REVISTA 040

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LAS L TRAS Y LOS LIBROS ESPA EN EL UEVO MAR ROPEO



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DIRECCiÓN A ND RÉS S OR EL CONSEJO DE REDACCiÓN:

EDITORIAL

L UI S LANDERO LUI S M AT EO DiEZ

Andrés Sorel

J OSÉ M ARi A MER INO ISAAC M ONTE RO

SALUDO Isaac Montero

SANTOS S ANZ VILLANUEVA DISEÑO AN TO NIO TELLO ILUSTRACIONES: RAFAEL P ÉR EZ ESTRADA REDACCIÓN y DISTRI BUCiÓN: ASOC IAC ION C OLEGIAL DE ESCR ITO RES Sagast8, 28. 5°-28004 MADRID Teléf. 4'167047 - Fax 446 29 61

Los ¡rabJIOS e Inforrnaciones publicados en REPU8L1CA DE LAS LETRAS pueden ser reproducidos libremente siempre que se cite su procedencia.

RELACIONES ENTRE LA CREACiÓN LITERARIA Y LA REALIDAD ESPAÑOLA Fernando Al varez Palac ios José Antonio Fortes Ramón Hernández Antonio Hernández Manuel Longares II/falllia delobstil/ado Anton io M artínez-Menc hén Isaac M ontero Sil/ sel/tidos el/ la relaciól/ Litemtum-II/dust¡'ia Cultural Rafael Pérez Estrada Literatum)' Sociedad Rafael Raya Gozos)' alllfllgums de escribir el/ AI/dalucía o CÓIIlO escribí La AI/daluciada José María Requen a Creaciól/literaria y sociedad Julio M. de la Rosa Fanny Rubi o El cOIllProllliso C lara Sánc hez Santos Sanz Villan ueva Notas sobre el escritor espmiol el/labora presel/te José M aría Vaz de Soto Hijos J' abortos del fml/ quislllo

COMUNICACiÓN Y COLABORACiÓN LITERARIA ENTRE LAS COMUNIDADES ESPAÑOLAS Y CON EUROPA E HISPANOAMÉRICA Carlos Álvarez Carmen Bravo-Villasante


JQUI DIRHIIUI Df lIttf. PRESIDENTE: ISAAC MONTERO VICEPRESIDENTES SANTO S SANZ V ILLANUEVA GUILLERMO CARNERO SECRETARIO GENERAL: ANDRÉS SOREL VICESECRETARIO: CARMEN BRAVO-VILLASANTE

José M anuel Caballero Bonald José Corredor Matheos Jesús Fernández Palacios Gregorio Gallego Raúl Guerra Garrido COII relaciólI a América Lauro Olm o Reflexiolles sobre el tema Fernando Ouiñones Espmia-Latilloamérica: Letrasy relaciolles Antonio Rod ríguez Almodóvar Ulla mirada alos problemas de comll/licaciólI elltre hispallohablalltes Gonzalo Santonja De otro tiempo (porsi acaso) Elen a Soriano La COlllllllicacióllmllltimedia

EDITAR EN ESPAÑA VOCALES ERESA B ARBERO MELlAN O FRAILE LUI S LANDERO LUI s MATEO DíEZ JESÚ S PARDO JACIN TO LÓPEZ GORGE CONSEJEROS RAÚL GL:JERRA GARRIDO JOSÉ MARíA MER INO ANTONIO CO LI NAS ADOLFO MARS ILLACH ELEN A SOR IANO

PRESIDENTES SECC IONES AUTÓNOMAS ASTURIAS: VíCTOR ALPERI /\NDALUcíA: RAFAEL DE C ÓZAR TRADUCTORES: ESTHER BENíTEZ AUTORES DE TEATRO: LAURO OLMO

SOCIOS DE HONOR: ÁNGEL M. a DE LERA D ANIEL SUEIRO FRAN CISCO GARCíA PAVÓN JESÚS F ERNÁNDEZ SANTOS EDU ARDO DE GUZMÁN

Felipe Benítez Reyes Antonio Carvajal Editar ell Grallada: IlIforme sobre la colecciólI "Gellil de Literatllrm) Rafael de Cózar El libro e/l Alldalllcía Francisco Lira Editar: Ulla actividad qlle rige el ocio COII digllidad. La Carbollería Editorial allteel EIlCllelltl'O: Litertllra)' Sociedad Carmelo M artín ez Javier Palac ios La ediciólI ell Alldalllcía: EdiciólI illstitllciollal verslls ediciólI privada. La ediciólI ell Espmiay ell Alldalllcía Meliano Perai le Editarhoy ell Madrid M anuel Rico Editar e/I Madrid. Ulla aproximaciólI al problema José Rod ri guez Castill ejo La ediciólI ell Alldalllcía: Cllalldo la crisis golpea dos veces Juan Antonio Rod ríg uez Tous Editar ell Alldalllcía: Ulla propllesta de ediciólI illStitllciollill M an uel VáZqu8L M eue l Editar ell Alldalllcía: De la illlsiólI al desellcallto (Notas sobre tres lllstrosdeedciólI alldalllza)


[~Il~RIAl l~lR~~~((m~ ~ ~~ ~fB~lf ANDRÉS SOREL BRIR un debate crítico sobre libros, sobre problemas profesionales de los escritores en las distintas comunidades españolas, y en relación con Europa y América: ese es el sentido de unas jornadas que la A. C. E. ha comenzado a organizar en 1993 y que se prolongarán el presente aíio de 1'994 y el siguiente. Intervenciones breves, en mesas redondas que busquen contrastar las distintas lenguas y culturas de España, y den paso a una más amplia colaboración de escritores, que iremos recogiendo en números sucesivos de nuestra revista. Iniciamos los coloquios, y la publicación de las comunicaciones presentadas a los mismos, con los celebrados en Madrid -Universidad de Alcalá de Henares- y Sevilla, éste con la colaboración eficaz de la Junta de Andalucía y la Consejería de Educación y Medio Ambiente. Los temas se agrupaban, y se seguirán agrupando, en tres bloques: 1. Relaciones entre la creación literaria y la sociedad española. 2. Problemas y características de la edición en cada Comunidad. 3. Comunicación y colaboración literaria entre las distintas com unidades españo la s, y entre éstas y Europa e Hispanoamérica. En una cultura cada vez más visual y en la que, literariamente hablando, también resulta muy difícil escapar a las leyes del mercado, en la concentración editorial, en la penetración del capital extranjero en nuestra industria, en la dependencia - como en el resto de los órdenes de la vida- de los monopolios norteamericanos, que también afectan al gusto y a la cultura del ocio, en la desaparición de las viejas y entrañables librerías y la imposición de las grandes superficies que


imponen sus reglas y hábitos de consumo al mercado edito rial, en la presencia de los libros coyunturales , sensacionalistas, de las dictaduras de la moda sobre los criterios estéticos y artísticos, en la unificación de los derechos de autor y las modalidades que los nuevos medios reprográficos suponen a la hora de abordar el problema de los contratos de edición, etc, es lógico que la A. C, E. plateara y abriera un debate crítico sobre todos estos temas, debate que sólo se ha iniciado, La polémica sobre la necesidad de que exista o no un Ministerio de Cultura, las voces interesadas en imponer a toda costa la privatización de la cultura, la nueva censura, ahora de índole económica y la autocensura que la misma lleva implícita, la industrialización de los escritores y la cultura por los partidos políticos, las subvenciones clientelistas, la cdtica dependiente, en gran medida, de los intereses económicos de los medios de comunicación, la falta de tratamiento literario en las televisiones, los problemas derivados de la denominada normalización lingüística, la supeditación de la cultura a los intereses, muchas veces espúreos, de los poderes locales, etc, daban paso, posteriormente, a problemáticas más concretas y específicas de la literatura: las formas expresivas, la dialéctica entre la creación y el trabajo, la cmación y el medio social, las nuevas formulaciones, etc, En un coloquio sobre temas similares celebrado recientemente en Madrid, en el Círculo de Lectores, comenzaba yo mi intervención de la siguiente manera: «Escribió Goethe: «Lo que relumbra nació para el instante presente, pero lo auténtico no queda perdido para la posteridad", y es que el fulgor de la belleza nos hiere como el amor recién descubierto: difícil en ambos hablar de mercancía, El abrazo poético, literario, raramente se conjuga con las cifras de inversiones y beneficios, Mas de ambos hemos de hablar, La voz de la soledad ha de buscar el eco de la plaza pLlblica,Todo eso puesto a precio: hasta la rebeldía, ¿Iba a 8!::)capar la literatura a las leyes del mercado?", Muchos podrían responderme: ¿pero de qué literatura hablamos? y tal vez ahí podamos iniciar el camino de la reflexión, y también con otra pregunta: ¿a qué EUl'Opa nos referimos , a la del Norte o a la del Sur, a la Europa del mel'cado común económico o a la de la variedad y diversidad de sus culturas?, Y lo que vale para la cultura, vale para analizar el propio sentido del progreso, Hace medio siglo, el poeta T. S, Eliot, católico, defensor de los valores tradicionales de la conservadora sociedad inglesa, intuía sin embargo algunos de los problemas que hoy


cuestionan el mundo en que él mismo creció, se educó y desarrolló su gran obra literaria. Decía: "Si bien parece claro que el progreso de las civilizaciones conllevará la aparición de grupos culturales más especializados, tal evolución no está exenta de peligros. La especialización cultural puede tener como consecuencia una desintegración de la cultura ... Idealmente, cada pueblo y con mayor razón, claro está, cada gran ciudad, debería tener su carácter peculiar .. . Una cultura mundial que sea simplemente uniforme, no será cul tura en absoluto". y eso que Eliot no llegaría a conocer hasta qué punto la unifmmidad en la cultura -desde la información a los hábitos alimenticios- iba a imponerse, degradando la libertad específica de cada uno de los pueblos que hoy la consumen. y para la literatura, esa uniformidad está en las antípodas de la definición que de la misma da Cioran cuando escribe: "Un libro debe hurgar en las Ileridas, provocarlas incluso. Un libm debe ser siempre un peligro". Y: "El que abandona todas las formas, todas las condiciones y restricciones y simplemente actúa de manera azarosa y totalmente desaforada, no está en trance de la creación artística, cualquiera que sea la cosa que está haciendo". Hoy día las editoriales están, en su inmensa mayoría, más preocupadas de los aparatos publicitarios, de los informes comerciales, que de las obras en sí que analizan: frente a los infmmes de los asesores literarios se imponen con frecuencia los de los asesores de mercado. Como dice Augusto Roa Bastos: "No son los valores de un texto los que cuentan en ciertos casos, sino la épica del lanzamiento, de la promoción, de la difusión, en la gama más completa de las combinaciones posibles. Esta industria del best seller en los Estados Unidos podría ser el ejemplo hipel·trofiado del negocio editorial manipulado pOI' el poder cultural, un ejemplo que -a escala- domina el mercado mundial de la literatura". Y añade: "En cuanto a la industl'ia del libro, desde las casas madm en las sede metropolitanas y a través de su cadena de filiales diseminadas en los centros estratégicos de las culturas periféricas , el poder cultural impone las leyes del juego. De este modo, anexa, blanquea y somete a sus dictados inversionistas las organizaciones 'empresariales más sólidas, antiguas y prestigiosas, editoriales, canales de edición y distribución, la antigua y noble pmfesión del librero como guía y orientador de los lectmes, sistemas bibliotecarios, producción de libros para la ensellanza, instituciones especializadas, fundaciones , etc, Pmticipa, controla o se apropia de todos los medios que


pueden contribuir a la expansión de sus negocios, cine , radio, televisión, prensa escrita, y de empresas subsidiarias, tales como la industria del papel, impresoras, etc. Pero además dispone a su arbitrio del arsenal de la tecnología moderna, informática, banco de datos, etc , cuyas ramas principales forman parte, incluso, de su compleja malla industrial. En los territorios llamados periféricos , el poder cultural ha hecho desaparecer casi por completo las editoI'iales independientes empeñadas en mantener el intercambio equilibrado entre las literaturas nacionales y extranjeras. En tales condiciones, la estrategia operativa del poder cultu ral , su "filosofía de la acción", determinan una estética del gusto, pueden cambiar incluso, en función de sus intereses, el signo de una cultura". Nos hemos extendido en la cita por venir de uno de los más importantes escritores latinoamericanos de hoy día, y porque precisamente las relaciones de los escritores y la literatura de las co munidades españolas e Hisp anoamericanas figuraban como uno de los puntos claves de estos encuentros.


ISAAC MONTERO

ONro Presidente de la Asociación Colegial de Escritores de Espúia, organizadora de estas Jamadas, quiero expresarles mi reconocillllento por Sil presenCia aquí. No es I11 primera vez que A. C. E. se acoge a la hospitalidad de Sevlllli )' convoca a los escritores espaíioles aquí, y estoy seguro que reHnlones millo las de hoy mañana. traerán otras, ya que es vollllltad de quienes gestionamos la asociación impulsar actividades en las diversas reglones de Espéia, pHes en todas ellas contamos con numerosos y cualificados miembros. A ello se añade el que la presencia andalllza en A.C. E. es partlCillarmente notable, y que nuestra Sección Autónoma de Andalucía posee un Innegable arraigo. Les doy pues la bienvenida con un hasta pronto. Me siento obligado asimismo a acercarme, así sea brevemente, a unos Clllintos temas qMe desbordan las meras consideraciones personales. Cllalquler debate sobre el libro entraíia un previo acercamiento a lo (lile sea la cu.ltMra, ya que el libro, que en las sociedades lIIodernas tiende a recibir el tratamiento de una. mercancía más, es ante todo /111 acto hecho creativo, y la creación es un hecho de cultura. SI a esta perspectiva se le éiaden, como ocurre aquí hoy, los enfoqlles qlle se derivan de la aproximación espaíiola a. Europa, enfoques que Inciden tanto en el terreno cultural como en el industria.! )' mercantil, nos encontrMemos con que hemos de hablar obligada.mente de cultura. )' de política. Se Impone por tanto partir de que la cultura, expresión de los pueblos e Instrumento decisivo de su progreso, se ha convertido en un factor primordial para el arraigo y el impulso de los valores sociales más evolucionados, en otras palabras, de los valores democráticos. y no sólo eso. La cohesión interna de las naciones y la proyección exterior de un país dependen también en creciente medida de la capaáda.d que una sociedad tenga para alentar la cultura en su seno y proyectarla fue ra de si.


No es casual que los pueblos más avanzados presten cada vez mayor atención al desarrollo de las industrias de la cultura" y que generen instrumentos como los Ministerios de Cultura o las Comisiones Delegadas de Cultura, que coordinan al más alto nivel gubernamental decisiones que inciden en muy diversos planos de la actividad económica y política, Debemos recordar también que si ningún fenómeno cultural carece de importancia en nuestro mundo, el complejo entramado de la cultura escrita posee un particular relieve de cara al futuro. La imprenta ya, ha sido uno de los pilares del avance social, y una sociedad que lee será una sociedad más rica en conocimientos, más libre en sus actitudes y más inventiva y dinámica /rente a los retos de la técmea. Por todo ello, parece innegable que la política cultural ha de ser uno de los ejes de acción de cualquier gobierno en Espaiia, y que una de las líneas maestras de esa,política cultural habrá de concederle ¡,¡n papel de primer orden al aumento de los hábitos de lectura" a potencié/.?" el sector editorial, uno de los más firmes y dinámicos de nuestra actividad productiva, ya propiciar la difusión de nuestras creaciones JI las creaciones de los pueblos de nuestra misma lengua. Porque ocurre que la política cultural dispone en Espaiia del instrumento de un idioma que es ¡,¡na de las lengu,as de peso en el mundo de hoy y que, impulsada por la riqueza y la diversidad de las naciones iberoamericanas, posee un futuro de mayor peso todavía, En suma, cualquiera, que sea quien nos gobierne habrá de poner en pie instrumentos y acciones que permitan a España ejercer de puente entre riqueza y las demandas culturales de Europa y las de Iberoamérica" En unas Jornadas como las que hoy iniciamos ésta es una perspectiva qHe no puede faltar y será ella, sin duda, la q¡,¡e nos permita examinar n¡,¡estros problemas con mayor profundidad y nuestras expectativas con l17ayor esperanza. y ahora, y antes de invitarles a comenzar el trabajo, sólo me queda repetirles lo que les dije al principio: gracias por haber venido.




FERNANDO ÁLVAREZ PALACIOS UEVAMENTE, una serie de escritores españoles (con amplia, nutrida representación de andaluces, tanto del interior como del exilio), decidimos llegar a un punto de encuentro para debatir diversas problemáticas que interrelacionan el ac to literario en sí (como ejercicio de reflexión y aporte, más o menos precario, a la cultura) y los nexos que se producen y entablan en base a la dualidad del ser escritor y del ser ciudadano. y en este caso, venimos a establecer nuestra conciencia en un momento que puede estimarse critico a diversos niveles: · Financiación de un período histórico que hace coincidir, de aquí a poco, la terminación de una centuria y un milenio, lo que puede hacer sentarse al ciudadano al pie del camino para realizar reflexiones de diverso tipo. · Realidad de crisis más o menos prefabricadas. · Ocaso de regimenes políticos que establecieron elurante décadas un equilibrio de poeleres él nivel mundial. · Expansión inmisericorele de posicio ¿Qué demonios es I,.¡,n escTitor nes conservaeloras que no sólo asumen JI para qué sirve? ¿A qué viene esto eleterminéJelos CJobiernos, sino que llegan hasta I propio ser individualizado, de creación literaria al que se elespoja ele futuro y se sume JI sociedad española? en un caos vive ncial en el que no encuentra salidas para mariana. · Financiación de la conocida como Era industrial. · Guerras y eleslrucción y muerte que contemplamos a través de nuestros televisores como si ele lIn film ele acción se tratara. · Inicios de la Era ele la Comunicación y los Servicios. y sobr'e tocio, interrogante suma con respecto a los direccionamientos filosófico/polí-

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ticos de nuestra sociedad, enmarcada en una conceptualización, un tanto equívoca, como perteneciente a la sociedad occidental. En tal contexto, burdamente enunciado, el ciudadano que se dedica a la llamada creación literaria, en este momento y en nuestro país, si encara su situación en un instante reflexivo, posiblemente se

... a 'veces, cualquier libre expresión del escritor con una determinada recurrencia política, se ha considerado mal vista.

encuentre abocado a responder a una serie de cuestionamientos respecto de su propia realidad personal co mo, seguidamente, en cuanto a elemento difusor de las propias ideas hacia la sociedad a la que pertenece. Ante esa propia realidad, tanto de nuestro país como del propio mundo al que igualmente pertenecemos, quizás la primera pregunta, un tanto sarcástica posiblemente pero que se conecta con este momento, sería: ¿Qué demonios es un escritor y para qué sirve? ¿A qué viene esto de creación literaria y sociedad española? y permítanme que ahora realice lIna breve exposición de interrogantes que, quizás, a más de uno se le plantee desde su perspectiva de escritor. . En su inmensa mayoría ¿puede considerarse al escritor espaíiol como un trabajador que laboralmente vive de su propio trabajo o, por el contrario, tal trabajo no es tan sólo un acopio marginal de ingresos económicos? . ¿Hasta dónde el escritor es considerado, tanto por el propio Gobierno como

por la sociedad en su conjunto, como un elemento productivo? * ¿Se considera el propio escritor con capacidad de incidencia en su sociedad o se ve a sí mismo como un elemento marginal, incluso en trances de extinción, cada vez más mediatizado por los llamados canales de expresión que han de interconectarle con la propia sociedad? * ¿Se ha llegado a la domesticación del escritor español por parte de los propios estamentos de difusión e incluso desde las propias instancias institucionales, ofreciéndole unas determinadas prebendas a cambio de que no haga chirriar los engranajes del sistema? '¿Ha renunciado o se ha hecho renunciar a nuestro pueblo respecto de la necesidad cultural de la novela, el ensayo, la poesía, la opinión del pensador manifestada a través de un artículo? * ¿Pretendemos hacer coexistir una serie de instrumentos difusores del pensamiento cuyas estructuras pertenecen a otros momentos históricos, con una sociedad que ha inventado, en base a nuevas tecnologías, nuevos cauces de representación artísticos y culturales, más acordes con las tecnologías de este nuestro momento? El Escritor español, con medios adversos y durante muchos años, luchando por su propia libertad de expresión y, por ello, al propio tiempo, luchando por la propia libertad de su sociedad, establecía un com promiso permanente a ese doble nivel. Su palabra, a veces, sobresalía de los silencios y era un punto referencial para la propia socie dad. Y su voz, unida a otras voces en un claro compromiso ético, tenía un eco . percibido por cientos o miles de ciudadanos con los que se hermanaba . Parece que, conseguido nuestro Estado Democrático, el compromiso ciudadano


del escritor se hubiera ido diluyendo, como si de la noclle a la mañana todos los terribles problemas de la sociedad (incluidos los del propio escritor) se hubieran solucionado. Incluso, a veces, cualquier libre expresión del escritor con una determinada recurrencia política, se Ila considerado mal vista . Los llamamientos de antaño a la solidaridad, a veces la firma comprometida, a decir no o ya basta, parecen haberse perdido en el más ignominioso de los silencios. y no podemos escudarnos, creo, en que todo está bien, que con la democracia en nuestro pais se han solucionado todos los problemas, que ya no existen injusticias en nuestro propio mundo, que los poderes en la sombra hayan sido barridos por un bendito viento de libertad y justicia para la inmensa mayoria. Menos aLIIl que, desde la exclusiva reclusión en el arte de escribir, nuestra literatura, poesia o ensayistica (con las lógicas pero pequeñas excepciones que pudieran encontrarse) Ilayan ofrecido obras de auténtico prestigio o nuevos creadores que por derecho propio pasen a las antologias realizadas con rigor. Hoy, que disponemos a nuestros alcances de una serie ele medios comunicativos (la tel mática nos puede encadenar pero, al propio liempo, pone a nuestros alcances una serie de posibilidades para la intercolllullicación ca da dia más impresionantes) a los que nunca tuvi mos acceso, parece que hasta muchos nos avergonzamos de ellos. Pudiera parecer, quizás, que nos Ilemos hecho más provincianos, más ineptos y con servadores que nunca en modos, tratamientos y contemplación de una reali dad que es cambiante y en la que cada vez tenemos menos peso decisivo. y a través ele nuestros ordenadores podemos establecer la más impresio-

nante red para estar en contacto, para seguir diciendo no, para continuar lanzando nuestros mensajes, para ponernos de acuerdo o disentir pero, sobre todo, para establecer nuestra propia solidaridad como escritores y ciudadanos de nuestro mundo. El mundo de la comunicación es nuestro mundo mediante adminiculas que parecían nos condenaban a conectarnos tan sólo con el editor, el periódico o la revista. La infernal sociedad consumista ha puesto a nuestros alcances un instrumento de increible ductibilidad para ejercer con eficacia nuestro trabajo como escritores que quieren ser participes de sus propios destinos. Parece innecesari o decir en es tos momentos que nuestra socied ad ha cambiado, ya que el cambio viene a ser la palabra más utilizada y hasta tergiversada de nuestro tiempo. Pero posiblemente resulte conveniente diseccionar, en alguna medida, cuáles

. .. en definitiva, somos, ni más ni menos, que dinosaurios en trances de extinción cuya existencia no tiene sentido alguno en el tercer milenio.

son los cambios que se han producido, hacia dónde conducen éstos a nuestro propio pueblo, hasta dónde las colonizaciones se perpetúan cada dia más, cómo reaccionamos a los constantes ataques hacia nuestras lenguas, cómo y hacia dónde lanzan los mensajes determinados brujos de la comunicación. En definitiva, cuáles son nuestras respuestas a las interrogantes que, a cada


momento, se plantea un pueblo que ha experimentado un claro disfunción en tre la consecución de ciertos elementos materiales y un claro interrogante hacia dónde puede proyectarse su mañana. La disyuntiva, quizás (lo aventuro tan solo) podría estar en poder conocer si la sociedad le vuelve la espalda al escritor

porque ha dado un giro hacia el silencio, porque éste ha debido enfrentarse a urgentes problemas domésticos que le han absorbid o su tiempo creándole situaciones de pervivencia cotidiana o porque, en definitiva, somos, ni más ni menos, que dinosaurios en trances de extinción cuya existencia no tiene sentido alguno en el tercer milenio.


JOSÉ ANTONIO FORTES (*) ONSIDERO que los escritores hoy están y trabajan en una situación intelectual en extremo controlada, bajo un control muy estricto y cumplidísimo de cualesquiera sean sus actividades y aun esta situación, que en el tiempo histórico se extiende e impone durante los años más cercanos de nuestras relaciones sociales en democracia, no viene a constituirse sino en la fase última de un roto y quebrado (pero: reproducido, mantenido) proceso de producción de ideólogos para el control ideológico de todos cuantos en España todavía hoy conformamos (aunque no protagonizamos; antes peor, sólo cuantificamos) nuestra más actual y reciente historia. Por supuesto que, así enunciado, habría que remitirse y remitirlo a ése.y no otro proceso de producción de ideólogos, que ha resultado ser el que única y prioritariamente siempre ha interesado y necesitado el bloque histórico hegemónico de burgueses y terratenientes en nuestra Espalla contemporánea, para la consecución y consolidación, precisamente, de su hegemonía y nominio ele clase. Pero, sin remontarnos hasta el siglo XIX, sin entrar en tantos ... hay escritores que se venden) que se asalarutn) conflictos, contradicciones, quiebras y que se ponen al servicio directo del beneficio roturas, reajustes y desajustes dados en el proceso descle su comienzo, sin ni financiero del editor ... siquiera mencionar cuantas traiciones, torsiones o clisfunciones lo Ilayan ido ajustando aLIIl más al entrar en aquella acelerada elinéÍmica ele agudísima luclla de clases durante los allos 20 y 30 del siglo XX, y por centrarnos en lo que nos importa hoy (y es el asunto de mi comunicación), cuando nos encontramos con que la actuali-

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. Universidad ele Granada.


dad nuestra histórica de ahora, la fase última del proceso que, ha de renocerse con el nombre del proceso mismo, es definida por muy concretas, fuertes y radicales razones. Así. Téngase. 10: Lo que bien define la actual situación es lo compacto, el bloque sin fisuras conseguido, la homogeneidad externa e interna lograda imponer entre los escritores, el clonismo así conseguido y extendido, el dominio de escritores controlados así impuesto en bloque. De tal modo que son pocos o más bien ninguno y muy perdidos los que escapan, niegan, rechazan, quedan incontrolados, quedan fuera de control, y no se les reconoce, se niegan a estar (a vivir; escribir, publicar) bajo control. Pero. 2°: Por supuesto, este control no es en estricto ni en primera instancia un control político; aparentemente no lo es, aunque sí resulte así serlo en última instancia, tal como lo exigen ineludible e inequívocamente las relaciones de poder y dominio de clase en la legalización del

... se trata de estar y de poner bajo control a los escritores para que) sin r¡lIe en absoluto nadie escape) ejerzan m"'yen estricto un servicio ideológico de control ideológico ...

parl amentarismo como control de la luclla de clases, y máximo hoy, democrático legalizado en la formación social y el Estado. Así que, no hablo de ello ni de todos ellos (los escritores bajo control político), cuando por doquier rebrotan como hongos en esa suerte de intelectuales cercanos al poder político, que vienen a declarar a los cuatro

vientos su filiación política, su ideología política (¿!), incluso se vienen a llamar todavía escritor o mejor poeta comunista (¿!); en todo caso, escritores con recompensa por los servicios prestados, sea en elecciones o entre ellas, sea al gobierno y sus subrogaciones o a la tenida en el idéntico juego por «oposición" en todos sus supuestos y variantes, sea al estado o a cualesquiera de sus ectoplasmas. Así que, no hablo de ello, cuando se trate de reconocer de entre los esc ri tores bajo control a los más funcionarios intelectuales, funcionarios ideólogos, intelectuales funcionarios al servicio del Estado, «empleados del grupo dominante para el ejercicio de las funciones subalternas de la hegemonía social y del gobierno políti co" (Gramsci), extraídos y formados como una necesaria casta, directamente implicados y producidos para ejercer el más propio control político, mediante un trabajo el suyo ideológico, en tanto directamente legalizan y legitiman toda la hegemonía histórica de clase en y desde el poder del estado. Y, por supuesto. 3.°: No se confunda; no hablo tampoco de un control económico; que no se trata de que se trabaje por un salario, no se recibe dinero, no es la venta de la fuerza del trabajo intelectual, la que aquí y ahora hace definir la situación actual bajo el dominio de escritores bajo control; que no hablo de ello ni de ellos (los escritores bajo control económico); porque, en efecto, hay escritores que se venden, que se asalarian, que se ponen al servicio directo del beneficio financiero del editor, metidos por un jornal a trabajar en cuales sean los engranajes y montajes de los aparatos ideológicos, sea editoriales, periódicos, suplementos, revistas, premios, congresos, celebraciones, homenajes, seminarios, simposios, etc.


Porque, en primera instancia (control económico) y última instancia (control político) , se trata de estar y de poner bajo control a los escritores para que, sin que en absoluto nadie escape, ejerzan muy en estricto un servicio ideológico de control ideológico (como si de intelectuales orgánicos se tratasen todos, y no sólo los jefes de filas, los que fueron y están colocados en la CLlspide de la jerarquía, los más consagrados, sic., reproducidos y pagados, premiados y famosos, individualizados, universales y eternos, etc.; sino que todos, el bloque de escritores controlados estén o no agrupados en tertulias o cenáculos, en círculos y mafias, en club privadísilllos de amigos, ocupen el grado medio o ínfimo en la jerarquía de mandos orgánicos que ocupen, estén o no vinculados a los aparatos ideológicos y no sólo ya a los aparatos ideológicos de estado, o incluso se confundan en momentos y personas con los escritores bajo control económico y los escritores bajo control político, etc., todos ellos, los escritores en bloque se les controla y está controlados para que trabajen produciendo ideología de servicio y control, esto es, para que produzcan ideología de sumisión y servilismo, de entreguismo e idiotismo, elc.), esto es, para que produzcan e igual a su vez reproduzcan toda la ideología dominante y establecida que legitima y legaliza la hegemonía del bloque en el poder (económico, social, político, ideológico), la válida y valiosa mercancía, y la llagan Cultura. Una situación, la actual que, 4.0 , se define como un más (iltima fase a su vez de un más agudizado, necesario y urgente proceso de búsqueda, extracción e imposición en fin de intelectuales, escritores, ideólogos, a) para la solución final y salida al fascismo (sic; pero no al fas'cismo politico, sino al intelectualislllo

fascista , en nuestra España de postguerra civil); b) para la transición política desde el franquismo y la dictadura a la democracia; y c) para la Democracia. Cuando, la solución final y salida al fascismo intelectual, con su eje en los años 1966/68/1969, se montó con un doblete de propuestas complemetarias: a)

Aquel cruce de revisionismo y culturalismo consiguió su punto máximo de inflexión a finales de los años 70 ...

propuestas revisionistas, puestas a cargo de los más conspicuos funambulistas de entre la vieja guardia de aquel supuesto Frente de Intelectuales Antifranquistas (años 50 de postguerm civil española); b) novísimas y esnobistas propuestas culturalistas, que ahora sí venían de parte del recambio generacional (sic), del «imperativo de juventud" (José Antonio Primo de Rivera y José María Castellet), la veda ya abierta a contar desde aquel remedo neogongorino de Arde el mar (1966). ambas propuestas, que al muy poco tiempo resultarían ya intercambiables, cruzadas y mutuamente asumibles, incidían tanto en la desinstrumentalización crítica, como en la desfascistación, e iban tanto a instaurar una sublimación de la postguerra, del postguerrismo civil español, a veces con lecturas de postguerra civil, como igual y también a ilustrar, culturi zar, esencializar, espiritualizar una efi ciente y furibunda desfascistación de todo el intelectualismo postguerrista. Aquel cruce de revisionismo y culturalis-


mo consiguió su punto máximo de inflexión a finales de los años 70, abiertamente constituyéndose en cuanto se entra en los 80 (a final de la transición y comienzo de los tiem pos en Democracia; 1982) en una fase light, de extracción, promoción, producción y reproducción de intelectuales light, de ideología light. Aquel dominio light lo

... Yuppies del neocapitalismo ideológico literaturizado, complacientes en su mediocridad, brillantes en su narcisúmo servil, metidos a vendedores de oropeles y charlatanería ...

definió uno de los protagonistas implicados como de «idiota» y «humillado». Y entiéndase: no acabaron ni terminaron aquí tampoco ni con ello (esta postrera e inútil suerte de exorcismo) ni la humillación, ni el entreguismo, ni el idiotismo, la lightización del intelectual y su trabajo; por el contrario, las mercacías originarias, vamos, con denominación de origen en la sublimación sentimental y la desfascistación de todo nuestro post guerrismo civil, ya en nuestra situación más actual, en los años finales de los 80 y primeros de los 90, en una autoprogresión hasta la náusea, ha dado todavía en producir casos y entregas de obsesión y paranoia validísimas, cuya lec tura recomiendo, como la saga de «g uías irracionales de España », de «leye ndas visionarias de Césares», «memorias de jóvenes fascistas», etc., por nombrar al más pertinaz de cuantos megalómanos todavía se aplican en el asunto de la apologesis desfascistadora; aunque, se ha de recordar, por supuesto y también, que tales propuestas Ilue-

ven ya a estas alturas de los años 90 bien sobre mojado, que la más dura empresa de desfascisti zac ión ya emprendió su montaje precisamente cuando fue elaborada, teorizada e incluso argumentada una muy cómplice e infundada suerte de falangismo liberal (ahí es nada!), versión magazi ne del «Manifiesto» fascista duro del n.O1 de Escorial, con Ridruejo y Laín Entralgo al alimón propugnando fascismo puro (sic) y duro; e igual, sin remontarnos hasta el comienzo de la operación (1966/68/69), el montaje mismo se culminó en la historia con la versión desfascistizadora de la desmemoria y el cotilleo ahora montado sobre la guerra civi l española, a la par dada en Televisión y El País (1986), y con las entregas que también en El País (suplemento de Libros) se ofrecían sobre nuestros «adorables fascistas» . Con lo que el proceso culmina- se puede reconocer que culmina se produce una culminación light, en cuanto, de una parte, se busca y encuentra (y se considera acertado, cumplido, efectivo; objetivo, irrefutable; que cierra cualquier fisura en el bloque, en el dominio, en el control primero y último que impone) ese perfectismo ideológico e intelectual que ofrece el supuestamente científico (yen nuestro caso, pues, cientifista) discurso histórico; y en cuanto, de otra parte, y también desde ahí, el revisionismo, el entreguismo, el servilismo, el idiotismo, la sumisión y humillación intelectuales salen fuera de tales discursos cientifistas históricos y se expanden e instalan a sus anchas en discursos narrativos y poéticos; porque entonces, y en estos ámbitos literarios, el proceso exige y lleva a cumplimiento un reajuste fuerte del (mecanismo) lightizador: aquí y entonces nos encontramos una oferta con tal rehajuste y fuerte reciclaje en novelas y poesía; todas clónicas caras


de la misma e idéntica falsa moneda, todas PostModernas pero Cultísimas, Culturalistas hasta náuseas, cuyos artífices no pasan de Cosmetólogos e Ideólogos Publicistas, Yuppies del neocapitalismo ideológico literaturizado, complacientes en su mediocridad, brillantes en su narcisismo servil, metidos a vendedores de oropeles y charlatanería, chorradas graciosísimas redichas por imberbes mozuelos o en edades tardías, o bien cursilerías, esnobismos, alardes siempre en adjetivaciones extravagantes, comparaciones raras, meditaciones y metáforas estúpidas, tomaduras de pelo, retahílas y sartas de subnormalidades y parvulismos sin fin ni cuento. Sin pies ni cabeza , pues, novelas y poesía que, ya sea en buques fantasmas, a caballo de jinetes polacos, con saltos aeronáuticos, o sagas reaccionarias, mediante eternas y sensibles, sensibleras, sensi tivas historias de amor, etc., fuera del papel de celofán con que se los envuelve, en su validez para el consumo, ya Ilechas ofertas aptas para venderse en supermercados y grandes almacenes, puestas al alcance de cual-

quier bolsillo y poder adquisitivo, de cualquier jornal e incluso subsidio de paro, resultan mercancías catalogables de acuerdo con el siguiente control de seguridad en la producción: a) remedos y copias, pastiches miópicos (aunque, del blanco y negro del traduccionismo de los 70 se pasa ahora en technicolor y cinemascope y estereofonía), traducción directa de autores consagrados (sic) allende los mares o los Pirineos; b) furibundos panfletos de un reaccionismo cerval, ancestral y primitivo, que, en una suerte de pesadilla contra el propio inconsciente, se resuelven culturizando contenidos (sic), temas (sic) y asuntos (sic) antaño adjudicados a la llamada "poesía social .. del postguerrismo de los años 50, aquella Vieja Guardia del Frente de Intelectuales Antifranquistas, no se olvide; esto es, panfletismo culturizado; c) culturalismo y postmoderni dad cotidianizadas, llevadas a la cotidianidad de su uso y su consumo cuando en una suerte igual aunque más propia de pesadilla contra el mismísimo inconsciente, se resuelven poetizando el perfume de las esencias, mediante la


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RAMÓN HERNÁNDEZ

ESULTA obvio afirmar que la creción literaria, como obra humana que es, ha mantenido y mantendrá siempre estrechos vínculos con la sociedad de su tiempo, de la que forma parte. Vinculación que se extiende a las sociedades pretéritas y futuras, de las que recibe y a las que lega motivaciones y testimonios. Creación literaria que, como reflejo de las sociedades de cualquier tiempo y lugar, ofrece también una variada gama de manifestaciones, en armonía con la inevitable diversidad social, compuesta por individuos y grupos de la más variada índole cultural. Así, en todas las épocas, han convivido sin mayores conflictos las obras y autores más exigentes y ambiciosos, con aquellos otros más ligeros e, incluso, y con todo derecho, con las escrituras consideradas menos canónicas y más deleznables. Porque, en pocas palabras, el Sol sale para todos, toda la realización humana tiene su legitimidad y razón de ser. Sin embargo, en estas postrimerías del siglo XX que nos toca vivir, se han producido cambios fundamentales en el múltiple seno social, de modo que la prod ucción de cualquier bien viene condicionada, más en épocas pasada s, por la ... el libro de creación literaria) antes que necesaria rentabilidad que haga posible ¡-cst¡-ingido al escaparate y a los anaqueles la existencia del factor productivo. dc I(/s Ilfne¡-¡'as) tiene ahora su acomodo Hoy el mundo de la oferta y la demanda se manifiesta con un «tempo" casi también en la variopinta y colorista instantáneo, debido al Babel del drugstore ... empequeñecimiento de nuestro universo a causa de los avances de la técnica y del desarrollo de los medios de comunicación. De ese modo, el editor, intermediario entre la creación literaria y la sociedad, necesita para sobrevivir disponer de una maquinaria productiva poderosa, rápida, solvente, capaz de llevar sus productos al mayor número de puntos de venta, lo antes posible, y de la forma más atractiva, que le permita =ser competitivo no sólo

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con sus colegas, sino con otros entes de producción. Así, el libro de creación literaria, antes restringido al escaparate y a los anaqueles de las librerías, tiene ahora su acomodo también en la va ri opinta y colorista Babel del drugstore , en los kioscos de los aeropuertos, estaciones de autobuses, en la propia esquina de la calle, o en el caje ro de un supermercado, compitiendo habitualmente no con sus naturales congéneres, sino también con periódicos y revistas, llaveros, muñecos de peluch e, Cllocolati nas, vídeos, postales turísticas o pornográficas , Ilojas de afeitar, ambientadores de automóvil y un sinnúmero de ofertas y reclamos. En este sentido, lógicamente, accede al libro de la creación literaria una gran masa de comprado res potenciales que, impulsados por las técnicas elel marketing , adquiere n tex tos más o menos coyuntu rales, muchas veces nacielos de las exigencias informativas y anecelóticas del aquí y del aho ra y también, por qué no decirlo, renacielos en un loable intento de poner lo mejor del género al alcance elel mayor nLlnlerO de lectores . Sin embargo, es obvio también que un lector cualificaelo no se improvisa ni se crea con la misma facilidad y rapidez con la que la ~Jran industria eelitorial va lanzando al mercado, de forma masiva e incesan te, la ingente cantidad de titulas que el consumo masivo exige, nacidos ele la pluma de una multitudinaria pléyaele de autores, surgidos de todos los ámbitos sociocultu rales que, poseídos también por la fiebre de convertirse pronto en noticia y verse en los brillantes guarismos del ranking y elel best-sell er, e impulsados por la prisa productora, por la coyuntura de lo exitoso y noticiable, se convierten en un febril mecanismo de esc ritura.

