Director
Consejo Editorial Edgar Aguilar, Marco Tulio Aguilera Garramuño, Marco Antonio Acosta, Mario Calderón, Celina Márquez, Mauro Mamani-Macedo, Omar Piña, Silvia Tomasa Rivera, Vicente Francisco Torres, Juan Ventura Sandoval. Ejemplar: $50.00, suscripción: 500 pesos. En el extranjero Dls. 50 €
Raúl Hernández Viveros Subdirector Alberto Hernández Vásquez Administrador Mario Hernández Vázquez REVISTA Cultura de VeracruZ, Año XIX, No. 90, Marzo / Abril de 2015, es una publicación bimestral. Tel. 012288156454 www.nuevaepoca.blogspot.com / culturadeveracruz@yahoo.com.mx Editor responsable: Alberto Hernández Vásquez. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2010081613030000-102, ISSN, en trámite. Licitud de Título: (en trámite). Número de Licitud de Contenido (en trámite). Impresa por Ediciones Cultura de VeracruZ, Altamirano No. 35, Col. Centro, C.P. 91000, Xalapa, Ver. Este número se terminó de imprimir el 26 de abril, 2015, con un tiraje de 1000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional del Derecho de Autor. Marzo Abril 2015
2 Carlos Roberto Morán, El humor, el juego, la parodia 5 Witold Gombrowicz Presentación de Ferdydurke 9 Edgar Aguilar, Entrevista con Raúl Hernández Viveros 11 José Antonio Alvarado, A puerta cerrada 15 Edmundo López Bonilla, Anhelar un beso 21 Álvaro Brizuela Absalón, José García Payón (1896-1977) 31 David Aburto Perdomo, Cuentos
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Gombrowicz con su mujer, Rita Labrosse, y el perro Psina en Vence, Francia, 1967
al reeditar Bacacay, cuentos escritos en su gran mayoría en la década de 1930 y que el propio autor recopilara en los años ’50. En la edición argentina se incorporan otros tres textos, también de la misma época, que hasta ahora no habían sido recogidos en libro. “Al leer hoy esas lejanas novelitas –expresó Gombrowicz poco antes de morir- me digo: ¡vaya, pues no dejan de tener su riqueza! Vibran con cortocircuitos sorprendentes, con visiones inesperadas, bullen de humor y de juego…”. No le faltaba razón. Sus cuentos son inaugurales y –hoy diríamos- ajenos a lo políticamente correcto. Son cuentos corrosivos, agresivos además de “juguetones” y fieles a su premisa central: expresarse de todas las formas posibles contra lo instituido. Eróticos sin declararlo explícitamente (salvo en “La virginidad”, uno de sus relatos más logrados),
Carlos Roberto Morán El humor, el juego, la parodia* Luego del rescate de Ferdydurke, la novela central del polaco Witold Gombrowicz, la editorial argentina que se ha propuesto publicar la totalidad de su obra prosigue con su propósito
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Bacacay, de Witold Gombrowicz. El Cuenco de Plata, Buenos Aires, 2015, 232 páginas. Traducción de la edición original: Sergio Pitol. Traducción de cuentos añadidos e inéditos: Bozena Zaboklicka y Pau Freixa. Cultura de VeracruZ
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agresivos a su manera y enfrentados al mundo conservador en el que el propio Gombrowicz se movía, en la Varsovia de entreguerras.
De ahí en más se desatarán en ella inesperadas perturbaciones que no puede sofrenar y que le generan reacciones impensadas, como robar una cuchara y esconderla y hacerle preguntas a su madre, relacionadas –entre otras cuestiones- con la desnudez y la inmundicia. Pablo, que ha hecho suyas las palabras de Chateaubriand (“la virginidad asciende del ser más bajo en la escala biológica y llega al hombre, y del hombre salta a los ángeles y de los ángeles a Dios”), idolatra a Alicia, por lo que no puede entenderla cuando ella le hace una invitación particular que habla de sus deseos más recónditos, de su explícita carnalidad.
Un joven que no puede dejar de bailar ante un famoso abogado, un hombre de escasos recursos que asiste al banquete de una condesa que deviene en orgía gastronómica, un burgués que no puede reprimir su amor por las criadas, un hombre embarcado en un peligroso viaje en buque, otro que vive extrañísimas aventuras mientras su vida peligra, un gigante derrotado por una rata, un policía que investiga una extraña muerte… Tales, algunas de las anécdotas de los cuentos incluidos en este libro, historias que refieren al absurdo, otra piedra basal de y en la obra de Gombrowicz.
“El banquete revistió todo el esplendor imaginable y rozó las esferas sublimes” El banquete real En una determinada monarquía, el rey celebrará sus esponsales con la archiduquesa, para lo que se dispone la realización de un espléndido banquete. Pero cuando se está en sus preparativos, el rey –demostrando su impudiciareclama un pago, un soborno que sobresalta a sus súbditos inmediatos, empezando por el viejo Canciller. Éste comprende que el rey, al exhibirse corrupto ante la duquesa puede hacer peligrar al mismo reino. Entonces propone “enclaustrar al Rey en el Rey”, es decir, evitar que se desmadre, que pierda entidad ante su prometida. El banquete se llevará a cabo pero, por indicación del Canciller, cada una de las acciones del rey deberá ser imitada por la concurrencia, por lo que de ahí en más habrá un in crescendo de actos cada vez más irracionales, producidos por el monarca para diferenciarse de su corte y al mismo tiempo copiados por ella para que el rey, y con él reino, no se derrumbe.
“Transcurridos cuatro años pasea ahora de nuevo con su prometida por los senderos del parque” Una virgen inquietante La virtud central de “La virginidad”, uno de los mejores cuentos de Witoldo, es la de haber sabido narrar las inquietudes profundas de una joven virgen, absoluta ignorante de las relaciones sexuales, apelando a situaciones casi irracionales, que despiertan en ella sensaciones y actitudes insospechadas. La ingenuidad absoluta de Alicia, la protagonista, queda demostrada cuando no entiende por qué su prometido Pablo le pide la mano. “¿No va a pretender que me corte una mano?”, llega a preguntar, asustada. Pero esa ingenuidad se quiebra cuando un pordiosero le tira una piedra que, aunque le produce dolor, también la hace sonreír. Marzo Abril 2015
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Stefan Czarniecki”, “Crimen premeditado”, “El festín de la condesa Kotlubaj”, “La virginidad”, “En la escalera de servicio” y “Aventuras”. Los cuentos posteriores a ese libro, incorporados por Gombrowicz a Bacacay, son: “Acerca de lo que ocurrió a bordo de la goleta Banbury” (1932), “La rata” (1937) y “El banquete” (1946). Por último, los inéditos ahora publicados se titulan “El drama de los señores barones” (1933), “El pozo” (1935) y “Pampelan en el parlante” (1937). “La parodia me permitió liberar a la Forma, alejarla de la pesadez, lanzarla al espacio puro, donde se volvió ligera, audaz y reveladora. Hay que añadir que a la sazón yo ignoraba la existencia de Joyce y de Kafka, el surrealismo me era prácticamente desconocido y tenía unas nociones muy vagas de Freud. Si pude captar algo de todo eso, fue sólo en la medida en que estaba en el aire, en las conversaciones y hasta en los chistes. El aparato formal que yo había puesto en movimiento era en buena parte de mi propia cosecha”. De Testamento. Entrevistas con Dominique de Roux (Anagrama, 1968). También en Lo humano en busca de lo humano. Conversaciones con Dominique de Roux (Siglo XXI, 1970).
Como dije, “La virginidad” es un gran relato y “El banquete” también lo es y por eso me he detenido en ellos, pero Gombrowicz está también muy bien representado, en cuanto a su pluma, a su escritura tan personal, y a su filosofía, en otros textos, tales como en ““El bailarín del abogado Kraykowsky”, “El festín de la condesa Kotlubaj” o “En la escalera de servicio”. Por otra parte, los cuentos inéditos rescatados, sin ser obras cumbres, complementan muy bien la fértil primera etapa creativa del autor escrita en su casi totalidad en Polonia, es decir antes de que se radicara en Buenos Aires, donde vivió 24 años. “Lo que yo me propongo en mis obras es quizá sencillamente debilitar todas las construcciones de la moral premeditada, a fin de que nuestro reflejo moral inmediato, el más espontáneo, pueda manifestarse”, expresó el gran escritor. Estos cuentos son una fiel expresión de su ideario. Sobre el título: Cuando Gombrowicz resolvió recopilar sus cuentos lo llamó Bakakaï, por razones fonéticas, en homenaje a la calle Bacacay de Buenos Aires donde vivió en una casa de pensión. El nombre recuerda a una batalla entre las tropas argentinas (del Río de la Plata) y las del imperio de Brasil. La editorial que está recuperando su obra resolvió “rebautizarlo” con el nombre correcto de la citada calle porteña. Los cuentos completos. De “Memorias del tiempo de la inmadurez” son los cuentos “El bailarín del abogado Kraykowsky”, “El diario de Cultura de VeracruZ
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Como la mentalidad polaca de preguerra iba por caminos completamente distintos del que yo había elegido, no abrigaba al publicar Ferdydurke mayores esperanzas de éxito. Si a fin de cuentas las cosas no salieron tan mal, esto se debe a un grupo de decididos y fervientes partidarios de esta aventura, que eran en su mayoría gente joven. Gracias a ellos el libro fue ampliamente analizado y lo que se ha escrito sobre Ferdydurke en estudios, polémicas, comentarios, etc., sobrepasa varias veces su tamaño. No obstante, ni yo ni Ferdydurke hemos entrado de lleno en la literatura oficial polaca lo que, por cierto, nos apena muy profundamente. Cuando las olas de la polémica estaban por calmarse y pensaba en escribir algo nuevo, fui invitado a participar en el viaje de inauguración de un nuevo transatlántico nuestro, puesto en servicio entre Polonia y la Argentina. Llegué aquí para tres semanas solamente, pero ellas se prolongaron más de seis años, ya que estalló la guerra. Los que a través de Ferdydurke captarán ciertas particularidades de mi alma, comprenderán también por qué el alma, en vez de buscar vinculaciones con los ”círculos” locales llevaba una vida anónima y bohemia muy cercana, desgraciadamente, a la miseria. Perdido en este país, entontecido y aplastado por los acontecimientos europeos, vagaba por las calles sin ganas de hacer nada, o, bajo una mesa de café, lloraba amargamente. Me alejé por completo de las letras, y sólo debo a mi feliz inclinación hacia el infantilismo que, a pesar de toda índole de desastres y humillaciones, lograra conservar un grano de alegría. Últimamente me ha vuelto el ánimo para el trabajo literario y creo que en breve tendré el placer de publicar alguna nueva obra. Los dos problemas capitales de Ferdydurke son: el de la Inmadurez y el de la Forma. Es un hecho que los hombres están obligados a ocultar su inmadurez, pues a la exteriorización sólo se presta lo que ya está maduro en nosotros. Ferdydurke plantea esta pregunta: ¿no veis que
Witold Gombrowicz Presentación de
Ferdydurke
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Este libro vio la luz del día en Polonia, un año antes de la guerra y para comprender su clima no hay que olvidarse de esta fecha. Yo antes había publicado un volumen de cuentos intitulado Memorias del período de la maduración.
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En 1947, Witold Gombrowicz escribió el prefacio a la edición en castellano de su genial novela Ferdydurke. En diferentes ediciones, aquel texto fue reemplazado por un prólogo de Ernesto Sábato. La reedición de El cuenco de plata recupera el prefacio original, del que aquí presentamos un fragmento.
