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Junta Nacional Directiva AMECIP
José Manuel Luque Rojas Presidente de la Junta Nacional Directiva Efraín Eric Poot Capetillo Vice-Presidente de la Junta Nacional Directiva Margarita Argüelles Gómez Secretaría Ejecutiva de la Asociación Víctor Alarcón Olguín Secretario de Organización Jesús Tovar Mendoza Secretario de Relaciones Interinstitucionales Ernesto Hernández Norzagaray Secretario de Relaciones Internacionales Lerins Rafael Varela Castro Secretario de Coordinación de Eventos Académicos Víctor Manuel Reynoso Angulo Secretario de Publicaciones y Revista Institucional Víctor Manuel Muñoz Patraca Secretario Académico Octavio Moya Delgado Secretario de Membresías y Registro de Asociados Francisco Serrano González Secretario de Estudiantes de Pregrado y Postgrado Jorge Alberto Chan Cob Secretario de Comunicación, Imagen Institucional y Redes Sociales Susana Candelaria Pech Campos Secretaria de Capacitación y Actualización Académica y Metodológica Gabriela Yolanda Castañón García Secretaria de Distinciones Académicas, Becas y Promoción Científica Gustavo López Montiel Secretario de Evaluación de la Enseñanza y Evaluación de la Ciencia Política
Comité Estudiantil AMECIP Asuntos Editoriales Baja California Cristhian Jesús Hernández Cervantes Responsable de la sección: “Eventos” Hidalgo Juan Enrique Hernández Carmona Responsable de la sección “Interviú” Nuevo León Ana Gabriela Farías Calderón Responsable de la sección “En debate” Querétaro Alan Raúl Sánchez Perdomo Responsable de la sección: “La ventana” Sinaloa Emilio Sinue Vladimir Reyes Cabrera Responsable de la sección “Así lo escribió” Coordinadora Nacional de Asuntos Editoriales Elizabeth Valdez Alvarez
Revista Radiografía Política© Número 2, abril 2013 Tijuana, México
Foto de Portada original de ©Marie AschehougClauteaux/Flickr.com Todos los textos incluidos en la Revista Radiografía Política de los Comités Juveniles AMECIP están protegidos por derechos de autor. Conforme a la ley, está prohibida su reproducción por cualquier medio, mecánico o electrónico, sin permiso escrito del Comité Editorial. Los textos completos de los artículos son de acceso abierto, esto es: se pueden leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o vincular. Las opiniones expresadas en los artículos publicados son las de los autores y no coinciden necesariamente con las del Comité Editorial ni las de los Comités Juveniles de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas.
• PRESENTACIÓN
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• El recuento de la transición democrática en México Martín Manuel Franco Quintero/UABC, Baja California
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• El uso de la deuda pública como instrumento de financiamiento, y algunos apuntes sobre México Cristhian Jesús Hernández Cervantes/UABC, Baja California
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• Ideas de Hans Kelsen y Carl Schmitt. Desencuentro, complementariedad y vigencia Luis Manuel Rochin Zepeda/UAS, Sinaloa
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• Ciudadanía y Sociedad Civil/Dr. Roberto Armando Mejía Fonseca Juan Enrique Hernández/UAEH, Hidalgo
• Congreso Internacional de Ciencias Políticas/AMECIP • Presentación del Comité Estudiantil AMECIP en Sinaloa
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• Recomendaciones 1984 – George Orwell The Federalist – Hamilton, Madison y Jay Documental – Manifest Destiny’s Child
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La Revista Estudiantil AMECIP: Radiografía Política es una publicación mensual, en formato electrónico, vinculado a temas de interés especializados en el análisis político y social del ambiente juvenil en México. Su objetivo es promover la participación de los jóvenes mexicanos en la esfera pública, a través de los Comités Juveniles AMECIP, lograr la integración de una red juvenil nacional que impulse la cooperación y la formación de profesionistas más competitivos y activos en su entorno. La Revista Radiografía Política es un trabajo colectivo que integra una gran diversidad de temas (enfocados a ciencias políticas o ciencias afines); en esta primera edición el eje temático es: “La Ciencia Política frente a la juventud mexicana”, ofreciendo a los jóvenes una ventana de entretenimiento e identidad. Radiografía Política esté enfocada a la población juvenil ávida de conocimiento, interacción, cooperación e identidad, intenta convertirse en un medio de expresión de los jóvenes, en el cual se compartan experiencias y al mismo tiempo es un espacio de retroalimentación con la participación de los Comités Juveniles en cada entidad federativa.
Comité Estudiantil AMECIP Asuntos Editoriales
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Recuento de la transición democrática en México Martin Manuel Franco Quintero
El objetivo del presente ensayo es describir el proceso democratizador en México. Este es un trabajo que hace un recuento de algunos hechos que han caracterizado este proceso. A principios del sexenio del Lic. Adolfo Ruíz Cortines (1952-1958), se reconoció uno de los derechos más importantes en la vida democrática del país. Se dio un paso muy importante en la homologación de los derechos políticos de la mujer: el 17 de octubre de 1953 apareció en el Diario Oficial de la Federación, una reforma que reconocía el derecho de las ciudadanas mexicanas a poder votar y ser postuladas y votadas para puestos de elección popular. Este fue un suceso importante en el camino hacia un sistema con mayor reconocimiento de la pluralidad, la tolerancia y el respeto. Cabe destacar que, en comparación con otros países, México tardó más en reconocer este derecho. Países como Alemania y Suecia habían extendido el sufragio universal al sexo femenino desde principios del siglo XX (Moreira, 2011). Durante el sexenio del Lic. José López Portillo, se llevó a cabo la reforma electoral que marcó la pauta para la apertura del sistema de partidos y para el procesamiento de las minorías en el Legislativo. Esto no quiere decir que no hayan existido acontecimientos institucionales previos que ayudaran al proceso democratizador, sino que fue esta reforma la que históricamente abrió el camino para la democratización del sistema político mexicano. Dicha reforma fue la oportunidad perfecta para incentivar a los nuevos partidos políticos a buscar una participación activa en la vida pública. Se les declaró como “entidades de interés público” y se reconoció la personalidad jurídica bajo previa constitución legal; se incorporó un mecanismo que tomaba en cuenta a las minorías a través de la creación de cien diputados de representación proporcional, aumentando a 400 los diputados integrantes de la cámara baja (véase la figura I); se abrió la posibilidad de participación a las agrupaciones organizadas que estuvieran interesadas en obtener su registro como partido político, condicionando su registro al 1.5% de votos efectivos. Además, el Estado absorbió los gastos de los partidos al otorgar financiamiento público tanto para las campañas como para el sostenimiento de los mismos. Los partidos
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Martin Manuel Franco Quintero registrados podían participar activamente en elecciones estatales y municipales, atendiendo los tiempos que la autoridad electoral estableció. También se permitió el acceso de los partidos políticos a espacios en radio y televisión. Durante este periodo de apertura a la pluralidad y de brindar la oportunidad a las organizaciones que vivían en la clandestinidad a constituirse formalmente como partido político y buscar el poder, se crearon los siguiente partidos: Comunista Mexicano (PCM), Demócrata Mexicano (PDM), Mexicano de los Trabajadores (PMT), Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Socialista Revolucionario (PSR) y el del Pueblo mexicano (PPM). Es Importante señalar que todos estos correspondían al espectro ideológico de la izquierda; la izquierda que luchó por su reconocimiento y por la oportunidad de competir en el sistema electoral.
