grano (RFAIR5R7) como la suma de la RFAI diaria para dicho periodo.

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Al estado de madurez comercial (R8) se cosechó un área que varió entre 1.37 y 3.14 m2. Se determinó el rendimiento (g/m2), número de granos (granos/m2) y peso de grano (mg/grano) ajustados a la humedad base del cultivo (13,5%). Los componentes de rendimiento fueron determinados de la siguiente manera: en cada tratamiento y repetición se contaron 400 granos seleccionados al azar y se pesaron para determinar el peso individual de granos (mg/grano). El número de granos por unidad de superficie (granos/m2) se calculó como el cociente entre el peso de grano por unidad de superficie (g/m2) y el peso de grano individual (mg/grano), ambos expresados en base seca. La concentración de proteína y aceite fue determinada por espectroscopía de infrarrojo cercano (FT-NIR, modelo Antaris II, ThermoFisher Scientific, Waltham, MA, USA) utilizando una esfera integradora con lecturas que oscilan entre 1100 y 2500 nm, y siguiendo el método recomendado por Heil (2010). La concentración de los ácidos grasos oleico, linoleico y linolénico fue determinada con un cromatógrafo gaseoso (Hewlett Packard modelo 6890, Wilmington, DE, USA) de acuerdo a las Normas AOCS (1998). Los datos obtenidos de los ensayos de campo se modelaron de acuerdo con un experimento trifactorial siguiendo un diseño de bloques completos al azar con tres repeticiones. El nivel de significancia fue del 5%. La comparación de medias se realizó mediante la prueba DGC (Di Rienzo et al., 2002). Los análisis se realizaron con el programa estadístico InfoStat (InfoStat, http://www.infostat.com.ar).

Resultados y conclusiones Si bien el efecto de las interacciones año por intensidad de defoliación y estadío de defoliación por intensidad de defoliación fueron significativas (p<0,05) para algunas de las variables analizadas en este trabajo y RFAIR5R7, en todos los casos estas interacciones explicaron ≤ 12% de la variabilidad de dichos atributos. En el caso de la concentración de proteína y aceite la

intensidad de defoliación fue el único factor significativo (p<0,05). El mencionado factor explicó más del 50% de la variabilidad total de todos los atributos analizados en este trabajo (datos no mostrados). En general, una intensidad de defoliación del 33%, indistintamente del momento de ocurrencia dentro del llenado de grano (R5 o R6), no afectó el rendimiento y tampoco sus componentes numéricos. Si bien ambos en años las defoliaciones del 66% en R5 o en R6 redujeron el rendimiento en similar proporción, en R5 éstas caídas se debieron principalmente a reducciones del número de granos sin cambios significativos del peso de grano (Tabla 1). A pesar de la reducción de fuente ocasionada por dicho tratamiento, la reducción del número de destinos fijados impidió efectos significativos en el peso de grano. En R6 esta misma intensidad de defoliación redujo significativamente ambos componentes del rendimiento (Tabla 1). Si bien en R6 se evidenciaron caídas del número de granos, éstas fueron de menor magnitud respecto a R5 (en R6 finaliza el periodo crítico para la determinación de dicho componente del rendimiento), con lo cual el número de destinos fijados fue mayor, y por lo tanto, a igualdad de fuente con respecto al mismo tratamiento aplicado en R5, el peso final de esos granos indefectiblemente cayó. A través de ambos años, el tratamiento del 100% de defoliación redujo significativamente el rendimiento y sus componentes numéricos tanto en R5 como en R6, pero el impacto fue mayor en R5 (cayendo aproximadamente un 70%) respecto a R6 (cayendo ~50%), principalmente porque una defoliación total en R5 involucra un lapso de tiempo mayor dentro del ciclo del cultivo sin hojas, en una ventana de tiempo en la cual todavía se están definiendo el número de granos y comienza a definirse el peso de los mismos. En el caso del contenido de aceite y proteína, al expresarse como mg por grano, como era de esperarse copiaron la misma tendencia en las respuestas respecto de las observadas para peso de grano. Es decir, una intensidad de defoliación del 33%, indistintamente del momento de ocurrencia dentro del llenado (R5 o R6), no afectó ni el contenido de aceite ni el de proteína.


Interesantemente, el impacto de este tratamiento en todos los casos fue mayor en el aceite respecto a la proteína (Tabla 1). Esto resulta lógico dada la dependencia de la síntesis del aceite de la fotosíntesis actual, a diferencia de la proteína, la cual depende al menos en parte, de la removilización desde los órganos vegetativos hacia el grano. La menor disminución del contenido de proteína respecto a la del aceite, resultó en un incremento significativo de la concentración de proteína en los tratamientos de defoliación del 33% en R5 y del 100% R6 en el año 1 y en tratamiento del 100% en R5 o R6 en el año 2. Los incrementos variaron entre el 3 y el 6% respecto al control; los restantes tratamientos no mostraron diferencias significativas respecto al control. En el caso de la concentración de aceite, sólo fue afectada negativa y significativamente por el tratamiento del 100% aplicado en R6 en ambos años, cayendo ~14% respecto al control (Tabla 1). No obstante, su composición en términos de los ácidos oleico, linoleico y linolénico fue afectada significativamente por todos los tratamientos, excepto en el caso del ácido linolénico para el cual los tratamientos del 33% de defoliación tanto en R5 como en R6 (ambos años) y del 66% de defoliación en R5 (año 2) no fueron significativamente diferentes al control (Tabla 1). A través de los años, y en orden decreciente, las reducciones más drásticas del ácido oleico se corresponden con los tratamientos de defoliación del 100%, independientemente del momento de defoliación (R5 o R6), y del 66% de defoliación aplicado en R6, causando reducciones del orden de ~23%, ~19% y ~12%,

La radiación solar interceptada a través de ambos años e independientemente del estadío fenológico de ocurrencia del tratamiento, una intensidad del 33% y del 66% de defoliación disminuyeron significativamente en apenas un 4% y un 14% la RFAIR5R7, respectivamente. Dichas caídas se acentuaron ante el tratamiento de defoliación del 100%, siendo más severas cuando los tratamientos se aplicaron en R5 respecto a R6 (55% vs 30%, respectivamente) (Tabla 1), debido al mayor lapso de tiempo sin hojas dentro del ciclo del cultivo que representa una defoliación total aplicada en R5. La ausencia de respuesta de la mayor parte de las variables analizadas en este trabajo (rendimiento, número y peso de grano, contenido y concentración de aceite y proteína) al tratamiento del 33% de defoliación, podría estar asociada a la ligera disminución de dicho tratamiento sobre la radiación interceptada. En soja se conoce que la producción de área foliar es ampliamente superior al índice de área foliar (IAF, superficie foliar fotosintéticamente activa por unidad de superficie del suelo) crítico (Dermody et al., 2006), es decir el mínimo valor de IAF a partir del cual el cultivo intercepta el 95% de la radiación incidente. Más aún, el valor de IAF para dicho tratamiento de 33% de defoliación fue de 4,01 para R5 y 2,14 para R6. Claramente, en R5 el valor alcanzado de IAF estuvo dentro del rango de los valores de IAF crítico para soja (3,1 - 4,5). En R6, la disminución del IAF respecto a R5 estaría relacionada con la abscisión de hojas (inherente a este cultivo), no obstante seguramente por un arreglo de la estructura y posición de las mismas dentro del canopeo, esto posee ligero impacto en la intercepción. Por otro lado, la pérdida de tejido vegetativo durante el llenado de grano afecta procesos como la intercepción de radiación y traslocación de fotoasimilados, disminuyendo la biomasa y por lo tanto, el rendimiento (Gil et al., 2003).

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Defoliaciones totales (i.e. del 100%), tanto en R5 como en R6, redujeron significativamente el contenido de aceite y proteína en similar proporción, siendo la reducción del orden de un 41-55% para aceite y 31-48% para contenido de proteína respecto al control (Tabla 1).

respectivamente comparado con el control (Tabla 1). Estas disminuciones se vieron reflejadas en incrementos significativos de los ácidos linoleico y linolénico siguiendo el orden mencionado de los tratamientos, aunque las respuestas del ácido linolénico (similares en proporción al Ol) fueron de mayor magnitud comparadas con las del ácido linoleico.

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Una defoliación del 66% en R5 tampoco produjo cambios significativos en ambos atributos químicos (Tabla 1). No obstante, en R6 ésta misma intensidad de defoliación redujo significativamente ambos componentes químicos (alrededor de un 17-20%).


Tabla 1

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Rendimiento (Rto), número de grano (NG), peso de grano (PG), concentración y contenido de aceite (Ac) y proteína (Pr), ácidos oleico (Ol), linoleico (Li), linolénico (Ln), del grano de soja del grano de soja y radiación fotosintéticamente activa interceptada acumulada durante el llenado de grano (RFAIR5R7, MJ/m2) a través de la combinación de estadío e intensidad de defoliación (ED e ID) de las campañas 2016/2017 y 2017/2018. Cada valor es la media de 3 repeticiones. Los valores resaltados difieren significativamente (DGC, α=0,05). Dentro de cada columna se provee el LSD0,05 para las interacciones dobles y triple.

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Ante un estrés que afecte el peso de grano, como la disminución de la RFAIR5R7 causada por una defoliación, la respuesta del contenido de proteína y aceite es la misma (disminución), pero la magnitud de la respuesta es más pronunciada en el aceite, posiblemente y como se mencionó anteriormente, debido a la dependencia de la síntesis de aceite de la fotosíntesis actual.

Finalmente, el mayor impacto de los tratamientos correspondientes a R5 respecto a R6, señalarían la importancia de la captura de la radiación (i.e. RFAIR5R7) durante el llenado de grano temprano (R5-R6), coincidentemente con la máxima tasa de acumulación de materia seca y los principales componentes químicos del grano de soja (Wilson, 2004).

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Durante el llenado de grano en soja la principal fuente de N es la removilización desde órganos vegetativos y la de C es la fotosíntesis actual dependiente de la RSI (Yamagata et al., 1987). Una disminución de la RFAIR5R7 resultaría en disminuciones del peso de grano y del contenido de aceite, y por ende, de su concentración debido a la dependencia de la síntesis de aceite de la producción actual de fotoasimilados (Rotundo et al., 2009).

Un aumento creciente en la intensidad de defoliación durante el llenado, que cause disminuciones significativas de la RFAIR5R7 podría modular la composición de ácidos grasos del aceite a través de cambios en el suministro de C hacia el grano, afectando la síntesis de Ol (Izquierdo et al., 2009). La respuesta inversa observada entre el ácido oleico y los ácidos grasos poliinsaturados (linoleico y linolénico) ante los tratamientos de defoliación es de esperar, considerando que las condiciones que promueven un aceite con baja capacidad de oxidación (mayor oleico) difieren de aquellas adecuadas para la producción de ácidos grasos esenciales (mayor linoleico y linolénico) (Carrera et al., 2011a).

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La determinación del peso de granos involucra la síntesis de aceite, proteína y carbohidratos, la cual se produce a partir del suministro de asimilados de C y N provistos por la planta madre (Proulx and Naeve, 2009).

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En conclusión, para las condiciones de este ensayo, una intensidad de defoliación del 33% (lo cual representa sólo una reducción del 4% de la RFAIR5R7), indistintamente del momento de ocurrencia dentro del llenado de grano (R5 o R6), no afectó el rendimiento, el número de grano, el peso de grano, el contenido y la concentración de proteína y aceite.

No obstante, la calidad del aceite se afectó disminuyendo el oleico y aumentando el linoleico, sin cambios significativos del linolénico. Estos resultados podrían integrarse para optimizar el manejo del cultivo en ambientes donde la capacidad de la fuente fotosintética pueda verse comprometida y con ésta la productividad y la calidad final de granos.

Agradecimientos Pasantes de Ingeniería Agronómica Universidad Nacional de Córdoba y Universidad Nacional de Villa María junto con G. Aguilera y G. Rojo brindaron apoyo de campo durante la realización de los experimentos. Este trabajo se realizó con fondos provistos por INTA, Fundación ArgenINTA delegación CIAP, CONICET y EMBRAPA.

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Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES


Grupo de Manejo de cultivos, suelo y agua - EEA INTA Oliveros - Santa Fe Contacto: salvagiotti.fernando@inta.gob.ar

Soja de alto rendimiento: ¿Cómo la nutrimos?

Red de INNOVADORES

Autor: Salvagiotti, F.

Para un manejo eficiente de la fertilización en soja, se debe conocer la importancia relativa de cada nutriente en la generación del rendimiento y las proporciones relativas de cada uno de ellos para maximizar el rendimiento en el cultivo.

Palabras Claves: Soja; Rendimiento; Nutrición; Nitrógeno; Carbono; Alto Rendimiento; FBN.

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La captura de recursos en cultivos de alto rendimiento. La acumulación de hidratos de carbono, aceite y proteínas definen el rendimiento en soja, por lo que la limitación a la expresión del máximo rendimiento estará definida principalmente por la acumulación de carbono (C) y nitrógeno (N). Altas tasas fotosintéticas requieren una alta acumulación de N en las hojas en donde se encuentra el aparato fotosintético de los cultivos (Sinclair, 2004). La eficiencia en el uso de la radiación (EUR) es una medida indirecta de la actividad fotosintética de un cultivo, que indica la cantidad de biomasa producida por unidad de radiación interceptada en un tiempo determinado (Sinclair and Muchow, 1999). Algunos autores han mostrado en soja que la máxima EUR es alrededor de 1.2 g MJ-1 y la máxima tasa de acumulación de N es de alrededor de 0.6 g N m-2 d-1 (Sinclair, 1986; Sinclair et al., 2003). En soja de alto rendimiento, el déficit hídrico generalmente es reducido. Evidencias en soja de alta producción han mostrado que consumos de agua por encima de 600 mm no necesariamente aumentan la producción de soja. En consecuencia en ambientes de alto rendimiento otros factores además del agua pueden afectar el logro de altos rendimientos en soja. La eficiencia en el uso del agua máxima en soja estaría entre 9 y 10 kg de grano por mm de agua evapotranspirada (Grassini et al., 2015). Es así que la captura de radiación y CO2 definirá el logro de altos rendimientos, y en consecuencia, para alcanzar mayor rendimiento por unidad de superficie también es necesario que aumente la EUR. Mediciones realizadas en soja que rindieron entre 6245 y 7112 kg ha-1 mostraron mayores eficiencias en el uso de la radiación, entre 0.96 y 1.77 g MJ-1 (Van Roekel and Purcell, 2014). Para que estos niveles de captura y eficiencia ocurran, el manejo de los nutrientes será la clave para que la captura de los recursos se mantenga a estas tasas. En consecuencia en escenarios de alta producción, para mantener las altas tasas de captura de recursos, la disponibilidad de nutrientes no puede ser limitante. Estudios en soja de alta producción en el sur de Santa Fe muestran que grupos de alto rendimiento (entre 5232 y 5898 kg ha-1) tienen un consumo 356, 40, 185, 21, 75, 33, 0.78, 0.24 y 0.53 kg de N, P, K, S, Ca, Mg, B, Zn y Mn, respectivamente.

En la región de producción sojera en Argentina se ha identificado que las deficiencias de nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S) son la que pueden limitar en mayor medida los rendimientos de los cultivos (Salvagiotti et al., 2012). En cultivos de alta producción también se ha informado de aumentos en el rendimiento por la adición de micronutrientes. La respuesta a la fertilización con cationes (K, Ca o Mg) se ha observado en situaciones muy particulares. En un planteo de alta producción es necesario identificar los nutrientes deficientes en los suelos y/o con aquellos que son necesarios para sostener la demanda de nutrientes de un cultivo de alta producción. La fertilización química, el uso de cultivos de cobertura, la adición de abonos orgánicos o el uso de microorganismos asociados o simbióticos, son herramientas que contribuirán a sostener dicha demanda. Por otra parte, la excesiva adición de fertilizantes químicos puede tener efectos negativos sobre el ambiente (Carpenter et al., 1998; Robertson and Vitousek, 2009). En consecuencia, para un manejo eficiente de la fertilización en soja, se debe conocer no solo la eficiencia de uso de los fertilizantes, sino también la importancia relativa de cada nutriente en la generación del rendimiento y además las proporciones relativas de cada uno de ellos para maximizar el rendimiento en el cultivo. Esto implica un conocimiento profundo de las relaciones suelo-planta, involucrando la ecofisiología y nutrición del cultivo, la fertilidad química del suelo y la microbiología del suelo. La demanda de nutrientes en soja de alto rendimiento. ¿Cuál es el requerimiento de N en soja? En promedio, se requieren aproximadamente 80 kg de N para producir 1 tonelada de grano de soja, dentro de un rango entre 53 y 156 kg de N por tonelada (inversa de las pendientes en la Figura 1A). En el primer caso (máxima dilución del N) la eficiencia en el uso de este nutriente es máxima y la disponibilidad de N podría estar limitando el rendimiento (límite superior en Figura 1A). En el segundo caso, por el contrario, existe la máxima acumulación de N (límite inferior en Figura 1) y el rendimiento está limitado por otros factores que no son la disponibilidad de N (Salvagiotti et al, 2008; Ciampitti y Salvagiotti, 2018). Entonces, por ejemplo, si el cultivo acumula en biomasa aérea 300 kg N ha-1, se esperaría que el rendimiento


El nitrógeno cumple con dos funciones esenciales en los cultivos: i) formar parte del sistema enzimático de las células, esencial para el funcionamiento del cultivo a lo largo del ciclo, y ii) formar parte de las proteínas de reserva de la semilla. En el primer caso, cobra un rol central la presencia del nitrógeno como parte de la enzima Rubisco y otras involucradas en el proceso de asimilación de CO2, ocupando más del 60% del N en las hojas (Kumar et al., 2004). La relación positiva entre la cantidad de N absorbido por un cultivo de soja el rendimiento (Salvagiotti et al., 2008) estaría explicada por el hecho de que la mayor parte del N en las hojas forma parte del aparato fotosintético.

¿Cuál es el rol de la FBN para sostener la demanda de N? La cantidad de N que fije el cultivo de soja está relacionada directamente con la producción de cultivos. En general, se observa una fuerte asociación entre crecimiento, rendimiento, asimilación de N, y fijación de N. En la Figura 1B se observa la relación entre el rendimiento en soja y el aporte de N de la FBN.