Mecanismo inevitable, programado de antemano por editores y consumidores, y mediatizado en sus argumen os, estilo, número de páginas y capacidad potencial de que su obra, su palabra escrita, se pueda transformar lo antes posible en imágenes, desideratum del éxito y palanca que moverá de nuevo

No hagamos de las mejores obras del género sombría marginalidad ...

las grandes cifras de las ventas sucesivas del libro. Es decir, frenesí y laberinto, industrialización y lucha sin cuartel por un espacio vital en escapartes, pantallas de televisión y emisoras de radio. Competencia feroz y oportunismo que , como es fácil de comprender, desvirtúan el pathos y el tempo natural que precisa para desarrollarse y nacer cualquier creación artística que tenga sus raíces en la vocación más genuina, en la necesidad íntima de transmitir al lector las inquiet udes y los sue ños más permanentes, sin imperativos de fechas, tesis, páginas, parábolas y didactismos la mayor parte de las veces banales y tan efímeros como indica el slogan de "usar y tirar,,; en este caso , "leer y olvidar". Por supuesto que lo que decimos en absoluto excluye la necesidad de la existencia de obras de ese tipo en una sociedad vasta y plural, sobre todo porque, como ya insinuamos antes, nadie nace lector cualificado y todo es


necesario, «si así es y así os parece». Ello no obstante, nos creemos en la obligación de reivindicar desde aquí esa s otras creaciones del espíritu humano que, a la postre, marcan la diferencia y dan impulso, no sólo en Literatura o Arte, sino en la propia Ciencia, a ese imparable vector del progreso Humano del que dijo el inefable Teilhard de Chardin que iba dirigido inexcusablemente al Infinito. No hagamos de las mejores obras del género sombría marginalidad; sobre

todo, porque ello implica menospreciar la capacidad de comprensión de muchos de nuestros coetáneos a los que hoy se les insta, con el insidioso y tenaz reclamo de los simples mercaderes, a consumir sucedáneos. Reclam emos un resp eto para la creación seria, auténtica, ambiciosa, no apresurada ni coyuntural, sino necesaria y trascendente, sobre todo aquí, en España, en es te país en abso luto sobrado de genios innovadores en la gran y universal República de las Letras.

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ANTONIO HERNÁNDEZ OMO la mayoría de ustedes sabe, mi paisano Fernando Quiñones ha dicho que la poesía es güisqui seco, el relato güisqui con hielo y la novela güisqui con Ilielo yagua. Siguiendo ese patrón, ya los efectos que aquí nos convoca, se podía decir igualmente que, entre nosotros los escritores, la poesía es la aristocracia de la sangre literaria, la novela la burguesía, el teatro la clase media y el cuento o relato corto el sufrido pueblo liso y llano. Por supuesto, repito, entre los iniciados y oficiantes o entre los escasos lectores habituales, ese reducto ágrafo y, sin embargo, amigo, sin otros intereses que el deleite de leer cuando encuentra la breva entre la muclla ortiga o el grano entre la paja. Pero para el resto de la sociedad, exceptuando, claro, la radio y la prensa, que nos apoyan sin comprendernos demasiado y el oficialismo político y funcionarial, que nos soporta sin sonrisa de hiena y sin sevicia o desprecio aparente, somos los iluminados que no alumbran a fines prácticos, por no hablar de una extraña ralea menesterosa, en especial el poeta, a la que no se debe poner a la altura de los parias porque semejante manifestación ... mi paisano Fernando Quiñones vestiría poco. ha dicho que la poesía es güisqui seco) En es ta tesitura, quien es primero y príncipe par'a nosotros, el poeta, daría el relato güisqui con hielo en espolique camas trón para ellos, y la novela güisqui con hielo yagua. nuestros semejantes apenas parecidos y pragmáticos. que forman la supuesta sociedad con la que quisiéramos relaciona rn os más estrec hamente po r obvias cuestiones económicas - el oro es el tiempo- más que de entendimiento sensible, ya que, seamos sinceros y en vista de cómo están las cosas, la mayoría de nosotros escribe para sí mismo, y si está dispuesto a hacerse anhelo para que el grueso de la llamada sociedad descanse y se alimente en la conciencia, sabe que lo

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hace en una ciencia cada vez más dueña y señora de nuestro destino. Con palabras de Emerson citado por Borges, la sociedad adquiere artes nuevas y pierde viejos instintos. En dicho entorno, si no hostil, indiferente, habría que ver si el autoconocimien-

¿quién va a leemos sino nosotros mismos en contados casos y ocasiones?

to, o la búsqueda del mismo, no vuela más alto en soledad relativa que en compañía general izada. Esto es, de nuevo don Antonio: quien habla solo espera hablar a Días un día, al dios mismo que es el creador de poemas y fábulas más o menos extensas. O dicho en roman paladino: más vale solo que mal acompañado. Siempre pensé que lo que más caracteri za al Ilombre no es su identidad en sentido tomista, sino la capacidad que tiene para relacionarse con los demás Ilombres y las cosas, según ocurre en el resto de la materia animada o no. El clásico lo diría con otras palabras más iluminadoras: la más universal cualidad del espítitu es su diversidad. Pero surgida la palabra diferencia, hay que convenir en que la historia del individuo es una historia diferente a la del resto de las criaturas dotadas de cerebro por más que la naturaleza humana forme parte de los llamados universales. Y lo que marca la sepa ración es la economía , que en nosotros supone un alivio para seguir trabajando, para la aristocracia el blasón renovado que afirme sus privilegios ,

para la burguesía el banco de sus desmedidas ambi ciones, para la clase media el sueldo de más o menos cifras o la rentabilidad más oportuna y para la baja el trapicheo con magros resultados para la supervivencia. Arrimados a dicho afán sin rivalidades posibles frente a la plaga televisiva del reality show, ¿quién va a leernos sino nosotros mismos en contados casos y ocasiones? Realmente los escritores formamos una tribu indispuesta con mucho sentido de casta y apenas de solidaridad. Casi se podría restablecer entre nos-otros la paradoja que estableció Romanones: al fin y al cabo, mis amigos son los que nunca van a abandonarme . Hay que quejarse pero, en principio, de nosotros mismos , incapaces de rechazar una oferta que otro compañero ha rechazado en líneas a consolidar la dignidad del escritor. Me refiero a que si alguien pide por un pregón o una conferencia una cantidad determinada, otro es capaz de suplantarlo por el viaje turístico y dos o tres bocadillos, y si ese alguien u otro cualquiera hace patente su protesta por un descuento arbitrario o desmesurado, siempre está al loro el colega dispuesto a tacharlo de pesetero y a su reivindicación de ególatra y ridícula. Podíamos respetarnos ya que no nos queremos, salvo en el caso de ciertas amistades basadas en la simpatía recíproca, para que eso a lo que llamamos sociedad nos respetara. Y respetarnos en lo que concierne a los intereses profesionales, que en lo demás valga el chiste o la burla como avidez o estímulo potenciador de la parcela creadora. En lo que a mí concierne no voy a menguar en la sátira personalizada, pero reitero el propósito de mantenerme firme con mi actitud personal de resistencia al expolio en la defensa de los derechos del gr'emio, de la profesión Sea que la profesión del


pedigüeño produzca la envidia del mendigo, pero que no la Ilaya tan minúscula que no le dé de comer a su artesano. Y acaso aqui esté el quid de la cuestión. Podiamos ser felices porque en nosotros lo profesional es sinónimo de lo vocacional, pero como no acabamos de creernos el milagro posible, la ambigüedad nos sitLla en el terreno de nadie que todos pisotean sin miramiento alguno. Di cho enfá ticamente: nadie va a tenernos en cuenta si no anteponemos los intereses comunes a los personales cuando éstos suponen el deseo de figurar al bajo precio con que nos compran y al alt o rec ibo que nos pasan. Naturalmente que no ignoro las leyes del mercado, pero habría que entenderlas justas por arriba, a partir de una cantidad base en la que todos estuviéramos de acuerdo. Pero para ello, y antes, tendríamos que instalarnos en ese edificio sin cimientos que es la independencia de todo lo que no conforme nuestro patrimonio ele espíritu Nuestro enemigo somos nosotros desunidos o cuando

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separamos el concepto independencia del concepto libertad, Puede que yo sea un romántico, incluso embozado como alguien estará pensando, pero vivo de manera que puedo mirar a los ojos y mandar al diablo a cualquiera, lo que, si difícil, no es nuevo, amén de versión valleinclanesca actualizada: en mi hambre mando yo. O en mis decisiones. Angustiadamente porque la camisa está dejando de llegarme al cuerpo, incluso la camiseta, la del Betis se entiende, y con cierta satisfacción como contrapartida porque ninguna orden de director general semianalfabeto me llega al alma. Los indiferentes y los pusilánimes tienen larga vida y provecho y a cambio lo aceptamos porque, ocasionalmente, pueden servirnos. No ocurre nada. Muere un compañero de soledad, de olvido o de hambre, pero alguien se asoma al lujoso salón de las columnas y anuncia que puede seguir el baile sin mayores sobresaltos. El baile de gala de la alta sociedad, nuestro baile de máscaras. Etcétera.


A sus compañeros de generación obtienen unánime aplauso y hasta se les postula para el Nobel, en tanto que él, que había venido a laTierra para levantar con la palabra un universo imperecedero, no prosperó en la medida de su ambición. Y aunque no ha defraudado del todo porque ahí están sus publicaciones en recoletos circuitos, las sonrisas del crítico riguroso y los elogios de sus amistades, como ningún juglar retiene sus versos y su palabra no zanja automáticamente las discusiones de la tertulia, hay que aceptar el declive de su estrella. Poco a poco abandona - saldado- el catálogo de las editoriales que confiaron er¡ él, en los periódicos y revistas especializadas perdieron su número de teléfono, nadie se acuerda de incluirlo en las antologías con sus contemporáneos y si en algún momento tuvo lectores, hoy francamente le rehuyen. ¿Exigió demasiado de ellos? Lo cierto es que ha empeñado su existencia en crear un mundo que no tiene el detalle ele considerarle padre. Con lo que el desaliento ante su obra mal apreciada cohibe la exigencia de proseguirla y todas las mañanas, en vez de reanudar sobre el Llegó el trance de rendir cuentas papel la heroica tentativa de Sísifo en cumplimiento de su profesión de escriCOl!70 escritor a una sociedad que nunca se tor, pierde el tiempo en debatir si su fracaso obedece a una estrategia errónea lIIolestó en exigírselas. Lúcido todavía) o a la inmadurez del público. a/lnqu e cada vez más debilitado) Ya no se dedica, pu es, a levantar convoca a los suyos. imperios sino a reconstruir su batacazo, precisamente cuando por ley de vida no le queda tiempo de rehacer su trayectoria. Una dolencia difusa que descubre la ineptitud de los médicos le anuncia el fin de sus días. Llegó el trance de rendir cuentas como escritor a una sociedad que nunca se molestó en exigírselas. Lúcido todavía, aunque cada vez más debili tado, convoca a los suyos. También está el notario que ha de recoger sus

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últimas voluntades . Con voz poco solemne dicta testamento. En él admite haberse sacrificado a una entelequia ingrata. Pero al pedir a sus descendientes la clemolición de la torre de babel en que conc retó sus afanes de inmortalidacl ar tistica, secretamente aspira a que se le desobedezca. Sueña el infame con que, rescatados sus escritos del fuego por algún heredero discolo y divulgados con la publicidad

que siempre echó en falta, la despistada cofradia de lectores acabe dispensándole reconocimiento póstumo. y es al ilusionarse con esta garantía de supervivencia para su obra que ha de justificar su presencia en este mundo y resarcirle de su vida fracasada cuando, para mayor desgracia suya y de los estigmatizados por la literatura, en la puerta de su habitación de enfermo aparece Max Brod.

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·"~ANTONIO MARTíNEZ MENCHEN AS relaciones existentes entre la creación literaria y la sociedad es algo que, de tan estudiado, ha devenido en tópico. Indudablemente, en cuanto se escribe siempre para otros, estos otros, es decir, el público, determina en buena parte no solo el contenido sino la forma de la creación literaria. Es la estructura social la que en cada época condiciona el público literario. Y a su vez, es este público literario el que determina la función que se exige a la cración literaria. Así, y remontándonos al origen de la literatura, un público predominantemente sacerdotal condicionará una literatura fundamentalmente religiosa, que desarrolle a través de la exposición mítica una teogonía y cosmogonía acorde con las exigencias elel clero elominante. Naturalmente y dado el carácter sacro de esta literatura, la forma será una forma solemne, con un lenguaje muy distinto al lenguaje hablado, y suceptible de acoplarse a la música y danza rituales. Nace así la poesía mítica que sirve de expresión a las primeras manifestaciones literarias de las primitivas civilizaciones. Esto es sólo un ejemplo que clarifica las ... /(/ tcl.e·visión) destinado a cubrir una relaciones que siempre han existido entre literatura y sociedael. Podríamos flll1c1ón esencial de la literatura moderna: añadir que la épica surge de la necesiel entretenimiento del público. dad ele establecer la genealogía heroica de una clase guerrera aristocrática; que La televisión se convierte el drama griego presupone un público el! e/ medio narrativo dominante ... de la polis democrática y que la novela moderna nace por y para el público burgués. En todos estos casos , la forma literaria viene determinada por las exigencias impuestas por el público al que se destina la obra. Pero todo esto, repito, es algo ya tan estudiado que su repetición resulta tópica. Yo creo que será mas interesante, y partiendo de estos presupuestos generalmente

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aceptados, examinar las diferencias que existen entre la sociedad española de 11ace unos ailos y la actual, y su influencia en las también posibles discrepancias entre la literatura de ambas épocas respectivas. La diferencia más evidente es la que se da entre un estado de corte totalitario y otro en el que reina una democracia formal. A esto habrá que añadir una evolución económica que se traduce en un mayor enriquecimiento de la población, un desarrollo elel consumo, y la imposición de los presupuestos del liberalismo económico que fomentará los oligopolios tanto en la produción como en la distribución, asi como la creación de grandes complejos empresariales que abarcan diversos ramos productivos interrelacionaelos, y que en el caso que aquí nos interesa, el del libro como producto industral, supone la edición, la distribución y explotación de medios informativos (perióelicos, revistas, cadenas de televisión.) Finalmente, debemos considerar en es te cambio social la generalización ele otro medio, la televisión, destiné\do a cubrir una función esencial de la literatura moderna: el entretenimiento del pLlblico. La televisión se convierte en el medio narrativo dominante, y su generalización y extensión supone, no sólo que todas las familias españolas tienen ya acceso a ella, sino que la multiplicidad ele las cadenas con la en trada de las privadas potencia y aumenta aLll1 más esta oferta televisiva. Si examinamos ahora estos puntos evolu tivos tenemos, en primer lugar, que la existencia de un es tad o totalitario no sólo ideologiza la creación literaria (su signo más obvio es la censura) sino, paradójicamente, toda la sociedad . La sociedad se impregna de política; precisamente porque el ejercicio normal de la actividad política le está vetado, esta

necesidad de acción política, sobre todo de oposición política, toma caminos marginales o paralelos. Todo lo contrario ocurre en la sociedad democrática donde el ciudadano ejerce su actividad política de una forma normal mediante el voto, delegando con ello en la clase política el ejercicio de la política. Esto se acentúa sobre todo en España, donde la democracia es el producto de un pacto entre partes contrapuestas con el que se pretende superar los traumas del pasado. Este pacto lleva consigo un compromiso de vaciado ideológico. De ahí que si en tiempos de la dictadura la sociedad o una buena parte de la misma reclama una literatura crítica y comprometida, en la Espalla democrática tanto la sociedad como el poder político ven con malos ojos este compromiso y esta crítica, y apuestan por una literatura "más pura", formalista, caligráfica o meramente escapista y de entretenimiento.

... el público lector informado ha descendido ) sin embargo) y debido al cambio económico) el público consumidor de libros ha aumentado vertiginosamente.

En segundo lugar, y vaya alterar el orden que establecí anteriormente, tenemos la extensión del fenómeno televisivo. Esto hace que la gran masa de los españoles busquen fuera de la literatura a los narradores de historias que llenen sus horas de ocio y que los busquen precisamente en la televis ión. Como la competencia que la llegada de las privadas ha establecido entre las


cadenas para captar clientes, ha hecho que los programas hayan descendido aún más en su calidad, y ello unido al hecho de que los programas unido escolares desde mi particular opinión son cada vez más desdichados desde el punto de vista de formación literaria hace que el público lector informado, con una amplia base literaria y por tanto

A mi entender, el panorama desde el punto . de vista del creado1~ es aterrador.

con criterios propios, no solo no ha aumentado, sino que ha descendido, haciendo que el público lector potencial sea hoy más fácilmente manipulable. Al enfrentarnos con la evolución económica lo primero que tenemos que hacer constar, en relación con lo anteriormente señalado, es que el público lector informado ha descendido, sin embargo, y debido al cambio económico, el público consumidor de libros ha aumentado vertiginosamente El libro ha entrado dentro de la estrategia de creación de mercados artificiales con su carácter añadido dentro rle esta estrategia de producto de rápida obsolescencia. El cambio ya señalado en la industria de la edición de creación de grandes oligopolios, hace que la industria editorial para cubrir unos costes que se multiplican en razón directa a su tamaño, necesite una altísima producción, lo que se traduce en la multiplicación tanto de las tiradas como de los títulos. Esto, a su vez, lleva a unos graves problemas de distribución y venta. Las librerías no tienen espacio

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suficiente para toda la producción editorial. El antiguo e informado librero se ve sustituido por el vendedor de los grandes espacios. Un libro que no agota su primera edición en unos pocos días es un libro perdido. Esto hace que el editor cada vez juegue más sobre seguro, sobre autores o libros que por diversas razones pueden vender más de los cien mil ejemplares. Naturalmente esto sólo lo hace aquel que por uno u otro medio que aquí no vamos a examinar, ha adquirido una imagen pública . Como dice el suplemento dominical de un medio periodístico que es uno de los principales manipuladores de opinión de este país, el libro es un apartado más de «lo que se lleva .. , al nivel de la moda en el vestir, el bar en que alternar o el restaurante donde se debe comer si se quiere estar al día. Es así como se satisface la necesidad de ese numeroso público que aunque no lee, compra el libro que debe comprarse. Estas son, a grandes rasgos, las alteraciones que el cambio social ha acarreado a la literatura de estos últimos días. A mi entender, el panorama desde el punto de vista del creador, es aterrador. Si «no se lleva .. , estará destinado a no editar o, lo que es lo mismo, a Ilacerlo en pequeñas editoriales previamente condenadas por la ley de bronce del mercado. De ahí que como dijo cierto autor cuya obra demuestra que la calidad literaria no siempre está rellida con la ideología reaccionaria y con el éxito de ventas, «Iloy solo puede considerarse escritor aquel autor que vende más de cien mil ejemplares de su obra .. . Algo sumamente consolador . Sobre todo, para quienes aún persisten en escribir y editar en la periferia Pero este tema supongo que será debatido con mayor profundidad en la sesión de esta tarde.


ISAAC MONTERO AS relaciones entre el trabajo del creador literario y la sociedad nunca discurrieron por su cauce sin trabas, y ello porque las formas de la literatura las sustenta el vuelo libre del pensamiento, y el control del pensamiento, y por consiguiente de las formas que lo expresan, es un ejercicio social tan viejo como elmunelo. o es cosa de recordar ahora los modos en que los clérigos han acotado en todas las culturas el territorio artístico, y cómo trataron de subordinar el esfuerzo de los artistas a los intereses que legitimaban su visión del mundo. Tampoco es cosa detenernos en cómo ha ejercido esa tutela la clerecía laica de las burocracias estatales. Son hechos de los que todos nosotros estamos al cabo de la calle. Tampoco es cosa de detallar el papel mediador de los mercaderes en la comunicación literaria elel pasado, fuera verbal o escrita. Se trata también de un hecho sabi do, en el cual la primacía de la ganancia, definida por los gustos del público, se mezclabél con la necesielad de acomodarse a los valores estilhlp.r.idos de El tiempo de trabajo de la creación no tiene claro rango ideológico. otro límite que el de la pe¡fecciónJ No cabe eluela, sin embargo, de que las sociedaeles moelernas, al erigir la ya que aspira a pervivir en la memoria libertad ele expresión en uno de sus de los lectores ... val ores clave, abre el campo de la comunicación y le libera de un considerabl e m·Jmero de las tutelas del pasado. La libertad artística se instituye como consustancial al quehacer creador, y otro tanto sucede con la comunicación, donele la permisividad se erige asimismo en un rasgo definitorio de la sociedad democrática. Sólo que en este horizonte despojado de un crecido número de ataduras, el comer-

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cio pasa a ejercer, y ya no de forma subordinada, la casi totalidad de los controles, y tampoco cabe decir que sus métodos hayan facilitado la comuni cación entre el trabajo artístico y las demandas de la sociedad . Al convertir el trabajo creador en mercancía' la industria cultural de nuestro tiempo tiende a perder su papel mixto

La creación literaria ha estado imbricada siempre en procesos sociales amplios.

de negocio e instrumento de cultura y ha puesto en pie sutiles mecanismos de mediación que no sólo enrarecen, y con creciente velocidad además, la relación entre autores y público, sino que limitan el campo expresivo de la creación literaria. Como es lógico, no todos los géneros viven hoy del mismo modo la situación que acabo de apuntarles. Algunos, por decirlo en corto, no viven, como la poesía, relegada a un ámbito tan exclusivo que apenas caben en él poco más que los propios creadores. El teatro, por su parte, adquiere a cadé:! día que pasa un nuevo perfil museístico, y seguramente es la novela el génem al que conviene lo que vaya señalar. Pero sea como fuere el estado actual de los génems, lo que si es cierto es que las diversas situaciones tienen la misma base de sustentación: el arraigo de una industria cultural que no sólo detenta el poder en el momento de dar salida a la luz a las creaciones sino que lo multiplica en la decisiva fase de rela-

cionarlas con el público. Como cualquier otra industria, la cultural tiende a olvidar que trabaja con creaciones del espíritu y aplica los criterios de la oferta y la distribución de objetos utilitarios pmducidos en masa. Como simples sugerencias para el debate posterior, me limitaré a exponerles unos cuantos sinsentidos que nacen de esta tendencia a convertir el hecho artístico en mercancía. El primero nace de la con tradicción entre las aspiraciones creativas a perdurar y las exigencias industriales de manejar productos escasamente perdurables; o si lo prefieren así, de la oposi ción entre calidad y consumo. El tiempo de trabajo de la creación no tiene otro límite que el de la perfección, ya que aspira a pervivir en la memoria de los lectores, pero esa cadencia del trabajo creador es negado por el tratamiento mercantil que recibe en cuanto se convierte en oferta. El rasgo más palmario es que el tiempo de vida de un texto se reduce cada vez más porque la dinámica de la industria lo convierte en tiempo de consumo, que es en la producción obsolescente un tiempo cada vez más rápido. Por ello, y después de convertir en status definitorio del escritor la individualidad personal del que hacer creador la industria le pide fórmulas de género. Y fórmulas cambiantes además, fórmulas a la moda, de acuerdo con su necesidad de variar las ofertas provocadas por la pmgramación de la obsolescencia sobre laque descansa el consumo. No parece fácil, sin embargo, adecuar el esfuerzo personal de los creadores al tratamiento de mercancía que reciben los textos, tratamiento que exige, al tender a una oferta de masas, el rebajar la calidad, hecho específico del consumo tal y como hoy lo practicamos .


En una dinámica asi, la actualidad y la moda - en forma de novedades o de recuperaciones- son los principales cánones ele valoración. Pero se trata de cánones volcados al consumo, pues en el mejor de los casos se ofrecen ideas que van a quedar pronto fuera de circuito apartadas por nuevas ofertas. El segunelo sinsentido proviene de que las demandas cultu rales - siempre de índo le ideológica- son precariamente atend idas, y el juego del intercambio artístico lo sustituye una superficial oferta cosmopolíta. La creación literaria lia estado imbricada siempre en procesos soc ial es amplios. Tal es, entre otras cosas, el motivo ele que .. lo propio", lo específico de cualquier cultura, provoque una relación público-creadores basada en apli car otra escala de valoración que a lo llegado de fuera . ~uizá más permisiva y amable, pero siempre distinta. Hoy como lia estudiaelo Lyotard , renace en el seno ele la globalización de las informaciones y el cosmopolitismo de los mensajes culturales, el interés por lo cercano, de lo cual son ejemplos en nuestro país las literaturas de las lenguas minoritarias . Pese a ello, sin embargo. los Grupos multimedia aco gen mal esta elemanda, estrictamente cultural, basaela en las íntimas relaciones entre los creadores y la sociedad e/l que trabajall y a la que en primer lugar se elirigen. Las máximas ele; Hólelerlin para impulsar la moelernizacioll ele una cultura - .. apreneler lo propio. probar lo ajeno"o de UnalllUllO - .. injertamos en el recio tronco ele lél trélelrcion esquejes foráneos .. - se apoyéllJan en la convicción de que la riquezél cul tural nace de la diversidad . La inelustria de masas en cambio, y más cuanto mayor sea su grado de expansión . necesita apostar por la

uniformidad. De ahí que la oferta cosmopolita, que debiera enriquecer el gusto del público, ha terminado por convertirse en un factor de desorientación de la estimativa del lector. La causa Ilay que buscarla de nuevo en la consideración del texto como una

,.. la crítica, pese a que intenta conservar la apariencia de un instru,mento de selección y descubrimientos, se pliega cada vez más a la ¡:nercia de la propaganda editorial ...

mercancía. Se trata de una oferta excesiva que su propia magnitud hace insignificante. Lo que se selecciona no liega tras una criba de aceptación de otros públicos afines ni, por supuesto, de la ascensión de nuevas ideas o nuevos planteamientos, sino forzado por la necesidad empresarial de desplazar a la competencia con algo distinto o más nuevo o de mayor actualidad . y el lector tampoco se acerca con la rigurosidad de conocer fenómen os nuevos, nuevos problemas o nuevas sensibil idades, sino impelido por la necesidad de estar al tanto. En esta dinámica, la crítica, pese a que intenta conservar la apariencia de un instrumento de selección y descubrimientos, se pliega cada vez más a la inercia de la propaganda editorial y, si Dios no lo remedia, terminará por convertirse en una prolongación de los gabinetes de PR, formando parte del entramado mercantil de la industria; es decir, de la tupida red de medios de comunicación y editoriales.


El último de los sinsentidos se refiere al impulso minoritario que la dinámica mercantil ejerce sobre "lo escrito". . En sociedades como la nuestra, ,do escrito" tiende a dejar de ser un instrumento de enriquecimiento cultural para convertirse en un mero símbolo status ele minoría. Para legitimar esta dinámica se parte de

la creación literaria se sustenta en el esfuerzo de acercarse a la vida jJaJ'a dotar a los contemporáneos de un singular instrumento de interpretación.

fenómenos que acompañan a la cultura de masas: como las inevitables simplificaciones de la divulgación, el creciente analfabetismo funcional de las capas sociales más débiles, las diferencias entre lenguajes populares y cultos, o la elelegación ele la calidad de la producción en masa para distribuir en "mercaelos" diferentes ofertas culturales de valor muy distinto también. Aunque se trata de hechos ele innegable consistencia, pienso que no debemos admitirlos como consustanciales al arte, sino como derivaelos del modo de encara r la creación artística por la industria cultural. Es la industria, y sobre todo los monopolios multi-media de rango transnacional, la que tiende a dar la espa lela a cualquier ampliación del ámbi to de "lo escrito", la que define esas evidencias coyunturales y modificables como en fatal punto de llegada. Así, los "media" se encargan de difundir y fijar el papel de géneros e instrumentos. La tesis de un mediador cultural como Juan Cueto Alas en "El País ",

donde llevó la crítica de TV durante años, consiste en que la cultura de masas ha de ser audiovisual y proporcionar simple entretenimiento porque otra cosa equivaldría a tomar por realidad lo que es una mera fantasía utópica. Tal actitud termina creando una contradicción de porte : "lo escrito", que debería acoger el espíritu de la profundización y crítica veraz, se convierte en un instrumento de autocomplacencia de las minorías. La poesía y el teatro, como les recordaba al principio ya llevan tiempo encapsulados en circuitos minoritarios. Ahora le toca a la novela, y ni son casusales los talleres literarios, ni los textos-homenaje, ni las tramas organizadas en torno a la redacción de una novela, ni la salida a la luz del mundo universitario ficticio ejemplar. Todo lo expuesto conduce a reducir el sentido cultural elel libro, a disminuir el proceso ele la creación relacionándolo sólo con un magro grupo social. Y esta reducción, dígase lo que se quiera, no impulsa a alcanzar nuevas cotas ele calidad, sino que termina, a lo sumo, por generar una actividad de índole mandarinesca. Pero la creación literaria se sustenta en el esfuerzo de acercarse a la vida para dotar a los contemporáneos de un singular instrumento de interpretación. Y digo singular porque se configura en torno a valores contradictorios: como entretenimiento y conocimiento, actualidad y profundización. Si la industria cultural - y la edi torial dentro de ella- tiende a perder esa mixtura forzada por la competición y la búsqueda de nuevos mercados, el porvenir no enseña un horizonte claro, y en lo que a noso tros se refie re, el marco europeo_puede agudizar y extre-


mar los slll sentidos que acabo de apuntarles. La conclusión. y con ello termino, es que no se U'ata de suprimir radicalmen te la precaria relación entre cultura y negocio, sino de inientar que los valo-

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res meramente mercantiles no sean los determinantes en la comunicación cultural. Lo cual, ya lo sé, es un programa tan hermoso como difícil de llevar a cabo. Esto es todo, muchas gracias.


AS anécdotas tristes son el reverso de las metáforas. Recuerdo de uno de los grandes poetas del 27, haber sido testigo de ésta que se refiere a la necesidad de identificarse: llegado el momento de decir su profesión, tras titubear, el personaje se acredita como catedrático: Siempre - comenta- está mejor visto que poeta. Curiosamente, el diplomático francés Alexis Saint Léger, a fin de no perjudicar su imagen de hombre público, y en definitiva el pONenir de su carrera, firma sus escritos con el hermoso seudónimo de Saint - John PerseoJusto es decir que la Historia (en su función de lector) le ha hecho justicia, y ya casi nadie recuerda la identidad de un diplomático perdido en la nómina de millares de embajadores, ministros plenipotenciarios, agregados, cónsules y vicecónsules, en tanto que la literatura y el Nobel han perpetuado a aquel Saint - John Perse de la Anábasis. Recientemente se nos dispensa de declarar en el Documento Nacional de Identidad el oficio o la profesión; sin embargo, me van a permitir que haga una pregunta: ¿Cuántos ele nosotros, en la época en que era necesario responder a esta general, se declaró poeta en el momento de identificarse en el doble plástico de un documento tan sencillo? Ahora leo en ABC cultural (26.XI.93) este subrayado terrible de Josep Pla, un escritor querido en Catalui'ia. Estas son sus palabras: Dios se ahorró de darme todo el lado miserable de los hombres de letras. decidido buscador de la utopía) Este preámbulo me obliga a plantearme )' po r ello es un marginado. esta cuestión: ¿Qué ocurre entre sociedad y poeta para que éste deba hacerse irreconocible y furtivo ante un grupo al que pretende, no obstante, seducir? ¿Es la sociedad la que debe liberar al

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poeta de su propio aislamiento (el Fuera de Juego de Herberto Padilla), o existe una actitud decididamente irreconciliable, basaela en la egolatría del poeta, en su afán ele ser eliferente, y en la aceptación de la loca res ponsabilidad de mover a los plleblos? El poeta es lIn decidido buscador de la utopía, y por ello es un marginado. El poeta aL1I1 cree en la utopía, lo que es tanto como creer en elllombre. El llombre contempla la utopía como un sueño, y desconfía del poeta que lo anima a una bLlsqueda imposible. Poeta y sociedarl se Ilan arrogado distintas cateqoríAs y funciones en el tiempo. Quisiera citar este texto que pertenece al Virgilio ele Aqustín Garda Calvo, uno de los esturlios más apasionantes en torno a un poeta y los poetas: .. Esto es, por se~Jui r un esquema muy abs tra cto, pero ac aso útil : en una sociedad pre-dineraria o sacral, el vate está integrado en las clases sacerdotales, como una especie de oficiante auxiliar del culto. v éste es el primer sentido ele la palal'lrél lél tin a L/ates; en una soc iedad cline rmia pre-capitalista o artesanal . el aerlo es un artesano libre ent re los rlr.lll~s . v así aparece, al comienzo rlr. los Trabaios de Hesíodo, enumeraclo entre el alfarero, el carpintero y el mendiqo; en una sociedad capitalista (o sea . donde el dinero vive y pare), la elel poe ta es una pro fesión esp eciali zaclél . ta n pronto altamente Ilonraela y remllneraela por los magnates, en cuanto medio de propaganda, como marqinélclél." Las palablas ele García Calvo son indicativas del desconcierto con que la Ilistoria y la sociedacl se plantean el problema. CuriOSAmen te. el autor califica de ambigu as lAS dos primeras etapas , y respecto de la fase capitalista, nos sorprende pr ese nt ~ n cl o la como el modo

de integración de la ambigüedad o contradicción de la poesía. y citamos nuevamente a García Calvo: Pero en esta tercera situación parece ser una constante la apelación a la primera , los orígenes sagrados, en reacción al progresivo embargo o desahucio de la profesión, y el poeta

El compromiso es personal e incumbe al poeta en cuanto individuo) mas no necesariamente ha de extenderse a la obra del poeta.

tan pronto recaba su condición divina como blasona de blasfemo, loco que dice la verdad a la cara del Señor reinante; y esta condición de doble faz (que está resumida en el adjetivo latino Sacer, «sagrado» y «maldito» al mismo tiempo) se apunta ya también en aquel trance en que Horacio (Sermones 11 1, 60 - 62), que ha ido a consultar al abogado Trebacio sobre las malas consecuencias que hacer versos le acarrea , sin que por ello pueda dejar de hacerlos , oye de labios del jurisperito O puer , ut sis/uitalis metuo, «muchacho, mucho me temo que no seas vividero » (o «viable», como se dice de los recién nacidos o los fetos») No menos cruel que el filósofo es un poeta, Octavio Paz, cuando advierte la raíz burguesa del adjetivo maldito que, sin embargo, el poeta (algunos poetas) aceptan con orgullo. Si me fuera dado a elegir el papel que a los poetas nos corresponde en sociedad me acogería a la segunda fase, en


el sentido de los trabajos de Hesiodo, que como ya hemos visto, nos sitúa allí donde el hombre ejerce su aptitud de hombre. Cómo - me pregunto de nuevo-- el poeta, tan en precario, va a dibujar el destino de la sociedad a la que pertenece. El compromiso es personal e incumbe al poeta en cuanto individuo, mas no necesariamente ha de extenderse a la obra del poeta. El panadero prepara el pan, y busca en su trabajo la calidad de pan y su cochura; mas no piensa que el pan deba comprometerse. Distingue como un filósofo natural: El compromiso es del hombre, del panadero, nunca del pan. El jardinero da su vida por sus ideas, muere por sus ideales, y antes ha estado haciendo guardia en su Octubre Rojo junto al proletariado. Sus rosas no están acorazadas ni se hace necesario añadir espolones a sus espinas. La egolatría del poeta le tienta a presentarse como salvador en tanto pretende

UI/a obra poética concebida por un previo cOll1promiso político nacerá en principio 'Viciada, casi como la obra de encargo.

extender su compromiso personal a su obra. He ahí el pecado del poeta: pensar que es poseedor de la gran llave de las soluciones. A veces eso sí, la consagración del poeta (lo que llamamos éxito y fama) beneficia también a su acción personal, a su compromiso personal, en tanto su testimonio se cualifica.

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El poeta Byron es un romántico exaltado, el hombre By ron es un comprometido también exaltado (he ahí la extensión de un rasgo entre el hombre y el artista) en la Libertad. Pienso ahora en un poeta implicado en la causa histórica irlandesa. El hombre, William Butler Yeats, es evidentemente un comprometido, mas, ¿lo es el autor de este hermoso poema un aviador irlandés prevé su muerte? Creo que no. El poema al que me refiero y que todos ustedes conocen es un texto fatal, una invocación a la suerte y un equilibrio -es decir, una asepsia, y por tanto algo neutro-- entre la muerte y la vida. y Rupert Brooke, muerto casi en adolescencia en la Primera Guerra Mundial, autor, entre ot ros poemas, de El Soldado, (impecablemente traducido por José Luis Cano,) no es más que un jovencito, comprometido con el amor y la vida, para quien Inglaterra es un énfasis nacionalista y burgués, aunque, eso sí, lleno de resplandores. Hay un principio marcusiano, casi una ley que declara: El pasado está desprovisto de angustia. Quizás la poesía que nace de un malentendido compromiso político irá perdiendo su eficacía estética y social cuando la causa que la provocó desaparezca. La Historia acaba no sólo por colocar en letra bastardilla ciertas patológías sociales como son algunas dictaduras, sino que también olvida los textos, los poemas de quienes la combatieron. Quién recuerda, o qué interés tienen, los poemas de Ernesto Cardenal contra el somocismo. A quién le interesa hoy Somoza desveliza la estatua de Somoza en el estadio Somoza . Sin embargo, creo que la memoria penmnece fiel cuando Cardenal nos transmite, a su manera, la fuerza amatoria de Catulo .


Una obra poética concebida por un previo compromiso político nacerá en principio vi ciada , cas i co mo la obra de encargo. Puede que la poesía sea un arma cargada de futuro , pero en la índole de la eficacia, el grafito, la pancarta, elmaniliesto, la acción, le aventajan en mucllo. Hoy mismo, restablecida la Democracia en nuestro p¡:¡ís, evidentemente son muchas las exigencias sociales y políticas de las que estamos pendientes. La utopía es un imposible. Preguntado al respecto, Aranguren ha declarado: El hombre acaba por pactar con sus debilidades. ¿Pero quién, en un estaelo democrático, puede concebir un compromiso poético en favor ele un mejor funCionamiento de las instituciones, o de una más justa y progresiva legislación? Frente al fenómeno actual español de sustitución elel poeler político absoluto por el absoluto ele la banca, cuál sería el

compromiso del poeta: ¿escribir un texto versificado {libre o rítmico) contra las claúsulas penales que acompañan y aseguran en favor de las macroinstituciones bancarias el pago de las hipotecas? Existe un modo poético de dar respuesta al quebrantamiento de los grandes derechos (los básicos, aquellos en los que toda constitución democrática se apoya); pero es difícil de concebir una poesía al servicio del desarrollo legislativo de un cuerpo legal X. Evidentemente la obra del poeta, la poesía, es un test de la personalidad y creencias de su autor, y una fuente -al igual que Miguel Angel Asturias la atribuyó a la novela- de la sociología y de la propia Historia. Los reyes se arrogan la irresponsabilidad como una virtud constitucional, en tanto que a los poetas nos compete en el orden histórico el vivir una aventura inexplicable, a la que, en tanto hombres, le añadimos la virtud de la solidaridad.