A partir de esta reforma, y considerando las elecciones presidenciales subsecuentes, el sistema pasó de ser no competitivo, con un partido hegemónico, a un sistema con competencia, con una pluralidad moderada y un partido dominante. Empero, existía la competencia más no la competitividad, ya que las expectativas reales de alternancia eran mínimas. Aún con esta limitación, la inclusión y el reconocimiento de las minorías representaron un avance para la democracia electoral de México y para los mismos partidos, porque ahora podían debatir exponiendo sus puntos de vista, luchar intelectualmente y, con sus habilidades electorales, conquistar el poder político, ya no desde la clandestinidad, sino desde la tribuna. Es importante señalar que el órgano encargado de organizar y llevar a cabo las elecciones electorales era el propio gobierno, por medio de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Proceso Electorales (LFOPPE). Dicho órgano estaba generalmente integrado por el Secretario de Gobernación en turno y dos representantes de cada partido político. Esto quiere decir que aún existía incertidumbre en la legalidad
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de los procesos electorales, ya que el mismo gobierno podía manipular las elecciones y los resultados. La reforma electoral de 1977 fue sustancial para sentar las bases de la siguiente reforma en la materia, que se dio 1986, durante el mandato del presidente Miguel de la Madrid Hurtado. Ésta contemplaba el aumento del número de diputados de representación proporcional de 100 a 200, lo que dio un total de 500 diputados (véase en la figura II). Esta cifra sigue rigiendo la cámara baja. Además, se incluyó una cláusula de gobernabilidad, la cual establecía que al partido que por sí solo obtuviera el 35% de los votos, se le otorgarían escaños de representación proporcional para que obtuviera el 51% de representación en la Cámara.
Con esta reforma también se creó la Comisión Federal Electoral (CFE) en sustitución del órgano creado por la LFOPPE, además del antecesor del hoy Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el Tribunal de lo Contencioso Electoral (TRICOEL), el cual conocía de controversias electorales y daba solución a las mismas. Bajo esta nueva reforma electoral, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales de 1988, y uno de los quiebres más importantes de la vida democrática del país. En éstas se reafirmó el camino hacia la extinción del partido dominante y aumentaron las expectativas reales de alternancia. Un año antes de las elecciones presidenciales de 1988, dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se vivió una fuerte presión para democratizar al partido. Se pretendió eliminar la tradicional designación del presidente por medio del ¨dedazo¨ y abrir la candidatura a un proceso interno de selección. Este intento fue promovido por los ideólogos del movimiento Corriente Democrática, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y el Lic. Porfirio Muñoz Ledo, entre otros. Al no ser escuchados por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, el cual designó al Lic. Carlos Salinas de Gortari como candidato a la presidencia del PRI,
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decidieron, de manera pacífica, separarse del partido, logrando una fractura interna de grandes dimensiones, que le costaría al PRI muchas simpatías y capital político. El Ing. Cárdenas se postuló para Presidente con el arropo del Frente Democrático Nacional. Por el Partido Acción Nacional, compitió el Ing. Manuel Clouthier; por el PRT, la C. Rosario Ibarra de Piedra; y por el PRI, el Lic. Carlos Salinas de Gortari. Durante el proceso de las campañas electorales, el PRI pudo notar lo vulnerable que se encontraba por el desgaste del sistema que aún prevalecía, ya que las voluntades que se les unían a los partidos de oposición eran cada vez mayores. Con esto se entiende que la existencia del partido dominante estaba próxima a concluir. En estas elecciones salió victorioso Salinas de Gortari, pero bajo un profundo sentir de que las elecciones habían sido fraudulentas. Fue el año de la popular frase, atribuida a Manuel Bartlett, del Lic. Diego Fernández de Cevallos en la sesión de la Comisión Federal Electoral (CFE): “se cayó el sistema”. Como motivo de legitimarse como Presidente electo, Carlos Salinas de Gortari hizo acuerdos de gobernabilidad con el PAN y, como señal de ello, en el año de 1989 el PAN ganó la gubernatura de Baja California, con el Lic. Ernesto Ruffo Appel, convirtiendo a este estado en el primero que gobernara la oposición. En el año de 1989 también ocurrieron diferentes acontecimientos políticoelectorales e institucionales de mucha importancia. Debido a la gran aceptación que tuvo el proyecto político del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, se constituyó, con la adhesión de todos los partidos y agrupaciones de izquierda en México, una de las fuerzas políticas más importantes de la actualidad, el Partido de la Revolución Democrática. De igual manera, el CFE fue sustituido por el Instituto Federal Electoral (IFE) y se promulgó el Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales (COFIPE). Es importante señalar que las elecciones electorales, la organización y aplicación seguían siendo función del Estado. Fue hasta 1994, en el sexenio del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), que el IFE fue ciudadanizado. Dos años después, se estableció que el IFE sería un órgano electoral autónomo e independiente. Derivado de estos mecanismos, la puesta en marcha de los postulados de las nuevas reformas electorales y la independencia del Ejecutivo del IFE, en las elecciones intermedias de 1997 (elección de diputados federales), el PRI, por primera vez en la historia del país, no obtuvo mayoría en la cámara baja. Consiguió el 47%, mientras que la oposición ganó el 53% (véase la figura III). Esto representó una señal más de la latente alternancia política en el país.
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El domingo 2 de julio de 2000, los mexicanos decidieron que era tiempo de la tan esperada alternancia. Las expectativas ya eran reales y las voluntades estaban ahí, en la esperanza de un cambio real, un cambio en las esferas tanto políticas, como económicas e ideológicas. El Lic. Vicente Fox Quezada (PAN) salió victorioso frente a sus adversarios políticos, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (PRD) y el Lic. Francisco Labastida Ochoa (PRI). Obtuvieron el 47.71%, 16.52% y 35.78% de los votos, respectivamente. En las elecciones presidenciales de 2006, no hubo alternancia, pero lo que sí una competitividad pura, ya que la diferencia de votos entre el candidato del PAN Felipe Calderón y el abanderado del PRD Andrés Manuel López Obrador, fue mínima. El PAN obtuvo el 35.89% de los votos, contra el 35.21% para el PRD. Sólo .68% de diferencia. Conclusión El proceso de cambio político en México ha sido un proceso muy largo, de una negociación y lucha permanente. Ha sido un proceso de perseverancia de las voluntades políticas por instaurar un régimen más pluralista, incluyente y abierto a la representación de las diferentes expresiones de la sociedad, para así tener un sistema político capaz de resolver los problemas que el pueblo demanda. México se encuentra en el camino de la democracia desde hace más de cuarenta años y encontró la herramienta para lograrlo en los partidos políticos, en las elecciones y en la alternancia. Es decir, México adoptó una democracia electoral. Podemos hablar de una democracia en vías de desarrollo, una democracia joven que aún le falta camino por recorrer; una democracia donde sus principios deben arraigarse en la sociedad y en la vida diaria.