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vuestra madurez exterior es una ficción y que todo lo que podéis expresar no corresponde a vuestra realidad íntima? Mientras fingís ser maduros vivís, en realidad, en un mundo bien distinto. Si no lográis juntar de algún modo más estrecho esos dos mundos, la cultura será siempre para vosotros un instrumento de engaño. Pero Ferdydurke no sólo se ocupa de lo que podríamos llamar la inmadurez natural del hombre, sino ante todo de la inmadurez, lograda por medios artificiales: es decir que un hombre empuja al otro en la inmadurez y que también – ¡qué raro!– del mismo modo actúa la cultura. Existen muchas razones por las cuales uno tiene interés en que otro caiga en la inmadurez, pero la más importante es nuestro amor por la inmadurez en sí. Ahora, la cultura infantiliza al hombre porque ella tiende a desarrollarse mecánicamente y por lo tanto lo supera y se aleja de él. El héroe de Ferdydurke, infantilizado primeramente por el temible Pimko, se ve arrastrado en el proceso de mutua inmadurización que constituye el gran goce secreto de la humanidad, su diversión más dulce y su dolor más terrible. ¿A qué tipo de psicología nos lleva este proceso? Los personajes de Ferdydurke no tienen ideales, ni dioses, sino “mitos inmaduros” que podríamos definir como un ideal adaptado al nivel de la auténtica realidad íntima del hombre (mito del peón, de la colegiala, de la tía, etc.). Ellos no hacen lo que quieren, ni tampoco sienten según su propia naturaleza, sino que la mayoría de sus sentimientos y actos les es impuesta desde el exterior. Se empujan mutuamente hacia actitudes, situaciones, sentimientos o pensamientos ajenos a su voluntad y sólo después se adaptan psíquicamente a lo que se les ha ocurrido cometer buscando ex post una justificación y explicación… siempre amenazados por el absurdo y la anarquía. Sus dos rasgos característicos más destacados son los Cultura de VeracruZ
siguientes: primero, el aparato de las formas maduras de la cultura no es para ellos nada más que un pretexto para entrar en contacto entre sí –y para gozar y excitarse recíprocamente– y para armonizarse en sus dolorosos, inmaduros juegos. Lo importante para ellos es bailar; qué baile bailan, no les importa. Segundo: ellos sin cesar producen la forma, pero nunca la logran. No tienen creencias, ideales, convicciones, aptitudes, sentimientos, sino se los fabrican según sus necesidades y las necesidades de la situación. A cada momento se fabrican entre sí sus personalidades –uno crea al otro. Ferdydurke sostiene que es justamente nuestro anhelo de madurez lo que nos arrastra hacia esa inmadurez número dos, inmadurez artificial –y nuestro anhelo de forma el que nos lleva a una forma mala. Parecidos a alguien, que temiese su propia desnudez, echamos mano a cualquier vestimenta a nuestro alcance, aun la más grotesca, y así se crea ese mundo hecho de indolencia, insuficiencia, no-seriedad e irresponsabilidad, mundo de la subcultura de las formas caducas, malogradas, desviadas e impuras, donde se desarrolla nuestra vida íntima. Allí se fabrican sorprendentes subideales, sub-religiones, sub-sentimientos, y varias otras sub-cosas muy diferentes de las del mundo oficial. Y lo importante es que todo eso se efectúa por vía formal: para que, en tal sentido, dos personas se obliguen a la regresión no hace falta que sean pacientes de Freud y del freudismo, porque aquí se trata de algo tan elemental como que el estilo de ser de una persona influye sobre el estilo de ser de la otra. ¿Cuál debería ser nuestra actitud, en tanto que seres conscientes, frente a aquel inframundo? El supremo anhelo de Ferdydurke es encontrar la forma para la inmadurez. Pero esto es imposible. Podemos en forma madura expresar la inmadurez ajena, podemos, por ejemplo, describirla artística o científicamente, pero con eso no logramos nada, porque así no expresamos nuestra propia inmadurez, sino que 6
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y eso es lo que ocurre con nuestro arte que se vuelve demasiado “artístico”, con nuestra sutileza que se vuelve demasiado sutil o nuestro heroísmo que se vuelve demasiado heroico. ¿Qué nos queda entonces por hacer? Estamos en la situación de un niño que se ve obligado a llevar un traje demasiado grande para él y en el cual se siente incómodo y ridículo; el niño no puede quitárselo puesto que no tiene ningún otro, pero, por lo menos, puede proclamar en voz bien alta que el traje no está hecho a medida, y de tal modo establecerá una distancia entre el traje y su persona. Esto significa: tomar distancia frente a la forma. Cuando logremos compenetrarnos bien con la idea de que nunca somos ni podemos ser auténticos, que todo lo que nos define –sean nuestros actos, pensamientos o sentimientos– no proviene directamente de nosotros sino que es producto del choque entre nuestro yo y la realidad exterior, fruto de una constante adaptación, entonces, a lo mejor la cultura se nos volverá menos cargante. Ferdydurke, además de plantear este postulado teóricamente, se propone realizarlo en la práctica. Desde luego yo no podía hacer otra cosa sino tratar de escribir un libro bueno y no un libro malo. Pero lo que quería conseguir a toda costa, era una mayor libertad de palabra en este campo de la cultura, donde el escritor malo no puede decir nada porque es malo y el bueno tampoco puede decir algo porque es bueno – esclavo de su nivel y de su estilo– asustado por su grandeza, su situación social y sus múltiples (a menudo ilusorias) responsabilidades. Por eso en vez de ocultar mi propia persona en tanto que autor, la puse en juego junto con las personas de mis héroes. En vez de esconder mi insuficiencia cultural, mi dependencia de la esfera inferior y los móviles personales de mi trabajo, como lo hacen otros autores, los desnudé con toda crudeza y además demostré mi propia inconformidad con la forma de la obra: el rector puede ver cómo me enloquece la tiranía de las
–de modo maduro– describimos la inmadurez ajena. Aun si nos pusiéramos a analizar y confesar nuestra propia insuficiencia cultural siempre lo haríamos desde el punto de vista de la cultura y en forma madura. Mas para que esta insuficiencia fuera expresada de modo consciente y a la vez directo, sería menester que nos esforzásemos en escribir, no libros sabios sobre el tema de la tontería, sino sencillamente libros tontos –y malos– e indolentes– lo que, claro está, es un disparate. Por eso ni la ciencia, ni el arte, ni ningún otro medio de expresión cultural, permite al hombre manifestar por vía directa su propia realidad inmadura, condenada al eterno mutismo. Mas por otra parte, si todos vamos a seguir con esa mascarada obligatoria e inevitable, la cultura irá convirtiéndose en un juego cada vez más mecánico y fragmentario, y por fin perdería todo contacto con nosotros mismos. Si yo, hablando con Fulano, trato siempre de ser lo mejor educado posible y él hace lo mismo respecto de mí, nuestra conversación pronto se volverá tan bien educada que terminaremos por sentirnos muy molestos – Marzo Abril 2015
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formas idiomáticas, el mecanismo del estilo, la construcción y la armonización de las partes, etc., etc…. Así que Ferdydurke tiene un doble aspecto: por un lado es un relato y una novela, una descripción y, por otro, un acto de mi lucha personal con la forma. Aquí el autor, confesando su propia inmadurez, consigue –supongo– más soberanía y libertad frente a la forma y, al mismo tiempo, deja entrever el mecanismo de su inmadurez. Me atrevo a creer que en todo caso la publicación de Ferdydurke en la América Latina tiene su razón de ser. Existen varias analogías entre la situación espiritual de Polonia y la de este continente. Aquí como allá el problema de la inmadurez cultural es palpitante. Aquí como allá el mayor esfuerzo de la literatura se pierde en imitar las “maduras” literaturas extranjeras. Aquí y allá los literatos se preocupan por todo menos por verificar sus derechos a escribir como escriben. En Polonia como en Sudamérica todos prefieren lamentarse de su condición inferior de menores y peores, en vez de aceptarla como un nuevo y fecundo punto de partida. Pero mientras en Polonia la formidable tensión de la vida echa por tierra toda esa “escuela literaria” (la palabra “escuela” está aquí plenamente justificada) la apacible existencia del feliz sudamericano le permite eludir la revisión básica de esas cuestiones, le induce a menudo al cultivo de cominerías estéticas e intelectuales y un estéril formalismo sofoca toda su expresión. Dudo mucho si mis razones serán compartidas por los maestros consagrados de ambas literaturas, pero fijo mis esperanzas en los maestros que están por nacer. Esta traducción fue efectuada por mí y sólo de lejos se parece al texto original. El lenguaje de Ferdydurke ofrece dificultades muy grandes para el traductor. Yo no domino bastante el castellano. Ni siquiera existe un vocabulario castellano-polaco. En estas condiciones la tarea resultó, tan ardua, como, digamos, oscura y fue llevada a cabo a ciegas –sólo gracias a la noble y Cultura de VeracruZ
eficaz ayuda de varios hijos de este continente, conmovidos por la parálisis idiomática de un pobre extranjero. ¡Me alegro que Ferdydurke haya nacido en castellano de tal modo, y no en los tristes talleres del comercio libresco! Todavía una palabra: a lo mejor el libro pasará desapercibido, pero seguramente algunas personas de mi amistad se sentirán obligadas a decirme una o dos frases, de esas que siempre se dicen cuando un autor publica un libro. Quisiera pedirles que no digan nada. No, no digan nada, porque, debido a toda clase de falsificaciones, la situación social del así llamado “artista”, se ha vuelto en nuestros tiempos tan pretenciosa que todo lo que se le pueda decir suena a falso y, cuanta más sinceridad y sencillez pongáis en vuestro “me gustó muchísimo” o “estoy encantado”, tanta más vergüenza para él y para vosotros. Callaos, pues, os lo ruego. Callaos en espera de un futuro mejor. Por el momento –si queréis expresar que os gustó–, tocad sencillamente, al verme, vuestra oreja derecha. Si os agarráis la oreja izquierda sabré que no os agradó, y la nariz significaría que vuestro juicio está en el medio. Con un leve y discreto movimiento de la mano agradeceré esta atención para con mi obra y así evitando situaciones incómodas y aún ridículas, nos comprenderemos en silencio. Muchos saludos a todos.
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hubiera “línea” de las autoridades por incluir temas académicos, que a mi criterio son los que predominan actualmente? –Al principio se mantuvo la armonía entre el espacio dedicado a la literatura y la divulgación de las investigaciones antropológicas, arqueológicas, históricas y educativas. A Sergio Galindo lo llamaron después de que las publicaciones y la revista de la universidad estuvieron a punto de desaparecer. Durante más de dos años dejaron de salir nuestras ediciones. A partir de 1972, Sergio Galindo, desde la Ciudad de México, mantuvo el contenido en la revista nada más literario, el cual le tocó también a Juan Vicente Melo. Sergio Pitol intentó hacer su propia revista literaria, pues la política editorial universitaria le señaló que debía continuar con la tradición de publicar trabajos de investigación. Finalmente, logró mantener materiales literarios e incluir ensayos de antropología, filosofía e historia. Bajo su dirección fue realmente interesante su intercambio con los principales escritores contemporáneos, lo que aportó otra perspectiva a las ediciones de la Universidad Veracruzana. Sin embargo, varias obras extraordinarias ya no pudieron salir a la luz pública. Por ejemplo, se anunciaron libros de Gombrowicz, Schulz, Musil, Zambrano, Steiner, y un volumen de cartas de Ermilo Abreu Gómez. –Al concluir tu periodo como director de La Palabra y el Hombre fundaste tus propias publicaciones: Academus y Cosmos. ¿Eran éstas revistas exclusivamente literarias? –Academus y Cosmos, junto a la revista México Nuevo, fueron publicaciones anteriores a mi nombramiento al frente de La Palabra y El Hombre; aparecieron en los años sesenta y setenta, en aquella etapa cuando conocí a Sergio Pitol. En las tres siempre se dedicó el espacio mayor a las letras, principalmente Cosmos, porque se fundó en homenaje a Wiltold Gombrowicz. Posteriormente, al poco tiempo de mi salida de la dirección editorial y de La Palabra
Edgar Aguilar Entrevista con Raúl Hernández Viveros –Durante tu labor como director de una de las revistas más importantes de México y aun de Latinoamérica en su época, La Palabra y el Hombre, se te acusó de restringir su contenido “a temas academicistas y poco atractivos para un público lector más amplio”. ¿A qué se debió fundamentalmente esta “restricción”, si es que la hubo? –Desde su fundación, en 1957, la revista se planteó como un cuaderno o libro en donde se ofreciera el mayor espacio a la divulgación de nuestros académicos e investigadores. Sin embargo, en su nueva época en los años setenta se transformó en una revista literaria, cuestión que a mí me hubiera gustado continuar. Por lo cual, las autoridades universitarias indicaron el papel que desempeñaba nuestra máxima publicación: difundir los trabajos de investigación en el campo de las ciencias sociales. –Con personajes de la talla de Sergio Galindo, Sergio Pitol o Juan Vicente Melo al frente de la editorial y de la revista, ¿se inclinaba más el contenido a la creación literaria aunque Marzo Abril 2015
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y el Hombre, inicié el proyecto de Cultura de Veracruz, que desde el principio se concibió como un espacio para los nuevos escritores nacionales y de América Latina. Hasta la fecha lleva como subtítulo Revista de Literatura Contemporánea, y es un espacio independiente que lleva más de década y media de sobrevivir en un medio donde lo que menos interesa es el papel de la lectura. –Tres referentes de algún modo inseparables han marcado tu vida como escritor y editor: Sergio Pitol, Wiltold Gombrowicz y Polonia. ¿Qué nos puedes decir al respecto? –Sergio Pitol fue uno de mis maestros que me planteó la aventura de los viajes a Europa, y me aproximó al conocimiento de autores universales. De lunes a viernes un grupo de amigos tocábamos la puerta de su departamento en el centro de Xalapa y al abrir siempre era la misma invitación: “Les invito un roncito”. En aquellas reuniones nos comunicaba sus proyectos literarios, describía las películas que más le habían emocionado, recordaba algunos pasajes de novelas clásicas, y se emocionaba con la letra de algunos boleros y canciones rancheras. Al día siguiente aparecía puntual en la editorial vestido como un dandi. Al final de 1967 se fue a Belgrado. Comencé a recibir sus cartas donde me sentenciaba que había llegado el momento de escapar de la mediocridad mexicana. En aquel tiempo recibí una beca de escritor residente en Polonia. Desde mi llegada me recibió Edward Stachura. A las pocas semanas, Andrés Sobol, traductor de las obras completas de Borges al polaco, me llevó a conocer todos los rincones varsovianos, y me asignó la tarea de vaciar todas las botellas de Wyborowa que fuera posible. Recorrí casi todos los bares de Varsovia. Aquellas noches alucinantes de vodka y vino en diversos antros resultaron todo un descubrimiento de un mundo añorado por los polacos aristócratas y excéntricos. Con Sergio y otros seguidores construimos un culto a Gombrowicz. Sergio me Cultura de VeracruZ
dio la dirección de Rita Labrosse. Llegué a Milán, donde vivía la viuda, acompañado de Alberto Guaraldo. Nos recibió con amabilidad. La entrevisté con la intención de encontrar algún material inédito de Gombrowicz. Todavía conservo los libros que me regaló: Bacacai, edición de 1957, y el libro que publicó Hermes dedicado al maestro polaco. Rita mencionó la novela que Gombrowicz nunca llegó a terminar, en la que el protagonista era una mosca. Todo esto lo recuerdo como parte de un sueño inolvidable que definió mi amor por la literatura.