N este oficio de escribir cada uno cuenta "la feria según le va», Refrán que, como todos los refranes, refleja un fondo de ciertas verdades filosóficas basadas en la experiencia del pueblo llano, Por ello me he propuesto desarrollar el tema "Escribir en Andalucía», He pensado que nada mejor Podía servirme a tal propósito que mi propia experiencia vivida a lo largo de más de doce años para alumbrar un proyecto literario llamado LA ANOALUCIAOA. En ese largo período de tiempo he tenido la oportunidad de conocer tal cantidad de gozos y de amarguras, que puedo enfocar dicllO tema desde una perspectiva amarga, pero también puedo hacerlo sintiendo el gozo a flor de piel. Haciéndolo desde el campo de la amargura puedo contar cómo fue mi "odisea» en busca de editor, y cuando por fin lo encontré, los problemas que tuve al tenerme que ir todas las tardes del mes de Julio del año 1991 a la población sevillana de Brenes - donde Múñoz Moya Montraveta, empresa editora de mi novela tenía y tiene sus instalaciones- para supervisar e incluso participar en el pase del texto al ordenador; de cómo después de tener el libro en la calle debí pedir favores a diestro y siniestro para que un Consejo Regulador andaluz I'egalara 20 « Escribir en Andalucía» es contar cajas de botellas de vino para la promo1(75 'vivencias de hacerlo) pero no sobre un ción del libro en toda España; de cómo aSllnto CIIalr¡lIlera) sino sobre temas andaluces sufría al ver la ausencia de ejemplares )' con cierta proyección universal. , . en librerías importantes y gozaba a diario viéndolos decrecer en el lote que durante cerca de un mes (cosa insólita para un libro netamente andaluz) estuvo expuesto en la denominada "sección de novedades» de los dos centros sevillanos de "El Corte Inglés»; de cómo debí movilizar a políticos en ayuntamientos y diputaciones de toda Andalucía para que presentaran La Andaluciada en sus respectivas provincias, y si podían, compraran ejemplares a mi editor para los Centros Coordinadores

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de Bibliotecas. Afortunadamente, gané algunas pequerias batallas y el libro está 110y situado en muchas bibliotecas de pequeños y grandes pueblos andaluces. y asimi smo puedo co ntar cómo mi amigo, el escritor sevillano José Luis Ortiz de Lanzagorta, mi editor y yo llegamos un día en tren a Madrid para presentar La Andaluciada en el Ateneo madrileño y cómo tras haber enviado previamente cientos de cartas a particulares o políticos relacionados con Andalucía en la capital de España, a casas regionales andaluzas domiciliadas en la propia capital y en su periferia, y sobre todo a los medios de comunicación madrileños entregando ejemplares en mano a los directores y redactores de los suplementos literarios, nos encontramos en el salón de actos del Ateneo con "media entrada .. de público y sin la presencia de alguno de aquellos medios de comunicación de Madrid que, tanto mi editor como yo, Ilabía mos trabajado infructuosamente para llevarlos hasta allí. Días después pude leer que una gran . editorial se había gastado millones de pesetas en presentar una obra en un costoso y céntrico hotel madrileño y -mira por donde- la obra aparecia reseñada, comentada y publicitada casi al mismo tiempo en los suplementos literarios de El Mundo, El País, ABC, etc. , a todos los cuáles escribí después con ironía y a "toro pasado.. agradeciéndoles sus ausencias con una carta acompariada de una botella del antes mencionado vino andaluz. cuyo origen mitológico se relata en mi obra. Eso me abrió los ojos de cómo se funciona en Esparia en el mundo del libro. Era mi primera experiencia en tal sentido fuera de Andalucía y pude sacar amplias enseñanzas de mi novata "incursión.. madrileña. Yo había ido a Madrid esperanzado en "despegar.. en el mundillo literario español y

basándome en las muy buenas críticas - escritas además por críticos de la imparcialidad y la talla intelectual de José María Barrera o Antonio Enrique-- aparecidas sobre La Andaluciada en ABC de Sevilla, el prestigioso suplemento literario del Diario Córdoba y otros rotativos andaluces. Es decir, que yo no me

... gozamos ciertamente de esa espiritualidad mientras estamos creando fi'ente al folio en blanco ...

lancé a ir a Madrid sin tener un bagaje previo de opiniones favorables y, por tanto, convencido de que tenía "algo .. que ofrecer a los críticos de los suplementos literarios (de lo contrario jamás hubiera intentado aquella "incursión» madrileña). Sin embargo, tras haber vivido la amargura mía y la decepción de mi editor cuando regresamos desde Madrid a Sevilla, tras haber vivido tal experiencia en el Ateneo madrileño - pese a la gratísima acogida que nos brindó su presidente don José Prat- me hará en el futuro actuar en consecuencia. Aquellos zarandeos (tan molestos y al mismo tiempo tan necesarios en su momento para dar a conocer un libro editado con grandes esfuerzos económicos por una pequeña editorial andaluza) han pasado ya a la historia, y de ellos sólo me resta agradecer la buena voluntad de cuantas personas colaboraron en el intento de, por primera vez, realizar la promoción a nivel nacional de un libro netamente andaluz, contando con pocos recursos pero con un gran


entusiasmo, y sobre todo sin tener los contactos ni disponer de los millones para publicidad que emplean las grandes editoriales de Madrid y Barcelona. Y es que, como decíamos en la "mili»: "Cuando seas padre comerás huevos», mientras tanto beberemos cicuta si hace falta, pero nunca dejaremos de escribir. iEso es vital!, al menos para mí desde

... el actual potencial literario andaluz alumbraría un nuevo renacimiento literario en esta Úerra tan vieja y tan sabia y tan dada siempre a glorificar las letras españolas.

que 1984 Jorge Luis Borges me recíbió en un hotel sevillano y tras una larga conversación me hizo comprender que esa era mi auténtica misión en este valle nuestro, ve rtebrado por el divino Guadalquivir. El otro enfoque que desde mi experiencia personal puedo dar al tema "Escribir en Andalucía» es contar las vivencias de hacerlo, pero no sobre un asunto cualquiera, sino sobre temas andaluces y con cierta proyección universal. En este apartado de mis largos años de experiencia escribiendo la primera parte ya publicada de La Andaluciada (está prevista una segunda parte de la obra cuya lenta gestación ya está en marcha) puedo decir que esta ancestral tierra del sur europeo encierra tal cantidad de filosofía en sus gentes, tanta es la luz que penetra en nuestra piel y nos llega al alma, son tantos los misterios que pueden encon trarse en la soledad de un cerro andaluz donde los primeros pobladores vivieron y amaron a su Gran Madre (esa que aún los andaluces procesionamos y coronamos en primavera o a lo largo de todo el año), que sin buscarlo ni quererlo uno llega a imbuirse --como si

de algo místico o iniciático se trataradel misterioso halo nacido en esa mágica y profunda Andalucía que se intuye con sólo respirarla. Uno escribiendo en Andalucía no ve lo que siente, pero íntimamente sabe que respira y siente lo que existe. Quizás por eso en Andalucía han nacido buena parte de los grandes escritores de la Península Ibérica, quizás no es casualidad que desde Séneca a García Lorca, pasando por Bécquer o Alexandre hasta ll egar a hoy con Caballero Bonald, Gala o Múñoz Molina, la escritura en castellano de origen andaluz - ya sea por el texto o por el propio escritor- tuvo y tiene y tendrá ese algo indefinible que no se ve y sin embargo se intuye. Para quienes tenemos la fortuna de haberlo sentido alguna vez, gozamos ciertamente de esa espiritualidad mientras estamos creando frente al folio en blanco, pero también sentimos la amargura de no contar con los medios editoriales existentes en Madrid y Barcelona para lanzar a los cuatro vientos lo que escribimos en y sobre Andalucía . Si algún día los escritores andaluces contáramos con tales medios, el actual potencial literario andaluz - sobre todo con el continuo trasvase que se está produciendo de poetas hacia la narrativaalumbraría un nuevo renacimiento literario en esta tierra tan vieja y tan sabia y tan dada siempre a glorificar las letras españolas. Para eso hace falta una conjun'ción de circunstancias que ya va siendo hora se pongan en marcha, desde la oficialidad o desde la individualidad. Para los escritores andaluces es vital que tal fenómeno se haga realidad, y por ello ruego y exhorto a la Gran Madre que mis an tepasados llamaron lsis o Astarté y hoy llamamos Rocío, Regla, Fuensanta o Esperanza y de la que yo, durante tanto tiempo llevo hablando de ella en mi particular ANDALUCIADA.


JOSÉ MARíA REQUENA

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OR supuesto, las relaciones entre la creación literaria y la sociedad son de

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todo punto reciprocas, aunque, eso sí, es de subrayar que la incidencia de lo social en lo literario es evidentemente superior a esa otra que pueda ejercer la literatura sobre la sociedad en que se produce. Por ser esto así, el estudio de la influencia de la vida real sobre el mundo de las letras requeriría un tiempo y un espacio verdaderamente excepcionales. Basta con pensar en sus contenidos, para entrever la magnitud de semejante preponderancia. Más en concreto, dentro de estas relaciones, adquiere singular trascendencia todo cuanto se refiere a las conexiones de la creación literaria y la política, desde el punto y hora en que la política viene a ser' una especie de "personificación" más o menos simplificada de la sociedad en que se vive y se cumple la creación literaria. Aunque se habla mucllOde la necesidad de levantar paredes de calicanto entre la imaginación creadora y el pragmatismo elevado a la enésima potenc ia del Boletín Oficial, lo cierto es que, a pesar de que se suceden razonables y sanos criterios ... en la novela actual) las ideas) para mantener amigablemenle tan con al menos formalmente) suelen ser mostradas veniente divorcio, se imponen, por pura necesidad, innumerables coincidencias como exclusivamente propias entre la literatura y la administración de cada personaje ... pública, tales como, por' ejemplo, la denominada política del libro, de tantísimas repercusiones contables sobre ese fan tástico producto de papel, tinta y sueños. y no menos importancia nos ofrece la corriente inversa, la que fluye desde la literatura hacia la sociedad. En este sentido, es obligado poner de relieve el hecho de que, sin duda alguna, el teatro, hasta llegar a su penosa decadencia actual, fue de siem-


pre el género literario de mayor influencia social. Al contrario que en la poesía y en la novela, el arte escénico es visto, oido y, por si fuese poco, presenciado y atendido simultáneamente por muchos. Un aspecto éste que le otorga al teatro un efecto ciertamente "asambleario». El espectador de teatro ha acudido de siempre a las funciones como predis-

...la vida misma de la poesía JI la novela sólo alcanzan su verdadera . efectividad gracias a la anhelada publicación ...

puesto a participar en una liturgia social. Una liturgia social que, por otra parte) en el patio de butacas, suele duplicarse al convertirse también) al margen de lo artístico, en un rito "de sociedad» más o menos frívolo. En lo que atañe a la novela, puede decirse que es un género cada vez menos frecuentado por planteamientos de influencias elirectamente preconcebidas. Esto no quiere decir que los temas de cada obra narrativa no puedan llegar a tener consecuencias de mayor o menor importancia social, sino que el actual lector ele novelas se muestra decielielamerlte refractario a soportar lo que podríamos denominar "tesis socio-narrativas». Línea ésta que alcanzó su máximo grado de vigencia en los años de la llamada "novela social») cuanelo el género narrativo, en un intento ele suplir a una prensa rigurosamente amordazada por la censura, hizo suyas no pocas materias informativas, en torno a amargas realidades inmediatas. Una vez rechazado de plano el clásico dominio omnisciente del novelista) en la

novela actual) las ideas) al menos formalmente) suelen ser mostradas como exclusivamente propias de cada personaje, sin que en modo alguno resulten soportables las parrafadas ideológicas. La influencia de la novela en la sociedad se verifica, pues) lejos de los modos discursivos, a través de unas situaciones que, una vez expuestas, podrian dar lugar, eso sí, a conclusiones y hasta, incluso, a tesis sociológicas. Con todo) es preciso reconocer que esta influencia se ha reducido, lógicamente, a partir de la preponderancia del cine, la radio y la televisión. Ante la rad io y la te levisión, la letra impresa -ya se trate de periódicos o de libros- sólo cuenta para un porcentaje cada vez más reducido de una población que se nutre, sobre todo) de los mensajes informativos o formativos y hasta deformados que oye y ve en el sugestivo y cómodo reclamo de las imágenes, sin participar apenas en los reposados valores de la lectura. No hay que darle vueltas: los pretéritos apasionamientos populares por los pliegos de corde l han arraigado en el inevitable culebrón de la sobremesa televisiva, y archisabido es que el hecho de que todavía se siga vendiendo un gran número de libros no es achacable a una auténtica existencia de gran número de lectores) sino a los encantos decorativos en las encuadernaciones o al aquel de tener bien a la vista el último libro "de impacto», porque eso viste mucho ante las visitas de familiares y amigos. Esto supone que la ascendencia de la li teratura sobre los comportamientos soc iales sólo puede co ntar con un cauce: el de unas exiguas minorías cultivadas en las que, por desgracia, ni siquiera se ven del todo incluidos los ámbitos universitarios. Pero vayamos a los cauces que hacen posible esa co muni cac ión literari o-


social. Con la excepción del teatro, tan decisivamente elependiente de la representación, la vida misma de la poesía y la novela sólo alcanzan su verdadera efectividad gracias a la anhelada publicación; sin olvidarnos, claro está, de ese otro factor, también tan aleatorio, de la crítica Tanto la edición como la crítica, por el hecho mismo ele ser' necesarias, son asimismo auténticas rayas fronterizas entre el eSCl"itor y su efectiva proyección literaria. y lo son, en gran medida, porque se verifican con grandes limitaciones: la dedicación crítica, fatídicamente escasa de espacio, y la industria editorial porque, como tal industria, se conduce sin rodeos a través de ineludibles planteamientos económicos. Respecto a la crítica, y, a modo de incitación para el elebate, creo que puede ser muy expresiva e indicativa la pregunta que Meliano Peraile hizo a los medios de comunicación, a finales de 1985, en el Tercer Congreso de Esc ri tores de España: «¿El escritor no «sale» porque no «vende» o no «vende» porque no «sale»? ,. y por nuestra parte, en relación con una muy rentable presencia física tan habilidosamente practicada por un buen nLlIllero de au tores, bien podría arladirse que «salir o no salir en la tele, esa es la cuestión.» En lo que se refiere a las actividades editoriales, vaya por delante el respeto que merecen sus condicionamientos económicos, puesto que, unos más otros menos, raramente están a cubierto de los riesgos que acarrea el constante incremento de los costos. Lo cierto es que, excepto aislados y meritorios casos de abierta generosidad , las editoriales importantes se rigen por unos criterios que, sin perder de vista la calidad literaria, terminan obedeciendo los intocables dictámenes elel «marketing» . Algo que

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supone, por pura lógica comercial, que las obras de determinados escritores que «venden» muy bien se impongan reiteradamente, en una formación de círculos cerrados apenas renovados, eludiendo de ese modo los fundados temores que puedan conllevar la publicación de otros autores, que, por poco o nada conocidos, requeririan la inversión añadida de una campaña publicitaria. Por una parte, sabido es que las ediciones llevadas a cabo por diversas instituciones públicas, aunque cumplidas con los mejores propósitos culturales, suelen terminar almacenadas en los sótanos del olvido por falta de profesionalidad en uno de los máximos resortes del éxito editorial: una amplia, oportuna y diligente distribución. Lo cierto es que se trata de un panorama de contrariedades en el que nadie podría señalar verdaderos causantes, puesto que se trata en una realidad no creada por sujetos, sino por circuns tancias, Tales son las características de esta aventura. En tales condiciones se reitera el hermoso atrevimiento de cubrir con vida tantos miles y miles de cuartillas. Pero por otra parte, este es un tema de inquietudes preferentemente periféricas

. ,.las ediciones llevadas a cabo por diversas instituciones públicas) aunque cumplidas con los mejores propósitos culturales) suelen terminar almacenadas en los sótanos del olvido ... que, hoy mismo, por la tarde, habrá de ser contemplado sin duda por los componentes de la mesa encargad a de ponernos al tanto de lo que supone «Editar en Andalucía»,


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JULIO M. DE LA ROSA

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E he planteado muchas veces -y todavía hoy lo sigo haciendo- una serie de preguntas más o menos enfáticas y, por supuesto, nada originales: 1

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- Si no hubiese existido nunca ninguna creación literaria, ¿el curso de la historia del mundo habría sido diferente de lo que ha sido? - Si ese conjunto de actividades creadoras que llamamos «Literatura» no hubiese existido nunca, ¿habría sido el mundo por esa falta mejor o peor? - Corresponde la narrativa a alguna necesidad fundamental del espíritu humano, ¿o sería mos más felices - o igualmente desdichados- sin esa fabulosa «historia fingida»donde cabe toda la historia del mundo real? Millones de criaturas han vivido - y seguirán haciéndolo- sin conocer los suspiros de Calixto y Melibea, los círculos de Don Ouijote, el Amadís de Gaula, la soledad de Ana Ozores, los personajes de Galdós o de Baroja e infinitas cosas más creadas por un co njunto de hombres que se condenan a escribir voluntariamente y que incluso dejan de vivir por hacerlo . ... Ciudadano español le profesa ¿A cambio de qué? Dema siado tentador sería afirmar que tod os los r1 la imaginación un odio impecable novelistas y narradores han sido - y disFazado de indiferencia) son- unos locos lúcidos que tratan de menosprecio o burla. modificar el mundo. Pretendo referirme, básicamente, a la narrativa española. Se defina como se defina, la novela es un género impuro y ladrón «con nostalgia de reflejar" (G. Lukács). Toda la sociedad española, sus lacras y desdichas e incluso el aire que respiramos, están en la novela, desde Cervantes -€I (') Fidelino de Figueiredo: La lucha por la expresión, Ed. Espasa Calpe, 1947.


loco máximo- hasta el más intrincado experimento lingLlistico. De manera que un hombre consume su existencia aprendiendo el oficio, indagando y expresando las tensiones de su tiempo y, por fin, ofrece algo que la sociedad no sabe, o mejor, no quiere recibir porque está ocupada en otros menesteres. La sociedad espallola - la de ayer y la de hoy; ni pensar quiero en la del futuro-, posee unos mecanismos muy astutos que todos conocemos y hemos sufrido en mayor o Illenor medida. Por razones largas de exponer, el Ciudadano español le profesa a la illlaginación un odio impecable disfrazado de indiferencia, menosprecio o burla. Partiendo de estas relaciones desiguales, el creador de ficciones - co nvertid o en un insoportable "abogado del diablo .. (M . Va rgas L1 osa) - contesta con una aparente "ruptura de relaciones .. apoyada en un acto de rebeldía desde su propia lengua; decide "velar .. el ca rrete fotográfico que contiene la "represent ación.. de esa sociedad y

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desde "la realidad irreal del lenguaje .. (R. Barthes). arroja su obra como una bomba de efecto retardado que quizá nunca estalle, y si lo hace, su influencia llegará a unos pocos solitarios que todavía existen por ahí: los enamorados de la literatura, los que creen que la novela no ha muerto, esos lectores, casi tan locos como los propios creadores, que una noche de invierno abrieron la puerta ante una llamada y después de apagar las luces deslumbrantes de los "aparatos», bajo la luz de una lámpara, decidieron pasar la velada descifrando amorosamente una historia. Entiendo que la relación principal del novelista español con la sociedad, debería ser la creación de un "nuevo lenguaje». "Inventar un nuevo lenguaje es decir todo lo que la historia ha callado » (C. Fuentes). Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo le insuflamos nueva vida a las palabras maltrechas, a las palabras-cadáveres-ambulantes? Todo esto, lo sé, es muy discutible. Estamos en el vestíbulo del siglo XXI y los hombres conti núan muriéndose solos entre el ruido y la furia. Acepten esta intervención como una reflexión simple.


H(OffiPROffil~O Ila literatura saca al hombre de todas sus casillas, ¿por qué no vamos a reflexionar de nuevo sobre temas que parecían cerrados?, ¿por qué no abrir por otras vías la propuesta de inconformismo que la literatura albergó siempre? Inconformismo por un mundo que no nos satisface y que es inevitablemente el caldo de cultivo del escritor: desde La Celestína lo sabemos. La Estética es la Ética del porvenir. La memoria que la Literatura encierra está abierta a lo biográfico, lo social y lo mágico; ejerce su pillaje sobre los elementos conscientes o inconscientes de la vida y sigue sacando al hombre de todos sus apuros, los personales, los políticos, los sociales. No creo que estemos en un tiempo en el que debamos pedir pronunciamientos por el arte comprometido, pero tampoco -por el contrario-- eliminar la noción de «compromiso" de las voces de la Literatura. La Literatura como «protesta" se origina en el inconformismo de los autores más radicales de nuestra tradición, aquellos individuos «problemáticos" y descontentos par'a quienes la realidad está mal hecha y por ello utilizan una escritura que les reconcilie L (l Literatura como «protesta» se origina con un mundo con el que ha colisionado, en el inconformismo de los autores a veces antes de que el escritor tome conciencia de ello. De aquella experiencia más radicales de nuestra tradición ... negativa el escritor extrae su voluntad de escribir y, a menudo, una actitud solidaria y una vocación colectiva. Por ello no viene mal recordar que la literatura realista (la «voluntariamente" comprometida con la realidad) ha sido estructurada sobre su relación con la historia, de ahí las doctrinas del arte-reflejo , del artedocumento y de otras aproximaciones sentimentales al tiempo y a los hechos que laten en una sociedad, en resumidas cuentas, el caldo de cultivo del autor.

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Uno de estos autores, don Benito Pérez Galdós, instala su "razón progresista .. en la novela dentro d cuyas páginas se dice con las mismas palabras que la "Internacional" que del pasado habría que Ilacer añicos, ese pasado oscuranti sta que pervive en el personaje de Doña Perfecta, en contra de la idea de futuro hacia el que el incipiente presente se encamina, Desde entonces a hoy, nos hemos convertido en consumidores y "no solamente -como asegura Fiscller- consumismos alimentos y estimulantes, sino también anuncios, opinión pública, partidos políticos, arte y lileratura", Actúan las cosas, no los hombres", es el revólver en manos del hombre más poderoso que la mano y que elllombre.. , Curiosamente, una vez que la mayoría ele las revoluciones no han garantizado el despertar de una sensibilidad (ojo a la guerra ele la antigua Yugoslavia y sus protaqonistas, el fracaso mayor de las revoluciones de este siglo); cuando el concep to ele hum anidad elabmado fuera del Arle, ele espaldas al Arte, no ha garantizaelo que se eviten nuevos genocielios, como tantas veces en el pasado; cuando todo parece un estruendoso cargamento ele ceniza y la palabra resiste bajo mínimos, pueliera ser el momento de recuperar la capacidad de alarmar y conmover ele la Literalura, Las escuelas filosóficas que con más insistencia elefenelieron la noción ele compromi so ele raíz marxista, se debatieron entre el elesgarramiento del presen te y la plenitud de un futuro que nunca acaba ele llegar, Pensaban que estaban en camino, que el mundo era empujado por un Iluracán llamado progreso - especie ele reino de Diosanticipado en el concepto de Utopía, Se explicó lo que eran las sociedades sin clases, las socieelaeles desreprimidas,

las sociedades de mercado, Ahí está la nutrida bibliografía al respecto, Pero estos teóricos, como Bl och, co mo Marcuse, incluso el mismo Marx , saquemos la antigualla-, la "Carta a Ruge ..- , habían entrevisto que las revoluciones que no construían un hombre nuevo no eran dignas de desearse, Justo en 1843, el patriarca de las revoluciones modernas escribía: "El mundo hace tiempo que tiene un sueño, el cual basta con tener consciencia para convertirlo en realidad .. , Lo que hoy llamamos "lo real .. tiene sus temas, Todo tema es bueno para la ,literatura, Sin embargo hay un tema arraigado en la tradición de la novela realista, el del indivíduo que es víctima de una sociedad podrida, un realismo que da un salto cualitativo para entrar en los campos sensorial, metafísico, onírico, incluso místico, La situación actual es muy distinta, Nadie caería en la ingenuidad de prescindir de la tarea de selección de palabras con la finalidad de glosar más o menos apretadamente las ideas que, en cada momento, están sobre el tapete acerca de la función clásica de la Literatura, Y, sin embargo, en un mundo frígido y precario atiborrado de beneficios y necesidades, el instrumento más eficaz para la insoportabilidad del presente vuelve a ser la Literatura - lo que no se puede falsificar, sino, com o mucho, prohibir-, lugar de producción de goce, el único capaz de rescatamos anticipadamente las imágenes de otro mundo deseado y posible del que cada día estamos más alejados, tejido verbal capaz de aclararnos lo oscuro, de oscurecernos lo evidente, de demostrarnos que las cosas podrían ser de otro modo mientras se sobrevive - y por ello quizás se sobreviva- en la pareja indisoluble y libre del lector,


ÓLO puedo aventurarme a hablar de las relaciones entre creación literaria y sociedad desde mi posición particular, esto es, la de alguien que escribe novelas y las escribe de una determinada manera. Una de las posibles respuestas a la posible pregunta de por qué un escritor, como es mi caso, puede sentirse más atraído por la novela que por el resto de los géneros, la da Michel Butor cuando dice que "es el lugar ideal donde estudiar de qué forma la realidad se nos presenta o puede presentársenos ... Parece ser que realidad y novela van unidas porque en la novela se concentra la naturaleza humana, la vida, la existencia. La novela las concreta, las hace presentes y las fija. Logra un imposible: dar permanencia a las emociones pasajeras. Por tanto, el hombre está en el mundo (donde se da a conocer. Algo que no tienen en cuenta las novelas para las que hombre sólo está en sí mismo). Y, a su vez, el mundo está en la novela. Y no sólo el conocido, el vivido, sino también el posible, pues en la ficción sucede realmente lo que sólo tal vez podría haber ocurrido. Sin embargo, se está descartando la concepción de la novela como copia y espejo de la realidad y más bien nos .. .la ciudad es el hombre) estamos inclinando a considerarla, hombre es su cuerpo JI el cue?po como poco, como una masa de palabras, y, como mucho, como un instrues cambio) crecimiento. mento de conocimiento. A partir de aquí, podemos preguntarnos cuál es la relación, a su vez, del novelista con la realidad. De imposición y, al mismo tiempo, de elección. De elección porque el escritor elige constantemente, está obligado a seleccionar de entre las infinitas formas de contar algo, una. Y, ya situado en ese ángulo determinado, su posición no es imparcial sino todo lo contrario. Por otra parte, el mundo se le impone porque el escritor está

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sometido a su propia forma de percepción de la vida. Pero si camhiél 81 mocio de percepción de la realidael. también cambiará su modo de descripción o de indagación. O sea, pod emos seguir escribiendo sobre la guerra y sobre la paz, pero es anacrónico escribir Guerra y paz. Ya no responde a la realidad crear universos absolutos ni identidades absolutas porque al Ilombre contemporáneo el mundo se le presenta, como han sabido sel1alm los filósofos. fragmentado, plu ral, disperso y azaroso. bastante diferente a como se le presentaba al Ilombre sel siglo XIX. En este sentido, creo que A. Huxley de Contrapunto y J Dos Passos (por mencionar a dos autores que escril)en sus mejores obras en los mismos anos cruciales de entreguerras), miraron a su alrededor y se dieron cuenta de qur no podían ver todos los lados de LIIlé) naranja al mismo tiempo, fueron fieles él SIl modo ele ver y en sus novelas poliéd ricas registraron el carácter poliédrico cl81a nueva realidad. Obviamente. la sociedael del siglo xx no es la mlsmél que conociero n los escritores nélturalistas. y el Ilombre que habita las grandes ciudades y que se pierd en lél masificación tampoco es aquél. Éste sr encuentra más solo, su Identiclael rs más inestable, más vulneral)le y fláqil. Porque ciuclad y crisis del Ilombre quP lél hallitél van unidos. Meursaull. 0. 11 El ex tranjero, de A. Camus, esté1 perdido en sí mismo y en el medio . De allí. esa gran distancia en tre su visión y él mismo formando parte ele lo qlle ve. Lo dice Kafka: «todo ser humano está irremediablemente perdiclo en sí mismo" y «tocios nosotros no tenemos un cuerpo sino un crecimiento. y Gsto es lo que nos hace pasar tocios los dolores, ya bajo una forma. ya bajo otril ".

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Yo diría que en el mundo contemporáneo y, por tanto, en la novela moderna, la ciudad es el hombre, elllombre es su cuerpo y el cuerpo es cambio, crecimiento . Éste es el eje básico de las novelas que he escrito hasta ahora, más acentuado en la última, El palacio varado.

El mundo está en los ojos porque la conciencia es una mirada. Y esta 1náada) en mi caso) intenta ver las cosas siempre por pnmera vez.

Como decía, el mundo que nos rodea se nos impone, ¿pero dónde se nos impone? Para mí, el mundo está en los ojos. Lo digo en este sentido: cuando Kafka decide centrarse en el proceso de crisis de Gregorio Samsa, no se pone a filosofar sobre ello ni a especular, sino que la crisis interior la materializa en un cambio exterior, en un nuevo cuerpo extraño para él que todos pueden ver. El mundo está en los ojos porque la conciencia es una mirada. Y esta mirada, en mi caso, intenta ver las cosas siempre por primera vez . No es una mirada ingenua porque hay en ella un esfuerzo de visión, que exige también un esfuerzo de lenguaje. Necesariamente no ha de limitarse a arropar sensaciones y sentimientos, sino que ha de encarnarlos . Un lenguaje preciso, que no debe conformarse con ser sólo vehículo del pensamiento sino el pensamiento mismo. Y en resumen, sea cual sea la elección del escritor, la relación entre la obra de creación y de la sociedad se establece a


través del esfuerzo. Creo que escribir es esforzarse por ver un poco más y por aprender. Hay novelas en las que sólo

hay trabajo, novelas muy logradas sin duda, y otras en las que hay esfuerzo. Yo prefiero estas últimas.


SANTOS SANZ VILLANUEVA L enunciaclo de estas Jornadas plantea con buen tino la existencia de un nuevo marco europeo para la literatura de nuestro país. Pero no sólo hay noveelael en ese horizonte comunitario, sino que también debe atenderse a un nuevo marco espailol en el que se inscriben - no sin perplejidades- las siem pre conflictivas relaciones entre la creación literaria y la sociedad en que producen. Si la socieelLlcl espailoltl ha conocido en los últimos tres lustros unos cambios espectaculares (en el sistema productivo, en la configuración de nuevos grupos y hasta clases -o en su percepción, que tanto da: hoy la inmensa mayoría de los españoles se consielera clase media-, en el asentamiento de una mentalidad y escala ele valores diferentes), también la sociedad literaria ha visto aparecer rasgos funcionales distintivos. No se tratil ilquí de exponer exhaustivamente ni en detalle los caracteres de ese nuevo marco espilllol sino de traer la colación algunils sugerencias que sirvan ele punto ele partiela para un debaEstamos viviendo momentos te o una reflexión entre quienes participa mos en las presentes sesiones. de universalización que - junto a un Por ello seró Illuy escueto y anunciaré resurgimiento de los nacionalismoscon breved<1c1 10 que podemos discutir más tarele. Y Ille cilla, elentro de los debilitan los rasgos peculiares asuntos que podriiln plantearse, a tres de las odturas nacionales cuestiones qlle me parecen capitales en es te momenlo en ese sugestivo campo ele las relaciones del escritor con su sociedacL En primer ILHliJr, el asentamiento irreversible de la llamada «aldea global" y el peso imparable y creciente ele los meelios de comunicación de masas (sobre todo de la televisión) plilntea el escritor la necesidad de adoptar decisiones respeto de los

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temas que elige y de la técnica con que los desarrolla. Estamos viviendo momentos de universa ización que - junto a un resurgimien to de los nacionalismos- debilitan los rasgos peculiares de las culturas nacionales, por mucha tradición propia que éstas posean. Probablemente un ciudadano de una urbe grande de nuestro

Lo que a mí me preocupa es la extendida indiferencia con que se observa este fenómeno de la mercanti/ización de la literatura.

país se identifica mejor con un neoyorqu ino que con un señor de Almendralejo . Y los niños españoles sienten más propios los personajes de Walt Disney que los de la tradición folklórica de nuestro país. Esto plantea a nuestro escritor la necesidad de reflexionar acerca del espacio que debe tener lo local en la obra literaria de la hora presente y de qué maneras, si es que existen, puede alcanzarse lo universal desde una experiencia personal. De lo contrario, el escri tor español corre el riesgo de caer en las redes de una literatura estandarizada y alejada de su propia tradición. Ya hace unos años vimos cómo algunos jóvenes se jactaban de escribir una literatura que parecía traducida del inglés. Pasó aquella racha -no del todo, por cierto- pero la situación es ahora más inquietante. Porque ya no se trata de que unos modelos literarios subyuguen a nuestros escritores - teniend o en casa materia prima de primerísima calidad- sino de que se está produciendo

una transformación acelerada en lo que podríamos llamar una cultura popular y literaria. No es que ésta ya no sea culturalista y libresca sino que está por completo mediatizada por los esquemas de pensamiento y comportamiento extendidos, impuestos por la televisión. Y también - y enseguida voy a ello- unos esquemas de recepción diferente s. Ignoro cuáles sean los planteamientos que permitirán preservar un espacio peculiar, propio para la li teratura experiencia individual, local y a la vez universalizable- y por ello me quedo en el enunciado de la cuestión. El segundo asunto general que quería plantear se refiere al hecllo distintivo de estos tiempos de una literatura convertida en producto industrial y sometida a las leyes del comercio. Ahora más que ayer pero, casi seguro, que menos que mañana. Hoy casi no existe otro género que la novela, el escritor se ha monetarizado, el crítico ha perdido casi todo el valor como mediador y apenas tien e otro papel que el de publicista de los intereses industriales ... Son hechos que no pueden negarse y frente a los que tampoco tiene sentido adoptar posturas apocalípticas. Lo que a mí me preocupa es la extendida indiferencia con que se observa este fenómeno de la mercantilización de la literatura. No el que eso sea así sino el que no se genere un debate, el que no se encuentren alternativas que sin pretender demostar esa situación - irreversible- intenten hallar mecanismos de reafirmación de lo literario. Nuestra literatura de estos últimos tiempos es bastante complaciente, se pierde a veces en minucias y con frecuencia exhibe ciertos primores de estilo - en términos generales, hay que reconocer que nuestra prosa actual es superior a la de hace unos lustros- como única aportación


Quizás no pueda ser de otro modo cuando trata de alcanzar un destinatario que se cuente por decenas de miles. Pero esa especie de claudicación puede ser sólo pan IJara 110y (y que conste que pienso que la amplia difusión de una obra no consti tuye ni el más mínimo obstáculo par'(J su calidad). Porque si la li teratura renuncia - en aras del puro pecado- a su función interpretativa del mundo, el escritor es tará a punto de cambiar de categoría: será redactor de obras aseadas y hasta brillantes, pero no un creador. La tercera y (rltima cuestión que quería proponer tiene algo que ver con todo lo anterior, pero merece anotación aparte. Se trata de la conveniencia de replantear el sentido y los procedimientos de los conceptos miÍs polémicos de la historia del arte, el elel reéllismo. Hay que olvidarse de suspicacias pasadas (nada tiene que ver esa reflexión con la convocatoria de los viejos fantasmas de la "berza,,) y orillar tambión fenómenos epidérmicos (ese llamado realismo sucio que apenas hace otra COSél que acumular escatología y voces malsonantes). En cambio, creo necesario recuperar un papel realista de la literatura. que dé cuenta de tantas zonas oscuras o marginadas de nuestra experiencia individual o colectiva. Nuestro tiempo es sin duda pródigo en asun tos (Ir. lél vicia clel clía que un escritor puecle convertir en sustancia literaria para conocernos y conocer el mundo de un macla más rico que el que proporciona léls ciencias exac tas u otros medios ele conocimiento. El problemél no so llalla, pues, en conocer la virtualielael (Iel realismo sino en discernir cuáles serán los procedimientos idóneos de este momento. que no pueden ser simple imitación cle los acuñados y gastados hace un si(llo. Se trata de un reto que tienen frente a sí los creadores, pero en el

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que está en juego algo del porvenir de la propia literatura. Estamos tan acostumbrados a que ésta tenga una vida casi como inconsciente que ni siquiera nos planteamos amenaza alguna para su futuro. Pero si desaparecieron las epopeyas y los cantos épicos y está a punto de extinguirse la lírica popular, de alguna lec-

... creo necesarzo recuperar un papel realista de la literatura) que dé cuenta de tantas zonas oscuras o marginadas de nuestra. experiencia individual o colectiva.

ción debieran servimos. Hoy, la necesi dad vital, emocional y hasta intelectual de un imaginario la empieza a cubrir - a su manera, pero lo hace-- la televisión (y el cine, desde hace más tiempo). La ficción televisiva tiene sus procedimientos narrativos propios que crean en el espectador unos esquemas de recepción. Y estos los interioriza con tanta intensidad y frecuencia que el común de la sociedad no puede escaparse de ellos. La forma del realismo literario actual no podrá prescindir de esos esquemas si quiere competir con esa gran máquina de la inverlción que es la televisión. No insunúo que deba hacerse una literatura televisiva - al margen de que la televisión que vemos no sea la posible-- sino que planteo que la literatura tiene su competencia en la pequeña pantalla. Y es una amenaza que si no consigue extinguir la creación literaria, sí puede arrinconarla a espacios testimoniales o marginales. Pero también la literatura puede reaccionar. Habrá más caminos, pero pienso que una reactualización del realismo


-que permita al lector rescatar esos espacios de la intimidad en que perciba un sentido del mundo, que descubra que un otro (el escritor) le dice las cosas que 茅l oscuramente ha presentido y no ha sabido formular- que tenga presente las nuevas maneras de narrar aportadas por los medios de comunicaci贸n de masas, puede ser un camino para que la literatura tenga un lugar propio en la

sociedad, para que no sea s贸lo un ejercicio de consumo que se practica en los grandes almacenes con la indiferencia con que se compra uno de los muchos objetos expuestos, quiz谩s convenientes, pero no imprescindibles. El reto de la literatura en estos momentos radica en que sepa acertar a convertirse en algo necesario en medio de una sociedad que despilfarra tentaciones.


HlJm ~ A~ORm~ ~H fRA~Qijl~mO JOSÉ MARíA VAl DE SOTO AS relaciones entre el escritor y la sociedad de su tiempo y de su país son obviamente recíprocas, o quizá más exactamente - aunque sea término algo pasaelo de moda- dialécticas. El escritor nace con unos genes y probablemente, inscritos en ellos (como cada vez más parece que lo está casi todo), con esa tendencia, vocación, síntoma o proclívidad que es la grafomanía. El medio en que nace (la familia, el país, la lengua, la cultura recibidas) lo determinan en otro importante tanto por ciento. Luego, ya hecho, el escritor puede adaptarse al medio, ser un escritor conformista, o, por el contrario, chocar con ese medio, con esas costumbres, con esa moral, con esa cultura, y enfrentarse a ellos de alguna manera con su producción literaria. En ambos casos, y en mayor o menor medida en ambos sentidos, el escritor influirá y se dejará influir por esa sociedad. No es que la literatura sea un arma car~é.1dé.1 de futuro, pero sí una voz que emite un mensaje de cierta resonancia en el que la función que los lingüistas llaman cOIlD!ivéI (la que actúa sobre el receptor) no est;3¡, ni mucho menos, ...la antítesis individual del escritor es) ausenle. en el mejor de los casos) posterior Esta influenci<l soci<ll elel escritor es de en el tiempo y pelfectamente muy diversos 'lIarlos: evidentemente no puede COmp<llélrSO la influencia de un «sintetizable» a la larga por la sociedad Voltai re, un MélIX o un Nietzsclle, ni que recibe su influencia. siquiera la clo Unamuno o un ValleInclán, con lél de cualquiera de nosotros. Así, pues, liemos quedado en que la influencia es dialéc tica. Lo que pasa es que, en esa dialéctica, la tesis social es anterior y masiva, mientras que la antítesis individual del escritor es, en el mejor de los casos, posterior An el tiempo y pertectamente «sintetizable» a la larga por la sociedad que recibe Sil inflllcncia.