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Bibliografía Pazos, Luis, (1994). Historia sinóptica de México (2da ed.). México: Editorial Diana México. Anaya, Martha, (2008). 1988: El año que se calló el sistema (1era. ed.). México: Editorial Random House Mandadori. Sartori, Giovanni, (1987). Partidos y sistemas de partidos 1, Madrid: Alianza Editorial. Luque, José, (2010). Transición y alternancia en México y sus entidades. Recuperado el 16 de noviembre de 2011 en http://democraciaenmexico.org/articulos/TransicionyalternaciaenM%C3%A9xico_j osemanuelLuque.pdf Woldenberg, José. La transición democrática mexicana. Recuperado el 16 de noviembre de 2011 en http://memoria.fiu.edu/memoria/documents/woldenberg.pdf Loaeza, Soledad. Gobierno y oposición en México. Partido Acción Nacional. Recuperado el 16 de noviembre de 2011 en http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/Y6TBPNA83EM FNNSX585QTP26L771PU.pdf Córdova, Lorenzo. La reforma política y el cambio político en México. Recuperado el 16 de noviembre de 2011 en http://www.bibliojuridica.org/libros/6/2527/17.pdf Otras fuentes: Bases electorales del IFE y de los institutos electorales de las entidades federativas
Martin Manuel Franco Quintero martinfrancoq@gmail.com UABC
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El uso de la deuda pública como instrumento de financiamiento y, algunos apuntes sobre México Cristhian Jesús Hernández Cervantes
Según La Real Academia Española, la deuda pública se define como “la deuda que el Estado tiene reconocida por medio de títulos que devengan interés y a veces se amortizan”. Serra Moret proporciona una definición más técnica: “se llaman así las obligaciones que contraen los estados por los capitales que se les anticipan o que reciben en préstamos de distintas clases”. Por obligaciones nos referimos a préstamos que se adquieren para poder financiar actividades importantes que se deben llevar a cabo aun cuando para su realización, se requiera el uso de este tipo de financiamiento. Para Salvador Oría, la deuda pública es la obligación (o el conjunto de obligaciones) de origen legal o contractual que debe cumplir el Estado y hacer cumplir a su vez a terceros, como resultado de las convenciones realizadas con ocasión de empréstitos. Esta definición de Oría nos acerca más al entendimiento legal, tal como lo podemos encontrar en la Ley General de Duda pública. En su artículo primero, establece que para los fines de dicha ley, la deuda pública se constituye por las obligaciones de pasivo, directas o contingentes derivadas de financiamientos y que quedan a cargo de entidades, como el ejecutivo federal y sus dependencias, sus organismos descentralizados, entre otros. Con lo anterior, entendemos que la deuda pública se forma a partir de préstamos o créditos extendidos a un país para su utilización, ya sea bajo apego a ciertas normas como en el caso de los préstamos de entidades internacionales que promueven el desarrollo social, o de fondos que tienen un fin especial. Es aún más importante entender que los créditos no son adquiridos por el país en su totalidad, sino que la deuda pública puede ser construida a través de créditos otorgados a esferas menores como instituciones públicas descentralizadas, secretarías o entidades federativas. El aumento de la deuda pública en las entidades federativas es, precisamente, el tema principal de este trabajo. Cuando se habla sobre deuda pública, podemos comenzar recordando que la preocupación por ella y sus implicaciones no es un asunto nuevo. Era ya un tema de gran interés para pensadores clásicos de la actividad económica, tales como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill. Estos autores abordaron el tema de forma extensa e, incluso, apasionada (Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 1997).
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Las principales preocupaciones de estos pensadores en cuanto a la deuda pública, tuvieron que ver con la relación entre deuda y progreso, así como con el crecimiento económico de los países. Cuando hablamos sobre deuda pública, no podemos desaparecer del todo las connotaciones negativas. Ya desde Smith, en su libro An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations(1776), trata este tema de una forma que podemos llamar, cuando menos, escéptica en relación con la conveniencia de que los gobiernos utilicen el endeudamiento: Es muy claro el razonamiento de Smith sobre este punto: si la sociedad advierte con nitidez que el gasto improductivo del gobierno pesa sobre las espaldas de los ciudadanos, habrá un freno a dicho gasto; sin embargo, cuando este gasto se financia mediante el endeudamiento, la sociedad no establece un vínculo entre el gasto improductivo y la carga que necesariamente pesará sobre los ciudadanos… (Universidad Metropolitana Iztapalapa)
El pensamiento de Smith sobre la deuda pública, o en especial su desconfianza se puede notar sobre todo en el tono desdeñoso con que se refiere a la facilidad con que el gobierno contrae deuda. During a profound peace of eleven years, little more than ten millions of debt was paid; during a war of seven years, more than one hundred millions was contracted. The new debt which will probably be contracted before the end of the next campaign, may, perhaps, be nearly equal to all the old debt which has been paid off from the savings out of the ordinary revenue of the state. It would be altogether chimerical, therefore, to expect that the public debt should ever be completely discharged, by any savings which are likely to be made from that ordinary revenue as it stands at present… (Smith, 1776)
Según este razonamiento, para Smith es preferible el financiamiento de las actividades del Estado a través del impuesto, que a través de la deuda. “Smith sostiene que es preferible el financiamiento impositivo del mismo, frente a la alternativa del financiamiento con deuda”. Aún más importante es la sensación de gran desconfianza sobre el tema. Hay que tomar en cuenta que, para Smith, en estos casos el gasto que realiza el estado es improductivo. Esto no es de extrañar, ya que la idea de la participación del Estado en la actividad económica es, para los clásicos, indeseable, por decir lo menos. Aun así, desde el tiempo de Smith había quien defendía el endeudamiento en el entendido de que la deuda pública implicaba que “una mano pagaba a la otra”; es decir, una simple transferencia entre ciudadanos del mismo país (Melon, 1761). Smith lo refutaba al señalar que
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a) Una parte de la deuda pública está en manos de extranjeros, esto es, se trata de deuda pública externa, y el pago de intereses no puede considerarse como una transferencia entre ciudadanos; b) Aun cuando la deuda pública fuera interna en su totalidad, en la mayoría de los casos el grupo social que paga los intereses (mediante los impuestos) ocupa una posición diferente a la del grupo que los recibe (los acreedores del Estado). (La deuda pública en los clásicos y neoclásicos, 1997; 4)
Es muy claro el punto de vista negativo sobre la deuda púbica. Hay que recordar que Smith, al igual que otros clásicos como Ricardo, consideran que la deuda de un estado es improductiva. El ejemplo clásico es el del endeudamiento para financiar la guerra. Si bien encontraremos argumentos más recientes en el mismo sentido, la base de la crítica actual al aumento paulatino en los márgenes de endeudamiento de los estados, tiene que ver con la idea de que un endeudamiento en el presente someterá a grandes cargas financieras a las generaciones futuras, lo que impedirá una posible reducción de la calidad de vida, ya que deberán emprender acciones de ahorro del gasto para pagar las deudas y poder pagar los prestamos adquiridos. Además, cortará la base de acción de los futuros gobiernos de dicho país, al contar con grandes cargas financieras que le impidan adquirir más, en caso de que lo requieran; también tendrán que someterse a los pagos, sacrificando recursos que deberían ser destinados a otro fin. La tendencia keynesiana del gasto como medio para fortalecer la economía, que implicaba endeudamiento para continuar con éste, cambió alrededor de los años setenta, cuando se dio un nuevo acercamiento a las ideas clásicas en torno a los efectos de la deuda pública. En México, la Ley General de Deuda Pública regula, en sus poco más de cincuenta artículos, las acciones del gobierno sobre los préstamos y responsabilidades financieras que el gobierno contrae, ya sea a través del gobierno federal, de alguna institución u organismos descentralizado o, bien, de un gobierno estatal. Si bien la obtención de líneas de crédito no es algo, nuevo podemos observar que durante los últimos diez u once años, en el país ha habido un aumento en la proporción de estos. En muchos casos, el aumento se ha dado en las entidades federativas, ya que, cada vez más, basan su crecimiento económico y su desarrollo social en el financiamiento por adquisición de deuda. El crecimiento en los saldos negativos es un tema que no se puede ignorar. Más cuando es ocasionado por una tendencia generalizada en casi todas las entidades federativas. Esto puede llevar a la obtención de créditos de forma descuidada que pongan en vilo la estabilidad de sus propias finanzas públicas y, por extensión, las de todo el país. Según el reporte sobre el análisis de la deuda pública que la Auditoria Superior de la Federación (ASF) entregó a la Cámara de Diputados en el año 2011, las principales
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causas del endeudamiento y de su crecimiento tan vertiginoso tiene, al menos, dos causas. Las primera, la estructural, implica una elevada dependencia de los recursos de origen federal, así como una debilidad de los ingresos obtenidos de la recaudación de los gobiernos locales, debido a las limitadas facultades y capacidades recaudatorias de estos gobiernos. También se debe a una política de gasto local con déficit presupuestario y primario crecientes, a una regulación débil, insuficiente e imprecisa de la deuda pública y a la opacidad y casi nula rendición de cuentas sobre el ejercicio de los recursos obtenidos mediante financiamiento, especialmente de los municipios (ASF, 2011). Hacia el año 2000, según el mismo reporte de la ASF, el monto total de la deuda en el país era de 90,731.3 millones de pesos (mdp). Para 2011, ese monto pasó a ser de 315,018.3 mdp, lo que indica un aumento de 224,287.0 (mdp). Esto significa que en un lapso de alrededor de once años, la deuda total de entidades y municipios en el país aumentó en 247%.
Según la ASF, entre los años 2000 y 2011 hubo entidades federativas cuyas obligaciones crecieron de forma impresionante, con relación a los montos que manejaban a inicio de la comparación (año 2000). Los estados cuya deuda creció más veces sobre sí misma son Michoacán, Nayarit, Hidalgo, Oaxaca y Veracruz. El caso de Veracruz es muy particular, pues la proporción de aumento es por mucho superior a la de las otras entidades (1228 veces sobre sí misma) (ASF).
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La ASF señala que la tendencia de los estados a obtener deudas mayores, es provocado por las cada vez mayores participaciones federales. Éstas permiten que los gobiernos locales adquieran créditos, ya que quedan como garantía de pago. Conclusiones No podemos negar la necesidad de que las entidades federativas adquieran créditos para poder financiar sus actividades. Sin embargo, debemos encontrar mejores medios para la regulación de la forma en que los estados se endeudan. La mayor preocupación recae en aquellas entidades que no cuentan con una real capacidad de generar ingresos propios que le permitan saldar sus líneas de crédito y, al mismo tiempo, asegurar los recursos necesarios para que se mantengan las actividades encaminadas al desarrollo y bienestar de la población. Es posible que esa incapacidad genere una dependencia a los ingresos externos, en especial al endeudamiento. Esto puede desembocar en crisis financieras para dichas entidades, que se podrían ver impedidas de cumplir con sus obligaciones. Las cifras de endeudamiento que se muestran en la última tabla indican las entidades de la república con los mayores aumentos en su deuda, sí se compararan en cifras absolutas con las deudas que registran otras entidades, (como el D.F.) las deudas mostradas en la tabla pueden ser menores, sin embargo lo que es interesante de analizar es ver si estas entidades con grandes aumentos en su deuda, muestran capacidad de recaudación que sustente tal crecimiento. Cabe la posibilidad de que el endeudamiento se trate de justificar bajo el argumento de que estos ingresos crean las bases económicas, estructurales, gubernamentales y sociales que permitan una mayor producción de ingresos propios. De ser así, habría que analizar los resultados reales y los beneficios que se obtienen de este modelo de financiamiento. De lo contrario, no se podrán cumplir las metas de crecimiento con márgenes de deuda manejables, sin que se arriesgue el bienestar social y la integridad de las finanzas públicas.
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Bibliografía Martner, Ricardo y Varinia Tromben, La sostenibilidad de la deuda pública, el efecto bola de nieve y el “pecado original” CEPAL, 2004 Smith, Adam, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, 1776. Paunovic, Igor, Evaluación de sostenibilidad de la deuda pública en los países de la región norte de América Latina frente al aumento de las tasas de interés internacionales, CEPAL, 2004 Carrera Troyano, M., La deuda externa en América Latina, veinte años después: una nueva media “década perdida, Investigación Económica, Vol. LXIII, 247, enero-marzo, 2004 Buchanan La deuda pública y la formación de capital INEGI ASF, Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública, 2011 Cristhian Jesús Hernández Cervantes cristhian.hernandez@uabc.edu.mx UABC
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Ideas de Hans Kelsen y Carl Schmitt. Desencuentro, complementariedad y vigencia Luis Manuel Rochin Zepeda En las democracias modernas, entender al poder legislativo como el órgano colegiado que tiene la función de representar la voluntad general, legislar y trabajar como un contrapeso del poder ejecutivo, es de suma importancia, sobre todo cuando nos planteamos la idea de que, por su naturaleza, éste debe ser el recinto en donde se toman decisiones y se discuten temas de interés para la nación entera. El objetivo de este texto es comparar y discutir la manera de entender el parlamentarismo y los acuerdos de poder que en ese espacio se dan, a través de la confrontación teórica de dos autores que son radicalmente antagónicos: Hans Kelsen y Carl Schmitt. El primero, defensor de la democracia liberal y la justicia internacional; el otro, pensador de la dictadura y el conservadurismo. En sus obras, contraponen opiniones sobre el papel que debe desempeñar el parlamento. Por ejemplo, Schmitt sostiene que es imposible la discusión y el mutuo acuerdo en el recinto parlamentario1, mientras que, para Kelsen, es el órgano en donde se debe manifestar la democracia y la voluntad general2. Considero que esta dicotomía de pensamientos sigue vigente. ¿Democracia o Autocracia? Kelsen discutía la idea de que en un órgano colegiado como el parlamento, debía existir la pluralidad, y que aunque la democracia era método y sólo método3, al final en ese recinto se tomaban decisiones que impactaban, con un máximo de consenso y mínimo de imposición, a una mayoría de ciudadanos. Sobre este tema, también Schmitt aportó lo propio. Argumentaba que en la toma de decisiones, la mayoría siempre termina por imponer su voluntad y omitir las discrepancias de las minorías, por lo que al final no existe una diferenciación evidente entre dictadura y democracia, dado que es evidente que se impondrá una idea. 1
Schmitt, Carl: Los Fundamentos Histórico-Espirituales del Parlamentarismo en su Situación Actual, México, Tecnos, 2008. P.19 2 Kelsen, Hans; Esencia y Valor de la Democracia, México, Ediciones Coyoacán, 2002. P. 56. 3 Ídem
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Además, Schmitt muestra sus dudas sobre la igualdad que tanto promete la democracia. Tampoco creía que esa condición igualitaria de los individuos tuviera algo que ver con alguna forma de Estado, sino, más bien, se lo atribuía a un tipo de liberalismo y condición humana. Ambos autores describen, desde un enfoque propio, la realidad de la época en donde democracia y autocracia se disputaban los espacios de poder. El Papel de los Partidos Políticos en el Parlamento Para Kelsen, los partidos políticos son un elemento esencial que debe fortalecer la base de las democracias modernas, por ser estos el vehículo que canaliza la voluntad general para la conformación del parlamento, aun cuando sean los representantes del egoísmo frente a un Estado que es el representante del interés colectivo. En su obra “Esencia y Valor de la Democracia”, afirma que sólo se es democrático cuando los individuos, con el fin de conformarse para dar vida a la voluntad general, se asocian en organizaciones que les permiten canalizar sus propuestas y sus ideas para la conformación de un órgano legislador4. Tomando las nociones básicas de división de poderes desde Aristóteles hasta Maquiavelo, hace una completa distinción entre la idea de democracia y autocracia. Defiende la primera argumentando que el jefe de gobierno se vuelve prácticamente invisible, por lo que el dominio de un hombre se vuelve casi nulo. En cambio, en una autocracia se corre el riesgo de elevar una figura con la idea de que es un ser casi producto de la divinidad y de composición distinta a la de los demás hombres. Ve con ánimo que los individuos depositen su libertad en esa figura estatal, y sostiene que es ahí donde el hombre puede encontrar una auténtica libertad en calidad de ciudadano, dando a cambio su estado de naturaleza, que después recupera a través de la libertad política. Por otro lado, Carl Schmitt mantiene una postura muy distinta a la de Hans Kelsen y, en esa lógica, opina que los partidos políticos son los enemigos de la democracia. Nos dice reiteradamente que son los detractores de la voluntad colectiva y que al final roban el sentido que el parlamento debería tener. Lo despojan de toda discusión, haciendo que imperen los caprichos partidistas y no se ejerza el auténtico principio de la voluntad general. Da cuenta de que en el pleno del parlamento no se discuten los grandes acontecimientos que tienen por finalidad llevar al bien colectivo, sino, más bien, las decisiones se toman al margen de la voluntad que les es delegada, celebran pactos de
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acuerdo al interés de grupos de poder (partidos políticos) y no hay una real discusión ni argumentación que conduzca al intercambio de opiniones. Asimismo, idealiza el deber ser de ese órgano colegiado, dando como válido que la “Discusión es intercambio de opiniones con el fin de convencer al adversario, mediante argumentos racionales, de la verdad y autenticidad de lo que se dice, o bien, dejarse convencer por el adversario”5. A partir de ello, llega a la conclusión de que en algunos estados modernos, donde el parlamentarismo es una forma de gobierno, los legisladores han transformado las labores propias que deben desempeñar, en situaciones de rapiña y compromiso entre los partidos y sus seguidores. Esto lleva a que la política no llegue a ser de élites, sino una actividad ejercida por personas que tornan el oficio en algo despreciable6. No cree en el pensamiento de Burke sobre la idea de government by discussion en donde las convicciones comunes promueven la disposición de dejarse convencer y la imparcialidad logra imperar aún sobre los intereses personales y egoístas7. Desencuentros y Convergencias Con este referente presentado, es importante destacar que Schmitt defiende la figura de un presidente electo por los individuos en calidad de ciudadanos, que decide no poner a la Constitución por encima de sus facultades. Esto permitiría la agilidad en la toma de decisiones y lograría que el ejecutivo obre con libertad y sin el yugo de los legisladores aprobando o desaprobando sus resoluciones8. Esa autocracia haría posible la búsqueda de la legitimidad a través del plebiscito y el referéndum, y se traduciría en un presidencialismo eficaz y una figura fuerte frente al órgano legislativo. En cambio, una democracia parlamentaria terminaría permitiendo que la mayoría oprima los intereses de los otros. Por ello, este modelo sólo sería adecuado cuando existiera la completa homogeneidad de las partes. A contrario sensu, Kelsen opinaba que para hablar de una auténtica democracia que pudiera insertarse en la realidad social, es necesario un parlamento que sea el reflejo de la soberanía, que tuviera la facultad de elaborar leyes y dar vida a las instituciones y la formación del poder. Esto significa “Formación de la voluntad decisiva del estado mediante un órgano colegiado elegido por el pueblo en virtud de un derecho de sufragio general e igual, o sea democrático, obrando por el principio de mayoría”9.