Durante la etapa de llenado de grano, existe una gran demanda de N por el alto requerimiento de N de las semillas, sin embargo, las tasas de absorción de N a través de la FBN o del suelo disminuyen relativamente durante este periodo (Salvagiotti et al., 2009). En este contexto, la movilización de N desde las hojas cobra una importancia relativa mayor. La removilización de N será una limitante para el rendimiento, ya que se reducirá el pool de N en las hojas acumulado como Rubisco.

En cultivos donde el aporte de la FBN es menor al 44% esta relación no es consistente y la absorción de N del cultivo dependerá más fuertemente del aporte del N del suelo (especialmente para los casos de alto rendimiento). Para los grupos de contribución intermedia (44-72 %) o grande de la FBN (>72%), como está definida en la Figura 1B, la relación rendimiento–N derivado de la FBN es más fuerte, aportando respectivamente 50 y 59 kg de N fijado por tonelada de soja producida. Esto demuestra la importancia de la FBN en soja de alto rendimiento para satisfacer la demanda de N en soja. En Argentina se ha estimado a nivel nacional un aporte promedio del 60% (con un rango intercuartil entre 46 a 71%), observándose los mayores aportes de la FBN Figura 1

Relación entre el contenido de N en biomasa aérea y el rendimiento (Panel izquierdo - A) y entre el N derivado de FBN y el rendimiento (Panel derecho - B) en soja (Ciampitti and Salvagiotti, 2018).

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Estudios recientes han mostrado que la removilización puede representar en promedio el 60% del contenido de N de las semillas. En soja de mayor rendimiento la participación proporcional de esta fuente es menor, y cobra importancia adicional la captura de N durante el llenado de las semillas (vía suelo o a través de la FBN) (Ortez et al., 2019).

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fuese 1500, 3600 o 5600 kg ha-1 para las líneas de máxima acumulación, mediana y de máxima dilución, respectivamente (Figura 1A). Esto pone de manifiesto que la interacción entre manejo, genotipo y ambiente son factores que afectan la eficiencia interna en el uso del N en soja. Estos números no tienen en cuenta el aporte de N de raíces, nódulos y deposiciones.


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en los ambientes de mayor rendimiento (Collino et al., 2015). Es importante destacar que además del potencial de rendimiento, la disponibilidad de P, el pH del suelo, la disponibilidad de agua y las temperaturas en el llenado de las semillas van a afectar la magnitud del aporte de la FBN. En la Tabla 1 se resumen los resultados de un estudio (Santachiara et al., 2017) en donde claramente se observa que el grupo de cultivares de mayor absorción de N son aquellos que tienen un mayor aporte de la FBN.

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¿Un cultivo de soja de alto rendimiento está limitado por la disponibilidad de N? ¿Existe una brecha de N no cubierta por la FBN? Teniendo en cuenta la competencia por N durante el llenado de granos entre el aparato fotosintético y las semillas, existen evidencias que sugieren limitaciones por N a altos niveles de rendimiento, por encima de los 6000 kg ha-1 (Cafaro La Menza et al., 2017). Analizando la relación entre el contenido de N en el cultivo y el N derivado de la FBN, se puede visualizar la existencia de una brecha de aporte de N (brecha de N = N absorbido – N fijado) (Figura 2A). Se puede observar que cultivos de soja que tienen un gran aporte de FBN (mayor de 72%) son los que se acercan más a la línea 1:1 (aquella que indica que el 100% del N absorbido proviene de la FBN). Una relación cuadrática explica mejor la relación entre estas variables para este grupo, es decir que en la medida que aumenta la absorción de N, la contribución de la FBN es relativamente menor. La Figura 2B muestra esta brecha en función de la demanda de N. Para %FBN superiores al 72% esta brecha es mínima a bajos niveles de demanda de N y

se incrementa a ca. 115 g N ha-1 para absorciones de N superiores a los 400 kg N ha-1 (que sería equivalente a una soja de 5000 kg ha-1 de rendimiento). ¿Hay que fertilizar con N cultivos de soja de alto rendimiento? La presencia de nitratos en el suelo ejerce un efecto represor sobre la fijación biológica de nitrógeno. En consecuencia, la magnitud del aporte de N a través de la FBN se verá seriamente afectada por la aplicación de fertilizantes nitrogenados, por el aporte de N a través de la mineralización de la materia orgánica, o en lotes que presentan fuerte intensidad de fertilización nitrogenada en cultivos antecesores que dejan altos contenidos residuales de nitratos. Como se observa en la Figura 3, la FBN disminuye exponencialmente cuando se incrementa la dosis de fertilizante nitrogenado en el área de mayor desarrollo de los nódulos. Santachiara et al. (2017) mostraron que la FBN disminuye a razón de 1.4 kg de N por kg de N que el cultivo absorbe del suelo. Los resultados de ensayos con fertilización nitrogenada en la literatura muestran resultados erráticos, con un fuerte predominio de estudios en donde no hay respuesta a la fertilización nitrogenada. En general, los cultivos de soja que han respondido positivamente a la fertilización nitrogenada se observaron cuando las condiciones fueron desfavorables para el normal funcionamiento de los nódulos (Salvagiotti et al., 2008). En ensayos realizados en la región pampeana sólo se encontraron aumentos en el rendimiento por el agregado de N en lotes con ningún o un sólo cultivo previo de soja, Tabla 1

Rendimiento, N absorbido total, N derivado de la fijación biológica y del suelo en dos grupos de cultivares con alta y baja absorción de N (Adaptado de Santachiara et al., 2017). Cada grupo representa promedio de distintos cultivares. Rendimiento

Grupo de cultivares

N absorbido total

N derivado de la FBN

N derivado del suelo

kg N ha-1

kg ha-1

FBN %

Alta absorción de N

x

5834

407

290

116

71

Baja absorción de N

xx

4674

332

224

109

67

*

*

*

NS

*

* Diferencias significativas al 5%; NS: sin diferencias significativas x promedio de 9 cultivares; xx promedio de 5 cultivares


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donde se presume que no había una gran población de rizobios naturalizados en el suelo. En sitios con dos o más cultivos previos de soja la fertilización nitrogenada no tuvo ningún efecto (Bodrero et al., 1985). Teniendo en cuenta que sojas de alto rendimiento pueden estar limitadas por la disponibilidad de N, un estudio reciente evaluando genotipos de distinta época de liberación y potencial de producción, mostró que la aplicación de dosis comerciales de N (ca. 50 kg N ha-1) en superficie no son capaces de poder satisfacer el N adicional necesario para superar las limitantes de

N (Figura 4) (Ortez et al., 2018). Estudios realizados en soja con rendimientos superiores a los 5000 kg ha-1, mostraron incrementos del 5% cuando el cultivo fue fertilizado con 180 kg N ha-1, y sin afectar la FBN colocando un fertilizante de liberación lenta por debajo del área de mayor proliferación de nódulos (Salvagiotti et al., 2009). ¿Cómo manejamos la fertilización con P y S en soja de alto rendimiento? Al planificar el manejo de nutrientes como el fósforo y el azufre, que tienen mediana a baja movilidad en el Figura 2

Relación entre el contenido de N en biomasa aérea y el N derivado de la FBN (Panel izquierdo - A) y la brecha de N (Panel derecho - B) en soja (Ciampitti and Salvagiotti, 2018).

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Figura 3

Relación entre el N derivado de la fijación biológica (FBN) y el N aplicado como fertilizante (Adaptado de Salvagiotti et al, 2008).


Figura 4

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Rendimiento de cultivares de soja liberados en distintas épocas en función de tres tratamientos de nutrición nitrogenada: (i) Sin limitantes de N (aplicación de 500 kg N ha-1 repartidos en tres momentos del ciclo; (ii) 50 kg N ha-1 aplicado en R3-R4 y (iii) Testigo sin fertilización (Ortez et al., 2018).

Figura 5

Panel izquierdo: Respuesta a la fertilización con fósforo en función del rendimiento de cultivos fertilizados. Las líneas representan la respuesta promedio para cada clase de disponibilidad (Gutierrez Boem and Salvagiotti, 2013). Panel derecho: Comparación de niveles críticos de P-Bray-1 (0-20 cm) para el logro del 90% del rendimiento relativo en el cultivo de soja, utilizando el set de datos completo (todos) o segregado según potencial de rendimiento, clase textural del suelo, y la interacción potencial de rendimiento x clase textural. Las barras horizontales indican el intervalo de confianza de los niveles críticos (95%). Superposición significa ausencia de diferencias significativas (Correndo et al., 2018).

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suelo, se deben tener en cuenta los efectos directos en el cultivo, como así también los efectos residuales que puedan dejar en los cultivos que continúan en la secuencia (Ferraris et al., 2010; Salvagiotti et al., 2004). La disponibilidad de P en las etapas más tempranas del desarrollo del cultivo es clave ya que las plantas tienen una gran necesidad de P para producir las proteínas necesarias que mantengan este activo crecimiento (Agren, 2004). El mayor potencial de rendimientos del cultivo de soja implica una mayor absorción de P. Sin embargo, la mayor producción no implica un aumento en los umbrales de respuesta determinados por el nivel de P Bray en el suelo. En la Figura 5 se puede observar que aún cuando la respuesta a la fertilización es mayor en los sitios con menores contenidos de P en el suelo, ésta no guarda relación con el máximo rendimiento por sitio (Gutierrez Boem and Salvagiotti, 2013). Un meta-análisis realizado recientemente en región pampeana muestra claramente que el factor que define fuertemente el umbral de respuesta a la fertilización con P fue la clase textural del suelo. En este análisis sólo se observó una tendencia a aumentar el umbral de respuesta a P con el aumento en el potencial de rendimiento de soja en los suelos de clase fina, no así en las clases media y gruesa (Figura 5), aunque esto necesitaría estudios más profundos para corroborar esta tendencia (Correndo et al., 2018). En consecuencia la clave para la fertilización con P es identificar el nivel de P que existe en el suelo a través del análisis de P Bray en los 20 cm superficiales y cuantificar el poder buffer del mismo (Boschetti et al., 1998). En el caso del azufre, desde el punto de vista fisiológico, como en otros cultivos está ligado a la nutrición nitrogenada. El azufre es componente de las principales enzimas involucradas en la absorción, fijación y asimilación de N en la planta (Takahashi et al., 2011). Por otra parte las proteínas de reserva del grano, ricas en aminoácidos azufrados (metionina y cistina) tendrán una alta demanda de S (Sexton et al., 1998). Salvagiotti et al. (2012) observaron que para no estar limitado por S, el cultivo de soja necesita acumular 8 kg S ha-1 en semilla o tener una relación N:S en semillas de ca. 22:1. Divito et al. (2015) notaron que esta relación era un poco más baja (13.5:1) por debajo de la cual la probabilidad de respuesta a la fertilización con S era más alta.

Figura 6

Relación entre los rendimientos observados en los tratamientos testigo (Sin aplicación de micronutrientes) y el rendimiento observado en tratamientos que recibieron fertilización con Boro (A), Zinc (B) y Cobalto - Molibdeno (Co-Mo) en soja en la región pampeana (Salvagiotti, 2014)


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sin aplicación de fertilizantes (la pendiente de la relación indica cuánto se desvía de la línea 1:1, que sería la situación sin respuesta a la adición de fertilizantes). Para este conjunto de datos, las respuestas a B, Zn y Co-Mo son de un 4.5, 2.8 y 2.5 %, respectivamente, observándose que levemente la respuesta es mayor cuando el nivel de rendimiento aumenta (Salvagiotti, 2014).

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¿Cómo manejamos la fertilización y la aplicación de micronutrientes en soja de alto rendimiento? En un meta-análisis realizado en región pampeana con datos de experimentos en donde se analizaron los efectos netos de la aplicación de B, Co-Mo y Zn en soja (Figura 6). Comparando el rendimiento de tratamientos fertilizados con estos nutrientes en relación a los testigos

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Conclusiones • Para mantener las altas tasas de asimilación de C que impactara en la producción, la disponibilidad de N no debe ser limitante. • En soja, los altos requerimientos de N deben ser satisfechos, primordialmente, a través del aporte de la fijación biológica de N, y se debe optimizar las prácticas de manejo que maximicen este aporte. Resulta clave la inoculación con cepas de alta efectividad y utilizando productos que tengan calidad en cuanto al número de bacterias y las condiciones de conservación. El éxito de esta acción se verá potenciada si las prácticas de manejo del cultivo y del suelo están dirigidas a optimizar el ambiente para la simbiosis rizobio-soja. • La reducción en la brecha nutricional en soja estará relacionada con la identificación de los nutrientes deficientes en el suelo y la definición del potencial de producción del ambiente. La corrección de estas deficiencias aumentarán la asimilación de N y el logro de altos rendimientos en soja. • El manejo de la nutrición en soja de alto rendimiento surge de la interacción ecofisiológicos del cultivo, de la dinámica de los nutrientes en el suelo y de la microbiología y la interacción rizobio-cultivo. • El éxito de una soja de alta producción es el reflejo del manejo del sistema de producción en el cual el cultivo está incluido. De esta manera decisiones relacionadas con el manejo de las secuencias que afectan la disponibilidad de agua y nutrientes en el largo plazo aportan al logro de altos rendimientos en soja.


Bibliografía Agren, G.I., 2004. The C:N:P stoichiometry of autotrophs: theory and observations. Ecology Letters 7, 185-191. Bodrero, M.L., Martignone, R.A., Nakayama, F., Macor, L., 1985. Outlook on nitrogen fertilization in soybean crops. Revista de la Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires 6, 39-44. Boschetti, N., Quintero, C., Benavidez, R. Caracterização do fator capacidade de fósforo em solos de Entre Ríos, Argentina. Revista Brasileira de Ciência do Solo 22, 95-99. 1998. Cafaro La Menza, N., Monzon, J.P., Specht, J.E., Grassini, P., 2017. Is soybean yield limited by nitrogen supply? Field Crops Research 213, 204-212. Carpenter, S.R., Caraco, N.F., Correll, D.L., Howarth, R.W., Sharpley, A.N., Smith, V.H., 1998. Nonpoint pollution of surface waters with phosphorus and nitrogen. Ecological Applications 8, 559-568. Ciampitti, I.A., Salvagiotti, F. New insights into soybean biological nitrogen fixation. Agronomy Journal 110[4], 1-12. 2018. Collino, D.J., Salvagiotti, F., Perticari, A., Piccinetti, C., Ovando, G., Urquiaga, S., Racca, R.W., 2015. Biological nitrogen fixation in soybean in Argentina: relationships with crop, soil, and meteorological factors. Plant Soil 392, 239-252. Correndo, A., Salvagiotti, F., García, F., and Gutierrez Boem, F..2018. Recalibración de umbrales críticos de P-Bray para maíz y soja en Argentina. Divito, G.A., Echeverria, H., Andrade, F.H., Sadras, V.O., 2015. Diagnosis of S deficiency in soybean crops: Performance of S and N:S determinations in leaf, shoot and seed. Field Crops Research 180, 167-175.

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Sexton, P.J., Paek, N.C., Shibles, R.M., 1998. Effects of nitrogen source and timing of sulfur deficiency on seed yield and expression of 11S and 7S seed storage proteins of soybean. Field Crops Research 59, 1-8.


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Autores: Ferraris, G.N. 1, Traficante, P. 2; Tortoriello, A. 2 INTA EEA Pergamino. Av Frondizi km 4,5 B2700WAA Pergamino 2 Escuela Agrotécnica Salesiana “Concepción Gutiérrez de Unzué”. La Trinidad,General Arenales Contacto: ferraris.gustavo@inta.gob.ar 1

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Fertilización fósforoazufrada en secuencias de soja continua y su residualidad en trigo soja - maíz

Resultados de nueve años de experimentación. Campañas 2010/11 a 2018/19.

Palabras Claves: Nutrición; Cobertura total; Anticipación; Residualidad; Soja; Fertilización; Fósforo; Azufre.


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Introducción Con el propósito de estudiar la evolución en el tiempo de los rendimientos, el balance de nutrientes y las propiedades químicas del suelo, se diseñó un ensayo de estrategias de fertilización en una secuencia continua de soja. Se inició el proyecto en la campaña 2010/11, continuando en monocultivo de soja hasta la campaña 2016/17. Posteriormente, se evaluó la residualidad de los tratamientos en las dosis de campañas subsiguientes, en los cultivos de trigo/soja 2017/18 y maíz 2018/19. La residualidad de los tratamientos anteriores afectó el rendimiento de trigo/soja 2da y maíz en una magnitud aún superior al efecto directo sobre soja de primera. Los experimentos de larga duración son una herramienta invalorable en estudios de fertilidad. Su prolongación en el tiempo permite cuantificar los efectos acumulados en los rendimientos, así como también la modificación estructural en propiedades del suelo y cambios permanentes en los sistemas productivos (Messiga et al., 2010). Asimismo, la rentabilidad de una práctica es evaluada a través de diferentes campañas (Correndo et al., 2015; Ferraris et al., 2018), ponderando diferentes relaciones de precios y ambiente climático. Estos experimentos han sido ampliamente utilizados en el mundo para estudios de respuesta a fósforo (Bauke et al., 2018; Carver et al., 2017) y potasio (Mallarino et al., 2017). En Argentina, no abundan los experimentos de larga duración dirigidos a comparar estrategias de fertilidad. La mayor parte han sido destinados a estudios de siembra o rotación de cultivos. Menos aún aquellos conducidos en campos de producción, que luego de mantener una serie de tratamientos a lo largo del tiempo, retornan a su manejo habitual permitiendo evaluar el impacto de los tratamientos anteriores. Con este fin, en 2010 se inició un experimento de largo plazo en el cultivo dominante en Región Pampeana –soja de primera- manteniendo este esquema durante siete campañas, y evaluado la residualidad en las dos campañas subsiguientes. El objetivo de esta experiencia fue cuantificar la producción de grano de soja según la dosis y el momento de la fertilización fosfatada en suelos francos de la Localidad de La Trinidad, partido de General Arenales, en el medio-oeste de la Provincia de Buenos Aires.