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DicllOesto, y desde este punto de vista, a mí me gustaría, puesto que parece que de ello se trata, referirme concretamente a las relaciones entre la sociedad española de nuestro tiempo y los escritores de mi edad. Para hablar de ello es imprescindible dividir la España de nuestra época en elos períodos bien diferenciados; no,

Tu vida estaba en alza; tu juventud levantaba el vuelo. Llegaste a ser casi un pequeño líder ...

claro está, por una línea neta, por una fecha exacta, aunque todos pensemos en 1975 a la hora de simplificar. Yo distinguiría, sobre todo desde el punto de vista exclusivamente socioliterario y para nuestros fines en esta intervención, los elos períodos siguientes: a) El primero es la época franquista y, más concretamente, lo que yo prefiero llamar altofranquismo (1939 -56), años de formación de los escritores a los que me refiero. Son, en paralelo con la Edad Media, la alta Edad Media del régimen, los allos ele Ilierro de la dictadura. lJ) El seg undo período son los últimos allos del bajofranq uismo (pongamos 1968-75), más transición, más democracia (1975 -hoy) . Han sido, son, los anos de producción literaria de los escritores a los que me estoy refiriendo. Pues bien; últimamente (y me inclino a creer que es un síntoma más de la decadencia) he empezado a autocitarme siempre que intento traer al presente la situación, el estado emocional de aquellos años - ya lejanos, ay- de nuestra

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adolescencia rebelde y nuestra juventud anti-todo. En esta ocasión, más que una ci ta, quiero hacer una especie de composición o col/age de algunas páginas de una de mis novelas menos leída (lo que ya es decir). Me refiero a mis Diálogos de la alta noche. En ella dialogan dos personajes, que también aparecen en otras novelas mías. Sabas y Fabián, personajes prácticamente monozigóticos o univitelinos, y claro está que el huevo o zigoto del que ambos han salido es el autor de la novela y su propia experiencia. Así que cuando ahora diga Sabas o diga Fabián pongan que hablo de mí mismo o, mejor todavía, de un escritor cualquiera de la que alg unos ll am an generación de 1968 y a cuyos componentes yo suelo aludir como a los hijos y abortos del régimen ( me refiero, claro es, al llamado régimen anterior, para no mentarle a la madre que lo trajo). Traslado, pues, a continuación un diálogo entre Sabas y Fabián en el que, como digo (en 1a , 2.a O3.a persona gramatical indistintamente), se habla de un escritor en ciernes de la época. Cuando Sabas salió del colegio para ir a la Universidad, llevaba algunas ilusiones y muchos despistes. Llegó a Madrid con su pad re, y lo pri mero que, tuvo que hacer fue buscar pensión en casa particular por los anuncios de los periódicos y de los quioscos. Fue a caer al principio en la casa de un empleado de metro, en una honesta familia de clase media o clase baja alta ... , en fin , digamos de clase baja pero dispuesta a subir rampando a juzgar por lo que más adelante se irá viendo. Madrid. Cuatro Caminos. Años cincuenta. Eran algo así como los tiempos de Lazari llo, o por lo menos casi tan imperiales y miserables. Pero dejemos a Sabas en los reinstaurados dominios del. clérigo de Maqueda o


del dómine Cabra y ocupémonos un poco de la Ileqada de Fabián a la Universidael ele Sevilla. como alumno de primero de comllnes en la facultad de Filosofía y Letras. A mediados de los cincuenta, lél citada facultad no cabe decir que fueré1 en iodo semejante al colegio de curas del que Fabián venía. De curas seguía siendo, eso sí, el colegio mayor donde te alojabas, pero se podía entrar y salir libremente hasta las diez de la noche y sólo era obligatoria la misa de los domingos. Tú, aunque disimulabas aLIIl tll impiedad y ocultabas tus ideas y sentimientos, ya no confesabas ni comulgabas ni creías en tales paparrucllas. e incluso te sentías feliz por aquel tiempo sin el dogal de la religión, sin los pesados grillos y cadenas morales que habían limitado hasta entonces tu capacidad de goce, tu ambición y tu vitalidad pujante, con la idea de pecado y la amenaza de la condenación etema. Tu vida estaba en alza; tu juventud levantaba el vuelo. Llegaste a ser casi un pequello líder, a influir en . algunos cOlllparieros de residencia, a tener discípulos ideológicos y convivencias secretils. Tocto lo demás en torno tuyo era rélncio catolicis mo tridentio, nacionalcatolrcismo falangista estomagante o cristlé1nismo tímidamente preconciliar y amélnerado. En cuanto él tus clases n la facultad, Ilabía la noveclélcl d que, en vez de curas, los profesores eréln jóvenes catedráticos seqlélres InfJresados por oposi ción; en vez dr Illuchacllos de pueblo con guarelapolvos y por desbravar, tus compalleros ¡ir) cllrso eran en su mayor parte educélclos pelotas y lameculos vocacionales. rlr actitud conservadora y moderaelamentr beata con el sector falangista del profesoraelo, y muy piadosa, bastante cllrsi y liqeramente critica (en lo opillnlJ/r) con los ca tedráticos

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numerarios y supernumerarios del Opus Dei. Habia también la novedad, en aquella facultad o casa de ejercicios espirituales, en la santa hermandad de José Antonio y el padre Escrivá, de que la misa diaria no era obligatoria, y a la asignatura de religión (aunque sí era obligatoria, al igual que la educación política) no se le daba tanta importancia como en el colegio; había la novedad de que no se rezaba al principio y al final de cada clase; y había, en fin, la novedad de que los estudiantes de ambos sexos asistían juntos a las clases en las mismas aulas, aunque siempre un poco separados por la costumbre, por el hábito, y por la timidez. Y al decir el hábito, claro está que no me refiero a la costumbre, porque sería repetirse, sino a la gran proporción de monjas y de frailes que hacían guardia en aquel templo de la cultura. Poco menos que

Estaba luego la cuestión) dijo Fabián) de dónde hacíamos el am01'~ de encontrar un habitáculo medio decente con derecho a cama.

en tiempos de Felipe 11 , ya que nos referíamos antes a los años imperiales de su padre Carlos V, cuando el Lazarillo ... Por lo que a mí se refiere, me puse a leer por entonces, en la biblioteca de la facultad, de la que milagrosamente no estaban ausentes, las obras completas de Pío Baraja. Empecé en la primem página del tomo primero y acabé en la última del tomo octavo (eran ocho tomos), con lo que me metí para el cuerpo, entre neurona y neurona, alre -


dedor de un centenar de libros y novelas, así como dos o tres ideas más firmes y mejor cimentadas, aunque menos pretenciosas, que todos los caracoleos retórico-teológicos del catedrático navarro de Filosofía. Pío Baroja, con su sentido de la realidad, con su clara inteligencia para ver en lo que es, con su prosa trasparen te, su sano anticlericalismo y

Un día fuimos tú y yo a visitar a Vicente Aleixandre y le leímos . nuestros versos, que él comentaba con benevolencia y escuchaba con admirable estoicismo ...

su agnos ticismo lúcido y honrado, se convirtió para mí en el verdadero maestro de aquella universidad acaramelada y mediocre, en el mejor profesor de historia moderna de España y de filosofía del sentido común universal; y, lo que es más importante, en la necesaria garantía de que el loco no era yo, de que mi rechazo de la bobería ambiente y mi sentido crítico exacerbado no eran manías neuróticas o persecutorias, de que mis dudas ponían el signo de iriterrogación donde la gramática dice que debe ponerse y el signo de negación dondo la lógica más elemental no consiente su tilezas jesuíticas ni camelos opusdeísticos. Sí, dijo Fabián, también yo leí por aquellos años a Baroja, uno de los pocos heterodoxos no absolutamente prohibidos, y coincido contigo en mi agradecimiento, incluso en cierto grado de devoción barojiana . He dicho siempre que como novelista puede ser discutido, pero que co mo gran señor con una clara cabeza sobre los hombros y un

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temperamento insobornable, pocos ha habido como él en este promontorio espiritual de Europa, que diría su más agudo crítico, don José Ortega y Gasset, otro heterodoxo no enteramente prohibido por los inquisidores de la época.Leí también, ese primer año de facul tad, a Antonio Machado, una tarde de otoño, en el parque de María Luisa de Sevilla. Descubrí sus líbros, los de Antonio y Manuel, en unos anaqueles de mármol instalados en una glorieta del parque. Ya no están allí; he vuelto alguna vez, y ya no están. Pero no olvidaré sus versos, los primeros de Soledades, allí leídos. Fue como una iluminación religiosa (pero a la contra). Desde aquel día, Antonio Machado y Pío Baroja empezaron a convertirse en mis verdaderos maestros, mis mentores, mi s coartadas espirituales para no caer en la desesperación solitaria frente al disparate institucionalizado y el culto imperante, rodeado como estaba de tantos y tantos mediocres peraltados o enaltecidos por la hipocresía oficial o la mala fe más descarada. Cuando dos años más tarde Fabián se trasladó a Madrid para estudiar Filología Románica, consiguió tener lo que ciertamente era extraordinario por aquellas fechas para un estudiante, incluso en la facultad de Filosofía y Letras de Madrid una amante entre las compañeras de curso. Ella, Catherine, venía de la universidad de Berkeley, en California. Era una norteamericana rubia, de origen alemán, aunque de temperamento más bien latino y apasionado ... Estaba luego la cuestión, dijo Fabián, de dónde ,hadamos el amor, de encontrar un habitáculo medio decente con derecho a cama. En aquel tiempo, para la mayoría de las parejas españolas no matrimoniales, era un problema casi insoluble. En las.casas particulares, en


las pensiones. en las residencias o colegios mayores . incluso en los hoteles más o menos asequibles, no sólo no te dejaban meter contigo a una cllica en la 11abitación , sino que se consideraba motivo más que suficiente para llamar a la policía, como si ele un delito se tratase; mientras en el campo, en los parques, en los alrededores de la Ciudad Universitarlél. de día o de noche, en invierno o en verélno, si os pillaban in fraganti, no sólo os sacalJan los colores a la cara a ellél y él tí. sino que, además, os detenian y os multatJan por escándalo público. Así es que la vida sexual de los españoles no sacramentados tenía en aquel tiempo lIn tratamiento muy parecielo al ele la elelincuencia común o política. Oficialmente. identificados en este punto por completo I~Jles i a y Estado, sólo se admitíél el sexo en el matrimonio o en la casa ele putas. Unos allo" m{¡s tarde, cuando Catherine, 11élli:1 sin duela de tus pejigueras y martirios interiores, se fue a Barcelona y te dejó por otro, formamos nosotros (los con Emilio un trío bastante inseparable. Emilio, un poco más politizado, y nosotros elos. quizá un poco más frívolos y mujeriegos. Fueron los últimos élños de félcultélcl. Los tres escribíamos poemas. Los tres nos considerabamos semi militélntes ele izquierda. A los tres nos interesabél lél literaturél. las mujeres, la política y . CéJSI néJcltl más. Desde luego, nada, o mínll1ltll1lente, la filología. Los profesores de la léJcultéJd. con la excepción de Lapesa y Dál1laso Alonso, tampoco eran gran cosa . jbélmos poco por clase. En cambio, acueliéJmos con frecuencia a las exposiciones. éJ las presentaciones de libros , al Ateneo, al ca fé Gijón, a la Biblioteca NtlciOl1éll. elonde conseguimos leer tl'l y yo, ¿,te éJclIer(las? las obras completas de Frellcl. tras justificar su necesidad ante ciel'to IXlI'ócrata o inquisidor de

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no sé qué grado o jerarquía, con el pretexto de una tesina sobre la psicología de Segismundo en La vida es sueño ... Un día fuimos tú y yo a visitar a Vicente Aleixandre y le leímos nuestros versos, que él comentaba con benevolencia y escuchaba con admirable estoicismo... Y, en fin, así iba la cosa .. . He intentado mostrar con estos pocos rasgos y anécdotas lo que pudo ser, lo que fue realmente en mi caso, la formación de un escritor en aquellos años de transición sobre el altofranquismo y el bajofran quismo (o tardofranqu ismo, como otros prefieren). Voy a terminar con una breve consideración acerca de cierto desfase o desencaje pos terior que ha podid o darse en algunos de nosotros, y yo soy el primero que confieso haberlo sufrido. Me refiero a que estas líneas que he entresacado de mi novela Diálogos de la alta noche, como otras muchas que podría entresacar de mi novela Fabián o

El cambio político y la moda literaria (a partes casi iguales) lo han impuesto así, ¡qué le vamos a hacer!

de mi novela Sabas, están escritas o concebidas.. . ien tiempos de Franco! Pero, claro, entonces es obvio que no se podían publicar. Después, cuando han podido publicarse y ampliarse y subrayarse , ya casi no interesan. El cambio político y la moda literaria (a partes casi iguales) lo han impuesto así, ique le vamos a hacer! Así que no es que seamos la generación «intermedia" o «machacada" , pero sí


que podemos considerarnos, algunos de nosotros, como escritores a los que, en sus años de formación, un determinado tipo de sociedad imprimió su sello y puso su mordaza, y luego cuando en nuestros años de producción literaria flemas sabido repccionar contra ese sello y librarnos de esa mordaza, ya no podemos revolvernos contra esa sociedad, porque esa sociedad no existe: Es

otra muy distinta y que probablemente nos interesa menos, Ese es un poco nuestro drama como escritores dentro de una determinada sociedad yeso es, a mi modo de ver, lo sustancial de las relaciones entre la sociedad española del altofranquismo y los creadores literarios de mi edad, así como entre los creadores literarios de mi edad y la sociedad española del bajofelipismo,




CARLOS ÁLVAREZ N élll,éll1il cae de un techo, muere y ya no almuerza. I ¿Innovar, luego, el tropo. lél metáfora? II Un paria duerme con el pie a la espalda. I ¿Hablar, clespllós. a nadie, de Picasso? II Alguien limpia un fusil en su cocina. I ¿Con qué véllor Ilablar del más allá? Como tódos salléis, esos versos los escribió, en un momento en el que el compromiso era necesorio, César Vallejo: cuando sus poemas tuvieron que ser, por imperativo de los acontecimientos, poemas humanos, fieramente humanos. Las letras y los lihros españoles en el nuevo marco europeo. De momento me fijo en el nuevo morco y en la postdemocracia. Comunicación y colaboración literaria con otras comunleléldes. Europa e Hispanoamérica. De momento aplazo el tema. El nllevo nwco. es elecir: el marco. O el nuevo orden, es decir: el orden. Es decir: el desorden. menos tolerable para Goethe que la injusticia, aunque, probablemente, él no se refirier;l tl eso desorden. No estoy Illuy seguro ¡Ir; que este planteamiento intente provoctlr lIna discusión literaria. uizá más lJir.n cOlllelcictl. O política. Si Parque jurásico, esa bazofia de Spielberg la coloniz;)ciclIl cultural era evidente a con la que continúa su progresiva través de los ten té'lclIlos comel'ciales que son los GlIlales ele transmisión por infantilización del espectador los que nos invado. políticamente, la cinematográfico .. . gran y LiIlic;) po tencia imperialista, la masonería riel dinero. ya sea éste contabilizable r.Il dólares. en marcos o en yens. antes rl(~ qlle la caída elel muro de Berlín aIlL1I1CIil/,1 con su estrépito que algo había cambiado (y creo que no precisamente para l1lejorar) en la sociedad mundial, después de que el polvo informativo desprenclirlo rle las piedras derrumbadas se haya ya aventado clarificando el paisaje, la realidacl es éll'ln más fácilmente perceptible. La reducción paulatina de la literatura

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al cómic, al tebeo, aunque se revista éste del prestigioso ropaje de lo que todavía se considera literario y artístico en forma de best- seller novelístico, salta a la vista : Stephen King in tenta sustituir a Proust, de la misma manera que los productos cinematográficos - la mayoría bodrios- basados en sus novelas ocupan el lugar en que antes se encontraban Fritz Lang oJean Renoir. Parque jurásico, esa bazofia de Spielberg con la que continúa su progresiva infantilización del espectador cinematográfico, es el nuevo símbolo del consumismo artístico. Escarlata o La señora de Winter, comercializadas continuaciones de obras que no eran precisamente Los hermanos Karamazov (Lo que el viento se llevó y Rebeca), como Hea tchclif de Cumbres borrascosas, clan indicios de por dónde va la línea eclitorial de quienes, en definitiva, van a

Una 'Vez me temí que para encontrar tiempos tan duros tuviéramos r¡IIC remontarnos a los años venideros, y esos años están ya llegando ...

definir la nuestra: la trivialización rentable cle lo que alguna vez tuvo éxito. Y, al mismo tiempo, ocupan en los escaparates de las librerías el puesto que se le niega al último libro de poemas de, por ejemplo y puesto que estamos entre andaluces, y siempre conviene quedar bien con un compañero al que, además, se le aclmira, Antonio CaNajal. .. Los pies en los gladiolos. ¿Y dónde la sonrisa?" / Tal vez en el dinero que se gana con prisa.

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En el tiempo de la informática y de la prisa ... de la prisa por ganar dinero, el porvenir del libro es dudoso. Ya no se lee: se ve cine. Ya no se va al cine: se consume en casa lo que ofrece la televisión: esas ingeniosas y surrealistas películas en las que, en medio de una más o menos heroica cabalgada, o en plena secuencia erótica, o inmersos en una aventura medieval, los frigoríficos; el Ariel, que nos ha lavado la memoria histórica; la fregona Vlfeda, que es mucho mejor que las demás porque como todo el mundo sabe no se acartona aunque sea incapaz de fregar la corrupción nacional, o una nueva marca de coches, ponen su nota imaginativa para compensar la frecuente monotonía del guionista. Un inteligente amigo me ha acusado de ver las películas cortadas , puesto que las veo en los cines: ahora, la realidad cinematográfica es con anuncios intercalados. Tal vez tenga razón , porque las cosas son como las apreciamos, en su apariencia más que en su esencialidacl para el receptor de cualquier mensaje, y el mecanismo publicitario se ha incorporado ya de esa manera a la creación artística: incluso en una exposición de pintura o en un ciclo de conferencias, ¿no OCUlTe a veces que sean patrocinados por tal compañía de seguros o entidad bancaria, que se entraña de esa m;1Ilera en el meollo de la creación artística, clavándonos de forma subliminal en el cerebro una sensación que después permanece con nosotros asociada a aquello que contemplamos o escuchamos? Nuestro entendimiento de la comunicación y colaboración con otras comunidades, Europa e Hispanoamérica, debe centrarse, creo, en la conciencia de la defensa tanto de la creación literaria como de la posibiliclacl de que cumpla su función, sólo lograda cuando es


transmitida a cuantos más mejor. Pero ta parcelación geográfica del planteamiento me ha dejado algo perplejo; presupone un hecllo para mí poco com prensible: que sean éstos y no otros ámbitos el objeto de nuestro interés. Buscar una relación especial con Hispanoamérica Y con las comunidades de habla castellana me parece lógico, puesto que la patria de un escritor, aunque sea o deba ser la Humanidad entera como pretendía Antonio Machado en palabras de Juan de Mairena cuando buscaba la tercera mitad de su corazón, queda comprendida en las fronteras que enmarcan su pasaporte idiomático. Como afortunadamente todavía (y no sé si alguna vez se pretenderá esa aberración, posible, puesto que en algunos sectores asturianos se reivindica el bable, que es un castellano no evolucionado, que no fue capaz de rebasar las crestas de la Cordillera Cantábrica); como afortunadamente todavía no se reivindica el idioma andaluz, o al menos no se Ilace seriamente porque algo he escuchado alquila vez, como escritores en castellano, creo. debe preocuparnos la difusión -más que la traducción- de nuestras obras en el espacio donde se habla nuestro idioma, incluido el espacio catalán, el vasco y el gallego, no porque también forlllon parte de Esparia, lo cual es al mellos una evidenciA histórica, Sino porque télilllJién allí, aunque se prelenela poslerqar su utilizac ión a un segundo plano, se habla el castellano, que es nuestro i(lioma andaluz. Pero, ¿por qué Europa? ¿Por qué no, por ejemplo, el Illllndo árabe, también entroncado fHl nuestra cultura andaluza, ya que tuvimos la suerte de formar parte de su propia cultura y, por tanto, de apoderarn os de parte de ella en un fecundo mestiza le? Confieso que mi concepción rDcial. profundamente anti-

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rracista, me hace ver en el mestizaje a la madre de toda progresión cultural. ¿Por qué Europa, pues? ¿No será tal vez por una concepción elitista que nos hace deseable seguir considerándonos parte no del mundo, sino de su región más confortable, de su balneario? El ideólogo del PSOE Javier Pradera defi-

No estoy muy seguro de que la fórmula de convivencia o de conmuriencia que hasta ahora se ha mantenido a trancas y barrancas entre las sociedades y entre los individuos sea viable.

nió una vez, ya en su época de menor virulencia revolucionaria, en acertadisima metáfora, a Europa como un balneario. Un balneario, cierto, con resquebrajaduras y rincones sórdidos, acentuados 'Y multiplicados en los últimos tiempos hasta extremos que nos obligan a recapacitar sobre los versos de César Vallejo con que he iniciado esta divagación. Creo que para hablar de las letras Y los libros españoles en el nuevo marco europeo, nacido de la nueva concepción autoritaria del Gran Gendarme Yanqui -cuya trayectoria política determina la de los paises de la Comunidad Europea más o menos pasada por las horcas caudinas de Maastricht- económicamente enfrentado al marco alemán, hay que prever, o intentarlo al menos, cuál es el futuro que se nos viene encima. Porque hay, además, otra Europa no tan alegre y confiada como la de los intereses creados. Soy, lo reconozco , tremendament e pesimista en relación con ese tema. Una vez me temi que para encontrar tiempos


tan eluros tuviéramos que remontarnos a los años venideros, yesos años están ya llegando, si no han llegado ya. Un verso muy conocido de Angel González, "Otro tiempo vendrá distinto a éste», inspirado no por la esperanza, sino por el convencimiento, va poco a poco perclienelo su carga optimista para convertirse en portador de ominosos presa-

Que no ocurra como en la letra del viejo himno anarquista y que no nos impidan ver.

gios. El Ilecho es que para miles y miles -millones- de ciudadanos ese tiempo peor ha llegado ya. No estoy muy seguro de que la fórmula de convivencia o de conmuriencia que hasta ahora se ha mantenido a trancas y barrancas entre las sociedades y entre los individuos sea viable. Al menos con el actual esquema político-económico planetario. El creci miento demográfico de las zonas tradicionalmente explotadas por los autosatisfechos europeos, unido al mejor conocimiento que en cualquier rincón elel mundo se tiene de lo que sucede a miles y miles de kilómetros, provoca un éxodo desesperado del sobrante (eso que se llama con vileza humorística "población supérflua», que a veces sufre "d años colaterales», nueva manera, ambos sintagmas unidos, de referirse a lo que no es más que un criminal genocidio, llámense sus víctimas panameños, iraquies, bosnios, somalíes o etceterales); un éxodo desesperado, repito, de una población imparable que intenta alcanzar un lugar en el Sol o una plaza

en el balneario. Y esa presión, lo estamos viendo ya, genera el racismo, al identificar el proletariado, el crecimiento de sus problemas, entre los cuales está fundamentalmente el paro, con la invasión foránea, que le hace perder (o creer que los pierde por ello) puestos de trabajo, y que genera un sentimiento xenófobo de defensa que es caldo ele cultivo apropiado para el fascismo. Creo que casi inevitablemente, y el casi es una no muy convencida concesión a la esperanza, vamos hacia el fascismo otra vez. Que éste se revista, en las postrimerías del siglo XX, de otras formas, que no tenga por qué ser idéntica su paraferna ia' que se modifiquen los sistemas de actuación, no querrá decir, mucho me lo temo, que no vaya a producirse ese horror. Y me atrevo a preguntar, a preguntaros y a preguntarme: ¿no participaremos nosotros de alguna manera, no estaremos participando en este momento, de ese sentimiento de autodefensa tan peligroso, no sólo ante el invasor imperialista, sino también ante la posible penetración cultural de zonas del mundo tradicionalmente explotado, cua ndo nos planteamos en estas Jornadas una comunicación y colaboración literarias no sólo con los países de habla hispana, lo que está justificado por el idioma; no sólo con otras comunidades, lo que está justificado por la convivencia nacional, sino con Europa y exclusivamente con ella? Yo os invito a reflexionar sobre ese tema, y quizá no esté de más recordar aquí, en Andalucía, en Sevilla, que el ideal de . Bias Infante lo constituía soñar que fuera por nosotros libre - culta, habría dicho tal vez en esta ocasión- Espalla y la Humanidad: no sólo Europa. Pero también a reflexionar que, culpables o no nosotros mismos, analizadas las premisas del tiempo en que vivimos,


el futuro polítíco, y por tanto el futuro cultural, y por tanto el futuro de las letras y los libros espalloles, está amenazado por muy densos nubarrones. Que no ocurra como en la letra del viejo himno anarquista y que no nos impidan ver. Que no nos impidan mirar. Que no nos impidan escudrillar. y que no nos Impidan rechazar. Reconozco no tener ideas muy concretas ni imaginativas sobre qué podría hacerse en este marco -una sociedad que cada vez lee menos, un mundo en marcha hacia el fascismo- para evitar la depauperación cultural que nos amenaza. Pero sí se me ocurre algo, y consiste en hacer una traslación del plano político en el que nos desenvolvemos para evitar traducir en el terreno de la aceptación o el rechazo cul tural que

causemos las mismas víctimas que la Ley de Extranjería, las aguas del Estrecho, o el débil caparazón de las pateras en que intentan surcarlas los más necesitados de ayuda. Una política editorial encaminada al menos a no estimular el best sel/er norteamericano, intentar sacar a la superficie lo más creatívo e inconformista de nuestro propio subsuelo literario (y la Consej ería de Cultura, es obvio, no tiene por qué tener en cuenta criterios rentables , como sí una editorial privada), y recordar que Andalucía y el mundo árabe tienen alguna raíz cultural común podría ser un punto de partida interesante para intentar al menos que las letras y los libros de Andalucía se pusieran al servicio de algo más que el simple lucro de los comerciantes.


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Oy a hablar de mi experiencia, porque este ejemplo personal puede dar

idea de la importancia que tiene la comunicación y colaboración literaria con otros países, con otros continentes. En 1958 fuí como profesora a la Universidad de Verano de Middlebuty (Vermont EE.UU. ) y allí me di cuenta de mi desconocimiento de la lit eratura de Hispanoamérica. Los estudiantes seguían cursos sobre Horacio Ouiroga y sobre Ciro Alegría y otros autores hispanoaméricanos. Al año siguiente tuve la suerte de ser invitada por la Universidad de Río Piedras en la ciudad de San Juan de Puerto Rico. Conocí a los escritores puertorriqueños: a Nilita Vientos, directora de la revista "Asomante», a Margot Arce, al novelista Enrique Laguerre y a Manrique Cabrera, al poeta Palés Matos, y al autor teatral Luis Rafael Sánchez. El lenguaje de la isla, que me llevaba a las fuentes españolas del XVI y del XVII, me enriqueció enormemente: allí comprendí a Lope de Vega y a Santa Teresa, se hablaba como entonces, y oí cantar trovas a lo divino, como en aquellos tiempos. A la vez conocí el "Spanglish .. y viví los problemas del Estado Libre verdadero problema de Hispanoamérica) Asociado. Llegué entonces, a la concluB)'((sil y Portu,gal respecto a España sión de que todos los españoles, sobre todo los esc rit ores, deberían ir a es que la relación es muy escasa, América, que era una parte de su patrimonio lingüístico y espiritual. Después de publicar la "Historia de la Literatura Infantil Española » estos viajes me llevaron a trabajar sobre las literaturas de toda Hispanoamérica, y corno consecuencia en 1965 publiqué la "Historia y Antología de la Literatura Infantil Iberoamericana ». Me di cuenta, entonces, de la carencia de libros que había en España sobre América y del desconocimiento de los autores americanos. Era un


desconocimiento absoluto por nuestra parte, porque ellos, en cambio, conocían nuestros libros y nuestra historia literaria. En 1968 acudí a Buenos Aires a un Congreso ele Literatura Infantil. El panorama se amplió y la colaboración con aquel país. gracias a la amistad con Guille rmo ele To rr e y de Vic toria Ocampo. La estancia en Argentina me permitió la compra de libros y conocí la obra literaria de muchos escritores. En la Librería Española de Buenos Aires estaba gran parte de la producción literaria espaiiola. La visita a Uruguay y una estancia en Montevideo también propiciaron la amistael y la colaboración. En Costa Rica, un ailo elespués, tuve ocasión ele leAr los "Cuentos de mi tía Panchita», ele Carmen Lira, del folklore costarricense: conocí a Luis Ferrero, a Ca rl os Sáenz y a la esc ritor a Lilia Ramos. Con todos ellos se estableció un intercambio epistolar duradero. De Brasil traje el co noci miento de Monteiro Loba to, ele Jorge Amado, de Gilber to Frelrr.. y ele los folk loris tas Cámara Cascudo y Silvio Romero, a los que más tarele traduje para una antología de "Cuentos brasileños». En 1970 publiqué la biografía de Gertruelis Gómez ele Avellaneda "Una vi da romántica : la Avellaneda » y estudié la literatura cubana. En 1979 el viajo a Chilo mo dio la ocasión de conocer a escritores cllilenos, y el folklore araucano. Una estrecha colaboración con es tud iosos chi lenos se estableció para el fu turo. Después de elos viajes a México, en 1984, publique la recopilación y estudio de "Cuentos populares de Iberoamérica» (1984) y "La maravilla de América. Los Cronistas de Indias»(1985). El Curso de Literatura Infantil Española e Iberoamericana que tuve durante más ele el iez al10s en el " Instituto de

Cultura Hispánica» y el Curso de esta misma duración sobre Teatro Español Contemporáneo para profesores iberoamericanos, me permitió estar en constante comunicación co n Hispanoamérica. De todos modos , quiero advertir que el verdadero problema de Hispanoamérica, Brasil y Portugal respecto a España es que la relación es muy escasa. Apenas se encuentran libros iberoaméricanos y portugueses en las librerías. Las relaciones sólo son persona es . Únicamente, gracias a la labor

... que en las escuelas españolas, en los institu-tos y en las Universidades se estudien algunos autores de Iberoamérica ...

de las editoriales españolas que publican a los autores iberoamericanos, nos traducen a los brasileños y a los portugueses, podemos conoce r algo de aquellas literaturas. Y es tremendo que tengamos que decir esto a finales del siglo XX.

La comunicación y colaboración con Europa es distinta. Italia, Francia y Alemania tienen Ins tituto Ita liano, Instituto Francés e Instituto Alemán, con grandes bibliotecas a la disposición del lector español. Las librerías abastecen de libros de estos países. Son frecuentes nuestros viajes a diferentes lugares de Europa, los congresos, los simposios son muy numerosos. Las traducciones abundan en nuestras editoriales.


Son numerosas las propuestas que se nos ocurren para facilitar la comunicación y colaboración con Hispanoamérica, la más alejada de nosotros. Si el "Instituto de Cooperación Ibero américa na» con su magnífica biblioteca es fundamental, y designa a ejemplo la revista "Cuadernos Hispanoaméricanos», se hace necesaria una gran librería donde se pudieran encontrar los libros de Iberoamérica. La "Casa de América » inaugurada en 1992 es un foro de conferenciantes hispanoaméricanos y un lugar excelente de exposiciones, pero no basta. Tampoco basta la

exposición anual del "Liben" donde se exhiben libros de Iberoamérica, que compramos afanosamente a los expositores. Otra propuesta es la exención de trabas, impuestos, para la exportación e importación de libros. Otra propuesta: que en las escuelas españolas, en los institutos y en las Universidades se estudien algunos autores de Iberoamérica, así como allí se estudian y se conocen los españoles. Muchas propuestas, pequeñas y grandes, permitirían que estuviésemos en verdadera comunicación y estrecha colaboración, que es lo que todos deseamos.


JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALQ A verTlael es que no creo haber entendido muy bien el contenido o el alcance del lema que se me Ila asignado en esta sesión. En todo caso, si lo he entendido. no creo ql:le yo pueda aportar aquí más que un esbozo muy apresurado o muy provisional sobre un asunto tan extremadamente complejo. ¿Cómo tendríamos que plantearnos, en primer término, todo eso de la comunicación o de la colaboración literaria con otras comunidades autónomas y otros países? Pues no tengo ni idea. Tampoco es ese un terreno de mi competencia. Así que voy a ver si por lo menos me curo en salud. Todos salJemos que la literatura, desde un doble prisma histórico y crítico, debe enfocarse por áreas lingüísticas. La lengua es siempre y sin remedio el factor aglutinante de una literatura, cualquiera que sea el ámbito geográfico en que se produzca. La literatura en lengua espariola engloba, por tanto, las literaturas que se escriben en el español ele Andalucía. ele Asturias, ele Mur'cia o de Castilla, pero tambiér'1 las que se elaboran con el espai'io l de México, Argentina, Cuba o Colombia. Supongo La lengua es siempre y sin remedio que no hay nada que objetar en este el factor aglutinante de una literatura, sentido. Si la comunicación o la colaboración entre toelas esas culturas literarias cualquiera que sea el ámbito geográfico no se Ila verificado de modo ecuánime, en que se produzca. ha sido --creo- por razones nada sospecllosas de partidismos o desdenes. La inercia suele ser muy metódica. También existen fronteras que aislan y aún propagan el desconocimiento literario entre los diversos países de Iberoamérica. Elllecho ele que existan , dentro del ámbito peninsular, literaturas que no pel"tenecen a la cultura liqüistica española, ha determinado en la práctica muy injustas y sutiles interferencias. La comunicación a este respecto es bastante problemática y se ha

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desarrollado con toda clase de trabas y con no pocas indignas controversias de orden político. La literatura que se escribe en catalán, en gallego o en euskera ha venido produciéndose, en líneas generales, con notoria independencia de la creada en el resto de nuestras comunidades autónomas. Dejando aparte la abyecta etapa franquista que impuso la lengua del imperio (que tampoco era la mia) y que relegó a la clandestinidad los productos literarios de esos países, lo que ha ocurrido luego no pasa de ser una consecuencia lógica. La libre gestación y circulación de la literatura en lengua catalana, euskera o gallega, supuso efectivamente la recuperación de unas culturas ilustres falazmente amordazadas. Pero ¿tuvo esa recuperación un eco adecuado en la completa órbita peninsular? No lo creo. A lo más que se llegó -a lo más que se está llegando-fue a activar algunas esporádicas traducciones de escritores gallegos, catalanes o vascos.

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La lilne gestación y circulación de la litcratura en lengua catalana, euskera o gallega, supuso efectivamente la rccuperación de unas culturas ilustres falazmente amordazadas.

No quiero entrar en ninguna de esas consabidas cuestiones sobre la normalización de las lenguas peninsulares no castellanas o sobre el enriquecimiento cultural que supone el bilingüismo. Aquí hay un catalán y un vasco que podrán aportar ideas claras en este sentido. Las mías no serían demasiado fiables. Pero la pregunta concreta que quiero plantear tiene un componente intrincado: ¿qué

habría que hacer para que ese conocimiento de nuestras literaturas periféricas (por usar una viciada voz geográfica) pudiera estabilizarse normalmente en el mercado librero nacional y, por supuesto, en los usuales medios de difusión? Un interrogante difícil. Alguien podría sugerir que habría que intentar una diversificación del poderoso eje editorial Madrid-Barcelona, contrarrestando así ese doble centralismo de la cultura literaria española, lo cual no parece factible, ni siquiera beneficioso. Hasta en Andalucía, donde se va cimentando un grupo de editores de innegable dinamismo, sería inevitable que alguno de ellos consiguiera la exclusiva de un escritor andaluz de relieve, por obvias razones de economía contractual y de distribución. Algo que podría aplicarse a las restantes comunidades del país. A todos nos consta que hoyes fácil acceder a traducciones inglesas, francesas, portuguesas, italianas, alemanas. Sabemos con mayor o menor precisión lo que ocurre literariamente en esos países . Es frecuente, además, que hoy podamos leer textos originales en francés, en inglés, en italiano. Pero no en catalán, en euskera o en gallego. ¿Se trata de una especie de agravio comparativo o de la normal elección de unas lenguas de mayor expansión universal? Recuérdese que los escritores catalanes o gallegos (los vascos obedecen a otra coyuntura idiomática) de más profusa circulación entre nosotros son los que se expresan en caste ll ano: Barral , Goytisolo, Gi l de Biedma, Vázquez Montalbán, Cela, Torrente Ballester ... No estoy insinuando en modo alguno la insensatez mayúscula de que un gallego, un vasco o un catalán deban escribir en español para ser conocidos fuera de su esfera lingüística. Esa es una cuestión muy personal, casi de cultura II

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domésti ca y además , cada cual se expresa en el idioma que considera más constitutivamente suyo, al margen de que su esfera comunicativa esté restringida de antemano. Supongo que existe cierta voluntad de colaboración en este sentido. No se trata de subvenciones ni de ayudas a la traducción -tan administrativamente dudosas-, sino de una actitud, un talante intercomunicativo, un deseo de acercamien to. Lo demás, si se da, se dará por arladidura. Recuerdo que en una reciente reunión del jurado que iba a fallar el premio nacional de poesía, el autor más votado en las primeras eliminatorias fue un poeta vasco. Sólo dos miembros del jurado, de los doce o trece, conocían el euskera. ¿Qué pasó entonces? Pues me imagino que una confluencia ele impulsos extraliterarios o tal vez una simple tendencia al proteccionismo, cosa a todas luces perniciosa. Lo Lrnico salvable ele tocio ese tinglado es el buen uso de la voluntad, que tampoco tiene realmente un valor muy operativo. Respecto a cualquier presunta colaboración literaria con otros países europeos (los Ilispanoamericanos están suficientemente atendidos), a mí me parece que Ilabría que elelm las cosas como están, o sea, ell sus justos med ios . Ahora, cuando se habla tanto de la «aldea global", lo mOjor 8S considerar'se razonablemen te aldeano. No me seducen para nada las tesis d ese nuevo marco europeo donde todos los países se alíen en una comlrn tarea cultura. Me imagino que no faltarán escritores que piensen que eso vale tanto como la pérdida de la identi ficación Ilativa, que es pérdida sumamenle ~Jrave . EIl vez de esa Ilistoria ele la «alelea global" tendríamos que eleoir el munclo por montera, dejando los afanes COlllunitarios a los especialistas

en geopolítica o en economía del libre mercado. Confieso que, aunque yo no comparta en absoluto las virulentas guardarropías de los nacionalismos, sí me siento muy inclinado a defender los vínculos que conectan la historia de un escritor a una determinada geografía. Es como una especie de apego cultural que quizá me impida prever la supuesta función del literato en esa hipotética «aldea global», que debe ser lo contrario al oficio del pastor poeta. Hay algo ahí además que suena a empadronamiento engañoso,a masificación de la memoria cultural. Y a estas alturas de la pelícu~,

No me seducen para nada las tesis de ese nuevo marco europeo donde todos los países se alíen en una común tarea cultura.

ya no está uno para andar tanteando por los extramuros de su propia memoria. De modo que no creo en absoluto en esa presunta eliminación de las fronteras lingüísticas, porque eso sería tanto como admitir la abolición de los espacios naturales de la literatura. Por muy federados que estemos los europeos, nunca podrán coaligarse sin más sus distintas literaturas. En caso contrario, muchos de los que defienden el tan cacareado lema de que la patria del escritor es su lengua, acabarán siendo unos apátridas entre los señuelos de esa especie de mercado común de la literatura. Cada vez estoy más convencido que el único espacio inviolable del escritor es la naturaleza con que convive, entendiendo por naturaleza el escenario urbano o rural que constituye el


privado paisaje de sus experiencias. El concepto de «aldea global» es sólo un punto de referencia sociopolítico, porque otra cosa sería como propugnar un espacio neutro donde nos controle más de cerca el gran ojo del aldeano mayor. El conoci miento recíproco, quién lo duda, será siempre tan inevitable como enriquecedor. Ocurre como con las relaciones extramatrimoniales. Pero en nin-

gún caso ese justo conocimiento debe llevar consigo el hibridismo de nuestros yacimientos culturales. Estoy en contra del asalto a la Torre de Babel. Confiemos, de todos modos, en que esa gran aldea común cuente con el suficiente número de insurrectos como para tratar de defender la conservación de la propia aldea. Es decir, de la propia cultura.