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Aragón, Miguel en Schmitt, Carl: Los Fundamentos Histórico-Espirituales del Parlamentarismo en su Situación Actual, México, Tecnos, 2008. P. 27. 6 Schmitt, Carl: Los Fundamentos Histórico-Espirituales del Parlamentarismo en su Situación Actual, México, Tecnos, 2008. P.14. 7 Ídem 8 Kelsen, Hans. ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución?. Madrid, Tecnos, 2008. P. 32-33. 9 Ídem
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Este autor señala que aunque hubiere una mayoría que impera sobre un pequeño grupo, no necesariamente se trata de una dictadura de la mayoría, sino que puede tratarse de un arreglo recíproco entre facciones a manera de choque de intereses, en donde inevitablemente el grupo minoritario funge como un freno a las pasiones de la mayoría. Esto lleva a buen puerto la idea de construir la voluntad popular10. En sus obras defiende de manera apasionada el liberalismo, pues estaba convencido de que era este principio lo que permitía que existiera un punto de encuentro entre mayorías y minorías, en donde todos pueden convivir y ser representados. Para Lorenzo Córdova, Kelsen representa uno de los teóricos más importantes de la democracia contemporánea, ya que apoya su discusión y su defensa. Aunque el ideal democrático es sólo un método, constituye el instrumento necesario para llegar a ese buen arreglo entre libertad y voluntad.11 No obstante que la idea y la realidad no siempre convergen, es preciso señalar que, para el autor austriaco, es sólo a través de ese ideal como se construye una vida institucional capaz de garantizar la gestión de conflictos de unos y otros. La libre expresión conduce a la búsqueda del ideal colectivo, manifestado en un órgano al que se le delegan facultades de representación. Es un sujeto invisible al que le entregamos nuestra libertad y nos la devuelve procesada como libertad colectiva. De Kelsen, son destacables las críticas y propuestas que hace al parlamento. Por un lado, no comparte la idea de que los legisladores de partido, por su naturaleza (no ser electos por la voluntad general), no acatan el mandato popular, tal como lo sostuvo Schmitt; y, por otro, que gocen de fueros y privilegios superfluos. Otro asunto que debemos tomar en cuenta es la propuesta sobre considerar al pueblo para la toma de decisiones, e incluir la figura de la iniciativa ciudadana. Este tema aún es discutido y sigue vigente en pleno siglo XXI. A éste se contrapone el referendo y plebiscito propuestos por Schimitt. Según la idea kelseniana, la iniciativa ciudadana significa legitimar lo que el colectivo legalizó con su voto, mientras que para Schmitt, lo anterior es sinónimo de omitir la figura del parlamento. Conclusión En estas últimas reflexiones, es preciso destacar que, para Hans Kelsen, parlamento es la “Formación de la voluntad decisiva del Estado mediante un órgano colegiado elegido por el pueblo en virtud de un derecho de sufragio general e igual, o sea democrático, obrando a base del principio de la mayoría.” 12
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Ídem Sin Autor. "Córdova Vianello, Lorenzo, Derecho y poder. Kelsen y Schmitt frente a frente",[en línea]. Febrero 2012, Julio 2006Disponible en la Web: http://www.iidpc.org/revistas/13/pdf/507_511.pdf 12 Kelsen, Hans; Esencia y Valor de la Democracia, México, Ediciones Coyoacán, 2002. P. 56. 11
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Este concepto representa el ideal al que aspira todo Estado moderno cuya composición estatal y/o de gobierno sea el parlamentarismo. Por su naturaleza, debe ser ahí el espacio donde se discutan asuntos de importancia para la vida pública de la nación. Ese espacio ideal es donde los representantes fungen como freno a los deseos autoritarios de un jefe autocrático y buscan, siempre que sea posible, el consenso. Es de suma importancia prever que los legisladores no tomen sus decisiones al margen de lo que la voluntad general les dicta, que no se desvincule al pueblo de ese mandar imperativo que deberíamos ejercer. Ya lo decía el primer teórico de la democracia, Jean Jacques Rousseau, “los electores, una vez votando, vuelven a la servidumbre y quedan desprotegidos, pues sólo encuentran su libertad el día de la elección, suponiendo que se votó por la mayoría”13. Por otro lado, justo es aquí donde nos damos cuenta que el pensamiento schmittiano sobre la facultad de legislar del parlamento sigue vigente, dado que manifiesta el ser de la política. Su crítica al parlamento es una realidad muy actual; la voluntad que debería emanar del colectivo se limita a los caprichos de los partidos políticos y a la disciplina partidista que los militantes deben a su instituto político. Es cierto también que los acuerdos se deliberan fuera del recinto parlamentario, y su naturaleza tiene que ver con prebendas y obtención de privilegios en los distintos grupos de poder. Es decir, se pervierte el quehacer legislativo. Con esto encontramos dos pensamientos, reitero, muy opuestos. Por un lado, la idea de democracia, pluralidad y discusión por consenso en un parlamento; por el otro, la idea de una figura autocrática con capacidad de determinar su manera de proceder de manera autoritaria, un presidencialismo como forma de gobierno. Bibliografía Aragón, Miguel en Schmitt, Carl, Los Fundamentos Histórico-Espirituales del Parlamentarismo en su Situación Actual, México, Tecnos, 2008. Córdova Vianelo, Lorenzo, Derecho y Poder. Kelsen y Schmitt frente a frente. México, FCE. Kelsen, Hans, Esencia y Valor de la Democracia, México, Ediciones Coyoacán, 2002. Kelsen, Hans, El método y los conceptos fundamentales de la teoría pura del derecho, trad. Luis Legaz Lacambra, presentación Jesús López Medel, Madrid, Reus, Revista de Derecho Privado, 2009, (Clásicos del derecho), P 101. Schmitt, Carl, Los Fundamentos Histórico-Espirituales del Parlamentarismo en su Situación Actual, México, Tecnos, 2008. Salas Cruz, Armando, “Córdova Vianello, Lorenzo, Derecho y poder. Kelsen y Schmitt frente a frente”, [en línea]. Febrero 2012. Ídem http://www.iidpc.org/revistas/13/pdf/507_511.pdf
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Ciudadanía y Sociedad Civil Juan E. Hernández Carmona
Entrevista realizada al Doctor en Ciencias Sociales Roberto Armando Mejía Fonseca, UAM-X
Es muy común confundir la ciudadanía con la sociedad civil ¿Cuál piensa que sea la distinción entre estas? La sociedad civil es una definición normativa de los 3 componentes del
estado, no hay estado sí, no hay sociedad civil, pero esta puede manifestar características impropias de la ciudadanía, puedes tener sociedad civil que no alcance a ser ciudadanía por un bajo nivel educativo, un bajo nivel de participación ciudadana, ¿Quién integraría la sociedad civil? Todos los individuos que no tienen afiliación partidista y que no tiene cargos importantes en el aparato de gobierno, la sociedad civil seria simplemente el observador de las prácticas gubernamentales, lastimosamente, porque tendría que ser el auditor de dichas prácticas. El ejemplo más claro es el presupuesto de Porto alegre Brasil, donde ya llego el dinero a manos del ciudadano. En Porto alegre los ciudadanos deciden qué hacer con el dinero y el presidente municipal se los da y ellos con dinero en mano generan obra pública al final del año, obviamente comprueban gastos, eso es ciudadanía. Están casi llegando a auditar las cosas, una especie de contraloría social que también es otro mecanismo de participación ciudadana, suena casi utópico que los ciudadanos
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observemos las cuentas federales, casi utópico en países subdesarrollados. La sociedad civil es pasiva, la ciudadanía en su estricto apego a la definición tendría que ser activa y exigir sus derechos en dos formas, a nivel colectivo y a nivel individual. ¿Qué modelos contempla para definir ciudadanía? El problema es contemplar los modelos para definir democracia. El clásico de Almond y Verba en los años 50´s llamado The civic culture, definió variables en el concepto de ciudadanía a partir de una investigación rigurosa entre cuatro países con características distintas. Sabemos que México en ese sentido fue calificado como una ciudadanía de cultura parroquial, que atiende únicamente a las decisiones verticales de una cúspide elitista que no toma en cuenta las opiniones de los individuos del Estado, y digo individuos del Estado para disociar individuo de ciudadano. Hace 20 años hubo una revisión del libro se llamó -The civic culture revisited-, donde ajustaron los resultados a las realidades que demostraba la década de los 80´s. Después tenemos -Ciudadanía y clase social- de Marshall que es un texto escrito en los 50´s y que también es un texto revisitado en los años 90´s por Tom Bottomore. Esos son dos modelos importantes en la actualidad, pero lo más importante es que