Hipotetizamos que: 1. Los cultivos responden en forma directa pero también residual a la fertilización fósforo-azufrada. 2. La eficiencia de uso de P y S no se modifica cuando se realizan aplicaciones anticipadas y/o combinando aplicaciones anticipadas y a la siembra, con respecto a la forma tradicional de aplicación de los fertilizantes a la siembra. 3. El incremento en la dosis total de fertilizante aplicado se traduce en aumentos en el rendimiento de los cultivos. 4. La inclusión de Zn mejora la perfomance del tratamiento. 5. La dosis de P y S aplicados afectan la disponibilidad final del nutriente en el suelo, otorgando residualidad para los próximos cultivos de la secuencia. Materiales y métodos El ensayo se condujo en la localidad de La Trinidad, en las inmediaciones de Ferré, partido de General Arenales (Bs As), sobre un suelo serie Rojas, Argiudol típico, Clase de uso 1 (IP=100) de muy buena productividad. Se repitió como especie única a soja de primera, sin cultivo de servicio como antecesor durante siete campañas. Luego, en las dos subsiguientes se evaluó el efecto residual de las diferentes estrategias en una secuencia trigo/soja - maíz. Se sembraron parcelas de 6 m de ancho y 9 m de longitud. Anualmente, la semilla fue inoculada para asegurar una adecuada provisión de nitrógeno (N). Se realizaron tres aplicaciones de Glifosato durante cada ciclo de cultivo, así como tratamientos para el control de defoliadoras, chinches y enfermedades en forma manual. En las últimas secuencias se intensificó el uso de residuales por la presencia cada vez mayor de malezas tolerantes a los herbicidas utilizados. Trigo y maíz recibieron un manejo habitual para la región. Se utiliza un diseño en bloques completos al azar con cuatro repeticiones y seis tratamientos, los cuales se presentan en la Tabla 1. Las fuentes de fertilizante utilizadas fueron Superfosfato Triple de calcio (Ca) (SPT, 0-20-0), Sulfato de Ca (SC, 0-0-0-S18) y Óxido de Zn (0-0-0 Zn75). En las dos últimas campañas se fertilizó el experimento de manera uniforme, determinando entonces sólo los efectos residuales de los anteriores tratamientos.


Los rendimientos durante los años que el experimento se mantuvo en soja fueron descriptos y analizados en informes anteriores. En líneas generales, se verificó una amplia respuesta a P y moderada a S (Figura 1). A pesar del buen nivel de P inicial, fue mayor el salto productivo de arrancador (T3) a reposición (T2 T4, T5) que del testigo (T1) al primero (T3), evidenciando

Los cultivos subsiguientes presentaron un efecto residual de similar magnitud o aún mayor a los reportados en forma directa en soja. Especialmente trigo en rendimiento y calidad (Figura 2), y maíz en rendimiento (Figura 3), expresaron efectos sostenidos en su productividad. En particular maíz, aún dos años después, sólo alcanzó el máximo rendimiento cuando anteriormente se habían implementado estrategias de reposición de P (Figura 3). Finalmente, en la Tabla 2 se presenta el nivel final de PS luego de la cosecha de maíz. Los patrones de manejo de P se visualizan claramente, identificando con facilidad aquellas estrategias extractivas (testigo, sólo arrancador), de las de mantenimiento. El deterioro de P se continuó notando en las dos últimas campañas, donde todos los tratamientos resultaron extractivos y la fertilización con MAP se realizó con el único propósito de no limitar los rendimientos.

Tabla 1

Tratamientos evaluados. Fuentes y localización de fertilizantes fosforados en Soja. La Trinidad, General Arenales, Bs As. Campañas 2010/11 a 2016/17. Momento aplicación

localización

Dosis S Siembra kg/ha

Denominación

Criterio para P

T1

Testigo

T2

Reposición

anticipado Junio

voleo

SC 100

T3

Arrancador

siembra Noviembre

localizado

SC 100

T4

Reposición dividida

anticipado Junio siembra Noviembre

voleo localizado

SC 100

T5

Reposición P

siembra Noviembre

localizado

SC 100

T6

Reposición sin S

siembra Noviembre

localizado

SC 0

Dosis Zn kg/ha

SC 100

1,5 kg/ha suelo + 0,4 kg/ha Zn foliar

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Resultados y discusión En la Figura 1 se presentan los resultados del experimento bajo monocultivo de soja, entre 2010 y 2016. Luego en las Figuras 2 y 3 se presenta la residualidad en trigo/ soja y maíz.

un claro efecto de dosis a lo largo del tiempo. No se determinaron efectos significativos no relevantes por forma de aplicación de P, anticipado (T2), en línea a la siembra (T5) o una combinación de ambas (T4) (Figura 1).

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El trigo fue fertilizado con MAP (11-23-0) y Urea (460-0) a las dosis de 50 y 150 kg ha-1 respectivamente, sirviendo esta fertilización para la secuencia trigo/soja. Por su parte, el maíz subsiguiente fue fertilizado con iguales dosis a las del trigo precedente. La cosecha se realizó en forma manual, con trilla estacionaria de las muestras. Para el estudio de los resultados se efectuaron análisis de la varianza y comparaciones de medias. Sobre muestras de grano se evaluó la concentración de NPS, para poder así realizar un balance del nutriente. Sobre cada una de las parcelas se evaluó el contenido de MO, pH, P y S residual en el suelo (0-20 cm).


Figura 1

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Rendimiento (kg ha-1) interanual como resultado de estrategias consistentes en diferentes dosis, momentos y formas de localización en Soja. Para un mismo año, letras distintas sobre las columnas indican diferencias significativas entre tratamientos (LSD a=0,05 o a=0,10, según campaña). Las barras verticales representan la desviación Standard de la media. La Trinidad, General Arenales, Buenos Aires.

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Figura 2

Rendimiento (kg ha-1) de trigo/soja y concentración de proteína en trigo como resultado de la residualidad de estrategias de fertilización en soja continuadas durante siete campañas. Ciclo 2017/18 La Trinidad, General Arenales, Buenos Aires.


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Figura 3

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Rendimiento (kg ha-1) de maíz como resultado de la residualidad de estrategias de fertilización en soja continuadas durante siete campañas. Ciclo 2018/19. La Trinidad, General Arenales, Buenos Aires.

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Tabla 2

Nivel final de PS (mg kg-1 0-20 cm) determinado a la finalización del experimento, en Abril de 2019. Tratamiento

Tratamiento

P-Bray (mg/kg)

S-Sulfatos (mg/kg)

T1

Testigo

12,4

7,2

T2

Reposición

44,3

7,9

T3

Arrancador

18,1

7,5

T4

Reposición dividida

37,8

7,4

T5

Reposición P

43,1

8,0

T6

Reposición sin S

41,0

6,8

Agradecimientos Los autores agradecemos especialmente a la Escuela Agrotécnica Salesiana “Concepción Gutiérrez de Unzué”, por haber permitido la instalación de un experimento de Larga Duración –el de mayor duración en el tiempo de esta centenaria Escuela, ícono de la Región Pampeana Argentina-. A su personal por la colaboración prestada en la siembra, protección y cosecha del experimento. Además, agradecemos a Fertilizar Asociación Civil por su contribución al sostenimiento del ensayo y al Comité Técnico de Fertilizar AC por los aportes realizados en el transcurso del mismo.


Conclusiones • La respuesta en rendimiento se manifestó campaña tras campaña, estando reflejadas aún en los cultivos subsiguientes, a pesar de haber uniformado la fertilización.

• La hipótesis 3. -existe respuesta a dosis de P- es aceptada, acentuando la diferencia entre tratamientos de reposición y suficiencia con relación a los primeros años de ensayo, tanto en términos de rendimientos absolutos como porcentuales. • La hipótesis 4. es aceptada, puesto que la perfomance de T5 mejoró desde que se comenzó a aplicar Zn, igualando o superando a T2 y T4 especialmente durante los años 3 y 4. Esto se visualizó como tendencia en la campaña 8va y ya no aparece en la 9na, donde se determinó residualidad de las prácticas antes implementadas. • La hipótesis 5. -la estrategia de fertilización afecta el nivel residual de los nutrientes en el suelo- es aceptada. A partir del tercer año se acentuaron los contrastes entre tratamientos, con caída en el testigo, ligero incremento mantenimiento en la estrategia de suficiencia, y un crecimiento en los niveles de P cuando se aplicara el concepto de reposición. La salida a próximos cultivos es muy diferente según estrategia. Se verifica que un alto nivel de P se puede consumir rápidamente si no se fertilizan correctamente los cultivos, más allá de su rendimiento o eficiencia productiva. El resultado superior a las expectativas -ligero crecimiento con una estrategia de suficiencia, y marcado en las de reposición- tiene que ver con la baja eficiencia de recuperación por las plantas del P aplicado como fertilizante.

Bibliografía Bauke, S. L., von Sperber, C., Tamburini, F., Gocke, M. I., Honermeier, B., Schweitzer, K.,& Amelung, W. 2018. Subsoil phosphorus is affected by fertilization regime in long‐term agricultural experimental trials. European Journal of Soil Science, 69(1), 103-112. Carver, R. E., Nelson, N. O., Abel, D. S., Roozeboom, K., Kluitenberg, G. J., Tomlinson, P. J., & Williams, J. R. 2017. Impact of Cover Crops and Phosphorus Fertilizer Management on Nutrient Cycling in No-Tillage Corn-Soybean Rotation. Kansas Agricultural Experiment Station Research Reports, 3(3), 5. Correndo, A., M. Boxler y F. García. 2015. Reposición de nutrientes en el largo plazo ¿Qué nos dicen los números? Pp 84-94. Actas del Simposio Fertilidad 2015. Cd-ROM. G.N. Ferraris, GN,M. Toribio, R. Falconi, R. Falcone, F. Moriones y M. C. Paolilli. 2018. Diferentes estrategias de fertilización afectan los rendimientos, el balance de nutrientes, la fertilidad química y rentabilidad en el largo plazo. Revista de Tecnología Agropecuaria, INTA EEA Pergamino. Vol 10 / N°38. 6 pp Mallarino, A., Oltmans, R. R., & Piekema, N. 2017. Long-Term Potassium Fertilization Effects on Yield of Corn and Soybean in South Central Iowa. Farm Progress Reports, 2016(1), 186. Messiga, A.J., N. Ziadi, D. Plenet, L.E. Parent, y C. Morel. 2010. Long-term changes in soil phosphorus status related to P budgets under maize monoculture and mineral P fertilization. Soil Use and Management, 26, 354–364.

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• Luego de siete años, las alternativas tecnológicas para la aplicación de nutrientes -anticipado al voleo, localizado a la siembra y una combinación de ambas- no muestran diferencias significativas en los rendimientos ni una tendencia consistente en la evolución de PS en suelo. Tampoco se modifican los efectos residuales. Por este motivo la hipótesis 2. es aceptada.

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Por lo expuesto, la hipótesis 1. -los cultivos responden en forma directa y residual a la fertilización - es aceptada. Este concepto, válido para P a través de los años, del cuarto al noveno ciclo puede señalarse también para S.


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Autores: Barbieri, P.A.1,2; Sainz Rozas, H.R.1,2; Echeverría, H.E.1; Salvagiotti, F.3; Ferraris, G.H.4; Sánchez, H.A.5; Caceres Diaz, R.O.6; Bustos, A.N.7 Unidad Integrada INTA-FCA, Ruta 226 km 73.5, Balcarce, Argentina (7620); 2 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); 3 Estación Experimental Agropecuaria Oliveros - Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Ruta 11 km 353, Oliveros, Argentina- (2206); 4 Estación Experimental Agropecuaria Pergamino - Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Av. Frondizi Km 4,5, Pergamino, Buenos Aires, Argentina (2700); 5 Estación Experimental Agropecuaria Famaillá - Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Ruta Prov. 301 km 32, Famaillá, Tucumán, Argentina (4132); 6 Estación Experimental Agropecuaria Salta - Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Ruta Nac. 68 - Km 172, Cerrillos Salta, Argentina (4403); 7 Estación Experimental Agropecuaria - Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Ruta Nac. 9 km 636, Manfredi, Argentina (5988) Contacto: barbieri.pablo@inta.gob.ar 1

Palabras Claves: Micronutrientes; Fertilización; Disponibilidad; Soja; Zinc, Boro; Micronutrientes.

Respuesta del cultivo de soja (glycine max.) al agregado de zinc y boro

Una experiencia reafirma que los umbrales internacionales de Zn y B en suelo serían adecuados para el diagnóstico de la deficiencia de dichos nutrientes. Trabajo presentado en el XXVI Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. Tucumán 2018


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Resumen El zinc (Zn) y el boro (B) son los principales micronutrientes que se mencionan como factibles de producir mermas en el rendimiento. Existe escasa información sobre modelos de diagnóstico y estrategias de fertilización con Zn y B para soja y sobre la influencia de otros factores edáficos que afectan su disponibilidad. Los objetivos de este trabajo fueron determinar la respuesta en rendimiento en grano (RG) al agregado de Zn y B en el cultivo de soja y evaluar la contribución de algunas variables edáficas a modelos de diagnóstico. Se condujeron 14 experimentos en la región pampeana y extrapampeana evaluando cuatro tratamientos: Testigo (sin la aplicación de Zn y B), y con aplicación foliar de: Zn, B y Zn +B, dispuestos en un diseño en bloques completos aleatorizados.

Soja 2019

82 Se tomaron muestras de suelo a 0-20 cm y se analizó: pH, MO, PBray-1, contenido de Zn-DTPA y B extractable con agua caliente. Se determinó un amplio rango de valores de disponibilidad de Zn y B en los sitios experimentales, oscilando entre 0,8 y 7,1 mg kg-1 y 0,6 a 2,1 mg kg-1, respectivamente. Los rendimientos promedios a través de los sitios variaron desde 1,89 a 5,49 Mg ha-1 y no fueron afectados por la fertilización con Zn, B o Zn+B. Se comprobó una interacción significativa (≤ 0,01) entre sitio*fertilización para el RG, y se observó una respuesta diferente a través de los sitios (desde -0,524 hasta 0,488 Mg ha- 1). Por su parte, la inclusión del pH, MO y P-Bray a un modelo de diagnóstico de Zn y B extractables, no fue significativa ( ≥ 0,01). Para el cultivo de soja, los umbrales internacionales de Zn y B en suelo serían adecuados para el diagnóstico de su deficiencia y no serían limitantes para las condiciones edafoclimáticas evaluadas en esta experiencia. Introducción La soja (Glycine max.) es el principal cultivo de grano en Argentina y el de mayor producción, cuya superficie sembrada representa el 54% de las casi 35 millones de hectáreas sembradas (2006-2016) (SIIA,

2017). El incremento sostenido de su producción se ha basado fundamentalmente en el aumento del área sembrada en la región pampeana, desplazando al maíz y al girasol, y en regiones extra pampeanas, ya sea desplazando a otros cultivos o abriendo nuevas áreas de producción (García F.O, 2015). Pese a esto, el rendimiento promedio nacional presenta una brecha del 32% respecto a rendimiento potencial que puede alcanzar dicho cultivo en secano (Aramburu Merlos et al., 2015). Una de las causas de esta brecha productiva, es la escasa aplicación de tecnología y bajo nivel de fertilizantes utilizados en años favorables, lo que resulta en balances negativos de nutrientes. La agricultura argentina se desarrolló inicialmente, basándose en la alta fertilidad natural de los suelos, con bajo uso de fertilizantes y, en el caso de la región pampeana, con rotaciones de cultivos anuales y pasturas perennes. El deterioro progresivo de la capacidad de abastecimiento de nutrientes, como resultado de pérdidas de materia orgánica (MO) y de balances negativos de nutrientes, generó deficiencias de N, P, S y, recientemente, de micronutrientes como boro (B) y zinc (Zn) (García & Diaz Zorita, 2015). Además, esta caída se ha producido fundamentalmente a expensas de las fracciones más lábiles de la misma, las que poseen mayor capacidad de liberar nutrientes. Si bien se emplean fertilizantes con nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S), los cultivos exportan otros nutrientes que no son repuestos como es el caso de algunos micronutrientes como Zn y B, que podrían afectar el rendimiento de los mismos. Teniendo en cuenta que las plantas de soja obtienen alrededor del 60% del N a través de la fijación biológica, y que el requerimiento de P para alcanzar el 90% del rendimiento máximo es considerablemente más bajo que para el trigo y el maíz, es relevante considerar los requerimientos de otros nutrientes como el S y de micronutrientes, como Zn y B. Dichos micronutrientes, son elementos esenciales en la nutrición de las plantas, requeridos en pequeñas cantidades, pudiendo su deficiencia limitar las funciones metabólicas y con ello, provocar disminución en el rendimiento y calidad de grano. Dichas deficiencias son menos frecuentes que para el caso de


En cambio, principalmente al norte de dicha región, se han determinado valores cercanos o por debajo de los umbrales críticos internacionales, en coincidencia con lo reportado por Torri et al. (2011) y Miretti et al. (2012). En este contexto, se comenzaron a realizar estudios de respuesta a la aplicación de B y Zn en cultivos extensivos, como maíz, trigo y girasol en distintas áreas de la región pampeana (Ratto et al., 1999; Melgar et al., 2001; Sainz Rozas et al., 2003; Ferraris et al., 2009; Espósito et al., 2010; Barbieri et al., 2017). Existe escasa información sobre modelos de diagnóstico y fertilización con Zn y B en el cultivo de soja, debido particularmente a que, en los estudios realizados a campo no se determinaron respuestas o los métodos de diagnóstico utilizados no fueron efectivos para predecir la misma (Enderson et al., 2015). En este contexto, la baja correlación entre los niveles extraídos y la respuesta a la fertilización, sugieren que otras variables edáficas tales como la MO, pH, y P-Bray (Havlin et al., 1999; Catlett et al., 2002; Alloway, 2009) pueden afectar la disponibilidad de Zn y B; por lo que su inclusión a los modelos de diagnóstico podría mejorar las estimaciones de respuesta en el cultivo de soja. El Zn y el B son los principales micronutrientes que se mencionan como factibles de producir mermas

Materiales y métodos Se realizaron 14 experimentos en la región pampeana y extrapampeana (provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y Chaco) evaluando cuatro tratamientos: Testigo (sin la aplicación de Zn y B), Zn (foliar aplicado en V6 750 g ha-1, (Fehr & Caviness, 1977), B (foliar aplicado en R1 150 g ha-1, (Fehr & Caviness, 1977) y Zn+B (foliar aplicados en V6 y R1, respectivamente) dispuestos en un diseño en bloques completos aleatorizados. A la siembra se realizó un muestreo de suelo (0-20 cm) y se determinó: pH, MO (Walkey & Black, 1934), P disponible (Bray & Kurtz, 1945), contenido de Zn extractable con DTPA (Lindsay & Norvell, 1978) y B extractable con agua caliente (Bingham, 1982). Las prácticas de manejo como variedades, densidad de plantas, espaciamiento entre hileras, control de malezas e insectos fueron las que comúnmente son utilizadas por los productores de cada región. Al momento de la siembra, todos los experimentos fueron fertilizados con 20 kg P ha-1 y 15 kg S ha-1. En madurez fisiológica se determinó el rendimiento en grano y fue ajustado al 13,5% de humedad. Los datos fueron analizados (p=0,05) usando un diseño en parcelas divididas en donde la parcela principal fue el sitio experimental y la sub parcela los tratamientos de fertilización mediante el uso del

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Recientemente, en un relevamiento de los niveles de Zn y B en suelos de aptitud agrícola de la región pampeana, Eyherabide et al. (2012) y Sainz Rozas et al. (2012), determinaron que los niveles de Zn en suelos bajo agricultura han disminuido notablemente (65 al 74%, respecto de la condición prístina), encontrándose cercanos a los umbrales de deficiencia mencionados en la bibliografía. Para el caso de B, se produjo una reducción de los niveles en los suelos bajo agricultura, siendo la misma de menor magnitud respecto a Zn, y en gran parte de la región pampeana, estos niveles de B no serían limitantes.

en el rendimiento, ya que se encuentran por debajo del rango de suficiencia en gran parte de los suelos agrícolas de la región pampeana argentina. Es escasa la información que existe sobre la respuesta a la fertilización en el cultivo soja, por lo que surge la necesidad de explorar su ocurrencia en dicho cultivo, que representa más del 50% de la superficie sembrada en nuestro país. Los objetivos de este trabajo fueron determinar la respuesta en rendimiento al agregado de Zn y B en el cultivo de soja y evaluar la contribución de algunas variables edáficas (pH, MO, P-Bray) a modelos de diagnóstico, para mejorar la precisión en las predicciones de respuesta bajo condiciones de campo, prevenir deficiencias y promover un manejo racional de la fertilización.

83 Soja 2019

N, P y S en los suelos de la región pampeana, ya sea por no manifestarse en forma aguda, o porque debido a la falta de investigación, no se las ha detectado e informado (Fontanetto et al., 2009).


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procedimiento PROC MIXED del programa SAS 9.2 (SAS Inst., 2008). Se realizaron análisis de regresión entre el rendimiento relativo (RR) y las variables edáficas medidas (Zn-DTPA, B, pH, MO, y P-Bray) utilizando las rutinas del programa SAS 9.2 (SAS Inst., 2008). El RR se calculó como el cociente entre el rendimiento en grano promedio de cada tratamiento testigo dividido por el rendimiento promedio de cada tratamiento fertilizado, multiplicado por 100. Resultados y discusión Los sitios en donde se llevaron a cabo los experimentos abarcan una gran área de condiciones edafoclimáticas de la Región Pampeana, lo que se ve reflejado en los valores de pH, P disponible y MO de los suelos (Tabla 1). Se determinó un amplio rango de disponibilidad de Zn y B en los sitios experimentales, oscilando entre 0,8 y 7,1 mg kg-1 y 0,6 a 2,1 mg kg-1, respectivamente.

Similar comportamiento se observó para pH (5.4-7.8), contenido de MO (1.3-6.2 %) y P disponible (11,2-222,3 mg kg-1) (Tabla 1). Teniendo en cuenta los umbrales de Zn (0,4-0,9 mg kg-1 Sims & Johnson, 1991) y B (< 0,5 mg kg-1 Gerwing & Gelderman, 2005) citados en la bibliografía, ningún sitio presentaría deficiencias de dichos nutrientes (Tabla 1). El rendimiento en grano fue afectado por la interacción (≤ 0,01) sitio x fertilización. Dicha interacción fue consecuencia de la diferente respuesta a la fertilización a través de los sitios. A pesar de esta interacción, el rendimiento en grano no fue significativamente afectado (≥ 0,01) por la fertilización con Zn, B o Zn+B, siendo la respuesta en rendimiento desde -0,524 hasta 0,488 Mg ha-1. El rendimiento en grano fue afectado significativamente por la variable sitio (≤ 0,01) (Figura 1).

Soja 2019

84 Tabla 1

Características de suelo de los sitios experimentales

pH

P mg kg-1

MO %

Zn-DTPA mg kg-1

B mg kg-1

Balcarce 1

6.0

25.4

4.7

1.8

1.27

Balcarce 2

6.2

35.6

6.2

4.0

1.2

Balcarce 3 Secano

6.0

26.3

4.3

1.7

1.0

Balcarce 3 Riego

6.3

32.2

5.1

1.5

1.0

Oliveros 1

5.9

16.1

2.3

1.8

0.7

Oliveros 2

6.3

34.5

2.0

1.6

0.8

El Palomar, Santiago del Estero

8.0

84.2

2.3

3.8

1.4

La Cocha Pintos, Tucumán

7.0

11.2

2.8

1.9

0.7

La Cocha Padovani, Tucumán

7.8

110.3

2.1

7.1

1.7

Pergamino 1

5.5

19.7

3.7

0.8

1.5

Pergamino 2

5.4

15.7

3.4

0.9

0.6

Rafaela

5.8

52.9

2.6

6.3

1.1

Las Breñas, Chaco

7.1

222.3

2.3

2.3

1.8

Famaillá, Tucumán

8.0

80.0

1.3

1.8

2.1

Sitio


En investigaciones futuras, se deberían incluir sitios con bajos contenidos de Zn y B en suelo con el objetivo de determinar la respuesta del cultivo a la aplicación de estos micronutrientes. A su vez, sería factible analizar la variación del contenido de estos micronutrientes en los tejidos foliares y grano, ya que podrían correlacionarse con la respuesta del cultivo a

La baja capacidad para predecir la magnitud de la respuesta al Zn y B puede deberse en parte, a la influencia de factores relacionados con la disponibilidad potencial de estos nutrientes que no pueden cuantificarse durante la extracción. Nuestros resultados arrojaron que no fue significativa (≥ 0,01) la adición de las variables edáficas pH, MO, contenido de P-Bray al Zn y B extractables al ajustar modelos de regresión, resultados que se explican principalmente por la falta de respuesta al agregado de Zn y B. Sillampaa (1982) y Barbieri et al. (2017) informaron que la predicción de la respuesta a Zn en trigo y maíz no mejoró por la inclusión del pH, por lo que su inclusión en un modelo de diagnóstico no mejoró la predicción de la respuesta a la fertilización. Este mismo resultado fue hallado en maíz, donde Larsen et al. (2016) informaron que la inclusión de dichas propiedades junto con el Zn extraído con DTPA, no mejoró la predicción de la respuesta, respecto a

Figura 1

Rendimiento promedio en Mg ha-1 del cultivo de soja en 14 sitios de la región pampeana. Bal.= Balcarce (Bs As), Oli.= Oliveros (Santa Fe), El Pal.= El Palomar (Santiago del Estero), Pad. Padovani (Tucumán), Perg.= Pergamino (Bs As), Las Bre.= Las Breñas (Chaco), Fam.= Famaillá (Tucumán). Las líneas verticales indican el desvío estándar para cada tratamiento.

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Los resultados obtenidos mostraron que no se determinó respuesta a la aplicación de Zn y B. Cuando se relacionó el RR del cultivo de los tratamientos testigos con el contenido de Zn y B en suelo (0-20 cm) no se determinó ninguna asociación (Figuras 2 y 3), por lo tanto, sería posible inferir que para los sitios evaluados, los umbrales informados en la bibliografía internacional serían adecuados para predecir la respuesta a la aplicación de dichos micronutrientes en el cultivo de soja.

la fertilización, y podría utilizarse como herramienta complementaria al análisis de suelo para mejorar la precisión en la recomendación de fertilización.

85 Soja 2019

Los rendimientos promedios a través de los sitios variaron desde 1,89 a 5,49 Mg ha-1. Como fue mencionado, utilizando los umbrales citados en la bibliografía, para ambos micronutrientes ningún sitio se encontraría bajo dicho umbral y por lo tanto, no sería de esperar respuesta a la aplicación de Zn y B.


sólo considerar el Zn. Para el caso del fósforo (P), en experimentos de larga duración, Richardson et al. (2011) comprobaron que, ante aumentos en la disponibilidad de P, la variación en la disponibilidad de Zn no fue significativa.

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Por otra parte, mientras algunos trabajos sugieren relación entre el B extraído con agua caliente con algunas propiedades edáficas, tales como la textura

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86

del suelo, MO, pH, P-Bray-1 y concentración de CaCO3 (Sims & Jhonson, 1991; Havlin et al., 1999; Rashid et al., 2004), otros autores, Arora et al. (2014), informaron que el B extractable se correlacionó con la MO (0,93), contenido de arcillas (0,62) y CIC (0,63). Por lo tanto, la inclusión de dichas variables a un modelo basado sólo en el B extractable no contribuiría a mejorar el diagnóstico de la disponibilidad de B.

Figura 2

Relación entre el rendimiento relativo de soja en parcelas testigo y el contenido inicial de B disponible en el suelo (0-20 cm) en los 14 sitios experimentales.


Figura 3

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Relación entre el rendimiento relativo de soja en parcelas testigo y el contenido inicial de Zn-DTPA disponible en el suelo (0-20 cm) en los 14 sitios experimentales.

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Conclusiones • Los resultados de esta experiencia indican que para el cultivo de soja, los umbrales de Zn y B en suelo mencionados en la bibliografía serían adecuados para el diagnóstico de la deficiencia de dichos nutrientes. La falta de respuesta a la fertilización condicionó la posibilidad de analizar si la incorporación del pH, P-Bray-1 y MO a un modelo que considera Zn y B extractables podría mejorar la capacidad predictiva.

Agradecimientos Este trabajo fue financiado con subsidios del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) (Proyecto PNSUELO-1134024) y CONICET PIP D3169.


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Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES


Un estudio mostró que el uso aislado de Glifosato o de mezclas con herbicidas inhibidores de la enzima ALS, ejercen un control efectivo a corto plazo pero inestable en un período más extenso.

Palabras Claves: Amaranthus palmeri; Maleza; Control químico; Resistencia; Soja, Manejo de malezas, Yuyo colorado.

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Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Estación Experimental Agropecuaria (EEA) San Luis, Cruce Rutas Nac. 7 y 8, Villa Mercedes, San Luis, Argentina.

Control del Yuyo colorado mediante mezclas de herbicidas variables en residualidad y modos de acción, en la provincia de San Luis

89 Soja 2019

Autores: Garay, J.A.; Mayer, L.I.


Red de INNOVADORES Soja 2019

90

Introducción El yuyo colorado (Amaranthus palmeri S. Watson) es una de las malezas problema en la región semiárida central de Argentina (Aapresid REM, 2015). El uso de herbicidas en el manejo integrado de malezas, es una de las prácticas disponibles para el control de dicha especie (Papa y col., 2016). Sin embargo, tal práctica debe ajustarse a aspectos característicos de la especie para ser exitosa.

Así, la aplicación combinada de herbicidas con residualidad y modos de acción variables constituiría una estrategia viable, no solo para incrementar los niveles de control, sino para prevenir la generación de biotipos resistentes. Aún así, la persistencia en el suelo de los herbicidas y su desempeño en el control de la maleza pueden ser moduladas por las interacciones entre las propiedades intrínsecas del producto aplicado, el ambiente edáfico y las condiciones meteorológicas (Montoya, 2017).

Por un lado, el hecho de que esta maleza pueda establecerse a través de distintas camadas de emergencia dentro de su ciclo primavero-estivalotoñal (Garay y col., 2015) exige la aplicación de herbicidas con efectos residuales (Montoya y col., 2015). Por el otro, su capacidad de resistencia al herbicida Glifosato, inhibidor de la enzima EPSPS, y a aquellos que actúan inhibiendo la enzima ALS, como Diclusulam y Clorimuron (Morichetti y col., 2013), impone la necesidad de aplicar mezclas de productos con diferente modo de acción, como los inhibidores de (i) la síntesis de ácidos grasos (e.g., S-Metolacloro), (ii) la enzima PPO (e.g., Sulfentrazone, Fomesafen, Flumioxazin), y (iii) el Fotosistema II (e.g., Metribuzin) (Syngenta, 2014).

Objetivo El objetivo de este trabajo fue comparar el nivel de control de la maleza yuyo colorado, entre diferentes tratamientos químicos aplicados en pre-siembra de un cultivo de soja, incluyendo mezclas de herbicidas residuales con diferentes modos de acción en la región semiárida central de Argentina. Materiales y métodos Durante la campaña 2016-2017, se condujo un experimento a campo en un sitio del predio de la EEA INTA San Luis (Latitud: 33° 39’ S; Longitud: 65° 22’ O, Altitud sobre nivel del mar: 515 m) sobre un suelo Haplustol Entico de la serie Villa Reynolds, de textura franco arenosa (perfil A–AC–C), con una capacidad de Cuadro 1

Detalle de los tratamientos químicos aplicados en el período pre-siembra de un cultivo de soja para controlar el yuyo colorado durante la campaña 2016-2017. Tratamientos

Conc. g i.a.%

Dosis g L-1 ha-1

1. Glifosato(14)† + S-Metolacloro(20-40) + Sulfentrazone(32)

66,2%‡; 96%; 50%

2,0 + 1,1 + 0,3

2. Glifosato(14) + Sulfentrazone(32) + Metribuzin(22)

66,2%; 50%; 48%

2,0 + 0,3 + 0,7

3. Glifosato(14) + S-Metolacloro(20-40) + Fomesafen(86)

66,2%; 96%; 25%

2,0 + 1,2 + 1,15

4. Glifosato(14) + Diclosulam(28) + Sulfentrazone(32)

66,2%; 84%, 50%

2,0 + 0,03 + 0,3

5. Glifosato(14) + S-Metolacloro(20-40) + Flumioxazin(18)

66,2%; 96%; 48%

2,0 + 1,2 + 0,15

6. Glifosato(14) + Clorimuron(40) + Sulfentrazone(32)

66,2%; 25%; 50%

2,0 + 0,06 + 0,3

7. Glifosato(14) + Clorimuron(40) + Flumioxazin(18)

66,2%; 25%; 48%

2,0 + 0,06 + 0,15

66,2%

2,0

8. Glifosato(14) 9. Testigo sin herbicida

† Vida media (DT50) expresada en días, tomado de Montoya (2017), Yoder y col. (2000), y Gallaher y Müller (1996). ‡ Sal potásica


Los tratamientos se distribuyeron mediante un diseño completamente aleatorizado con tres repeticiones en parcelas experimentales de 3 m de ancho y 10 m de largo. Las aplicaciones se efectuaron con una mochila de CO2 a una presión constante de 2 bar, provista de cuatro picos de cono hueco CH 80-015 separados a 0,5 m, con un volumen de agua de 100 L ha-1. Para cada tratamiento, se determinó el nivel de control del yuyo colorado en cuatro momentos diferentes,

Resultados y discusión Las precipitaciones registradas durante el experimento favorecieron la acción de los herbicidas aplicados (última semana de octubre: 20mm; noviembre: 63,8mm; diciembre: 70,8 mm; enero: 80,4 mm). A los 15 dda, todos los tratamientos presentaron niveles de control del yuyo colorado considerablemente elevados (> 85%, Figura 1). Dichos niveles resultaron estables durante las dos fechas de observación siguientes (i.e., 30 y 60 dda), excepto para el tratamiento N°8 (compuesto únicamente por Glifosato), cuyo nivel descendió a valores de 55 y 30%, respectivamente (Figura 1).

Figura 1

Nivel de control del yuyo colorado ejercido por ocho tratamientos químicos en pre-siembra de un cultivo de soja para cuatro días diferentes desde de su aplicación (dda) durante la campaña 2016-2017. En 90 dda, letras distintas señalan diferencias significativas (p < 0.05) entre tratamientos.

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El experimento se ubicó en un sitio del predio sin cobertura verde (previa aplicación de Glifosato y 2,4D), donde la presión de yuyo colorado había sido extremadamente alta y uniforme durante la época primavero-estival-otoñal anterior. Un mes previo a la siembra de un cultivo de soja (25 de noviembre), se aplicaron nueve tratamientos que consistieron en ocho mezclas diferentes de herbicidas, con residualidad y modo de acción variables, y un testigo sin producto (Cuadro 1).

a los 17, 30, 60 y 90 días desde la fecha de su aplicación (dda). Las determinaciones se realizaron mediante la observación visual de la cobertura de la maleza respecto a aquella del testigo; utilizando una escala de 0 a 100% (control nulo y control absoluto, respectivamente). En cada momento de observación, los valores registrados de control se analizaron por medio de un modelo de ANOVA con efectos fijos en InfoStat Profesional 2012 a fin de evaluar el efecto del tratamiento químico. Se utilizó la prueba LSD para detectar diferencias significativas (p < 0,05) entre las medias de los diferentes tratamientos químicos.

91 Soja 2019

retención hídrica de aproximadamente 100-110 mm por metro y niveles de materia orgánica y pH en el horizonte superficial de 1,5 % y 6-7,5, respectivamente.


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A los 90 dda, se evidenciaron las diferencias más amplias de control de la maleza entre tratamientos. Los mayores niveles de control (≈ 95%) correspondieron a los tratamientos N° 1-3, cuyas mezclas no contenían Flumioxazin, Diclosulam o Clorimuron, seguidos por los tratamientos N° 4-6 (≈ 85%), que contenían uno de estos tres herbicidas (Figura 1).

