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La Asociación Colegial de Escritores es una entidad libre e independiente que agrupa a los escritores españoles con el fin de fomentar la vida intelectual, las culturas españolas, defender a sus asociados en los derechos que les reconozcan las leyes, propugnar sus reivindicaciones profesionales, representarlos en los organismos oficiales que les afecten, establecer relaciones de solidaridad y cooperación con otras entidades análogas mundiales y defender la libertad de expresión.

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República de las Letras

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SUMARIO Antonino González Canalejo

Gredos: naturaleza y literatura

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Francisco Morales Loma

Poética de la insurgencia y discurso emotivo en la lírica de Antonio Hernández

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David Becerra Mayor Julio Rodríguez Puértolas

Aproximación crítica a La noche de los tiempos, dé Antonio Muñoz Molina

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Tomás Sánchez Santiago

La imaginación profiláctica

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Espido Freire

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Arañas y racimos Félix Población

El miedo de Azaña y el honor del general Rojo

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Salustiano Masó

Primer cuento Tres nombres para derrotar el olvido

CRÍTICAS DE LIBROS

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Correo interior. Dionisia García

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Peregrino en Malta. Víctor Alperi

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Quien sueña novela. Raúl Guerra Garrido

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La contemplación. Edgar Borges

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Tren de ida y vuelta. Mariano Vara

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Las gatas de Rodas. Amparo Peris

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Viaje por la poesía. Jenaro Talens. Carlos Alvar

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La trascendencia de la tercera edad. Ángel G. Las Navas pagán

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La experiencia de la memoria. Joaquín Benito de Lucas

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RESEÑAS

pedro aparicio, luis béjar, ezequías blanco, cástor bóveda, karel capek, Francisco carrasquer, paloma castañeda, juana castro, soledad cavero, josé luis clemente, antonio costa gómez, rubén darío, gloria de frutos, pedro de paz, juan ruiz torres, alejandro duque amusco, iñaki egaña, manolita espinosa, lidia falcón, bernat feliu, lourdes fernández, antonio garcía de dionisio, pilar garcía louapre, luis garrido, angelina gatell, charo gonzález casas, mar gómez gonzález, paula izquierdo, carlos jurado caballero, enrique lenza, josé lópez ruéda, antonio marín, irene mayoral, pablo méndez, josé maría miralles, josé luis moran te, manuel nonídez, salomé ortega, manuel quiroga clérigo, alfonso sastre, luis arrillaga, fidel vela, josé antonio vidal castaño, rafael yzquierdo perrín

Corrección de pruebas: Esther Gaitero


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Vista del terreno que rodea a la Laguna de Gredos

Gredos: naturaleza y literatura ANTONINO GONZÁLEZ CANALEJO

!NrRODUCCIÓN: LA PERCEPCIÓN DE GREIX)S

A lo largo de la historia el hombre ha tenido una percepción muy diversa de su entorno. Especialmente de las montañas, por sus particulares características. El rigor climático y lo escarpado de la orografía han aportado una dimensión de grave adversidad para

sus pobladores, si bien a la vez les ha proporcionado una relativa sensación de seguridad, precisamente por lo accidentado e inhóspito del medio. Todo ello, unido al aislamiento derivado de la falta de comunicación con el exterior, ha hecho de la montaña un mundo endogámico sin apenas intercambio con otros territorios y, por lo tanto, tendente al


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Gredas: Naturaleza

autoabastecimiento como forma de subsistencia. En este sentido, el caso de Gredos es paradigmático y su mundo tradicional y sus costumbres han sido minuciosamen-: te estudiadas. Antropólogos, geógrafos o historiadores, nos han transmitido una perspectiva clara de la organización social y de la explotación de los recursos por sus habitantes tanto del Valle del Jerte como del Tiétar o del Alto Tormes. En las postrimerías del siglo XIX la relación con el entorno va a cambiar profundamente. Los movimientos filosóficos que derivan del romanticismo y se extienden rápidamente por toda Europa llegan a nuestro país, donde influyen en determinados pensadores. El Krausismo es traducido en España por un grupo de intelectuales como un acercamiento enriquecedor a la 'naturaleza, que ya no es únicamente el enemigo a vencer sino que es digna de estudio para obtener enseñanzas positivas para el hombre. Esa nueva percepción será el origen de lo que hoy conocemos como ocio y se incubará a lo largo del siglo XX, llegando a convertirse en una seña de identidad importante de nuestra cultura. También a finales del siglo XIX surge en los Estados Unidos de Ámérica la idea de preservar el patrimonio natural de la acción destructora del hombre. Con ese objetivo se proclama en 1872, en ese país, el primer Parque Nacional del mundo: Yellowstone. Estos nuevos conceptos llegan a Europa, y en España surge un movimiento conservacionista que trata de aplicar las prácticas estadounidenses al territorio nacional al pie de la letra, a pesar de que EE. UU. es una nación prácticamente despoblada, con grandes parajes jamás pisados por el hombre. En cambio, la vieja Europa, y sobre todo el Mediterráneo, son espa-

y Literatura

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.cios profundamente humanizados, en los que los humanos han ocupado los más ignotos rincones. Todos estos ingredientes, unidos al desarrollo de las teorías de Humbold t sobre · el paisaje, causarán un gran impacto en la sociedad y cambiarán radicalmente la percepción de la montaña a lo largo del siglo XX e igualmente la relación del hombre con su entorno. En la Sierra de Gredos originarán la ruptura del aislamiento secular de sus gentes, la apertura de su espacio al exterior y la llegada de personas con ideas renovadoras que influirán decisivamente en su futuro. LA MONTAÑA, UN MEDIO HOSTIL

. La montaña es ' un espacio interpretado de manera muy diferente en función de las perspectivas de quienes realizan la observación. Los clásicos la han considerado como fons vitae, fuente de vida, por ser origen y reserva de recursos necesarios para la subsistencia, inexistentes o extinguidos en otros lugares : agua, vegetación, fauna ... Sería el complemento ideal de la llanura, donde preferentemente se asentaron los seres humanos. Sin embargo, quienes por necesidad ocuparon los territorios de montaña, han interpretado este espacio como un ámbito adverso debido a la dificultad del clima y de la orografía, que les hizo vivir en unas r:ondiciones extremas; esto convirtió a la naturaleza en el enemigo a vencer para lograr un bienestar creciente, desarrollando un trabajo físico duro y penoso. Esta fue la consideración que tuvo lp. Sierra de Gredos hasta el siglo XX de nuestra historia. Sus habitantes, encerrados en un territorio aislado casi por


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Antonino González Canalejo

completo del exterior, debieron ingeniárselas para sobrevivir a lo largo del tiempo y organizaron su existencia en función de los recursos disponibles pues el intercambio con el exterior no existía . Diversos autores han estudiado las comunidades serranas y sus peculiares costumbres y comportamientos. Hemos podido conocer, a través de José Luis Cruz Reyes o de Fernando Flores del Manzano, aspectos de la cultura y las relaciones que mantuvieron los pobladores del valle del Jerte a lo largo de su historia. Otros, como Gonzalo Barrientos o Adela Gil Crespo, se ocuparon de investigar el complejo entramado de la organización social y las relaciones con el entorno en el Valle del Tormes, mientras que Miguel Ángel Troitiño indagaba en las transformaciones sociales habidas en las comunidades del Valle del Tiétar. Unos modelos de vida condicionados por el trabajo individual y el esfuerzo colectivo a través de sistemas de producción y relación estrictamente regulados. Como explica el geógrafo Miguel Ángel Troitiño: "Gredas, de ser un espacio de frontera desde los primeros siglos de la Reconquista, pasará a organizarse en un sistema agrosilvopastoril que perdura en buena medida hasta mediados del siglo XX".

Los MITOS DE

GREDOS

Desde tiempos remotos, en torno a Gredos se crean mitos y leyendas que afectan especialmente a los elementos más característicos de su identidad: la laguna principal y el pico más elevado. Todos tratan de poner un halo de misterio a lo desconocido o glosar hazañas imposibles para el común de las gentes. La más extendida leyenda es la de la Laguna Grande, a quien el vulgo atribu-

ye cualidades extraordinarias tales como ser una sima profunda que alcanza el centro de la tierra, cuyas aguas al agitarse emiten ruidos espantosos y en ella se originan horribles tormentas. Es la creencia .de un ilustrado piedrahitense del sig,lo XIX, José Somoza, que la revista Peñalara de febrero de 1914 califica de "verdaderamente desatinada, escrita indudablemente de oídas, recomponiendo con la imaginación sugestionada por el bárbaro relato de algún pastor supersticioso un paisaje pavoroso de agitación y estrépito, enteramente opuesto a lo que son los altos lagos de montaña". Otras hablan de la bruja que la habita. Gómez Montero y Belmonte Díaz recogen la leyenda que señala que "de la cercana Vera de Plasencia desapareció un día una mujer hermosa, extraña y hechicera, Los campesinos dijeron que vagó por montes y campos asaltando a cuantos caminantes encontraba, los cuales quedaban endemoniados por aquella mujer. Llegó una noche oscura al Circo de Gredas y se sumergió en las aguas de la laguna para vivir en el fondo de la misma, Desde entonces miedo la tienen los pastores y ya no van a mirarse a sus aguas las zagalas. En las noches invernizas exhala sus quejidos y esparce por la sierra sus cruentos maleficios". Se tra ta, ni más ni menos, que de la conocida leyenda de La serrana de la Vera. Otro mito es el que nomina a la cumbre más elevada de Gredos: el pico Almanzor, en referencia al caudillo -árabe así llamado que, desafiando a todos los elementos, culminó a lomos de su caballo esa cima y que además, como recoge el periodista barcense Isidoro Muñoz, jugaba a la pelota con su poderoso ejército en un paraje abrupto próximo, al que desde entonces llamaron "El juego de pelota". Un fenómeno muy temido por sus efectos destructores, según recoge el

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Gredos: Naturaleza y Literatura

Grupo d. CABRAs ~\{,'lNtRSES (Cllpra pyre.nak/J tilctatiBe C.br Si~rra

de- Gredos

Pr.

Luis SonodHo

Grupo de cabras monteses

geógrafo Julio César Sánchez en 1932, es el de los vejigones: "acumulación de aguas procedentes de la lluvia que se infiltran en el terreno y van socavando los bloques que, por presión, rompen con estrépito lanzando todos los materiales por las laderas de la montaña arrasándolo todo a su paso". Proceso imposible como ha señalado reiteradamente el montañero abulense Aurelio Delgado a crédulos interlocutores. EL DESCUBRIMIENTO DE GREDOS

Esta visión de desconfianza con que se mira a la Sierra va a cambiar a finales del siglo XIX como consecuencia de las nuevas corrientes científicas y filosóficas. En 1883 Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de

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Enseñanza (ILE), visita la sierra de Guadarrama con un grupo de alumnos dispuestos a disfrutar y observar la monta'na~n ~a 'primera ' excursión pedagógica dela que tenemos constancia en nuestro país. Los postulados renovadores de la ILE influirán decisivamente en diversos sectores de la pequeña burguesía local del territorio de Gredas y, junto al desarrollo del alpinismo y la caza, serán los factores que trastoquen y cambien las ideas de la población serrana. Por otra parte es conocida la afición a la caza mayor que las clases dirigentes desarrollaron siempre. Finalizando el siglo XIX, el hombre, superpredador del ecosistema, provoca la extinción de especies y el desplazamiento de otras a lugares donde se sienten protegidas. En Gredos se refugia uno de los rumiantes más codiciado por sus cuernas: la cabra montés Capra pyrenaica victoriae, perseguida por cazadores y furtivos. La afirmación de que en esa época existen allí sólo una docena de ejemplares salvajes hay que ponerla en cuestión debido a que las partes más inaccesibles del macizo permanecen inexploradas y por entonces no se dispone de los medios adecuados para poder conocer con exactitud su número, ni siquiera con aproximación, pero es cierto que peligraba su existencia. El azar quiere que uno de los mayores furtivos de la Sierra de Gredas, Isidoro Blázquez, tropiece con uno de los pioneros de la práctica del alpinismo, también ' cazador, Manuel González de Amezúa. El primero es na tural de Candeleda y conoce profundamente los vericuetos de la zona, en tanto qué González de Amezúa es persona bien relacionada socialmente con círculos influyentes de la Corte. Feliú y Rituerto cuentan que hablaron de la posible extin-


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Antonino González Canalejo

ción de la especie y que a González de Amezúa se le ocurre la idea de proponer la creación de un coto de caza que preserve los ejemplares de cabra existentes para aumentar la cabaña y se prohíba temporalmente su caza. Con este, objep~ , vo se crea en 1905 el Real Coto de Caza de Gredos para uso y disfrute exclusivo de la Corte, y se nombran guardas del mismo a los furtivos más conocidos de entonces. Paralelamente, el aislamiento de Gredos se va quebrando. El alpinismo ha prendido en la capital madrileña y su práctica y afición aumenta. Resultado de ello es la fundación del Club Alpino Español en 1907, de cuya Junta Directiva forma parte González de Amezúa, y cada vez son más los deportistas que se acercan a Gredos para practicar el montañismo y la escalada. Por eso se construye en 1910, en el prado de las Pozas, en el término municipal de Navacepeda de Tormes, el refugio del Club Alpino Español, primero de este tipo que se levanta en la sierra. LAS SOCIEDADES FOMENTADORAS DEL TURISMO

Hemos visto cómo comienza a cambiar la percepción que se tiene de la montaña. El alpinismo a trae a personas que vienen, no a sufrir con el trabajo en medio de la naturaleza, sino a disfrutar de su tiempo libre, practicando su deporte preferido . Entre los habitantes de la sierra cunde la idea de que esto puede proporcionarles unos ingresos económicos adicionales a sus exiguas rentas que les permitirán vivir con la dignidad que exigen los tiempos. Están asistiendo a la posibilidad de poner en práctica una nueva actividad, el turismo, que puede contribuir a cambiar su existencia, ya que las

Turismo, alpinismo y veraneo

ocupaciones tradicionales (agricultura, ganadería, explotación de los recursos forestales), no son suficientes para hacer frente con éxito al crecimiento demográfico experimentado en los últimos tiempos. Hay que afrontar el futuro con la puesta en práctica de nuevas actividades. El turismo es la oportunidad para mejorar y la mejor manera de desarrollarlo es crear agrupaciones que promo,cionen la Sierra y sus valores: las sociedades fomentadoras del turismo. LA SOCIEDAD GREDOS-TORMES DE HOYOS DEL ESPINO

La primera entidad que surge en Gredos para fomentar el turismo es la Sociedad Gredos-Tormes de Hoyos del Espino, que se funda en el mes de junio del año 1911, "recogiendo patrióticas indica-

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ciones de SM el Rey Don Alfonso XIII", según se afirma en el anuario del Club Alpino Español de 1917. El periodista Isidoro Muñoz atribuye su fundación a la labor del Marqués de la Vega Inclán, Comisario Regio de Turismo, coincidiendo con la primera visita real a la zona. La · influencia del Monarca es definitiva, ya que su primer presidente es Hilario Tamés, practicante y Delegado Regio de Turismo en la localidad. El hecho de que el secretario general sea Justo Muñoz, secretario del ayuntamiento, refuerza la condición oficialista de la entidad. El Rey ostentará la presidencia de honor de la misma desde su fundación. Esta sociedad concurrió al Congreso y a la Exposición de Alpinismo de Madrid y, según Feliú y Rituerto, editó más de 20000 folletos de los cuales 2000 se repartieron en la Exposición de Turismo de Londres de 1914, indicios claros del favor que la Corona le otorga. Seis serían las cacerías reales que se organizan entre 1911 y 1929, si bien a la última no asiste el Monarca. Para la primera el Rey accede a Gredos a través de la vertiente sur, por Candeleda, y regresa a la capital por Hoyos del Espino, comprobando las ventajas que tiene este último trayecto que será, a partir de entonces, el elegido para volver a Gredos. Para su cómoda estancia en la Sierra se cons truirá El Refugio del Rey en Navasomera a 2180 metros de altitud en el año 1914 y, posteriormente, en 1928, un edificio más suntuoso cerca de Navarredonda, que servirá de cazadero real para convertirse después en el primer Parador Nacional de Turismo de España. Hoyos del Espino se transforma así en la puerta de entrada a Gredos a cambio de prestar un valioso apoyo logístico a la Corte en sus tareas de caza.

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EL SINDICATO DE TURISMO, ALPINISMO Y VERANEO DE EL BARCO DE Á VILA

Unos meses después de fundarse el de Hoyos del Espino, en el mismo año de 1911, se crea el Sindicato de turismo, alpinismo y veraneo de El Barco de Ávila. Según Feliú y Rituerto, el hecho se debe a la influencia directa del secretario de Hoyos del Espino, JustoMuñoz, y del presidente de la Sociedad de ese pueblo, Hilario Tamés. La junta directiva inicial está presidida por Joaquín Manceñido, director de la banda municipal de música, y en ella se integran miembros de la burguesía local ligados al comercio y a las profesiones liberales. Desarrollará una gran actividad editando folletos y guías informativas que se difundirán en Madrid, Valladolid, Salamanca, Á vila e incluso Bilbao, donde cuentan con representantes de la entidad . Ofrecen, a distintos precios, guías de montaña, cocineros, tiendas de campaña, material de escalada, alimentos, mantas .. . para hacer más grata la estancia de los visitantes en la sierra y a la vez proporcionan información de la mejor manera de acceder a El Barco de Á vil a desde las ciudades más próximas. El ideario de esta entidad difiere en gran medida del que exhibe la de Hoyos del Espino. Coinciden en la promoción de Gredos a través del desarrollo del turismo y el alpinismo . Pero si en Hoyos la caza juega un papel esencial en la actividad del grupo, en El Barco se manejan otros parámetros próximos al regeneracionismo de la ILE . En una circular del año 1917 se señala que la asamblea de la entidad aprobó entre otras las siguientes conclusiones: creación de parques y sanatorios nacionales y construcción de refugios para" enfermos y alpinistas en Gredos y sus estribaciones.


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Antonino González Canalejo

El Barco de Á vila. Comité republicano

Hay que tener en cuenta que la enfermedad de mayor mortalidad en el medio urbano es, en esos momentos, la tuberculosis. Un mal que se cura, o al menos mejora la calidad de vida del enfermo, con el aire sano propio de la montaña. Así lo refleja el eminente doctor Gregorio Marañón en su Elogio médico de la Sierra de Gredas y también lo recoge Isidoro Muñoz en su obra Riquezas Patrias en un capítulo no menos elogioso escrito por Santiago Torres Alonso, médico de la localidad de Villa toro. A pesar de ser una iniciativa d e inte'rés para todo el área norte de Gredos, no cuenta, como Hoyos del Espino, con el decidido apoyo de las altas instancias y ni tan siquiera con el del Ayuntamien to de la localidad. Son sus prop ios socios, suscriptores, simpatizan tes y anunciantes quienes emprenderán la ardua tarea d e promocionar Gredos en un esfuerzo encomiable. El m unicipio carece de término en la sierra propiamente dicha, por lo que no

dudarán en ponerse en contacto con representantes de los pueblos serranos próximos para alcanzar acuerdos que faciliten el acceso de los visitantes a Gredos y no flaquearán a la hora de construir o utilizar refugios de montaña que los alberguen. Los excursionistas del sindicato acceden a la sierra por Bohoyo y acampan en las proximidades de la Fuente de los Serranos, a unos 2200 metros de altitud, perteneciente a esa localidad. Su punto de partida es Villa Faustina, un hotelito particular situado cerca d e Bohoyo, cu yo dueño, Santiago Herp ández, es el encargado d e la intend encia . En un m omento dad o, las fuerzas vivas d e Bohoyo reclamarán para sí todos los honores y beneficios del acceso a la sierra por su término municipal, p oniendo infinidad de impedimentos a las excursiones patrocinadas por El Barco y constituirán en 1918 otra sociedad, El Excursionista de Bohoyo, que entra en competencia con el sindicato

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barcense. Por estos motivos el Sindicato de turismo de El Barco utilizará un refugio construido en las proximidades de Venero Pascual, a 2.100 metros de altitud, en el término de la Aliseda de Tormes. Por este lugar subirán los excursionistas que utilicen los servicios del sindica to barcense y por allí también ascenderá varias veces a las cumbres Miguel de Unamuno, corno indica Aurelio Delgado, quién en 1992 recuperará y conmemorará la visita de tan ilustre personaje con una excursión desde la Aliseda de Tormes al Venteadero. Don Miguel se instalará en otro refugio desmontable propiedad del Sindicato de El Barco, fabricado en madera, que se situará, en la temporada veraniega, en las proximidades del risco del Asperón, a 2250 metros de altitud, en el término municipal de la localidad de Candeleda, cerca de la Fuente de los Serranos, después de que fracasara el denodado intento del sindicato barcense de erigir en ese mismo lugar un edificio de piedra debido a las condiciones leoninas que exige el ayuntamiento propietario de los terrenos a ocupar. Fruto de su amplia actividad divulgativa es la llegada a Gredos de numerosos visitantes, entre los que destacan importantes personajes de la vida cultural y política del país, corno el doctor Marañón o Jiménez de Asúa, además del ya citado Unamuno. No obstante, a pesar de esa encomiable labor, la entidad barcense será claramente discriminada por las autoridades a la hora de recibir apoyos logísticos o económicos y sufrirá la censura del silencio en las publicaciones oficiales. Corno ejemplo, diremos que en el libro editado en 1929 por el Patronato Nacional de Turismo de la serie Bellezas nacionales de España dedicado a la Sierra de Gredos, ni siquiera es mencionada su existencia,

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atribuyendo todo el protagonismo turístico y deportivo en la zona, al Excursionista de Bohoyo, de mucha menor relevancia. Las razones de este comport.a miento hay que buscarlas en la política, ya que el sindicato barcense está dirigido por un reconocido grupo de activos republicanos. EL PARQUE NACIONAL DE GREDOS: UN DESEO FRUSTRADO

Igual que en Hoyos del Espino o en El Barco de Á vila, en otras localidades de la sierra también se constituyen sociedades para promocionar el turismo. Además de las citadas, la más importante es la Sociedad de turismo, alpinismo y recreo Arenas-Gredos de Arenas de San Pedro, creada en 1912, que contó con el mayor número de socios de todas y tuvo un protagonismo destacado. Feliú Suárez dedica una extensa obra a comentar su andadura. Debernos señalar que este sindicato construyó en 1915 un refugio en Los Pelaos, en las proximidades del pico de la Mira, completando así una red aceptable de infraestructuras en la sierra. El resto de sociedades que surgen para dar respuesta al auge del alpinismo en la época puede calificarse de menores puesto que, tanto su actividad corno su número de socios, no alcanzaron nunca el desarrollado por las mencionadas anteriormente. La Aliseda, Navalperal de Tormes o Bohoyo son los pueblos en los que radicaron, todos con territorios serranos y buenos accesos al corazón del macizo. Estas sociedades jugaron un papel fundamental en pro del conocimiento y de la conservación de la sierra. rnfluidos por el conservacionismo en boga, la idea de crear Parques Nacionales cala hondo y el gobierno de la


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época publica un Real Decreto en febrero de 1917 en el que definen esos espacios corno aquellos lugares o parajes excepcionalmente pintorescos, forestales agrestes, con riqueza de fauna y flora y particularidades geológicas o hidrológicas que, una vez proclamados, el Estado procurará su conservación, evitando su deterioro o destrucción, facilitando su acceso y el conocimiento para que sean admirados por todos los ciudadanos, invitando a las instituciones a que propongan los territorios dignos de integrarse en el Catálogo de Sitios y Parques Nacionales de cada provincia. En virtud de ese decreto, el Sindica to de turismo de El Barco de Á vil a, presidido por Pedro Canaleja, propone a la superioridad el 13 de abril de 1917 la inclusión en mencionado catálogo de los siguientes parajes: Gredas y sus lagunas, laguna y garganta de Los Caballeros, laguna y garganta de GalínGómez y río Tormes con sus afluentes y cauces agrestes. . Posteriormente, ellO de septiembre de 1917, a instancias de la Sociedad Gredos-Tormes, se reúnen en Hoyos del Espino el presidente y el secretario de ésta y de la Arenas-Gredas, con la adhesión escrita del sindicato de El Barco que por no poder asistir acepta los acuerdos que se tornen, para constituir una federación de estas sociedades cuyo principal objeto y fin primordial es conseguir que la Sierra de Gredas sea declarada Parque Nacional. Así se propone a la Junta Central de Parques Nacionales, sin que llegue a producirse la declaración efectiva a pesar de las magníficas relaciones que, especialmente Hoyos del Espino, tiene con el entorno más próximo al poder. Algunos autores sostienen que son los ganaderos quienes presionan para que Gredas no sea declarado Parque Na-

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cional. Sin embargo, no tenernos constancia de que ese sector contara con la suficiente fuerza para imponer su criterio y resulta difícil imaginar que un poder omnímodo corno el que ostenta la monarquía en ese momento pudiera doblegarse ante influencias de esa naturaleza. Finalmente, en julio y agosto de 1918, se declaran Parques Nacionales Covadonga y Ordesa, a pesar de que Gredas cuenta con un Coto Real de caza dotado de guardería y que precisamente se deslinda y se señala en octubre de 1917. Poco más hubiera necesitado su declaración corno Parque Nacional. Parece claro que el Monarca optó siempre por la caza antes que por cualquier otra opción que pudiera cambiar el estatus de Gredas, corno puede desprenderse de la afirmación de Justo Muñoz, quien se refiere en un escrito, entre otras cosas, a los veintidós años que hace que S. M. el Rey tomó a su cargo Gredos para cazadero, una actividad incompatible con la protección requerida por el espacio protegido. Covadonga cuenta también con una reserva de caza de rebeco pero su territorio queda fuera del ámbito que se protege. UNAMUNO y GREDOS

Sin duda alguna la mirada má s peculiar y trascendente de la sierra la proporciona Miguel de Unamuno. En 1911 sube a Gredas, donde pasa dos -noches al pie del Almanzor y volverá en excursiones sucesivas. De vuelta de las cumbres escribe:

"He estado hace pocos días en los altos de la sierra de Gredas, espinazo de Cas tilla; he acampado a dos mil quinientos metros de altura sobre la tierra y bajo el cielo, he trepado el montón de piedras que sustenta el risco Almanzor; he descansado al pie de un

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ventisquero contemplando el imponente espectáculo del anfiteatro que ciñe la laguna de Gredas y he visto el Ameal de Pablo levantarse como el ara gigante de Castilla. Traigo el alma llena de la visión de las cimas, de silencio y de paz y de olvido." También escribirá:

"Esta es mi España, un corazón desnudo de viva roca, del granito más rudo que con sus crestas en el cielo toca buscando al sol en mutua soledad." E. García de Enterría comenta que la ascensión física de D. Miguel a la montaña podría decirse que ha sido una verdadera ascensión mística, que ha convertido su alma para siempre. Para Unamuno, Gredos se transforma, desde ese momento, en idea de referencia central de su propia existencia y, allá donde vaya, en su mente estará Gredos eternamente presente. Tanto en las , soledades saháricas de su destierro en Fuerteventura como en las soledades populosas de París, la ciudad de la luz, de moda en ese comienzo de siglo que deslumbra a cuantos intelectuales la visitan pero que en D. Miguel sólo despierta nostalgias de sus cumbres. Así se lo comentará el escritor vasco a su amigo Pedro Canalejo a quien transmite, además, el deseo de regresar a Gredos. GREDOS, REFUGIO Y GUARIDA

Terminada la Guerra Civil española, la dictadura de Francisco Franco desata una dura represión contra los vencidos. En Castilla y Extremadura muchos de los que se sienten perseguidos se esconden en Gredos para salvar su vida.

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Tenemos antecedentes previos a la Guerra Civil de personajes que por diversas circuns tancias se echan al mon te. Flores del Manzano cuenta que Santiago Sánchez de León, quien fue jefe de policía de la localidad de Cabezuela y opta por el bando carlista, al ganar los liberales, huye con su facción durante la Primera Guerra Carlista. Se refugia en Majá Cerezo, paraje de montaña próximo al pueblo de Tomavacas. Puesto precio a su cabeza (5.000 reales) es sorprendido por la Compañía de tiradores; le hieren y es capturado, siendo trasladado a Cabezuela, donde fallece el 23 de junio de 1838. En Los Covachitos de Jerte o en la sierra del Torno se esconderán los rebeldes que, huyendo de la represión fascista, plantarán cara al régimen de Franco. Otro tanto sucede a lo largo de la sierra desarrollándose en todo su territorio una guerrilla de cierta importancia. El guerrillero o maquis más famoso de Gredos es Tito Donate (Gerardo Donate Campillos, 1917-1946), jornalero de familia republicana. Preso político, trabaja construyendo las canalizaciones del Tiétar en Talavera de la Reina. Huye a la sierra de San Vicente y de ahí pasa a Gredos. En Castañar de Ibor interviene en la constitución de la Agrupación Guerrillera de Extremadura-Centro. En 1945 intenta tomar con su grupo el Parador de Gredos, pero fracasa en el lance. Muere en la Garganta de Alardos, cerca de El Raso, donde hace pocos años se le ha rendido homenaje. También se homenajea en el Valle del Jerte a todos los represaliados del franquismo a través de las Jornadas para la Recuperación de la Memoria a las que acuden, entre otros, la escri tora Dulce Chacón, fallecida muy joven, y parte de cuyas cenizas son esparcidas por la sierra en las proximidades de El Torno en cumplimiento de su voluntad.


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Antonino González Canalejo

Cinco Lagunas

EL PAISAJE

Como consecuencia de la promoción del alpinismo y del desarrollo de las sociedades fomentadoras del turismo, a Gredos acceden deportistas, científicos y pensadores. Todos ellos aportan su particular visión de la sierra que será difundida por los medios de comunicación. Geólogos, botánicos, médicos, escritores y artistas, pondrán en valor un territorio olvidado y facilitarán el intercambio. de ideas y opiniones con el exter'ior. En plena dictadura, algunos intelectuales buscaron en la na turaleza la evasión para superar las graves contradicciones de la vida cotidiana. Artistas o escritores retratan y describen un nuevo elemento positivo de un medio abandonado a su suerte: el paisaje. En el Valle del Corneja, cerca de Villafranca de la Sierra, en los mismos parajes que inmortalizara Benjamín Palencia, se detiene Dionisio Ridruejo que viene de recorrer la geografía provincial. Falangista del primer día, jefe del Servicio Nacional de Propaganda,

integrante de la División Azul, dimisionario de varios altos cargos, encarcelado por desafección con el régimen, escri tor al que algunos han adscrito a la generación del intimismo geográfico, nos deja esta bella descripción de la sierra:

hermosura de estos parajes está en la luz, en la limpidez inigualable del cielo y en la sensación de inmensidad de sus grandes perspectivas. Desde esos cielos grandes baja un átomo de preciosidad a la florecilla del espino y a la dorada miel del piorno, a la mariposa voluble, al vuelo del águila rondadora y de la perdiz enjuta y a la gravedad del peñasco musgoso." "La

Gredos vuelve a convertirse en un elemento de belleza y disfrute espiritual. LA PROPUESTA DE MARTÍNEZ DE PISÓN-ARENILLAS

La agonía del frahquismo devuelve a Gredos a la primera página de la actualidad. En 1975 el ICONA (Instituto

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Eduardo Martínez de Pisón y Aurelia Delgado en 2005

para la Conservación de la Naturaleza) lo incluye en el Inventario Abierto de Espacios Naturales de Protección Especial, al amparo de la nueva Ley sobre Espacios Naturales Protegidos. Ese mismo año E. Martínez de Pisón y M. Arenillas realizan una propuesta formal de protección para la sierra. El intento se anticipaba a posibles proyectos especuladores o degradantes y propugnaba dotar a Gredos de una función y un uso adecuados a su categoría, estando justificado por sus valores naturales y respaldado por las actividades tradicionales, responsables de que la sierra nos haya llegado en un aceptable grado de conservación y también como freno a la presión creciente de los centros urbanos próximos, especialmente Madrid, y de un cierto movimiento especulativo que se intuía. Serviría, además, de núcleo a la ordenación del espacio de su contorno. El silencio administrativo cayó como una losa sobre el proyecto, porque estaba en marcha la primera operación para urbanizar Gredos.

AURELIO DELGADO, EL HOMBRE DE GREDOS

En medio de la efervescencia social que se ha desatado en el país y en la sierra, destaca la actitud de un montañero abulense que será clave en el presente y en el futuro de Gredos. Aurelio Delgado, autodidacta, naturalista, encarna aquel espíritu renovador que en su día propugnó la ILE. Desde joven se acercó a la montaña, haciendo de Gredos algo trascendente para él en el sentido unamuniano, una atracción que le embarcó en la aventura vital de conocer y "dominar" Gredos. Recorrió de cabo a rabo el macizo hasta elaborar un mapa que sirviera de guía fiable a quienes se adentraban en la sierra. Un documento que tiene además el valor de recuperar la toponimia de muchos lugares ligados íntimamente al hombre. E.' Martínez de Pisón ha escrito: "Hoy no se pueden disociar los nombres de estas montañas del de Aurelio, no sólo porque es


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Antonino González Canalejo

su mejor conocedor, sino porque nos viene facilitando el recorrerlas y porque es, incondicionalmente y siempre que hace falta, su mejor defensor." Profundamente solidario, fue capaz de fundar un colectivo que realizó a través de Cruz Roja las labores encomendadas hoy al Grupo de Rescate de la Guardia Civil. Infinidad de veces se jugó el pellejo altruistamente para salvar a quienes por ignorancia o por falta de preparación se vieron sorprendidos por la adversidad. Muchos le deben literalmente la vida. Con su fiel amigo Alberto Muñoz, recorrió los caminos y las rutas más interesantes de la sierra. Hoy se cumplen más de 25 años desde que descubriera la Ruta del Emperador, trayecto que recorrió Carlos V desde Tornavacas a Jarandilla, atravesando la Sierra de Tormantos, para morir poco después en Yuste. El escritor Andrés Sorel ha mitificado al personaje en su novela La noche en que fui traicionada (Planeta, 2004) que se desarrolla en el entorno de El Barco de Ávila, convirtiéndole en guía del escritor americano Ernest Hemingway cuando éste vino a cazar hacia 1930 un macho montés a Gredos. Sorel escribe: "Aurelio conocía todos los caminos de la sierra y abría sendas allí donde existía solamente salvaje naturaleza. Era quien nominaba las plantas, bautizaba los pináculos y cumbres de los montes que coronaba en su infatigable caminar, (. ..), no tenía miedo de las tormentas, no existía bicho alguno que pudiera asustarle. Se deslizaba por las rocas como si fuese un felino, (. . .) conducía con seguridad y sin concesiones a los excursionistas, fueran científicos o cazadores, llevándolos hasta lo que parecían lugares inaccesibles de aquellas montañas. Gustaba de tomar notas en sus cuadernos de pastas azules y descoloridas por

las inclemencias del tiempo, y gruesas rayas horizontales cruzando sus hojas, de las especies arbóreas, matas, flores, plantas, arroyuelos, charcos, rocas, minerales y toda clase de fauna con que topaba en sus correrías. ( ...) Las piernas ágiles, estilizadas, y una envidiable salud, eran su único capital, oficio, seguro de vida. Hasta que me muera, decía, y moriré un día en la Sierra, que es mi auténtica casa."

SOS

POR GREDOS

Aurelio publica en el Diario de Ávila del 9 de Octubre de 1976 un artículo titulado "Nos dejan sin Gredos" que marcó el inicio de la movilización ciudadana sin precedentes que defendió la sierra de la especulación urbanística . Denunciaba la publicación de un anuncio del Ayuntamiento de Hoyos del Espino por el que se sometía a información pública la aprobación inicial de las Normas complementarias y subsidiarias de planeamiento de la localidad. Tal documento escondía la construcción de una urbanización de un tamaño tres veces superior al casco urbano existente, en la Garganta de la Covacha, cerca de la Mira, que de llevarse a cabo supondría la destrucción irreversible de un espacio sumamente valioso y pondría en peligro la conservación de toda la sierra. El artículo es el detonante de una ingente actividad. La Asociación de Licenciados en Ciencias Biológicas de . España edita un suplemento del n.02 de su boletín titulado "SOS por Gredos" en el que se analizan los valores de Gredos, sus poblaciones, los problemas de la sierra, las normas sometidas a información y se propone como alternativa a ellas la aprobación de la propuesta de Martínez de Pisón-Arenillas, además de la elaboración de una serie de instrumentos de planeamiento que sean ampliamente

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Gredos: Naturaleza y Literatura

difundidos y debatidos antes de su aprobación. Para coordinar los esfuerzos surge la . Comisión para la defensa de Gredos en la que se integran sociedades de montañeros, grupos ecologistas, profesores, científicos, personas del entorno .... Se difunden escritos a través de los medios de comunicación, provinciales y nacionales. Se celebran conferencias y debates en Universidades, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pueblos y ciudades ... Se consigue el pronunciamiento en contra del Proyecto de Normas de Hoyos del Espino del Colegio de Arquitectos de Madrid y del Consejo Superior de Arquitectura y sobre todo el pronunciamiento en contra de la CIMA (Comisión Interministerial del Medio Ambiente), que insta a la Comisión Provincial de Urbanismo de Á vila que no apruebe las Normas. Finalmente se logra que este organismo, en su sesión del 18 de febrero de 1977, no otorgue la aprobación definitiva al documento. PROGRAMAS, PROYECTOS, PLANES.

A partir de aquí asistimos a un tira y afloja entre la administración y los conservacionistas sobre la necesidad y las condiciones de protección de la sierra. A las demandas sociales seguirán las respuestas en forma de estudios y planes para procurar el desarrollo del espacio geográfico sin que ninguno de los proyectos llegue a fraguar por la falta de compromiso y voluntad política de los responsables administrativos. El Plan Director Territorial de Cooperación, los Programas de Ordenación y Promoción de la Ley de Agricultura de Montaña, el Plan Especial del Medio Físico .... nacen muertos y no llegarán a aplicarse. A pesar de la presión ejercida por un

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amplio sector de la población local, de algunos alcaldes de la zona elegidos ya democráticamente, del movimiento ecologista y de los sindicatos campesinos a través de la Comisión de Estudios para el Desarrollo y la Defensa de Gredos que integra ese sentimiento de avance. La transferencia de las competencias a las Autonomías tampoco resuelve los problemas de fondo. En tanto, la desintegración del tejido social producida por el despoblamiento, en el caso de Castilla, ante la falta de perspectivas de futuro para la juventud, origina un decaimiento generalizado de la actividad económica. De poco sirve que en 1991 la Junta de Castilla y León apruebe la Ley de Espacios Naturales, entre los que se incluye Gredos con la categoría de Parque Regional, cuya declaración efectiva se produce en el año 1996. La escasez de recursos dedicados al territorio es una dificultad añadida a la falta de interés de las administraciones por unos espacios periféricos que, según su particular visión, aportan poco a la riqueza regional. No obstante, Gredos sigue atrayendo a un buen número de personas dispuestas a disfrutar de su contemplación. El naturalista Joaquín Araújo habla del "paisaje codiciado", tanto por gente que lo valora como recurso y es partidaria de una explotación racional que garantice su conservación, como por los especuladores, que sólo piensan en hacer de él fuente de negocios para enriquecerse, aun a costa de su destrucción. Al mismo tiempo, el declive de las actividades tradicionales origina la emigración definitiva de los habitantes de la sierra en busca de lffiOS medios de subsistencia que el sistema ubica casi exclusivamente en el entorno de las grandes ciudades. De poco valen los recursos que llegan de Europa. Los Fondos Estructurales,


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que alimentan los programas de desarrollo de las iniciativas Leader o Proder, que en primera instancia iban destinados directamente a las Asociaciones que integran el tejido social, pasarán en convocatorias sucesivas a ser controlados por los políticos, con lo que se perderá gran parte de su eficacia. En definitiva, la profunda crisis de la agricultura y la ganadería y la integración en Europa darán paso a lo que los geógrafos han denominado los "paisajes del abandono". El mundo rural caerá en un ostracismo del que se aprovecharán los financieros que, mediante la promoción de operaciones especulativas que reproducen los modelos agotados de la costa, se convertirán en dueños de la sierra haciendo buena la expresión de Valentín Cabero "montaña olvidada, montaña conquistada". Hoy,

Gredos es un inmenso vacío donde la corrupción se extiende de la mano de los mediocres que detentan el poder y la gran mayoría de los pocos habitantes que quedan viven en crisis permanente, aunque nadie lo comente, por miedo o por ignorancia. VOLVER A GREDOS

A pesar de todo, la sierra sigue conservando su atractivo y su magia. Muchos son los que, huyendo del bullicio y la ajetreada vida de la ciudad se refugian en su entorno buscando la paz y el sosiego como lo hicieran Horacio o Fray Luis. Andrés Sorel es uno de ellos. Acude periódicamente en busca de la inspiración que le permita progresar en sus actividades literarias y nos dice:

He vuelto a Gredas y en mis cansados días se ha instalado la paz. A lo.s pies de sus lagunas unas familias guatemaltecas, exiliadas, borran en la noche recientes temblores mientras buscan en el trabajo una nueva vida . Añoran su tierra y en la iglesia del pueblo elevan sus cantos para no olvidarla. Hablo con ellos de sus soledades, de la mía propia. Recuerdo a otro exiliado, Unamuno, que tanto amó Gredas cuando escribía: ¡Qué silenciosa oración allá en la cumbre, al pie del Almanzor llenando la vista con la visión dantesca del anfiteatro rocoso! He vuelto a Gredas. Sobre el Tormes navega el viejo Barco de Avila, asomando a sus aguas las nobles piedras de sus románicos edificios. Aún, una mañana de agosto, escuché cantar a una moza: "son la corriente del río y tu amor cosa de un día que llega, pasa y se aleja y ya no vuelve en la vida". Se aleja, como los años.

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Gredas: Naturaleza y Literatura

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Recuerdo los senos de las montañas envueltos en brumas mientras sobre el valle la tierra árida grita al cielo su plegaria para que los hombres, en su egoísmo, no le arrebaten su verdor. En la noche danzan las estrellas y yo' recito poemas. Música y poesía. Gredas es en ellas un espejo de la belleza que aún nos mantiene en la vida. BIBLIOGRAFIA - Barrientos Alfageme, G. (1978). El Valle Alto del Tormes. Gredas y Aravalle: Estudio geográfico. Caja Central de Ahorros y Préstamos. A vila - Cruz Reyes, J.L. (1983) . Transformación del espacio y economía de subsistencia en el Valle del ¡erte. Institución Cultural El Brocense. - Delgado Sánchez, A. (1992). Mapa? -guía de la Sierra de Gredas . Caja de Ahorros de A vila. - Feliú Suárez , J.A. Y Rituerto Marrupe, A. (1994). Crónicas de Gredas. Caja de Salamanca y Soria . - Flores del Manzano, F. (2004). Piasen CÍa y su entorno durante el reinado de Fernando VII y la Regencia de María Cristina. Ayuntamiento de Plasencia. - García de Enterría, E. (1992). La poesía de Borges y otros ensayos. Mondadori. - Gil Crespo, A. (1961). Hoyos del Espino (Estudio humano de 1m municipio del macizo de Gredas). Boletín de la Real Sociedad Geográfica. Tomo XLVII. - Gómez-Montero, R. y Belmonte Díaz, L. (1948). Gredas. Guía y planos del macizo. Tradición y costumbres. - González Canalejo, M.D. (2005). Correspondencia inédita entre Miguel de Unamul10 y Pedro ~allalejo Hemández, farmaceútico de El Barco de Avila, en febrero de 1930. Revista del Centro de Estudios Bejaranos nO 9 - Martínez de Pisón, E. (2008) . El difícil logro de una idea patrimonial de la Sierra de Gredos. Revista Pyrenaica n° 231.

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Poética de la insurgencia y discurso emotivo en la lírica de Antonio Hernández

FRANCISCO MORALES LOMAS

Universidad de Má laga

1. Una generación p oética. Una genera-

ción entre paréntesis. 2. Insurgencias. Poesía completa. 3. Primer volumen (1965-1985). 4. Segundo volumen (1986-2007) . 5. Coda.


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1. UNA GENERACIÓN POÉTICA. UNA GENERACIÓN ENTRE PARÉNTESIS

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ñola: la aparición de una lírica que ya no puede · llamarse social y sí crítica y moraFI!.

