Entre líneas
ESTE SER EL DÍA DEL GRAN DIOS Sorprendentes historias verídicas de fieles observadores del sábado.
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ada lunes, Shahine esperaba encontrar sobre su escritorio la nota que le advertía que debía presentarse ante el director. “¡Tu ausencia no se debe a tu religión, sino a tu pereza!” “¿Puedo escribir una nota a tu pastor para que te permita asistir los sábados?” “¿Por qué el hijo del anciano de tu iglesia sí asiste a clase los sábados?” Enfrentaba valientemente expresiones como estas; no existía nada que pudiera alterar sus creencias. Sin embargo, las cosas se pusieron más difíciles cuando el director anunció que el examen final estaba programado para el sábado siguiente. –Shahine, ¡definitivamente tienes que rendir este examen! ¡Te lo ordeno! –dijo severamente el director. –No asistiré al examen –respondió firmemente Shahine–. Estaré en la iglesia. Por fuera, Shahine sonaba audaz, pero por dentro estaba descorazonada. ¡Ella anhelaba graduarse!
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Aunque esta historia sucedió hace varios años, hoy seguimos enfrentando los mismos retos. Vivimos en la época de la relatividad, en la que todo aquello que hacemos es “bueno” o “malo” dependiendo de las circunstancias que vivamos. Por ejemplo, no puedo perder las clases universitarias o mi trabajo por causa del sábado: “Dios puede entender”. Y, bajo esta excusa, deshonramos aquel memorable día que es el sello de Dios. ¿Qué fue lo que dio valor y coraje a Shahine para enfrentar las pruebas? ¿Qué camino abrió Dios para ella? Descubre cómo Shahine y otros personajes demostraron su fidelidad a Dios aun en medio de las circunstancias más difíciles. Si Dios fue fiel con ellos, ten la seguridad de que también lo será contigo. Por Zoraida Plasencia; oriunda del Perú, es Maestra de Educación Primaria y directora de la revista Mis Amigos.