Asimismo, las mezclas con Flumioxazin exhibieron un desempeño a largo plazo menos satisfactorio que las mezclas con otros herbicidas inhibidores de la enzima PPO (Sulfentrazone y Fomesafen). El agregado de inhibidores de la síntesis de ácidos grasos o del Fotosistema II (S-Metolacloro y Metribuzin, respectivamente), en las mezclas de herbicidas representa una alternativa promisoria para el control prolongado del yuyo colorado. Figura 2

Imagen del tratamiento testigo, sin aplicación de herbicidas (A), y de uno de los tratamientos de aplicación de mezclas de herbicidas en pre-siembra de soja con desempeño más (N° 1; izquierda) y menos (N° 7; derecha) favorable en el control del yuyo colorado (B). Imágenes tomadas a los 100 dda.

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Por el contrario, la aplicación de Glifosato en forma aislada (tratamiento N° 8), y combinada simultáneamente con Clorimuron, y Flumioxazin (tratamiento N° 7), produjo los niveles de control más bajos del yuyo colorado (23 y 73%, respectivamente; Figura 1).

Estos resultados pusieron de manifiesto que, al menos para las condiciones bajo las cuales se realizó el presente estudio, el uso aislado de Glifosato o de mezclas con herbicidas inhibidores de la enzima ALS, ejercen un control del yuyo colorado efectivo a corto plazo pero inestable en un período de tiempo extenso.

Bibliografía Aapresid REM. 2015. Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa, Red de conocimiento en malezas resistentes. http://www.aapresid.org.ar/rem (acceso 15 Sept 2017). Garay, J.A.; Colazo, J.C.; Scappini, E.; Rivarola, R.; Verges, A.; Bernasconi, H.; Suarez, A. 2015. Patrón de emergencia de yuyo colorado (Amaranthus palmeri S. Watson) en la provinciade San Luis. XXII Congreso Latinoamericano de Malezas. I Congreso Argentino de Malezas. ALAM. ASACIM. 9 y 10 de Septiembre, 2015. Buenos Aires, Argentina. 55 pp. Gallaher, K.; Mueller, T.C. 1996. Effect of crop presence on persistence of atrazine, metribuzin, and clomazone in surface soil. Weed Science, 698-703. Montoya, J.C.; Garay, J.A.; Cervellini, J.M. 2015. Amarantáceas en la región semiárida central argentina. La Pampa y San Luis. Boletín de divulgación técnica 113-Noviembre. Montoya, J.C. 2017. Comportamiento de los herbicidas en el suelo. XXV Congreso de Aapresid.. 3-6 de Agosto. Rosario, Santa Fe, Argentina. Morichetti, S.; Cantero, J.J.; Núñez, C.; Barboza, G.E.; Ariza Espinar, L.; Amuchastegui, A., Ferrel, J. 2013. Amaranthus palmeri (AMARANTHACEAE) en Argentina .Soc. Argent. Bot. 48 (2): 347-354. Papa, J.C.; Tuesca, D.; Morichetti, S. 2016. Amaranthus palmeri (S.) Watson. Bases para su manejo y control en sistemas de producción. Rem Aapresid. Diciembre de 2016. Syngenta. 2014. Clasificación de herbicidas según su mecanismo de acción. http://www.nomalezas.com.ar (acceso 15 Sept 2017). Yoder, R.N.; Huskin, M.A.; Kennard, L.M.; Zabik, J.M. 2000. Aerobic Metabolism of Diclosulam on U.S. and South American Soils. Journal of Agricultural and Food Chemistry 48, 4335-4340.

Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar - PUBLICACIONES


Dinámica de emergencia de Chloris elata y Pappophorum papiferum en el departamento Moreno (Santiago del Estero) Según estudio estas gramíneas perennes comienzan a nacer a partir de septiembre sí disponen de humedad y concentran los mayores porcentajes de emergencia acumulada en el mes de noviembre.

Palabras Claves: Soja; Pappophorum papiferum; Chloris elata; Malezas; Resistente; Glifosato.

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Protección Vegetal EEA INTA Quimilí

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Autores: Luna, I.; Druetta, M.


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Introducción En las regiones del NEA y NOA argentino, las gramíneas predominan dentro de la comunidad de malezas (Guevara, 2016). Dentro de las principales malezas en los sistemas agrícolas de Santiago del Estero, se encuentran especies del género Pappophorum, Chloris, Trichloris, Digitaria, Borreria, Gomprhena ,Urochloa, Echinochloa, Eleusine, Amaranthus y Sorghum halepense resistente a glifosato (Haidar, 2012; Guevara, 2016; REM, 2017).

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Los departamentos del Este de Santiago del Estero, no son ajenos a esta situación. El manejo de esta comunidad de malezas con el predominio de gramíneas anuales y perennes, es fundamental para el logro de los principales cultivos agrícolas durante el período primavero-estival. Dentro de las gramíneas malezas más importantes se encuentran Pappophorum papiferum y Chloris elata (Luna, 2018) (Figura 1). De acuerdo al proyecto malezas de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) y la Red de manejo de Plagas (REM Aapresid), las gramíneas de este último género son las que más se han difundido en las diferentes zonas agrícolas. Según esta última entidad, luego del género Amaranthus, las Chlorídeas son el grupo de gramíneas tolerantes al glifosato que mayor crecimiento geográfico han tenido en los últimos dos años. Pappophorum spp. es una de las malezas más tolerantes a los

herbicidas disponibles que, con el modelo productivo predominante, se ha seleccionado exitosamente (Papa, 2013). En la región Noreste de Santiago Del Estero, esta especie está instalada y continúa expandiéndose considerablemente. De acuerdo a relevamientos realizados en la campaña 2014/2015 en los departamentos Alberdi, Moreno e Ibarra (Santiago del Estero) Pappophorum spp. se encontraba presente en el 33% de los lotes con niveles variables de abundancia que podían alcanzar más de 3000 individuos/ha (Druetta et al., 2015). Bajo este contexto, el conocimiento de los flujos de emergencia de estas especies es imprescindible para su manejo. El objetivo del presente trabajo fue caracterizar la dinámica de emergencia de Pappophorum papiferum y Chloris elata utilizando un enfoque empírico a través de la observación directa de la misma y su relación con variables ambientales: precipitaciones y temperatura del aire. Materiales y métodos Los estudios se condujeron en el establecimiento agrícola “Las Vaquillas” (27°16’2.17”S - 61°57’0.33”O) durante las campañas agrícolas 2015/2016 y 2016/2017. Para el estudio se evaluó N° de plántulas/m2. Para ello se colocaron 4 marcos de 0,25 m2, distribuidos al azar sobre manchones de cada maleza. Figura 1

(Izq.) Lote comercial afectado por Chloris elata; (Der.) Rodal de Pappophorum pappiferum


En el caso de Pappophorum papiferum, no fue posible el cálculo de grados días al no estar disponible en la bibliografía la temperatura base para su germinación o la de especies cercanas. Posteriormente, se construyeron gráficos de emergencia acumulada en función de las variables ambientales descriptas, como así también los grados días acumulados. Resultados y discusión Dinámica de emergencia Chloris elata Los nacimientos de C. elata comenzaron con las primeras lluvias de estación y sumas térmicas de 200 grados

Dinámica de emergencia Pappophorum papiferum Para el caso de esta especie, no fue posible el cálculo de grados días al no estar disponible en la bibliografía la temperatura base para su germinación o la de especies cercanas. Por este motivo sólo se analizó la temperatura media diaria. Los nacimientos de P. papiferum comenzaron con las primeras lluvias de estación en septiembre, representando dichas cohortes un 70 y 15% de emergencia acumulada para los ciclos 2015/2016 y 2016/2017, respectivamente (Figura 2). La emergencia posterior se produjo desde mediados de octubre hasta diciembre. En ambos ciclos, el periodo de tiempo comprendido entre los meses de noviembre a diciembre estuvo caracterizado por abundantes precipitaciones. Figura 2

Emergencia acumulada (%) y eventos pluviométricos (mm) para C. elata para el período agosto-enero durante 2 campañas agrícolas, línea negra: 2015-16, línea gris: 2016-17, cuadrado: lluvias 15-16, triángulo: lluvias 16-17.

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En Chloris elata, se realizó el cálculo de grados días (d.C) acumulados (Leblanc et al., 2003) para el período comprendido desde el 1° de agosto hasta el 31 de enero de cada campaña. Se utilizó la temperatura base de germinación de una especie taxonómicamente cercana, Chloris gayana, siendo la misma de 12°C (Duran Puga et al., 2011).

días aproximadamente, representando un 19 y 3% para los ciclos 2015/2016 y 2016/2017, respectivamente (Figura 2). La emergencia posterior se produjo desde mediados de octubre hasta diciembre, siendo noviembre el mes con mayor emergencia observada en ambas campañas. Los grados días acumulados desde el 1° de agosto para alcanzar aproximadamente el 90% de la emergencia total, estuvieron en el rango de los 600 y 1200 d°C.

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Cada 10-15 días, se registró el número total de plántulas emergidas y posteriormente se aplicó desecante químico (paraquat) para su eliminación. Los datos de temperatura y precipitaciones se obtuvieron de estaciones meteorológicas y con pluviómetros in situ.


Figura 3

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Emergencia acumulada (%) de C. elata en función de los grados días acumulados desde el 1° de agosto, cuadrado: Eventos de lluvia.

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Figura 4

Emergencia acumulada (%) y eventos pluviométricos (mm) para P. papiferum para el período agosto-enero durante 2 campañas agrícolas. Línea negra: 2015-16, línea gris: 2016-17, cuadrado: lluvias 15-16, triángulo: lluvias 16-17.


En las dos campañas evaluadas, las gramíneas perennes (Chloris – Pappophorum) comenzaron a emerger con las primeras lluvias de primavera, concentrando sus nacimientos en el mes de noviembre. Igual comportamiento fue observado sobre Pappophorum caespitosum durante las campañas 2013/2014 y 2014/2015 en los sistemas productivos de la Chacra Bandera-Aapresid, donde las emergencias comenzaron tímidamente a fines de septiembre (Cosci y Coyos, 2015). Los mismos autores no registraron emergencias los meses previos. Según revela el estudio de Ustarroz (2015) realizado en las campañas 2012/13 y 2014/2015 en Manfredi, Córdoba, la emergencia de C. virgata se

En el 2014, la emergencia se inició en octubre y fue casi continua hasta el 20 de diciembre. La emergencia temprana en el año 2012, podría estar relacionada a las abundantes precipitaciones que se produjeron desde agosto a octubre. El mismo autor menciona que el patrón de emergencia observado durante la primavera es similar al reportado por Metzler et al. (2014) para un biotipo de Santa Fé. En estudios de dinámica de emergencia realizados sobre Chloris elata en la provincia de Tucumán, se registraron nacimientos tempranos junto con las lluvias de primavera y los mismos se extendieron hasta fines de marzo. En promedio, C. elata presentó 4 cohortes y un ciclo de emergencia de 135 días para los años evaluados en dichos estudios (Cabrera, 2016).

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Estos rangos son semejantes a los estudiados por Cosci y Coyos (2015) quienes, con un rango de temperaturas medias diarias entre 20°C a 32°C, registraron el total de emergencias de P. caespitosum.

produjo en varios flujos durante toda la primavera. En el 2012 la emergencia se inició más temprano (septiembre) que en el 2014, y en el mes de octubre ya había ocurrido un 70 % de la misma.

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El rango de temperaturas para la cual se observó emergencia estuvo entre los 18°C y 29°C, no registrándose nacimientos con temperaturas medias superiores.

Figura 5

Emergencia acumulada (%) de P. papiferum para el periodo agosto-enero (tendencia de los 2 años). Cuadrado: Eventos de lluvia.


Conclusiones

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• En base a los resultados obtenidos en el presente trabajo, y bajo las condiciones evaluadas, es posible indicar que las gramíneas perennes P. papiferum y C. elata comienzan a nacer a partir de septiembre sí disponen de humedad y concentran los mayores porcentajes de emergencia acumulada en el mes de noviembre. Esta última especie puede germinar a partir de 200 d.C

Agradecimientos Ing. Cristian Casco y Fabricio Rapalini, asesores de los predios afectados por las malezas foco de este trabajo, por su generosidad e interés en permitir la realización del estudio, como así también al grupo Técnico Los Gatos en el cual se encuentran las empresas perjudicadas por dichas especies.

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Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires e Instituto de Investigaciones en Biociencias Agrícolas y Ambientales - INBA (CONICET/ UBA). Av. San Martín 4453 C1417DSE Buenos Aires, Argentina. Contacto: rgiacometti@agro.uba.ar

Nanotecnología en el agro: su aplicación en el manejo de enfermedades

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Autores: Spagnoletti, F.N.; Giacometti, R.*

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Una alternativa tecnológica para combatir enfermedades de la soja

Palabras Claves: Nanopartículas; Síntesis verde; Fitopatología; Tizón bacteriano; Soja; Nanotecnología; Pseudomonas syringae.


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Introducción El uso de nanomateriales ha aumentado a nivel mundial como resultado del impacto positivo en muchos sectores de la economía, incluida la agricultura. La nanotecnología tiene potencial para revolucionar el Agro mediante el uso de nanobiosensores, nanopesticidas y nanofertilizantes. Aun así, en el mundo la investigación de la nanotecnología orientada a la agricultura está en sus primeras etapas, mientras que en Latinoamérica es casi inexistente (Scott, 2018).

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En este escenario actual, la agricultura se enfrenta a una amplia gama de desafíos, como el ataque de plagas, la pérdida de la fertilidad del suelo, las condiciones climáticas fluctuantes y la contaminación ambiental. En este sentido, se cree que la implementación de nanopartículas (NPs) podría transformar las prácticas agrícolas modernas y de esta manera hacer frente a la pérdida de rendimiento de los cultivos y evitar la contaminación ambiental consecuencia de las prácticas modernas. Para abordar estas dificultades, el diseño racional y los enfoques innovadores de la nanotecnología son vitales. Debido a sus efectivas propiedades antimicrobianas y baja toxicidad, las NPs de plata se han convertido en uno de los nanomateriales más utilizados en productos de consumo. En los últimos años, la plata como metal ha ganado mucho interés debido a su buena conductividad, estabilidad química, su actividad catalítica y antibacteriana (Durán et al., 2016). Las nanopartículas de plata se están convirtiendo en una de las categorías de productos de mayor crecimiento en la industria de la nanotecnología. Su fuerte actividad antimicrobiana es la principal característica para el desarrollo de productos con NPs. En agricultura, con la finalidad de aumentar los rendimientos de los cultivos, se usan ampliamente diversos productos químicos, la mayoría de ellos nocivos. Los productos químicos para uso agrícola están sujetos a desventajas, como por ejemplo la aparición de resistencias, la pérdida de efectividad para alcanzar sus sitios de destino debido a la lixiviación, la degradación microbiana y la hidrólisis, lo que resulta en el uso repetido o excesivo de los productos químicos pudiendo afectar la fertilidad del suelo y contaminar el

agua. Es por este motivo que el uso de NPs en el agro ha ganado interés en los últimos años. Aun así, una de las principales preocupaciones en la síntesis de NPs reside en minimizar el uso de precursores químicos tóxicos. Los métodos de síntesis convencionales de NPs emplean compuestos nocivos y, por lo tanto, no son prácticas amigables con el ambiente. En la búsqueda de métodos más limpios, los recientes desarrollos en la síntesis verde de NPs han subrayado el importante papel de los microorganismos (Durán et al., 2016). Por lo tanto, las nuevas estrategias que utilizan materiales bioactivos de diversas fuentes biológicas son de especial interés. Durante el proceso biogénico de síntesis, los diferentes componentes bioactivos actúan como agentes reductores y estabilizadores que se consideran componentes seguros y protegen o modulan los efectos nocivos. Algunos de los compuestos informados responsables de la síntesis son flavonoides, taninos, terpenoides, saponinas y fenoles. Estos compuestos bioactivos son compatibles con los cultivos agrícolas y tienen un impacto tóxico mínimo. La literatura científica muestra innumerables nanopartículas evaluadas en el área del agro para probar su eficacia, y la mayoría de los informes sugieren que estas estructuras de tamaño nanométrico han reportado ser mejores en la actividad específica, la entrega dirigida, la mínima concentración, en su encapsulación para liberación lenta de nutrientes y alta estabilidad bajo condiciones ambientales (Duhan et al., 2017). En un trabajo previo, mediante un proceso de síntesis verde, se obtuvieron nanopartículas de plata (AgNPs), de núcleo metálico y corona proteica, con un tamaño de entre 5 y 30 nm (Spagnoletti et al., 2019). Los resultados publicados indican que las NPs obtenidas son estables en el tiempo y presentan una fuerte actividad antimicrobiana. Es por este motivo que el objetivo de este trabajo reside en la implementación de estas AgNPs como tratamiento protector de semillas contra patógenos, como el agente causal del Tizón bacteriano de la soja (Pseudomonas syringae pv. glycinea). Este patógeno,


Metodología Con el objetivo de evaluar el efecto de las AgNPs sobre semillas de soja, se realizó un experimento in vitro exponiendo a las semillas a 5 concentraciones de AgNPs (0, 100, 200 y 400 µg/ml). Las semillas se desinfectaron previamente con una solución al 2% de hipoclorito de sodio durante 30 segundos y se enjuagaron durante 1 minuto con agua destilada estéril.

Posteriormente se evaluó la cinética de crecimiento del patógeno P. syringae en medio líquido KingB en ausencia y presencia de distintas concentraciones de AgNPs (0, 25, 50, 100, 200 y 400 µg/ml) mediante ensayo en microplacas de 96 pocillos, incubadas a 25°C, con agitación orbital y leídas en espectrofotómetro a una DO de 600 nm. Finalmente, para analizar el efecto del tratamiento de las semillas de soja con las AgNPs frente a la presencia del patógeno, se incubaron las semillas tratadas en placas de Petri estériles con medio KingB inoculado previamente con un césped en activo crecimiento del patógeno. Las semillas se incubaron durante 4 días,

Figura 1

Porcentaje de germinación observado en semillas de soja expuestas a diferentes concentraciones de AgNPs (0, 100, 200 y 400 µg/ml). Letras diferentes indican diferencias estadísticamente diferentes con respecto al control (semillas no tratadas con AgNPs).

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En nuestro país, se encuentra distribuida en todas las zonas del cultivo de soja y se desconoce, en la actualidad, su incidencia en el rendimiento. En el presente trabajo se analizó el potencial uso de nanopartículas de plata (AgNPs) generadas a partir de una síntesis verde para inhibir el crecimiento del patógeno bacteriano Pseudomonas syringae.

Se incubaron en placas de Petri estériles con medio agar-agua durante 4 días, en una cámara de crecimiento a 25°C±2 y oscuridad continua. Transcurrido el periodo de incubación, se registraron los porcentajes de germinación y largo de las radículas. Luego, con el objetivo de evaluar si la exposición de las semillas a las AgNPs produce daño oxidativo, se midió peroxidación lipídica por HPLC (Seljeskog et al., 2006).

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es parte del complejo de enfermedades de fin de ciclo de la soja, causando lesiones que comienzan en las hojas superiores del cultivo como pequeños puntos angulares, traslucidos, con exudado de color amarillo tornándose marrón y rodeados de un halo clorótico (Stewart y Rodríguez, 2013).


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en una cámara de crecimiento a 25°C±2 y oscuridad continua. Se procedió a registrar los porcentajes de germinación y largo de las radículas.

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Resultados encontrados La Figura 1 muestra los porcentajes de germinación observados en las semillas expuestas a las diferentes concentraciones de AgNPs (0, 100, 200 y 400 µg/ml). Luego de 24hs de incubación, las semillas tratadas con todas las dosis de AgNPs germinaron un 49% más que las semillas sin tratar (control). A partir de las 48 hs de incubación, las semillas de soja expuestas a las dosis de 200 y 400 µg/ml de AgNPs germinaron significativamente más que las semillas control. Al cuarto día de evaluación, las semillas tratadas germinaron un 21.5% y 17% para las dosis de 200 y 400 µg/ml respectivamente (Figura 1). La exposición de las semillas a las AgNPs no modificó el largo de las radículas ni su fenotipo (datos no mostrados). Por otra parte, la detección de la peroxidación lipídica a través de los niveles de TBARS en plántulas expuestas a condiciones estresantes es un ensayo consistente para detectar el estrés oxidativo. Por lo tanto, se midió la concentración de TBARS en semillas para probar si el tratamiento con AgNPs induce niveles de especies reactivas de oxígeno (ROS) en las semillas. Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas para las muestras tratadas con NP en comparación con el control (Tabla 1).

La Figura 2 muestra los porcentajes de germinación observados en las semillas expuestas a las diferentes concentraciones de AgNPs (0, 100, 200 y 400 µg/ml) y sembradas sobre un césped del patógeno P. syringae. La presencia del patógeno redujo los porcentajes de germinación en el primer día, sin embargo las semillas tratadas con una concentración de 200 µg/ ml de AgNPs promovieron la germinación en un 34% y un 17% más que las no tratadas, a los 2 y 4 días de incubación, respectivamente (Figura 2). Nuevamente, los tratamientos con las NPs no presentaron ningún efecto anómalo en la estructura de la radícula ni su longitud. Discusión de los resultados La investigación en Nanotecnología orientada a la agricultura está en sus primeras etapas a nivel mundial. Sin embargo, se cree que la implementación de nanotecnología podría transformar las prácticas

Tabla 2

Porcentajes de inhibición del crecimiento del patógeno bacteriano P. syringae en función de concentraciones crecientes de AgNPs. Concentración de AgNPs (µg/ml)

Inhibición del crecimiento (%)

0 (control)

0

25

37

50

100

100

100

200

100

400

100

Cuando se analizó el efecto de las AgNPs sobre el crecimiento de P. syringae en medio líquido, se observó que la exposición a 25 µ/ml redujo la biomasa del patógeno en un 37%, mientras que a partir de una dosis de 50 µg/ml mostró un efecto letal (Tabla 2).

Tabla 1

Efecto de diferentes concentraciones de AgNPs en la formación de TBARS en semillas de soja.

Daño oxidativo TBARS (µmol / g PF)

Control

100 µg/ml AgNPs

200 µg/ml AgNPs

400 µg/ml AgNPs

37.2 a

38.3 a

37.8 a

38.5 a


La nanotecnología verde, utiliza fuentes biológicas como extractos vegetales o microbianos para la síntesis de nanopartículas (NPs), evitando el uso de compuestos químicos tóxicos. En el presente trabajo se analizó el potencial de nanopartículas de plata (AgNPs) generadas a partir de una síntesis verde para inhibir el crecimiento del patógeno bacteriano Pseudomonas syringae. Nuestros resultados proporcionan un avance en la síntesis verde de nanomateriales sobre otros métodos de síntesis química, ya que es rentable, fácil de escalar sin el agregado de sustancias tóxicas. Asimismo, la mayoría de los productos fitosanitarios son solubles en solventes orgánicos, siendo éstos

muy nocivos. En este caso, las NPs de síntesis verde que aquí implementamos para el control de patógenos, gracias al proceso de síntesis biológica y a la cobertura proteica que las mismas presentan, son solubles en agua facilitando su aplicación. Los resultados obtenidos demuestran que las AgNPs inhiben ampliamente el crecimiento de P. syringae en medio líquido y sólido. El tratamiento de semillas de soja con una dosis de 100 µg/ml de AgNPs promueve la germinación versus el control desde el primer dia. Finalmente, en presencia del patógeno, la protección de las semillas se evidenció con todas las dosis de AgNPs ensayadas, siendo la dosis óptima de 200 µg/ ml. Estos resultados sugieren que las AgNPs testeadas no solo tienen la capacidad de inducir la germinación, sino también de controlar a P. syringae en semillas de soja sin generar estrés oxidativo.

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agrícolas actuales y hacer frente a una amplia gama de desafíos, dentro de ellos el manejo de enfermedades.

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Figura 2

Porcentaje de germinación observado en semillas de soja expuestas a diferentes concentraciones de AgNPs (0, 100, 200 y 400 µ/ml) y sembradas sobre crecimiento de Pseudomonas syringae. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente diferentes con respecto al control (semillas no tratadas con AgNPs).


Conclusiones • En este trabajo evidenciamos que el tratamiento de semillas de soja con las AgNPs induce el proceso de germinación sin generar daño oxidativo. Paralelamente, las AgNPs no solo inducen la germinación de las semillas, aún frente a la exposición directa y prolongada al patógeno P. syringae, sino que evitan la infección.

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• Por lo tanto, el uso de estas nanopartículas verdes podría devenir en un futuro cercano, en un producto potenciador de la germinación y protector de semillas contra patógenos.

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Referencias Duhan, J.S., Kumar, R., Kumar, N., Kaur, P., Nehra, K., Duhan, S. 2017. Nanotechnology: The new perspective in precision agriculture. Biotechnology Reports, 15, 11-23. Durán, N., Nakazato, G., Seabra, A.B., 2016. Antimicrobial activity of biogenic silver nanoparticles, and silver chloride nanoparticles: an overview and comments. Appl. Microbiol. Biotechnol. 100, 6555-6570. Scott, N.R., Chen, H., Cui, H. 2018. Nanotechnology applications and implications of agrochemicals toward sustainable agriculture and food systems. 6451-6456. Seljeskog, E., Hervig, T., Mansoor, M.A., 2006. A novel HPLC method for the measurement of thiobarbituric acid reactive substances (TBARS). A comparison with a commercially available kit. Clin. Biochem. 39, 947-954. Spagnoletti, F.N., Spedalieri, C., Kronberg, F., Giacometti, R. 2019. Extracellular biosynthesis of bactericidal Ag/AgCl nanoparticles for crop protection using the fungus Macrophomina phaseolina. Journal of environmental management, 231, 457-466. Stewart, S., Rodríguez, M. 2013. Manual de Identificación de Enfermedades de la Soja. INIA. Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria. Boletín de Divulgación, (104), 22.

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EEA INTA Marcos Juárez 2 EEA INTA Oliveros.

Enfermedades en soja. Actualización e interacción con manejo y características ambientales, impacto en el resultado. Fungicidas Factores involucrados en la producción de epidemias, y la integración de estos conocimientos, para un manejo eficiente de enfermedades con menor impacto ambiental.

Palabras Claves: Soja; Enfermedades; Fungicidas.

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Autores: Lenzi, L.1; Lago, M.E.2


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Dos campañas, dos ambientes: efecto sobre las enfermedades Entre los factores que afectan el rendimiento de cultivos, el ambiente es uno de los más importantes para condicionar la expresión del potencial de rinde, siendo también determinante para la manifestación epidémica de enfermedades. En el sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba, las últimas campañas de soja se caracterizaron por condiciones ambientales contrastantes de un año a otro. Así, mientras en el ciclo 2017/18 se observó una fuerte sequía a nivel regional, en la campaña 2018/19 las lluvias estivales superaron a las medias históricas. En la campaña 2017/2018 se observaron muy pocas enfermedades foliares hasta R6, y el mal desarrollo de los cultivos debido, a la sequía, enmascaró la ocurrencia de enfermedades vasculares. Sin embargo, más allá de la condición ambiental imperante en la región, se observaron diferencias en el desarrollo de los cultivos y la ocurrencia de enfermedades, en función de las condiciones meteorológicas locales, la presencia o no de napa y el manejo en cada predio. En numerosos lotes se registró una alta incidencia de plantas que se secaron durante los meses de febrero y marzo, detectándose en las mismas la presencia de podredumbre carbonosa (Macrophomina pasheolina), que fue favorecida por las condiciones de altas temperaturas y escasas precipitaciones. En lotes con mejores condiciones hídricas, principalmente debido al aporte de la napa, durante febrero y marzo se detectaron plantas afectadas por cancro de tallo (Diaporthe/Phomopsis), con incidencias más altas respecto a otras campañas, y mayor prevalencia en el sur de Santa Fe respecto al área de Marcos Juárez. El síndrome de la muerte súbita (Fusarium spp.) se observó con baja prevalencia e incidencia, particularmente en cultivares muy susceptibles y en cultivos bien desarrollados. En casos puntuales también se observó la presencia de podredumbre húmeda del tallo (Sclerotinia sclerotiorum), principalmente en lotes con presencia de napa, menor distanciamiento entre surcos y altas densidades de plantas, en los cuales se registraron

precipitaciones abundantes en floración durante el mes de diciembre. Entre las llamadas "enfermedades de fin de ciclo", la más importante fue la mancha marrón (Septoria glycines) que alcanzó valores moderados de severidad a principios de enero, pero que no progresó debido a las escasas precipitaciones registradas posteriormente. En los últimos estadíos reproductivos, se detectó el "tizón de la hoja" por Cercospora spp., pero con severidades que generalmente se mantuvieron de bajas a moderadas. Esa campaña cerró con un temporal. El prolongado período con lluvias abundante obligó en algunos casos a retardar la cosecha, comprometiendo seriamente la sanidad de semilla remanente en el campo. Esta fue afectada por especies del complejo Diaporthe / Phomopsis y Fusarium spp., observando además numerosas semillas contaminadas con bacterias. Asimismo, las condiciones de sequía y altas temperaturas durante enero hasta marzo, pueden haber afectado negativamente el vigor de las semillas. Por su parte, la campaña 2018/19 se caracterizó por lluvias superiores a las históricas en los meses de noviembre, diciembre y enero, pero menores en febrero, y por la alternancia de períodos con altas temperaturas seguidos por períodos con temperaturas bajas. En esta campaña la implantación de los cultivos fue problemática en las siembras de octubre y principios de noviembre, debiendo resembrarse numerosos lotes. Esto puede atribuirse a la combinación de distintos factores como bajas temperaturas, precipitaciones intensas que generaron anegamientos, posible fitotoxicidad por herbicidas, baja calidad de semillas y alta carga de patógenos en rastrojos, como consecuencia de las condiciones ambientales ocurridas durante la campaña anterior. En muestras de plántulas se detectaron patógenos como Fusarium spp, Rhizoctonia solani, Phytopthora sojae, Macrophomina phaseolina y Colletotrichum spp. Además de la disminución en el stand de plantas, las condiciones mencionadas durante las etapas tempranas del cultivo pueden haber producido deterioro de raíces,


Las condiciones de lluvias abundantes hasta el mes de enero fueron favorables para las enfermedades que afectan el follaje, presentándose mancha marrón con niveles mayores respecto a otras campañas durante enero. Sin embargo, durante el mes de febrero el avance de esta enfermedad se retrasó por las escasas precipitaciones, observándose durante el mes de marzo un incremento de la severidad. Los periodos de altas temperaturas nocturnas en enero y febrero, en combinación con alta humedad relativa fueron favorables para la mancha ojo de rana (Cercospora sojina), que se presentó con incidencias superiores a las observadas en las últimas campañas, aunque sin alcanzar los niveles propuestos como umbrales de daño. Hacia el fin del ciclo del cultivo, se incrementó la presencia del tizón foliar por Cercospora (Cercospora kikuchii, Cercospora spp.), que alcanzó niveles moderados de severidad. Hacia el fin de marzo se detectó la roya de la soja Phakopsora pachyrhizi, pero en la mayoría de los casos los cultivos se encontraban próximos a madurez, por lo que no fue necesario el uso de fungicidas para su control. En las dos campañas descriptas se detectaron también patógenos como Ascochyta, Phyllosticta, Alternaria y Peronospora manshurica y bacteriosis causadas por bacterias de los géneros Pseudomonas y Curtobacterium, generalmente con bajas incidencias y severidades. También debe destacarse que se produjeron numerosas consultas por hojas quemadas por calor y con síntomas

Manejo de enfermedades: integrando herramientas La propuesta del manejo integrado de enfermedades se basa en el monitoreo frecuente, el diagnóstico preciso y la combinación de los distintos métodos de control disponibles. Entre las herramientas disponibles, se mencionan la utilización de cultivares resistentes, las rotaciones, el uso de cultivos de servicio, la fecha de siembra, el espaciamiento entre surcos y la utilización de fungicidas basada en sistemas de decisión que tengan en cuenta factores que afecten la disponibilidad de inóculo y las condiciones ambientales, principalmente las precipitaciones acumuladas entre R3 y R5 y la intensidad de las enfermedades. Los sistemas de decisión para la aplicación de fungicidas han significado un avance hacia la sostenibilidad de los sistemas, pero a la hora de pensar en el manejo de enfermedades es importante considerar sistemas de cultivos que permitan reducir la manifestación de las mismas, ya que la secuencia de cultivos elegida y la incorporación de cultivos de cobertura pueden afectar el desarrollo de las distintas enfermedades. Así por ejemplo, en ensayos de larga duración realizados en la EEA INTA Oliveros, se pudo observar que la inclusión de trigo como cultivo de cobertura, incrementó la incidencia de muerte súbita, pero disminuyó la severidad de podredumbre carbonosa y la incidencia de enfermedades foliares como mancha marrón, tizón foliar por Cercospora y mancha ojo de rana. Una vez definido el sistema de cultivos a utilizar en un predio, es importante priorizar el uso de genotipos resistentes cuando sea posible. Es así, que en enfermedades como la podredumbre de raíz y tallo por Phytophthora sojae, el cancro del tallo o la mancha ojo de rana se dispone de cultivares resistentes que permiten un control efectivo. En el caso del síndrome de la muerte súbita, si bien ningún cultivar posee resistencia completa, existen diferencias en el comportamiento varietal. En las EFC como mancha marrón, se considera que todos los cultivares son susceptibles, por lo que su manejo se

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En el mes de febrero, coincidiendo con menores precipitaciones y altas temperaturas, en localidades donde las lluvias de febrero fueron muy escasas, se observaron lotes con sectores con plantas secas, detectándose en las mismas la presencia de Macrophomina phaseolina, Fusarium spp y Rhizoctonia solani. Si bien se observaron lotes con cancro de tallo, la prevalencia del mismo fue muy inferior a la campaña previa. Por el contrario, el síndrome de la muerte súbita se observó con mayor prevalencia e incidencia que la campaña anterior, al igual que la podredumbre húmeda del tallo.

por fitotoxicidad de herbicidas, fungicidas o insecticidas, generalmente asociados con aplicaciones realizadas en periodos de alta temperatura.

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facilitando la entrada de patógenos que se expresaron posteriormente.


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basa en otras herramientas como las rotaciones y el uso de fungicidas. En condiciones que favorecen una mayor disponibilidad de inóculo para las enfermedades de fin de ciclo, y en presencia de condiciones ambientales favorables, el uso de fungicidas es una alternativa para el control de las mismas. En ensayos realizados en la EEA INTA Marcos Juárez en campaña 2017/18, cuando las condiciones no fueron conducentes para estas enfermedades durante la formación de vainas y llenado de granos, y debido a las escasas precipitaciones (45 mm entre R3-R6) no se detectaron diferencias de rendimiento en los tratamientos con fungicidas respecto al testigo sin aplicación. En cambio, en la campaña 2018/19, se observaron incrementos de rendimiento del orden del 1 al 8 %, en

los tratamientos con fungicidas, siendo la respuesta mayor en los casos en que el estadio fenológico R3 se alcanzó en el mes de enero, respecto a aquellos en que se alcanzó este estadío en el mes de febrero. Cabe destacar que en el primer caso, las precipitaciones entre R3 y R5 fueron de 77 mm, mientras que en los que llegaron a R3 en febrero, las lluvias entre R3 y R5 fueron de solo 16 mm, demostrando la importancia del factor ambiental. El avance hacia una mayor comprensión de los múltiples factores involucrados en la producción de epidemias, y la integración de estos conocimientos, contribuirá al manejo eficiente de enfermedades con menor impacto ambiental, en sistemas reales de producción.

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Laboratorio de Sanidad Vegetal SIEF; 2 Universidad Nacional del Noroeste de la provincia de Buenos Aires (UNNOBA); 3 Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) Contacto: cristina_palacio@hotmail.com

Sanidad de soja en el sudeste bonaerense: antecedentes del cancro del tallo en soja causado por Diaporthe caulivora

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Autores: Palacio, C.123

Un repaso de las enfermedades vasculares (cancro del tallo de soja y la podredumbre húmeda del tallo), que se observaron con mayor frecuencia durante la campaña 20182019 en el sudeste bonaerense.

Palabras Claves: Epifitias; Identificación; Regiones; Manejo; Soja; Cancro; Diaporthe caulivora; CTS.