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de la hierba Entre los senos de una doncella adolescente de la barba que le ha crecido a la tarde cubriendo todos los tejados y que nos impide mirar por la ventana También si lo prefieres hablaré un poco -sólo un poco para no entristecermede la mañana en que sentí lástima por el destino de los peces cuando leí en el diario la noticia de tu pacto irrevocable con el viento de tu reciente capacidad de recorrer habitaciones a puerta cerrada y de substraerte al paisaje que sin embargo aún te compromete
José Antonio Alvarado*
A puerta cerrada a José Carlos Becerra
1 Te hablaré del bosque que viene a sentarse tristemente a la orilla del pueblo a contemplar tu muerte de la ciudad y de tu afición juguetona por los toros de ese río de pájaros agolpándose para que puedas morder el infinito de la serpiente que deseaba espera el nacimiento
2 ¿Dónde están aquellos que condujeron la palabra y fueron llevados por ella al sitio de la oración y a la materia del silencio? J.C. Becerra Hay que saber mirarte prendido por el pico de un pájaro entre la realidad y el mundo saber que tu voz es el aire que sostiene las habitaciones dispuestas al amor después de la catástrofe y que esta ciudad que tú inventaste te condena a ser frase en los laberintos en la incomprensión y el tedio y a esta hora en que el sol parte con los barcos
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Zacapu, Michoacán, 1943. Estudió en la Facultad de Altos Estudios de la UMSNH, y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Libros publicados: Habitación sin muros [1969], Para la hora del té[ 1973], Algo ha quedado roto desde entonces [1982], Ejercicio del sueño [1982], Interrogatorio de barandilla y otros testículos [1984], La pequeña Frankestein[1985], El cangrejo y el mar[1998], Poemas[1998], La muerte del Quijote[1999], Las palabras cansadas de volar solamente nombran[2000], El dragón en el espejo[2001], Descubriendo a Mariana[2002], La noche y otras cosas que ignoro [inédito].
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voz no llega a reengendrar a los antiguos dioses Sólo la selva no hay lugar para el ruido de los helicópteros que vigilan la ciudad que una vez recibido el beso en la mejilla después de cenar en familia ya nadie se salve de morir en casa no hay lugar para el hombre has llegado hasta aquí alimentándose de tus verdades bebiendo de tu sed igual que si todavía existieras mostrando a los habitantes la ciudad como un guía proscrito
que regresan hay una muchacha que asegura haberte visto al pie del almendro en brazos de tu retrato o caminado por las cornisas distraídamente cuando la ciudad entera expía sus culpas y en las alacenas duerme el hombre Y ahora sé todas estas calles estos pasadizos secretos antes de que bebieran en tu mano ya estaban destinados al desierto
3 Cuando escribo hay un tren pasando por la cabecera de la cama está próximo el amanecer soy un náufrago saliendo del océano de las resurrecciones sobre la almohada el esqueleto de las palabras.
Y las cabezas negras que de tan antiguas han aprendido a ocultar el tiempo ungen tu calavera como a un padre muerto de quien han sido rescatados los sueños entre las hendiduras de tu cráneo cuando el día se alza en el poniente y un pájaro se hunde en las arenas movedizas de los alerces el mar no arranca a los atardeceres su viejo rostro de enfermo y las serpientes se anidan en las rocas donde la Cultura de VeracruZ
Algo ha quedado roto desde entonces He pasado tardes en silencio, mirando mi fraudulenta resurrección J.C. Becerra El presente y aquello que fuiste se sientan a mi mesa el día es barbado pero el sol resplandece como lo harías tu misma Estoy en el otro extremo no es vanagloria dialogan y su risa entra destruyendo mis tímpanos 12
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tomo una copa de coñac y el aroma del café me embriaga Hoy quisiera escribir trazando la silueta de tu rostro y no sabes cuánto se me niega tu labio efímero como un deslumbramiento y me detengo sobre mi pasado como quien encuentra ocupada su sombra Bajo el herzabal antiguo alguien respira alguien que se ha ocupado de vivirme Competencia desleal aquella que en el pie entablan el talón y las uñas y descubro en el temblor de la mano el miedo de entonces aquel que creí haber dejado en troje cuando nos ocultábamos del abuelo para vernos y a lo más sonreír estúpidamente Un día te fuiste parecías contener la respiración para no exhalar el aroma hurtado a las rosas y a los jazmines de la abuela
sobre el tejado de la casa y un ave que no conozco hundiera el pico en los cristales pero entiendo que no es fácil llevar a cuestas tanto rostro y que la muerte tiene ademanes finos y la mirada triste que su sonrisa encanta y su beso eterniza como entiendo también al caracol que arroja su concha se va por la playa y no regresa
Algo ha quedado roto desde entonces Algo que el viento viejo cincel maestro hoy intenta moldear su rostro
Lo sé todas las mañanas como sé de la brisa por tu ausencia y que en algún lugar dentro o fuera de mí las aguas taladran para entregarse al mar con los brazos abiertos y sé que te encontrarán de pie con los puños cerrados en posesión de tu secreto
Todo parece dispuesto para el alumbramiento la montaña cobra un aire gris en tu ausencia estás omnipresente presencia pura cuya materialización busco y me espanta como si alguien furtivamente caminara
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Deben ser los pájaros porque algo se mueve en los alerces a contra luz de ese azul infinito y colérico busco en el hueco de la mano como de niño en el fondo del pozo que alguien cavará en el centro del patio donde mi rostro de niebla registrará los golpes que el ciego dio a la luz Algo ha quedado roto desde entonces Algo que se interrumpe siempre entre el papel y la pluma y que creí encontrar en las cuerdas de la guitarra cuando entonabas tu canción argentina y llorabas por los hijos perdidos desde siempre Después creías saberlo todo y te daba por llamarme hijo y llevar en vilo tu incesto por los bares del Paseo de la Reforma Y terminabas la noche o empezabas el día untándoles en la cara a los taxistas tu credencial de periodista pero nada era cierto habíamos sido señalados por el vuelo de un ave nocturna Todo era así desde el principio lo supe mientras cruzabas el antiguo portón y tus ojos esa hidrografía inconquistable recorrían línea a línea a Lucrecio cuando discutíamos la idea cartesiana de la historia Lo sabía como lo sabía tu pelo cuando la ternura nos sellaba los labios y entre tu mano y mi mano y tu cuerpo y mi cuerpo no había espacio. Cultura de VeracruZ
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me pareció un embuste tramado para servir de diversión, porque se me hacía imposible que Carmelito tuviera la edad que presumía. No era joven, pero tampoco lucía como un viejo. Aun sin detenerse en una contemplación minuciosa, era notable que había en su aspecto, en su modo de mirar algo como una fotografía de otros tiempos; sus movimientos eran pausados, pero con cierta soltura. Y atendiendo a los detalles, la piel del rostro tenía una resequedad, una aridez que llevaba a creer que se perdía en un tiempo sin edad; solamente las manos con su acusada delgadez y el leve temblor que las agitaba, hacían evidentes los trabajos de una larga vida y además dejaban ver con toda claridad esas manchas que dejan los años señalando grandes pecas sobre la piel mustia. Todo era contrastante con su modo de caminar: algo cansino, pero con el torso erguido y a pesar de la corpulencia, sin flacideces que redondearan el vientre. Siempre que hubo oportunidad, insistió en decir a cuantos los oyéramos, que tenía muchos años: muchos más de los que representaba; alguna vez creí que se solazaba en su cháchara cuando había oyentes desconocidos, entonces su hablar machacón se me hacía más sospechoso, porque en medio de sus risas y sus miradas engañosas, insistía hasta abrumarnos, en lo que yo consideraba un juego. Dijo que nació en una época olvidada, o más bien, que se ha difuminado, en la que un hombre ambicioso, echó por tierra los ideales que lo llevaron a ser llamado por todo un pueblo, con justicia: el soldado de la república y cambió ese timbre de honor por los fastos del tirano y sus arbitrariedades. Época de consolidación de su enorme poder y en la que el dinero abundaba
Edmundo López Bonilla
ANHELAR UN BESO En las largas horas gastadas en un viaje a Zacatecas, como distracción a la monotonía del tiempo que parecía no trascurrir, del cansancio de mirar y remirar la repetición de los detalles de ese paisaje desértico que semejaba inmovilizarse en la distancia, Carmelo Rosas Rosales, “Carmelito” como le llamábamos por cariño, y que era el envés de un apodo, porque casi era un gigante, comenzó a contarme aquella maraña de acontecimientos que formaban, o abrumaban su vida. Encadenamiento de sucesos que como toda historia, prefiguraba un final, pero para llegar a ese final, habría de empeñarme en unir recuerdos dispersos, hilvanar con paciencia y tenacidad retazos de conversaciones tenidas en tiempos y lugares diferentes, y del ordenamiento de esos retazos, de esas de pláticas inesperadas, pude ir vertebrando esta historia de Carmelito y sus desgraciados amores. Sin embargo, lo que oía mientras miraba por la ventana del autobús, Marzo Abril 2015
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para unos cuantos y escaseaba para el resto que se debatía en la miseria. Dijo que nació pobre, pero menos pobre que los peones acasillados de las haciendas, porque su padre fue artesano; que sufrió penurias como todos, pero nunca dio detalles de su infancia y casi a bocajarro, soltaba el “llegué a la juventud y me enamoré”. Y se extendía en consideraciones de esa situación. De no mediar ninguna interrupción, se explayaba en los razonamientos generados por ese choque de la realidad y por fin resumía: “El enamoramiento del hombre pobre de la mujer rica, para muchos es una soberana tontería, porque nadie puede sufrir ni sentir por otro y siempre se tilda de chifladura lo que en realidad es el ansia idiota de alcanzar lo que no es posible. ¡Pero hay que rebelarse contra esa realidad!, ¿no?”. Y no faltó quien meditara, aceptando que quien sucumbe a esa locura, sabe qué se siente al vivirla. Ninguno de los amigos de nuestro tiempo ni siquiera aspirábamos a una situación boyante y oyendo sus lamentaciones, pensábamos que como él, fuimos maldecidos al desear lo imposible, porque la mayoría alentábamos ilusiones tan disparejas como las de Carmelito; y cuando desfogaba su amargura, éramos solidarios en su afirmación de que esos lances, esos enamoramientos por inevitables, solamente eran las ganas de rebelarnos contra todo lo que alguien nos había impuesto. Pero cuando Carmelito hablaba de la rebeldía, siempre me pareció extraño que ni por asomo mencionara algo de las turbulencias que se dieron en ese tiempo para echar del poder al anciano sátrapa y a todo el sistema que lo apoyaba, porque los beneficiarios de la explotación generalizada, de ese modo trataban Cultura de VeracruZ
de conservar sus privilegios; tampoco dijo nada de las luchas que se dieron entre las facciones tras el derrocamiento del tirano, cuyos jefes se creían tocados de la genialidad y se alzaban sobre montañas de cadáveres y ríos de sangre, para luego caer por la ambición de otros iluminados; ni de que alguna vez haya sentido la angustia de las levas, y menos la ardentía de los combates o la terrible frustración de las derrotas. Los furores del amor de Carmelito parecían atizados por una mente dislocada, tan dislocada que se empeñaba en acercar esos polos que deberían repelerse. Y para enredar las cosas, llegamos a la conclusión de que siempre habrá alguien que preste su ayuda, aunque ese auxilio sirva para aumentar las aprensiones de los enamorados. Porque sucedió que la mujer rica contestó las ardientes miradas de Carmelito, miradas que la persiguieron desde la ocasión que la vio acompañada de don Fernando de la Palma y Palma, su padre y siguieron apareciendo reflejadas en sus sueños, en la vigilia y donde posaba sus ojos. Y un Cupido loco atizó esos amores por mediación de la vieja ama, fiel, desde la crianza de la niña huérfana, en la que gastó la vida, porque únicamente se propuso atender y querer a Andrea de la Palma, su niña del alma. Esa vieja fue la portadora de las cartas dictadas por esa urgencia anhelante de humanizar el desierto donde los enamorados vagaban sedientos en busca de la señal propicia, esa indicación para guiarse en su páramo desolado, para encontrar el manantial de las aguas que saciaran sus ansias de mirarse a los ojos, de estrecharse las manos, de unir sus cuerpos, de sorber la miel de sus besos. 16
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Pero nada de eso era posible porque por siempre estaba el padre. La figura del padre interponiendo sus intereses sobre los anhelos de su niña. El padre posesivo, saturado de prejuicios, que vislumbraba el crecimiento de su fortuna por medio de enlaces provechosos, porque los políticos encumbrados también tenían hijos casaderos. La cuantiosa herencia que don Fernando recibió de los Palma y Palma se cuadruplicó con los favores del tirano que promulgó la ley de deslinde de tierras, mecanismo legal que despojó de sus territorios a pueblos enteros y a las tribus a lo largo del país, y se haría más opulenta por la simple alianza de apellidos, en matrimonios de conveniencia. Aun así, no solamente fueron miradas y misivas encendidas, alguna vez pudieron tomarse de las manos, con la complicidad de la vieja que fue la niñera, allá muy lejos en el tiempo, y luego la mujer que suplió a la madre para las cosas prácticas y en esos asuntos insidiosos de los afectos que porfían en anidarse en el pecho y trastornan el entendimiento. Fue la única vez. Y fue casi un roce, pero vivieron ese instante con una intensidad inolvidable, que los sumió en la ansiedad acongojante por haber descubierto hasta dónde llegaba su desgracia. Esperando otra oportunidad en medio de la desesperanza, un día la vieja Casimira puso en manos de Carmelito una nueva carta, en ella, las palabras de Andrea destilaron su apasionamiento, toda su amargura y además, le avisaba que los negocios de su padre estaban en serio peligro porque los hombres que habían roto el orden impuesto por más de treinta años, buscaban cambiarlo todo. Que Fernando de la Palma y Palma y todos los ricos, más la camarilla que rodeó y medró al amparo del viejo dictador Marzo Abril 2015