están revisitados, porque tienen una visión que se ajusta por lo menos a los años 80´s y 90´s, que está próximo a lo que sucede en la actualidad, entonces en ese sentido tenemos nociones más cercanas de las que nos podrían dar los textos clásicos, porque las condiciones han cambiado, obviamente el mundo se transformó radicalmente con la caída de la Unión Soviética y con el triunfo mundial del capitalismo sobre otras alternativas posibles de organización socio política y económica. Yo en estos momentos estoy manejando el concepto de ciudadanía y estoy tratando de rescatar a los autores que lo critican. Lorenzo Meyer acaba de publicar un libro que lleva por título -En busca del ciudadano- ¿Qué significa esto? Que el ciudadano está perdido en el análisis político de la actualidad en países en vía de desarrollo ¿Dónde está el ciudadano? Está detrás de un proceso mediático de falta de información por parte de diversos actores del estado mexicano. Sí Lorenzo Meyer puede afirmar que el ciudadano mexicano está perdido; es porque primero hay que definir las características que precisaran al ciudadano y estas las encontramos yendo atrás en el tiempo en la revolución francesa, un ciudadano es una persona organizada con capacidad de asociación, con información relevante, con conocimiento de las políticas y de los actores políticos y de sus intervenciones en términos de la relación aparato de gobierno – sociedad civil, que es la
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relación fundamental en el estado que se conforma por el territorio. O´Donnell por ejemplo, critica la relativa transición democrática latinoamericana de los regímenes de dictaduras militares, entonces el momento de la caída de las dictaduras es el momento de la devolución del poder al pueblo entendido este como una sociedad civil informada y organizada, pero descubre niveles en los distintos países latinoamericanos. Uruguay es clasificado como una ciudadanía de alta intensidad ¿Cuáles son las características de la ciudadanía de alta intensidad? Obviamente la participación ciudadana en los asuntos de la administración de lo público, este es uno de los temas que me está llamando la atención y que hago mucho énfasis, lo público es el interés de la sociedad civil y no exclusivamente del aparato de gobierno, el aparato de gobierno ha monopolizado la administración de lo público, no ha permitido dada la transición democrática que la ciudadanía tome decisiones importantes , la ciudadanía se limita en los modelos democráticos más atrasados de América latina (como el mexicano o centroamericanos) a tomar la exclusiva decisión de votar por representantes electos por los partidos políticos y no de representantes electos por la ciudadanía. Para O´Donnell la ciudadanía mexicana es de baja intensidad, porque no tiene poder de las decisiones de la operación de lo público.
¿Usted de qué forma concibe a la ciudadanía desde un punto de vista formalista? La ciudadanía normativa es una especie de objetividad inalcanzable, el Instituto Federal Electoral ha tratado de generar ciudadanía en los últimos 23 años y su trabajo ha sido sumamente timorato, sumamente simplista, quiere asignar o definir a la ciudadanía como el derecho a las elecciones limpias y la promoción de la cultura cívica, esto refiere exclusivamente a la convivencia y a la tolerancia. ¿Piensa que la ciudadanía en México esta inducida? No, yo pienso que en México no existe ciudadanía. La ciudadanía mexicana tendría que verse manifestado no en las calles sino en las instancias formales relacionadas con la administración de lo público. La ciudadanía tendría que estar defendiendo sus derechos frente al aparato de gobierno, en primera instancia la ciudadanía debería estar informada sobre sus derechos civiles y políticos, y yo dudo mucho que eso suceda. Tú puedes comparar el tiraje de periódicos de Argentina con el de México y la diferencia es abismal, ¿Por qué es esto? Porque obviamente hay consumo y si hay consumo hay lectura y si hay lectura hay información y con la información tenemos ciudadanía. Entonces tenemos estos datos que nos refieren a unos individuos sujetos a las normas del estado, más no a ciudadanos.
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La sociedad civil mexicana se organiza esporádicamente y se desorganiza sistemáticamente, la desorganización de una sociedad civil mexicana es inmediata, el caso de Javier Sicilia, la desestructuración de su movimiento es inmediata, no dura meses, no alcanza a durar un año. El contra peso del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional que tiene congelado 15 años; el terremoto del 85 ¿Genero solidaridad ciudadana? ¿Es el terremoto del 85 una de las múltiples causas por las cuales la sociedad civil votara en el 88 por Cuauhtémoc Cárdenas y no por Carlos Salinas de Gortari? Puede ser, pero que pasa, a través de unas elecciones que no son limpias, Salinas toma el poder y la población se desconcentra, vuelve a perderse a desactivarse la sociedad civil, y Cuauhtémoc Cárdenas hace marchas y convoca a la sociedad a fundar un partido nuevo que realmente sea democrático, lo logra pero después el partido pierde las buenas intenciones sobre democracia y participación ciudadana porque se alinea a la fórmula de los mismos partidos políticos, en el 2006 vuelve a pasar lo mismo con Andrés Manuel López Obrador, él convoca a millones de personas en el centro de la ciudad y seis meses después nadie estaba defendiendo sus derechos o ideales y cuales eran estos, que había existido un fraude electoral, a los 6 meses están desactivados, segregados esos intentos de ciudadanos mexicanos. Ahora, el IFE es muy poco sensible con la transición democrática, este instituto no te invita a los asuntos de la administración
de lo público, no nos invita a exigir referéndum, plebiscito, revocación de mandato, segunda vuelta en elecciones, asamblea ciudadana, consejo vecinal, presupuesto participativo, al IFE no le importan esas cuestiones, el IFE tiene una normativa comunicacional exclusivamente dedicada a la cultura cívica y la cultura cívica es el comportamiento individual regular que el estado desea y eso desde mi punto de vista no es ciudadanía. ¿Cómo es que transcurre México a la categoría formalista de una ciudadanía? En primer lugar a través de la gestión local, las posibilidades de un verdadero ciudadano en el país se dan más en el ámbito local que en el ámbito federal esto tiene que ver con la cooperación descentralizada, con los observatorios de la participación ciudadana, con la hermandad de ciudades de la Unión Europea y América Latina, este proceso de los europeos cuando se encontraban viviendo en un estado de bienestar, tenían tiempo de voltear a América Latina y tratar de ayudarlos, entonces hubo varios proyectos de cooperación internacional entre ciudades, no entre gobiernos federales, hubo más de cien mil convenios entre estas ciudades para generar desarrollo, ellos lo que proponían eran sus experiencias exitosas. ¿Qué pasa en México? Se está legislando a favor de la ciudadanía a nivel local, no a nivel federal, a que se puede atribuir esto, a que a partir de la creación del Instituto Federal Electoral y del triunfo del PAN en
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aquella elección de 1989 en baja california que fue la primera vez que un partido que no era el PRI gano un estado, a partir de ese momento ha existido una transformación democrática interna y localista en la república mexicana, eso genero una competencia electoral bastante fuerte para mantener cotos de poder, tanto PAN,PRI, PRD generaron cotos de poder que tenían que defender a toda costa y ¿Cuál fue su estrategia? Recurrir al regreso de la confianza en la ciudadanía y en sus instituciones. En este sentido los estados están ofreciendo mecanismos de participación ciudadana. Existen más de 15 mecanismos de participación ciudadana, están desarrollados en países como Uruguay, Argentina, Chile, Costa rica y Venezuela. Venezuela es un caso particular porque en la constitución federal de 1999 existen los mecanismos de participación ciudadana. En México lo que pasa es que las localidades tienen que hacerlo, los congresos estatales compiten con otros para ganar presupuesto, para ganar confiabilidad y para ganar legitimidad democrática. El DF tiene ya legislados más 10 mecanismos de participación ciudadana como: asamblea ciudadana, revocación de mandato, referéndum, plebiscito, consulta popular, iniciativa popular, etc. El único estado que lo iguala de manera muy interesante es uno de los estados más pobres del país es el estado de Guerrero, de ahí la lista se distribuye hacia abajo numéricamente, entonces que está construyendo la ciudadanía en México, la competencia electoral local.
