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Víctor Manuel Muñoz Herrera

na circunstancia familiar, provocó que con tan sólo 15 años, Víctor Manuel Muñoz Herrera tuviera que hacerse cargo del negocio familiar “tras la muerte de mi padre no había quien más lo atendiera y lo empecé a manejar”. Esa complicada experiencia, le dejó claro, al estudiar en la universidad, que no quería trabajar para nadie, sino que prefería ser independiente.

Apasionado por la construcción, con más de 40 años como profesionista, disfruta como en un terreno donde no existe nada, con el paso de los meses pueda convertirse en un lugar para el desarrollo de actividades humanas, para vivienda o industria.

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Pero esa pasión llega desde la infancia “Recuerdo en el barrio donde vivía, andaba con los amigos jugando en la ca- lle, y estaban construyendo una privada, y yo veía a quien estaba dirigiendo los trabajos, una persona que tuvo una trayectoria muy importante, que le decían el Pelón Romo, yo lo veía construyendo sus casas y a mí se me hacía algo muy interesante, yo dije, de grande quiero estudiar eso, estoy muy contento de haberla elegido y hasta la fecha seguir trabajando en esto”.

Aunque reconoce, que el camino del ingeniero civil no es nada sencillo, pues constantemente se tienen que enfrentar a diversos retos y suelen vivir en constante presión.

“Definitivamente la construcción es un camino tortuoso, siempre tienes preocupaciones, siempre tienes altibajos, siempre tienes problemas que resolver, y yo creo que precisamente por eso somos ingenieros los que nos dedicamos a la construcción, por que tu formación como ingeniero es saber resolver problemas, entonces el día que no tengamos problemas entonces nos acabamos los ingenieros”

Sobre el mayore desafío que ha tenido que afrontar en sus 40 años de profesionista, afirma que fue la bancarrota.

“Creo que el más grande desafío que tuve, primero fue en el aspecto económico, empecé a trabajar y quebré, quebré totalmente, ¿cómo lo abordé? pues haciéndole frente a las cosas, porque si te escondes de tus proveedores, de tus clientes, no sales, entonces abordándolo, por fortuna pude resolver los problemas, y seguimos adelante, el segundo fue depender totalmente de la obra pública, de repente ese camino se cerró, dando paso a nuevos caminos y hoy estamos metidos 100% en el sector privado.

Afortunadamente, siempre vio la actividad gremial como un complemento a lo empresarial, “Me gustó el ambiente, la camaradería, me gustó el poder convivir con los funcionarios, que es el medio perfecto para poderlos conocer y plantear tus inquietudes o tu problemática, entonces yo creo que me gustó mucho, me enamoré de la Cámara y en cuanto puse mi empresa me hice socio.”

En su andar, también ha tenido la oportunidad de formar parte del servicio público donde aprendió que los retos en ciertas obras son muy fuertes, como en su caso le tocó experimentar casi de manera simultánea, como fueron el Museo Descubre y la remodelación de Los Arquitos.

Por último, aconsejó a los jóvenes ingenieros y quienes están a punto de serlo y quieren emprender su empresa, que se mantengan en constante capacitación, no sólo es iniciar el negocio es estarse actualizando.

”Yo siempre les digo sobre todo si quieren ser constructores, antes que constructores deben ser administradores, ese tipo de herramientas o materias, en la carrera las vemos muy de pasadita, entonces tienen que capacitarse, aprender en las aulas, en los institutos, o simplemente poniéndose a estudiar por sí mismos, pero tienen qué, primero saber mucho de administración y después aplicarlo, porque el saber no es lo mismo que aplicarlo para que los resultados en su empresa sean muchos mejores”. Finalizó

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