se embozaban en espera de aires más propicios, y por lo tanto, ella y su padre tenían que emigrar. La carta dejaba en claro el convencimiento de que esa decisión estaba dictada por el egoísmo y la oportunidad, que enseñando toda su calvicie, se prestaba complaciente a separarlos; porque Andrea aceptaba la imposibilidad de la avenencia con su padre. Pero aun así, más tarde ella buscaría el modo de volver a escribirle. Luego de otra espera tensa en la que se agotaron muchos meses, la vieja Casimira dio a Carmelito otro sobre. Así el doliente enamorado se enteró de que don Fernando de la Palma y Palma y Andrea, habían huido del país, porque los revolucionarios no solamente buscaban despojarlo de la inmensidad de tierra, que en su tiempo, ayudado por las leyes abusivas, él había arrebatado, sino de su fortuna contante y sonante y hasta de la vida. Saber esto fue terrible. Pensar en esa separación, más efectiva, que la de unas cuantas calles, de unas pocas casas, le hizo maldecir al padre insensible, que de ese modo castigaba a la hija. Pero lo que verdaderamente lo sumió en la desesperación fue saber que la amada estaba hasta el otro lado del mundo; que entre el lugar donde estaba leyendo esas líneas y el Brasil, había tal distancia, que no podía imaginarla. Al momento de escuchar lo que Carmelito decía, yo tampoco podía imaginar la locura de echarse a caminar, sin pensarlo más, rumbo al sur, en esa peregrinación temeraria, desatinada. Solamente podía vislumbrar las penurias, el cansancio de meses y meses de andar tras la sombra de algo que no había sido más que algunas palabras escritas y un roce de manos. En 17
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la comodidad del espectador, solamente intuía la pesadumbre que le infundiría el pensar en su desgracia y el riesgo latente de la acechanza de las grandes fieras de la selva. Pero tan peligroso como ese amago, la presencia real y avasallante de los insectos que zumban alrededor, muerden, pinchan, chupan y dejan el desesperante escozor y la posibilidad de enfermedades. Vislumbraba ese cúmulo de dificultades mientras el hombre relataba los detalles de esa caminata inconcebible. Habló de países, de fronteras, de paisajes, de personas y de costumbres; de cómo, hasta antes de ingresar al Brasil, la lengua era común, pero tan rica y diversa, que de inicio era difícil entenderse cabalmente. Habló de la esperanza alimentada por el deseo de volver a ver a la mujer, cuya presencia parecía vislumbrar, adelante, siempre adelante de él, pero siempre elusiva y siempre provocativa, que le hacía persistir, olvidar la locura de la empresa; sobrellevar el desatino de aquello que con el paso de los días, de los meses, iba pareciendo una quimera. Habló de la llama de la ilusión que templaba el frío de la soledad y la incomprensión de cuantos al inquirir el porqué de su errancia, no podían calibrar la profundidad del propósito, y frívolos, no podían hacer más que burlarse del extranjero deschavetado. Dijo que los enemigos de Palma y Palma eran tan poderosos que podían acosarlo sin piedad aun en países extraños y por eso el antiguo potentado se refugió en lo más lejano en ese país y en aquellos tiempos: el puerto fluvial de Manaos. Manaos, ese nombre musical era su meta, aunque en el anonadamiento que le causó la noticia, ni siquiera supiera dónde estaría aquel Cultura de VeracruZ
puerto y esa ciudad, ni en qué costa, o en qué rivera de qué río, ni qué tendría que hacer para llegar, ni cuánto habría de caminar. Pero preguntando… Dijo que leyó tantas veces la última carta, recibida por mediación de la vieja nana, y con tanta pasión, que se le deshizo entre los dedos, pero eso no tenía importancia. Podía pronunciar cada una de las frases que en ella estuvieron escritas. Finalmente dijo que tenía la seguridad de que en la lejana ciudad encontraría a Andrea y eso era todo lo que necesitaba para persistir. La insania de Carmelito crecía con los días y las dificultades; después del prolongado tiempo de desvelos, privaciones, trabajos y peligros de su caminar, iniciado allá lejos en un punto invisible en el mapa del antiguo imperio de los aztecas, se hallaba en otro ámbito, separado por miles y miles de kilómetros rumbo al sur y vislumbró el final de su viaje, porque frente a sus ojos se alzaba la bulliciosa ciudad de Manaos. Si pasó sobre los imposibles de su tarea sin importarle el tiempo, la distancia y el esfuerzo, consideró un hecho consumado que en aquella cuidad encontraría a la Andrea de sus sueños, sus privaciones y sus trabajos. No se puede decir que sin dificultad, porque la indagación fue ardua, pero entre tantos extranjeros atraídos por la abundancia del caucho y la riqueza generada por su comercio, supo dónde encontrar a la familia Palma y Palma, pero también supo que su Andrea, tan amada, tan buscada, tan elusiva, ya no estaba en ese puerto. Fuereños al fin, los Palma y Palma poco podían ocultar y por eso el matrimonio de la hija del rico mexicano, con el joven y acaudalado argentino que regresaba a su patria, fue un 18
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acontecimiento que los habitantes de aquel trozo de tierra arrebatado a la selva mantenían vigente en las conversaciones a pesar del tiempo transcurrido. El conocimiento de esta verdad trastornó la fortaleza de Carmelito y el darse cuenta de la crueldad de la burla, le llevó a un estado de postración que lo sumió poco a poco en la desidia, enfermedad del alma que aniquilaba el cuerpo con dolores verdaderos. No lo había doblegado el dilatado peregrinar entre las brumas selváticas, ni su sopor, ni su hálito opresivo; ni la inclemencia solar de los mediodías; ni las tempestades, con sus vientos devastadores y sus lluvias torrenciales; ni la anchura de los ríos o sus turbulencias; ni el halo misterioso siempre presente en las ciénagas; ni la soledad de los llanos, ni las tinieblas de las noches solitarias. Ni se dejó ganar por la nostalgia que con sus tristezas corroe las voluntades. Pasó entre todo eso absorto en la tenacidad de su búsqueda, por eso en los ámbitos despojados de la agresividad salvaje, miró sin apreciar los paisajes, el milagro del amanecer, el transcurso del día y su declinación. Tampoco tuvo conciencia de la cuenta de los días que se iban acumulando en el errar ilusionado. En ese recorrido por la franja que une a las dos porciones del continente, miró sin sorprenderse una de las grandes obras del hombre que hizo posible el enlazamiento de los dos océanos por de medio del portentoso canal, donde un día tuvo el atisbo del conocimiento de los llamados brujos indios de las alturas de los Andes, que con las tizanas de las hierbas serranas, con las raíces, con las cortezas de los árboles centenarios, curaron los males que los médicos europeos no sabían aliviar y por eso su Marzo Abril 2015
admiración colmada aceptaba sin reservas el poder de aquellos hombres. No le había arredrado saber que para ir en pos de la amada, debería recorrer distancias que parecía imposible realizar y menos hacerlas a pie. Tampoco le quebró el ánimo la empresa descomunal, que según el decir popular: de tener los medios económicos para llevarla a cabo, de todos modos estaría sujeta al azar de la navegación marina y sus contingencias. Y menos se sintió impedido por la pobreza. Confió en la fortaleza de sus piernas y en la firmeza de su propósito. Caminó meses eternos alumbrado en la penumbra de esa locura, por la llama de su fe en tener la dicha de mirarse en los ojos de la Andrea de sus desvelos. Ese deseo avivado por la esperanza que le hizo vencer los temores. Ni siquiera había pensado en el fracaso. Pero la realidad se impuso. Como quiera que haya sido, Andrea ya no era la imagen ideal que desde el primer paso de ese viaje, iba adelante, siempre adelante, haciéndole soportables sus miserias. Saber que la había perdido, anuló la ilusión. Se vio solo, sin objetivo, pobre, extraño en un país extraño, cuyo lenguaje melodioso entendía a medias, y la contemplación de esa nada, después de todo lo pasado, deshizo las antiguas fortalezas y lo hundió en la perturbación de no saber qué hacer, en la desgana de vivir, en sentirse un guiñapo, no solamente por estar vestido de harapos. Cuando parecía que no había más, que ya no tenía ni el recurso de la desesperación, vagando como una sombra, atenazado por la fiebre y el cansancio de su desdicha, sin advertirlo, atropelló a un anciano. Aun en el
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aturdimiento pudo notar que era un viejo indígena como los curanderos de Panamá. El hombre, sin molestarse por el empellón, lo miró durante unos instantes, sin expresión alguna, pero la mirada se tornó curiosa. Un soplo de amabilidad dulcificó los ojos y esa chispa de contento bajó a los labios. El viejo tendió las manos, para estrechar las manos del hombre minado por la pena, mientras decía: “La vida es dura”; luego en unas cuantas frases dijo todo lo que sabía del pobre ser que tenía enfrente y añadió: —La vida es dura, pero no se termina por el mal amor. Está en ti renacer, terminar con esta vida desgraciada y vivirla plenamente. Mis yerbas, las raíces, las cortezas de los árboles del bosque curarán tu cuerpo, y nada más que tu voluntad curará tu alma. Pero debes saberlo, si tienes el vigor que te salve, que hoy te saqué del hoyo en que estás metido, tendrás muchos años para hollar la tierra de este mundo, no en busca del amor, sino del descanso de la fatiga de vivir. Porque únicamente tendrás el reposo de la muerte, cuando una muchachita, bella como un sol, en el instante de mirarte, sienta el irreprimible deseo de besarte en los labios, pero al acercarse a tu cara, verá con nitidez su futuro y verá la desgracia de infundir miedo con su sola hermosura y por lo tanto, el sencillo amor que gozan todos los mortales, le será negado. Si a pesar de la visión desoladora, persiste y posa la tibieza de sus labios en los tuyos, tus días sobre la tierra habrán terminado. Así será porque así está escrito, y aun así, tú puedes torcer ese destino si te niegas a esa caricia. Porque deberás considerar el tamaño de tu egoísmo, ten en cuenta que esa niña pasará su vida buscando el amor con tanta firmeza, con tanta desesperación Cultura de VeracruZ
como tú lo buscaste y al permitir ese leve roce, la condenarás a la ansiedad perpetua en la que antes te debatiste. —Y el viejo indígena no dijo nada más. Sin darme cuenta, pasé de la fase del leve escepticismo, a creerle sin reserva y asumí que también estaba escrito por los viejos dioses, que ese hombre apareciera en la vida de Carmelito y comprendiera algo inaceptable para las gentes razonadoras. Por lo mismo, también acepté, ya sin regateos la facultad del curandero: de conocer los misterios de la mente y la capacidad de sanar cuerpos; las virtudes de las hojas, de las cortezas, de los frutos y las raíces, recolectadas a lo largo y ancho de las sierras, los llanos y los desiertos, y aun estuve de acuerdo en que como lo había dicho el médico andino, actuaron sobre el cuerpo y devolvieron la salud; que las pláticas con el anciano pudieron serenar el espíritu del resucitado, y repuesto de este modo, comenzara a añorar el regreso a su tierra; que la nostalgia, al paso de los días se hacía más profunda y por qué fin partió hacia el norte. En la aceptación del mundo de Carmelito y sus vaivenes, transcurrió el tiempo con las convulsiones que sumieron a más de medio mundo en el desastre de la guerra que únicamente terminó por el terror a la bomba terrible; sobre los continentes se abatieron los huracanes y los Polos dictaron las oscilaciones del clima, vinieron las inundaciones, las sequías, las hambrunas; los periodos de abundancia; pasaron y tornaron los cometas; en la maravilla de las lunas llenas se dieron innumerables eclipses, y aun el sol repitió muchas veces su ocultamiento a pleno día, sumiendo a vastas zonas de la tierra en la suave penumbra inusitada. Nuevas guerras, adelantos de la 20
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ciencia y retrocesos en el actuar del contradictorio género humano han marcado esas eras. Pero él, aún inmerso en ese devenir, parecía no entender nada de todos esos sucesos, porque el tiempo se le iba en buscar con denuedo a la niña linda como un sol que haría la caridad de darle el descanso de la tumba; recién curado la buscaba con la certeza de que una vez encontrada, el amor absoluto que demandaba el hecho, lo habría de redimir de la inmortalidad, así fuese pasajera, pero abrigaba la esperanza de que quien al acercarse a su cara habría visto con toda crudeza su vida futura despojada de los afectos esenciales y a pesar de ello se dejaría llevar por el inaplazable deseo de besarlo, como justa compensación por la aceptación de esa condena, le fuese impedida la entrada al mundo despiadado de la negación del amor. Como los años pasaron y en su vida no se daban los cambios, esa ilusión fue marchitándose, asolada por la dureza de sus principios. Paulatinamente el peso de los años le hizo desear con la misma fuerza que persiguió la imagen de Andrea, que la niña linda como un sol, apareciera, para liberarlo de los cansancios, del hastío de la vida. Y por fin la niña llegó. Por eso Carmelito yace en ese sarcófago y estoy haciendo estos recuerdos. Pero pienso que la anciana nunca saciada, se cansó de la burla que crecía con los días, los meses, los años… y poderosa como es, transmutó el espanto de su aspecto, en el de la tierna niña que sin ninguna inocencia besaba los labios que le habían sido vedados, allá, muchos años antes, por las artes y la piedad del viejo curandero andino.