Antonio Hernández es uno de los grandes poetas españoles actuales y todavía con una gran capacidad creadora. Poeta, narrador, periodista y ensayista, Antonio Hernández pertenece a una generación, la de los sesenta, que se dio en llamar la Generación del lenguaje o la Promoción del 60 de vital trascendencia ' en las letras españolas y no suficientemente reafirmada en los manuales de literatura española contemporánea, aunque Pilar Palomo y otros la hayan reivindicado con frecuencia. La generación de Antonio Hernández es un colectivo que quedó en una especie de paréntesis entre los poetas del cincuenta y los Novísimos y sobre el que tuve oportunidad de indagar en algunos estudios en su momento l . A este grupo pertenecerían además Félix Grande, Ángel García López, Rafael Ballesteros, Diego Jesús Jiménez, Benito de Lucas, Soto Vergés, Manuel Ríos Ruiz, Hilario Tundidor, Francisca Aguirre, José Miguel Ullán ... e incluso, desde mi punto de vista, M.' Vázquez Montalbán. Este grupo inicia una andadura difícil y compleja, rescatar la palabra como fuente de creación trascendente. A este respecto dijo José Luis Cano: "La degradación del lenguaje poético fue uno de aquellos efectos negativos contra los que reaccionaron los poetas de la Promoción del 60, al exigir y devolver a la palabra poética la calidad y la autenticidad que había perdido. La entrada en escena de esa pro:moción del 60 va a significar unos cam- . bios de rumbo en la nueva poesía espa-

En este ámbito debe ser bienvenida la publicación de la poesía completa de Antonio Hernández, Insurgencias (Poesía 1965-2007)3, en la edi torial Calambur, que se une a la de otros componentes de su grupo poético como J. Hilario Tundidor y A. García López. Con este título, Insurgencias, Antonio Hernández ha querido destacar esa profunda veta de rebeldía que ha existido siempre en su vida y en su obra, una constante ésta de no casarse con nadie y querer hacer un camino profundo y sereno desde que con pocos años se rebeló contra el mundo y quiso ser poeta, abandonando Arcos de la Frontera (Cádiz) y, como Bécquer, ser él mismo lejos de su patria. Insurgencias lo componen dos gruesos volúmenes de más de cuatrocientas páginas cada uno, va precedida de un amplio y erudito estudio, "La personalizada configuración poética de An tonio Hernández", del profesor Francisco J. Peñas-Bermejo, actual director del Departamento de Lenguas de la Universidad de Dayton (USA), y presidente de la Asociación de Licenciados y Doctores Españoles en Estados Unidos. El primer volumen lo conforman los libros publicados entre 1965 y 1985: El mar es una tarde con campanas (1965), Oveja negra (1969), Donde la luz (1978), Metaory (1979), Horno Loquens (1981), Diezmo de madrugada .(1982), Con tres heridas yo (1983) y Compás errante (1985);

1 Morales Lomas, Francisco: "Poetas del 60 (Una promoción entre paréntesis)", en Canente (2" época), nÚffi: 1, Málaga, 2001, págs. 259-300. Morales Lomas, Francisco: TravesÚJ.s de la lírica espaíiola, Centro de Ediciones de la Diputación, Málaga, 2005

Caro, José Luis: Poesía espaíiola contemporánea. Las generaciones de posguerra, Guadarrama, Madrid, 1974, p. 17. 3 Hernández, Antonio: Insurgencias (1965-2007),2 vols., Ed. Calambur, Poesía 109, Madrid, 2010.

2.

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INSURGENCIAS. POESÍA COMPLETA


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Francisco Morales Lomas

en el segundo volumen, entre 1986 y 2007 hallamos las siguientes obras: Indumentaria (1986), Campo lunario (1988), Lente de agua (1990), Sagrada forma (1994), Habitación en Arcos (1997), El mundo entero (2001) y A palo seco (2007). La poesía de Antonio Hernández nace de la convicción del sentimiento y la conmoción. Asciende su plétora de humanidad y surca los inframundos, las quimeras, las sombras huidizas, el dulce bálsamo de la infancia, la curiosa y definitiva prótesis de la muerte. Posee la costumbre de las paradojas y las antítesis y mira hacia la profundidad de lo onírico, hacia la majestuosidad de la palabra no dicha, de la expresión no hallada. Su poesía le permite construir el tiempo, esa fábula en la que se han desvestido tanto Jorge Manrique como Antonio Machado, dos de sus valedores, dos de sus guías más afamados. Sabe que nacemos para crear nuestra historia personal y hacerla única. También su poesía aspira a ello en ese encuentro con la palabra translúcida, con su epas, con su historia de insurgencia s y valores. Siempre existe mucho de construcción de una historia personal en su lírica, una historia del corazón, una sumisión a Andalucía, al ámbito familiar, a sus afectos y a sus derrotas. Su poesía no puede permanecer ajena al pellizco del estremecimiento, de la emoción y a la cargazón de lo vital que rezuma una pasión encontrada. Pudo aspirar a la síntesis y a la contención pero su destino es la recreación verbal, los periodos oracionales largos que se consumen en la búsqueda intuitiva de los resortes que configuran una poesía sólida, pensada, amorosamente dúctil y cercana al corazón amplificado. Un corazón "rebelde y tierno", como dice en el poema XIV de Con tres heridas

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yo. Pero no podemos dejar al margen una tendencia promiscua a la esencialización de lo que somos, a explicar la evolución vital bajo los resortes de la indagación personal, a convertir el poema también en la dignificación del día a día, de la cotidianidad y sus procesos creadores. Si bien es verdad que bajo la férrea mirada de la concep tualización de un discurso que se presiente abstracto desde la concreción personal. Existe en su obra un constante compromiso cívico con los más débiles de los que forma parte y con la historia de un pueblo, el andaluz, sobre el que zigzaguea permanentemente, al que no olvida nunca y en torno al que genera una constante trascendentalización nostálgica de esa temática propia: Andalucía. Su infancia y juventud, que tanto debe a su pueblo, Arcos de la Frontera, no puede ser enajenada de su especial visión de


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Poética de la insurgencia y discurso emotivo ...

Andalucía con quien camina de consuno y ha sido recorrida por la nostalgia y la pasión del ausente a través de sus versos dolidos y sentimentales. Hernández afirmaba que "la función de la poesía es iluminar una zona oscura de la realidad . Por tanto, aunque los haya relevantes, como veremos, vale cualquier tema si el poeta está dotado para hacerlo trascender universalmente, lo que no quiere decir a todo el mundo porque no todo el mundo tiene el mismo grado deseable de capacidad perceptiva 4 ". H a habido críticos, caso de Laura Rosana Scarano s, que han señalado el conflicto que subyace en toda la lírica de Hernández que provoca un "extrañamiento" del yo y unas vías para superar este conflicto a través de: 1) Andalucía (se produce un proceso de fusión de identidad entre el hombre y su tierra); 2) El amor humano (el yo ensancha su espacio vital y accede a su plenificación), y 3) La p alabra (verbalización del yo). Y llega a las siguientes conclusiones: "Es evidente la centralización de los temas poéticos en torno a un yo que se mira y analiza, en un sondeo permanente, descubriendo su identidad conflictiva: la incertid umbre agónica, el vértigo del absurdo, la angustia del desdoblamiento continuo y la coexistencia dual, la extrañeza ante el misterio del propio ser. Esta minuciosa visión introspectiva del yo su merge también al poeta en un clima de evocación y recuerdo como vía de aprehensión de p ar tes de ese yo inmovilizadas en el p asad0 6 " .

3.

PRIMER VOLUMEN

o

Carrión, Héctor: Poesía del 60. Cinco poetas preferentes, Endymión, Madrid, 1990, p. 167. Sacarano, La ura Rosa n a: "La poesía d e Antonio Hernández: Tránsito del 'yo' al 'n osotros' ", en

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Cuadernos para investigación de la Litera tura Hispánica , Fundación Universitaria Esp añola, núm. 14, Madrid, 1991, p . 204. Ibídem, p . 238.

(1965-1985)

El mar es una tarde con campanas (1965), su primer libro, puede ser considerado como una especie de magma amplio en cuyas fuentes van a beber otros libros posteriores del autor. Según Miguel Galanes es "un canto de amor donde la naturaleza adquiere el protagonismo necesario hasta contagiarse espíritu y cuerpo en el triunfo final del hombre. En este libro aparecen dos poemas claves: "La montaña", donde ese intenso apego a la naturaleza consiste en transformarse en la nostalgia que lo identifica con la niñez, motivos estos que vuelven a aparecer en Habitación en Arcos; y el segundo poema "La llanura", momento cumbre desde donde surge la contemplación de esa naturaleza, el conocimiento y el diálogo en consonancia con la naturaleza misma?". La presencia de la amada, con la que conmociona la subversión de un orden, produce la dialogía de los efectos amatorios y una resulta de ars amandi en el juego apostrófico de yo/tú de tan raigambre saliniana. Mari Luz, su mujer, a quien dedica el libro, es motivo de una lírica sensitiva que recorre con la versatilidad de los sentidos y la confidencialidad de una poesía privada y epistolar. AntQnio Machado está muy presente también en la ordenación de un paisaje que aspira a ser simbología previsible. Una poesía que se echa a andar en el cauce de Andalucía y su río, en la conformación del niño que va venciendo a la rutina, la función mágica del deseo o de un paisaje humano y vital. En Oveja negra (1969), huyendo d el pintoresquismo fácil y el tópico andaluz, H ernández denuncia esa Andalucía

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o

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Ibídem, p . 10.


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Francisco Morales Lomas

pobre y marginada en alejandrinos blancos y romances endecasílabos: La oveja negra es la voz de denuncia del poeta ante una Andalucía explotada. Pero frente a la denuncia socializante y prosaica de la generación precedente, la lírica de Hernández, es rica lingüística y ornamentalmente. La creación de estos versos se produce en el mismo momento del Mayo francés y todo el proceso de descrédito de la sociedad "civilizada" de la época, no compartida en absoluto por los jóvenes del momento. Oveja negra es un viaje profundamente emotivo al sentimiento, la memoria, la infancia, la familia, la raíz y la construcción melancólica de los afectos entre los que está la presencia de Madrid (algo más tardíamente) pero, sobre todo, la constante y arcangélica de Arcos de la Frontera, el bastión de la emoción más sincera. Hay un muchacho que brilla en el fracaso y se pretende nostálgico pero también hay un tiempo para esa oveja negra que simbolizará la actitud del que se siente rechazado cuando su mundo no concierta el canon de ese mundo y la libertad se entiende como lucha: su defensa a ultranza lo convierte en un símbolo de la rebeldía constante en la que está la fe en un proyecto de vida en torno a la creación, y también la voluntad manifiesta de la denuncia a través de una mirada pasional en la que el sufrimiento del cercano también está presente desde la solidaridad de su escritura, con la que declara su estado de ánimo de entonces. En Donde da la luz (1968) están presentes muchas ciudades andaluzas sobre las que hay un homenaje implícito y una reconstrucción de la memoria, la historia familiar y sentimental. Se afirma en sus versos, con más fuerza si cabe, el neobarroquismo, el culturalismo y la renovación lingüística. Rota, Córdoba, Cádiz,

Arcos, Granada, Almería, Málaga ... serán motivos recurrentes en este poemario, que es un homenaje a la tierra y a la luz que despidieron poetas como Prados, Aleixandre, Alberti, García Lorca, 'Cernuda y Altolaguirre, nombrados en sus versos con pasión. Un principio solidario sostiene ese reencuentro permanente con Andalucía porque, como dice en el poema liminar, "Acaso sea/ vivir para los otros nuestra formal de ser el mundo entero". Los emigrantes rituales, -¡os toreros andaluces ("se estiran como ríos"), la construcción histórica de las emociones como en "Renacer en Granada" o "Atardecer en Cádiz". Hay una necesidad de construir la evolución del hombre y sus conquistas y crear la esperanza de un tiempo. Metaory (1979), no es sólo un homenaje a Carlos Edmundo de Ory, a quien ve desde la nostalgia y a quien pretende mostrar una visión personal de un tiempo, 's ino un retablo sobre Andalucía y sobre él mismo. Pocos han cantado con tanta intensidad, desmitificación, juicio crítico y reflexión sobre la tierra andaluza, verdadera patria del poema. Tintes elegíacos y un aire doliente (como en el poema VIII) que contrastan con la profunda vitalidad de su poesía, siempre caminando desde el pasado al futuro sin solución de continuidad. Pero también es frecuente, como en otros libros, el tema del desarraigo, constante también en Diego Jesús Jiménez y en escritores anteriores: Alberti, Machado, Cernuda, Barral, Gil de Biedma, etc. El sentimien, to se hace pasión y lenguaje en su lírica que, tras pasar el afecto laudatorio hacia Carlos Edmundo de Ory, se adentra también por la infancia, la escuela, los amores, la fortaleza y el vigor que adquiere el paso del tiempo sobre nosotros, que acaba moldeándonos y haciendo él, por sí mismo, un camino.

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Hamo loquens (1981) es uno de sus libros más sugestivos. El poeta tiene treinta y ocho años y es un libro de madurez donde profundiza en lo que somos, rehuyendo los tópicos al uso y tratando de hallar la máxima expresividad en ese fulgurante encuentro con la palabra y las razones últimas del lenguaje. Recorre el poema la memoria del padre, al que agradece su ejemplo de cosecha, la presencia y consistencia del tacto, la creación del mundo, la frecuencia y presencia continua de la música, el olfato, la boca y también la muerte. Una muerte como legado de arena y cemento. La ternura, una de sus grandes temáticas, encuentra acomodo en una poesía con la que arrastra el pasado y se cuenta a sí misma desde la infancia y el miedo, desde la prohibición, desde la luz de la poesía y de la vida. Una poesía intimista, abierta a todos los sentidos que lo llevan a la familia, los hijos, el padre, la esposa, en un clima íntimo que está presente en otros escritores de esta Promoción del 60, como Carda López, Diego Jesús Jiménez, Ríos Ruiz, etc. Diezmo de madrugada (1981) representa un canto elegíaco dominado por la nostalgia y la muerte. La infancia, siempre presente en toda su trayectoria poética, se da la mano con la muerte. Pero también la familia, como en el poemario anterior, ofrece un papel determinante con el que trata de conectar permanentemente Antonio Hernández, para no olvidar las raíces físicas con la tierra ni las afectivas. Algunos poemas están dedica· dos a su hermano, muerto prematura mente, a sus hijos, a su mujer, a su familia ... Pero sobre todo surge el tema de la identidad y la eterna pregunta sobre qUt somos. Lo que le lleva a unos versos no exentos de ironía y desmitificación. La contemplación de las fotos de su hermano le permite descubrir la profundidad

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de la tristeza, esa "tristeza anticipada", y crear una voz de raíz profunda que hace temblar el índice de la eterna explicación del mundo. O trata de explicar el raciocinio de su escritura, la razón última que da sentido a las cosas, esa posesión que, a veces, también siembra la vanidad en nosotros; el aprecio constante a la infancia, uno de los temas más profundos de toda su obra, que esencializa la representación del hombre. Esa presencia constante en casi todos los poemas del hermano es un bastión que le permite construir también una historia de la ternura, una historia personal cruzada por profundas cicatrices, por soledades ciertas y por derrotas. Partiendo de los famosos versos de Miguel Hernández, en cuya particular visión está inspirado el título, escribe Con tres heridas yo (1983) . En él pretende el poeta una reflexión sobre las obsesiones del hombre, sin retóricas ni palabras superfluas. Podemos considerarlo como una continuidad, una segunda parte del poemario anterior, por cuanto los temas como la muerte (de tan abundante recorda torio) o la familia (como ese ámbito vital al que aluden los versos de Hernández) están presentes; pero también el amor, al que no había ascendido desde su libro liminar. Y siempre la infancia, la memoria reconstruida y guardada en el corazón. La poesía de Hernández tiene la embriaguez consciente de la ternura. Nunca podemos escapar de su compás de búsqueda de plenitudes, de esperanza que surca los campos y los amaneceres para no perderse nunca. Es un destino en los brazos del padre, constante firmamento, pero también un desvelo, un ir qeciendo en ese hombre que sufre y advierte de la vida, del resplandor de lo oscuro, de ese desvelo que zozobra en las antítesis y las paradojas con la abs-


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tracción del vuelo que crece desde lo más cotidiano para hacerse historia general. En un eterno retorno que va y viene, doblegándonos o ensanchando nuestro mundo, nuestro humilde mundo cerrado en el que el sueño de la razón puede producir monstruos, pero en el que los viejos conocidos siempre se dan la mano (crueldad/ ternura, frío / fuego, el amor / el odio ... ) como si en ese transcurrir la muerte fuera un punto y seguido de otras muertes y vidas sucesivas, de otros encuentros / desencuentro s en el corazón, en los ansiados afectos, como en el soneto XI. Compás errante (1985) es el último libro del primer volumen de Insurgencias y el poemario más extenso. Centra su temática en los gitanos, los payos, el baile, el cante, la guitarra ... A su modo es su propio y esencial Romancero gitano y un homenaje profundo y arraigado a la música y al baile. Está conformado por varios núcleos esenciales: el apartado gitano, el payo, el apartado de la guitarra, el baile, el apartado de los cantaores y la presencia fundamental y primera de la palabra como símbolo, del sueño. Hay todo un proceso de deslumbramiento y toda una constante propedéutica para afianzar la esencia, la filosofía vital de lo que somos como raíz, como pueblo. El Sur como algo iluminado que tirita con el aire y mira al vacío y a la vida y a los profundos ecos de los valles y de los afectos. De épica sentimental, califica Lupiáñez este libro, para añadir que "ahora el poeta hace suyo el dolor de los perseguidos"8. En esta como en otras obras es permanente el flujo del nosotros al yo y del yo al nosotros en una perfecta síntesis, descargada de los tópicos al uso, con la que el escritor asume solidariamente el discurso de la vida, de unos seres en los que se 8

Ibídem.

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I I$u;¡". DOS Po,,'a 1986-.2007

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reconoce, porque forman parte de su misma clase. Una poesía profundamente comprometida y solidaria que insiste una vez más en el neorromanticismo civil. Los homenajes se suceden a los caldereros gitanos ("tachados de brujos por sus gestos de fuego"), a los canasteros .. . y se incrementa con la reconstrucción de la historia de un pueblo perseguido, con el menoscabo de la libertad, con el pa trimonio del cante y el baile como fortalezas de un tiempo. Una lírica para el encuentro de una historia con sus personajes bien timbrados, con sus sombras a cuestas, con sus aires para torcer el viento, para encontrar el aprisco salvador. Bien puede ser una elegía para Manolo Caracol o lm instante en el que estamos viendo a Antonio Mairena con su fulgor de fraguas y seguiriyas, también la bondad de Fernando Quiñones, el poeta de las marismas y las auroras de Chiclana.


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4. SEGUNDO VOLUMEN (1986-2007) En Indumentaria (1986) el poema ha adelgazado, se expresa en pocos términos y aspira a casi una poética del silencio. La claridad y la inmediación lingüística se apoderan de una poesía menos transida de búsquedas y tensa en los parámetros de un naturalismo lingüístico. Presa casi del haiku o de la contención de la canción andaluza (en muchos versos) los temas permanentes de su poesía atrapan el poema: la recreación de la memoria, la infancia, la vida, la ubicación del poeta en el mundo, la presencia de la luz, la trascendencia del Sur, el paso del tiempo, la tierra, la muerte, los andaluces y la constante reflexión en torno a la identidad del poeta, una de las mayores preocupaciones del escritor desde que sucumbió en la frontera de la madurez. Es una síntesis entre la cotidianidad y los sueños, a través de un discurso sentencioso que permite abordar la magnitud del mundo entorno, en el que de nuevo surge con fuerza un tema recurrente de su lírica: el Sur. El arraigo / desarraigo del Sur es tan enconadamente fuerte y posee una ligazón tal con el poeta que sólo a través de su reconquista el escritor podrá seguir viviendo: "El hombre que no muere donde nació no crece, no canta en otra vida". Hay algunos poemas deslumbrantes, como el titulado "Alma máter" que ha sido objeto de muchas antologías poéticas ("No sé cómo nos las arreglamos/ los andaluces. Nuestro sino es perder / para seguir vibrando"). Una poesía que se llena de un férreo discurso contra la incomprensión, la aceptación inane, la pobreza, los tópicos y se hace insurgente y reveladora. Su verso nace de la voluntad de no perder el origen, de seguir atisbando el misterio, de ofrecer las claves identitarias de sí

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mismo y de Andalucía como pensamiento y sensibilidad. Campo luminaria (1988) germina la integración del poeta en lo cósmico. Desde lo concreto de un paisaje, de un recordatorio de la salida de un buque de un puerto, de unos flecos aparentes de la memoria ... el poeta busca el poder de la sugestión; a veces desde un lenguaje onírico que se agrupa por corolarios intuitivos y alega la razón de las asociaciones mentales más apasionadas pero siempre cerebral y grave, a pesar de las ironías (sobre todo las que formula en torno al éxito y la eternidad) y siempre abierto al tema de las sombras que subyacen y oscurecen ese conjunto de mitos y memorias que habían adquirido grandeza en el pasado, en un claro paradigma desmi tificador. El recurso a los topoi, como realidades extra textuales en las que apoyar su visión sobre la realidad, logra una categoría significativa, espacios que adquieren nueva perspectiva gracias a su voz reflexiva, fuertemente estilizada, incluso en las antítesis que sucumben a ese discurso que se mueve entre lo uno y lo diverso, el dolor y el cielo o la caricia. Pero, a la vez, es un pretexto para reivindicar de nuevo el paisaje andaluz y su gente. Junto a esa visión, como sucedía en Donde da la lu z, alumbra el testimonio del poeta, su confesión íntima, de modo que el poemario deviene una síntesis entre el objeto observado y su propia interioridad. No sólo en cuanto lazo atávico a un espacio ya una memoria colectiva sino en cuanto a los procesos identitarios entre ámbitos públicos y privados. A veces también surge el poeta cívico y la función de la poesía como pasión para creer en la justicia, y acaso el desconcierto del hombre que vive protegiendo la esperanza, pero como aspirando a que ésta no le abandone ante la pérdida de fe, la fe de


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aquel niño que de vez en cuando suspira por ser una luz salvadora, a pesar de una vida proclive "a lo terrible y raro". Y siempre las antítesis, culminación de los procesos vitales y proclividad manifiesta en su esencia como persona. Antítesis y paradojas que advierten de lo sdos polos que configuran el mundo, la doble cara de la existencia y a las que tanto es dado el poeta de Arcos, como bien afirmaba Peñas-Bermejo: "En los versos de Antonio Hernández la convivencia de oposiciones domina la contemplación de la belleza, el anclaje del amor, la pureza de la infancia, la hermandad de lo telúrico, el deseo de justicia, la exuberancia de los sentidos, la perplejidad exis tencial ... ".9 El tema de España es la base teórica de Lente de agua (1990), un libro que revela las claves de un país mísero y espacioso. Y, además de revisión histórica, existe la clarividencia del desconcierto cuando, pasados los años (en Hernández siempre hay un antes y un después de la infancia), se revela la veracidad de aquella mentira conquistada, de aquellos héroes que no lo eran, de la impostura como éxtasis en la creación histórica de un país. Representaciones de un país que en su contradictorio afán de notoriedad es aceptado por el poeta en sus miserias y devaneos, en sus aspavientos y relumbrones, en sus tránsitos de oscuridades, pero también en la indulgencia de la ternura y los personajes históricos. Un amor declarado al país en sus antagonismos, en sus paradojas. Y la eterna herida de los que tuvieron que marchar y no lograron volver nunca, la España peregrina, la España del exilio que dejó en lágrimas 9

Peñas-Bermejo, op. cit., p. 26.

las calles de más aire. Al-Motamid y Fátima, pero también León Felipe o la Marquesa del Castillo de Arcos; Zoraida y Ben-Hirrum, puede ser el judío Carmache o acaso Zaida, la España que siempre está dispuesta a huir y añorar la pérdida. La historia se hace verso, se pule y adereza con la sensibilidad del que se siente imbuido por las historias de un pasado que vuelve y sirve para restañar su herida, su legado. Siempre existe una sensación de menoscabo, de huida, de patria malgastada en sus disquisiciones con la historia, en su ambulatorio de siglos que desemboca siempre en la tristeza ad futurum. También los héroes y la memoria de ellos, como en el poema "Noticia de Cervantes", como dador de la vida a la luz, prisionero del turco o conquistador de su mundo, de su Castilla para hacerla universal. O Quevedo con su nación de olvido, con sus Lermas y Ucedas, y esa fiereza de brea, ese amor constante más allá de la muerte. Una obra para reconciliarse con la historia de pérdidas y reencuentros, con los héroes y las tumbas, con el olvido y la memoria. En Sagrada forma (1994) la amada propicia la repatriación al ámbito familiar: "Está enraizado en la ética de la memoria, en la heteronirnia del reencuentro, en la diacronía de los sentimientos, en supues-

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tos cognitivos internos que sobrevuelan la esfera personal para convertirse en símbolos de la presencia del ser humano en la tierra y en la vida (... ). Desde el enigmático viaje que sirve de horma a este encuentro en el poema inicial, un viaje físico, pero sobre todo emocional e histórico, desciende a sí mismo, en una aventura de conocimiento (... )"10. Se darían los tres caminos a los que se refería Kierkegaard en su diario: el camino estético, el camino ético y el camino religioso (como conquista de la más radical interioridad) . La memoria, en el poemario, adquiere matices de salvación ante la desesperanza y la ruina de un tiempo presente, es un refugio, también un mirarse en el espejo: un exilio interior consentido, presidido siempre por la luz, en una suerte de neorromanticismo militante de dulce sabor ético. Rafael Á vila ll alude a dos viajes: "Uno cotidiano, que con leves apariciones va tejiendo el armazón sobre el que se desarrollará el otro viaje, el más auténtico, un periplo del presente al pasado y vuelta al presente, de la madurez a la infancia, de la realidad al sueño y el despertar de nuevo". La lírica de Sagrada forma no persigue la metapoesía stricto sensu sino que está enraizado en la ética de la memoria, en la heteronimia del reencuentro, en la diacronía de los sentimientos, en supuestos cognitivos internos que sobrevuelan la esfera personal para convertirse en símbolos de la presencia del ser humano en la tierra y en la vida. Poesía que desde una realidad extralingüística se sumerge en un discurso de una fuerte emoción estética, transformando los aperos de lo cotidiano en penMorales Lomas, Francisco: "Antonio Hernández: Sagrada Forma", en Papel Literario de Diario de Málaga, núm. 347, 11 de junio de 2000, pp . II Y m. 11 Á vila, Rafael: "Comentarios sobre Sagrada forma ", en Papel Literario de Diario Málaga, núm. 347, 11 junio de 2000, p. IV. 10

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samiento afectivo y lírica con proyección metafísica universal. Sucumbir a la memoria es presenciar en un acto autorreflexivo el anclaje del ser humano en su propia historia personal, conseguir que el olvido no se convierta en el terrateniente del silencio, advertir que no existe diferencia entre el que soy y el que fuimos, que hay un camino de interacciones, que nos movemos en círculos concéntricos y no en las simbólicas vías paralelas del tren. Desde el enigmático viaje que sirve de horma a este encuentro en el poema inicial, un viaje físico, pero sobre todo emocional e histórico, Antonio Hernández, desciende a sí mismo, en una aventura de conocimiento, porque la realidad deviene finalmente conocimiento cuando aspiramos a la interiorización. El viaje que nos propone Hernández no es el de una mujer con alcuza, en un tren sordomudo en el que nadie viaja, sino que es un viaje para la memoria, una simbiosis entre presente y pasado, con el misterio del recuerdo al que aludía Ory. Decía el escritor danés Kierkegaard, que existen tres caminos que llevan a la interioridad: el camino estético (contemplación de lo que se es), el camino ético (que conduce a la acción decisiva) y el camino religioso (como conquista de la más radical interioridad). Los tres se dan en la . lírica de Sagrada forma, como una diacronía del conocimiento. Y como Kierkegaard en su Diario, parece advertir Hernández: "Quiero ahora tratar de fijar reposadamente la mirada sobre mí mismo y comenzar a obrar interiormente". El ámbito espacial es un viaje, pero el referente es el enigma que somos y sólo llegamos a saberlo a través de esa aventura del conocimiento. En cierto modo, un exilio interior consentido, presidido siempre por la luz, como en los últimos poemas del libro que se convierten en un símbolo optimista de la evocación de la memoria,


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en una suerte de neorromanticismo militante de dulce sabor ético. Hay que constatar la vitalidad de la lírica de Hernández, que tanto nos recuerda en su proyección estelar y profundamente dinámica al optimismo de la lírica de Cántico de Jorge Guillén, aunque no tenga nada que ver formalmente, pues en Hernández existe un intento de trascender el discurso y buscar una mayor expresividad lingüística, una mayor imaginería que lo conecta con el neobarroco. El recurso más frecuente es la comparación y la ruptura del discurso al uso. Predomina el ritmo endecasilábico, muchas veces en versos asonantados, en otras ocasiones blancos, junto con el heptasílabo, los dos metros más utilizados. En definitiva, como decía el propio autor, "la función de la poesía es iluminar una zona oscura de la realidad. Vale cualquier tema si el poeta está dotado para hacerlo trascender universalmente"12. Antonio Hernández trasciende la razón del hecho creador. Habitación en Arcos (1997), con continuas referencias a la infancia y a los ámbitos vitales y cotidianos que bucean en la memoria, asume una exuberancia estética y una emotividad dimanante, con un tono evocativo siempre cercano al lector, por el trasfondo pasional que lo inspira. Se estructura en cinco partes que se centran en el análisis de ese poso que guarda la memoria sobre la infancia y la adolescencia en Arcos, personificado a través del vocativo tú en el poema. El título alude a la habitación que con su nombre existe en un hotel de Arcos. En el primer canto aparecen los lugares de su infancia, el ámbito doméstico y familiar, en clara referencia a la lírica de Rosales en su Casa encendida. En el

segundo, se adentra en la casa; en el tercero, los juegos y los primeros descubrimientos hacia la vida y, por último, en la cuarta parte, se sitúa en el hotel. Por tanto, el camino que ha andado hasta ahora el poeta es un claro intento de trascender su existencia madrileña buceando en las claves de su pasado, lo único que mantiene fuertemente su lírica arraigada en el domus, en sentido amplio, que desde la distancia adquiere unas v~ces relevancia mítica, otras épica y siempre emotiva, aunque su originalidad al crear cauces expresivos sorprendentes y novedosos impiden solventar esa atmósfera memorial desde el ámbitode lo puramente sentimental, para adquirir relevancia crítica y socializadora, siempre solidaria. La palabra, podríamos decir finalmente, en la pluma de Hernández, contribuye al desarrollo de los lazos inconscientes que la memoria ha pulsado, sublimando ese proceso cognitivo de acercamiento a lo nuevo-antiguo, crea un lenguaje novedoso en el que los recursos barrocos contribuyen a afianzar su proyección sensitiva. El mundo entero (2001)13 puede considerarse como un proceso de integración de materiales personales, sociales, críticos, esperpénticos, sarcásticos y elegíacos. Una integración de tonalid ades diversas, pero también de variables de la realidad cotidiana a la que le da una trascendencia simbólica y ritual. La integración de la naturaleza y el amor creó la unidad temática de El mar es una tarde con campanas (1963), los marginados y desgraciados del mundo han llenado muchas de sus páginas en Oveja negra (1969) o Donde la luz (1978), el intimismo se adueña de Homo Loquens (1981), la

Carrión, Héctor: Páesía de / 60. Cinco poetas preferentes, Endyrnión, Madrid, 1990, pág. 167.

13 Morales Lomas, Francisco: "E/mul1do entero de Antonio Hernández", en Ficciones, núm. 9, 2002, pp. 27-29.

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exaltación de la infancia, las alusiones a su ámbito vital regido por el mar, la función estética de la memoria, llenaron las páginas de Sagrada forma (1994) y Habitación en Arcos (1997). En El mundo entero Antonio Hernández reúne todo su mundo, todos los procesos anímicos, vitales y existenciales regidos en torno a esa Playa Mundi que se convierte en imago mundi, es decir, caja de Pandora de sus sueños, veleidades y frustraciones vitales. La mecánica de esa playa que le sirve de aluvión, como los granos de arena que la componen, adquiere el valor de lo permanente y la alegoría de lo transformable. Es un libro que va desde el vosotros al yo, y luego se dirige a un nosotros, quienes asistimos como espectadores en este poemario de imágenes, retazos de la realidad que se va creando y transformando continuamente, desde un lugar concreto hasta la profundidad de todo lo erigido. Hernández construye historias, relatos de su playa furtiva que observa como un avezado voyeur, pero no se queda en un simplista reflejo de la realidad que transforma en axioma. Su lírica trasciende el momento porque lo va creando permanentemente. Nunca asistirá el lector a un discurso lineal, sino siempre progresivo y transformador. Aunque la anécdota o la observación de la realidad es el punto de partida de su recorrido por esa Playa Mundi, nada queda al albur de lo cinematográfico ni al regodeo subjetivo o autobiográfico, porque los materiales en los que se inspira son tan heterogéneos y amplios que al final lo anecdótico deviene en símbolo. Desde el primer verso, "De la anchura del mar tan sólo sabe el miedo" (verso que volverá a repetir al comienzo del poema catorce), surge lo misterioso imaginado, el sobrecogimiento o la turbación ante un

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mundo que se avecina, ante tilla mar que ya no era la mar de antes, aunque el poeta en tono nostálgico la refiera en algunas ocasiones. Esa turbación ante lo que se va a crear hace estallar al escritor: "yo, que miro y tiemblo". Pronto va ale.jándose de ese pavor ante lo absoluto para descender al mar del presente, esa mar de mendigos, desarrapados, esa mar con nombres concretos: Mohamed, el vendedor de gafas negras; Álvaro, el ciego; Alí, que huye del solo El Troy. En ese paraíso de antaño con el que juega en el poema creando una singladura de contrastes entre el antes y el ahora, Hernández desciende a la arena de la actualidad y se contamina con sus personajes, que son como símbolos de sus demonios de hogaño. Así el verso alargado, con predominio del alejandrino, ampuloso y amplio, va cadenciosamente llenando de historias su orden. Son un magma de aluviones y aportes a la playa de ese mar que todo lo trae de nuevo con su antigua canción. A través de un lenguaje narra tivo con predominio de polisíndeton, metáforas y comparaciones, Hernández va construyendo pieza a pieza el puzzle, la imago mundi trascendida. El Troy, protagonis ta de varios poemas, es . tra tado como un loco, cuando fuera dios, pide limosna, pero "se la pide al pasado". Es un personaje con una historia de amor tras de sí ("Por mucho amar, mucho perdió, comentan") que ha escogido la libertad para ejercerla. Pero su mundo no es de este mundo, ya que su libertad choca contra el ardo creado por el resto de los mortales. Puede ser un dios, pero es un rebelde, un soñador observado desde la distancia de la ternura, para que l~ perspectiva se llene con el corazón y el sentido. Su libertad es "la luz de los rebeldes", pero la libertad envenena también como "todo lo bello". Como en


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La pipa de kifValle Inclán llevó mendigos a la literatura, Hernández los trae de nuevo, pero sin el recurso a la rima, aunque sí a la degradación expresiva: "Oh gran provocación/ del pedigüeño que no sabe/ que conviene ceder el paso a los guerreros,/ a las autoridades, los tontos y los toros". Antonio Hernández no busca el pasado con ese aporte frugal de lo melancólico ido, sino que se instala en el presente, en ese mar que reúne sus aportes vitales y materiales, que espiritualiza lo concreto de la vida. De ahí la necesidad de describir continuamente espacios y situaciones, viejos o mormones que venden su mercadería, sueños que están continuamente obstaculizados o contaminados y son metáforas de lo desahuciado, una alegoría permanente. A veces el recurso a la memoria surte el efecto de profundización en el presente y surge el yo en su más absoluta desnudez en un lenguaje nostálgico comprendido: "Quisiera morir cuando era joven", no dice querría haber muerto, sino en un imperfectivo subjetivizado que genera lo permanente. Así dirá en el poema que comienza "La memoria nos constituye", donde nos hace bucear en el referente familiar y la distancia del olvido, en un vínculo claramente cernudiano, como intentando llenar sus alforjas de mar en el retrato de lo que fue. Referentes autobiográficos más consistentes en los poemas "Sorteando la punta de la ola, esa" y "Decir que no a los buenos de oficio como oficio". En el primero con la alarma de lo desconocido, del que se zambulle en el mar de su memoria a través de la anáfora y el paralelismo sintáctico: "hasta que al fin la muerte nos acoja,/ hasta que al fin la muerte nos ampare,/ hasta que el mar me devuelva a la tierra/ para siempre y explote sin sentido/ esta guerra del tiempo,/ en cos-

tumbre de Nada la pasión de los días". En el segundo ofrece la dádiva del desorden y lo lírico conquistado, el temblor ante la libertad invadida cuando había toda una herencia amenazante y organizada: "la libertad de la sabiduría como una circunferencia,/ la libertad de la razón siempre dudando". En el fondo, toda una búsqueda de luz que evite las ataduras del olvido, almque los sueños despiertos sean una mera ruptura. Sin embargo, ese discurso de lo que murió, viene uná y otra vez desde el pasado a la búsqueda de esa luz que se resiste, lmas veces inscrita dentro del discurso de lo perecedero, otras como en "La sed esquiva a veces", con el erotismo de la desnudez velada que excita lo nebuloso y prohibido de los sueños. y el mar una y otra vez como horma y ámbito perpetuo: "A muchos / ha desgraciado ya con la mayor desdicha / que es perseguir sus sombras,/ engrillarse en sí mismo y soportar/el huracán de arena ululando en la mente". A veces la intertextualidad, el discurso metaliterario se adueña del poema, Quevedo, Mirabeau, Virgilio o Manrique, los mitos del pasado en el transcurrir permanente del tiempo, la otra gran aventura en la que creer. Mitos que en el poema "Sísifo en pantalón por las rodillas", está actualizado irónicamente en boca de un ejecutivo que va al mar: "Sísifo, dogo, advierto,/ acaba de llegar hasta la playa/ con toda la familia". . Pero ese discurso del vosotros al yo vuelve con el oleaje en el poema catorce, donde de nuevo surgen El Troy, Álvaro, el Ventoleras, Alí, Mohamed y el propio escritor, "en medio, arrebatado, en la ola del mundo" . Personajes que simbolizan la pobreza y la locura, la otra cara del mundo organizado, en esa playa constante y consciente que es un eterno microcosmos en el que ve y se ve el escri toro

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Personajes que son la marginalidad del mundo, la otra orilla en la que quizá está la salvación del hombre, como dice en "Si no fuera por precio tan terrible". Como El Troy en otro momento o el ejecutivo Sísifo, Kid Betún, el boxeador (que nos recuerda al Kid Padilla de Soler en su novela Las bailarinas muertas), es una nueva incorporación a esa galería de personajes, a esos marginales retratados con maestría y ternura: "Cuando lo conocí, de entrada,! me señaló un directo a la mandíbula". Paisajes expresionistas, personajes cíclicos y deformados en una realidad transfigurada, átomos de la actualidad de un mundo que vive el glamour, la evasión y la fama, de un mundo quizá construido desde la sinrazón. Un gran espectáculo de disfraces donde el propio escritor, siguiendo la metáfora del espejo glissé desea verse y ver, un espectáculo que tiene el ámbito de su bahía gaditana, "esta playa/ desconcertante y bella,! contradictoria, solitaria/ en estas horas, proclamando / que no se puede nada contra el mar,! única criatura que comprende a la noche". La expresividad es el otro gran subterfugio en el que Antonio Hernández alcanza sus mayores glorias literarias. Lejos de un lenguaje anclado en los tics clónicos, el escritor gaditano arriesga sobremanera en este libro al intentar sintetizar un lenguaje cuidado literariamente con un caudal profundo de gran variedad y registros lingüísticos, desde las noticias de periódico, las frases hechas de la realidad cotidiana, el lenguaje axiomático, la intertextualidad, la jerga y las transposiciones metafóricas ... Todo ello en un verso elocuente y desenvuel to con largos períodos oracionales que se van enlazando en el polisíndeton y las estructuras paralelísticas que van creando el ritmo cadencioso y meditabundo de su discurso lírico.

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A Palo seco (2007), la obra que cierra su obra completa hasta el momento, es bastante diferente a su lírica anterior. La primera impresión del lector puede ser la consistencia de la cauterización lingilística del hecho literario y su contribución a la fiereza personal tanto como al pálpito sentimental, cuando no al ajuste de cuentas con el tiempo y la existencia de lo vivido, que es lo mismo que decir personas, lecturas y épocas tempestuosas. Su lírica está sostenida sobre la consistencia del tiempo y la horma de los sentimientos. La lírica de Antonio crece en sí misma. En su verso libérrimo tanto como en sus ironías hiperbólicas, en sus reconocimientos, en su sinceridad, en su legi timidad de respues ta desenfrenada. Su incontinencia tiene mucho que ver con la intemperancia verbal y el exabrupto vital. A fuerza espontánea y a fuerza de su contribución a la expiación personal. No en balde, como nos advierte en el frontispicio, "los poemas de este libro jalonan la evolución de una enfermedad depresiva cuya mejora signa el cambio de ánimo percibido en ellos a medida que avanza el texto". Son poemas que tienen el valor de espita. Son válvulas que operan de razón de la sinrazón, que actúan para lograr el proceso anímico deseado. Desde el título ya se nos advierte, "A palo seco". Una respuesta sin truco ni cartón, con el discurso directo, sin alambiques, sin intermediarios verbales. Los anhelos, como fugacidades, las creaciones del Hacedor y sus antítesis de impiedades (el dolor acaso) . Incluso la necesidad de la locura, porque la locura es también un ejercicio de creación. y sus lecturas, que no están muy alejadas de sí mismo. Con Federico, tan reiterado en su obra como César Vallejo, su Verlaine y su Baudelaire y su Rimbaud . Y también, Cernuda, Juan


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Ramón, José Saramago, Antonio Machado, Julio Mariscal, al que va dedicado el poema "Poeta en cruz" para emplearlo como paralelismo personal: "A él también le escupieron/ sin mojarle la cara" . Su lírica, sostenida básicamente por endecasílabos y alejandrinos blancos, aunque hallemos algún soneto y otras cuartetas, abre un espacio expresivo enfático por su cadencia y sus ideas de corte épico-personal, se acerca a la confidencia y la complicidad de la escritura como una forma de devolución a la vida y la muerte. Si por momentos se aleja ("Ha llegado la hora de estar solo/ para ir aprendiendo a estarlo siempre"), como en una preparación para la muerte y una aceptación oriental de ésta ("Sólo queda ir muriendo/ con dignidad, sin memoria") ... , en otros analiza su presente con una firmeza provocadora: "Ella es lo que tengo, o acaso su sombra./ Sombra con luz. Con Mari Luz./ y dos hijos que no sé si me quieren ... " Por momentos, el poemario es una cuenta de resultados de la existencia, un balance al final de un trayecto y para ello se disecciona, se autoflagela y con una sinceridad manifiesta se presenta a sí: "No hace mucho/ era un don nadie sin futuro, un pobre/ diablo, una oveja negra". Su camino lo lleva por lo que hizo y lo que dejó de hacer a modo de análisis de conciencia, tomando el paralelismo y las diversas convergencias repetitivas como canon estructural para el poema y el autoflagelo, como en "La envidia, mala novia" que advierte de una etapa de su existencia sobre la que volverá al final del poemario en el titulado "Testamento", en el que reconoce que la envidia, la venganza, el odio y el rencor deben ser desechados de la existencia y concluye con un cernudiano: "Mi ceniza en el olvido".

En sus palabras hay mucho desengaño, mucho dolor, mucha memoria de seres queridos, como en el poema dedicado a su madre, "Canción de tumba": "¿Por qué te echo de menos/ si yo no te quería?"; o el dedicado a su hermano muerto, "Cuarenta y tres aniversario": "A los 25 años sorprendidos te fuiste/ de un lugar que no era el corazón/ que ahora se me sale dando tumbos / de la camisa, del traje, de cualquier traje; / como si al recordarte, otra vez/ se hubieran ido los pájaros". Su sobrino Manolo y el suicidio ocupan un poema que es una elegía emocionante al suicida: "Y se colgó de un árbol para volar más alto y más libre". No hay en estos versos paños calien~es, están escritos a palo seco, sin ningún tipo de narcótico que disminuya el dolor, a corazón abierto, a vísceras descubiertas, a mano alzada. Ironiza sobre el amor y los enamorados, la decrepitud y sus precios diversos, la encarnadura, la descarnadura, el ensimismamiento y el aire de derrota con un lenguaje cuya emoción radica en su capacidad para ab ultar en el oído: "Ahí, despojado, yaces,/ sin siquiera esperanza, derrotado. / (... ) Esa piltrafa que eres". Demasiada voluntad de fustigarse, demasiadas cicatrices, demasiadas espinas, demasiadas heridas. La lírica así es un desesperado encuentro con uno mismo, a cara de perro, a palo seco. Nada especulador ni autocomplacien te, su corazón habla con huellas, como dice en "La notte" y se despacha en la definición del "Auto de fe" con la estructura A pero B: "Me enseñaron a odiar los ingleses/ pero (...) Me enseñaron que todos los franceses/ eran maricas (... ) pero (...)". La construcción d e su lectura, de su conexión con los filósofos presocráticos: Anaxágoras, Emp édocles .. ., y con el mundo clásico ocupa un espacio que sorprende, una incursión

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Poética de la insurgencia y discurso emotivo ...

que es un diapasón sostenido. Pero siempre él, de cuerpo presente, definiéndose, mostrándose, siéndose, ocupando el poema con su brío, con su fuerza, con su paraíso y su garganta rota y su peligrosa realidad: "La realidad es peligrosa:/ puede volver a un loco cuerdo,/ matar a don Quijote". A medida que avanza el poemario, un narcisismo prometeico se apodera del poema en forma de autojustificación vital: el miedo a volar, los honores, Arcos como cuna y pretexto para ser él mismo (y el deseo de volver allí en la muerte: "Cuando me muera quiero que me quemen/ y arrojen mis cenizas por la Peña de Arcos"), el amor a los libros, los enemigos, la mitología ajena y propia, y su continu.o esclarecimiento e ironización sobre sí: "Que soy un bicho, sin embargo doméstico;/ que soy irreverente, mas espero que Dios (.. .)/ me devuelva hasta el mar y las campanas/ (... ) Que en el fondo soy bueno, sólo que algo perverso". Poemario a palo cortado, invitación a la demonización, declaración y autonálisis sin fingimientos y con un discurso manifiestamente directo, sin cortapisas ni contemplaciones esteticistas, aunque sea la ironía hiperbólica un cauce

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transitado, emotivo, intransigente con la estupidez y en absoluto ajeno a la radical esencia de la existencia humana. CODA

En sus antítesis, en sus paradojas, en sus divagaciones y revisionismo histórico, en su amor a Andalucía, una pasión en constante zozobra, en su fiereza expresiva última y en la escenificación de un yo herido por el tiempo y los quebrantos ... la poesía de Antonio Hernández alcanza en la emoción su punto más álgido, crea una época, conforma un espíritu y anida en él la defensa de lo humilde, de lo cercano, de la tierra que le vio nacer como si se tratara de un amor perpetuo y permanente. Tierra y cultura, y danza y música, y efecto sistémico de los seres queridos sobre el alma del poeta y su tiempo ... que engendran la bondad de la palabra de Antonio Hernández, su búsqueda de significádos, su pluralismo creador y su permanente zozobra en la esperanza y la espera, en el paso del tiempo y la luz, en la vida y en la muerte. Antonio Hernández es uno de los grandes poetas de nuestro tiempo, un referente de una época, un mundo para pensar y sentir.


