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EL DON DE BECKY
Curtis Peter van Gorder
Becky era una compañera de colegio con la que me sentaba en 5º grado hace unos 50 años. Esta mañana algo me hizo acordarme de ella. Una cosa dio pie a la otra, y me vinieron a la memoria un montón de recuerdos. Me acuerdo perfectamente de su sonrisa y su forma de ser tan agradable, a pesar de que debía de estar experimentando un dolor físico y psicológico extremo. Es que ella era ya consciente de que su vida nunca sería como la de sus compañeros, pues sufría de parálisis infantil.
La recuerdo levantándose con sus incómodos y chirriantes aparatos ortopédicos y arrastrando los pies, bregando para dar cada paso. Ya entonces me asombraba cómo podía arreglárselas. Yo en cambio tenía todos mis miembros intactos, buena salud y toda mi vida por delante. Mi familia era de clase media bien afirmada y no me faltaba nada de lo fundamental; así y todo, a veces no estaba tan agradecido como debía. Mirándolo en retrospectiva, puedo decir que fui bastante mimado.
A pesar de sus impedimentos, Becky mantenía una actitud positiva y conservaba su fe en Cristo. Su espíritu alegre era un regalo para mí que decía mucho.
En la primera mitad del siglo XX la poliomielitis seguía siendo un mal generalizado y podía afectar a cualquiera. El presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt quedó paralizado de la cintura para abajo a causa de la polio. En su punto álgido, durante los años 40 y 50, la poliomielitis paralizaba o mataba a más de medio millón de personas al año en el mundo. En estas últimas décadas la poliomielitis estuvo casi erradicada; por desgracia se ha vuelto a detectar recientemente en ciertas zonas donde casi había desaparecido.
Si bien todavía queda trabajo por hacer para acabar con esta horrible enfermedad, es alentador ver lo lejos que hemos llegado. Me da fe de que podemos superar otros perjuicios más actuales, como la pandemia de Covid19, el cambio climático, la escasez de energía y otras amenazas que puedan surgir. Y aunque tengamos que sufrir una desgracia, podemos recordar e inspirarnos en las almas valientes que, como Becky, aguantaron y conservaron la fe a pesar de todo.
Curtis Peter van Gorder es guionista y mimo. Durante 47 años desarrolló actividades misioneras en 10 países. Actualmente vive con su mujer, Pauline, en Alemania. ■
Cada vez Él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; Mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí.
2 Corintios 12:9 NTV