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Alvaro Brizuela Absalón
José García Payón1 (1896-1977)
I.- Con motivo de rendirle un homenaje en el Centenario de su Natalicio al Arqueólogo José García Payón -26 de agosto de 1996-, un grupo de colegas miembros del Colegio Mexicano de Antropólogos, A. C., y amigos universitarios, nos reunimos el 21 de octubre de 1996 en el auditorio Alfonso Medellín Zenil del Museo de Antropología de la Universidad Veracruzana, en la ciudad de Xalapa Enríquez, Ver.; como invitados especiales estuvieron familiares del ilustre arqueólogo. A manera de presentación del acto, le correspondió al arqueólogo Gustavo Ramírez Castilla hacer un esbozo biográfico del personaje homenajeado. La arqueóloga Gladys Casimir de Brizuela fue la moderadora de la mesa, en la que participamos: arqueólogos: Noemí Castillo Tejero (Presidenta del Colegio Mexicano de Antropólogos, A. C.), Marcia Castro Leal, Jürgen Brüggeman, Omar Ruiz Gordillo, José Antonio Contreras, investigadores del INAH. La historiadora Olivia Domínguez, el arquitecto René Ortega Guevara, el antropólogo social
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Ponencias leídas en: Museo de Antropología de la U. V., octubre 21 de 1996. Facultad de Antropología, U. V., noviembre 28 de 1997., Xalapa, Ver. 21
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Fernando Winfield Capitaine y el etnólogo Álvaro Brizuela Absalón, investigadores de la Universidad Veracruzana. Una primera versión de estas notas fueron leídas el 28 de noviembre de 1997, reunión académica que fue convocada con motivo de celebrar los cuarenta años de haberse fundado el Instituto y la Escuela de Antropología en la Universidad Veracruzana. II.- Para entender la tendencia del trabajo profesional del arqueólogo José García Payón, hay que adentrarse en su etapa formativa y la de sus primeros trabajos de campo al lado de Franz Boas (1858-1942) y de Manuel Gamio (18831960), dos antropólogos que tuvieron influencia importante en la formación de la antropología mexicana. De don Manuel Gamio, Juan Comas escribió que el haber convivido con familias y peones en la finca Santo Domingo, en los límites de los estados de Puebla, Veracruz, y Oaxaca, aprendió a hablar nahua y conoció las difíciles condiciones de vida de los indios, entonces fue cuando empezó a interesarse en los problemas sociales nacionales, sobre todo, los que “afectaban a los indígenas de este siglo” (Matos 1972: 9). Gamio regresó a la ciudad de México, durante los años de 1906 a 1908 llevó cursos de arqueología, etnología y antropología en el Museo Nacional de México. El trabajo de Gamio se desarrolló en dos campos, los dedicados a la investigación arqueológica, que concluyeron en 1925, para después continuar con los de labor indigenista, hasta el momento de su muerte en 1960 (Matos, 1972: 9). Franz Boas, de origen alemán y emigrado a Estados Unidos de Norteamérica, estudió filosofía y geografía, y en el desarrollo de su vida profesional dirigió sus estudios hacia la etnología. En 1910, motivado por asuntos académicos llegó a México para participar en la segunda parte del Congreso de la Sociedad Internacional de Americanistas en 1911, reunión que hicieron coincidir con la fundación de la Cultura de VeracruZ
primera escuela de antropología -en el Museo Nacional-, la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas. Sus planes fueron “amplios y ambiciosos”, dedicarse a la investigación arqueológica, etnológica, lingüística y de antropología física, problemas e intereses por lo arqueológico, centraron sus estudios a la arqueología (Leticia Rivermar, 1988: 105). Según datos curriculares de José García Payón, es hasta los 13 años de su edad que tenemos noticias de él cuando viajó a Francia. Este viaje, y su estancia en diversos países de Europa, fueron posibles porque un miembro de su familia prestaba servicios en el cuerpo diplomático de la República Mexicana. Se dice que fue su padre quien realizó esta actividad (Castillo, 1979: XIII), aunque otros documentos personales del biografiado, permiten suponer que fue su tío Roberto García Valdés quien perteneció al cuerpo diplomático mexicano. En 1909, José García Payón llegó a la ciudad de París, lugar donde vivió hasta 1913, ahí asistió a la Escuela Secundaria Louis Le Grand. Durante los años de 1914 a 1916 estuvo en Marsella, ciudad donde estudió el bachillerato en el Liceo Puget. La circunstancia laboral de su tutor le impidió una permanencia prolongada en un lugar que le permitiera el estatus de alumno regular, de ahí, que fue aceptado como alumno especial, alumno oyente, en las universidades europeas de Francia, Inglaterra, Italia y España, países donde estudio las materias: Historia del Arte y Arquitectura Antigua. Historia de la Antigüedad desde la Prehistoria hasta el Renacimiento. Historia de las Religiones. Geografía, Sociología, Psicología, Geología (García Payón, currículum, s/f). En la Universidad de París, como alumno especial del curso Filosofía de la Historia recibió clases del filósofo francés Henri Bergson (18591941). Y en compañía de sus profesores viajó por el Medio Oriente, Egipto, Caldea, Grecia, Roma, etc., también con sus profesores visitó los vestigios de las civilizaciones Greco Romanas de 22
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España, Francia, Inglaterra y Alemania (García Payón, currículum, s/f). Hay un vacío informativo acerca de lo que ocurrió entre 1916 y 1920, se sabe que en este último año viajó a Estados Unidos del Norte para radicar en la ciudad de New York, suponemos que acompañando el trayecto de las comisiones diplomáticas de su tío Roberto, porque en esta ciudad y como alumno especial en la Universidad de Columbia, asistió a los cursos de Franz Boas, continuado en la línea de estudios sobre el arte de los pueblos aborígenes de América. Años más tarde, en Baltimore, como alumno en la Universidad John Hopkins, recibió cátedra del Profesor Gisderles sobre el arte y la arquitectura de Grecia. En 1922, fue designado ayudante del arqueólogo Edward Hewet, e inició sus primeras excavaciones en Puye y Tyuoni (García Payón, currículum s/f.). III.- Entre 1920 y 1934, García Payón regresó a México y se incorporó a una institución antropológica para hacer arqueología, a este período Javier Noyola Rocha (1988: 143) define este periodo como el de una visión integral de la sociedad nacional. Señala que fue una etapa de cambio “profundo en la antropología”, cambios que no fueron únicamente en el equipo que delineo la política antropológica a seguir, sino que fueron de contenido ideológico, “que mostró una pugna profunda con las tendencias de la etapa anterior” (Noyola 1988: 143). Con la creación de la Dirección de Antropología, se definió la “primera etapa de la institucionalización de la antropología (Ibid), una de sus tareas fue la “formación de una verdadera nacionalidad, fundada en el acercamiento racial, la unificación lingüística y el equilibrio económico de dichos grupos” (Noyola 1988: 144). Este periodo referido a la historia de la antropología mexicana, se caracterizó porque se hicieron los primeros esfuerzos serios por acercarse al conocimiento que ayudara a explicar el significado de las sociedades presentes y Marzo Abril 2015
pasadas “en el contexto mexicano, y con el respaldo de los más altos desarrollos de la ciencia en aquel momento.” Tiempo donde la preocupación fundamental fue el tratar de hacer las preguntas correctas por medio de la antropología para tener respuestas positivas, más que el manejo y desarrollo de conceptos (Op. cit. 160). La arqueología concebida como una disciplina científica que fundamenta sus “observaciones en el estudio de los restos materiales del pasado”, se desarrolló a partir de 1912. Antes de ese año, la tarea era “justificar la presencia de numerosos vestigios del pasado”, acumular objetos; antes de ese año, “prácticamente no existieron proyectos de exploración arqueológica” (Op. cit. 182), (excepto las excavaciones de la Comisión Científica de Cempoala, ordenadas durante el Porfiriato para recolectar objetos arqueológicos que serían destinados a La Feria Mundial de Madrid en 1892). Período que tomando una definición de García Payón, se puede definir como el de los “pre-arqueólogos”(García Payón, 1963a: 5) A Eduard Seler le correspondió iniciar el estudio minucioso de la arqueología en México, para ello propuso el manejo conjunto de fuentes históricas, los códices y los datos arqueológicos. En 1913, las aportaciones de Boas y Gamio tomaron cuerpo con las excavaciones hechas por este último en San Miguel Amantla, Azcapotzalco, consideradas como las primeras excavaciones de carácter científico, que permitieron establecer la primera cronología relativa de la Cuenca de México. A partir de ellas se realizaron proyectos que tuvieron sustento en métodos científicos, aunque lentos en su avance; la seguridad de sus afirmaciones y resultados los ponen fuera de duda (Noyola 1988: 195). En 1925, Manuel Gamio, después de renunciar a la Subsecretaría de Educación Pública salió al vecino país del norte con destino a Washington, D. C., allá estudio “las condiciones 23
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de vida de los residentes de origen mexicano y los problemas de los braceros, agravados por una fuerte discriminación racial”, en 1926 inició la investigación de los inmigrantes mexicanos (González 1987: 87, 88, 92). En 1925, Gamio invitó a García Payón para colaborar en los estudios de la población que emigraba a trabajar a los Estados Unidos del Norte. Cuando en 1928 García Payón regresó a México, el ambiente social y político dejado por el movimiento armado se encontraba en una etapa de reordenamiento, el grupo vencedor consolidó su hegemonía y delineo la política económica e ideológica que tendría repercusiones en la naciente antropología científica mexicana. Años, en que los estudios integrales estuvieron en boga y “dominaron el panorama del quehacer científico” (Noyola 1988: 141), aunque dichos estudios “estaban muy lejos de ser interdisciplinarios”, su importancia histórica es porque “fueron los primeros intentos serios por dilucidar el significado de sociedades presentes y pretéritas en el contexto mexicano” (Op. cit. 160). Entonces los problemas sociales de la población del país y en particular de los pueblos indios, eran un asunto prioritario a resolver por el Gobierno de la República, y esta preocupación definió los programas de la Dirección de Antropología, donde la utopía se asomó a los programas del Estado en busca de la eficacia para que las “mayorías alcanzaran el nivel de las minorías” (Op. cit. 162). Por un lado conocer cuántos y cómo éramos entonces para poder aplicar los programas de bienestar y desarrollo. Por el otro conocer el modo de vida de los pueblos del pasado y el origen del hombre americano. Intereses que se conjugaron en los campos de la antropología y tuvieron resultados a través de los estudios de antropología física, etnografía, arqueología y lingüística (Op. cit. 182). Después de la renuncia de Gamio a la Dirección de Antropología, esta desapareció y Cultura de VeracruZ
fue reestructurada en dos subdirecciones, la de población precolonial, responsabilizada a la arqueología, y la de población y territorio a cargo de la etnología, la lingüística y la historia (Lameiras, citado por Noyola 1988: 149). Con la Dirección de Antropología se establecieron los cimientos “infraestructurales de una antropología financiada por el Estado, de carácter científico, actualizada y comprometida con las tareas del Estado, y en la configuración y definición ideológica del ser nacional” (Noyola 1988: 140). En 1929 José García Payón fue nombrado jefe del Departamento de Arqueología del Gobierno del Estado de México, un año después que George Vaillant había iniciado excavaciones en Zacatenco, arqueólogo que según Brüggeman, tuvo influencia en García Payón (Brüggeman 1996: 1). Fundó el Museo Arqueológico del Estado de México, “siguiendo lineamientos en boga sobre investigación y museografía adquiridos durante su estancia en diferentes países” (Ruiz 1988: 134); el mes de septiembre de ese año fue nombrado director de la Biblioteca Pública del Estado de México, de la que estuvo encargado de 1929 a 1934. En 1929, en Toluca, fue donde conoció a Magdalena García Ramos, y en 1941 contrajeron matrimonio. En 1932 con permiso de la jefatura del Departamento de Monumentos empezó sus trabajos arqueológicos en la zona arqueológica de Tecaxic-Calixtlahuaca. Los treinta fueron años de gran desenvolvimiento de las técnicas de 24
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reconstrucción, restauración y consolidación de los edificios precoloniales, de entre los trabajos sobresalientes destacaron los de conservación de la Pirámide de los Nichos en Tajín por Agustín García Vega en 1934, y los que realizó en Calixtlahuaca José García Payón en 1932 (Noyola 1988: 198). Don José García Payón trabajó en el Estado de México cuando don Lázaro Cárdenas asumió la Presidencia de la República, época en que los trabajos estuvieron enfocados a los requerimientos ideológicos del Estado (Gándara, 1992: 35), y que con anterioridad, se pretendió que esta actividad estuviese “ligada al pueblo que lo patrocinaba, y el vínculo fue resuelto mediante dos recursos básicos: la reconstrucción monumental y los museos de historia cultural” (Ibid), García Payón estuvo muy relacionado a ambos campos, aunque después de 1960, únicamente se ocupó de la arqueología. A la arqueología de los años veinte a los treinta, se le define como de experimentación, fue una práctica de ensayo y error la que se aplicó a los trabajos de conservación “de los principales edificios del país”. Más tarde, después de mucho bregar en el ensayo y el error” llegó la crítica y la reglamentación depurada (Noyola 1988: 198). Fue la etapa en que “al tiempo que se consolidaba el estado mexicano, la disciplina se constituía como tal, comprometida con las tareas estatales, pero como objeto de estudio establecido” (Ibid). IV.- Acerca de la presencia del arqueólogo José García Payón en Veracruz, el desaparecido historiador David Ramírez Lavoignet comentó que un grupo de veracruzanos residentes en México, en 1937, le pidieron al licenciado Gonzalo Vázquez Vela, entonces Ministro de Educación, que fuesen explorados los sitios arqueológicos en Misantla, y al año siguiente salió comisionado (Ramírez, entrevista, 1985) a Misantla y Tajín, en este último, para proseguir los trabajos que entre 1935-1938 había realizado Agustín García Vega. Marzo Abril 2015