Aproximación crítica a La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina DAVID BECERRA MAYOR JULIO RODRÍGUEZ PUÉRTOLAS

Colocar en el mismo plano moral el comunismo y el nazifascismo, en la medida en que ambos fueron totalitarios, es en el mejor de los casos una superficialidad; en el peor es fascismo. Quien insiste en esta equiparación puede considerarse un demócrata, pero en verdad y en el fondo de su corazón es en realidad un fascista, y desde luego sólo combatirá el fascismo de manera aparente e hipócrita, mientras deja todo su odio para el comunismo. Thomas Mann


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Aproximación crítica a La noche de los tiempos

La última novela publicada hasta el momento de Antonio Muñoz Molina, La noche de los tiempos, se inicia en la estación neoy orquina de Pennsylvania, donde se encuentra, una vez ha finalizado su largo viaje, Ignacio Abel, un arquitecto español de origen humilde que con el estallido de la Guerra Civil decide abandonar España y con ello renunciar a su proyecto de construcción de la madrileña Ciudad Universitaria. En la estación, el protagonista escucha .que alguien le llama por su nombre. La voz que se distingue en medio del tumulto no es sino de quien le está esperando: Philip Van Doren, un empresario americano que decide contar con los servicios d el arquitecto español para la edificación de una biblioteca en el campus universitario de Burton College. Pero todo es to no lo sabrá el lector hasta 672 págin as después. En el ínterin, Ignacio Abel reflexiona acerca de los acontecimientos políticos que le han empujado a abandonar el país y, asimismo, recuerda su pasión am orosa y clandestina con Judith Biely, en el año previo al inicio de la guerra. La trama de La noche de los tiempos carece de complejid ad n arrativa. Si exceptuam os las cons tantes alteraciones temporales, por medio del recurrido recurso de la analepsis, la trama de la novela es convencional e, incluso, podría tildarse de bastante clásica. Su argumento puede resumirse, sin miedo a sintetizar demasiado, en apenas siete p un tos o acciones narrativas: 1) El adulterio que comete Ignacio Abel con Judith Biely. 2) El descubrimiento del adulterio por parte de Adela, la esposa de Ignacio Abel, y su p osterior intento de suicidio. El sentimiento de culpabilidad de los amantes desencadenará la ruptura.

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Hasta aquí la novela se perfila como melodramática. La ruptura con el esquema folletinesco se logra con la introducción del elemento guerra-civilista: 3) Muerte del profesor judío Rossman (quien fuera profesor en Alemania de nuestro protagonista y que, con el ascenso del , nazismo al poder, se vio obligado a huir de su país. Tras su paso por la Unión Soviética, igualmente totalitaria en la novela, llega a España y se reúne con Ignacio Abel). 4) Detención de Ignacio Abel por parte de las milicias populares. 5) Visita nocturna e inesperada de Víctor, su cuñado falangista, en búsqueda de auxilio, que Ignacio Abel desatiende al no abrirle la puerta. 6) Misión que Bergamín le encomienda a Ignacio Abel de salvar el Patrimonio Artís tico en Illescas.

y finalmente: 7) Viaje y llegada a Estados Unidos. Reencuentro con Judith Biely, quien anuncia su inmediato regreso a España para enrolarse a las Brigadas Internacionales. Nuestro propósito no pretende un an álisis de la novela en su totalidad. Como el borgeiano Ireneo Funes, que p ara escribir su vida necesi ta gastar el mismo tiempo que ha vivido en escribirla, un análisis total de la novela, casi inmanente, precisaría la escritura del mismo número de páginas - casi milque tiene la novela. N u estro objetivo, al contrario, se centra en algunos de sus aspectos más problemáticos: sus deslices históricos, sus deudas literarias, sus problema's narratológicos y asimismo l¡l relación del texto con su realidad histórico-objetiva 'y consiguien temente su s


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David Becerra Mayor. Julio Rodríguez Puértolas

.,

~

¿QUE Ae·s T PAR

¿ Qué haces tú para evitar esto? Ayuda a Madrid. Cartel, Ministerio de Propaganda, 1936-1937.


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A proximación crítica a La noche de los tiempos

efectos en la constitución de la conciencia social.

Deslices históricos y literarios En una novela como La noche de los tiempos, cuya carga histórica es fundamental en buena parte de sus 958 páginas, llama poderosamente la atención la notable cantidad de errores históricos, culturales e incluso literarios. No es nuestra intención hacer aquí un catálogo exhaustivo de errores, pero sí de los que pueden parecer más significativos. Se sigue, simplemente, su orden de aparición en el texto: P. 189. El "fusilamiento" de la estatua del llamado Sagrado Corazón de Jesús, monumento erigido en el Cerro de los Ángeles, cercano a Madrid, en tiempos de Alfonso XIII. Si bien el conjunto fue muy dañado durante las operaciones militares en la primera época de la defensa de Madrid, la estatua no fue "fusilada". Cierto que en la zona autollamada nacional "se hizo circular profusamente una fotografía trucada -que dio la vuelta al mundo- en la que aparecían unos milicianos republicanos fusilando el citado monumento"l. Es bien conocida la dependencia de Muñoz Molina con respecto a las fotografías como fuente de inspiración narrativa 2 • En el caso que nos ocupa, "el engaño a los ojos", como decían los clásicos, ha jugado al novelista una mala pasada, con serias implicaciones ideológicas, además.

I Manuel Rubio Cabeza, Diccionario de la guerra civil española, 1 (Barcelona, Planeta, 1987), p. 188. 2 Cf. María Luisa Fernández Martínez, "La fotografía y la memoria en El jinete polaco de Antonio Muñoz Molina", Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, 84 (2008), pp. 433-454.

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P. 296. La amante norteamericana de Ignacio Abel es hispanista, estudiosa de Galdós. Se pasea por Madrid y viendo los lugares que aparecen en Fortunata y Jacinta, y al hablar de la Plaza Mayor, leemos que "en uno de cuyos ángulos buscó la farmacia por la que tenía entrada la casa en que vivía Fortunata". Ese ángulo de la Plaza Mayor es el del Arco de Cuchilleros, pero en tal lugar nunca hubo farmacia alguna, ni en la realidad ni en la novela galdosiana. Al edificio donde vivía Fortuna ta se podía acceder por la pollería de la Cava Baja de San Miguel número 11, o arriba, en la esquina citada del Arco de Cuchilleros, por una tienda, la zapa te ría de Don Dámaso Trujillo. La farmacia en cuestión, que aparece más de una vez en Fortunata y Jacinta, estaba, como señala Galdós, en la calle del Ave María, en Lavapiés; Maximiliano Rubín, luego casado (mal) con Fortunata, era allí el mancebo de botica 3 • Pp. 348, 349. El profesor Rossman, refugiado del antisemitismo nazi, come, invitado por el protagonista, un bocadillo de jamón; algo muy español, sin duda, pero absolutamente prohibido en la dieta judía. Pp. 354, 355, 629. El edificio de la Telefónica de Madrid fue inaugurado en 1929; con sus 89 metros de altura, era el rascacielos de España, propiedad de la compañía norteamericana American Telephone and Telegraph (p .145). Cierto. Pero nol0 es lo relativo al reloj luminoso que se menciona por tres veces en la novela, señalando incluso sus "agujas de resplandor escarlata" (p. 355). Ese reloj no fue instalado hasta muchos años después de la Guerra Civil y es el que todaVéase-para todo esto Fortunata y Jacinta (Madrid, Akal, 2005), ed. Julio Rodríguez Puértolas, introducción y caps. 1.3.3-4 y 4.1.

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David Becerra Mayor. Julio Rodríguez Puértolas

vía existe; empezó a funcionar en los primeros días de 19674 • P. 361. Los hijos de Ignacio Abel piensan en cierto momento que su tío Víctor (falangista, por lo demás) será "abogado de personas injustamente acusadas de algún crimen, como Perry Mason", personaje creado por el novelista norteamericano E. S. Gardner. Ahora bien, en español no se publicó la primera traducción de Perry Mason hasta 1948 (El caso de la cleptómana); en inglés, la primera de sus novelas apareció en 1933. No se dice que los hijos del protagonista supieran inglés. En televisión -que sin duda no existía en 1936- se hizo popular a partir de 1957. Pp.435, 617, 70S, 732, 840. En el conocido café Lyon de Madrid (Alcalá, 59), y no "Lion" como aparece en el texto, se instalaron antes de la guerra civil diversas tertulias, desde falangistas a republicanos, de intelectuales y escritores. Cerró en 1994. P.655. Mientras Ignacio Abel paseaba por "el callejón de Jorge Juan pasó delante del hotel Wellington". En la época en que transcurre la acción de la novela, sin embargo, no existía el Hotel Wellington. Fue inaugurado el 19 de abril de 1952, en el número 8 de la calle de Velázquez 5 • P.722. José Bergamín le dice al protagonista: "¿Cómo era esa boutade de Unamuno? ¿Los Hunos y los Hotros?". Pero el Bergamín que se supone habla aquí no podía conocer las anotaciones manuscritas e íntimas que el ex Rector de la Universidad de Salamanca iba escribiendo sobre la Guerra Civil bajo el

Cf. ABC, 27-XIl-1966. Al autor le hubiera bastado con echar un vistazo a la página web del hotel para tener acceso a estos datos: http://www.hotel-wellington.com/esp /historia.php

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título de El resentimiento trágico de la vida. Notas sobre la revolución y guerra civil españolas, que no fueron publicadas hasta 19916 • P749. José Moreno Villa comenta con Ignacio Abel el famoso manifiesto de intelectuales a favor de la República y contra la sublevación militar firmado en Madrid e130 de julio de 1936, y señala que, a pesar de la presión de José Bergamín, de Rafael Alberti y de otros ("todos ya con botas y correajes, con pistolas"), Ortega no lo firmó. Mas lo cierto es qu~ sí lo firmó, junto a Ramón Menéndez Pidal, Antonio Machado, Gregorio Marañón, Teófilo Hemando, Ramón Pérez de Ayala, Juan Ramón Jiménez, Gustavo Pittaluga, Juan de la Encina, Gonzalo Lafora, Antonio Marichalar, Pío del Río Hortega e Ignacio Bolívar? P762. Lo de "Quinta Cplumna" no fue creación del general rebelde José E. Varela, sino del también sublevado general Emilio Mola: "en agosto de 1936, ante el avance de cuatro columnas nacionalistas que se dirigían a Madrid, habló de una 'Quinta Columna' compuesta por los habitantes de dicha capital, contrarios a la República, que se lanzarían a la calle y se aprestarían a la lucha"8. El único que (equivocadamente) atribuye la expresión "Quinta Columna" al general Varela es Mijail Koltsov, enviado de Pravda en España9 • Lo mismo que dice Muñoz Molina. Madrid, Alianza; ed. de Carlos Feal : "la que los ha tras llaman la Anti-España, la liberal, es tan Espafla como la que combaten los hunos" (p. 33); "105 motejados de intelectuales les estorban tanto a los hlffios como a los hotros", p. 43; d. también p. 25). 7 Cf. por ejemplo Juan Ramón Jiménez, Guerra ell Espaiia (Barcelona, Seix Barral, 1985), p.116. También Antonio Machado, La guerra. Escritos: 1936-1939 (Madrid, Emiliano Escolar, 1983,ed. de Julio Rodríguez Puértolas y Gerardo Pérez Herrero) p.359. Otra cosa, sin duda, es la actitud posterior de Ortega (y de Marañón y de Pérez de Ayala, dicho sea de paso). 8 Manuel Rubio Cabeza, Diccionario de la guerra civil española, II (Barcelona, Planeta, 1987), p. 664. • Diario de la guerra española (Madrid, Akal, 1978), p. 181.

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Cuestiones lingüísticas, de estilo y similares P.484. Un ejemplo de confusionismo cacofónico: "siempre llevo la llave conmigo". P.487. ¿Qué lector podría suponer que una "casa de tiempo" es una casa de citas, alquilada por horas? P.513. "Vuelve a nosotros estos tus ojos misericordiosos". Se trata de un descuido o un recuerdo confuso de una conocida oración católica (esos, no "estos"). P.571. "El silbido del tren, el silbato escuálido de su locomotora". Según el Diccionario de la Academia, escuálido significa, en su primera acepción, "sucio, asqueroso", lo que no parece ser el caso; en la segunda acepción, "flaqueza, delgadez, mengua de carnes". ¿Hay silbidos flacos, delgados, menguados de carnes? ¿No será más bien un anglicismo? Claro que se tra ta de un tren español; compárese con lo que se dice acerca de los trenes norteamericanos en p.569. P.576. "Si se me fuera concedido el don de ( ... )": complicada frase, en verdad, para decir "si se me concediera" (o "concediese"). O acaso "si me fuera concedido ... ". P.627. "A la luz de unas velas, había yacido el ataúd de su padre". ¿Yacen los ataúdes? Véanse las cinco acepciones del Diccionario de la Academia. P.759. " ... dispuesto el automóvü para el aeródromo, en el que ya estaría la cartera con los documentos del viaje". ¿Dónde estaría esa cartera? ¿En el automóvil, en el aeropuerto? Pp.799, 803. Un curioso caso de tipo zoológico. En la novela se menciona por dos veces a los búhos. En la primera leernos: "el aullido metódico de un búho"; en la segunda, "el grito o el silbido del

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búho". Habría sido de agradecer que el autor se hubiera decidido a aclararnos si el tal búho aúlla, grita o silba, además de que, evidentemente, no hace ninguna de esas tres cosas en la realidad. ¿Ulular, acaso? Cierto que no es Muñoz Molina el único dudoso al respecto. P.860. "Varillas de limpieza", es decir, limpiaparabrisas (vocablo que aparece en p. 884; pero también "varillas" (p.861) y "varillas del limpiaparabrisas" (p.879). P.882. "Hotel para automovilistas", esto es, motel.

Problema narratológico Desde el principio de la novela, el narrador se presenta ante el lector corno intradiegético y homodiegético, esto es, corno un narrador en primera persona que cuenta la historia desde el interior de la misma, corno si formara parte de ella y la información que su relato aporta fuera solamente aquella que su propia vi.sión alcanza: En medio del tumulto de la estación de Pennsylvania Ignacio Abel se ha detenido al oír que alguien lo llamaba por su nombre. Lo veo primero desde l ejos, entre la multitud de la hora punta (... ) Lo he visto cada vez con más claridad, surgido de ninguna parte, viniendo de la nada, nacido de un fogonazo de la imaginación, con la maleta en la mano, cansado de subir a toda prisa la escalinata de la entrada (...). Con una precisión de informe policía y de sueño descubro los detalles reales. Los voy viendo surgir ante rrú y cristalizar en el momenlo en que Ignacio Abel se detiene un instante entre l~s corrientes poderosas de la multitud

en movimiento y se vuelve con el gesto de quien ha oído que lo están llamando (pp. 11-12. La cursiva es nuéstra).


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Josep Renau: fotomontaje de encarte interior, titulado "Sensibilidad burguesa", para la revista Estudios. Valencia, n.o 112, diciembre de 1932

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Aproximación crítica a La noche de los tiempos

Se trata, más concretamente, de un narrador testigo que, aunque se encuentra en el interior de la trama, la observa y la narra desde fuera. El lector, por lo tanto, se pregunta desde el principio mismo: ¿quién me está contando la historia? ¿quién me habla? No se trata de un narrador omnisciente cuyo lugar se encuentra en lo exterior de la trama, sino un narrador que pertenece al mundo de lo narrado. Con paciencia, el lector espera descubrir quién se dirige a él, desvelar el misterio que la novela encierra: quién es ese yo que observa a Ignacio Abel a lo largo de la novela y que parece tener reticencias a identificarse. A lo largo de las 958 páginas de la novela, el narrador está presente en 28 páginas lO • Todas sus intervenciones son semejantes, en cuanto a forma y contenido, a la que abre la novela: alguien, que parece compartir escenario con Ignacio Abel, observa sus pasos y narra lo que le acontece desde la posición de distancia en la que se encuentra. En el resto, la novela adquiere forma - o mejor: torna la apariencia- de narración omnisciente en la que todo parece narrado por un ente externo a la trama novelística. En contadas ocasiones, no obstante, el autor parece recordar que está utilizando el recurso del narrador intradiegético y homodiegético y, entonces, lo presenta ante los ojos del lector corno inseguro y dubitativo con relación a aquello que está contando: [El tío Víctor] había estudiado Derecho, pero al parecer no había terminado la carrera, o había tenido que prolongarla más de lo normal, porque en un determinado 10 Son las siguientes: 11, 12, 14, 16, 18, 19,20,42, 69,103,164,179,358,575,576,577,582,584,585, 616,719,720,812,814,825,858,954 Y 958.

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curso decidió que el Derecho por sí solo era demasiado árido y que sería mejor complementarlo con los estudios de Filosofía, más apropiados según su hermana mayor a su temperamento literario (p. 358. La cursiva es nuestra).

El narrador no sabe exactamente si el tío Víctor había terminado o no la carrera de Derecho, reafirmándose, de este modo, corno conocedor parcial de la trama a causa de su limitado y subjetivo punto de vista; ello contrasta radicalmente, corno se verá, con otros juicios y comentarios que emite el narrador, donde parece tener más datos de los que debiera conocer un narrador de su perfil. No supondría ningún problema que el autor de La noche de los tiempos quisiera reservar el anonimato del narrador -quién es el yo que habla- y quisiera concluir la novela sin desvelar -corno de hecho sucede-la identidad del misterioso narrador. No supondría ningún problema, decirnos, si el autor lo utilizara corno recurso narratológicamente coherente. Muñoz Molina podría haber construido, corno pretende, un personaje que espía los pasos del protagonista y extrae de su observación la narración que presenta la novela. El lector, intrigado, imaginaría a ese personaje-narrador siguiendo sigilosamente a Ignacio Abel o acaso observándole con disimulo detrás de un periódico arrugado. El lector le otorgaría igualmente todos los ingredientes que forman parte del imaginario detectivesco: gabardina, sombrero e incluso podría suponer que fuma en pipa. Otra interpretación, quizá más acorde con el contenido histórico de la novela, llevaría al lector a pensar que tal vez ese personaje-narrador no sigue vohintariamente los pasos de Ignacio Abel, sino, y muy al contrario, se ve, igual que él, obligado a emprender


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ese viaje, a recorrer el mismo trayecto de salida de España. Ese personaje sería otro exiliado que, a la vez que cuenta la historia del arquitecto, podría estar contando la suya propia o la de cualquiera de los exiliados que, con el estallido de la guerra, tuvieron que dejar su patria. Esta interpretación le otorgaría a la novela una dimensión metonímica que, sin duda, la dignificaría. Pero no hay nada de eso en la novela, porque el personaje-narrador está mal construido. Y lo está porque de vez en cuando el narrador sabe más de lo que un narrador intradiegético y homodiegético, por las características que le definen, debe saber. De este modo, lo encontramos en el interior de los espacios más íntimos y privados de Ignacio Abel. Por ejemplo, en el baño de su hotel, donde se encuentra afeitándose: Lo he visto afeitándose, frente al espejo del lavabo, esta mañana, en la habitación que por fin sabía que iba a abandonar, porque hace unas horas recibió el telegrama que ahora estaba abierto sobre la mesa de noche, junto a su cartera y sus gafas de cerca y la carta que le entregaron ayer por la tarde (p. 18).

O, en la última página, el narrador se encuentra en la escena en la que Ignacio Abel está acostado en la cama con su amante Judith Biely, el día en que ella va a partir de nuevo hacia España para enrolarse a las Brigadas 'Internacionales: ... la veo de perfil, más nítida según va amaneciendo, incorporada contra el respaldo de la cama, ahora inquieta, atemorizada, ansiosa, impaciente, resuelta, tan despejada como si no fuera a tener nunca la necesidad de dormir (p. 958),

Hay una interpretación sugerente que incluso en algún momento parece estar en los planes narratológicos de Antonio Muñoz Molina: el narrador es un voyeur que, con unos prismáticos, observa la vida entera, incluidos los episodios más íntimos, de Ignacio Abel. De hecho, en un momento de la novela, después de que el empresario Van Doren ofreciera su casa de verano de Cádiz a la pareja de amantes, bien parece que el ofrecimiento no era sino un pretexto que tenía para poder espiarlos con total comodidad. El parlamento de Van Doren no tiene desperdicio: El mundo me parece una producción de teatro carísima montada exclusivamente para que yo la vea ( .. .) y lo que me gusta no es presenciar una representación sino la vida real. Los actores son vanidosos y venales y si uno se acerca a ellos ve esos maquillajes desagradables que se les derriten en las caras por el calor de los focos y por el sudor. Observando las vidas verdaderas no hago daño ni fuerzo a nadie. No me rebajo a pagar para que otros finjan amor hacia mí. Prefiero ver el amor no fingido de otros, o cualquier pasión que los haga más nobles ( ... ) Mi pasión es observar las pasiones de otros. Si ellos consienten, o si no lo saben, ¿quién sufre algún prejuicio? (p. 858) .

Ante la posibilidad de que, en efecto, Van Doren sea un voyeur que les ha estado espiando a lo largo de la novela, Ignacio Abel reacciona: -Usted nos espió en la casa d e la playa. Nos la ofreció para poder seguirnos (p . 858).

Y, ante la posibilidad de que, en efecto, Van Doren sea un voyeur, el lec-

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Aproximación crítica a La noche de los tiempos

tor debería reaccionar de la siguiente m anera: Van Doren es -por fin se descubreel n arrador intradiegético y homod iegé tico de La noche de los tiempos.

Pero no. Van Doren tranquiliza a Ignacio Abel y defrauda al lector: -No me d é tan poco crédito, Ignacio . N o m e imagine babeando en el cuarto de al lado, mirando por un agujero. Tenía bastante con im aginarlos esos d ías . Con verlos desde una cierta d istancia. Un catalejo es la más conveniente de las invenciones (p. 859).

Van Doren desmiente y afirma a la vez. Niega haber espiado a la pareja por un agujero de la habitación contigua, pero sostiene, a continuación, que el catalejo es la invención más conveniente para este tipo de prácticas. En cualquier caso, su palabra no debiera importarnos, pues podría estar mintiendo perfectamente a Ignacio Abel-y allector-. Pero, es preciso preguntarse, ¿es Van Doren ese yo que nos habla? Existen varios indicios que nos conducen a opinar lo contrario, que Van Doren no es el ansiado narrador intradiegético y homodiegético que el lector pretende reconocer. ¿Por qué? En primer lugar, porque cuando en la novela se habla de Van Doren no se habla en primera persona, sino en tercera, estableciendo una distinción clara entre ambos personajes. En segundo lugar, porque el narrador confiesa que lo ocurrido "ha sucedido veinte aÍ'í.os antes de que yo naciera" (p. 575) Y que el tiempo enunciado y el tiempo de la enunciación no es simultáneo, sino que han transcurrido "más de setenta años" (p . 812) desde que todo ocurrió. Por lo tanto, no sólo es imposible que Van Doren sea el

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narrador misterioso sino que es del todo improbable que ese narrador exista. Si todavía faltaban veinte años para que el narrador naciera, ¿cómo es posible haya visto ~utiliza constantemente la fórmula "lo veo"- lo que nos está contando? Se le encomienda al lector una tarea imprescindible para salvar al texto y a su autor, que no es otra que la de interpretar que detrás del constante "lo veo" no se esconde el verbo ver sino visuálizar, entendido corno proyección, evocación, imaginación o reconstrucción del pasado, lo cual quedaría reforzado con proposiciones del tipo "No me cuesta nada imaginar" (p. 69), "en un salón que imagino ampuloso" (p. 582) o "distingo corno si yo también la hubiera visto" (p. 825). Pero el autor nos vende cara su salvación. A lo largo de las páginas nos está indicando que no imagina, no recrea, sino que está literalmente viendo lo que narra, desde un lugar exacto, desde la otra acera, en concreto: Sin sombrero y con la cartera absurdamente en la mano lo veo desde la otra acera bajand o por la calle de Alcalá, muy deprisa, sin fijarse en el escapara te de la agencia d e viajes en el q u e es tá el m odelo a escala de un transatlántico que miran siempre sus hijos (p . 616).

Narrad or y p ro tagonista comparten, por lo tanto, un espacio y un tiempo común, lo cual hace incongruente la afirmación de que tod o lo n arrad o sucediera veinte años antes de su n acimien to. Hay, por lo tanto, una falla en el texto. Muñoz Molina, cabe concluir, es incapaz de resolver una estra tegia literaria que, de ambiciosa, termina por abrumarle. Crea Lma coruusión que no sabe dominar y, con ello, termina por perd er el control de su propia novela.


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David Becerra Mayor. Julio Rodríguez Puérlolas

Qarantia de la propiedad legilima y proLección al elemento productor.

se implanlnrán por III vidO;'Ía de nuestros soldados én ros Cíímpoa de balaDa y por el rrabajo da k>s homb . y mujeres en la too.guardiB. . ¡Vi'18 España!

¡Viva la RePúblical

8

independencia de Espatla.

Lib~rarLa

9

de militare»

extranjeros

invasores.

4

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Legislación social Que

garantice los derechos del trabajador.

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Republica democrática con un Gobierno de plena autoridad

Democracia romI)Cs;na y liquidación de la propiedad semifeudal

la Raza.

Plebiscito para deter-

Ejército al servido de la Nación. libre de lcndencias y partidos.

minar In eslrur.luraciÓn jurídica y sodal de la Rf!pública espal'lolil.

Libertades r~ionales sin menoscabo de la

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Conciencia dudodana garantizada por el Estado.

Renuncia a la ${llena como instrumento

de pollUca nacional

.unldad espanola

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Mejor"mlenlO cultural, ftsico y moral de

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Amplia amnlstla pata

los espatloles que quieran reconstmlr y engrandoccr Espafia. f . .... " ••••

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Josep Renau (dibujos-logotipos): Los 13 puntos del Gobierno de la ReJ?ública Espaiiola: se implantarán por la victoria de nuestros soldados ... Cartel, Barcelona, Subsecretana de Propaganda, c. IV-1938


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A proximación crítica a La noche de los tiempos

Deudas literarias Entre las que podemos llamar "deudas literarias" de La noche de los tiempos figuran en primer plano dos obras fundamentales de Arturo Barea y de Juan Iturralde. Del primero es La llama, tercera parte de La forja de un rebelde. Esta trilogía autobiográfica, aparecida en Londres y en inglés (1941-1944), fue "retraducida" después a su lengua original ll • La estructura básica de La llama y La noche de los tiempos es, en verdad, muy semejante. En el primer caso, el protagonista, de muy humilde origen y socialista, que logra una cierta posición mediante su propio esfuerzo, casado y con hijos, se enamora al poco de empezar la guerra civil de una extranjera (austriaca), con la cual trabaja en la censura de los despachos de los corresponsales de la prensa internacional desde la Telefónica de Madrid. El caso del protagonista de Muñoz Molina es muy parecido, como pudo verse al principio de la presente aproximación crítica. Asimismo de humilde origen, ha llegado a una buena situación social; está casado (también mal) y con hijos, y se enamora de una extranjera (norteamericana) en el Madrid de poco antes del estallido de la guerra civil. Ambas obras, por lo demás, son un a modo de crónica de dicha guerra en Madrid, aunque La llama sobrepasa tal localización, y también, de otras formas y maneras, La noche de los tiempos 12. Pero las semejanzas van mucho más lejos. Así por ejemplo, si la amante austriaca de Barea trabaja en la Telefónica en las tareas mencionadas, en La noche de los tiempos a una alemana (la hija del judío comedor de bocadillos de jamón, 11 Buenos Aires, Losada, 1951; México, Montjuich, 1959. Esta es la edición que utilizamos. 12 Tan inútil como reiterativo sería citar las páginas en que todo ello ocurre; como hemos dicho, ello es parte estructural de ambas obras.

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el profesor Rossman) "la han contratado como traductora en el servicio de censura de los corresponsales internacionales (... ), en un despacho de la Telefónica" (p.696)." Exactamente como Use, en La llama (pp.l86 y ss.). Por lo demás, el error cometido por Muñoz Molina, y ya mencionado, al señalar que en 1936 en lo alto de dicho edificio brilla un entonces inexistente reloj rojo, acaso pueda proceder de que en La llama se dice (p.94) que "en el tejado de la Casa del Pueblo lucía una bombilla roja que era visible desde todas las buhardillas de Madrid" . A distinto nivel se hallan otras notables y significativas semejanzas. Arturo Barea trabaja a partir de cierto momento en una oficina de patentes (d. por ejemplo pp.27-33); el cuñado de Ignacio Abel, a su vez, piensa trabajar "en la compañía de patentes de la que era dueño un amigo suyo" (p.361; d. también p.362). Desde otros puntos de vista, la deuda de La noche de los tiempos con La llama parece clara. No es posible extenderse aquí en lo que llegaría a constituir un verdadero catálogo, pero sí se hace preciso anotar una serie de casos relevantes e históricos, que se mencionan a seguido por orden cronológico. Así, los incidentes entre pistoleros falangistas y los vendedores comunistas de Mundo Obrero, ocurridos en la madrileña calle de Alcalá, casi esquina a la Gran Vía, precisamente junto a·la oficina de patentes ya mencionada (Barea, pp.37-38; Muñoz Molina, pp 346-347, 602) . Los atentados de la primavera y comienzos del verano de 1936, desde el fallido contra el diputado socialista Luis Jiménez de Asúa (en que murió el policía de su escolta) hasta el del diputado derechista José Calvo Sotelo, ocurrido pocos días antes de la sublevación militar (Barea, pp.74, 88 Y ss.; Muñoz Molina, pp. 339, 342-343, 582-586). La verbena de San


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Juan que se instala en la glorieta de Atocha (Barea, pp.89-90; Muñoz Molina, pp. 621-623, 625). La huelga de la construcción organizada por la CNT, en la que no participan los socialistas (Barea, p.90; Muñoz Molina, pp.376-377, 380, 407-408) ... Más abundantes todavía son las semejanzas entre ambos textos una vez que ha comenzado la guerra civil, tanto en sus aspectos madrileños como toledanos. Así, el episodio inicial del Cuartel de la Montaña (Barea, pp.108-112; Muñoz Molina, pp.642-643, 651); las escenas del "terror rojo" o violencia popular en Madrid, en ocasiones tan semejantes en ambas obras (Barea, pp.123, 136-137, 152; Muñoz Molina, pp. 162-163,686 ( ... ). Por lo demás y a la luz de todo lo visto, ya no puede sorprender que si Barea deClara en La llama (p.106) haber estudiado en las Escuelas Pías de la calle del Ave María, en Lavapiés, Ignacio Abel lo haya hecho "en el Colegio de Escolapios del barrio" (p.268; d. p .627): es decir, en el mismo lugar. Como ·ya se mencionó, el segundo texto básico en lo que venimos llamando "deudas literarias" de La noche de los tiempos es la novela Días de llamas, de Juan Iturralde J3 • Las semejanzas abarcan desde cuestiones que acaso puedan considerarse como menores -pero siempre significativas- hasta aspectos de gran calado. Así por ejemplo, si en La noche de los tiempos el judío alemán profesor Rossman aparece muerto en una de esas "noches siniestras" del Madrid rojo que dice Muñoz Molina (p.334) d ebido a las sospechas que despiertan en los milicianos sus recortes de prensa y anotaciones Seudónimo de José María Pérez Prat (Salamanca, 1917-1999). Abogado de profesión; autor de otras narraciones que no interesan aquí. Días de llamas apareció en 1979. Utilizamos la edición de Barcelona, Ediciones B, 1987.

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sobre la marcha de la guerra (pp.694695, Y antes, pp.82, 162, 332, 684), en Días de llamas uno de los presos en espera de su más que probable ejecución es otro profesor, de Historia y Español, sospechoso "por saber alemán y tener libros en dicha lengua: y ya está, agente de la Quinta Columna" (pp.40-41) . Tema muy diferente es el de la ancestral y proverbial miseria del campesinado español, que está tambiéfimuy presente y de modo muy similar en los dos textos. La falta de "profesionalidad militar" y de marcialidad de los milicianos de la República es común en ambas obras, aunque sin duda con diferente intencionalidad: véase al respecto este ejemplo, escueto y brutal, de La noche de los tiempos, en que se señala que "los desfiles de los milicianos" tenían "siempre una falta de marcialidad cercana a la parodia" (p.707; d. también p .693), y compárese con lo escrito por Iturralde, de tan distinto carácter, pese a su semejanza a lo dicho después por Muñoz Molina: "desfilaban milicianos que eran la negación de la marcialidad, y que me dejaban conmovido, con remordimientos, con deseos de alistarme para correr su misma suerte" (p.396). Con respecto a un terna por completo diferente, pero indicativo de la p roximidad de ambas novelas, encontrarnos la referencia al reservado o a la casa de citas en que los protagonistas de una y otra se encuentran con sus respectivas amantes: "los bidés dentro de la misma hab itación, descaradamente dispuestos para ser usados" (Iturralde, p .23), "un bidet medio escondido tras un biombo" (Muñoz Molina, p. 478) . Por otro lado, y de nuevo en un contexto absolutamente disímil, si en Días de llamas leernos (p.59) . La calle es un río de monos de trabajo, de vestidos raídos, de camise-

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tas sudadas, de caras sin afeitar y melenas lacias y grasientas (.. .). Los suburbios inundan el centro a millares, en La noche de los tiempos encontramos lo mismo, más elaborado, esto es, con tonos más negros y negativos: habitantes de los últimos suburbios, de chozas y cuevas junto a muladares y ríos de aguas fétidas, de pozos de una miseria primitiva, avanzando en grandes grupos tribales hacia el centro de una ciudad en la que nunca hasta entonces fueron admitidos, boinas sucias, cabezas tiñosas, bocas desdentadas, ojos estrábicos, pies descalzos o envueltos en trapos, W1a bronca humanidad anterior a la política, tan deslumbrada por las luces de la ciudad y por los incendios como si acabara de llegar del centro de África (p.630). Claro que, a su vez, tanto Iturralde como Muñoz Molina están muy próximos aquí a ciertas páginas del Agustín de Foxá de Madrid de corte a cheka 14 • Si leyendo un periódico el protagonista de Días de llamas descubre que "las fuerzas leales se replegaban para ocupar mejores posiciones" y también que era "la cuarta o quinta vez que anunciaban la caída de Huesca" (p.257), en La noche de los tiempos el mismo tipo de wishful thinking republicano alcanza altas cotas de malignidad: "las fuerzas leales están a 6 km. de Teruel y continúan tomando posiciones ventajosas" (p.695). Y, en efecto, "los rebeldes de Huesca se encuentran en una situación Cf. Julio Rodríguez Puértolas, Historia de la literatllra fascista espaiiola, 1 (Madrid, Akal, 2008. pp. 296 Y ss. 14

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desesperada" (p.695) . Y, en fin, si el "Himno de Riego" (aquí llamado "Himno de la República") lo califica Muñoz Molina de "solemne bullanga" (p.768)¡ Iturralde habla de "la música ramplona del Himno de Riego" (p .337). .Todo lo anterior, en última instancia, desemboca en ambos textos en una discusión casi metafísica acerca de la razón que acompaña o desacompaña a cada una de las dos Españas enfrentadas. Ello se discute en sendos diálogos, si bien en La noche de los tiempos es José Bergamín quien habla, absolutamente vilipendiado en varios lugares de la narración: Usted conserva el escrúpulo humanista de no trazar W1a raya definitiva entre ellos y nosotros; usted no quiere aceptar que nosotros tenemos toda la razón y ellos toda la animalidad y toda la barbarie (p.722). Y treinta años antes de La noche de los tiempos, en Días de llamas, aparecía ya otro diálogo muy semejante: "La razón no se pierde, se haga lo que se haga". "¡Vaya! Ahora mismo vas a decirme que el fin justifica los medios". "Cuando no hay otros, sí, puesto que somos nosotros los que tenemos razón" (p.213). Pero hay más. En Días de llamas se menciona una tercera posibilidad para escapar a los problemas planteados en los citados diálogos. El protagonista (el juez Tomás Labayen) considera que Había una tercera postura, ni con uno~ ni con otros, ni la España roja ni la negra, sino alejarse, dejarlos que se mataran, negarse al dilema, huir, emigrar (p.348).


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Josep Renau. Fotomontaje de encarte interior, titulado "Pueblo Español", para la revista Estudios. Valencia, n.o 158, noviembre 1936. (Compárese con su cartel ¡Pueblos de Levante!, cat. 151).

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Pero, ¿la había, esa "tercera postura"? Sí, en el caso de Ignacio Abel, cuestión que, en realidad, es el elemento nuclear de La noche de los tiempos, como señalaremos más adelante.

Otras posibles deudas literarias En la novela de Muñoz Molina aparecen también otras "deudas literarias" de muy diferente tipo, o quizá simplemente recuerdos de lecturas. Si comenzamos con la literatura española del siglo XIX, es obvio que algunos rasgos del suegro de Ignacio· Abel coinciden con otros equivalentes del marido de Ana Ozores en La Regenta de Leopoldo Alas. Así la admiración de ambos personajes por los dramas del Siglo de Oro, lo que les lleva a hablar de semejante y grandilocuente manera (La noche de los tiempos, pp.205, 460, por ejemplo); así la vergüenza que sienten Ana Ozores y la futura esposa de Ignacio Abel al verse expuestas y exhibidas como casaderas en espera de marido (ibid., p.460, por ejemplo). En cuanto a Galdós, ya se mencionó la notable confusión de Muñoz Molina a propósito de cierta localización madrileña de Fortunata y Jacinta, novela que constituye una auténtica guía de Madrid a lo largo de varias páginas de La noche de los tiempos (pp.249-251, 292, 298300). Incluso la tan galdosiana y casera máquina de coser Singer (Fortunata y Jacinta, Misericordia ... ) la encontramos en la obra de Muñoz Molina (p.399). De la generación del 98 también se mencionó la inverosímil utilización que en la novela de Muñoz Molina se hace de los unamunianos hunos y hotros. Un párrafo de la novela es claro deudor del Valle-Inclán de Luces de bohemia; compárese con la escena décima de dicha obra: (... ) el Jardín Botánico, ahora sumido en una oscuridad olorosa (... ). Entre

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los jardines del paseo veía moverse sombras furtivas, brasas de cigarrillos. Prostitutas de saldo y clientes pobres buscaban rincones propicios .para la lujuria de la noche (p .621).

Ciertos aspectos del Diario de un poeta recién casado, de Juan Ramón Jiménez, y de Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, pueden descubrirse en algunas páginas de Muñoz Molina (pp.23-24, 31-32, 563 ... ). Siguiendo cronológicamente, si -como es bien sabido- en esa extraordinaria narración de Max Aub titulada La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco (1960) los exiliados españoles en México discuten ruidosamente sobre la guerra y el país perdido, lo mismo ocurre en La noche de los tiempos con los españoles de diverso pelaje recalados en París durante la propia Guerra Civil (d. p. 80). La tesis de Nancy (1962), de Ramón J. Sender, es también recuerdo inevitable al leer en Muñoz Molina lo referente a la "hispanista" Judith Biely, de cuyo galdosismo ya se habló. Como también se habló de la evidente presencia de Madrid de corte a cheka (1938), del fascista Agustín de Foxá, a lo que cabe añadir ciertas páginas muy semejantes de Checas de Madrid (1940), del asimismo fascista Tomás Borrás. Avanzando en el tiempo, hay que señalar también que una de las primeras páginas de la obra de Muñoz Molina guarda una sorprendente relación con un momento muy concreto de las Memorias de Camilo José Cela: En Madrid, ahora mismo, apartar los ojos a tiempo de una mirada fija es una de las nuevas astucias para sobrevivir. Que no parezca que tienes miedo (Muñoz Molina, p.14). ( ... )Sólo tuve que obedecer unas elementales normas que me tracé yo


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Efectos del bombardeo de Guernica en la Guerra Civil

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mismo: no hablar con nadie, poner cara de distraído, no mirar a nadie a los ojosl5.

Para terminar este apartado se hace preciso tener en cuenta la presencia de algunos autores no españoles en La noche de los tiempos. Por ejemplo -y dejamos aparte los de tono menor- ciertos pasajes de El recurso del método (1974) de Alejo Carpentier, como el de los sucesivos modelos arquitectónicos para el Capitolio del innominado país latinoamericano en que transcurre la acción y para la biblioteca del norteamericano Burton College en la novela de Muñoz Molina (p.l48); las referencias a Rocinante vuelve al camino (o sigue el camino, según la traducción; 1922), de John Dos Passos (Muñoz Molina, pp.139, 249); Muerte en la tarde (1932), de Ernest Hemingway (Muñoz Molina, p.840). De mayor interés es la utilización de la misma técnica de MaIcom Lowry en Bajo el volcán (1947), para intercalar en la narración noticias de prensa sobre la guerra de España (Muñoz Molina, pp.27, 167, 801, 840, 863)16.

Sobre figuras contemporáneas En la presente aproximación crítica es imprescindible tratar de las opiniones que en La noche de los tiempos aparecen sobre políticos, artistas o bien intelec15 Ce la, Me morias, el1tendimientos y voluntades, XXIV, El dispa rade ro (Madrid, Diario 16, 1992), p .191. . 16 Ta mbién existen en La noche de los tiempos las "de udas cinematográficas". Así el Buñuel de Las Hurdes (p.106) o de La edad de oro (p.126); la inevitable Casablallca (pp. 620, 691); otras m ás de la época en que transcurre el núcleo de la n ovela, como algún documenta l (p .311 ), El ho mbre il1visible y. El sobre lacrado (p. 312); peüculas de safnris en Africa (pp. 414-415), de Arsenio Lupin y de Fantomas (p. 418), de Sabú (p. 552); algún fil me de Clark Cable (p.478); El misterio de Edwin Drood (p. 639) ... , Y las españolísimas La hija de Juan Simón (pp. 314-315) Y Morena clara (p. 640).

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tuales del momento, tanto cuando esas opiniones las manifiestan el narrador o el protagonista o cuando son los propios personajes en cuestión quienes hablan. En una novela en que resulta claro que no hay nada inocente ni casual es evidente que tampoco lo hay en este caso. Lo dedicado a los políticos es muy rico, específicamente lo relativo a Manuel Azaña, Presidente de la República, y muchísimo más lo pertinente al Dr. Juan Negrín, (diputado socialista por Las Palmas de Gran Canaria; en septiembre de 1936 Ministro de Hacienda; al año siguiente Presidente del Gobierno y al poco Ministro de Defensa Nacional). En la novela, el presidente Azaña, todavía en Madrid, antes de salir con su gobierno para Valencia (noviembre de 1936), aparece como un fantasma de sí mismo y habitante de un no menos fantasmal Palacio Nacional (pp.747, 825-828; d. también 849-851). De modo mucho más extenso, interesante y atractivo figura Negrín, en primer lugar como Secretario o delegado gubernativo de las obras de la Ciudad Universitaria (d. pp.47, 376ss.) 17. Para otros aspectos de la personalidad de Negrín, incluidos los más estereotipados, y algunos detalles sobre su pensamiento y actitudes, d ., por ejemplo, pp. 544, 705, 711-714, 729, 746, 763, 769, 908. En conjunto, es un retrato en simpatía. La serie de eruditos, intelectuales y artistas contemporáneos podría comenzar con las ironías sobre Ramón Menéndez Pidal y el Centro de Estudios Históricos (p. 428); Ignacio Abet en efec17 Véase La Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en la Segunda República. A rquitectu ra y Universidad duran te los años 30 (Madrid, Minister io de Cultura et al., 2008. Se trata de un volumen que parece ev idente h a consultado Muñoz Molina para es tos aspectos de su novela (cf. pp. 44-45, 50, 98, 259-261, 830).


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Hitler y Franco en Hendaya

to, aconseja a la hispanista y luego amante suya Judith Biely que se olvide de los éxtasis castellanos de Azorín y de Unamuno. (Sobre este último, véase, además, lo dicho más arriba acerca de los hunos y los hotros). En cierto momento José Bergamín habla de "la vergüenza de Ortega, de Marañón, de Baroja" (p.722), y por su parte, Negrín afirma: "no hay que desesperar, amigo Abel, como esos señores cenicientos del 98, Unamuno y Baroja, todos ellos" (p.680; cabría preguntarse: ¿también Antonio Machado? ¿también Valle-Inclán?) Dejamos aparte lo que bien podrían considerarse como bobadas 18, o lo que se dice de Picasso comparado con Dalí ("Dalí pronto sería tan rico y tan déspota como 18 Como lo que se dice de Juan Ramón Jiménez en p .762 o de los peligros corridos por Antonio Machado en el Madrid rojo (p.713). Sobre Juan Ramón y su esposa Zenobia, d. pp. 102-103, 111, 113, 496, 499, 503, 507.