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JOSÉ CORREDOR·MATHEOS A formulación del tema de hoy plantea dos series de problemas muy distintos, pero cuyo planteamiento conjunto me parece, en estos momentos, tan oportuno como necesario. La comunicación y la colaboración literaria con Hispanoamérica ha sido Ilasta ahora, con todos los altibajos, errores y aciertos, continuas, debido a la identidad de nuestra lengua. Las establecidas con los restantes países europeos. en cambio, han sido un tanto aleatorias, y resulta obvio decir que el balance ele las influencias y presiones ambientales o de otro tipo han pesado, y siguen pesando más, que lo aportado por nosotros, por nuestro tradicional aislamiento político y nuestra debilidad económica. Hoy, nuestra situación en la Europa comunitaria, y la más amplia de ámbito mundial, está cambiando profundamente. La España industrializada y democrática Ila de responder al reto de la progresiva unión de Europa, aumentando su potencia cultural al tielllllo que lo hace su peso, o al menos, su presencia política. Y entiendo que en lo li terario no es fácil, .. . el castellano es hablado cada. día fre nte a la capacidad p.xll;:¡nsiva del inglés -que nos plantea también su por mayor número de personas) pero este reto al otro lacio del Atlántico- , la ya hecho no va acompañado por un aumento tradicional del francés y la potencia cultural, económica y política del alemán. de la presencia internacional de nuestra Dent ro de Europa, y manteniendo la literatura común. solidaridacl con tocios los países comunitarios, debería acaso ponerse espe cial énfasis en la colaboración con los del sur -Por tllgal, tan injustamente descuidado por nosotros, Francia, Italia y Grecia- para equilibrar culturalmente el peso creciente del norte, sobre todo desde la apertura del Este y ante el ingreso inminente de los países nórdicos. A esta necesidad se refería recientemente Maurice Duverger en artículo publicado en "El País".

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y decía al comienzo que me parece oportuno plantear conjuntamente estas cuestiones en relaci ón con Hispanoamérica y Europa, porque, a pesar de sus diferencias, ofrecen puntos comunes que son importantes. Por un lado, el aumento de nuestra atención a Europa, en un grado realmente nuevo, no debe hacernos descuidar el dedica-

Los laz os entre escritores han de ser, por ello) más frecuentes e intensos) JI más amplios.

do a la América hispana, sino todo lo contrario, porque es obvio que el fortalecimiento de nuestra presencia en América potenciará a su vez el que podamos tener en Europa . No cabe duda de que la importancia de Hispanoamérica será cada día mayor, y de que el castellano es hablado cada clía por mayor número de personas , pero este hecho no va acompañado por un aumento de la presencia internacional de nuestra literatura común. No es fácil, desde luego, por la debi lidad de nuestras economías, que esta situación reciba el suficiente apoyo insti tucional. Sí podría haber, acaso, mayor atención, o que la ayuda se encauzase mejor. No podemos esperar, con todo, que las administraciones lo solucionen todo. Lo fundamental es que exista un tejido interpersonal y de entidades privadas y semiprivadas que den a todo ello solidez. Que las relaciones dejen de basars e en algo que, demas iadas veces, discurre paralela , pero en un plano distinto, al de la realidad social,

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cultural y efectivamente literaria. No olvido todos los esfuerzos que se llevan a cabo, pero tampoco las ocasiones que se pierden o resultan anecdóticas o mera justificación de una institución o de una labor personal. Creo mucho en las inteNenciones menos institucionalizadas, eficazmente apoyadas, esto sí, por las instituciones. Se trata, ante todo, de crear una trama de relaciones e intereses que respondan a situaciones reales que exigen soluciones reales. y en este sentido creo que una Asociación Colegial de Escritores que . represente, realmente también, a los escritores de España, puede resultar de gran ayuda. No deb emos dejar de ten er en cuenta la importancia, decisiva, de la edición. Las editoriales españolas han de ser apoyadas, con una legislación al día y una vigilancia de nuestros intereses. y hemos de tener en cuenta que, sobre todo lo último, no es siempre fácil . Y esto guarda relación asimi smo con Europa: los empresarios españoles han de ser competitivos, lo sabemos, y en el terreno de la edición deben hacer frente a la competencia de otros países, no sólo europeos e hispanoamericanos, ya que las nuevas facilidades del transporte y la mano de obra barata pueden crearnos serios problemas . La suerte de nuestra industria editorial va unida a la de nuestra economía, lo que no nos exime del.esfuerzo específico en este cam po. Los problemas surgen por todos lados y, aún dejando aparte la si tuación actual de crisis, es de temer que se intensifiquen El que podamos hablar hoy aquí de estas cuestiones no debe ser tomado sólo como una simple ocasión para reu nirnos - lo que, por sí mismo, es positi vo- sino sobre todo para meditar' y, sobre todo, proponernos actuar.

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Para resumir este ya breve resumen, la suerte de las relaciones literarias con Hispanoamérica constituyen un problema; el de nuestra relación con el resto de Europa, otro; pero ambos están unidos, puesto que España se constituye cada día más en nexo o gozne de ambos munelos. Los lazos entre escritores han ele ser, por ello, más frecuentes e intensos, y más amplios. Observemos que han de serlo también más, incluso, entre los mismos escritores españoles . Con Hispanoamérica nos une la lengua; la lengua nos separa,

en cambio, de otros países europeos. Lo mismo que debemos incitar a un conocímiento de otras lenguas europeas - que las nuevas generaciones están llevando a cabo eficazmente por su cuenta- hemos de potenciar un conocimiento del español, que está ya considerablemente extendido, y, con ello, nuestra literatura: la española, las españolas, y las de América de habla hispana. Este, el problema de la comu nicación y la colaboración en este doble frente, objeto de la sesión de hoy, es el gran reto.


~ÚS FERNÁNDEZ PALACIOS .. ',~

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GRADEZCO la invitación que se me hace para participar en estas Jornadas, porque creo que será una oportunidad de aprender y de estar entre amigos, aunque no sé si podré aportar alguna idea que interese al debate. No me considero ni soy experto en estos temas, y ni siquiera tengo experiencias importantes que contar. Soy lector de literatura hispanoamericana y de la europea en la medida que me permiten las traducciones que voy encontrando. Lamentablemente no puedo leer en otros idiomas yeso, como siempre se dice, es un hándicap fundamental. No obstante, si tengo alguna legitimación -y tal vez por eso me hayan invitadoes porque estoy vinculado estrechamente a dos publicaciones hechas desde Cádiz, una orientada al mundo Ilispanoamericano y la otra concebida para interrelacionar las poéticas que pertenecen al ámbito atlántico. En la Revista Cádiz e Iberoamérica, entre 1983 y 1992, publicamos textos de Octavio Paz, Alvaro Mutis, Abel Posse, Eduardo Galeano, Daniel Moyano, Leopoldo Castilla, Marcos Ricardo Barnatán, Fanny Buitrago, Angel Leiva y de otros muchos escritores hisrilnoilmericanos. ReDlsta Atlántica de Poesía se fundó en la En los diez números que han aparecido, uno por año, autores de allí escriprlma·vera. de /991 con el propósito de comu- bieron sobre autores de aquí y vicevernlci/I entre sí las divel'Sas poéticas bañadas sa: Octavio Paz escribió sobre Alberti; por el Océano Atlántico ... Daniel Moyano sobre Manuel de Falla, al que conoció en Alta Gracia siendo Moyano estudiante de solfeo, en 1945; Fanny Buitrago sobre Caballero Bonald; . Sabas Martín sobre Onetti; Julio Vélez sobre Galeano; Mercedes Juliá sobre Gonzalo Rojas; Alain Sicard sobre Neruda y Europa; Andrés Sorel sobre Antonio di Benedetto y decenas de trabajos más que, en todos los casos, interrelacionaban las dos orillas y ponían en acuerdo o desacuerdo escrituras afines en una lengua común.

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La revista se distribuyó por la América hispana y sostuvimos nuevos contactos con algunas Universidades, Centros Culturales y, sobre todo, artistas (poetas, narradores, pintores, etc .... ) que por ese benéfico roce se convirtieron en amigos. Lástima que la malhadada crisis económica haya acabado con un proyecto tan atractivo y, pienso, tan necesario. Así como Cádiz e Iberoamérica era interdisciplinar, Rev ista Atl ántica de Poesía se fundó en la primavera de 1991 con I propósi to de comunicar entre sí las diversas poéticas bañadas por el Océano Atlántico, sólo en lo referente al género poesía pero abarcando un ámbito mayor con sus diversas lenguas (espallol . portugués, francés, inglés, etc... ), sin que esto implique su renuncia a publicar también textos poéticos o para poéticos de otras procedencias e idiomas que. asimismo, contribuyan a la melor comprensión del espíritu 11umano. Siendo así. hasta el momento llevamos publicados siete números -el 8 ya está en imprenta y lo dedicarnos a la poesía fl'anc:esa contemporánea- que, sobrepasa nclo el millar de pág inas, recogen colal)oléJciones inéditas de más le cien poetas europeos y americanos, lundamentalmen te. Esta Revista, que patrocina la cliputación de Cádiz y dirige José Ramón Ripoll. se está difundiendo por América y Europa, en la medida de nuestras posilJilidades. habiendo sido presentada el1 Bogotá, Miami, New York v. cua nrlo aparezc:a el nLlmero 8, en Darís. ReSellé1S sobre la misma se 11an publicado en la prensa de Lima, México, Buenos Aires. lanll . Bogotá, etc ... Es rlecir, Revi sta Atl ántica, aunque sólo ¡lene dos allos de Vida, ya ha cumplido con sus proPÓSitos Yojalá que dure. Entonces, lill ve? seil esto lo que juslifique mi parliC:lpac:ión en una mesa sobre la cOllluniC:é1c:ión y colaboración lileraria

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con otras comunidades europeas y/o hispanoamericanas. Dicho esto me gustaría entrar en debate utilizando la típica estructura de esos conocidos chistes en que concurren, por ejemplo, un inglés, un francés y un español (los concursantes son aleatorios) y cada cual dice de sí o de lo suyo

...si miramos la literatura como cosa ajena al mercado, si la vemos, digamos, como fraternidad lingüística o cultural, se puede decir lo contrario: que Espaiia es marginal frente a Latinoamérica.»

que es lo mejor, exagerando, haciendo gala de un gran chovinismo, de un complejo de superioridad que va en detrimento, claro está, de los demás. Este tipo de chiste es una caricatura del carácter de los pueblos y de las personas (estoy generalizando) y saca a relucir la prepotencia, el machismo, los complejos de superioridad e inferioridad, todo ello en tono jocoso e hiperbólico. Pues bien, utilizando esa estructura de convocatoria, pero ya sin tono chistoso, contaré que se reúnen un Ulu\)uayo, un colombiano, un mexicano, un francés y un espaiiol. América y Europa en torno a un tema de debate que guarda relación con lo que nos traemos entre manos. Dice EL URUGUAYO: "Ouiérase o no, la posición de la literatura latinoamericana actual es extraiia. Si bien compartimos la misma lengua, el castellano, nuestra condición es, con respecto a la cultura de la lengua, marginal, periférica. Sería ingenuo decir que ambas literaturas res-


ponden de una misma manera a estímulos semejantes. La situación transgresora de la literatura latinoamericana respecto a la española, que tiene como piedra de toque al modernismo de fines elel siglo pasado, continúa hasta hoy, y pasa de una manera excepcional, por la recepción que hicirnos de la información proveniente de España a través del flujo del exilio que causó la guerra civil a partir de 1939. Luego de la dispersión de escritores e intelectuales españoles por América Latina, se produce un diálogo de ambas literaturas un diálogo que, si bien ha dado muestras de complacencia de nuestra parte, en el mejor de los casos siempre ha dado pistas inequívocas de nuestro espíritu de transgresión. Por ejemplo: en poesía, la elaboración que Ilacen Octavio Paz y José Lezama Lima de la metáfora o de la visión de la metáfora que trajeron algunos poetas de la Generación del 27 español. Pero ese no fue el único aporte de aquellos poetas también trajeron una visión del pasaelo de la literatura española como fuente obligatoria de renovación, posició n que se sos tiene hasta 110y. Un nuevo cruce de ambas literaturas se

Dice Octavio Paz: « L([ literatura española es la imagen misma del aislamiento ...

produce con nuestro último fenómeno ele exportación literaria: el boom narrativo de los 60. Un resultado de ese cruce es la interinfluencia de escrituras en las obras de Juan Goytisolo y Carlos Fuentes, por ejemplo. En la actualidad,

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parecería que, a pesar de algunos intentos de acercamiento derivados de los festejos del Descubrimiento, ambas literaturas se han separado: la española parece girar alrededor de su nueva fascinación, el descubrimiento de la literatura y del modelo norteamericano, por un lado, y el coqueteo con las otras literaturas europeas, incluyendo el nuevo modelo del Este, por el otro. Nuestra literatura parece seguir sus propios pasos, abierta a todo tipo de estímulos, que han desbordado la influencia unívoca de la literatura española sobre nuestras letras." Luego interviene EL CO LOMBI ANO: «No estoy de acuerdo con varia s cosas. Desde el modernismo, la literatura hispanoamericana y la española y la de lengua portuguesa son literaturas centrales en el mundo. Seguir pensando que formamos parte de una periferia o de una marginalidad en sentido literario, es absurdo. La literatura colombiana, peruana, argentina o brasileña, pOI citar sólo unos ejemplos, son ta r importantes o más que la noruega, la belga o la sueca, nombrando sólo a esas literaturas. y aquello de que formamos parte de UI tronco común con la literatura que se hace actualmente en Espalla tiene sus bemoles. No hay que confundir los fenómenos; obviamentp. Fspalla está volcada ahora en demostrar que no forma parte de Africa, que el mercado común europeo y la actual situación internacional la coloca de lleno en la actualidad mundial. Creo, por otra parte, que la literatura latinoamericana está tan viva como la de Europa Central, ahora tan de moda por razones geopolíticas y de resurgimiento cultural. La comparación con España debe basarse en términos exclusivamente literarios, y no en el acceso que


ellos tienen en el mercado europeo, que es obviamente mayor que el nuestro. El complejo oe hermano menor, berrincllUdo, de vanguardia transgresora, de marginalidacllatente, debe desaparecer. Yo no siento que nuestra literatura esté por debajo o sea distinta y ocupe una periferia ele 1i1 literatLlI'a española. Hace falta tiempo pari1 ver si el boom de la literatura espallola. que para mí es en general un fenómeno de naturaleza comercial, es t81. Sin tantos apoyos ni tanta rimbombancia como en España, la literatura latinoamericana ha seguido su curso, y es t;-¡rse comparando con la me trópoli s otri1 vez me parece una regresión abslll'cl8 ." A continui1clon dice EL MEXICA O: Hay mezclaclas 8qllí elos maneras de /er las cosas: la literatura como merca1'10 y la literatllri1 como expresión social, o melor, como estilo ele pensamiento de una socl ecl8 cl. So dan razones para oensar quo la literatura latinoamericana % ignorada en Espana. y no es extraño !ue LatinOJIllóllc8 Ilaya pensado siemme en el reconocimiento espallol, porlllle Espani1 os 1i1 parte económicamen'el podel'os;-¡ elc' lél len~JlI a En ese sentilo. SI: nlleSlrll literatura es marginal porlue el país clomlo seria importante ecoIlómicalllente qlle los escritores latinoaIllericanos IlIerlln lelclos. publicados, 'lment éloos v expuestos al mundo lIropeo . no se clel eso sino en muy neqllena 1ll8clieitl Pero si miramos la literatura como cosa ajena al mercado, I la vemos. r1iq;-¡lllos. como fraterniclad ngulstlCi1 o culturéll. se puede decir lo "'ontrano: que ESlxlIla es marginal frente 1 LatinOi1mOl'c, 1. Segulclalllente ellce EL FRANCÉS : Cuanrlo Ilal)lélti(1 el lIruguayo parecía ·'sta r vi énelose rlesele los ojos ele ~s.pal'n ¡POI qll8 eSél marginalielael? Es .'xactalllente lo qlle los espanoles pien-

'ülmli[ij ~~ líji 11' • r

san de la literatura latinoamericana. Y ¿por qué ese calificativo de transgresora? ¿Por qué la literatura latinoamericana nunca puede existir por sí sola, sino marcada con patrones de referencia, y lo más a menudo en relación con la literatura española? Una cosa que nunca Ile conseguido entender es la avidez por el reconocimiento de Espaíia, una avidez que he advertido en escritores mexicanos, peruanos, colombianos, etc ... De todos modos, me parece lamentable de los españoles que estén reproduciendo hacia América Latina lo que ellos

Ni siquiera he podido denuncia¡el carácter discriminaton:o de la Ley de Extranje1'Ía.

venían padeciendo y que Ortega denunció con respecto al resto de Europa: la literatura latinoamérica considerada como una Ilermana menor de Espalla. Seguramente en Espalla hay gente que no lo ve así, pero lo que se palpa es una situación que denunciaba Ortega y Gassot cuando se quejaba de que él había dicho antes cosas que decían Heideger y Sartre." El liltimo en hablar es EL ESPAÑOL "iVaya encerrona la del ponente! AlIara querrá que yo alardee, como en el Clliste. Ouerrá que me enfrente a mis colegas uruguayo, colombiano, mexicano y francés. Y él, mientras tanto, pretenderá salvar el tipo con ese cuento de las revistas, al fin y al cabo dos revistas de provincia por mucllo cosmopolitismo que ofrezcan. El tema que se debate es


complejo. Ya lo dijo otro mexicano, en este caso con nombre y apellidos. Me refiero a Octavio Paz Lozano y a sus palabras de 1961 recogidas en su prólogo al libro Péndulo y otros papeles, de Cristóbal Serra, ese ermitaño de Mallorca .al que, por cierto, no veo que se le invite a estos encuentros. Dice Octavio Paz: "La literatura española es la imagen misma del aislamiento. En Francia la vida literaria se concentra en París; entre nosotros, se dispersa en cuatro o cinco centros y dos continentes, separados por toda suerte de obstáculos (no siempre materiales) . No es eso todo. Para bien o para mal, la sociedad literaria, lo que se llama la "república de las letras", no existe. Vivimos antes o después de las instituciones, oscilantes entre la promiscuidad de la horda y la soledad de los anacoretas. Literatura de robinsones, polifemos y ermitaños. Cada uno en su

isla, su cueva o su montaña. Unos, armados hasta los dientes, son el terror de la comarca; otros, inermes, semidesnudos y a pan yagua, viven como don Quijote cuando hacía penitencia en Sierra Morena." Y ahora, que siga el ponente con sus argucias. A ver por dónde sale. " Bueno, yo, en fin, me dijeron que mi intervención durara entre diez y quince minutos y temo que se me ha cumplido el plazo. Ni siquiera he podido denunciar el carácter discriminatorio de la Ley de Extranjería. Como todos admiten, estos son temas complicados y difíciles de abarcar en tan corto tiempo. Que conste que no he querido escurrir el bulto, como pudiera parecer; más bien he preferido que hablen varias voces, reales y heterogéneas, americanas y europeas, voces que están fuera, que están dentro de mí, tal vez de todos nosotros.


GREGORIO GALLEGO

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o es mi intención entrar en el análisis de un tema tan complejo como el

que vamos a debatir en este coloquio. Nada menos que la colaboración literaria con otras comunidades, Hispanoamérica y Europa. Para mí el problema simple de las relaciones entre las 17 comunidades empieza a ser mareante. Admito que las tres Comunidades que se arropan en las barreras diferenciales de las lenguas, con criterios nacionalistas, cometen un dislate histórico, no en la defensa de sus lenguas autóctonas, que me merecen todo respeto, sino en la dinámica excluyente que las inspira Pero lo que me parece fuera de lugar y atentatorio a nuestra cultura, es el despliegue de algunas comunidades al crear cotos culturales a base de subvencionar mala literatura, mala poesía, mala historiografía y hasta mala pintura sin otro objeto que favorecer el particularismo de cada región, de cada pueblo y de cada aldea. Toda esta exuberancia autonomista se me antoja una regresión lírica a los reinos ele taifas, lo cual no es una crítica a las autonomías territoriales y administrativas -que me par'ecen necesarias y .. ,lo que me parece fuera de lugar hasta un poco mezquinas-, sino a las infladas ele particularismo que más que y atentatorio a nuestra cultura) gobernar su territorio se preparan para es despliegue de algunas comunidades el asalto al poeler central. Por eso con al crear cotos culturales a base sidero que los escritores esparloles que ejercitamos nuestra mente en el castede subvencionar mala literatura llano y aspiramos a mantener vivo y fecundo el espíritu universal de nuestra lengua que Ilernlana a tantos pueblos y es un crisol ele eliversas culturas, debemos ser los primeros en llamar la atención de los consejeros cul turales de las comunidades autonómicas que fabrican libros de tan escasa calielael que no encuentran lectores, a pesar de que frecuentemente son lujosos y bonitos para el regalo o para lucir en las bibliotecas públicas. En este sentido

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lim~Oli[íll!P l' Ir' "]'


hay que reconocer, si Ilacemos abstracción de la calidad y olvidamos que son publicados con dinero público, que algunas comunidades pueden competir en la cantidad con las editoriales comercia es.

Es bueno que los escritores encuentren cauces para publicar y las autoridades ayuden a las editoriales que se arriesgan

... el Estado debía ayudar a las editoriales que publicasen libros de lntei'és literario, científico o histórico q/le no entrasen en los programas comerciales de las editoriales. a publicar novelas, ensayos, poesías en los que prima la calidad literaria y el rigor intelectual, pero que las editoriales consideren minoritarios en su difusión y comercialización. En un país como el nuestro - donde se lee poco y se edita mucllO- existen dos grandes focos de proyección edit orial -Madrid y Barcelona- y unas cuantas editoriales, cada vez menos , que monopolizan el mercado del libro y despliegan costosas campañas publicitarias para imponer los Bestsellers que nos vienen del extranjero o los que, desde aquí, merecen esa categoría a juicio de los editores. Pero son las editoriales que sólo aspiran a publicar buenos libros y abrir cal Ices a los escritores que saben escribir y escrilien con pulcritud y belleza sin pretensiones de escándalo, las que merecen nuestra mayor estimación, porque cumplen una misión cultural indispensable. Creo que ayudando a estas editoriales las comunidades autónomas pueden cumplil' una función importante a favor ele la cultura y de los esc rit ores .

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Recuerdo que en los primeros años de la democracia se debatió este tema en relación con Editora Nacional, y tanto escritores como editores coincidieron en que debía desaparecer un organismo que durante muchos años había sido el vehículo de la cultura oficial impuesta por el régimen. Sin embargo, también coincidieron en que el Estado debía ayudar a las editoriales que publicasen libros de interés literario, científico o Ilistórico que no entrasen en los programas comerciales de las editoriales. Y así se viene haciendo desde el Ministerio de Cultura. Otro aspecto que nos preocupa, relacionado con el mismo tema, es el de los escritores que son publicados por las comunidades autónomas en cGndiciones precarias y sin contrato de edición. Los consejeros culturales de las comunidades, municipios y fundaciones ignoran que existe una Ley de Propiedad Intelectual que protege a escritores y editores, que rige en todo el Estado y que deben cumplir . Los escritore s, siempre en precario, también la pasan pOI' alto, ya que son los más débiles para reclamar sus derechos. Sin embal'go, esta Ley tiene carácter imperativo en muchos aspectos que conciernen a los derechos de escritores y editores que nadie debe ignorar. Para obligar al cumplimiento de la misma la Asociación Colegial de Escritores españoles viene desarrollando una serie de actividades que deben co noce r y difund ir los medios regionales y locales, por lo cual, les pedimos que se unan a nosotros para proteger nuestros derecllos, exigir la libertad que nos otorga la legislación vigente y dotar a todos los organismos de carácter cultural de una ética propia que impida que estos organismos se conviertan en mecenazgos al servicio de los eletentadores del poder. Por primera


vez en nuestra Ilistoria los escritores de libros ten emos una organizaciรณn que defiende nuestros derechos y debemos

enriquecerla y fortalecerla para que cumpla su misiรณn, que es la de todos los escritores.

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RAÚL GUERRA GARRIDO

ON relación a América, la América hispanohablante e hispanoescribiente, no soy neutral. Estoy siempre a su favor y en el caso que nos ocupa, el de fomentar nuestras mutuas relaciones, aún más si cabe . Ningún escritor español termina de conocerse a sí mismo sin conocer lo que con su lengua se dice y escribe al otro lado del Atlántico. Y viceversa. Nosotros somos los europeos que hablan su lengua y ellos los americanos que hablan la nuestra. Bajo mi punto de vista, la A. C. E. debería actuar sobre estos cuatro vértices: - No abandonar su presencia en FLASOES, Federación Latinoamericana de Sociedades de Escritores, a pesar de su inoperancia y mínima representatividad. De hecho, sigue originando contactos, ahora reducidos a Venezuela y Centroamérica, que quizá nosotros pudiéramos potenciar. La presencia de A. C. E. siempre se valoró de forma extraordinaria. - Coordinar algún tipo de política con el Ministerio de Cultura para participar abiertamente en congresos, ferias del libro, etc. - Coordinar algún tipo de política con Tenemos una lengua común )') el Instituto de Cooperación en consecuencia) también una Iberoaméricana y La Casa de América para lo mismo que en el apartado antecomún Literatura. rior', - Fomentar los contactos individuales y el intercambio de "República de las Letras" con las revistas literarias americanas, principales puntos de encuentro en su depauperado panorama editorial. Y, por supuesto, apoyar cualquier otra iniciativa que de forma espontánea se produzca. Tenemos una lengua común y, en consecuencia, también una comLIIl Literatura,

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LAURO OLMO

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ARTIENDO de la propia experiencia, sacamos la conclusión, por lo menos hasta 110y. de que la situación del escritor, e incluyo a los escritores o autores teatrales. Ilay que analizarla desde la cara y la cruz de la cuestión. La primera pertenece a lo [1rogramático y a su articulado, del que no están ausentes las buenas Intenciones. La segunda corresponde a lo real, lo palpable, que tanto se presta a marginaciones. exclusiones, preferencias o como queramos llamarlo. Esto no es nuevo. Viene ele anti(Juo y, por ser así, hace más irritante su permanencia en democracia. En llll sentido general, más que un vivifican te interés por el desarrollo cultural en su totalidael. lo que supondría una debida atención a sus distintas vías expresivas, Ila venido prcclominando un juego de preferencias que no siempre responde a valores artísticos de las obras de creación en sí. Piénsese, por ejemplo, en el teatro. En fin, una vieja cuestiono Ahora bien: so 11J producido un nuevo enméJrcallllrl110 . casi una ilimitada ,lmpliación ele' llonLOntes, como son los qllP. Slll'0llf' ('1 lorlllar parte de La ComunlclJel ElImpe<l : sin que olvide Hasta ahora el juego cultural autonómico) mos. por tanl<lS enlrallalJles razones, a por ciertos exclusivismos) suele perder de vista LatinoalllérlCil: ,Hinque, I'eferente a ,"sta, la Illstona y,l viene siendo larga y su representatividad estatal. en gran meclicla frustrante; sin que deje'110S de reconocer que de un tiempo a eSla parte se O,lan tratando de subsa11m errores',' desiclias y revitalizar las Interrelaciones con los países de halJla hispana. Anotemos lilllllJléll ta reciente entrada en juego de nuestras Autonomías, lo que da plr a ciertas llliltlD1Clones. Una pregunta: ¿Funciona con la debida entidad la necesaria cotalJoraclóll o Interrelación "a nivel estatal,,? Otra: ¿Estamos representados

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por lo que de más valía se produce? Y una más: ¿Se tardará en llegar a una auténtica y creativa coordinación? Hasta al10ra el juego cultural autonómico, por ciertos exclusivismos, suele perder de vista su representatividad estatal. Y conste que decimos esto con absoluto respe to a las atribuc iones de cada Autonomía; pero ...

... 1(/ /cdta de fe en el autor español vivo) lo que arroja) como consecuencia) la carencia de una auténtica promoción del mismo .. ,

Entremos ahora en otras matizaciones que, por eso de las comparaciones, nos afectan a algunos de modo directo. En lo que respecta a todo ese juego autonómico, no nos parece que la Comunidad de Madrid haya conseguido hasta ahora el adecuado relieve dada su representatividad. Es como si la singularidacl o fuerza de Madrid, que se basa en una jugosa síntesis de procedencias de iodo el Estado, más que potenciar, difumina su papel. El hecho de ser catalán, por poner un ejemplo, supone una clefinida personalidad alentada en el proceso creativo élutonómico. El hecho de ser madrileño, tanto de nacimiento como de adopción, es algo que se difumina, como deciamos, entre dos entidades: la de capital del estado y la autonómica. ¿Puede constituir esta duplicidacl uno de los motivos que favorecen la citada pérdida de perfiles? ¿Por qué el ser de Madrid conlleva en cierta medida la falta de promoción que no le falta al ciudadano de otras autonomías? En definitiva: ser capital del Estado supone,

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desde luego, una representatividad general, incluida, como es lógico, la madrileña; pero este hecho, tan importante por eso de las interrelaciones, no debería arrojar como consecuencia que el ciudadano madrileño se sienta insuficientemente atendido en lo que atañe, no sólo a su promoc ión, sin o a su dimensión cultural. Otro de los puntos que pueden tratarse - punto cons ubstancial con toda la cuestión- es el económico . Como botón de muestra, se viene citando el caso teatral. El presupuesto que recibe eIINAEM, siempre insuficiente si lo comparamos con el que se dedica a esto en otros países de la Comunidad Europea, suele distribuirse de un modo irritante por lo discriminatorio. La parte del León, un peculiar león, suele llevársela los llamados teatros nacionales en una cuantía verdaderamente espectacular, nunca mejor dicho. Dejando a un lado la llamada cultura teatral de gran escaparate, suficientemente debatida, y sus implicaciones, por otra parte, sí nos gustaría insistir sobre algo que venimos señalando desde hace tiempo: la falta de fe en el autor español vivo, lo que arroja, como consecuencia, la carencia de una auténtica promoción del mismo, olvidando que, valga lo que valga, constituye como mínimo ese caldo de cultivo necesario, digámoslo una vez más, para que de él puedan surgir las figuras representativas. Empresa pública, empresa privada, teatro alternativo o experimental; he aquí tres términos de la cuestión que no han hallado hasta ahora el adecuado equilibrio en esa distribución de medios que, más que producir enfrentamientos, supongan una potenciación del teatro. Otro punto, y con éste acabo mi intervención, sería el de la preocupación que parece existir en las alturas por cierto despego del mundo cultural hacia acti-


tudes que, por su excesivo intervencionismo, se vell como culpables, en gran parte, del malestar cu ltural. Hay una nueva situacióll en el mundo político que está obli~J anelo a una revisión en los planteamientos. Bien, tratemos de aclararno s en esta llu eva situación. Se acaba ele elecir: "La cultura, un derecho". Pues eso. Pero la cultura, por ser un derecho . 110 es una exclusiva de nadie. ¿O sí. .. ? Bienvenielas sean estas lomadas; pero, hagamos lo posible porque no sean unas más. Que sirvan para que supe-

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randa facciones, mafias o cofradías, demos con esa savia vivificante libre de exclusivismos y marginaciones. No estaría nada mal que de estas veladas, que tan apropiado marco tienen, más que un articulado programático, y no es renunciar a él (aunque deseándole que por una vez no pase a competir con los rollos de papel higiéni co , deporte patrio por excelencia), produzca un nuevo talante, una nueva actitud que, concretándose en hechos, nos saque del malestar cultural que nos circunda.


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' FERNANDO QUINONES

IN ser los términos que prefiero, pues lo es el de Iberoamérica por incluir a Portugal y a Brasil, hablaré aquí de Latinoamérica y de latinoamericanos, palabras puestas en órbita política hace cosa de un siglo por Francia y por los Estados Unidos a raíz de la guerra hispano-cubano-yanqui, pero que son las que emplea una gran mayoría de los sudamericanos, lo cual, creo, se debe respetar. Abundantes, onerosos e indeseables fueron y son aún los obstáculos de la comunicación entre las letras de aquellos países y las de España, sobre todo por lo que se refiere a la difusión de obras y autores hispanos en tierras de América. Diversamente, las literaturas de allá han corrido aquí una no estupenda pero sí bastante mejor suerte, desde el siglo pasado hasta las eclosiones de los últimos 60 y 70, tonta y comercialmente conocidas por el boom. Respecto a nosotros, españoles, incoveniencias, indolencias o errores, explicables por las desdichas de la historia patria y robustecidas por una posición de ridículo y enojoso «madrepatrismo», compusieron las más de nuestras embajadas, haciendo salvedad de la tan nutrida JI/J/lm/antes, onerosos e indeseables fueron como dispersa y excelente que, por ejemplo y por necesidad, hizo arraigar )' SOIl (l/íll los obstáculos de la comunicación el exilio de la guerra civil de España en e11 {re las letras de aq uellos países los países de su misma habla. Luego y las de España ... han ido yendo otros, no muchos nombres más tocante a los realmente con cienciados del peso y el valor de aquellas literaturas, así como impugnadores ele abusivos y falsos «derechos de maternidad» frente a países ya 11arto suyos y sufridos, con los que la única actitud era, y es, la de un acercamiento fraterno de tú a tLI. Antes de que, hará unas tres décadas, cundiese un tanto esa idea de las cosas entre algunos nuevos escritores españoles, nuestros emisarios literario-cultu-

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rales a Latinoamérica Ilan adolecido, en proporción superior y hechas las brillantes y debidas excepciones , de ese «godismo .. imbócilmente superiorista aun en los casos menos justificados (no excluyo nombres de talento, y aun de genio, entre una Ilegemonía de mediocres suministrilclos por una torpe diplomacia) . Por otra parte. no hay que ser un experto en datos y cifras para tener una idea de la incielenciil negativa que, aparte ciertos raros períoelos y zonas, ejercíeron y ejercen las visicitudes del comercio, elel elinero y ele los intereses editoriales en el trasieqo bibliográfico ultramarino; el precio imponente de cual quier libro espanol de 110y, por ejemplo en la Argentinil. o las pavorosas ausencias e insuficlellcias en España de textos y autores latinoamericanos de valía, son dos botones oe muestra a los que podrían sumarse muchos y que elan cuenta ele eSíl qrave asignatura pendiente, ese prolJlema ele costes y carencias que dehe ir sienelo atenuado con medidas eficaces, imaginativas y acaso no demasiado ílrcluas. Otro pesado pArrafo, y éste bien reciente, que ag re~l ar al trabajoso pliego de problemas ele las relaciones literarias históricas entre ESP,lIlél y Latinoamérica, pod ría acabar slón(lolo el de la manifiesta e inoportunél Ilostilidad, nueva o rec recida. ol1ServalJle en numerosos profesores y creaelores latinoamericanos radicaelos, solxe todo, en los Estados

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Unidos y cuya solapa o evidente «antiespañolidad literaria .. sería equiparable, de entrada, en el Norte anglopar1ante donde se encuentran esos tardíos devotos de la Leyenda Negra, a empobrecer la literatura estadounidense oscureciéndole, silenciándole o negándole su ascendiente inglés, desde el

.. .la incidencia negativa que) aparte ciertos raros períodos y zonas) ejercieron y ejercen las visicitudes del comercio) del dinero y de los intereses editoriales en el trasiego bibliográfico u.ltramarino ...

Beowulf hasta Shakespeare y pelivarios sucesores británicos. Aparte tal descalificación, he hablado antes de esa postura como de inoportuna y de tardía . Lo es, en efecto. La España nueva está, por lo menos, bien lejos de los motivos del probable enojo causante de tan anacrónico rechazo, y es el rey quien empieza por no mostrarse amigo del «madrepatrismo .. , y sí de una afanosa idea de reparación (que también anida en no pocos criterios y sentires españoles) de las injusticias célusadas por un colonialismo, pese a todos los pesares, no peor que todos y algo mejor que muchos otros. Muchas gracias.


;,ANTDNIO RODRíGUEZ ALMODÓVAR ·.·c "!.::-

A visión que se tiene de los problemas de comunicación dentro de la gran familia de hispanohablantes suele estar mediatizada, a veces incluso distorsionada, por las dificultades de relación entre escritores y de circulación de libros y revistas. Siempre nos parece poco y deficiente lo que se hace y lo que existe en estos dominios. Y con razón. Pero si extendemos la mirada a otras zonas que no se refieren estrictamente al ámbito de las relaciones literarias, tal vez alcancemos un punto de vista más favorable. Me referiré a varias cuestiones, aparentemente inconexas, pero que tienen una profunda vinculación con esa búsqueda de lo afirmativo. Iré para ello de lo más concreto a lo más general. Lo concreto es mi propia experiencia en ese campo de la comunicación hispánica, y que por ser un tanto atípica me atrevo a referirla. En los últimos años he venido asistiendo a diversos tipos de encuentros entre profesionales de la educación bilingüe (español-inglés) en Estados Unidos. Un movimiento muy amplio, que reúne a educadores de las más variadas procedencias: dominicanos, chilenos, mejir.;mos, portorriqueños (tal ... en Cataluña) por ejemplo) donde vez debería utilizar el femenino, pues en /J/lll7giilsll1o natural en las escuelas quiere su mayor parte son profesoras), que trabaj an co n alumn os de orig en o SC}' abolido por el catalanismo ofiáal) ascendencia his pana en Califol'llia, slo/llendo 1m criterio pedagógico Nuevo México, Colorado , Fl ori da, -el de la Inmersión lingüistica-... Nueva York .. La ext ensión del castellano en esos Estados es tan rápida, y los problemas educativos derivados tan acuciantes, que se ha impuesto la enseñanza bilingüe por absoluta necesidad, ya veces contra el criterio de las autoridades. (Algo bien distinto él lo que ocurre en Catalui'ia, por ejemplo, donde el bilingClismo natural en las escuel(Js quiere ser abolido por el catalanismo oficial, siguiendo un criterio pedagógico - el

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de la inmersión lingüistica- que ha producido en Estados Unidos, precisamente, ingentes cantidades de pre-delincuentes juveniles, por inadaptación escolar; y por eso mismo abandonado en los últimos años). Pues bien, en esos encuentros a los que aludo, me llama la atención , en primer lugar, la onda ele simpatía y de avidez hacia todo lo que viene de España, especialmente si está relacionado con la literatura infantil, y más especialmente si la materia ele trabajo es la gran literatura folcló rica ele los pueblos hispánicos (incluidos catalanes, gallegos, vascos ... ) Es como un resorte automático para la buena comunicación. Hablar de cuentos populares, rimas infantiles, canciones de juegos, refranes, trabalenguas, etc., es como un «ábrete, Sésamo" que pone en inmediata sintonía a los presentes . Todos empezamos a comparar y a recordar versiones, personas y paisajes de la infancia. a propósito de talo cual letrilla, rom ance. melodía; y de ahí a cómo utilizarlos mejor para que los nillos ele tan variaelas procedencias encuentren en lé1s escuelas bilingües de Norteaméricél los lazos que perdieron sus mayores. Es algo realmente maravilloso y estremeceelor, algo que de verdad Ilace sent ir que una calle de Buenos Aires desemboca en una placita de Cádiz, y que la gañanía andaluza \' el rancho Iluevomejicano comparten -mejor, compartíélll- la misma tertulia campesina. Traigo a colaClon esta experiencia por lo .Iue ya signillc1 y por lo que puede trascender. Desde luego me parece mucho más profunda. descle el punto de vista (le la comunicación. que la que se da en muchos otros foros, arrimados a la ofi cialidacl y a las grandes proclamas. Daré ahora un salto a lo más general, Dero sin pereler ele vista el elemento

común: la comunicación en el mundo de las letras hispánicas. Precisamente en estos últimos meses, incluso días, están teniendo lugar pronunciamientos públicos, apariciones de libros y otras manifestaciones culturales - también estas mismas Jornadas- cuyo leitmotives justamente la búsqueda de una mayor presencia de lo hispano en los grandes problemas del mundo actual. Y no por un prurito de protagonismo, sino porque todos ellos afectan de manera radical a nuestras sociedades. Léanse, a título de ejemplo : el impacto que sobre nuestra cultura, en su más amplio sentido, puede tener el levantamiento total de aranceles (GAn) , si no se tiene en cuenta la excepción audiovisual. La necesidad, cada vez más extendida y defendida por los escritores, de levantar, al menos parcialmente, la penalización de tráfico de drogas. No es casual que todo un García Márquez, colombiano, esté encabezando ese movimiento.