En 1938, por parte del Departamento de Monumentos Prehispánicos de la SEP, a Veracruz llegó el arqueólogo García Payón, su comisión primera fue hacer un recorrido diagnóstico en la región serrana de Misantla, y Tajín en la porción costeña del totonacapan, resultado de sus trabajos exploratorios y de liberación de edificios, fue el estudio acerca de la exposición de los monumentos a las condiciones climáticas y de suelos fértiles, intemperización que provoca deslaves o el crecimiento de vegetales que una vez liberado el edificio continúan su acción de deterioro. Con ese conocimiento, las primeras recomendaciones del arqueólogo fueron de consolidar y restaurar fachadas y edificios explorados, y sobre todo, atender con urgencia la exploración, consolidación y restauración de la Pirámide de los Nichos. En 1939 fue que se empezó a conocer el sistema constructivo de la Pirámide de los Nichos, pirámide en talud, de lajas con amarre, sin descanso (García Payón, Informe, 1940). Vamos a reseñar algunas de sus ideas escritas en dos informes de campo de sus primeras temporadas de Tajín, estos materiales tienen importancia para la historiografía del sitio arqueológico. En ellos nos revela su interés por desentrañar la identidad de los constructores de Tajín, por ello propuso trabajos futuros de exploración y análisis, porque “si bien es cierto que podríamos sostener unas que otras probabilidades sobre el origen de esta cultura, resaltan también evidencias que justifican opuestas teorías, que sólo... aumentarían las divergencias” (Op. cit. 43). En cuanto a las discrepancias que dieron motivo para profundizar los estudios en Tajín, citó el caso de Spinden, de entre los que trataron de ligar el estilo arquitectónico de este sitio con algunas características de la arquitectura del Viejo imperio Maya: Tikal, Yaxchilan y Palenque. También con los del período intermedio: Río Bec, Uxmal, Chalmultun, Chacbolay y Labná. Ante esta corriente, García Payón consideró 25
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problemático que se llegase a comprobar que el desarrollo de los nichos tuviese su origen en el viejo imperio maya (Op. cit p. 45). Sobre todo, porque esta particularidad de nichos es un elemento arquitectónico regional, que no se ha encontrado fuera de este territorio conocido como totonacapan. Otras opiniones discrepantes, fueron en torno a la filiación étnica que han dado a la Cultura de Tajín, las argumentó explicando que aunque las estructuras arquitectónicas regionales son atribuidas a un origen pluriétnico, existe una fuerte opinión acerca de que los constructores fueron totonacas, esta corriente tuvo su origen en unos conceptos que manejó Eduardo Seler desde 1906, quien propuso que los constructores fueron los antecesores de los actuales totonacas, que él supuso “fueron olmecas” históricos (p.46), basándose en la referencia de Sahagún (Lib. X, Cap. XXIX). Otra discusión, fue para un grupo de investigadores en relación al estilo escultórico de Tajín, únicamente expresado en el área ocupada por totonacas, y que como estos han “vivido en la misma región por un período no menor de 1000 años, por lo cual consideran los monumentos arqueológicos de esta región como pertenecientes a la cultura de este pueblo” que suponen alcanzó su desarrollo en los siglos XII a XIII (García Payón, pp. 46-47). Ante otras evidencias arqueológicas del sitio y sus similitudes con la cerámica de otros lugares, García Payón lo explicó como de “fuertes influencias, intercambios o diferentes culturas que a su turno están corroboradas por la subestructura encontrada en la pirámide de Tajín, lo que en resumen nos provee de muchos datos sueltos que solo podrán ser dilucidados por medio de una sistemática exploración y estudio y consecuentemente con una mentalidad alerta a nuevos descubrimientos que será el factor esencial para evidenciar las distinciones entre hechos e inferencias y entre observaciones e hipótesis” (Op. cit: 52). Cultura de VeracruZ
Otro dato relevante es la datación del supuesto abandono del grupo de poder en Tajín, para establecer la fecha comparó tipos cerámicos. Este análisis comparativo se hizo en base a materiales cerámicos procedentes de Xiuhtetelco, Puebla; Zempoala, Misantla y Tajín, Ver., y al tipo cerámico “café sobre anaranjado” con motivos zoomorfos en el centro de la vasija, la que se clasificó como Azteca I, “su manufactura en el valle de México abarcó un período largo”, con ello propuso que la desocupación de Tajín ocurrió durante la producción de este tipo, este análisis le permitió predecir que los supuestos sucesos bélicos en Tajín debieron ocurrir hacia la última época de los tipos Coyotlatelco, Mazapa, Matlazinca III, es decir “alrededor de los años 1180-1200” de la era. En sus informes y textos publicados está presente la preocupación por desentrañar el origen de los constructores de la urbe. Así ocurrió en el VI Congreso Nacional de Historia celebrado en Xalapa, manejó la tesis de la relación Tajín-Teotihuacan, donde sin negarlo enfáticamente, no dio un origen totonaca a Tajín, y a decir de Ramírez Lavoignet, esta posición de García Payón causó polémica y recibió una fuerte crítica por parte de Enrique Juan Palacios y Melgarejo Vivanco, quienes han defendido la tesis de que los constructores de Tajín fueron totonacas (Ramírez, entrevista, 1985). 26
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En torno a esta tema, los trabajos del arqueólogo García Payón están siendo estudiados por el suscrito, para, entre otros asuntos, y considerando lo arriba escrito, tratar de esclarecer por qué en algunos textos expresa duda y en otros da una filiación étnica o cultural acerca de quiénes construyeron Tajín. V.- El año de 1943, que transcurría el tercer periodo de gobierno del Licenciado Jorge Cerdán (septiembre de 1942-septiembre de 1943), al referirse a la Educación Universitaria en su informe rendido a la XXXIX H. Legislatura del Estado de Veracruz, se ocupó de la extensión universitaria del Departamento Universitario, a través del cual se llevaron a cabo, dijo él, “intensas manifestaciones culturales, todas ellas acordes con el grado de adelanto intelectual y artístico del pueblo veracruzano” (en: Blázquez, 1986, Tomo XIII: 7162). Entre estas destacó como acontecimiento de importancia excepcional, el VI Congreso Nacional de Historia, que en ese momento se celebraba en la capital del Estado. Páginas adelante de su informe, le dedicó unas líneas al tema del Museo Arqueológico del Estado, dijo: “La reorganización del Museo Arqueológico ha sido confiada al competente arqueólogo José García Payón, que dispone ya del personal subalterno necesario para el desarrollo de sus actividades” (Op. cit. 7164). En el marco del congreso, el Licenciado Cerdán informó a los congresistas de la creación del Museo. “De hecho lo fundó y nombró a García Payón como director” (Williams García, entrevista, 1994). La experiencia de García Payón en el manejo de museo, se hizo patente con la fundación en 1934 del Museo de Arqueología del Estado de México en la ciudad de Toluca. Acerca de su arribo a Xalapa, José García Payón escribió: Mi residencia en Xalapa es a partir de 1943, [año] en que el Licenciado Jorge Cerdán, Gobernador del Estado en aquel entonces, pidió a la SEP que una persona especializada se encargara de la formación del Marzo Abril 2015
Museo del Estado, habiéndoseme honrado con esa comisión, como consta en todos los oficios cuyas copias adjunto” (AGEV, FJGP) Para tener un asiento oficial se formó el Departamento de Arqueología dependiente del Departamento Universitario, de este último, era jefe el Dr. Manuel Suárez. Ese año, el arquitecto Ignacio Marquina, como Director de Monumentos Prehispánicos, firmó el documento que comisionaba al arqueólogo García Payón (Ibid). El 3 de mayo de ese año, por medio del Oficio 3702, el Dr. Manuel Suárez le comunicó al arqueólogo García Payón, que por acuerdo del Gobernador Constitucional del Estado, se aprobó el nombramiento de encargado del Departamento Arqueológico del Estado, con un sueldo mensual de $300.00, señalado en la partida 197 del presupuesto de egresos en vigor (Ibid). El proyecto del museo iba en marcha, al respecto, el Licenciado Cerdán, al año siguiente informó que: el ejecutivo estatal gestionó ante el Gobierno Federal la cesión de un edificio, que sería derribado para construir otro de dos plantas, con las salas necesarias y un auditorio (en: Blázquez, 1986, Tomo XIII: 7238, 7287). Al respecto, el etnólogo Roberto Williams dijo: “Aunque conceptualmente no fue un museo antropológico, los objetos arqueológicos se exhibieron en la calle Zamora, y “eso se tomaba como la presencia de un museo” (Williams, entrevista, 1994). Por otro lado el historiador Ramírez Lavoignet informó que fue en la casa (hoy número 37) de la calle Zamora donde el arqueólogo García Payón organizó el museo. Para ambientarlo, invitó al señor Román Solano, maquetista del INAH, fue quien realizó en yeso maquetas de la Pirámide de los Nichos, Tajín Chico y el templo dedicado a EhécatlQuetzalcoatl de Cempoala. Ramírez Lavoignet recordó que en 1944 un ciclón azotó el poblado de Santa Cruz, Altotonga, de los deslaves provocados en los 27
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montículos fueron rescatados “objetos diversos de la cultura totonaca de la última época (?), cerámica tipo Xiutetelco del clásico totonaca y figurillas de jade... ”. Una parte de estas figurillas las mostró en el museo, otras fueron llevadas a la ciudad de México. Los trabajadores del museo eran pagados por la Universidad Veracruzana (Ramírez Lavoignet, entrevista, 1985). VI.- En cuanto a lo arqueológico y la idea de un museo antropológico, se inició una actividad paralela. Esta actividad se realizó en la Sección de Asuntos Indígenas. Aguirre Beltrán, al referirse a la Sección y al Profesor José Luis Melgarejo Vivanco como el nuevo director, comentó que a partir de 1942 cambió “la orientación de la vieja Sección... porque llegó a la dirección una persona que tenía inquietud de carácter académico, fundamentalmente de investigación arqueológica, que hizo posible se reuniera en [la Sección de] Asuntos Indígenas un grupo de gentes que vinieron a cooperar con él” (Aguirre, entrevista, 1985). Al respecto, Ramírez Lavoignet comentó que el profesor Melgarejo, “se valió de sus alumnos y de sus amigos para traer tepalcates”, actividad en la que el historiador entrevistado participó, recordó que salían los sábados y los domingos, no hacían excavaciones, únicamente levantaban los tepalcates de la superficie y se guardaban en bolsas y canastas, “íbamos como de excursión... a ver qué encontrábamos” (Ramírez, entrevista, 1985). El Licenciado Cerdán, en su segundo informe de labores abordó el tema de la política indigenista y de las actividades de la Sección de Asuntos Indígenas, de esta Sección dijo: “ se ha colocado en un plano de investigación sistemática respecto a la situación y condiciones en que viven los diversos núcleos indígenas en el Estado. El comienzo de esta investigación permitió el conocimiento desde “el punto de vista político y geográfico” que llevó a delimitar los territorios que ocupaban las poblaciones indias, y establecer las diferencias “por sus características Cultura de VeracruZ
raciales y lingüísticas”, con la finalidad de facilitar las tareas oficiales y que los programas “de carácter económico y moral” emprendidos por el Gobierno del Estado, lograran su propósito (en. Blázquez, 1986, Tomo XIII: 6996) El 23 de octubre de 1943, mediante el oficio 7331, firmado por el Gobernador Cerdán, el Secretario de Gobierno Miguel Aguillón y por el propio García Payón, se comisionó al arqueólogo para inspeccionar y dictar las disposiciones relativas para la conservación de las riquezas arqueológicas existentes en los diversos municipios de la entidad. Cuando García Payón recibió estos nombramientos y comisiones, tenía cinco años de haber llegado a hacer arqueología a la entidad, (disciplina antropológica que en 1943 formó parte del Departamento Universitario, y en 1944, con al fundación de la Universidad Veracruzana, se constituyó como uno de sus centros de investigación). Él llegó con experiencia de campo y conocimiento de las tipologías cerámicas, que para entonces eran un recurso indispensable para establecer secuencias cronológicas. Llama la atención, que dos profesionistas con cargos en el Gobierno del Estado, no hayan establecido comunicación, particularmente en el caso de la Sección de Asuntos Indígenas, donde no había antropólogos, y su Director debió acercarse al Departamento Arqueológico con la finalidad de que los estudiantes normalistas, alumnos del Director de la Sección, recibieran capacitación para que la recolección de la cerámica de superficie se hiciera en forma sistemática. El 2 de julio de 1944, El Licenciado Adolfo Ruiz Cortines asumió la gubernatura del Estado, como candidato, en su campaña electoral manejó la consigna: en Veracruz “solo un ismo, el veracruzanismo” (Corzo y García, 1990: 100101). Presuponemos, que ese lema regionalista haya reforzado la idea de un veracruzanismo por veracruzanos, y que haya tenido como efecto la no realización del proyecto del Museo Arqueológico propuesto por el Licenciado 28
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Hay mucho que escribir acerca de la vida y la obra de don José García Payón, uno de los mexicanistas “les plus ilustres; car je suis persuadé de votre valeur, qui se compare seulment avec votre modestie” (Gutierre Tibon, 1969. fragmento de una carta a García Payón, en AGEV, FJGP). De él escribió Gladys Casimir: “fue maestro fundador... su mayor legado lo constituye la dedicación y seriedad profesional manifiesta en su obra, a pesar de los pocos recursos económicos destinados a la misma” (1993: 70). Hombre universal, profesional de “visión amplia y precisa de la Costa del Golfo”, su trabajo se caracterizó por recorridos y excavación de sitios monumentales arquitectónicos, que como ningún otro investigador, le permitieron establecer relaciones (Castro, 1996:12). Para Marcia Castro, él hizo aportes a la arqueología de la Costa del Golfo, y en particular del Centro de Veracruz, sin los cuales no se podrían concebir fundamentos de esta entidad cultural como unidad arqueológica, que por sus materiales se distingue del resto del territorio de Mesoamérica (Ibid). Don Pepe García Payón, murió el 28 de mayo de 1977; la comuna encabezada por el Presidente Municipal, Rubén Pabello Rojas, el 1 de julio de 1977, acordó poner el nombre de José García Payón a una de las calles de la ciudad de Xalapa. El 22 de octubre de 1977, la señora Magdalena García Viuda de García Payón, en una calle de la ciudad, develó la placa con el nombre del “xalapeño de vecindad ilustre, muy ilustre”: José García Payón. (Diario de Xalapa, octubre 23, 1977).