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El cultivo de soja en el Sudeste de la provincia de Buenos Aires entra cada campaña, desde hace aproximadamente 25 años, como parte de la rotación anual. En la región, la superficie de producción del cultivo se incrementa año a año desde hace dos décadas, con variaciones, dependiendo del contexto económico. Si bien el cultivo de soja presenta diferentes adversidades, las enfermedades son partes del conjunto de factores que afectan el rendimiento en forma directa, y entre ellas, las enfermedades vasculares hoy se ven como un problema a la hora de pensar en la soja como cultivo de producción. El cancro del tallo de soja y la podredumbre húmeda del tallo son las enfermedades vasculares que se observaron con mayor frecuencia durante la campaña 2018-2019 en esta región (Palacio y Rosso, 2019). Si hacemos un repaso de lo que ha pasado con el cancro de soja en la Argentina, debemos considerar que el cancro del tallo de la soja (CTS) es una de las enfermedades más importante de este cultivo, causando pérdidas de rendimiento superiores al 90% en la década del 90 cuando se diagnosticó como agente causal de la enfermedad a Diaporthe meridionalis (DPM) (Ivancovich, 1992). En Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Tucumán y Entre Ríos, causó daños con características epidémicas en 1996/97 (Vallone y Giorda, 1997; Grijalba y Marino, 2001). En el noroeste argentino DPM causó severas pérdidas durante 1996/97 y 1997/98 (Ploper, 2006). También otros autores destacan el impacto económico causado por DPM en Argentina (Pioli, Gattuso, Prado y Borghi, 1997). Actualmente, el agente causal del CTS se denomina Diaporthe aspalathi Janse van Rensburg, Castlebury & Crous (Rensburg et al., 2006). El CTS fue sorteado por la existencia de cultivares resistentes que reemplazaron a los susceptibles. En 1999 se observaron en la provincia de Santa Fe síntomas de cancro en tallos de soja, cuyos aislamientos fueron estudiados morfológica y molecularmente determinando que su agente causal era Diaporthe caulivora (DPC) (Pioli, Morandi, Luque y Gosparini, 2002; Pioli et al., 2003; Pioli, Morandi y Cairo, 2004; Grijalba y Guillin, 2005). Hoy el CTS causado por DPC, es una enfermedad endémica en Argentina y se ha observado un aumento progresivo en lotes de producción de soja, registrándose en el sur de la provincia de Buenos Aires pérdidas de rendimiento del 20 al 40% en 2003/04.

Durante 2010 al 2013 se confirmó molecularmente que el DPC fue 7 el agente causal del CTS, en el 61% de los aislamientos realizados (Lago, Ridao y San Martino, 2007; Ridao, 2013; Sánchez, Ridao y Colavita, 2015). Durante esos años, las pérdidas por CTSc estimadas en el sudeste de Buenos Aires (SEBA) fueron de hasta 50%, 45% y 8% en el peso de grano/planta, número de granos y P1000, respectivamente (Montoya y col., 2017). La enfermedad se presentó en el 100% de los lotes relevados, con incidencia de hasta 55% desde 2005. En 2019, en el sur de la provincia de Buenos Aires, se observaron lotes afectados por DPC en Necochea, Tandil, Vela, Tres Arroyos y Madariaga (Palacio y Rosso, 2019). Los aislamientos obtenidos de Tres Arroyos y Tandil están siendo identificados por métodos tradicionales y/o moleculares, a pesar de que se sabe que Dc continúa siendo la especie dominante, no reportándose D. aspalathi. (Montoya, M. 2018). El CTSc puede presentarse con síntomas variables, no obstante, una caracterización morfológica, patogénica y genética, indicó escasa variabilidad del patógeno. Estudios epidemiológicos sobre las fuentes de inóculo han permitido determinar: la incidencia e importancia de Dc en semillas, su asociación con síntomas en planta y su efecto sobre el poder germinativo; la importancia de los rastrojos en la producción de peritecios en el campo, la liberación de ascosporas, su dinámica temporal; la capacidad saprofítica sobre rastrojos de diferentes cultivos, la ausencia de picnidios del patógeno y la capacidad de invadir malezas frecuentes de los sistemas productivos (Lago, 2010; Rossi y Ridao, 2011; Grijalba y Ridao, 2012; Schlie y col., 2017a;2017b; Montoya y col., 2017). Las condiciones ambientales del SEBA en estadios vegetativos de la soja suelen ser conductivas para la infección, y en ensayos de fechas de siembra se confirmó que las siembras tempranas se relacionan con mayor incidencia de CTSc y sojas de primera fueron más afectadas que las de segunda. Se observó además que las lluvias no necesariamente están asociadas con la ocurrencia y progreso del CTSc, y que las curvas epidémicas de progresión en el tiempo en una campaña de campo en Balcarce se ajustaron a un modelo logístico (Montoya, 2018).


Se trabaja sobre el comportamiento genético de las variedades comerciales más sembradas en la región con métodos de detección de resistencia y se considera que, si bien realizar heridas podría interferir en la adecuada valoración de la reacción de los genotipos (Montoya M., 2018), se están analizando la respuestas de los cultivares más sembrados en la zona a inoculaciones artificiales con heridas de distinto grado en el tallo bajo condiciones controladas (Palacio y col., 2019). Red de INNOVADORES

Lo citado anteriormente sustenta prácticas para el manejo, como uso y disposición de semilla propia, rotación de cultivos, control de malezas, manejo de rastrojos y el desarrollo de sistemas de predicción. Se iniciaron estudios prospectivos sobre posibles periodos de protección con fungicidas, en etapas vegetativas del cultivo. Desde 2014/2015 se evalúa el comportamiento de cultivares de la RECSO en Balcarce, habiéndose detectado variabilidad (Montoya M., 2018)

111 Grijalba, P.E.; Ridao, AdelC. (2012). Survival of Diaporthe phaseolorum var. caulivora (causal agent of soybean stem canker) artificially inoculated in different crop residues. http://normasapa.com/como-referenciararticulos-cientificos/ (4):271-274. Grijalba P.E., Guillin E. (2005). Diaporthe phaseolorum var. caulivora en Buenos Aires. En Proceedings 13° Congreso Latinoamericano de Fitopatología. Córdoba, Argentina. p. 428. Lago M.E. (2010). Etiología y Aspectos Epidemiológicos del Cancro del Tallo de la Soja en el Centro y Sudeste Bonaerense. Tesis Magister Scientiae en Producción Vegetal. Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Mar del Plata. Balcarce, Argentina. 87 pp. Lago M.E., Ridao A. del C., San Martino S. (2007). Prevalencia e incidencia del cancro del tallo de la soja en el SE de la provincia de Buenos Aires, Argentina. XL Congresso Brasileiro de Fitopatologia. Fitopatología Brasileira. 32 (suplemento), agosto 2007. pp. S311. Montoya M.; Schlie G. y Ridao A. del C. (2017). Cuantificación de pérdidas de∙ rendimiento por Sclerotinia sclerotiorum y Diaporthe caulivora en soja. Resúmenes 4° Congreso Argentino de Fitopatología, pág. 443. 19 a 21/04/2017, Mendoza, provincia de Mendoza. Montoya M. (2018). Estado actual del conocimiento sobre el cancro del tallo de la soja causado por Diaporthe caulivora en la región productora sur de Argentina. Resúmenes 1° Taller Nacional de Enfermedades en Cultivos Extensivos, pág. 13. Abril 2018, Pergamino, provincia de Buenos Aires. Palacio, C. y col. (2019). Evaluación de cultivares comerciales utilizados en el Sudeste de Buenos Aires, frente a la inoculación artificial con Diaporthe phaseolorum var. caulivora. Trabajo en proceso en instalaciones de Laboratorio de Sanidad Vegetal SIEF. Tandil - 2019 Palacio, C., Rosso, A. (2019). Estado del Cultivo de Soja: cancro del tallo. Informe Sanidad Vegetal. Boletín de divulgación. Informe Sanitario de Cultivos: Sudeste de Buenos Aires N°11- 2019. www.sanidadvegetalsief. webnode.com/informes Pioli R., Cairo C., Morandi E.N. (2004). Confirmación morfológica y molecular de Diaporthe phaseolorum var. caulivora como agente causal predominante de la CTS en la región sojera núcleo de Argentina. XXIV Reunión Anual de Sociedad de Biología de Rosario. p. 218. Pioli R., Gattuso S., Prado D., Borghi A. (1997). Outbreak of soybean canker caused by Diaporthe phaseolorum var. meridionalis in Santa Fe, Argentina. Plant Dis. 81:1215. 8 Pioli R.N., Morandi E.N., Luque A., Gosparini C.O. (2002). Recent outbreak of soybean stem canker caused by Diaporthe phaseolorum var. caulivora in the main soybean producing region of Argentina. Plant Disease Note, 86(12):1403. https://doi.org/10.1094/PDIS.2002.86.12.1403A. Pioli R.N., Morandi E.N., Martínez M.C., Lucca F., Tozzini A., Bisaro V., Hopp H.E. (2003). Morphologic, molecular, and pathogenic characterization of Diaporthe phaseolorum variability in the core soybean-producing area of Argentina. Phytopathology 93:136-146. Ploper D. (2006). Situación actual de las enfermedades de fin de ciclo y de la roya de la soja en el noroeste argentino y recomendaciones para su manejo. Seminario de Capacitación Soja para el NOA 2006. http://www.conicet.gov.ar/new_scp/detalle.php?keywords=&id=31599&congresos=ye s&detalles=yes&congr_id=1939284 Rossi, M.E.; A. Del Del C. Ridao. (2011). Principal variante del complejo Diaporthe/Phomopsis (D. p. var. caulivora) vehiculizada por la semilla de soja en el centro sur de la provincia de Buenos Aires. Análisis de Semilla 20: 80-951. ISSN 1851- 1678. Ridao A. (2013). Cancro del tallo de la soja: momento de identificarlo. INTA. https://inta.gob.ar/noticias/cancro-del-tallo-de-la-soja-momento-de-identificarlo. Sánchez M.C., Ridao A. del C., Colavita M.L. (2015). Diaporthe caulivora: agente causal de cancro del tallo predominante en cultivos de soja del sudeste bonaerense. Revista FAVE-Ciencias Agrarias 14 (2). DOI: https://doi.org/10.14409/fa.v14i2.5729 Schlie G.; Montoya M.; Quiroz F.; Ridao A. del C. (2017b). Dinámica De Diaporthe caulivora en rastrojo de soja en el sudeste bonaerense. Resúmenes 4° Congreso Argentino de Fitopatología, pág. 444. 19 a 21/04/2017, Mendoza, provincia de Mendoza. 15 Schlie G.; Montoya M.; Quiroz F. y Ridao A. del C. (2017a). Malezas como hospedantes alternativos de Diaporthe caulivora en el sudeste bonaerense. Resúmenes 4° Congreso Argentino de Fitopatología, pág. 445. 19 a 21/04/2017, Mendoza, provincia de Mendoza.

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Bibliografía


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Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), Monteagudo 2772, Pergamino, Buenos Aires, Argentina. Fitopatología. 2 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Ruta 32 km 4,5, Pergamino, Buenos Aires, Argentina. Contacto: miguellavillapergamino@gmail.com 1

Umbral de daño económico para el tizón foliar causado por Cercospora kikuchii en soja

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Autores: Lavilla, M. 1, Ivancovich, A.1, Díaz Paleo, A. 1;2

Ensayo realizado en Pergamino que analiza el uso de fungicidas foliares y el manejo integrado de la enfermedad en el cultivo de soja.

Palabras Claves: Tizón foliar por Cercospora; Rendimiento; Umbral de daño económico; Soja.


El TFC es causado por Cercospor kikuchii, que es un patógeno policíclico. El proceso de infección en plantas de soja se inicia cuando los conidios y/o micelio, sobrevivientes en semillas o en rastrojos infectados, germinan y generan uno o varios tubos germinativos. Bajo condiciones controladas, 25°C y saturación hídrica (Schuh, 1991), el 50% de las conidios germinan a las 2 h de incubación como se corroboró experimentalmente. El tubo germinativo penetra en la superficie del folíolo del hospedante, a través de los estomas, desarrollándose las hifas primarias y secundarias que colonizan el mesófilo. Las hifas liberan micotoxinas (Velicheti & Sinclair, 1994) que destruyen las células circundantes, necrosando los tejidos y provocando los síntomas del TFC. Después de tres a cinco días de la infección se forman los conidióforos, en los cuales, a partir de la célula conidiógena, se produce una nueva generación de conidios libres que se propagan principalmente por viento para iniciar un nuevo ciclo biológico de C. kikuchii y por ende desarrollo de la enfermedad. En laboratorio (invernáculo) el ciclo de vida de C. kikuchii y el desarrollo del TFC culmina entre los 15 a los 20 post-inoculación. El objetivo de este trabajo fue determinar a campo el umbral de daño económico para el TFC durante los años 2016, 2017 y 2018.

Materiales y métodos

Las semillas de soja estaban tratadas con el fungicida curasemilla carbendazim y tiram (PC 10% + 10%: 300 cm3/100 kg semilla), además de inoculadas con inoculante a base de Bradyrhizobium japonicum,. La densidad de siembra fue de 35 plantas.m-2. Las fechas de siembra fueron alrededor de la tercera quincena de noviembre. Se llevó a cabo el manejo de malezas e insectos para prevenir reducciones de rendimiento debido a estos factores bióticos. Se utilizó un diseño en bloques completamente aleatorizados con 3 repeticiones, en el que se evaluaron 9 tratamientos (Tabla 2). Cada unidad experimental fue de 6 surcos espaciados a 0,525 m por 5 m de largo. Los tratamientos (Tabla 1) incluyeron diferentes momentos de aplicación de una mezcla de un fungicida foliar compuesta por fluxapyroxad (carboxamida; 8,1%), pyraclostrobin (estrobilurina; 5%) + epoxiconazol (triazol; 5%), que es un fungicida foliar de acción preventiva y curativa. Los tratamientos fueron aplicados con una mochila de presión constante equipada con una barra de cuatro pastillas de cono hueco distanciadas a 35 cm, arrojando un caudal de 170 l/ha, con una presión de 50 lb.pulg-2. El fungicida fue utilizado en dicho experimento como una herramienta para evaluar una propuesta de aplicación de fungicidas foliares en diferentes momentos de aplicación en relación a los efectos del TFC y no para determinar la eficiencia específica de sus ingredientes activos. Diagnóstico de las enfermedades presentes en el ensayo Durante el ciclo de cultivo se registraron las enfermedades presentes en los estados fenológicos: R2, plenitud de

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Datos del ensayo El ensayo se llevó a cabo durante los años 2016, 2017 y 2018, en un campo ubicado en la localidad de Pergamino sobre un suelo Argiudol típico, serie Pergamino sobre un cultivar de soja Nidera 5009 (susceptible a la enfermedad). El lote presentaba más de 10 años de agricultura continua y el cultivo antecesor al ensayo fue soja.

113 Soja 2019

Introducción El tizón foliar por Cercospora (TFC) aún no ha generado ninguna epifitia en Argentina, sin embargo los datos relevados entre 2015 y 2018 por Lavilla e Ivancovich, demuestran que esta enfermedad es endémicas en el país. La interacción entre el hospedante susceptible, el patógeno virulento y el ambiente predisponente en un período de tiempo prolongado, podría generar una epifitia del TFC y/o de la MPS en Argentina. En tal sentido determinar un umbral de daño económico para el control químico del TFC es imprescindible para su manejo integrado. El manejo de enfermedades trata de regular a los organismos fitopatógenos y no de erradicarlos, y su concepto está estrechamente ligado al de “umbral de daño económico”, definido como la menor densidad de población del patógeno que causa daño económico.


floración; R3, inicio de formación de vainas; R4, plenitud de formación de vainas; R5, inicio de llenado de granos; R5.5, tamaño del grano del 50%; R6, plenitud de llenado de granos; R7, madurez fisiológica y R8, plenitud de madurez; según la escala de Fehr y Caviness (1977).

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La identificación de las enfermedades se realizó a través de las observaciones de síntomas visibles a campo, y mediante aislamientos en medio de cultivo agar papa glucosado (APG).

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Evaluación de la incidencia y la severidad del tizón foliar por Cercospora Para cuantificar al TFC se utilizaron las variables patométricas I y S, y posteriormente se calculó la intensidad de la enfermedad (IE), que se define como el producto entre la incidencia y la severidad evaluada dividido 100 de las variables analizadas fue la severidad (porcentaje de área foliar enferma). Finalmente con los datos de la intensidad de la enfermedad se realizaron los cálculos del análisis del área bajo la curva de progreso de la enfermedad. Análisis del área enfermedad para Cercospora. Los resultados de fueron analizados

bajo la curva de progreso de la la intensidad del tizón foliar por la IE, medidos desde R2 hasta R7, utilizando el área bajo la curva de

progreso de las enfermedades (ABCPIE). Este parámetro es una representación gráfica de la intensidad de la enfermedad en función del tiempo que permite resumir en un solo valor el total de la misma y caracterizarla a lo largo del ciclo. Este valor fue calculado según el modelo de integración trapezoidal (Campbell y Madden, 1990), de acuerdo a la fórmula:

Donde Yi es la intensidad de la enfermedad y t es el período de evaluación en días después de la siembra, o cualquier otra escala que se desee usar en función del tiempo. En este caso las unidades serán porcentajes (%) y días. Además, es prudente destacar que este método de análisis epifíticos considera la variación de la epifitia en el tiempo, para los análisis comparativos visuales que pudieran requerirse. Análisis del rendimiento de grano y de sus componentes principales (número de granos y peso de mil granos) El rendimiento de grano (R) (kg ha-1) de cada unidad experimental se evaluó mediante cosecha manual de plantas en R8, cuando las mismas alcanzaron la humedad de cosecha, obteniendo dos muestras de 2 m2 cada una, localizadas en los surcos centrales de cada parcela y su Tabla 1

Características de ensayo: (*) Umbral de acción del TFC: incidencia (I) (número de plantas con síntomas) 50% y un 25% de severidad (S) (porcentaje de tejido foliar afectado por la enfermedad). Fungicida: fluxapyroxad (carboxamida; 8,1%) más pyraclostrobin (estrobilurina; 5%) más epoxiconazol (triazol; 5%); Dosis 800 ml ha-1. Tratamientos

Momento de aplicación

1

R2

2

R3

3

R4

4

R5

5

R5.5

6

R3 y R5

7

R2, R3, R4, R5, R5.5.

