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Gozo en la creación de Dios
Por estos días, hallo gozo en la naturaleza. Dios nos brinda la oportunidad de un cambio de perspectiva mediante las maravillas de su creación; mediante los detalles cuidadosos de la naturaleza. El sonido del viento entre los árboles, el llamado distante de las aves, el rugir de las olas del océano, ahogan el estrépito del discurso discordante que nos rodea. Es una invitación a apartarnos de lo que, indudablemente, es un momento oscuro en nuestro entorno, para alcanzar una comprensión más profunda y una nueva experiencia que se encuentra al enfocarse en Dios. Ese cambio de perspectiva me recuerda el cuadro completo. Lo que veo desde mi ventana habla de desesperación y una esperanza en retirada. No obstante, al mirar la naturaleza recuerdo cuán insignificante soy, pero aun así, cuánto me ama Dios. ¡Tanto que me ofreció la salvación! En esa vastedad veo el inmenso plan de un Dios amante, y en la humildad de mi alma mi esperanza se ve restaurada.
«El dolor insiste en ser atendido. Dios nos susurra en nuestros placeres, y nos habla mediante la conciencia, pero en cambio grita en nuestros dolores, que son el megáfono que usa para despertar a un mundo sordo» (C.S. Lewis, «El problema del dolor»).
O. Archbold es ingeniero mecánico. Escribe desde Florida, Estados Unidos.
Recordemos la orden divina de regocijarnos
En una encuesta preguntaron a coreanos de 50 a 69 años: «¿Qué es lo más importante para usted ahora?» La salud ocupó el primer lugar, y el dinero el segundo. Para los hombres, las esposas ocuparon el tercer lugar, y para las mujeres, ellos ocuparon el séptimo. ¿Para un cristiano, cuál debería ser el deseo prioritario para la vida? El gozo. Porque el gozo es un don de Dios.
Debido a la crisis por el Covid-19, la gente está sufriendo depresión y estrés. ¿Cómo podemos regocijarnos en estos tiempos? El apóstol Pablo nos recuerda que siempre debemos regocijarnos a pesar de encontrarnos en situaciones difíciles (por ejemplo, estar en la cárcel). La falta de dinero o la pérdida de la salud puede entristecernos, pero siempre tenemos que recordar la orden del Señor de alegrarnos.
Podemos regocijarnos porque nuestra ciudadanía está en el cielo, y Pablo nos dio un ejemplo a seguir. Creo que el gozo es una recompensa que se da a personas que buscan la vida cristiana. Ese gozo es mayor y más duradero que los placeres del mundo. «Es nuestra fortaleza regocijarnos en el Señor». Como lo expresa la Biblia, regocijarse en Dios debería ser la fuerza motivadora para los creyentes que viven en tiempos oscuros. Hay un proverbio coreano que dice que reírse trae bendiciones. Espero que todos sonrían a pesar de los momentos difíciles que experimentamos actualmente.
«Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales, con todo, yo me alegraré en Jehová, me gozaré en el Dios de mi salvación» (Hab. 3:17, 18, NVI).
Hae Seong Kim es editor de Sijo, la revista Señales de los tiempos en coreano.