Cerdán. La Casa Museo fundada en la calle Zamora, puede ser la lectura de aquella política cultural. Por aquellos años, Don Pepe estaba dedicado a la investigación, cumpliendo con sus actividades de arqueólogo, no estaba pegado al aparato político, él todavía no tenía raíces aquí, no sabía si se iba o se quedaba (Williams, entrevista, 1994). La vida profesional dedicada a Veracruz, fue prolífica a lo largo de más de treinta y cinco temporadas de campo en Tajín, otras tantas en Zempoala, Trapiche y Chalahuite, Santa Luisa, Teayo, etc., con más de 50 informes de campo de sus tareas en Veracruz, 13 libretas de campo, 55 artículos y ensayos, 4 libros y 4 guías de sitios arqueológicos. Para el Estado de México, 5 informes de campo, 17 artículos, 2 guías de sitios arqueológicos; la fundación del Museo Arqueológico, y la Dirección de la Biblioteca Pública del Estado de México, en Toluca. Estado de Guerrero, 1 informe y 1 artículo. Puebla, 7 informes de campo y 1 artículo. Zona Maya 1 informe de campo. Artículos diversos sobre México Antiguo, 8, 1 libro; sus propuestas plasmadas en los guiones museográficos para las culturas del Golfo en el Museo Nacional de Antropología; al momento de redactar estas notas, únicamente se han registrado 16 conferencias, de las más que pudo sustentar. Marzo Abril 2015
Bibliografía. AGEV (Archivo General del Estado de Veracruz) Fondo José García Payón. Xalapa, Ver.
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Veracruz. Cuadernos del Instituto de Antropología, Universidad Veracruzana. Xalapa, Ver., México, 120 pp. 1963b. Quiénes construyeron El Tajín y Resultados de las últimas exploraciones de la Temporada 1961-1962. La Palabra y el Hombre, abriljulio., pp. 243-252. Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver., México. 1965. Descripción del Pueblo de Gueytlalpan (Zacatlán, Juxupango, Matatlan y Chila, Papantla, 30 de Mayo de 1581). Alcalde Mayor Juan de Carrión. Aclaraciones y notas históricoarqueológicas por José García Payón. Cuadernos de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias, Volumen Extra Nº 23, 115 pp. UV. Xalapa, Ver., México. 1979. La zona arqueológica de Tecaxic-Calixtlahuaca y los Matlazincas. Primera Parte. Publicaciones del Departamento de Monumentos de la SEP, 250 pp. México. s/f.Curriculum Vitae. mecanoescrito, sin paginación.Fondo José García Payón. Archivo General del Estado de Veracruz, Xalapa, Ver. González Gamio, Ángeles 1987. Manuel Gamio, Una lucha sin final. Coordinación de Humanidades. Universidad Nacional Autónoma de México, México. Matos Moctezuma, Eduardo 1972. Manuel Gamio. Arqueología e Indigenismo. Introducción y selección de Eduardo Matos, Moctezuma. SEP-SETENTAS Nº 24. 236 pp. México, D. F. Noyola Rocha, Javier, 1988. La visión integral de la sociedad nacional. En: La Antropología en México. Panorama Histórico. Vol. 2., Los hechos y los dichos, pp.133-220. Carlos García Mora/coordinador. Col. Biblioteca del INAH. INAH, México. Rivermar Pérez, Leticia, 1988. En el marasmo de una rebelión cataclísmica. En: La Antropología en México. Panorama Histórico. Vol. 2., Los hechos y los dichos, pp.89-131. Carlos García Mora/coordinador. Col. Biblioteca del INAH. INAH, México. Ruiz Gordillo, J. Omar, 1988. José García Payón. En: La Antropología en México. Panorama Histórico. Vol. 10., Los protagonistas (Díaz-Murillo), pp. 133-138. Coord. Lina Odena Güemes y Carlos García Mora. Col. Biblioteca del INAH. INAH, México.
Bernal, Ignacio 1992. Historia de la Arqueología en México. Editorial Porrúa, S. A., 208 pp., 103 láminas. Brizuela Absalón, Alvaro 1997. Biografía del arqueólogo José García Payón (1896-1977) Seminario de Investigación, Doctorado en Antropología, 2º Semestre 1997-2. Fac. de Filosofía y Letras, División de Estudios de Posgrado, UNAM. México, D. F. agosto., 37 pp., apéndice y bibliografía 36 pp. Brüggemann, Jürgen K. 1996. José García Payón a través de su obra (un ejemplo). Ponencia en Homenaje a José García Payón. Museo de Antropología, Universidad Veracruzana. Octubre de 1996, Xalapa, Ver., 7 pp. Castillo Tejero, Noemí 1979 José García Payón. en: La Zona Arqueológica de Tecaxic-Calixtlahuaca y Los Matlzatzincas. Etnología y Arqueología., textos de la segunda parte. Por José García Payón; notas: Wanda Tomasi de Magrelli y Leonardo Manrique Castañeda. Biblioteca Enciclopédica del Estado de México.Gobierno del Estado de México, pp. XIII-XIX. Gamio, Manuel, 1972. Arqueología e Indigenismo. Introducción y selección de Eduardo, Matos Moctezuma. SEP-SETENTAS Nº 24. 236 pp. México, D. F. García Payón, José, 1952. Totonacas y Olmecas. Un ensayo de correlación Histórico-Arqueológica. “Universidad Veracruzana”, Nº 4, 27-52. Jalapa. 1958. La Evolución histórica del Totonacapan. En: Miscellanea Paul Rivet, Octogenario Dicata, pp. 443453. XXXI Congreso Internacional de Americanistas. UNAM, México. 1963a. Bibliografía Arqueológica de Cultura de VeracruZ
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David Aburto * Perdomo
Cuentos El mimo El mimo con su cara de pambazo agotó su pantomima. Como nunca, su sapiencia histriónica está puesta en duda; demudado, su rostro blanco refleja el asombro y la mortificación ante la frialdad de la concurrencia, pues sólo dos o tres espectadores gesticulan una sonrisa. Mientras deambula por el callejero escenario, atisba a su relevo; se sobrepone y baila, modifica su espectáculo, improvisa… y se dice para sí: ¿Será que tampoco se han llevado ni una dona al estómago? ¿Será que los han estupidizado las televisoras? ¿Seguiré acaso vendiendo paletas? Su angustia no tiene límite; solo, en su circunstancia, levanta la vista al cielo… divisa las nubes blancas por encima de las torres del templo, regresa la mirada a la multitud y ve a sus compañeros, quienes habilidosos en las cabriolas, avezados en los movimientos procazmente ocurrentes y en la sorna de la palabra ingeniosa, se mantienen ajenos a su orfandad. Se deja abatir por la impotencia y se echa al piso llorando por lo que siente como su fracaso y su derrota… su sin futuro; y no bien se seca sus primeras lágrimas cuando escucha caer monedas a su lado, y las risas y los gritos festivos de sus generosos mirones, que le aclaman por sus sollozos magistralmente escenificados.
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Natural de Ciudad Mendoza, Veracruz, en la región de Orizaba. A fuerza del desempleo que como músico afrontó don David Aburto Méndez, su padre, conoció buena parte del estado de Veracruz: desde el trópico (Martínez de la Torre, Tierra Blanca y Los Tuxtlas) hasta los fríos lares de Tequila y Zongolica, Las Vigas y Jalacingo, sin que faltaran los climas amables de Orizaba, Xalapa y Ciudad Mendoza; cursando la educación básica en una decena de escuelas primarias, “teniendo muchos barrios y ninguno”, si bien él se considera mendocino, jalapeño y jaranero tuxtleco. Mención aparte merece el ser ciudadano de la macrocefálica y generosa gran ciudad. Desde entonces, son parte de su ser social la diversidad de protagonistas que colman la vida cotidiana en los pueblos indios, en el son y el fandango, en los barrios fabriles de la región de Orizaba y en los lances urbanos de la gran ciudad. Ha escrito ensayo sociológico, y desde la Representación Nacional del Sindicato de Pesca, ha sido miembro de la dirección colectiva y colaborador de las instituciones sociales siguientes: Del Grupo de Apoyo a la Red Nacional de Pescadores Ribereños (1992-1995) –con organizaciones de pescadores hizo Organización Cooperativa; Educación Ambiental y Gestión y Financiamiento--. Fue Consejero Ejecutivo de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC), hasta octubre de 2011. Se desempeñó como Secretario General de su Sindicato: el de Pesca, de julio de 2004 a julio de 2010. Actualmente es colaborador externo del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS). Entre 2010 y 2011, la revista Rojo-Amate, en sus primeros tres números, publicó cinco de sus cuentos. Café Sur Ediciones dio a conocer un volumen de sus cuentos. Marzo Abril 2015
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¿La cartera? Cuestión de género
Si he de hablar con franqueza diré que no sé razón clara del porqué no uso cartera. Quizá sea porque me parece que es como poner todos los huevos en una sola canasta: desde el billetito de lotería, la tarjeta para el transporte, la identificación, la de débito y la de crédito, la fotografía de Niurka en recorte de periódico, la estampita y oración de San Juditas, la tarjeta calendario, un condón (por lo menos y por si acaso), dos palillos y los pesos escasos pero propios; de tal modo que si pierdo la cartera o me la roban es como si me quedara sin huevos. ¡Dirás que no! ¡Imagínate el asalto!: -¡Arriba las manos! ¡La cartera o los huevos, cabrón! Habrá quien nos diga que no juega a la lotería: -¡Ese es el impuesto que le puso Dios a los pendejos! O que en patriótica cruzada contra la banca extranjerizada no usa ni una ni otra tarjeta; o el impío que hace ostensible su rechazo y repite: -¡A mí el tal san Juditas me vale Wilson! O el cuarto caso del ciudadano perra flaca que usa y ostenta cartera pero no carga ni un peso… si acaso dos boletos del Metro. Todos estos casos de la vida cotidiana (aunque me falta el quinto: el del condón) vienen a demostrar que hay carteras esbeltas pero, en lo general, las carteras son obesas, incómodas por abultadas y hasta ofensivas al pudor: si la usas en bolsa posterior del pantalón, pareciera que traes una nalga deforme, de dos pisos; si por bolsa delantera la portas se pudiera especular (¡que la imaginación del prójimo es tan remal pensada!), que en lugar de dos naciste con cinco o que cargas una hernia inguinal de tales
Todavía en tercero de secundaria el sexagenario profesor -eximio militante de la sintaxis- insiste, repitiendo y repitiendo como si enseñara a memorizar las tablas de multiplicar en primaria: “El adjetivo, como el nombre o sustantivo, no es un chamaco que por la calle camine en la orfandad: ¡No, no, no! Al adjetivo lo llevan de las manos el Género y el Número; así el femenino autodidacta se aplica a las mujeres y, en nuestro ejemplo, la palabra precisa es autodidacto aunque Lalito sea gay”.