8

UA de TFC (*)

9

Testigo absoluto


Resultados y discusión El TFC reduce significativamente el R en soja a partir de los primeros síntomas visuales en el cultivo (Tabla 2). El tratamiento 7, aplicaciones de fungicida foliar desde R2 a R5.5, fue el de mejor performance respecto al aumento de R y control del TFC. Sin embargo el tratamiento 7 no es ecológicamente aceptable pues puede generar alteraciones en la población de C. kikuchii, que de por sí ya presenta una alta variabilidad genética.

Análisis estadístico El análisis estadístico de los resultados obtenidos en las variables analizadas (R, NG, PMG y ABCPIE) se realizó mediante un análisis de la varianza (ANAVA) y la comparación de medias mediante una prueba de Tukey (alfa= 5%). Se corroboraron los supuestos de normalidad de distribución dos errores mediante la prueba de Shapiro-Wilks modificado y de homogeneidad de

Los tratamientos 3 (R4), 6 (R3 y R5) y 8 (UA del TFC) podrían considerarse económicamente viables para

Tabla 2

Evaluación del momento de aplicación de fluxapyroxad (carboxamida; 8,1%), pyraclostrobin (estrobilurina; 5%) + epoxiconazol (triazol; 5%), durante los años 2016, 2017 y 2018 sobre las diferentes variables estudiadas. Análisis de la varianza (α = 0,05). Tratamiento

R+++

NG++++

PMG+++++

ABCPIE++++++

1

5293B+

3850B

147A

1177D

2

5575++CD

4110CD

148A

997C

3

5958E

4100CD

151AB

913C

4

5616D

3990BC

144A

1210D

5

5379BC

3856B

145A

1303E

6

6147E

4076CD

165BC

817B

7

6430F

4178D

171C

464A

8

5970E

4086CD

154AB

918C

9

4732A

3573A

150AB

1652F

Tratamiento

**

**

*

**

Repetición

n.s.

n.s.

n.s.

n.s.

C.V.

1,36

1,42

3,54

2,8

D.M.S.

224,28

164,11

15,75

85,26

+ Letras distintas indican diferencias estadísticamente significativas; ++ Los valores de cada tratamiento para cada variable son los promedios de las tres repeticiones y de los tres años de evaluación; +++ R: Rendimiento en granos (kg ha-1); ++++ NG: número de granos m-2; +++++ PMG: peso de mil granos; +++++++ ABCPIE: Área bajo la curva de la intensidad de la enfermedad; n.s.: diferencias no significativas; * diferencias significativas, ** diferencias altamente significativas; D.M.S: diferencia mínima significativa; C.V: coeficiente de variación.

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varianzas mediante el gráfico de residuos versus predichos, se utilizó el programa estadístico Infostat versión 2011 (Di Rienzo et al., 2018.).

115 Soja 2019

posterior desgranado con una trilladora estacionaria. El grano fue pesado y su contenido de humedad medido, a efectos de expresar los rendimientos corregidos a 13,5% de humedad. El peso de mil granos (PMG) se midió con un contador electrónico de granos (corregido a 13,5% de humedad). El número de granos por metro cuadrado (NG) fue calculado con los datos de R y PMG.


21% (Tabla 2). Carmona et al., (2004) concluyeron que las enfermedades de fin de ciclo de soja en Argentina pueden reducir el R entre un 8 a un 10% con un máximo del 30%. El TFC reduce un 2,5% el R en los países productores de soja Savary et al., (2019).

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enfrentar con éxito al TFC, debido a que con una sola aplicación de fungicida foliar tuvo los mayores aumentos de R respecto al testigo. Asimismo, el tratamiento 8 sería el único que es económicamente y ecológicamente viable, pues aplicaríamos el fungicida foliar cuando el TFC llega al UA; evitando así pérdidas de R cercanas al

Soja 2019

116

Conclusión • El UA (50% de incidencia y 25% de severidad) para el TFC, consensuado mediante la experiencia y el análisis exhaustivo de la bibliografía, pudo corroborarse a campo, siendo así el primer reporte a nivel nacional del UA a utilizar para el control químico del TFC. Este avance científico favorecerá al uso racional de fungicidas foliares y empodera aún más el manejo integrado de enfermedad en soja.

Bibliografía Campbell, C.L. y L.V. Madden, 1990. Introduction to plant disease epidemiology. John Wiley & Sons, New York. p.532. Carmona, M.D., Ploper, P., Grijalba, M., Gally D., Barreto, D. 2004. Enfermedades de fin de ciclo del cultivo de soja. Guía para su reconocimiento y manejo, Buenos Aires. 20 pp. Di Rienzo J.A., Casanoves F., Balzarini M.G., Gonzalez L., Tablada M., Robledo C.W. InfoStat versión 2018. Centro de Transferencia InfoStat, FCA, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. URL http://www.infostat.com.ar Fehr, W.R. y Caviness, C.E. 1977. Stages of soybean development. Spec. Rep. 80, Iowa State University, Ames, Iowa. Price, III, P., Padgett, G, Purvis, A. M., Cai, G., Robertson, C., Schneider, R. & Albu, S. 2015. Fungicide Resistance in Cercospora kikuchii, a Soybean Pathogen. Plant Disease. 99. 150511060006009. 10.1094/PDIS-0714-0782-RE. Savary, S., Willocquet, L., Pethybridge, S. J., Esker, P., McRoberts, N., Nelson, A. 2019. The global burden of pathogens and pests on major food crops. Nature Ecology & Evolution. 3: 430 – 439. Disponible en: https://www.nature.com/articles/s41559-018-0793-y Schuh, W. 1991. Influence and leaf wetness period on conidial germination in vitro and infection of Cercospora kikuchii on soybean. Phytopathology 81: 1315-1318. Velicheti, R.K. & Sinclair, J.B. 1994. Production of cercosporin and colonization of soybean seed coats by Cercospora kikuchii. Plant Dis. 78:342-346.

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Efecto del ambiente y prácticas de manejo sobre las poblaciones de las principales especies de chinches fitófagas en Argentina Conocer su biología, lugares y condiciones que atraviesan en estado adulto permite predecir con mayor certeza cuán importante pueden ser las poblaciones en un cultivo.

Palabras Claves: Chinches; Manejo de plagas.

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EEA INTA Marcos Juárez Contacto: flores.fernando@inta.gob.ar

117 Soja 2019

Autores: Flores, F.; Balbi, E.


Red de INNOVADORES Soja 2019

118

Las chinches y las enfermedades presentes al final del ciclo de cultivo de soja constituyen los factores bióticos que mayormente afectan la producción de granos y semillas. En Argentina las especies más frecuentes que pueden afectar el rendimiento son la chinche verde Nezara viridula (L) y la chinche de la alfalfa, Piezodorus guildinii. Si bien en las últimas campañas se observó, dependiendo de los años, un aumento de las poblaciones de alquiche chico, Edessa meditabunda (Fabricius), y de la chinche de los cuernitos, Dichelops furcatus (Fabricius), el daño que producen estas especies es sustancialmente menor. En las últimas campañas también se han encontrado ejemplares de la chinche marrón Euschistus heros en altas latitudes, en las cuales difícilmente se hubiese esperado debido a sus características de desarrollo en zonas subtropicales, que al igual que la chinche de los cuernos, permanece sobre el rastrojo en el periodo desfavorable en diapausa. En lotes de producción en la EEA Marcos Juárez durante marzo de 2018, se detectaron especímenes de la chinche marrón que alcanzaron valores del 5 % en relación al total de adultos, considerando todas las especies de chinches presentes. Esta detección constituye el primer reporte oficial de la especie en la Provincia de Córdoba, así como también la latitud más austral en la que se ha detectado. En la campaña 18/19 sólo se detectaron individuos aislados en lotes de siembra muy tardía, por lo que podría inferirse que las condiciones invernales afectaron la supervivencia de esta especie neotropical.

factores cruciales en la abundancia y dinámica temporal de las poblaciones en la primavera siguiente, más allá de los factores de mortalidad natural. Piezodorus guildini posee preferencia como hospederas aquellas plantas de la familia de las leguminosas, y a pesar de su menor tamaño y peso así como también la menor capacidad reproductiva, es aquella que mayor daño produce en el cultivo de soja cuando se compara con las demás especies a iguales niveles poblacionales. Esta especie, si bien puede ser encontrada en cortezas de árboles, sus lugares de refugio invernal de preferencia son los lotes de alfalfa, malezas invernales y debajo de rastrojo en el mismo lote que completó su ciclo. Por su parte, Edessa meditabunda posee preferencia por malezas invernales como cardos de las cuales se alimenta a la salida del invierno. Para Dichelops furcatus el suelo es lugar de preferencia invernal, debajo de rastrojo abundante como colas de máquina de cosechadora o malezas como bolsa de pastor. La permanencia de la misma en el suelo y su salida de diapausa invernal en coincidencia con la emergencia del cultivo de maíz en la secuencia de cultivos constituye uno de sus mayores perjuicios.

Para poder predecir con la mayor certeza posible cuán importante pueden ser las poblaciones en un cultivo, es fundamental conocer su biología y principalmente los lugares y condiciones por los que atraviesan en estado adulto en la época desfavorable (invierno).

En Marcos Juárez, en monitoreos sucesivos, se determinó cómo fue la colonización del cultivo de trigo por Nezara y también que los valores de densidad tienen una relación directa con el aumento de los niveles de fertilización nitrogenada realizada en fines de macollaje. Los valores de monitoreo variaron entre 4 y más de 12 chinches por metro cuadrado a medida que mejoró la disponibilidad de nitrógeno, constituyendo un verdadero cultivo trampa. Al final del monitoreo, las chinches disminuyen sus poblaciones en todas las parcelas evaluadas, a través del cual se dispersaron en busca de otros hospederos ya que el trigo no constituye un hospedero para el desarrollo de la siguiente generación, a diferencia de Dichelops, en el cual se pueden observar oviposiciones y su desarrollo posterior.

Nezara viridula es una plaga cosmopolita marcadamente polífaga que afecta numerosos cultivos, a la cual la secuencia trigo-soja le ofrece un puente para el aumento de sus poblaciones. Esta especie es considerada el mayor pentatómido plaga del mundo. Luego de pasar por un período de inactividad en el invierno se traslada desde la corteza de los árboles, arbustos silvestres, hojarascas hacia cultivos como trigo, alfalfa y soja en procura de alimento. La disponibilidad y accesibilidad de estos hábitats son

Los cultivos de servicio se consolidan como una herramienta de manejo en los agroecosistemas de la región centro debido a los numerosos beneficios que otorgan como el aporte de nutrientes al suelo y la reducción de aplicación de herbicidas para el control de malezas. La incorporación de cultivos de servicio en el sistema productivo acarrea un cambio de la dinámica de poblaciones de insectos que impacta en la rotación de manera distinta según sea el cultivo posterior al mismo


La realización de secado químico del cultivo de cobertura, sin el agregado de insecticidas, puede determinar daños importantes en el cultivo siguiente si posteriormente se va a sembrar maíz cuando la especie predominante es la chinche de los cuernos. El manejo de plagas mediante el monitoreo en las distintas etapas del cultivo permite observar los patrones de colonización de los lotes que en muchas circunstancias están relacionados con el entorno del mismo. Los estudios de parche de áreas forestadas y su influencia sobre la supervivencia de chinches, especialmente Nezara, son fundamentales para entender su posible influencia en el patrón de colonización de los cultivos además de las abundancias poblacionales. En Manfredi determinaron que a medida que aumenta el área de soja sembrada, aumentan las densidades de Nezara, y que Piezodorus responde a la cercanía de los lotes entre sí. A partir de esto se puede inferir que las mayores densidades de chinches de ambas especies en lotes de siembra tardía, son producto de la colonización del mismo a través de la emigración de lotes de siembra temprana. En el centro norte de Santa Fe, Frana (2008) se concluyó sobre la importancia del paisaje y las prácticas de manejo tienen un efecto significativo sobre la abundancia poblacional de chinches comparando lotes con distintas fechas de siembra, grupos de madurez y espaciamientos. Conocer la distribución espacial y el patrón de colonización de plagas en los cultivos en relación al ambiente que los rodea puede permitir tomar medidas de

Las siembras tempranas de cultivares cortos con menores espaciamientos entre líneas permiten a los hemípteros una colonización más temprana, mayor abundancia y mayor tasa de crecimiento durante el ciclo del cultivo (Gamundi et al., 2003). El mismo autor determinó umbrales de control de 0,4; 0,8; y 1,2 chinches por metro lineal para espaciamientos de 26, 52 y 70 cm entre hileras para grupos de madurez III y IV. Al ser las chinches insectos que producen daños significativos a bajas densidades es fundamental conocer el estatus de la población plaga con el objetivo de tomar decisiones racionales, ya que se pueden estar sub o sobre estimando las poblaciones motivado por una escasa cantidad de unidades muestrales, recomendándose al menos 1 muestreo cada 3 has tomando como base 10 muestreos iniciales independientemente de la superficie. Manejo del ambiente para el control de insectos plaga El conocimiento de la biología de insectos en relación a los hospederos es fundamental para saber si solo utilizan a cultivos o malezas como fuente de alimento o si desarrollan alguna generación sobre los mismos considerándolo un hospedero adecuado. En regiones templadas, a diferencia de regiones tropicales, las chinches por efecto del fotoperíodo entran en diapausa y no desarrollan generaciones entre finales del otoño y principios de primavera. Conocer la posibilidad de multiplicarse en un hospedero y los momentos en los cuales se dispersan así como también si pueden regresar al mismo es fundamental para el diseño de estrategias de manejo. De manera general, las chinches no poseen gran capacidad de dispersión en relación a otras especies plaga como lepidópteros, por lo que el conocimiento local del ambiente en donde se desarrollan los cultivos

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Las altas densidades de chinches encontradas en cultivos de cobertura no son determinantes de que en el cultivo de verano de la rotación las poblaciones vayan a ser significativas, aunque estos cultivos actúan como puente favoreciendo la supervivencia. En INTA Marcos Juárez, en vicia se determinaron mortalidades superiores al 95 % de chinches con poblaciones de más de 35 chinches adultas por metro cuadrado por acción mecánica del rolo siendo la principal especie Nezara.

manejo en sectores del mismo. Para esto es fundamental el monitoreo, donde el uso del paño vertical es la mejor herramienta disponible para la cuantificación de las cuatro especies de chinches de mayor importancia en la Argentina. Las chinches generalmente provocan mayores daños sobre los cultivares de ciclo corto en fechas de siembra tempranas y en muy tardías con cultivares de ciclo más largo. En estas situaciones se debe realizar un monitoreo y control más estricto de esta plaga. Sus daños en general se diluyen en fechas de siembra óptimas, al incrementarse la superficie cubierta por el cultivo.

119 Soja 2019

y la especie utilizada. La vicia crea un microclima debido al gran volumen de materia verde que alcanza en suelos de alta calidad favoreciendo las interacciones tróficas de los insectos por sobre la superficie del suelo.


permite detectar los movimientos que ocurren y con ello diseñar tácticas de manejo.

En el siguiente esquema se puede observar la relación de las principales especies de chinches con sus hospederos a lo largo del año y el número de generaciones en los cultivos en los cuales se reproducen:

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Posibles cambios en la estructura del paisaje debido al cumplimiento de leyes forestales pueden traer aparejados cambios en las dinámicas de las poblaciones de chinches que pueden utilizar las cortinas o bosques como refugio. El efecto en el aumento o disminución de

las poblaciones va a depender del tipo de vegetación, tamaño de la misma y distribución en el espacio (parches) que pueden influir sobre poblaciones cercanas.

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120

Bibliografía Edelstein J.; Grilli P.; Trumper E.; Fava F.2008. Estructura del paisaje agrícola y abundancia de Nezara viridula y Piezodorus guildini. En: Chinches fitófagas en Soja. Revisión y avances en el estudio de su ecología y Manejo. Ed. Trumper E. y Edelstein J. Pág. 97-106. Flores, F.; Balbi, E., Distéfano, S.; Lenzi, L. 2016. Cuantificación del daño de chinches en soja bajo distintas estrategias de manejo. Disponible en: https://inta.gob.ar/documentos/cuantificacion-del-dano-de-chinches-en-soja-bajo-distintas-estrategias-de-manejo Flores, F.; Balbi, E. 2018. La chinche marrón neotropical (Euschistus heros) en sojas del sudeste cordobés. Disponible en: https://inta.gob.ar/documentos/la-chinche-marron-neotropical-euschistus-heros-en-sojas-del-sudeste-cordobes Flores, F.; Balbi, E. 2019. Evolución de la población de chinches fitófagas luego del secado por rolo de un cultivo de cobertura de Vicia villosa. Área suelos. Manejo y conservación de recursos naturales. Boletín informativo semestral N°3. INTA EEA. Marcos Juárez Frana, J. 2008. Tendencias de abundancia de chinches en soja en el período 2002-2006 en el centro de Santa Fe. Información técnica Cultivos de Verano INTA – Estación Experimental Agropecuaria Rafaela. Publicación Miscelánea Nº 112 Gamundi J.C. y María A. SOSA. Caracterización de daños de chinches en soja y criterios para la toma de decisiones de manejo. 2007. En: Chinches fitófagas en Soja. Revisión y avances en el estudio de su ecología y Manejo. Ed. Trumper E. y Edelstein J. Pág 129-148. Panizzi A. 1997. Wild Hosts of pentatomids: Ecological Significance and Role in Their Pest Status on Crops. Annu. Rev. Entomol. 1997. 42:99–122 Muñoz S.; Alberione E.; Donaire G.; Páez E.; Ciochetto F.; Bollatti P1.; Flores F.; Balbi E.; Conde B.; Navarro C; Aimetta B.; Andreucci A.2017. Manejo de la fertilización en el cultivo trigo en ambientes productivos diferenciados .Campaña 2016. Panizzi A.; N.C. 1996. La Porta y D.S. Avalos. Importancia de las plantas hospederas en la dinámica poblacional de Nezara viridula (L.), plaga de soja. AGRISCIENTIA, VOL. XIII: 13-23

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