Picasso", p.64) O sobre el "triunfo obsceno de Picasso" (p.61; d. también p. 66). Pero la verdadera bestia negra de La noche de los tiempos en el aspecto cultural es la generación de la República (habitualmente "del 27", de obvia carga deshistorizadora). Véase este brutal ataque vía José Moreno Villa, quien tras declararse él mismo como burgués, rentista y funcionario, considera que Algunos de ellos, de sus antiguos amigos, eran más burgueses aún, señoritos que nunca habían trabajado de verdad, pero que hablaban con seriedad extraordinaria de la dictadura del proletariado mientras cruzaban las piernas con un whisky en la mano, en la terraza del Palace, después de cortarse el pelo en la barbería del hotel. Vaticinaban el cercano hundimiento de la República, arrollada por el empuje victorioso de la revolu-

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ción social: al mismo tiempo medraban para buscarse viajes oficiales de conferencias al extranjero o sueldos justificados por vagas tareas culturales (p.57; cf también 58,63-67).

El repaso que en la novela de Muñoz Molina se hace de la citada generación es en verdad espectacular. Lo que de sus componentes se dice en las pp.63-65 es un catálogo imprescindible para comprender buena parte de la intencionalidad de La noche de los tiempos: García Lorca, Buñuel, Salinas, Alberti, María Teresa León, Bergamín, Dalí, Picasso ... Todos ellos aparecen y reaparecen en la novela, unas veces aludidos y otros de modo presencial, de modo tan inmisericorde como recurrente. Paralelamente y como ya se dijo, la contrafigura de todo el grupo es José Moreno Villa, siempre digno y noble. No se salva, claro está, la Alianza de Intelectuales Antifascistas, en la que se integran los citados y muchos más. Y al propio Dr. Negrín se le hace decir lo siguiente sobre la famo~ sa Alianza, con una expresión inicial que recuerda de inmediato el famoso y posterior chotis del mexicano Agustín Lara: La crema de la intelectualidad antifascista se ha instalado en el palacio de los marqueses de Heredia Spínola, . que parece ser uno de los mejores de Madrid. Hacen la guerra editando un periodiquillo con poesías revolucionarias y para descansar de sus rigores dan bailes de disfraces usando el ves- . tuario de los marqueses, que no sé si están huidos o difuntos, o los ex marqueses, como hay que decir ahora ... . (p.714) .

Pero además de Alberti es, como ya se dijo, José Bergamín el no va más de todos esos indeseables político-culturales. Es en efecto el católico y comunistoide

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Bergamín el que razona "la justicia del pueblo" (p.162), esto es, los paseos indiscriminados, esto es, "la riada incontenible de la jllsta ira popular" (p.163); el que hace las siguientes definiciones: "la revolución es una cirugía necesaria" (p.719), una "cirugía implacable de la justicia popular" (p.761; véanse también pp.720730, 749, 758-759, 764ss.). Por otro lado y partiendo de la realidad histórica, Bergamín cumple en la novela un papel fundamental. El 23 de julio de 1936, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes crea la Junta para la defensa del Patrimonio, que, reestructurada, elide agosto pasará a llamarse Junta de incautación y protección del Tesoro Artístico. En ambos casos entre sus componentes figuraban numerosos y bien conocidos aliancistas; su presidente era José Bergamín19 . La noche de los tiempos se hace eco de cierto aspecto de esta realidad histórica para -de manera tan inteligente como inverosímil- novelarla de inmediato. En efecto, es el propio Bergamín quien encarga a Ignacio Abel, de una manera y en un momento asombrosos, que se desplace al toledano pueblo de Illescas con objeto de trasladar a Madrid y alejarlos de los peli19 María Teresa León, que participó muy activamente en esas tareas de salvamento y recuperación, lo ha contado en su novela Contra viento y marea (Buenos Aires, AIEPE, 1941) así como en La Historia tiene la palabra. (Noticia sobre el salvamento del Tesoro Artístico) (Buenos Aires, Patrimonio Hispano-Argentino, 1944; reedición de Madrid, Hispamerca, 1977). Se refiere también a todo ello en su Memoria de la melancolía (Buenos Aires, Losada, 1970); utilizamos la edición de Gregorio Torres Nebrera (Madrid, Castalia, 1999). Véase, además, Miguel Cabañas Bravo, "La II República Española ante la salvaguarda . del patrimonio artístico y la guerra civil", pp. 28-37 de Varios Autores, Arte salvado. 70 aniversario del salvamento del Patrimonio Artístico español y de la interven ción internacional (Madrid, Ministerio de Cultura et al., 2010). También José Álvarez Lopera, La política de Bienes Culturales del gobierno republicano durante la guerra civil española, 2 vols. (Madrid, Ministerio de Cultura, 1982).


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gros del avance fascista varios cuadros conservados en el Santuario de la Caridad de dicho lugar: "cuatro pinturas del Greco, nada menos" (p.764); el propósito es "guardarlas temporalmente en los sótanos del Banco de España, como se está haciendo con tantas otras obras valiosas en peligro" (ibid.)20. Lo sorprendente es que Bergamín le diga a Ignacio Abel: "Usted es la persona indicada para dirigir la operación" (p .765). En la realidad, quien recibió el encargo fue el escultor Emiliano Barral (caído en la defensa de Madrid en noviembre de 1936, recordado emotivamente por Antonio Machado), como señala María Teresa León (Memoria, p.321). El Bergamín de Muñoz Molina afirma equivocadamente que los grecos de lllescas eran cuatro (p.764), pero eran cinc021 • Así pues, con un grupo de milicianos y un camión, Ignacio Abel parte para tan sorprendente misión, cuya verdadera función en la novela no es otra que poder hablar del terror blanco para equilibrarlo, bien . fugazmente, con el terror rojo de Madrid. lllescas no cayó en manos fascistas hasta el 18 de octubre de 1936. La imposible misión de Ignacio Abel, por él aceptada sin mayores dudas ni cuestionamientos, se complica: los expedicionarios se pierden en las carreteras, entran en un pueblo abandonado y masacrado salvajemente por los sublevados (pp.780-785) y nunca llegan a lllescas. Regresan a Madrid sin los cuadros de El Greco, claro está, rodeados de fugitivos

20 Acerca de este episodio real, d. María Teresa León, La Historia tiene la palabra, pp.41-42, y Memoria de la melancolía, pp.321-323. 21 En su edición de Memoria de la melancolia ya citada (p.322), Torres Nebrera afirma también que eran cuatro cuadros. Eran cinco: La caridad, La coronación, La natividad, La anunciación y San Ildefonso. Véase, por ejemplo, Enrique Lafuente Ferrari, Breve historia de la pintura española (Madrid, Dossat, 1946), pp.1l6-1l7. Y cualquier folleto turístico dedicado a Illescas.

que "huyen del avance de un ejército de legionarios, moros y falangistas" (p.787). Los efectos ideológicos Por otro lado, La noche de los tiempos de Antonio Muñoz Molina propone una lectura de la Guerra Civil española basada en la teoría de que las comúnmente denominadas "dos Españas" -la España roja frente a la España fascista- destrozaron una "tércera" España intermedia, . democrática y liberal, verdaderamente republicana, por medio del conflicto bélico nacional. A lo largo de la novela, Muñoz Molina ofrece al lector una serie de episodios cuyo objetivo no es otro que establecer una igualación entre esas dos Españas que, situadas en el extremo, enterraron la única posibilidad que ha brindado la Historia de construir una España sobre los valores de progreso y racionalidad. Comunistas y fascistas, situados en el mismo nivel en la novela, con sus aparatos de propaganda, destruyeron todo lo que se había puesto en funcionamiento en los años de reformas de la República liberal. Esta es la tesis que la novela defiende. Para desarrollar y afianzar su tesis, Antonio Muñoz Molina presenta en su novela constantes referencias y descripciones sobre lo que la literatura fascista se encargó de denominar "terror rojo" . Muño.z Molina reproduce y legitima este concepto .. De este modo, se habla del "verano demente y sanguinario de Madrid" (p. 320), de "las noches siniestras del verano de Madrid" (p. 334), de los registros de trámite en la calle y en las casas (p. 661), de las detenciones arbitrarias (pp. 648 Y 724), de hombres matándose entre ellos como bandoleros (p. 84), de muertes debidas a la confusión o a la arbitrariedad, como la del profesor Rossman (p. 82), etc., y todo ello realiza-

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do desde la ilegalidad y a espaldas de un Ministerio de Gobernación "que recuerda que sólo pueden practicar detenciones la Policía, la Guardia de Asalto y la Guardia Civil" (p. 658), pero que es consciente -como lo es Negrín en la novela- de que "somos un gobierno que no existe" (p. 815) Y que "redactamos decretos que no cumple nadie" (p. 816). La descripción que Antonio Muñoz Molina hace de la ciudad de Madrid conduce al lector a interpretar que la ciudad de la resistencia del imaginario republicano no era más que una ciudad sin ley controlada por pistoleros sanguinarios. En la ciudad, bajo el dominio de la barbarie, "poco a poco las pistolas se habían ido volviendo reales" (p. 340). Todos los personajes, salvo. Ignacio Abel, llevan una pistola, desde Eutimio, el capataz de las obras de la Facultad de Medicina, hasta el mismo Juan Negrín. El clima, bien parece, no está como para andar desarmado o desprotegido: "No debería usted ser tan confiado, don Ignacio [le dice Eutimio]. Si usted me da su autorización yo me encargo de que un par de compañeros del sindicato le den escolta cuando va usted de inspección por los tajos ( ... ) Hay mucho demente . suelto, don Ignacio, nadie estamos a salv o" (p. 341).

Los p istoleros, por medio de la imposición del caos, aplican su orden, marcan el tempo de la ciudad, incluido el ritmo de construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid: ... a p esar de la lentitud del trabajo, de la escasez de dinero y las dilaciones d e los trámites, de los propagandistas apocalípticos de la huelga y d e la revolución libertaria '

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que se presentaban en los tajos blandiendo banderas rojas y negras y pistolas automáticas (p. 379) .

o poco después: - Los anarquistas, don Ignacio, un piquete de huelga. Han llegado en un coche, como en las películas, delante de la Facultad de Medicina, y se han liado a tiros con los obreros del turno de la mañana, llamándolos fascistas y traidores de la clase obrera. Pero les han respondido desde las ventanas unos muchachos de la milicia socialista que estaban de vigilancia .. . (p. 380).

y más adelante, una vez iniciada guerra: Parecía que íbamos a abolir el Estado burgués y por lo pronto en Madrid cada partido y cada sindicato ya tiene su propia cárcel y su propia policía, además de sus propias milicias. Gran adelanto. Supongo que nuestros enemigos están encantados con nosotros. En las milicias anarquistas se somete a votación si conviene o no conviene atacar al enemigo y en las nuestras fusilan por sabotaje a los pocos mandos militares que nos quedan si una ofensiva resulta un desastre (p. 713).

Del mismo modo, se describe, en La noche de los tiempos, todo tipo de destrozos llevados a cabo por la irracionalidad de las milicias populares: Desde un balcón varios hombres armados disparaban contra la torre de la iglesia, haciendo repicar vio-


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La Puerta de Toledo de Madrid en la Guerra Civil

lentamente las campanas. Las llamas salieron por las ventanas más altas del colegio después de un estallido de cristales. No sólo estarían ardiendo los polvorientos retablos barrocos, las estatuas de santos de escayola pintada, los confesionarios de celosía siniestra junto a los que Ignacio Abel se había arrodillado tanto tiempo: ardería la biblioteca, las bancas de las aulas, las largas mesas del laboratorio, los mapamundis de hule, reventarían en esquirlas las vasijas de vidrio y los tubos de ensayo (p. 628).

Se habla de tranvías incendiados, de casas en llamas, qe muebles y obras de arte lanzados desde los balcones a las plazas. Y corno no podía ser de otro modo, no puede faltar el tan manido tópico de la quema de iglesias, aunque la novela de Muñoz Malina incorpora el

elemento de la sentimentalidad, para que el lector lamente con mayor intensidad la atrocidad cometida durante los largos días de terror rojo: Ignacio Abel no se lamenta por la quema de una iglesia cualquiera, o de la quema de iglesias en general, sino por la iglesia de su primera comunión: .. . en esa iglesia envuelta en llamas él había hecho la primera comunión; en su nave lóbrega, a la luz de unas velas, había yacido el ataúd de su padre. En el colegio contiguo había estudiado los años del bachillerato (... ) En las buhardillas, en los balcones, en las ventanas que daban a la plaza, el resplandor del fuego enrojecía y daba un aire de hipnotismo y hechizo a las caras absortas. Las llamas ascendían por la cúpula. Torrentes de plomo derretido corrían como la lava sobre los tejados (p. ( 27) .

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Por otro lado, el terror rojo obliga a la burguesía a disimular su status por medio de la eliminación de todo símbolo de distinción de clase, para, de este modo, poder confundirse con las masas de proletarios en armas, como el único medio para lograr su salvación: ... hoscos aspirantes a fugitiv os, que intentaban no hacer visible su rango social: señoras de clase alta sin pulseras ni joyas; hombres sin corbata o con una gorra o una boina y una chaqueta vieja que no llegaban a disimular su origen, revelado, sin que ellos se dieran cuenta, por la suavidad de su afeitado, por el buen corte del pantalón o el color rosado de las uñas (p . 649).

El terror rojo, en concreto, así como la Guerra Civil, en general, se interpreta en La noche de los tiempos como consecuencia de la fatalidad histórica que persigue a España desde sus orígenes, como un mal atávico y endémico del que el país no se puede desprender, pues no se puede "salvar a España de sus enemigos ancestrales" (p.411). En el contexto de la Guerra Civil, la barbarie ancestral española es llevada a cabo por "el entusiasmo delirante" (p. 693) de la multitud y la propaganda. Muñoz Molina ofrece una lectura de la Historia de España, y concretamente de la Guerra Civil, borrando la huella de todo componente político e histórico. No hay Historia, sólo repetición de los mismos males atávicos que, desde el principio de los tiempos, ha recorrido la Historia de España. No hay política, pues la lucha -el conflicto- en la novela no es racional, sino impulsivo, consecuencia del sentir irracional del pueblo español. No hay luz/ razón en el tiempo histórico que narra la novela, sólo noche/barbarie. La simbología

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-desde el título mismo, La noche de los tiempos- es clara. La novela defiende que política no existe, sólo la propaganda. En este sentido, la propaganda se configura como protagonista central de La noche de los tiempos, porque no es sino la propaganda quien articula los discursos y los actos -sobre todo los actos- de los sujetos alienados que, bajo su dominio, impulsarán el inicio del conflicto bélico e iniciarán la barbarie, la destrucción y el terror descrito. La política!. en tanto que epígono de la propaganda, se describe como "una venda alrededor de sus ojos" (p. 243) o como una ceguera voluntaria (p. 352). En lugar de presentar la política como un espacio de comunidad en la que, por medio de diálogo y la discusión, se pueda construir un proyecto común y democrá tico, la política -y el debate político- es definido en términos de crueldad y de aniquilación del adversario: ... el apasionamiento frío de una discusión política en la que era urgente sobre todo aniquilar al adversario, dej ándolo sin razones, condenándola a una intemperie de tinieblas corno la que durante algún tiempo p areció haberse tragado a Lean Trotsky (p. 243).

Por otro lado, Ignacio Abel definirá la propaganda política en términos de mala literatura. Tras escuchar que el hijo de Eutimio se ha afiliado a la Juventud Comunista y al anunciar que su proyecto político es "traer otro mundo" (p. 401), como se d ice en los carteles de la propaganda comunista -"Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones .. . " (p. 401)-, Ignacio Abel, en una suerte de monólogo interior, señala: Literatura de nuev o, pensaba, pero no lo dijo, por miedo a ofender a


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Eutimio. Literatura barata, morralla de periódicos, versos de tercera, a veces cantados en himnos, para mayor efecto. Un país entero, un continente entero infectados de literatura mediocre, beodos de músicas, chabacanas, de marchas de zarzuela y pasodobles taurinos (pp. 401-402 . La cursiva es nuestra).

y siguiendo con el campo semántico de la infección: "las palabras eran un fraude y que él mismo se contagiaba de su mentira" (p . 549. La cursiva es nuestra). O, de la misma manera, se insistirá, en otro lugar, por medio del testimonio del profesor Rossman: .. . mi hija ( .. .) de pronto se hizo comunista sin que yo pudiera saber quién la había contagiado. La gente obsesionada por la política me parecía tan incomprensible como la que se obsesiona por los deportes o por las carreras de caballos. Mi hija parecía que estaba trastornada, intoxicada por aquellos libros que leía siempre, por aquellas películas soviéticas, por las reuniones eternas que muchas veces se celebraban en mi casa, horas y horas discutiendo, fumando cigarrillos (p. 351. La cursiva es nuestra).

No es este el lugar para entrar a debatir con los pobres argumentos que exponen los personajes de la novela -aunque por ellos sea reconocible la voz de su autor-, pero el desprecio por la política que se desarrolla. en el párrafo citado, igualándola a los deportes o a las carreras de caballos, esto es, la reducción de la política al territorio de lo pasional, como se hace a lo largo del texto, desplazando o aniquilando su constitutivo componente

racional, dice mucho del carácter debole de La noche de los tiempos. En cualquier caso, y siguiendo con la propue~ta semántica del autor, la novela diagnostica que la política es una enfermedad infecciosa que se contagia por medio de la propaganda. Y uno de los primeros síntomas reconocibles es la alucinación: Viven en la alucinación, créame, en un mundo de quimeras . Se van a la Sierra los domingos a pegar cuatro tiros con pistolas viejas y a cantar La Internacional marcando mal el paso y se imaginan que han constituido el Ejército Rojo y que en cuanto se les antoje tomaran por asalto el poder ( ... )Tienen las cabezas llenas de carteles de propaganda (p. 443) .

O en otro lugar: Las mismas palabras en un asedio sin descanso, en las emisoras leales y en las del enemigo, en los periódicos y en los carteles pegados en todas las paredes, inmunes a la evidencia de la mentira, imponiéndose por la fuerza bruta de la repetición ( ... ) Cómo sería posible no escucharlas, no ser contagiado o infectado por ellas, borracheras de palabras que sostenían la alucinnción colectiva (p. 650. La cursiva es nuestra).

La alucinación que provoca la propaganda produce la confusión entre la revolución y los ínfimos logros conseguidos: Piensa que de verdad han hecho la revolución: que han triunfado porque ahora ocupan los palacios de

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Madrid y desfilan marcando el paso con bandas de música y banderas rojas. Se embriagan de palabras y de himnos como si respiraran sin saberlo un aire demasiado rico en oxígeno (p. 769).

Por otro lado, la propaganda contrasta con la falta de preparación y de disciplina militar de los milicianos: Nadie les manda, nadie les ha enseí'i.ado a protegerse ni a re[ ¡arse con orden, probablemente muchos de ellos ni siquiera han aprendido a disparar, no hay tiempo para enseñarles, ni armas ni municiones suficientes, tan sólo les han llenado la cabeza de palabras y de himnos (p.779).

Y, en otro lugar, se habla de la revolución y de la guerra en términos de propaganda: La revolución era una apoteosis de tipografías en colores muy fuertes; la guerra un catálogo de victorias anunciadas o vaticinadas en los periódicos por titulares mal impresos que empezaban y terminaban con signos de admiración, ilustrados por fotos en huecograbado (p. 705).

La propaganda está en todas partes, se ha apoderado de todo, y cada vez resulta más difícil discernir entre la propaganda y la información. El periodismo también ha sido infectado. Pero no sólo se denuncia en la novela a los periódicos y radios del terror rojo, sino también a los medios que pertenecen al bando fascista, como así lo recuerda Judith: "no creo que los periódicos ni las cadenas de radio en América estén diciendo la verdad. Están

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en manos de las grandes corporaciones y sus dueños han apoyado a Franco desde el primer día, igual que la Iglesia Católica" (p. 892). En efecto, como en otro lugar seriala el narrador: . .. había que tener confianza, no dar crédito a las mentiras de la propaganda enemiga, que había logrado llenar los periódicos extranjeros de noticias de crímenes y desmanes cometidos en nuestro territorio y de fotografías trucadas d e profanaciones de iglesias y de milicianos apuntando con sus fusiles a curas inocentes, como si fueran mártires de una nueva persecución del cristianismo (p. 730) .

La lectura de este fragmento debe extrañar, sin duda, al lector: las mentiras de la propaganda enemiga, que ahora insta a desacreditar, curiosamente coinciden con la descripción que la novela ofrece de las a trocidades del "terror rojo". Y así queda constatado cuando Ignacio Abel le cuenta a Judith, ya en Estados Unidos, el episodio de la muerte del profesor Rossman. Su relato coincide plenamente con los relatos de la propaganda fascista. Y ante lo evidente de la coincidencia, Ignacio Abel no puede sino decir: "No me mires así. No es propaganda enemiga" (p. 907). No lo será, pero coincide. Pero, ¿por qué, de repente, Muñoz Molina se dedica a desacreditar, asimismo, la falsedad de los mensajes de la propaganda fascista? ¿Para atacar al fascismo porque lo reconoce igualmente corno enemigo? No, nada de eso, sino todo lo contrario: Muñoz Molina no pretende condenar al bando golpista en tanto que autor de todo tipo de atrocidades; lo que pretende, al describir su barbarie, no es sino igualar - o mejor:


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equiparar- política y moralmente ambos bandos, a las dos Españas. La descripción de la propaganda fascista sirve para degradar moralmente los actos de propaganda desarrollados por el bando republicano, explícitamente descritos a lo largo de la novela. Al describir, por último, los métodos fascistas, y contemplar el lector que ambos métodos son idénticos, Muñoz Molina trata de ofrecer una equiparación entre comunistas y fascistas, condenándolos en la novela por las mismas atrocidades cometidas. En otro lugar, su propósito se hace transparente: Conectó la radio y un locutor de voz vibrante estaba anunciando una vez más la reconquista de Aragón y el avance irrefrenable de las milicias populares hacia Zaragoza. Bajó el volumen para buscar una emisora del enemigo y en Radio Sevilla otra voz muy semejante aunque mucho más lejana y cercada de pitidos proclamaba la resistencia heroica del Alcázar de Toledo, contra cuya fortaleza numantina se estrellaban en vano las oleadas de las hordas marxistas (p. 737).

La propaganda, en síntesis, se retrata en La noche de los tiempos corno el aparato del que disponen las ideologías políticas para empujar a las masas hacia el desorden y la destrucción. Fascistas y comunistas quedan igualados en su relación con la propaganda: -Me da la misma vergüenza exactamente. El mismo asco. Todos iguales, Il}-arcando el paso, apretando los puños, apretando los dientes. Me da igual el color de la camisa. No me gustan los niños rezando como loros con las manos juntas ni

me gustan levantando el puño y cantando La Internacional en el mismo tono que si cantaran Con flores a María. Las personas decentes no se esconden detrás de una masa uniformada (p. 367).

y destaca después, al hacer referencia a los entierros de un anarquista y un pistolero falangista, respectivamente, la coincidencia formal de un ritual que iguala a los dos bloques ideológicos: ( ... ) el ataúd cubierto con una bandera roja y negra ( ... ). Cantarían himnos, agitarían puños cerrados, gritarían roncas promesas de reparación y venganza, insultos contra los balcones clausurados de las viviendas burguesas ( ... ) También este muerto [el falangista] tendría su entierro con un gentío idéntico, con otros himnos y otras banderas, con discursos de voces roncas y vivas y mueras delante de una fosa abierta. En los entierros de los muertos de izquierdas había bosques de banderas rojas y pUll.OS levantados y desfiles de milicianos jóvenes uniformados; de los otros entierros se levantaba el humo del incienso esparcido por los sacerdotes y el clamor del rezo del rosario. Lo asombroso era que nadie más pareciera darse cuenta de la similitud extraord inaria entre rituales funerarios de quienes se declaraban enemigos, la celebración exaltada de coraje y del sacrificio, el agrio rechazo al mundo real y presente en nombre del Paraíso sobre la Tierra o del Reino de los Cielos (pp . 381-382).

0, directamente, y sin tapujos, equipara la irrupción de la p ropaganda p olí-

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tica en la ciudad de Madrid con el ascenso del nazismo en Alemania: La sensación de alarma física ante las palabras agigantadas por la tipografía o por la amplificación de los micrófonos la había tenido por primera vez recién llegado a Alemania en 1923 ( ... ), palabras como interjecciones, como descargas de armas, despertando el bramido de una multitud o acallándolo ( ... ) Trece años más tarde Ignacio Abel veía con espanto su ciudad y su país anegados por aquella misma inundación (p. 337).

Porque, en el fondo, La noche de los tiempos no tiene más objetivo que el establecimiento de una igualación entre la izquierda radical -comunismo y anarquismo- con el fascismo. Condena a ambos frentes por igual, sin distinciones. y no sólo por cómo ambos grupos manipulan a las masas por medio del arte de la propaganda, sino también por su potencial golpista, como se irá repitiendo lo largo de la obra. Cualquiera de los dos bandos podría haberse alzado en armas contra la legitimidad republicana . Que haya sido uno u otro bando no es sino fruto de la casualidad, de un azar histórico. Por ejemplo, el narrador cede la voz al conservador Francisco de Asís, suegro de Ignacio Abel, que vaticina lo que sigue: Habría elecciones y, si las ganaban otra vez las derechas, las izquierdas se levantarían en una nueva '. tentativa de revolución bolchevique; y si las ganaban las izquierdas la revolución bolchevique sería también inevitable, un desplome de la civilización tan pavoroso como en Rusia (p. 207).

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y más avanzada la narración, se insiste en el potencial golpista de la izquierda, tan poco democrática, en la novela, como el fascismo mismo: ¿Pensaba él que había verdadero peligro en España de un nuevo levantamiento revolucionario como el de Asturias, más violento y mejor preparado esta vez y quizá con más probabilidades de éxito? ( ... ) y si las elecciones del próximo febrero las ganaban las izquierdas, como parecía posible, ¿no se produciría un golpe militar? (p. 290)

En otro lugar se le pregunta al protagonista: "¿Cree usted, profesor Abel, como su correligionario Largo Caballero, que si las derechas ganan las elecciones el proletariado se lanzará a una guerra civil?" (p. 322). Antonio Muil.oz Molina presenta un "clima político ( ...) irrespirable" (p. 408) a causa del enfrentamiento entre los dos bandos que pueden, de un momento a otro, dar un golpe de Estado: Ahora que de nuevo hay huelga no será prudente que se le vea a usted llegar cada mañana a la Ciudad Universitaria. ¿Cree usted que se sublevarán por fin los militares, profesor Abel? ¿O se les adelantarán las izquierdas en un nuevo ensayo general de revolución bolchevique? (p. 408).

Muil.oz Molina retrata en La noche de los tiempos la Guerra Civil con un sentido de inevitabilidad. Su teoría es clara: las dos Espail.as están dispuestas a enfrentarse, a iniciar la guerra, y derrumbar con ello los pilares de progreso, modernidad, racionalidad y


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democracia sobre los cuales la República liberal ha edificado su proyecto político. De nuevo, los enemigos ancestrales de España se han conjurado para impedir que el proceso de modernización y desarrollo del país se llevara a cabo. Frente a toda esta barbarie y destrucción irracional, La noche de los tiempos presenta como contrapunto a su protagonista, Ignacio Abel, de carácter templado, progresista y racional, afiliado al Partido Socialista y miembro sindical de UGT. Su proyecto político tiene un claro perfil socialdemócra ta de corte reformista y coincide plenamente con lo que expone Juan Negrín en la novela: No es una cuestión de ideas ( .... ) Usted y yo [le dice Negrín a Ignacio Abel] sabemos que las grandes ideas generales no sirven de mucho en la vida práctica. Nos enfrentamos en cada caso a problemas específicos, y no los resolvemos con ideas gaseosas, sino con nuestro conocimiento y nuestra experiencia (p. 445).

Después de desacreditar las ideas y los proyectos políticos sustentados sobre teorías ideológicas, que de nada sirven, a su parecer, para incidir en los problemas concretos y reales, se apuntan las claves prácticas para la transformación social: Necesitan estar mejor alimentados. Necesitan mejor calzado, tomar más leche de niños para que no se les caigan los dientes. Necesitan tener más higiene y no traer tantos hijos al mundo. Necesitan buenas escuelas y trabajos pagados decentemente, y a ser posible calefacción en invierno. ¿Sería tan difícil de conseguir una organización racional del país que

facilitara todo esto? Una vez que todo el mundo coma a diario, y que haya electricidad yagua corriente saludable, digo yo que sería el momento de ponerse a discutir sobre la sociedad sin clases o sobre las glorias de la raza española ( ... ) Fíjese que no hablo del socialismo, ni de la emancipación, ni del fin de la explotación del hombre por el hombr~. Yo no hago profesiones de fe, y creo que usted tampoco (pp. 445-446).

La propuesta de Negrín, y asimismo la de Ignacio Abe!, supone confiar en el desarrollo progresista para la construcción de una sociedad positiva. Se trata de llevar a cabo medidas prácticas, concretas y reales, y no luchar por ideas abstractas, y aun dogmáticas, como según la novela hace el comunismo -la sociedad sin clases- y el fascismo - las glorias de la raza- o El posicionamiento de Abel y Negrín, que en otro lugar se autoproclamará "sensato" y"de razón" (p. 390) frente a los discursos de la barbarie, sirve para reforzar la tesis que la novela sostiene de la perversidad de la ideología, que en la novela se utiliza como sinónimo de dogma. El programa progresista, que habrá de conducir a la sociedad positiva, tiene para Ignacio Abel como factor fundamental la arquitectura. Así es la ciudad de sus bocetos: . . .los bloques de viviendas sociales que ya existían en sus cuadernos de bocetos, ventanas amplias, terrazas, campos de deporte y parques infantiles, plazas con centros de asamblea y bibliotecas públicas (p. 52).

Su proyec to, sin embargo, contrasta con lo que la realidad le muestra :

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Veía chabolas, vertederos de basura en los que hormigueaban indigentes, casas de labor con trágicas techumbres derrumbadas, corralones comidos por la maleza seca, un perro atado a un árbol con una cuerda demasiado corta que le llagaría el cuello, un pastor vestido de harapos o pieles bárbaras que vigilaba un rebaño de cabras como si estuviera en un desierto bíblico y no a menos de dos kilómetros del centro de Madrid (p. 52).

Para Ignacio Abel la arquitectura era el instrumento más idóneo para la transformación del mundo: "... una vivienda racionalmente concebida, con agua corriente y cuarto de baño: no imaginaba formas más prácticas de mejorar el mundo (p. 261)". Por otro lado, Juan Negrín concibe el progreso en términos de nutrición: La calidad de los dientes facilita la risa: se acuerda del dictamen de Negrín cuando observaba en Madrid las caras de la gente con sus ojos de médico, los signos tristes de la malnutrición y la falta de higiene. ¡Leche pasteurizada y aceite de hígado de bacalao iban a ser los remedios del atraso de España, calcio abundante para las dentaduras enfermas! (p. 837)

Sin embargo, el proyecto sería imposible de realizar. Dice Negrín en otro lugar: ... bastarán dos generaciones para mejorar la raza, y nada de eugenesia, ni de planes quinquenales. Reforma agraria y alimentación saludable. Leche fresca, pan blanco, naranjas, agua corriente, ropa interior limpia; si nos dejaran tiem-

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po, los otros y los nuestros ... (p. 680. La cursiva es nuestra).

Pero :'los otros" -los fascistas- y "los nuestros" -los comunistas- finalmente no les dejaron tiempo; las dos Españas, enfrentadas por la defensa de su particular "dogma", impidieron que el proyecto verdaderamente republicano -socialdemócrata y reformista- basado en el progreso y la razón, se consolidara. La leche fresca y el pan blanco, el agua corriente y el cuarto de baño, no trascenderían su condición de boceto en el cuaderno de apuntes de Ignacio Abel y Juan Negrín. Comunistas y fascistas, por medio de sus instrumentos de propaganda, agitaron a las masas populares para que interrumpieran el proceso de modernización de España iniciando la Guerra Civil. Esta es la tesis -y la denuncia- de la novela. La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina, describe la barbarie cometida por la izquierda radical española, anarquistas y comunistas concretamente, con el fin de equiparar su conducta, política y moralmente, con las prácticas y la ideología del fascismo. Su objetivo no es otro que la degradación histórica y moral del comunismo en tanto que ideología dogmática -lo cual, para Muñoz Molina, no es sino una tautología- capaz de cometer todo tipo de atrocidades con el único propósito de materializar su idea, o, según lo que se muestra en el texto, su dogma. Se trata de una novela antimarxista en un sentido amplio del término, pues, en primer lugar, denuncia y condena el marxismo en tanto que responsable principal -o coautor- de la Guerra Civil española, y, en segundo lugar, porque la descripción que se ofrece del terror rojo coincide plenamente con las narraciones que del mismo fenómeno histórico se realizaron


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desde la literatura fascista española. Los efectos ideológicos que persigue La noche de los tiempos son claros al pretender socializar o naturalizar la idea postulada de que fascistas y comunistas deben situarse en el mismo nivel político y moral. Lo cual no es sino un falseamiento de la Historia y, parafraseando a Thomas Mann, al concentrar todo su odio para combatir el marxismo, Muñoz Molina no muestra sino cierta connivencia con el fascismo mismo. En tercer lugar, cabría añadir que La noche de los tiempos reproduce y legitima las nociones posmodernas de a-historicidad y de no-ideología. Como se ha observado, la novela describe el fenómeno histórico de la Guerra Civil como consecuencia de la oscuridad de los tiempos españoles -i. e. la presencia de la barbarie y la carencia de la razón-o El conflicto no se muestra en La noche de los tiempos como el resultado de unas relaciones sociales e históricas concretas, sino que legitima la deshistoricidad de los procesos históricos, borrando toda huella de revolución y ruptura, para reducirlo a un simple mal atávico y endémico que, como un cáncer inextirpable, se encuentra presente a lo largo de la Historia de España. No hay Historia en esta novela histórica que Muñoz Molina nos presenta: sólo repetición de un mismo mal, reincidente y reticente a la modernización de España. Pero tampoco hay ideología en esta novela basada, en un principio, en un tiempo histórico políticamente tan convulso. No hay en la novela sujetos políticos, o aun revolucionarios. Los personajes que en La noche de los tiempos forman parte de la revolución carecen de conciencia política y de clase; al contrario, todos ellos son personajes que sufren la alienación provocada por los aparatos de propaganda. Nadie cree verdadera-

mente en aquello por lo que lucha; al contrario, sufren el engaño ideológico que les conduce irremediablemente al lado de la barbarie. La ideología, en tanto que aparato dogmático, aniquila la racionalidad del individuo y lo conduce, inducido por las falsas ideas de la propaganda, a cometer todo tipo de atrocidades. Se · trata, por consiguiente, de . desideologizar la realidad histórica y de denunciar la perversidad de toda ideología. Lo político .y lo ideológico, así como lo social, no articulan ni los discursos ni los actos de los sujetos de la Historia y de la trama. Los impulsos irracionales, movidos por la propaganda, se convierten en el {mico motor que pone en funcionamiento la revolución, o lo que en el texto es lo mismo, la barbarie. Los elementos racionales y asimismo materiales quedan desplazados en el texto por lo violento y lo irracional. La noche de los tiempos aniquila cualquier visión ideológica, política e histórica del mundo: en la novela el mundo se mueve por pasiones y por imposturas ideológicas. Antonio Muñoz Molina ofrece, con . La noche de los tiempos, una visión desideologizada y deshistorizada del pasado histórico e historiable. La clave constitutiva de La noche de los tiempos se encuentra, por lo tanto, en la doble dialéctica que se apunta desde su título mismo. En el primer sintagma -la noche- .se anuncia la dialéctica noche/ día, o en su acepción ilustrada: oscuridad/luz, donde se indica que nos encontramos en un mundo oscuro, sin luz, sin razón, dominado por los bajos instintos, el caos y la irracionalidad. No hay política ni razón, por lo tanto, en el mundo novelado: sólo noche, barbarie. En el segundo sintagma -de los tiempos-, por su lado, el uso del plural indica que la historia narrada no se encuentra en un tiempo histórico concreto y

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específico, sino en tiempos tan lejanos como inenarrables y asimismo irreconocibles para nuestro presente. ¿Qué importa lo que sucedió, entonces, si no nos podemos reconocer en nuestro pasado? Como no es posible conocer nuestro pasado "ignorado y perdido en la gran noche de los tiempos" (p. 985), como nos advierte la novela en su última línea, resulta imposible que nos podamos reconocer en él y tampoco es posible identificarse con lo que no se conoce y que por lo tanto es inexistente. Del mismo modo, y en su propósito de deshistorizar la Historia, La noche de los tiempos está protagonizada, como se ha visto, por un individuo apellidado Abel, lo que remite de inmediato al fratricidio bíblico con la intención de reducir el episodio histórico de la Guerra Civil española a un enfrentamiento entre hermanos. Sobre este aspecto, Adolfo Sánchez V ázquez escribió en otra ocasión: ... tampoco se justifica la tendencia a confundir los colores, las voces y los pasos al presentar la guerra más bien "incivil" - así la calificó, apenas desatada, Una muno- como una guerra entre hermanos, igualmente brutales o igualmente nobles, como si los agresores y los agredidos, los verdugos y las víctimas, fueran igualmente culpables o inocentes. Con ello se pretende ocultar que la sangrienta guerra civil le fue impuesta al pueblo español por el fascismo nacional y extranjero, y que aquél, al resistir la agresión en las condiciones más desventajosas, no hacía más que cumplir con lo que su dignidad exigía22 • 22 Adolfo Sánchez V ázquez, "Entre la memoria y el olvido", en Manuel Aznar Soler .(ed.), El exilio literario español de 1939 (Barcelona, Gexel, 1995), p . 26.

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Muñoz Malina crea, por lo tanto, una novela histórica para deshistorizar y desideologizar nuestro pasado. La noche ha desplazado a la política y los tiempos han aniquilado la Historia. Esta es la tesis de la novela: se han narrado tiempos caóticos y lejanos, oscuros, que no nos pertenecen. No es posible narrarlos porque se han perdido e ignorado en la gran noche de los tiempos, en la oscuridad de nuestra Historia. Pero tampoco pasa nada: son viejas historias que nada tienen que ver con nosotros, historias de bárbaros y pistoleros sanguinarios, abducidos por la propaganda ideológica. Esta es la visión del mundo que nos ofrece la lectura de La noche de los tiempos. No sólo nos ofrece un falseamiento de la Historia en la equiparación del comunismo y del fascismo al atribuirles la misma responsabilidad y culpabilidad histórica del inicio de la Guerra Civil y el posterior derrumbamiento de la República, sino también un debilitamiento o aniquilación de la categoría Historia, en tanto que proceso material aprehensible y, por consiguiente, reconocible. Una visión antimarxista en un sentido no sólo político sino también epistemológico, en la línea de los discursos posmodernos. Por eso es necesario leer la novela desenmascarando todo lo que su ideología -muy a su pesar se trata de una novela ideológica- nos oculta o nos desplaza.

Para terminar Una pregunta obligada, antes de poner punto y final a esta aproximación, no puede ser otra que la siguiente: ¿es La noche de los tiempos una novela histórica? No faltará quien diga que una novela nunca es histórica, es ficción . ¿Seguro? Las novelas de Galdós, . por ejemplo, ¿no son históricas? Y no es


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necesario referirse exactamente a los populares Episodios Nacionales, tan traídos y llevados últimamente por otros "creadores". ¿No son históricas, por ejemplo, La de Bringas, Fortunata y Jacinta, El caballero encantado? Mencionamos textos galdosianos de épocas y estilos muy diferentes, pero no por ello menos históricos. ¿Y hoy, que asistimos a una proliferación de novelas históricas en España? Vicente Verdú ha publicado no hace mucho un artículo titulado "Refritos de narración" (El País, 1-IV2010), y habla ahí de un colapso de la narrativa española que manotea aquí y allá sin hallar temas o que, en su desesperación bucea en tiempos pretéritos para sacar a flote supuestos tesoros sin conocer (... ), refritos históricos condimentados con nuevas ironías, traiciones, adulterios o crímenes a granel.

Es asombroso, parecen palabras escritas a propósito de La noche de los tiempos. Y, por lo demás, se han hecho sin rubor alguno elogios de es ta novela de Muñoz Molina como este de Santos Sanz Villanueva: Una emocionante recreación de la España previa al estallido de la Guerra Civil; una magnífica novela, una grandiosa novela (El País, 13-III-2010).

o como este, del cubano Manuel Rodríguez Rivero: Su obra maestra [... ], prepárense a disfrutar [sic] con una gran novela (El País, 29-V-2010).

Y, en fin, véanse, para terminar, algunas recientes opiniones político-cul-

turales del propio Muñoz Molina y aplíquense a la elucidación de La noche de los tiempos: -Madrid, "la ciudad bullanguera y sanguinaria" de la guerra civil, y de la cual "el Gobierno huyó [sic] camino de Valencia el 6 de noviembre" ("El hombre del siglo", El País, 2-1-2010). - "El escritor Antonio Muñoz Molina se considera progresista y justo, por eso cree que cualquiera que lo sea tiene el deber moral de condenar cualquier dictadura sea del signo que sea" (declaraciones a El País, ll-III-2010) . -"( ... ) el certificado irrefutable de progresismo, que le permite a uno la impunidad moral, aparte de un cierto número de beneficios prácticos, que tampoco son desdeñables" ("La costumbre de la infamia", El País, 13-IlI-2010). -"Basta que una dictadura se proclame de izquierdas para que sus abusos merezcan la indulgencia de quienes nunca correrán el peligro de sufrirlos (ibid., 13-IlI-2010).

Y por último, su opinión sobre la consideración que se tiene acerca del comunismo en el diccionario de la RAE es clara: Ya está bien de tratar el comunismo con más indulgencia que el fascismo, como si hubiera diferencia entre un genocidio cometido en nombre del bien universal y otro en nombre de la superioridad de la r~za aria. A las víctimas les parecería irrelevante. Pero en ese aspecto

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en un fascista. Qué le vamos a hacer. Aquí hay mucho griterío, pero poco debate democrático (La Razón, 14-XII-2009).

España es todavía un país muy bárbaro, en el que hay una consideración absurda hacia el comunismo, y en el que además si lo criticas en esos términos - lo he sufrido en mis propias carnes- te convierten

y así sucesivamente.

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EDITA : ASOCtACION COLEGIAL DE ESCRITORES DE ESPAaA


La imaginación profiláctica TOMÁS SÁNCHEZ SANTIAGO

El presente texto reproduce en gran medida la intervención que hice en la universidad de Salamanca en marzo de 2009, invitado por el Seminario de Estudios sobre Discurso, Legitimación y Memoria. Elegí un asunto tentacular que, como una obsesión tranquila, me venía persiguiendo a su modo desde hacía tiempo y desde ángulos distintos. Exceptuando algunos excursos que no se sostienen en el lenguaje escrito y algunas correcciones de referencias que han perdido ínmediatez, esto fue aproximadamente lo que dije aquella tarde . T. S. S.