Monogamia imposible Su inconsistencia y su falta de oficio, pero también su espíritu proclive al relato breve, lo llevan al juicio extremo de afirmar que nunca podrá escribir novela… ¡Ni pensarlo! ¡¡Escribir una novela -dijo categórico y hasta encabronado-, es como vivir cuarenta años con la misma mujer!!
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proporciones…, que si te revienta vas a salpicar hasta el Atlántico. ¡Y eso una cartera masculiiina, eh! Imaginémonos, ahora, la bolsa de tu mujer: ¡universo impedido y por demás emblemático! Pero ese es otro cuento y ya vendrá.
amarillo de la palmera, y lo cruza sobre sí en espontáneo indumento. En vez de seguir hasta alcanzar a la descubierta me elige de entre las masas para caminar por las calles de mi brazo…, hasta el Pegaso de Sebastián frente a la lotería; lo rodeamos a pasos pausados como si calculara la monta, y decidida me volvió de regreso, atravesamos el Paseo y entramos al hotel de la esquina. Desde entonces, mi autoestima cotiza en la bolsa de valores.
Rediviva
Salnegra
Y el aire será más limpio mientras tanto. Homero Aridjis
Desavenida por décadas con la vida sedentaria… rompe sus anclas y decide rebelarse contra el autismo social de los de abajo. Contraria con su ser monumental en perfil de cazadora, la Diana bajó de su pedestal… Avivada por la exaltación de los contestarios de esa tarde, se desentume alrededor de su glorieta. De proporciones colosales divisa el contingente, y no falta el caballero que le ofrece la gabardina para cubrir su maravillosa desnudez…, la rechaza imponente; no es su talla. Vuelve a otear sobre las desperdigadas agrupaciones, y entre sus claros, avanza a paso majestuoso rumbo al Ángel… Me imagino el encuentro de los dos colosos por el sortilegio de la animación de lo inanimado, y me sorprende su cercanía, casi me intimida. Eludiendo a los inexcusables profetas que pretenden proselitearla (los unos para simular feminismo; los otros porque ella es morena bronceada), y de soslayo con el monumento futbolero invade el prado, ase y jala el largo tul Marzo Abril 2015
Sólo el mar en cada ola renace en su inocencia como si nada ocultara su vientre… José Antonio Alvarado Z.
“¡Salnegra no vive majque en los hueso!”… en la mueca impotente de su sonrisa imposible. Al abrigo de un sauce desgreñado y malayerba, Salnegra: un pescador sin apellido, espera cansinamente el momento preciso de recorrer sus jaiberos; obstinado con esas capturas inciertas y escasas de una pesca devastada y mezquina. Indolente, casi ausente de este mundo a no ser por la cruda que le socava por dentro, no atina siquiera espantarse los zancudos que señorean el pantano. “¡Palpueblo, Salnegra está muerto por fuera… ¿podentro?: yasualma la mantiene prendida lalcohol… la mulaprieta pué!”. Curtido de sol y de mareas… de tez verde amarilla muy a tono con su hígado empachado de alcohol; Salnegra se come y caga sus años aparentando menos de los que carga su macilenta figura… Enjuto como un remo de 33
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mangle blanco se mimetiza en la sombra protectora del manglar: reptando y camaleónicamente recostado semeja una prolongación empobrecida de esas raíces. “¡Con camisa de mojiganga ultrajada… sólo los nortes y suradas le acompañan!”… Papucho, laxo en su amoroso bregar con la laguna, parece procrear media docena de mejillones en esa su costra cicatriz de la mejilla izquierda… de cuando lo arrastró en el banco de ostiones la chalupa a la deriva. Carga unas uñas tan negras como costras de chapopote, fuertes y grandes como espátulas, diestras en el oficio de abrir almejas y ostiones; los abre uno tras otro y los traga con fruición… desesperado en su afán por apaciguar los estragos de su desecamiento interior…; y recuerda la ley de su irremediable ciclo venturoso y perverso: “¡el que no cura se agusana!”. “¡Salnegra vive nomájpadentro… nadie leaoído palabra luego de su fracaso!”. Salnegra amaneció temprano. Con sombrero cuatro pedradas -un tenate roído por el sol y el uso-, alzó los jaiberos al hombro, jaló la palanca y se movió rumbo al Paso; de ahí no se quitó hasta que consiguió una chalupa y la carnada;… algunos pescadores viejos que arrebujan la miseria con su contento le rodean con apego y afición… como en conjetural aprensión. Hay un ambiente envuelto en humedad, en miasmas de pudrición mutante y olores de pescado frito…; y en la playa larga las gaviotas bailan su danza en evoluciones circulares recurrentes como niños en rondas… y graznidos en vez de canto… “¡Doj mañana dejpué… con lojhombro majcaído y el vientre inflado parecióenlaribera!; ¡lo que no hizo lalcohol lo pudolagua!”… ¡Las mareas lo retienen junto al sauce hermanado!... Y horas después, en una tarde flagelada por los vientos del norte, los viejos, pesarosos, en cortejo hicieron la inmersión. La mortaja es un Cultura de VeracruZ
enredo de las viejas redes de atarrayas y chinchorros con luz de malla disparejo. Salnegra, el último pescador sin apellido yace en el pantano. Amigo ajeno del tiempo se fue cuando quiso, ¡pero vuelve!… ¡viene y va con las mareas!... En su pervivencia el pantano huele y hiede los hálitos de Salnegra… y de tanta querencia… el manglar alberga los restos etílicos de su amigo, los cangrejos limpian sus huesos y nutre la tichinda su minúscula dimensión ancestral.
El foco A poco de las once, en la noche quieta, retumbó la detonación y halló eco entre las láminas; desde entonces es el sucedido más conversado en PasoLizamba. ¡Rompope está alunado!, -dicen-. -“Fue tanta su avidez de amadrinarse con la protección de la luna, que en noches de plenilunio entra en fiebres por no ameritar su zángana laya tanta selene energía”… “¡Noo!, ¡si con los misterios del cielo no se jueega!”. -¡Es tan rebruto…, en ningún lado lo quieren! -Opina el médico con aparente traumatismo fraternal, al regresar fregándose las manos con el antiséptico en polvo, blanco como cal, después de asistir los entuertos de la mamá de Tochón-. Asardinados en un autobús de los rojos, con paisanos sudorosos y cansados de tanta bulla, esa noche diáfana de un día de julio regresaron de las fiestas del Apóstol Santiago. -¿Pero cómo le he de ayudar?, ¡si mi hermano es un parásito…! -da cuenta el médico en su tropezón con la vida real-. La vivienda son dos caedizos juntados por una canaleta que lleva el agualluvia a dos tinacos 34
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en el solar (en realidad un baldío amplio y largo propiedad del ingenio azucarero). Con agotamiento exagerado Rompope se tumba en el catre, mientras su mujer trajina todavía doblando la ropa y preparando mamilas, sobre el cansancio acumulado por el largo día de fiesta: cargando al niño y… -“¡Zenaida, ven a apagar la luz!”. -“¡Ven a apagar el foco, Zena!”. -Reclama el grosero-. El foco se halla a menos de cuatro metros de distancia, guindado de una alfajía que destaca en la techumbre por la cantidad de corazones y figuras coniformes que le diera a la veta la conífera madre. -¡Vas a apagar el foco, o qué!… Zena sigue atareada levantando la cocina, acostumbrada a la incuria del insensible barbaján; pero los gritos del impertinente lastiman todavía su dignidad y deja manar sus lágrimas: -“¡Pero si sooy la proveedora de este hogar…! ¡¡Hogar una rechingada… oraverá ese deslenguado!!”. Envalentonado en el grito y ante la mudez de Zena, el concubino desairado escupe al piso y empingado, se estira y busca entre las rejas que improvisara como ropero… y la palpa: tibia, rígida, definitiva; el arma es una Trejo 380: la descansa en su pecho, la ase a dos manos, manipula y dispara y el estallido se expande hacia la media noche… Sorprendida Zena aparece corriendo: -¿qué hiciste?, ¡Tú disparaste!... ¡¡pero qué rebruto eres!! La cunacostal del segundo retoño de menos de seis meses, cuelga a escasos cuarenta centímetros del foco, punto de tiro al blanco del desapegado haragán. -¡¡Pero si eres tan rebruto!! -Continúa Zena sobrecogida y furiosa…, que no se cerciora de tanta brutalidad. Revisa al niño que no despertó con el balazo pero sí con las palpaciones maternas, y que molesto reclama llorando la Marzo Abril 2015
perturbación de su descanso; y Zena, cerciorada de que el niño está ileso, vuelve a la carga contra su zángano vividor-: -“¡Eres un animal!... ¿Y si le das al niño? ¡¡Eres una porquería!!”. Rompope se echó de bruces sobre el catre, suspiró y durmió… Al tiempo que el hermano médico (con culpa que no se redime) carga con la vergüenza ajena por las brutalidades del sandio inútil, el vendedor de peltre remata con una pregunta: -¡Así que el rechocante de tu hermano le disparó al foco! -¡Oye!, ¿y le atinó?
“Más vale pájaro en mano…” ¡Mi municipio es tan pobre… que ni putero tiene, señor gobernador! Después de esa segunda circuncisión… Brian no volvió más a PasoLizamba. Ivette y Brian, que en los nombres les va la edad, eluden el camino a la Escuela de Bachilleres; nunca han faltado a clases y ahora deambulan por las calles rumbo al Muro, el atracadero de los escasos barcos escameros y palangreros. Ambos con los uniformes escolares inconfundibles: de blusa blanca y falda azul rey y con camisa blanca y pantalón a cuadros verdes, negros y blancos, horroroso en un mocetón de su talla, ven cómo se fijan en ellos los viandantes 35
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calándolos con mirada reprobatoria, pero también lasciva; Ivette es de las jóvenes lizambeñas de formas exuberantes y cuerpo monumental, con tan sólo un defecto menor: sus dientes en proceso correctivo. De soslayo con el tiempo contemplan el tránsito matinal de los vehículos por el puente sobre el río...deslumbrados por los reflejos del sol en las ondas que levanta una lancha a supaso rumbo a la Macuile; a ciegas le avientan pedruscos a la mancha de gaviotas que desayunan las vísceras de tiburones y pescados que los aliñadores botan al río. Ensimismados en su indolencia se les fueron dos horas y el hambre les obliga a revisar sus caudalitos. Se decidieron por dos cocteles de mariscos y un jugo de naranja para los dos, economizando para encerrarse más tarde en el Miami, por el resto de la mañana. Es el Miami el único motel accesible en precio y con alcances de rango y prestigio: “¡quién no ha ido al Miami -de pinta o después de clases-, no ha vivido!”. Ya en su habitación, la ardiente Ivette y el jarioso Brian dieron rienda suelta a sus ansias… y ya sea la luz sobre el hipotálamo… ya la sana juventud indómita… ya la ingesta frecuente de pescados y mariscos y sus recíprocos fervores; reptan y retozan libres y lúbricos en el tálamo erótico, desbocados sus apetitos y ardores. De repente y asustando a su pareja, Brian suelta un grito desgarrador y ella intenta alzar la cabeza pero él se lo impide a dos manos manteniéndola sobre su bajo vientre, en medio de gritos, sollozos y regaños: “!hijadelachingada, me mordiste!”… “¡Nomemuerdas Ivette!”; “¡no te muevas Ivette, por lo que más quieras!”, implora llorando-. Hasta entonces ella entra en razón ¡que le está desgarrando el glande con sus brackets!, y que no puede separarse sin herirlo aún más. Podrán imaginarse que Brian, desglandeado, ¡¡grita que es una cosa pavorosa!! Cultura de VeracruZ
Ante los aterradores y horrendos alaridos del corpulento mancebo y el coitus interruptus colectivo de sus vecinos de habitación, acude el administrador del motel encolerizadamente sobresaltado: pregunta y maldice golpeando la puerta, intentando indagar qué sucede. Minutos más tarde y con el auxilio de un tío mecenas del garañón mancillado, aplicadas las maravillosas ampolletas con el analgésico que las circunstancias imperiosas reclaman, son sacados del cuarto en una carretilla, debajo de una sábana… y acurrucados en el asiento trasero de un taxi partieron con rumbo hacia el final de la vergüenza.
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