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Voces jóvenes
Voces jóvenes
El Dios de las cosas pequeñas
Me estaba preocupando. El tiempo se escurría, y aún no había hallado el lugar ideal para mi boda en diciembre. «Parte de mí siente que es una tontería orar por los detalles de la boda –escribí en un mensaje a una amiga– porque no son importantes dentro de la visión cósmica general». «Por supuesto que puedes orar por los detalles de la boda –me animó ella–. Nada es demasiado simple para Dios. Él ve cuando cae un gorrión; sabe cuál es el número de tus cabellos; conoce las fibras mismas de tu corazón, y se deleita en unir tu corazón con el de tu prometido. Creo que ocuparse de los detalles de la boda es una manera que tiene Dios de mostrarse generoso con tu corazón de mujer, y creo que Dios disfruta de suplir las cosas que nos provocan estrés, aun si parecen pequeñas».
Al leer el mensaje de mi amiga, dejé escapar un gran suspiro y recordé que Dios era un Padre amante que recibía todas mis oraciones, aún las más insignificantes. Estaba planeando la boda a larga distancia, desde Corea del Sur, lo que en ocasiones era muy estresante. Mis padres habían estado visitando mi lista de posibles lugares en el Reino Unido, pero ninguno parecía el correcto. Hasta que llegaron al último lugar, ese terminó siendo perfecto. Era una típica casa inglesa de campo, muy atractiva, con muchísima historia, y con un anfitrión deseoso de hacer todo lo posible para ayudar. Había un gran hogar de leña en el gran salón, jardines hermosos, y hasta algo tan «insignificante» como las sillas que más me gustan. Además, nos dieron el lugar por menos dinero del esperado. Sentí que Dios me sonreía, ofreciéndome ese regalo de bodas de su parte, diciéndome: «Mira, me ocupé de los detalles que pensaste que eran demasiado pequeños es insignificantes para mí. Recuerda, yo soy también el Dios de las cosas pequeñas».
A menudo siento un debate interior al pedirle a Dios por las cosas «pequeñas», en especial cuando pienso en las tragedias y desafíos del mundo. Más si estas cosas pequeñas son apenas detalles de una boda soñada. También he hallado que la iglesia a menudo se enfoca en el servicio y el sacrificio, lo que puede hacer que mis pedidos personales parezcan egoístas.
Creo ciertamente que hay tiempo para el sacrificio, pero creo cada vez más que también hay un tiempo de aceptar los buenos dones de Dios que parecen extravagantes o innecesarios. Un tiempo para pedir por las cosas «pequeñas» que nos traen gozo. No importa cuál sea la respuesta de Dios, creo que él recibe de buena gana esos pedidos. Después de todo, es el Creador que instauró con tanto detalle una gran cantidad de belleza «innecesaria» en este mundo. Él se interesa en nuestra felicidad.
«Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, donde está el Padre», dice Santiago 1:17.1 Y Elena White comenta: «El que sustenta los innumerables mundos diseminados por la inmensidad, también tiene cuidado del gorrioncillo […]. No se derraman lágrimas sin que él lo note. No hay sonrisa que para él pase inadvertida. Si creyéramos implícitamente esto, desecharíamos toda ansiedad indebida. Nuestras vidas no estarían tan llenas de desengaños como ahora; porque cada cosa, grande o pequeña, se dejaría en las manos de Dios, quien no se confunde por la multiplicidad de los cuidados, ni se abruma por su peso […]. Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que él no la note».
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Al contraer matrimonio, puedo alegrarme no solo de ese nuevo capítulo en mi vida, sino también de los recordatorios que rodean al evento: saber que mi Dios es el Dios de las cosas pequeñas.
1 La cita ha sido extraída de la Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015 porBiblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo. 2 Elena White, El camino a Cristo (Boise, Id.: Pacific Press Pub. Assn., 1993), pp. 85, 86, 100.
Lynette Allcock enseña inglés en Seúl, Corea del Sur.