7 minute read

Un poquito más sobre la familia del padre César Dávila

Foto: Asociación Escuela de Auto-Realización

Su padre, de nombre César Augusto Dávila, hijo de Don Leovigildo Dávila, oriundo de Ibarra, tuvo dos hermanos de especial trascendencia en la Historia del Ecuador, ellos son el Presbítero Eudoro C. Dávila, y el médico Dr. Pablo Aurelio Dávila.

Advertisement

El primero, Eudoro, distinguido sacerdote, orador, escritor y poeta. Escribió muchas obras, entre las más notables: el poema Las Glorias de Jerusalén, el estudio sobre La Santidad de Pío X. Sostuvo una lucha social en contra de la actitud intransigente del entonces Arzobispo de Quito, Dr. Federico GonzáMyriam Dávila lez Suárez, quien era una persona muy reconocida como eclesiástico, historiador, arqueólogo y político ligado al Partido Social Cristiano, (1878 Diputado por la Provincia del Azuay), (Senador 1892). En 1906 Pío X le nombró Arzobispo de Quito, desde donde dirigió la Iglesia ecuatoriana hasta su muerte en Quito, 1917).

Se opuso a la libertad de cultos, el divorcio y el laicismo estatal. Serio y severo en el ejercicio sacerdotal. Notable por su talento y habilidad política, que le llevaron a ocupar las más altas posiciones dentro de la Iglesia y el Estado hasta su muerte acaecida en Quito en 1915. Inauguró el siglo XX, con su influyente personalidad de sabio y sacerdote. Combatió la dictadura del General Ignacio de Veintimilla y Eloy Alfaro.

Del Presbítero, Eudoro Dávila, el historiador Nicola dice, escribía panfletos en contra del sistema, y su obra titulada “El imperialismo arzobispal y sus víctimas”, es una serie de cartas dirigidas al Dignísimo Arzobispo Dr. González Suárez impreso en Quito en 1917, donde deja plasmada su lucha social.

El médico, Dr. Pablo Aurelio Dávila, joven liberal y enérgico escritor, colaboró asiduamente en periódicos nacionales. Escribió en un periódico político eventual, “El Pobrecito Hablador” (Guayaquil, 17 junio 1911). En sus artículos, deja notar su posición frente a los abusos de poder del liberalismo de ese entonces impulsado por el general Eloy Alfaro, decía “la política es la ciencia del engaño mutuo”. Es el autor del folleto “El 25 de Abril de 1907” donde inmortalizó aquella jornada, en que la juventud de Quito, fue vil y cobardemente asesinada por tropas alfaristas. Esa lucha le llevó a ser un perseguido político. Sus escritos (aunque en la última etapa de su vida escribió algunas obras que han quedado inéditas) y su biblioteca, fueron quemados en la casa de La Joya, saliendo expatriado a Chile, donde ejerció su profesión en Santa Cruz de Curicó, y haciendo lucha clasista hasta su muerte en 1911.

Según el historiador ambateño, profesor Gerardo Nicola, se destaca en ambos esta pasión por la igualdad y el respeto al hombre, los dos son políticos y rebeldes haciendo una franca oposición, en una época en que la Iglesia tenía gran injerencia en la política de Estado. nistrador de la hacienda de Leito, contrae nupcias con Vicenta Gavilanes y se radican en La Joya. Incrementa su patrimonio llegando al cerro Yamate. Tenían una considerable extensión de tierra, toda clase de árboles frutales y cereales como arveja, lenteja, habas, papas y achiera, de la cual se sacaba el almidón.

La Joya tenía una amplia casa de madera, con corredores y patio empedrado; destacaban las grandes palmeras de donde caían cocos pequeñitos como las bolas de cristal, y el P. Dávila cuando niño había grabado tres cruces, que se pueden ver hasta hoy.

Su padre, César Augusto, llega a Patate como administrador de la hacienda de Leito, contrae nupcias con Vicenta Gavilanes y se radican en La Joya. Incrementa su patrimonio llegando al cerro Yamate. Tenían una considerable extensión de tierra, toda clase de árboles frutales y cereales como arveja, lenteja, habas, papas y achiera, de la cual se sacaba el almidón. La Joya tenía una amplia casa de madera, con corredores y patio empedrado; destacaban las grandes palmeras de donde caían cocos pequeñitos como las bolas de cristal, y el P. Dávila cuando niño había grabado tres cruces, que se pueden ver hasta

Foto: Asociación Escuela de Auto-Realización

Costumbres de la casa

En la casa, el orden y la pulcritud eran las reglas. Desayuno con leche y chocolate Postum; frecuentes asados de borrego y cerdo, morocho con leche y muchos dulces. Aquí los abuelos criaron a Julio, un sobrino nieto, de quien recuerdan que algo jovencito, se escapaba al pueblo para disfrutar de sus cosas juveniles, y cuando era sorprendido por el abuelo, decía que se fue en busca de noticias frescas, pero como era una mentira, el abuelo le hacía pedir perdón a Dios en público en medio del rezo del rosario. César Augusto, era un cristiano a carta cabal, pertenecía a la Orden Terciaria de San Francisco, orden creada para seglares comprometidos, quienes tenían muy arraigado el servicio al prójimo, la caridad

y los votos de obediencia a los lineamientos de la Iglesia. Era un hombre muy recto, fuerte de carácter que formó a sus hijos con mucha autoridad. Estaba en la misa, recibía la comunión y también demandaba el pago de sus haberes, si era preciso en la Tenencia Política.

