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Invitación a construir colectivamente
Los empresarios tienen hoy una gran oportunidad de participar activamente en las discusiones que comienzan a darse en torno a las reformas sociales que está presentando el Gobierno Nacional.
El clamor de la gente hoy es por soluciones, lo que requiere un compromiso colectivo que deberíamos tratar de des-politizar y des-polarizar. Si la solución viene en verde, azul, rojo, amarillo, eso es irrelevante. Si hay una combinación de todos los colores, de las opiniones, del conocimiento, de la experiencia, de lo que se ha hecho bien y mal en las últimas tres décadas, deberíamos ponerlas al servicio de la construcción colectiva de soluciones.
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Como empresarios también tenemos la responsabilidad de aportar a la solución de problemas estructurales, para no dejarle un país peor a las futuras generaciones. Sin lugar a duda, se requiere también de la disposición de otros actores, como el gobierno, el congreso, los entes de control, y por supuesto la ciudadanía. En una construcción conjunta entre seres humanos, el diálogo basado en propuestas claras y precisas, debería permitirnos gestionar esas reformas desde la institucionalidad, para aportar soluciones y contribuir a la sociedad, que está esperando mucho de nuestra parte.
Germán Arce, CGN
Las conversaciones y discusiones que se están realizando en temas trascendentales, como son la salud, el trabajo y las pensiones, son de mucha profundidad y de un enorme impacto para los ciudadanos. Los efectos de estas reformas no sólo tendrán efectos en la seguridad social de todos los colombianos, además, en un país en desarrollo como el nuestro, afectarán la generación de empleo, la promoción y desarrollo de nuevos emprendimientos, la mejora de la competitividad, el fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas y, en general el desarrollo económico de todo el país.
En ese sentido, mi invitación hoy a todos los empresarios, pequeños, medianos y grandes, es a participar activamente en estas conversaciones. Deberíamos ser capaces de centrar el debate político, el debate legislativo de las reformas, en torno a las soluciones que colectivamente podemos construir para darle respuesta a la ciudadanía.
Por eso mi invitación hoy a plantear soluciones. Y para ello, hay que aceptar que hay problemas. No se puede partir del principio de que todo es perfecto y no hay nada que cambiar. Al final del día, la historia va a evaluar a los líderes y a los políticos por la capacidad que tengamos de resolver los problemas.
Sobre las tres reformas que el Gobierno ha venido planteando y que tienen un impacto transversal en la ciudadanía, incluido lo laboral, lo pensional y la salud, considero que todas están interconectadas a pesar de que son legislaciones que tienen sus particularidades.
Comencemos con la reforma a la salud, que es la primera que está sobre la mesa. Hay que analizarla con mucho detalle. Entre otras cosas, para definir si los énfasis van a estar en resolver los problemas. Entender que arreglar la situación en una parte del país no debe pasar por dañar el servicio en otra, es importante, porque ese maximalismo de cambiar el sistema para resolver un problema que es marginal es muy riesgoso, además de quitarle recursos a la solución, pondría en peligro la prestación del servicio para todos los ciudadanos.
El sistema de salud, que lleva 30 años en construcción, es muy complejo. Tiene logros en cobertura, pero hay problemas de acceso y de calidad, sobre todo en zonas rurales. Entonces, tratemos de plantear alternativas focalizadas. Mejorar los incentivos, en particular, en el tema de aseguramiento, que lo prestan hoy las EPS. Hay que hacer un esfuerzo en atención primaria, pero no por eso deberíamos desmontar los servicios que tenemos hoy.
Se requiere dar la discusión con los números y acompañarse de expertos para lograr un sistema que sea sostenible en el largo plazo. Este es un desafío que tienen tanto el Estado como la ciudadanía y los empresarios. No se puede perder de vista que cualquier decisión tiene que ver con vidas humanas. El debate no se puede dar a las carreras.
Sobre la reforma laboral, considero que el énfasis debería estar centrado en construir condiciones para generar más empleos formales. Recordemos, que Colombia tiene un grave problema estructural que no hemos logrado resolver, y es un sistema laboral sumido en la informalidad. Si en promedio el 60% de los trabajadores son informales, las discusiones laborales no se pueden centrar en el 40% que tiene trabajo y mucho menos en las pretensiones de los sindicatos que es una minoría dentro de este 40%.
De acuerdo con la información de ACOPI, las cargas no salariales de las empresas están cerca del 49% del valor de la nómina. En un país donde el 90% de las empresas son pequeñas, estas cargas resultan muy onerosas para la formalización de los trabajadores. Por esta razón, la reforma requiere de la interacción entre el sistema de protección social, la formación para el trabajo, el sistema tributario y las regulaciones del mercado laboral.
Las reglas actuales generan rigideces que no se ajustan a las nuevas dinámicas laborales y productivas. Tenemos que ser capaces de incorporar en las propuestas a toda esa población que hoy no contribuye al sistema. Analizar propuestas como: (i) fortalecer los esquemas de formación dual, que permita alinear las demandas del sector productivo con la formación de capital humano, permitiendo un mayor acceso de los jóvenes a empleo formal; (ii) establecer salarios mínimos diferenciales para algunos tipos de empleos del sector rural, que permita incorporar las particularidades regionales a las que se enfrentan las actividades agropecuarias, fomentando el empleo formal; y (iii) regular las nuevas formas de trabajo en función de sus especificidades, abriendo la oportunidad de incorporar las nuevas alternativas de generación de ingresos dentro del mercado laboral formal.
Estas son sólo algunas de las propuestas que deberíamos evaluar, considerando que, la sostenibilidad del sistema laboral requiere que las personas tengan el mayor número de oportunidades de generar ingreso digno, al tiempo que se les protege sus derechos como trabajadores.
Sin embargo, las discusiones hasta ahora pareciera que son entre empleadores y sindicatos, que revivieran viejas luchas sindicales de hace veinte años, y no se ve que en la mesa de conversación tengan silla los informales, correspondientes al 60% de los trabajadores del país. Se requiere, por tanto, ampliar el diálogo para poder identificar exactamente cuál es el problema que queremos resolver.
Finalmente, frente a la reforma pensional considero que hay tres aspectos relevantes. El primero relacionado con la protección a los adultos mayores, que llegaron a edad de pensión y que no tienen una fuente de ingresos que les garantice una vejez digna. La protección a esa población vulnerable requiere del mayor esfuerzo por parte del Estado.
El segundo se refiere al sistema pensional regresivo, en donde buena parte de los recursos se destinan a cubrir subsidios a pensiones altas. Eso hay que resolverlo con urgencia, porque cada día se amplía el hueco que le estamos haciendo a las futuras generaciones. Y el último aspecto, se refiere al diseño de incentivos para aumentar la participación de la población en el mercado laboral formal.
La fórmula final debe garantizar la preservación del ahorro que hemos construido en estas tres décadas, el cual debe ser administrado de forma profesional para que cumpla su función económica y social, no solo como una palanca para financiar las inversiones de largo plazo de la economía, generando rentabilidad para mejorar las condiciones de pensión de los aportantes.
Finalizo reiterando mi invitación a todos los empresarios, a realizar un ejercicio para que entre lo público y lo privado se logre el balance indicado para que el país avance en el cierre de brechas sociales. Pero, además, resolviendo problemas estructurales que han envejecido mal, como la enorme informalidad que está ligada a la baja productividad y a la poca capacidad que tenemos de crecer por encima de nuestro potencial, de generar más empleo, más capacidad de tributación en la sociedad. Este es un gran desafío que tienen el Estado, el gobierno y los empresarios, pero respetando la institucionalidad que nos ha costado años construir.