San Jorge, la Princesa y el Dragón. Una leyenda de tierras catalanas.

¿Y si San Jorge y la Princesa hubieran tenido el Síndrome X Frágil?

Te explicamos la leyenda desde una mirada inclusiva y te acercamos a las características de la X Frágil.

San Jorge, la Princesa y el dragón

Una leyenda de tierras catalanas

Gracias Núria y Eduard, protagonistas visuales de esta leyenda, por hacer de Cleodolinda y San Jorge por un día!

San Jorge, la Princesa y el dragón. Una leyenda de tierras catalanas

Hace muchos y muchos años, un dragón de piel áspera, uñas afiladas y aliento apestoso, atemorizaba a todo el vecindario de la villa de Montblanc, que le servía rebaños de cabras, ovejas, bueyes y vacas para calmar su apetito.

Cuando ya no quedaba ningún animal, se decidió que por sorteo, cada día, una persona sería entregada al dragón. Todo el mundo debía ser incluido en esta iniciativa, por lo que Reyes y Princesa también participarían.

De hecho, era la mano inocente de la Princesa la encargada de sacar de dentro la olla de hacer el caldo del día de Navidad, uno de los nombres de los vecinos y vecinas, todos los días de la semana.

Llegado el momento de hacer el sorteo, con la plaza llena a rebosar, la Princesa había terminado la lectura de la última página de “Bits y Bots” su cómic preferido, y se disponía, a pesar de su timidez en actos públicos, en extraer el primer nombre.

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San Jorge, la Princesa y el dragón. Una leyenda de tierras catalanas

Y cuál fue la sorpresa de todo el mundo cuando lo leyó y pronunció “Cleodolinda”, ¡su propio nombre!

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Como le gustaría en ese momento cambiar de escenario y estar en la clase de matemáticas, ¡la asignatura que menos le gustaba! Ahora desearía incluso contar los dedos, las monedas o los garbanzos… ¡sin ayuda de ninguna calculadora! En aquella época todavía no existían y las matemáticas, no eran precisamente su fuerte y nunca han sido algo fácil para todo el mundo.

Ella, que era una gran aficionada a escuchar cuentos y fábulas, que se mostraba divertida, alegre y charlatana cuando se la conocía, que le gustaba vestir a la moda y compartir actividades con Caterina y Fernando, sus amigos y confidentes de escuela… ahora pasaría ser poco más que un plato de macarrones para un dragón feroz y hambriento.

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Ser el centro de atención nunca había sido de su agrado, ya que prefiere el silencio y la calma, antes que el ruido, los gritos y las estridencias. De hecho, el ruido condiciona su soltura y por el contrario, el silencio la tranquiliza y le puede dar la confianza que necesita para abandonar el castillo, salir de las murallas y plantarse ante el dragón.

Paso a paso, Cleodolinda avanzaba hacia la bestia.

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Todo parecía perdido cuando de repente, unos arbustos se movieron y de entre ellos, salió San Jorge, un caballero de cara estrecha y alargada, orejas grandes, mandíbula inferior prominente y una armadura de bronce reluciente con una mariposa esculpida.

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Las batallas se ganan estudiando al enemigo y aplicando una buena estrategia ante los movimientos del contrincante y, si por algo se caracteriza San Jorge es por la gran capacidad de observación, que permite captar los puntos débiles del dragón, donde es mejor atacar.

La tranquilidad y la serenidad también le da Serafín, un caballo blanco que le acompaña y con el que forman un buen equipo donde ambos ganan: Jorge es el responsable de cepillarlo, cuidarlo y alimentarlo (y de darle premios de zanahorias) y a su vez, Serafín le aporta tranquilidad y serenidad a Jorge. ¡Se entienden a la perfección y son inseparables desde hace mucho tiempo!

Todo indicaba que era el momento ideal para ponernos en acción y empezar la batalla, por lo que sin esperar más…

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San Jorge, la Princesa y el dragón. Una leyenda de tierras catalanas

Pam!

¡Sant Jorge arremete contra el dragón!

En ese momento, la Princesa, en un acto de decisión y determinación, no duda en quitarse el cinturón con la hebilla de mariposa que siempre luce y…

Zac!

lo ata al cuello del dragón para conducir a la bestia hasta las puertas de las murallas de Montblanc.

Allí, bajo la atenta mirada de los vecinos y vecinas y con un gesto seguro y decidido San Jorge...

Chas!

clava la llanza al dragón.

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¡La euforia y entusiasmo afloraron en todos!

Los vecinos y vecinas celebraban el triunfo mientras contemplaban la escena donde de manera festiva, Cleodolinda y San Jorge hacían sensibles movimientos circulares con los brazos acompañado de pequeños saltitos.

Ver a la Princesa realizando estos movimientos era un hecho usual para sus conciudadanos y conciudadanas cuando había un motivo de alegría pero, nunca se había visto de manera notoria a alguien haciendo los mismos movimientos, aunque se rumoreaba que había otros niños y jóvenes que también lo hacían.

Pero volvamos por un momento al dragón… ya que la herida había formado un gran charco de sangre y en ese mismo instante, de manera sorprendente, creció, en el lugar donde yacía el dragón muerto, un precioso y fuerte rosal lleno de rosas rojas.

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San Jorge cogió una de las rosas y le dio a Cleodolinda.

Ambos estaban algo desconcertados por lo que habían vivido y quizás no encontraban las palabras más adecuadas para dar respuesta a los vecinos y vecinas que les preguntaban sobre la experiencia. ¡Todo el mundo entendió que a veces, una imagen vale más que mil palabras y que una mirada de complicidad entre los dos protagonistas fue suficiente para entender que esta batalla había sido más que superada!

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Desde hace muchos años el 23 de abril se celebra el día de San Jorge donde los libros y las rosas son los protagonistas.

Antiguamente, había un intercambio muy marcado en el que las mujeres recibían una rosa por parte de los hombres y los hombres un libro por parte de las mujeres.

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Actualmente, por suerte, todo el mundo es libre de regalar lo que quiera a quien quiera pero lo que no ha cambiado es que es el día por excelencia del libro y la rosa.

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Trabajamos conjuntamente con las familias, que saben que en la Asociación encontrarán un espacio de confianza, herramientas, orientación, formación y apoyo.

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