... en estos últimos meses) incluso días) están teniendo lugar pronunciamientos públicos) apariciones de libros y otras manifestaciones ndturales...

También Octavio Paz, en su último libro, La llama doble, califica de «estupidez» la prohibición de las drogas . Otros muchos temas de candente actualidad nos atañen. Afortunadamente los medios de comunicación, siquiera por una vez, están sirviendo para una comunicación rápida en torno a ellos, y el hecho de la lengua común contribuye a esa misma rapidez en la toma de conciencia y en la toma de postura. No des-


deñemos, ni le echemos encima el peso de nuestro atávico pesimismo, realidades tan pcsitivas como éstas. El que una profesora bilingüe en una escuela de un suburbio de Nueva York sepa que gente como nosotros nos preocupamos de impulsar la armonía intercultural, o que sellalados líderes de opinión se ocupan en combatir el narcotráfico que puede

estar esperando a sus alumnos a la salida de clase, me parece que constituye un avance extraordinario en la solución concreta de los viejos problemas de la comunicación entre Ilispanohablantes. Muchas cosas de ese estilo pueden y deben hacerse, pues a veces la verdadera comunicación sigue caminos, o mejor, vericuetos, insospechados.


GONZALO SANTONJA

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ACE muchos años, en el filo de la conflictiva década de los treinta, y desde su privilegiada posición - labrada por él mismo- el director literario de la, de momento, todopoderosa Compañía Ibero-Americana de Publicaciones ¡CIAP), don Pecho Sáinz Rodr'íguez, sabio erudito en literaturas místicas y anti-mundanas que desde luego no predicaba con el ejemplo (fue conspirador y enlace entre Franco y Molé) en la peor ocasión de nuestro siglo), ideó, tal vez avant la lettre, un proyec to que sin inexactitud cabría calificar con el marbete que preside la sesión que aquí nos reune "Comunicación y colaboración literaria con otras comunidades .. ,", eso sí, de Hispanoamérica, que Europa caía bastante lejos de sus inquietudes (al menos Ilasta que la política -dejemosló así- le descubriese otras posibilidades). Me refiero a esa, hoy olvidadísima, Agencia CIAP de colaboraciones periodísticas l ue, fugaz en su Irayecloria, a la postre frustrarían razones especulativas ajenas a su propia dinámicél.' Tal Agencia CIAP respondía a la evidente potencialidad el nuestra lengua, en términos literarios ya constatada por Valle Inclán al anunciar' su propósito de ,,, durante estos últimos años escribir, al marr¡en ele localismos, para se ha abusado hasta el extremo doscie nt os millones de Ilablantes, l sentados a las dos orillas del Gran de la «cultura del espectáculo», Océano. En consonancia con tan flamante premisa, periódicos de aqui y de allá y, naturalmente. escritores de todos nuesIroS ámbitos idiomáticos, fueron convocados para conferirle cabal desarrollo. Entre los espélrloles, a manera de ejemplo, cabría recordar cabeceras tan prestigiosas como lél ele El Norte de Castilla (Valladolid). El Mercantil Valenciano y Las Provinci as (VéllerlCiéJ), o El Liberal (Bilbao), junto a otras de proyección meramente

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local, al estilo de La Voz (Córdoba), La Un ión Mercantil (Málaga) o el Noticiero Sevillano (Sevilla). En total, unos veinte periódicos nacionales más seis de latinoamérica, a saber: Diario de Costa Rica (Costa Rica), Excelsior (Mé jico), El Heraldo (Venezuela), Diario de Yucatán (Méjico), Gráfico (Puerto Rico) y La Prensa (Perú). En cuanto a los autores me limitaré a recordar que fueron más de cien los que contrataron la exclusiva de su producción con la CIAP, a cambio de un sueldo mensual fijo, y que entre ellos figuraban descle los «viejos" maestros hasta algu-

El ji/t/lm (nuestro futuro) no se va a escribir con bromas fáciles ni con condenas apoca/rptlcas. Por encima de los «clichés», ha,l' q/le apostar por la comunicación de verdad libre)' de verdad plural. nos cle los ya sólidos jóvenes valores nuevos. He aquí una gavilla de nombres en sí misma elocuente: Azaña, Azorín, Concha Espina, D 'Ors, Alberto Ghiraldo, Gimenez Caballero, Ramón Gómez de la Serna, Salvador de Madariaga, Gregorio Mara¡'lón, Antonio y Manuel Machado, Rubén Daría, Valle Inclán, Unamuno y Felipe Trigo. No todo, cual su exagerada propaganda gustaba anunciar, pero sí, clescle luego, su muy buena parte. Frente a ese tipo de iniciativas, de fondo y no de superficie, durante estos últimos arios se ha abusado hasta el extremo de la «cultura del espectáculo". Está sobradamente demostrado que, por lo general, ha resultado más sencillo

obtener una financiación generosa para traer a un par de autores hispanoamericanos (casi siempre los mismos) a pontificar sobre postmodernidades, que sus pueblos no conocen ni de lejos, agraciados los tales con cachés de estrellas de la canción, que conseguir la cobertura necesaria para convocar - por ejem plo-- una reunión de trabajo al estilo de la presente, con más de cincuenta autores reunidos. A mi juicio, ha llegado la hora de invertir la tendencia, potenciando la comunicación y el diálogo entre intelectuales de distintos ámbitos y comunidades que, a pesar de la cercanía geográfica, con frecuencia nos desconocemos. El Estado de las autonomías ha legitimado unas diferencias de fondo. Y es en su discusión - libre- donde debiéramos encontrarnos. El futuro (nuestro futuro) no se va a escribir con bromas fáciles ni con condenas apocalípticas. Por encima de los «clichés ", hay que apostar por la comunicación de verdad libre y de verdad plural. Eso implica, claro está, poner en sorcli na, o al menos relegar a un término bastante secundario, la oficiosidad de unas ceremonias culturalistas en las que sólo reina el buen tono de las palabras genéricas. O sea, «hay que poner las cosas en su sitio, lo que no quiere decir dojarlas en donde estaban", como reflexionaba es siempre admirable José Bergamín, cuyo próximo centenario (el ario que viene) pasará en sordina, a menos que se entienda a modo de celebración desde luego peculiar, el cerco de dificultades que poco a poco se cierra sobre su última casa periodística, quizás abocada a un silenciamiento definitivo.

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ELENA SORIANO

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TROS compalieros se han referido aquí a sus contactos con ambientes cultumles extranjeros, mayormente, con los hispanoamericanos. Y, sin duda, sus experiencias son interesantes, aunque debidas casi siempre a 9ncuentros profesionales, colaboraciones en revistas literarias que ocasionan relaciones personales, como las que yo tuve con muchos escritores de diversos países, cuando dirigí mi revista "El Urogallo», allá por los años setenta. Otro tipo de comunicación, que ni se ha mentado en este encuentro, es el internacional indirecto, mediante traducción de obras literarias a otras lenguas, aún más restringido, debido 1 factores aleatorios -incluso políticos- y que, a mi ver, aparte la satisfacción de los orivilegiaelos -1ll~S o menos merecidamente- es también escaso e intrascendente en el contexto Illstórico ele nuestra literatura nacional. Dejo, pues, ele lacio estas cuestiones, para centrarme en otra que me preocupa desde hace varios alias y creo que afecta a todo escritor auténtico, pOI' definición, obsesionado 801' la COlllllniCilr.ión mullitudinaria y anónil1a con los r!emós. sin especificación de ... si somos capaces de aprender a crear obras lenguas y fronteras. Esta es una actitud literarias válidas para las nuevas subjetiva, descle lue~J o . José Bergamín lecía: "Como soy sujeto, soy subjetivo; si generaciones fo rmadas en tal cultura fuera un objeto sería objetivo» ... Pero audiovisual. mucha gente suele coincielir en ciertas Ideas y entonr.es. éstas se convierten en los llamados (Iespectivamente «lugares comunes» y que yo no menosprecio y suelo repensar -como aconsejaba Unamuno-, pues me parecen lugares de encuentro del pensamiento colectivo, es decir, expresiones del "espíritu objetivo» de una época. En efecto, es posilJle que la mayoría de mis colegas contemporáneos tengan, como yo, conscienr.iél ele los problemas que los nuevos instrumentos de comunicación

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bautizados con el nombre comodín de multimedia , plantean a los escritores formados en la cultura clásica y habituados a expresarnos mediante la escritura conceptual y a su difusión impresa. La palabra multimedia - quizá neologismo incorrecto, pero muy significativo-, resume los eliversos métodos actuales de transmisión de lenguajes, no sólo lin-

¿ha)' que rechazar la nueva instrumentación que nos ofrece el progreso científico? Yo creo que ante todo no hay que confundir el medio con el mensaje

güísti cos sino auditivos y visua les, meeliante el uso de aparatos electrónicos: ordenador, teléfono, fax, microdisco, cinta magnetofónica, radio, vídeo, televisión, cine... , en fin, todos los instrumen tos que hoy predominan en la cultura ele masas y que entre ellos están creando una verdadera mitología. Y la cues tión que yo me planteo, como a toelos los escritores de mi generación y ele la inmeeliata subsiguiente es, ante todo, si somos capaces de aprender a crear obras literarias vál idas para las nuevas generaciones formadas en tal cul tura audiovisual. Desde luego, hay escritores que están abandonando las tradicionales herramientas del oficio que venían siendo, sucesivamente, el punzón de piedra o hueso, la pluma de ave, el lápiz de grafito, la estilográfica, el bolígrafo, la máquina dactilográfica ... - y que ya utilizan exclusivamente el ordenador, tan útil y tan traicionero para sus aprenelices viejos. Los fabricantes de este artefacto ya ofrecen o prometen, para un futuro próximo, su perfeccionamien-

to, así como complementos y combinaciones con otros, que permiten no sólamente archivar cantidades enormes de creación lingüística, sino dictarla de viva voz, traducirla directamente a diversos idiomas, incluso permitir al receptor de la obra -antiguamente lector pasivointerven ir en ella, modificar párrafos , incluso ilustrarla con dibujos referidos al texto, en fin, colaborar con el autor, criticarlo y Ilasta falsificarlo, positiva o negativamente, lo que ya se inicia con ciertos programas llamados "interactivos»... Se anuncian, además de los ordenadores sin teclado, los periódicos sin tinta (ya son los muchos los programas radiofónicos y televisivos). Y se venden libros, sobre todo de género narrativo, acompañados de sus correspondientes vídeos, es decir, su versión audiovisual, aSI como discolibros y casseteslibros. O sea, en ellos puede estar grabado el texto íntegro del El Quijote , que se puede escuchar mientras se conduce el coche en un largo viaje o mientras está indefinidamente parado en los grandes atascos circulatorios. En fin, quiero decir que todo ese vasto y complejo sec tor cultural que durante siglos se llamó literatura está en plena revolución tecnológica, que espanta o repugna a unos escritores -hay algunos que consideran la televisión un medio de barbarizar y narcotizar al pueblo- , pero que entusiasma a otros, como Antonio Muñoz Molina, que hace poco manifestaba una emoción ante la pantalla azul de su ordenador, semejante a la que sentía el escritor de antaño ante la hoja de papel en blanco. Aquí está el quiel de mi preocupación y mi pregunta consiguiente: ¿hay que rechazar la nueva instrumentación que nos ofrece el progreso científico? Yo creo que ante todo no hay que co nfund ir el medio co n el mensaje, como se pretendió absurda-


mente hace unas décadas; pero tampoco hay que caer en el fetichismo y la mitolog ía elec trónica. Y pi enso que quizá los multi media, al implicar una eslética y quizá una estética diferentes, nos plantean la necesidad de aprender nuevas téc llicas expresivas, lo que supone una nueva preceptiva literaria, unas reglas elel arte que puedan conjugar el lenguaje conceptual clásico con el sensori al. es dec ir , que no sólo se pueda leer, sino ver y oír placenteramente. Esto parece volver a los princípios de la misma literatura, cuando sólo era arte oral pictórico y mímico; pero si hoy está asombrosamente perfeccionado y tiene poder comunicativo mucho mayor y más directo que el venerable impreso, no puede negarse su enorme utilidad para el creador de ficciones. (Por otra parte, supone nuevos conceptos ele la industria editorial y nuevas leyes de propiedad intelectual, como es lógico).

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Posiblemente, los escritores viejos no seamos capaces de manejar eficazmente los nuevos multimedios. Pero, sin duda alguna, de entre los jóvenes ya formados en ellos, surgirán autores idóneos y obras audiovisuales valiosas que substítuyan a los «culebrones » actuales, meros ensayos primarios , elementales, de la que tal vez llegue a ser la única literatura del porvenir, con obras tan geniales como las que ocupan hoy las grandes bibliotecas: que no tienen que ser quemadas - como lo fue la de Alejandría-, ya que la Humanidad, con mayúscula, es inevitablemente Historia. Creo - repito mi opi níón subjetiva- que no podemos negar la realidad que nos rodea y como siempre, hay que colaborar con lo inevitable, so pena de que las nuevas generaciones de escritores y lectores -sí pueden llamarse así- nos metan como dinosaurios en el parque jurásico de la cultura.





FELIPE BENíTEZ REYES (*)

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ESULTA no menos evidente que melancólico el hecho de que en Andalucía no Ila existido - ni existe- ninguna editorial auténticamente comercial. Es elecir, ninguna empresa que se plantee el libro como un producto cuyo fin sea el de obtener beneficio para el editor, el distribuidor, el librero y el autor - por no Ilablar del diseñador o del agente literario. - Que se plantee esto y que lo consiga, claro está. Yo no eludo que todos los editores andaluces acarician esta quimera, pero tampoco dudo que, por el momento, no se trata más que de eso: de una quimera. En Anelalucía, si, existen editoriales y - sobre todo- colecciones (generalmente de instituciones públicas) que disfrutan de esa grata abstracción que es el prestigio literario, lo que elice mucho en favor de la capacidad de su talento comercial o, al menos, ele su falta ele aelecuación a las leyes del mercado ... o de falta de adecuación ele las leyes elel mercado a ellos, que todo puede ocurrir. Si, según dicen, los números tienen la facultad de cantar, editores hay aquí que podrán ofrecernos un concierto coral me temo que más bien opesaelumbrado. ,,,sino una sociedad a la que ya le En este ti po de reuniones se suele imponen sus elecciones) bien sea a través hablar siempre, como esencia del Mal, de los dos CJrélneles demonios de los de los medios de comunicación editor-es, a saber : los elistribuidores y o de las campañas comerciales.,, li breros . Demonios con los que no queda más remeelio que pactar y a los que no hay que vender necesariamente el alma, pero sí alquilársela, porque tienen el destino comercial ele los libros en sus manos. A fin de cuentas, el hecho de que la existencia comercial de un libro - es decir, de un producto se supone que (') Escritor y editor ele pul)licaciones poéticas.

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esencialmente intelectual- dependa de unos intermediarios implacablemente comerciales no tiene nada de extraño, del mismo modo que no resulta extraño, por ejemplo, que la supervivenc ia del toro bravo dependa de los matadores ele toros bravos. La realidad se elabora resignadamente con este tipo de paradojas.

.. .pem me da un poco la impresión de que muchas instituciones públicas se han dejado tentar por una política editorial de esplendores ...

Tanto los distribuidores como los libreros son gente que - como casi todo el mundo- conoce la realidad por vía del periodismo, y para ellos no existe más realidad liter'aria que la que reflejan los medios de comunicación - lo que nos llevaría a debatir, entre otras cosas, el tétrico asunto de los suplementos literarios de los periódicos o el de esa nueva cofradía que constituyen los edi tores asiduamente televisivos, asuntos que afortunadamente exceden el lema de estas jornadas. El hecho, por ejemplo, ele que existan distribuidores que se nieguen a comercializar libros de poesía o libreros que no quieran ocupar estantes con ellos no Ilabla únicamente de la brutalidad de estos individuos, sino que es también el reflejo de una situación que no Ila sido creada por ellos . No se puede achacar a distribuidores o libreros el Ilecho de que la poesía, por ejemplo, no sea un género de tirón comercial, ya que ellos no definen la sociología literaria ele un país, sino que se limitan a poner en las manos del lector lo que el lector

pide con más rentable estadística. A mí no me extraña que un librero, por ejemplo, se preocupe por reponer continuamente ejemplares del Premio Planeta de turno y que ni siquiera se tome el trabajo de desempaquetar el envío de una pequeña editorial dedicada a la poesía, al teatro o al ensayo literario. No podemos achacar al librero -q ue es, por encima de todo lo demás, un negociante- que su crite rio coi ncida a fin de cuentas con el del grueso de una sociedad. Una sociedad que no es que tenga precisamente una soberana posibilidad de elegir, sino una sociedad a la que ya le imponen sus elecciones, bien sea a través de los medios de comunicación o de las campañas comerciales -en inevitable complicidad con los medios ele comunicación, desde luego- de las propias casa edi toras. Pretender, como a veces se pretende, que el librero sea un lúcido intelectual es como pretender que un vendedor de ladrillos sea un excelente arquitecto. A mí me gusta creer que la actualidad literaria de cualquier época es siempre una compleja calamidad y que la verdadera historia de la literatura se escribe con una letra muy distinta, más pausada, menos confusa . Esto me lleva a pensar que existe una especie de moral heroica en esos editores que, al margen de la rentabilirlrld, apuestan por obras que no van a gozar de los Ilalagos de la publicidad -yen la publicidad incluyo a esa fantasmagoría que es la crítica literaria- ni , por tanto, del interés masivo del público - esa otra fantasmagoría-o Como no quiero pecar de excesivamente ingenuo, sé que esta heroidicidad de algunos editores ha estado amparada en muchos casos por la mano protectora de la Administración , situación ésta que tiene sus ventajas y que tiene sus inconvenientes e·inconveniencias, como


casi todo en este mundo. Las ventajas resultan evidentes, y entre ellas habría que resaltal la de haber facilitado la puesta en circulación de obras que, al margen de su aelecuación a las oportunidades elelmercaelo. debian de ser editadas o reeditadas en beneficio de una inconcreta nOlmalizaclón cultural, no por abstracta menos necesaria. Hasta ahí bien. Los inconvenientes e inconveniencias comienzan a surgir en el momento en que la Administración respalda proyectos editoriales que no es que requieran un respaldo para ser llevados a cabo, sino que cuya única razón de ser es el respaldo en si; es decir, proyectos conceblelos de antemano para merecer ese respaldo v que sin ese respaldo no serian lI evaelos a catJo, lo que da pie a una mezcla ele picaresca y de oportunismo eelitorial que !rene que ver muy poco con las neceslclades culturales que debieran apoyar las instituciones. Aunque por sí misma, desde luego, sin tener que colal)orar con empresas privadas, la Administración ha sido todo un ejemplo de disparatada estrategia editorial. Entre lit)IOS conmemorativos, tesis eloc torales SI11 pulimentar editadas a tocio lujo. revistas clisenadas con criterio ele elecoraclor ele Di sneyl andia , catálogos eternizélclores de cualquier pintor local y cosas ele ese estilo, no resulta extraño que los presupuestos culturales se hallen actu almente en situac ión penosa. Esto nos Introduce de lleno en ese mundo oriental de cartulinas verjuradas. sobrecubi ert as a nueve tintas, papeles con (lran porcentaje de hilo, elermclle ele cllatrrcomías y encuadernaciones en telél italianél que ha venido a significar lIll 1;1lso barniz de modernidad para lélS ins tituciones públicas y un a~Josto económico para esa especie de bord adora s fa nt aSios as que son la mayoría de los llamados diseñadores

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- que en una editorial comercial serían despedidos a los tres días por insensatos y despilfarradores- . Tal vez exagere, no sé, pero me da un poco la impresión de que muchas instituciones públicas se han dejado tentar por una política editorial de esplendores en detrimento de una política encaminada a crear lectores reales. Creo que si la Administración no puede reprimir la tentación de convertirse en una empresa editora ruinosa, debe al menos legitimar esa tentación llevando a cabo proyectos que beneficien a los lectores habidos o - más fundamentalmente- por haber. Proyectos similares a los realizados, por ejemplo, en Cuba -y sé que voy a pecar de talante tercermundista en una sociedad adoradora del diseño y de los cócteles mundanos- por Casa de las Américas, esa editorial estatal y cutre, modesta ejemplar a su manera. Es decir, proyectos encaminados no a competir en exquisiteces con Franco Maria Ricci y a servir

.. . creo que el dinero público no debe satisfacer caprichos, sino necesidades.

de regalo a banqueros, a damas elegantes o a visitas distinguidas, sino a poner en circulación unos libms cuyo propósito sea el de acercar a los lectores unas obras li terarias de verdadera importancia a precios simbólicos, porque, puesto a perder público, más vale perderlo por una causa noble que por una causa cursi. En cuanto a las subve-


ciones, me parece más sensato que se coopere en la edición de unas obras completas de Antonio Machado o de Bécquer a precios asequibles para los estudiantes y para el público en general que en la edición, por ejemplo, de un tomo cuajado de fotografías de la Semana Santa sevillana con el texto en bilingüe (entre otras cosas, porque no

n libro es un producto cultural básico )' q/le IW siempre el mercado tiene razón.

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siempre es un libro todo lo que tiene apariencia de libro y porque hay libros que cumplen la misma función que una Giralda de plástico fosforescente). Y no es que esté yo en contra de las ediciones de lujo, sino que creo que el dinero público no debe satisfacer caprichos, sino necesidades. Supong o que el acierto de la Administración a la hora de colaborar económicamente con las empresas editoras debe de estar en la lucidez a la hora de establecer preferencias y necesidades; es decir, en el sentido común. Un sen tido común que nos recuerde que no vivimos en un país que necesite lujos literarios, sino artículos literarios de primera necesidad.

El mundo editorial es un mundo comercial, por más bamiz cultural que queramos darle. Y la exigencia básica de una empresa es que resulte rentable. Implacablemente rentable. Pero también es cierto que, al margen de su comercialidad, un libro es un producto cultural básico y que no siempre el mercado tiene razón. Creo yo, no sé, que la función moral de un editor es la de lanzar aquellos libros en los que realmente tenga confianza intelectual o estética, por más que esa confianza resulte casi siempre sinónimo de ruina. Creo también que el papel de apoyo que debe interpretar la Administración en estos casos es el de colaborar a que las leyes y gustos del mercado no imposibiliten la existencia de libros que, aun resultando de entrada minoritarios y poco rentables, son los que realmente acaban definiendo al entramado literario de una época. Esto, hablado así en abstracto, puede resultar más o menos convincente y razonable. Sé, no obstante, que la realidad es mucho más compleja, pues para eso es la realidad . De todas formas , creo que ese mundo en formación que es aún la empresa editorial andaluza puede aspirar legítimamente -por la dignidad de su producción- a tener un lugar en el mercado nacional. Creo también que la Administración, pasados ya los años festivos de derroche y fantasía, puede encontrar fórmulas adecuadas para hacer posible esa aspiración. Que nosotros lo veamos.


ANTONIO CARVAJAL (*) N 1989 entré en contacto con la Diputación Provincial de Granada. Hasta esa lecha, mi relación con los responsables de dicha institución se habrá reducido a un sólo momento: la presentación del primer libro de Rosaura Alvarez, eelitaclo en la colección «Genil », que había dirigido el profesor Nicolás Marín López, su impulsor. La muerte de Nicolás Marín y el cambio de equipo de gobierno en la Diputación supusieron la desaparición de dicha colección, cuyo vacío llenó, en parte, otra, «Maillot Amarillo», dirigida desde su fundación por Luis García Montero. Digo que «Maillot Amarillo» llenaba en parte el vacío de «Genil» porque, como cualquiera puede comprobar por los listados de ambas publicaciones, las diferencias de criterios se traducen en todo un conjunto de selección, valoración y apoyo a distintas corrientes literarias, que pueden ser ocasionalmente coincidentes, pero las más veces suelen diversificarse en aras de concepciones contrapuestas y siempre, por supues to. respetab les . Nicolás Marín optó por lo netamente granadino, Granada es una de esas raras provincias entendiendo por tal lo Ilecho por natura les o vecinos de la provincia . La donde la oferta cultural es)por hoy) vecindad, en ciudacles de larga tradibastante superior a la demanda. ción Universitaria, como es el caso de Granada, suele ser un factor de dinamia socia l y cul tur al nada desdeñable; sobre ello, la pl'Oelucción lírica de nuestra provincia es abunelante y, afortunadamente, con una calidad media bastante alta. Granada es una de esas raras provincias donde la oferta cultural es, por hoy, bastante superior a la demanda. Ni la reducción administrativa de su distrito universitario ni el auge literario ele otras provincias vecinas permiten augurar un declive en la alla sig-

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(') Poet8 y editor.


nificación cultural de una provincia que, desde el primer cuarto de este siglo, por no aburrir con demasiada historia, ha suministrado al panorama literario español nombres tan significativos como los de Federico García Lorca, Elena Martín Vivaldi, Francisco Ayala, Luis Rosales, José Martín Recuerda y Rafael Guillén, sin que hayan faltado ni falten autores

... el dinero público no está ahí para alimentar unas supuestas glorias locales o provinciales

destacados en los más recientes movimientos literarios, autores cuyos nombres supongo en la memoria de todos. Comencé diciendo que en 1989 entré en contac to con el entonces diputado provincial de Cultura. A dicho contacto me impulsaba, entre otros motivos, mi convencimiento de que era necesario recuperar la colección «Genil ", porque no se me alcanza que la muerte o el cese ele un director o el cambio de un equipo de gobierno en una institución pública suponga la desaparición del instrumento cultural que es una colección de libros; pues, de lo contrario, jamás tendremos una tradición viva, operativa y válida. Todas las manifestaciones culturales que dotan de un perfil definido a una sociedad determinada se nutren del mantillo renovado que instituciones públicas y privadas, a más de los generosos aportes individuales, van depositando continuamente, constantemente. Aun que parece que la consta ncia empieza a no caber en algunas cabezas ejecutivas, disparatadas, que, arrastra-

das por el impulso demencial de tenerse que jugar cada cuatro años su puesto transitorio, parecen ignorar que los bienes de cultura tienen otros plazos, y estoy seguro de que nunca leyeron a Domenchina, quien escribió que lo transitorio es intransitable. El diputado me oyó, se dejó convencer, y me pidió que, a cambio de nada, salvo el placer íntimo de ser utópico haciendo lo posible, es decir, de responder de mis ideas con mis actos, dirigiera la recuperada colección. Y acepté . Pues que la Diputación granadina ya mantenía, como dije , la co lección «Maillot Amarillo", los autores que publicaran en «Genil de la Literatura" (así llamada en esta nueva etapa, porque se abría a la narrativa y el ensayo), debieran tener un signo distintivo que justificara la existencia de otra colección nutrida de fondos públicos. Por ello opté por autores noveles, entendiendo por tal es a quienes jamás hubieren publicado en editorial privad a de la que reciban el pago de derechos de autor, o nunca hubieren obtenido un premio por cuantía igualo superior a 25.000 pts. y que llevara anexa la publicación del libro. De manera que, automáticamente, el primer autor excluido el"3 yo. Este proceder se basa en mi convicción de que el dinero pLlblico no está ahí para alimentar unas supuestas glorias locales o pi"Ovinciales que sólo sostienen su vano fulgor con determinados apoyos (casi siempre costosísimos), sino que debe emplearse o bien en recuperar obras de indudable valor que los editores privados suelen descuidar, o bien en descubrir y apoyar a los autores nuevos que un día, a partir de ese impulso inicial, puedan incorporarse a esa primera línea de calidad e interés literario a la que aludí no hace mucho. Sobre ello, y como Granada ha sido siempre un lugar de acogida ele


cultura y, a la par. un centro emisor, me su labor hacia el reconocímiento que se pareció conveniente abrir la colección a le debe; de que José Luis Bretones, otras voces ele otros lugares. Actuaba poeta verdadero, haya podido hacer oír así por analogía . porque, entre otros una vez que cada vez se hace más sóliilustres preceelentes , no se me podía da y personal, y de que Antonío Piedra, olvid ar que el anteq ueran o Pedro uno de los escritores castellanos de Espinosa configuró el perfil de la poesía más valía y mejores perspectivas de andaluza con sus "Flores de poetas ilusfuturo, haya podido aportar, desde su tres», impresas en Valladolid, y que yo formación en ámbitos culturales ajenos mismo debo el que mi nombre conste en al español, una nueva forma a nuestra la poesía espanola actual a que mi obra poesía . Y de que, además, José se ha publicaclo mayoritariamente fuera Hidalgo Aranda haya venido a enriquede Granada . "El espíri tu sopla donde cer con sus relatos el un tanto desvaído quiere y narlie sabe de dónele viene ni a panorama de la narrativa en Granada. dónde vá» . pero puede quedar apresado Por todo ello, y por los libros que tengo en un aquí y un ahora que se beneficien en la inevitable y poco móvil lísta de ele su poder fecundador. espera, estoy muy satisfecho de los Poder fecundador de la literatura que resultados, para mí muy positivos, de nos debe llevar a primar los beneficios esta labor de tres años, y muy agradeculturales sobre los intereses mercanticido al diputado anterior, José les, entre otras cosas porque los misRodríguez Tabasco, y al actual, José mos que hoy nos niegan el pan y la sal Luis Rubio Yáñez. mañana se pueclen llenar la IJoca con el nombre que allora escupen. Y por ello, ¿cómo cuantificélr previamente y a cortí.. .la fiscalidad JI, sobre todo, determinados simo plazo - los cuat ro años de un gobierno- lo rentable que puede resulimpuestos, son enemigos declarados tar una inversión en cultura? de la aportación espontánea, individual Editados los primeros libros de la colección "Genil de Literatura» en 1990, ofreJI libre de bienes culturales. cidos Ilas ta ahora OCllO títulos, con unas características ele disello que conjugan la belleza (Iisueta, la máxima dignirlarl y 1111 r:oslp. 1'<l7onahlp., rOl" orar.ia Satisfecho y agradecído porque he podíele Clauelio Sáncllez Muros, hoy me do hacer una labor que, en verdad, Ila puedo gl oria r el e qu e un autor, venido a consolarme de que las rigideces Francisco DOlllene. está ya considera- legales, sobre todo de tipo fiscal, vinieran do como un valor puntero en el panoraa cercenar aquella otra que con nuestro ma de la nueva lírica espall ola; de que dinero y nuestro trabajo hacíamos, un Eeluard o M,í rquez y Alb erto García tanto marginalmente, en las colecciones Demestres hayan tenido en Andalucía la "Suplementos de pliegos de vez en oportunidael que su Catalulla les Ilabía cuando» y "Corimbo de poesía». Yo, que negado; de que Francisco Acuyo pueda entiendo que se ha de subvencionar la seguir luchando por manifestarse en su cultura, pero que soy radicalmente eneexigente palalJI"é) de rigor y belleza; de mígo de la cultu ra de la subvención, que Manuel Ruíz Amezcua acrecentara debo declarar, porque la experíencia me


lo Ila enseñado, que la fiscalidad y, sobre todo, determinados impuestos, son enemigos declarados de la aportación espontánea, individual y libre de bienes culturales. ¿Oué valor añadido tiene un endecasílabo que pasa de texto doméstico a volumen público y siempre gravoso para su propio autor? Bien está que pague quien se lucre del trabajo ajeno, pero podía habernos dejado la mínima vanidad de que nuestro nombre resplandeciera en un escaparate de librería, siempre y sólo a nuestras expensas.

Y, sobre esta frustración, lo incierto del futuro. ¿Seguirá su curso este "Genil de Literatura" a partir de las elecciones de 1995? ¿Será más que un Genil un Guadiana, como ya lo ha sido? ¿O tendremos la suerte de que los editores privados harán innecesario el manteni miento de colecciones públicas, porque serán capaces de apostar en su propia aventura, en vez de cazar las piezas que nosotros, los ojeadores, les levantamos, mientras llevan sus escopetas caragdas, ellos también, con pólvora pública?


RAFAEL DE COZAR (*)

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I bien nos toca centrarnos en la edición en Andalucía, es indudable que el tema no pueele verse sino en el contexto de los restantes sectores que componen elmllllClo del libro, y ello a su vez en el conjunto de las demás actividaeles económicas. En cuanto él 1:1 producción litel'aria es evidente que Andalucía, por tradición, por extensión. ¡lO! cliversidad y por cultura, cuenta con una amplia y variada nómina de escritores ele prestigio a nivel nacional e internacional, si bien no deja de ser significativo en este campo el elevado índice de emigración Ilacia las zonas de mayor infraestructura cul tural, a la vez que parece lógica, entre los que no emigra ron, una qeneral aspiración a integrarase en ellas, almenas en calidad de autor. Sobre la inteCjlación del escritor en la sociedad andaluza no observamos diferencias cualitativas con otras Comunidades; se cuenta con el escritor, se considera su papel en el mundo ele IJ cul tura y su reconocimiento resultél en términos generales bas tante i1ceptéll)le. Por ejemplo, la ... Andalucía., por tradición, por extensión, Junta ele Ancléllucii1, co mo otras IllUCl1aS Instituciones, tiene desde Ilace por diversidad JI por cultura, cuenta varios arios COI! 1i1 J.\sociación Colegial con una amplia JI variada nómina ele Escritores 1111(1 reli1ción habitual fluida, similar él 1:1 C]ue observa el Ministerio de escritores de prestigio a nivel nacional con la Asoc iélción Nacional . Estamos e intemacion'al.,, así representilrlos y participamos en las diversas comisiones: se nos suele consultar sobre los temas que tienen que ver con el ill lto! \' ol1servamos por tanto un interés por el escritor individual y colectil/amente.

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') Eseniol l' PrOI8S~1

(i~ liiCl~ILlm

en la Uniyersidad de Sevilla.


Pero tampoco podemos olvidar que la propia sociedad concibe al escritor más como un símbolo cultural que como un productor cuyo trabajo tiene determinado valor en el mercado. En este punto no siempre las Instituciones oficiales ni las privadas, los medios de comunicación, las editoriales, etc., entienden al escritor corno un sector productivo, con

...son aún muchos los libreros) distribuidores) editores) impresores JI también escritores que carecen de una concepción profesional)...

una relativa repercusión económica, lo que, sin embargo, es consecuente con el escaso papel de la insdustria del libro en nuestra Comunidad. Síntoma de cambios significativos es que empieza a ser menos frecuente que llamen al escritor, por ejemplo, para ser jurado de un premio, en el que tienen que leer buen número de novelas, o dar una conferencia, o participar en un acto cultural, dando por sentado que debe realizar ese trabajo por amor al arte y que es él, el beneficiado por el prestigio, aunque todavía abundan los que consideran incluso perfectamente justo editar un libro sin conU'ato, o con la renuncia a los derecllos de autor, voluntaria o involuntaria, lo que a la larga supone que el escritor andaluz que alcanza cierto prestigio y precisamente cuando comienza a ser rentable, prefiere acudir lógicamente a un premio o a las empresas editoriales de Madrid o Barcelona. En definitiva todo esto no es sino resultado de la problemática general del libro en Andalucía y en España. El principal

problema procede, con todas las excepciones conocidas y destacadas, del carácter artesanal que predomina en el. mundo del libro, sobre todo en zonas como esta sin una clara infraestructura, donde son aún muchos los libreros, distribuidores, editores, impresores y también escritores que carecen de una concepción profesional, lo que a su vez se explica por el escaso papel que tiene el libro como vehículo cultural real en el conjunto de la población. De hecho, de los cinco grados que establece el Ministerio entre las grandes y las pequeñas editoriales en España, el 90% de las Andaluzas se encuentran en este último nivel. 1 Si analizamos, por otro lado, los datos sobre posesión, compra de libros, índice de lectura o asistencia a bibliotecas en el conjunto del Estado, y en Andalucía en particular, cabe explicarse la situación del libro: 42% hogares cuenta con aparato de video (En Andalucía un 34,9%) 97,8 % tiene televisión (Igual % en Andalucía) 84 ,3% tiene algún libro (no escolar) Cataluña 92%. Extremad. 56%. Porcentaje de hogares sin libro: 15%. Compra de libros en un año (Se excluyen libros de texto): El 63% de hogares españoles no compraron ninqún libro (ninguno de sus miembros). Un 37% compró algún libro: Madrid (con un 54,3%), Catalull a, País Vasco son los más compradores . Extremadura, Andalucía (23%), Castilla - Mancha los 1Tomamos nuestros da tos del info rme Cuan tificación de los derechos de autor en España, Madrid , Ministerio de Cultura, 1993, estudio realizado sobre el año 1991. Los restantes datos proceden de Equipamientos, prácticas JI consumos cultura/es de los españa/es, Madrid. Ministerio de Cultura, 199 1, encuesta llevada a cabo sobre un campo de .15. 000 individuos .


menos compradores (La media de libros por individuo comprador es de 3,3 libros al allo. En Andalucitl: 1,0qo) Lectura de libros: El 42% de eS¡Janoles se confiesan no lectores de libros. 13,6% lectura esporádica. 24,4% lectura 11abituaL 18,1% lectura diaria. No Ilan leido ningún libro en un allo el 49 9-0 . (51 % si Ila leido al menos un lil¡ro. aunque un 21 % lee libros relacionaelos con su trabajo) Asistenci a a bibl iotecas: Sólo un 11 ~o ele mayores de 18 allos Ila asistido en 1090 alguna vez a una biblioteca y ele los que asisten es mayoritario el porcentaje ele los que Ilacen para estueliar sus propios libros. Creo esencial elestacar de estos datos el que, en Ull aho concreto, sólo un 23% ele la población andaluza compró al menos UIl lil¡ro y que la meelia de libros es ele 1,9 en ese año, mientras un 07% ele los llo(]éJres posee televisión y 1111 34 % apilrill o ele video, además de que casi la lotalielacl ele las editoriales anelaluzas se encuentran en el nivel ele pe queiia empresa , es elecir, con un máximo ele CUiltro empleaelos. Si tenemos en cuellt;¡ qlie el 55,6% de las edi toriales espallolas 110 supera los cuatro millones en ese tl no de derecllos de autor y que, sin embargo, el número de títulos flie CIl 100 1 de 39.300 editados, la proeluccic"lIl resulta desproporcionada para los beneílcios qlie genera. No pueele olvirlmse ,1I1te estos datos que elurante mucllOtiempo la cultura Ila estaelo méJrgilléJclél pOI el sistema y enfrentada a él. Ilasta téll plinto que la nueva politica ac tual cultural préÍc ticamente Ila tenido que partir ele cero. solxe toelo la falta de IIlfraestructura y el escaso papel de las eelitoriales en nuestra Comunidad no son sino proeluclo ele las coneliciones de mercado. pues si lél reolielad fuera otra, sin duela surqirilll r:mpresas capaces ele

convertir en industrial el sistema artesanal. En todo caso, mientras la librería deba ser también papelería para subsistir, el impresor lo llaga con carteles, boletos y tarjetas de visita, el editor tenga que ser a veces quien pique el texto, lo corrija y maquete, para luego llevarlo al impresor y terminar por distribuirlo personalmente,

...sólo un 23 % de la población andaluza compró al menos un libro y que la media de libros es de 1,9.. .

no es fácil pensar que el escritor pueda subsistir con sus derecllos económicos. Los costes de edición en ese sistema artesanal, de tiradas reducidas y que precisan una venta rápida por problemas de almecenamiento, son más elevados, por lo que no es extraño acudir a centros, de fuerte competencia como Madrid o Barcelona, para componer, Ilacer la portada' filmar o incluso imprimir el libro, aparte de las insalvables dificultades para ser admitido en una distribución nacional seria, lo que resulta sin embargo base esencial para la supervivencia. Creo que no debe confundirse el derrotismo con el realism0 2. Se vienen pro-

2 A pesar del pesimismo al que puede conducir la situación , no creo que el libro, claramente amenazado por la invasión de la imagen. vaya sin embargo a desaparecer. A veces incluso puede verse potenciado por la imagen. Así. la novela Yo Claudio se vio potenciada por la versión televisiva. como puede haber ocurrido con varias de las novelas de Cela, Sender o Delibes pasadas al cine. entre ellas Los Santos Inocentes.


duciendo avances considerables en nuestra Comunidad en los últimos años, existe una política cultural seria en el apoyo a la edición o a las bibliotecas, han surgido proyectos y realidades que confirman esos cambios, pero creo que es imprescinclible una nueva conciencia en cada uno de los sectores del libro y, sobre todo, una profunda transformación en la sociedad, lo que sólo es posible a través de la educación. Entre los mismos escritores es imprescindible una mayor conciencia profesional, pues muchos de los problemas vienen del escaso interés por las cuestiones laborales, ya que son pocos los que conocen y exigen sus derechos, empezando por el propio contrato de edición. Incluso resulta también paradójico que muchos de los escritores de importancia económica, que tienen agente literario y menos necesitan, por ejemplo, de nuestra asesoría jurídica, sean los miembros más activos de la Asociación. Si escaso y difícil es el mercado del libro para todos los sectores si en todos ellos

hay mucho de actuación quijotesca y resulta imposible competir con otras Comunidades, creo aún imprescindible el apoyo institucional, sobre todo a la promoción de la lectura en los jóvenes, así como a los proyectos que intentan en los distintos sectores evolucionar del sistema ar tesanal hacia un modelo industrial. Se trata, en otras palabras, de apoyar especialmente a aquellos editores, distribuidores o libreros cu yo esfuerzo por profesionalizarse es mayor, al mismo tiempo que se establecen las bases para erradicar la picaresca, evitar la piratería y lograr que la Ley de Propiedad Intelectual deje de ser papel mojado. Si es importante que el escritor pueda ser venerado como generador de patrimonio cultural, es hora también que empiece a considerársele como generador de patrimonio económico, al menos en la proporción que le correspond e, pues, en definitiva, editores, distribuidores y libreros que sobreviven lo hacen de su producto.


f~Il~R: ~~~ ~(llijl~~~ U~f RI~f fl ~(I~ (~~ 1

~1~~I~I~~~.l~ (~R~~~fRI~ f~Il~RI~l ~~lf fl f~(~f~lR~: 1I1fR~1~R~ ~ f~Il~RI~l FRANCISCO LIRA (*) OITAR no es -en el ánimo que impulsa nuestra labor- negocio; por el contrario, se trata más bien de una práctica: aquella que rige el ocio con diqniclacl. La digniclad de Ilacer bien lo que amamos. Ahora que y~ los escritores no pueden decir que en este país escribir es llorar, y ciado que lIoréll. en el mundillo literario, siempre ha de llorar alguien, parece que les toca a los ecliiores suplir el llanto de los escritores; y no hay congreso en el que no se escuchen los pocos elulces lamentares de los pastores de la edición. Y resulta paradójico. o al menos sencillamente curioso, que sin que cesen los lloros editoriaies tampoco cese la producción, una producción suicida que corre el peligro de los desfiles hay un momento en el que ya todos los uniformes nos parecen el mismo. Así que da la sensación que o los editores mienten o sencillamente están aburrirlos . El aumento de producción de libros como método para contrarrestar esa fantasmal crisis ele la que tanto se Ilabla (y -Iue por Ilabléllse de ella cobra ya existencia, aunque no exista), puede servir'lOS para eX¡Jlicm los riesgos que corre ,°1libro cuanclo se convierte en mera ...las pequeñas editoriales no tienen "lelustria, p,n ¡JrochICtO mercantil reducilo a cifras. estaelísticas, consejos de porqué llorar. Ni siquiera han de preocuparse. lClministracióll y contratos que esclavi/a11 Todo eso. a un aficionado como \10, le viene un poco de lejos, y, por qué no confesarlo, Ilasta le divierte. Esa carrera ele cabélllos en la que nadie Ila determinado a(ln el nLlmero de vueltas que hay que dar. Ese desfile de números que se alzéln a los titulares de la sección de cultura. Sí, resulta divertido.