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No soy sistemático sino más bien algo parecido a un "artista del merodeo". Algo así. Así que me temo que hablaré de una manera poco concienzuda, más bien rozándolo todo a unos palmos del suelo, como un ave demasiado torpe para improvisar a ras de suelo y demasiado torpe para elevarse hasla hacer un discurso vertebrado. Proust decía de los escritores que no debían abordar escritos de corte intelectual. Una obra en la que hay teorías -decía- es como un objeto al que se ha olvidado quitar la etiqueta del precio. Hablaré, entonces, a

la violeta -casi seguro-, desde esa media altura de la disipación, mediante un picoteo nervioso aquí y allá, procedente de notas sueltas, de ocurrencias, de observaciones comunes o de sensaciones propias y calladas que he llevado conmigo mucho tiempo. El título podía haber sido otro. Reconozco -que elegí éste porque podría funcionar como un cebo estimulante. La imaginación profiláctica, en todo caso, resume algo que creo que está sucediendo desde hace ya tiempo. En esta época de preservaciones, marcada por el miedo a males y a trastornos físicos inesperados (el sida, las fobias, los comportamientos compulsivos, la identidad débil o la ansiedad incontrolada), por la incertidumbre ante la llegada masiva de lo extraño o por el "cuidado-ultra" con el que hay que utilizar la mirada o el lenguaje de modo que no parezcan marcas ofensivas, la imaginación -elevada en su momento por los románticos y por los surrealistas hasta una soberanía absoluta- antes que lanzarse a aventuras desordenadas, se ha hecho también con un sitio blando y subsidiario, proclive a corregir el espacio de lo memorable. Una imaginación que le sirve a lo real de antibiótico -y acepto aquí el sentido etimológico de esta palabra: "contra lo que estuvo vivo"- para corregirlo, modificarlo, falsearlo. Una imaginación profiláctica. No se me ocurrió mejor manera de calificarla, con este adjetivo que no


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menudea demasiado pero que empaña con su aura aséptica desde hace tiempo todo lo que hacemos. Al menos, yo hace mucho que lo hago sonar en mis adentros. El eje de este texto, su detonante, tuvo que ver en última instancia con algunas experiencias personales funda das en las reacciones que suscitó en mi pequeña ciudad la lectura de la novela Calle Feria. Pronto me vi asaltado en cualquier sitio - desayunando en una cafetería, entre los anaqueles de una librería o en plena calle ... , de todo hubo- por personas cuyo interés radicaba, sobre cualquier otro, en saber por fin qué había de verdad y qué era invención en determinado pasaje del libro. A veces parecía mera curiosidad; pero otras se rozaba la incriminación: "¿Cómo puede usted decir que eso era así, como usted lo cuenta? Yo conocí bien esa calle y .. . ". No exagero si digo por fin aquí que una buena parte de esos encontronazos tenían como último fin ese reproche sobre la mezcla indiscriminada de memoria e imaginación. A veces me pareció que del dedo acusador se iba a pasar sin solución a sacudirme por las solapas. O a algo peor. Y todo, bien lo aprendí, porque hablar de lo cercano -lo cercano en el tiempo o en el espacio- compromete a la memoria de la comunidad. El "aquí" y el "ahora"~ al contrario de lo que yo antes suponía, es también patrimonio común y nadie puede usurparlo ni siquiera en el maravilloso funambulismo del escritor, que juega entre verdades y mentiras a volver a fundar un espacio nuevo. Sólo una vez apareció alguien, un conocido distante, que me tranquilizó sobradamente. Sus palabras no parecían tanto piadosas como llenas de una sumergida certeza: "A partir de ahora, la verdad de aquella Calle Feria es la que

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está en tu novela, y no la otra". Eso me dijo aquel hombre, a quien apenas trataba antes. Aquella senten cia me enviab a recuperado, como a los boxeadores casi noqueados, de esquina a esquina del ringo Alguien daba la vuelta al calcetín y se ponía a favor del forro. Eso me consoló. Steiner se ha referido, hablando de Shakespeare y de Aristóteles (de aquella aseveración del capítulo VI de su Poética: "La poesía es más verídica que la historia"), a cómo las cosas acaban siendo como Shakespeare las llama. Los historiadores cuentan -dice Steiner- que Ricardo II abdica y que Ricardo III mata a Enrique Ven Azincourt. Niego por completo estos hechos /. . ./ Nada prueba qu e las cosas ocurrieran así. Shakespeare for zó la historia inglesa. Luego, el mismo Steiner proclamará sin recelo que los acued uctos llevan zapatos desde que Klee los pintó así, los cipreses llamean porque Van Gogh los vio de esa manera y en París los triciclos infantiles fueron toros · de Picasso. Entonces, ¿era posible manejar con riesgo, sin prevenciones profilácticas, la imaginación incluso hablando de ese "aquí" y de ese "ahora" que parecían pertenecer por entero al común denominador de una memoria colectiva? Pero otra pregunta impetuosa ya iba fermentando en mi interior: ¿cómo es posible que se exija fIdelidad a la ficción y se sea, en cambio, renuente a bucear en la verdad histórica? En La mano del sueño, el escritor Luis Mateo Díez habla de la fidelidad en la literatura, que no residiría en escribir de manera replicante sino en que lo escrito sea fiable . "Sólo lo fiable es fiel", así lo dice él, siguiendo aquel mismo dictamen aristotéiico de la Poética según el cual es preferible lo creíble imposible a lo increíble pero posible. Esto es lo que hace que lo imaginario sea verdadero,


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sea tan verdadero como lo verdadero. En este sentido, todos sabemos que las palabras exactas oscurecen lo que denominan; es entonces cuando hay que acudir a otras que contengan resonancia, no exactitud. Es lo que ocurría en "Naufragio", aquel relato de Ana M .a Shua en el que los marineros acaban por ahogarse al no entender el lenguaje alambicado del contramaestre dándoles órdenes imperiosas en la exacta jerga críptica de los navegantes. Resonancia y exactitud. Quizás sean los dos términos claves para situar frente a frente a la literatura y a la historia. La resonancia tiene ese temblor difuminado e incierto que se espolvorea sobre el tiempo y, proyectándose a ciegas hacia el futuro, dura; la exactitud, en cambio, se cierra con lenguaje definitivo -¿definitivo?sobre su presa. Aquí, la referencia al dato documental exige certeza absoluta -aunque los defensores de la historia olvidan que al tener que utilizar el lenguaje también ellos están haciendo de los hechos palabras, yeso les compromete en cuanto que las palabras ya son material escurridizo, cargado de poros que las desestabiliza-; en la creación literaria, en cambio, las palabras terminan por crear los hechos, que sólo son material extralingüístico a partir de la libertad infinita y legítima de la imaginación. En ambos casos, pues, hay filtraciones que "manchan" el mundo de alusiones al que se refieren. Aunque mientras el historiador ha de aceptar para operar los límites del lenguaje, quien fabula lo hace sin prejuicio alguno en cuanto a las referencias. Él no conjetura. Simplemente supone algo hasta donde la imaginación le lleva, sea a un terreno ilegal, inaudito o irresponsable. Y esa es su fuerza: remar en el aire, como bien dice Gonzalo Rojas. Pero parece ser que no. Que también a la imaginación se la intenta desnatura-

lizar de esa facultad de trabajar por su cuenta, una vez fermentada la memoria, para decirlo de nuevo con palabras de Mateo Díez. Sobre eso trataremos un poco más adelante. Ahora intentaremos hacer, partiendo de estas pequeñas experiencias -pero para mí hechos de mayor cuantía-, una serie de anclajes en la configuración de este tiempo de crisis, ocupado por una especie de presente gnómico, elástico y proteico, y en el que se borra interesadamente toda huella a fin de mantener en vilo una especie dé "conciencia del instante" como única referencia. Un instante continuo. Así definiríamos la medida cronológica de esto que damos en llamar "actualidad". Para ello, nada mejor que utilizar las claves de las experiencias aludidas: la transfusión o la repelencia -segúnentre memoria e imaginación y la preponderancia de lo numeroso frente a lo profundo. Un proceso alborotado de desnaturalización en el que participan la memoria, la imaginación y la conciencia. O lo que de ellas va quedando.

LA REALIDAD: PRODUCTO RECICLABLE Creo que el análisis público de la realidad, de cualquier fenómeno real pero sobre todo de la realidad reciente, hoy por hoy ha perdido su valor dialéctico. El vértigo con que los hechos se van disolviendo unos contra otros y la capacidad o la necesidad de interpretarlos mediante representaciones de probada eficacia mediá tica (tertulias, deba tes, películas) pero lejos de fundamentos filosóficos, simbólicos o culturales, ha acabado por provocar una convivencia extraña con los recuerdos, ahora r~al­ quilados.

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En gran medida, el análisis de la realidad se corresponde en una época como ésta, donde todo lenguaje es proclive a la disipación o a la criptografía, con los hábitos de la preponderante educación ecológica que hemos de exhibir si queremos demostrar ante los vecinos de nuestro barrio que somos unos ciudadanos ejemplares. De la misma manera que hemos entrado en esa última obediencia hacia lo residual-y entonces seleccionamos ya desde casa las basuras, las distinguimos, las separamos y las arrojamos a los distintos buzones donde se organiza lo inútil- a fin de que pueda volver a ser todo ello manipulado y ofrecido al mercado de otra manera, así advertimos lo que está ocurriendo con la realidad, convertida en un producto residual, fruto que es del pasado en una época histórica -la nuestra- donde las unidades cronológicas se presentan desenganchadas entre sí a fin de no afectar al presente. Y es así: el futuro no se toma en consideración por más que haya visajes políticos y sociales -reuniones, cumbres, tratados sobre el clima, el hambre o el futuro biológico del planeta-; por su parte, el pasado se borra a todo pasto de la memoria, con todas sus consecuencias. Por tanto, la realidad -como residuo que es, una vez sobrepasada- también funciona como un producto susceptible de reciclar en su correspondiente contenedor. De reordenar. De manipular. De devolver convenientemente manufacturado al espacio social. Tengo que explicarlo una vez más con un ejemplo reciente tomado de la actualidad pública. Tras la emisión de la serie televisiva sobre el 23-F, se hizo una encuesta a pie de calle sobre su recepción. Uno de los encuestados, un joven que por edad no pudo vivir aún aquellos acontecimientos de 1981, respondió exactamente esto:

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"Nunca imaginé que aquello hubiera sido así". De pronto, la Historia en tono mayor ya no es "lo que sucedió" sino "cómo se representa años después". A veces incluso tan sólo meses después, cuando los sucesos tratados aún están palpitando en la memoria colectiva y tal vez pendientes de resoluciones judiciales definitivas. El asesinato sucedido en Fago, el pueblecito del Pirineo, ya tuvo su versión teleficcional; y el caso trágico de Mari Luz, la niña asesinada en Málaga, al parecer estuvo a punto de llegar a ese mismo destino, tal como ahora parece que pueda suceder con el terrible accidente de aviación de agosto de 2009 en el aeropuerto madrileño, que ya podría estar en manos de guionistas. La proximidad de los hechos en todos estos ejemplos debería impedir que sean considerados como un fondo de sombras borrosas, cercano a la ficción. Pero, a la larga, estas recreaciones serán más bien las que acaben por ser la verdadera secuencia articulada, la verdadera narración que encallará en la memoria colectiva y acabará rectificando los propios hechos. Hay, entonces, esas dos maneras profilácticas de acechar la realidad sin mancharse con ella hasta sustituirla. Las dOs son ventajosas: una es lo diferido; otra, lo virtual. En ningún caso hay presencia sino s~nsación, que es lo que sustituye a la experiencia directa. Al contrario, ahora se trata de una experiencia inocua, nada comprometida, que evita al usuario comprometer la imaginación, la iniciativa y hasta los dos sentidos más arriesgados que poseemos -la vista y el tacto-, pues los dos factores que gobiernan la asisten, cia a lo real son estos dos fantasmas: el rumor y la silueta. En el fondo, una sola preponderancia: la lejanía. En lo que respecta a las presentaciones diferidas de lo real documental, el


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peligro surge p~ecisamente de una suplantación interesada. El documento de ficción b arre para siempre al verdadero, quizás n o en el silencio de las hemerotecas n i en la penumbra digital pero sí en la conciencia activa y emocional de quienes lo reciben así: previamente violentado por un sistema de conveniencias que no responden - al menos no responden siempre- a la imaginación en libertad. O dicho de modo más bruto: los hechos, ya convertidos en magma indefinible, como la basura previa a la tarea ecoagrícola del reciclaje, son meros puntos de partida de los que llegan a dar fe decisiva las escenificaciones ficcionales, que al permanecer ya ahí-y-así para siempre, repetidas una y otra vez, terminan por ser ellas aquella verdad, más allá de una mera escenificación. La redundancia se encargará del resto, fijará en el imaginario colectivo lo que pudo haber sido en la espuma de los días. Quién sabe si cuando aquel Tejero aparatoso dijo lo de "¡Quieto todo el mundo!" no estaba empleando con tino inconsciente esa expresión típica de los fotógrafos antes de darle al botón. Sí, antes de disparar. Allí se estaba posando para la posteridad. A diferencia, por ejemplo, de la función de los romances populares, cuya misión era reconstruir un crimen reciente, una venganza, un imprevisto mortal en el microcosmos dormido de las sociedades rurales para difundirlos y dar ejemplaridad (¡aquellos epifonemas terminantes de los romances de ciego: "¡Oh, madres que tenéis hijas / no las dejéis bajar solas / a lavar a los arroyos / y os traigan sucias sus ropas!"), ahora lo imaginado se utiliza para corregir lo real. Corregir: no crear. Como decía Guy Debord, el espectáculo se ha incorporado a la realidad a la vez que hablaba de ella. Y esta reconstrucción es también la

manera de expresarla, una manera que implica una polución de lo real hasta tal punto, sigo ahora con Debord, de que "el gobierno del espectáculo termina por ser el amo absoluto de los recuerdos". A esto es a lo que nos hemos atrevido a denominar con ese concepto lm tanto extravagante: imaginación profiláctica, que no se atreve a procesar sus figuraciones al margen de lo real sino que, muy al contrario, cumple ese papel corrector, inhibidor, que descompone lo que fue y consigue levantar una realidad artificial que a la postre será la que se acabe imponiendo. Y ya que lo memorable es también material plástico, manipulable y reciclable, entonces las intervenciones sobre él no tienen tasa, y una y otra vez se puede usar, ahora sin fecha de caducidad , la máquina de degradar los recuerdos interesadamente. El grado de inestabilidad natural que tiene de por sí lo recordado, cuyos contraluces varían al albur de la memoria, puede violentarse deliberadamente cuantas veces se quiera, en un ejercicio caleidoscópico que a su vez es también reevaluable una y otra vez. Tomado este nuevo material no como resultado sino como nuevo punto de partida, podría volver en el futuro a desfigurarse todavía más tal a fin de moldearlo según los intereses de grupos de poder -los amos del espectáculo, sí- que terminarán, en efecto, por ordenar -en todos los sentidos de este verbo- los recuerdos. Aquí, en España, que lo imaginado termine por suplantar del todo algún día a lo real lleva a conclusiones más inquietantes, que indican un curioso sistema de sanción social: se acepta que proliferen, por ejemplo, estas suplantaciones televisivas pero hay una resistencia contumaz, en nombre de la supuesta piedad del olvido, a indagar con rigor en hechos reales (huesos reales, fusila-

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mientos reales y cunetas reales) de nuestro antes-de-ayer. Es curioso que haya una constante batería literaria y cinematográfica de fábulas de la guerra civil que siguen nutriendo nuestro imaginario colectivo, generalmente del mismo lado: el de la reivindicación de los perdedores. Pero hasta ahí se deja llegar a la imaginación, quién sabe con qué objetivos post-traumáticos, una vez que el tiempo transcurrido ha vuelto inocua cualquier reacción vindicativa, ahora ya sólo especulativa. Otra cosa sigue siendo, sin embargo, terminar por contarlo todo como fue. Hace algún tiempo Manuel Rico se refería a esto mismo. En un artículo publicado en El País, se extrañaba de que admirásemos a los países que hacen con crudeza y rigor ostentosas manifestaciones de culpabilidad sobre los campos de concentración o sobre Vietnam, volcadas en novelas y películas comprometidas con la realidad y la memoria, dice Rico. En nuestro país parece que aún no ha llegado la hora de ello. Oíamos decir no hace mucho al poeta Tomás Segovia que saber la verdad de los hechos es lo que acaba por cerrar las heridas. Cualquier otra solución no es cerrarlas sino taparlas, que es cosa muy diferente. Y ese es el panorama que seguimos viviendo aquí y ahora: se trabaja sobre el material real más inmediato para falsificarlo. Los espacios ya son escenarios; las personas, figurantes; el lenguaje, un guión. Pero se ha conseguido lo que se quería: la réplica de escayola ha sustituido con ventaja al original. El triunfo de los taxidermistas de la Historia se ha consumado. Lo otro -recoger los despojos de los muertos, contabilizar cuanto hubo, dirimir la responsabilidad en todos sus grados- es materia reservada que algún día acabará pasando por ficción no creíble. A fin

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de cuentas, un arzobispo ha negado no hace mucho el holocausto judío. LA PROTECCIÓN DEL SIMULACRO La desconfianza en la realidad, el miedo al contacto directo con ella han supuesto, como ya sabemos, que en la posmodernidad la conciencia del vivir se sustente sobre un sistema de simulacros, un verdadero juego de realidades artificiales que, sin embargo, no se llega a sentir como una red de arquitecturas desna turalizadas. En realidad, el simulacro forma parte desde siempre de nuestra alianza con el mundo. Ha estado presente en todas las civilizaciones donde lo sagrado ha formado parte nuclear de ellas. Sólo que allí el simulacro se comprendía como una manera ritual de atraer el futuro a la piedad, de hacerlo menos terrible. Los orígenes del teatro, los sacrificios de seres para aplacar a los dioses, las fiestas rituales para celebrar la primera sazón de la tierra o las llamadas con danzas y visajes a la luz o a la lluvia cuando parecía que nos habían abandonado para siempre perseguían eso: un pacto con el futuro; una garantía que en el rito se manifestaba bajo la especie del conjuro y de la simulación. Lo que ahora ocurre es distinto: los hijos devoran a Saturno; el pacto se hace con el pasado, hecho papilla y desaparecido bajo el simulacro que se le superpone y se ofrece incruento en su lugar. ¿Y qué es en realidad lo que se ofrece? Una escenificación, una interpretación de la verdad de los hechos que sustituye a la propia verdad . A "la verdadera verdad" -ya es preciso hablar así-o Casi siempre lo logra, a veces incluso anticipándose. No puedo creer que sea casualidad que en la televisión se proyecten de pronto películas rela-


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cionadas con sucesos de la actualidad justamente en unos sospechosos alrededores temporales, incluso cuando no se ha producido su desenlace. Bien recuerdo aún cómo mientras un puñado de marineros rusos se empezaban a asfixiar en un submarino varado en el fondo del océano se pasaba una película que ya había recreado el mismo asunto y que, por cierto, terminaba también así, fatalmente; más recientemente, la misma noche de la proclamación de Obama se proyectaba la película Asesinato de un presidente. De algún modo, lo previsible ya se ha hecho real así, en esta realidad analógica que navega por cuenta interesada y que trastoca la carga imprevisible que sostiene a la vida, su flujo azaroso, ahora intervenido de manera secante por esta disposición acartonada de la Historia que podría generar por fin lo que anuncia, precisamente por anunciarlo. Como en aquel viejo principio biológico, "la función crea el órgano". Así, la imaginación, de ser una propiedad estrictamente individual e intransferible, como podían comprenderla los románticos, ha pasado a ser también un objeto de consumo, una prótesis que se vende en los comercios invisibles donde se trafica con la tranquilidad. Alguien imagina por mí y yo asisto complacido y sin resistencia a ese estímulo. Eso es. Aquella literaria abdicación chulesca (dejemos que los criados viajen por nosotros) se ha convertido en esto. El viaje sigue existiendo pero son otros los que lo programan. Nosotros simplemente nos adaptamos a él. La imaginación -que es el gran viaje democrático que todos, cualquiera, puede hacer- se ha convertido así en un producto pret-a-porter que ya viene empaquetado, determinado por manos extrañas, como esa risa domesticada y prevista que salta en las series televisivas.

Por otro lado, la palabra "imaginación" se ha desvirtuado y revolotea cada vez con más frecuencia sobre contextos de la vida habitual (cocina, arquitectura, moda, objetos de compañía cotidiana .. .). Con ella se suele aludir directamente a nuevos rasgos morfológicos de las cosas. Se trata - hasta ahí se llega- de que las cosas no se encierren demasiado tiempo en la misma corteza. Hay, entonces, una "desnaturalización morfológica" que no afecta nunca a su función, a su porqué práctico . La imaginación, pues, es la facultad que consigue que las cosas no se parezcan a ellas mismas. Cambiar sus brillos, su fisonomía es poder volverlas a poner en el mercado sin que ello parezca una mera reposición. La última trascendencia de lCls cosas está, pues, en sus formas. Esto es así, al menos, desde el esplendor de la Vanguardia. Aquel principio de transubstanciación de la religión católica, por ejemplo, por el que se mantienen las formas - el pan y el vino- pero, en la fe de los creyentes, se transforma la sustancia de lo presentado cuando se pronuncian las palabras del conjuro, no tiene cabida más allá de ese ámbito en una sociedad que sólo cree en las formas. Cambiemos las formas y creeremos que habremos cambiado en profundidad la realidad. Pensemos en situaciones de la vida habitual. En el mundo culinario, por ejemplo, las cosas presentadas en el plato no parecen ellas mismas, no huelen a ellas mismas, no saben a ellas mismas. Se busca una especie de transubstanciación no movida ya por la fe sino por la imaginación - se dice así: cocina con imaginación; uno ha visto una vez un restaurante con este rótulo: "El Principito. Restaurante tecno-renacentista. Comida con imaginación"-. Y lo mismo ocurre con esos productos cos-

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méticos de propiedades frutales o esos otros del ramo de la limpieza, de vitamínicos colores inesperados. La imaginación consiste en la vida comercial en saber alejar a las cosas de sí mismas. Esa es su función higiénica y decisiva. Invitar a un baile de máscaras en una hora en que los contactos reales (chat, videocám ara, redes sociales) fluyen también entre lo diferido y las suplantaciones. Y, sin embargo, lo asombroso es que al lado de este aprecio por alejar a las cosas de sí mismas en el culto epidérmico al diseño --desde luego, salvo el abrelatas de explorador y el cortaúñas, objetos minimalistas de una economía formal nunca superada, todo lo demás cambia y cambia a los ojos del "turboconsumidor" en ese vértigo comercial sostenido- hay también lo contrario: una invasión de réplicas y simulacros que crean la ilusión de que existen modelos canónicos y la necesidad de unos clichés fijos de clase, inamovibles, que contienen las articulaciones que configuran la orografía discriminatoria de la sociedad. Relojes de marca falsa, bisutería creíble, trampantojos ornamentales de escayola que no son la madera que parecen, discursos políticos que se parecen a sus contrarios como dos siameses ... , todo está regido por ese principio replicante que llevaría a una última conclusión: lo igual no es lo mismo. Pero, ¿qué? Lejos de crear desconfianza o inquietud, este fenómeno genera complacencia, y quien hace gala p úblicamente de poseer objetos de este microcosmos no siente vergüenza sino orgullo, y hasta respeto, ante esta religión de la mentira. Era Schlegel quien decía que ya en aquella sociedad del XIX proliferaba un principio de vulgaridad, aplicado según él por la crítica histórica, y conforme al que todo lo auténticamente grande o verdadero, al ser extraordinario, era, como poco, sospechoso. Algo así puede

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seguir sucediendo en una sociedad en que la exaltación de lo democrático se ha acabado por confundir con la indiscriminación, no penalizada, entre lo verdadero y lo falso y con el valor, ya jaleado, de la ordinariez. En todo caso, el proceso de relaciones en la historia de la humanidad · gira en torno a una palabra clave que ya hemos pronunciado aquí: alejamiento. Alejamiento de la Naturaleza, que expulsamos del recinto de la ciudad; alejamiento de los deseos, que hemos matado con la adquisición de la costumbre como norma vital; alejamiento de nosotros mismos, en el vértigo de las urgencias y las aglomeraciones de los engranajes sociales desde el siglo XVIII y, por fin, alejamiento de las cosas, con las que nos seguimos relacionando pero asépticamente, de lejos, a menudo sin querer traspasar la novedad de su forma, único estrato que en ellas buscamos. Lipovetsky cree que esa capacidad de ser novedosas las cosas proporciona un "simulacro de aventura" que nos basta para hacernos felices, para alcanzar a operar los únicos cambios que deseamos en nuestra vida. En todo caso, la aceptación de lo falso y la exaltación del simulacro nos ayudan a sobrellevar la falta de sorpresas, la falta de aventura vital que comportaría toda existencia. Aquella sentencia de William Blake (Quien desea y no actúa engendra la peste) no tiene sentido ya en una sociedad pasiva cuyo afán de novedades consigue, como mucho, h acernos deambular a duras penas por el mundo como escenario. Sin rumbo prop io. Sin h oja d e ruta. A m enudo sin salir de casa. PROFUNDIqAD Y DIFUSIÓN Pero si el pac to a favor de la trivialidad incluye esa despreocupación por llegar a saber la p rofundidad de las cosas,


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de los fenómenos, sí hay en cambio obsesión por controlar su difusión. Frente a la dominante. indiferencia abisal, es la horizontalidad - la capacidad de extensión superficial- la magnitud preferente en nuestra sociedad. Sólo así se explica que un fenómeno como el de la piratería sea combatido con la ilusión y la contumacia de quien tiene por cierto que es posible poner puertas al campo. La importancia a la hora de marcar los límites sobre el alcance de la propiedad -también de la propiedad intelectualobliga a la sociedad a actuar con exasperación visible contra quienes propician -iY sólo con ánimo de sobrevivir!- la fuerza del número sobre la ley de lo auténtico. Y, sin embargo, incluso en este tipo de persecuciones acaba dominando de nuevo el espectáculo: perseguir al simulacro se ha convertido, ello mismo, en otro simulacro, y una permisividad blanda y sin consecuencias hace que a menudo se mire hacia otro lado ante los jóvenes inmigrantes que trafican con lo barato; fatalmente, en ciertas ocasiones esta condescendencia origina gestos desmesurados - prisiones y multas desproporcionadas- que, aireadas en los medios, quieren dejar patente que el orden sigue en pie y en combate. Pero la sobreactuación, en aras de una contagiosa ejemplaridad, no deja de ser otra cara del espec táculo. O la misma. En todo caso, queríamos hablar ahora de esa preeminencia de lo numeroso que, una vez sancionada por quienes dominan las claves del mercado, termina por obligar a identificar lo verdadero con lo insistente. Sólo lo que abwlda es verdad, parece proclamarse en cualquier ámbito social. Aquello de que una mentira repetida termina por convertirse en certeza puede aplicarse una y otra vez al teatro de operaciones de la actualidad.

Si lo llevarnos al mundo de los medios de comunicación -esa constelación de ejes que fabrica y multiplica exponencialmente la opinión colectiva-, vernos cómo la ecuación se repi te: a más poder de difusión, más apariencia de verdad tiene lo dicho, lo dictado. Ya sabernos que las sociedades democráticas han establecido el culto a la opinión corno uno de los baluartes decisivos de la libertad. Pero, a la vez, de manera velada se constriñe esa ilusión de que cualquiera puede hablar, y sólo se confiere a ciertos individuos esa facultad de poder opinar públicamente de todo CJ,.lanto deseen. Las tertulias radiofónicas, las columnas habituales de los periódicos, los programas de análisis de la actualidad en la televisión, han acabado por crear un coro sacerdotal de concelebración al que se ha terminado por llamar con esa mención risible pero que ellos proclaman con orgullo corno un título más: "los profesionales de la opinión". Imbuidos de ese poder difusor que les otorga su empresa, son capaces de opinar sobre todo, y sus replican tes no son meros ciudadanos (nada más desdichado, cuando esto ocurre, que escuchar, por ejemplo, ese desigual combate entre un ocasional radioyente y el pontífice radiofónico) sino otros individuos de ese mismo circuito que demuestran que las líneas estelares de la opinión también han sido secuestradas, y crean así esa sensación de que se ocupan de desentrañar la verdad de lo que ocurre no por su conocimiento del fondo de la cuestión tra tada sino por estar ésta magnificada por su capacidad de difusión. O, dicho de otro modo: no se, trata de conocer la verdad de las cosas; las llaves se tiraron al fondo del mar, corno en la canción infantil, y ahora basta con emitir a los cuatro vientos lo que sostenernos de los hechos juzgados,

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sea ello lo que sea. Y en este gesto va impuesta ya una despreocupación por celebrar lo auténtico y distinguirlo de lo falso. La repetición de las manifestaciones crea la ilusión de que es verdad lo representado. En esas estamos. A este imperio de la difusión hay que añadir aún algo. Lo numeroso regula el apetito del mundo a condición de que sea también efímero. Lo duradero no tiene prestigio en cuanto que decepciona al consumidor porque esa resistencia en el tiempo exige de él fidelidad sostenida, imaginación en el trato y un cierto grado de conformidad. Los artefactos tienen "vida", nos dicen quienes andan entre piezas usuales de nuestro mundo cotidiano, sean éstas lavadoras, ordenadores o prendas de vestir. Paradójicamente -pero también muy exactamente- esa expresión de tener "vida" quiere decir que son mortales, que llegan a una finitud ya programada de antemano y que, así, no se defrauda a nuestros deseos, a los que espera ya agazapado el mismo objeto pero renovado (a menudo, no mejorado) para volverlo a estrenar bajo una (pen)última apariencia. Por tanto, hay una alianza entre difusión, sobreabundancia y velocidad de recambio que define y regula brutalmente el mundo de nuestros deseos. En el fondo, el efecto que se crea -un efecto obligatorio, necesario para sostener todo este entramado- es el de fabricar el olvido, puesto que ello garantizará la persistencia de la sorpresa. Es decir: cuanto antes se consiga hacer olvidar algo, más posibilidades hay de que ello nos vuelva a sorprender. Reducir la duración de las cosas en el mercado, transformar su apariencia -como antes veíamos- y poner a funcionar cada cierto tiempo el ciclo biológico de fenómenos revival y vintage para reciclar lo memorable ya olvidado, desvaído, ofre-

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ciéndolo de nuevo bien dosificado, esas son claves estupefacientes que terminan por anular la aventura individual de la existencia · como incertidumbre, en aras de una sumisión coral a los lenguajes precocinados en penumbras extrañas y servidos por imperativo social. Eso sí, en nuestra propia casa. Lipovetsky ha hablado de esto en La sociedad de la decepción, cuando resuelve cómo la anomia imperante en la sociedad actual-"mucho", "de todo" "en cualquier momento" y "siempre"- supone que todo es posible, por lo que no hay en el individuo ninguna predisposición a la resignación ni a la paciencia. Al parecer, Durkheim la había llamado ya "la enfermedad del infinito". La voracidad que así se ha generado ha hecho del mundo un hipermercado, un drugstore abierto día y noche en el que se puede conseguir ' cualquier cosa: consuelo, información, risa o dinero. Todo programado para estar de inmediato al alcance, como ocurre con esos avisos de algunas farmacias: "Abierto las 24 horas", dicen entre juegos de parpadeos luminosos. y nos parece que ya estamos más seguros en esa ciudad extraña e inabarcable pero donde sabemos que hay . alguien despierto siempre, y que va a resolvernos nuestro problema. Una cosa más: se está tratando aquí de detenernos en esos dos conceptos antinómicos que señalan el pulso de la sociedad actual. Lo horizontal se prefiere a lo profundo; la difusión se confunde con el análisis; o, en análogos términos industriales, la forma prima sobre la función. Hay un problema: apostar en cualquiera de sus variantes por ese predominio del volumen -lo visible inmediato- sobre el contenido implica una consideración de "lo espacial" que ahora mismo no se compadece con una pérdida de prestigio del espacio en todos los


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Tomás Sánchez Santiago

órdenes de la inercia social vigente. Joseph Roth ya decía en uno de sus clarividentes artículos de los años treinta que en América se construían rascacielos porque, frente al suelo, el aire sigue allá sin costar nada. El espacio físico, el suelo -digámoslo así- ha devenido en fa ctor incómodo; también en producto escaso, cada vez más escaso. A veces, directamente, se ignora el espacio subsumido en el tiempo (a la pregunta de qué distancia hay entre dos lugares se suele contestar con una referencia temporal: "¿Está muy lejos la catedral?" "Está usted a un cuarto de hora", "¿Cuánto hay de aquí a Sevilla? "Tres horas y media"); otras veces lo enmascaramos hasta disolverlo, como en la arquitectura mimética de esos puentes de apariencia filiforme tendidos sobre el río, que parecen no querer ocupar sitio, o en esas estatuas urbanas que no emergen en pedestal ninguno. Hay, asimismo, toda una poética de la arquitectura que no pretende tanto una verticalidad como una singular inadvertencia, que hace pensar que el edificio siempre estuvo ahí, ocupando lo justo. Ocupar. Ese es el verbo nefando. Incluso en el ciberlenguaje, este verbo ha desaparecido; da miedo pronunciarlo. Una cantidad de texto ya no ocupa en la memoria del ordenador: pesa. Y en el lenguaje de la imagen, no hay espacios saturados: hay ruido . Incluso, la propia palabra -volumen- ha adquirido una vitalidad semántica preferentemente musicaL, acústica. Lo que suena, aun muy alto, no ocupa. O eso parece. Se trata en todo caso de no mencionar nada alusivo a lo que nos puede quitar sitio a nosotros mismos. En realidad, esto no es más que otro paso en aquella dirección que proponíamos de que el alejamiento de las cosas empieza por alejarse ellas de sí mismas, por no parecerse, por no reconocerse

con facilidad; por fin, casi acaban por no ser, por no existir. El triunfo de lo urgente sobre lo importante, de la velocidad sobre la templanza, sobre la conciencia morosa del fenómeno del mirar, ha obligado a la aparición cada vez más frecuente de espacios inaprensibles: formas solubles en el entorno, materiales translúcidos, toda una retórica agachadiza (casas que replican la memoria autóctona d~l enclave en que se hallan) ... y aunque parecen enfrentadas a otras propuestas de voluminosidad formal crispada o vigorosa (auditorios, estadios, museos, catedrales ... , siempre con sello de autor), unas y otras, creo yo, están respondiendo a esa pérdida de confianza en la materia, en el exceso de materia como envolvente de nuestra existencia diaria. Incluso esas arquitecturas contrarias y llamativas, de estética abollada -en la pauta Guggenheim, por ejemplo- contienen un cierto espíritu onfálico que hace pensar en que esos edificios parecen no buscarse en las nubes sino en el interior de sí mismos, o acaso en el interior germinal de la Tierra, tendiendo a desaparecer o a dar ya de antemano cierta sensación neobarroca de fragilidad, de arruinamiento. La arrogancia de lo vertical, como se vio en las Torres Gemelas en septiembre de 1999, es un alarde ya inaceptable. Ahora, la mirada del edificio sobre sí mismo. parece interrogarse con inquietud sobre su propia duración, sobre su fragilidad, y deja sentir a quien entra en ellos el regreso atávico a la caverna, a un hondo vientre materno que le salva de la intemperie. Del mismo modo, la búsqueda de una inadvertencia material (aquel "Menos es más", con que nos advirtieron desde la Bauhaus) también parece provenir de una voluntad de que el exceso material no interrumpa nuestra relación

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La imaginación profiláctica

con el mundo natural. Quién sabe si no hay en toda esta plástica de los volúmenes una relectura compulsiva de los costosos albores de la existencia humana. Como siempre, es la poesía la que llega a certificarlo todo. Herberto Helder, en el poema inicial de La cuchara en la boca, habla de casas, de sus arquitectos, "que van a morir, / que sonríen con ironía y dulzura en el fondo / de un alto secreto que los restituye al barro". Por fin, Helder concluye el poema así: "Hablemos de casas como quien .habla de su alma, / entre un incendio, / junto al modelo de las mieses, / en el aprendizaje de la paciencia de verlas erguirse / y morir con un poco, / un poco de belleza". ************

Vamos terminando por aquí esto que podríamos definir como "análisis de lo obvio". Entremezclar sobresaltos personales con hechos que suceden con persistencia en torno a uno no ha de ser buen método prospectivo. Pero no se aleja mucho de los modos de atención del poeta, quien sabe que el azar y el pálpito infundado tienen tanto peso como la intención o el afán. A veces más. Intenté, así, poner por escrito cierta vinculación perturbadora entre pares de conceptos que, aun estando activos, operan de manera peculiar en nuestra sociedad inmediata. Imaginación y memoria; resonancia y exactitud; autenticidad y simulacro; conciencia y olvido; intensidad y extensión; duración y ocupación; volumen y distancia ... Si tuviera que elegir una imagen que representara todo ello, elegiría la del cristal como barrera

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frágil pero suficiente que nos aleja de las cosas cuanto más nos acercamos a ellas. El mundo se ha rodeado de cristales. Hay ciudades . de cristal, como el título de la novela de Auster. Como un caleidoscopio fracturado en mil propuestas derramadas por doquier, el cristal triunfa sobre el tacto pero no sobre el ojo. "Lo verás pero no lo catarás", según se decía en el viejo adagio. La mirada se llena así de insatisfacción, no de plenitud. De modo inverso a esa aspiración de que lo lejano esté cada vez más cerca gracias a la técnica, aquí resulta que lo cercano que está ahí, "a ojos vista", es imposible de conseguir. Y ahí está, nunca mejor dicho, el escaparate: a un tiro de piedra. La invasión del cristal, sin duda, agudizó el conflicto entre la realidad y el deseo. Pero hay aún otra perspectiva para hablar de esto mismo: los edificios públicos de fachadas transparentes -como para que no desconfiemos de su higiene interior, como se hace a veces con las cocinas bien a la vista de los buenos restaurantes- donde a la luz del día se cuecen las sopas envenenadas de los engranajes sociales, se iluminan estratégicamente por la noche y nos muestran a través de ese material su adentro vacío. Nos miran -eso parece- como si nos devolvieran la imagen del animal triste que a veces es el mundo. No entres en mí, parecen avisarnos, porque ya ves que aquí dentro no hay nada. Y así aparecen, como fantasmales barcos encallados y ya saqueados; como esos joyeros judíos que en América recogen cada noche escrupulosamente sus escaparates hasta hacerlos aparecer por fin así: pura nada. Pura nada.


Arañas y racimos

ESPlOO FREIRE

Una de mis sobrinas Todas las formas de -transmitir la vida encieestá comenzando a leer, rran algo de tabú: se y yo no puedo ayudarla. ocultaba antes, se suaviNo comprendo cómo le . za ahora, la manera en han enseñado, de qué que los terneri tos llegan manera las letras se junal mundo, con las pezutan y, de pronto, para su ñas perfectas por delanalborozo, surge una pate de una cabeza de ojos labra que reconoce y conmovedores. En el naque repite y acuna, cimiento humano percomo a un animali to revivía el resto del pecado cién nacido, muy tierno original, e involucraba y suave. siempre un tinglado Cuando yo leía a perturbador, agua hirtrompicones, la a se viendo, sangre, y un rerepresentaba por una cién nacido arrugado araña en su tela, y la e, que lloraba. Leer, en por un elefante sobre cambio, significaba defondo verde, y la u con Espido Freire volver a la vida centenaun racimo de uvas. res de historias y de perCuando me enseñaron sonajes que aparecían de una manera la cartilla yo ya conocía las letras, las tan limpia y fácil como una flor abierta. vocales se alzaban sobre el papel como Bastaba con sujetar el libro y voltear la viejas amigas y, por tanto, no me servía cubierta,'y la ros¿:¡ florecía. La elección ese método. ¿Por qué la a era araña, y no de un libro, y luego su lectura, nos contelaraña o negro? Se me hacía difícil acepvertía en poderosos, en seres que, con tar que se distinguiera una uva única, un movimiento súbito, poseían la capacuando resultaba evidente que me moscidad de interrumpir la historia o finalitraban todo un conjunto. Por lo tanto, no zarla. defiendo la manera en la que yo aprenEra, de hecho, una de las pocas elecdí, que pasaba de las letras sueltas al ciones que nos permitían, y no siempre. leer en alto, silabeando, pero es el único Qué libro preferíamos en una librería, que conozco, el único que comprendo. en una biblioteca. En un principio, yo Sea como sea, la lectura es para mí uno los escogía por las portadas brillantes, de los milagros más sorprendentes, y no digamos ya si incluían un brillo menos turbios.


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Arañas y racimos

metalizado. Los troquelados, los desplegables, resultaban rarísimos, y casi siempre contaban historias demasiado infantiles para rili gusto. Después, prefería los muy gruesos, lbs que apilaban letras en papel biblia y ocupaban tardes enteras de lectura voraz. Luego llegaron las preferencias por temas, y m ás tarde, por autores . Ahora casi siempre me fío del nombre y la garantía de la editorial, o del buen hacer de un amigo que escribe y que descubre para m í, generoso, el mundo. No puedo ayudar a qu e mi sobrinita lea, no al menos en el sentido estric to de la palabra, que exige mé todo, paciencia y cuadernillos de apoyo: pero para eso tiene padres, y profesores, y hermanos. Lo que y o le enseñaré será otra cosa: a olvidarse de que sabe leer y a sumergirse, reconocidas todas las letras, algunas de las p alabras, en las his torias que la convertirán en una p ersona única, distinta a todas las demás. Porque en Cenicien ta se esconden mil versiones, todas ellas antiquísimas, pero que reverdecen con cada niña que quiere irse al b aile, y n o le dejan, y se las ingenia para salirse con la suya. Y hay que medir con d elicadeza si en El Patito Feo conviene insistir en la compasión por el patito despreciad o o en la alegría de que se haya convertido en un cisne tan bello. Y, aunque resulta delicioso deslizarse solo entre las p áginas, creo, honestamente, que los niñ os y los jóvenes de hoy, como los d e mi época, anhelan cómplices de fechorías y cómplices de sueños; buscan Merlines que les expliquen su origen y que los emplacen frente a la piedra mágica par a que ex traigan su propia Excalibur. Quiero, por tanto, descubrirle las his torias a través de mi voz, pero también guiarla por los estantes de los mayores, para que pase un dedito sobre

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los lib.ros y lo encuentre polvoriento, para escándalo de su madre. Pretendo contarle el inicio de La Isla del Tesoro, y fingir ,luego que he olvidado el fin al. Seré esc~ndalosamente parcial en mi simpatía por Cora y por Uncas, y despreciaré a Alicia Munro y a su oficial, y El último mohicano me permitirá hablarle de Margareth Atwood, y de su poesía . Corno considero banal que se les proteja de la vida, y aún más de la muerte, representaremos Hamlet, y si ella así lo desea, le pediré prestada una calavera auténtica a una amiga, para que pueda alardear de ello ante sus compañeros, y toquen, estremecidos de placer y de asco, el osario de Yorick. Me terno, con todo esto, que me ganaré algunos enfrentamientos con sus padres, algunos más con sus abuelos, y quizás otro con las profesoras. Pero nadie dijo que el oficio de Merlín fuera sencillo, y si ello pasa por la desaproba, ción familiar, habrá que afrontarlo con gallardía. Mi sobrina conocerá qué fragmentos de Cumbres Borrascosas me emocionaron, y por qué, y discutiremos sobre los que ella escoja. Le retaré a que lea los cuentos de Cortázar y de Quiroga a una edad más temprana de la que me cupo a mí, y le haré pagar, con religiosa puntualidad, las apuestas que pierda . La lectura no es, creo yo, una tarea sencilla: nada que merezca realmente la pena lo es. Exige tiempo, entrega, una lenta, comprensión de las capas perversas y divinas del ser humano. Significa que el carácter ha de perfeccionarse a través de lo que leemos, quizás por rechazo de los modelos depravados que encontramos en los libros. Muchos buscarán la evasión, o el puro placer de una historia devanada en unas horas, pero esos muchos no son sobrinos míos. Poca herenda puedo dejarle, pero cuando en un futuro sea una mujer, y haya elegido


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Espido Freire

un oficio, sea el que sea (ahora desea ser equilibrista patinadora, pero no nos fiamos: quizás nos dé un disgusto y opte por un trabajo serio y provechoso) pueda, en las tardes melancólicas, recordar que el Lobo de Gubbio fue conquistado por el amor. Que encuentre, en las palabras de Otelo a su dulce Desdémona, una advertencia que la aleje de hombres malvados, y en la muerte de Melania, presenciada por una llorosa Escarlata, el valor de una amistad descubierta demasiado tarde. Deseo que, cuando sea muy anciana, y piense en mí, que habré muerto hará ya tanto tiempo, se le deshaga el cora-

zón en recuerdos, y que conserve mi viejo ejemplar de Los últimos días de Pompeya, que a su vez a mí me legó una monja muy querida y ya fallecida. Y que mientras el volcán atruena de nuevo y los pompeyanos corran en busca de refugio me tenga en mente al menos por un momento, que recuerde mis engaños y mis embustes para que descubriera los mundos imaginarios en los que yo vivía, y que sepa qué todo aquello lo hice por amor. Por amor a ella, y por el amor a los libros que yo soñaba con devorar, en cuanto comprendiera qué era aquella telaraña, y por qué se empeñaban en que racimo se escribía con u.

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El miedo de Azaña y el honor del general Rojo F ÉLIX POBLACIÓN '

Contab a h ace un p ar de años el pintor Ju an Alcalde (Madrid, 1918), autor d el último retrato de don Manuel Azaña en su lecho de muerte en la localidad fra ncesa de Montauban, que el hotel donde había fa llecido quien fuera presid en te de la segunda República Española estaba lleno de soldados nazis. Es de imagin ar la funesta ad versidad ambiental en que discurrió el velatorio de quien pretendió d efender a su p aís del fascismo. Se supon e que en medio del áspero vocerío de la milicia alemana, tra tó Alcalde de hallar la concentración y sensibilidad precisas para d ar constancia en los trazos d e su d ib ujo d e la dignidad humana de quien sin duda, tanto entonces como ahora, es considerado como una de las personalid ades políticas m ás importantes de nues tra historia. Decía Juan Alcald e, d esm arcándose con su versión d e las mitificaciones encomiásticas con las que se suele glosar . en esos casos una figura d e la talla de don Manuel, algo que en principio p arece devaluar la memoria d e Azañ a, pero que en realidad no sólo la humaniza para hacerla más nuestra, sino que realza la sensibilidad emocional y d e diagnóstico de su agudeza intelectual: "Yo creo - d ecía el nonagenario p intor madrileño- que ese hombre tan fino, pen etrante y espiritual murió de mied o, que es una forma muy decente de morir". .. Escritor y period is ta.

Para que ese miedo matara a don Manuel Azaña con tanta decencia era preciso que su sensibilidad y talento políticos le advirtieran en su vejez derrotada y enferma de las consecuen cias de aquel oscuro mundo naciente. Si los ideales republicanos habían sido pisoteados en España por un trágico golpe de Estado fascista, que prolongaría por muchos años el miedo y la muerte entre los vencidos en la Guerra Civil, toda Europa estaba pendiente entonces de los afanes imperialistas del nazismo, que llenarían a la postre de mucho miedo y mucha sangre al viejo continente. Es muy valiosa la opinión de Juan Alcalde, pues fue él quien con su último retrato de Manuel Azaña pudo captar acaso, en las facciones yacentes del presidente republicano, las secuelas de ese postrero sentir. El destino del dibujo d el pintor madrileño estará en las depen-· dencias del Centro Documental de la Memoria Histórica, con sede en Salam anca . Junto a esa obra habrá otro preciado objeto que acaba de recobrar actualidad: la maleta con la que el general Vicente Rojo salió para el exilio . . Con esa maleta, posiblemente, también regresó a España desde Bolivia, en 1957, quien fue la máxima cabeza militar de la República durante la Guerra Civil. Puede que en ese trayecto d e retorno, cuando ya estaba enfermo y probablemente ya había esbozado tam bién las primeras p áginas, viajara con el


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Félix Población

equipaje del general el proyecto de los 600 folios que muchos años después descubriría el ayudante del escritor Jorge Martínez Reverte, Mario Martínez Zauner, en el Archivo Histórico Militar de Madrid. Ahora, ese manuscrito se ha hecho libro bajo el título Historia de la Guerra de España, y nos ofrece dos constataciones que son muy significativas por su relevancia acerca de la actitud y personalidad de Vicente Rojo ante el golpe de Estado de Franco y el entendimiento que tuvo el general republicano de su lucha. Con relación a su fidelidad a la República, dice Rojo ante la felonía de otros de sus colegas: "No era momento de dejarse llevar por corazonadas; no había tiempo para discutir ni motivos para ampararse en el ejemplo de ajenas conductas o a la sombra de un presunto vencedor. Importaba solamente la verdad de España, sin zarandajas ni convencionalismos. La duda, terrible duda, estaba planteada en toda su crudeza, como jamás se nos había planteado; y yo la resolví bien o mal, pero radicalmente, categóricamente y hasta con cierta repugnancia, porque no me agradaban muchas cosas que veía en torno mío (y lo grave aún no había comenzado); y la resolví manteniéndome fiel a lo único que en aquellos aciagos momentos me dictaba mi estrecho concepto del honor: el cumplimiento del juramento que había prestado de defender la patria, defendiendo la Ley y las autoridades legítimamente constituidas, con estricta

obediencia a mis jefes naturales. Nada podía torcer esa resolución". En cuanto a la tan manida y falaz argumentación de los pseudo-historiadores revisi0t:istas o similares, para q~ienes la República llevaba camino de convertirse en un régimen bolchevique, queda una vez más rebatida, en este caso por quien representaba al Jefe del Estado Mayor central del ejército que defendió aque} régimen. Nunca pensó Rojo, de confesión católica, que la República acabaría siendo fagocitada por el comunismo. La ayuda militar soviética se debió, según el general, a la falta de apoyo por parte de los países democráticos europeos, sin que esa colaboración de la Unión Soviética significase una entrega ideológica y política a Moscú. El retrato post-mortem de Manuel Azaña en Montauban y la maleta de Vicente Rojo son dos preciados recuerdos de la dolorosa diáspora republicana sufrida por un país, el nuestro, "donde los hombres -según escribió Albert Camus- aprendieron que es posible tener razón y aun así sufrir la derrota. Que la fuerza puede vencer al espíritu y que hay momentos en que el coraje no tiene recompeI1Sa. Esto es sin duda lo que explica por qué tantos hombres en el mundo consideran el drama español como su drama personal". Tanto el miedo .de don Manuel, que apunta Alcalde, como el concepto del honor que esgrime Rojo, abundan en esa explicación.

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La independencia de Cuba en la narrativa española

Las guerras de Artemisa JESÚS FELIPE MARTÍNEZ


Primer cuento

SALUSTIANO MASÓ

Texto escrito en 1963 tras haber aparecido en el fondo de un baúl un ejemplar del número de AYUDA (13 de febrero de 1937) donde se había publicado "El fin de la opresión", mi primer cuento, que posteriormente obtuvo el primer premio del certamen siendo jurado del mismo, entre otros, el poeta Miguel Hernández.

Escribí mi primer cuento en guerra, con trece años, sobre un tema -era la normasocial revolucionario. Arranque de cuento de hadas, amor limpio, nudo trágico, con un diálogo de flores, de hormigas y de castaños. Al final ganan los buenos., '. ¡Ay, corazón de muchacho! ¡Sencillo cine del mundo, con sus buenos y sus malos! Valencia, vega de azahares. Manuel, un pueblo de tantos, Trenes de internacionales", largos trenes de evacuados ", unos con canciones, otros con canciones y con llantos, /1

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Poemas

Me prestaron una Underwood para mecanografiarlo en aquel Ayuntamiento de arrozales y naranjos. Lo eché al correo. Un buen día pude verlo publicado en un periódico (¡Eureka!) social revolucionario. Allí estaban mis hormigas, mis bosques y mis palacios, a toda plana y con ilustraciones en negro y blanco . Días después ... ¡la noticia! ¡Primer premio! Imaginaos a un chico loco, un enjambre por los azahares del llano, un alma en estado de gracia, pero dando saltos (a esa edad sí que resultan los éxitos literarios). El premio no estuvo mal: cien pesetas al contado (de las de entonces) y un duro del alcalde valenciano. Carta de mi madre (ella también dio algún que otro salto). El maestro del pueblo (¡cómo me quería aquel anciano!) se emocionó, y leyó el cuento en clase, casi llorando ... y también lo leyó aquella chica de los ojos zarcos ...

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Salustiano Masó

Después ... pasó el tiempo. El mundo siguió a vueltas con sus cambios y sus locas acrobacias de saltimbamqui borracho. ¡Sálvese quien pueda, y pobre del que le pille debajo! Las ilusiones humanas pasan igual que vilanos en el aire del estío ... Vino la paz . Ganó el bando que quiso Dios. Aquel cuento resultaba demasiado comprometedor entonces, y lo quemé, por si acaso ... Mas no todo se perdió (lo supe a los pocos años). En el fondo de un baúl y como de contrabando metió un ejemplar la autora del autor (mi madre, claro, ¿quién, si no?). Cuando aventaba yo ceniza y desencanto, guardaba ella en el baúl mi corazón de muchacho. Un baúl como ya hay pocos: discreto, fiel, perfumado y con un fondo (¡chitón!) social revolucionario.

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Tres nombres para derrotar al olvido

SALUSTIANO MASÓ

ANTONIO ¿Cuántas fronteras ha de hollar un alma? ¿Qué cordilleras de rencor la escinden? ¿Qué zancadillas de alevoso hielo la hacen caer del lado de lo oscuro? ¿Cuántos hachazos un nogal resiste, o un olivo, o un olmo? ¿Cuántos tajos una cerviz? ¿Lanzadas un costado? ¿Execraciones un corazón vivo? Antonio, viejo, yerto, deslumbrado por úbedas y sorias lejanísimas, con la fiebre de himnos ya imposibles, pasa las aduanas del absurdo, pasa las implacables alambradas, las divisiones y subdivisiones de los egos, los dogmas y las patrias.

y fronteras, fronteras, más fronteras. Para el amor, el canto, la justicia, ¡fronteras! Para la contemplación de la rosa, o la espiga, o cuanto no conoce más lindes que el aire, ¡fronteras!


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Salustiano Masó

El poeta no se exilia, no se destierra el hombre: se desgarra. No mora en otra luz, bajo otro invierno. Es un himno solar sobre los muros. Es un cáliz amargo pero erguido. Triunfa el hacha y el árbol se desploma hacia más luz, y reverdece, y arde. y su ceniza es polen en el alba. y nace de él un mundo sin fronteras.

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Tres n omb res para derrotar al olvido

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FEDERICO Barranco de Viznar. Despavorida luna de agosto . Estrellas que se espantan corno caballos cuando ven la sangre. Un corazón se rompe entre aves ciegas acribilladas en la noche, y estremecen los ecos de los ecos las últimas almenas de la nieve. Pero algo queda en pie. La trayectoria de la muerte se abisma, y hay algo a lo que nunca alcanza el plomo. Así, sobre esa sangre queda incólume un laurel encendido, un cisne irrepetible, una piedra de amor para memoria de un escarnio. Y más, queda un viviente que aún ama, canta, ríe. Una escritura recorrida por sombras de palomas heridas que de algún modo nos salvan. ¡Devuélvenos, Granada, la esperanza! Alza tus cimas de blancor perenne sobre la sordidez de tus barrancos. y esa cumbre más alta, ¡no la olvides!, que da sus aguas a los arrayanes corno a los corazones. Todavía, ¡mira!, nos los está purificando, más lejos cada noche de aquella inmolación ¡De aquel agosto !


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Salustiano Masó

MIGUEL Con tres heridas tú, las tres de múerte, por más que diste amor y diste vida y diste el mejor barro del alfar: el de tu nombre que se haría búcaro para el trigo y la rosa, que se haría cántaro visitado por las fuentes, Miguel del pueblo, hijo del sol de Iberia: el llamado a vivir, el que tenía que cantar y reír sobre las frondas y las ondas más claras y las mieses a punto para el pan. Ay, Torquemadas de la más negra estirpe de lo oscuro cayeron sobre ti, sobre el pueblo ya sin viento, cayeron con su grito de castración y odio, con la bilis , del miedo a cuanto es libre y nace de la raíz más terrestre del cielo, del embrión más celeste de la tierra como naciste tú, poeta nuestro, que nos fue arrebatado igual que el pan o que la dignidad o la esperanza. Pero aún estás y cantas, cOÍl un ruido aterrador de alas que se desatan, gavilán con cadenas quien fue alondra. Pero aún estás y avivas el rescoldo de nuestro ciego corazón sin pájaros. ¿Desde qué ramas altas nos arrojas tu fruta ubérrima, mayoral desnudo? ¿Desde qué ramas altas de qué árbol nos arrojas tu fruta para siempre?

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Salustiano Masó

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Salustiano Masó (Alcalá de Henares, 1923) . Publicó su primer poemario Contemplación y aventura (accésit Adonais, 1957). Historia de un tiempo futuro (accésit Adonais, 1960). Premio Guipúzcoa en 1962 con Jaque mate, publicado en San Sebastián. Otros títulos posteriores son La pared, Canto para la muerte, Como un hombre de tantos, La música y el recuerdo; Piedra de escándalo, todos ellos con diversos premios o distinciones que permitieron su publicación en la década de los sesenta. Ya en los setenta Coro concertado, La bramadera, Pen tagrama sin pájaros, Amor y viceversa, Ejercicios de contrapunto, Una vasta elegía, Canción de lo tachado, Unas palabras donde vivir, casi todos con galardones o distinciones que posibilitaron su edición. Al fil o de los ochenta, Así es Babilonia (Premio Miguel Hernández, Orihuela) y Las glosas .del oscuro (Premio Ciudad de Badajoz), y en 1986 el Premio Ciudad de IrÚTI con Don Fábula, publicado en San Sebastián. Poesía escogida (El Bardo, 1983), Obra rememorada (Libertarias-Prodhufi, 1991) y Clamor a fondo perdido (Libertarias-Prodhufi, 1995) son tres antologías de varia extensión que recogen lo más destacado en su obra. Como traductor, Salustiano Masó obtuvo en 1993 el Premio Mundial Natthorst-Unesco por el conjunto de su obra de traductor literario. Con Metafísica recreativa obtiene el Primer Premio del Concurso de Poesía de la Editorial Poesía eres tú del año 2008. Se trata de un poemario plagado de recursos literarios en los que Salustiano deja ver su oficio de poeta tratando los principales temas de la poesía. La metafísica es una de las principales teorías de la filosofía que originó Aristóteles y que trata de las "cuestiones últimas", Salustiano acierta plenamente con el título de la obra ya que la poesía trata esas mismas cuestiones de la humanidad recreándose en ellas.

Metafísica recreativa

Salustiano Masó Editorial Poesía eres tú. Madrid, 2009

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CRÍTICAS DE LIBROS


CRÍTICAS DE LIBROS

DIONISIA GARCÍA

Correo interior

JUAN MOLLÁ

VÍCTOR ALPERI

Peregrino en Malta

RAMÓN HERNÁNDEZ

RAÚL GUERRA GARRIDO

Quien sueña novela

RICARDO SENABRE

EDGARBORGES

Ln contemplación

FRANCISCO VÉLEZ NIETO

MARIANO VARA

Tren de ida y vuelta

MARINELLA TERCI

AMPARO PERIS

Lns gatas de Rodas aúllan a la luna

PEDRO GARCÍA CUETO

JENARO TALENS - CARLOS ALVAR

Viaje por la poesía

RICARDO MARTÍNEZ

ÁNGEL GABRIEL LAS NAVAS PAGÁN

Ln trascendencia de la tercera edad

FRANCISCO RUIZ DE LA CUESTA

JOAQUÍN BENITO DE LUCAS

La experiencia de la memoria

PEDRO A. GONZÁLEZ MORENO


Correo interior

JUAN MOLLÁ

Dionisia García es Es una autobiografía o una poeta consagrada y unas memorias que se refiereconocida que goza de ren casi exclusivamente a la la admiración de críticos infancia, puesto que la proy lectores . También ha tagonista de la novela, Alepublicado relatos, pero jandra, tiene cua tro o cinco este libro, Correo interior años cuando comienza el es su primera novela relato y poco más de diez larga. cuando se acaba. Tiene casi cua trocieny digo casi porque lo tas páginas y ha sido edique caracteriza a mi entada por Renacimiento. tender este libro es que Digo novela y me refleja una memoria desde detengo a pensar si es un punto de mira fijado en una novela o una autola edad madura, muchos biografía. Ella misma Correo interior años después del momennos dice en el prólogo: Dionisia García to en que acaba el relato. Y "Estamos ante unas pági- Editorial Renacimiento. esta mirada madura muesnas que, si nos atenemos Sevilla, 2009 tra una perspectiva desde a los cánones, podríamos más de cincuenta años definir como autobiografía novelada, después de que el relato culmine. Creo que lo más original de esta sin que por ello el adjetivo referente a la obra de Dionisia García es que, desde fabulación lleve a la pérdida de sentido ese momento tan posterior, a veces se unitario en cuanto al clima y circunscompleta la historia añadiendo detalles tancias que amparan el recorrido del y circunstanci~s producidos en más de libro". esos cincuenta años, con notas breves, y poco más adelante añade: "No deja simples alusiones a lo que fue el futuro de ser un riesgo aunar la realidad con la de las personas que aparecen en el cuaficción. En el caso de Correo inferior es dro de la infancia de Alejandra. necesario, dado que el relato, de la infanASÍ, por ejemplo, al hablar de la muefcia sobre todo, está en nuestra mente de te de la abuela Teresa, dice: "Sin embargo, manera parcelada; somos selectivos al el tiempo no ha podido exterminar en el guardar. 'De toda la memoria sólo vale el corazón de Alejandra, la fuerza y la ternudon preclaro de evocar los sueños', escrira de aquella mujer extraordinaria". bió Antonio Machado. Esos sueños/realiO, hablando del futuro de una perdad conforman la historia de vida recogisona del pueblo: "Cuenta en la actualida en este libro".


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Correo interior

d ad que la carga de una red para llevar al mercado doblegó los huesos, su columna vertebral, con dolor por el exceso a lo largo de los años" . O: "Alejandra no ha podido borrar la escena a pesar del tiempo transcurrido". Ambos tiempos, el de la época de la infancia y el del momento en que se recuerda y se escribe la historia, se superponen reflej ando la emoción de la niñez y la emoción de quien lo recuerd a. "Sus d o tes de cazador eran, y son, indiscutibles" . "Sara, en su m anera de actuar, era, y es, el vivo retra to de Herminia". "Tod o esto su cedió y es tá siendo". "Veinte años desp ués p udo comprobar Alejandra ... " Este juego con el doble tiempo y la corroboración que se h ace en el presente de lo que sucedió en la ép oca de la historia contada tienen u n doble v alor. Por una parte, es un tes timonio actual de la verdad del relato; por otra, prolon ga éste a lo largo de los años. La imp resión de veracidad, de que no se trata de una invención, sino de una m em oria viva, se acentúa. Además, nos da un a imagen poética de la continuid ad d el tiempo. Hablo de poesía y m e impor ta aclarar que Correo interior, a pesar incluso del título, no es un produc to p oético sino una verdadera narración. Pod ría pensarse que Dionisia García, con su larga y profunda producción poética, ha escrito un poemario en prosa. No es así. En este libro parece que Dionisia ha atendido las palabras de Emil Cioran: "Todo tufo de p oesía envenena la prosa y la hace irrespirable". El libro es puro relato. Cuenta sucesos. Está poblado de person ajes reales con una gran fuerza vital: Adrián, el padre viudo de Alejandra, pese a que aparece con frec uencia en un segundo plano, nos conmueve por su humanidad .

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La abuela Teresa es un ser vivo, al que acabamos conociendo como si fuera pariente nuestro. Y los numerosos personajes episódicos -el relato está empedrado de episodios y breves historias muchas veces extraordinarias, algunas tal vez inventadas- aunque están entrevistos a través de la memoria de la protagonista ya desde su madurez, tienen vida propia, no son evocaciones ni símbolos. Genoveva, la prima huérfana, interviene en la acción con una presencia discreta y constante, lo mismo que la criada Aquilina con sus cuentos, la muchacha que se ahoga en la tinaj a d e aceite, Salomé, la bellísima recogedora de azafrán que muere trágicamente, Tebas el resucitado, el teniente italiano que se alberga en casa de Alejandra al terminar la guerra ... Todos pueblan el entorno de Alejandra, la niña protagonista que se nos presenta como la propia autora, sin que Dionisia García haga nada por evitarlo o enmascararlo. Todo lo contrario. Los comentarios desde la madurez, como he dicho, tienden a dar fe de la veracidad d el relato, de la realidad de los hechos recordados y transcritos. La identificación del personaje de Alejandra con la autora se confirma si tenemos en cuenta la circunstancia histórica en que se desarrolla la vida de la niña: la Segunda República y la Guerra Civil de 1936 a 1939, época en que se desarrolló también la infancia de la autora. Este marco histórico está exclusivamente reflejado por las vivencias de una niña de siete a diez años: recuerdos de detalles aislados descritos objetivamente, sin interpretarlos a posteriori ni juzgarlos, con una rigurosa fidelidad a la apariencia .para una mente infantil. El lector, sin embargo, identifica y reconoce la trascendencia de esos detalles, las trágicas y terribles realidades de la guerra a que aluden. Por otra parte, la auto-


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ra en todo momento controla y matiza el derrotero y la imagen de la historia. Nos encontramos, sin duda, ante un libro de memorias cuidadosamente escogidas y relatadas, dosificando inteligentemente los distintos elementos. La memoria no sólo recoge anécdotas y peripecias de una vida real, sino el ambiente y los escenarios de aquella época. Puedo dar fe de ello, pues m i propia infancia coincide en el tiemp o con la niñez de Dionisia García . Su memoria despierta mi memoria. Leyendo este libro he vuelto a recuperar m i p ropia historia, despiertos mis propios rec uerdos, en una aldea en la que pasé parte de la guerra: el olor de los sarmientos ardiendo al atardecer en tod os los hogares del pueblo, el crepitar del fueg o, las canciones aprendidas entonces, los primeros amigos, los cuidados de mi abuela. Era el mío un pueblo parecido al pueblo donde p asó su infancia la protagonista de Correo interior, Alepndra, es decir, Dion isia, al que llama Alendero y dice que se encuentra al sur de La Mancha. Recordemos que Dionisia García nació en Fuente Álamo, provincia de Albacete. Los carros, las caballerías, el candil, los arados, el lavadero común, los estañadores, los afiladores, los cántaros, los lutos, los nidos, la matanza del cerdo, el herrero con su yunque y su martillo, los distintos olores, los titiriteros, las canciones de ciego, el lento transcurso de los días, las semanas y las estaciones; las relaciones de vecindad, las historias fantásticas, las gachas, los mil detalles de la vida doméstica, rural y cotidiana despiertan la memoria de aquel tiempo. Ahora que tanto se habla de la memoria histórica, este libro tiene esa virtud, revive la memoria entera de los pueblos hoy tan transformados, tan uniformados por la televisión y la publicidad.

En otro aspecto, es necesario d ecir que el relato es tá escrito con concisión, sin divagaciones ni lirismos pos tizos. Su lenguaje es ·sobrio, contenido, muchas veces a base de párrafos construidos con frases cortas, escuetas. Por ejemplo este fragmento : "El cort ej o salió de la casa, situada en lo más alto de la calle de las Peñas. No resultó fácil para los hombres que transportaban el ataúd bajar el escarpado. Iban vestidos de negro, negro el mismo ataúd y quienes lo presidían. Magdalena, d esde la otra orilla, miraría con asombro la fiesta de la muerte. Ella que había llorado tanto en su adolescencia. Al pasar la comitiva por la calle, cesó el movimiento de quienes la transitaban". O este otro párrafo: "Una noche, casi d e madrugada, llamaron a la puerta. Adrián vaciló antes de abrir. Al repetirse la llamada, decidió saber quién era. Encontró delante de él a dos desconocidos con escopetas al h ombro. Los invitó a entra r. Hablaban los armados sin d emasiada precisión e intentaban exp licar p or qué estaban allí: pretendían que Adrián les acompañara a la cárcel. Mero trámite, añadieron. Adrián reunió a su fam ilia". y poco más adelante: "De madrugada, los presos fueron alertados. Un individuo leyó nombres de una lista . Los aludidos se pusieron en pie, espantados p or el m iedo. Bajo la custodia de homb res armados, dejaron la cárcel. Aquella n oche no hubo regresos . Al día siguiente, Alejandra fue obligada a dejar la prisión ". Esta concisión da al relato en ocasiones un dramatismo en sordina. Tras las cortadas frases, adivinamos una realidad trágica, a veces a trozo Y por otra p ar te, en momentos de ternura, la concisión fre na y amordaza el sentimentá'lism o y apunta hacia la emoción sin expli-

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Correo interior

citarla. La elipsis se convierte en un puntal de la narración. Esta emoción contenida, este estrecho control de la nostalgia, esta objetivación casi notarial de la memoria, dan al relato una consistencia y una tensión que eleva la enumeración de los recuerdos de episodios y detalles aislados, casi insignificantes excepto para quien los recuerda y para cuantos se identifican con esas memorias, una unidad y una ilación sorprendentes. He dicho antes que esta obra no es una obra poética, ni siquiera escrita en prosa poética, sino verdadera narración, con todas las condiciones de la obra narrativa. Pero su hondo trasfondo poético tampoco puede negarse, como complemento quizá de la obra poética de Dionisia García. He releído para comprobarlo casi toda su obra poética, desde Tiempos del cantar hasta la antología Cordialmente suya y sus úl timos libros. Me reafirmo en la idea de que están traspasados por un hondo sentimiento de nostalgia por el tiempo pasado, la tristeza por las personas desaparecidas, el pasado salvado sólo por la memoria. Encuentro pocos poemas sobre su infancia, sobre la infancia. O apenas oscuramente alusivos. No obstante, hay varias composiciones poéticas que abordan el tema, o los temas, relatados en Correo interior. Así, el poeta titulado "Sueños de la vida inicial":

"Invitaba la tarde a llegar hasta el huerto donde comíamos los sazonados higos" " .. .Ahora ya no sé si existen el huerto [y la higuera, Sólo guardo recuerdos de la vida de entonces"

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Algo más explícitos, los tres poemas a la muerte de su padre, Voz perpetua. Dos estrofas:

"Qué tropel de recuerdos, qué reguero de vida y mar de comprensiones en el fuego amagado que hoy nos dejas ... " "Huiré más allá de la estancia del tiempo, hacia el acre de tierra que sostuvo mi infancia, cerca de aquel estanque de los sauces, donde poder soñar regresos nuevos ... " Y, sobre todo, el poema Recordatorios en la muerte de su abuela, que retrata indudablemente a la abuela Teresa de Alejandra, en Correo interior:

"Mi abuela no fue una dama gris en las alturas, sino mujer de negro con rostro de alegría, sabiendo de este mundo por su mismo trasiego. Estuvo en las infancias, salvadora del miedo y de la guerra. Viajes a sus historias de fantasmas fingidos · y linajes oscuros. Luchó por ahuyentar presagios y tristezas. Nunca pudo soñar que yo viajara un día [a Capadocia, o, emocionada, viera una virgen de Giotto~ Se fue cuando no estaba. En el patio encalado anunciaba su flor el jardinero. " . Versos que bien caben en el relato de Correo interior, en el sucinto pasaje de la muerte de abuela Teresa: "Abuela Teresa dejó este mundo en ausencia de Alejandra que acudió conmocionada y comprobaría, instantes después, que en aquella caja mortuoria ya no estaba su abuela. La fortaleza y talante que la habían adornado, atrás quedaban, como si no hubieran sido. Sintió una inmensa soledad. Allí finalizaba un tramo fundamental de su existencia, de cuanto había


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Juan Mollá

sido para ella abuela Teresa, no valorado por Alejandra en aquel momento de dolor. Sí recordó unas palabras dichas por su abuela en tiempos de alegría, cuando ésta le habló de la muerte a instancias suyas: "A nada temo tanto, decía, como a eso que no quiero nombrar y mi temor viene de no saber. ¿Qué es la muerte? Y ¿Por qué es? Bueno, dejémoslo. Sólo quiero añadir que, cuando ocurra, llores lo justo. Acuérdate de la vida que hemos disfrutado. Sí quiero que las flores cubran mi nombre, siempre mi han gustado". "Al carácter tristón de Alejandra, acompañó esta primera pérdida que sólo el tiempo iría mitigando, para fijar las hermosas imágenes de vida que abuela Teresa le regalaba 'desde arriba'. A lo largo de los años y ante situaciones difíciles, acudirían sus palabras orientadoras y concluyentes, resultado del vivir y las penalidades; sobre estas últimas, decía , 'refuerzan a las personas y las h acen mejores. Si las cosas salieran siempre bien, nos reblandecerían"'. He querido detenerme en este punto porque me parece una muestra significativa de la compenetración y complementariedad entre el relato y la autobio-

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grafía, entre el libro Correo interior y la poesía y la vida real de su autora. Sin duda es causa de la profundidad y la emoción que alberga el libro. En resumen: Correo interior es una novela autobiográfica de un género que está de actualidad. Podríamos citar, por ejemplo, los libros de Félix Grande Balada del abuelo Palancas y, sobre todo, Paraíso inhabitado de Ana María Matute. Pero el juego con los tiempos y la interrelación entre memoria y ficción, entre creación literaria y pensamiento actual dan a Correo interior una profundidad de gran eficacia. Memoria de la infancia y de la vida entera. Máxime cuando el úl timo párrafo del libro nos dice: "Recuerdo de una mirada son estas páginas, que pueden ampliarse con otras experiencias de años posteriores en torno a Alejandra y su mundo, porque el relato 'non e finito' , v el personaje se p resta, com o alguien ha escrito, a los combates del camino, ese impulso que nos da la vida". Esperamos con impaciencia, pues, la continuación.

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Peregrino en Malta Un apasionado viaje literario de Víctor Alperi RAMÓN HERNÁNDEZ

Historia, la Literatura, y Se dice del peregriel Arte" . Referencia oblinar que es un arduo viaje gada cuando tratarnos de al encuentro de un ideal, poner en relieve la enorme el cual es "camino para el talla humana y literaria otro, que es, morada", de Víctor Alperi, escritor corno escribiera, en el español nacido en Mieres, siglo XV, Jorge ManAsturias, un lugar verterique. Honda metáfora brado en el heroico y de las Coplas a la muerte oscuro laborar del minede su padre, que el insigne ro, sangre nuestra, al que poeta entroniza unas este hijo suyo, con sus traestrofas antes, afirmando bajos literarios y su adheque "nuestras vidas son sión a la cultura, contrilos ríos que van a dar en buye a iluminar cada día. la mar, que es el morir" Afincado en Gijón desSin embargo, urge acla- Peregrino en Malta de hace ya muchos años, rar que este libro titulado Víctor Alperi Alperi es Doctor en DePeregrino en Malta, de KRK Ediciones. recho por la Universidad Víctor Alperi, poco o de Oviedo, novelista, ensayista y crítico, nada tiene del fúnebre epitafio de las así corno un prolífico autor de innumeradespedidas y sí mucho de la búsqueda del ideal metafísico. Texto largo, ancho, bles artículos sobre Literatura, 'Arte, y profundo, en el que se respiran anheHistoria, Sociología, Turismo, Gastrolos de supervivencia y apasionada inclinomía y otras disciplinas. Incansable nación a la verdad, tal y corno Alperi labor de este escritor solidario que le sugiere en el último capítulo de su libro, hacen 'merecedor de ser considerado una citando un poema de Luis Cernuda: de las más eminentes figuras literarias de "Peregrino: Sigue, sigue adelante y no esta España irredenta y contradictoria, regreses, fiel hasta el fin del carnina de tu' corno acredita su extensa bibliografía, de vida. No eches de menos un destino más la que se da noticia al final de estas págifácil, tus pies sobre la tierra antes no hollanas. Vasto acerbo literario nacido dellúcida, tus ojos frente a lo antes nunca visto". do numen de un escritor profundo, culto Pasión de lo absoluto que, dicho con y sensitivo, ae cuya obra global podrían palabras de Honoré ,de Balzac, "es la citarse muchos y elogiosos testimonios base de la Humanidad; pues sin ella corno, por poner un ejemplo, el del prescarecerían de sentido y utilidad la tigioso novelista y crítico literario


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Sebastián Juan Arbó, cuando escribió que la novela de Víctor Alperi, El rostro del escándalo, era comparable, en méritos, con El camino, de Delibes; La familia de Pascual Duarte, de Cela; Los bravos, de Fernández Santos; y Gloria en subasta, de Núñez Alonso. Asimismo, sus relatos breves son considerados por Arbó a igual altura de los mejores cuentos de Ana María Matute. Opinión autorizada sobre su prosa narrativa, a la que se debe añadir la profunda poesía que subyace en ella, tal y como señala el autor del prólogo del libro Madre de salvación, texto emotivo, personal e intransferible, impregnado de lirismo existencial que Alperi escribió como recuerdo y homenaje a su madre muerta. Por otra parte, es obligado también aludir a su vital y envolvente vocación literaria, resaltada por el escritor Juan Cueto en la solapa de Peregrino en Malta, el cual considera a nuestro autor un "literato fulltime". Incansable actividad que convierte el afán viajero en una obra estética y no en una guía turística, como Alperi mismo advierte al principio de este libro. Obra insólita, documentada históricamente sin caer en dogmatismos deformantes de esta mediterránea isla de Malta y su pequeño archipiélago, estratégicamente situados al sur de Sicilia, entre Europa y el norte de África, y cuyos orígenes suelen identificarse con la Ogigia de Homero. Enigma y ficción de la que es símbolo Osiris, el mítico dios de la vida, la muerte y la resurrección, cuyo ojo que todo lo ve es frecuente ver en los muros de Malta y en la cubierta de este volumen, pulcra y bellamente editado por KRK Ediciones, de Oviedo, en su serie Octavo Mayor. Se ofrece estructurado en cinco capítulos, a los que siguen unos denominados Apuntes del cuaderno amarillo, como prefacio al adiós de una narración, cuyo leit motiv son los diálogos que tienen lugar entre el autor y un anónimo compañero

de peregrinaje, llamado el profesor, al que suponemos la identidad de la persona a la que aquél dedica su libro: "A mi buen amigo Alejandro Fernández, magnífico compañero en distintos viajes por el Mediterráneo". No obstante, la voz dominante en el texto es la del autor, meticulosa y sistemática, informando al lector de la génesis histórica de unas pequeñas islas pobladas desde el Neolítico, las cuales fueron coloruzadas por fenicios y griegos, pasando después a ser ocupadas por cartagineses y romanos. En sus costas se dice que naufragó el judío Saulo de Tarso, el cual parece ser que permaneció en Malta tres meses sembrando la semilla del naciente cristianismo. Más tarde, desmembrado el Imperio Romano, el archipiélago maltés fue ocupado por vándalos, ostrogodos y diversos emperadores de origen griego, así como por los sarracenos, los cuales cambiaron el nombre romano de la isla, Melita, por el de Medina. Reyes normandos se la disputaron, así como el Reino de las Dos Sicilias. Alemania y Francia lucharon encarnizadamente por su posesión pero, vencidos al fin unos y otros por la pujante Corona de Aragón, la preciada isla pasó finalmente al emperador Carlos 1, el cual la cedió a los Caballeros de San Juan o de Rodas, quienes hicieron frente a los turcos, a los que vencieron con la ayuda de España y otras naciones europeas. Legendária peripecia histórica que alcanzó su cénit tras el Gran Asedio de los otomanos, siendo a la sazón Maestre de la Orden Hospitalaria el provenzal Jean Parissot de la Valette, el cual dio su nombre a la capital de la isla. Magma histórico en el que Víctor Alperi se adentra investigando contiendas, supuestos milagros, ruinas, presidios de Felipe II, murallas, catedral, iglesias, capillas, criptas sepulcrales de caudillos reales o imaginarios, místicos,

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cenobitas, bárbaros testimonios de la crueldad de los tiempos, inquisiciones, fanatismos, piratas y corsarios. Libro oceánico, a pesar de la pequeñez física del escenario en el que se desarrolla un drama donde confluyen lo antiguo y lo moderno . Seleimán el Magnífico y Mustafá, Dragut y Napoleón Bonaparte, Inglaterra con su endémico afán de rapiña y los contradictorios Caballeros de San Juan, petéticas figuras de d oble rostro, humanitario y despiadado a la vez. Escritura y diálogos de honda significación que, obedeciendo a un preconceb ido plan narrativo, el autor del libro va dando a -la luz, con sus enigmas, catacumbas, carne y polvo. Fúnebre presagio que Alperi diluye en inmisericorde metáfora: "Porque nadie tiene la llave de su tumba, nadie regresa después de haber entrado en el hogar desconocido y presentido siempre ..."

Sombras del Islam, piratas y galeras, con Luis de Góngora en el recuerdo: "Amarrado al duro banco de una galera turquesa, ambas manos en el remo y amb,os ojos en la tierra, un forzado de Dragut, en las playas de Marbella, se quejaba al ronco son del remo y de la cadena". Tardes de buen paseo dialogante entre Alperi y su acompañante, evocando al Duque de Rivas y su célebre poema El faro de Malta. Hotel Alexandra, el Teatro Manael, el Edén Oculto y el Mirador Inglés, son capítulos de un caleidoscopio intenso, a veces demoledor, pero siempre subyugan te en el ámbito peregrinante de la lectura, donde, cómo no, tienen su lugar la Reina Victoria de Inglaterra, altiva y autoritaria en su monu:nento de blanco y frío mármol, y Sir Winston Leonard Spencer Churchill en su busto pensativo, tal vez recordando los atroces bombardeos de la aviación italo-alemana durante la II Guerra


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Mundial. Sorprendente, por otra parte, es la aparición surrealista de Salvador Dalí, también visitante de Malta, y autor de una poco o nada conocida novela titulada Rostros Ocultos, evocadora de la tragedia, y de la que nos da noticia el siempre bien informado Víctor Alperi: "La ciudad mancillada yacía bajo los escombros, grandes remolinos de humo ... surgían de los cráneos rajados de los edificios ... " Dantesca realidad que da paso a la sugestiva belleza de las Tres Ciudades y a "esa paz infinita de un vapor a lo lejos navegando de isla en isla", como Marlene Dietrich, recordada por la cinéfila memoria de Alperi. Pero, también, sin concederle ni un resquicio a lo elusivo, el escritor nos lleva al tenebroso palacio de la Santa Inquisición, construido en 1574. Sangriento pahbulo y mazmorra de torturas a las que el peregrino tampoco otorga el beneficio de un silencio vergonzoso y cómplice, sino su enérgica condena: "Las celdas de los prisioneros y el potro de las ejecuciones no huelen a azufre, no se desliza cautamente la sombra de Satanás ... En el silencio de la tarde cenicienta se pueden oír los sollozos que proceden del pasado, de las injusticias manifiestas ... Las palabras de la sentencia cruel también suenan en la sala ... Condenados sean los blasfemos, los de ideas· heréticas ... , las mujeres endemoniadas que se entregan al Diablo, los que adoran al dios de Mahoma ... Condena de los desdichados, humillados y ofendidos de todo tiempo y lugar. Gritos de los miserables sin dinero ni amigos arrastrados al potro de la tortura para romper sus cuerpos y voluntades. Llantos, súplicas, rezos y arrepentimientos sacados a la fuerza de algo que el pobre torturado no tenía noticia... El Santo Oficio, con sus cruces de color verde, con sus palabras piadosas cargadas de mentiras, con sus sentencias fuera de toda ley y caridad ... "

El peregrino y su compañero regresan al presente dejando atrás las sombras y las palabras del pasado petrificado en el tie"m po, porque "otras batallas modernas no se libran ahora en los puertos con barcos enemigos; la guerra ahora está en las discotecas, con una copa en la mano y el fuego en la mirada", escribe Víctor Alperi. El Zoco y los Jardines de Floriana se funden con África y Oriente. Medina de los musulmanes, Melita romana. Luz cenital sobre las murallas, las ruinas arquitectónicas, los grabados de Alberto Durero que se conservan en Malta. Un San Pablo de Bernini nos sale al encuentro, más allá de la húmeda tiniebla de las catacumbas. En las capillas innumerables, en la hora bruja de la tarde, la duda existencial se integra en la penumbra donde se oyen voces susurrantes de ancianas: "Por sus muchos años, sus movimientos inquietos, sus rezos y súplicas, parece que están en la hora final, esperando la llamada de las trompetas de Jericó", dice el autor. Y añade: "Siempre la duda, compañera inseparable de los seres humanos; solamente algunos privilegiados pueden disfrutar del maravilloso don de la fe sin cortapisas y con ella caminan gozosos ... Los demás tratamos de alcanzarla del mismo modo que nos entregamos a esas luces que se desprenden de los altares, con cierto miedo, con temblor en el alma ... - Una pequeña luz, como una vela ... brilla en nuestro interior por unos instantes ... para apagarse al poco tiempo ... " Admirable y conmovedor este confiteor del gran escritor, pensador, y poeta, que es Víctor Alperi, maestro en las cosas del espíritu e invencible luchador frente a la soledad y el miedo a lo desconocido, siempre presentes en su obra. Un autor opuesto a la llamada postmodernidad que niega todos los valores secretos del anima mundi: "Con esta pala-

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bra, postmodernidad, se llenan la boca muchos críticos, muchos cursis de la cultura, muchos pensadores rancios que nunca llegaron a modernos, aunque mirando fríamente las cosas pueden ser postmodernos; es decir, pasados de moda, de tiempo, y de ideas ... Modernos, hoy y siempre, son Cervantes y Platón ... ", nos dice. Magnífico libro este Peregrino en Malta, rico de referencias, datos históricos, sabios comentarios e innumerables invitaciones para el clásico deleitar aprovechando. Oportuna llamada de atención sobre la historia europea y española; reflexión y estado de conciencia, más allá de la catedral, la muralla, el arte o el museo. Alperi y su compañero de viaje caminan absortos, pensativos, por Malta, lugar común y pretexto del Mediterráneo, punto de apoyo para el pensamiento y claroscuro, como el de La decapitación de Juan el Bautista, único cuadro firmado de Caravaggio, que se conserva en la isla. Lección histórica, siempre tan discutible, este peregrinar por Malta; porque, ¿cómo se puede juzgar la Historia?, pregunta el profesor. "El pasado es el pasado, pero la realidad es que el Mundo camina conducido por locos", responde con fría y desoladora certeza, que nos recuerda a Shakespeare, el autor de este libro lleno de valores literarios, de narrativa, de poesía, y de ideas metafísicas. Realidad y ficción de altísimo nivel, cuya ardua

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escritura justifica el propio Alperi con una frase de Disraeli: "Cuando quiero leer un buen libro, me lo escribo" . Isla oceánica este Peregrino en Malta, surgida del Mare Nostrum de la auténtica literatura española, tan ignorada por pontífices y falsos profetas. Privilegio para los lectores de este libro insólito, fértil, generoso y sabio, que nos permite ahondar más aún en la rica personalidad humana y literaria de Víctor Alperi, un escritor que posee en muy alto grado las tres condiciones básicas de la autoridad intelectual: saber, querer, y poder. A las que habría que añadir una delicada y evanescente tonalidad de humor, propia de los genios. BIBLIOGRAFÍA DE VÍCTOR ALPERI: Novelas: Dentro del río; El rostro del escándalo; La batalla de aquel general; Dorado palacio de Lisboa; Una historia de guerra; Los hierros de una cárcel; Romance con bomba atómica; Flores para los muertos, etc. Trilogía de novelas en colaboración con luan Mollá: Sueño de sombra; Agua india y

Cristo habló en la montaña. Relat?s y ensayos críticos: Los papas del siglo XX; Avila muere; Anselmo el pescador; El Papa

peregrino; Como el viento; Rutas y leyendas de Oviedo; Pintores y paisajes; Alá bendice Marruecos; Cartas de amor de una monja portuguesa; Asturias, paisaje con figuras; La luz de Tánger; Los días y las sombras o el final de un siglo; Ruta de oro, camino de plata; Sagrada Galicia; Los sueños de un portugués y otras historias; El destino no estaba en las cartas; Homenaje a Asturias, etc.


Quien sueña novela RICARDO SEN ABRE

r-a de una importante cita, La obra literaria de a la que se alude en repeRaúl Guerra Garrido tidas ocasiones pero de (Madrid, 1935) ha ido cuya naturaleza nada se creciendo acompasadaQui" u O'l dice, concertada para las mente a lo largo de más no 1 la diez de la noche. Este de treinta años, y con recorrido, que obliga a rasgos muy marcados evocar el modelo de Joycasi desde el principio, al ce, es sobre todo, además amparo de una libertad . de un trayecto físico, un narrativa que le ha peritinerario sentimental, ormitido jugar con los límiganizado como una meztes entre realidad y ficcla de reflexiones y sueción y ensayar distintas ños o visiones oníricas en modalidades de discurlas que pueden inscribirsos: relato tradicional, se recuerdos, fugaces immonólogo, narraC10n en presiones de paseante, segunda persona, encadesdoblamiento de la voz denamiento de intertex- Quien sueña novela narrativa, jugueteos de tos y otros recursos han Raúl Guerra Garrido palabras, opiniones acerido apuntalando el desa- Alianza. Madrid, 2010 ca de la creación li teraria, rrollo de una mirada confesiones íntimas del siempre crítica, nunca narrador -identificado segregada del entorno con el autor en algunas referencias a sus social y del presente . De todo esto propias 'obras y en numerosos detalles, encontramos en Quien sueña novela, incluido el de su visita al editor Jorge obra que, como su anterior novela larga para intentar la publicación de la Cela (La Gran Vía es New York, 2004), podrá primera novela, Cacereño (pp. 93, 297suscitar dudas acerca de su encasilla298)- y, en general, todo lo que podría miento genérico a cualquier lector constituir el material para un posible amigo de encerrarse en los límites prelibro de memorias, po.r que, como se cisos del relato de ficción, ya que, en afirma en un momento dado, "a partir efecto, la trama argumental es sumade cierta edad la vida es recorrer las mente leve: se reduce al relato de las calles de la memoria, cruzar las plazas idas y venidas del narrador por calles y del olvido y doblar la dudosa esquina lugares de Madrid desde las diez de la de los sueños" (p. 53). mañana de un día cualquiera, a la espe-

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Estas páginas encierran la síntesis de una vida, pero no una autobiografía al uso; como en el San Camilo de Cela, cuyo eco remoto parece resonar levemente en algún pasaje, se trata de una sucesión de impresiones - unas trascendentes en el desarrollo personal, otras en apariencias triviales- que la memoria selecciona y jerarquiza, al margen de su posible valor objetivo. Y, al igual que toda vida, se encamina ineludiblemente a su fin al, como sugiere la enigmática cita nocturna que guía al narrador, porque el ser humano es sobre todo, como aseveró Heidegger, un Se in zum Tode, y sólo provisionalmente puede eludir ese destino. O, con palabras del narrador, "la vid a es enfermedad de transmisión sexual que progresa sin remedio" (p. 177). Esa transformación de la realidad que es la literatura alcanza, naturalmente, al len guaje que constituye su materia prima. De ahí el uso constante en el discurso de giros idiomáticos modificad os, tergiversados in tencionadamente p ara sugerir

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nuevos horizontes de significado. He aquí algunas muestras: "los extremos sofocan" (p. 146), "las comillas son un engorro frigio " (p. 168), "un ejemplar de la crítica de la razón dúralex si sólo es justa" (p. 172); "según Barthes, en martes ni te cases ni te embarques" (p. 201); en referencia al llamado cobrador del frac: "lo tengo pisándome los talones sin fondo" (p . 233). Las rupturas pueden alcanzar a las mismas palabras: "pienser tes novenesas" (por' serpientes venen osas', p. 244) o "banturtes leviotas" (por 'turbantes violetas', p. 245) . Qu ien sueña novela es un libro de m adurez, mucho m ás útil para conocer al escri tor que cualquier autobiografía fo rmal, y, por encima de todo, un ejemp lar ejercicio de libertad narrativa, que avala la conocida afirmación de Baroj a según la cual la novela es "un saco d onde cabe todo" (y habría que añadir: siempre que esté bien ordenado).

Raúl Guerra Garrido La Gran Vía es New York

(Tomado de El Cult ural. El M undo)


La contemplación Edgar Borges FRANCISCO VÉLEZ NIETO

Edgar Borges La contemplación

Grup Lobher Editorial A un que no con la urgencia que el mundo social donde vivimos necesita, cada día que transcurre aumenta la conciencia social en quienes habitamos este planeta, de afrontar y analizar la realidad cambiante donde la ficción creativa, bien planteada, va ganando espacio como verdadero imperativo del vivir diario, en la comunidad cada día más deshumanizada, incomunicada y fieramente especuladora, donde la ética y la estética no suele ser un principio de Ser y Estar, sino un incordiarte estorbo. Este es, según mi criterio, a modo de desafío, lo que expone en su novela Edgar Borges. Una historia narrada con leguaje transparente, pero que no obstante exige del lector algo más de la mera lectura del texto como entretenimiento. Esta historia de historias, no es pues, una narración para entretener, todo lo contrario: meditación y participación. La contemplación no es novela con la que pasar el tiempo, es una narración con la que meditar sobre la deshumanización de la sociedad que compartimos. Indudablemente, también toda lectura entretiene, precisamente por ser literatura. Pero La contemplación provoca ,desasosiego por sus planteamientos, exigiendo paralelamente un pacto de complicidad

entre el autor y -el lector. Quien no asuma desde esta posición su lectura, corre el peligro de perderse entre sus páginas y la doblez de sus personajes. Estamos ante una trama donde se recorre un camino siguiendo las huellas marcadas por grandes caminantes de la literatura europea como puede ser Robert Walter. y a igual que este mago de la narrativa alemana, maestro de sencillez en aquello que observa, analiza y luego expone; dentro de estos cánones, Borges, emprende su andadura, reflexivo, curioso, impertinente y fantástico. Es el realismo fantástico lo que va presentando al lector por medio de sus protagonistas. Intérpretes que muestran la huella de la crucificación kafkiana y el laberinto por donde se desvive su compleja soledad, tan analítica como la de Walser y Kafka. Es decir enredada madeja dominada por el laberinto de los poderes establecidos. El camino es el medio por donde los personajes, en su andadura, intentan encontrarse a sí mismos, un pulso a través de una búsqueda desesperada dentro de la ficción, que a medida que va adentrándose por sus encrucijadas, termina por convertirse en una realidad aplastante, enloquecedora y suicida, que desmenuza por sí misma su descarnada circunstancia social e intelectual, convirtiendo la ficción en lo "políticamente incorrecto" descarnada y desnuda frente a la realidad.