El Padre Dávila recuerda a su padre, con mucho respeto y su cara se ilumina ante el recuerdo de su religiosa madre. Los dos impulsaron al Padrecito a auto-educarse, y por ello, parte a temprana edad al Seminario Menor San Luis de Quito, y luego, en el Seminario Mayor San José hasta ser ordenado sacerdote en 1934. Sus compañeros son los libros y su sed de conocimiento.

El P. Dávila se pronuncia también por la lucha social y escribe y educa a los indios desde su plataforma clerical, funda un movimiento sindical de trabajadores.

A la muerte de su padre, su madre se establece en Ambato, lo cual le permite vivir con mayor intensidad su religión y religiosidad. Asistente asidua a la Santa Misa diaria, en la iglesia de Santo Domingo. Dicen mis hermanas mayores que vivieron con ella, que, cubría su cabeza con una fina manta negra de seda, su reclinatorio rojo aterciopelado era llevado a la iglesia por su dama de compañía, Coca, todos los días y permanecía allí durante todos los oficios religiosos. Su hermana Nathalia, es nuestra abuela materna, y Dolores, llamada Lolita, tenían una gran relación entre sí y cultivaron en toda la familia los valores morales y religiosos que nos hicieron hombres y mujeres de bien.

Todas las casas, tenían un cuarto de oratorio grande en el centro de la casa, y era el lugar obligado de reunión diaria de la familia, vecinos y amigos, incluso el personal que trabajaba en la casa. El rezo del rosario era obligatorio, con cantos y letanías rezadas de rodillas. Viví mi niñez con estos ejemplos y con la misa cantada en latín, hasta el año 1962 cuando se inició la celebración en español con el sacerdote dirigiéndose al pueblo.

Vienen a mi memoria las casas de hacienda de la familia, una muy especial quedaba en San Javier, esta tenía una capilla dedicada al Señor de la Caña, que era un Jesús en tamaño natural sentado sobre un sillón, vestía solamente un atuendo cubriéndole la cadera, tenía una caña de plata en su mano, y una corona de espinas en su frente, que también era de plata.

Todas las fiestas religiosas, se guardaban con especial devoción, participábamos de grandes procesiones, noches de vigilia, rezos y cantos. La familia en pleno tomaba a su cargo la dirección de estos actos; sacerdotes y monjas, lectores de la Palabra nacieron en su seno, hombres y mujeres comprometidos con el Evangelio.

Pienso yo que, el Padre Dávila, habrá heredado la tenacidad de sus antepasados, su figura fue respetada y temida. Tenaz en sus propósitos, firme en sus resoluciones. Un lector incansable, un orador de renombre, un escritor, un pregonero de la enseñanza del Cristo Cósmico. Un enamorado de Dios que creció con humildad, descubrió el camino y nos condujo por la senda más corta para esa comunión con la Divinidad; y de esta experiencia, ustedes, queridos lectores, yo, y muchos seres que vendrán, somos su fruto.

Foto: Asociación Escuela de Auto-Realización

Tíos P. Dávila: Dr. Pablo Aurelio Dávila, Dr. Eudoro C. Dávila

Foto: Asociación Escuela de Auto-Realización

P. Dávila y sus hermanos: Josefina. Carmelina y Pablo A. Dávila (en casa de Josefina en Patate)

Foto: Asociación Escuela de Auto-Realización

Armando Álvarez (esposo de Carmelina) y Carmelina Dávila y Pablo A. Dávila (hermanos del P. Dávila)

Foto: Asociación Escuela de Auto-Realización

Foto: Asociación Escuela de Auto-Realización

Arcenio Arellano (esposo de Dolores Gavilanes), Pablo A. Dávila, Laura Arellano y Padre Dávila. Beatriz Dávila (sobrina del P. Dávila, hija de Carmelina) y su esposo Numa Vasco, viven aún en La Joya

Referencias:

http://13.90.146.37/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=11443&query_desc=ti%2Cwrdl%3A%20el%20imperialismo%20arzobispal%20y%20sus%20victimas

http://repositorio.casadelacultura.gob.ec/bitstream/34000/8765/1/POB_48.pdf

http://repositorio.casadelacultura.gob.ec/handle/34000/8765

https://books.google.com.ec/books?id=vj51AAAAMAAJ&pg=PA176&lpg=PA176&dq=dr+pablo+aurelio+davila&source=bl&ots=b8CEHyDB2l&sig=ACfU3U0EYEmzgj6MGmt1YHJsmqyD3lYgwA&h l=es-419&sa=X&ved=2ahUKEwi4rc6J6aHzAhUIVTABHSMHCvMQ6AF6BAgOEAM#v=onepage&q=dr%20pablo%20aurelio%20davila&f=false

This article is from: