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PRIORIDADES EN EL MATRIMONIO

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NUESTRO MUNDO

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Hace poco leí que a Tim Keller —pastor, consejero y escritor muy reconocido— le diagnosticaron en mayo de 2020 un cáncer pancreático grado cuatro. Me pareció admirable su actitud cuando le dijeron que no sobreviviría a ese mal; además, lo que expresó acerca de cuáles serían sus prioridades para el tiempo que le restaba en la Tierra.

Cuando le preguntaron al Dr. Keller: «¿En qué cosas quiere concentrarse ahora, teniendo en cuenta el breve tiempo que le queda de vida? y ¿cuál sería la prioridad número uno en su lista?», respondió:

Mi esposa Kathy y yo conformamos un equipo; somos bastante conocidos por eso. En muchos aspectos, somos inseparables.

Después del diagnóstico de cáncer nos dimos cuenta de que no estaba bien llegar al final de nuestra vida sin

1. Harrison Warren, Tish (10 de abril de 2022). “How a Cancer Diagnosis Makes Jesus’ Death and Resurrection Mean More,”New York Time s mejorar nuestro matrimonio en aspectos en los que se podía hacer progresos.

A ella le parecía que no podía hablar conmigo de ciertas cosas, pues yo no reaccionaba bien; por ende, ya había desistido de hacerlo. Ahora, sin embargo, hemos hecho avances y logramos hablar de ciertas cosas y encararlas como nunca lo habíamos hecho.1

Eso me causó una honda impresión, porque si Tim Keller, que vive a la sombra del cáncer, puede hacer que una de sus principales prioridades sea mejorar su matrimonio, cuánto más deberíamos poder hacerlo nosotros en nuestras relaciones.

Otra cosa que me impresionó mucho en el mismo orden de ideas fue la vivencia de un hombre que se iba a divorciar. Su esposa y él habían intentado de todo, y nada daba buenos resultados. Pero él amaba a su esposa y quería seguir con ella.

Se le ocurrió entonces la idea de preguntarle todos los días qué podía hacer por ella y poner todo de su parte para realizarlo. Las primeras tres veces que le preguntó, su mujer pensó que bromeaba cuando él le decía: «Amor, ¿qué puedo hacer por ti hoy?» Ella lo ponía entonces a prueba y le daba una tarea enorme o complicada, como limpiar el garaje o hacer un arreglo general del jardín. Se lo ponía lo más difícil posible, pues pensaba que él nunca llegaría a cumplir lo que ella le pedía.

Así y todo, después de que día tras día él seguía preguntándole qué podía hacer por ella y luego con entusiasmo ponía todo su empeño y fuerza para cumplir con lo que le pedía, la esposa empezó a creer que en realidad estaba decidido a hacer lo que fuera para convencerla de que la amaba. Gracias a que estuvo dispuesto a expresarle su amor de manera tangible por medio de sus acciones, su matrimonio se salvó.

Cuando Dios está en el centro de nuestro matrimonio y Él es la Persona más importante en nuestras relaciones, Su amor labra la unidad entre nosotros y nos hace uno. Cuando Su amor nos mueve, sabemos que lo estamos complaciendo a Él, por más que nuestro cónyuge no responda como esperábamos.

Transmitir el amor de Dios a los demás no es un contrato concebido para obtener a cambio lo que queremos de la otra persona. Se da libremente sin esperar reciprocidad. A veces hacemos cosas para nuestro cónyuge con la esperanza de que nos corresponda. Hacemos algo agradable por esa persona y queremos que a cambio haga algo agradable para nosotros. En muchos casos así será, toda vez que el amor engendra amor; sin embargo, es posible que ese acto recíproco por parte de la otra persona no nos llegue en el momento en que lo esperábamos ni tal como nos lo imaginábamos.

Si el móvil que tenemos es obtener algo a cambio, lo que damos no es completamente por amor. Procuremos más bien imitar el amor de Jesús, que lo entregó todo por nosotros sabiendo que nunca podríamos devolverle todo lo que nos dio.

María Fontaine dirige juntamente con su esposo, Peter Amsterdam, el movimiento cristiano La Familia Internacional. Esta es una adaptación del artículo original. ■

Vers Culos Sobre Las Relaciones

Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse. Santiago 1:19 NVI

La respuesta suave aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor. Proverbios 15:1

Nada de acritud, rencor, ira, voces destempladas, injurias o cualquier otra suerte de maldad; destierren todo eso. Efesios 4:31 BLPH

Mejor es el fin del asunto que el comienzo. Mejor es el de espíritu paciente que el de espíritu altivo. No te apresures en tu corazón a enojarte, porque el enojo reposa en el seno de los necios. Eclesiastés 7:8,9

Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados.

1 Pedro 4:8 NBLA

Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. […] Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue. 1 Corintios 13:2-8 NVI

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