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La contemplación

Porque la ficción se está convirtiendo en la realidad social que nos aprisiona. Esa es La contemplación, desde mi óptica de lector, una novela social que expone un tema sin metafísica existencial dentro de un mundo teledirigido con el solo y único objetivo de la especulación del capitalismo salvaje. El dominio del poder sobre el ser humano con todas las consecuencias, sin fronteras clementes. Hoy las casas son hipotecas-condenas entre tabiques. Como se.ñala el poeta César Vallejo tan interiormente presente en La contemplación: "Las casas nuevas están más muertas que las casas viejas porque sus muros son de piedra o de acero, pero no de hombres. Una casa viene al mundo, no

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cuando la acaban de edificar, sino cuando vas habitarla. Una casa vive únicamente de hombres" Están pero no queda nadie en ella, a no ser la incertidumbre de la letra bancaria, esa que no ofrece intimidad alguna sino desasosiego. Así lo manifiesta con transparencia Borges: "Hace mucho tiempo, para abandonar el atraso, copiamos el frenético ritmo de las ciudades industrializadas. Y el resultado lo tenemos hoy en nuestras propias casas: le hemos cerrado las puertas a nuestros vecinos. Las familias se han distanciado; cada uno de sus miembros se ha refugiado en su cuarto; sería engañarnos a nosotros mismos negar en público algo que todos sabemos y que padece.

Edgar Borges


¿Es una historia conocida?

MARlNELLA TERCI

Es una historia conocida,

heéhos que se narran. Porque [amigos, gracias a la soltura literaria de Vara el personaje se ha todos la recordamos, hecho persona, carne y -viento del pueblo se perdió verso. Y para que esto suced a [en el puebloes evidente que en esta novepero no ha terminado. la biográfica hay, muy por ... / ... encima de los d atos, mucha emoción, mucha reflex ión, "Es una historia conomucho sen timien to. cida ... ", dijo Agustín En realidad, m ás que de Goytisolo en su hermoso novela biográfic a como la poema musicado por califico en las líneas anterioSerra t, refiriéndose a los res, d ebería hablar de noveava tares por los que pasó la fa lsamente autobiográfiMiguel Hernández. Pero ca, ya que, a la hora de nayo añadiría: "Sí, es una M ariano Vara rrar, el autor ha elegid o la historia conocida, pero en Tren de ida y vuelta opción m ás valiente según este caso no tanto" . Colección Algar joven . mi opinión, sobre todo si se Porque los destina tarios Editorial Algar trata de un personaje real: la del libro Tren de ida y vuel- 237 páginas primera persona. Escribir en ta de Mariano Vara son primera persona garantiza principalmente los ado-si se hace bien- la rápida identificación lescentes, y muy pocos de ellos conocen con los lectores, pero también obliga a la vida -y la muerte-, la obra y el contexconocer -a la perfección a la persona, lo to político en el que Hernández vivió -o, que le sucedió externamente y lo que mejor, malvivió-o Para ellos el tema no sintió en su interior. Y obliga también a es fácil... N o se tra ta de una novela de que el narrador esté siempre presente en primeros amores, de pandillas, de travelos hechos que cuenta, los describ a suras de instituto. No están familiarizadesd e su punto de vista. Así que en Tren dos con la época, con la historia, con el de ida y vuelta conocemos a Miguel a trapersonaje. Y, sin embargo, en este libro el vés de su propia voz. Y esa voz, en un autor ha logrado hacer sencillo lo comlargo fla sh back que comienza con un plicado y conseguir que los lectores - a desgarro que no puede dejar indiferente pesar de la enorme distancia que media a ningún lector - "Diez horas, veinte entre ellos y Miguel- empaticen con él y horas Un día, dos días Cuando tienes la se impliquen hasta la médula en los


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¿Es una historia conocida?

certeza de que vas a morir sólo te quedan los recuerdos y un puñado de lágrimas"- va a acompañarnos casi hasta el final, un final anunciado que evidentemente el poeta no puede relatar. Es entonces, en el epílogo, cuando Mariano Vara cambia de persona narrativa y convierte en cronista a Joaquín Rocamora, un compañero del penal de Alicante que transcribe como testigo presencial la muerte del poeta cabrero en la enfermería. Será también Rocamora quien, en la licencia novelística que se concede Vara, encuentre y entregue a Josefina la autobiografía que su marido escribiera en su largo penar de penitenciaría en penitenciaría (Tanto penar para morirse uno). Aunque pueda parecerlo, no es este un libro triste y amargo exclusivamente . . Lo es porque habla de injusticia y de in tolerancia, sí; pero también puede ser p rofundamente aleccionador para todos aquellos que empiezan a vivir. No en vano señala la impor tancia del compromiso, del respeto hacia uno mismo y de la in tegridad hasta las últimas consecuencias, esa integridad que llevó al poe ta a manten erse firme en sus creencias has ta el fin al, a no renegar de ellas aun sabiendo que si lo h acía p od ría salvar la vida. Es una ob ra, en fin, que enseña a defender la libertad y la independencia a cada paso y dej a mu y a las claras lo necesarios que fuero n p ara el

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poeta el amor y la amistad. Y, después de todo lo dicho, espero haber sabido contagiar curiosidad e interés por Tren de ida y vuelta a todos aquellos lectores adultos que hayan leído esta crítica, pues también ellos pasarán, sin duda, un rato rimy enriquecedor con la lectura de la novela. Que nadie se eche para atrás porque haya sido publicada en una colección juvenil. De todos es sabido que los buenos libros trascienden fronteras . Y Tren de ida y vuelta lo es. Cualquier persona, por tanto, -adolescente, joven o mayor de edad- con sensibilidad y ganas de aproximarse a la figura de Miguel Hernández puede disfrutar y emocionarse con ella. A pesar de la aparente sencillez del relato -y esa es otra de sus ventajas-, salta a la vista que el periodista Mariano Vara (Puebla de Almenara, Cuenca, 1955) ha hecho un gran trabajo previo de documentación, así como realizado numerosos encuentros con personas del en torno del escri tor, tanto familiares como especialistas. El resultado es una obra divulgativa, que se ajusta a los hechos, intensa y emotiva, que todo aquel que quiera puede leer aprovechando el centenario del nacimiento del poeta, pero como todo buen libro no tiene fecha d e caducidad y, por tanto, seguirá aquí, esperando que lo abramos y lo degustemos en el 2011, y siempre.


Las gatas de Rodas aúllan a la luna Amparo Peris PEDRO GARCÍA CUETO

Amparo Peris es una prestigiosa escritora y poeta valenciana, cuya larga trayectoria en el mundo poético tuvo su origen en 1995 con la publicación de su libro Sensaciones, a los que han seguido otros títulos, ya en prosa como Espejismos o Cartas desde el andén . En definitiva, nos hallamos ante una escritora que ha dejado muy clara su pasión por la lectura y la escritura, una mujer esencialmente mediterránea, ya que lleva el olor de la sal de su tierra y la brisa que acompaña el espacio levantino. Su último libro, Las gatas de Rodas aúllan a la luna, es especialmente intenso, lleno de color, de sensualidad y de claros matices levantinos. El primer poema dedicado a su padre recobra la idea mediev al del ubi sunt, ese deseo del reencuentro, la necesidad de volver a sentir la presencia d e la persona amada y admirad a. Su p ad re es "melodía de la infancia en mi corazón apa gado" (v. 6), lo que nos recuerda a la música de Bécquer, con la que alumbra su primera rima, ese deseo d e exp resar lo máximo a través de la armonía d e la música. Tal es el destello de luz d el p adre que lo imagina en la playa, lugar edénico, como lo es Elca para Francisco Brines: "¿Qué playa lo albergará, tumbado al sol sobre la arena?" (v. 8). El deseo de volver a verlo está en el poema, porque el padre tiene "ojos de miel", "voz

sonriente", ha sÍdo un "querubín demasiado bello". El poema nos emociona, nos hace desear el reencuentro, lamentar, hasta el tuétano, la pérdida del ser querido, del eslabón que une a la poeta valenciana a su pasado inmediato. La imagen de la calavera nos recuerda a Hamlet mirando a Yorick, como si el tiempo fuese un tren que pasa una vez y que, tras su violento transcurrir, sólo deja desolación: "¡Oh, calavera vacía! Despierta y h áblame ¡otra vez! " (v. 21). Pero lo m ás hermoso de todo el poema es la vuel ta a la niñez, tiempo de felicidad y de inocencia, espacio ve tado a la muerte, a nuestra caducid ad , p or ello, Amparo Peris le pide que vuelva y le narre un cuento: "Mi padre regresa cada noche y me cuenta un cuen to" (v. 23). Dedicado a la madre, en el último verso, n os conduce al m ejor de los afectos, a la incomprensión de la muerte, a la pasión .m ás absoluta por la vida. Con este comiellzo, el libro se articula en varios apartados, si en el primero viene encabezado por el poema "Todas las n oches leo a Virginia Woolf", el segund o se llama "Los homenajes", título que me recuerda al que Juan GilAlber t puso en u no d e sus libros, para terminar con el que da título al libro: "Las gatas de Rodas aúllan a la luna". En el p ri m er grupo de poemas sobrevuela la idea del suicidio, no en vano así fue el fin al de Virginia Woolf.


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Las gatas de Rodas

Dice así la poeta valenciana: "Todas las noches leo a Virginia Woolf, / cada línea es corno mis venas cortadas" (vv. 1-2). 1

La idea del sueño ante la lectura de la escritora admirada le va llevando al mar, lo que incide en su espacio levantino, pero también a la imaginación, cuando sale, corno si de un cuento infantil se tratase, volando por la ventana, desapareciendo en los besos fervientes del amado: "Todas las noches me caigo / por la ventana de los sueños / y vuelo por los tejados / hasta el precipicio de largos besos" (vv. 20-23). Se rep ite en otro poema la idea del mar corno lugar de ensoñación, mítico, telúrico: "Queda lejos el mar plateado / te asomas a la rej a de la ventana / ves la p laya d esde la habitación / desde un lenguaje sin palabras" (vv. 1-4). Esa idea del goce sensual frente a la playa, la imagen de ella sobre la aren a, pero la decepción, el fra caso del amor: "No crees que sea yo / p orque me h abías dado tu ternura / tus caricias, / tus mentiras ¡tanto aII1or!" (vv. 8-119) . Tras el len guaje de la sensualid ad, tras la entrega, queda un resquicio p ara el desencanto, corno si cualqu ier aventura fuese el precipicio d e una pérdid a, de la desolación de la infancia y la entrada en el mundo adulto, con sus luces y sombras. Hay otros poemas donde la p oeta valenciana demuestra su afecto y su ternura, la enorme sensualidad d e su lenguaje poético. Las imágenes se impregnan de color: "Mil voces llenan mi cuerpo / pétalos rojos me adornan / el futuro recorre mis venas, / un silencio me despierta / tu ausencia" (vv. 1-5). Los pétalos rojos, ¿no son acaso la im agen el e la Sél- gre que recorre la inmensa ter-

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nura de la mujer que ha perdido el amor? ¿No nos invoca a la imagen de las venas cortadas por la pasión? En el apartado dedicado a Los Homenajes, me gusta mucho el poema dedicado a Rosario Raro, está impregnado por la admiración y por la sensualidad mediterránea, parece un lienzo, sobre todo cuando dice: "Eres lienzo y poema. / Mujer y belleza en ti son lo mismo" (vv 2-3). Si la ha encontrado entre libros, refuerza aún más la idea clave de este poemario, el amor por la literatura y por la vida, la capacidad de soñar, la reivindicación de la infancia corno edén perdido para siempre, sólo recobrado a través del sueño y de los libros o, corno ya dije, en la figura del padre que vuelve. En el poema dedicado a Ricardo Rojas, la escritora valenciana conjuga la fusión de dos seres en versos inolvidables: "Y entonces acaricio tu ternura / la antesala del amor, la luz de la noche" (vv. 4.5). Me gusta también la referencia al mundo de los cuentos, Peter Pan y Alicia en el país de las maravillas, cuando dice: "Y entonces regreso a nunca jamás / atravesando el espejo, / me hago grande corno un árbol/me siento pequeña corno el sol/me pierdo dentro de ti". (vv. 12-16). Todo es imaginación, proyección d e un mundo no real, donde la escritora valenciana puede explayar toda su ternura y su sensualidad. Muy hermosos son los poemas dedicados a Joaquín Benito de Lucas y -a Pedro -de la Peña, dos grandes poetas, a los que Amparo brinda su sincera amistad. En el que le dedica a de la Peña no es casual ql1e haga referencia al verbo "cabalgar", tal es la pasión del poeta d e Reinosa por los caballos: "Cabalgamos juntos atravesando los versos / en una noche de plata / hasta Cólquida llega-


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Pedro García Cueto

mos, / Y tus labios sellaron ese encuentro / con relatos de tus viajes habitando de risas mi pupila" (vv. 5-9). 2

Muy cierto, porque quien conozca la humanidad de De la Peña, también sabe que es un excelente orador, un hombre de gran cultura y extremadamente vivo a la hora de revivir su pasión viajera, llena de anécdotas y aventuras. Como si el amigo fuese el creador del lenguaje, el poema termina diciendo: "En algún paisaje cercano, / en la calle de tu poeta preferido, / le has puesto nombre a las cosas" (vv. 19-21). Para no extenderme demasiado en un libro que merece más lecturas, comento un poema del último apartado dedicado a las gatas de Rodas, simbiosis de figuras que aúllan a la luna, por ser ancestrales, por llevar implícitas la femineidad de ese animal fascinante que es el gato . Dice así: "Piedras legendarias, muros im p osibles. / Arqu eados tech os sujetando el m undo / bajo un cielo azul, verde, malva, violeta / donde la angustia humana pervive / clavada en la mirada de un mundo griego" (vv. 1-5). Asistimos al mundo antiguo, que se mantiene, un mundo que cambia de color, donde el ser humano perece frente al hermoso espectáculo de lo que no ha de morir. La imagen del niño griego nos devuelve a la infancia, que es, sin duda, el espacio preferi d o de Amparo Peris, esp acio no mancillad o por la culpa de la

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vida adulta, por la imagen presente de nuestra caducidad. Termina el poema, con la desolación que deja uri mundo lejos del nuestro, donde aún vive la miseria: "Incansables ojos que piden una limosna / al turista inmune que contempla las Ruinas / en la Ciudad Vieja de Rodas" (vv. 6-8). La pregunta queda en el aire: ¿dónde está la ruina, en el ser humano "inmune" que -no mira al niño o en el paisaje que envejece progresivamente sin morir nunca? Felicito a Amparo Peris por este libro, hecho de sensualidad, con el aroma de la buena poesía, clásica en el sentido de que el lenguaje no necesita paradojas (com o en otros poetas celebrados contemporáneos) para que veamos el amor, la p asión, el deseo y los temas que sustentan nuestra vida, temas de siempre que en ellimpio lenguaje de la escritora valenciana nos seducen h asta adormecernos com o en los sueños o en los cuentos infantiles, paisajes que son necesarios para seguir viviendo, con los libros como compañeros esenciales, por supuesto. La vida (el placer de los cuerpos, los momentos de felicidad, la dicha fugaz, el posterior desencanto) se conjugan en este libro, con especial maestría, con el mundo de los libros (la referencia a escritoras que dejaron su piel en sus novelas, Virginia Woolf, Sylvia Plath, etc., y el" mUlldo de los cuentos, siempre necesario para no perder la fantasía de la niñez) logrando su cénit en el viaje a Rodas, lugar fascinante que conjuga la historia con los sueños para nuestra escritora valenciana.

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Viaje por la poesía

RICARDO MARTfNEZ

timiento", que podría "No hay ningún lugar aventurarse el que ni un más allá de las cul turas - se LOCUS solo lector que entre en nos dice en un prólogo tan AMOENUS este libro habrá de quedar útil e instructivo como A>J'TÓJ.ÓGlA ut: LA LtJ<~¿', ~lIDliVAL D& LA í.ufRICA defraudado; esto es, no ameno- que nos permita (1ó1C'Ín.. 'Ú,dlot'. hd~t. ,llUd:ntl)c\ haya de obtener enseñan-'una visión imparcial e iliza de vida, como diría el mitada". Y añade, en refefilósofo . rencia aplicable a esta magnífico libro compilatoDifícil es, por tanto, europeos extraer algunos ejemplos rio: "Como podemos huir tan poco de concretos que ayuden a la propia cultura como del concretar lo expuesto, propio cuerpo o de la propero sí es verdad que pia lengua". En efecto, ella algunos destacan, ya sea -y su circunstancia- nos por la estética del lenguaje han conformado, y hoy Locus amoenus o por su propia elegancia nos definen. De ahí que Jenaro Talens y Carlos Alvar emocional: "Dentro en el este empeño culturat esta Galaxia Gutenberg vergel/moriré; / dentro edición llevada a cabo por en el rosal / ma tar me los profesores Alvar. y Talens sea tan han. / / Yo me iva, mi madre, / las rosas pertinente como necesaria; más ahora, coger; / hallé mis amores / dentro en él tal vez, por cuanto lo que aquí (en el vergel. / Dentro en el rosal/matar l1le período recogido, "La poesía medieval han"; así canta un delicado poema anóhispana") ha sido un ejemplo de interrenimo del siglo xv. Si lo que pretendemos lación fructífera y creativa entre distines deleitarnos con un poema árabe del tas lenguas, culturas y religiones, hoy siglo XI, cuyo autor es Ibn Jafaya, he aquí constituya el añorado espejo en que un ejemplo: "Me adentraré en las tiniemirarse para aprender de aquella conviblas donde sólo se enciende / el fuego vencia. , de sus ojos y de mi ánimo". Por fin, si Los textos traídos a colación, ya sea acudimos a uno de los períodos literapoesía en hebreo, en provenzat en rios más fecundos y hermoso de nuestro mozárabe, en galaico-portugués o castepaís, el correspondiente a la lírica galaillano (los que más), en latín, en árabe o co-portuguesa, nos será dado leer ellánca talán son de una belleza tan sugerente guido canto del amador que canta: o plástica, tan íntima y, desde luego, "Como murió el que amó / a tal dama "siempre bien traída a la razón y al senque nunca le favoreció / y quien la vio },E.NL~5VLA

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Ricardo Martínez

llevar por quien / no la merece ni la mereció; / ¡Ay, mi señora, así muero yo!". No mueras, tú, lector, sino de buen amor. No mueras sin haberte acercado a

estos textos de poesía arrebatada, plena de dulzura y bienes. Un precioso homenaje a la literatura española.

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La trascendencia de la tercera edad Ángel Gabriel Las Navas Pagán

FRANCISCO RUIZ DE LA CUESTA

Obra muy interesante Escribía el profesor Luis ÁNGEL GABRIEL LAS NAVAS PAGÁN donde el autor, aborda y Rojas Marcos: "La ú ltima pone d e relieve, la imporetapa de la vida se caracLa trascendencia tancia de la longevidad en teriza por la sabiduría, y de la tercera edad el panorama actual, rola sabiduría de los mayozando lo mágico y tr res se llama tolera ncia, cendente. Ofrece y po e profundidad, coherencia de relieve, con pincela y habilidad p ara d istinprecisas, las alegrías y . guir lo impor tante de lo sabores de la madurez. que no 1o es " ... Li ro fácil e lee , La trascendencia de la que hace en ar e la tercera edad es una obra 10nge'\idad integrada, en rigurosa que examin a la n el sentido o iti,,·o e la realidad geriátrica. Des"Edad de Oro", como cribe de manera acertada gusta llamada el autor. la importancia de la lonLa. trascendencia Ángel Gabriel Las de IDa terceIa edad gevidad. El libro vien e Navas Pagán es un vetera- Editorial ostrurn prologado, con m aes tría, no periodista y escritor por José Antonio de Mesa madrileño, colaborador de prensa iberoaBasán, Secretario general de la UNESCO mericana y española, con libros muy en España. importantes, publicados con éxito: Del Estarnos ante un volumen didáctico, amor y otros ensayos; Gwu1alajara a vuelapludonde el autor analiza, describe y proma; Una doncella de Castilla ... También es fundiza, con orden y rigor, la vida en la miembro de siéte asociaciones de prensa. "Edad Dorada". Y lo más destacable del El autor reflexiona sobre la longevilibro es la enseñanza que dicta. "Endad con acertados argumentos, la senesgancha" al lector desde el primer capícencia y la actividad, la espiritualidad y tulo. Una obra atrayente y emocionante la salud. Siempre con consejos positivos. que seduce y entretiene. Enhorabuena al Con la educación, la armonía y la coheescritor y periodista Ángel Gabriel Las sión social se logran metas para una N avas Pagán. Hay que tener bien claro vejez feliz. que envejecer no es lo mismo que enferEducación, alimentación, higiene y mar. Tener una vida larga, feliz, enrimovimi~nto, son los aliados p repondequecedora, gratificante. Calidad de vida rantes para evitar el envejecimiento. p ara una longevidad trascendente.


La experiencia de la memoria De Joaquín Benito de Lucas

PEDRO

A. GONZÁLEZ MORENO

identificado. Tal es la tesis Joaquín Benito de J04quln Iknlto d~ LUC"Q$ , .,. Lucas es, esencialmente, que defiende también Ángel t.tb . . un poeta de la memoria, Sánchez Pascual en su artícuEXPER1ENCIA DE LA " " lo "Tras las huellas generacuya obra está marcada MEMORrA cioneales de JBL", en un por lo que él mismo llama reciente homenaje monola tiranía del regreso, y cuya gráfico que, en su número 7, voz discurre fluvialmente le dedica la almeriense rehacia un reino antiguo que vista Buxía. En este sentido, fue el de su infancia. De Pedro J. de la Peña, en el próahí lo oportuno del título logo a la presente edición, le de este libro, La experiencia sitúa en un lugar intermedio de la memoria (1957 - 2009), ,\L, \!\I 1111 IV ... .. .....·'. 11«-,.. r. ......,. lt.~ U l,.'Irt. " M."•• , ...... entre ambas promociones que reúne en dos volúpoéticas, argumentando que mentes la larga trayectoria su obra es como un eslabón lírica del poeta y que aparece publicada por Edito- La experiencia de la memoria intermedio, una especie de bisagra entre la etapa de la rial Calambur. Joaquín Benito de Lucas poesía social y la generación Joaquín Benito de Lu- Editorial Calambur 'elel 50, sin pertenecer de cas es un poeta adscrito, en lleno a ninguna de las dos". principio, a la llamada proLos senderos abiertos (escri to en el 57 moción poética del 60, un grupo que preaunque publicado en 2007), Las tentaciones tendió buscar su e.s pacio generacional tras (1964), Materia de olvido (1968) y Kz (Campo las jornadas que, bajo la coordinación de de concentración) (1970) son los cuatro priPilar Palomo, tuvieron lugar en Marzo de meros libros de Joaquín Benito de Lucas, 1987 en Zamora, y en las cuales participaen los que de una u otra forma, aparece el ron siete poetas (Miguel Femández, Ángel nexo común que es el desarraigo, motivaGarcía López, Antonio Hernández, Jesús do siempre por alguna circunstancia bioHilario Tundidor, Diego Jesús Jiménez, gráfica del poeta. En todos ellos se maniManuel Ríos Ruiz y el propio Joaquín de algún modo un sentimiento de fiesta Benito), a los que se sumaron posteriorexiliado, ya sea motivado por su estancia mente Félix Grande y Rafael Soto Vergés. en Oriente Medio -Las tentaciones-, ya sea Sin embargo, dado el aleatorio y movepor el abandono de la patria de su infancia, dizo estado de los enclaves promocionales, el Talavera -Materia de olvido-, o ya por sus autor talaverano ha ido mostrando con el años vividos en Berlín -KZ (Campo de contiempo una mayor proxiriridad a los poetas centración)-. Pero será Materia de olvido el del 50, con los que confiesa sentirse más jt

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La experiencia de la memoria

libro a partir del cual la voz del agua, como símbolo de la memoria, se convierte ya en uno de los motivos medulares de su lírica, yen un signo emblemático de su pasado.

De los ámbitos oníricos hacia el ámbito del amor

Plancton (1976) se construye también sobre el tema de la memoria, pero con él se entreteje un motivo nuevo: el de los sueños, el de las imágenes oníricas concebidas como un modo diferente de conocer, interpretar o incluso revivir la realidad. Por su parte, Memorial del viento (1978) es una obra de temática diversa que aglutina poemas en homenaje a escritores o amigos, si bien presentan como nexo un sutil hilo conductor que no es sino una idéntica actitud solidaria con aquellos seres que han sido condenados al sufrimiento o a la muerte. Con un acento sereno y compasivo, pero doliente siempre, el poeta muestra su irrenunciable compromiso con la verdad y la justicia, y se solidariza con todas aquellas criaturas que han sido sometidas a un duro destino y que, como el propio Cervantes, lucharon contra tanta injusticia, contra tanta mentira. Antinomia y Campo de espuma son dos libros escritos simultáneamente y también publicados en el mismo año, 1983, de ahí que giren en tomo a una temática, una estética y una atmósfera comunes. Se trata, en realidad, de una misma obra dual, concebida como una amplia reflexión sobre el amor y el desamor, o sobre la pasión y el olvido, aunque en ambos libros el sentimiento amoroso es abord~do desde diferentes perspectivas. En Antinomia el poeta cede la voz a los ·personajes de Iil Celestina, y en Campo de espuma entona su cántico desde el punto de vista de la primera persona. Diálogo y monólogo son, en consecuencia, las diferentes técnicas con las que Joaquín Benito de Lucas elabora su reflexión lírica.

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En 1987, con Iil sombra ante el espejo, Benito de Lucas vuelve su mirada y su mundo creativo hacia el tema esencial de su lírica, el de la infancia. Como si avanzara a impulsos de su propia nostalgia, el poeta acaba volviendo los ojos a su patria talaverana, al tiempo muerto de sus re.cuerdos y a la música de su río, que es la de su niñez. Y esto, en el fondo, tal vez lo haga por la razón que le escuchamos en el poema "Brindis de la amistad": "Porque queremos/ ser felices/ bebemos de la infancia,/ evocamos escenas/ que apenas la memoria reconoce" .

Hacia los ámbitos de la memoria Tras La sombra ante el espejo, Benito de Lucas publica tres títulos, un tanto alejados de sus preocupaciones habituales, pero en los que parece reflejarse un mismo espíritu de búsqueda. Antes de reencontrarse con el mundo que ya se había manifestado en Materia de olvido, la lírica del poeta talaverano se. remansa y se diversifica como si pretendiera buscar nuevos acentos y nuevas direcciones en su universo poético. Regresa a la temá tica amorosa de Campo de espuma para abandonarla acto seguido, explora los tenebrosos ámbitos del dolor y la soledad, o se adentra en las reflexiones metapoéticas en Dolor a solas (1991); y posteriormente busca en el viaje un pretexto para construir una peculiar metafísica de los sentidos en Invitación al viaje (1995). Diferentes maneras de la búsqueda que sirven de preámbulo al bloque final y más representativo de su obra, configurado por su tetralogía de la memoria. En Album de familia (2000), Iil mirada inocente (2003), El reino de la niñez (2006) y Iil escritura in(ieleble (2009), Joaquín Benito de Lucas vuelve a reencontrarse con su propia voz y sus propios recuerdos. Ha regresado a la música antigua del río, a su origen de agua. Este río de Joaquín Benito


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Pedro A. González Moreno

de Lucas, al que regresa ya monográficamente para realizar sus inmersiones rituales, es mucho más que un mero elemento escenográfico. No es el poeta quien canta al río; es el río el que suena dentro de sus versos. Sus aguas son la proyección de un hondo sentimiento interior, de ahí su naturaleza simbólica. Son eso y no otra cosa: un símbolo de la pureza virginal del pasado, una metáfora de la inocencia, una transposición interiorizada de los paisajes de la infancia. El agua, en Joaquín Benito de Lucas, es ya una forma, de mirar, y la mirada del agua es la reconstrucción de un espacio mítico, el del pasado, que sólo está poblado de sombras, recuerdos y cadáveres. Pero el agua es, también, y sobre todo, un elemento ritual que permite al poeta llevar a cabo la inmersión en las profundidades de su conciencia dolorida. Album de familia es el libro de un regreso, un libro donde el poeta retoma a un ámbito y a un tiempo que ya no le pertenecen, a un lugar en donde ya nadie le espera, salvo el río, que se detiene para acogerle entre sus orillas maternales. El poeta vuelve, después de tantos años, a un lugar despoblado por el que sólo deambulan las sombras muertas de un ayer irrecuperable. La mirada inocente viene a ser una página nueva de ese "álbum" de la memoria que el autor había trazado ya en su libro anterior. La mirada del nIDo, que es la mirada de la inocencia y la ternura, sigue poniendo ante nuestros ojos sensaciones de ayer, evocaciones de un pasado que oscila entre la felicidad y la pesadilla, entre la ilusión y el desamparo. A lo largo de La mirada inocente, el poeta nos ofrece un emotivo daguerrotipo, en colores grises y desleídos, de esa época en la que transcurrió su infanda, "en esos años turbulentos/ de mil novecientos cuarenta y tantos", en aquellos años oscuros, años perdidos, años muertos ... que a él y a los de su generación les tocó vivir. Unos años

oscuros marcados por el fantasma del hambre y el racionamiento, la tos y la tuberculosis, en los que vemos, como si se tratara de fo'tografías muy antiguas, a un niño prema turamente incorporado al mundo de los adultos, trabajando con apenas doce años en una barbería, o aprendiendo sus primeras lecciones o sus primeras lecturas en escuelas frías y tristes donde difícilmente se aprendía la verdad de la vida. El reino de la niñez viene a ofrecemos, desde diferente perspectiva, el mismo tema en tomo al cual giraban los dos libros anteriores. Dentro de un formato y un estilo que parece concebido "para niños de todas las edades",lo que Joaquín Benito de Lucas nos presenta es una nueva imagen de ese "Paraíso de la infancia" al que se alude en el título que sirve de pórtico general al libro. Visión edénica de un mundo en el que aún existía la inocencia original y en el qué aún no había instalado sus garras el dolor. La escritura indeleble (2009) completa ese ahondamiento en los ámbitos de la memoria, donde veces la infancia se concibe como un recinto protector y balsámico que ahuyenta las sombras interiores del poeta; y a la recuperación de sus ruinas no se enfrenta el autor como si realizase una mera tarea arqueológica, sino que los restos de aquel naufragio aún perviven y se proyectan sobre el hombre actual, alimentándolo: De ahí la ternura que rebosan algunos de sus poemas, escritos en un tono conversacional y narrativo, con apenas concesiones a la retórica. Sin embargo el poemario, que comienza con la visión ilusionada y casi mágica de una infancia cuya luz proporciona protección y consuelo, va poco a poco convirtiéndose en una reflexión amarga y descamada sobre la enfermedad, sobre el sufrimiento y el dolor y, finalmente, sobre la muerte. Una visión desolada y elegíaca a través de la

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La experiencia de la memoria

que el poeta concibe la vida cpmo un campo de batalla, y desde semejante perspectiva contempla la vida con el desgarro más profundo y con la viva quemazón de una angustia seca y sin consuelo. Poemas de un reino perdido pero reconquistado poéticamente, vidas que se fueron, voces y rostros desdibujados ya entre la niebla, pero que el poeta ha salvado y ha dejado escritos no con la pluma

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sino con su propia carne y con la tinta indeleble de los recuerdos. Así el poeta deja escrita su voz, tal vez con la esperanza de que sea lo único que sobreviva al fin en el terrible naufragio del tiempo y de las cosas. y como él mismo asegura, citando unos versos suyos de AZbum de familia, esa voz "ni importa quien la escuche o quien la lea. I Su escritura indeleblel queda en la arena como testimonio".


Giovanni Batista. Bodegón con libros, vela y es tatua 'de bronce

RESEÑAS


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Reseñas de libros

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PEDRO APARICIO Sur de Europa Pedro Aparicio Sánchez (Madrid, 1942) es médico. Licenciado por la Universidad Complutense de Madrid (1966), se doctoró con Premio Extraordinario (1976) en la Autónoma de Barcelona. Ejerció la cirugía, sucesivamente, en dos hospitales · madrileños, La Paz y el Clínico Universitario, y se graduó en Periodismo (1972) en la Escuela Oficial de Madrid. En 1975 se trasladó a Málaga como profesor Adjunto de Cirugía de la Facultad de Medicina y Jefe de la Sección de Cirugía Vascular en el Hospital Carlos Haya de esta ciudad. Conferenciante y articulista frecuente sobre temas diversos como la música, la cultura, el municipalismo o la Unión Europea, en ninguna de sus funciones o cargos públicos ha ocultado una fuerte vocación literaria. Desde hace más de tres años publica cada sábado en el periódico Sur sus recuerdos, emociones u opiniones. Algunos de estos artículos se recogen en la presente edición.

Sur de Europa Pedro Aparicio Fundación Málaga, 2008

LUIS BÉJAR Un error de cálculo Un buen día, Teodoro Sagredo, un profesor ex progre un tanto asqueado del oficio y desencantado de la vida, decide afeitarse la barba. Teodoro está a punto de cumplir cincuenta años y no es consciente del peligro que entraña un gesto tan banal. De la noche a la mañana se convierte en otra persona, alguien irreconocible para su mujer y su hijo. Y cuando Teodoro insiste en ser el que era antes, es recluido en un manicomio, la Residencia Social Asistida Nuestra Señora del Amparo, que él rebautiza como el Reino de Aglapsia. De tanta desazón apenas le salvan las fugaces apariciones de una joven llamada Libertad y las divertidas conversaciones que entabla con Pío Baroja en la biblioteca del hospital. En su particular descenso a la noche del alma, Teodoro Sagredo nos relata su fracaso profesional, matrimonial e incluso cívico, desde los años del franquismo hasta la desencantada Transición. Al final descubriremos que el Reino de Aglapsia no es más que la versión ensimismada de un país anclado en sus atavismos de siempre, en el que todo aquello" que no es locura no Liene más remedio que ser pecado". "Una fábula moral, tan divertida como patética, en la que se narra la contabilidad de la vida de un inolvidable personaje, que contiene el espejo de lo que somos". LUIS MATEO DíEZ

Un error de cálculo Luis Béjar El Aleph Editores, 2010


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EZEQUÍAS BLANCO Una ceja de asombro

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Ezequías 'Blanco

Ezequías Blanco (Paladinos del Valle-Zamora, 1952), percusión y alma de la revista Cuadernos del matemático, ha publicado hasta el momento los siguientes libros de poemas: Limitación del vuelo; Palabras de la Sibila; En medio del desierto; Archivo de imágenesImágenes de archivo; Los caprichos de Ceres; Objetos del amor lejano y Construirte un abismo. La cita inicial de Una ceja de asombro es de W1 escriba egipcio y ya manifiesta el aSW1to del libro: el poema, la poesía, su extraño alivio despeñado. El autor, Ezequías Blanco, encuentra su teatro de operaciones merced a W1a imaginación y W1a frescura que apW1talan el visionarismo y el pensamiento, la intuición y la reflexión, vías maestras de su quehacer. La meta poética es así revelada en su gracia de difícil sencillez, y el hacedor, con desparpajo, pone ideas, con lo que acuden a su reto tanto la inspiración como el análisis. Los contrarios se asocian y W10 sale de este libro con el cofre que guarda la buena poesía abierta, esa que turba en la emoción y perdura en su sustancia.

Una ceja d"e asombro

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Una ceja de asombro Ezequías Blanco Huerga&Fierro Madrid.

ANTONIO HERNÁNDEZ

CÁSTOR BÓVEDA Amos Acero Cuando Amós Acero Pérez, maestro y primer alcalde democrático de Vallecas, frente al pelotón de fusilamiento franquista, se negó a que le colocasen la venda sobre los ojos, supo mirar de frente a los desconocidos ejecutores de W1a venganza, con la misma solidez y claridad de espíritu con que había mirado siempre a la vida durante cuarenta y siete años. La talla de Amós Acero Pérez queda plasmada en los primeros párrafos de la carta que escribió a su familia pocas horas antes de su muerte:

Mi esposa e hijos adorados: Estoy viviendo las últimas horas de mi vida y mi alma se va tras de vuestro recuerdo para llevaros toda la grandeza de mi cariño. He tenido mala suerte; no ha servido la limpieza de mi vida y la nobleza de mi ejecutoria, para impediros este desenlace de dolor y de lágrimas. Me voy del mundo con la satisfacción y el orgullo de haber cumplido con mis deberes, sin daño ni quebranto de nadie. Sembré el bien por doquier hasta entre mis adversarios. La vida me recompensa así. Me siento orgulloso de encontrarme superior a los demás. Sentid también vosotros este digno orgullo mío, y que él sea el lenitivo que enjugue vuestras lágrimas y ahuyente vuestra pena. No me duele morir, siendo inocente, lo doloroso sería morir culpable.

Amós Acero Cástor Bóveda Ediciones de la Torre, 2009


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KARELCAPEK La Krakatita. Una fantasía nuclear El autor Karel Capek -Malé Svatonovice, Bohemia, Imperio Austrohúngaro, 9 de enero de 1890-Praga, Checoslovaquia, 25 de diciembre de 1938- dramaturgo, periodista y escritor, es uno de los autores en lengua checa más importantes del siglo XX. Aunque cultivó distintos géneros, destacó por sus obras fantásticas y de ciencia-ficción, siendo considerado como uno de los padres fundadores y principalmente cultivadores del género; de hecho él mismo acuñó el término "robot", hoy universalmenfe admitido, en su obra de teatro de 1920 R.U.R. (Robots Universales Rossum). Las principales obras de Capek, La Fábrica del Absoluto (1922), Krakatita (1924) o La guerra de las salamandras (1936), tienen un trasfondo político y filosófico característico por su fina iroma y por la sutil denuncia que realiza de la ascensión de regímenes totalitarios y la deshumanización radical de las sociedades modernas. El libro La Krakatita. Una fantasía nuclear, trata sobre Prokop, un ingeniero más bien excéntrico, que inventa la krakatita, una sustancia explosiva que libera la energía oculta de la materia yes capaz de arrastrar ejércitos y ciudades, pero sufre un accidente en su laboratorio y cae en un estado alucinatorio. Más tarde, ya recuperado, se da cuenta de que ha revelado sin querer la fórmula de la krakatita a su intrigante colega Tomes, a quien intentará encontrar. Pero ignora que él mismo y su krakatita se han vuelto objetos de interés para instituciones muy poderosas. Comenzará entonces una carrera contra el tiempo en la que tendrá que enfrentarse a un siniestro directivo, será apresado en un palacio, seducirá a una princesa y se topará con un grupo de anarquistas que desde una emisora pirata bloquea las ondas de toda Europa todos los martes y los viernes a las diez y media de la noche. La Krakatita, novela escrita en 1924 e inédita hasta ahora en español, advertencia sobre los peligros de la ciencia y la tecnología modernas, es una de las mayores obras antiutópicos de Karel Capek, y su influencia todavía hoy perdurable en la cultura popular contemporánea.

La Krakatita. Una fantasía nuclear Karel Capek El olivo azul Córdoba.


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FRANCISCO CARRASQUER

Poesía completa Francisco Carrasquer Launed (Albalate de Cinca, Huesca, 1915). Militante libertario, se incorporó al frente corno miliciano y finalizó la guerra del 36 corno jefe de Estado Mayor de la 119a Brigada. Internado en campos de concentración y recluido en prisión por redactar un manifiesto de la Alianza Democrática, logra exiliarse a Francia el año 1948. En el país vecino, se licencia en Psicología en la Sorbona para doctorarse en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad de Ámsterdam con una tesis sobre Ramón J. Sender. Ha sido profesor en las universidades de Groninga y de Leiden. Su profusa labor intelectual abarca el ensayo (Nada más

realista que el anarquismo, De los automatismos a la libertad, Holanda al español, Sender, el escritor del siglo XX ... ), la novela (Manda el corazón y Los centauros de Onir -en prensa-) y la poesía (Baladas del alba bala, Vísperas, Palabra bajo protesta .. .). Amén de su infatigable trabajo corno traductor que le ha valido los más prestigiosos premios neerlandeses y españoles, y sin olvidar su incansable colaboración corno articulista en los medios de comunicación internacionales. El p resente volumen, corno una edición de homenaje, recoge su poesía completa el mismo año que le fue otorgado el Premio Nacional de las Letras Aragonesas 2007.

Poesía completa Francisco Carrasquer Launed Natan creació, 2007

PALOMA CASTAÑEDA

Un puñado de estrellas Paloma Castañeda nació en Madrid el12 de marzo de 1947. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Su primer libro ha sido una biografía dedicada a Carmen de Burgos "Colombine" (Madrid, Horas y Horas, 1994), le siguió

Viajeras: Flora Tristán, Emilia Serrano García (Baronesa de Wilson), Emilia Pardo Bazán, Sofía Casanova, Carmen de Burgos "Colombíne", María Lejárraga (Madrid, Alderabán, 2003). Corno escritora ha obtenido premios literarios entre ellos Gente Joven de TVE (1976), Cartas para la semana de la amistad hispano-alemana (Rüsslsheirn, 1977) e Historias de un mundo mejor con el cuento Vida y muerte en Armero (Barcelona, Círculo de Lectores, 1994). Corno periodista ha colaborado con diversos medios de comunicación, entre los que destacan Cambio 16, Historia 16, Meridian, Raíces, Delibros, Tiempo de Historia, etc. También ha dado conferencias en diferentes ciudades españolas y varios de sus artículos han sido traducidos al alemán y publicados en la revista germana Tranvía. En la obra de Margarita Espuña, Tres tazas de café es uno de los personajes de la novela.

Un puñado de estrellas Paloma Castañeda Visión Libros.


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JUANA CASTRO Heredad Cartas de enero La de Juana de Castro es una poesía de luz y de contrarios, nutrida por la infancia pero abierta a la encrucijada de su tiempo, frontera entre dos mundos. Con modulaciones diferentes para cada libro, ha creado su propio lenguaje, bebiendo de la tradición andaluza y en diálogo con las escrituras coetáneas desde la fidelidad a una palabra poderosa recorrida por el temblor y la belleza de las imágenes, siempre en la coherencia y en la indagación. ' Este volumen recoge un amplia muestra de toda su trayectoria poética (1978-2010) y añade el libro inédito Cartas de enero, que ofrece una expresión nueva donde el latido se hac:e más tierno y desgarrado, abierto al amor y a la búsqueda de un mundo sin respuestas. "Las tranSformaciones que la obra de Juana de Castro se ha marcado como objetivo suponen una verdadera ampliación de su heredad y del mundo; se trata de completar el legado patriarcal de la lengua y la cultura recibidas con la perspectiva y la experiencia de las mujeres, de las que vivieron y transmitieron una cultura sin historia, y de las que viven, de modo que esa perspectiva y esa experiencia constituyan por derecho propio parte del legado que a todos, hombres y mujeres, nos corresponde y que todos hemos de transmitir".

Heredad seguido de Cartas de enero Juana Castro Vandalia 38 Sevilla.

OLVIDO G ARCíA VALDÉS

SOLEDADCAVERO Ráfagas Sial/Fugger Poesía Soledad Cavero (Madrid) es especialista en Animación a la Lectura y participa en la Escuela de Animadores del Instituto de Ciencias de la Educación (Universidad de Comillas) . Es a).ltora de una variada producción literaria: poesía, relato, ensayo, artículos, teatro infantil. Además de numerosos libros de literatura infantil, ha publicado los poemarios A través del espejo (1980), En esa fti ente inagotable (1982), Con los pies descalzos y un paraguas rosa o azul (1987), Mar verdadero (1990), Sahrazad (Premio Zenobia, 1991), Canto para un violín en ftiga (Mención Especial, Premio Ciudad de Miranda, 1995), Soñar es la palabra (finalista XI Premio Ateneo Jovellanos, 2002). como narradora, entre otras distinciones, ha obtenido los siguientes premios: Hucha de Plata, Háblame de Amor y Amistad, Mención finalista en el Premio Internacional Querido Borges. Ha participado en Bienales, Conferencias, Recitales, dentro y fuera de España. Sus poemas han sido estu-

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Ráfagas Soledad Cavero Sial/Fugger Poesía.