Pero tenemos que ver positivamente la creación de estos mecanismos, si bien están sumamente pervertidos, es un inicio, yo no podría generar un discurso negativo sobre los mecanismos de participación ciudadana y decir que son simulaciones, porque yo lo que quiero es defender la generación pronta de una ciudadanía mexicana estable y digna. E insisto, es una lástima que el gobierno federal no esté interesado y los estados lo estén por la competencia electoral, para ganar más votos y que lastima que existan solo dos estados con dos mecanismos de participación ciudadana.
Juan Enrique Hernández Carmona Seaside_16@hotmail.com UAEH
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Congreso Internacional de Ciencia PolĂtica en MĂŠxico
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Presentación del Comité Estudiantil del Estado de Sinaloa
“El día jueves 21 de Marzo del año en curso a las 10:00 y 19:00 horas se llevó a cabo la presentación de la AMECIP dentro de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), en el Auditorio Manuel Ocaña Montaño, el cual se encuentra ubicado dentro de la Unidad Académica de Derecho y Ciencia Política. Se citaron a los alumnos de la carrera de Ciencia Política y Derecho para que asistieran al evento de presentación de la AMECIP, en el cual tratamos los siguientes tópicos: presentación del programa y de las personalidades que se encuentran presentes en el evento, objetivos, actividades y estructura de los comités, la invitación al congreso de Guanajuato, así como las conferencias magistrales y la oportunidad de presentar ponencias. En el desarrollo de dichas presentaciones se contó con la presencia del Dr. José Manuel Luque Rojas así como el Dr. Octaviano Moya Delgado como maestros de la Unidad Académica, Presidente de la AMECIP y Secretario de Membresías y Registro de Asociados, respectivamente, explicando las actividades que se realizan dentro de la organización y por qué es importante pertenecer a la asociación. Agradeciendo el apoyo brindado por la Unidad Académica, para llevar a cabo dicho evento.
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Recomendaciones
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LA REVISTA ESTUDIANTIL DE LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE CIENCIAS POLÍTICAS [AMECIP]
CONVOCA A LOS ESTUDIANTES, ACADÉMICOS O INVESTIGADORES A PRESENTAR COLABORACIONES PARA PUBLICARSE EN LA SEGUNDA EDICIÓN DEL MES DE ABRIL-MAYO 2013. La Revista Estudiantil AMECIP: Radiografía Política es una publicación mensual, en formato electrónico, vinculado a temas de interés especializados en análisis político y social del ambiente juvenil en México. Las colaboraciones se dividirán en las siguientes categorías: *Colaboraciones tipo artículo, ensayo o reportaje: cuyo objetivo sea explorar sucesos importantes o coyunturales a nivel nacional o internacional sobre asuntos enfocados a la ciencia política o ciencias a fines. *Colaboraciones tipo artículo: producto del análisis de autores o textos clásicos de las ciencias políticas y/o ciencias afines, desde una perspectiva juvenil, haciendo una comparación con los aconteceres actuales. *Colaboraciones tipo entrevistas: resultado de conversaciones con especialistas en temas de ciencia política o ciencias hermanas sobre temas de actualidad. *Colaboraciones libres: poemas, fotografías y reseñas en la línea de ciencias políticas y/o ciencias afines.
REQUISITOS FORMALES PARA LA ENTREGA DE COLABORACIONES 1) Sólo se publicaran trabajos inéditos y originales. 2) Las colaboraciones serán sometidas a dictamen por parte de la Comisión Editorial de la Revista Radiografía Política. 3) Los trabajos que hayan sido aceptados y que por razones editoriales no alcancen a publicarse en el número progresivo de la revista, se reservaran para el siguiente. 4) Las contribuciones deberán ser entregadas con una hoja anexa en la cual se indique: a. Nombre completo b. Institución a la que pertenece c. Correo electrónico 5) Todas las colaboraciones se entregarán en versión electrónica con las siguientes características: a. Letra Calibri 11 puntos b. Interlineado de 1.5 c. Título de la colaboración en Calibri 12 puntos
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d. Para las 2 primeras categorías que marca la presente convocatoria los artículos, ensayos o reportajes tendrán una extensión mínima de 5 cuartillas y máxima de 8. 6) Las colaboraciones deberán contener referencias bibliográficas según sea el caso y citas en formato HARVARD. Las colaboraciones deberán ser entregadas a la Coordinación de Asuntos Editoriales de los Comités Juveniles AMECIP, con atención a Elizabeth Valdez, editora responsable, señalando que desean ser publicados en la Revista. Para ello ponemos a su disposición los siguientes correos electrónicos: aeditorialescj@gmail.com / evaldzalvarez13@gmail.com
ATENTAMENTE Comité Estudiantil AMECIP Asuntos Editoriales Baja California Cristhian Jesús Hernández Cervantes Responsable de la sección: “Eventos” cristhian.hernández@uabc.edu.mx Hidalgo Juan Enrique Hernández Carmona Responsable de la sección “Interviú” seaside@hotmail.com Nuevo León Ana Gabriela Farias Calderon Responsable de la sección “En debate” fariascalderon@gmail.com Querétaro Alan Raúl Sánchez Perdomo Responsable de la sección: “La ventana” alansanchez.perdomo@gmail.com Sinaloa Emilio Sinue Vladimir Reyes Cabrera Responsable de la sección “Así lo escribió” aser68@hotmail.com Coordinadora General de Asuntos Editoriales Elizabeth Valdez Alvarez valdez.elizabeth@uabc.edu.mx