E

') Director de Ecllclones L~ C~rboneri~.


Toda esa algarabía metafórica que hay detrás de las grandes producciones edi toriales, me convence de que las pequeñas editoriales no tienen porqué llorar. Ni siquiera han de preocuparse. Es sabio consejo popular el que avisa que no es más rico quien más ti ene sino quien menos necesita. Y para las editoriales pequeñas, que son las que más rápida mente, cas i desde que nacen, adquieren una personalidad, las necesidades no son muchas: unos cientos de lectores que si hay suerte irán creciendo co mo el siglo, lenta, im perceptible mente, unos cuantos au tores en los que depositar el riesgo y la conrianza (autores que si hay mala

suerte le dejarán en cuanto puedan por la gran maq uinaria editorial que le ofrezca contratos apetitosos), y unos buenos materiales para hacer libros con encanto. El encanto: eso es lo que a mi ver tiene este arte de editar libros. Un encanto contra el que uno no va a cometer el mal gusto de empañar con lágrimas y quejas, hablando de crisis y de cifras astronómicas que nada tienen que ver con el milagro de la literatura, que es un encuentro de soledades: la del escritor ante los folios que pasa al editor, la del editor ante las máquinas que convierten los rolios en libro, y la del lector que convierte el libro en una experiencia personal. Eso es todo.


CARMELO MARTíNEZ (*) o ilJnOréllllOs la dificultad que tiene editar, casi de forma

artesanal, en una Comllniclacl como Madrid sometida a las presiones de los grandes grupos eclitoriales que, desde hace largos años, vienen imponiendo su presencia en el mercac lo espall ol. Ser rigurosos en el planteamiento editorial e ir poco a poco conformando un fondo de autores y temas, que tanto desde el punto de vista literario como desclp. el ele su rigurosa actualidad impongan una línea diferente y necesaria en el ámbito ele las publicaciones, es objetivo de esta pequeña pero ya asentada edi torial. Pensamos por otra parte que los poderes públicos deben apoyar iniciativas de editoriales semejantes porque contribuyen a crear un mayor clima de variedad y libertad en el éÍml¡ito ele la literatura. Eeliciones Lil¡ertarias Proelllufi pretende cubrir un espacio editorial que creemos elesatendiclo. Apostélmos por todo lo que sea difusión cultural, aunque esto a veces no sea econólllicélmente beneficioso para la Eclitoll'll. Libertarias/Proclhufl , SA sigue la línea editori al que hace ahora cuatro años emprendió. Unil vez superada la etapa Ser rigurosos en el planteamiento editorial inicial, nos élfirlllilmOS con mayor clarie ir poco a poco conformando un fondo dad y seriedilcl Rn los objetivos empren de autores y temas, ,, didos, como portadores de la autenticidael ele nuestro sello editorial. Nuestras Colecciones Tres de Cuatro Soles, AI-Oui-b la , Moreno-Ávila Texto s e Infantil, toclas ellas en cartoné, son IJicn conocielélS. Es nuestro propósito crear un fondo editorial de calidad y al mismo tiempo conlribuir así al enriquecimiento y difusión de la literatura española,

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\') Director ele EchclOlkS Libertilriils. Prodhufi S. A.

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Con la Colección de Ensayo pretendemos difundir textos que consideramos fundamentales para el enriquecimiento del conjunto de la opiniones que se desarrollan en el presente entorno social. En narrativa tratamos de proporcionar una selección de autores escogidos con rigor, apartándonos de las corrientes del momento, aunque la rentabilidad no sea inmediata. También tratamos en todo momento de buscar y apoyar nuevos autores y de recuperar otros de las últimas décadas, fundamentales para la vida social y cultural española.

En Poesía con la Colección Libros del Egoísta, queremos contribuir a la revitalización de este sector, al que buscamos dar credibilidad, ya que lo consideramos fundamental para la difusión de la creatividad cultural de nuestro país. Libertarias/Prodhufi, SA pretende acoger autores que, además de su aportación al conjunto de la cultura española, no quieran perder esas cálidas relaciones entre Autor y Editor. Creemos que un proyecto editorial sólo se puede llevar a cabo desarrollando buenas relaciones entre autores y editor.


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ABLAR ele la edición en Andalucía es hablar de una doble edicíón, edición pllb[ica y edición privada. Mientras que en España, según [os datos del [SB corresponelientes a 1991, [a edición pública sólo representa e[ 20,36 %, esta cantie[ael se~illl [os datos del Depósito Lega[ de 1991 en Anda[ucía, alcanzaba una cifra cercana a[ 35 ~'o. Esto supone que ele [os 1999 títulos editados en Anda[ucía en 1991, más de setecientos titu[os [lan sielo edi tados por algún tipo de Organismo Público, Caja de A[lorros, Banco o Universidad , En ese mismo élno. tres editoriales Anda[uzas estaban entre [as cien primeras editoria[es espano[éls. elos de ellas eran públicas y una privada, y la producción editorial ele estas tres editoriales suponían el 22 % de [o editado en Anda[ucia. Esto nos puulp, 1I(~var él una interpretación errónea del mundo editorial andaluz, A pesar ele [a imporl(111Ci(1 ele [él edición pública, [lay que recollocer que en el crecimiento del nLlIllero ele titulas eelitados en [os últimas seis ailos e[ mayor aumento se ha proelucielo en [(1 edición privada, Se ha tres editoriales Andaluzas estaban entre pasado ele [os 1L121 títulos eelitados en las cien pyoimeras editoriales españolas, 1988, a 2855 lillllos en 1992, de un 3,52 0'0 e[e [a cliciónllé1cionéll, a un 5,64 %. dos de ellas eran públicas JI una privada En este proceso e[e crecimiento ele [a edición privae[él ele Ane[a[ucia, han influi: e[o funelamp,nlél[mp,nte [os siguientes aspectos: - En [os ll[timos alias se [la-reducido [a cantidad 'de dinero dedicado a pub[icaciones en [os GrrJélnismos públicos.

H

(') Jefe del Ser'!rclo elel Ubro y Biblioteca's Juntil de Andalucía.


- Ha !labido una significativa implantación de los grandes grupos editoriales en Andalucía. - Las editoriales andaluzas !lan conti nuado su proceso de consolidación y de especialización. - y la última, y más importante, porque !la cambiado la mentalidad en los gestores públicos, y se traslada al sector privado un importante número de proyectos que antes se !lacían desde el sector público, con la clara intención de profesionalizar el producto final y mejorar la distribución de lo que se edita, abaratando los costes finales. Reflejo de esta dinámica pueden ser las coediciones, así como la compra de ejemplares. En cuanto al sector privado, !lay que reconocer la modificación producida en el panorama editorial. Se !la pasado de la generalización a la especializa ción, de editoriales pe rsona les a empresas editoriales, con una mejora

Se ha pasado de la generalización a la especla/ización, de editoriales personales a empresas editoriales ...

importan te en la gestión empresarial. En cualquier caso, no podemos olvidar que el tamaño de las empresas editoriales andaluzas, según el número de trabajadores y el número de títulos editados, se puede considerar como de tipo pequeño . Esto puede suponer, frente a la concen tración del mercado ed itorial español y a los aspectos negativos que puede conllevar, una garantía de independencia.

Esta modificación se !la producido, a mi entender, por tres razones fundamentales. La primera, la que !la determinado este desarrollo, es el trabajo realizado en cada una de las editoriales, trabajo de modern ización , de búsqueda de nuevos productos, de especialización, de apertura a otros mercados que en un primer momento se reducían a lo provincial y en pocos casos se llegaba al ámbi to reg ional, tanto nacionales como internacionales, de mejora de la distribución. Este avance !lacia delante !la tenido como consecuenc ia la aparición y desaparición de editoriales andaluzas aunque, con la perspectiva de los últimos años, podríamos decir que continúan los que más pasos !lan dado en el camino descrito anteriormente. Otra señal inequívoca de que !lay un grupo de editoriales de tamaño pequeño y mediano trabajando en línea acertada, es la aparición en Andalucía de editoriales filiales de los grandes grupos nacionales. La seg unda razón que !la motivado la modificac ión en el sector ed itorial anda lu z, !l a sido la Asoc iación de Editores de Andalucía. A pesar de un comienzo dubitativo, !la avanzado en una línea de trabajo profesionalizada, que le permite en estos momentos tene r voz propia en el Gr'emi o de Editores de España. . El trabajo realizado desde la Asociación !la permitido a los editores andaluces tener una mayor presencia en los foros nacionales e internacionales de la edición. Una doble orientación de su trabajo en la difusión y promoción del libro andaluz, Ila permitido darlo a conocer en el mercado nacional e internacional, median te la presencia en Feri as del Libro nacionales, Frankfurt, Liber, Ferias Latinoamericanas, ·etcétera.


La creación ele un órgano de expresión y difusión como Ila sido la revista EL LIBRO A DALUZ. ha posibilitado hacer llegar el panorama editorial andaluz y la problemática que le preocupa a otros ámbitos culturales. Otra línea de actuación importante, ha sido la coorrlinación con la Junta de Andalucia, que ha permi tido desarrollar una serie de líneas de trabajo y de colaboraciones que es muy bien valorada en otr as AsociJciones de Editores de Espalla. El Llltimo Ilecho que Ila influido en la modificacion elel panorama editorial andaluz Ila sillo la política cultural del libro realizada por la Consejería de Cultura y Medio Ambiente, y el apoyo económico que ha conllevado. El objetivo político mÁs importante era el de consolidar un sector empresarial-cultural muy meelializaclo por su ámbito de ac tu ac ión, y (Iicha consolidación se poclía producil' actuando en tres niveles diferentes: - El apoyo a la edición. Se establecieron las ayucléls a lél producción editorial, que han pasaclo desde lo que se denominó proyectos eelitoriales a libros editados. - El apoyo directo a la Asociación de Editores de I-\nclalucía . Mediante la financiacion ele lln programa de actuación acordaclo entre ambas partes y la realización de aclivlelades comunes. - El apoyo a lél promocíón del libro Jnclalu z. Mediante el programa de Ferias del Libro ele I-\ndalucia y la presencia conjlllltél en olras Ferias del Libro nacionales e internacionales.

EL FUTURO DE LA EDICiÓN EN ANDALUcíA

A pesar de los avances conseguidos, queda mucho por hacer. En el campo de las editoriales privadas, es necesario profundizar en la mejora de los canales de dís-

...es necesario profundizar en la mejora de los canales de distribución de los libros editados) para hacer llega.?' esa oferta a todo el mercado nacional.

tribución de los libros editados, para hacer llegar esa oferta a lodo el mercado nacional. Por otro lado, las editoriales debenan converger en proyectos bibliográficos, que no podrian llevarse a cabo si no es con la actuacíón conjunta de éstas. Otro aspecto en el que se debe seguir profundizando, aun teniendo en cuenta el carácter cultural de muchos de los proyectos editoriales, es el de mejorar el desarrollo industrial y comercial de estas empresas. En cuanto al sector público, las editoriales públicas deberán seguir editando pero sin olvi dar cuál es realmente su campo de actuación en el mundo editorial, al mismo tiempo que debería plantearse qué proyectos bibliográficos pueden ser trasladados a la iniciativa privada. Esto, como señalaba anteriormente, debería permitir una reducción del peso del sector público en la edición andaluza.


P

OR lo que se refiere a la empresa de editar digo que me parece temeraria; pienso en la edición de libros, de libros de literatura española, y en las normales tiradas de estos libros. Otra cosa es la edición de textos clínex, de seudoliteratura para analfabetos propietarios y exhibidores de salón omamentado con enciclopedias, cuadros de cacerías inglesas, la Vida Sexual, por López Ibor. Con experiencia de autor, es decir, por conocedor de las angustias que los modestos editores sufren para pagarme unos dereCllOS, exiguos, y por las agonías que paso yo para cobrarlos, sé que, por lo general, el negocio de editar literatura española en Madrid es un antifilón, o sea, un claro camino hacia la ruina. Y, sin embargo, soportando los rigores y las quiebras de editar literatura española en Madrid, aún hay héroes que se arrojan a ese empeño, valientes a los que yo veo como arrojándose al cráter de un incendio o desde lo alto de la roca Tarpeya. Cierto que, desde que el libro comenzó a ser descaradamente mercancía sobre todo, hay menos editores mecenas o románticos. Recemos, pues, por esta especie casi extinguida y volvamos los ojos a nuestras macroeditoriales para ver que se traen entre balances. Pues nuestras mayúsculas editoras, éljP.·.. desde que el libro comenzó a ser nas al valor de uso, es decir, al valor artísdescaradamente mercancía tico del libro, más que olfateadores de lo que se escribe aquende tienen oteadores sobre todo) hay menos editores de lo que se lleva allende y, por lo general, mecenas o románticos. en las ferias foráneas del libro hacen acopio de títulos extranjeros de venta grande en país de origen, y, por consiguiente, casi segura aquí. El valor artístico es lo de menos y el valor crematístico lo de más. Así nuestros escasos lectores (ahora me refiero a los de Madrid ya todos los de España), tienen más fácil leer a

el Escritor .


Marguerite Duras que a Ignacio Aldecoa y mucho más a mano a la otra Marguerite, la Yourcenar. que él Jor'ge Ferrer Vidal. Si no multituel. porque no hay multitud de lectores, sr mies ele españoles han leído "El nombre ele la Rosa .. y "La Catedral», y no le han puesto los ojos a "Seguir de pobres .. "La Regenta .. , ni a "El Ouijote.. ni a "La Caja China.. , eminente novela que mereció una Jlrimera edición de 1.000 ejemplares él cargo de una benemérita Diputación Provincial. Grosso modo. a la vista de los escaparates de las Irbrerías y quizá simplificando un poco, puede élfrrmarse que nuestras grandes editoras. miranclo más al negocio porque al [ir1 y al cabo lo suyo es industria y mercaelena-. miranelo antes al negocio que al arte, traelucen y dan al público autores extranjeros, y el cupo sobrante lo elestinan mayormente a los que salen mucllo en la televisión, porque, hoy por hoy, en Maelriel nadie es autor famoso ni, por consiguiente, escritor rentable Ilasta que aparecen en IV" o elicen que es gran escritor las gentes que no lo han leído o trabaja en la Casa ele Praelo elel Rey y los comparleros elel alma le eleelican un telediario a prorllOcionélr su librejo. El valor de uso, es decrr, el valor estético, el valor del gusto y el placer ele la buena lectura se encoge y sllcumbe ante el valor de cambio. Por eso viene eliciéndose que algunos manlrsr.ritos no p;:¡s;:¡1l por el Consejo asesor literario, sino por la computadora asesora económir.il; y sr. murmura en tertulias que un cóctel elr. sexo, elroga, crimen y exotismo es el que el8l=Justa con placer y recomienda éll eelitor su consejera mercantil, la computaclora. Así las cosas. el escritor, con las excepciones que confirman lél vergüenza, anda con la mano tenrlida. abierta y pedigüerla al paso del amo editor. Basta una ligera observación para percatarse de que en la meneliguez ele los escritores Ilay varios I

grados o estratos, en el más bajo: los cuentistas; en el superior: los novelistas; y en el intermedio: los poetas. De todos es sabido que un alto tanto por ciento de los poetas se pagan sus libros cuyas tiradas suelen alcanzar la astronómica cifra de 500 ejemplares. Lo que hay, en efecto, menos público, casi incógnito es el estado de menesterosidad editorial de los cuentistas. Entre la critica que, salvo alguna laudable excepción, sigue midiendo la literatura al

algunos manuscritos no pasan por el Consejo asesor literario, sino por la computadora asesora económica

peso y, por consiguiente, al cuento como cosa de poco fuste, yel trabajo que cuesta leer un libro de cuentos, conociendo cada cuarto de hora de lectura a nuevos personajes y distintos ambientes y situaciones, lo cual pide un módico ejercicio mental, nuestros ejecutivos y nuestra mesocracia prefieren el ejercicio muscular y anglófilo del tenis o la elegancia social del dominó, como evasión del fin de semana. Así le dan hecllO al editor y justificado su desprecio al relato breve. Por cada cien novelas algún temerario editor publica un libro de cuentos. Hablamos de nuestros editores, porque en Suramérica y en EE.UU, por lo que conozco, los cuentos de Ouiroga, Rulfo, Borges, Carver, David Leavitt, Bobbie Ann se han vendido y se siguen vendiendo mucho, de modo que debemos suponer que se han leído y se leen tanto o más que las novelas de allá. Tal vez por ello cuando un editor madrileño se decide a editar cuentos, o edita los de novelistas de renombre o compra los derecllos de un autor foráneo, no sé si por la monumental ignorancia de sus asesores literarios igno-


rantes de como ésos que se editan, y mejores, hay en España veinte cuentistas. En este punto debo reconocer que algún meritorio editor publica cuentos completos de escritores que han alcanzado nota y lustre como novelistas españoles, uno de los cuales ha confesado paladinamente que no sabe escribir cuentos. ¿Oué le queda que hacer, en esta situación al escritor español madrileño de cuentos y no digo al novel, que aún lo tiene más difícil, sino al veterano? Pues sentarse a seguir escribiendo y ha seguir esperando que se presente la ocasión de un concurso o el milagro de un pródigo editor de los que llamo beneméritos. O en el summun de la

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.. .las Comunidades castellanas protegen especialmente a sus escritores porque escriban en castellano ...

desesperación lanzarse a escribir novela, aunque no le guste el género y a pesar de que sus facultades no se avengan con el relato largo. Porque, digan lo que digan Benedicto Croce y sus secuaces, los géneros literarios existen, y "el cuento es un preciso género literario que sirve para expresar un tipo especial de emoción de signo semejante a la poética, pero que no siendo apropiada para ser expuesta poéticamente, encama en una forma narrativa próxima a la novela, mas diferente en intención y técnica». Es decir, que no sirve que se diga: "Puesto que no le editan a usted sus cuentos, escriba novelas, lo cual resultaría tan necio como aconsejar: "Usted es rubio, casi jaro, pero estaría más guapo haciéndose moreno con Lady Grecian»

LA EDICION y LAS COMUNIDADES AUTONOMAS

Sin estadísticas en la mano, sencillamente a ojo, resulta evidente que Cataluña es la Comunidad que más edita. Los escritores castellanos y supongo que los de otras regiones o naciones españolas, envidiamos durante toda la dilatada posguerra a los catalanes porque tenían cerca, y no sé si propicias a editarles, pero, sin duda, a la mano cuatro o cinco de las empresas editoriales de mayor consideración en España. Las cosas han cambiaclo algo. Hay ahora en Madrid algunas editoras importantes y algunos autores con mayores posibilidades de editar, en la capital: no son los poetas ni los cuentistas, sino los narradores en largo reclutados por algunas cuadras del libro, como se viene diciendo con nombre equino. En lo tocante a las ediciones de carácter público, hechas por instituciones del Estado o municipales o provinciales: los Ayuntamientos, las Consejerías de las Comunidades, las Diputaciones, me parece que la cuestión tiene otro viso. Me he convencido y me gustaría estar equivocado, pero me Ile convencido de que hay muclla más facilidad para editar con dinero público, en euskera o vascuence, catalán, valenciano, gallego, que en castellano. Oue yo sepa, y puede que me equivoque una miaja, pero no mucho, las Comunidades castellanas no protegen especialmente a sus escritores porque escriban en castellano; quizá porque en estas Comunidades residen pocos escritores en gallego, catalán o vascuence o, tal vez, porque tales Comunidades castellanas no publican obras de ningún escritor, escriba castellano o tagalo o panocho. Hay otras Autonómicas, Murcia por ejemplo, que publican antologías de sus escritores vernáculos. Si Ilay alguna


Diputación Provincial en Cas tilla-La Mancha que adquiere libros de autores nacielos en su provincia y los destina a las bibliotecas pLlblicas, obra. sin duda, de alto vuelo cultural. De vuelo más raso es que esas mislllas Diputaciones se gasten algunos dineros en eelitar obras ínfimas, de graíómanos sin otro mérito que el Ilaber nacielo elentro del término provincial. Por este lacio se elerrocllan y maltratan, a mi parecer y salvo mejor juicio, unos dineros que. bien destinados, podrían ayudar a noveles con talento y a insignes maduros, maltratados por editoras elel negocio sobre todo, a las cuales, más que el valor literario. Iillporta el valor dinerario. Sé que la cosa es peliaguda, quiero elecir que no ele fé'!cil arreglo. Pero hay algo que hacer pilrrJ que unas pesetas que poelrían tener una inversión en cultura de verdael, se malgasten en patriotismos ele barda y corral, editando a gentes de muy buena voluntad y pésima literatura, sólo, repito, por la viliud de Ilaber nacido a este lado ele las lindes de la provincia o de la Comunielarl. Me parece normal y bueno que los representantes de las Comunidades .en lil Comisión que asesora al Ministeno Iwa el otorgamiento ele ayudas a la ediCión tiren hacia sí y, por decirlo con vulgarismo, barran para adenro. Lo que y(1 no se me antoja discreto es que a un currinche. grafómano rellenarenolones, en graci8 a la gran acción de haber nacido en la provincia o en la Com unidad . SP. le condeco re con la medalla tipográfica de la publicación de un libro . Se esté'! Ilaciendo, y Ilay que rlecirlo, mucllé1 elemagogia a cuenta de la extensión ele 18 cultura y de la protección a los valores locales, porque un tonto al '-Iue le da por la rima es tonto aunque 11aya nacido en POI)tevedra, en Bilbao, en Madrid, o en GerOl1tl. Ocurre que, en definitiva, el editar tiene rtue ver con la lectura. Se edita, sobre

todo, en vista de la demanda , y la demanda pide, mayormente, libritos de divulgación, memorias políticas o morbosas, fascículos sobre motos, automóviles, cocina, plantas, bichos, idiomas, caza. También, por otra menor parte, un público minoritario compra los clásicos de la literatura y los autores inflados por la publicidad, encomiados e incensados por un sector de la crítica, más parcial que discreto. Hay una minoría de la minoría lectora, que lee por su cuenta y gusto; hay una minoría egregia, como diría Ortega, capaz de elegir libros; a la otra parte de los escasos lectores, a la mayor, se los dan elegidos la interesada crítica y la publicidad. Si un editor es capaz de atraer a la T.V. y mantenerla transmitiendo la excelencia de un libro, durante media hora de mucha audiencia y videncia, y mostrando la esplendidez de un sarao con escritores y ministro candidato a la

... editar basura debiera estar contemplado y punido por la ley.

presidencia, tiene ganada la partida, la venta de una millonaria edición. En tocio caso, editar libros es empresa arriesgada; editar sucedáneos, editar lectura cliversiva es menos aventurado; y editar basura debiera estar contemplado y punido por la ley. Cuando veo a un semejante con un libro clínex, de esos capaces de entontecer a uno irremisiblemente, pienso en su salud mental y me acuerdo de aquello de Bergamín cuando, a la vista de lo que leían unos recién alfabetizados, contemplaba con alarma que disminuía el número de anal fabetos.


STAMOS en el umbral del siglo XXI, ante el fin del milenio. Una etapa tan llena de expectativas como ele incertielumbres. La caíela del muro ele Berlín, trascendental por tantas cosas, llizo pensar que se iniciaba un períoelo ele cambios profundos en las sociedaeles occidentales y que el acceso a la elemocracia de los países de lo que se llamó socialismo real, con la colaboración elel occidente elesarrollado, supondría un salto adelante en la mejora ele las condiciones de viela ele los pueblos elel Este y del Oeste y, más allá, de los del Tercer Mundo, hasta entonces sólo contemplados como escenario donde se dirimía la lucha entre los bloques. Sin embargo, la realidad, más terca que nuestros sueños, ha ido por otro camino. Ya no sólo se trata elel comienzo de una crisis económica ele una profundidael que ni los más expertos saben diagnosticar, sino ele una etapa en la que avances sociales que consielerábamos, elesde un planteamiento progresista, irreversibles, comienzan a ponerse en cuestión en Europa, afectando al llamado Estaelo ele Bienestar. En consonancia con ello -y quizá lo más preocupante---, ante la falta de seguridades con que se muestra el futuro, se lla producido un auge elel ultraliberalismo, un ... e.\/ (1inos ante una agresión, todo lo sutil reforzamiento de las ieleas conservaeloq1/ e se q/llera en algunos casos, a la cl1ltura ras y, por elerivación, un resurgimiento de propuestas ideológicas, y de actituentendida en un sentido integral... eles que la Europa civilizada creía enterraelas para siempre : la xenofobia, el racismo, la violencia, Jos nacionalismos, la intransigencia ante lo diferente. Se trata, en elefinitiva, de un retroceso de las ideas de la Ilustración, de la esperanza en una civilización basada en la solidaridad.

E

(') Director del Gabinete de la Conseieria de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid.


En el fondo, estamos ante una agresión, todo lo sutil que se quiel'a en algunos casos, a la cultura entendida en un sentido integral. al humanismo, al hombre como potencial dueiio de su destino. Un proceso del que nuestro país no sale indemne y en el que la reg ión de Madrid, lo queramos o no, está perci biendo Es ese contexto en el que debemos inseltar cualquier reflexión sobre la situación del lilJro. solJre la "politica dellibro n y sobre el es tado ele la ed ición en Madrid. Paliienelo, eso sí, de una premisa, a mi enteneler básica: la mejor garantía de vi talidad de un sector como éste no es otra que la existencia de un amplio número de lectores con una mínima sensibilidael y con una base cultural sólida. ¿Cuál es la realiclwJ del mundo del libro en nuestra reCjióll? Madrid es, con Catalulia - Barcelona- , el más importante centro edi torial de nuestro país .. La participClción de nuestra Comunidael en el mercado del libro es superior a la media nacional en el 54,3 por .ciento, -con lIna media de compra de libros al. allo por individuo de 5,6 libros (la mecliél nacional es de 3,3) . Asimismo, Mélrlrirl es la Comunidad que registm un mélyor índice de lectura y la que da una mayor proelucción de títulos (el 39,56 % del total nacional -Barcelona, el 33.t17 %-) As imismo, Iluestra región es tá a la cabeza en lé1 crlición de libros de enseIlanza y educélcióll, en libros sobre ciencias sociales y hUI~lanidades y de libros científicos yJecnicos, sienelo superada por Barcelona en la edición de libros de creación li termiél. Pero esos rléllos . que halJlan de una cierta I')up.nél séllllrl ele la ed ición en Madrid , punelr.I1 ser cues tionados de manera inmcrliéllJ si partimos de la precaria siluélciól1 (10,1 rlcstinatario elel libro,

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del lector potencial, del ciudadano en condiciones de acceder a ese bien de transmisión de cultura tanto en Madrid como en el conjunto nacional: la media de compra de 5,6 libros por individuo y año está a notable distancia de la media de los países más avanzados de Europa. Lo mismo ocurre con el altísimo

reforzando la vinculación de los programas educativos c,on el hábito de la lectura )') sobre todo) hdciendo dell?bro un elemento consustancial de la formación.

porcentaje de no lectores (a nivel nacional. un 42 % de los ciudadanos mayores de 18 años confiesa no leer nunca) y la escasa asistencia a bibliotecas (el 11 ,2 %). Tal situación, que he esbozado a grandes rasgos , exige la actuación de las Administraciones y, de modo especial, de la Comunidad de Madrid, teniendo como elemento central la atención a la población escolar, reforzando la vinculación de los programas educativos con el hábito de la lectura y, sobre todo, haciendo del libro un elemento consustancial de la formación. Aunque en los últimos diez afias se han creado más de 9.400 bibliotecas de aulas en los ciclos inicial y medio por iniciativa de la Comunidad, creo que es aún insuficiente. De cualquier modo, ese es un camino sólido que, de seguro, rendirá frutos en el futuro. La otra vertiente en relación con el lector, es la existencia de una red de más de 140 Bibliotecas (113 en pueblos y 18 en Madrid capital) entre municipales y


regiona les en el ámbito de la Comunidad. Aun teniendo en cuenta la importancia de ese notable volumen de infraestructuras al servicio del ciudadano, creo que el problema es «poner en movimiento» ese enorme capital y favorecer la afición por la lectura y, por derivación, por la compra de libros. En muchos casos, las

... se hace necesario familiarizar a la poblaCión - a la escolar especialmentecon el mundo del libro...

bibliotecas son las grandes desconocidas de los pueblos y en otros, la falta de formación del profesorado hace que las bibliotecas de aula estén infrautilizadas. El otro aspecto al que me quería referir es el del mundo de la edición. La mayoría de los más de 17.000 títulos que se edi taron en Madrid en 1991 lo fueron gracias a la iniciativa de pequeñas y medianas editoriales cuya pervivencia no siempre es fácil. Ediciones cortas, dificultades de distribución, escasa repercusión de las novedades - cuando no sobreacumulación- y serios obstáculos para culminar el ciclo, es decir, para vender, son algunos de los fenómenos que pesan sobre el mundo de la peque1a y mediana editorial. Es ahí donde la ac tuación de las Administraciones puede rendir los mejores frutos, promovlenclo ini ciativas que, de un lado, actuén en origen, es decir poniendo en marcha iniciativas que ayuden a la edi ción (en la actualidad la CAM canaliza las ayudas del Ministerio), que faciliten a las empresas el acceso a créditos bene-

ficiosos y realizando una política de compras para las bibliotecas que garantice que un porcentaje de la tirada de cada nuevo libro tiene como destino la estantería de una biblioteca pública (o de aula). De otro lado, se hace necesario familiarizar a la población - a la escolar especia lmente- co n el mundo del libro, potenciando la presencia del escritor en la escuela de un modo continuado y haciendo de las bibliotecas públicas centros de actividad cultural y de intercambio de experiencias de todos los sectores implicados en la cultura escrita. Ambos aspectos, claves para lograr una saludable vida al mundo del libro, deberían complementarse con una labor institucional que permita la potenciación de las librerías de fondo. Frente al auge de las grandes superficies comerciales, frente a la difusión del libro como un producto de consumo más, la Comunidad de Madrid podría promover una política de formación de libreros de un lado (desde sus programas de Formación Técnico Profesional) y de ayudas económicas a la instalación de nuevas librerías en las zonas periféricas de la ciudad a través de sus planes de impulso a la economía regional. Todo ello, para obtener los resultados más idóneos, debería ir acompañado de una política rlirigirla a los medios audiovisuales, especialmente a la Televi sión (Telemadrid). Aunque la experiencia que estamos viviendo, determinada por lo que se ha dado en llamar «batalla por el espectador y por la publicidad», está llevando a una discutible calidad a la programación televisiva -la ilrupción de las privadas está suponiendo un retroceso en ese terreno-, no es menos cierto que la comunicación audiovisual no es intrínsecamente pervel'sa ni necesariamente ha de estar abocada al «reality show».


Establecer vías ele colaborac ión con Telemadríd para potenciar el sector del libro, para incentivar la lectura, y no sólo a través d anuncios, debería ser una fórmula a utilizar en el futuro. Al igual que la COllluniclacl ele Madrid prQmQvió en su elía el proCjl'ama educativo "A saber", que ha permitielo el acceso a la Eelucación Básica a cerca de 20.000 aelultos. se poelríLl promover una iniciativa de esas caracteristicas orientada a la promoción elel libro y de la lectura . Lo mismo ca be elecir respecto a Onda

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Madrid y a las cadenas de radio existen tes en nuestra Comunidad. Todos estos aspectos, de indudable importancia, serán abordados, sin duda, en el marco del proyecto que la Consejería de Educación y Cultura ha lanzado recientemente, en la me sa dedicada al libro del "Diálogo por la Cultura", plan de actuación que será consecuencia del "Libro Blanco de la Cultura en Madrid» que, con la participación de los distintos sectores, se está elaborando en estos momentos.


.~~joje~RODRíGUEZ CASTILLEJO (*) STA charla sobre la situación actual de la edición en Andalucía he querido titularla CUANDO LA CRISIS GOLPEA DOS VECES, porque, a mi entender, es significativa de los difíciles momentos por los que está atravesando el libro andaluz en su conjunto, y en particular los editores andaluces. En primer lugar, la crisis que en estos momentos afecta a todo el país hiere casi mortalmente al libro al convertirlo, en la actual coyuntura nacional, en un artículo de lujo, en un artículo superfluo del que muy bien se puede prescindir, en un artículo que podrá esperar mejores tiempos para ser adquirido. La propia experiencia editorial y las opiniones recabadas entre otros profesionales del sector parecen confirmar los temores: las ventas de libros en el año 1993 se han visto reducidas en proporciones considerables en relación con los años anteriores. En el conjunto del país, la crisis ha venido a añadir algunos problemas nuevos al libro y agravar los que ya existían. Como preocupante novedad tenemos, fundamentalmente, la caída en picado de la demanda . Como agudización de los antiguos malAs hay que nombrar' el

E

... Im ventas de libros en el año 1993 se

incremento de la reprografía ilegal de libros, a pesar de los esfuerzos de la ht7il 'vlsto reducidas en proporciones Administración para contenerla, así considerables en relación con los como el alarmante aumento de la morbosidad' que crea un círculo vicioso años anteriores. difícil de romper y que pone en graves apuros la situación financiera de las empresas editoras y, por tanto, las nuevas posibilidades de inversiones editoriales. Retomando el problema de la reprografía ilegal, quisiera añadir que en estos momen(') Director de Editorial Castillejo de Sevilla.


tos, al menos en Andalucía y en particular en Sevilla, el asunto ha alcanzado magnitudes _imrresionantes, que están haciendo il!Vlables muchos proyectos editoriales, en especial aquellos destinados al entorno universitario. Baste considerar que en la avenida de Reina Mercedes de Sevilla, donde se concentran distintas facultades de la ciudad, sólo existe una librería frente a más de veinte copisterías. Y que en muchas de ellas se fotocopian en su integridad libros, y se venden sin el menor pudor, muchas veces ofreciéndolos al alumno ya encuaclernados. Esto provoca con frecuenc ia una demancla prácticamente inapreciable de algunos manuales universitarios, lo que repercute en el precio que el editor 11a de estimar para ese título y para otros semejantes. que han de ser sensiblementes superiores a lo normal debido a la escasa rentélbilidacl de la edición, y es to, a su vez . y comple tando este movimiento cíclico, mueve a los estudiantes a diriCJirse nuevamente a las copisterías en busca ele su manual fotocopiado. Es este un círculo muy perjudicial para tocios . que pu de romperse con un mayor riCJor en la aplicación de la leg islación vigente por parte la Adminis tración, así como con la colaboración tanto de los profesionales de las copisteriéls como del profesorado universitario. En segundo IUC)élr, y volviendo al planteamiento inicial, la crisis siempre golpea cloblemente al más clébil. Es decir, que esta coyuntura desfavorable se ha dejado sentir con más intensidad en Andalucía qlle en comunidades como Catalulla. IVlaclncl o Vascongadas. Por clistintas razones . Cabe mencionar entre ellas la propia idiosincrasia del sector, constitulclo en su práctica totalidad por pequeñas empresas, menos capaci-

tadas para hacer frente a reveses económicos que las medianas o grandes. Son estas editoriales las que, ante la apatía de la demanda, pueden ofrecer una innovación y diversificación en los productos, adecuándolos a las nuevas tendencias culturales.

",los precios de edición en Andalucía no son competitivos, los editores recurrirán a otras comunidades...