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diados y expuestos en diversas universidades de EE. UD. Parte de su obra-está traducida al francés y ruso. La naturaleza humana encierra un continuo desafío. Den tro del ser, a lo largo de su-recorrido, surge un ansia profunda por llegar a un mayor conocimiento. El amor, el dolor, la muerte, son el motor principal que ponen en movimiento nuestra búsqueda. Prueba tras prueba, detrás de un Yo} que parece invitamos a ser en una totalidad inalcanzable, el hombre lucha consigo mismo y los hechos que vive . . Desde esta lucha, a veces caótica, al:b orde mismo del abismo, surgieron estos pensamientos como cae la lluvia lentamente. No los busqué; llegaron poco a poco y empaparon mi tierra echando raíces en la palabra. Si una de estas ráfagas en el devenir de su tiempo abriese alguna puerta, será el viento sólo quien lo haga. Plantaré en tonces, allí donde me encuentre, un árbol en su memoria. SOLEDAD C AYERO

JOSÉ LUIS CLEMENTE Antropología de un seductor Al igual que las ménsulas eróticas de nuestras más hermosas ermitas románicas que salpican los valles norteños, pretend ían un efecto didáctico sobre los posibles y presuntos p ecadores ... y aunque nunca se sepa, en realidad, el sentido en que iban dirigidas tales enseñanzas .. . con Antropología de un seductor, este "peculiar y necesario poeta" según algunos críticos literarios, que hace su primera incursión en el ámbito de la novela, utiliza el envoltorio de "novela erótica" para desnudar al hombre -y por supuesto a la mujer- sin el menor interés erótico y sí -en cambio- con un fuerte sentido antropológico e incluso místico, en busca, no del placer, como sería lo lógico, sino la utopía, de la idea: pura y desnuda ... Por ello y si hay que concretar sobre un libro dificilmente definible podemos decir que Antropología de un seductor es una especie de novela erótica que se ríe hábil e inteligentemen te de las diversas y ramplonas especies de narrativas eróticas · que embrutecen este, a veces, denostado género literario.

Antropología de un seductor José Luis Clemente Heptaseven Editores, 2008


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ANTONIO COSTA GÓMEZ Las fuentes del delirio Antonio Costa Gómez nació en Barcelona, se crió en Galida. Es p rofesor de Literatura. Le gusta el vino tinto y Jacqueline Bisset. También las hortensias y la poesía de Rilke. Colabora en distintas publicaciones y escribe libros. Tercer clasificado en el 50° premio Planeta con Las campanas. En Cultiva también tiene publicados el libro de relatos eróticos El tamarindo y una novela con el amor como protagonista, titulada La seda y la niebla.

Las fuentes del delirio Antonio Costa Gómez Cultiva Ensayo.

RUBÉNDARÍO La ninfa y otros relatos Oscurecidos por el ascendiente de su poesía, los cuentos de Rubén Darío son parte insoslayable de su mundo literario y un ejemplo cimero de la prosa modernista. Los primeros relatos toman la forma de estampas líricas a la manera de los parnasianos, deliciosas ensoñaciones en las que el narrador poeta se retrotrae hasta los días luminosos de la antigua Grecia, recrea las leyendas medievales, actualiza los cuentos de hadas o se deja seducir por los exóticos y desconocidos escenarios de!" Oriente, desde una sensualidad neopagana que se presenta en clave inequívocamente moderna. [... l"Todo lo renovó Darío: la materia, el vocabulario,la métrica, la magia peculiar de ciertas palabras, la sensibilidad del poeta y de sus lectores. Su labor no ha cesado ni cesará. Quienes alguna vez lo combatimos comprendemos hoy que lo continuamos."

JORGE LUIS BORGES

LA NINFA y OTROS RELAT OS

P RóLOGO DE l GN .... CIO F. G AJUi ENDlA

La ninfa y otros relatos Rubén Darío Paréntesis Editorial, 2010


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GLORIA DE FRUTOS Asfalto en la mirada Gloria de Frutos nace en Madrid el año 1946. Es fundadora de la Asociación de Amigos de la Biblioteca Pública de Valenciana (1989), dirige la revista Líneas amigas y colabora en la revista Corondel. Ha publicado poesía en Eneágono VVAA. (La Buhardilla, 1998) y en El tiempo de acaba VVAA. (Páginacero, 1998). Los cuentos: Demasiado corto (Edisena, 1997) y Mariposas en la almohada en Siete Puntos Cardinales (Páginacero, 1999). Poemas suyos han sido publicados en la antología Poesía al Límite (Páginacero, 2000). Cada poema de Asfalto en la mirada es un personaje que intenta llamar la atención del lector, implicarle en la búsqueda de uno mismo, teniendo siempre presente un arraigado sentimiento de fugacidad que al fin Y al cabo iguala a todos los pasajeros que transitan hasta el camino de un olvido de piedra.

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Rsfalto en la Mirada Glo ria de Fru tos

Asfalto en la mirada Gloria de Frutos Páginacero ediciones.

PEDRO DE PAZ Muñecas tras el cristal Pedro de Paz nace en Madrid el 26 de octubre de 1969. En 2003 escribe su primera novela. El hombre que mató a Durruti. Ese mismo año, esta novela se erige, por decisión unánime del jurado, en ganadora del 1 Certamen Internacional de Novela Corta José Saramago, siendo publicada en 2004 por la editorial Germanía. Jaime Areta es un joven treintañero de existencia anodina e introspectiva que se dedica profesionalmente a la informática. Para él no existe otro mundo que no sea su ámbito laboral y su particular universo interior en el que desarrolla una peculiar afición. Es lo que suele denominarse un Pic Hunter: una persona que se dedica a navegar por Internet en busca de fotos pornográficas con el fin de almacenarlas, coleccionarlas y clasificarlas. En una de sus múltiples cacerías termina visitando una página de contenido erótico donde encuentra la foto de Noelia Ballesteros, una mujer a la que conoció siete años atrás, de la que estuvo profundamente enamorado y con la que, por una serie de circunstancias, acabó perdiendo todo contacto. Impactado por su reciente descubrimiento y aguijoneado aún por su recuerdo, decide investigar el actual paradero de Noelia y las causas que la han llevado a formar parte del insólito e inquietante · mundo de la pornografía, descubriendo en su recorrido mucho más de lo que hubiese deseado llegar -a conocer.

Muñecas tras el cristal Pedro de Paz El tercer nombre, S. A. Madrid.


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JUAN RUIZ DE TORRES Última puerta del silencio Juan Ruiz de Torres, madrileño (1931), Dr. Ingeniero Industrial, Dr. en Filología Hispánica y licenciado en Informática. Residió y trabajó en siete países entre 1959 y 1979. Desde 1980, dirige la Asociación Prometeo de Poesía y coordina la Academia Iberoamericana de Poesía, entre otras instituciones. Escribe narrativa, ensayo y poesía, género en el que ha publicado una treintena de libros. Jurado literario, crítico, editor. Aunque ha recibido una treintena de distinciones de varios países, nunca ha participado en concursos de poesía.

Leía . las líneas del poeta -versos a veces, otras apenas balbuceos-o

Última puerta del silencio Juan Ruiz de Torres Huerga & Fierro, 2010

y sentí que en su curso me perdía, y espesándose, era rémora el aire.

Miré el poema muy de cerca; para enredarse entre los ojos, para impedirme el paso y distraerme, bullía el adjetivo. INÉDITO

ALEJANDRO DUQUE AMUSCO A la ilusión final Desde 1994, año en que apareció Donde rompe la noche~ el poeta sevillano Alejandro Duque Amusco (1949) ha mantenido un largo silencio, sólo roto por la publicación de dos «plaquettes», Briznas y En el olvido del mundo, ambas de 2004, y por una breve antología personal, Lírica solar, que ha visto la luz en 2008. Con la independencia estética que siempre le ha caracterizado, vuelve ahora con este nuevo título, A la ilusión final, que Renacimiento se complace en publicar, como ya hizo antes con Sueño en el fuego (1989). En progresivo despojamiento, el nuevo libro de Amusco cabe verse, en cierto modo, como un recorrido entre lo verdadero y lo ficticio, la meditación y la autobiografía, entre las perplejidades de la realidad y los espejismos de esa «ilusión final» que llamamos arte.

A la ilusión final Alejandro Duque Amusco Editorial Renacimiento.


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IÑAKIEGAÑA Los crímenes de Franco en Euskal Herria 1936-1940 Más de seis mil vascos fueron ejecutados por los seguidores de Franco en los años posteriores al golpe de estado de 1936. Detrás de esta escandalosa cifra se esconde una de las mayores tragedias del mundo moderno. Desamparados, vilipendiados durante el franquismo, un manto de olvido se ciñó sobre las víctimas, sus familias y sus ideales. Hasta hace bien poco. Por vez primera, gracias a las investigaciones más recientes, todos estos hombres y mujeres han salido a la luz y recuperado su protagonismo. No solamente ellos, sino las circunstancias de sus detenciones y fusilamientos, los nombres de los verdugos que ejecutaron las directrices de Franco, los métodos para la implantación del terror, las complicaciones, la represión específica sobre la mujer, la cárcel. .. Esta obra ofrece todos los detalles de semejante villanía, los desmenuza y, finalmente, los interpreta. Imprescindible para conocer lo más avieso del régimen franquista.

Los crímenes de Franco en Euskal Herria 1936-1940 Iñaki Egaña Editorial Txalaparta Tafalla (Nafarroa)

MANOLITA ESPINOSA Cartas al Renacimiento de la Palabra Mano lita Espinos.

Veamos si el RENACIMIENTO fuera un vuelo de pájaros en simetría, con fondo de cielo azul; un canto amanecido en los colores de las cuatro estaciones del año; un eco de palabras de todos los tiempos y toda la Humanidad; una conjunción universal de manos, con vegetación del Océano de la vida. Si el Renacimiento fuera ... Pero el Renacimiento espera siempre «el día del Sol» para mostrarse en su esplendor. Y espera que el Hombre llegue con el himno de sus orígenes y vestido de Amor. Mientras el espíritu y el cuerpo se abrazan en la Belleza de la luz. El Renacimiento no es solamente un tiempo de oro en la Historia. Quiere ser, sobre todo en esta ocasión, asombro y diálogo con los «valores» (cualidades o atributos). del hombre; también, esplendor en las huellas de nuestros momentos mejores. Tal vez quiere ser oquedad luminosa del silencio creador; algo precioso en el presente que vivimos. Y quiere ser Palabra desnuda y plena, a la vez. Entre tanto, yo sigo escribiendo Cartas en las páginas del viento. Y busco el viaje de la flauta que tenía el sonido de todo el Universo. Y a ti, lector, te invito a que pongas, ya, tu lenguaje más amado. Y cuando hagas la lectura de mis Cartas, se habrá tendido un «puente» en el vacío para la peregrinación de los encuentros.

LA AUTORA

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Reseñas de libros

LIDIA FALCÓN Una mujer de nuestro tiempo LIDIA FALCÓN Q'NEILL (Madrid, 1935), es Licenciada en Arte Dramático, Periodista, Abogada y doctora en Filosofía. Su obra literaria abarca todos los géneros: teatro, ensayo, poesía, novela, con 35 títulos publicados, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas. Entre las novelas destacan Al fin estaba sola, Es largo esperar callado, Camino sin retorno, Postmodernos . Es la líder del feminismo español internacionalmente más conocida y ha obtenido numerosos premios por su labor continuada a favor de los derechos de la mujer. Una mujer de nuestro tiempo trata sobre Irene Larreta Valldemosa, una muchacha de 17 años que quiere ser famosa, deslumbrada por el rutilante mundo de la televisión y la lujosa vida de las estrellas de cine. Pero su familia, que pertenece a la burguesía de Barcelona, no comprende ni apoya sus anhelos. A través de los enconados y pertinaces esfuerzos que realiza para lograr su objetivo, conocerá las entrañas de los círculos secretos de la moda, de la publicidad, de las agencias de modelos que seleccionan a las afortunadas, y sufrirá las humillaciones y el acoso sexual al que los directores, ejecutivos y fotógrafos de esos exclusivos círculos someten a las jovencitas, fascinadas por las promesas de celebridad con que se las engaña. Al mismo tiempo, siguiendo las vicisitudes de la familia Larreta Valldemosa, conoceremos el mundo de la política, el funcionamiento del Parlamento Europeo y la evolución ideológica y espiritual de sus miembros, y la brutalidad y zafiedad de un sector de la juventud, en un magistral retrato de la evolución que ha sufrido la burguesía en los últimos quince años, a través de un fresco lleno de agudeza e ironía, en el que se describen con total sinceridad los más desconocidos intríngulis de algunos círculos de poder cuya realidad se hurta habitualmente a los ciudadanos. En esta novela, situada en un ambiente social que ha sido poco tratado por la autora hasta ahora en su ya muy extensa obra, Lidia Falcón se supera en la descripción de personajes, el análisis de sus reacciones psicológicas y la intriga de las circunstancias a las que deben enfrentarse. Su lectura proporcionará un renovado placer a sus incondicionales y permitirá a los nuevos lectores conocer a una de las más inteligentes escritoras españolas.

Una mujer de nuestro tiempo Lidia Falcón Q'Neill Editorial Montesinos Barcelona.


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BERNATFEUU El Acto

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Bernat Feliu

El AC,to 1

Este libro es el recorrido vital de un hombre que toma conciencia de su naturaleza y de su lugar en el mundo. El ser humano no para, la voluntad permanece vigilante y atiende a una acción social que desemboca en el acto mismo de la creación. El poeta lucha contra toda forma de opresión, combate en la batalla del hombre por el hombre y desafía la prisión de su pensamiento por los dogmas religiosos, filosóficos y morales. y este libro, ante todo, es la obra de un poeta. Una obra conceptual, unitaria y circular. Escrita con un lenguaje fuerte y exacto, y dotada de un estilo único e inclasificable. El autor avisa del nacimiento de un acto: un acto que se presenta agazapado, entusiasta, cíclico. Los poemas destilan una fuerza poco común aunque a la vez cercana y un mensaje que viaja de lo personal a lo universal, de lo universal a lo personal. .. "Donde se separan las conciencias, se divide la humanidad". Son los versos de un poeta que conmueve y cuestiona; de un creador que, impulsado por la potencia original, transmite y comparte un insólito manifiesto existencial.

El Acto BematFeliu Aude Barcelona.

PEDRO CHINCOA

LOURDES FERNÁNDEZ MARTÍNEZ Hilo Niño A partir de la unión casual de las dos p alabras que componen el título, la autora evocó la frase esos ríos moliendo molinos que forjan el verso, que la unía, como por ensalmo, a p oe tas como Antonio Machado, Gerardo Diego o Claudio Rodríguez, y al dolor d e la niñez, un tiempo de guerra y de ausencias. El río toma en este poemario el sen tido d el bau tism o de la tierra, y se convierte así en un símbolo del curso de la vida, y la vida de la muerte está separada por el hilo feble d e la Parca. Es tos pensam ien tos, que han derivado en un recuerdo histórico y personal, se convierten, en manos de la poetisa, en un culto a la palabra en las tertulias con poetas (muchos poemas reflejan versos de es tos poetas mayores). El río imaginario desemboca en el últim o poema, poema de esperanza, alegato con tra la guerra y contra el abuso de palabras hermosas que se han usado d e manera perversa, como patria o bandera. Se trata de un canto a Diana, la diosa de los ríos y los bosques, una aspiración, u n renacer, como el verso universal de un solo trazo.

H ilo Niño Lourdes Femández Martínez Editorial Ledoira, 2009


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Reseñas de libros

ANTONIO CARCÍA DE DIONISIO Mudanzas y jardines PREMIO DE POESÍA "VILLA DE ARANDA"

2009

Antonio Carda de Dionisio, tras una larga etapa de su vida dedicado a la música (como músico de orquesta y cantante), regresa a Manzanares (Ciudad Real) a principios de la década de los años 70, y es a partir de esa fecha cuando comienza a interesarse por la escritura y la poesía en particular. En el año 1978 crea, junto con otros poetas, el Crupo Literario Azuer, dándose a conocer en tertulias, recitales y colaboraciones en diversos actos y revistas. En 1996 funda la Revista de Creación Literaria Calicanto, de la que es su director hasta la fecha. Mudanzas y Jardines es un poemario unitario y profundo, que nos coloca entre la reflexión y el paisaje presente, entre la hora marcada y la decisión que se debe tomar. y una vez ahí, preguntarnos en qué lugar hay otra palabra que desiguale todo,· para reconquistar el azar y la suerte. Pues ahora sólo nos queda el cortinaje de los días y el silencio de los cuerpos. Estamos ante un libro que nos invita a cambiar de sitio para ver lo que somos. Y deben ser nuestros sueños los afortunados del nuevo lugar.

Totalidad de la espera

Mudanzas y Jardines Antonio Carda de Dioniso TELIRA. Tertulia Literaria Arandina y Ribereña, 2010

A~ON IO GARC[,\ DE D10N ISIO

XXV PREMIO DE POESÍA JUAN BERNIER PALABRA

La palabra se muestra triunfadora amalgama residuos victoriosos con las horas precisas e imposibles que ya fueron triza la levedad de lo que somos con arpegios clandestinos de verso en verso guardados en cofres ya proscritos camuflados tras la voz que nos dice lo necesario roto lo frágil del silencio esa figura altiva que desmiente el margen que nos queda.

TOTALIDAD DE LAESPERA ,Q v r REM IO JUAN BnlNI[R

Totalidad de la espera Antonio Carda de Dioniso Edita: Sección de Poesía Ateneo de Córdoba, 2010


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PILARGARCÍA LOUAPRE Ana de Austria La infanta Ana d e Austria fue hija de Felipe III. A los quince años la casaron con el Rey de Francia Luis XIII que tenía su misma edad . Su vida no fue fácil, no participó en el gobierno del país, pero cuando Francia estuvo en guerra contra España, su esposo y el Cardenal Richelieu la acusaron, sin pruebas, de mantener una correspondencia culpable con su hermano Felipe IV. Durante un cierto tiempo estuvo prisionera en su palacio. ¿Fue Luis XIII h omosexual? lo cierto es que dio preferencia a relacionarse con los varones alejándose durante años de su esposa, a pesar de lo cual, al cabo de veinte años de matrimonio, tuvieron dos hijos. A la muerte de Luis XIII, hereda el Trono su hijo Luis XIV siendo Ana de Austria la Regente. Durante la minoría del rey tuvo que defender el Trono contra la levantisca nobleza y luchó contra un movimiento revolucionario: la Fronda. Ana de Austria, junto al Cardenal Mazarino favorecerá la economía, las artes y las letras. Sin duda hará que con tal herencia, Luis XIV sea llamado el Rey Sol.

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ANA DE

AUSTRIA

Pilar Gurda Louupre

Ana de Austria Pilar García Louapre Editorial Aldebarán, 2009

LUIS GARRIDO Un extraño vagabundo en el Madrid de la posguerra Luis Garrido Martínez (Madrid, 1926) es autor de una amplia producción literaria. Entre sus obras cabe destacar las novelas de Los niños que perdimos la guerra, El maqui, El hombre del abrigo largo, Las hogueras de San Juan, La década oscura, El caballo del bueno siempre es blanco y El árbol de la vida, entre otros títulos. Además de la última edición de Los niños que perdimos la guerra, su novela más famosa, clásico y referente en su temática, Libro Hobby publica ahora la nueva obra de Luis Garrido: Un extraño vagabundo en el Madrid de. la posguerra, en palabras del autor, continuación justo 40 años después de su memorable novela tantas veces reeditada Los niños que perdimos la guerra. "Garrido emplea técnicas actuales; sin embargo es un continuador de la gran escu ela del realismo esp añol, y de manera muy particular de Pío Baroja".

Un extraño vagabundo en el Madrid de la posguerra Luis Garrido Libro Hobby Club Madrid.


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Reseñas de libros

"Las situaciones fabuladas y los personajes, absolutamente reales, se conjugan con la descripción de los ambientes, del contorno y del lenguaje de la época, hecha con tanta sobriedad como justeza". " ... es una de esas figuras literarias que pasan de puntillas, para no hacer ruido, por los manuales de Literatura. [ ... ] es un escritor autodidacta, hecho a sí mismo de lecturas bien asimiladas y prosa bien pergeñada por su inquietud literaria. [ .. . ] La prosa de Luis Garrido es sincera, bien construida [ ... ] con unos personajes perfectamente reconocibles en la sociedad; su barrio, el de Ventas-Salamanca, es el microcosmos literario en el que transcurren las acciones de sus obras".

ANGELINA GATELL Las claudicaciones Esta reedición de Las claudicaciones de Angelina Gatell, poemario publicado en 1969, nos muestra un texto vivamente actual y cercano, que mantiene todo el interés que en su momento despertó. De él dijo en su día Gerardo Diego: "Los versos de Angelina Gatell, nunca más felices que en este libro, nos embarcan con su encanto y nos conducen por su cauce sin soltarnos durante toda su suave navegación. Que hay resignación, ternura, queja, eso ya es otra cosa, pero claudicaciones, nunca. y en cuanto al valor poético, falsedades, insinceridades, caídas, jamás".

Las claudicaciones Angelina Gatell Ediciones Torremozas, S. L., 2010


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Reseñas de lib ros

CHARO GONZÁLEZ CASAS El vampiro de los pobres Charo González Casas nació en Madrid, es licenciada en periodismo y estudió dramaturgia en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático). Ha sido redactora de El Urogallo y Dunia. Como dramaturga, ha estrenado las obras Talgo con destino a Murcia, en el Centro Dramático Nacional; Morir soñando, en el teatro Flotante del Nilo (El Cairo); A quien celebre mi muerte, en el Ateneo de Madrid; y Corazón al peso, Umberto y Un suicidio es cosa seria, en el teatro Scarabaeus de Bruselas. Asimismo, es autora de El mensaje del naúfrago, su primera novela. Pilar Mateo es una científica valenciana que ha creado una pintura que salva vidas, un producto capaz de combatir con éxito el mal de Chagas, enfermedad mortal que transmite una chinche y que amenaza a cien millones de personas de América Latina. No hay medicinas ni vacunas para combatirla y ya se han registrado más de veinticinco millones de víctimas. El increíble hallazgo de la doctora Mateo erradica el insecto y le impide reproducirse. Ella, en lugar de explotar su patente, ha decidido dirigir y controlar su aplicación. Armada con cientos de botes de pintura, vive en los lugares más paupérrimos de Bolivia, México y Argentina. El resultado es que los habitantes de las casas pintadas no se infectan; y los que viven en las casas sin pintar siguen muriendo. Pero su hazaña no está siendo fácil. Diariamente ha de enfrentarse al recelo de los poderosos y al miedo e ignorancia de los más débiles.

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CHARO GONzALEZ CASAS

EL VAMPIRO DE LOS P OBRES La lru:ru.ílJ!t:hl~l"rill dd l"lutht;l1t! PII.M!

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El vampiro de los pobres Charo González Casas La Esfera de los Libros, S. L., 2010

MAR GÓMEZ GONZÁLEZ Cambio de sentido Pablo sabe que no es sencillo reescribir el pasado; que aunque la memoria sea moldeable, una vez que se habitúa a una historia, tiende a repetirla. Con la ayuda de la doctora Farazzo el narrador de Cambio de sentido irá enderezando sus recuerdos y asumiendo las consecuencias de lo vivido. Pablo inicia así un doble viaje: el primero hacia Bretaña, tras dos mujeres; y el segundo hacia sí mismo. La novela, cuyo trasfondo es el desastre ecológico que supuso el naufragio del petrolero Prestige en las costas de Galicia, anima al lector a que participe completando los silencios que sazonan la narración: .

Cambio de sen tido Mar Gómez González Paréntesis Editorial, 2010


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PAULA IZQUIERDO

El nombre no importa Paula Izquierdo, a través de una compleja galería de personajes, hace un esbozo de una sociedad miserable en la que se entremezcla el mundo elegante de lujo y placeres con la corrupción y la violencia de género más abyecta: "Nada es nunca puro y sin mezcla", corno reza la cita de Yeats. El nombre no importa es una novela impactante, de suspense, donde nada es lo que parece, sobre los misterios de la amistad y de la memoria en los momentos en los que se conforma la personalidad. Una novela sobre los meandros por los que discurren los recuerdos entre la realidad y lo onírico, entre lo que pasó y no fue. Una reflexión inquietante sobre las ambigüedades y contradicciones de la personalidad humana y la fragilidad de la mente.

El nombre no importa Paula Izquierdo Alianza Editorial, S. A. 2010

CARLOS JURADO CABALLERO

Ardeviejas Carlos Jurado Caballero Gerez de la Frontera, 1960) estudió Derecho en la Universidad de Granada. Su actividad creativa se ha repartido entre artículos periodísticos, guiones cinematográficos y la puramente literaria. En este apartado, publica Dentro del laberinto (1995) y es finalista del Premio de Novela Ateneo de Sevilla, también en 1995, con El año en que paró el tiempo (1996), aquí reeditado con su título original: Ardeviejas. Publica Teoría de los jerezanos y sus duendes (2007), un irónico y valiente recorrido por las verdades y mentiras de los mitos jerezanos. Recientemente ha publicado Las 20 claves del éxito escolar (MAD, 2009). "Es posible que Ardeviejas roce peligrosamente en algún momento el costumbrismo, pero yo creo que la propia mecánica operativa de la narración acaba desviando ese riesgo hacia otras infracciones realistas. Ya se sabe que en el fondo de la provincia puede estar el centro del mundo. Incluso el tono general de la prosa ayuda a crear corno una resonancia que sugiere un remoto microcosmos aldeano y, a la vez, un espacio y un tiempo universales y próximos, corno alojados en alguna tortuosa ramificación imaginativa. Es cierto que ya no se suele escribir corno lo hace el autor de Ardeaviejas, lo cual también resulta por más de un motivo estimulante". JOSÉ MANUEL C ABALLERO BONALD

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Ardeviejas Carlos Jurado Caballero Paréntesis Editorial, 2010


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Reseñas de libros

ENRIQUE LENZA GONZÁLEZ Deslealtad

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Deslealtad es una obra de teatro, sencilla, que no simple, esto se percibe en los fluidos diálogos de sus personajes, muy bien construidos, y con un fino sentido del humor, con ritmo ágil, manteniendo la intriga hasta el inesperado desenlace final. Pero ante todo es una obra de teatro que rinde un bonito homenaje a los grandes temas universales: el amor, la vida y la muerte. En este libro, Enrique Lenza González con una dramatur. gia ágil yendo mucho más allá de la pura narración, nos va revelando fascinantes facetas de su imagen interior. Enrique Lenza González, nació en Madrid en 1928, en 1961 inició sus actividades teatrales creando el grupo La Careta. Como dramaturgo ha escrito y estrenado La voz de ayer perdida (1994), Un hombre como los demás (1986), Isidoro Máiquez o el eterno silencio del olvido (1996) y La cárcel de mis sueños (1999) . Otras obras publicadas son: ¿Merecía la pena vivir así? (1988), El cisne en el estanque (1989), Nubes de verano (1989), Un grito en el desierto (1999), La casa vieja (2003), Réquiem por un torero (2003), El monumento (2004), Flores de papel (2004), ¿Por qué Juan ha vuelto a beber? (2005), Un estilo de vida (2006), Es peligroso jugar con el amor (2007) y Zweig (2008).

Deslealtad Enrique Lenza González Incipit Editores, 2010

SARA HERREROS

JOSÉ LÓPEZ RUEDA La flecha intempestiva La flecha intempestiva es una colección de relatos que su autor ha

ido escribiendo a lo largo de su ya dilatada existencia. Las historias tienen lugar en los tres países donde ha transcurrido su vida: España, Ecuador y Venezuela. El libro se abre con dos novelas cortas de ambiente ecuatoriano. La primera, La flecha intempestiva, título que hemos usado para el libro, se desarrolla en Guayaquil (Chuncabamba en la ficción) y la segunda, Hipoteca viviente, trata de un indio de los Andes ecuatorianos que hipotecó a su mujer y está basada en un suceso real. El resto son cuentos que ilustran la vida urbana o rural de los países mencionados. El volumen concluye con la sección española, donde se encuentran los únicos textos fantásticos y un cuento que evoca en clave poética la prisión de un soldado de la República al final de nuestra Guerra Civil.

. La flecha intempestiva José López Rueda Pórtico 3, 2009


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ANTONIO MARÍN MUÑoz

Asedio al santuario de Santa María de la Cabeza de Andújar. Años (1936-1937) La Guerra Civil española es definitivamente historia. El presente libro trata de proporcionar una nueva versión sobre el asedio al santuario de Santa María de la Cabeza de Andújar (Jaén), sin desvirtuar en ningún momento estos hechos históricos, que tantos ríos de tinta hicieron correr en los años inmediatos de la posguerra, unos casos sobrevalorando su dimensión y en otros no siendo tan respetuosos con la rigurosidad histórica que merecía todo trabajo relacionado con la guerra civil. Las tendencias ideológicas y la fuerte censura tergiversaron de alguna forma la narración de estos hechos históricos, ya que casi siempre se hacían bajo unas ideas nacionalistas preconcebidas ("que no hubo rendición final", "que el ejército republicano estaba compuesto por decenas de miles de soldados", etc). La presente publicación tan sólo pretende ser una modesta aportación más a este episodio de la guerra civil española, en el que su autor ha pretendido sacar a la luz datos significativos de este singular asedio visto desde un prisma más imparcial, objetivo y para ello ha contado con la versión, tanto del Capitán Cortés y Queipo de Dano (nacional), como del teniente coronel Cordón (republicano).

Asedio al Santuario de Santa María de la Cabeza de Andújar. Años (1936-1937) Antonio Marín Muñoz 2008

IRENE MAYORAL Soledades y silencios

Irene Mayoral, madrileña. Ha publicado doce poemarios, desde Huellas en la soledad (1989) a Una historia, una aeronave (2004). Su obra aparece en una docena de antologías y en numerosas revistas. Diputada del Parlamento Internacional de Estados para Seguridad y Paz (en 2007 fue nombrada Viceministra), miembro del Consejo Ejecutivo del Cuerpo de Periodistas Parlamentarios; directora del "Aula Literaria Tres Mil" de la Casa de Guadalajara en Madrid y otras instituciones españolas y extranjeras. . Tiene numerosas distinciones honoríficas de entidades españolas y extranjeras.

Soledades y silencios Irene Mayoral Altorrey Editorial, 2010


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PABLO MÉNDEZ Cadena perpetua

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Pa blo M cnd ez

Cadena p e r pet ua

El primer encuentro Mi primer encuentro con el realismo no fue con Bukowski, fue con Pablo Méndez (Madrid, 1975) y su Cadena perpetua . Ese día aprendí de un maestro, que la poesía es ese gran cuestionamiento que se hace el ser humano. Poco a poco me fui sumergiendo en su lectura, h asta que me vi reflejado en aquellos versos y no es extraño que suceda, los editores estamos obligados a la poesía, no p uede ser de otra manera y no tenemos una influencia sino todas. Aprendí de Pablo este oficio de editor y el de poeta, _pero también aprendí que para ser buen poeta hay que vivir como tal y amar por encima de todo a la poesía, esa es nuestra cadena perpetua. Nunca conocí a un profesional d e la poesía, una persona que se cuestione hasta en lo más íntimo de su ser, la humanidad que en él habita y en sus versos pide perdón por ello, reconoce su culpa y eso le hace grand e, elevando la humanidad de su poesía. Desde 1993 Pablo ha escrito siete libros de poesía, de los cuales cinco se resumen en este Cadena Perpetua compuesto por Una fl echa hacia la nada, Barrio sin luz, Patio interior, La soledad del corredor de fondo y Alcalá blues, pero Pablo también ha escrito cinco de narrativa, d os de grafología y ha participado en m ás de veinte importantes antologías.[.. .] JAVIER P ÉREz-AYALA

Asociación de editores de poesía

Niña y otoño Las niñas bajan despacio la cuesta. Mi hermana no pudo ir al colegio. En un banco se besan dos adolescentes. Mi hermana no pudo amar a nadie. El otoño ha vuelto y ensucia las calles. La tumba de mi hermana se llenará de polvo.

Cadena perpetua Pablo Méndez Ediciones AEP, 2008


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JOSÉ MARÍA MILLARES SALL Cuadernos 2000-2009

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Cuadernos

José María Millares Sall (1921-2009) nació en Las Palmas (Islas Canarias) . De 1946 datan sus primeras entregas poéticas. En 1947 funda la colección Planas de Poesía, a la que llama a colaborar a sus hermanos Manolo, pintor, y Agustín, poeta. La primera entrega será Liverpool (1949), del propio José María. En 1951 la colección será suspendida por orden gubernativa. A partir de 2000, se inicia en un nuevo rumbo en su escritura, marcado por un extremado rigor expresivo y por una honda reflexión existencial. A finales de 2008, Calambur reedita Liverpool, que hallará una sorprendente acogida entre las generaciones más jóvenes. En 2009 se le concede el Premio Canarias de Literatura, en reconocimiento a su original trayectoria poética. José María Millares Sall, hermano del también poeta Agustín Millares y del pintor informalista Manolo Millares, fue, hasta el otoño de 2008, un poeta casi desconocido fuera de Canarias, una condición que se ha atenuado en el año y medio posterior. En ese tiempo, en el que acompañó su lucha contra la enfermedad y la muerte (falleció en verano de 2009) con la selección y ordenación de sus poemas últimos, el lector ha podido acceder a dos de sus obras de mayor calado. De un lado, a Liverpool, el poemario con el que se dio a conocer en 1948; de otro, a Cuadernos, la colección en que trabajó hasta poco antes de su muerte. Principio y final de una trayectoria heterodoxa, forjada en la periferia geográfica de España y en la periferia de la poesía más convencional. Millares es un raro que, a lo largo de 60 años, ha forjado una obra extraña de la que son una muestra viva ambos libros.

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JOSÉ LUIS MORANTE Mapa de ruta (Antología poética 1990-2009) r···] Si los mapas excluyen un país de regreso para los nómadas, veinte años de escritura le han servido a José Luis Morante para confeccionar un Mapa de ruta, un itinerario poético cuyo punto de partida es Rotonda con estatuas, un libro publicado en 1990 y cuyo título también hace referencia al viaje: a ese viaje que a lo largo de siete libros le ha llevado a recorrer obsesiones, sueños incumplidos y demás peajes vitales, junto a áreas de servicio, cruces del afecto y las dosis adecuadas de ironía y lecturas, corno en el homenaje a José María Fonollosa, «Resaca», y su contundente verso inicial: «Soy un tedio vulgar lleno de libros». En el antiguo Japón era habitual la figura del escritor errante, que dejaba constancia de su viaje en una especie de diario, salpicado de anécdotas, impresiones y haikus. El más conocido en Occidente quizá sea Oku no Hosomichi, de Matsuo Bash. Eso también es este libro: una especie de álbum fotográfico en verso. Un lugar donde resguardarse de la desmemoria y del frío. Corno una hoguera en medio de la nieve. JOSEP M. RODRíGUEZ

Mapa de ruta Antología poética (1990-2009)

José Luis Morante Diputación de Granada, 2010

MANUEL NONÍDEZ El aliento negro de Dios Drakul. Premio Drakul de Novela. Manuel Nonídez Garda, (Madrid, 1954), se dedicó inicialmente a escribir teatro y novela infantil y juvenil. Ganador del premio Leer es vivir en el año 2000 (en 2005 volvió a ser finalista), y finalista del Premio Delta en 1994, aparte de otros galardones, Manuel es autor de Bartola de Hormigos y sus amigos (Edelvives, 1996), El lado oscuro de la luna (Edelvives, 2000), El mercurio, el azufre y la sal (Everest, 2001), La cripta de los templarios (PearsonAlhambra, 2003), Tres palmos de cuerda blanca (PearsonAlhambra, 2004) y de la serie protagonizada por el periodista Alberto Más (Albert Thomas): El perfume del diablo (PearsonAlhambra, 2006), En el nombre de los hombres (PearsonAlhambra, 2007), y Mortuus Liber (Pearson-Alhambra, 2007). Con El aliento negro de Dios ha sido ganador del Premio Drakul de novela.

El aliento negro de Dios Manuel Nonídez Editorial Drakul, S. L.


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SALOMÉ ORTEGA

El frío que me vela [ .. .] Entrar en los textos de Salomé es, me parece a mí, como acercarse a la vega de Granada y oler el aroma de sus frutos. Como subir al Albaicín y sentir las raíces prendidas entre los encalados de las casas que preservan su llanto y su risa fundida, confundida. Es como llegar hasta la Alhambra y contemplar la Alcazaba, defendiendo, de todo lo externo, su interior. Es ir por los palacios nazaríes para vivir de nuevo un tiempo ya extinto, pero como presente en el aire mientras los contemplamos. Es como pasear, por los jardines del Generalife, escuchando el sonido del agua, que es vida, sintiendo el aroma que perfuma la memoria, la vida de nuevo, y regresar a la sierra madrileña, al Soto donde respiran las alegrías y los temores: "La luna se mueve / en el vendaval de la noche, / huye, viene la nieve". Aunque por el tiempo del tiempo que nos mece, como mece la luna en el cielo azul de las noches crecientes, sepa con certeza que tocará su fin un día cuando llegue la nieve del invierno: "Te hablo desde el sueño / Invisible de la luz / Donde retorna el río de la vida". Mientras tanto, por la página escrita, la vida ya, literatura imprecisa, alarga la memoria, alarga el tiempo y el frío del olvido (el frío que vela a Salomé) se desvanece y se transforma en otra vida, en otro tiempo ya sin tiempo, con la palabra escrita.

El frío que me vela Salomé Ortega SIAL Eidiciones, 2010

AzoRíN 12 de enero de 2010

MANUEL LÓPEZ

MANUEL QUIROGA CLÉRIGO

Carta de la campan( i)a Aebius. 2010 Manuel Quiroga Clérigo tiene una extensa trayectoria literaria proyectada en tres facetas que, aunque diferentes, nacen de un mismo tronco: la palabra. Como poeta, conocemos su diversidad de libros llenos de inspiración que nos acercan a la sorpresa de lo cotidiano cuando se sabe observar con sensibilidad. Como crítico, ha desarrollado una extraordinaria labor entregando su tiempo y sus estudios de las obras de los demás, dedicando horas de lectura para poder acercarnos, con su palabra certera, libros de interés y orientando al lector en su contenido. Y, por último, como entrevistador, ha sabido buscar personajes destacados de la actualidad para desvelarnos las más íntimas vertientes de su personalidad.

Aebiu5 Carta de la Campan(i)a Manuel Quiroga Clérigo Aebius.


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Viajero vocacional, ya ha plasmado poéticamente países y lugares en algunos de sus libros. En esta Carta de la Campan(í)a hace un recorrido por la bellísima Italia revelándonos, con su incansable mirada, no sólo el deslumbramiento ante ciudades y oficios sino yendo mucho más allá, porque luces, siluetas, reflejos, colores, lluvias, horizontes ... se entremezclan con su propio paisaje de sueños conjugando lo efímero y lo eterno, lo vivido y lo añorado. No es una actitud meramente contemplativa, con sus versos va marcando el camino de la emoción que no es otro que el que ha sentido el poeta al recorrer y al describir su comunión con la milenaria Italia. LUZMARÍA J IMÉNEZ FARO

ALFO SO SASTRE Lope de Agllirre que estás en los infiernos

A lfonso Sastre

LOPE DE AGUIRRE QUE ESTÁS EN LOS INFIERNOS

Nota Previa UNA TRAGEDIA Lope de Aguirre es un personaje de gran tragedia: un conden ado en vida a una muerte horrible y vil, sin esperanza alguna, al frente de sus Marañones, un ejército de muertos, como él mismo dijo, que camina fatalmente por una ruta empedrada de los más terribles sufrimientos físicos y espirituales. Todo el sentido de su vida reside en ese espanto que él produce y sufre, en su lucha -aunque no sólo sea ése, y tampoco siempre el principal, móvilcontra las injusticias que en nombre del Rey de España cometen sus funcionarios -religiosos, civiles y militares- y hampones, en la Conquista de aquellas tierras americanas. Soldados fantasmas que serán evocados en un ambiente más o menos académico y civilizado. Este héroe, como algún otro mío, es cojo (como lo fue en la realidad, además de un poco bizco), Y un tanto disforme, además de desdentado -también lo es Don Quijote-; y en ningún momento aparecerán en escena, ni él ni sus Marañones, sino mediante la evocación en el plano de lo intelectual imaginario. Es, pues, uno más de mis "héroes complejos" -¿el último?-, en este caso, ausente y, por ello, invisible. La verdad es que yo no he sabido ponerlo físicamente en escena, como tal personaje dramático. Su pequeñez ha sido demasiado grande para mí, o quizás su grandeza demasiado compleja e inasequible para mis limitadas capacidades. ALFONSO SASTRE

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Lope de Aguirre que estás. en los infiernos Alfonso Sastre Argitaletxe HIRU, S. L., 2010


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PALABRAS DE FUEGO La obra literaria de Acacia Uceta

Palabras de fuego La obra lit~raria

Aunque la obra de Acacia Uceta -prosa y poesía en calidades' paralelas- ha sido muy comentada con entusiasmo por los críticos y especialistas, es evidente que faltaba el ensayo global y abarcador de una poetisa y de una poesía en su totalidad creadora. El poeta, crítico y profesor Luis Arrillaga se acerca a la autora de Arbol de agua con el equipaje de un hombre comprometido y solidario, cercano de sus semejantes y con fuerte espiritualidad, que le han postulado como el comentarista cabal y avezado para profundizar en la raíz misma de una obra paradigmática por su vitalidad y su fuerza poética. Arrillaga pasa y repasa maravillosa revista a los textos de Acacia -novelas, cuentos, poemas, etc.- y agranda por ello el círculo de fuego en el que arde ~a escritora que, si impone su condición de mujer como cauce de la especie humana, en fervorosa conjunción con la vida, amplifica y mariza las diversas vertientes de su escritura, como con el calado existencial, la cálida presencia amorosa, la preocupación por el entorno y especialmente --como quiere destacar en su análisis-la intensa y casi mística espiritualidad de su obra. Arbol de agua ella misma, árbol de vida y de humanidad y belleza, queda firmemente arraigada en la literatura como una de las voces más intensas de la lírica española, y Cuenca, su patria adoptiva, su transposición literaria, tiene una intérprete en roca viva, alzada sobre sus peñascos, de peldaño en peldaño, alzando su vuelo hacia las estrellas, sin límites ni trabas, en una fusión absolutamente sustanciada.

de Acacia Ucera

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Palabras de fuego. La obra literaria de Acacia Uceta Luis Arrillaga Colección Atalaya Cuenca.

FIDEL VELA Por tierras de Guadalajara y Soria. De Sigüenza a Gormaz El caminante, viajero o andante inicia su viaje en Sigüenza, un día de agosto «alanceado por el sol», luminoso, de transparente cielo azul, como suelen ser los días de verano en esa -hermosa ciudad castellana. Toma el coche de línea y se traslada a Atienza, «una peña muy fort», desde cuya ciudad emprende su viaje a pie, sin rumbo fijo, visitando numerosos pueblos, aldeas y ciudades de la provincia de Soria, mientras escribe en un cuaderno impoluto sus impresiones de andar y ver. Merecen ser destacados la precisa y minuciosa descripción del paisaje, tanto urbano como rural, y muy especialmente los chispeantes y encantadores diálogos con la gente que se encuentra el viajero a lo largo de su andadura. Al finalizar la lectura, uno se siente mejor, con la sensación gratificante de haber realizado una buena obra en favor de los demás.

Por tierras de Guadalajara y Soria. De Sigüenza a Gormaz Fidel Vela Cultiva Comunicación, 2010


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Reseñas de libros

REPÚBLICA DE LAS LETRAS uO

JOSÉ ANTONIO VIDAL CASTAÑO La memoria reprimida. Historias orales del maquis Este volumen intenta reconstruir una parte del capítulo más doloroso de nuestra historia reciente. Nos lleva desde los tiempos más duros de la inmediata posguerra hasta los años cincuenta del siglo xx, a través de hombres y mujeres que combatieron en el movimiento guerrillero y en la lucha clandestina contra la dictadura franquista. Su lectura es, también, una invitación a escuchar unas voces silenciadas, tejidas de recuerdos y olvidos, de victorias y derrotas. A través de las historias orales de Florián y Remedios, de Carmen y Leandro, de Esperanza, de Adelino y de Vicente, penetramos en una galería de acontecimientos protagonizados por personas que padecieron el asedio y la ignominia de un régimen totalitario y fascista. Su testimonio, tan sorprendente corno veraz, nos permite adentrarnos en la memoria colectiva de todo un pueblo, enriquece el conocimiento de nuestra historia y al tiempo nos ayuda a comprender el presente. Este libro pone al alcance de un público amplio, desde el lector curioso hasta la comunidad de educadores e investigadores, un valioso material didáctico envuelto en una narrativa peculiar que recuerda, en ocasiones, la técnica de los más apasionantes relatos de intriga.

La memoria reprimida Historias orales del maquis José Antonio Vidal Castaño Universitat de Valencia

RAFAEL YZQUIERDO PERRIN La estudiantina La Tuna y los tunos La estudiantina, la tuna y los tunos, es el "puente" de los juglares y trovadores con esa otra de las organizaciones o asociaciones universitarias, conocidas comúnmente por "tunas" y a sus componentes por "tunos". A lo largo de las páginas agrupadas en siete capítulos, el autor insiste una y otra vez, en su disconformidad con la denominación de "tunas" y de "tunos" explicando y desmenuzando sus razones. A no ser, corno es natural, que la denominación de "tuno", sea únicamente para los estudiantes de "capa y guitarra"; o se deje para los que andan en holgazanerías, trapisondas y malas piedras, también en exclusiva para ellos; pasando los otros a ser y conformar una "estudiantina", juventud alegre, dicharachera y sana, con esa pizca de "sal", que es la picardía también saludable, que pasan sus ratos libres sin apuntes, clases y exámenes desgranando una canción debajo de la ventana, balcón o mirador de una o varias jovencitas ... La obra, es una buena aportación a los escasos estudios que existen sobre el particular. Está escrito con rigurosidad, pero sin faltar esas gotas necesarias para que sus renglones y páginas resulten amenas y, sobre todo, interesantes.

La estudiantina. La tuna y los tunos Rafael Yzquierdo Perrín Ediciones Beta ID Milenio, S. L.


Juan Goytisolo Premio Quijote de las Letras Espa単olas a la obra de toda una vida, de ACE, a単o 2010



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