Son también las que disponen, en su gran mayoría, de una red de distribución propia, con las siguientes economías en los márgenes de descuento comercial y otras ventajas derivadas de las economías de escala. Son editoriales que suelen estar asentadas en comunidades como Cataluña o Madrid, principalmente, y que cuentan con la ventaja de una industria de Artes Gráficas muy desarrollada así como profesionales relacionados con la edición -diseñadores, maquetistas, correctoresmuy cualificados, lo que redunda, sin lugar a dudas, en la calidad y el precio del producto fillal. En este aspecto, no somos ajenos al notable desarrollo que las Artes Gráficas andaluzas 11an experimentado en estos últimos años, pero aún estan lejos de competir, para determinados productos, con las de aquella región. Esto es especialmente significativo en el precio y conduce a una no deseada pero, a veces, insalvable disyuntiva: si los precios de edición en Andalucía no son competitivos, los editores recurrirán a otras comunidades; si el volumen de impresión no


es lo suficiente elevado, los costos de impresión serán igualmente elevados. Es una corriente negativa para los intereses andaluces que debe romperse mediante un esfuerzo de entendimiento por ambas partes. Las editoriales andaluces, derivadas en buena medida a la edición de libros de temática local o regional, se encuentran también con el poco arraigado hábito de lectura en la comunidad. El número de lectores crece, pero no al ritmo deseable. Al déficit cultural propio de la región ha de sumarse las nuevas formas de ocupar el tiempo de ocio y la seria competencia que en este sentido ejercen la televisión y los videojuegos. Todos estos medios pugnan por satisfacer el cada vez mayor tiempo de ocio de las sociedades modernas, pero sin duda la televisión y los videojuegos comparten las preferencia del público por la satisfacción rápida y la fascinación por la imagen y el sonido.

r\I el éfiút cultural propio de la región /;(7 c/c SII177(me las nuevas formas de coupar

el tiempo de ocio.

No se trata tanto de que unas actividades sustituyan a otras, pues no son sustituibles sino diferentes, sino que unas ac;tividades encajan mejor en los usos sociales preponderantes. Cuando el consumo y la satisfacción inmediata están fuertemente arraigados en la costumbre de la sociedad moderna, la lectura se halla tra~ada de part ida por el inconveniente de la práctica y la clisciplina que requiere para alcanzar un nivel adecuado de disfrute,

unido a la necesidad de un esfuerzo intelectual que es innecesaria en los anteriores casos. Pero hasta aquí lo negativo. Es cierto que estamos atravesando una crisis grave, pero frente a estos factores negativos no cabe más remedio que superarse. Hay síntomas esperanzadores que permiten vislumbrar nuevas y satisfactorias perspectivas de futuro para el sector. Por otra parte, y recurriendo a nuestro refranero, no hay mal que por bien no venga . Porque esta coyuntura negativa Ila propiciado unas actuaciones correctoras de tal envergadura que, si bien ahora no se perciben sino superficialmente, pueden suponer las bases de un cambio en profundidad en el sector. La excesiva ofel1a de títulos, uno de los males endémicos de la edición en todo el país, se ha visto reducida hasta unos niveles más acordes con la demanda. Frente a los 173 libros publicados por las editoriales inscritas en la Asociación de Editores de Andalucía en 1992, los libros editados y en preparación en 1993 por los componentes de esta misma agrupación no sobrepasan los 150 ejemplares, es decir, la disminución ha alcanzado un por.centaje del 17%. En estos momentos, los originales potencialmente publicables pasan por un proceso de selección mucho más riguroso, lo que sin duda redunda en la calidad de catálogo del editor y, lo que es más importante, en la reducción de títulos de dudosa rentabilidad. La crisis, al afectar de forma vertical a la industria del libro, Ila permitido una contención , cuando no una reducción, del precio del libro, que en los últimos años había experimentado un ascenso considerable. Las industrias gráficas, los diseñadores, los servicios que rodean al mundo del libro Ilan ajustado los precios en sintonía con la atonía del mercado.


De la misma forma. la contención de los precios se ha conseguido en buena medida merced a la notable apuesta por la modernización tecnológica. En este sentido son ele eles tacar las nuevas posibilidades que ofrece la autoedición en la fase previa n la Impresión, lo que sin duda supone un factor determinante en el coste final del libro, así como en la capacidael ele realización del mismo por parte de la propia editorial. Por otra parte, tocios sabemos que la necesidad aqudiza el ingenio. Y algo de esto Ila ocurndo a los editores andaluces, que han elesafiado a la crisis lanzando nuevas y caela vez más atractivas colecciones. nllevos formatos, nuevos disellos, nuevos títulos ... Tal vez estemos asistienelo a una corriente de innovación que puede significar el inicio de un cambio en profunelidael en el panorama editorial andaluz. Por (1Itimo, consielero que entre las medielas claves para r.ontrarrestar las actuales ci rcunstancias, Ilan ele des tacarse la potenciación ele dos factores que Ilan jugado Ilastél ahora un papel fundamental en el desarrollo de la edición en nuestra reg ión . Me estoy refiriendo a la labor desempellada por la Junta de Andalucía y por la Asociación ele Editores de ,L\ndalucía Con referencia al primer caso, no debemos olvidar que. a partir ele la segunda mitad ele los 80. los editores andaluces recibieron de In consejería ele Cultura de la Junta de Andéllucía. y en el cumplimiento de la «Ley ele ayuclas a la producción editorial en Andillllcia". una importante suma de dinero que ronela los 400 millones, en concepto de compras ele libros destinaelos a las bibliotecas fundacionales. En el caso concreto de Editorial Castillejo (a la que represento) estas ayuelas suponen, cuantitativamente, sólo el 9% de su catálogo. cantidad que apreciamos y

agradecemos, pero en el conjunto editorial andaluz no cabe duda de que estas ayudas han supuesto un estímulo importante para el desarrollo del sector en el conjunto nacional. La ayuda oficial andaluza también se viene ejecutando por vía indirecta a través de su apoyo a la Asociación de

Por primera vez, las editoriales andaluzas se ven respaldadas por una institución que tiene como únicos objetivos la defensa de sus intereses JI el desarrollo del sector editorial andaluz en su totalidad.

Editores de Andalucía, entidad que, a mi juicio, ha servido de auténtico revulsivo al colectivo editorial andaluz. Por primera vez, las editoriales andaluzas se ven respaldadas por una institución que tiene como únicos objetivos la defensa de sus intereses y el desarrollo del sector editorial andaluz en su totalidad . Merced a esta asociación, los libros andaluces están presentes en los más acreditados certámenes internacionales del libro, como es el caso de Frankfort o México; los editores han reforzado su posición negociadora frente a las instituciones y han mejorado la calidad de relación con las mismas, y se ven beneficiados por la continua labor de promoción que realiza la AEA en colaboración con instituciones públicas y privadas con la misión de difundir sus libros. Son, en fin, factores que, junto a los apuntados anteriormente, pueden ser determinantes para relanzar la edición en Andalucía y situarla en el lugar que merece. Nada más muchas gracias.


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·:.JUANMTONIO RODRIGUEZ TOUS (*) .l'''~'''':'~

L desarrollo de una actividad editorial en el seno de una institución pública (como lo es la Fundación Luis Cemuda) plantea de inmediato preguntas que afectan a la definición misma de cultura, a sus límites y al carácter de sus agentes. ¿Deben las instituciones intervenir directamente en la cultura, cualquiera que sea el ámbito de la misma donde se produzca esta intervención? ¿Es necesario para la vida cultural de un país un Ministerio de Cultura, una Consejería de Cultura, etc? Si se admite la necesidad de esa intervención, ¿cuál es su límite? ¿Subvención o gestión directa? ¿Patrocinio público o privado? ¿Creación de "infraestructuras" culturales para facilitar el desarrollo de un "mercado" cultural? Una institución pública, ¿debe atender a la particular idosincrasia de ese mercado? ¿Debe convertirse en competidor o quedar al margen del mercado, deslizándose por sus grietas? ¿debe editar lo que interesa a pocos a precios populares o editar lo que interesa a muchos a precio superior al que marcan las editoriales privadas? ¿Debe cuidar la rentabilidad neta del libro -me resisto a llamarlo "producto,,- o atender a aspectos que inciden en su calidad , a costa de invertir más dinero en él? El editor privado, ¿es ¿Deben las instituciones intervenir amigo, enemigo, aliado, colaboracionisdlu':c/(1Jn ente en la cultura) cualquiera ta, víctima o verdugo de las editoriales públicas? ¿Cuál es la justificación teórir¡lfe sea el ámbito de la misma donde ca de la actividad editorial realizada se produ zca esta intervención? desde las instituciones? ¿la propaganda? ¿el facilitar el acceso a la cultura a la población? ¿el editar aquello que nadie se atreve a editar? ¿No importará más el resultado de esa actividad que la naturaleza de sus agentes? Estas preguntas carecen, como es obvio, de respues-

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Cl CO·(I"·cr:r. .: :'.:Iill delil Fundación Pública Luis Cernuda de Sevilla.


tas unívocas. Exigen, más bien, decisiones de naturaleza eminentemente política e implican una determinada concepción de lo que es la cultura y, más específicamente. ele lo que significa editar libros. La actividael editorial, cuando se produce en el seno ele una institución pública, debe partir , pues, de presupuestos acordes con diclla concepción. La Fundación Luis Cernuda, dependiente ele la Diputélción Provincial de Sevilla, parte, en su actividad editorial, de varios presupuestos: 1) El primero de ellos es el de la PRIMACíA del carác ter cultural del libro sobre su carácter mercantil. Esta primacía elebe entenelerse como absoluta, si no se quiere correr el riesgo de confundir' la verdaelera naturaleza (para la institución) del libro editado (es to es, servir cle vehículo eul/ura/. ajeno a los avatares delmercaelo) 2) El segundo ele ellos es el de la CONTRIBUCiÓN ESENCIAL del libro a la formación y desmrolllo cultural de la socieciad. 3) El tercer presupuesto tiene que ver con la situació n ele la edición en Andalucíél . situélcrón actual que presenta, agravados, los mismos síntomas que en el resto ele Esparia. Este presupuesto es el cle lél INTERVENCiÓN en aquellos campos poca, nula o insufiente tratados por 13 iniciativa privada, pese a su potencial culturAl. Según el primer presupuesto, cualquier elecisión editorial habrá de regirse por criterios quo sólo tangencialmente tengan en cuenta la situación del mercado. Es más, es incluso deseable que no se contemple esto srtuación especialmente. Las r-elaciones entre editor y mercado podrían sor imaginaclas como un caso cle esquizofrenia: en tocio editor se produce un,1 cluplicac ión de personali elacl, valga lél licencra. una fractura entre

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su condición de empresario y sus preferencias intelectuales . El análisis del mercado puede obligarlo a editar aquello que se vende y carece de calídad y a guardar en el cajón aquello que merecería su publicación pero que carece de público suficiente para cubrir gastos. Al contrario de como ocurre en otros sectores de la economía, en el sector editorial la dinámica de mercado suele empobrecer y distorsionar la actividad, creándose en su seno un clima de cierto darwinismo empresarial. Son muchos los llamados a ser editores y pocos los elegidos para sobrevivir a los primeros contratiempos impuestos por las particularidades del mercado. Rara

Son muchos los llamados a ser editores y pocos los elegidos para sobrevivir a los primeros contratiempos impuestos por las particularidades del mercado, vez va acompañada la calidad con el éxito editorial, medido éste en términos estrictos de mercado. Un curioso documento que ilustra esta esquizofrenia y propone una terapia consotadora se halla en el informe sobre el sectol uellibro en Espaiia, editado recientemente por el Ministerio de Cultura, informe repleto de paradojas y donde se deja entender, por ejemplo, que este sector no sólo goza de buena salud, sino que constituye casi un paradigma de la economía de libre mercado, puesto que, a) son muchos los "agentes" (esto es, los editores) que inician su actividad en el sector, b) son muchos, también, los que no sobreviven a los primeros "ajustes" (esto es, fracasos de venta), c) de modo que los supervivientes son los más "fuertes", los mejor preparados, los más inovadores, los más capaces. Esta apreciación se fundamenta en la longevidad de los mismos (muchas


editoriales superan ampliamente la vida media de la empresa en España). d) El sector exhibe, pues, las mejores virtudes empresariales: flexibilidad ante la demanda, creatividad. permeabilidad respecto al mercado, etc.

Establecer la primacía del libro como vehículo cultural significa reducir almáximo la presión del mercado sobre la elecisión editorial. En el caso de las editoriales públicas, esto puede hacerlas aparecer' como un jugador de ventaja,

Ls!:ablecer la primacía del libro como -veMotlo cultural significa reducir al máximo la presión del mercado sobre la decisión editorial. pero sólo respecto al mercado, y no respecto al sentido cultural, social, intelectual ele la actividad. Este primer presupuesto guarda una relación estrecha con el segundo: resolver la esquizofrenia eelitorial (tan similar, por cierto, al caso del doctor Jekill y Mr. Hycle) primanelo uno de los polos de la misma es justificable sólo si se parte del CARÁCTER ESENCIAL del libro en el proceso ele formación cultu ral ele la sociedad española. Este carácter esencial pide hacer una apología elel libro que, aquí y ahora, está de más. Baste serlalar la existencia de bajos índices ele lectura en un país que posee, posiblemente, el sector editorial más temerario y quijotesco ele Europa, un sector que publica muchos más libros ele los que los ciuclaelanos están dispuestos a leer. El tercer presupuesto reclama para las instituciones, en el marco editorial, la función que la Constitución asigna a los poderes públicos en relación a la cultu-

ra: la de facilitar el acceso a la misma a la totalidad de los ciudadanos. Es evidente que los meelios empleados para ello pueden variar según prioridades y concepciones de la relación entre lo público y lo privado, pero el objetivo es legítimo. No existe, por otra parte, un único moelelo ele gestión editorial en las instituciones, aunque sí se observa un interés creciente por- resolver lo que ha sido un obstáculo constante en la activielael editorial: la difusión. La imagen ele una institución que se despreocupa de la elifusión de sus fondos, relegánelolos al almacén, no se corresponele con una realielad universal. lÍNEA EDITORIAL La línea eelitorial de la Fundación Luis Cernuda pretende 1) Contribuir a la corrección ele los desequilibrios que se producen en el mercaelo editorial, donde, con frecuencia, el valor cultural ele las obras o proyectos no genera interés comercial, lo que propicia su rechazo o abandono. 2) Dedicar' especial atención al ámbito literario antes que al científico-humanístico. En efecto , el Servicio ele Publicaciones de la Diputación de Sevilla cumple es ta última función en un elominio (el historiográfico) de enorme importancia cultural . La LíNEA EDITORIAL pretende desarrol13l' un programa de publicaciones abierto al ámbito literario y ensayístico, en consonancia siempre con los intereses culturales de la pr·ovincia. Hasta el momento presente, las publicaciones ele la FPLC han estado en mayor o menor meelida subo relinadas a las actividades culturales de la Funelación (edición de catálogos, volúmenes monográficos, etc) . Los títulos que


11an de aparecer en lÍNEA EDITORIAL tienen carácter autónomo a este respecto. 3) Contribuir él 1i1 recuperación de textos de autores sevillanos poco conocidos u olvidados. elr morlo que se fomente un conocillllenlo milS profundo de nuestra Iradición lileréllii) . cl/ya riqueza es induelable. 4) Suscilar. iuorl1 elel ámlJito de la provincia, el Interés por los signos distintivos de la Cl/ItUri1 sevillana que exceden, y en ocasiones contradicen, los tópicos al uso. Apéndice COLECC IONES PREVISTAS 1. Guías del Paseante y el Vi ajero

Las figuras elel {Josmnte y el viajero tienen, en verclé1c!. pocas notas en comLIIl con la fiquril riel turista. Son visiones muy distintas del fenómeno del viaje y de la virtuel ele la curiosidad. En los primeros, el vlille (o el paseo, que es su versión diIllIlHi!n) liene un carácter primorelialmGnlC' fonmlivo y estético. En el segunclo . 111'11ll,1n los aspec tos que "objetIWlI1" :~u rX1S0 por los lugares visil8c1os (elemplo sl/flcienle de los cual lo olrecen l,lS '1l1l,1:, tllnsticns que siguen el esC[uem;l 11 11.:1 lullll). En los primeros la clIriosidi1(1 sl/rle sm l/na prolonqación natural ele 111) co nocimiento más o menos profllnrlo ele los parajes que se visitan. lInil Sl/"rl c: (/e perfeccionismo intelectual o ilrlístlcO. En el segundo, esta curiosirlilc I ilci1ha en la mera visita al lugar eler¡leln \' rxir¡e el consumo conInuarlo clr nllnvos prodllCtOS, esto es, nuevos Viill(" '!IIP. en sus tancia, son siempre el 1111';1110 (In función no cambia, cilmlJIi1 rl prorh Ir.lo Vil se trate de aparatos elrcll()(IOIll(:stlcos o de viajes). Estas (1I1r,rnI1('I')'; esr,nciales no suponen

necesariamente una jerarquía de valores culturales, puesto que una de las características de la civilización finisecular en Occidente es la de la pluralidad cultural, que responde al carácter democrático de las mismas. Es un hecho, sin embargo' la abundancia de publicaciones dedicadas al turismo masivo y la carencia de las mismas dirigidas a esas primeras figuras, el paseante y el viajero, de las que se hablaba al principio.

La LÍNEA EDITORIAL preten de desarro llar un prog rama de publicaciones abierto al ámbito literario y ensayístico, en consonancia siempre con los intereses culturales de la provincia.. Las Guías del paseante y el viajero, colección susceptible de ser dividida en series, pretenden ofrecer itinerarios con un fuerte componente literario e intelectual, primando siempre el aspecto insólito o desconocido de los lugares y temas tratados. Hay una serie específi camente literaria (serie roja) en la que aparecerán dos de los primeros títulos: Sombras en la cal del muro, de Antonio Cascales, y Un viajante, una ciudRd, rlA Eliacer Cansino. Los textos de esta serie han de ser, ante todo, literarios, aunque siguiendo un patrón común: su carácter de itinerario qu e ponga de relieve aspectos ocultos o desconocidos de los lugares evocados . La serie amarilla (donde aparecerá Visión de Ca/mona, de Juan Lacomba y Antonio Laula) se nutre de textos donde se da importancia capital al paisaje, al hinterland de nuestra provincia, a la riqueza de nuestras comarcas. La serie azul está consti-


luida por guías muy específicas, escritas desde la perspectiva de la exhaustividad y el detalle (así, está prevista la aparición de una guía de las fuen tes del Alcázar o de todos los museos de la provincia). La serie sepia está formada por itinerarios arqueológicos e históricos, buscando la reconstrucción del pasado de los lugares tratados. La serie verde, en fin, está dedicada a itinerarios senderistas y ecocul turales.

2. La ciudad a distancia "La ciudad a distancia" es el título de uno ele los poemas en prosa de Ocnos, de Luis Cernucla (<< oo. Todo aparecía allá abajo: vega, río, ciudad, agitándose dulcemente como un cuerpo dormido,,). No sólo la lectura de Ocnos ha servido de inspiración para la creación de esta colección . Existe un género literario de fronteras borrosas que elige como hilo coneluctor del texto el tránsito o la perte-

[ s //1/ lríplco señalar la. disarmonía existente elllre IriS I('ves del mercado cultural JI el valor Intrínseco de las obras de arte.

decorado y atmósfera a la vez, la cíudael adquiere en estos textos una vida singular que la eleva, en algunos casos notables, a un plano mítico. El estilo literario de estos textos es variable, pero todos buscan penetrar en la esencia de la ciudad elegida. Esta colección tiene carácter predominantemente ensayístico, aunque un tanto peculiar: Se invita a los autores que aparezcan en ella a reflexionar libremente (tanto en lo tocante al es til o como a la estructura interna del texto) sobre Sevilla y sus mitos, símbolos, paisajes, etcétera. El devenir de la colección mostrará si los textos articulan o no una nueva visión, alejada elel tópico, ele Sevilla. En principio se pretende que los autores incluidos no sean sevillanos. Asimismo se ha procurado elegirlos entre la pléyade de intelectuales elel país, dando preferencia a aquéllos cuya visión de la ciudad y la provincia contribuyera de modo más sugerente a la renovación de la visión tópica al uso. Los dos primeros títulos, Sevilla: Ideas, Imágenes, Simbolos de Eugenio Trías y En tomo a Miguel de Mañara de Fernando Savater iniciarán una serie de textos que contribuirán, sin duda, al propósito antes expresado. 3. Biblioteca de Autores Sevill anos

nencia a una ciudad . En estos textos (piénsese en el Libro del desasosiego de Pessoa, en el Ulises de Joyce o en Berlin Alexanderplatz de Dbblin, por citar elemplos) la ciudael (Li sboa, Dublín , Berlín) aparece como una constelación ele referencias que vertebran el texto, proclucienelo una simbiosis singular entre la trama, la vida de los personajes y la recreación ele la ciudad. Personaje,

La Biblioteca ele Autores Sevillanos pretende co nlribuir al conocimiento de la obra de escritores Ilispalenses o vinculados a Sevilla, si no completamente olvidados, sí someti dos a los avatares, con frecuencia caprichosos, de la historia del gusto literario. Es difícil precisar cuáles son las ca usas por las cuales un autor pierde el favor de las generaciones sucesivas, aunque una de ellas, sin eluda alguna , es


el desinterés p,clllonal por su obra, motivado, las más de las veces (cuando diclla obra posee indudable valor), por la incertlclumbre y el miedo al fracaso económico. Es un tópico seiialar la disarmonía existente entre las leyes del mercado cultural y el valor intrínseco de las obras de arte. Esta colección no puecle reparar todas las injusticias - si puede llamárselas así cometiclas co n esos autores, pero sí favorecer la ampliación del horizonte del lector. facilitanclo en cu idadas edi ciones el redescubrimiento de textos que proporcionélrán una visión más ajustada de In tradición literaria sevi llana.

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El primer objetivo de esta colección de autores sevillanos es, por tanto, el rescatar, desenterrar estos textos. El segundo objetivo, naturalmente ligado al primero, es liberar a estos autores de la posición confusa a la que han sido relegados. El tercer objetivo es llegar a un público joven que parece condenado a optar en el falso dilema entre una ciudad muerta ultratradicionalista y otra ciudad abierta a un futuro tecnológico desarraigado de todo pasado anterior a la invención del microprocesador. El primer titulo de la colección es el siguiente: MANUEL CHAVES OBRA NARRATIVA COMPLETA


ENSAN los dogmáticos que la verdad objetiva existe y que, además, le pertenece en propiedad exclusiva, Piensan los relativistas que la verdad objetiva no existe y que, por lo tanto, cualquier posición subjetiva es igualmente válida (lo cual, en el fondo, puede ser un criterio para imponer también la propia percepción relativa de los hechos, o justificar no acceder a otras ajenas), Una correcta teoría de la relatividad gnoseológica (del conocimiento) nos diría que la verdad objetiva tal vez exista, pero que por su propia naturaleza no es totalmente accesible a los sujetos, Que Ilay, pues, siempre algo de subjetividad en cada planteamiento, pero que no tocios ellos corresponden por igual a los objetos, cualidades o acontecimientos a que se refieren, Que hay planteamientos más correctos que otros, y que es posible dirimir nuestra distancia de juicio acerca de la realidad a través ele una auténtica acción comunicativa (encaminada al entendimiento) más que a través ele una acción estratégica o lógica de la imposición (orientada siempre al éxito y a la prevalencia), Todo esto viene a propósito ele mi propio testimonio en este encuentro, que Aill!rl!lIo'({ cnntah({,) ((demás) con una muy de entrada reconozco - como el rlp. cualquiera otra persona- condicionado defiCIente red de Bihliotecas) tanto por mi experiencia y mi participación en ell IllílllC}'(), COll70 en distrihuáón geográfica) el mundo editorial andaluz los tres (litimos lustros, Es éste el período en el ill/i'({est1'llctura) eqtúpamiento y) que podemos hablar, en sentido proJi()) slIpllesto) do taciones hibliográficas. pio, de una cierta actividad editorial en Andalucía, Con anterioridael, y a lo largo de nuestro siglo, la edición se limitaba al panorama oficial , paraoficial (entidades de ahorro, etc,), al ámbito exclusivo de las publicaciones culturales periódicas (revistas literarias) o colecciones -a veces exqui-

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UniversidZ\cIl9 Sevilla. Ediciones Alfar,


sitas- de poeslél o bibliofilia, o constituye, pues, un secreto, que Andalucía se incorporél él lo tradiCión elemocrática sin ningunolllll'aestructura cultural y, por tanto, sin 111nqun peso en la industria editorial, pese él ser un importante mercado del libro, él pesar de las bajas tasas de lec turél, En esto, como en otras dimensiones, se manifestaba una situación de desarrollo dependiente, que la emergente (y lueqo efímera) reivindicación autonomista qu ría corregir. Andalucía con taba, aelemás, con una muy deficiente red ele Bibliotecas, tanto en número, como en distribución geográfica, infraestructura, equipamiento y, por supuesto, dotaCiones bibliográficas, Tocios estos elatos se unían a otros, más que concomitantes, Ilasta cierto punto causantes de eliclla situación: un escaso desarrollo económico, cultural y social. Una eleficien te red de comunicaciones , Una IIlrltlsirla obsoleta (muy especialmente: 0,11 0.1 sector de las artes gráficas) y lln empresario casi inexistente e incapaz en el é'lmbito de las llamadas inelusiriél:, cllltllrales, ele jugarse los cuartos, Por supuesto , una estructura ele terminales ele ventas (especialmente librerías) mal élclap taelas al ritmo cambiante de los tiempos y, en general, unas redes ele clistribución artesanales o excesivan18ntr. apeqa das al lucro , Exceptuonclo, pOi supuesto, los extcn siones andalllzas ele las qrandes redes ele clistnbuClón estatol vinculadas a los graneles qrupos erlítollales, Cabia, en estil si tllélCiól1, con todos los matices int r.rmr.rll os , o acometer un programa ele éleClones conjuntas y vertelJraelas en tre la arlministración y los Ilamaelos aqentes sociales, o bien procurar situarsr. nn el mejor lugar posible para pescar el1rio revuel to, Ilacer dinero fácil, pactéll Illlportantes operaciones econóllllcos, FlIP una época en la que la

actividad de algunos editores, aprendices en pequeña escala de los llamados grandes «editores comerciales» (frente a los «editores culturales») se caracterizaba por las «tacad itas» (o ventas a instituciones que garantizaban el lucro de la edición), por las tiradas oportunistas, por el apresuramiento y la improvisación editorial y, por supuesto, por una escasa o nula preocupación por todo lo que pudiera «oler» a acción cultural de calidad o difusión científica (para eso - se decía- están las instituciones oficiales), Pero, claro está, los nuevos yuppies de las instituciones oficiales comenzaron a sentir el «venenillo» de jugar a editores comerciales, Eso sí, con las espaldas cubiertas por el dinero de todos, Ciertas obras que podían haber contribuido a iluminar los profundos cambios en la hora presente, o a evaluar los nuevos caminos de la ciencia, se quedaron ellas sí- en el camino, Una primera fase, pues, de la Ilistoria reciente de la edición en Andalucía arranca de dicho estado inicial. Y, como acertadamente dicen los físicos, todas las evoluciones en el universo son sensibles a sus estados iniciales,

... era casi mejor partir de cem que afi'ontar los nuevos retos con zmportantes rémoras.

Con todo , fueron años importantes (desde 1979 hasta principios de 1984) para intentar el diseño de una política cultural en Andalucía que acometiera con valentía y fron talmente la inexistente infraestructura cllltural. Ello a pesar de


que, para muchos, la mejor política cultural que la administración puede hacer es no hacer ninguna. Son los años que coinciden con la Presidencia de Rafael Escuredo, con Rafael Román como Consejero de Cultura y con Juan Antonio Pérez Millán como Director General de Promoción Cultural (por cierto con muchas más competencias de

.i\lfi personal visión de los cuatro últimos años especialmente pesimista.

las que la simi lar Dirección General ac tual) . Doy sus nombres porque mi personal valoración de su proyecto en la potenciación de la edición en Andalucía es extraordinariamente positiva, aunque no lo sean tanto los logros concretos que se alcanzaron, fundamentalmente por falta de recursos económicos. Aún nos encontrábamos en período de transferencias. El año 1982, además de marcar el final de la transición democrática en sentido estricto, con el acceso al gobierno cen tra l del PSOE, es un año importante para el mundo editorial. Se fundan varias nuevas editoriales (casi siempre vinculadas a profesores universitarios, escritores o libreros inquietos culturalmente, además de varios consorcios de placistas y de distribuidores locales) y se gesta la Asociación de Editores de Andalucía, que habría de tomar carta de naturaleza en el siguiente año. Las reuniones de Sigüenza, con el Ministro Solana y los editores más importantes de España, supusieron la

presencia -más simbólica que realde los editores andaluces en el panorama de la edición en habla española. Se trataba de un momento crucial en el que había que buscar una salida a la abultada deuda hispanoamericana, a la vez que había que prepararse para el acceso a las nuevas tecnologías de la producción editorial sobre soporte papel, y al acceso a los nuevos soportes y sistemas de comunicación. Una encrucijada en la que la casi inexistente industria editorial andaluza tenía muchas posibilidades, ya que era casi mejor partir de cero que afrontar los nuevos retos con importantes rémoras. Tras meses de estudio y de debate se formuló el PCAE (Plan Coordinado de Acción Editorial para Andalucía) que me co rrespondió el honor de redactar. Contemplaba todo un complejo conjunto de actuaciones en los ámbitos más diversos: alfabetización y promoción de la lectura; rescate del patrimonio histórico-cultural andaluz en soporte impreso; actualización e incremento de la red de bibliotecas; nuevo sistema de adquisiciones y dotaciones bibliográficas; desarrollo de los centros coordinadores de bibliotecas para potenciar la autonomía de adquisiciones según las zonas; apoyos complementarios (con participación de otras consejerías) para la actualiz?"ión industrial y comercial del mundo del libro (especialmente, intervención en Artes Gráficas y en Librerías); regulación de los concursos públicos con transparencia e igualdad de acceso para editoI'es de todo el Estado; apoyo a las asociaciones de escritores y defensa de sus derechos; potenciación de las campañas de promoción y comercialización; atención especial a sectores marginados en el acceso al libro y la lectura (neolectores, lectores de la tercera edad, etc.); ayudas para la moderniza-


ción tecnológica: apoyo al desarrollo de acciones sol)re soportes alternativos, etc. De más estÁ elem que nada -o muy poco de ello- se llevó a cabo. El al''\o 1985, que elelJla 11aber sido el año de la Cultura Anelaluza. fue el más duro para el munelo ele lél eeliClón La dimisión ele Rafael de Escuredo (y una buena parte elel equipo ele Cultura) y el corte brusco en el área de gestión cultural relacionaela con el libro y la lectura llevaron a la inc reíble situélción ele devolución a Hacienela ele Importantes pal·tielas económicas elestlnaelas a la promoción de la eeliClón, así previstas por el equipo anterior, y a las quo no se fue capaz de elar una aplicación razonable, Y todo ello, paraelojlcamente, en el brevísimo períoelo ele eXistencia de una Dirección General elel Libro que poco más tarde habría ele elesaparecer -ante el silencio ele casi toelos- en la macro Dirección General elc Fomento y Promoción Cultural. Hay que reconocer que elurante el períoelo ele Javlrr Torres Vela como Consejero ele Cultura se avanzó ele manera nolal)le on 18 elotación bibliotecmia, so consolidó 01 circuito anelaluz ele Ferias elel Lil1lo (no sin mil problemas), se creó la Orclrn ele Ayuela Eelitorial , elestinaela en una primera fase al apoyo elo proyocto:;, qllo pormití<J un<J ciorta orientación Instltllcion<J1 en la elección ele aquellos 1IIIIIos elo mayor interés para l<Js bibliotectls pllhllCilS, '( es el momento quo COlnCI[I(' con 01 eli¡¡cil proyecto ele 13 BibliotOCi1 rle; Cultur8 Anelaluza, que llegó a eloléll COI' G1S1 meelio millón ele olemplaros (1,; lIm seno ele 75 títulos IJásicos seis 11111 1)11)llolocas escolares y jlllblicas por 1111 r.oSI(~ IITisorio ele poco I1lÚS ele CIOI1 1lllllol1ec' ele pesetas. Un proyeclo ¡¡II' 111:l:; l:llrlo se hundiría ante 18 incompr0n~'1()1 , 1:1 Cjpn0réll Incliferencia

e incluso el absentismo de algunos de sus directos responsables, Mi personal visión de los cuatro últimos ai'\os es especialmente pesimista, Sin duda está condicionada por mi propia experiencia, y por mi propia visión de la cultura del libro, que tuve ocasión de exponer en mi pregón de la Feria elel Libro de Sevilla en 1989, Ofreceré un esbozo de la situación, a partir de estos referentes: En el proceso de la comunicación escrita (especialmente sobre soporte papel), los elementos que 11an de ser privilegiados son los agentes extremos: autores y lectores. No niego la importancia de los editores, y 11e participado con orgullo en tales responsabilidades. Ni niego su capacidad creativa y reguladora de ese contacto, Pero cuando están en juego otro tipo de factores, fundamentalmente económicos, esa función se desvirtúa, Si el libro entra de lleno en la cultura del consumo y se convierte, exclusivamente, en un objeto del mercado, el libro

No hay que ser especialmente inteligente para darse cuenta de q/le el tren de la edición española no pasa por A. ndal/lcÍa,

habrá mue¡-to, Porque el libro es un instrumen to de consumación personal, y no tanto de consumo, Pero - es evidenie- un editor es un empresario, Su función viene dada, fundamentalmente, por su dimensión económica. Aunque la cultural y la científica puedan ser importantes, Quiero elecir que, si un editor se dedica a publicar


obras que no entran en la dinámica del mercado, su función terminará (en la ruina). a menos de que disponga de otros recursos y realice su tarea como mecenazgo. Realmente conozco pocos casos en la edición andaluza, aunque esos pocos son encomiables. La segunda posibilidad - más extendida- es .. poner la vela donde sopla el viento» :

". editar es) a veces) deshacerse en lágrimas.

publicar aquello que proporcione beneficio económico, sin reparar en su interés cultural. Son casos más lamentables aLlIl puesto que, la única justificación de tal acción sería exclusivamente económica, y en este sentido no creo que en Andalucía se hayan desarrollado graneles plataformas editoriales, ni se haya creado empleo ni riqueza en torno a esta actividael. Además, porque cuando mínimamente Ila ocurrido, se ha matado la .. gallina de los huevos de oro» sin reinvertir beneficios en la edición editorial. Finalmente -no debemos que ser maniqueos- la tercera posibilidad intenta co nciliar ambos extremos : publicar aquello que de un modo u otro nos interesa y puede permitir el mantenimiento económico del proyecto. Sea a través ele la distribución, las aportaciones económicas externas, subvenciones, etc. o hay que ser especialmente inteligente para darse cuenta de que el tren de la edición española no pasa por Andalucía. Las tendencias concentradoras de la edición, lejos ele remitir, se intensifican

cada vez más. El mundo del libro está cada vez más en menos manos. Aunque formalmente se diversifique la oferta a través de diversas opciones editoriales. Y, en es te panorama, las pequeñas y medianas editoriales independientes, aquellas que aparecen y desaparecen de manera cíclica y dolorosa, tienen una función de .. drenaje» cultural: Ilacernos creer que el pluralismo editorial existe. Sin embargo, ocupan lugares periféricos, puramente intersticiales, sin ninguna capacidad ele influencia social, y con volúmenes de facturación irrisorios. Claro está que es perferible que estas opciones se mantengan y que, al menos, algunos productos culturales y científicos notables, que no entran en circuitos comerciales puedan existir. Pero esta es una función más de la sociedad que de la iniciativa privaela. Lo cual no quiere decir, por cierto, que deba ser directamente gestionada desde el aparato burocrático de la administración. Toda s las editoriales andaluzas que conozco ocupan esta posición marginal y sectorial: o se dedican a temas locales (especialmente provinciales, I'ara vez andaluces), o a temas de públicos minoritarios (esoterismo, feminismo, poesía, bibliofilia, temas bíblicos y religiosos, etc.). El gran debate de la edición en Andalucía está por hacer. Y en él todos los agentes sociales tienen algo que decir: comenzando por los autores y terminando por los lectores. La Iluída hacia delante sólo puede llevarnos al borde del abismo. Es preciso replanteal' la función y el carácter de las librerías (acosadas por la función mercantil del libro en kioscos, grandes superficies, etc., que, con tocio, satisfacen ciertas necesidades culturales); es necesario revisar a fondo las estructuras de distribución y ver qué pueden Ilacer-


se para artlclll,¡r unél presencia más fuerte de 1<1 crlir,lon desde Andalucía; es imprescindilJlo élnalizar qué tipo de apoyos que no pason por el amiguismo y el fomento ele lél meeliocridael se pueden aplicar para 01 lomento de la creación literaria y cientiflca ... Hace arios quo esbocé mi visión de cuál debía de SOl la lunción edi torial de Andalucía. quP, so resumía en el slogan "Cultum COIl raíces. cultura sin fronteras" . Con él oxpresaba la necesidad eloble de intoCjrarllos on una atmósfera cultural ampll<l y limpia. Nada humano nos es ajeno y esa visión limitada de nuestra fonmcion cultural (y de nuestra producción ec lltorii1l) no debe pararse en absurelos localismos. Precisamente, la Llltima obra pulJlicada por la LlIlica instancia editani11 a la que sigo vinculado en estos elíél~ es lél oelición bilingüe en ruso y espallol elel Requip,m y otros poemas ele Ana Ajlllé1tova. Pero una cultura, para serlo. i!,1Ii1 ser un ámbito específico ele trélnsllW;loll ele una experiencia humana colectiva singular no puede pereler sus raíces. al menos que desee angostarse y socarse. convertirse en un conjunto elo actuaciones sólo guiadas por el "dios" clolmomOllto: el consumo. Entonces clor,íil algunos piensan que esc rilJir en AIlCI;-¡lllr,la es llorar. Pues biell eelital ce;. d ver,es. eleshacerse en lé1qrimas. /\I'I11I10S clir,oll quo ser oditor 011 Anclalur:í,l iV ; millo ser lellaelor en el

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desierto. Pues bien: con nuestras lágrimas regaremos en el desierto los árboles con cuya madera pueda ayudar a construirse el futuro de nuestro Pueblo. Era -no lo niego- una formulación ingenua y épica del problema. La vida es más dura, y también más sencilla. Hoya algunos se nos han acabado las lágrimas. Aunque no la ilusión. Pero ella está, como siempre, en el fondo del cofre de Pandora de cuyo interior salieron, para inundamos, todos los males. Uno de los ámbitos humanos más ricos culturalmente de Europa y mejor dotado para el impulso cultural no ha sabido articular una auténtica industria cultural que hubiera dado empleo y riqueza a Andalucía. Y que Ilubiera permitido una más auténtica presencia de lo andaluz (no tipificada ni topificada) en el ámbito internacional . Mientras, algunos siguen empeñados en el error cotidiano de confundir sus propios intereses con la realidad. Mientras, el tuerto se siente rey e intenta imponernos su visión como visión plena y completa, porque habita en el país de los ciegos. Corren malos tiempos. Y el adagio latino maiora videbitis (<<cosas más grandes veréis,,) nos puede ayudar a soportar la dureza del momento. Como nos dice el insoportable Rafael Sáncllez Ferlosio desde el título de su último libro, «Vendrán más allOS malos y nos harán más ciegos".


LJS 10lllLldas de estos debates sobre LAS LETRAS Y LOS LIBROS ESPAÑ OLES EN EL NUEVO MARCO EURO PEO, fueron patrocinadas por la Dirección General del Libro y Bibliotecas del Ministerio de Cultlllél EIl las celebradas en Sevilla, colaboró la Consejería de Cultura y Medio Ambiente de la Junta de Anclalllclil 1r¡IIClll11onte colaboró la Fundación Luis Cernuda de la Diputación de Sevilla. El presontc nlimero de República de las Letras ha sido editado con la colaboración de CEDRO, Cenuo ESpélllol ele Derechos Reprográficos. El I l/0:<11110 elel)ate sobre las letras y los libros espalloles, se celebrará en el presente año en la C0ll1111 IIclilcl ele Castilla y León.

NOTA DE RECTIFICACION: En el anterior número de REPÚBLICA DE LAS LETRAS, cleclin,'11 I los 50 años de Aclonais, el artículo "Gerardo Diego y Adonais", aparecía incorreC(,l'l 'lL irmaclo. Su autor es Francisco Javier Díez de Revenga.

l' IHI



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ANDRÉS SOREL CONSEJO DE REDACCiÓN:

LUIS LANDERO LUIS MATEO DíEZ JOSÉ MARíA MERINO JUAN MOLLÁ ISAAC MONTERO SANTOS SANZ VILLANUEVA

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